Diapositiva de Los Contratos (1)
Diapositiva de Los Contratos (1)
Diapositiva de Los Contratos (1)
Concepto de obligación: La obligación es el vínculo jurídico entre dos o más personas, de las cuales una o
más (sujeto activo o sujetos activos) están facultados para exigir de otra, u otras, cierto comportamiento
positivo o negativo; el sujeto o los sujetos pasivos tienen el deber jurídico de observar este comportamiento,
en caso contrario deberán ser sancionados mediante una acción personal.
Los elementos de la obligación son, por tanto, uno o más sujetos activos, uno o más sujetos pasivos y un
objeto.
El objeto de la obligación es el comportamiento, que a su vez, eventualmente, se refiere a un bien material.
Clases de Obligaciones:
Debemos distinguir las siguientes clases de las obligaciones:
1. Obligaciones unilaterales y obligaciones sinalagmáticas. En la obligación unilateral, los deberes corren a
cargo de una sola de las partes; un sujeto es planamente deudor, el otro plenamente acreedor: El uno se
hace prometer; el otro promete. En las obligaciones sinalagmáticas, ambas partes tienen deberes para la
otra parte y también derechos.
2. Obligaciones stricti iuris (Derecho estricto) y obligaciones bonae fidei (Buena fe). En caso de una
obligación stricti iuris, el sujeto pasivo está obligado únicamente a lo estrictamente pactado, sin que el
sentido común o la equidad puedan agravar o atenuar el contenido de su deber. En el otro caso esta
relacionado el comportamiento y actitud del sujeto.
3. Obligaciones abstractas y obligaciones causales. Las primeras establecen deberes sin referencia alguna al
origen de las mismas; surgen en el mundo del ius strictum, y es precisamente de esta rama de los
negocios stricti iuris de donde se deriva la precitada obligación cambiaria; en cuanto a las causales están
relacionados a una causa o motivo, producto de una relación.
4. Obligaciones civiles y obligaciones naturales. La obligación civil proporciona al acreedor posibilidad de
acción, en caso de incumplimiento del deudor. La obligación natural, por el contrario, no crea un derecho
procesalmente eficaz. Si el deudor no cumple, el acreedor no encontrará acción alguna a su disposición
para forzarle a cumplir o a entregar el equivalente monetario del objeto de la obligación, más daños y
perjuicios.
5. Obligaciones divisibles y obligaciones indivisibles. Las obligaciones indivisibles son las por la
naturaleza de su objeto indirecto son indivisibles, es decir, las obligaciones en las que la división del
objeto indirecto haría perder, parcial o totalmente, a éste su valor; pero las obligaciones de dar pueden
ser divisibles por ejemplo deudas de dinero.
6. Obligaciones específicas y obligaciones genéricas. En el primer caso, el deudor debe un objeto
específicamente determinado; en el segundo, un objeto sólo determinando en términos de cuantía y de
género. La importancia de esta clasificación se manifiesta, sobre todo, en caso de pérdida del objeto
por fuerza mayor, antes de la entrega. Como regla general, en una obligación específica, el objeto se
pierde para el deudor, ya que genera expresión alguna (non pereunt).
Definiciones:
El contrato es un acuerdo legal, oral o escrito, manifestado en común entre dos o más personas con capacidad
jurídica que se vinculan en virtud del mismo, regulando sus relaciones a una determinada finalidad o cosa, y a
cuyo cumplimiento pueden ser de manera recíproca, si el contrato es bilateral, o de una parte a la otra, si el
contrato es unilateral.
El contrato, es un acuerdo de voluntades que puede generar derechos y obligaciones u otro tipo de situaciones
jurídicas relativas; es decir, que solo vinculan a las partes contratantes y, eventualmente, a sus causahabientes.
En el acuerdo de voluntades, algunos contratos exigen, para su perfección, otros hechos o actos de alcance
jurídico, tales como efectuar una determinada entrega (contratos reales), o exigen ser formalizados en documento
especial (contratos formales), de modo que, en esos casos especiales, no basta con la sola voluntad.
El contrato, en general, tiene una connotación patrimonial, incluso parcialmente en aquellos celebrados en el
marco del derecho de familia, y es parte de la categoría más amplia de los negocios jurídicos.
Es función elemental del contrato, originar efectos jurídicos (obligaciones exigibles), de modo que a aquella
relación de sujetos que no derive en efectos jurídicos no se le puede atribuir cualidad contractual.
