MICORRIZAS

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MICORRIZAS

• Las micorrizas son asociaciones simbióticas


mutualistas entre las raíces de las plantas terrestres y
ciertos hongos del suelo. Su existencia se conoce
desde 1885, pero fueron consideradas curiosidades
excepcionales. Hoy se cree que más del 97% de
especies vegetales terrestres están micorrizadas
HISTORIA
• En 1831 Vittadini publicó sus observaciones sobre la
manera en que diferentes especies de trufas (hongos
comestibles de gran importancia económica en
Europa, que pertenecen a los géneros Elaphomyces y
Tuber; reino Fungi, clase Ascomycetes), se asociaban
con las raíces de algunas especies de robles (Quercus
sp.) y otras plantas vasculares.
• En 1840 Hartig ilustró claramente lo que hoy conocemos
como una ectomicorriza, y en 1841 Tulasne y Tulasne
describieron como las hifas (filamentos tubulares que son
la base estructural de los hongos ) del hongo Elaphomyces
se asocian a las pequeñas raíces secundarias de ciertos
árboles, envolviéndolas completamente.
• Sin embargo, todas estas observaciones fueron
interpretadas como una forma de parasitismo, pues aún
no se tenía idea alguna del proceso ni su función.
• En 1842 Vittadini citó nuevamente esta asociación, pero ahora
mencionó que estas pequeñas raíces eran nutridas por las
hifas del hongo Elaphomyces.
• Posteriormente se presentaron algunos reportes más
detallados como los de Hartig (1851), Boudier (1876), Reess
(1880) y Gibelli (1882) (citados por García y López, 2002), que
confirman que desde esa época se realizaron las primeras
observaciones de micorrizas y, aunque aún no se acuñaba el
término, ya empezaba a formarse cierta idea del sentido de
esta asociación.
• A principios de la década de
1880, al distinguido patólogo
forestal alemán A. B. Frank se le
encomendó la difícil tarea de
realizar un estudio que lo llevara
a encontrar la manera de
incrementar la producción de
trufas en los bosques de Prusia
(hoy en Alemania).
• Desafortunadamente para quienes gustan de las trufas, el
profesor Frank no tuvo éxito en la misión, aunque por otro lado
realizó una importante aportación al describir correctamente por
primera vez la estructura esencial y el funcionamiento de la
interesante relación entre “una especie de hongo y la raíz de un
árbol”, la cual denominó mykorhiza, que en griego significa
“hongo-raíz”.
• Cabe destacar que el hongo asociado no es patógeno; es decir,
no causa daño a la raíz.
• Es importante reconocer que la micorriza no es sólo
el hongo, como generalmente se cree, y mucho
menos es algo estático; es más bien un proceso
interesante en el cual se conforma una estructura
que permite el mutuo intercambio de agua y
nutrimentos mediante la interacción de ciertas partes
especializadas de al menos dos individuos (planta y
hongo).
• Por otro lado, durante este proceso se pueden
presentar toda una gama de niveles de “beneficio”
para cada una de las partes, dependiendo de las
condiciones en que se establezca la interacción.
Podemos considerar entonces que bajo ciertas
condiciones (ambientales, fisiológicas o genéticas)
ambas partes se “benefician”.
• Pero si las condiciones son diferentes, puede ser
“beneficiada” sólo una de las partes involucradas ,
por lo que para el hongo o la planta en algún
momento la interacción puede representar más un
“costo” que un “beneficio”, lo que puede provocar la
