El Curriculo - CORREGIDO
El Curriculo - CORREGIDO
El Curriculo - CORREGIDO
EDUCACIÓN INCIAL Y
PREESCOLAR DE CERO A SEIS
AÑOS
3. PRÁCTICA PEDAGÓGICA
FUNDAMENTACIÓN
FUNDAMENTACIÓN
Ser sujeto de derecho desde la primera infancia es afirmar que el carácter de ser social es
inherente al ser humano desde los comienzos de su vida y que gracias a él y a las
capacidades que poseen, los niños y las niñas participan en la vida de la sociedad y se
desarrollan a partir de las relaciones con los otros (CIPI, 2013, p.100)
Esta mirada pone el acento en la legitimidad de las niñas y a los niños, desde lo que son,
seres valiosos, con capacidades infinitas, protagonistas del desarrollo de una sociedad,
respetuosos de la diversidad y del medio que les rodea, con derecho a ser escuchados,
reconocidos como ciudadanos y gestores de paz.
El currículo basado en la experiencia encuentra sentido en lo que hacen los niños y las
niñas, en lo que exploran, indagan, en sus deseos, preguntas, en sus propias maneras de
comunicarse, en su sensibilidad, más que a los contenidos temáticos. Respeta los tiempos
de la infancia, tal como lo propone Hoyuelos (2008):
Esta concepción del currículo pone en primer plano las relaciones, los encuentros, el
diálogo, la negociación y reconoce la naturaleza contextual y las dinámicas de la práctica
misma. Desde este marco potenciar el desarrollo de los niños, niñas hace referencia a
garantizar su derecho a la educación, a ser diversos, a ser cuidados y cuidar, y a vivir
experiencias en las que aprendan.
Esta mirada curricular propone dos elementos que dotan de sentido la práctica pedagógica:
SENTINDO DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA
SISTEMATICIDAD DE LOS
PROCESOS INTERACCIONES
El saber pedagógico tiene su origen en la práctica, en los momentos que dedica cada maestra a
planear y proyectar las experiencias; a vivirlas con las niñas, los niños y sus familias; a valorarlas una
vez puestas en escena para saber si les permiten desplegar todas sus capacidades. Además de lo
anterior, cada maestra debe reflexionar sobre su saber; es decir, volver sobre sus prácticas,
preguntarse sobre ellas, comprender cuáles funcionaron y porqué, explorar cómo enriquecerlas y
reconstruirlas. En últimas, debe indagar cómo hacer de su práctica un proceso intencionado y
sistemático.
Desarrollo y el Aprendizaje se entienden como procesos interdependientes que toman forma gracias a
la interacción dinámica entre la biología (genética-maduración) y la experiencia de los niños y las niñas
en sus interacciones con otras personas y con los entornos sociales y culturales a los que pertenecen
(CIPI, 2013). En este sentido, no pueden comprenderse como consecuencia exclusiva de la maduración
biológica, sino en relación con los entornos humanos y físicos en los que crecen y en el marco de las
interacciones que establecen con los adultos y los pares que son miembros de sus grupos de
referencia.
Las interacciones en la educación inicial comprenden las relaciones recíprocas o formas de actividad
conjunta que establecen los niños y las niñas consigo mismos, con los demás y con los entornos
naturales, físicos, sociales y culturales en los que ocurre su desarrollo (MEN, 2014a). Ocurren tanto de
manera natural, en los juegos, las exploraciones y la comunicación, como en medio de las prácticas
pedagógicas, y les permiten construirse como sujetos críticos, autónomos, libres, capaces de valerse
por sí mismos, con un lugar en el mundo social y cultural que habitan.
Las interacciones son relaciones bidireccionales que tienen que ver con la capacidad de las maestras
de percibir y escuchar a los niños y a las niñas, desde sus intenciones y su ser, en la búsqueda de su
bienestar, a través de la construcción de vínculos afectivos y la disposición de ambientes, espacios y
tiempos de exploración, juego y expresión. Esta forma de relacionarse se vive a partir de tres acciones
que confluyen en la cotidianidad: cuidar, acompañar y provocar.
INTERACCIONES
Ese lenguaje que envuelve a la niña y al niño es el que da “lugar a la vida mental y afectiva, siendo a la
vez el origen del juego, las primeras palabras de la madre y del padre hacia el niño (y de cualquier adulto
que esté cuidándolo), las primeras asociaciones entre gesto y palabra (cosquillas, caricias, balanceos)
son lúdicas, poéticas, cargadas del como si, propio del juego” (López, 2013, p.13).
La definición y desarrollo de las actividades rectoras como referentes técnicos para la educación inicial
fueron pasos importantes para otorgarle identidad a la primera infancia, ya que a partir de ellas se
comprenden cuáles son las formas de relacionarse con los niños y las niñas, de proponerles
experiencias, de hacerles preguntas y sobre todo de escucharlos, observarlos y dejarlos hacer y ser
CONCLUSIÓN
las actividades rectoras se convierten en la posibilidad de dialogar con los niños y las niñas, de ofrecerles
los acervos culturales que ha construido la humanidad para que participen y se reconozcan como
miembros activos de su comunidad. A partir de ellas hacen suyas las formas en que su cultura
representa la realidad, descubren las normas y los acuerdos sociales, se acercan al mundo físico y lo que
significa, contrastando todo con sus emociones, sensaciones, pensamientos e interpretaciones.
La exploración del medio, el juego, las expresiones artísticas y la literatura fundamentan las bases
curriculares, porque son las que guían la elección de las estrategias pedagógicas, las maneras en que se
crean los ambientes, las formas en que se distribuyen tiempos y espacios y sobre todo en cómo se hacen
posibles las interacciones con el mundo, con las personas, con sus pares y con ellos mismos. Invitan
además a comprender que mientras crean, se expresan, juegan y exploran, aprenden y se desarrollan.
FUNDAMENTACIÓN
Practica Pedagógica
La organización curricular y pedagógica tiene en cuenta el ¿para qué?, el ¿qué? y el ¿cómo? se potencia
el desarrollo integral de los niños y las niñas, como una manera de proyectar el quehacer de las
maestras y darle identidad a lo que se vive en la educación inicial.
ORGANIZACIÓN CURRICULAR Y PEDAGÓGICA
El para qué: se potencia los propósitos de desarrollo y aprendizaje que la educación inicial y preescolar
están llamadas a promover , que reconocen a los niños y las niñas como ciudadanos y sujetos de
derechos, con capacidades para enfrentar las diferentes situaciones que se presentan en su vida
cotidiana de manera creativa, en sana convivencia y en el respeto por los derechos humanos y los
valores democráticos.
