Frederick Nietzie - Asi Hablo Saratrusta
Frederick Nietzie - Asi Hablo Saratrusta
Frederick Nietzie - Asi Hablo Saratrusta
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L
Friedrich Nietzsche
As habl Zaratustra
ndice
Prlogo de Zaratustra
Los discursos de Zaratustra
De las tres transformaciones
De las ctedras de la virtud
De los trasmundanos
De los despreciadores del cuerpo
De las alegras y de las pasiones
Del plido delincuente
Del leer y el escribir
Del rbol de la montaa
De los predicadores de la muerte
De la guerra y el pueblo guerrero
Del nuevo dolo
De las moscas del mercado
De la castidad
Del amigo
De las mil metas y de la nica meta
Del amor al prjimo
Del camino del creador
De viejecillas y de jovencillas
De la picadura de la vbora
Del hijo y del matrimonio
De la muerte libre
De la virtud que hace regalos
Segunda parte
El nio del espejo
En las islas afortunadas
De los compasivos
De los sacerdotes
De los virtuosos
De la chusma
De las tarntulas
De los sabios famosos
La cancin de la noche
La cancin del baile
La cancin de los sepulcros
De la superacin de s mismo
De los sublimes
Del pas de la cultura
Del inmaculado conocimiento
De los doctos
De los poetas
De grandes acontecimientos
El adivino
De la redencin
De la cordura respecto a los hombres
La ms silenciosa de todas las horas
Tercera parte
El caminante
De la visin y enigma
De la bienaventuranza no querida
Antes de la salida del sol
De la virtud empequeecedora
En el monte de los olivos
Del pasar de largo
De los apstatas
El retorno a casa
De los tres males
Del espritu de la pesadez
De tablas viejas y nuevas
El convaleciente
Del gran anhelo
La otra cancin del baile
Los siete sellos (O: La cancin S y Amn)
Cuarta y ltima parte
La ofrenda de la miel
El grito de socorro
Coloquio con los reyes
La sanguijuela
El mago
Jubilado
El ms feo de los hombres
El mendigo voluntario
La sombra
A medioda
El saludo
La Cena
Del hombre superior
La cancin de la melancola
De la ciencia
Entre hijas del desierto
El despertar
La fiesta del asno
As habl Zaratustra reproduce literalmente el aforismo 342 de La gaya ciencia; slo el lago Urmi,
que all aparece, es aqu sustituido por el lago de su patria. El mencionado aforismo lleva el ttulo Incipit
tragedia (Comienza la tragedia) y es el ltimo del libro cuarto de La gaya ciencia, titulado Sanctus Januarius (San Enero).
2
Es la edad en que Jess comienza su predicacin. Vase el Evangelio de Lucas, 3, 23: ste era Jess,
que al empezar tena treinta aos. En el buscado antagonismo entre Zaratustra y Jess es sta la primera de
las confrontaciones. Como podr verse por toda la obra, Zaratustra es en parte una antifigura de Jess. Y
as, la edad en que Jess comienza a predicar es aquella en que Zaratustra se retira a las montaas con el fin
de prepararse para su tarea. Inmediatamente despus aparecer una segunda contraposicin entre ambos:
Jess pas slo cuarenta das en el desierto; Zaratustra pasar diez aos en las montaas.
3
Zaratustra volver a pronunciar esta misma invocacin al sol al final de la obra. Vase, en la cuarta parte, El signo.
4
Los dos animales herldicos de Zaratustra representan, respectivamente, su voluntad y su inteligencia.
Le harn compaa en numerosas ocasiones y actuarn incluso como interlocutores suyos, sobre todo en el
importantsimo captulo de la tercera parte titulado El convaleciente.
5
Untergehen. Es una de las palabras-clave en la descripcin de la figura de Zaratustra. Este verbo alemn
contiene varios matices que con dificultad podrn conservarse simultneamente en la traduccin castellana.
Untergehen es en primer trmino, literalmente, caminar (gehen) hacia abajo (unter). Zaratustra, en efecto, baja de las montaas. En segundo lugar es trmino usual para designar la puesta del sol, el ocaso. Y
Zaratustra dice bien claro que quiere actuar como el sol al atardecer, esto es, ponerse. En tercer trmino,
Untergehen y el sustantivo Untergang se usan con el significado de hundimiento, destruccin, decadencia.
As, el ttulo de la obra famosa de Spengler es Der Untergang des Abendlandes (traducido por La decadencia de Occidente). Tambin Zaratustra se hunde en su tarea y fracasa. Su tarea, dice varias veces, lo destru-
ye. Aqu se ha adoptado como terminus technicus castellano para traducir Untergehen el de hundirse en su
ocaso, que parece conservar los tres sentidos. De todas maneras, Nietzsche juega en innumerables ocasiones con esta palabra alemana compuesta y la contrapone a otras palabras asimismo compuestas. Por ejemplo, contrapone y une Un tergangy Ubergang. berganges pasar al otro lado por encima de algo, pero
tambin significa transicin. El hombre, dir Zaratustra, es un trnsito y un ocaso. Esto es, al hundirse
en su ocaso, como el sol, pasa al otro lado (de la tierra, se entiende, segn la vieja creencia). Y pasar al
otro lado es superarse a s mismo y llegar al superhombre.
6
Esta misma frase se repite luego. El ocaso de Zaratustra termina hacia el final de la tercera parte, en
el captulo titulado El convaleciente, donde se dice: As - acaba el ocaso de Zaratustra.
2
Zaratustra baj solo de las montaas sin encontrar a nadie. Pero cuando lleg a los bosques surgi de pronto ante l un anciano que haba abandonado su santa choza para buscar races en el bosque7. Y el anciano habl as a Zaratustra:
No me es desconocido este caminante: hace algunos aos pas por aqu. Zaratustra se
llamaba; pero se ha transformado. Entonces llevabas tu ceniza a la montaa8: quieres
hoy llevar tu fuego a los valles? No temes los castigos que se imponen al incendiario?
S, reconozco a Zaratustra. Puro es su ojo, y en su boca no se oculta nusea alguna9.
No viene hacia ac como un bailarn?
Zaratustra est transformado, Zaratustra se ha convertido en un nio, Zaratustra es un
despierto10: qu quieres hacer ahora entre los que duermen?
En la soledad vivas como en el mar, y el mar te llevaba. Ay, quieres bajar a tierra?
Ay, quieres volver a arrastrar t mismo tu cuerpo?
Zaratustra respondi: Yo amo a los hombres.
Por qu, dijo el santo, me march yo al bosque y a las soledades? No fue acaso porque amaba demasiado a los hombres?
Ahora amo a Dios: a los hombres no los amo. El hombre es para m una cosa demasiado imperfecta. El amor al hombre me matara.
Zaratustra respondi: Qu dije amor! Lo que yo llevo a los hombres es un regalo.
No les des nada, dijo el santo. Es mejor que les quites alguna cosa y que la lleves a
cuestas junto con ellos - eso ser lo que ms bien les har: con tal de que te haga bien a
ti!
Y si quieres darles algo, no les des ms que una limosna, y deja que adems la mendiguen!
No, respondi Zaratustra, yo no doy limosnas. No soy bastante pobre para eso.
El santo se ri de Zaratustra y dijo: Entonces cuida de que acepten tus tesoros! Ellos
desconfan de los eremitas y no creen que vayamos para hacer regalos.
Nuestros pasos les suenan demasiado solitarios por sus callejas. Y cuando por las noches, estando en sus camas, oyen caminar a un hombre mucho antes de que el sol salga,
se preguntan: adnde ir el ladrn?11.
No vayas a los hombres y qudate en el bosque! Es mejor que vayas incluso a los
animales! Por qu no quieres ser t, como yo, - un oso entre los osos, un pjaro entre los
pjaros?
Y qu hace el santo en el bosque?, pregunt Zaratustra. El santo respondi: Hago
canciones y las canto; y, al hacerlas, ro, lloro y gruo: as alabo a Dios.
Cantando, llorando, riendo y gruendo alabo al Dios que es mi Dios. Mas qu regalo
es el que t nos traes?
Cuando Zaratustra hubo odo estas palabras salud al santo y dijo: Qu podra yo daros a vosotros! Pero djame irme aprisa, para que no os quite nada! -Y as se separaron,
el anciano y el hombre, riendo como ren dos muchachos.
Mas cuando Zaratustra estuvo solo, habl as a su corazn: Ser posible! Este viejo
santo en su bosque no ha odo todava nada de que Dios ha muerto!12
7
Hacia el final de la obra el papa jubilado vendr en busca de este anciano eremita y encontrar que ha
muerto; vase, en la cuarta parte, Jubilado.
8
Vase, en esta primera parte, De los trasmundanos, y Del camino del creador, y en la segunda parte, El
adivino, donde vuelve a aparecer la referencia a las cenizas. La ceniza es smbolo de la cremacin y el
rechazo de los falsos ideales juveniles.
9
La pureza de los ojos y la ausencia de asco en la boca son atributos de Zaratustra a los que se hace referencia en numerosas ocasiones; vase, por ejemplo, en la segunda parte, De los sublimes, y en la cuarta, El
mendigo voluntario.
10
El despierto es un calificativo usual de Buda, que aqu se aplica a Zaratustra.
11
Alusin a 1 Tesalonicenses, 5, 2: Pues sabis perfectamente que el da del Seor llegar como un ladrn de noche.
12
La idea de la muerte de Dios, que recorre la obra entera, y su ignorancia por parte del santo eremita,
ser tema de conversacin entre Zaratustra y el papa jubilado cuando ambos hablen del eremita ya fallecido. Vase, en la cuarta parte, Jubilado.
3
Cuando Zaratustra lleg a la primera ciudad, situada al borde de los bosques, encontr
reunida en el mercado13 una gran muchedumbre: pues estaba prometida la exhibicin de
un volatinero. Y Zaratustra habl as al pueblo:
Yo os enseo el superhombre14. El hombre es algo que debe ser superado. Qu habis
hecho para superarlo?
Todos los seres han creado hasta ahora algo por encima de s mismos: y queris ser
vosotros el reflujo de ese gran flujo y retroceder al animal ms bien que superar al hombre?
Qu es el mono para el hombre? Una irrisin o una vergenza dolorosa. Y justo eso es
lo que el hombre debe ser para el superhombre: una irrisin o una vergenza dolorosa15.
Habis recorrido el camino que lleva desde el gusano hasta el hombre, y muchas cosas
en vosotros continan siendo gusano. En otro tiempo fuisteis monos, y tambin ahora es
el hombre ms mono que cualquier mono.
Y el ms sabio de vosotros es tan slo un ser escindido, hbrido de planta y fantasma.
Pero os mando yo que os convirtis en fantasmas o en plantas?
Mirad, yo os enseo el superhombre!
El superhombre es el sentido de la tierra. Diga vuestra voluntad: sea el superhombre el
sentido de la tierra!
Yo os conjuro, hermanos mos, permaneced fieles a la tierra y no creis a quienes os
hablan de esperanzas sobreterrenales! Son envenenadores, lo sepan o no.
Son despreciadores de la vida, son moribundos y estn, ellos tambin, envenenados, la
tierra est cansada de ellos: ojal desaparezcan!
En otro tiempo el delito contra Dios era el mximo delito, pero Dios ha muerto y con l
han muerto tambin esos delincuentes. Ahora lo ms horrible es delinquir contra la tierra
y apreciar las entraas de lo inescrutable ms que el sentido de la tierra!
En otro tiempo el alma miraba al cuerpo con desprecio: y ese desprecio era entonces lo
ms alto: - el alma quera el cuerpo flaco, feo, famlico. As pensaba escabullirse del
cuerpo y de la tierra.
Oh, tambin esa alma era flaca, fea y famlica: y la crueldad era la voluptuosidad de
esa alma!
Mas vosotros tambin, hermanos mos, decidme: qu anuncia vuestro cuerpo de vuestra alma? No es vuestra alma acaso pobreza y suciedad y un lamentable bienestar?
En verdad, una sucia corriente es el hombre. Es necesario ser un mar para poder recibir
una sucia corriente sin volverse impuro.
Mirad, yo os enseo el superhombre: l es ese mar, en l puede sumergirse vuestro gran
desprecio.
Cul es la mxima vivencia que vosotros podis tener? La hora del gran desprecio. La
hora en que incluso vuestra felicidad se os convierta en nusea y eso mismo ocurra con
vuestra razn y con vuestra virtud.
La hora en que digis: Qu importa mi felicidad! Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar. Sin embargo, mi felicidad debera justificar incluso la existencia!
La hora en que digis: Qu importa mi razn! Ansa ella el saber lo mismo que el
len su alimento? Es pobreza y suciedad y un lamentable bienestar!
La hora en que digis: Qu importa mi virtud! Todava no me ha puesto furioso. Qu
cansado estoy de mi bien y de mi mal! Todo esto es pobreza y suciedad y un lamentable
bienestar!
La hora en que digis: Qu importa mi justicia! No veo que yo sea un carbn ardiente. Mas el justo es un carbn ardiente! La hora en que digis: Qu importa mi compasin! No es la compasin acaso la cruz en la que es clavado quien ama a los hombres?
Pero mi compasin no es una crucifixin.
Habis hablado ya as? Habis gritado ya as? Ah, ojal os hubiese yo odo ya gritar
as!
No vuestro pecado - vuestra moderacin es lo que clama al cielo, vuestra mezquindad
hasta en vuestro pecado es lo que clama al cielo!16.
Dnde est el rayo que os lama con su lengua? Dnde la demencia que habra que
inocularos?
Mirad, yo os enseo el superhombre: l es ese rayo, l es esa demencia! Cuando Zaratustra hubo hablado as, uno del pueblo grit: Ya hemos odo hablar bastante del volatinero; ahora, vemoslo tambin! Y todo el pueblo se ri de Zaratustra.
Mas el volatinero, que crey que aquello iba dicho por l, se puso a trabajar.
13
Markt es la palabra empleada por Nietzsche, que aqu se traduce literalmente por mercado. No se refiere slo al lugar de compra y venta de mercancas, sino, en general, a lugar amplio donde se rene la gente, a
plaza pblica. Todava hoy la plaza central de muchas ciudades alemanas se denomina Marktplatz.
14
Sobre el superhombre, expresin que ha dado lugar a tantos malentendidos, dice el propio Nietzsche
en Ecce homo: La palabra superhombre, que designa un tipo de ptima constitucin, en contraste con
los hombres modernos, con los hombres buenos, con los cristianos y dems nihilistas, una palabra que,
en boca de Zaratustra, el aniquilador de la moral, se convierte en una palabra muy digna de reflexin, ha
sido entendida, casi en todas partes, con total inocencia, en el sentido de aquellos valores cuya anttesis se
ha manifestado en la figura de Zaratustra, es decir, ha sido entendida como tipo idealista de una especie
superior de hombre, mitad santo, mitad genio.
15
Eco de los fragmentos 82 y 83 de Heraclito (Diels-Kranz): El ms bello de los monos es feo al compararlo con la raza de los humanos. El ms sabio de entre los hombres parece, respecto de Dios, mono en
sabidura, en belleza y en todo lo dems.
16
Clamar al cielo es expresin bblica. Vase Gnesis, 4, 10: La voz de la sangre de tu hermano est
clamando a m desde la tierra (palabras de Yahv a Can). Corno hace casi siempre con estas citas bblicas, Zaratustra confiere a sta un sentido antittico del que tiene en el original.
4
Mas Zaratustra contempl al pueblo y se maravill. Luego habl as:
El hombre es una cuerda tendida entre el animal y el superhombre, - una cuerda sobre
un abismo.
Un peligroso pasar al otro lado, un peligroso caminar, un peligroso mirar atrs, un peligroso estremecerse y pararse. La grandeza del hombre est en ser un puente y no una
meta: lo que en el hombre se puede amar es que es un trnsito y un ocaso17.
Yo amo a quienes no saben vivir de otro modo que hundindose en su ocaso, pues ellos
son los que pasan al otro lado.
Yo amo a los grandes despreciadores, pues ellos son los grandes veneradores, y flechas
del anhelo hacia la otra orilla. Yo amo a quienes, para hundirse en su ocaso y sacrificarse,
no buscan una razn detrs de las estrellas: sino que se sacrifican a la tierra para que sta
llegue alguna vez a ser del superhombre. Yo amo a quien vive para conocer, y quiere
conocer para que alguna vez viva el superhombre. Y quiere as su propio ocaso.
Yo amo a quien trabaja e inventa para construirle la casa al superhombre y prepara para
l la tierra, el animal y la planta: pues quiere as su propio ocaso.
Yo amo a quien ama su virtud: pues la virtud es voluntad de ocaso y una flecha del anhelo.
Yo amo a quien no reserva para s ni una gota de espritu, sino que quiere ser ntegramente el espritu de su virtud: avanza as en forma de espritu sobre el puente.
Yo amo a quien de su virtud hace su inclinacin y su fatalidad: quiere as, por amor a su
virtud, seguir viviendo y no seguir viviendo.
Yo amo a quien no quiere tener demasiadas virtudes. Una virtud es ms virtud que dos,
porque es un nudo ms fuerte del que se cuelga la fatalidad.
Yo amo a aquel cuya alma se prodiga, y no quiere recibir agradecimiento ni devuelve
nada: pues l regala siempre y no quiere conservarse a s mismo18.
Yo amo a quien se avergenza cuando el dado, al caer, le da suerte, y entonces se pregunta: acaso soy yo un jugador que hace trampas? - pues quiere perecer.
Yo amo a quien delante de sus acciones arroja palabras de oro y cumple siempre ms
de lo que promete: pues quiere su ocaso.
Yo amo a quien justifica a los hombres del futuro y redime a los del pasado: pues quiere perecer a causa d los hombres del presente.
Yo amo a quien castiga a su dios porque ama a su dios19: pues tiene que perecer por la
clera de su dios.
Yo amo a aquel cuya alma es profunda incluso cuando se la hiere, y que puede perecer
a causa de una pequea vivencia: pasa as de buen grado por el puente.
Yo amo a aquel cuya alma est tan llena que se olvida de s mismo, y todas las cosas
estn dentro de l: todas las cosas se transforman as en su ocaso.
Yo amo a quien es de espritu libre y de corazn libre: su cabeza no es as ms que las
entraas de su corazn, pero su corazn lo empuja al ocaso.
Yo amo a todos aquellos que son como gotas pesadas que caen una a una de la oscura
nube suspendida sobre el hombre: ellos anuncian que el rayo viene, y perecen como
anunciadores.
Mirad, yo soy un anunciador del rayo y una pesada gota que cae de la nube: mas ese rayo se llama superhombre. 17
Cuando Zaratustra hubo dicho estas palabras contempl de nuevo el pueblo y call:
Ah estn, dijo a su corazn, y se ren: no me entienden, no soy yo la boca para estos
odoo20.
Habr que romperles antes los odos, para que aprendan a or con los ojos? Habr que
atronar igual que timbales y que predicadores de penitencia? O acaso creen tan slo al
que balbucea?
Tienen algo de lo que estn orgullosos. Cmo llaman a eso que los llena de orgullo?
Cultural21 lo llaman, es lo que los distingue de los cabreros.
Por esto no les gusta or, referida a ellos, la palabra Vesprecid. Voy a hablar, pues, a su
orgullo.
Voy a hablarles de lo ms despreciable: el ltimo hombre22.
Y Zaratustra habl as al pueblo:
Es tiempo de que el hombre fije su propia meta. Es tiempo de que el hombre plante la
semilla de su ms alta esperanza.
Todava es bastante frtil su terreno para ello. Mas algn da ese terreno ser pobre y
manso, y de l no podr ya brotar ningn rbol elevado.
Ay! Llega el tiempo en que el hombre dejar de lanzar la flecha de su anhelo ms all
del hombre, y en que la cuerda de su arco no sabr ya vibrar!
Yo os digo: es preciso tener todava caos dentro de s para poder dar a luz una estrella
danzarina. Yo os digo: vosotros tenis todava caos dentro de vosotros.
Ay! Llega el tiempo en que el hombre no dar ya a luz ninguna estrella. Ay! Llega el
tiempo del hombre ms despreciable, el incapaz ya de despreciarse a s mismo.
Mirad! Yo os muestro el ltimo hombre.
Qu es amor? Qu es creacin? Qu es anhelo? Qu es estrella? - as pregunta el
ltimo hombre, y parpadea.
La tierra se ha vuelto pequea entonces, y sobre ella da saltos el ltimo hombre, que todo lo empequeece. Su estirpe es indestructible, como el pulgn; el ltimo hombre es el
que ms tiempo vive.
Nosotros hemos inventado la felicidad - dicen los ltimos hombres, y parpadean.
Han abandonado las comarcas donde era duro vivir: pues la gente necesita calor. La
gente ama incluso al vecino y se restriega contra l: pues necesita calor.
Enfermar y desconfiar considranlo pecaminoso: la gente camina con cuidado. Un tonto es quien sigue tropezando con piedras o con hombres!
Un poco de veneno de vez en cuando: eso produce sueos agradables. Y mucho veneno
al final, para tener un morir agradable.
La gente contina trabajando, pues el trabajo es un entretenimiento. Mas procura que el
entretenimiento no canse. La gente ya no se hace ni pobre ni rica: ambas cosas son demasiado molestas. Quin quiere an gobernar? Quin an obedecer? Ambas cosas son
demasiado molestas.
Ningn pastor y un solo rebao!23 Todos quieren lo mismo, todos son iguales: quien
tiene sentimientos distintos marcha voluntariamente al manicomio.
En otro tiempo todo el mundo desvariaba - dicen los ms sutiles, y parpadean.
Hoy la gente es inteligente y sabe todo lo que ha ocurrido: as no acaba nunca de burlarse. La gente contina discutiendo, mas pronto se reconcilia - de lo contrario, ello estropea el estmago.
La gente tiene su pequeo placer para el da y su pequeo placer para la noche: pero
honra la salud.
Nosotros hemos inventado la felicidad - dicen los ltimos hombres, y parpadean. -
Reminiscencia del Evangelio de Mateo,13,13: Por esto les hablo en parbolas, porque miran sin ver y
escuchan sin or ni entender.
21
Sobre el concepto de cultura puede verse, en la segunda parte, Del pas de la cultura.
22
El ltimo hombre significa sobre todo el ltimo en la escala humana. En Ecce homo dice Nietzsche: En este sentido Zaratustra llama a los buenos unas veces los ltimos hombres y otras el comienzo
del final; sobre todo, los considera como la especie ms nociva del hombre, porque imponen su existencia
tanto a costa de la verdad como a costa del futuro.
23
Parfrasis, modificando su sentido, del Evangelio de Juan, 10, 16: Habr un solo rebao y un solo
pastor.
24
Mediante el juego de palabras en alemn entre erste Rede (primer discurso) y Vorrede (prlogo o,
tambin, discurso preliminar), Nietzsche quiere indicar que en realidad este su primer hablar o discursear
(reden) a los hombres no ha sido ms que un hablar preliminar, pero que su verdadero hablar va a comenzar ahora. Por eso la verdadera primera parte de esta obra se titular precisamente Los discursos (Reden)
de Zaratustra.