pérdida de la interacción.
DEFINICIÓN
• Considerando todo lo antes mencionado, podemos
proponer la siguiente definición general para la micorriza:
“proceso ecológico –resultado de una historia evolutiva–
caracterizado por una interacción en la que las hifas de al
menos una especie de hongo y las raíces secundarias de
una o más plantas conforman una estructura a través de la
cual se realiza un intercambio de agua, nutrimentos y
reguladores del crecimiento”.
• De manera general, durante este
proceso las hifas del hongo actúan como
una extensión de la raíz, aumentando su
superficie de exploración en el sustrato,
lo que concede a la planta mayor
oportunidad de absorber agua y
minerales esenciales.
• Por otro lado, la planta proporciona al
hongo carbohidratos (nutrimentos),
resultado de su actividad fotosintética, y
un ambiente estable para las hifas.
Breve historia del término
• Desde que se acuñó la palabra “micorriza”, ésta ha
sido usada con diferentes connotaciones. En un
principio Frank la usó en el sentido morfológico de la
asociación, por lo que distinguió entre dos tipos de
micorrizas (endo y ectomicorrizas), de acuerdo con la
forma en que las hifas del hongo se asocian con las
células de la raíz
• De acuerdo con Kelley (1931) y Vasilkov (1954),
después de analizar el uso que había tenido la palabra
“micorriza” hasta ese momento, concordaron en
determinar que en general se había usado en sentido
estrictamente morfológico, tal como lo hizo Frank
originalmente; es decir, sin dar ninguna connotación
ecológica, fisiológica o funcional de la relación.
• Para la década de 1960 ya se distinguían tres tipos principales
de micorriza, denominadas ectotrófica, endotrófica y
ectendotrófica.
• Estos términos incluyen ya una connotación fisiológica; sin
embargo, de acuerdo con Wilde y Lafond (1967), aún eran
usados en sentido puramente morfológico o estructural, lo cual
creaba cierta incongruencia, por lo que sugirieron la necesidad
de contar con nombres más adecuados, y propusieron los
términos micorriza ectocelular, endocelular y ectendocelular.
• Dos años más tarde, Peyronel y colaboradores (1969)
analizaron los nuevos términos y consideraron la
necesidad de modificarlos, argumentando que poco se
relacionaban etimológicamente con la palabra original
(micorriza), y que además la raíz latina “cellularis” no
ha sido tradicionalmente incorporada para uso
botánico en las lenguas eslavas (como el ruso), lo que
dificultaría la aceptación y el uso de los términos.
• Propusieron entonces los
términos que aún usamos
para referirnos a los tres
tipos estructurales de
micorriza aceptados:
“ectomicorriza”,
“endomicorriza” y
“ectendomicorriza”
• Más del 90% de las especies vegetales existentes en el planeta
se encuentran micorrizadas cuando crecen en condiciones
naturales y de éstas, 95% de los casos corresponden a la
asociación con hongos formadores de micorrizas arbusculares
(HFMA).
• Los cuales se clasifican dentro de la clase Zygomycetes, orden
Glomales y se distribuyen en tres familias así: Glomaceae,
Acaulosporaceae y Gigasporaceae y seis géneros Glomus,
Sclerocystis, Acaulospora, Entrophospora, Gigaspora y
Scutellospora (Schenck y Pérez, 1988; Morton, 1990).
Nueva clasificación taxonómica de los hongos formadores de micorriza
arbuscular, propuesta por Morton y Redecker (2001).
CLASE: ZYGOMICETOS
ORDEN: GLOMALES