El qué: se potencia el conocimiento y la lectura permanente que hacen las maestras de los intereses,
capacidades, gustos de los niños y las niñas, y las formas como van transformándose a partir de las
mediaciones pedagógicas que los motiva a explorar, preguntar, jugar, conocer y comprender los sucesos
de la vida; enfrentar las diferentes situaciones que se presentan en la cotidianidad; comunicar, crear
establecer relaciones con los otros y la naturaleza de manera cuidadosa y respetuosa.
El cómo: tiene que ver con la forma como los maestros(a) construyen sus propuestas alrededor de las
experiencias y ambientes, que enriquecen las estrategias en las que participan las niñas, los niños y las
familias, teniendo claras las intencionalidades pedagógicas. De manera específica, estos elementos se
delimitan en la organización de la práctica pedagógica que orienta el quehacer diario de las maestras de
educación inicial.
PROPÓSITO DEL DESARROLLO Y APRENDIZAJE
La educación inicial y preescolar está llamada a promover tres propósitos esenciales al desarrollo y
aprendizaje de los niños y las niñas, que garantizan relevarlos como protagonistas, y situarlos en el
centro de la práctica pedagógica, y que son comunes a las construcciones que se realizan en el marco de
las modalidades de educación inicial y de las instituciones educativas para la primera infancia.
• Los niños y las niñas construyen su identidad en relación con los otros; se sienten queridos, y valoran
positivamente pertenecer a una familia, cultura y mundo.
• Los niños y las niñas son comunicadores activos de sus ideas, sentimientos y emociones; expresan,
imaginan y representan su realidad.
• Los niños y las niñas disfrutan aprender; exploran y se relacionan con el mundo para comprenderlo y
construirlo.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
La construcción y el desarrollo de la identidad incluye varios procesos relacionados:
• El desarrollo del sentido o conocimiento de sí mismo, como un ser con capacidad de agencia, con
intereses y capacidades particulares.
• la configuración de la identidad de género, a partir del establecimiento de diferencias sociales y
biológicas entre los sexos.
• el desarrollo del sentido de sí mismo como un miembro activo de una comunidad, que define los
modos de participación en la vida social.”
(Bejarano y Sánchez, 2014, p. 134).
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Cuando se habla de comunicación se está haciendo referencia a la posibilidad de participar en
interacciones sociales en las que se construyen y comparten significados de manera verbal y no verbal.
En ellas, los niños y las niñas comprenden las reglas que rigen los intercambios entre las personas,
aprenden a relacionarse y de esta manera construyen su identidad social.
La comunicación involucra la escritura, como un proceso de aprendizaje que emerge a partir de las
propias producciones de los niños y las niñas y que se consolida a través de procesos formales, que
llegan a la representación con símbolos de aquello que piensan, sienten, saben y quieren expresar. A
partir de allí, los niños y las niñas comprenden que pueden comunicarse con otros mediante el lenguaje
escrito, al tiempo que aprenden las formas convencionales que se usan para escribir (Flórez y Gómez,
2013).
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
“Este reconocimiento del mundo le permite a las niñas y a los niños ir comprendiendo que los objetos
están en un espacio no solo físico sino social y cultural. Cuando los niños y las niñas exploran el medio,
construyen diversos conocimientos: identifican que existen objetos naturales y otros que son
construidos por el ser humano; se acercan a los fenómenos físicos y naturales; reconocen las diferentes
formas de relacionarse entre unas y otras personas, construyen hipótesis sobre el funcionamiento de la
naturaleza o de las cosas, y se apropian de su cultura.” (Ministerio de Educción Nacional, 2014e, p. 13).
En este sentido, se puede afirmar que los niños y las niñas construyen sus propias “teorías-en-acción”, a
partir del encuentro entre sus ideas e interpretaciones sobre los fenómenos del mundo, y su experiencia
o acción sobre él (Karmiloff-Smith, 1974). Esta es la manera como se interpreta la exploración del medio,
al entender que no se agota en los objetos o en los espacios naturales, sino que abarca las experiencias
familiares, culturales y sociales, en donde se ponen en juego las formas en que los niños y las niñas
resuelven situaciones problema de formas creativas y en que participan en las dinámicas sociales,
usando las herramientas culturales que tienen a su alcance.
LOS CAMPOS DE LA EXPERIENCIA
Los campos de experiencia son los espacios de encuentro que resultan de la vivencia de la práctica
pedagógica, en la que participan las niñas, los niños, las maestras y las familias. Se configuran desde las
interacciones entre ellos y ellas, y en relación con las propuestas pedagógicas y educativas que las
maestras proyectan, y que permiten movilizar el desarrollo y el aprendizaje de los niños y las niñas de
manera intencionada, es decir, desde la mediación de la maestra que tiene como base el saber
pedagógico.
Los campos de experiencia tienen en cuenta la integralidad del desarrollo de los niños y las niñas y son
una propuesta que da cuenta de la organización curricular a partir de tres aspectos centrales:
La lectura de los referentes de desarrollo y aprendizaje se hace a la luz de las características propias
de los niños y las niñas que la maestra acompaña, complementada con lo que conoce de su
realidad familiar y cultural. Así, en un acto reflexivo, puede decidir qué es aquello que quiere
potenciar, de manera contextualizada y tomando en cuenta las interacciones sociales.
2. EL SABER PEDAGÓGICO.
Entendido como el conocimiento reflexivo y práctico del cómo y para qué educar, con el que
cuentan las maestras, y que involucra sus comprensiones acerca de quiénes son y cómo son los
niños y las niñas de primera infancia, sus contextos familiares, sociales y culturales. Se refiere al
saber que orienta la toma de decisiones de las maestras sobre las mejores maneras de organizar la
práctica pedagógica, es decir las formas de aproximarse para conocer a las niñas, los niños y sus
familias, recoger estas indagaciones, proyectar las experiencias, formular sus intencionalidades
pedagógicas, materializar las propuestas y valorarlas, en función de las posibilidades de promoción
del desarrollo de los niños y las niñas y del fortalecimiento de las interacciones en las familias.
Vistas como las relaciones que naturalmente establecen los niños y las niñas con los seres que les
rodean y los ambientes físicos, sociales y culturales en los que ocurre su desarrollo, y que pueden
enriquecerse para promover experiencias de aprendizaje en el marco de la apropiación cultural.
