NEUROEDUCACION

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NEUROEDUCACION

(solo se puede aprender aquello


que se ama)
Autor: Francisco Mora
• Kant en su obra pedagógica vino a decir que el ser humano es lo que
la educación hace de el

• Hoy sabemos que una buena educación


produce cambios profundos en el cerebro, que
ayudan a mejorar el proceso de aprendizaje
posterior y el propio desarrollo del ser humano.

• “Un cosa es saber otra cosa enseñar” Cicerón.


¿Qué es Neuroeducacion?
• Neuroeducacion es una nueva visión de la enseñanza basada en el
cerebro.
• Hay que encender primero la emoción, todo esto debe llevar a crear
métodos y recursos capaces de evocar la curiosidad en los alumnos
por aquellos que se le explica.
• Métodos siempre adaptados a la alegría, al despertar al placer y
nunca al castigo.
• Por eso hoy se debe y se puede enseñar a través de la alegría porque
conocemos bien los sustratos cerebrales de estos procesos.
• Así como a prevenir, reducir o mitigar todas aquellas consecuencias
de vivir en ambiente estresantes y negativos o de constante amenaza,
con lo que adquieren hábitos, que influyen también de manera
negativa en el desarrollo normal de sus cerebros.
• Cada vez esta mas claro que es durante los primeros 6 a 12 meses de
vida del niño cuando ya es posible detectar muchas cosas que mas
tarde pueden repercutir negativamente en el proceso normal de
aprendizaje.
Algunos Pilares Cerebrales Básicos
• En particular la corteza prefrontal , cuya organización neuronal y de
distribución de la información, a otras áreas de la corteza son
fundamentales en la elaboración de los procesos mentales y sobre
todo en los que refieren al pensamiento racional simbólico y a la
toma de decisiones, valores, normas y éticas.
• Sabemos que el número de espinas dendríticas aumenta y alcanza su
pico máximo entre las 34-36 semanas de la gestación para descender
rápidamente tras el nacimiento.
• En el caso de la corteza prefrontal este patrón es diferente. El máximo
de riqueza sináptica se adquiere a los dos años y esta progresión
continúa más lentamente hasta los siete.
• Por su parte, el sistema límbico (el sistema emocional) termina su
maduración sináptica entre los cuatro y los siete años, dependiendo
de las estructuras de que se trate.
• Tras el nacimiento el cerebro es un continuum de actividad que, aun
bajo el gobierno de un poderoso programa genético, es férreamente
dependiente de su relación con el mundo sensorial y emocional que
le rodea.
• Los programas del genoma que dirigen dicho desarrollo específico
tienen lo que podríamos describir como ventanas que se abren en un
momento determinado y es en ese momento determinado cuando
cierta información del entorno, sensorial, motora, familiar, social,
emocional o de razonamiento, puede entrar por ellas. Y ningún
momento es más óptimo que ese, pues estas ventanas abiertas se
cierran con el tiempo para dar paso a la apertura de otras.

