Presentación TEMA HOY

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LA VISITA QUE TRANSFORMÓ UNA VIDA

 La Biblia nos enseña que no son los lugares los que bendicen o
transforman las vidas, ni siquiera los lugares especiales como Israel, la
tierra de nuestro Dios. Dios no actúa en nuestra vida para bendecirnos
si no lo permitimos, por cuanto Él nos ha hecho libres para aceptar o
no, la vida abundante que ha preparado para cada uno de nosotros.

Aunque cada año, Elcana, varón de Ramataim, del monte de Efraín,


subía con su esposa Ana, con Penina y con sus hijos a Silo, en Israel,
a adorar a Dios, y a ofrecer sacrificios por su familia, y daba a Ana una
parte especial para el sacrificio, por cuanto la amaba entrañablemente;
aun así ella no podía experimentar la respuesta a su gran necesidad.
UNA EXPERIENCIA TRANSFORMADORA (1 Samuel 1:1-28)
1. DIAGNÓSTICO: UN CORAZÓN DURO

Ana conocía a Dios pero su alma estaba estéril y por


consiguiente su vientre (vers. 6-8)
¿Tiene usted un corazón duro? De pronto, usted ha sentido
que su corazón parece de piedra. Esto se presenta cuando no
podemos responder a las necesidades de otros, aunque la
razón nos dice que debemos hacerlo. El corazón endurecido
y herido necesita ser sanado. No basta con sanar los malos
recuerdos; hay necesidad, ante todo, de sanar el corazón.
¿Cómo se manifiesta un corazón duro? Se sabe que se tiene
un corazón duro cuando;

 la persona exige el perfeccionamiento de sí, o de los


demás;
 exige lo imposible; siente un miedo exagerado por el
futuro;
 experimenta una sensación de soledad; no hay constante
crecimiento espiritual (se siente estancado);
 Los deseos y las actitudes están mal centrados (Santiago
4:1-10).
La amistad con el mundo : SANTIAGO 4:1-10
4 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras
pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis;
matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no
tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal,
para gastar en vuestros deleites. 4 ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad
del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del
mundo, se constituye enemigo de Dios. 5 ¿O pensáis que la Escritura dice en
vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela
celosamente? 6 Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los
soberbios, y da gracia a los humildes. 7 Someteos, pues, a Dios; resistid al
diablo, y huirá de vosotros. 8 Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros
corazones. 9 Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y
vuestro gozo en tristeza. 10 Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.
 También, cuando nos cuesta creer y aceptar
los milagros de Dios; renace la nociva
ancestral, es decir, todavía somos afectados
por la herencia que traemos (2 Crónicas
30:8).
 Por último, surge la soberbia, o la persona se
obstina en pecar y contagiar a otros (Salmo
1:1)
No endurezcáis, pues, ahora
 2 CRONICAS 30: 8

vuestra cerviz como vuestros padres; someteos


a Jehová, y venid a su santuario, el cual él ha
santificado para siempre; y servid a Jehová
vuestro Dios, y el ardor de su ira se apartará de
vosotros.
El justo y los pecadores SALMO 1:1
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de
malos, Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2. DIOS Y SU TRATAMIENTO
En la Presencia de Dios, el Espíritu Santo
confronta a Ana con su propia realidad y coloca en
ella la disposición para dejarse tratar y ser
transformada (vers. 9-10). Dios sana primero
nuestro espíritu, quita nuestra dureza, nos hace
libres del egoísmo y nos lleva comprometernos
con el que sana (vers. 11-17).
El corazón no está diseñado para dar
órdenes, sino para acatarlas
voluntariamente. Cuando el ser humano
pecó, murió espiritualmente, y con su
espíritu muerto, ya no podía conocer la
voluntad de Dios. Cuando recibimos a
Cristo, recibimos vida en nuestro espíritu,
que estaba muerto.
Recibimos un corazón nuevo y, por primera vez,
funcionamos conforme al diseño con el cual
fuimos creados (Ezequiel 36:26.) Tener un
corazón nuevo no significa recibir una nueva
capacidad para decidir (voluntad), sino una
nueva oportunidad de elegir entre la carne (él
mismo) y el Espíritu (Dios).
Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
26 

vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os


daré un corazón de carne.
Un corazón nuevo es también un nuevo deseo, un anhelo de
obedecer (Filipenses 2:13). Un corazón nuevo no es algo ya
completamente hecho, o que es hecho nuevo una sola vez y
luego se envejece, sino que cada día lo debemos renovar, y
volverá a ser nuevo día tras día. Para esto es necesario vivir
una vida de fe y obediencia, pues, la vida de la lógica y el
pecado, daña el corazón y lo envejece (Colosenses 3:9-10).
No mintáis los unos a los otros, habiéndoos

despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y


revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen
del que lo creó se va renovando hasta el
conocimiento pleno, 
3. SANIDAD PASO A PASO
Primero, reconozca la necesidad de perdonar. El tratamiento se inicia
cuando, voluntariamente volvemos nuestro corazón a Dios; oímos y
obedecemos su voz (Hebreos 3:15 y 4:7).

En segundo lugar, confiese las actitudes y sentimientos negativos (I Juan


1:9).

En tercer lugar, perdone a los que le han herido, y pida perdón, si ha


hecho daño (Mateo 5: 23-24).

Por último, aprópiese del amor restaurador de Dios y de su perdón,


viviendo día a día la identificación en Cristo Jesús (Efesios 2:5-9).
MATEO 5: 23 
Por tanto, si traes tu ofrenda
al altar, y allí te acuerdas de que tu
hermano tiene algo contra ti,  deja allí
24 

tu ofrenda delante del altar, y anda,


reconcíliate primero con tu hermano, y
entonces ven y presenta tu ofrenda.
4. VIDA DE MILAGROS

Ana confió y regresó


descansada, tranquila, feliz,
esperando los milagros del
Dios de Israel (ver. 18-19)
Visitar Israel aún con los mejores propósitos de encontrarnos
con Dios no es suficiente para experimentar la total sanidad
y libertad a nuestra vida. Así como Ana, debemos
aprovechar la bendición de subir a la tierra de Dios, para
tener un encuentro definitivo, que transforme nuestra vida.
Es necesario derramar el alma delante de Dios. Llegar al
Muro y depositar toda nuestra fe, arrodillarse en Getsemaní y
entregar la voluntad, sumergirse en el río Jordán y dejar toda
la enfermedad y el dolor, entrar a la Tumba Vacía y
experimentar al Resucitado que nos hace completamente
libres y capacitados para vivir la vida plena y feliz.

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