25
Eco de la escena evanglica (Evangelio de Lucas, 23, 17) en que la muchedumbre rechaza a Jess y
reclama a Barrabs: Pero ellos vociferaron a una: Fuera se! Sultanos a Barrabs!
6
Pero entonces ocurri algo que hizo callar todas las bocas y quedar fijos todos los ojos.
Entretanto, en efecto, el volatinero haba comenzado su tarea: haba salido de una pequea puerta y caminaba sobre la cuerda, la cual estaba tendida entre dos torres, colgando
sobre el mercado y el pueblo. Mas cuando se encontraba justo en la mitad de su camino,
la pequea puerta volvi a abrirse y un compaero de oficio vestido de muchos colores,
igual que un bufn, salt fuera y march con rpidos pasos detrs del primero. Sigue
adelante, cojitranco, grit su terrible voz, sigue adelante, holgazn, impostor, cara de
tsico! Que no te haga yo cosquillas con mi taln! Qu haces aqu entre torres? Dentro
de la torre est tu sitio, en ella se te debera encerrar, cierras el camino a uno mejor que
t! - Y a cada palabra se le acercaba ms y ms: y cuando estaba ya a un solo paso detrs de l ocurri aquella cosa horrible que hizo callar todas las bocas y quedar fijos todos
los ojos: - lanz un grito como si fuese un demonio y salt por encima de quien le obstaculizaba el camino. Mas ste, cuando vio que su rival lo venca, perdi la cabeza y el
equilibrio; arroj su balancn y, ms rpido que ste, se precipit hacia abajo como un
remolino de brazos y de piernas. El mercado y el pueblo parecan el mar cuando la tempestad avanza: todos huyeron apartndose y atropellndose, sobre todo all donde el
cuerpo tena que estrellarse.
Zaratustra, en cambio, permaneci inmvil, y justo a su lado cay el cuerpo, maltrecho
y quebrantado, pero no muerto todava. Al poco tiempo el destrozado recobr la consciencia y vio a Zaratustra arrodillarse junto a l. Qu haces aqu?, dijo por fin, desde
hace mucho saba yo que el diablo me echara la zancadilla. Ahora me arrastra al infierno: quieres t impedrselo?
Por mi honor, amigo, respondi Zaratustra, todo eso de que hablas no existe: no hay ni
diablo ni infierno. Tu alma estar muerta an ms pronto que tu cuerpo26: as, pues, no
temas ya nada!
El hombre alz su mirada con desconfianza. Si t dices la verdad, aadi luego, nada
pierdo perdiendo la vida. No soy mucho ms que un animal al que, con golpes y escasa
comida, se le ha enseado a bailar.
No hables as, dijo Zaratustra, t has hecho del peligro tu profesin, en ello no hay nada despreciable. Ahora pereces a causa de tu profesin: por ello voy a enterrarte con mis
propias manos.
Cuando Zaratustra hubo dicho esto, el moribundo ya no respondi; pero movi la mano
como si buscase la mano de Zaratustra para darle las gracias. 26
Un desarrollo de esta idea puede verse en esta primera parte, De los despreciadores del cuerpo, y, en la
tercera parte, El convaleciente: Las almas son tan mortales como los cuerpos.
7
Entretanto iba llegando el atardecer, y el mercado se ocultaba en la oscuridad: el pueblo
se dispers entonces, pues hasta la curiosidad y el horror acaban por cansarse. Mas Zaratustra estaba sentado en el suelo junto al muerto, hundido en sus pensamientos: as olvid
el tiempo. Por fin se hizo de noche, y un viento fro sopl sobre el solitario. Zaratustra se
levant entonces y dijo a su corazn:
En verdad, una hermosa pesca ha cobrado hoy Zaratustra! No ha pescado ni un solo
hombre27, pero s, en cambio, un cadver.
Siniestra es la existencia humana, y carente an de sentido: un bufn puede convertirse
para ella en la fatalidad.
Yo quiero ensear a los hombres el sentido de su ser: ese sentido es el superhombre, el
rayo que brota de la oscura nube que es el hombre.
Mas todava estoy muy lejos de ellos, y mi sentido no habla a sus sentidos. Para los
hombres yo soy todava algo intermedio entre un necio y un cadver.
Oscura es la noche, oscuros son los caminos de Zaratustra28. Ven, compaero fro y rgido! Te llevar adonde voy a enterrarte con mis manos.
27
8
Cuando Zaratustra hubo dicho esto a su corazn, carg el cadver sobre sus espaldas y
se puso en camino. Y no haba recorrido an cien pasos cuando se le acerc furtivamente
un hombre y comenz a susurrarle al odo - y he aqu que quien hablaba era el bufn de
la torre. Vete fuera de esta ciudad, Zaratustra, dijo; aqu son demasiados los que te
odian. Te odian los buenos y justos29 y te llaman su enemigo y su despreciador; te odian
los creyentes de la fe ortodoxa, y stos te llaman el peligro de la muchedumbre. Tu suerte
ha estado en que la gente se ri de ti: y, en verdad, hablabas igual que un bufn. Tu suerte
ha estado en asociarte al perro muerto; al humillarte de ese modo te has salvado a ti mismo por hoy. Pero vete lejos de esta ciudad - o maana saltar por encima de ti, un vivo
por encima de un muerto. Y cuando hubo dicho esto, el hombre desapareci; pero Zaratustra continu caminando por las oscuras callejas.
A la puerta de la ciudad encontr a los sepultureros: stos iluminaron el rostro de Zaratustra con la antorcha, lo reconocieron y comenzaron a burlarse de l. Zaratustra se lleva
al perro muerto: bravo, Zaratustra se ha hecho sepulturero! Nuestras manos son demasiado limpias para ese asado. Es que Zaratustra quiere acaso robarle al diablo su bocado? Vaya! Suerte, y que aproveche! A no ser que el diablo sea mejor ladrn que Zaratustra! - y robe a los dos, y a los dos se los trague! Y se rean entre s, cuchicheando.
Zaratustra no dijo ni una palabra y sigui su camino. Pero cuando llevaba andando ya
dos horas, al borde de bosques y de cinagas, haba odo demasiado el hambriento aullido
de los lobos, y el hambre se apoder tambin de l. Por ello se detuvo junto a una casa
solitaria dentro de la cual arda una luz.
El hambre me asalta, dijo Zaratustra, como un ladrn. En medio de bosques y de cinagas me asalta mi hambre, y en plena noche.
Extraos caprichos tiene mi hambre. A menudo no me viene sino despus de la comida,
y hoy no me vino en todo el da: dnde se entretuvo, pues?
Y mientras deca esto, Zaratustra llam a la puerta de la casa. Un hombre viejo apareci; traa la luz y pregunt: Quin viene a m y a mi mal dormir?
Un vivo y un muerto, dijo Zaratustra. Dame de comer y de beber, he olvidado hacerlo
durante el da. Quien da de comer al hambriento reconforta su propia alma: as habla la
sabidura30.
El viejo se fue y al poco volvi y ofreci a Zaratustra pan y vino. Mal sitio es ste para
hambrientos, dijo. Por eso habito yo aqu. Animales y hombres acuden a m, el eremita.
Mas da de comer y de beber tambin a tu compaero, l est ms cansado que t. Zaratustra respondi: Mi compaero est muerto, difcilmente le persuadir a que coma y
beba. Eso a m no me importa, dijo el viejo con hosquedad; quien llama a mi casa tiene
que tomar tambin lo que le ofrezco. Comed y que os vaya bien! A continuacin Zaratustra volvi a caminar durante dos horas, confiando en el camino
y en la luz de las estrellas: pues estaba habituado a andar por la noche y le gustaba mirar
a la cara a todas las cosas que duermen31. Mas cuando la maana comenz a despuntar,
Zaratustra se encontr en lo profundo del bosque, y ningn camino se abra ya ante l.
Entonces coloc al muerto en un rbol hueco, a la altura de su cabeza - pues quera protegerlo de los lobos - y se acost en el suelo de musgo. Enseguida se durmi, cansado el
cuerpo, pero inmvil el alma.
29
La pareja verbal los buenos y justos, que aqu aparece por primera vez, se repetir numerossimas
veces en toda esta obra. Probablemente es imitacin de otra pareja verbal, los hipcritas y fariseos, que
tambin aparece con mucha frecuencia en los Evangelios, y tiene el mismo significado que ella. Vase, por
ejemplo, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas: Oh hermanos mos! En quin reside el mayor
peligro para todo futuro de los hombres? No es en los buenos y justos, que dicen y sienten en su corazn:
nosotros sabemos ya lo que es bueno y justo, y hasta lo tenemos.
30
Cita del Salmo 146, 5-7: Bienaventurado aquel... que da de comer a los hambrientos.
31
Sobre esta costumbre de Zaratustra de mirar a la cara a todas las cosas que duermen vase tambin,
en esta misma parte, Del amigo; y en la cuarta parte, La sombra.
9
Largo tiempo durmi Zaratustra, y no slo la aurora pas sobre su rostro, sino tambin
la maana entera. Mas por fin sus ojos se abrieron: asombrado mir Zaratustra el bosque
y el silencio, asombrado mir dentro de s. Entonces se levant con rapidez, como un
marinero que de pronto ve tierra, y lanz gritos de jbilo: pues haba visto una verdad
nueva32, y habl as a su corazn:
Una luz ha aparecido en mi horizonte: compaeros de viaje necesito, compaeros vivos, - no compaeros muertos ni cadveres, a los cuales llevo conmigo adonde quiero.
Compaeros de viaje vivos es lo que yo necesito, que me sigan porque quieren seguirse
a s mismos - e ir adonde yo quiero ir.
Una luz ha aparecido en mi horizonte: no hable al pueblo Zaratustra, sino a compaeros de viaje! Zaratustra no debe convertirse en pastor y perro de un rebao!
Para incitar a muchos a apartarse del rebao - para eso he venido. Pueblo y rebao se
irritarn contra m: ladrn va a ser llamado por los pastores Zaratustra.
Digo pastores, pero ellos se llaman a s mismos los buenos y justos. Digo pastores: pero
ellos se llaman a s mismos los creyentes de la fe ortodoxa.
Ved los buenos y justos! A quin es al que ms odian? Al que rompe sus tablas de valores, al quebrantador, al infractor: - pero se es el creador.
Ved los creyentes de todas las creencias! A quin es al que ms odian? Al que rompe
sus tablas de valores, al quebrantador, al infractor33: - pero se es el creador.
Compaeros para su camino busca el creador, y no cadveres, ni tampoco rebaos y
creyentes. Compaeros en la creacin busca el creador, que escriban nuevos valores en
tablas nuevas.
Compaeros busca el creador, y colaboradores en la recoleccin: pues todo est en l
maduro para la cosecha. Pero le faltan las cien hoces34: por ello arranca las espigas y est
enojado.
Compaeros busca el creador, que sepan afilar sus hoces. Aniquiladores se los llamar,
y despreciadores del bien y del mal. Pero son los cosechadores y los que celebran fiestas.
Compaeros en la creacin busca Zaratustra, compaeros en la recoleccin y en las
fiestas busca Zaratustra: qu tiene l que ver con rebaos y pastores y cadveres!
Y t, primer compaero mo, descansa en paz! Bien te he enterrado en tu rbol hueco,
bien te he escondido de los lobos. Pero me separo de ti, el tiempo ha pasado. Entre aurora
y aurora ha venido a m una verdad nueva.
No debo ser pastor ni sepulturero. Y ni siquiera voy a volver a hablar con el pueblo
nunca; por ltima vez he hablado a un muerto.
A los creadores, a los cosechadores, a los que celebran fiestas quiero unirme: voy a
mostrarles el arco iris y todas las escaleras del superhombre.
Cantar mi cancin para los eremitas solitarios o en pareja35; y a quien todava tenga
odos para or cosas inauditas, a se voy a abrumarle el corazn con mi felicidad.
Hacia mi meta quiero ir, yo contino mi marcha; saltar por encima de los indecisos y
de los rezagados. Sea mi marcha el ocaso de ellos!
32
En la cuarta parte, Del hombre superior, Zaratustra recordar esta verdad nueva.
Juego de palabras en alemn entre Brecher (destructor, rompedor, quebrantador) y Verbrecher (infractor, criminal). Tambin Moiss rompe las tablas; vase xodo, 32,19: Al acercarse al campamento y ver el
becerro y las danzas, Moiss, enfurecido, tir las tablas y las rompi al pie del monte. En esta obra Zaratustra utiliza numerosas veces esta contraposicin.
34
Reminiscencia del Evangelio de Mateo, 9,37: La mies es abundante y los braceros, pocos.
35
Juego de palabras en alemn entre Einsiedler (eremitas) y Zweisiedler (trmino este ltimo creado por
Nietzsche y que hace referencia al matrimonio, esto es, a la soledad de dos en compaa).
33
10
Esto es lo que Zaratustra dijo a su corazn cuando el sol estaba en pleno medioda: entonces se puso a mirar inquisitivamente hacia la altura - pues haba odo por encima de s
el agudo grito de un pjaro. Y he aqu que un guila cruzaba el aire trazando amplios
crculos y de l colgaba una serpiente, no como si fuera una presa, sino una amiga: pues
se mantena enroscada a su cuello36.
Son mis animales!, dijo Zaratustra, y se alegr de corazn. El animal ms orgulloso
debajo del sol, y el animal ms inteligente debajo del sol - han salido para explorar el
terreno. Quieren averiguar si Zaratustra vive todava. En verdad, vivo yo todava?
He encontrado ms peligros entre los hombres que entre los animales, peligrosos son
los caminos que recorre Zaratustra. Que mis animales me guen!
Cuando Zaratustra hubo dicho esto, se acord de las palabras del santo en el bosque,
suspir y habl as a su corazn: Ojal fuera yo ms inteligente! Ojal fuera yo inteligente de verdad, como mi serpiente!
Pero pido cosas imposibles: por ello pido a mi orgullo que camine siempre junto a mi
inteligencia!
Y si alguna vez mi inteligencia me abandona - ay, le gusta escapar volando! - que mi
orgullo contine volando junto con mi tontera!
- As comenz el ocaso de Zaratustra.
36
Los amplios crculos que traza el guila y el enroscamiento de la serpiente en torno al cuello del guila
son ya aqu una premonicin del eterno retorno, que es una de las doctrinas capitales de esta obra.
Quin es el gran dragn, al que el espritu no quiere seguir llamando seor ni dios?
T debes se llama el gran dragn. Pero el espritu del len dice yo quiero.
T debes le cierra el paso, brilla como el oro, es un animal escamoso, y en cada una
de sus escamas brilla ureamente T debes!.
Valores milenarios brillan en esas escamas, y el ms poderoso de todos los dragones
habla as: todos los valores de las cosas - brillan en m.
Todos los valores han sido ya creados, y yo soy - todos los valores creados. En verdad, no debe seguir habiendo ningn Yo quiero! As habla el dragn.
Hermanos mos, para qu se precisa que haya el len en el espritu? Por qu no basta
la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?
Crear valores nuevos - tampoco el len es an capaz de hacerlo: mas crearse libertad
para un nuevo crear - eso s es capaz de hacerlo el poder del len.
Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos mos, es preciso el len.
Tomarse el derecho de nuevos valores - se es el tomar ms horrible para un espritu de
carga y respetuoso. En verdad, eso es para l robar, y cosa propia de un animal de rapia.
En otro tiempo el espritu am el T debes como su cosa ms santa: ahora tiene que
encontrar ilusin y capricho incluso en lo ms santo, de modo que robe el quedar libre de
su amor: para ese robo se precisa el len.
Pero decidme, hermanos mos, qu es capaz de hacer el nio que ni siquiera el len ha
podido hacer? Por qu el len rapaz tiene que convertirse todava en nio?
Inocencia es el nio, y olvido, un nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve
por s misma, un primer movimiento, un santo decir s.
S, hermanos mos, para el juego del crear se precisa un santo decir s: el espritu quiere
ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.
Tres transformaciones del espritu os he mencionado: cmo el espritu se convirti en
camello, y el camello en len, y el len, por fin, en nio. - As habl Zaratustra. Y entonces resida en la ciudad que es llamada: La Vaca Multicolor39.
37
Diez veces tienes que superarte a ti mismo durante el da: esto produce una fatiga buena
y es adormidera del alma. Diez veces tienes que volver a reconciliarte a ti contigo mismo;
pues la superacin es amargura, y mal duerme el que no se ha reconciliado.
Diez verdades tienes que encontrar durante el da: de otro modo, sigues buscando la
verdad durante la noche, y tu alma ha quedado hambrienta.
Diez veces tienes que rer durante el da, y regocijarte: de lo contrario, el estmago, ese
padre de la tribulacin, te molesta en la noche.
Pocos saben esto: pero es necesario tener todas las virtudes para dormir bien. Dir yo
falso testimonio? Cometer yo adulterio?
Me dejar llevar a desear la sierva de mi prjimo41. Todo esto se avendra mal con el
buen dormir.
Y aunque se tengan todas las virtudes, es necesario entender an de una cosa: de mandar a dormir a tiempo a las virtudes mismas.
Para que no disputen entre s esas lindas mujercitas! Y sobre ti, desventurado!
Paz con Dios42 y con el vecino: as lo quiere el buen dormir. Y paz incluso con el demonio del vecino! De lo contrario, rondar en tu casa por la noche.
Honor y obediencia a la autoridad, incluso a la autoridad torcida!43 As lo quiere el
buen dormir! Qu puedo yo hacer si al poder le gusta caminar sobre piernas torcidas?
Para m el mejor pastor ser siempre aquel que lleva sus ovejas al prado ms verde44 esto se aviene con el buen dormir.
No quiero muchos honores, ni grandes tesoros: eso inflama el bazo. Pero se duerme mal
sin un buen nombre y un pequeo tesoro.
Una compaa escasa me agrada ms que una malvada: sin embargo, tiene que venir e
irse en el momento oportuno. Esto se aviene con el buen dormir.
Mucho me agradan tambin los pobres de espritu: fomentan el sueo. Son bienaventurados, especialmente si se les da siempre la razn45.
As transcurre el da para el virtuoso. Mas cuando la noche llega me guardo bien de
llamar al dormir! El dormir, que es el seor de las virtudes, no quiere que lo llamen!
Sino que pienso en lo que yo he hecho y he pensado durante el da. Rumiando me interrogo a m mismo, paciente igual que una vaca: cules han sido, pues, tus diez superaciones?
Y cules han sido las diez reconciliaciones, y las diez verdades, y las diez carcajadas
con que mi corazn se hizo bien a s mismo?
Reflexionando sobre estas cosas, y mecido por cuarenta pensamientos, de repente me
asalta el dormir, el no llamado, el seor de las virtudes.
El dormir llama a la puerta de mis ojos: stos se vuelven entonces pesados. El dormir
toca mi boca: sta queda entonces abierta.
En verdad, con suave calzado viene a m l, el ms encantador de los ladrones, y me
roba mis pensamientos: entonces yo me quedo en pie como un tonto, igual que esta ctedra.
Pero no estoy as durante mucho tiempo: en seguida me acuesto. Mientras Zaratustra oa hablar as a aquel sabio se rea en su corazn: pues una luz
haba aparecido entretanto en su horizonte. Y habl as a su corazn:
Un necio es para m este sabio con sus cuarenta pensamientos: pero yo creo que entiende bien de dormir.
Feliz quien habite en la cercana de este sabio! Semejante dormir se contagia, aun a
travs de un espeso muro se contagia. Un hechizo mora tambin en su ctedra. Y no en
vano se han sentado los jvenes ante el predicador de la virtud.
Su sabidura dice: velar para dormir bien. Y en verdad, si la vida careciese de sentido y
yo tuviera que elegir un sinsentido, ste sera para m el sinsentido ms digno de que se lo
eligiese.
Ahora comprendo claramente lo que en otro tiempo se buscaba ante todo cuando se
buscaban maestros de virtud. Buen dormir es lo que se buscaba, y, para ello, virtudes
que fueran como adormideras!
Para todos estos alabados sabios de las ctedras era sabidura el dormir sin soar46: no
conocan mejor sentido de la vida.
Y todava hoy hay algunos como este predicador de la virtud, y no siempre tan honestos: pero su tiempo ha pasado. Y no hace mucho que estn en pie: y ya se tienden.
Bienaventurados son estos somnolientos: pues no tardarn en quedar dormidos. As habl Zaratustra.
40
La alabanza del sueo del justo es tema que aparece con frecuencia en los libros sapienciales de la
Biblia; contra esa alabanza va principalmente dirigido este captulo.
41
Vase xodo, 20, 16: No dirs falso testimonio; xodo, 20, 14: No cometers adulterio; xodo,
20, 17: No desears... la sierva de tu prjimo. Zaratustra cita textualmente estos tres preceptos bblicos.
42
En los libros sapienciales de la Biblia la paz con Dios figura entre los requisitos del sueo del justo.
43
Sobre la obediencia a la autoridad vase Romanos, 13, 1: Todos debis estar sometidos a la autoridad.
44
Cita del Salmo 23,1-2: Mi pastor... me pone en verdes pastos y me lleva a frescas aguas.
45
Parodia del Evangelio de Mateo, 5, 3: Bienaventurados los pobres de espritu, porque de ellos es el
reino de los cielos.
46
Alusin a Proverbios, 3, 24: Te acostars y dormirs dulce sueo. No tendrs temor de repentinos
temores... Tambin de Buda se dice que dorma sin soar, como un nio o un gran sabio.
De los trasmundanos47
En otro tiempo tambin Zaratustra proyect su ilusin ms all del hombre, lo mismo
que todos los trasmundanos. Obra de un dios sufriente y atormentado me pareca entonces el mundo.
Sueo me pareca entonces el mundo, e invencin potica de un dios; humo coloreado
ante los ojos de un ser divinamente insatisfecho.
Bien y mal, y placer y dolor, y yo y t - humo coloreado me pareca todo eso ante ojos
creadores. El creador quiso apartar la vista de s mismo, - entonces cre el mundo.
Ebrio placer es, para quien sufre, apartar la vista de su sufrimiento y perderse a s mismo. Ebrio placer y un perdersea-s-mismo me pareci en otro tiempo el mundo.
Este mundo, eternamente imperfecto, imagen, e imagen imperfecta, de una contradiccin eterna - un ebrio placer para su imperfecto creador: - as me pareci en otro tiempo
el mundo48.
Y as tambin yo proyect en otro tiempo mi ilusin ms all del hombre, lo mismo que
todos los trasmundanos. Ms all del hombre, en verdad?
Ay, hermanos, ese dios que yo cre era obra humana y demencia humana, como todos
los dioses!
Hombre era, y nada ms que un pobre fragmento de hombre y de yo: de mi propia ceniza y de mi propia brasa surgi ese fantasma, y, en verdad!, no vino a m desde el ms
all!
