Este documento analiza los desafíos particulares que enfrentan los familiares de personas desaparecidas durante la dictadura militar en Argentina al procesar su duelo. 1) Se les impidió confirmar la muerte de su ser querido o acceder a rituales que facilitan el duelo. 2) Quedaron aislados por el terror generalizado y la negación social del genocidio. 3) La pulsión de saber se intensificó pero el régimen ocultó toda información, obstaculizando el proceso de duelo.
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Este documento analiza los desafíos particulares que enfrentan los familiares de personas desaparecidas durante la dictadura militar en Argentina al procesar su duelo. 1) Se les impidió confirmar la muerte de su ser querido o acceder a rituales que facilitan el duelo. 2) Quedaron aislados por el terror generalizado y la negación social del genocidio. 3) La pulsión de saber se intensificó pero el régimen ocultó toda información, obstaculizando el proceso de duelo.
Este documento analiza los desafíos particulares que enfrentan los familiares de personas desaparecidas durante la dictadura militar en Argentina al procesar su duelo. 1) Se les impidió confirmar la muerte de su ser querido o acceder a rituales que facilitan el duelo. 2) Quedaron aislados por el terror generalizado y la negación social del genocidio. 3) La pulsión de saber se intensificó pero el régimen ocultó toda información, obstaculizando el proceso de duelo.
Este documento analiza los desafíos particulares que enfrentan los familiares de personas desaparecidas durante la dictadura militar en Argentina al procesar su duelo. 1) Se les impidió confirmar la muerte de su ser querido o acceder a rituales que facilitan el duelo. 2) Quedaron aislados por el terror generalizado y la negación social del genocidio. 3) La pulsión de saber se intensificó pero el régimen ocultó toda información, obstaculizando el proceso de duelo.
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Autoras: Julia Braun y María Lucila
Pelento
“Las vicisitudes de la pulsión
de saber en ciertos duelos especiales” 1 Duelos y su procesamiento ligados al fenómeno de la “desaparición”
El término “desaparición” remite en la
Argentina a una metodología del asesinato de personas ocurrido en el contexto del terrorismo de Estado (1976-1983). Empleada como método de represión ideológica implicó el secuestro, detención clandestina y posterior asesinato de adultos, adolescentes y niños de distinta extracción sociocultural y política (podían ser o no militantes políticos. 2 Duelos y su procesamiento ligados al fenómeno de la “desaparición” Estos secuestros fueron realizados mediante procedimientos, muchas veces cruentos, por personas uniformadas o de civil que podían identificarse o no como pertenecientes a fuerzas de seguridad, llevándose a cabo en las casa, lugares de trabajo o en la vía pública. La característica esencial fue la pérdida, después del secuestro, de toda referencia acerca del secuestrado y del secuestrador. Ninguna autoridad competente daba cuenta del hecho, ni lo reconocía ni se hacía responsable. 3 El discurso autoritario implementado por el t. de Estado El discurso oficial se expresó mediante los siguientes enunciados: “Los desaparecidos son autodesaparecidos o autoexiliados”. “Han sido asesinados por sus propios correligionarios o se han suicidado” “Están siendo rehabilitados en establecimientos especiales para ser reinsertos en la sociedad” “Se ha vivido una guerra y como en toda guerra hay desaparecidos”. 4 ¿Cuál fue la reacción de la sociedad? Una parte, por razones de supervivencia y para evitar el dolor que provoca percibir y pensar el sistema social represivo en el que se está inmerso, optó por adosarse al discurso dicho por el poder, alienándose en él (Piera Aulagnier, 1979). Otro sector formó parte del mismo sistema represivo. 