Son las que posibilitan la curiosidad, las preguntas y la acción del niño y la niña, les permitan tomar
la iniciativa y los impulsa a construir sus comprensiones sobre la realidad del mundo al que llegan a
hacer parte y a involucrarse en él activamente (Berger y Luckmann, 1993). Se materializan en el
escenario de la vida cotidiana, a través de los encuentros cara a cara que sostienen entre ellos, con
sus familias, maestras y todos los actores de sus comunidades que dan vida al mundo social; y por
medio del acercamiento a los referentes de la cultura, que dan cuenta de las creaciones de otros
que también han buscado apropiarse el mundo.
LOS CAMPOS DE EXPERIENCIA
CONCLUSIÓN
En el momento en que se conecta el saber pedagógico con los referentes sobre el desarrollo y el
aprendizaje de los niños y las niñas, y las interacciones que se viven en la cotidianidad de la
educación inicial, la maestra posibilita la vivencia del campo de experiencia, guiado por la
intencionalidad explícita de potenciar el desarrollo. El reto está, entonces, en hacer que converjan
estos tres elementos en medio de la práctica pedagógica.
El momento que va del nacimiento a los dos años de vida de los niños y las niñas es vital para la
construcción del vínculo afectivo como base social y emocional, y como la fuente de seguridad con la
que cuentan para fortalecer la confianza en sí mismos. El vínculo afectivo potencia la construcción de
la sensación de seguridad, siendo la base para el establecimiento de nuevas relaciones, y les brinda
herramientas para interpretar asertivamente las situaciones sociales a lo largo de la vida.
Un niño o niña que es cuidado y acompañado por su familia y/o su maestra se siente seguro, pues
percibe que alguien está disponible y dispuesto, le da apoyo y atiende sus demandas.
En los brazos del adulto acontecen las primeras interacciones con el mundo social y físico. Allí aprende
también a leer las intenciones y emociones de los otros y encuentra diversas formas de comunicar lo
que necesita.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los bebés experimentan diversas maneras de movimiento:
Los bebés experimentan de diversas maneras el movimiento de su cuerpo mientras que las mamás,
los papás y/o los cuidadores los mecen, les hacen masajes, los cargan (en brazos o cargadores), giran
con ellos, los elevan, los abrazan. De allí que el desarrollo de algunas capacidades motrices “como
son la posición sentada, el gateo, la marcha, el salto, los giros, etc., tengan parcialmente su práctica
anticipada en los brazos del adulto.”
Los bebés comienzan a conocer sus sensaciones y a confiar en el otro.. Durante los primeros meses
de vida, son los bebés quienes establecen los ritmos en la interacción: los horarios de sueño, comida,
limpieza y atención, y con ello la transformación del ambiente que llegan a habitar. La atención del
adulto está centrada en los bebés a “libre demanda”, lo que les genera bienestar y seguridad.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los bebés se interesan en las conversaciones de las personas que los rodean, tanto en las palabras
como en los gestos, por ello cuando escuchan o ven a alguien acercarse, lo buscan con la mirada o se
muestran inquietos hasta que lo localizan. Así, los bebés comienzan a participar de situaciones
comunicativas con sus propios recursos, lo cual provoca un intercambio y una sincronización que
invita al diálogo. Se muestran activos en interacciones a partir del contacto visual y/o corporal,
mueven su cuerpo a diferentes ritmos acompañado de balbuceos para dar conocer sus intereses.
En los primeros meses de vida los bebés se han apropiado de las costumbres, rutinas y rituales
familiares, sintiéndose más cómodos y seguros con la compañía de las personas conocidas, con
quienes han construido un vínculo afectivo estable, lo que incluye la organización del ambiente: saben
en dónde encontrar lo que buscan, en qué lugares descansar o en cuáles comer. Por ello, con
frecuencia protestan si quedan al cuidado de una persona que no conocen, buscan con la mirada al
adulto en quien confían o lo llaman, porque aprendieron a diferenciar muy bien a las personas
conocidas de las desconocidas. Además, al moverse de manera autónoma aprenden que son un ser
distinto a su maestra o cuidador familiar, que se pueden alejar de él y volver cuando lo deseen. Por
ello, si los pierden de vista los buscan, lloran o los llaman.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas conocen nuevas personas, espacios y lugares sintiéndose seguros:
Para plantear las estrategias pedagógicas, válgase de la tradición oral de las comunidades ya que su
riqueza posibilita el desarrollo de la identidad de los niños y las niñas y les conecta afectivamente con
la propuesta. Hacer una colección de las canciones o los relatos que escuchan en casa se convierte en
una herramienta pedagógica potente y diversa para usar en la cotidianidad con los niños y las niñas y
resaltar la importancia de esta práctica con las familias.
Los niños y las niñas conocen su cuerpo, experimentan movimientos y se desplazan por el espacio:
De allí que la maestra diseña rutinas y ambientes para seguir potenciando esa autonomía, les permite
entonces elegir con qué y qué pintar, les invita a vestirse y desvestirse solos y a dejar las cosas en su
lugar y le hace explícita a las familias la importancia de promover este tipo de experiencias en el
hogar.
Los niños y las niñas usan diversos medios para regular sus acciones:
Esa regulación externa por parte del adulto pasa poco a poco a ser interna, los niños y las niñas
aprenden a autorregularse, entonces empiezan a desarrollar diversas maneras de controlar sus
movimientos y emociones. Por ejemplo, cuando un niño se siente en peligro busca el rostro del
adulto que lo acompaña para mirar su expresión facial y el tono con el que pronuncia las palabras y
así orientar su acción: se arriesga y sigue o se detiene y llora.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas nombran el mundo e inventan otros nuevos a partir de las palabras y la literatura:
Entre el primer y segundo año los bebés pasan paulatinamente del balbuceo a la producción de
sonidos cada vez más similares a los de su lengua materna, ya que han tenido la oportunidad de estar
rodeados por palabras cantadas, leídas o simbolizadas, y porque su sistema articulatorio ha
madurado.
Los niños y las niñas exploran diversos lenguajes expresivos:
De allí que le guste pasar tiempo dibujando con sus dedos en la arena, recorrer varias veces con sus
manos embadurnadas las pinturas que “ya ha terminado” o hacer garabatos sobre cualquier
superficie. Los niños y las niñas con discapacidad visual necesitan del acompañamiento corporal por
parte del adulto para que les vaya mostrando las múltiples texturas y sonidos del entorno,
invitándoles a la exploración creativa a partir de esos recursos.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas empiezan a comprender las intenciones de los demás:
Los niños y las niñas empiezan a percibir a las otras personas como seres intencionados, con quienes
pueden interactuar para dirigir su atención hacia elementos del mundo exterior que son de su
interés. Pueden interactuar de manera activa usando el lenguaje, lo que redunda en una intención
comunicativa clara que posibilita pasar de estar concentrados en sus propias sensaciones,
necesidades e intereses, a comprender que los demás tienen ideas o intenciones que son diferentes
a las suyas.