Qu ocurri, hermanos mos? Yo me super a m mismo, al ser que sufra, yo llev mi
ceniza a la montaa49, invent para m una llama ms luminosa. Y he aqu que el fantasma se me desvaneci!
Sufrimiento sera ahora para m, y tormento para el curado, creer en tales fantasmas: sufrimiento sera ahora para m, y humillacin. As hablo yo a los trasmundanos.
Sufrimiento fue, e impotencia, - lo que cre todos los trasmundos; y aquella breve demencia de la felicidad que slo experimenta el que ms sufre de todos.
Fatiga, que de un solo salto quiere llegar al final, de un salto mortal, una pobre fatiga
ignorante, que ya no quiere ni querer: ella fue la que cre todos los dioses y todos los
trasmundos.
Creedme, hermanos mos! Fue el cuerpo el que desesper del cuerpo, - con los dedos
del espritu trastornado palpaba las ltimas paredes.
Creedme, hermanos mos! Fue el cuerpo el que desesper de la tierra, - oy que el
vientre del ser le hablaba.
Y entonces quiso meter la cabeza a travs de las ltimas paredes, y no slo la cabeza50,
- quiso pasar a aquel mundo. Pero aquel mundo est bien oculto a los ojos del hombre, aquel inhumano mundo deshumanizado, que es una nada celeste; y el vientre del ser
no habla en modo alguno al hombre, a no ser en forma de hombre.
En verdad, todo ser es difcil de demostrar, y difcil resulta hacerlo hablar. Decidme,
hermanos mos, no es acaso la ms extravagante de todas las cosas la mejor demostrada?
S, este yo y la contradiccin y confusin del yo continan hablando acerca de su ser
del modo ms honesto, este yo que crea, que quiere, que valora, y que es la medida y el
valor de las cosas.
Y este ser honestsimo, el yo - habla del cuerpo, y contina queriendo el cuerpo, aun
cuando poetice y fantasee y revolotee de un lado para otro con rotas alas.
El yo aprende a hablar con mayor honestidad cada vez: y cuanto ms aprende, tantas
ms palabras y honores encuentra para el cuerpo y la tierra.
Mi yo me ha enseado un nuevo orgullo, y yo se lo enseo a los hombres: a dejar de
esconder la cabeza en la arena de las cosas celestes, y a llevarla libremente, una cabeza
terrena, la cual es la que crea el sentido de la tierra!
Una nueva voluntad enseo yo a los hombres: querer ese camino que el hombre ha recorrido a ciegas, y llamarlo bueno y no volver a salirse a hurtadillas de l, como hacen los
enfermos y moribundos!
Enfermos y moribundos eran los que despreciaron el cuerpo y la tierra y los que inventaron las cosas celestes y las gotas de sangre redentoras51: pero incluso estos dulces y
sombros venenos los tomaron del cuerpo y de la tierra!
De su miseria queran escapar, y las estrellas les parecan demasiado lejanas. Entonces
suspiraron: Oh, si hubiese caminos celestes para deslizarse furtivamente en otro ser y
en otra felicidad! - entonces se inventaron sus caminos furtivos y sus pequeos brebajes
de sangre!52.
Entonces estos ingratos se imaginaron estar sustrados a su cuerpo y a esta tierra. Sin
embargo, a quin deban las convulsiones y delicias de su xtasis? A su cuerpo y a esta
tierra.
Indulgente es Zaratustra con los enfermos. En verdad, no se enoja con sus especies de
consuelo y de ingratitud. Que se transformen en convalecientes y en superadores, y que
se creen un cuerpo superior!
Tampoco se enoja Zaratustra con el convaleciente si ste mira con delicadeza hacia su
ilusin y a medianoche se desliza furtivamente en torno a la tumba de su dios: mas enfermedad y cuerpo enfermo continan siendo para m tambin sus lgrimas.
Mucho pueblo enfermo ha habido siempre entre quienes poetizan y tienen la mana de
los dioses; odian con furia al hombre del conocimiento y a aquella virtud, la ms joven de
todas, que se llama: honestidad.
Vuelven siempre la vista hacia tiempos oscuros: entonces, ciertamente, ilusin y fe eran
cosas distintas; el delirio de la razn era semejanza con Dios, y la duda era pecado.
Demasiado bien conozco a estos hombres semejantes a Dios: quieren que se crea en
ellos, y que la duda sea pecado. Demasiado bien s igualmente qu es aquello en lo que
ms creen ellos mismos.
En verdad, no en trasmundos ni en gotas de sangre redentora: sino que es en el cuerpo
en lo que ms creen, y su propio cuerpo es para ellos su cosa en s53.
Pero cosa enfermiza es para ellos el cuerpo: y con gusto escaparan de l. Por eso escuchan a los predicadores de la muerte, y ellos mismos predican trasmundos.
Es mejor que oigis, hermanos mos, la voz del cuerpo sano: es sta una voz ms
honesta y ms pura.
Con ms honestidad y con ms pureza habla el cuerpo sano, el cuerpo perfecto y cuadrado54: y habla del sentido de la tierra.
As habl Zaratustra.
47
Hinterweltler. Trmino forjado por Nietzsche y que ya haba empleado una vez en Humano, demasiado humano, II, Opiniones y sentencias varias. Aqu se traduce literalmente por trasmundanos, pues
parecen innecesarias y artificiales las traducciones que ordinariamente se han dado: De los creyentes en
ultramundos, De los alucinados de un mundo pretrito, De los visionarios del ms all, etc. Nietzsche
form esta palabra por analoga con Hinterwldler, de uso corriente, que significa: el que habita en el
Hinterwald (la parte de detrs del bosque), pero tambin: troglodita, provinciano, hombre inculto.
El trasmundano es, evidentemente, el metafsico.
48
Zaratustra describe aqu las ideas de Nietzsche en su primera poca (vase sobre todo El nacimiento de
la tragedia), que estuvo muy influida por Schopenhauer y Wagner.
49
Vase antes el Prlogo de Zaratustra, y la nota 8.
50
Mit dem Kopf durch die Wand (gehen) es una frase hecha alemana que significa literalmente (querer
atravesar) la pared con la cabeza, pero que alude a las personas muy tercas, cabezotas (tanto, que se
empean en algo imposible, a saber: atravesar la pared con la cabeza). Al variar ligeramente la frase,
mediante la adicin del adjetivo letzte (ltimas paredes, es decir, los lmites de este mundo), Nietzsche
ironiza sobre los trasmundanos.
51
La sangre redentora es expresin bblica. Vase 1 Pedro, 1, 19. En La genealoga de la moral
Nietzsche reprocha a Wagner el que se dejase seducir por la sangre redentora. Vase la nota 72 de La
genealoga de la moral.
52
Alusin al cliz y a la Ultima Cena. Vase el Evangelio de Mateo, 26, 27: Bebed de l todos, que sta
es mi sangre.
53
La cosa en s es trmino procedente de Kant y contra el polemiza Nietzsche en numerosas ocasiones.
De l se deriva la expresin propia del idealismo alemn en s y para s (an sich und fr sich). Ms adelante, en la cuarta parte, La ofrenda de la miel, Zaratustra se burlar de esta ltima expresin, hablando de
en m y para m.
54
El poeta griego Simnides dice en uno de sus trenos (el 542 en la numeracin de D. L. Page): Es
difcil llegar a ser un hombre excelente, cuadrado de manos, de pies, de inteligencia, terminado sin reproche... Tanto Platn en el Protgoras (339 b) como Aristteles en su Retrica (1411 b 26) citan esta metfora de Simnides. De cualquiera de ellos pudo tomar Nietzsche esta imagen, que tambin repite ms tarde;
vase, en esta primera parte, Del hijo y del matrimonio, y en la cuarta parte, El saludo.
Hermano mo, si tienes una virtud, y esa virtud es la tuya, entonces no la tienes en comn con nadie. Ciertamente, t quieres llamarla por su nombre y acariciarla; quieres tirarle de la oreja y divertirte con ella.
Y he aqu que tienes su nombre en comn con el pueblo y que, con tu virtud, te has
convertido en pueblo y en rebao! Haras mejor en decir: inexpresable y sin nombre es
aquello que constituye el tormento y la dulzura de mi alma, y que es incluso el hambre de
mis entraas.
Sea tu virtud demasiado alta para la familiaridad de los nombres: y si tienes que hablar
de ella, no te avergences de balbucear al hacerlo.
Habla y balbucea as: ste es mi bien, esto es lo que yo amo, as me agrada del todo,
nicamente as quiero yo el bien. No lo quiero como ley de un Dios, no lo quiero como
precepto y forzosidad de los hombres: no sea para m una gua hacia super-tierras y hacia
parasos.
Una virtud terrena es la que yo amo: en ella hay poca inteligencia, y lo que menos hay
es la razn de todos.
Pero ese pjaro ha construido en m su nido: por ello lo amo y lo aprieto contra mi pecho, - ahora incuba en m sus ureos huevos.
As debes balbucir y alabar tu virtud.
En otro tiempo tenas pasiones y las llamabas malvadas. Pero ahora no tienes ms que
tus virtudes: han surgido de tus pasiones.
Pusiste tu meta suprema en el corazn de aquellas pasiones: entonces se convirtieron en
tus virtudes y alegras.
Y aunque fueses de la estirpe de los colricos o de la de los lujuriosos, o de los fanticos de su fe o de los vengativos:
Al final todas tus pasiones se convirtieron en virtudes y todos tus demonios en ngeles.
En otro tiempo tenas perros salvajes en tu mazmorra: pero al final se transformaron en
pjaros y en amables cantoras.
De tus venenos has extrado tu blsamo, has ordeado a tu vaca Tribulacin, - ahora
bebes la dulce leche de sus ubres. Y ninguna cosa malvada surgir ya de ti en el futuro, a
no ser el mal que surja de la lucha de tus virtudes.
Hermano mo, si eres afortunado tienes una sola virtud, y nada ms que una: as atraviesas con mayor ligereza el puente.
Es una distincin tener muchas virtudes, pero es una pesada suerte; y ms de uno se fue
al desierto y se mat porque estaba cansado de ser batalla y campo de batalla de virtudes.
Hermano mo, son males la guerra y la batalla? Pero ese mal es necesario, necesarios
son la envidia y la desconfianza y la calumnia entre tus virtudes.
Mira cmo cada una de tus virtudes codicia lo ms alto de todo: quiere tu espritu ntegro, para que ste sea su heraldo, quiere toda tu fuerza en la clera, en el odio y en el
amor.
Celosa est cada virtud de la otra, y cosa horrible son los celos. Tambin las virtudes
pueden perecer de celos.
Aquel a quien la llama de los celos lo circunda acaba volviendo contra s mismo el
aguijn envenenado, igual que el escorpin.
Ay, hermano mo, ano has visto nunca todava a una virtud calumniarse y acuchillarse a
s misma?
El hombre es algo que tiene que ser superado: y por ello tienes que amar tus virtudes, pues perecers a causa de ellas.
As habl Zaratustra.
58
Von den Freudenschaften und Leidenschaften. Por analoga con Leidenschaft (pasin), Nietzsche crea
aqu la palabra Freudenschaft, derivndola de Freude (alegra). Con ello subraya el elemento Leiden (sufrimiento) del trmino Leidenschaft. Pasin implica aqu, pues, simultneamente dos significados: pasin
(como movimiento afectivo) y padecimiento.
A quien ahora se pone enfermo asltalo el mal, lo que ahora es mal: el enfermo quiere
causar dao con aquello que a l le causa dao. Pero ha habido otros tiempos, y otros
males y bienes.
En otro tiempo eran un mal la duda y la voluntad de smismo. Entonces el enfermo se
converta en hereje y en bruja: como hereje y como bruja sufra y quera hacer sufrir.
Pero esto no quiere entrar en vuestros odos: perjudica a vuestros buenos, me decs.
Mas qu me importan a m vuestros buenos!
Muchas cosas de vuestros buenos me producen nuseas, y, en verdad, no su mal. Pues
yo quisiera que tuvieran una demencia a causa de la cual pereciesen, como ese plido
delincuente!
En verdad, yo quisiera que su demencia se llamase verdad o fidelidad o justicia: pero
ellos tienen su virtud para vivir largo tiempo y en un lamentable bienestar.
Yo soy un pretil junto a la corriente59: agrreme el que pueda agarrarme! Pero yo no
soy vuestra muleta. As habl Zaratustra.
59
Sobre los pretiles junto a la corriente puede verse luego, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 8, y la nota 375.
Vase el Evangelio de Juan, 4, 24: Dios es espritu. En la cuarta parte, La fiesta del asno, 1, el papa
jubilado criticar la frase Dios es espritu.
61
Los tres prrafos que van desde Vosotros miris... hasta aqu fueron colocados por Nietzsche como
motto al frente de la tercera parte de esta obra (vase p. 221).
62
El tercer tratado de La genealoga de la moral lleva a su frente, como motto, esta frase. Nietzsche dice
en el prlogo que ese tercer tratado, titulado Qu significan los ideales ascticos?, es todo l un comentario del citado prrafo.
63
Reminiscencia irnica del Evangelio de Mateo, 21, 5: Y los discpulos... trajeron la borrica y el pollino (preparativos para la entrada de Jess en Jerusaln).
64
Juego de palabras, en alemn, entre vivir (leben) y amar (lieben).
65
Parfrasis de Hamlet, acto II, escena 2: Ocurrencias felices que suele tener la demencia, y que ni la
ms sana razn y lucidez podran soltar con tanta fortuna (palabras de Polonio a Hamlet).
66
Vase, en la tercera parte, De la visin y del enigma, as como Del espritu de la pesadez, donde
Nietzsche desarrolla con detalle el significado del espritu de la pesadez.
67
En la cuarta parte, La fiesta del asno, el ms feo de los hombres recordar a Zaratustra esta enseanza.
Pero el peligro del noble no es volverse bueno, sino insolente, burln, destructor.
Ay, yo he conocido nobles que perdieron su ms alta esperanza. Y desde entonces calumniaron todas las esperanzas elevadas.
Desde entonces han vivido insolentemente en medio de breves placeres, y apenas se
trazaron metas de ms de un da.
El espritu es tambin voluptuosidad - as dijeron. Y entonces se le quebraron las alas
a su espritu: ste se arrastra ahora de un sitio para otro y mancha todo lo que roe.
En otro tiempo pensaron convertirse en hroes: ahora son libertinos. Pesadumbre y
horror es para ellos el hroe.
Mas por mi amor y mi esperanza te conjuro: no arrojes al hroe que hay en tu alma!
Conserva santa tu ms alta esperanza! As habl Zaratustra.
68
ste es uno de los captulos de mayor impregnacin evanglica en su ambientacin. Recuerda sobre
todo la conversacin de Jess con el joven rico (vase el Evangelio de Mateo, 19, 16 y ss.), pero tambin el
hecho de que Jess encontrase a algunos de sus primeros discpulos debajo de un rbol; vase el Evangelio
de Juan, 1, 48: Contest Jess, y le dijo: Antes de que Felipe te llamase, te vi cuando estabas debajo de la
higuera. Natanael le contest: Rabb, t eres el Hijo de Dios, t eres el Rey de Israel. Contest Jess y le
dijo: Porque te he dicho que te vi debajo de la higuera crees? Cosas mayores has de ver.
69
Reminiscencia del Evangelio de Juan, 3, 8: El viento sopla donde quiere; oyes el ruido, pero no sabes
de dnde viene ni adnde va.
70
Vase, en la cuarta parte, Del hombre superior, 6, donde vuelve a aludirse a lo aqu indicado.
71
Como en varias otras ocasiones, Nietzsche utiliza aqu la expresin evanglica con que se caracteriza
el llanto de Pedro tras negar a Jess; vase el Evangelio de Mateo, 26, 75: Y enseguida cant un gallo.
Pedro se acord de las palabras de Jess: Antes que cante el gallo me negars tres veces. Y saliendo
fuera, llor amargamente.
72
Vase antes, De las alegras y de las pasiones, y ms tarde, sobre todo, Del hijo y del matrimonio,
donde se desarrolla este mismo pensamiento.
Un amplio desarrollo de las ideas que aparecen en este captulo puede verse en La genealoga de la
moral.
74
Dahinfahren. Nietzsche utiliza aqu el trmino empleado por Lutero en su traduccin de la Biblia para
indicar el trnsito (a la otra vida).
75
Alusin a Pascal: El hombre es una caa que piensa.
76
Ms adelante, De la muerte libre, puede verse un amplio desarrollo de esta idea.
Debis ser de aquellos cuyos ojos buscan siempre un enemigo - vuestro enemigo. Y en
algunos de vosotros hay un odio a primera vista.
Debis buscar vuestro enemigo, debis hacer vuestra guerra, y hacerla por vuestros
pensamientos! Y si vuestro pensamiento sucumbe, vuestra honestidad debe cantar victoria a causa de ello!
Debis amar la paz como medio para nuevas guerras. Y la paz corta ms que la larga77.
A vosotros no os aconsejo el trabajo, sino la lucha. A vosotros no os aconsejo la paz,
sino la victoria. Sea vuestro trabajo una lucha, sea vuestra paz una victoria!
Slo se puede estar callado y tranquilo cuando se tiene una flecha y un arco: de lo contrario, se charla y se disputa. Sea vuestra paz una victoria!
Vosotros decs que la buena causa es la que santifica incluso la guerra? Yo os digo: la
buena guerra es la que santifica toda causa.
La guerra y el valor han hecho ms cosas grandes que el amor al prjimo. No vuestra
compasin, sino vuestra valenta es la que ha salvado hasta ahora a quienes se hallaban en
peligro.
Qu es bueno?, preguntis. Ser valiente es bueno78. Dejad que las nias pequeas
digan: ser bueno es ser bonito y a la vez conmovedor.
Se dice que no tenis corazn: pero vuestro corazn es autntico, y yo amo el pudor de
vuestra cordialidad. Vosotros os avergonzis de vuestra pleamar, y otros se avergenzan
de su bajamar.
Sois feos? Bien, hermanos mos! Envolveos en lo sublime, que es el manto de lo feo!
Y si vuestra alma se hace grande, tambin se vuelve altanera, y en vuestra sublimidad
hay maldad. Yo os conozco.
En la maldad el altanero se encuentra con el debilucho. Pero se malentienden recprocamente. Yo os conozco.
Slo os es lcito tener enemigos que haya que odiar, pero no enemigos para despreciar.
Es necesario que estis orgullosos de vuestro enemigo: entonces los xitos de l son tambin vuestros xitos79.
Rebelin - sa es la nobleza en el esclavo. Sea vuestra nobleza obediencia! Vuestro
propio mandar sea un obedecer!
T debes le suena a un buen guerrero ms agradable que yo quiero80, y a todo lo
que os es amado debis dejarle que primero os mande.
Sea vuestro amor a la vida amor a vuestra esperanza ms alta: y sea vuestra esperanza
ms alta el pensamiento ms alto de la vida!
Pero debis permitir que yo os ordene vuestro pensamiento ms alto - y dice as: el
hombre es algo que debe ser superado.
Vivid, pues, vuestra vida de obediencia y de guerra! Qu importa vivir mucho tiempo!
Qu guerrero quiere ser tratado con indulgencia!
Yo no os trato con indulgencia, yo os amo a fondo, hermanos mos en la guerra! As habl Zaratustra.
77
En la cuarta parte, Coloquio con los reyes, los reyes recordarn a Zaratustra estas palabras.
En el mismo captulo citado en la nota anterior, los reyes dicen a Zaratustra. Nadie ha dicho hasta
ahora palabras tan belicosas como: Qu es bueno? Ser valiente es bueno. La buena guerra es la que
santifica toda causa. Oh, Zaratustra, la sangre de nuestros padres se agitaba en nuestro cuerpo al or tales
palabras.
79
El propio Zaratustra cita ms adelante esta enseanza suya; vase, en la tercera parte, De las tablas viejas y nuevas, 21.
80
La contraposicin entre t debes y yo quiero ha sido desarrollada antes en esta misma parte, De
las tres transformaciones, Zaratustra volver a mencionarla en la parte tercera, De tablas viejas y nuevas, 9.
78
Ved, pues, a esos superfluos! Adquieren riquezas y con ello se vuelven ms pobres.
Quieren poder y, en primer lugar, la palanqueta del poder, mucho dinero, - esos insolventes!
Vedlos trepar, esos giles monos! Trepan unos por encima de otros, y as se arrastran
al fango y a la profundidad.
Todos quieren llegar al trono: su demencia consiste en creer - que la felicidad se sienta
en el trono! Con frecuencia es el fango el que se sienta en el trono - y tambin a menudo
el trono se sienta en el fango.
Dementes son para m todos ellos, y monos trepadores y fanticos. Su dolo, el fro
monstruo, me huele mal: mal me huelen todos ellos juntos, esos idlatras.
Hermanos mos, es que queris asfixiaros con el aliento de sus hocicos y de sus concupiscencias? Es mejor que rompis las ventanas y saltis al aire libre!
Apartaos del mal olor! Alejaos de la idolatra de los superfluos!
Apartaos del mal olor! Alejaos del humo de esos sacrificios humanos!
An est la tierra a disposicin de las almas grandes. Vacos se encuentran an muchos
lugares para eremitas solitarios o en pareja, en torno a los cuales sopla el perfume de mares silenciosos.
An hay una vida libre a disposicin de las almas grandes.
En verdad, quien poco posee, tanto menos es posedo: alabada sea la pequea pobreza!85.
All donde el Estado acaba comienza el hombre que no es superfluo: all comienza la
cancin del necesario, la meloda nica e insustituible.
All donde el Estado acaba, - miradme all, hermanos mos! No veis el arco iris y los
puentes del superhombre?
As habl Zaratustra.
81
Sobre la caracterizacin del Estado como monstruo puede verse tambin, ms adelante, la conversacin de Zaratustra con el perro de fuego: segunda parte, De grandes acontecimientos.
82
Esta seal os doy es frase bblica que aparece en Isaas, 7, 14: Pues bien, el Seor mismo os dar
una seal: He aqu que la virgen concebir y parir un hijo. Tambin los Evangelios utilizan repetidas
veces la expresin dar una seal.
83
Cita del Evangelio de Mateo, 4,9: Todo esto te dar si, postrndote ante m, me adoras (palabras del
Tentador a Jess).
84
Sobre la caracterizacin del peridico vase tambin, en la tercera parte, Del pasar de largo.
85
Sobre la pequea pobreza puede verse, en la cuarta parte, La Cena, donde el adivino cita esta frase de Zaratustra y le da una explicacin irnica.
En torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo: - gira de modo invisible. Sin
embargo, en torno a los comediantes giran el pueblo y la fama: as marcha el mundo.
Espritu tiene el comediante, pero poca conciencia de espritu. Cree siempre en aquello
que mejor le permite llevar a los otros a creer - a creer en l!
Maana tendr una nueva fe, y pasado maana, otra ms nueva. Sentidos rpidos tiene
el comediante, igual que el pueblo, y presentimientos cambiantes.
