Violencia de Pareja
Violencia de Pareja
Violencia de Pareja
La violencia contra la mujer o violencia de género es una violación de los derechos humanos,
arraigada en las relaciones de poder históricamente desiguales entre los hombres y las mujeres,
en los roles de género, en las normas y prácticas socioculturales, así como en la discriminación
sistémica contra la mujer que está difundida tanto en la esfera pública como en la privada.
Se da en diferentes ámbitos (pareja, familia, comunidad y entornos laboral, social e
institucional) y se manifiesta de múltiples maneras. La violencia en la pareja o ex pareja es la
forma más común de violencia experimentada por las mujeres en todo el mundo, aunque
también existe, en menor medida, de mujeres a hombres y entre parejas homosexuales.
Esta violencia comprende los maltratos físicos, sexuales, psicológicos y económicos, y tiene
como consecuencias un daño en la salud física, psicológica y social de las víctimas, hasta
llegar a ser un riesgo para su vida.
La violencia en la pareja es un fenómeno multicausal y multidimensional. El maltrato es un
proceso, no un hecho aislado o puntual y comporta efectos en las diferentes esferas de la vida
de las víctimas.
VIOLENCIA DE PAREJA
La repercusión en los hijos e hijas es una realidad incuestionable, ya que hay que recordar
que la mitad de ellos sufren maltrato directo y en su totalidad sufrimiento por la situación
de violencia. A menudo, las manifestaciones son inespecíficas y dependen del momento
del desarrollo. Hay que tener presente el aprendizaje de conductas que puede generar la
violencia transgeneracional.
La violencia hacia la mujer es distinta de una mala relación de pareja: el maltratador actúa
para mantener el dominio y control. Los diagnósticos relacionados deben ayudar a
comprender pero no patologizar la vida de la mujer.
INDICADORES DE PELIGRO
Tradicionalmente, las tareas asignadas a las mujeres han estado relacionadas con el
espacio privado: trabajo doméstico no remunerado y de cuidados, y el rol reproductivo.
En cambio, los hombres han ocupado tradicionalmente el espacio público, donde se
toman las decisiones políticas y económicas. Y se les ha asignado el rol productivo:
trabajo remunerado fuera del hogar normalmente asociado con prestigio y poder.
Las tareas y los roles asignados y asumidos por los niños y las niñas mediante el proceso
de socialización influirán enormemente en la orientación del desarrollo de sus capacidades
y expectativas en la vida: en su profesión, sus relaciones de pareja, su sexualidad
CAUSALES Y DETERMINACIONES DE GENERO
Como señalan Gil y Lloret (2007), cuando un hombre o una mujer se comporta de un
modo que no se considera propio de su género (por ejemplo, cuando un hombre llora en
público o una mujer conduce un camión), en seguida se hacen comentarios sobre su
orientación sexual. Esto se debe a que la definición de las categorías hombre y mujer se
encuentra íntimamente ligada a la heterosexualidad que, según muchas teóricas feministas,
forma parte de las obligaciones de género de nuestra sociedad.
En este sentido, según Juliano (2005), la sociedad sanciona con discriminación, y a veces
hasta con la agresión física, a las personas que se apartan de lo considerado "normal", y
castiga las conductas y las opciones divergentes de la norma.
La homofobia y la lesbofobia serían un ejemplo de este tipo de agresiones, que pueden
incluir también agresiones cruzadas dentro de parejas heterosexuales y homosexuales.
CAUSALES Y DETERMINACIONES DE
GENERO
De género
Se trata de la expresión más aceptada internacionalmente (gender based violence -GBV-,
en inglés). Su uso se ha generalizado a partir de la Declaración de Beijing de 1995, en su
artículo 113:
La expresión violencia contra las mujeres significa cualquier acto de violencia basada en
el género que tiene como resultado, o es probable que lo tenga, unos daños o sufrimientos
físicos, sexuales o psicológicos para las mujeres, incluyendo las amenazas de dichos actos,
la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública como en la
privada".