Los niños y las niñas descubren las características de los objetos y les dan diversos usos:
También aprenden que los objetos se pueden relacionar entre sí y por ello disfrutan abriendo puertas
y sacando o cosas de un cajón o una alacena, porque así descubren que: unas cosas pueden contener
a otras, que unas pueden sostener a otras (las apilan) o que ocupan el espacio de diversas maneras
(juntan varios objetos y luego los esparcen). Las estrategias pedagógicas deben favorecer este tipo de
exploraciones, el movimiento libre y la solución de problemas.
Los niños y las niñas exploran el espacio:
Mientras lo recorren van descubriendo sus características y aprenden cómo moverse en él. Por
ejemplo, para ir al patio de juegos hay que bajar un pequeño escalón; al pasar varias veces por allí, el
niño o la niña descubre la forma de bajarlo de manera segura y por sí solo, entonces la maestra
puede pedirle que vaya al patio de juegos por un balde e irá y volverá sin problema. Esto le implica
conocer el espacio a través de la percepción y el movimiento.
HABLAR Y EXPLORAR
Desde que nacen los niños y las niñas viven entre palabras, signos, señas y múltiples formas de
expresión. Las palabras que en un primer momento son enunciadas por sus madres, padres,
hermanos o maestras, son apropiadas. De este modo, entre los 2 y 3 años los niños y las niñas
cuentan con posibilidades para apropiarse del mundo cultural y simbólico, al usar las palabras o las
señas para nombrar las cosas y sus características, para contar lo que les ha ocurrido o lo que quieren
hacer. Cuando el niño o la niña habla, el lenguaje se convierte en una herramienta cultural que
organiza lo que percibe, piensa o siente; con él puede nombrar las acciones u organizar su
pensamiento, así como expresarlo y planear qué van a hacer y luego ejecutarlo.
Esas primeras palabras, gestos y señas con los que se comunicaban los niños y las niñas se
complejizan y concretan cuando hablan, porque a partir del lenguaje ponen en palabras sus
pensamientos, emociones e ideas.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas juegan, exploran y crean con otros:
Las maestras pueden aprovechar espacios, tanto en la vivencia de las rutinas como de las estrategias
pedagógicas, para que los niños y las niñas decidan y hagan acuerdos para transformar los ambientes,
desarrollar un proyecto o crear juntos juegos o exploraciones colectivas.
Los niños y las niñas se reconocen como seres únicos en relación con los demás:
A los niños y las niñas les gusta moverse y experimentar las capacidades de su cuerpo; trepan, saltan,
crean nuevos movimientos y se imitan unos a otros, lo que les posibilita conocer su cuerpo y cómo se
relacionan con el espacio. De allí la importancia de ofrecerles experiencias en las que se puedan
mover, desplazarse, sortear obstáculos, hacerse masajes y bailar al ritmo de alguna melodía o
instrumento.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas reconocen su cuerpo y toman decisiones con respecto al control de esfínteres:
El conocimiento de su cuerpo, la independencia, la seguridad emocional y la madurez biológica van
fortaleciendo la capacidad del niño y la niña de controlar esfínteres, cada uno a su ritmo y a su
tiempo. Este proceso responde a la cultura en la que cada niño o niña nace. Por ello es importante
tener en cuenta algunos desarrollos y señales que indican que se encuentran listos para este
aprendizaje (Brazelton, 2005):
Sienten interés por el funcionamiento de su cuerpo, el baño y sus heces.
Ya caminan con seguridad, se suben y bajan sus pantalones.
Pueden pasar un tiempo prolongado concentrados en una actividad que les llama la atención.
Comunican sus necesidades y sentires.
Empiezan a ordenar y a poner las cosas en su lugar y se les ve interesados en organizar.
Empiezan a ocupar la mayor parte de su tiempo con el juego simbólico.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas juegan y crean a partir de diferentes posibilidades expresivas:
Poco a poco los niños y las niñas han llegado a apropiarse del lenguaje y a poner en palabras o señas
sus intereses, miedos, preguntas o ideas. Ahora sus habilidades expresivas exceden la satisfacción de
una necesidad concreta y pasan a complejizarse con la imaginación, la experimentación y el disfrute
de su cuerpo como medio de creación. Por ello, improvisan movimientos, se convierten en seres
fantásticos o animales, cambian el tono de su voz, juegan a producir variados sonidos manipulando
las cosas que encuentran en su entorno, animan objetos y los convierten en dinosaurios, sapos o
renacuajos que hablan; disfrutan de pintar, dibujar, amasar, es decir, de transformar la materia.
Los niños y las niñas aprenden nuevas palabras y toman la iniciativa en las conversaciones:
Los niños y las niñas incrementan de manera significativa su vocabulario e incluyen diferentes tipos
de palabras como nombres de cosas, objetos y personas cercanas, verbos como “dame” y “ven”,
posesivos como “mío” y algunas expresiones de uso social como “por favor” y “gracias”. Este
incremento en su vocabulario les permite realizar combinaciones de dos o más palabras con
diferentes propósitos.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas disfrutan de la literatura y crean sus propias historias:
La lectura de diferentes tipos de textos en diversos formatos promueve el desarrollo del pensamiento
abstracto de los niños y las niñas, pues les lleva a pensar en sucesos que están fuera del aquí y del
ahora, utilizando predicciones, inferencias y comparaciones, entre otros recursos interpretativos. Las
diferentes tipologías textuales –la poesía, la narrativa, los libros álbum, los libros informativos y los
argumentativos– influyen en el desarrollo del lenguaje de los niños y las niñas y en sus experiencias.
Los niños y las niñas encuentran respuestas a emociones que en algún momento eran difíciles de
explicar, como la llegada de un hermanito. “Los cuentos de monstruos y de seres fantásticos les
ayudan a dar salida a sus temores, a identificarse con los personajes y a descifrar sus emociones, y
brindan a las maestras un escenario diferente al de la vida real para escucharlos, para conversar con
ellos en otro registro y reconocer sus capacidades” (MEN,2014d).
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas cuentan con espacios de exploración y juego haciendo que las cosas sucedan:
En medio de esa experimentación aprenden a conseguir sus propósitos usando los objetos como
herramientas: con un palo sacan una pelota que está bajo la mesa, apilan las almohadas para subirse
a la cama o pasan sobre piedras para no caerse en el lodo, porque ya saben que pueden usar las
cosas con un fin. Además de los objetos, usan el llanto, su propio cuerpo o la ayuda de su cuidador,
para obtener lo que desean, ampliando sus capacidades para solucionar las situaciones que se les
presentan.