Derribar - eso significa para l: demostrar. Volver loco a uno - eso significa para l:
convencer. Y la sangre es para l el mejor de los argumentos86.
A una verdad que slo en odos delicados se desliza llmala mentira y nada. En verdad, slo cree en dioses que hagan gran ruido en el mundo!
Lleno de bufones solemnes est el mercado - y el pueblo se glora de sus grandes
hombres! stos son para l los seores del momento.
Pero el momento los apremia: as ellos te apremian a ti. Y tambin de ti quieren ellos
un s o un no. Ay!, quieres colocar tu silla entre un pro y un contra?
No tengas celos de esos incondicionales y apremiantes, amante de la verdad! Jams se
ha colgado la verdad del brazo de un incondicional.
A causa de esas gentes sbitas, vuelve a tu seguridad: slo en el mercado le asaltan a
uno con un s o no?
Todos los pozos profundos viven con lentitud sus experiencias: tienen que aguardar
largo tiempo hasta saber qu fue lo que cay en su profundidad.
Todo lo grande se aparta del mercado y de la fama: apartados de ellos han vivido desde
siempre los inventores de nuevos valores.
Huye, amigo mo, a tu soledad: te veo acribillado por moscas venenosas. Huye all
donde sopla un viento spero, fuerte! Huye a tu soledad! Has vivido demasiado cerca de
los pequeos y mezquinos. Huye de su venganza invisible! Contra ti no son otra cosa
que venganza.
Deja de levantar tu brazo contra ellos! Son innumerables, y no es tu destino el ser espantamoscas.
Innumerables son esos pequeos y mezquinos; y a ms de un edificio orgulloso han
conseguido derribarlo ya las gotas de lluvia y los yerbajos.
T no eres una piedra, pero has sido ya excavado por muchas gotas. Acabars por resquebrjarteme y por romprteme en pedazos bajo tantas gotas.
Fatigado te veo por moscas venenosas, lleno de sangrientos rasguos te veo en cien sitios; y tu orgullo no quiere ni siquiera encolerizarse.
Sangre quisieran ellas de ti con toda inocencia, sangre es lo que sus almas exanges codician - y por ello pican con toda inocencia.
Mas t, profundo, t sufres demasiado profundamente incluso por pequeas heridas; y
antes de que te curases, ya se arrastraba el mismo gusano venenoso por tu mano.
Demasiado orgulloso me pareces para matar a esos golosos. Pero procura que no se
convierta en tu fatalidad el soportar toda su venenosa injusticia!
Ellos zumban a tu alrededor tambin con su alabanza: impertinencia es su alabanza87.
Quieren la cercana de tu piel y de tu sangre.
Te adulan como a un dios o a un demonio; lloriquean delante de ti como delante de un
dios o de un demonio. Qu importa! Son aduladores y llorones, y nada ms.
Tambin suelen hacerse los amables contigo. Pero sa fue siempre la astucia de los cobardes. S, los cobardes son astutos!
Ellos reflexionan mucho sobre ti con su alma estrecha, - para ellos eres siempre preocupante! Todo aquello sobre lo que se reflexiona mucho se vuelve preocupante.
Ellos te castigan por todas tus virtudes. Slo te perdonan de verdad - tus fallos.
Como t eres suave y de sentir justo, dices: No tienen ellos la culpa de su mezquina
existencia. Mas su estrecha alma piensa: Culpable es toda gran existencia.
Aunque eres suave con ellos, se sienten, sin embargo, despreciados por ti; y te pagan
tus bondades con daos encubiertos.
Tu orgullo sin palabras repugna siempre a su gusto; se regocijan mucho cuando alguna
vez eres bastante modesto para ser vanidoso.
Lo que nosotros reconocemos en un hombre, eso lo hacemos arder tambin en l. Por
ello gurdate de los pequeos!
Ante ti ellos se sienten pequeos, y su bajeza arde y se pone al rojo contra ti en invisible venganza.
No has notado cmo solan enmudecer cuando t te acercabas a ellos, y cmo su fuerza los abandonaba, cual humo de fuego que se extingue?
S, amigo mo, para tus prjimos eres t la conciencia malvada: pues ellos son indignos
de ti. Por eso te odian y quisieran chuparte la sangre.
Tus prjimos sern siempre moscas venenosas; lo que en ti es grande - eso cabalmente
tiene que hacerlos ms venenosos y siempre ms moscas.
Huye, amigo mo, a tu soledad y all donde sopla un viento spero, fuerte. No es tu destino el ser espantamoscas. As habl Zaratustra.
86
Sobre la sangre como argumento de la verdad puede verse, en la segunda parte, De los sacerdotes;
Nietzsche desarrolla esta idea tambin en el 53 de El Anticristo.
87
Vase Ms all del bien y del mal: En el elogio hay ms entrometimiento que en la censura.
De la castidad
Y o amo el bosque. En las ciudades se vive mal; hay en ellas demasiados lascivos.
No es mejor caer en las manos de un asesino que en los sueos de una mujer lasciva?
Y contempladme esos hombres: sus ojos lo dicen - no conocen nada mejor en la tierra
que yacer con una mujer. Fango hay en el fondo de su alma; y ay si su fango tiene adems espritu!
Si al menos fueran perfectos en cuanto animales! Mas del animal forma parte la inocencia.
Os aconsejo yo matar vuestros sentidos? Yo os aconsejo la inocencia de los sentidos.
Os aconsejo yo la castidad? La castidad es en algunos una virtud, pero en muchos es
casi un vicio.
stos son sin duda continentes: mas la perra Sensualidad mira con envidia desde todo
lo que hacen.
Incluso hasta las alturas de su virtud y hasta la frialdad del espritu los sigue ese, bicho
con su insatisfaccin.
Y con qu buenos modales sabe mendigar la perra Sensualidad un pedazo de espritu
cuando se le deniega un pedazo de carne!
Vosotros amis las tragedias y todo lo que destroza el corazn? Mas yo desconfo de
vuestra perra.
Para m tenis ojos demasiado crueles, y miris lascivamente a los que sufren. Es que
vuestra voluptuosidad no ha hecho ms que enmascararse, y se llama compasin?
Y tambin os propongo esta parbola: no pocos que quisieron expulsar a su demonio
fueron a parar ellos mismos dentro de los cerdos88.
A quien la castidad le resulte dificil se le debe desaconsejar: para que no se convierta
ella en el camino hacia el infierno - es decir, hacia el fango y la lascivia del alma89.
Alusin al Evangelio de Mateo, 9,28-32: Lleg l a la orilla de enfrente, a la regin de los gadarenos.
Desde el cementerio salieron a su encuentro dos endemoniados; eran tan peligrosos que nadie se atreva a
transitar por aquel camino. De pronto empezaron a gritar: Quin te mete a ti en esto, Hijo de Dios? Has
venido aqu a atormentarnos antes de tiempo? Una gran piara de cerdos estaba hozando a distancia. Los
demonios le dijeron: Si nos echas, mndanos a la piara. Jess les dijo: Id. Salieron y se fueron a los
cerdos. De pronto la piara se abalanz al lago, acantilado abajo, y muri ahogada.
89
Parfrasis de 1 Corintios, 7, 1-2: Bueno es al hombre no tocar mujer: mas, por evitar la fornicacin,
tenga cada uno su mujer y cada una tenga su marido.
Del amigo
Uno siempre a mi alrededor es demasiado - as piensa el eremita. Siempre uno por
uno - da a la larga dos!
Yo y m estn siempre dialogando con demasiada vehemencia: cmo soportarlo si no
hubiese un amigo?
Para el eremita el amigo es siempre el tercero: el tercero es el corcho que impide que el
dilogo de los dos se hunda en la profundidad.
Ay, existen demasiadas profundidades para todos los eremitas. Por ello desean ardientemente un amigo y su altura. Nuestra fe en otros delata lo que nosotros quisiramos creer
de nosotros mismos. Nuestro anhelo de un amigo es nuestro delator.
Y a menudo no se quiere, con el amor, ms que saltar por encima de la envidia. Y a
menudo atacamos y nos creamos un enemigo para ocultar que somos vulnerables.
S al menos mi enemigo! - as habla el verdadero respeto, que no se atreve a solicitar amistad.
Si se quiere tener un amigo hay que querer tambin hacer la guerra por l: y para hacer
la guerra hay que poder ser enemigo.
En el propio amigo debemos honrar incluso al enemigo. Puedes t acercarte mucho a
tu amigo sin pasarte a su bando?
En nuestro amigo debemos tener nuestro mejor enemigo. Con tu corazn debes estarle
mximamente cercano cuando le opones resistencia.
No quieres llevar vestido alguno delante de tu amigo? Debe ser un honor para tu
amigo el que te ofrezcas a l tal como eres? Pero l te mandar al diablo por esto!
El que no se recata provoca indignacin: tanta razn tenis para temer la desnudez!
S, si fueseis dioses, entonces os sera lcito avergonzaros de vuestros vestidos!90
Nunca te adornars bastante bien para tu amigo: pues debes ser para l una flecha y un
anhelo hacia el superhombre.
Has visto ya dormir a tu amigo - para conocer cul es su aspecto?91 Pues qu es, por
lo dems, el rostro de tu amigo? Es tu propio rostro, en un espejo grosero e imperfecto.
Has visto ya dormir a tu amigo? No te horrorizaste de que tu amigo tuviese tal aspecto? Oh, amigo mo, el hombre es algo que tiene que ser superado.
Un el adivinar y en el permanecer callado debe ser maestro el amigo: t no tienes que
querer ver todo. Tu sueo debe descubrirte lo que tu amigo hace en la vigilia.
Un adivinar sea tu compasin: para que sepas primero si tu amigo quiere compasin.
Tal vez l ame en ti los ojos firmes y la mirada de la eternidad.
Ocltese bajo una dura cscara la compasin por el amigo, debes dejarte un diente en
sta. As tendr la delicadeza y la dulzura que le corresponden.
Eres t aire puro, y soledad, y pan, y medicina para tu amigo? Ms de uno no puede
librarse a s mismo de sus propias cadenas y es, sin embargo, un redentor para el amigo.
Eres un esclavo? Entonces no puedes ser amigo. Eres un tirano? Entonces no puedes
tener amigos92.
Durante demasiado tiempo se ha ocultado en la mujer un esclavo y un tirano. Por ello la
mujer no es todava capaz de amistad: slo conoce el amor.
En el amor de la mujer hay injusticia y ceguera frente a todo lo que ella no ama. Y hasta en el amor sapiente de la mujer contina habiendo agresin inesperada y rayo y noche
al lado de la luz.
La mujer no es todava capaz de amistad: gatas continan siendo siempre las mujeres, y
pjaros. O, en el mejor de los casos, vacas.
La mujer no es todava capaz de amistad. Pero decidme, varones, quin de vosotros es
capaz de amistad?
Cunta pobreza, varones, y cunta avaricia hay en vuestra alma! Lo que vosotros dais
al amigo, eso quiero darlo yo hasta a mi enemigo, y no por eso me habr vuelto ms pobre.
Existe la camaradera: ojal exista la amistad!
As habl Zaratustra.
90
Reminiscencia de la frase de Sneca (carta 31): Deus nudus est (Dios est desnudo).
Vase la nota 31.
92
Zaratustra condensa en este prrafo la doctrina griega sobre la amistad expuesta por Platn en La repblica (576 a) y por Aristteles en la Etica a Nicmaco (1161 a 30 - b 10).
91
Lo que hace que l domine y venza y brille, para horror y envidia de su vecino: eso es
para l lo elevado, lo primero, la medida, el sentido de todas las cosas.
En verdad, hermano mo, si has conocido primero la necesidad y la tierra y el cielo y el
vecino de un pueblo: adivinars sin duda la ley de sus superaciones y la razn de que
suba por esa escalera hacia su esperanza.
Siempre debes ser t el primero y aventajar a los otros95: a nadie, excepto al amigo,
debe amar tu alma celosa - esto provocaba estremecimientos en el alma de un griego: y
con ello sigui la senda de su grandeza.
Decir la verdad y saber manejar bien el arco y la flecha - esto le pareca precioso y a
la vez difcil a aquel pueblo96 del que proviene mi nombre - el nombre que es para m a la
vez precioso y difcil.
Honrar padre y madre y ser dciles para con ellos hasta la raz del alma: sta fue la
tabla de la superacin que otro pueblo suspendi por encima de s, y con ello se hizo poderoso y eterno97.
Guardar fidelidad y dar por ella el honor y la sangre aun por causas malvadas y peligrosas: con esta enseanza se dome a s mismo otro pueblo98 y domendose de ese
modo qued pesadamente grvido de grandes esperanzas.
En verdad, los hombres se han dado a s mismos todo su bien y todo su mal. En verdad,
no los tomaron de otra parte, no los encontraron, stos no cayeron sobre ellos como una
voz del cielo.
Para conservarse, el hombre empez implantando valores en las cosas, - l fue el primero en crear un sentido a las cosas, un sentido humano! Por ello se llama hombre, es
decir: el que realiza valoraciones99.
Valorar es crear: odlo, creadores! El valorar mismo es el tesoro y la joya de todas las
cosas valoradas.
Slo por el valorar existe el valor: y sin el valorar estara vaca la nuez de la existencia.
Odlo, creadores!
Cambio de los valores - es cambio de los creadores. Siempre aniquila el que tiene que
ser un creador.
Creadores lo fueron primero los pueblos, y slo despus .los individuos; en verdad, el
individuo mismo es la creacin ms reciente.
Los pueblos suspendieron en otro tiempo por ncima de s una tabla del bien. El amor
que quiere dominar y el amor que quiere obedecer crearon juntos para s tales tablas.
El placer de ser rebao es ms antiguo que el placer de ser un yo: y mientras la buena
conciencia se llame rebao, slo la mala conciencia dice: yo.
En verdad, el yo astuto, carente de amor, el que quiere su propia utilidad en la utilidad
de muchos: se no es el origen del rebao, sino su ocaso.
Amantes fueron siempre, y creadores, los que crearon el bien y el mal. Fuego de amor
arde en los nombres de todas las virtudes, y fuego de clera.
Muchos pases ha visto Zaratustra, y muchos pueblos: ningn poder mayor ha encontrado Zaratustra en la tierra que las obras de los amantes: bueno y malvado es el
nombre de tales obras.
En verdad, un monstruo es el poder de ese alabar y censurar. Decidme, hermanos mos,
quin me domea ese monstruo? Decidme, quin pone en cadenas las mil cervices de
ese animal?
Mil metas ha habido hasta ahora, pues mil pueblos ha habido. Slo falta la cadena que
ate las mil cervices, falta la nica meta. Todava no tiene la humanidad meta alguna.
Mas decidme, hermanos: si a la humanidad le falta todava la meta, no falta todava
tambin - ella misma? -
As habl Zaratustra.
93
Suele traducirse este ttulo por: De las mil y una metas. Como se ver por el desarrollo de todo el
captulo y sobre todo por los prrafos finales, Nietzsche no se ha querido dejar llevar por la expresin popular en todos los idiomas: las mil y una, sino que, como l mismo dice: Mil metas ha habido hasta ahora,
pues mil pueblos ha habido. Slo falta la cadena de las mil cervices, falta la nica meta. La versin aqu
dada, De las mil metas y de la nica meta, se apoya en el hecho de haber escrito Nietzsche: Von tausend
und Einem Ziele, en lugar de: Von tausend und einem Ziele, como habra escrito si hubiera querido decir:
De las mil y una metas.
94
Primera aparicin de la expresin voluntad de poder; a este concepto se le dedicar sobre todo, en la
segunda parte, el captulo titulado De la superacin de s mismo.
95
Esta divisa del honor de la sociedad aristocrtica griega tiene su expresin clsica en el verso 208 del
libro VI de La Ilada: Siempre ser el mejor y estar por encima de los dems. Idnticas palabras se repiten
en el verso 784 del libro XI, donde aparecen como consejo del anciano Peleo a su hijo Aquiles.
96
El pueblo persa. Vase tambin Ecce homo: Decir la verdad y disparar bien con flechas, sa es la virtud persa.
97
El pueblo judo. Vase xodo, 20,12: Honra a tu padre y a tu madre, para que vivas largos aos en la
tierra que Yahv, tu Dios, va a darte.
98
El pueblo alemn.
99
Nietzsche basa esta afirmacin suya en su creencia de que la palabra alemana Mensch (hombre) viene
del latn mensuratio (medida). Esta misma opinin la aduce tambin en La genealoga de la moral.
Nchste, Fernste. La circunstancia de que derNchste (el prjimo) sea en alemn un superlativo
(nahe, cerca: Nachbar, vecino; Nchste, prjimo, o, si se quiere, el ms prximo de todos) permite a
Nietzsche ampliar verbalmente la distancia entre los dos extremos y decir: der Fernste (el ms lejano de
todos), en lugar de der Ferne (el lejano), que sera, en castellano, lo contrario del prjimo (prximo). El
amor al prjimo es un precepto bblico: Levtico, 19, 18; Evangelio de Mateo, 22, 39; Evangelio de Marcos, 12, 31: Ama a tu prjimo como a ti mismo.
101
Vasela nota anterior.
102
Vase Ams, 5, 21: Yo, odio y aborrezco vuestras fiestas (palabras de Yahv a los hebreos).
Terrible cosa es hallarse solo con el juez y vengador de la propia ley. As es arrojada
una estrella al espacio vaco y al soplo helado de hallarse solo.
Hoy sufres todava a causa de los muchos, t que eres uno solo: hoy conservas an todo
tu valor y todas tus esperanzas. Mas alguna vez la soledad te fatigar, alguna vez tu orgullo se curvar y tu valor rechinar los dientes. Alguna vez gritars estoy solo!.
Alguna vez dejars de ver tu altura y contemplars demasiado cerca tu bajeza; tu sublimidad misma te aterrorizar como un fantasma. Alguna vez gritars: Todo es falso104!
Hay sentimientos que quieren matar al solitario; si no lo consiguen, ellos mismos tienen que morir entonces! Mas eres t capaz de ser asesino?
Conoces ya, hermano mo, la palabra desprecio? Y el tormento de tu justicia, de
ser justo con quienes te desprecian?
T fuerzas a muchos a cambiar de doctrina acerca de ti; esto te lo hacen pagar caro. Te
aproximaste a ellos y pasaste de largo: esto no te lo perdonan nunca.
T caminas por encima de ellos105: pero cuanto ms alto subes, tanto ms pequeo te
ven los ojos de la envidia. El ms odiado de todos es, sin embargo, el que vuela.
Cmo vais a ser justos conmigo! - tienes que decir - yo elijo para m vuestra injusticia
como la parte que me ha sido asignada.
Injusticia y suciedad arrojan ellos al solitario: pero, hermano mo, si quieres ser una estrella, no tienes que iluminarlos menos por eso!
Y gurdate de los buenos y justos! Con gusto crucifican a quienes se inventan una virtud para s mismos, - odian al solitario.
Gurdate tambin de la santa simplicidad!106 Para ella no es santo lo que no es simple;
tambin le gusta jugar con el fuego - con el fuego de las hogueras para quemar seres
humanos.
Y gurdate tambin de los asaltos de tu amor! Con demasiada prisa tiende el solitario
la mano a aquel con quien se encuentra.
A ciertos hombres no te es lcito darles la mano, sino slo la pata: y yo quiero que tu
pata tenga tambin garras.
Pero el peor enemigo con que puedes encontrarte sers siempre t mismo; a ti mismo te
acechas t en las cavernas y en los bosques.
Solitario, t recorres el camino que lleva a ti mismo! Y tu camino pasa al lado de ti
mismo y de tus siete demonios!
Un hereje sers para ti mismo, y una bruja y un hechicero y un necio y un escptico y
un impo y un malvado.
Tienes que querer quemarte a ti mismo en tu propia llama: cmo te renovaras si antes
no te hubieses convertido en ceniza!
Solitario, t recorres el camino del creador: con tus siete demonios quieres crearte para
ti un Dios!
Solitario, t recorres el camino del amante: te amas a ti mismo y por ello te desprecias
como slo los amantes saben despreciar.
El amante quiere crear porque desprecia! Qu sabe del amor el que no tuvo que despreciar precisamente aquello que amaba!
Vete a tu soledad con tu amor y con tu crear, hermano mo; slo ms tarde te seguir la
justicia cojeando.
Vete con tus lgrimas a tu soledad, hermano mo. Yo amo a quien quiere crear por encima de s mismo y por ello perece.
As habl Zaratustra.
103
Vase antes De las tres transformaciones, la descripcin del nio: Inocencia es el nio, y olvido, un
nuevo comienzo, un juego, una rueda que se mueve por s misma, un primer movimiento, un santo decir
s.
104
Un desarrollo de esta idea puede verse en La genealoga de la moral, apartado tercero, Qu significan los ideales ascticos?. Tambin aqu se alude ms adelante a esto mismo: vase, en la cuarta parte, La
sombra.
105
Vase, en la segunda parte, De los doctos.
106
O sancta simplicitas es frase que se dice pronunciada por Juan Hus (1369-1415) cuando, encontrndose sobre la hoguera a que se le haba condenado por hereje, vio cmo una viejecilla, movida por su celo
religioso, arrojaba ms lea a las llamas en que aqul arda.
De viejecillas y de jovencillas
Por qu te deslizas a escondidas y de manera esquiva en el crepsculo, Zaratustra?
Qu es lo que escondes con tanto cuidado bajo tu manto?
Es un tesoro que te han regalado? O un nio que has dado a luz? O es que t mismo
sigues ahora los caminos de los ladrones, t amigo de los malvados? En verdad, hermano mo!, dijo Zaratustra, es un tesoro que me han regalado: es una
pequea verdad lo que llevo conmigo. Pero es revoltosa como un nio pequeo; y si no le
tapo la boca, grita a voz en cuello.
Cuando hoy recorra solo mi camino, a la hora en que el sol se pone, me encontr con
una viejecilla, la cual habl as a mi alma:
Muchas cosas nos ha dicho Zaratustra tambin a nosotras las mujeres, pero nunca nos
ha hablado sobre la mujer.
Y yo le repliqu: Sobre la mujer se debe hablar tan slo a varones.
Hblame tambin a m acerca de la mujer, dijo ella; soy bastante vieja para volver a
olvidarlo enseguida.
Y yo acced al ruego de la viejecilla y le habl as107:
Todo en la mujer es un enigma, y todo en la mujer tiene una nica solucin: se llama
embarazo.
El varn es para la mujer un medio: la finalidad es siempre el hijo. Pero qu es la mujer para el varn?
Dos cosas quiere el varn autntico: peligro y juego. Por ello quiere l a la mujer, que
es el ms peligroso de los juguetes.
El varn debe ser educado para la guerra, y la mujer, para la recreacin del guerrero:
todo lo dems es tontera.
Los frutos demasiado dulces - al guerrero no le gustan. Por ello le gusta la mujer: amarga es incluso la ms dulce de las mujeres.
La mujer entiende a los nios mejor que el varn, pero ste es ms nio que aqulla.