Se refiere a las causas estructurales e incluye asimismo todas las formas de violencia y
todos los ámbitos en los que ésta se puede dar.
RAICES HISTORICAS DE LAVIOLENCIA
HACIA LA MUJER
Citas de pensadores, filósofos y padres de la iglesia (Valls, 2008), en las cuales se hacen
afirmaciones misóginas, sin fundamento, sobre la inferioridad natural de las mujeres,
aseveraciones que han alimentado las creencias patriarcales hasta nuestros días y que
constituyen las raíces de la violencia contra la mujer.
Leyes de Manu
Leyes de Manu, 1280 a. C. (Libro sagrado de India para instituciones religiosas y civiles,
Libro II):
"Durante su infancia, una mujer debe depender de su padre; durante su juventud, de su
marido; si ha muerto su marido, de sus hijos; si no tiene hijos, de los parientes próximos de
su marido y, en su defecto, de los de su padre; si no tiene parientes paternos, del soberano;
una mujer no debe nunca gobernarse a su antojo."
RAICES HISTORICAS DE LAVIOLENCIA
HACIA LA MUJER
Platón
Platón (Las Leyes), 427-347 a. C.:
"De aquellos que nacieron como hombres, todos los que fueron cobardes y se pasaron la vida
haciendo maldades fueron transformados en su segundo nacimiento en mujeres… Tal es el origen de
las mujeres y de todo lo que es femenino."
Tomás de Aquino
Tomás de Aquino, 1225-1274:
"La naturaleza intenta que nazca un hijo varón: el nacimiento de una niña indica que algo ha salido
mal, una prueba de que la mujer es defectuosa y está mal concebida."
Hasta el año 1975, el Código Civil Español establecía que el marido debía proteger a la mujer y ésta,
obedecer al marido, otorgando así a éste un verdadero poder que le permitía exigir la sumisión de la
mujer casada.
RAICES HISTORICAS DE LAVIOLENCIA
HACIA LA MUJER
El Arzobispo de Granada, Javier Martínez, en una homilía en diciembre de 2009, afirmó que: "si
una mujer aborta, matando así a un niño indefenso, da a los varones la licencia absoluta, sin límites,
de abusar del cuerpo de la mujer". Más recientemente, en diciembre de 2012, un párroco italiano,
Piero Corsi, colgó una nota en el portón de la iglesia de San Terenzo en la que señalaba que el
problema de la violencia machista se debe a que las mujeres “cada vez más, provocan, se vuelven
arrogantes y se creen autosuficientes
Refranes
Mejor nueve hijos que una niña (estonio).
La mujer tiene el pelo largo y el cerebro pequeño (sueco).
Donde la mujer lleva los pantalones y el hombre el delantal, todo sale fatal (italiano).
El primer día del año, haz tus planes; el primer día de matrimonio, corrige a tu esposa (japonés).
Mujer sin marido, barca sin timón (portugués).
CAUSAS MODELO DE
BRONFENBRENNER
Los modelos teóricos
Las causas de la violencia en la pareja han sido investigadas desde diferentes perspectivas, entre ellas el
feminismo, la criminología, el desarrollo, la psicología, la salud pública, los derechos humanos, la
sociología…
De estas investigaciones empíricas y teóricas, han surgido varias explicaciones que, si bien difieren en
la importancia que asignan a los distintos factores individuales y sociales, han llegado a la conclusión
de que no existe una causa única que explique adecuadamente la violencia contra la mujer (OMS,
2005).
El modelo ecológico
El psicólogo Urie Bronfenbrenner (1987) introdujo el llamado modelo ecológico en las ciencias
sociales. Este modelo propone conceptualizar el análisis de los fenómenos humanos y sociales dentro
de un contexto de diversos subsistemas que interactúan de forma compleja y dinámica.