Los niños y las niñas experimentan las diferentes dimensiones del espacio:
Las maestras pueden construir ambientes en que aprovechen todas las dimensiones del espacio, para
que los niños y las niñas puedan experimentarlas con su cuerpo. Por ejemplo, colgar del techo lazos
para que se balanceen, experimenten su peso, el impulso, la velocidad, la resistencia y las diversas
formas que encuentra cada uno para desplazarse de un lugar a otro usando la cuerda
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas ya saben que los objetos y las personas existen, aunque no los vean, y que
pueden representarlos con palabras o ir a buscarlos si los necesitan. Por ello, les divierte jugar a
esconderse u ocultar las cosas para luego preguntarle al adulto por ellas. Este aprendizaje les permite
desarrollar, más adelante, el juego de roles. Mientras eso sucede, al principio los niños y las niñas
imitan situaciones y formas de actuar que perciben de los adultos: hablan por teléfono, le dan de
comer al bebé, hacen el desayuno, manejan el carro o siembran verduras. Poco a poco el juego
simbólico se va complejizando, hasta ser compartido intencionalmente con otros niños.
Así el juego simbólico moviliza las estructuras de pensamiento; se preguntan y comprenden lo que
sucede en la vida cotidiana y en especial en el mundo adulto, van elaborando de qué manera
funciona, cuáles son los comportamientos, las reacciones y las “formas de hacer y ser” del mundo
social; es un mecanismo de los niños y las niñas para interactuar con el entorno y aprender a
participar en su cultura cada vez con mayores herramientas.
PREGUNTAR Y REPRESENTAR EL MUNDO
Entre los 3 y los 5 años la lengua materna es para los niños y las niñas una forma efectiva de
comunicarse con los otros, “les da la posibilidad de explorar mundos imaginarios en los cuales está
presente lo que no se ve y se puede nombrar en el lenguaje” (MEN, 2014d, p.40). El lenguaje amplía
las posibilidades de interacción y de conocimiento del mundo de forma tal que los niños y las niñas se
interesan por preguntarse e indagar sobre el mundo social y físico desde sus propias explicaciones; de
allí que sea habitual escuchar presuntas como ¿por qué el sol sale de día?, ¿por qué se mueve el agua
del río?
Así mismo, empiezan a participar de las prácticas culturales de sus familias y comunidades que les
conectan con diversas formas de simbolización a través de juegos “en los que se evocan acciones y
personajes que no están presentes en el momento” (MEN, 2014c) y formas de expresión como el
dibujo, las expresiones artísticas y las grafías a través de las cuales crean y re-crean sus
interpretaciones del mundo. Todo esto les permite actuar de una manera más organizada; es decir,
logran predecir, anticipar, hacer supuestos y crear. Les gusta narrar lo que les sucede y lo que piensan,
además de escuchar narraciones de otros, a partir de las cuales comprenden las acciones, los motivos
y los sentimientos de los demás.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas construyen su identidad en la relación con los otros: la familia y su cultura:
Los niños y las niñas se reconocen como parte de una familia, una comunidad y una etnia a partir de
la identificación y reconocimiento de costumbres, valores, expresiones, lenguajes y maneras de
relacionarse con las personas más cercanas. Esas construcciones las elaboran en medio de sus juegos
donde representan lo que comprenden de su entorno y poco a poco van apropiando. En la medida en
que participan de las acciones propias de la comunidad o la familia sienten que son tenidos en cuenta
y se identifica con estas. Además, los niños y las niñas empiezan a identificarse con las acciones,
características y formas de actuar del género masculino o femenino. Su maestra, maestro, papá o
mamá se convierten en modelos a seguir y generalmente imitan lo que ellos hacen.
Los niños y las niñas interactúan entre ellos, cooperan y construyen acuerdos..:
Al participar en las actividades culturales, familiares y del centro educativo reconocen, además, lo
que es aceptado, lo que no y cuáles son los acuerdos y normas establecidas. Paralelo a ello las
desafían y las ponen a prueba para saber cuáles son las posibles consecuencias.
La maestra se convierte en mediadora para la resolución de los conflictos cuando hace preguntas y da
opciones asertivas para llegar a un acuerdo.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas construyen su autonomía y aprenden a autorregular sus emociones:
En medio del progreso de la autonomía aprenden a autorregular sus emociones; por ello el préstamo
de juguetes o algún otro objeto lo asumen con mayor tranquilidad. Manifiestan su inconformidad de
forma verbal o no verbal, sin tener que acudir al mordisco o al golpe, y les es más fácil cooperar. El
compartir los juguetes, jugar con otros, seguir normas, ganar y perder, son situaciones que poco a
poco van fortaleciendo su relación con los demás y les permiten ir comprendiendo las formas de
comportamiento acordadas en su contexto cultural.
Los niños y las niñas comunican sus opiniones, sentimientos y deseos de manera verbal y no verbal:
Son lectores e intérpretes de los contextos y situaciones que viven, y encuentran en el lenguaje una
manera de manifestar y exteriorizar eso que llama su atención. En la medida en que el lenguaje de
los niños y las niñas se potencia, se fortalecen sus procesos de argumentación, reflexión y inferencia,
lo que les permite analizar la forma, el contenido y el uso del lenguaje en diferentes contextos
comunicativos.
Los niños y las niñas representan el mundo a través de las expresiones artísticas:
Los niños y las niñas encuentran en la expresión plástica, musical y corporal, maneras de comunicar y
complejizar su pensamiento. Las representaciones plásticas les permiten expresar y dar significado a
lo que sienten, piensan e imaginan. Por ello es usual obsequien sus producciones, en las que se ve
reflejado cómo perciben a los otros y el entorno que les rodea. Algunos hacen garabatos que
nombran de maneras distintas, a veces pueden decir que son un elefante y otras veces una flor, ya
que están experimentando que pueden dejar su huella en la superficie en la que dibujan. Estas
expresiones pueden estar acompañadas de los primeros intentos por escribir desde sus propios
códigos.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas escriben de mil maneras, dándole significado y sentido a sus códigos de escritura:
Los niños y las niñas inician la diferenciación del dibujo y la escritura; si bien ambas son formas de
representación gráfica, cada una plantea una manera diferente de hacer dicha representación (MEN,
2016). En sus primeras escrituras utilizan el garabateo como punto de partida para crear su propio
código y poco a poco le dan una intención comunicativa. En muchas ocasiones el mismo trazo o signo
puede representar distintas palabras. Dichas intenciones comunicativas se fortalecen cuando se
relacionan con el mundo literario, el hablado, el cantado, el signado, el que está en la memoria de los
adultos y en los libros.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas se relacionan con el espacio a través de su cuerpo en interacción con los objetos:
Los niños y las niñas entre los 3 y 5 años manejan nociones como arriba-abajo, cerca-lejos, adelante-
atrás, adentro-afuera, pues los adultos que les rodean las utilizan constantemente para ubicar
diversidad de objetos que se encuentran en el espacio; por ello es usual que cuando se les pide
alcanzar el cepillo que está arriba, mientras se les muestra su ubicación, lo hagan sin dificultad, ya
que es una manera indicativa que usa el adulto para que el niño o la niña se ubique respecto al
objeto al que hace referencia. Sin embargo, para que se construya la noción de espacio y la
relatividad de las posiciones de los objetos, es necesario que los niños y las niñas vivan experiencias
de movimiento.