En el varn autntico se esconde un nio: ste quiere jugar. Adelante, mujeres, descubrid el nio en el varn!
Sea un juguete la mujer, puro y delicado, semejante a la piedra preciosa, iluminado por
las virtudes de un mundo que todava no existe.
Resplandezca en vuestro amor el rayo de una estrella! Diga vuestra voluntad: Ojal
diese yo a luz el superhombre!
Haya valenta en vuestro amor! Con vuestro amor debis lanzaros contra aquel que os
infunde miedo!
Que vuestro honor est en vuestro amor! Por lo dems, poco entiende de honor la mujer. Pero sea vuestro honor amar siempre ms de lo que sois amadas y no ser nunca las
segundas.
Tema el varn a la mujer cuando sta ama: entonces realiza ella todos los sacrificios, y
todo lo dems lo considera carente de valor.
Tema el varn a la mujer cuando sta odia: pues en el fondo del alma el varn es tan slo malvado, pero la mujer es all mala.
A quin odia ms la mujer? - As le dijo el hierro al imn: A ti es a lo que ms odio,
porque atraes, pero no eres bastante fuerte para retener.
La felicidad del varn se llama: yo quiero. La felicidad de la mujer se llama: l quiere.
Mira, justo ahora se ha vuelto perfecto el mundo! - as piensa toda mujer cuando
obedece desde la plenitud del amor.
Y la mujer tiene que obedecer y tiene que encontrar una profundidad para su superficie.
Superficie es el nimo de la mujer, una mvil piel tempestuosa sobre aguas poco profundas.
Pero el nimo del varn es profundo, su corriente ruge en cavernas subterrneas: la mujer presiente su fuerza, mas no la comprende. Entonces me replic la viejecilla: Muchas gentilezas acaba de decir Zaratustra, y sobre
todo para quienes son bastante jvenes para ellas.
Es extrao, Zaratustra conoce poco a las mujeres, y, sin embargo, tiene razn sobre
ellas! Ocurre esto acaso porque para la mujer nada es imposible?108
Y ahora toma, en agradecimiento, una pequea verdad! Yo soy bastante vieja para
ella!
Envulvela bien y tpale la boca: de lo contrario grita a voz en cuello esta pequea verdad.
Dame, mujer, tu pequea verdad!, dije yo. Y as habl la viejecilla:
Vas con mujeres? No olvides el ltigo!109
As habl Zaratustra.
107
Una parfrasis y ampliacin de las ideas sobre la mujer expuestas aqu por Zaratustra pueden verse en
Ecce homo.
108
Parfrasis irnica del Evangelio de Lucas, 1, 37: Para Dios nada es imposible. Son palabras del ngel Gabriel a Mara al anunciarle que su pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez.
109
En la tercera parte, La otra cancin del baile, Zaratustra usar este ltigo para hacer que la vida -una
mujer- baile.
De la picadura de la vbora
Un da habase quedado Zaratustra dormido debajo de una higuera, pues haca calor, y
haba colocado sus brazos sobre el rostro. Entonces vino una vbora y le pic en el cuello,
de modo que Zaratustra se despert gritando de dolor110. Al retirar el brazo del rostro vio
a la serpiente: sta reconoci entonces los ojos de Zaratustra, dio la vuelta torpemente y
quiso marcharse. No, dijo Zaratustra; todava no has recibido mi agradecimiento! Me
has despertado a tiempo, mi camino es todava largo. Tu camino es ya corto, dijo la
vbora con tristeza; mi veneno mata. Zaratustra sonri. En alguna ocasin ha muerto
un dragn por el veneno de una serpiente? - dijo. Pero toma de nuevo tu veneno! No eres
bastante rica para regalrmelo. Entonces la vbora se lanz otra vez alrededor de su cuello y le lami la herida.
En una ocasin en que Zaratustra cont esto a sus discpulos, stos preguntaron: Y
cul es, Zaratustra, la moraleja de tu historia? Zaratustra respondi as:
Los buenos y justos me llaman el aniquilador de la moral111: mi historia es inmoral.
Si vosotros tenis un enemigo, no le devolvis bien por mal: pues eso lo avergonzara.
Sino demostrad que os ha hecho un bien.
Y es preferible que os encolericis a que avergoncis a otro! Y si os maldicen, no me
agrada que queris bendecir112. Es mejor que tambin vosotros maldigis un poco!
Y si se ha cometido una gran injusticia con vosotros, cometed vosotros enseguida cinco pequeas! Es horrible ver a alguien a quien la injusticia lo oprime slo a l.
Sabais ya esto? Injusticia dividida es justicia a medias. Y slo debe cargar con la injusticia aquel que sea capaz de llevarla!
Una pequea venganza es ms humana que ninguna. Y si el castigo no es tambin un
derecho y un honor para el prevaricador, entonces tampoco me gusta vuestro castigo.
Es ms noble quitarse a s mismo la razn que mantenerla, sobre todo si se la tiene. Slo que hay que ser bastante rico para hacerlo.
No me gusta vuestra fra justicia; y desde los ojos de vuestros jueces me miran siempre
el verdugo y su fra cuchilla113. Decidme, dnde se encuentra la justicia que sea amor
con ojos clarividentes?
Inventad, pues, el amor que soporta no slo todos los castigos, sino tambin todas las
culpas!
Inventad, pues, la justicia que absuelve a todos, excepto a los que juzgan!
Queris or todava otra cosa? En quien quiere ser radicalmente justo, en se incluso la
mentira se convierte en afabilidad con los hombres.
Mas cmo voy yo a querer ser radicalmente justo! Cmo puedo dar a cada uno lo suyo! Bsteme esto: yo doy a cada uno lo mo.
En fin, hermanos, cuidad de no ser injustos con ningn eremita! Cmo podra olvidar
un eremita! Cmo podra l resarcirse!
Cual un pozo profundo es un eremita. Es fcil arrojar dentro una piedra; mas una vez
que ha llegado al fondo, decidme, quin quiere sacarla de nuevo?
Guardaos de ofender al eremita! Pero si lo habis hecho, entonces matadlo adems!
As habl Zaratustra.
110
Posible reminiscencia de Hamlet, I, 5. La Sombra (el alma del padre de Hamlet) le cuenta a ste: Ha
corrido la voz de que, estando yo dormido en mi jardn, me pic una serpiente...
111
Vase la nota 28.
112
Anttesis de lo que dice el Evangelio de Mateo, 5, 44: Bendecid a quienes os maldicen.
113
Vase antes, Del plido delincuente.
Sea se el sentido y la verdad de tu matrimonio. Pero lo que llaman matrimonio los demasiados, esos superfluos, - ay, cmo lo llamo yo?
Ay, esa pobreza de alma entre dos! Ay, esa suciedad de alma entre dos! Ay, ese lamentable bienestar entre dos!116
Matrimonio llaman ellos a todo eso; y dicen que sus matrimonios han sido contrados
en el cielo.
No, a m no me gusta ese cielo de los superfluos! No, a m no me gustan esos animales trabados en la red celestial!
Permanezca lejos de m tambin el dios que se acerca cojeando a bendecir lo que l no
ha unido!117
No me os riis de tales matrimonios! Qu hijo no tendra motivo para llorar sobre sus
padres?
Digno me pareca a m ese varn, y maduro para el sentido de la tierra: mas cuando vi a
su mujer, la tierra me pareci una casa de insensatos.
S, yo quisiera que la tierra temblase en convulsiones cuando un santo y una gansa se
aparean.
ste march como un hroe a buscar verdades, y acab trayendo como botn una pequea mentira engalanada118. Su matrimonio lo llama.
Aqul era esquivo en sus relaciones con otros, y seleccionaba al elegir. Pero de una sola vez se estrope su compaa para siempre: su matrimonio lo llama.
Aqul otro buscaba una criada que tuviese las virtudes de un ngel. Pero de una sola
vez se convirti l en criada de una mujer, y ahora sera necesario que, adems, se transformase en ngel119.
He encontrado que ahora todos los compradores andan con cuidado y que todos tienen
ojos astutos. Pero incluso el ms astuto se compra su mujer a ciegas.
Muchas breves tonteras - eso se llama entre vosotros amor. Y vuestro matrimonio pone
fin a muchas breves tonteras en la forma de una sola y prolongada estupidez.
Vuestro amor a la mujer, y el amor de la mujer al varn: ay, ojal fuera compasin por
dioses sufrientes y encubiertos! Pero casi siempre dos animales se adivinan recprocamente.
E incluso vuestro mejor amor no es ms que un smbolo exttico y un dolorido ardor.
Es una antorcha que debe iluminaros hacia caminos ms elevados.
Por encima de vosotros mismos debis amar alguna vez! Por ello, aprended primero a
amar! Y para ello tenis que beber el amargo cliz de vuestro amor120.
Amargura hay en el cliz incluso del mejor amor: por eso produce anhelo del superhombre, por eso te da sed a ti, creador!
Sed para el creador, flecha y anhelo hacia el superhombre: di, hermano mo, es sta tu
voluntad de matrimonio? Santos son entonces para m tal voluntad y tal matrimonio.
As habl Zaratustra.
114
119
Algunos comentaristas han querido ver en estas cuatro sarcsticas vietas otras tantas alusiones a cuatro matrimonios amigos de Nietzsche. La identificacin es peligrosa e insegura. Es posible que las vivencias de Nietzsche al contemplar ciertos matrimonios se expresasen en esos mismos enunciados. Mas,
como ocurre en toda esta obra, Nietzsche transpone sus vivencias a un plano general.
120
Beber el cliz es expresin bblica. Vase el Evangelio de Mateo, 26,27-29.
De la muerte libre
Muchos mueren demasiado tarde, y algunos mueren demasiado pronto. Todava suena
extraa esta doctrina: Muere a tiempo!
Morir a tiempo: eso es lo que Zaratustra ensea.
En verdad, quien no vive nunca a tiempo, cmo va a morir a tiempo? Ojal no hubiera nacido jams! - Esto es lo que aconsejo a los superfluos.
Pero tambin los superfluos se dan importancia con su muerte, y tambin la nuez ms
vaca de todas quiere ser cascada.
Todos dan importancia al morir: pero la muerte no es todava una fiesta. Los hombres
no han aprendido an cmo se celebran las fiestas ms bellas.
Yo os muestro la muerte consumadora, que es para los vivos un aguijn121 y una promesa.
El consumador muere su muerte victoriosamente, rodeado de personas que esperan y
prometen.
As se debera aprender a morir; y no debera haber fiesta alguna en que uno de esos
moribundos no santificase los juramentos de los vivos!
Morir as es lo mejor; pero lo segundo es: morir en la lucha y prodigar un alma grande.
Tanto al combatiente como al victorioso les resulta odiosa esa vuestra gesticuladora
muerte que se acerca furtiva como un ladrn - y que, sin embargo, viene como seor122.
Yo os elogio mi muerte, la muerte libre, que viene a m porque yo quiero.
Y cundo querr? - Quien tiene una meta y un heredero quiere la muerte en el momento justo para la meta y para el heredero.
Y por respeto a la meta y al heredero ya no colgar coronas marchitas en el santuario de
la vida.
En verdad, yo no quiero parecerme a los cordeleros: estiran sus cuerdas y, al hacerlo,
van siempre hacia atrs.
Ms de uno se vuelve demasiado viejo incluso para sus verdades y sus victorias; una
boca desdentada no tiene ya derecho a todas las verdades.
Y todo el que quiera tener fama tiene que despedirse a tiempo del honor y ejercer el difcil arte de - irse a tiempo.
Hay que poner fin al dejarse comer en el momento en que mejor sabemos: esto lo conocen quienes desean ser amados durante mucho tiempo.
Hay, ciertamente, manzanas agrias, cuyo destino quiere aguardar hasta el ltimo da del
otoo: a un mismo tiempo se ponen maduras, amarillas y arrugadas.
En unos envejece primero el corazn, y en otros, el espritu. Y algunos son ancianos en
su juventud: pero una juventud tarda mantiene joven durante mucho tiempo.
A algunos el vivir se les malogra: un gusano venenoso les roe el corazn. Por ello, cuiden tanto ms de que no se les malogre el morir.
Algunos no llegan nunca a estar dulces, se pudren ya en el verano. La cobarda es lo
que los retiene en su rama.
Demasiados son los que viven, y durante demasiado tiempo penden de sus ramas. Ojal viniera una tempestad que hiciese caer del rbol a todos esos podridos y comidos de
gusanos!
Ojal viniesen predicadores de la muerte rpida! stos seran para m las oportunas
tempestades que sacudiran los rboles de la vida! Pero yo oigo predicar tan slo la muerte lenta y paciencia con todo lo terreno.
Ay, vosotros predicis paciencia con las cosas terrenas? Esas cosas terrenas son las
que tienen demasiada paciencia con vosotros, hocicos blasfemos!
En verdad, demasiado pronto muri aquel hebreo a quien honran los predicadores de la
muerte lenta: y para muchos se ha vuelto desde entonces una fatalidad el que l muriese
demasiado pronto.
No conoca an ms que lgrimas y la melancola propia del hebreo, junto con el odio
de los buenos y justos, - el hebreo Jess123: y entonces lo acometi el anhelo de la muerte.
Ojal hubiera permanecido en el desierto, y lejos de los buenos y justos! Tal vez
habra aprendido a vivir y a amar la tierra - y, adems, a rer!124
Creedme, hermanos mos! Muri demasiado pronto; l mismo se habra retractado de
su doctrina si hubiera alcanzado mi edad! Era bastante noble para retractarse!
Pero todava estaba inmaduro. De manera inmadura ama el joven, y de manera inmadura odia tambin al hombre y a la tierra. Tiene an atados y torpes el nimo y las alas del
espritu.
Pero en el adulto hay ms nio que en el joven, y menos melancola: entiende mejor de
muerte y de vida.
Libre para la muerte y libre en la muerte, un santo que dice no cuando ya no es tiempo
de decir s: as es como l entiende de vida y de muerte.
Que vuestro morir no sea una blasfemia contra el hombre y contra la tierra, amigos mos: esto es lo que yo le pido a la miel de vuestra alma.
En vuestro morir deben seguir brillando vuestro espritu y vuestra virtud, cual luz vespertina en torno a la tierra: de lo contrario, se os habr malogrado el morir.
As quiero morir yo tambin, para que vosotros, amigos, amis ms la tierra, por amor a
m; y quiero volver a ser tierra, para reposar en aquella que me dio a luz.
En verdad, una meta tena Zaratustra, lanz su pelota: ahora, amigos, sois vosotros
herederos de mi meta, a vosotros os lanzo la pelota de oro125.
Ms que nada prefiero, amigos mos, veros lanzar la pelota de oro! Y por ello me demoro an un poco en la tierra: perdondmelo!
As habl Zaratustra.
121
El aguijn de la muerte es expresin bblica. Vase 1 Corintios, 15, 55: Muerte, dnde est tu
aguijn? Por contraposicin a l, Zaratustra hablar en la tercera parte del aguijn de la libertad; vase
De tablas viejas, y nuevas.
122
Vase la nota 11.
123
La alusin a el hebreo Jess como un personaje ya fallecido y, por lo tanto, anterior a Zaratustra, es
un anacronismo voluntario. No es el nico en esta obra.
124
Alusin a lo que se dice en el Evangelio de Lucas, 6, 25: Ay de los que ahora res, porque vais a lamentaron y llorar. En la cuarta parte, Del hombre superior, 16, vuelve Zaratustra a tratar este tema.
125
La pelota de oro es aqu smbolo de la doctrina de Zaratustra. Zaratustra la lanza a sus discpulos
para que stos la recojan y continen.
al sol una serpiente127. Zaratustra se alegr del bastn y se apoy en l; luego habl as a
sus discpulos.
Decidme: cmo lleg el oro a ser el valor supremo? Porque es raro, e intil, y resplandeciente, y suave en su brillo; siempre hace don de s mismo.
Slo en cuanto efigie de la virtud ms alta lleg el oro a ser el valor supremo. Semejante al oro resplandece la mirada del que hace regalos. Brillo de oro sella paz entre luna y
sol.
Rara es la virtud ms alta, e intil, y resplandeciente, y suave en su brillo: una virtud
que hace regalos es la virtud ms alta.
En verdad, yo os adivino, discpulos mos: vosotros aspiris, como yo, a la virtud que
hace regalos. Qu tendrais vosotros en comn con gatos y lobos?
sta es vuestra sed, el llegar vosotros mismos a ser ofrendas y regalos: y por ello tenis
sed de acumular todas las riquezas en vuestra alma.
Insaciable anhela vuestra alma tesoros y joyas, porque vuestra virtud es insaciable en su
voluntad de hacer regalos. Forzis a todas las cosas a acudir a vosotros y a entrar en vosotros, para que vuelvan a fluir de vuestro manantial como los dones de vuestro amor.
En verdad, semejante amor que hace regalos tiene que convertirse en ladrn de todos
los valores; pero yo llamo sano y sagrado a ese egosmo128.
Existe otro egosmo, demasiado pobre, un egosmo hambriento que siempre quiere hurtar, el egosmo de los enfermos, el egosmo enfermo.
Con ojos de ladrn mira se egosmo todo lo que brilla; con la avidez del hambre mira
hacia quien tiene de comer en abundancia; y siempre se desliza a hurtadillas en torno a la
mesa de quienes hacen regalos.
Enfermedad habla en tal codicia, y degeneracin invisible; desde el cuerpo enfermo
habla la ladrona codicia de ese egosmo. Decidme, hermanos mos: qu es para nosotros
lo malo y lo peor? No es la degeneracin? - Y siempre adivinamos degeneracin all
donde falta el alma que hace regalos.
Hacia arriba va nuestro camino, desde la especie asciende a la super-especie. Pero un
horror es para nosotros el sentido degenerante que dice: Todo para m.
Hacia arriba vuela nuestro sentido: de este modo es un smbolo de nuestro cuerpo, smbolo de una elevacin. Smbolos de tales elevaciones son los nombres de las virtudes.
As atraviesa el cuerpo la historia, como algo que deviene y lucha. Y el espritu - qu
es el espritu para el cuerpo? Heraldo de sus luchas y victorias, compaero y eco.
Smbolos son todos los nombres del bien y del mal: no declaran, slo hacen seas.
Tonto es quien de ellos quiere sacar saber!
Prestad atencin, hermanos mos, a todas las horas en que vuestro espritu quiere hablar
por smbolos: all est el origen de vuestra virtud.
Elevado est entonces vuestro cuerpo, y resucitado; con sus delicias cautiva al espritu,
para que ste se convierta en creador y en apreciador y en amante y en benefactor de todas las cosas.
Cuando vuestro corazn hierve, ancho y lleno, igual que el ro, siendo una bendicin y
un peligro para quienes habitan a su orilla: all est el origen de vuestra virtud.
Cuando estis por encima de la alabanza y de la censura, y vuestra voluntad quiere dar
rdenes a todas las cosas, como voluntad que es de un amante: all est el origen de vuestra virtud.
Cuando despreciis lo agradable y la cama blanda, y no podis acostaros a suficiente
distancia de los comodones: all est el origen de vuestra virtud.
Cuando no tenis ms que una sola voluntad, y ese viraje de toda necesidad se llama
para vosotros necesidad129: all est el origen de vuestra virtud.
Cuando Zaratustra hubo dicho estas palabras call como quien no ha dicho an su ltima palabra; largo tiempo sopes, dudando, el bastn en su mano. Por fin habl as: - y su
voz se haba cambiado.
Ahora yo me voy solo, discpulos mos! Tambin vosotros os vais ahora solos! As lo
quiero yo.
En verdad, ste es mi consejo: Alejaos de m y guardaos de Zaratustra! Y aun mejor:
avergonzaos de l! Tal vez os ha engaado.
El hombre del conocimiento no slo tiene que poder amar a sus enemigos, tiene tambin que poder odiar a sus amigos132.
Se recompensa mal a un maestro si se permanece siempre discpulo. Y por qu no vais
a deshojar vosotros mi corona?
Vosotros me veneris: pero qu ocurrir si un da vuestra veneracin se derrumba?
Cuidad de que no os aplaste una estatua!133
Decs que creis en Zaratustra? Mas qu importa Zaratustra! Vosotros sois mis creyentes, mas qu importan todos los creyentes!
No os habais buscado an a vosotros: entonces me encontrasteis. As hacen todos los
creyentes: por eso vale tan poco toda fe.
Ahora os ordeno que me perdis a m y que os encontris a vosotros; y slo cuando todos hayis renegado de m134 volver entre vosotros135.
En verdad, con otros ojos, hermanos mos, buscar yo entonces a mis perdidos; con un
amor distinto os amar entonces 136.
Y todava una vez debis llegar a ser para m amigos e hijos de una sola esperanza: entonces quiero estar con vosotros por tercera vez, para celebrar con vosotros el gran medioda137.
Y el gran medioda es la hora en que el hombre se encuentra a mitad de su camino entre
el animal y el superhombre y celebra su camino hacia el atardecer como su ms alta esperanza: pues es el camino hacia una nueva maana.
Entonces el que se hunde en su ocaso se bendecir a s mismo por ser uno que pasa al
otro lado; y el sol de su conocimiento estar para l en el medioda.
Muertos estn todos los dioses: ahora queremos que viva el superhombre.138 - sea
sta alguna vez, en el gran medioda, nuestra ltima voluntad! As habl Zaratustra.
126
Nietzsche presenta aqu a Zaratustra seguido por sus discpulos en una situacin parecida a la que los
Evangelios narran de Jess. Vase, por ejemplo, el Evangelio de Lucas, 8, 1: Jess iba recorriendo una
tras otra las ciudades y aldeas, predicando y anunciando la buena nueva del reino de Dios; y con l iban los
Doce y algunas mujeres que haban sido curadas de espritus malos y enfermedades.
127
Este bastn, con su simbolismo de la serpiente, alude al cetro de Esculapio, dios de la medicina en la
Antigedad griega. Zaratustra es el mdico de las enfermedades de este mundo. Todo este, 1 es un comentario del smbolo del bastn, como puede verse en el prrafo final: Poder es esa nueva virtud; un pensamiento dominante es, y, en torno a l, un alma inteligente: un sol de oro y, en torno a l, la serpiente del
conocimiento. La serpiente del conocimiento es concepto que deriva de la Biblia. Vase Gnesis, 3, 5.
128
En la tercera parte, De los tres males, 2 se alude directamente a esta enseanza.