SUBORDEN: GLOMINEAE FAMILIA: PARAGLOMACEAE GÉNERO: Paraglomus


FAMILIA: GÉNERO: Archaeospora
ARCHAEOSPORACEAE
FAMILIA: GLOMACEAE GÉNERO: Glomus
FAMILIA: GÉNEROS: Entrophospora y
ACAULOSPORACEAE Acaulospora
SUBORDEN: GIGASPORINEAE FAMILIA: GIGASPORACEAE GÉNEROS: Gigaspora y
Scutellospora
• Las micorrizas permiten aumentar el área de
exploración de las raíces en el suelo y amplían la zona
de contacto entre la planta y el suelo, que se refleja
en mayor absorción de nutrientes y agua (Gianinazzi
y Gianinazzi, 1983; Sieverding, 1986; Varma y Hock,
1995; Ramírez, 2003; Godlbold y Sharrock, 2003;
Richardson et al., 2003; Kuyper et al., 2004).
CLASIFICACIÓN
• La clasificación de las micorrizas se ha generado a partir de diversos criterios
morfológicos, anatómicos y sistemáticos, tanto en las plantas como en los hongos,
reconociendo inicialmente cinco (05) grupos:

1. Ectomicorrizas
2) Endomicorrizas o micorrizas arbusculares.
3) Ectoendomicorrizas
4) Micorrizas de ericales
5) Micorrizas de Orchidaceae
CLASIFICACIÓN

Fig. 1: Principales tipos de


micorrizas.

1. Ectomicorrizas
2.Micorrizas vesículo-arbusculares (MVA)
3. Micorrizas orquidoides
4. Micorrizas ericoides
5. Micorrizas arbutoides.
Ectomicorrizas (o micorrizas ectotróficas

• Son denominadas también


formadoras de manto. Un
manto fúngico cubre las
raíces, y a partir de él surge
una red de hifas
intercelulares (red de
Hartig) que no penetran en
las células del hospedante.
• Se trata de una interacción en la que las hifas de un
hongo penetran las raíces secundarias de la planta para
desarrollarse, rodeando las células de la corteza
radical, y forman una trama intercelular denominada
red de Hartig, además de una capa de micelio
(conjunto de hifas que constituyen el cuerpo o talo del
hongo) en la parte exterior de la raíz, llamada manto.
• Como resultado de este proceso, se forma una nueva
estructura que puede ser reconocida y clasificada,
denominada morfotipo ectomicorrícico.
• El término “estructura ectomicorrícica” se refiere al arreglo
y organización de los tejidos fúngicos (del hongo) en la raíz,
mientras que los morfotipos son la caracterización completa
de las estructuras ectomicorrícicas en la raíz (Agerer, 1991).
• La principal función de las ectomicorrizas es el intercambio
de nutrientes. En el caso del hongo, este recibe carbono
proveniente de la planta anfitriona, en contraste, la planta
recibe P y N a través de las hifas del hongo.
• Así mismo, dicha asociación mejora la eficacia en la
absorción de nutrientes a partir de las raíces, genera una
protección en contra de patógenos que causan
enfermedades de la raíz y mitigan los efectos abióticos que
causan estrés sobre el hospedero.
• ¿Qué plantas con asociaciones ectomicorrizógenas se
conocen en las selvas tropicales? Existen diversos árboles
