El Ángel Guardián de La Amapola.pm

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EL ANGEL

GUARDIAN DE LA
AMAPOLA
En este proyecto a continuación se presentan un
cuento de una autora paraguaya de nombre María
Luisa Artecona y su obra El Ángel Guardián de la
Amapola dónde se mostrará a continuación una
investigación realizada más detalladamente
mostrando como era la obra que características
podíamos sacar de la misma
Como eran sus personajes si tenían alguna
Introducción característica en específico explicado brevemente y
también se mostrará un esquema secuencial de las
acciones realizadas en la obra
EL ÁNGEL GUARDIÁN DE LA AMAPOLA

Antes de que se inventaran los jardines, las plantas vivían felices en


cualquier parte.

Si alguien quería una plaza para poner hamacas y balancines, senci­


llamente tejía metros de fibras para piola y cerraba una parte del
terreno dentro de un cuadrado, un rectángulo, un triángulo, un
círculo, y ya esta­ba. Estas cosas podían hacerse porque todas las
plantas tenían sus Ánge­les Guardianes visibles. Y si alguien pedía una
Cuento plaza se reunía la Comi­sión Central de Guardianes Angélicos, gente
buenísima que estaba acos­tumbrada a escribir sí sobre una flor del
aire, y ya podía correr la piolita repasando su lección de geometría.

Cuando las plantas formaban la plaza, dejaban fuera de ella a sus


Ángeles Guardianes, quienes se veían obligados a alquilar caracoles
va­cíos, semillas redondas, semillas ovaladas, troncos huecos o nidos
vacíos, para pasarse la vida cuidando su árbol, su flor o su fruta
preferida. Tele­grafiaban al sol, a las nubes, a la humedad, a la
llovizna, a la lluvia. Hablaban por teléfono a los mares de la luna,
importaban insectos útiles, enemigos de plagas, savia ascendente y
descendente
En fin, se ocupaban de la felicidad de sus plantitas y para eso no dejaban
quieta ni la tierra, ni cl cielo, ni las estaciones rastreadoras de satélites.
Porque hay que hacer justicia, por lo menos para que esta pala­bra no se
apolille en los rincones de las casas. Cuando el hombre descu­brió o
inventó jardines, importación, exportación, teléfono, telegrafía, satélites
y compañía, la Central de Guardianes Angélicos, ya los conocía de
memoria.
El cuento empezó un día en que un señor platudo -no contento con tener
un patio-, quiso tener una plaza triple a orillas de la margen derecha del
río Paraguay.
Entonces junto a una casita de la ribera- se reunieron los Ángeles
Guardianes de los vegetales de la zona, y ya estaban trazados los límites
de la plaza, cuando despertó Isabelino Bogarín y entre dormido y
despierto salió de su pobre casa de madera. La Central de Guardianes,
tuvo que pedirle permiso, para usar la tierra de las plantas de su casa.
Le gustó la idea de vivir en una casa con plaza privada a orillas del río Paraguay.
Después de escribir el sí, tomó su cajón de lustre y se perdió por un caminito
cuesta arriba. Cuando volvió por la noche ya estaba la plaza y su casita, justo en
el lindero.
Mientras tanto todos los Ángeles Guardianes, buscaron domicilio y se instalaron.
No quedaron locales desalquilados y hasta hacia falta una casa para Florecita, el
Ángel Guardián de la amapola silvestre.
Florecita dio vueltas por el campo durante varias horas, sin encontrar sitio.
Finalmente le sorprendió la noche con cara de tormenta, y antes de que cayeran
las primeras gotas, un viejo cáliz le ofreció su techo y allí se refugió.
Lo malo es que se le mojaba mucho el vestido y la cesta donde guardaba los
elementos de la naturaleza para embellecer las flores. Co­menzó a estornudar.
Entonces una margarita y un hongo se deslizaron por entre las piolas de la
plaza. Entraron a la casa de Isabelino. Abrieron la caja de lustre. La barrieron a
soplos y allí instalaron a Florecita.
Tiempo después, una mañana de setiembre, Isabelino tomó su cajón, se lo echó
al hombro y salió, era primavera, en el viento de la calle el cajón comenzó a
 MARÍA LUISA ARTECONA DE THOMPSON (Guarambaré, 1927
– Asunción, 2003)
 Poeta, cuentista y dramaturga. Licenciada en Letras por la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional,
María Luisa Artecona de Thompson cul­tivó primordialmente
la literatura infantil. En 1965 fue galardonada con el Pre­mio
Doncel de narrativa infantil. Entre sus obras publicadas se
destacan: El sueño heroico (1963), Canción para dormir una
rosa (1964), Cartas al señor sol (1966) y El canto a oscuras
(1986). Posteriormente publicó La flor del maíz: Calendario
Biografía escolar paraguayo (1992) y una voluminosa Antología de la
litera­tura infanto juvenil del Paraguay, también aparecida
del Autor en 1992. Tiene además muchos cuentos y poemas
dispersos en periódicos, revistas y antologías litera­rias
locales
Argumento del texto :
Habla mayormente de flores y como las personas al
querer verlas iban al parque a verlas y de como unos
ángeles se instalaron en flores de amapola
Desarrollo:
Desarrollo Género Discursivo :literario
Género textual: Cuento
Intención Comunicativa: producir placer estético
Función del lenguaje: Estética
Trama: poética y narrativa
Análisis psicológico de los personajes :
El señor:
Se queja de dónde vive
Anhela lo que no tiene
Avaro
Los ángeles de las flores:
Son amables
Alegres

Análisis Cuidaban muy bien de su hogar


Análisis sociológico descrita en la obra:
En la sociedad tenían un parque donde iban las personas a
ver a las flores y a los ángeles de las flores dónde habitaban
Problema y Solución :
El cuento empezó un día en que un señor platudo -no
contento con tener un patio-, quiso tener una plaza triple a
orillas de la margen derecha del río Paraguay.
Solución:
Que salga a caminar para despejar la mente y ver paisajes
que hay alrededor de su vivienda para relajarse
Esquema
secuencial
de acciones
En conclusión está obra es bastante
interesante de leer y también muestra una
forma creativa en la que la aurora expresa lo
que quiere transmitir acerca de un lindo lugar
en el que también puede haber tormenta en
lo que se puede apreciar como no todo en la
vida es bueno hay que valorar los momentos
Conclusión buenos

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