Trabajo Sobre Balistica Forense
Trabajo Sobre Balistica Forense
Trabajo Sobre Balistica Forense
DOCENTE:
DR. ALEXIS PEÑA
*BALISTICA FORENSE
* 2.-Balística exterior:
Estudia las trayectorias y
los efectos perturbadores del medio ambiente
sobre el proyectil. Es el análisis de lo que
ocurre con el proyectil desde que abandona la
boca del cañón hasta que hace blanco, o bien
agota su impulso y cae.
El recorrido de éste, independientemente de
la forma de dicho camino
o de su permanencia, se llama "trayectoria"
*Balística exterior
* Identificar y definir las ramas de la Balística
Forense.
*Objetivos
específicos
* Diferenciarla variedad de los cartuchos y
armas de fuego usados en el medio.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
Conocer los principios del estudio de
comparación o cotejo entre vainillas y
entre proyectiles para así determinar
la uniprocedencia de los mismos.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
* OBJETIVOS ESPECIFICOS
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
Aprender a recolectar, manipular y embalar
adecuadamente los elementos de prueba
hallados en la escena del crimen donde se
involucren armas de fuego o sus accesorios, para
su posterior envío a los laboratorios.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
Valorar la importancia de la Balística Forense, en
el esclarecimiento de un hecho punible, en las
que se utilicen armas de fuego.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
Interpretar la presencia o ausencia de residuos
de disparo en las diferentes superficies.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
* Conocer los principios del estudio de comparación
o cotejo entre vainillas y entre proyectiles.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
* Describir,
recolectar, embalar y rotular adecuadamente los
elementos materiales de prueba hallados en la escena del
delito, para su posterior envió al laboratorio.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
Interpretar los diferentes conceptos y ayudas
requeridas que se pueden proporcionar en un
informe pericial de Balística Forense
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
Poseer el concepto claro de los principios del
dictamen y su valoración en una audiencia
pública.
*OBJETIVOS
ESPECIFICOS
Balística Forense: es una de
las ramas de la Criminalística,
es el concepto bajo el que se
agrupan una serie de temas
muy diversos que requieren el
concurso de distintas
y variadas ciencias y que, en
conjunto, tienden a resolver
los hechos criminales en los
que intervengan armas de
fuego”.|
Es una disciplina científica que se ocupa de
investigar el alcance, la dirección y los
efectos que producen los proyectiles,
misiles.
También en los hechos criminales producidos
por armas de fuego la investigación se inicia
en el escenario criminal:
1. Protección del lugar del crimen
(acordonamiento).
2. Fijación probatoria (registro fotográfico y
descripción Planimetría).
3. Modelado.
4. Informe medico legal.
5. Localización y colección de indicios.
Abarca campos tan dispares como:
* FORMA DE ALIMENTACIÓN
- Avancarga
- Retrocarga
* POR SU FABRICACIÓN
Originales
Artesanal
EL CONTACTO CON EL PROYECTIL PRESENTA:
*ANTECEDENTES.
Correa Quintero
Hechos:
El 4 de julio de 1999, Mauricio Correa Quintero se dirigió al
sitio conocido como el parque de la 93 de la ciudad de
Bogotá, con el objetivo de celebrar el triunfo de la selección
de fútbol de Colombia sobre su similar de Argentina, lugar
donde se encontró con Juan Manuel Mantilla, Felipe Agudelo
(primos entre sí) y Carlos Alberto Vega, a quienes invitó a su
apartamento para continuar con la celebración, en el que no
se encontraban sus padres, dado que estaban fuera del país.
Una vez en el apartamento, se saludaron con Nadezhda
Araújo Quintero –media hermana del fallecido-, quien se
retiró a su habitación para descansar, quedando Mauricio
junto con sus acompañantes en la alcoba contigua,
procediendo a consumir bebidas alcohólicas y a escuchar
música.
En desarrollo de la reunión, se exhibieron 2 armas de fuego, una
pistola 9 milímetros y un revólver calibre 38, las que son de propiedad
del doctor Jaime Araújo Rentería y se encontraban en dicho inmueble.