tropicales y subtropicales en Ámerica, África, Asia y
Australia que pueden formar ectomicorrizas (ECM).
• En los trópicos se han reportado 49 géneros, distribuidos
en 13 familias botánicas capaces de formar ECM.
• Un buen porcentaje de especies mejor estudiadas son las
involucradas en las asociaciones con árboles ecológica- y
económicamente más importantes a nivel internacional, de las
familias Betulaceae, Dipterocarpaceae, Fagaceae, Nothofagaceae,
Pinaceae, entre otras, aunque también se investigan las
ectomicorrizas de otros miembros de esas y otras familias, y se
cuenta con registros de las comunidades forestales del
Mediterráneo, bosques boreales y templados del hemisferio norte,
en parte de América del Sur, del bosque lluvioso de Africa, India,
Malasia, así como en comunidades en Australia.
• Este tipo de micorriza encontrada en plantas
angiospermas y gimnospermas se distingue porque el
micelio del hongo al invadir la raíz forma un manto o
vaina sobre ella, el hongo se introduce  entre los espacios
intersticiales de las células, es decir, no perfora la pared
para penetrar a la célula vegetal sino intercelularmente
forma un sistema llamado red de Hartig que es justo la
red laberíntica del hongo donde se lleva principalmente la
transferencia de nutrientes
• De manera que en la
ectomicorriza, la raíz de la planta
se percibe como un
hinchamiento al estar cubierta
por el micelio de los
macrohongos, según las especies
involucradas producen tal
estructura que por la forma,
textura y color que adquieren se
ha denominado morfotipo.
• Se argumenta que diversas plantas y comunidades
vegetales evolucionaron debido a esa relación
micorrízica e incluso se tiene evidencia fósil y datos
moleculares que prueban que las micorrizas
aparecieron hace millones de años, sugiriendo que
pudieron contribuir a la colonización de las plantas
en los hábitats terrestres.
• Estas micorrizas se dan en árboles y arbustos pertenecientes
a las familias betuláceas, fagáceas, pináceas, salicáceas y
tiliáceas, así como en algunas especies de ericáceas,
juglandáceas, leguminosas, mirtáceas y rosáceas.
• Los hongos responsables son trufas (ascomicetos) y
agaricoideos (basidiomicetos), tal vez varios miles de
especies, así como Endogone (zigomicetos)
• Se tienen registradas hasta ahora alrededor de 6,000
especies de HECM relacionadas con cerca de 25,000
especies de plantas pertenecientes a 336 familias.
• Esto no obstante representa aun una pequeña fracción
dentro de los supuestos 220,000 a 420,000 especies de
plantas que habitan el planeta, con los aproximadamente
1,500,000 especies de hongos, donde queda incluido un
alto número de especies de plantas y hongos
hipotéticamente micorrízicos aun no investigados.
Endomicorrizas (o micorrizas endotróficas):