El contrato, es una categoría del acto jurídico, su validez y eficacia no solo están supeditadas a las reglas que
regulan tales aspectos del contrato, sino también aquellas reglas relativas a los negocios jurídicos. Por tanto, toda
causal de nulidad o anulabilidad de un acto jurídico, lo es también de un contrato.
Antecedentes históricos del Contrato:
Pueden clasificarse en los siguientes:
Antecedentes :
En el Derecho Romano el contrato aparece como una forma de acuerdo. La convención era el consentimiento de
dos a más personas que deciden sobre una cosa que deben dar o prestar. La consensualidad era el prototipo
dominante.
La convención, se divide en pacto y contrato, siendo el pacto aquel que no tiene nombre ni causa y el contrato
aquel que lo tiene. En este contexto se entiende por nombre la palabra que produce la acción. La caus a es alguna
cosa presente de la cual se deriva la obligación. El pacto fue paulatinamente asimilándose al contrato, para
considerar las acciones o instrumentos para exigir su cumplimiento.
La acción, era el otro elemento esencial de los contratos en Derecho Romano.
La acción directa: Acciones directas eran aquellas con que contaba el acreedor, frente al deudor, desde el momento
mismo de la celebración del contrato, tales como la «actio certi» (que persigue un objeto específico, suma de dinero
o cosa); la «actio ex stipulatio» (que tiene el acreedor cuando el objeto no era ni dinero, ni bienes genéricos sino
que implicaba un hacer); la «actio locati» (que tiene el arrendador contra el arrendatario); la «actio commodati
directa» (para lograr la restitución de la cosa dada en préstamo); la «actio depositi directa» (ara exigir al
depositario la restitución de la cosa depositada); la «actio mandati directa» (para exigir al mandatario cuentas del
mandato); la «actio pignoraticia directa» (para que el dueño recupere la cosa dada en prenda).
La acción contraria: Acciones por las cuales se pide siempre indemnización, o sea, nacen después de haberse
realizado el contrato, como, la «actio fiduciae» (para la devolución de la propiedad transmitida en garantía); la
«actio redhibitoria» (para rescindir el contrato por encontrase vicios ocultos en la cosa vendida); la «actio quanti
minoris» (por la que el comprador exige una reducción en el precio de la cosa por no corresponder al precio real); la
«actio conducti» (para hacer cumplir las obligaciones al arrendador); la «actio commodati contraria» (para lograr
el resarcimiento de los posibles daños o gastos causados por la cosa dada en comodato le hubiere causado al
comodatario; la «actio depositi contraria» (para que el depositante pague los gastos del depósito); la «actio
mandati contraria» (para exigir al mandante cuentas de los gastos realizados durante el mandato); la «actio
pignoraticia contraria» (para que el acreedor prendario exija recuperar los daños y gastos
causados por la cosa pignorada); la «actio praescriptis verbis» (en situaciones en que el actor había cumplido y
el demandado no),
a) El error: Cuando existe una equivocación sobre el objeto del contrato, o sobre alguno de sus aspectos
esenciales. El error es motivo de nulidad del contrato cuando recae sobre la naturaleza del contrato (quería hacer
un arrendamiento e hizo una compraventa), sobre la identidad del objeto, o sobre las cualidades específicas de la
cosa. El error no debe ser de mala fe, porque de lo contrario, se convierte en dolo.
b) La fuerza o violencia: En la violencia se ejerce una fuerza irresistible que causa un grave temor a una de las
partes del contrato, o que una de las partes haya abusado de la debilidad de la otra. La amenaza de acudir ante
una autoridad judicial para reclamar un derecho no es coacción, a no ser que se amenace abusivamente de este
derecho.
c) El dolo: Todo medio artificioso, fraudulento o contrario a la buena fe, empleado con el propósito de engañar, o
confundir, para inducir a una persona a consentir un contrato que, de haber conocido la verdad, no lo hubiera
Elementos personales
Los sujetos del contrato pueden ser personas naturales (físicas) o jurídicas, con la capacidad de obrar en
Derecho, necesaria para obligarse. En este sentido la capacidad en derecho se subdivide en: capacidad de
goce (la aptitud jurídica para ser titular de derechos subjetivos, comúnmente denominada también
como capacidad jurídica) y capacidad de ejercicio o de obrar activa o pasiva (aptitud jurídica para ejercer
derechos y contraer obligaciones sin asistencia ni representación de terceros).