El 5 de julio de 1999, alrededor de las 10 de la mañana, Nadezhda
Araújo encontró a su hermano muerto, recostado en una silla y con un
revólver a su lado derecho; una vez llegaron la autoridades, se le
interrogó por lo sucedido y manifestó no haber escuchado nada
extraño, ni la detonación del disparo que cegó la vida de Mauricio, ni
discusión alguna entre las personas que se encontraban en su
apartamento.
De acuerdo al informe de la inspección sobre el cadáver, Mauricio
Correa fue encontrado, sentado y recostado en el espaldar de una silla
de madera, sin camiseta, con heridas producidas a causa de un
impacto de arma de fuego en su cabeza. Cerca de donde termina su
mano derecha y sobre la silla se encontró un revólver calibre 38 largo,
con cañón recortado y una vainilla percutida dentro de uno de sus
alveolos. Adicionalmente, se encontraron rastros de un impacto entre
el muro que separa la puerta de entrada a la habitación y el closet y
otro en el techo, con residuos de masa encefálica y cabellos.
Adelantada la inspección del cuerpo y en atención al dictamen del laboratorio de
balística forense, Mauricio Correa Quintero falleció por efectos de la penetración
en su cráneo de un proyectil único del revólver 38 especial Smith & Wesson, de
propiedad del doctor Jaime Araújo.
Adelantada la investigación correspondiente, la Fiscalía encontró que los tres
acompañantes de Mauricio Correa coincidieron en afirmar que él exhibió dos
armas de fuego, un revólver calibre 38 y una pistola 9 milímetros, que además
extrajo los proyectiles del revólver y lo accionó en dirección a su sien, acto que
fue reprochado por sus compañeros. Advirtieron que pasada aproximadamente
una hora Carlos Vega decidió abandonar ese lugar y con posterioridad se
retiraron Juan Manuel Mantilla y Felipe Agudelo, quienes son primos entre sí.
En declaración de Rodolfo Terraza Sierra, celador del edificio, confirmó el ingreso
de tres jóvenes al apartamento del occiso y señaló además que a las 11:50 p.m.
del día 4 de julio, escuchó una detonación, sin precisar el lugar donde se produjo,
agregando que hacia las 12:30 a.m., uno de los jóvenes abandonó el sitio y
alrededor de la 1:15 a.m., lo hicieron los otros dos.
Ana María López, vecina del apartamento donde acaecieron los hechos, afirmó
que el disparo tuvo ocurrencia faltando diez o veinte minutos para las 12 de la
noche, sin precisar si el mismo se dio dentro o fuera del edificio.
Conforme al protocolo de necropsia 1; el análisis instrumental para residuos de
disparo por emisión atómica (plasma) o absorción atómica 2; el dictamen de
balística forense 3; el segundo análisis instrumental para residuos de disparo 4;
el álbum fotográfico correspondiente a la inspección del cadáver y plano del
lugar de los hechos 5; el informe del grupo de patología regional de Bogotá
adscrito a Medicina Legal 6; la diligencia de inspección judicial con álbum
1
El protocolo 03007-1999, indicó que tanto la trayectoria del proyectil como las características morfológicas
son consistentes con la posibilidad de que la lesión haya sido auto-infligida, si la persona no está inconsciente
al momento de sufrir la lesión (Folios 37 a 45 cuaderno 1 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40
Seccional de Bogotá).
2
Dicho análisis arrojó siguientes resultados: “La determinación para los residuos compatibles con los de
disparo, representada por los elementos Plomo, Antimonio, Bario y Cobre (Pb, Sb, Ba, Cu), en la muestra
identificada como frotis tomado a las manos, dio el siguiente resultado: MANO IZQUIERDA: POSITIVO;
MANO DERECHA: POSITIVO.” (Folio 47 cuaderno 1 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40
Seccional de Bogotá).
