Economía Ecológica
Economía Ecológica
Economía Ecológica
«Durante el uso de materiales, siempre hay una parte que se degrada y que es
imposible de recuperar, ni con los métodos más futuristas de reciclado.»
Su conclusión más importante es que el crecimiento económico no es la
solución a los problemas económicos, y es la principal causa del problema
ambiental: «Es imposible un crecimiento exponencial indefinido en un medio
ambiente que es finito.» Por ello, defendió una disminución gradual de la
población hasta el nivel que pueda alimentarse con agricultura ecológica.
También remarcó la gravedad de fabricar mercancías con alto coste
ecológico. Decía que «las ventajas de la mecanización son incuestionables»,
pero «tales ventajas no dejan de tener un precio». Georgescu-Roegen no es
contrario a la tecnología, sino que resalta la necesidad de reflexionar sobre
sus aplicaciones para distribuir bien los finitos recursos del planeta, entre
todas las generaciones. El problema es complejo, pero concluye algo
extraordinariamente triste y preocupante, argumentado de forma intachable:
«Todo niño nacido ahora significa una vida humana menos en el futuro. Pero
también, todo automóvil Cadillac producido en cualquier momento significa
menos vidas en el futuro.» El factor limitante no es la finita energía solar, sino
los recursos naturales de nuestro planeta. Le preocupaba el poco uso
industrial de la energía solar y el problema de los residuos, y propuso
seriamente cerrar los ciclos de materiales, la regla de las tres erres (ecología),
pero principalmente reducir el consumo de recursos.
Los ciudadanos de los países ricos deben hacer conciencia acerca de los
"crímenes bio-económicos" que suponen actos como cambiar de coche o
de teléfono frecuentemente, redecorar sus casas. Es preciso superar las
modas, orientar la fabricación hacia productos de alta duración y facilitar
la reparación de los bienes (no tirar unos zapatos por un cordón roto):
sacar el máximo partido a todo lo que usamos. Georgescu-Roegen ofreció
argumentos científicos para actuar siguiendo los consejos verdes,
consejos para una vida lógica y ecológica y las famosas 3 erres, para
aprovechar al máximo los recursos, desde los calcetines, al coche, el
ordenador o un lápiz. La clave es simple: austeridad, es decir, ahorro
energético y ahorro material.