Elementos reales
Integran las denominadas prestación y contraprestación, o sea, la cosa o el servicio objeto del contrato, por un
lado, y la entrega a cambio de ello de una suma de dinero, u otro acuerdo, por otro.
Elementos formales
La forma es el conjunto de signos mediante los cuales se manifiesta el consentimiento de las partes en la
celebración de un contrato. En algunos contratos es posible que se exija una forma específica de celebración. Por
ejemplo, puede ser necesaria la forma escrita, la firma ante notario y ante testigos, etcétera. En el caso de la forma
escrita, el documento puede incluir las siguientes secciones: antecedentes o considerandos, declaraciones y
cláusulas.
Elementos accidentales
Son aquellos que las partes establecen por cláusulas especiales, que no sean contrarias a la ley, la moral, las
buenas costumbres, o el orden público. Por ejemplo: el plazo, la condición, el modo, la solidaridad, la indivisibilidad,
la representación, etc. En consonancia con la autonomía de la voluntad, los contratantes pueden establecer los
pactos, cláusulas y condiciones que tengan por convenientes, siempre que no sean contrarios a la ley, la moral, los
buenos usos y costumbres, o el orden público.
Forma de los contratos
La forma puede ser determinante, a veces, de la validez y eficacia de los contratos. Los contratos pueden
ser verbales o escritos; verbales, si su contenido se conserva solo en la memoria de los intervinientes, o escritos,
si su contenido se ha transformado en texto gramatical reflejado o grabado en soporte permanente y duradero que
permita su lectura y exacta reproducción posterior. Los contratos que tienen forma electrónica o digital (aquellos
que no son firmados en papel) tiene igual validez que cualquier otro contrato.
OBJETO DEL CONTRATO
Puede ser objeto de contratos todas las cosas que no estén fuera del comercio de los hombres, aún las
cosas futuras. Pueden ser igualmente objeto de contrato todos los servicios que no sean contrarios a
las leyes, a la moral, a las buenas costumbres o al orden público.
CAUSA
La normativa civil de los ordenamientos jurídicos exige que haya una causa justa para el nacimiento de los
actos jurídicos. La causa es el motivo determinante que llevó a las partes a celebrar el contrato. Un contrato
no tiene causa cuando las manifestaciones de voluntad no se corresponden con la función social que debe
cumplir, tampoco cuando se simula o se finge una causa. El contrato debe tener causa y ésta ha de ser
existente, verdadera y lícita.
Causa fuente: es el origen o hecho jurídico generador de obligaciones o de un acto jurídico.
Causa fin: es el propósito o finalidad perseguida por las partes al llevar a cabo el acto o negocio jurídico.
El objeto: Es la materia sobre la cual versa el acto jurídico o sea los hechos, las cosas y; La causa: como la
finalidad tenida en cuenta o en miras por las partes al celebrar el negocio.
Teoría de la Causa
Dificultad de la materia. Aparición del problema de la causa en el campo del Derecho:
La doctrina causalista de Domat
Jean Domat, sostenía que la causa de las obligaciones residía en la contraprestación que ejercía una
persona con relación a otra. Su doctrina fue seguida y difundida y recogido por el Código Civil francés de
1804. Estos causalistas distinguieron los contratos sinalagmáticos de los contratos reales, unilaterales y los de
títulos gratuitos.
El anticausalismo de Planiol: Planiol afirma que: «La causa es falsa e inútil». Es falsa porque si se dice
que en los contratos bilaterales la causa de la obligación de una de las partes es la prestación de la otra,
olvida que la prestación y la obligación nacen al mismo tiempo y no es posible que una cosa sea causa de la
otra. A estas teorías se han volcado la mayoría de los causalistas franceses y europeos.
CLASIFICACIÓN DE LOS CONTRATOS
Citamos, a continuación, las clases más comunes, sobre las cuales la doctrina es coincidente, y que son:
Contratos unilaterales y bilaterales
Contrato unilateral: es un acuerdo de voluntades que engendra obligaciones solo para una parte.