3
El Laboratorio de Balística Forense del Instituto de Medicina Legal Dirección Regional Bogotá concluyó:
“El revólver Smith & Wesson número serial J681820 percutió la vainilla y disparó el proyectil incriminados
recibidos para la experticia.” (Folios 81 a 88 cuaderno 1 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40
Seccional de Bogotá).
4
En la interpretación de resultados se señaló: “Como puede apreciarse en la tabla de niveles encontrados en
las dos manos son más altos que los de la muestra de control, pero vale la pena llamar la atención el hecho
de que los niveles encontrados en la mano derecha son aproximadamente diez veces más altos que los niveles
de la mano izquierda.” (Folio 123 cuaderno 1 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de
Bogotá).
5
Folios 124 a 140 cuaderno 1 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de Bogotá.
6
En respuesta a la solicitud elevada por el ente instructor, el Grupo de Patología Regional de Bogotá, entre
otros aspectos informó: “En la necropsia se encontró un herida única por proyectil de arma de fuego con
orificio de entrada irregular de 1.4x2 cm localizado en región esfenoidal derecha (región comúnmente
conocida como la sien) (…) De acuerdo a estas características físico – químicas del orificio de entrada se
pudo determinar que el disparo que le originó [la muerte] se produjo entre la boca de fuego del arma y la
superficie afectada. En cuanto a la posición del hoy occiso al momento del disparo, podemos concluir que se
encontraba en posición vertical, de acuerdo al hallazgo de sangre con patrón de escurrimiento de cabeza
hasta tórax, en sentido supero-inferior descrito en el examen externo del cadáver (…) No se encontraron en
extremidades signos de lucha o heridas de defensa. Se encontró una escoriación(sic) lineal, olbicuo de 12,5
cm de longitud localizada en cara externa de hemitórax izquierdo. Lesiones de esta localización no son
usualmente encontradas como signos de lucha. Además teniendo en cuenta que el hoy occiso se encontraba
sin camisa, esta lesión pudo haber ocurrido en cualquier momento del día al rozar cualquier superficie
contundente (…) Las características del orificio de entrada (disparo a contacto) y la trayectoria seguida por
el proyectil de arma de fuego, son consistentes con la posibilidad de que la lesión haya sido autoinfligida. El
análisis toxicológico de sangre de vaso periférico reportó una alcoholemia de 223 mg%, estas cifras de
alcoholemia se correlacionan clínicamente con una embriaguez alcohólica aguda grado II. El rasgo más
llamativo de éste (sic) grado de embriaguez es la disertria (hablar enredado). No se detectó en las muestras
analizadas otro tipo de abuso (cocaína, canabionoides, opláceos, barbitúricos).” (Folios 154 y 155 cuaderno
1 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de Bogotá).
fotográfico del lugar de los hechos adelantada el 20 de diciembre de 1999 [1]; la inspección
judicial y reconstrucción de los hechos con la presencia de fotografía, adelantada por el
Laboratorio de Balística Forense de Medicina Legal [2]; la “autopsia psicológica”[3]; así como las
distintas declaraciones rendidas por los forenses que adelantaron las anteriores diligencias, el
ente investigador advirtió que existía la posibilidad de que la lesión que terminó con la vida de
Correa Quintero haya sido auto-infligida.
Así, la Fiscalía Cuarenta Seccional de Bogotá, el 7 de noviembre de 2008, profirió resolución
inhibitoria, argumentando que si bien es claro que la noche de los hechos, Mauricio Quintero,
Felipe Agudelo, Juan Manuel Mantilla y Carlos Alberto Vega se encontraban en el apartamento
del hoy occiso, donde ingirieron bebidas embriagantes y salieron a relucir dos armas provistas
de la correspondiente carga, donde una de ellas finalmente fue accionada para segar la vida de
Mauricio, encontró que no existía prueba testimonial, pericial, documental o cualquier otro medio
que condujera a demostrar que Felipe, Juan Manuel o Carlos Alberto hubieran intervenido en
ese nefasto acontecimiento.