Bronfenbrenner propone cuatro niveles de análisis que se interrelacionan entre sí:
CAUSAS
Macrosistema
Es el contexto más amplio e incluye las formas de organización social más abstractas, la
cultura o subcultura de los sistemas de creencias, así como los estilos y las prácticas de
vida que prevalecen en ellos.
Creencias y valores culturales y religiosos sobre la concepción de la pareja, el amor, la
familia y la comunidad: los roles de cada miembro (padre, madre, hijos e hijas), sus
derechos y responsabilidades
Concepciones sobre el poder y la obediencia.
Nivel de tolerancia hacia la utilización de la fuerza para la resolución de los conflictos.
CAUSAS
Exosistema
Incluye instituciones de las comunidades como la escuela, la iglesia, las instituciones
recreativas, laborales, los medios de comunicación, los organismos judiciales y de seguridad,
que hacen de mensajeros entre los macrosistemas de la cultura y los microsistemas.
Nivel de legitimación institucional de la violencia.
Existencia de modelos violentos en los medios de comunicación de masas.
Existencia o no de:
Legislación para combatir la violencia
Victimización secundaria.
Nivel de impunidad hacia los agresores.
CAUSAS
Microsistema
Se trata del contexto más inmediato e incluye la red de relaciones directas y personales, con la
familia como estructura básica. Está relacionado con los roles que desempeñamos en nuestra
cotidianeidad.
Historia personal de violencia en la familia de origen.
Aprendizaje de resolución violenta de los conflictos.
Capacidades personales a fin de hacer frente a la violencia.
Autoritarismo en las relaciones familiares.
Nivel de autoestima.
Factores de riesgo: estrés económico, consumo de tóxicos y/o alcohol, aislamiento, prejuicios
sociales, estereotipos
CAUSAS
Con respecto a la violencia de género, es importante ver y entender que los estereotipos de
género, unidos a los mitos que se generan alrededor de la violencia a fin de justificarla y
perpetuarla, cumplen tres funciones principales (Corsi, 1999):
Culpabilizar a la mujer: como provocadora, masoquista por no salir de esa relación, etc.
Naturalizar la violencia: "el matrimonio es así”, "los celos son el condimento del amor",
“quien bien te quiere te hará llorar”, etc.
Impedir a la víctima salir de la situación: el ideal de amor romántico, etc.
Los
ESTEREOTIPOS DE GENERO
Masculino Femenino
El rol, como categoría de análisis sociológico, hace referencia a las asignaciones (formas de ser, sentir
y actuar) que una sociedad/cultura concreta asigna a un grupo determinado, así como “a la manera en
que las personas asumen y expresan en la vida cotidiana tales asignaciones” (Murguialday, 2000).
Los roles de género son un conjunto de normas, derechos y deberes, expectativas acerca de los
comportamientos y las actividades que se consideran socialmente como apropiados para las personas
de un sexo en particular.
La feminidad
Por un lado, la feminidad asumirá características que serán impuestas de modo ideal y normativo por
la sociedad, las cuales serán atribuidas a las mujeres basándose en el potencial biológico de la
reproducción y de las actividades derivadas de ello (crianza, cuidado, soporte emocional, socialización
de hijos/as, etc.), así como el espacio legítimo para estas actividades y, por lo tanto, para la mujer: el
espacio doméstico
La masculinidad
Por otro lado, la masculinidad asumirá características que serán impuestas de modo ideal y
normativo por la sociedad, las cuales serán atribuidas a los hombres. Estas características partirán
de la posición jerárquica de superioridad en la cual se encuentra la persona de sexo masculino,
siendo sus roles básicamente productores, el espacio legítimo, el espacio público, y reuniendo una
gran cantidad de atributos positivos.
