Historia de La Esquizofrenia
Historia de La Esquizofrenia
Historia de La Esquizofrenia
De este modo, instituyó una serie de síntomas deficitarios –deterioro afectivo, apatía,
indiferencia, desorganización del pensamiento, disgregación psíquica, etc.– como las
manifestaciones nucleares de la Dementia praecox, asociadas a un cortejo variable de
síntomas accesorios como ideas delirantes, alucinaciones o trastornos psicomotores
La concepción kraepeliniana tuvo una amplia difusión en las primeras décadas del siglo XX
1911 : Bleuler publica “Demencia precoz o grupo de esquizofrenias”
donde ofrecía una caracterización del cuadro no a partir de su evolución,
sino de lo que consideraba su rasgo psicopatológico fundamental: la
escisión del yo, introduciendo el neologismo “esquizofrenia”
Estos síntomas eran los constantes y exclusivos del esquizofrénico, pudiendo presentar además
otros más llamativos pero “accesorios” como delirios, alucinaciones, perturbaciones de la memoria
o trastornos del lenguaje.
Con Bleuler la categoría de esquizofrenia asumió una amplitud mucho mayor que la
de la demencia precoz kraepeliniana, con extensión a la práctica totalidad de los
cuadros psicóticos y, por tanto, una problemática generalización de su uso.
“la sonorización del pensamiento, la audición de voces que opinan y replican al sujeto,
la audición de voces que comentan sus acciones, las experiencias corporales de
influencia, el robo del pensamiento y otras influencias ejercidas sobre el pensamiento,
la difusión del pensamiento, la percepción delirante y la convicción de ser influenciado
en los sentimientos, tendencias y voliciones”
Reconoció que la mayoría de los síntomas de primer rango compartían un rasgo
fenomenológico común: una pérdida de los límites del yo o un aumento mórbido de la
permeabilidad en la barrera entre el yo y el mundo, lo que los alienistas franceses habían
definido como “xenopatía”, la experiencia de la propia actividad psíquica (lenguaje,
pensamientos, sentimientos, intenciones, etc.) como ajena o impuesta.
De este modo Schneider suministró el tercer gran pilar sobre el que sigue descansando en la
actualidad el concepto de esquizofrenia, añadiendo al deterioro kraepeliniano y a la
desorganización bleuleriana los llamados “trastornos del yo como eje central de sus
manifestaciones clínicas
A mediados del siglo XX, lo esencial del concepto clínico de esquizofrenia
había quedado medianamente establecido. De hecho el diagnóstico se sigue
realizando hoy en día recurriendo a criterios inspirados en estos autores.
Ni la introducción de los neurolépticos en la década de 1950, técnicas de
neuroimagen, o estudios genéticos han dado lugar a modificaciones
El análisis del mundo interno y la subjetividad esquizofrénica
La cenestesia seria el sentido común que posibilita la síntesis de todas las sensaciones particulares y
dota a la percepción de unidad y coherencia (autoconciencia). Tambien el conocimiento práctico
que nos permite concebir objetos, situaciones o la conducta de otros desde un horizonte
compartido de sentido (evidencia natural o prerreflexiva). Por último, el sentido común apunta
también a la capacidad emocional y cognitiva de conectar y acceder intuitivamente al mundo
interno del otro (“sintonía” de Bleuler).
La autoconciencia sensorial y la percepción integrada del mundo físico y de uno mismo estrechamente
vinculadas con la facultad de aprehender e interpretar adecuadamente las acciones de otros en la esfera
social, resultado de una capacidad de resonancia intercorporal que presupone un “habitar” con plenitud
.
el propio cuerpo y, un sentirse uno mismo como el sujeto de sus percepciones, sensaciones,
pensamientos o actos
la radicalidad de la condición esquizofrénica se derivaría del hecho de implicar una suerte de
liberación del psiquismo de su anclaje corporal.
Bajo influencia del pensamiento de Merleau-Ponty y la distinción entre cuerpo vivido y cuerpo
anatómico (o entre cuerpo-sujeto y cuerpo-objeto), esta visión de la esquizofrenia como un
“desencarnamiento del yo” goza de amplio predicamento
http://scielo.isciii.es/pdf/clinsa/v21n3/v21n3a02.pdf