Carlota estaba emocionada por ser adoptada y pasó la noche imaginando diferentes familias perfectas como una familia de pasteleros, piratas, domadores de tigres o astronautas. Sin embargo, conoció a su nueva familia, los Pérez, quienes aunque no eran ninguna de esas cosas, la hicieron sentir muy querida con pequeños detalles como comprarle una oreja de chocolate o jugar a buscar tesoros, y Carlota se dio cuenta de que había encontrado la mejor familia después de todo.
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Carlota estaba emocionada por ser adoptada y pasó la noche imaginando diferentes familias perfectas como una familia de pasteleros, piratas, domadores de tigres o astronautas. Sin embargo, conoció a su nueva familia, los Pérez, quienes aunque no eran ninguna de esas cosas, la hicieron sentir muy querida con pequeños detalles como comprarle una oreja de chocolate o jugar a buscar tesoros, y Carlota se dio cuenta de que había encontrado la mejor familia después de todo.
Carlota estaba emocionada por ser adoptada y pasó la noche imaginando diferentes familias perfectas como una familia de pasteleros, piratas, domadores de tigres o astronautas. Sin embargo, conoció a su nueva familia, los Pérez, quienes aunque no eran ninguna de esas cosas, la hicieron sentir muy querida con pequeños detalles como comprarle una oreja de chocolate o jugar a buscar tesoros, y Carlota se dio cuenta de que había encontrado la mejor familia después de todo.
Carlota estaba emocionada por ser adoptada y pasó la noche imaginando diferentes familias perfectas como una familia de pasteleros, piratas, domadores de tigres o astronautas. Sin embargo, conoció a su nueva familia, los Pérez, quienes aunque no eran ninguna de esas cosas, la hicieron sentir muy querida con pequeños detalles como comprarle una oreja de chocolate o jugar a buscar tesoros, y Carlota se dio cuenta de que había encontrado la mejor familia después de todo.
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Una bonita mañana de mayo,
Carlota estaba jugando
en el jardín del orfanato cuando la directora la llamó a su oficina. -Te ha adoptado una familia, Carlota. Vendrán por ti mañana –dijo. Carlota cruzó los dedos y pidió un deseo: “Espero que sea la mejor familia del mundo”. Esa noche, Carlota no podía dormir de los nervios y pensó en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba…
¡una familia de pasteleros!
Si la adoptaba una familia de pasteleros, viviría en una pastelería. Podría pasar el día entre tartas y bombones; escribir mensajes de azúcar en las tortas y saborear el merengue de los pasteles. Tendría orejas de chocolate para desayunar, almorzar y cenar. Sin duda, ¡una familia de pasteleros sería la mejor familia del mundo! Aunque pensándolo mejor… Como seguía sin poder dormir, Carlota volvió a pensar En cómo sería la familia perfecta. Si la adoptaba una familia de Imaginó que la adoptaba… piratas, Viviría en un barco pirata; ¡una familia de piratas! Podría navegar por los sietes mares; Pintar banderas de calaveras y huesos, Y buscar tesoros de doblones de oro. Luciría un mono en el hombro derecho, Un loro en el izquierdo, un parche en el ojo Y una pata de palo. Sin duda, ¡una familia de piratas sería la mejor familia del mundo! Aunque pensándolo mejor… Como aún no podía dormir, Carlota volvió a pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una familia de domadores de tigres!
Si la adoptaba una familia de
domadores, viviría en un circo; Podría pasar el día jugando con los tigres, Rizar los bigotes de los cachorros y Contar las rayas de su pelaje. Llevaría un tigre de Bengala a la escuela para ser la más popular del recreo. Sin duda, ¡una familia de domadores sería la mejor familia del mundo! Aunque pensándolo mejor… Como todavía no conciliaba el sueño, Carlota volvió a pensar en cómo sería la familia perfecta. Imaginó que la adoptaba… ¡una familia de astronautas!
Si la adoptaba una familia de astronautas, viviría en una nave espacial,
podría visitar todos los planetas, beber licuados en la Vía Láctea y bailar el hula-hula con el anillo de Saturno. Contaría estrellas para poder dormirse por las noches. Sin duda, ¡una familia de astronautas sería la mejor familia del mundo! Aunque pensándolo mejor… Con sorpresa, Carlota miró la ventana y descubrió que ya se había hecho de día. ¡Había pasado la noche entera sin dormir y su nueva familia ya había llegado a buscarla! Los Pérez. Leonor, la nueva madre de Carlota es empleada de correos. No es pastelera, pero todas las tardes cuando vuelve del trabajo, le compra a Carlota una enorme oreja de chocolate para la once. Roberto, el nuevo padre de Carlota, es agente de seguros. No es un pirata, pero le encanta jugar con Carlota a buscar tesoros escondidos en los terrenos del barrio. Elvira, la nueva abuela de Carlota, esta jubilada. No es domadora de tigres, pero tiene dos gatos, Bigotes y Bruno, que se pasan el día dormitando en su regazo y les encantan las sardinas. Pedro, el nuevo hermano de Carlota, estudia en la misma escuela que ella. No es astronauta, pero ha decorado el techo del dormitorio con estrellas que brillan en la oscuridad para que él y Carlota puedan contarlas por la noche antes de dormir. Y así, bajo el cielo estrellado de su habitación, Carlota Pérez por fin pudo dormir y no tuvo que imaginar más. Había conseguido la mejor familia del mundo.