5 ¿Cuál fue la reacción de la sociedad? Otros grupos sociales advirtieron con mayor claridad la política implantada por el terrorismo de Estado, a veces por razones fácticas (fueron bruscamente sacados del estado de alienación). Estos dos últimos grupos abarcan a los testigos y a las víctimas directas o indirectas. Entre ellos se encuentran las familias de los desparecidos. 6 El proceso de duelo en familiares de desaparecidos: un duelo especial. Se impidió el cumplimiento de ciertas premisas que damos por sentadas en duelos habituales y que son las que permiten que el proceso de duelo se ponga en marcha: a) conocimiento directo o información adecuada de la muerte de la persona y su causa. b) La existencia de ciertos elementos simbólicos: los rituales funerarios, las prácticas comunitarias y una adecuada respuesta social. 7 Duelos habituales: premisa a)
Se vincula con lo que Freud denominó
examen de realidad. En “Inhibición, síntoma y angustia” dice: “ El duelo se genera bajo el influjo del examen de realidad que exige categóricamente separarse del objeto porque éste ya no existe más”. Primero el yo tiende a negar una parcela significativa de la realidad, renuencia del yo a seguir lo que le indica el examen de realidad, que exige quitar la libido del objeto porque éste no existe más. Es una especie de moratoria que da tiempo al aparato psíquico para acercarse a un saber doloroso. 8 Duelos habituales: premisa a)
Pero en el duelo de los familiares de
desaparecidos el examen de realidad sólo puede dar cuenta de que el objeto fue secuestrado, si los familiares fueron testigos, o que desapareció si no lo presenciaron. Pero no pueden afirmar si la ausencia es momentánea o irreversible, si es secuestro o asesinato. En Derecho “ausente” significa “persona de quien se ignora si está viva o muerta”. Incertidumbre. 9 Duelos habituales: premisa a)
Sin el sostén de lo simbólico, el objeto
desaparecido adquiere en el psiquismo una representación fantasmática (figuras sin rostros). Deslizan las vivencias al campo de lo siniestro (Freud, 1919). El carácter obsedante de ellas revela que el funcionamiento psíquico se mueve en el sentido de la repetición. Se representa en la mente como un tormento al cual no se puede poner fin. 10 Duelos habituales: premisa b) Los rituales funerarios implican el cuidado por el cadáver (más la prohibición del incesto y del canibalismo, constituyen los tres hechos que posibilitan el acceso a la cultura). Su significado inconsciente fue estudiado por Freud en Tótem y Tabú, los deudos se benefician por su efecto catártico y ordenador de las cargas de amor, odio y culpa. Las prácticas comunitarias como las condolencias y las ceremonias recordatorias, al exteriorizar la situación de duelo ayudan a su elaboración. 11 Pero en estos duelos especiales
estos elementos no pueden estar
presentes. Los deudos deben tolerar en el espacio de la mente un muerto sin sepultura. El vacío de función social impide las prácticas comunitarias habituales. Este vacío de función social se produce tanto en el microgrupo de referencia como en el macrogrupo social. 12 En el microgrupo
Se observa la disgregación de los grupos de
pertenencia y referencia al sucumbir las personas al pánico y al terror al contagio. Para el deudo significa la pérdida de lo que J. Puget denomina “representación mental de lo social”, que sostiene la identidad e incluye el discurso social, portador de las normas de interacción y de los valores e ideales sociales. 13 El macrogrupo
También pierde su función de sostén en la
medida en que queda sometido a una función de irracionalidad. Surgen reglas enigmáticas, no enunciadas, que impiden la comprensión de los derechos y deberes de las personas. Se pierde el referente de la culpa (¿Somos todos culpables?). Conspiración de silencio y se apela a la renegación. Esto conduce a un estado de alienación. 14 Doble efecto
1) al prevalecer la renegación no hay
lugar para las prácticas sociales para procesar los secuestros, detenciones y asesinatos. 2) el enmascaramiento de los hechos desestructura aún más el aparato psíquico del deudo al ser atacado su pensamiento y obturado su saber.