Contrato bilateral: es el acuerdo de voluntades que da nacimiento a obligaciones para ambas partes.
importancia de la clasificación
Cuando en un contrato unilateral existen obligaciones que impliquen la transferencia de una cosa, si esta se
destruye por caso fortuito o fuerza mayor, es necesario poder establecer quién debe de sufrir la pérdida. La cosa
siempre perece para el acreedor (en los contratos traslativos de dominio el acreedor es el dueño; mientras en los
contratos traslativos de uso, el acreedor a la restitución es el dueño y la cosa perece para él). Si el contrato
fuere bilateral no habría posibilidad de plantear el problema, porque esta cuestión supone que siendo las
obligaciones recíprocas, una parte no cumple entregando la cosa, por un caso de fuerza mayor y en atención a
esto la otra parte debe cumplir, ya que no es imputable el incumplimiento del deudor.
La excepción de contrato no cumplido (exceptio non adimpleti). En todas contratos bilaterales, que generan
obligaciones recíprocas, cuando una parte no cumple o se allana a cumplir, carece de derecho para exigir a la otra
el cumplimiento de su obligación, y si a pesar de ello pretendiera exigir judicialmente el cumplimiento por una
demanda, el demandado le opondrá la excepción de contrato no cumplido. La excepción, no puede presentarse
en los contratos unilaterales, por una sencilla razón de que en ellos solo una de las partes está obligada, y si no
cumple, la otra podrá judicialmente exigir ese cumplimiento, sin que pueda oponérsele dicha excepción, ya que no
tiene por su parte ninguna obligación que realizar.
Contratos onerosos y gratuitos
Contrato oneroso: es aquel en el que existen beneficios y gravámenes recíprocos, en este hay un sacrificio
equivalente que realizan las partes (equivalencia en las prestaciones recíprocas); por ejemplo, la compraventa,
porque el vendedor recibe el provecho del precio y a la vez entrega la cosa, y viceversa, el comprador recibe el
provecho de recibir la cosa y el gravamen de pagar.
Contrato gratuito: solo tiene por objeto la utilidad de una de las dos partes, sufriendo la otra el gravamen. Es
gratuito, por tanto, aquel contrato en el que el provecho es para una sola de las partes, como por ejemplo el
comodato.
Contratos conmutativos y aleatorios
Esta clasificación solo aplica en los contratos bilaterales.
Contrato conmutativo: es aquel contrato en el cual las prestaciones que se deben las partes son ciertas desde el
momento que se celebra el acto jurídico, un ejemplo muy claro es el contrato de compraventa de una casa.
Contratos aleatorio: es aquel que surge cuando la prestación depende de un acontecimiento futuro e incierto y al
momento de contratar, no se saben las ganancias o pérdidas hasta el momento que se realice este
acontecimiento futuro. Ejemplos son el contrato de compraventa. etc.
Entre las características comunes de los contratos aleatorios destacan: La incertidumbre sobre la existencia de
un hecho, como en la apuesta, o bien sobre el tiempo de la realización. La oposición y no solo la
interdependencia de las prestaciones, porque cuando la incertidumbre cesa, forzosamente una de las partes
gana y la otra pierde.
Contratos principales y accesorios
Los contrato principales son los que existen por sí mismo, en tanto que los accesorios son los que dependen de un
contrato principal. Los accesorios siguen la suerte de lo principal porque la nulidad o la inexistencia de los primeros
origina a su vez, la nulidad o la inexistencia del contrato accesorio.
Contratos accesorios: son también llamados «de garantía», porque generalmente se constituyen para garantizar el
cumplimiento de una obligación que se reputa principal, y de esta forma de garantía puede ser personal, como la fianza,
en que una persona se obliga a pagar por el deudor, si este no lo hace; o real, como el de hipoteca, el de prenda, en que
se constituye un derecho real sobre un bien enajenable, para garantizar el cumplimiento de una obligación y su
preferencia en el pago.
Contratos instantáneos y de tracto sucesivo
Contratos instantáneos, o de tracto único, son aquellos que se cumplen en el mismo momento en que se celebran,
es decir, su cumplimiento se lleva a cabo en un solo acto.
Contrato de Tracto Sucesivo: es aquel en que el cumplimiento de las prestaciones se realiza en un periodo
determinado, y que, por deseo de las partes se puede extender para satisfacer sus necesidades primordiales y estos
términos pueden ser: (a) Ejecución continuada: ejecución única pero sin interrupción. (b)Ejecución periódica:
varias prestaciones que se ejecutan en fechas establecidas. (c) Ejecución intermitente: se da cuando lo solicita
la otra parte.