129
La palabra alemana Notwendigkeit (necesidad) est compuesta de Not (necesidad, en el sentido de
menesterosidad, necesidades) y Wende (viraje). Nietzsche separa estos dos componentes y reali za un
juego de palabras muy difcil de verter al castellano. Se trata, sin embargo, de un concepto central de
Nietzsche. El texto alemn dice as: Wenn Ihr Eines Willens Wollende seid, und diese Wende aller Not euch
Notwendigkeit heisst. Como acaba de decirse, la palabra Not significa: necesidad, menesterosidad; y
Wende, viraje, en el sentido de dar la vuelta, volver una cosa hacia atrs, rechazarla y apartarla hacindola
girar. De aqu que a aquello que (ab)wendet (aparta) una Not (necesidad) se lo empezase a llamar en alemn, en el siglo XVI, notwendig (necesario). Se da, pues, la paradoja de que se llama necesario
(notwendig) a lo que aleja de nosotros (wenden) la necesidad (Not). Seguramente ahora podr comprenderse mejor la frase de Nietzsche. Zaratustra dice: vuestra necesidad (Notwendigkeit) debe consistir en que
vuestra voluntad (Wille), siendo una sola voluntad, constituya el viraje (Wende) de la necesidad, de la menesterosidad (Not). Lo que el hombre necesita es rechazar la necesidad, lo cual se realiza teniendo una sola
voluntad. Lutero no conoce an la palabra Notwendigkeit, cuya historia en el idioma alemn es bastante
complicada.
130
Cita del Evangelio de Lucas, 4, 23: Seguro que me diris este proverbio: Mdico, crate a ti mismo
(palabras de Jess a sus interlocutores en la sinagoga de Cafarnaum).
131
Pueblo elegido: concepto bblico para designar a Israel. Vase el Salmo 105, 43. Zaratustra establece aqu una anttesis entre los que se han elegido a s mismos y los elegidos por Dios.
132
Parfrasis, invirtiendo el sentido, del Evangelio de Mateo, 5, 43-44. Habis odo que fue dicho:
Amars a tu prjimo y odiars a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos.
133
Alusin a la fbula narrada por Aristteles en su Potica (1452 s 7-10): Tambin lo fortuito nos maravilla ms cuando parece hecho de intento, por ejemplo cuando la estatua de Mitis, en Argos, mat al
culpable de la muerte de Mitis, cayendo sobre l mientras asista a un espectculo.
134
Parfrasis, invirtiendo el sentido, del Evangelio de Mateo, 10, 33: A todo el que me negase delante
de los hombres yo le negar tambin delante de mi Padre.
135
En Ecce homo, cita Nietzsche el pasaje que va desde Ahora yo me voy solo... hasta aqu para indicar que Zaratustra no es un sabio, ni un santo, ni un redentor del mundo a la manera usual.
136
Estos dos ltimos prrafos, desde y solo... hasta aqu, fueron colocados por Nietzsche como motto
al frente de la segunda parte de esta obra.
137
El gran medioda: primera aparicin de este importante concepto en esta obra. Zaratustra lo describe a grandes rasgos en el prrafo siguiente. Vase tambin, en la tercera parte, De la virtud empequeecedora, 3, Del pasar de largo, De los tres males, 2, De tablas viejas y nuevas, 3, y 30; y en la cuarta
parte, Del hombre superior, 2, y El signo.
138
En la cuarta parte, Del hombre superior, 2, se repite esta frase.
Segunda parte de
As habl Zaratustra
- y slo cuando todos hayis renegado de m
volver entre vosotros.
En verdad, con otros ojos, hermanos mos,
buscar yo entonces a mis perdidos; con un
amor distinto os amar entonces.
Zaratustra, De la virtud que hace
regalos
El nio del espejo139
Zaratustra volvi a continuacin a las montaas y a la soledad de su caverna y se apart
de los hombres: aguardando como un sembrador que ha lanzado su semilla140. Mas su
alma se llen de impaciencia y de deseos de aquellos a quienes amaba: pues an tena
muchas cosas que darles. Esto es, en efecto, lo ms difcil, el cerrar por amor la mano
abierta y el conservar el pudor al hacer regalos141.
As transcurrieron para el solitario meses y aos; mas su sabidura creca y le causaba
dolores por su abundancia.
Una maana se despert antes de la aurora, estuvo meditando largo tiempo en su lecho
y dijo por fin a su corazn:
De qu me he asustado tanto en mis sueos, que me he despertado? No se acerc a
m un nio que llevaba un espejo?
Oh Zaratustra - me dijo el nio -, mrate en el espejo!
Y al mirar yo al espejo lanc un grito, y mi corazn qued aterrado: pues no era a m a
quien vea en l, sino la mueca y la risa burlona de un demonio.
Ay, si yo supiese atraeros con flautas pastoriles a volver atrs! Ay, si mi leona Sabidura aprendiese a rugir con dulzura! Y muchas cosas hemos ya aprendido juntos!
Mi sabidura salvaje qued preada en montaas solitarias; sobre speros peascos pari su nueva, ltima cra. Ahora corre enloquecida por el duro desierto y busca y busca
blando csped - mi vieja sabidura salvaje!
Sobre el blando csped de vuestros corazones, amigos mos! - sobre vuestro amor le
gustara acostar lo ms querido para ella!
As habl Zaratustra.
139
En los borradores Nietzsche haba previsto para este captulo el ttulo de La segunda aurora.
El sembrador es imagen evanglica. Vase Evangelio de Mateo, 13, 3 ss.
141
Nietzsche desarrolla con detalle esta idea en esta misma segunda parte, La cancin de la noche.
142
Sobre la cizaa y el trigo vase el Evangelio de mateo, 13, 24 y ss. (parbola de la cizaa). Tambin
aqu son los enemigos del sembrador los que plantan cizaa entre el trigo.
143
La imagen de salir en busca de los perdidos es asimismo reminiscencia evanglica. Vase Evangelio de Lucas, 15,4 y ss. (parbola de la oveja perdida).
144
Esta frase es, incluso por su estructura verbal (verwundet bin ich von meinem Glcke), reminiscencia
de las muy conocidas, entre wagnerianos, palabras de Brunilda en el tercer acto del Sigfrido:
Herido me ha quien me despert (verwundet hat mich der mich erweckt). Nietzsche cuenta que, cuando fue a visitar por vez primera a Wagner en Tribschen, estuvo largo tiempo en silencio ante la casa y
escuchaba un acorde doloroso, continuamente repetido. Ese acorde corresponda al tema del despertar de
Brunilda.
145
Expresin bblica. Vase el Salmo 50, 1: Desde el poniente hasta el levante...
146
Anticipacin del ttulo del apartado siguiente. Vase la nota 149.
147
Expresin bblica para designar al demonio.
148
El tema de la sabidura salvaje tiene gran importancia como caracterizacin del saber propio de Zaratustra. Vase, en el prrafo siguiente, leona Sabidura. Vase tambin, en esta misma se gunda parte,
De los sabios famosos, donde Zaratustra contrapone esta sabidura suya al saber de los sabios famosos
que aparecen como animales de carga. Vase asimismo, en la tercer parte, De tablas viejas y nuevas, 2.
140
Y eso a lo que habis dado el nombre de mundo, eso debe ser creado primero por vosotros: vuestra razn, vuestra imagen, vuestra voluntad, vuestro amor deben devenir ese
mundo! Y, en verdad, para vuestra bienaventuranza, hombres del conocimiento!
Y cmo ibais a soportar la vida sin esta esperanza, vosotros los que conocis? No os
ha sido lcito estableceros por nacimiento en lo incomprensible, ni tampoco en lo irracional.
Mas para revelaros totalmente mi corazn a vosotros, amigos: si hubiera dioses, cmo
soportara yo el no ser Dios! Por lo tanto, no hay dioses.
Es cierto que yo he sacado esa conclusin; pero ahora ella me saca a m151. Dios es una suposicin: mas quin bebera todo el tormento de esa suposicin sin morir? Su fe le debe ser quitada al creador, y al guila su cernerse en lejanas aquilinas?
Dios es un pensamiento que vuelve torcido todo lo derecho y que hace voltearse a todo
lo que est de pie. Cmo? Estara abolido el tiempo, y todo lo perecedero sera nicamente mentira?
Pensar esto es remolino y vrtigo para osamentas humanas, y hasta un vmito para el
estmago: en verdad, la enfermedad mareante llamo yo a suponer tal cosa.
Malvadas llamo, y enemigas del hombre, a todas esas doctrinas de lo Uno y lo Lleno y
lo Inmvil y lo Saciado y lo Imperecedero!
Todo lo imperecedero - no es ms que un smbolo!152 Y los poetas mienten demasiado153. De tiempo y de devenir es de lo que deben hablar los mejores smbolos; una alabanza
deben ser y una justificacin de todo lo perecedero!
Crear - sa es la gran redencin del sufrimiento, as es como se vuelve ligera la vida.
Mas para que el creador exista son necesarios sufrimiento y muchas transformaciones.
S, muchos amargos morires tiene que haber en nuestra vida, creadores! De ese modo
sois defensores y justificadores de todo lo perecedero.
Para ser el hijo que vuelve a nacer, para ser eso el creador mismo tiene que querer ser
tambin la parturienta y los dolores de la parturienta.
En verdad, a travs de cien almas he recorrido mi camino, y a travs de cien cunas y
dolores de parto. Muchas son las veces que me he despedido, conozco las horas finales
que desgarran el corazn.
Pero as lo quiere mi voluntad creadora, mi destino. O, para decroslo con mayor honestidad: justo tal destino - es el que mi voluntad quiere.
Todo lo sensible en m sufre y se encuentra en prisiones: pero mi querer viene siempre
a m como mi liberador y portador de alegra.
El querer hace libres154: sta es la verdadera doctrina acerca de la voluntad y la libertad
- as os lo ensea Zaratustra.
No-querer-ya y no-estimar-ya y no-crear-ya! Ay, que ese gran cansancio permanezca
siempre alejado de m!
Tambin en el conocer yo siento nicamente el placer de mi voluntad de engendrar y
devenir; y si hay inocencia en mi conocimiento, esto ocurre porque en l hay voluntad de
engendrar.
Lejos de Dios y de los dioses me ha atrado esa voluntad; qu habra que crear si los
dioses - existiesen!
Pero hacia el hombre vuelve siempre a empujarme mi ardiente voluntad de crear; as se
siente impulsado el martillo hacia la piedra.
Ay, hombres, en la piedra dormita para m una imagen, la imagen de mis imgenes!
Ay, que ella tenga que dormir en la piedra ms dura, ms fea!
Ahora mi martillo se enfurece cruelmente contra su prisin. De la piedra saltan pedazos: qu me importa?
Quiero acabarlo: pues una sombra155 ha llegado hasta m -la ms silenciosa y ms ligera de todas las cosas vino una vez a m!
La belleza del superhombre lleg hasta m como una sombra. Ay, hermanos mos!
Qu me importan ya - los dioses!
As habl Zaratustra.
149
En los borradores Nietzsche haba previsto para este captulo el ttulo De los dioses. A pesar de la designacin de afortunadas, Nietzsche no se refiere ciertamente a las islas Canarias ni a unas islas afortunadas concretas. Si acaso, Nietzsche las situaba junto a Npoles y aludira a Ischia y Capri, muy conocidas
y amadas por l desde su estancia en Sorrento. En una carta a Peter Gast (12 de agosto de 1883) dice
Nietzsche lo siguiente: Esta isla (Ischia) me obsesiona; cuando usted haya ledo As habl Zaratustra II
hasta el final comprender con claridad dnde he situado yo mis islas afortunadas.
150
Palabras citadas por Nietzsche en Ecce homo para subrayar lo que l llama el tempo delicadamente
lento de estos discursos.
151
El verbo alemn ziehen, que significa sacar (una conclusin, por ejemplo), extraer, arrastrar,
permite a Nietzsche este juego de palabras, que, desarrollado, dira lo siguiente: Es cierto que yo he sacado la conclusin de la inexistencia de Dios; pero a la vez esa inexistencia de Dios me saca, como conclusin suya, a m. O lo que es lo mismo: Yo slo existo en cuanto conclusin de la inexistencia de Dios.
152
Inversin de la frase de Goethe, que dice exactamente lo contrario: Todo lo perecedero no es ms
que un smbolo (Fausto, final, verso 12104). Vase, en esta misma parte, De los poetas, as como la nota
223.
153
En La gaya ciencia, aforismo 84, al final, dice Nietzsche: Para una verdad es ms peligroso que un
poeta est de acuerdo con ella que no que la contradiga! Pues como dice Homero: Mucho mienten los
poetas. Aristteles, que cita esta misma frase, afirma que se trata de un proverbio (Metafsica, 983 a
3). Vase Soln, fragmento 26 (Hiller). Vase tambin, en esta misma parte, De los poetas, donde, en dilogo con uno de sus discpulos, Zaratustra desarrolla este proverbio.
154
Esta misma frase se repite y amplifica en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 16. Es antittica
de la frase evanglica: La verdad os har libres (Evangelio de Juan, 8, 32).
155
A esta sombra, llamada ms tarde la sombra de Zaratustra, le estar dedicado en la parte tercera, todo un captulo.
De los compasivos
Amigos mos, han llegado unas palabras de mofa hasta vuestro amigo: Ved a Zaratustra! No camina entre nosotros como si fusemos animales?
Pero est mejor dicho as: El que conoce camina entre los hombres como entre animales que son!.
Mas, para el que conoce, el hombre mismo se llama: el animal que tiene mejillas rojas.
Cmo le ha ocurrido eso? No es porque ha tenido que avergonzarse con demasiada
frecuencia?
Oh, amigos mos! As habla el que conoce: Vergenza, vergenza, vergenza - sa es
la historia del hombre!
Y por ello el noble se ordena a s mismo no causar vergenza: se exige a s mismo tener
pudor ante todo lo que sufre.
En verdad, yo no soporto a sos, a los misericordiosos que son bienaventurados en su
compasin156: les falta demasiado el pudor.
Si tengo que ser compasivo, no quiero, sin embargo, ser llamado as; y si lo soy, entonces prefiero serlo desde lejos.
Con gusto escondo tambin la cabeza y me marcho de all antes de ser reconocido: y
as os mando obrar a vosotros, amigos mos!
Quiera mi destino poner siempre en mi senda a gentes sin sufrimiento, como vosotros,
y a gentes con quienes me sea lcito tener en comn la esperanza y la comida y la miel!
En verdad, yo he hecho sin duda esto y aquello en favor de los que sufren: pero siempre
me pareca que yo obraba mejor cuando aprenda a alegrarme mejor.
Desde que hay hombres el hombre se ha alegrado demasiado poco: tan slo esto, hermanos mos, es nuestro pecado original!
Y aprendiendo a alegrarnos mejor es como mejor nos olvidamos de hacer dao a otros
y de imaginar daos.
Por eso yo me lavo la mano que ha ayudado al que sufre, por eso me limpio incluso el
alma.
Pues me he avergonzado de haber visto sufrir al que sufre, a causa de la vergenza de
l157; y cuando le ayud, ofend duramente su orgullo.
Los grandes favores no vuelven agradecidos a los hombres, sino vengativos; y si el pequeo beneficio no es olvidado acaba convirtindose en un gusano roedor.
Sed reacios en el aceptar! Honrad por el hecho de aceptar! - esto aconsejo a quienes
nada tienen que regalar.
Pero yo soy uno que regala: me gusta regalar, como amigo a los amigos. Los extraos,
en cambio, y los pobres, que ellos mismos cojan el fruto de mi rbol: eso avergenza
menos.
Mas a los mendigos se los debera suprimir totalmente!158 En verdad, molesta el darles
y molesta el no darles.
E igualmente a los pecadores, y a las conciencias malvadas! Creedme, amigos mos:
los remordimientos de conciencia ensean a morder.
Lo peor, sin embargo, son los pensamientos mezquinos. En verdad, es mejor haber
obrado con maldad que haber pensado con mezquindad!
Es cierto que vosotros decs: El placer obtenido en maldades pequeas nos ahorra ms
de una accin malvada grande. Pero aqu no se debera querer ahorrar.
Como una llaga es la accin malvada: escuece e irrita y revienta, - habla sinceramente.
Mira, yo soy enfermedad - as habla la accin malvada; sa es su sinceridad.
Mas el pensamiento mezquino es igual que el hongo: se arrastra y se agacha y no quiere
estar en ninguna parte - hasta que el cuerpo entero queda podrido y mustio por los pequeos hongos.
A quien, sin embargo, est posedo por el diablo yo le digo al odo esta frase: Es mejor que cebes a tu diablo! Tambin para ti sigue habiendo un camino de grandeza! Ay, hermanos mos! Se sabe de cada uno algo de ms! Y muchos se nos vuelven
transparentes, mas aun as estamos muy lejos todava de poder penetrar a travs de ellos.
Es difcil vivir con hombres, porque callar es muy difcil159.
Y con quien ms inicuos somos no es con aquel que nos repugna, sino con quien nada
en absoluto nos importa.
Si t tienes, sin embargo, un amigo que sufre, s para su sufrimiento un lugar de descanso, mas, por as decirlo, un lecho duro, un lecho de campaa: as es como ms til le
sers.
Y si un amigo te hace mal, di: Te perdono lo que me has hecho a m; pero el que te
hayas hecho eso a ti - cmo podra yo perdonarlo!
As habla todo amor grande: l supera incluso el perdn y la compasin.
Debemos sujetar nuestro corazn; pues si lo dejamos ir, qu pronto se nos va entonces
la cabeza!
Ay, en qu lugar del mundo se han cometido tonteras mayores que entre los compasivos? iY qu cosa en el mundo ha provocado ms sufrimiento que las tonteras de los
compasivos?
Ay de todos aquellos que aman y que no tienen todava una altura que est por encima
de su compasin!
As me dijo el demonio una vez: Tambin Dios tiene su infierno: es su amor a los
hombres.
Y hace poco le o decir esta frase: Dios ha muerto; a causa de su compasin por los
hombres ha muerto Dios160. Por ello, estad prevenidos contra la compasin: de ella contina viniendo a los hombres una nube! En verdad, yo entiendo de seales del tiempo!
Mas recordad tambin esta frase: todo gran amor est por encima incluso de toda su
compasin: pues l quiere adems - crear lo amado!
De m mismo hago ofrecimiento a mi amor, y de mi prjimo igual que de m- ste es
el lenguaje de todos los creadores.
Mas todos los creadores son duros.
As habl Zaratustra.
156
De los sacerdotes
Y una vez Zaratustra hizo una seal a sus discpulos y les dijo estas palabras:
Ah hay sacerdotes: y aunque son mis enemigos, pasad a su lado en silencio y con la
espada dormida!161
Tambin entre ellos hay hroes; muchos de ellos han sufrido demasiado - : por esto
quieren hacer sufrir a otros.
Son enemigos malvados: nada es ms vengativo que su humildad. Y fcilmente se ensucia quien los ataca.
Pero mi sangre est emparentada con la suya; y yo quiero que mi sangre sea honrada
incluso en la de ellos. Y cuando hubieron pasado a su lado le acometi a Zaratustra el dolor; y no haba luchado mucho tiempo con el dolor cuando empez a hablar as:
Me da pena de estos sacerdotes. Tambin repugnan a mi gusto; mas esto es para m lo
de menos desde que estoy entre hombres.
Pero yo sufro y he sufrido con ellos: prisioneros son para m, y marcados. Aquel a
quien ellos llaman redentor los arroj en cadenas: En cadenas de falsos valores y de palabras ilusas! Ay, si alguien los redimiese de su
redentor!162
En una isla creyeron desembarcar en otro tiempo, cuando el mar los arrastr lejos; pero
mira, era un monstruo dormido!163
Falsos valores y palabras ilusas: sos son los peores monstruos para los mortales, - largo tiempo duerme y aguarda en ellos la fatalidad.
Mas al fin sta llega y vigila y devora y se traga aquello que construy tiendas para s
encima de ella.
Oh, contemplad esas tiendas que esos sacerdotes se han construido! Iglesias llaman
ellos a sus cavernas de dulzona fragancia.
Oh, esa luz falsa, ese aire que huele a moho! Aqu donde al alma no le es lcito - elevarse volando hacia su altura!
Su fe, por el contrario, ordena esto: De rodillas subid la escalera, pecadores!164
En verdad, prefiero ver incluso al hombre carente de pudor que los torcidos ojos de su
pudor y devocin!
Quin cre para s tales cavernas y escaleras de penitencia? No fueron aquellos que
queran esconderse y se avergonzaban del cielo puro?
Y slo cuando el cielo puro vuelva a mirar a travs de techos derruidos y llegue hasta la
hierba y la roja amapola crecidas junto a muros derruidos165, - slo entonces quiero yo
volver a dirigir mi corazn hacia los lugares de ese Dios.
Ellos llamaron Dios a lo que les contradeca y causaba dolor: y en verdad, mucho
herosmo haba en su adoracin! Y no supieron amar a su Dios de otro modo que clavando al hombre en la cruz!
Como cadveres pensaron vivir, de negro vistieron su cadver; tambin en sus discursos huelo yo todava el desagradable aroma de cmaras mortuorias.
Y quien vive cerca de ellos, cerca de negros estanques vive, desde los cuales canta el
sapo su cancin con dulce melancola.
Mejores canciones tendran que cantarme para que yo aprendiese a creer en su redentor:
ms redimidos tendran que parecerme los discpulos de ese redentor!
Desnudos quisiera verlos: pues nicamente la belleza debiera predicar penitencia. Mas
a quin persuade esa tribulacin embozada!166
En verdad, sus mismos redentores no vinieron de la libertad y del sptimo cielo de la
libertad! En verdad, ellos mismos no caminaron nunca sobre las alfombras del conocimiento!
De huecos se compona el espritu de esos redentores; mas en cada hueco haban colocado su ilusin, su tapahuecos, al que ellos llamaban Dios.
En su compasin se haba ahogado su espritu, y cuando se hinchaban y desbordaban de
compasin, siempre nadaba en la superficie una gran tontera.
Celosamente y a gritos conducan su rebao por su vereda: como si hacia el futuro no
hubiera ms que una sola vereda! En verdad, tambin estos pastores continuaban formando parte de las ovejasl167
Espritus pequeos y almas voluminosas tenan estos pastores: pero, hermanos mos,
qu comarcas tan pequeas han sido hasta ahora incluso las almas ms voluminosas!
Signos de sangre escribieron en el camino que ellos recorrieron, y su tontera enseaba
que con sangre se demuestra la verdad168.
Mas la sangre es el peor testigo de la verdad; la sangre envenena incluso la doctrina
ms pura, convirtindola en ilusin y odio de los corazones.
Y si alguien atraviesa una hoguera por defender su doctrina, - qu demuestra eso!
Mayor cosa es, en verdad, que del propio incendio salga la propia doctrina!
Corazn trrido y cabeza fra: cuando estas cosas coinciden surge el viento impetuoso,
el redentor.
Ha habido, en verdad, hombres ms grandes y de nacimiento ms elevado que aquellos
a quienes el pueblo llama redentores, esos arrebatadores vientos impetuosos!
Y vosotros, hermanos mos, tenis que ser redimidos por hombres an ms grandes
que todos los redentores, si queris encontrar el camino que lleva a la libertad!
Nunca ha habido todava un superhombre. Desnudos he visto yo a ambos, al hombre
ms grande y al ms pequeo: -
Demasiado semejantes son todava entre s. En verdad, tambin al ms grande lo he encontrado - demasiado humano! As habl Zaratustra.
