Formas de Prever Los Sucesos de La Vida
Formas de Prever Los Sucesos de La Vida
Formas de Prever Los Sucesos de La Vida
Similitudes entre sucesos que se repiten. Kelly pensaba que ningún suceso o experiencia
se puede reproducir tal como ocurrió la primera vez. Un suceso se puede repetir, pero no se
percibirá de la misma manera. Por ejemplo, si uno ve hoy una película que vio el mes
pasado, su experiencia hoy será distinta. Su estado de ánimo quizá no sea el mismo,
además de que durante el mes pasado tuvo contacto con cosas que influyeron en sus
actitudes y emociones. Tal vez leyó algo desagradable acerca de uno de los actores de la
película, o estaba más contento porque sus calificaciones han ido mejorando.
El corolario de la individualidad
Dos alternativas excluyentes. Todos los constructos son bipolares o dicotómicos, y deben
serlo para prever el futuro sin error. Antes hablamos de las similitudes entre personas o
cosas y ahora explicaremos las diferencias. Por ejemplo, no basta tener el constructo de un
amigo que describa la característica personal de la honestidad. Es preciso tener en cuenta
lo contrario –la deshonestidad– para explicar qué distingue a una persona honesta de otra
que no lo es. En caso de no señalar esa diferencia (si supusiéramos que todas las personas
son honestas), la creación de un constructo de esa cualidad no nos serviría para prever o
anticipar algo acerca de los sujetos que conozcamos en el futuro. Una persona sólo es
honesta en comparación con otra que consideremos deshonesta. Así pues, en este ejemplo,
el constructo correcto es honesto frente a deshonesto. Los constructos siempre se deben
formar en función de un par de alternativas excluyentes.
El corolario de la elección
Libre albedrío. La idea de que el ser humano goza de libertad para elegir está presente en
todos los escritos de Kelly. Según el corolario de la dicotomía que acabamos de explicar,
todos los constructos tienen polos opuestos. En una situación es preciso escoger la
alternativa que más convenga, la que permita prever o anticipar el resultado de sucesos
futuros.
Según Kelly, el ser humano tiene un amplio margen para decidir entre las alternativas; es
decir, la posibilidad de elegir entre seguridad y riesgo. Suponga que debe decidir entre dos
cursos que tomará en el siguiente semestre. Uno es fácil porque no difiere mucho del que ha
tomado y lo imparte un profesor que no es muy exigente y suele poner calificaciones altas.
Si elige este curso, existirá muy poco riesgo, pero quizá tampoco haya una gran recompensa.
Sabe que el profesor es aburrido y, además, usted ya ha estudiado gran parte del material.
Sin embargo, la decisión no entraña ningún riesgo porque puede prever las consecuencias
con bastante certidumbre.
El corolario del rango
Contacto con experiencias nuevas. Hemos dicho que el constructo es una hipótesis generada con
base en experiencias pasadas con el propósito de prever o anticipar el futuro. Después se compara
con la realidad para determinar la eficacia con la que vaticinó algún suceso. Todos los días tenemos
contacto con experiencias nuevas, por lo cual estamos comprobando constantemente la eficacia
predictiva de los constructos.
Si alguno no es un predictor válido del resultado de una situación, es preciso reformularlo o
sustituirlo. Así pues, evaluamos y reinterpretamos los constructos a medida que el entorno va
cambiando. Los que nos sirvieron cuando teníamos 16 años quizá nos resulten inútiles –e inclusive
nocivos– a los 40 años. En los años intermedios, las experiencias seguramente nos habrán obligado
a revisar nuestro sistema de constructos.
Éste no cambiará nunca si uno no ha tenido ninguna experiencia nueva. Pero en la mayoría de los
casos la vida nos plantea nuevos retos y nos permite conocer a otras personas. Por lo tanto, es
necesario reconstruir las experiencias y, a continuación, los constructos basados en ellas.
El corolario de la modulación
Competencia entre constructos. Kelly pensaba que, dentro del sistema, algunos constructos
individuales pueden ser incompatibles a pesar de que coexistan en un patrón global. No
olvide que un sistema puede cambiar conforme se van evaluando otras experiencias. Sin
embargo, los constructos recientes no provienen necesariamente de los anteriores. Quizá
sean compatibles con ellos en una determinada situación, pero resultarán incongruentes si
la situación cambia.
Por ejemplo, supongamos que un hombre conoce a una mujer en la clase de psicología y le
gusta. La mujer cursa la misma materia y, al parecer, tiene los mismos intereses que él. Así,
encajará en el constructo de amigo frente a enemigo. Por lo tanto, es una persona que
merece respeto y afecto. Al día siguiente, la ve en una manifestación política y se siente
decepcionado al oírla vociferar ideas conservadoras contrarias a las suyas liberales. Ahora
también encaja en la segunda alternativa del constructo y se convierte en el enemigo.
El corolario de la comunalidad
Similitudes entre las personas cuando interpretan los sucesos. Las personas tienen
diferentes maneras de interpretar los sucesos, de modo que cada quien forma constructos
especiales. Sin embargo, sus representaciones también tienen similitudes. Kelly decía que,
si varios individuos adjudican una interpretación similar a una experiencia, podemos
concluir que sus procesos cognoscitivos se parecen. Pongamos el caso de un grupo de
sujetos con las mismas normas e ideales culturales. Las previsiones y expectativas de todos
ellos tendrán mucho en común e interpretarán gran parte de sus experiencias de la misma
manera. La conducta y las características de los miembros de una cultura son análogas, a
pesar de que estén expuestos a diferentes situaciones.
El corolario de la sociabilidad
Relaciones interpersonales. Antes dijimos que los miembros de una cultura tienden a
interpretar los sucesos de forma análoga, lo cual explica que existan algunas similitudes
entre ellos, pero en sí eso no produce relaciones sociales positivas. No basta con que una
persona interprete o construya las experiencias de la misma manera que otra. La primera
también debe decodificar los constructos de la otra. Es decir, debemos entender cómo
piensa el otro para poder anticipar cómo preverá los sucesos.
Todos los días interpretamos los constructos de otros. Supongamos que usted va
conduciendo un automóvil. Prevé lo que los demás conductores harán y, al hacerlo, se
juega la vida, porque anticipa que se detendrán frente a la luz roja del semáforo y que
avanzarán cuando cambie a verde. Sólo si podemos prever con cierta certidumbre lo que
harán los conductores, los amigos, el jefe o los maestros podremos adaptar nuestras
conductas a las suyas. Y mientras nos ajustamos a ellas, ellos también se están adaptando a
las nuestras.