Contrato consensual y real
Contrato consensual: por regla general, el consentimiento de las partes basta para formar el contrato; las obligaciones
nacen tan pronto como las partes se han puesto de acuerdo. El consentimiento de las partes puede manifestarse de
cualquier manera. No obstante, es necesario que la voluntad de contratar revista una forma particular, que permita por
medio de ella conocer su existencia. No es la simple coexistencia de dos voluntades internas lo que constituye el
contrato; es necesario que éstas se manifiesten al exterior. Contrato real: queda concluido desde el momento en que
Contrato formal, solemne o no solemne, y no formal
Contrato formal: es aquel en que la ley ordena que el consentimiento se manifieste por determinado medio para que el
contrato sea válido. En la legislación se acepta un sistema ecléctico o mixto respecto a las formalidades, porque en
principio, se considera que el contrato es consensual, y solo cuando el legislador imponga determinada formalidad debe
cumplirse con ella, porque de lo contrario el acto estará afectado de nulidad. Por ejemplo la compraventa de inmuebles
que debe otorgarse por escritura pública.
Contrato formal solemne: es aquel que además de la manifestación del consentimiento por un medio específico, requiere
de determinados ritos estipulados por la ley para producir sus efectos propios. Matrimonio y divorcio
- Las formalidades serán ad probationem cuando deben ser realizadas con fin de poder demostrar la celebración de un
acto; por lo general consiste en realizar el acto ante notario o funcionario público al efecto.
- Las formalidades serán ad solemnitatem cuando la voluntad de las partes, por exigencia legal requiere una formalidad
particular sin la cual el contrato no tiene eficacia jurídica.
La distinción entre contratos formales y solemnes estriba en lo referente a la sanción. La falta de forma origina
la nulidad relativa, o en su defecto la inoponibilidad ante terceros; la falta de solemnidad ocasiona la inexistencia.
Contrato privado y público
Esta clasificación atiende a dos criterios bastante diversos:
1) De acuerdo a la publicidad o intervención profesional en el contrato:
Contrato privado: es el realizado por las personas intervinientes en un contrato con o sin asesoramiento profesional.
Tendrá el mismo valor que la escritura pública entre las personas que los suscriben y sus causahabientes
Contrato público: son los contratos autorizados por los funcionarios o empleados públicos, siempre dentro del ámbito de
sus competencias, tiene una mejor condición probatoria. Los documentos notariales son los que tienen una mayor
importancia y dentro de ellos principalmente las escrituras públicas.
2) De acuerdo a la calidad de los sujetos intervinientes:
Contrato privado: es el realizado entre personas naturales o jurídicas, sean públicas o privadas, en las que existe
una relativa igualdad contractual, no existiendo potestades que uno pueda imponer al otro.
Contrato público o administrativo: es el celebrado entre el Estado o un organismo público y una persona natural
o jurídica, en donde el primero de ellos mantiene una serie de potestades sobre el segundo,
llamadas exorbitantes, que colocan a este en subordinación a aquel
Contrato nominado o típico e innominado o atípico
Contrato nominado o típico: es aquel contrato que se encuentra previsto y regulado en la ley. Por ello, en
ausencia de acuerdo entre las partes, existen normas dispositivas a las que acudir. (Compraventa,
arrendamientos...)
Contrato innominado o atípico: es aquel para el que la ley no tiene previsto un nombre específico, debido a que
sus características no se encuentran reguladas por ella. Puede ser un hibrido entre varios contratos o incluso uno
completamente nuevo. Para completar las lagunas del derecho o situaciones no previstas por las partes en el
contrato, es necesario acudir a la regulación de contratos similares o análogos.
Es importante mencionar que los contratos innominados no son los que no están previstos por el código civil,
porque todos los contratos lo están; simplemente son los que no están expresamente definidos en sus artículos
aunque, sin perjuicio de que las partes los definan expresamente en el momento de contratar, en el marco de su
autonomía de la voluntad.
Contratos determinados únicamente en su género
Son aquellos en los que solo se hace mención a la cantidad y calidad del objeto del contrato, por Ej.: La venta de
100 toneladas métricas de soya. Como se puede observar no se está indicando qué soya se vende, en este caso
debe presumirse que la calidad es de término medio.
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