No forman un manto fúngico ni red de Hartig en la raíz; el micelio puede ser


intercelular o intracelular. Se distinguen:
• Micorrizas vesículo-arbusculares o MVA
• Forman unas estructuras especializadas, los
arbúsculos, dentro de las células del córtex radical,
que no llegan a romper la membrana plasmática (la
cual se invagina en torno a ellos).
• Por medio de los arbúsculos se realiza la
transferencia de nutrientes entre los dos simbiontes.
También son frecuentes las vesículas, de localización
variable y que funcionan como órganos de reserva.
• Primero clasificada como endomicorriza, a la micorriza
arbuscular también se le ha conocido como micorriza
vesículo-arbuscular.
• Es una asociación obligada para los hongos que la
forman, pero no para las plantas. En este caso no se
forman la red de Hartig ni el manto, y se caracteriza
porque las hifas penetran la raíz, se introducen en las
células y pueden formar dos tipos de estructuras.
• Su principal característica es la estructura denominada
arbúsculo, la cual se origina cerca del cilindro vascular de la
planta mediante numerosas ramificaciones dicotómicas
sucesivas de una hifa, y tiene la función de transferir
nutrimentos desde y hacia la planta.
• La segunda estructura es llamada vesícula, y puede o no
estar presente, dependiendo del hongo. Es de forma
ovalada a esférica; puede formarse entre o dentro de las
células radicales, y funciona como almacén de nutrimentos.
• La micorriza arbuscular tiene gran importancia en
agricultura y fruticultura, ya que promueve un mejor
desarrollo y aumenta la producción en diferentes
especies de leguminosas, cítricos, papaya, aguacate,
manzana, mango, fresa y durazno, entre muchos otros.
Asimismo, la micorriza arbuscular se forma con diferentes
especies de briofitas (musgos), pteridofitas (helechos),
gimnospermas (Pinaceas, Cycadaceas), y muchas
angiospermas (plantas con flor).
• Los hongos formadores de micorriza arbuscular
pertenecen al grupo de los zigomicetos, familia
Endogonaceae, géneros Glomus, Sclerocystis,
Acaulospora, Gigaspora, Entrophospora y
Scutellospora.
• Los zigomicetos fueron recientemente clasificados
como Glomeromycota por Schüler y colaboradores
(2001).
Las MVA se dan en más del 80% de las especies de vegetales
superiores (briófitos, pteridófitos, gimnospermas y
angiospermas).
Los hongos responsables se incluyen en Glomeromycota .
Destacan los géneros Glomus, Sclerocystis, Acaulospora,
Entrophospora, Gigaspora, Scutellospora...
• Micorrizas orquidoides
• (Micorrizas de orquídeas o endomicorriza
orquideoide)
• El hongo suele formar ovillos en las células de la raíz.
• Se dan entre orquídeas y basidiomicetos. Estas
plantas carecen de clorofila en alguna fase de su vida,
por lo que necesitan obligatoriamente al hongo para
sobrevivir.
• Es un subtipo de endomicorriza que se describió hace
más de 100 años, en el que también se observa que el
hongo penetra las células radicales y forma estructuras.
• Sin embargo, se distingue de las demás endomicorrizas
en que se presenta principalmente en las orquídeas, y
los hongos que la forman son del grupo
Basidiomycotina (no son Zigomycetes o
Glomeromycota, como en el caso anterior).
• Además, en este caso la planta (orquídea) es muy
dependiente del hongo, ya que éste estimula la
germinación de sus semillas y el crecimiento inicial
de la plántula.
• En su fase de plántulas las orquídeas son aclorófilas
(no presentan clorofila) y por tanto saprobias (no
producen su propio alimento), por lo que dependen
directamente de las aportaciones de compuestos de
carbono y nutrimentos que proporciona el hongo.
• Para algunas especies de orquídea, esta dependencia se
observa incluso en etapa adulta. Los hongos involucrados
generalmente son de los géneros Thanatephorus,
Ceratobasidium, Ypsilonidium, Sebacina y Tulansnella.
• Con menor frecuencia, se han identificado asociados a
orquídeas hongos de los géneros Marasmius, Xerotus,
Hymenochaete, Armillaria, Fomes, Favolaschia, Coriolus,
Telephora y Tomentella.
• Micorrizas ericoides
• En este caso, el hongo forma en las células de la raíz
estructuras sin organización aparente, como masas
compactas.
• Se dan entre diversos géneros de ericáceas (Erica,
Vaccinium, Rhododendron, Calluna) y ascomicetos
(también con basidiomicetos como Clavaria ).
Familia ericaceae
• Familia formada en su mayoría por arbustos, matas o hierbas perennes de base
leñosa o pequeños árboles, raras veces plantas trepadoras, con distribución amplia