161
La espada dormida es imagen que Nietzsche vuelve a usar en la tercera parte, De tablas viejas y
nuevas, 21.
162
Alusin irnica al ltimo verso de la pera Parsifal: Erlsung dem Erlser (redencin para el Redentor).
163
Reminiscencia de lo que, en Las mil y una noches, le ocurre a Sindbad el marino en su primer viaje:
desembarca sobre el lomo de un pez enorme, creyendo que se trata de una isla.
164
Estos tres ltimos prrafos transparentan la vivencia nietzscheana de las iglesias catlicas de Italia y,
en general, de todo templo. Nietzsche haba visto en Roma cmo los peregrinos suban de rodillas la Santa
Scala; vase carta escrita desde Roma, en mayo de 1883, a F. Overbeck, donde cuenta esto. A este subir
de rodillas contrapone Zaratustra el subir volando.
165
Vase, en la tercera parte, Los siete sellos, 2, donde Zaratustra repite esta misma descripcin.
166
Tribulacin embozada es calificacin que Zaratustra volver a aplicar al sacerdote en la cuarta parte, Jubilado.
167
Sobre el sacerdote como pastor vase la explicacin de Nietzsche en La genealoga de la moral.
168
Sobre la sangre como demostracin de la verdad puede verse el 53 de El Anticristo.
De los virtuosos
Con truenos y con celestes fuegos artificiales hay que hablar a los sentidos flojos y
dormidos.
Pero la voz de la belleza habla quedo: slo se desliza en las almas ms despiertas.
Suavemente vibr y ri hoy mi escudo; ste es el sagrado rer y vibrar de la belleza.
De vosotros, virtuosos, se ri hoy mi belleza. Y as lleg la voz de sta hasta m:
Ellos quieren adems - ser pagados!
Vosotros queris ser pagados adems, virtuosos! Queris tener una recompensa a
cambio de la virtud, y el cielo a cambio de la tierra, y la eternidad a cambio de vuestro
hoy?
Y os irritis conmigo porque enseo que no existe ni remunerador ni pagador? Y en
verdad, ni siquiera enseo que la virtud sea su propia recompensa.
Ay, esto es lo que me aflige: mentirosamente se ha situado en el fondo de las cosas recompensa y castigo - y ahora tambin en el fondo de vuestras almas, virtuosos!
Mas, semejante al hocico del jabal, mi palabra debe desgarrar el fondo de vuestras almas; reja de arado169 quiero ser para vosotros.
Todos los secretos de vuestro fondo deben salir a luz; y cuando vosotros yazgis al sol
hozados y destrozados, entonces tambin vuestra mentira estar separada de vuestra verdad.
Pues sta es vuestra verdad: sois demasiado limpios para la suciedad de estas palabras:
venganza, castigo, recompensa, retribucin.
Vosotros amis vuestra virtud como la madre a su hijo; pero cundo se ha odo decir
que una madre quisiera ser pagada por su amor?
Vuestro s-mismo ms querido es vuestra virtud. Sed de anillo hay en vosotros: para
volver a alcanzarse a s mismo lucha y gira todo anillo.
Y semejante a la estrella que se extingue es toda obra de vuestra virtud: su luz contina
estando siempre en camino y en marcha - y cundo dejar de estar en camino?
As la luz de vuestra virtud contina estando en camino aunque ya la obra est hecha.
sta puede estar olvidada y muerta: su rayo de luz vive todava y camina.
Que vuestra virtud sea vuestro s-mismo, y no algo extrao, una piel, un manto: sa es
la verdad que brota del fondo de vuestra alma, virtuosos! -
Mas recientemente hay algunos para quienes la virtud significa convulsiones bajo un ltigo: y, para m, vosotros habis escuchado demasiado los gritos de ellos!
Y hay otros que llaman virtud al hecho de que sus vicios se vuelvan perezosos; y cuando su odio y sus celos estiran alguna vez los miembros, entonces su justicia se despabila y se restriega los adormilados ojos.
Y hay otros que son arrastrados hacia abajo: sus demonios los arrastran. Pero cuanto
ms se hunden, tanto ms ardientes relucen sus ojos y el ansia de su Dios.
Ay, tambin los gritos de stos llegaron hasta vuestros odos, virtuosos: lo que yo no
soy, eso, eso son para m Dios y virtud!
Y hay otros que llevan mucho peso y por ello rechinan, igual que carros que conducen
piedras cuesta abajo: hablan mucho de dignidad y de virtud - a su freno llmanlo virtud!
Y hay otros que son semejantes a relojes a los que se les ha dado cuerda; producen su
tic-tac, y quieren que al tic-tac - se lo llame virtud.
En verdad, con stos me divierto: cuando yo encuentre tales relojes les dar cuerda con
mi mofa; y ellos debern encima ronronear!170
Y otros estn orgullosos de su puado de justicia y a causa de ella cometen crmenes
contra todas las cosas: de tal manera que el mundo se ahoga en su injusticia.
Ay, qu desagradablemente les sale de la boca la palabra virtud! Y cuando dicen:
Yo soy justo, esto suena siempre igual que: yo estoy vengado!171
Con su virtud quieren sacar los ojos a sus enemigos; y se elevan tan slo para humillar
a otros172.
Y tambin hay quienes se sientan en su charca y hablan as desde el caaveral: Virtud
- es sentarse en silencio en la charca.
Nosotros no mordemos a nadie y nos apartamos del camino de quien quiere morder; y
en todo tenemos la opinin que se nos da.
Y tambin hay quienes aman los gestos y piensan: la virtud es una especie de gesto.
Sus rodillas adoran siempre, y sus manos son alabanzas de la virtud, pero su corazn
nada sabe de ello.
Y tambin hay quienes consideran virtud el decir: La virtud es necesaria; pero en el
fondo creen nicamente que la polica es necesaria.
Y muchos que son incapaces de ver lo elevado en los hombres llaman virtud a ver ellos
muy de cerca su bajeza: as llaman virtud a su malvada mirada173.
Y algunos quieren ser edificados y elevados, y llaman a eso virtud; y otros quieren ser
derribados - y tambin lo llaman virtud.
Y de este modo casi todos creen participar de la virtud; y al menos quiere cada uno ser
experto en bien y mal174.
Mas Zaratustra no ha venido para decir a todos estos mentirosos y necios: Qu sabis
vosotros de virtud! Qu podrais vosotros saber de virtud!
Sino para que vosotros, amigos mos, os cansis de las viejas palabras que habis
aprendido de los necios y mentirosos: Os cansis de las palabras recompensa, retribucin, castigo, venganza en la justicia Os cansis de decir: Una accin es buena si es desinteresada.
Ay, amigos mos! Que vuestro s-mismo est en la accin como la madre est en el
hijo: sea sa vuestra palabra acerca de la virtud!
En verdad, os he quitado sin duda cien palabras y los juguetes ms queridos a vuestra
virtud; y ahora os enfadis conmigo como se enfadan los nios.
Estaban ellos jugando a orillas del mar, - entonces vino la ola y arrastr su juguete al
fondo: ahora lloran.
Pero la misma ola debe traerles nuevos juguetes y arrojar ante ellos nuevas conchas
multicolores!
As sern consolados; e igual que ellos, tambin vosotros, amigos mos, tendris vuestros consuelos - y nuevas conchas multicolores! As habl Zaratustra.
169
La reja del arado es el ttulo que Nietzsche pens dar en un principio a su obra Aurora.
En esta misma segunda parte, De los doctos, repetir Zaratustra esta irnica metfora de los relojes,
aplicndola all a los doctos.
171
Nietzsche puede afirmar que, en alemn, yo soy justo suena igual que yo soy vengado, valindose de la semejanza fontica existente en aquella lengua entre ambas expresiones: ich bin gerecht (yo soy
justo), ich bin gercht (yo estoy vengado).
172
Parfrasis del Evangelio de Mateo, 23, 12: Pues el que se ensalce ser humillado; y el que se humille
ser ensalzado.
173
En Ms all del bien y del mal hace Nietzsche la siguiente variacin sobre este pensamiento: Quien
no quiere ver lo elevado de un hombre fija su vista de un modo tanto ms penetrante en aquello que en l es
bajo y superficial -traicionndose a s mismo con ello. La variacin fundamental est en el paso de no ser
capaz de ver (aqu) a no querer ver (all).
174
Vase, en la parte tercera, De tablas viejas y nuevas, 2, donde Zaratustra volver a reprobar la vieja
presuncin de los hombres de saber ya hace mucho tiempo qu es el bien y el mal para ellos.
170
De la chusma
La vida es un manantial de placer; pero donde la chusma va a beber con los dems, all
todos los pozos quedan envenenados.
Por todo lo limpio siento inclinacin; pero no soporto ver los hocicos de mofa y la sed
de los impuros.
Han lanzado sus ojos al fondo del pozo: ahora me sube del pozo el reflejo de su repugnante sonrisa.
El agua santa la han envenenado con su lascivia; y como llamaron placer a sus sucios
sueos, han envenenado incluso las palabras.
Se enfada la llama cuando ellos ponen al fuego sus hmedos corazones; tambin el espritu borbotea y humea cuando la chusma se acerca al fuego.
Dulzona y excesivamente blanda se pone en su mano la fruta: al rbol frutal su mirada
lo vuelve fcil de desgajar por el viento y le seca el ramaje.
Y ms de uno que se apart de la vida, se apart tan slo de la chusma: no quera compartir pozo y llama y fruta con la chusma.
Y ms de uno que se march al desierto y padeci sed con los animales rapaces, nicamente quera no sentarse con camelleros sucios en torno a la cisterna.
Y ms de uno que vino como aniquilador y como granizada para todos los campos de
frutos, slo quera meter su pie en la boca de la chusma y as tapar su gaznate.
Y el bocado que ms se me ha atragantado no es saber que la vida misma necesita enemistad y muerte y cruces de tortura: Sino que una vez pregunt, y casi me asfixi con mi pregunta: Cmo? La vida tiene
necesidad tambin de la chusma? Se necesitan pozos envenenados, y fuegos malolientes, y sueos ensuciados, y gusanos en el pan de la vida?
No mi odio, sino mi nusea es la que se ha cebado insaciablemente en mi vida! Ay, a
menudo me cans del espritu cuando encontr que tambin la chusma es rica de espritu!
Y a los que dominan les di la espalda cuando vi lo que ellos llaman ahora dominar: chalanear y regatear por el poder - con la chusma!
Entre pueblos de lengua extraa he habitado con los odos cerrados: para que la lengua
de su chalaneo permaneciese extraa a m, y su regatear por el poder.
Y tapndome la nariz he pasado con disgusto a travs de todo ayer y todo hoy: en verdad, todo ayer y todo hoy hiede a chusma que escribe!
Igual que un lisiado que se hubiera quedado sordo y ciego y mudo: as viv yo largo
tiempo, para no vivir con la chusma del poder, de la pluma y de los placeres.
Fatigosamente suba escaleras mi espritu, y con cautela; limosnas de placer fueron su
alivio; apoyada en el bastn se arrastraba la vida para el ciego.
Qu me ocurri, sin embargo? Cmo me redim de la nusea? Quin rejuveneci
mis ojos? Cmo vol hasta la altura en la que ninguna chusma se sienta ya junto al pozo?
Mi propia nusea me proporcion alas y me dio fuerzas que presienten las fuentes?
En verdad, hasta lo ms alto tuve que volar para reencontrar el manantial del placer!
Oh, lo encontr, hermanos mos! Aqu en lo ms alto brota para m el manantial del
placer! Y hay una vida de la cual no bebe la chusma con los dems!
Casi demasiado violenta resulta tu corriente para m, fuente del placer! Y a menudo
has vaciado de nuevo la copa queriendo llenarla!
Y todava tengo que aprender a acercarme a ti con mayor modestia: con demasiada violencia corre an mi corazn a tu encuentro: Mi corazn, sobre el que arde mi verano, el breve, ardiente, melanclico, sobrebienaventurado: cmo apetece mi corazn estival tu frescura!
Disipada se halla la titubeante tribulacin de mi primavera! Pasada est la maldad de
mis copos de nieve de junio! En verano me he transformado enteramente y en medioda
de verano!
Un verano en lo ms alto, con fuentes fras y silencio bienaventurado: oh, venid, amigos mos, para que el silencio resulte an ms bienaventurado!
Pues sta es nuestra altura y nuestra patria: en un lugar demasiado alto y abrupto habitamos nosotros aqu para todos los impuros y para su sed.
Lanzad vuestros ojos puros en el manantial de mi placer, amigos mos! Cmo habra
l de enturbiarse por ello! En respuesta os reir con su pureza!
En el rbol Futuro construimos nosotros nuestro nido; guilas deben traernos en sus
picos alimento a nosotros los solitarios!175
En verdad, no un alimento del que tambin a los impuros les est permitido comer!
Fuego creeran devorar y se abrasaran los hocicos!
En verdad, aqu no tenemos preparadas moradas para impuros! Una caverna de hielo
significara para sus cuerpos nuestra felicidad, y para sus espritus!
Y cual vientos fuertes queremos vivir por encima de ellos, vecinos de las guilas, vecinos de la nieve, vecinos del sol: as es como viven los vientos fuertes.
E igual que un viento quiero yo soplar todava alguna vez entre ellos, y con mi espritu
cortar la respiracin a su espritu: aslo quiere mi futuro.
En verdad, un viento fuerte es Zaratustra para todas las hondonadas; y este consejo da a
sus enemigos y a todo lo que esputa y escupe: Guardaos de escupir contra el viento!176
As habl Zaratustra.
175
Reminiscencia de 1 Reyes, 17, 6: Los cuervos le llevaban [a Elas] pan por la maana y carne por la
tarde. Aqu son guilas las que llevan la comida a los solitarios.
176
En Ecce homo cita Nietzsche un largo fragmento de este captulo (desde Pero qu me ha sucedido?... hasta aqu) como ejemplo de la manera de hablar Zaratustra sobre la redencin de la nusea.
De las tarntulas177
Mira, sa es la caverna de la tarntula! Quieres verla a ella misma? Aqu cuelga su tela; tcala, para que tiemble. Ah viene dcilmente: bien venida, tarntula! Negro se
Si fuera de otro modo, los tarntulas ensearan algo distinto: y justamente ellos fueron
en otro tiempo los que mejor calumniaron el mundo y quemaron herejes.
Con estos predicadores de la igualdad no quiero ser yo mezclado ni confundido. Pues a
m la justicia me dice as: los hombres no son iguales178.
Y tampoco deben llegar a serlo! Qu sera mi amor al superhombre si yo hablase de
otro modo?
Por mil puentes y veredas deben los hombres darse prisa a ir hacia el futuro, y dbese
implantar entre ellos cada vez ms guerra y desigualdad: as me hace hablar mi gran
amor!
Inventores de imgenes y de fantasmas deben llegar a ser en sus hostilidades, y con sus
imgenes y fantasmas deben combatir an unos contra otros la batalla suprema!
Bueno y malo, y rico y pobre, y elevado y minsculo, y todos los nombres de los valores: armas deben ser, y signos ruidosos de que la vida tiene que superarse continuamente
a s misma!
Hacia la altura quiere edificarse, con pilares y escalones, la vida misma: hacia vastas lejanas quiere mirar, y hacia bienaventurada belleza, - por eso necesita altura!
Y como necesita altura, por eso necesita escalones, y contradiccin entre los escalones
y los que suben! Subir quiere la vida, y subiendo, superarse a s misma.
Y ved, amigos mos! Aqu, donde est la caverna de la tarntula, levntanse hacia arriba las ruinas de un viejo templo - contempladlo con ojos iluminados!
En verdad, quien en otro tiempo elev aqu en piedra sus pensamientos como una torre, se saba del misterio de toda vida tanto como el ms sabio!
Que existen lucha y desigualdad incluso en la belleza, y guerra por el poder y por el sobrepoder: esto es lo que l nos ensea aqu con smbolo clarsimo179.
Igual que aqu bvedas y arcos divinamente se derrumban, en lucha a brazo partido:
igual que con luz y sombra ellos, los llenos de divinas aspiraciones, se oponen recprocamente As, con igual seguridad y belleza, seamos tambien nosotros enemigos, amigos mos!
Divinamente queremos oponernos unos a otros en nuestras aspiraciones! Ay! A m mismo me ha picado la tarntula, mi vieja enemiga! Divinamente segura y
bella me ha picado en el dedo! Castigo tiene que haber, y justicia - as piensa ella: no
debe cantar l aqu de balde cnticos en honor de la enemistad!
S, se ha vengado! Y ay!, ahora, con la venganza, producir vrtigo tambin a mi alma!
Mas para que yo no sufra vrtigo, amigos mos, atadme fuertemente aqu a esta columna!180 Prefiero ser un santo estilita que remolino de la venganza!
En verdad, no es Zaratustra un viento que d vueltas, ni un remolino; y si es un bailarn,
nunca ser un bailarn picado por la tarntula!181 As habl Zaratustra.
177
Este apartado es un ejemplo ms de la atmsfera italiana de esta segunda parte de As habl Zaratustra. De ese modo se entiende igualmente la alusin final a la tarantela.
178
Vase, en esta segunda parte, De los doctos.
179
Variacin sobre el fragmento 51 (Diels-Kranz) de Heraclito: No entienden cmo, al diverger, se
converge consigo mismo: armona propia del tender en direcciones opuestas, como la del arco y la de la
lira.
180
Reminiscencia clsica: tambin Ulises pide a sus compaeros que lo aten al mstil de la nave para no
ser arrastrado por los cantos de las sirenas. Vase Odisea, canto XII.
181
La traduccin castellana manifiesta slo uno de los dos sentidos que tiene simultneamente la expresin alemana Tarantel-Tnzer: el que baila la tarantela y el que gira bailando por haber sido picado por una
Y en verdad, vosotros sabios famosos, vosotros servidores del pueblo! Vosotros mismos habis crecido junto con el espritu y con la virtud del pueblo - y el pueblo mediante
vosotros! En vuestro honor digo yo esto!
Mas pueblo segus siendo vosotros para m, incluso en vuestras virtudes, pueblo de ojos
miopes, - pueblo que no sabe qu es espritu!
Espritu es la vida que se saja a s misma en vivo183: con el propio tormento aumenta su
propio saber - sabais ya esto?
Y la felicidad del espritu es sta: ser ungido y ser consagrado con lgrimas para vctima del sacrificio - sabais ya esto? Y la ceguera del ciego y su buscar y tantear deben
seguir dando testimonio del poder del sol al que mir - sabais ya esto?
Y el hombre que conoce debe aprender a edificar con montaas! Es poco que el espritu traslade montaas184 - sabais ya esto?
Vosotros conocis slo chispas del espritu: pero no veis el yunque que l es, ni la
crueldad de su martillo!
En verdad, no conocis el orgullo del espritu! Pero an menos soportarais la modestia del espritu, si alguna vez ella quisiera hablar!
Y nunca todava os ha sido lcito arrojar vuestro espritu a una fosa de nieve; no sois
bastante ardientes para ello! Por esto tampoco conocis los xtasis de su frialdad.
Para m vosotros os tomis en todo demasiadas confianzas con el espritu; y de la sabidura hacis con frecuencia un asilo y un hospital para malos poetas.
No sois guilas: por ello no habis experimentado tampoco la felicidad que hay en el terror del espritu. Y quien no es pjaro no debe hacer su nido sobre abismos.
Me resultis tibios185: pero fra es la corriente de todo conocimiento profundo. Glidos
son los pozos ms ntimos del espritu: un alivio para manos y trabajadores ardientes.
Respetables estis ah para m, y tiesos, y con la espalda derecha, vosotros, sabios famosos! - a vosotros no os empujan un viento y una voluntad poderosos.
No habis visto jams una vela caminar sobre el mar, redondeada e hinchada y temblorosa por el mpetu del viento? Igual que la vela, temblorosa por el mpetu del espritu,
camina mi sabidura sobre el mar - mi sabidura salvaje!
Pero vosotros servidores del pueblo, vosotros sabios famosos, - cmo podrais vosotros marchar junto a m! As habl Zaratustra.
182
Alusin a la conocida frase vox populi, vox Dei (la voz del pueblo es la voz de Dios).
El concienzudo del espritu dir ms tarde a Zaratustra, en la conversacin que mantendr con l,
que fue precisamente esa enseanza la que lo indujo a seguirlo. Vase, en la cuarta parte, La sanguijuela.
Vase tambin, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 7.
184
Trasladar montaas es expresin bblica. Vase el Evangelio de Mateo, 17, 20: Tenis poca fe. Os
aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza le dirais a aquella montaa de all que viniera y
vendra.
185
Alusin ala frase del Apocalipsis, 3,15-16: Ojal fueras fro o caliente! Mas como eres tibio, y ni
fro ni caliente, voy a vomitarte de mi boca.
183
La cancin de la noche186
Es de noche: ahora hablan ms fuerte todos los surtidores. Y tambin mi alma es un
surtidor187.
Es de noche: slo ahora se despiertan todas las canciones de los amantes. Y tambin mi
alma es la cancin de un amante.
En m hay algo insaciado, insaciable, que quiere hablar. En m hay un ansia de amor,
que habla asimismo el lenguaje del amor.
Luz soy yo: ay, si fuera noche! Pero sta es mi soledad, el estar circundado de luz.
Ay, si yo fuese oscuro y nocturno! Cmo iba a sorber los pechos de la luz!
Y aun a vosotras iba a bendeciros, vosotras pequeas estrellas centelleantes y gusanos
relucientes all arriba! - y a ser dichoso por vuestros regalos de luz.
Pero yo vivo dentro de mi propia luz, yo reabsorbo en m todas las llamas que de m salen.
No conozco la felicidad del que toma; y a menudo he soado que robar tiene que ser
an ms dichoso que tornar188.
sta es mi pobreza, el que mi mano no descansa nunca de dar; sta es mi envidia, el ver
ojos expectantes y las despejadas noches del anhelo.
Oh desventura de todos los que regalan! Oh eclipse de mi sol! Oh ansia de ansiar!
Oh hambre ardiente en la saciedad!
Ellos toman de m: pero toco yo siquiera su alma? Un abismo hay entre tomar y dar; el
abismo ms pequeo es el ms difcil de salvar189.
Un hambre brota de mi belleza: dao quisiera causar a quienes ilumino, saquear quisiera a quienes colmo de regalos: - tanta es mi hambre de maldad.
Retirar la mano cuando ya otra mano se extiende hacia ella; semejante a la cascada, que
sigue vacilando en su cada: - tanta es mi hambre de maldad.
Tal venganza se imagina mi plenitud; tal perfidia mana de mi soledad.
Mi felicidad en regalar ha muerto a fuerza de regalar, mi virtud se ha cansado de s
misma por su sobreabundancia!
Quien siempre regala corre peligro de perder el pudor; a quien siempre distribuye frmansele, a fuerza de distribuir, callos en las manos y en el corazn.