Contra la decisión inhibitoria, el Ministerio Público presentó recurso de reposición y en subsidio
apelación, con fundamento en tres criterios principales: (i) Existen varios testimonios de los
cuales se puede inferir que los jóvenes que acompañaron a Mauricio Correa el día de su
muerte, se encontraban con él cuando el arma que terminó con su vida fue accionada; (ii) que el
sitio donde fue hallado el cadáver no corresponde a aquél donde quedó al recibir el impacto; y
(iii) que se le haya dado valor probatorio a la “autopsia psicológica”, pues entiende que el perito
se adentró en conclusiones que corresponden al propio juzgador.
Así, la Fiscalía Cuarenta Seccional de Bogotá, el 7 de noviembre de 2008, profirió
resolución inhibitoria, argumentando que si bien es claro que la noche de los hechos,
Mauricio Quintero, Felipe Agudelo, Juan Manuel Mantilla y Carlos Alberto Vega se
encontraban en el apartamento del hoy occiso, donde ingirieron bebidas embriagantes
y salieron a relucir dos armas provistas de la correspondiente carga, donde una de ellas
finalmente fue accionada para segar la vida de Mauricio, encontró que no existía
prueba testimonial, pericial, documental o cualquier otro medio que condujera a
demostrar que Felipe, Juan Manuel o Carlos Alberto hubieran intervenido en ese
nefasto acontecimiento.
Contra la decisión inhibitoria, el Ministerio Público presentó recurso de reposición y en
subsidio apelación, con fundamento en tres criterios principales: (i) Existen varios
testimonios de los cuales se puede inferir que los jóvenes que acompañaron a Mauricio
Correa el día de su muerte, se encontraban con él cuando el arma que terminó con su
vida fue accionada; (ii) que el sitio donde fue hallado el cadáver no corresponde a
aquél donde quedó al recibir el impacto; y (iii) que se le haya dado valor probatorio a
la “autopsia psicológica”, pues entiende que el perito se adentró en conclusiones que
corresponden al propio juzgador.
el apoderado de la parte civil, interpuso recurso de
apelación bajo los siguientes fundamentos: (i) Conforme
a los testimonios de Rodolfo Terraza Sierra y Ana
María López Méndez, los señores Agudelo Jaramillo,
Mantilla Jaramillo y Vega Montealegre, se encontraban
con el hoy difunto cuando el revólver fue accionado;
(ii) estima que de llegarse a probar que no existió
homicidio, debería descartarse la existencia de otro
tipo penal la inducción al suicidio; (iii) alega que la
posición final no corresponde a la que la experiencia
enseña respecto de las heridas auto-infligidas con
arma de fuego; (iv) por último se refiere a que el
joven Correa Quintero no tenía tendencias suicidas,
como lo pretende hacer ver la denominada “autopsia
psiquiátrica”.
La Fiscalía Cuarenta Seccional de Bogotá, el 15 de diciembre de 2008, resolvió
el recurso de reposición interpuesto por el agente del Ministerio Público,
manteniendo su decisión inhibitoria y por consiguiente, concedió el recurso
subsidiario de apelación interpuesto tanto por la procuraduría como por la
parte civil.
La Fiscalía Veintidós Delegada ante el Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, el 11 de noviembre de 2009, confirmó la resolución inhibitoria. Al
momento de evacuar los argumentos esgrimidos por los recurrentes expuso: (i)
que resultaba extraño que el celador del edificio hubiera sentido la detonación
del arma de fuego que terminó con la vida de Mauricio Correa y no hubiera
detenido a los jóvenes que en su parecer abandonaron el edificio de manera
extraña; (ii) en cuanto a la solicitud de que se abriera instrucción en contra de
los tres jóvenes, ya sea por homicidio o suicidio inducido, señaló, que de
acuerdo a los diferentes experticios, informes y dictámenes de medicina legal,
se puede inferir que Mauricio Quintero se suicidó, y no existe prueba de la que
se derive su responsabilidad penal; (iii) finalmente resaltó que la “autopsia
psicológica” había sido practicada por un experto en la materia, aclarando que
dicho concepto no obligaba al operador judicial a adoptar una decisión en uno
u otro sentido.