Como características que son definidas social, cultural e históricamente, éstas pueden variar y
modificarse en el tiempo. Así, vemos que una misma sociedad, en función del momento histórico
en el cual se encuentre, definirá de una manera u otra la feminidad y la masculinidad, ya que no
son concepciones estáticas sino dinámicas.
Como ejemplo de toda esta construcción sociocultural que hemos visto a lo largo de estas últimas
secciones, Marcela Lagarde (1996) nos ilustra cómo, a partir del nacimiento de una persona y a
partir del dimorfismo sexual, sucede todo un mecanismo cultural a modo de ritual.
ROLES DE GENERO
Con respecto a la violencia de género, es importante ver y entender que los estereotipos de
género, unidos a los mitos que se generan alrededor de la violencia a fin de justificarla y
perpetuarla, cumplen tres funciones principales (Corsi, 1999):
Culpabilizar a la mujer: como provocadora, masoquista por no salir de esa relación, etc.
Naturalizar la violencia: "el matrimonio es así”, "los celos son el condimento del amor",
“quien bien te quiere te hará llorar”, etc.
Impedir a la víctima salir de la situación: el ideal de amor romántico, etc.
AMOR ROMANTICO
Para remontarnos a los orígenes del denominado amor romántico, hemos de remitirnos al
Medievo y a siglos posteriores, con el denominado amor cortés.
Esta noción de las relaciones afectivas evoluciona hasta llegar a la ideal de amor romántico
que se dará en el Romanticismo, “movimiento que influyó profundamente en las estructuras
narrativas, filosóficas y emocionales de las culturas occidentales” (Herrera, 2010), y con
Rousseau como uno de sus grandes precursores con su conocida obra La nueva Eloísa.
En estas novelas, las mujeres son descritas bajo el estereotipo de dulces, delicadas, frágiles,
necesitadas de protección, etc. Claros estereotipos de género derivados del ideal de mujer
victoriana. En ellas se ensalza el amor como vía casi mística de realización personal, y es el
noviazgo el camino al matrimonio, objetivo y fin en sí mismo de toda mujer.
Lorente, en su libro El rompecabezas, ilustra cómo mujeres y hombres ven e interpretan este
ideal de amor romántico, de búsqueda del “príncipe azul”.
AMOR ROMANTICO
Esta situación refuerza los papeles del hombre conquistador cuyo éxito se basa en
aumentar el número de mujeres conquistadas y en mejorar sus características, mientras que
el de las mujeres que entran en ese juego de conquistador-conquistada no se basa en el
número de hombres con los que has tenido una relación […] el verdadero éxito de la mujer
consiste en retener al hombre, en mantener la relación todo el tiempo posible.”
Esta situación refuerza los papeles del hombre conquistador cuyo éxito se basa en
aumentar el número de mujeres conquistadas y en mejorar sus características, mientras que
el de las mujeres que entran en ese juego de conquistador-conquistada no se basa en el
número de hombres con los que has tenido una relación […] el verdadero éxito de la mujer
consiste en retener al hombre, en mantener la relación todo el tiempo posible.”
AMOR ROMANTICO. PRINCIPE AZUL
Vemos, entonces, que bajo esta imagen el modelo masculino son los príncipes azules,
fuertes, activos y protectores; y el modelo femenino son las princesas débiles, sensibles y
desprotegidas
Por lo tanto, a las mujeres se las educa en amar por encima de cualquier cosa, siendo el día
de la boda la culminación de todos sus deseos, siendo el día más feliz de su vida. Y a los
hombres en cambio se les mutila emocionalmente, por lo que se les censura si muestran
sus sentimientos en público, se les alienta a vivir en libertad y a que huyan del compromiso
hasta que finalmente una mujer “les cace”, asienten la cabeza y formen una familia
(Herrera, 2012).
AMOR ROMANTICO
Cuando mi pareja comenta que no mire a nadie, que le entran celos. Los celos son una forma de inseguridad y posesión que nada tienen que ver con el amor.