Los niños y las niñas construyen relaciones lógicas mientras exploran y juegan:
Los niños y las niñas hacen comparaciones de lo que observan, saben dónde hay más o menos
objetos, basados en su percepción. Este interés se convierte en una oportunidad para que las
maestras propongan experiencias donde puedan hacer mediciones.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas crean hipótesis y dan explicaciones de lo que sucede a su alrededor:
Los niños y las niñas se convierten en investigadores de todo lo que les rodea, movidos por la
curiosidad y el interés por saber cómo funciona el mundo. La pregunta y la experimentación son las
puertas de entrada para los descubrimientos y la construcción de nuevos conocimientos. Son tan
observadores y “escuchadores” que no dudan un instante en dar a conocer eso que les inquieta: ¿por
qué me persigue la luna?, ¿por qué el sol no se cae?, ¿quién hace llover? Estas preguntas y
comentarios les alientan a buscar respuestas, a experimentar y construir explicaciones propias sobre
los fenómenos naturales, sociales y culturales.
Su interés por el mundo natural y animal se intensifica, por ello se muestran inquietos sobre cómo
actuar y cuidar a estos seres vivos. Les genera curiosidad el camino de las hormigas, la baba del
caracol, el cómo crece una planta, sus hojas, sus frutos. Cuidar las plantas, los animales y observar sus
cambios, son acciones que disfrutan los niños y las niñas, esta es una oportunidad para promover la
conciencia ecológica.
COMPARTIR Y CREAR CON OTRO
Los niños y las niñas tienen ideas, conjeturas y suposiciones construidas sobre qué quieren hacer y
cómo pueden suceder las cosas; planean, predicen y anticipan, y les interesa hacerlo junto a los otros.
Por ello conforman grupos y amistades basadas en la empatía y se acentúa la afirmación de la
identidad como movimiento entre lo colectivo y lo individual. Pueden llegar a acuerdos y reconocer
las características propias de la comunidad y la familia en que viven. Se interesan con mayor
intensidad en las herramientas culturales como la lectura y la escritura, de ellas también hacen
hipótesis y las ponen a prueba.
Así es que, entre los cuatro años y medio y los seis años, los niños y las niñas juegan a ponerse en el
lugar del otro y disfrutan de representar situaciones de la vida social como una manera grupal de
comprenderla, apropiarla o interrogarla.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas identifican y valoran las características corporales y emocionales de sí mismos y
de los demás:
Los niños y las niñas de transición adquieren mayor agilidad en sus movimientos y les fascina
moverse de un lado al otro, poniéndose cada día retos que les hacen sentirse más seguros de su
manejo corporal; saltan a varias distancias, se paran en un solo pie para tener equilibrio, suben las
escaleras de dos en dos, corren a distintas velocidades compiten con sus compañeros para saber
quién salta más alto, juegan a los perseguidos, a la golosa, a las escondidas y sortean obstáculos. Esto
les permite reconocer y descubrir las posibilidades de movimiento con las que cuentan, así como
descubrir alternativas para ello. Se interesan por conocer la funcionalidad de su cuerpo y surgen
preguntas constantes como ¿por dónde sale el chichi?, ¿por qué cuando me pincho me sale sangre?,
¿por qué mi corazón se acelera cuando corro mucho?.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas toman decisiones en situaciones cotidianas:
Al desarrollar sus capacidades cognitivas, lingüísticas, sociales y su autonomía, los niños y las niñas
adquieren confianza y mayor independencia. Dependen menos del adulto y solo piden ayuda cuando
la necesitan. La confianza en sí mismos les permite expresar y explicar con naturalidad las decisiones
que toman en medio de las experiencias que viven diariamente; es usual escuchar a las niñas y a los
niños en estas edades decir “¡quiero hacerlo así!”, pues se muestran seguros y tranquilos frente a lo
que asumen. Les gusta colaborar en todo lo que esté a su alcance y se animan a hacer las acciones o
tareas de la mejor manera.
Es importante que la maestra ofrezca experiencias en que puedan decidir sobre lo que quieren
conocer, a qué jugar o qué receta preparar, con el fin de que lo planeen y pueden llevarlo a cabo.
Además, permitir que las propuestas que surjan de ellos para la variación de alguna experiencia o
pregunta, se incluyan en la acción y en las planeaciones.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS CONSTRUYEN SU IDENTIDAD EN
RELACIÓN CON LOS OTROS; SE SIENTEN QUERIDOS, Y
VALORAN POSITIVAMENTE PERTENECER A UNA FAMILIA,
CULTURA Y MUNDO.
Los niños y las niñas reconocen que son parte de una familia, una comunidad y un territorio con
costumbres, valores y tradiciones:
Los niños y las niñas participan en las prácticas culturales de su familia o comunidad en las que
apropian su lengua, costumbres, tradiciones y celebraciones. Por ejemplo, la celebración de
cumpleaños, la bienvenida de un hermanito, la navidad, el encuentro alrededor del fogón, la minga,
la olla comunitaria, entre otras.
Comparten historias, canciones, valores y relatos de su propia vida. Hacen preguntas de sus
antepasados e historia: “Abuela, ¿cómo era tu mamá?, ¿por qué cuando mi papá era pequeño vivía
en el campo?, ¿por qué algunos niños nacen en el hospital y otros en la casa?, ¿por qué mis ojos se
parecen a los de mi papá?”. Con estas indagaciones se hace evidente su interés por conocer el mundo
social más allá de lo inmediato, lo que les posibilita construir su memoria histórica.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas usan diferentes formas de comunicar que adaptan a los diferentes contextos:
Expresarse verbal o gestualmente es una habilidad que, aunque se adquiere de manera natural en las
interacciones diarias, también requiere de una orientación clara del adulto. Desde muy pequeños los
niños y las niñas están construyendo su voz15 y su identidad, y requieren que sus opiniones sean
escuchadas, valoradas y respetadas, ser reconocidos como interlocutores activos y reales. A través
del lenguaje y de la comunicación los niños y las niñas construyen conocimiento y significados
socialmente compartidos.