Inconformes con la decisión adoptada, los familiares de Mauricio Correa
Quintero, interpusieron acción de tutela para que se dejaran sin efecto la
resolución inhibitoria dictada y, en su lugar, se ordenara abrir la instrucción
penal.
La acción de tutela expone una serie de circunstancias que rodearon el caso y
que consideran no se tuvieron en cuenta al adoptar las decisiones atacadas.
Sobre el particular se indica:
- Tanto en primera como en segunda instancia los Fiscales no valoraron
adecuadamente los testimonios que confirmaron que las tres personas que
ingresaron al apartamento de la familia Araújo Quintero, se encontraban con él
al momento de su deceso, los que en criterio de uno de los declarantes
abandonaron el edificio de manera sospechosa.
- La trayectoria de la bala no corresponde científica ni lógicamente a la
posición donde fue encontrado el cadáver, lo que demuestra que fue
movido, ello atendiendo a que conforme a los planos y la diligencia de la
inspección de cadáver, en su criterio, el impacto golpeó primero en el techo
de la habitación y no como lo afirman los forenses en la pared del cuarto,
por otra parte, estiman que el arma fue acomodada a un costado del occiso.
- El arma no podía quedar donde fue encontrada, atendiendo a la fuerza del
disparo y que la silla donde fue encontrado Mauricio tenía grandes huecos.
- Ninguno de los peritos médicos descartó la hipótesis del homicidio, ni una
posición distinta del cadáver.
- Felipe Agudelo trató de eludir la acción de la justicia cortándose el
cabello, cuando comúnmente era conocido como “Afro”.
- Felipe Agudelo y Juan Mantilla son asiduos consumidores de droga y esa
noche estaban tratando de destruir un payaso.
- Juan Mantilla confesó haberse ido a otro lugar después de estar en la casa
de Mauricio y sus madres y padres mienten al decir que llegaron
directamente a la casa en taxi cuando salieron a pie.
- Quien dijo que trajeran las armas fue Carlos Vega toda vez que acababa de
prestar servicio militar y quería conocerlas y manejarlas, momento en donde las
cuatro personas que se encontraban en la habitación tuvieron en su poder las
armas y quien se puso la pistola cargada en la cabeza fue Juan Mantilla.
- La Fiscalía no actuó inmediatamente, motivo por el cual no se pudo realizar
pruebas técnicas de balística, manejo de armas, drogas, así como recepción de
testimonios, a las tres personas que compartieron con el occiso el día de su
fallecimiento.
- En cuanto al concepto rendido sobre la “autopsia forense”, tachan al profesional
que lo rindió de “acientífico, mendaz y perverso”, atendiendo a que esa ciencia no
tiene ningún respaldo académico.
Pretenden así el amparo de sus derechos fundamentales, en especial el debido
proceso, la vida, la honra, el buen nombre, el acceso a la administración de
justicia y la prevalencia del derecho sustancial, para que en esa medida se deje sin
efectos las providencias judiciales proferidas por la Fiscalía Cuarenta Seccional de
Bogotá, que se inhibió de abrir instrucción penal y la Fiscalía 22 Delegada ante el
Tribunal Superior de Bogotá, que confirmó dicha decisión. Y conforme a lo
anterior, se ordene “a la fiscalía general de la nación, en el plazo perentorio de 48
horas, que por conducto del funcionario competente ordene abrir la
correspondiente acción penal.”
Valoración de las pruebas recaudadas en orden a establecer si se trató de un
homicidio o suicido.
5.2.1. Alega la parte accionante que no se valoraron adecuadamente las pruebas
practicadas por los expertos investigadores y por el personal de Medicina Legal.
Al respecto manifiesta que en el acta de inspección de cadáver se dijo que la
causa de la muerte estaba por establecerse, es decir, que no es cierto que desde
el primer momento se haya hecho alusión a un suicidio.