en tierras ácidas. Hojas alternas, simples, a veces opuestas o verticiladas,
generalmente persistentes. Flores solitarias o en inflorescencias axilares o
terminales, regulares o a veces ligeramente irregulares, hermafroditas.
• Familia numerosa que comprende alrededor de 115 géneros y cerca de 2.500
especies distribuidas generalmente en los climas templados, con alguna incursión en
zonas subárticas y en lugares elevados de los trópicos. Comprende un gran número
de plantas utilizadas como ornamentales. Algunas especies tienen frutos comestibles
y otras poseen maderas de importancia local. Crecen de manera silvestre o se
cultivan especies de los géneros Arbutus, Erica, Oxydendrum, Rhododendron.
• Es otro caso de endomicorriza: el hongo también
penetra las células radicales, pero se distingue
porque la planta involucrada es generalmente del
orden Ericales, aunque este tipo de micorriza se ha
observado también en algunas briofitas (grupo de los
musgos), y el hongo es del grupo Ascomycotina (no
Basidiomycotina).
• Todas las especies de las familias Ericaceae (excepto
por los géneros Arbutus y Arctostaphylos),
Epacridaceae y Empetraceae forman micorriza
ericoide; en cuanto a los hongos, se han identificado
especies de los géneros Scytalidium, Hymenoscyphus
y Oidiodendron, aunque muchas de las especies
aisladas no han sido aún identificadas.
• Ectendomicorrizas (o micorrizas ectendotróficas)
– Se denominan también arbutoides. Presentan
manto, red de Hartig y penetración intracelular
similar a las ericoides.
• Este tipo de micorriza es
especial, pues presenta
características de las
ectomicorrizas (red de
Hartig y manto), pero
simultáneamente
presenta un cierto grado
de penetración
intracelular, como en las
endomicorrizas.
• En algunos casos no se forma el manto, pero siempre la
red de Hartig. Esta interacción se presenta principalmente
entre hongos de los grupos Basidiomycotina y
Ascomycotina, y plantas coníferas del género Pinus,
aunque también se ha reportado para algunas
angiospermas (plantas con flores). Wilcoxina mikolae y W.
rehmii son las dos especies de hongos asociados mejor
caracterizadas (Peterson y Farquhar, 1994).
• Se da entre diversas ericáceas (Arbutus,
Arctostaphylos, Pyrola) y cistáceas.
• Los hongos responsables son basidiomicetos.
• Micorriza arbutoide
• Es un tipo de ectendomicorriza, pues se observa que
simultáneamente el hongo penetra las células
radicales de la planta y forma la red de Hartig.
• Se presenta en plantas de los géneros Arctostaphylos,
Arbutus y Pyrola, integrantes del orden Ericales,
comúnmente conocidas como madroños.
• Los hongos asociados son siempre Basidiomycotina;
se han reportado especies de los géneros Hebeloma,
Laccaria, Poria, Rhizopogon, Pisolithus, Thelephora,
Piloderma, Cenococcum y Lactarius. Generalmente
los hongos que forman micorriza arbutoide son
capaces de formar ectomicorriza si interactúan con
plantas del género Pinus (Peterson y Farquhar, 1994)
• Mención aparte merecen las micorrizas monotropoides,
que se dan entre hongos basidiomicetos y plantas sin
clorofila de la subfamilia monotropoideas (fam.
Ericáceas), así como en algunas orquídeas.
• En este caso, la simbiosis entre hongo y planta no
supone beneficio para ambos organismos; en cambio, es
la planta la que parasita al hongo.
• Es otro tipo de ectendomicorriza que se caracteriza
por establecerse solamente entre plantas de la
familia Monotropaceae (perteneciente al orden
Ericales), la cual tiene 10 géneros de plantas
pequeñas completamente aclorófilas (sin clorofila),
por lo que dependen mucho del hongo asociado para
obtener nutrimentos.
• Las plantas asociadas son de los géneros Sarcodes,
Pterospora y Monotropa. Los hongos asociados son
siempre del grupo Basidiomycotina, principalmente de
los géneros Lactarius, Russula, Suillus y Rhizopogon.
• Las semillas de las plantas del género Monotropa son
pequeñas y presentan dificultades para germinar en
ausencia de hongos asociados.
• Por otro lado, se ha observado que el hongo que
forma micorriza monotropoide es capaz de colonizar
las raíces de árboles cercanos (uno a dos metros)
principalmente de los géneros Pinus y Picea, y
transportar nutrimentos desde el árbol a las plantas
aclorófilas (Peterson y Farquhar, 1994).
 CARACTERÍSTICAS DE LA RELACIÓN SIMBIÓTICA
• En toda simbiosis mutualista existe un beneficio para sus
componentes, lo que permite su supervivencia por selección
natural.