La toma de turnos, los silencios o pausas para escuchar y analizar las opiniones de otros y examinar
los argumentos, la formulación de preguntas y la exposición de ideas, son aprendizajes que los niños
y las niñas construyen como parte de las pautas necesarias para sostener conversaciones, retomando
los comentarios que han hecho otros niños para conectarlos con sus propias experiencias e ideas.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas representan lo que observan, sienten, piensan e imaginan, a través del juego, la
música, el dibujo y la expresión corporal:
El manejo de su cuerpo cada vez es más seguro, por ello los niños y las niñas tienen la libertad de
crear varios movimientos, desplazamientos y relaciones con el espacio. Les agrada crear y jugar con
sus pares, hacen personificaciones y se disfrazan, “crean montajes” con sus amigas y amigos donde
expresan con total espontaneidad sus emociones y sentimientos, a través del baile, el canto, el juego
de títeres y las sombras, entre otros. Los niños y las niñas disfrutan del movimiento, pues su energía
es desbordante y necesitan exteriorizarla.
La maestra puede poner fotos de los niños y las niñas en acción y movimiento, puesto que así les
invita a verse de diversas maneras. Vale recordar que las expresiones de cada uno son distintas y por
ello las hojas en blanco son la mejor herramienta para explorar su creatividad y sus propias formas de
expresión gráfica. Lo mismo sucede con el movimiento y la música.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas escriben de mil maneras, dándole significado y sentido a sus códigos de escritura:
Los niños y las niñas son productores de sus propios escritos y los crean a partir de intencionalidades
comunicativas como enviarle una carta a la mamá o hacer la lista de sus onces. A partir de ellas
expresan sus ideas, intereses y emociones a través de sus propias grafías y formas semejantes a las
letras convencionales. Para ello, cuentan con la colaboración de la maestra quien es cómplice en la
construcción de hipótesis sobre la manera cómo opera la escritura y está dispuesta a resolver sus
inquietudes sobre el código escrito, o a encontrar los apoyos para el aprendizaje de códigos táctiles
como es el caso del braille. Gracias a las mediaciones de las maestras, los niños y las niñas conocen
sobre las funciones sociales y comunicativas de la escritura e incluso pueden llegar a conocer varias
letras y usarlas en sus escritos, aunque es en el grado primero en el que se realiza formalmente la
adquisición del código convencional y de las reglas ortográficas propias de la escritura (MEN, 2016).
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS SON COMUNICADORES ACTIVOS
DE SUS IDEAS, SENTIMIENTOS Y EMOCIONES; EXPRESAN,
IMAGINAN Y REPRESENTAN SU REALIDAD.
Los niños y las niñas disfrutan de la lectura a la vez que construyen significados:
Las experiencias de los niños y las niñas en su vida cotidiana, como ir con sus padres a la plaza o a sus
trabajos, les permiten descubrir un mundo de significados contenidos en las palabras escritas.
Reconocen los nombres de almacenes que frecuentan, saben que sus familias leen mensajes en sus
celulares y que generan sentimientos en quien los lee.
En el grado de transición los niños y las niñas se acercan a la lectura como parte de una práctica social
y cultural que los conduce a construirse como lectores y a participar de diferentes espacios. Se
convierte en una experiencia en la que encuentran gusto y emoción al tiempo que reconocen las
particularidades del lenguaje escrito y literario. En la lectura, los niños y las niñas establecen
relaciones e interpretan imágenes y letras, reconocen a los personajes que se encuentran en distintos
tipos de textos y se identifican con sus emociones.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas reconocen el espacio en el que se mueven cotidianamente y se preguntan por la
relatividad de la ubicación de los objetos:
Los niños y las niñas de transición ya reconocen el espacio más cercano de su entorno, saben que los
objetos pueden estar cerca o lejos y arriba o abajo. Empiezan a aprender que los objetos pueden
tener una doble posición, es decir, que un lápiz puede estar encima del escritorio y debajo de un
cuaderno. En primera instancia, las maestras pueden hacer este tipo de análisis junto con los niños y
las niñas, para que ellos comprendan este tipo de relaciones y luego las hagan solos.
También predicen el recorrido de un objeto, pueden lanzar una pelota hacia algún lugar e ir a
buscarla en dirección a su trayectoria, así no vean en donde cayó; lograrán encontrar objetos que no
están a la vista con tan solo decirles con palabras las coordenadas de su ubicación.
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas usan estrategias para contar en medio de experiencias cotidianas:
Los niños y las niñas ya han experimentado con los números y hecho preguntas que hacen referencia
a cantidades. Desde muy pequeños responden con una palabra-número a preguntas como ¿cuántos
hay?, ¿cuántos tienes?, ¿cuántos llevo? Recitan la serie numérica mientras bajan los escalones,
cuentan hasta tres para salir corriendo o pegar un salto. Han aprendido que las cosas se cuentan y
que a esa acción le corresponden unas palabras especiales: los números.
A partir de la exploración de las cosas, descubren que son susceptibles de ser contadas (principio de
abstracción), de allí que las colecciones de diversos objetos serán una invitación constante a clasificar
y contar. Estos procesos son necesarios para la comprensión del número y para que posteriormente
comprendan que con los números se establecen relaciones (de orden y de clase) y se configuran las
operaciones (de adición y de sustracción).
LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS DISFRUTAN APRENDER;
EXPLORAN Y SE RELACIONAN CON EL MUNDO PARA
COMPRENDERLO Y CONSTRUIRLO.
Los niños y las niñas indagan, exploran y plantean soluciones a problemas cotidianos:
Los niños y las niñas se interesan por otros seres vivos como los animales y las planta. Si se aprovecha
este interés, se pueden promover experiencias y proyectos comunes para el beneficio, el cuidado y la
preservación del medio ambiente. La variedad de seres, lugares, objetos y fenómenos que conforman
el entorno, aviva la curiosidad de los niños y las niñas, su capacidad de asombro y el interés por
preguntar, explorar y comprender lo que sucede a su alrededor, y por la preservación y el cuidado del
medio como parte esencial de la vida.
Hacen preguntas sobre su origen y creencias culturales, por ejemplo: ¿cómo era yo cuando era
pequeña?, ¿dónde está Dios?, entre otras, pues les genera curiosidad lo que no alcanzan a percibir
con sus sentidos. Estas preguntas buscan indagar también por las construcciones familiares y los
rituales, lo que también potencia el conocimiento cultural.