Cuando mi pareja empieza a contestarme mal, incluso con gritos, pero luego me pide perdón. Las personas no cambian porque nosotras queramos y seguro que antes ya me mostró esta violencia de otras
maneras.
Cuando mi pareja comienza a mirarme el móvil y mis redes sociales y quiere saber todo sobre mis relaciones No es porque me quiere más, es para tenerme más controlada.
interpersonales.
De los estereotipos y roles de género a las relaciones
abusivas: factores e indicadores de riesgo
Cuando mi pareja me recrimina que estoy todo el día estudiando y que no le dedico tiempo. Está obligándome a priorizarlo, y debo saber que en mi vida existen más cosas importantes
que el hecho de estar siempre con mi pareja.
Cuando mi pareja me chantajea para mantener relaciones sexuales cuando yo no quiero, Me está obligando a hacer algo que no quiero, que no deseo.
diciéndome que, si no lo hago, se va con otra.
Cuando mi pareja me comenta que no puede estar una semana sin mí y que no vaya al viaje de Me está quitando mi libertad.
fin de curso o al campamento de verano.
Cuando mi pareja me comenta que esa falda tan corta no le gusta porque todos me miran, o Está obligándome a no utilizar algo que a mí me gusta.
que el escote que llevo es muy provocativo.
Cuando mi pareja comienza a hablar mal de mis amistades y no quiere que me junte con ellas. Es una manera de aislamiento y control.
De los estereotipos y roles de género a las relaciones
abusivas: factores e indicadores de riesgo
Cuando mi pareja me llama varias veces al día, me manda varios mensajes al día, para saber Es una manera de control y posesión.
qué hago, con quién estoy o cuándo nos vemos.
Cuando mi pareja me dice que quiere estar siempre conmigo, que no le apetece mucho estar Es una manera de controlar y poseer mis espacios y tiempos.
con más gente.
ESCALERA DE LA VIOLENCIA
Lo importante en esta escalera de la violencia es que, cada vez que se sube un escalón, o
sea, cada vez que una de las afirmaciones que se plantean es afirmativa, nos adentramos
cada vez más en una situación de abuso y violencia.
Cada indicador simboliza un peldaño, pero no están ordenados jerárquicamente:
simplemente una afirmación a un indicador te hace subir un escalón de la escalera, por lo
que una primera afirmación te adentra en la escalera y, consecuentemente, en la violencia.
Por supuesto, cuantos más peldaños suba la persona, más violencia encontraremos hacia la
ella.
Esta escalera es un instrumento gráfico que ha de servir para hacer y hacernos conscientes
de estos indicativos de riesgo en una relación amorosa, para no comenzar a subir la
escalera, o sea, para no adentrarnos cada vez más en una relación abusiva.
CICLO DE LA VIOLENCIA
Walker desarrolló la teoría del ciclo de la violencia conyugal, que se convirtió en la teoría auxiliar para
el reconocimiento y el tratamiento del problema en los últimos años.
Este ciclo descrito por Walker nos ayuda además a entender los problemas y los sentimientos de las
mujeres que son víctimas de violencia.
Fase de tensión
Se caracteriza por un aumento gradual de tensión en la relación, que se manifiesta en actos que aumentan
la fricción y los conflictos en la pareja.
En esta fase, el agresor expresa hostilidad, pero no llega a ser de forma violenta ni muy agresiva. La
mujer procura calmar al agresor, complacerlo, o al menos intentar hacer aquello que menos moleste, ya
que tiene la creencia de que puede evitar la agresión.
A pesar de los intentos por parte de la mujer de evitar el conflicto, la tensión seguirá aumentando hasta
llegar a producirse la fase siguiente, puesto que esta evolución no depende de lo que haga la mujer, sino
de la percepción de poder y propiedad que el hombre tiene sobre ella.