• Por un lado la planta obtiene varios beneficios.


• Un incremento en la disponibilidad de nutrientes poco
movilizables, sobre todo P (también Cu, Zn, K, Fe, Ca y otros), y una
mejor captación y asimilación de N. Puede que se deban a una
mayor facilidad del hongo para apoderarse de esos elementos.
• Pero la razón principal es que el micelio del hongo,
normalmente muy ramificado, permite aumentar el volumen
de suelo explotable (cada centímetro de raíz puede sostener
varios metros de hifas).
• El hongo puede proteger a la planta frente al ataque de
microorganismos patógenos.
• El hongo puede actuar como puente de unión y transmisión
de sustancias químicas entre plantas diferentes.
• A cambio, el hongo obtiene un nicho ecológico,
recibe hidratos de carbono procedentes de la
fotosíntesis (puede consumir hasta más del 20% del
fotosintato; no obstante, el vegetal compensa esta
sustracción gracias al aporte de nutrientes minerales
por el hongo).
• La simbiosis hongo-planta no implica la exclusión de
otros organismos.
• Las leguminosas, por ejemplo, forman simultáneamente
nódulos con Rhizobium y MVA. Se trata, pues, de un
sistema triple: el hongo proporciona P, las bacterias fijan
N2 y la planta fotosintetiza para todos. En otros casos,
varias especies fúngicas pueden micorrizar
simultáneamente a la misma planta
• Las micorrizas son influidas por los factores ambientales,
bióticos. Normalmente, la simbiosis se ve favorecida en
ambientes pobres en nutrientes o sometidos a estrés,
donde las plantas no serían competitivas si careciesen
del hongo.
• Es conocido que en los cultivos fuertemente abonados,
tanto en invernaderos, viveros o al aire libre, la simbiosis
se ve notablemente inhibida (de hecho, la planta hace
simbiosis con el agricultor, en vez de con el hongo).
• Por otro lado, todo aquello que afecte a la fotosíntesis
influirá sobre la micorrización. Por ejemplo, un
sombreado intenso o un acortamiento del
fotoperiodo inhiben el proceso.
• La cantidad y calidad de la microbiota del suelo puede
influir la simbiosis de modos muy diversos, a menudo
imprevisibles si no existen estudios adecuados.
INTERÉS E IMPORTANCIA DE LAS MICORRIZAS.
• Aunque los hongos micorrizógenos están presentes en casi
todas partes, ciertas actividades humanas, prácticas
agrícolas o la erosión pueden dar lugar a suelos o sustratos
desprovistos de hongos adecuados, o éstos pueden hallarse
en muy escasa cantidad.
• En este caso, el crecimiento de las plantas puede resentirse;
muchos casos de fracaso agrícola o forestal pueden
deberse a la carencia de micorrizas, o a que las condiciones
ambientales no favorecen su formación.
• Desde el punto de vista agrícola, los problemas no se
dan tanto en los países desarrollados.
• La fertilización química es muy eficaz, y las plantas
cultivadas pueden crecer sin micorrizas; no obstante,
la presencia de hongos siempre ayuda a la
asimilación de N y P en formas poco asequibles al
vegetal
• Se dan más en países tropicales. Los terrenos
cultivables han sido arrebatados a la selva, y suelen
tener un pH bajo. Al introducir encalados y otras
correcciones, se elimina a la micoflora natural y las
plantas pueden encontrarse con dificultades para
asimilar nutrientes. Por tanto, el empleo rentable de
micorrizas se convierte a veces en un tema de
investigación prioritario.
• Los intentos de repoblación con plantas autóctonas (más difícil aún si no lo
son) pueden encontrar dificultades. Estas plantas suelen obtenerse en
viveros, en los que las condiciones imperantes (buena fertilización química
y empleo de fungicidas y otros biocidas) no favorecen precisamente la
micorrización. Estas plantas, al ser trasplantadas a su hábitat definitivo,
pueden hallarse virtualmente indefensas frente a las agresiones
ambientales (sequía, enfermedades, etc.).