En el protocolo de necropsia 03007-1999, se dejó claro que la mano izquierda
tenía huellas de “[s]angre desecada de distribución uniforme localizadas sobre el
dorso de la mano y muñeca izquierdas. Capa de sangre seca sobre cara externa
de segundo dedo y sobre uña y pulpejo de primer dedo de mano izquierda”.
Añade que en el cuerpo fueron encontradas escoriaciones que no permiten
descartar la tesis del homicidio. Además, advierte que la posición del cadáver no
era la misma del momento del homicidio.
Explica que uno de los técnicos balísticos expuso que la muerte podía ser causa
de un suicidio o de un homicidio, lo que se acompasa con el dictamen conjunto
0759-2000 del 14 de noviembre de 2000.
Continúa aduciendo la parte actora que la trayectoria del proyectil expuesta en
la reconstrucción de los hechos no corresponde con la realidad, atendiendo a que
los restos del tejido del cadáver, como lo son la masa encefálica y fragmentos de
cabello, fueron hallados en el techo y no en el muro divisorio de la entrada de la
habitación, en esa medida estima que el cuerpo fue acomodado para que
pareciera un suicidio.
Aclara que por la sola manipulación del arma de fuego, pudo haberse
contaminado las manos, por lo que no resulta lógico aceptar que la abstracción
atómica practicada al occiso, conlleve necesariamente a establecer que él
accionó el arma de fuego.
Indica que la posición final del cadáver no corresponde a la que la experiencia
enseña en relación con las heridas auto-infligidas, pues la energía provocada por
la combustión de la pólvora junto con la pérdida de control por parte de quien
dispara, expulsa el arma a una distancia superior a donde fue encontrada.
[1]
Folios 37 a 42 cuaderno 1 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de Bogotá.
5.2.2. Dentro del expediente 695340 remitido por la Fiscalía Cuarenta Seccional de Bogotá, en lo que al
aspecto alegado por la parte actora se refiere reposan las siguientes pruebas relevantes:
Protocolo de Necropsia Núm. 03007-1999[1], donde en el acápite correspondiente al análisis del caso se
indica: “En la necropsia encontramos como causa de muerte una herida perforante de la cabeza por un
proyectil de arma de fuego. Las características morfológicas de la lesión son consistentes con un contacto
firme y el informe preliminar de balística confirma que el disparo que dio origen a esta lesión se efectuó a
contacto con la región anatómica afectada (…) Tanto la trayectoria del proyectil como estas
características morfológicas son consistentes con la posibilidad de que la lesión haya sido autoinfligida, si
la persona no está inconsciente al momento de sufrir la lesión (…) se encontró un nivel de alcohol en
sangre de 223 mg%. Estas cifras de alcoholemia se correlacionan clínicamente con una embriaguez
alcohólica aguda en segundo grado.”
Análisis instrumental para residuos de disparo por emisión atómica (plasma) o absorción
atómica[1] del cual se obtuvieron los siguientes resultados: “La determinación para los residuos
compatibles con los de disparo, representada por los elementos Plomo, Antimonio, Bario y
Cobre (Pb, Sb, Ba, Cu), en la muestra identificada como frotis tomado a las manos, dio el
siguiente resultado: MANO IZQUIERDA: POSITIVO; MANO DERECHA: POSITIVO.”
Dictamen de balística forense en relación con las armas encontradas en el lugar de los hechos,
de donde se destaca la siguiente conclusión: “El revólver Smith & Wesson (…) percutió la
vainilla y disparó el proyectil incriminados y recibidos para experticia.”
Segundo análisis instrumental para residuos de disparo [2], donde se expone: “Como puede
apreciarse en la tabla de niveles encontrados en las dos manos son más altos que los de la
muestra de control, pero vale la pena llamar la atención el hecho de que los niveles
encontrados en la mano derecha son aproximadamente diez veces más altos que los niveles de
la mano izquierda.”
Álbum fotográfico correspondiente a la inspección del cadáver y plano del lugar de los hechos [3].