15 El problema del saber en la filosofía
En el campo filosófico (y desde
Parménides) se definió como aquello que permite discernir las cosas que hay en el mundo, distinguir o separar una cosa de otra. Al discernimiento Aristóteles le une la definición: saber es definir, pesquisar la esencia de una cosa. 16 El sentido particular del saber en la teoría psicoanalítica Freud postula que el inconsciente constituye un saber no sabido (Interpretación de los sueños), que el sujeto puede recobrar mediante el trabajo de interpretación. Pero también delimita (Cap. VII) una zona de mayor densidad que no admite interpretación. El ombligo del sueño como lo incognoscible o impensable (representaciones sofocadas que jamás se volverán concientes). 17 La pulsión de saber En Tres ensayos para una teoría sexual, Freud señala que el deseo de saber nace en el niño entre los 3 y 5 años, y comienza a investigar acerca de su origen. La actividad de la pulsión de saber corresponde por una parte a una sublimación de la pulsión de dominio y, por otra, actúa con la energía del placer de contemplación. En algunos desarrollos posfreudianos, el deseo de saber nace con la entrada del niño en el lenguaje. 18 Para Piera Auglanier
A la pregunta sobre el origen le sigue “un
querer saber sobre el fin”: ¿Qué es morir?; a dónde van las personas muertas?; ¿quién se va a morir primero?; ¿yo también me voy a morir? A lo largo de la vida se repite esta exploración sobre la muerte en una doble posición: reconocimiento de la mortalidad propia y de los otros y un rechazo profundo del yo a admitir este destino. 19 La cuestión del saber en los duelos especiales En la metodología de la desaparición se trata de borrar todo rastro de las acciones genocidas. Se crea un dispositivo que impida el acceso a cualquier tipo de información verdadera sobre estas acciones. En los familiares de los desaparecidos se intensifica el deseo de saber como producto del efecto traumático, que exacerba la pulsión de dominio (componente de la pulsión de saber) 20 La búsqueda de un saber Opera rescatando mínimamente al sujeto de la desestructuración y lo ayuda a rescatarse del discurso renegador y mentiroso del poder. La búsqueda de certezas – que ocupa el lugar del examen de realidad-, a pesar de los elementos traumáticos que contiene, va dejando como residuo ciertos indicios y datos que al ser organizados y sistematizados por el sujeto le permiten construir cierta escenificación imaginaria de los hechos. 21 Momento clave: la admisión de la posibilidad de la tortura Puede instalarse en este segundo tiempo un rechazo defensivo a “querer saber”, apareciendo síntomas sexuales (inhibiciones y otros) por identificación inconsciente con el objeto torturado. Surgen, en algunos casos, deseos de muerte ligados al deseo de evitarle sufrimiento a la víctima. Los sentimientos de culpa se intensifican a partir de rumores contradictorios: ejemplo del habeas corpus. Si el sujeto logra sostener esta idea acerca del sufrimiento del familiar, cambia la representación de objeto y esto prepara al aparato psíquico para admitir la idea de objeto asesinado. 22 La idea de objeto asesinado Este juicio de realidad conduce a la persona a experimentar sentimientos de culpa muy intensos, ya que darlo por muerto es como haberlo matado, vivenciado como haberlo abandonado o desamparado. Se moviliza nuevamente la pulsión de saber: conocer las últimas circunstancias y vivencias del objeto perdido. Pulsión intensificada por un asesinato sin muerto y sin sepultura. Necesidad de saber acerca de la ubicación del cadáver. Pensar el tema de la identificación de restos. 23 Magia, regresión, omnipotencia Necesidad ilusoria y regresiva de obtener información a través de la magia: consultas a videntes efectuadas dentro y fuera del país por los familiares de desaparecidos. Dar dinero, como fantasía o como hecho, a cambio de información sobre la víctima. Vivencias traumáticas por la significación de corrupción implícita en el concepto jurídico y social de soborno. Esperanza ilusoria que cae bruscamente cuando el sujeto descubre el engaño, que exige un nuevo duelo por las partes perdidas de su propio yo. 24 Los duelos especiales en la desaparición Deben desarrollarse bajo el peso de un saber distorsionado impuesto por el poder genocida. Cuando es rescatada la capacidad de pensar, que implica renunciar a la búsqueda de certezas, se abre un camino que puede conducir a la elaboración y al encuentro con una verdad singular. Como condición necesaria pero no suficiente, el yo debe contener en el espacio de su mente la idea de asesinato y de muerte sin cadáver y sin sepultura. 25 Destinos posibles de este encuentro con la verdad dolorosa a) la verdad resulta intolerable al yo, con el riesgo psíquico consiguiente (apelar a la renegación o búsqueda compulsiva de certezas). b) la búsqueda de la verdad puede llevar a un saber culpable, elaboración melancólica del duelo (suicidio de la víctima u homicidio por parte del familiar). Culpa inducida por el poder genocida. c) La búsqueda de la verdad puede también asumir formas paranoides (el yo se amuralla en certezas o no puede cesar en la búsqueda). 26 Los duelos especiales en la desaparición d) El yo puede tolerar la verdad construyendo representaciones de lo sucedido. Primero mediante elaboración de fantasías y luego con la “puesta en sentido”, a la significación singular que para el deudo tiene una muerte de cuyo sentimiento había sido despojada. El yo quiere y necesita creer que la existencia y la muerte del ser querido tiene un sentido. 27 El impulso a saber, cuyo laberíntico proceso de búsqueda y de renuncia describieron las autoras, permite que el yo atraviese el demencial fantasma de la desaparición y se enfrente con el asesinato del ser querido y con su duelo. 28