• La reforestación con plantas micorrizadas, por tanto, se muestra cada vez


más útil si se desea tener éxito. Los hongos más estudiados actualmente
para este fin son los formadores de manto (sobre todo, con coníferas y
Quercus) y los MVA (leguminosas, gramíneas, etc.).
• Por otro lado, el interés de la micorrización no reside sólo
en la planta. Ciertos hongos comestibles alcanzan un gran
valor económico, como las trufas . La siembra de encinas
micorrizadas con trufas interesa a muchos propietarios de
parcelas en nuestros montes. Otros aficionados a la
recogida de setas se plantean la posibilidad de micorrizar
los árboles con níscalos , rebozuelos , boletos ...
TÉCNICAS DE MICORRIZACIÓN.
• Se ha de tener cuidado a la hora de elegir las especies de hongos a aplicar. Se sabe que una
planta, sobre todo si es un árbol, puede cambiar de hongo simbionte a lo largo de su vida. Por
tanto, micorrizar plantas jóvenes con hongos aparentemente exitosos en bosques maduros
puede ser un error. La investigación al respecto ha de ser rigurosa, si se desea evitar fracasos.

• Para establecer una simbiosis bajo condiciones controladas, es necesario obtener cultivos
puros de plantas y hongos. Desgraciadamente, muchos de éstos no crecen o lo hacen mal en
medios artificiales (agar con nutrientes).

• La obtención de plantas libres de micorrizas es fácil, si se esterilizan en superficie las semillas


y se hacen germinar en un sustrato estéril.
• En cuanto a los hongos, las estrategias son diferentes según el tipo:

• Los ectomicorrizógenos suelen formar cuerpos reproductores (setas, trufas). Se suele


tomar un fragmento del interior del cuerpo fructífero, en condiciones asépticas, y se
traspasa a una placa Petri con agar. Si el cultivo tiene éxito, el hongo puede repicarse a
otras placas o tubos, con lo que se obtiene una abundante fuente de inóculo.
• En los hongos MVA, se separan las esporas de las muestras de suelo mediante
cuidadosos tamizados, y se pueden hacer germinar en agar agua. Posteriormente, se
pondrán en contacto planta y hongo en un medio adecuado, con objeto de favorecer
la simbiosis.
• Por supuesto, para su empleo a gran escala se han de buscar métodos rentables de
inoculación, fuera del laboratorio. Esto es difícil, ya que resulta complicado conjugar la
cantidad con la calidad y ausencia de patógenos indeseables
• Para las ectomicorrizas se ha empleado suelo o humus procedente de bosques
o plantaciones establecidas, y supuestamente con el hongo adecuado.
• El inconveniente es la falta de control sobre las especies fúngicas introducidas
(dejando aparte semillas de malas hierbas, etc.). Otra posibilidad es la
inoculación con esporas.
• Es fácil y barato obtener una suspensión esporal (basta con cuerpos
reproductores del hongo, agua y una batidora), que se puede aplicar mediante
espolvoreo o con el agua de riego, o incluso recubriendo con ella las semillas.
• Este método posee la ventaja de que es innecesario disponer de micelio
vegetativo, pero es más lento, y depende mucho de que la recolección de
esporocarpos en el campo sea favorable..
• Un método cada vez más utilizado es la producción
de micelio en un sustrato de vermiculita mezclada
con turba y humedecida con una solución nutritiva.
El hongo aislado en agar se coloca en semejante
sustrato, se le permite crecer, y luego será mezclado
con el sustrato empleado en el vivero o invernadero.
También se estudia la producción masiva de micelio
en biorreactores
• Las MVA se obtienen de forma parecida. Se puede inocular con
rizosfera de plantas previamente micorrizadas (existe el problema
de la contaminación con organismos extraños). Otra posibilidad es
producir plantas micorrizadas "limpias", en medios sin suelo,
cuyas raíces puedan ser empleadas para inocular a otras plantas.
• Un método muy empleado es inocular plantas cultivadas en un
sustrato inorgánico, la arcilla expandida. Los hongos MVA invaden
la raíz y esporulan profusamente, quedando sus esporas adheridas
a los gránulos de la arcilla, que puede utilizarse para inocular otras
plantas.
• GRACIAS

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