Informe del grupo de patología regional de Bogotá adscrito a Medicina Legal [4], donde se
asevera: “No se encontraron en extremidades signos de lucha o heridas de defensa. Se
encontró una escoriación lineal, oblicua de 12,5 cm de longitud localizada en cara externa de
hemitorax izquierdo (…) Lesiones de esta localización no son usualmente encontradas como
signos de lucha. Además teniendo en cuenta que el hoy occiso se encontraba sin camisa, esta
lesión pudo haber ocurrido en cualquier momento del día al rozar cualquier superficie
contundente (…) Las características del orificio de entrada (disparo a contacto) y la trayectoria
seguida por el proyectil de arma de fuego, son consistentes con la posibilidad de que la lesión
haya sido autoinfligida.”
“Finalmente del análisis cuidad oso de la posición final del cadáver,
ubicación de las evidencias en la escena, fragmento de proyectil y lo
reconstruido en el inspección judicial; permite interpretar el hecho como si
este se hubiese desarrollado con características propias de un suicidio , sin
descartar de plano homicidio. Se aclara que para cualquiera de las dos
maneras suicidio o homicidio, pudieron presentarse circunstancias de un
disparo accidental.”
1
Folios 199 a 204 cuaderno 2 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de Bogotá.
2
Folios 211 a 218 cuaderno 2 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de Bogotá.
3
Folios 221 a 229 cuaderno 2 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de Bogotá.
4
Folios 248 a 252 cuaderno 2 Expediente 695340 remitido por la Fiscalía 40 Seccional de Bogotá.
Inconformidad frente a la autopsia psicológica.
5.3.1. Otro aspecto a desarrollar obedece a la falta de credibilidad que en criterio
de la parte actora ofrece el concepto rendido por el psiquiatra Dagoberto Díaz
Osorio, adscrito al grupo de psiquiatría y psicología forense, quien al estudiar las
pruebas allegadas al expediente, extractó que las características del disparo
obedecían a un suicidio.
Su inconformidad radica en que se le haya dado validez al concepto de una persona
“cuya única prueba de su sapiencia proviene de su propia afirmación de que él es
el segundo mejor de Colombia.” Añade que en ninguna parte del mundo existe la
especialidad de “autopsia sicológica”. En orden a lo anterior lo tacha de
“acientífico, mendaz y mentiroso”, toda vez que nunca conoció a Mauricio ni a sus
padres por lo que su juicio no es objetivo sino subjetivo y tampoco investigó a las
tres personas que estaban con él.
5.3.2. El Fiscal Cuarenta Seccional de Bogotá se refirió a este concepto indicando
que se basó en los elementos, técnicas, aplicación y alcances, para lo cual indicó
que las características del disparo fatal son propias de un suicidio, recurriendo al
examen toxicológico, a la absorción atómica y a varios testimonios, dentro de los
que se cuentan los de Felipe Agudelo, Juan Manuel Mantilla y Carlos Alberto Vega,
quienes habían acompañado esa noche a Mauricio Correa.
Concluyó esa delegada que dicho concepto era un indicio más en el que se hablaba
de posible suicidio, luego de un riguroso análisis de las pruebas que fueron
no se encuentran motivos fundados que hagan procedente las legaciones
expuestas por la parte actora; en consecuencia, la Sala procederá a confirmar el
fallo proferido por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia, que a
su vez confirmó el dictado por la Sala Penal de esa misma Corporación, negando la
solicitud de amparo invocada.
DECISIÓN.
En mérito de lo expuesto, la Sala Quinta de Revisión de la Corte Constitucional,
administrando justicia, en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,
RESUELVE:
PRIMERO.- CONFIRMAR la sentencia proferida por la Sala Civil de la Corte
Suprema de Justicia, el 8 de abril de 2010, por medio de la cual se confirmó la
decisión adoptada por la Sala Penal de esa misma Corporación, el 16 de febrero de
2010, donde se negó la protección de amparo invocada.
SEGUNDO.- LÍBRENSE las comunicaciones de que trata el artículo 36 del decreto
2591 de 1991, para los efectos allí contemplados.