• Por ejemplo, para la visión el periodo de los primeros meses tras el


nacimiento es tan crítico que una deprivación de la visión en el niño
de tan solo una semana puede tener marcados efectos para su futura
visión.
• Pero también alcanza a otras funciones del sistema emocional, como
las implicadas en los mecanismos de la curiosidad, la emoción, la
atención, la empatía, la memoria y que no terminan su maduración
antes de los cuatro años, lo que tiene implicaciones sobremanera
importantes para desarrollar procesos que claramente tienen que ver
con los del aprendizaje y la memoria.
• Se nace con la potencialidad de hablar, pero solo el aprendizaje en un
periodo de tiempo determinado logra convertir en hecho aquello que
únicamente está en potencia.
• Esta parte del cerebro de la que hablamos (prefrontal), de hecho, no
termina de madurar hasta los 25-27 años, que es cuando ya han
aparecido ciertos neurotransmisores y cuando se han terminado de
aislar con mielina los axones de las neuronas.
• La propia neurona es plástica, es decir, está cambiando
constantemente gracias al trabajo de sus propios genes. Y esto último
se refleja obviamente en los circuitos que conforman estas neuronas,
donde se genera quiénes somos cada uno, y cómo ese «uno» cambia
cada día y a lo largo de toda la vida.
• De hecho, aprender y memorizar es eso, cambiar el «cableado
sináptico» del cerebro. Y aprender y memorizar es el proceso que
realiza el ser humano desde que nace hasta que muere.
Aprendiendo Temprano
• Aun cuando también es cierto que para que ese medio ambiente
«estimule» y ponga en marcha ese cerebro, este ya debe tener
activada su propia dinámica interna.
• Es decir, en su propia construcción el cerebro «ya aprende» y cambia
su configuración y se hace diferente a cualquier otro.
• Un niño con tan solo 42 minutos de vida es capaz de hacer coincidir
de alguna manera gestos propios con gestos que se le hacen, como
sacar la lengua o abrir la boca.
• Y sin duda que ello ha debido ser la base, antes de saber hacer
cálculos exactos, para tomar decisiones importantes, como la de huir
(frente a muchos enemigos) o atacar (solo uno), o simplemente
trepar escogiendo el árbol con mayor cantidad de frutas. Está claro
que estos códigos han servido a la supervivencia del género Homo
durante mucho tiempo.
• Es más, si estas reacciones son expresadas por los adultos, frente al
daño que sufre un niño, se convierten en juicios y emociones morales
y en conductas morales. Descubrir los orígenes de las diferencias
individuales en este terreno de la emoción, la empatía y la compasión
es un tema central en la neurociencia que estudia el desarrollo social-
cognitivo de los seres humanos y su implicación para el aprendizaje y
la enseñanza.
Y También Interviniendo Temprano
• Estudios muy recientes muestran que los niños «aprenden» de su
entorno y guardan memorias inconscientes de ese aprendizaje en
apenas horas tras nacer.
• Un medio ambiente estable, estimulante y protector construye en el
cerebro infantil los pilares sólidos para una enseñanza efectiva.
• Empieza a haber conocimiento experimental y clínico acerca de, por
ejemplo, los efectos de un medio ambiente estresante (familiar,
social) en el desarrollo normal del cerebro de los niños, entre los que
se encuentran el aumento constante de hormonas como el cortisol y
sus efectos neuronales negativos en el hipocampo, área clave de los
procesos de aprendizaje y memoria
• Los mecanismos que generan ansiedad disminuyen los procesos de
atención y tienen consecuencias severas sobre el proceso de
aprendizaje y memoria.
• Para los niños que viven en ambientes adversos y negativos, como
pueden ser amenazas o castigos, cuatro años sin hacer nada significa
posiblemente un daño difícil de reparar, dado que esos son los años
claves del desarrollo tras los cuales ya se ha cambiado mucha de la
arquitectura cerebral del niño.
• De hecho, ya hay algunos modelos económicos que, aun cuando
todavía en discusión, proponen que cuanta más inversión se haga en
la educación en los años tempranos mayor será el retorno de
beneficios a la sociedad y más rico será ese país cara al futuro.
Del Color de las Mariposas al Pensamiento
Abstracto.
• Y este es que todo comienzo del aprendizaje, el más temprano del
niño, debería hacerse directamente, en contacto con la naturaleza, no
entre cuatro paredes.
• El aprendizaje es como el mito de Sísifo. Es un proceso de repetición
constante con el que construye en «recuerdos inconscientes» los
cimientos que luego le permitirán aprender conscientemente
Programando Alegría , Emoción
• Las emociones encienden y mantienen la curiosidad y la atención y
con ello el interés por el descubrimiento de todo lo que es nuevo,
desde un alimento o un enemigo a cualquier aprendizaje en el aula.
• Hoy comenzamos a saber que el binomio emoción-cognición
(procesos mentales) es un binomio indisoluble.
• Y esto es un error, pues nada se puede llegar a conocer más que
aquello que se ama, aquello que nos dice algo.
• Y esto, producido por una miríada de factores, se vive en muchas
familias y repercute en el niño, al que puede afectar en estructuras de
su cerebro como el hipocampo, y por tanto, como señalábamos en
capítulos anteriores, en su proceso de aprendizaje y memoria
• De ese entorno familiar puede nacer un niño con «estrés» no
expresado en ninguna anormalidad cognitiva especial o
hiperactividad o síntomas depresivos clásicos, sino simplemente con
una cierta apatía manifestada con una atención baja, difuminada y
dispersa y nunca demasiado pronunciada que repercuta en su
rendimiento mental en el colegio.
• Y con ella, referido de nuevo a los niños, expresado en la posible falta
de un sueño profundo suficiente y reparador, mecanismo cerebral
esencial para producir y alcanzar la consolidación de todo lo
aprendido de modo relevante durante el día . Y a síntomas como la
irritación y la desatención que hemos mencionado. Cuando este
proceso se pone en marcha, altera la conducta del niño de un modo
poco aparente.
• En definitiva, todo aquello conducente a la adquisición de
conocimiento, como la curiosidad, la atención, la memoria o la toma
de decisiones, requiere de esa energía que hemos llamado emoción.
Detectar fallos o un apagón emocional puede convertirse en una
tarea central en el futuro neuroeducador.

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