La Organización Curricular y Pedagógica tiene en cuenta el:
Desarrollo y Aprendizaje
0-2 años 1-2 años 2-3 años 3-5 años 5-6 años
• Construye su Identidad
• Comunicación Activa
• Aprende, Explora y Construye
Practica Pedagógica
LA PRÁCTICA PADAGÓGICA
LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA
Organizar la práctica pedagógica sitúa a las maestras y a los maestros de primera infancia como
protagonistas y constructores de propuestas educativas que promueven el desarrollo integral de los
niños y las niñas. Esto genera desafíos, ya que la mayoría de los niños y las niñas viven en contextos
sociales y culturales distintos, con intereses particulares y capacidades diversas, que invitan a planear
y diseñar ambientes pedagógicos pertinentes, en los que se favorezca el deseo de explorar, preguntar,
conocer y comprender los sucesos de la vida, y se construyan interacciones que respeten los ritmos,
conquistas, miedos y descubrimientos que viven en su cotidianidad.
En este contexto, el reto consiste en lograr que la organización de la práctica pedagógica sea abierta y
flexible, no una programación lineal o rutinaria; que se centre realmente en los procesos de desarrollo
de los niños y las niñas, y desde allí se proyecte y materialice. Siendo así, cabe preguntarse: ¿cómo
tener en cuenta el contexto sociocultural de los niños y las niñas para proyectar las propuestas
pedagógicas?, ¿cómo vivir experiencias que promuevan el desarrollo y aprendizaje de los niños y las
niñas?, ¿cómo generar espacios donde las maestras y maestros proyecten, revisen, reflexionen,
propongan colectivamente nuevas acciones sobre su quehacer pedagógico?, ¿de qué manera el
seguimiento al desarrollo de los niños y las niñas se convierte en un insumo para dinamizar la
reflexión y la toma de decisiones frente a la acción pedagógica?
LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA
Con el objetivo de enriquecer la práctica, la organización pedagógica toma como base los propósitos
de desarrollo y aprendizaje que está llamada a promover la educación inicial y preescolar, tiene en
cuenta los campos de experiencia y encuentra en el juego, las expresiones artísticas, la literatura, la
exploración del medio y la cotidianidad de las vidas de los niños y las niñas, oportunidades para
promover su desarrollo y aprendizaje.
ELEMENTOS DE LA ORGANIZACIÓN
PEDAGÓGICA
1. INDAGAR.
Para indagar, es importante que las maestras y los maestros cuenten con espacios y tiempos en los
que puedan reconocer las capacidades y saberes previos de los niños y las niñas, y las expectativas de
las familias en torno a la educación inicial y preescolar. Existen diferentes herramientas que apoyan el
proceso de indagación, por ejemplo, los diarios de campo y los observadores o formatos construidos
por las maestras para hacer el registro de sus indagaciones. Adicionalmente hay otro tipo de
herramientas estructuradas que definen objetivos específicos de observación.
Esta indagación sirve de base para que las maestras y los maestros tomen decisiones para proyectar
experiencias, estrategias pedagógicas y formas de valoración tanto del proceso pedagógico como del
desarrollo y aprendizaje de cada niña o niño.
Indagar es: escuchar, observar y recoger las inquietudes, los intereses y las preguntas de las niñas, los
niños y sus familias para comprender sus procesos de desarrollo y aprendizaje.
2. PROYECTAR.
Proyectar se refiere a las formas en que las maestras y los maestros organizan los procesos que
ocurren en la práctica pedagógica, con miras a potenciar el desarrollo y los aprendizajes de los
niños y las niñas a partir de las interacciones. Parte de la indagación alrededor de sus capacidades,
intereses y características propias, de sus familias y comunidades, y las condiciones del contexto en
el que ocurre su desarrollo.
La proyección tiene gran importancia pues organiza, orienta y estructura el quehacer de los
maestras y maestros. Es el punto de partida para construir propuestas pedagógicas que garanticen
la articulación entre el hacer cotidiano y las intencionalidades pedagógicas. También atiende a las
situaciones inesperadas que surgen en la interacción con los niños y las niñas. Por ende, es un
proceso flexible y abierto, que permite tomar decisiones en medio de la acción que ajustan lo
planeado, para dar paso al descubrimiento de otros modos de potenciar el desarrollo y los
aprendizajes de los niños y las niñas.
3. VIVIR LA EXPERIENCIA.
La experiencia deja huella. Es la vivencia que sirve de motor para que los niños y las niñas desplieguen
todas sus capacidades. Por ello:
a) La experiencia es una relación bidireccional: “algo de mí es para el otro y algo del otro es para mí”.
Esto tiene que ver con la capacidad de las maestras y los maestros de percibir y escuchar a los
niños y a las niñas y así cuidar de ellos.
b) La experiencia se construye en medio de interacciones que parten de los intereses y procesos de
desarrollo de los niños y las niñas. Desde ahí, la maestra o el maestro les ofrece un ambiente, una
pregunta o una situación que les lleva a vivir experiencias nuevas, valiéndose de lo que ya saben,
para que tengan la oportunidad de construir otros conocimientos y así potenciar su desarrollo. Es
decir, le da paso a la provocación, reconociendo que su acción no es la única que provoca, sino que
hay sucesos, objetos o vivencias propias de los niños y las niñas que también lo hacen.
c) c. La experiencia tiene lugar en la niña o el niño que la está viviendo, en su singularidad y en sus
formas de interacción. Es por ello que el maestro o la maestra acompaña, desde la observación y la
escucha, y comienza a decidir en qué momentos apoyar con las palabras, con su corporalidad o con
su mirada, porque lee las formas en que los niños y las niñas viven las experiencias.
4. VALORAR PROCESOS.
Valorar el proceso tiene que ver con observar, escuchar y reflexionar sobre aquello que se indaga,
se proyecta y se vive en la cotidianidad de la práctica pedagógica. Constituye una posibilidad que
tienen las maestras y los maestros de hacer consciente el sentido de su práctica, de evaluar las
experiencias que propiciaron al estar con los niños y las niñas y tomar decisiones de acuerdo con las
intencionalidades que definieron.
La valoración puede enfocarse en distintos aspectos, pero esencialmente, debe considerar volver
sobre: lo indagado, lo proyectado y su relación con la experiencia vivida; y, el proceso de desarrollo
y aprendizaje de los niños y las niñas.
Practica Pedagógica Establece un engranaje entre
ORGANIZACIÓN PEDAGÓGICA
DESARROLLO Y APRENDIZAJE