CICLO DE LA VIOLENCIA
Fase de agresión
En esta fase estalla la violencia, se produce agresión psíquica, física y/o sexual. Esta fase puede durar unos minutos
u horas, e incluso ha habido mujeres que se han sentido así durante días e incluso semanas. La situación que
finalmente hace saltar de la fase de tensión a la de agresión es totalmente arbitraria, no responde a una actitud,
acción o cualquier otra situación que la mujer pueda tener. El agresor estalla en cualquier situación y momento,
produciendo en la mujer un estado de perplejidad e indefensión ya que no puede ni podrá controlar nunca el
momento en el que se producirá.
"Luna de miel" o de reconciliación
En esta fase del ciclo, violencia, hostilidad y tensión desaparecen. El agresor pide perdón, se muestra arrepentido,
argumenta excusas para disculpar la agresión y ser perdonado por parte de la víctima (dice que no lo volverá hacer,
que estaba muy nervioso, que no sabía lo que hacía, etc.), ejerciendo sobre ella manipulación emocional.
Además, se muestra cariñoso con la mujer, le hace promesas de cambio, le obsequia con regalos y halagos, etc.
Todo ello actúa como refuerzo positivo para que la mujer mantenga la relación y vuelva a ver a esa persona de la
cual se enamoró, y contribuye a fomentar su creencia de que ella puede llegar a cambiarlo
CICLO DE LA VIOLENCIA
Pese a ello, esta aproximación e intento del hombre de reparar la situación incluye a
menudo formas de violencia muy sutiles, como la inculpación de la mujer en lo sucedido
o el chantaje emocional, que acostumbra a ser el caldo de cultivo para que ésta no se
posicione de forma muy dura, a pesar de haber sido agredida.
Normalmente, tanto a las mujeres como a muchos de los profesionales se les pasan por alto
este tipo de microviolencias, puesto que aunque conozcan el ciclo de violencia y adviertan
a la mujer de lo que puede acontecer, no visibilizan las nuevas formas de violencia que se
están sucediendo.
A medida que la violencia se cronifica en una relación afectiva, la duración de la primera y
de la segunda fase aumentan; en cambio, la fase de "luna de miel" se vuelve cada vez
menos frecuente.
CICLO DE LA VIOLENCIA
Como ya hemos mencionado, si este ciclo no se rompe, las agresiones irán en aumento y la
gravedad de las lesiones será mayor cada vez. Incluso en el caso de que la mujer haya dado
por finalizada la relación, el agresor la someterá a persecución como forma de
subyugación.
El ciclo de la violencia también es denominado espiral de la violencia de género, ya que
esta figura de espiral se utiliza como recurso gráfico para ayudar a fijar la idea de
absorción, en la cual se encuentran inmersas las víctimas de violencia.
En el caso de que se produzca una gran cronificación de la violencia en la relación, la fase
de "luna de miel" se pierde, y el ciclo pasa de la fase de tensión a la de agresión, y así
sucesivamente
Signos y síntomas directos e indirectos.
Manifestaciones físicas
La frecuente asociación entre maltrato a la mujer y maltrato a los niños y niñas (en casi un 50 % de los
casos).
El sufrimiento que comporta para los hijos e hijas ser testigo de la violencia contra su madre, aunque
no haya maltrato directo hacia ellos y ellas.
En ambos casos, los niños y niñas pueden presentar una menor capacidad de adaptación y
manifestaciones psíquicas y somáticas de síndrome de estrés postraumático que varían con la edad:
En lactantes: trastornos del sueño, llanto excesivo, retraso pondoestatural y del desarrollo psicomotor.
En la edad preescolar: terror, irritabilidad, retraso en la maduración psicomotora y del lenguaje.
En la edad escolar: quejas somáticas inespecíficas, dolor abdominal o cefalea, problemas de
aprendizaje, aislamiento, conductas regresivas.
En la adolescencia: ansiedad intensa, fracaso escolar, agresividad, conductas de riesgo, disminución de
la autonomía.