Mis ojos no se llenan ya de lgrimas ante la vergenza de los que piden; mi mano se ha
vuelto demasiado dura para el temblar de manos llenas.
Adnde se fueron la lgrima de mi ojo y el plumn de mi corazn? Oh soledad de todos los que regalan! Oh taciturnidad de todos los que brillan!
Muchos soles giran en el espacio desierto: a todo lo que es oscuro hblanle con su luz, para m callan.
Oh, sta es la enemistad de la luz contra lo que brilla, el recorrer despiadada sus rbitas.
Injusto en lo ms hondo de su corazn contra lo que brilla: fro para con los soles, - as
camina cada sol.
Semejantes a una tempestad recorren los soles sus rbitas, se es su caminar. Siguen su
voluntad inexorable, sa es su frialdad.
Oh, slo vosotros los oscuros, los nocturnos, sacis calor de lo que brilla! Oh, slo
vosotros bebis leche y consuelo de las ubres de la luz!
Ay, hielo hay a mi alrededor, mi mano se abrasa al tocar lo helado!190 Ay, en m hay
sed, que desfallece por vuestra sed!
Es de noche: ay, que yo tenga que ser luz! Y sed de lo nocturno! Y soledad!
Es de noche: ahora, cual una fuente, brota de m mi deseo, - hablar es lo que deseo.
Es de noche: ahora hablan ms fuerte todos los surtidores. Y tambin mi alma es un
surtidor
Es de noche: ahora se despiertan todas las canciones de los amantes. Y tambin mi alma es la cancin de un amante.
As cant Zaratustra.
186
Ttulos anteriores previstos por Nietzsche para este apartado fueron: Luz soy yo y La cancin de la soledad. El propio Nietzsche hace en Ecce homo interesantes consideraciones sobre este poema. Le llama el
inmortal lamento de estar condenado, por la sobreabundancia de luz y poder, por la propia naturaleza solar,
a no amar. Y despus de trascribirlo ntegramente aade: Nada igual se ha compuesto nunca, ni sentido
nunca, ni sufrido nunca, as sufre un dios, un Dioniso. La respuesta a este ditirambo del aislamiento solar
en la luz sera Ariadna... Quien sabe, excepto yo, qu es Ariadna!... Vase Ecce homo.
187
La alusin a los surtidores es, una vez ms, reminiscencia italiana, y se refiere a la fontana del
Tritone, obra de Bernini, que adorna la piazza Barberini en Roma. Es Nietzsche mismo el que dice esto:
En una loggia situada sobre la mencionada piazza (Barberini], desde la cual se domina Roma con la vista
y se oye, all abajo en el fondo, murmurar la fontana, fue compuesta aquella cancin, la ms solitaria que
jams se ha compuesto, La cancin de la noche.
188
En Hechos de los Apstoles, 20, 35, dice Pablo a los presbteros de la Iglesia de Efeso: Hay que tener
presentes las palabras del Seor Jess, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en tomar. Esta frase atribuida a Jess por Pablo no la han conservado los Evangelios. Nietzsche invierte la sentencia: la infelicidad,
dice, la otorga el dar; es mejor tomar; y aun mejor, robar y arrebatar. Vase, en la tercera parte, El retorno a
casa, y, en la cuarta parte, El mendigo voluntario.
189
Vase, en la tercera parte, El convaleciente.
190
Una variacin de esta idea puede verse en Ms all del bien y del mal: Es tan fro, tan glido, que al
tocarlo nos quemamos los dedos! Toda mano que lo agarra se espanta! - Y justo por ello no son pocos los
que lo tienen por ardiente.
Vosotros los varones, sin embargo, me otorgis siempre como regalo vuestras propias
virtudes - ay, vosotros virtuosos!
As rea la increble; mas yo nunca la creo, ni a ella ni a su risa, cuando habla mal de s
misma.
Y cuando habl a solas con mi sabidura salvaje, me dijo encolerizada: T quieres, t
deseas, t amas, slo por eso alabas t la vida!
A punto estuve de contestarle mal y de decirle la verdad a la encolerizada; y no se puede contestar peor que diciendo la verdad a nuestra propia sabidura.
As estn, en efecto, las cosas entre nosotros tres. A fondo yo no amo ms que a la vida
- y, en verdad, sobre todo cuando la odio!
Y el que yo sea bueno con la sabidura, y a menudo demasiado bueno: esto se debe a
que ella me recuerda totalmente a la vida!
Tiene los ojos de ella, su risa, e incluso su urea caa de pescar: qu puedo yo hacer si
las dos se asemejan tanto?
Y una vez, cuando la vida me pregunt: Quin es, pues, sa, la sabidura? - yo me
apresur a responder: Ah s!, la sabidura!
Tenemos sed de ella y no nos saciamos, la miramos a travs de velos, la intentamos
apresar con redes.
Es hermosa? Qu se yo! Pero hasta las carpas ms viejas continan picando en. su cebo.
Mudable y terca es; a menudo la he visto morderse los labios y peinarse a contrapelo.
Acaso es malvada y falsa, y una mujer en todo; pero cabalmente cuando habla mal de s
es cuando ms seduce.
Cuando dije esto a la vida ella ri malignamente y cerr los ojos. De quin ests
hablando?, dijo, sin duda de m?
Y aunque tuvieras razn, - decirme eso as a la cara! Pero ahora habla tambin de tu
sabidura.
Ay, y entonces volviste a abrir tus ojos, oh vida amada! Y en lo insondable me pareci
hundirme all de nuevo. As cant Zaratustra. Mas cuando el baile acab y las muchachas se hubieron ido de all
sintise triste.
Hace ya mucho que se puso el sol, dijo por fin; el prado est hmedo, de los bosques
llega fro.
Algo desconocido est a mi alrededor y mira pensativo. Cmo! T vives todava, Zaratustra?
Por qu? Para qu? Con qu? Hacia dnde? Dnde? Cmo? No es tontera vivir
todava? Ay, amigos mios, el atardecer es quien as pregunta desde m. Perdonadme mi tristeza!
El atardecer ha llegado: perdonadme que el atardecer haya llegado!
As habl Zaratustra.
191
As llama el Evangelio de Juan, 12, 31, al demonio (palabras de Jess a Andrs y Felipe, anunciando
su glorificacin por la muerte): Ahora comienza un juicio contra el orden presente, y ahora el seor de
este mundo ser arrojado fuera. Pero yo, cuando me levanten de la tierra, tirar de todos hacia m.
192
Con estas mismas palabras comenzar tambin La otra cancin del baile, en la tercera parte de esta
obra.
All est la isla de los sepulcros, la silenciosa; all estn tambin los sepulcros de mi juventud. A ella quiero llevar una corona siempre verde de vida.
Con este propsito en el corazn atraves el mar. Oh vosotras, visiones y apariciones de mi juventud! Oh vosotras, miradas todas del
amor, vosotros instantes divinos! Qu aprisa habis muerto para m! Me acuerdo de vosotros hoy como de mis muertos.
De vosotros, muertos queridsimos, llega hasta m un dulce aroma que desata el corazn
y las lgrimas. En verdad, ese aroma conmueve y alivia el corazn al navegante solitario.
An contino siendo el ms rico y el ms digno de envidia - yo el ms solitario! Pues
yo os tuve a vosotros, y vosotros me tuvisteis a m: decid, La quin le cayeron del rbol,
como a m, tales manzanas de rosa?194
An contino siendo heredero de vuestro amor, y tierra que en recuerdo vuestro florece
con multicolores virtudes silvestres, oh vosotros amadsimos!
Ay, estbamos hechos para permanecer prximos unos a otros, oh propicios y extraos
prodigios; y vinisteis a m y a mi deseo no como tmidos pjaros - no, sino como confiados al confiado!
S, hechos para la fidelidad, como yo, y para delicadas eternidades: y ahora tengo que
denominaros por vuestra infidelidad, oh miradas e instantes divinos: ningn otro nombre
he aprendido todava.
En verdad, demasiado aprisa habis muerto para m, vosotros fugitivos. Pero no huisteis
de m, tampoco yo hu de vosotros: inocentes somos unos para otros en nuestra infidelidad.
Para matarme a m os estrangularon a vosotros, pjaros cantores de mis esperanzas! S,
contra vosotros, queridsimos, dispar la maldad siempre sus flechas - para dar en mi
corazn!
Y acert! Porque vosotros erais lo ms querido a mi corazn, mi posesin y mi serposedo: por eso tuvisteis que morir jvenes y demasiado pronto!
Contra lo ms vulnerable que yo posea dispararon ellos la flecha: lo erais vosotros,
cuya piel es semejante a una suave pelusa, y, ms todava, a la sonrisa que fenece a causa
de una mirada!
Pero estas palabras quiero decir a mis enemigos: qu son todos los homicidios al lado
de lo que me habis hecho!
Algo peor me habis hecho que todos los homicidios; algo irrecuperable me habis quitado: - as os hablo a vosotros, enemigos mos!
Pues habis asesinado las visiones y los amadsimos prodigios de mi juventud! Me
habis quitado mis compaeros de juego, los espritus bienaventurados! En recuerdo suyo
deposito esta corona y esta maldicin.
Esta maldicin contra vosotros, enemigos mos! Pues acortasteis mi eternidad, as
como un sonido se quiebra en noche fra! Casi tan slo como un relampagueo de ojos
divinos lleg hasta m, - como un instante!
As dijo una vez en hora favorable mi pureza: Divinos deben ser para m todos los seres.
Entonces casteis sobre m con sucios fantasmas, ay, adnde huy aquella hora favorable!
Todos los das deben ser santos para m - as habl en otro tiempo la sabidura de mi
juventud195: en verdad, palabras de una sabidura gaya!
Pero entonces vosotros los enemigos me robasteis mis noches y las vendisteis a un tormento insomne: ay, adnde huy aquella sabidura gaya?
En otro tiempo yo estaba ansioso de auspicios felices: entonces hicisteis que se me cruzase en el camino un bho monstruoso, repugnante. Ay, adnde huy entonces mi tierna
ansia?
A toda nusea promet yo en otro tiempo renunciar: entonces transformasteis a mis
allegados y prjimos en llagas purulentas. Ay, adnde huy entonces mi ms noble
promesa?
Como un ciego recorr en otro tiempo caminos bienaventurados: entonces arrojasteis
inmundicias al camino del ciego: y l sinti nuseas del viejo sendero de ciegos.
Y cuando realic mi empresa ms dificil y celebraba la victoria de mis superaciones:
entonces hicisteis gritar a quienes me amaban que yo era quien ms dao les haca.
En verdad, se fue siempre vuestro obrar: transformasteis en hiel mi mejor miel y la laboriosidad de mis mejores abejas.
A mi benevolencia enviasteis siempre los mendigos ms insolentes; en torno a mi compasin amontonasteis siempre a aquellos cuya desvergenza no tena curacin. As heristeis a mi virtud en su fe.
Y si yo llevaba al sacrificio lo ms santo de m: al instante vuestra piedad aada sus
dones ms grasientos: de tal manera que en el vaho de vuestra grasa quedaba sofocado
hasta lo ms santo de m.
Y en otro tiempo quise bailar como jams haba bailado yo hasta entonces: ms all de
todos los cielos quise bailar. Entonces persuadisteis a mi cantor ms amado.
Y ste enton una horrenda y pesada meloda; ay, la toc a mis odos como un ttrico
cuerno!
Cantor asesino, instrumento de la maldad, inocentsimo! Ya estaba yo dispuesto para
el mejor baile: entonces asesinaste con tus sones mi xtasis!
Slo en el baile s yo decir el smbolo de las cosas supremas: - y ahora mi smbolo supremo se me ha quedado inexpreso en mis miembros!
Inexpresa y no liberada qued en m la suprema esperanza! Y se me murieron todas
las visiones y consuelos de mi juventud!
Cmo soport aquello? Cmo venc y super tales heridas?196 Cmo volvi mi alma
a resurgir de esos sepulcros?
S, algo invulnerable, insepultable hay en m, algo que hace saltar las rocas: se llama mi
voluntad. Silenciosa e incambiada avanza a travs de los aos.
Su camino quiere recorrerlo con mis pies mi vieja voluntad; duro de corazn e invulnerable es para ella el sentido.
Invulnerable soy nicamente en mi taln197. Todava sigues viviendo ah y eres idntica a ti misma, pacientsima! Siempre conseguiste atravesar todos los sepulcros!
En ti vive todava lo irredento de mi juventud; y como vida y juventud ests t ah sentada, llena de esperanzas, sobre amarillas ruinas de sepulcros.
S, todava eres t para m la que reduce a escombros todos los sepulcros: salud a ti,
voluntad ma! Y slo donde hay sepulcros hay resurrecciones. As cant Zaratustra.
193
Otro ttulo previsto por Nietzsche para este apartado en sus manuscritos era La fiesta de los muertos.
Ciertos comentaristas han querido ver en La cancin de los sepulcros una sumaria enumeracin de las
diversas desilusiones y afrentas, reales o imaginarias, sufridas por Nietzsche en su vida. El propio ttulo es
sin duda una reminiscencia de la isla de San Michele, cementerio de Venecia, llamada tambin isla de los
muertos, y que ciertamente Nietzsche vea desde su ventana cuando en Venecia resida en Fundamenta
Nuove. El buho monstruoso y repugnante representara al fillogo (Wilamowitz von Mllendorff) que se
atraves en su carrera de catedrtico universitario. El cantor ms amado, que, sin embargo, le entona una
horrenda y pesada meloda, sera Wagner, que le haba insultado en su artculo Pblico y popularidad,
publicado en los Bayreuther Bltter (Hojas de Bayreuth); y as sucesivamente.
194
De la superacin de s mismo198
Voluntad de verdad llamis vosotros sapientsimos> a lo que os impulsa y os pone ardorosos?
Voluntad de volver pensable todo lo que existe: as llamo yo a vuestra voluntad!
Ante todo queris hacer pensable todo lo que existe: pues dudis, con justificada desconfianza, de que sea pensable.
Pero debe amoldarse y plegarse a vosotros! As lo quiere vuestra voluntad. Debe volverse liso y someterse al espritu, como su espejo y su imagen reflejada.
sa es toda vuestra voluntad, sapientsimos, una voluntad de poder; y ello aunque
hablis del bien y del mal y de las valoraciones.
Queris crear el mundo ante el que podis arrodillaros: sa es vuestra ltima esperanza
y vuestra ltima ebriedad.
Los no sabios, ciertamente, el pueblo, - son como el ro sobre el que avanza flotando
una barca199: y en la barca se asientan solemnes y embozadas las valoraciones.
Vuestra voluntad yvuestros valores los habis colocado sobre el ro del devenir; lo que
es credo por el pueblo como bueno y como malvado me revela a m una vieja voluntad
de poder.
Habis sido vosotros, sapientsimos, quienes habis colocado en esa barca a tales pasajeros y quienes les habis dado pompa y orgullosos nombres, - vosotros y vuestra voluntad dominadora!
Ahora el ro lleva vuestra barca: tiene que llevarla. Poco importa que la ola rota eche
espuma y que colrica se oponga a la quilla!
No es el ro vuestro peligro y el final de vuestro bien y vuestro mal, sapientsimos: sino
aquella voluntad misma, la voluntad de poder, - la inexhausta y fecunda voluntad de vida.
Mas para que vosotros entendis mi palabra acerca del bien y del mal200: voy a deciros
todava mi palabra acerca de la vida y acerca de la ndole de todo lo viviente.
Yo he seguido las huellas de lo vivo, he recorrido los caminos ms grandes y los ms
pequeos, para conocer su ndole.
Con centuplicado espejo he captado su mirada cuando tena cerrada la boca: para que
fuesen sus ojos los que me hablasen. Y sus ojos me han hablado.
Pero en todo lugar en que encontr seres vivientes o hablar tambin de obediencia. Todo ser viviente es un ser obediente.
Con vuestros valores y vuestras palabras del bien y del mal ejercis violencia, valoradores: y se es vuestro oculto amor, y el brillo, el temblor y el desbordamiento de vuestra
propia alma.
Pero una violencia ms fuerte surge de vuestros valores, y una nueva superacin: al
chocar con ella se rompen el huevo y la cscara.
Y quien tiene que ser un creador en el bien y en el mal202: en verdad, se tiene que ser
antes un aniquilador y quebrantar valores.
Por eso el mal sumo forma parte de la bondad suma: mas sta es la bondad creadora. Hablemos de esto, sapientsimos, aunque sea desagradable. Callar es peor; todas las
verdades silenciadas se vuelven venenosas.
Y que caiga hecho pedazos todo lo que en nuestras verdades - pueda caer hecho pedazos! Hay muchas casas que construir todava!
As habl Zaratustra.
198
En sus manuscritos Nietzsche haba previsto para este captulo tambin el ttulo: Del bien y del mal.
En l desarrolla ampliamente Nietzsche el tema de la voluntad de poder, ya aparecido an tes; vase, en
Los discursos de Zaratustra, el titulado De las mil metas y de la nica meta; y la nota 94.
199
Posible alusin irnica a La nave de los locos, el poema alegrico y satrico de Sebastian Brant.
200
Recurdese lo dicho en la nota 198 sobre el primitivo ttulo de este apartado.
201
La expresin voluntad de existir es de Schopenhauer.
202
En Ecce homo, Por qu soy un destino?, 2, cita Nietzsche esta frase, con una significativa variacin: donde aqu dice: tiene que (muss), all dice: quiere (will).
De los sublimes
Silencioso es el fondo de mi mar: quin adivinara que esconde monstruos juguetones!
Imperturbable es mi profundidad: mas resplandece de enigmas y risas flotantes.
Hoy he visto un sublime, un solemne, un penitente del espritu203: oh, cmo se ri mi
alma de su fealdad!
Con el pecho levantado, y semejante a quienes estn aspirando aire: as estaba l, el sublime, y callaba:
Guarnecido de feas verdades, su botn de caza, y con muchos vestidos desgarrados;
tambin pendan de l muchas espinas - pero no vi ninguna rosa.
An no haba aprendido la risa ni la belleza. Sombro volva este cazador del bosque
del conocimiento.
De luchar con animales salvajes volva a casa: mas desde su seriedad contina mirando
un animal salvaje - un animal no vencido an!
Ah contina estando, como un tigre que quiere saltar; pero a m no me agradan esas
almas tensas, a mi gusto le repugnan todos esos contrados.
Y vosotros me decs, amigos, que no se ha de disputar sobre el gusto y el sabor? Pero
toda vida es una disputa por el gusto y por el sabor!204
Gusto: es el peso y, a la vez, la balanza y el que pesa; y ay de todo ser vivo que quisiera vivir sin disputar por el peso y por la balanza y por los que pesan!
Si este sublime se fatigase de su sublimidad: entonces comenzara su belleza, - slo entonces quiero yo gustarlo y encontrarlo sabroso.
Y slo cuando se aparte de s mismo saltar por encima de su propia sombra - y, en
verdad!, penetrar en su sol. Demasiado tiempo ha estado sentado en la sombra, plidas
se le han puesto las mejillas al penitente del espritu; casi muri de hambre a causa de sus
esperas.
Desprecio hay todava en sus ojos; y nusea se esconde en su boca205. Ahora reposa,
ciertamente, pero su reposo no se ha tendido todava al sol.
Debera hacer como el toro; y su felicidad debera oler a tierra y no a desprecio de la
tierra.
Como un toro blanco quisiera yo verlo, resoplando y mugiendo mientras marcha delante del arado: y su mugido debera alabar adems todo lo terreno!
Oscuro es todava su rostro; la sombra de la mano juega sobre l. Ensombrecido est
todava el sentido de sus ojos.
Su accin misma es todava la sombra sobre l: la mano oscurece al que acta. An no
ha superado su accin.
Es verdad que yo amo en l la nuca de toro: mas ahora quiero ver tambin incluso los
ojos de ngel.
Tambin su voluntad de hroe tiene todava que olvidarla: un elevado debe ser l para
m, y no slo un sublime: - el ter mismo debera elevarlo a l, el falto de voluntad!
l ha domeado monstruos, ha resuelto enigmas: pero an debera redimir a sus propios
monstruos y enigmas, en hijos celestes debera an transformarlos.
Su conocimiento no ha aprendido todava a sonrer y a no tener celos; an no se ha
vuelto tranquila en la belleza su caudalosa pasin.
En verdad, no en la saciedad debera callar y sumergirse su ansia, sino en la belleza! El
encanto forma parte de la magnanimidad de los magnnimos.
Con el brazo apoyado sobre la cabeza: as debera reposar el hroe, as debera superar
incluso su reposo.
Pero cabalmente al hroe lo bello le resulta la ms dificil de todas las cosas. Inconquistable es lo bello para toda voluntad violenta.
Un poco ms, un poco menos: justo eso es aqu mucho, es aqu lo ms.
Estar en pie con los msculos relajados y con la voluntad desuncida: eso es lo ms difcil para todos vosotros, los sublimes!
Cuando el poder se vuelve clemente y desciende hasta lo visible: belleza llamo yo a tal
descender.
Y de nadie quiero yo belleza tanto como precisamente de ti, violento: sea tu bondad tu
ltima superacin de ti mismo.
De todo mal te creo capaz: por ello quiero yo de ti el bien. En verdad, a menudo me he
redo de los debiluchos que se creen buenos porque tienen zarpas tullidas!
A la virtud de la columna debes aspirar: ms bella y ms delicada se va tornando, pero
en lo interior ms dura y ms robusta, cuanto ms asciende.
S, sublime, alguna vez tambin t debes ser bello y presentar el espejo a tu propia belleza.
Entonces tu alma se estremecer de ardientes deseos divinos; y habr adoracin incluso en tu vanidad!
ste es, en efecto, el misterio del alma: slo cuando el hroe la ha abandonado acrcase
a ella, en sueos, - el super-hroe.
As habl Zaratustra.
203
El penitente del espritu alude irnicamente, entre otros, a Wagner. Es un concepto importante en
esta obra, que aqu aparece por vez primera. Se lo vuelve a citar ms adelante, en De los poetas, y alcanza
su pleno desarrollo en la cuarta parte, El mago.
204
Vase Humano, demasiado humano, II, Opiniones y sentencias mezcladas, el 170, titulado Los
alemanes en el teatro, al final: Bienaventurados los que tienen un gusto, aunque sea un mal gusto! - y no
slo bienaventurado, sino tambin sabio es cosa que slo se puede llegar a ser en virtud de esa cualidad:
por eso los griegos, que en tales cuestiones eran muy finos, designaron al sabio con una palabra que significa el hombre de gusto, y llamaron a la sabidura, tanto artstica como cognoscitiva, gusto (Sophia).
205
Vase la nota 9.
Ay, cmo aparecis ante m, estriles, con qu costillas tan flacas! Y algunos de vosotros se han dado sin duda cuenta de ello.
Y dijeron: Es que un dios nos ha sustrado secretamente algo mientras dormamos?
En verdad, bastante para formarse con ello una mujercilla!211
Asombrosa es la pobreza de nuestras costillas!, as han hablado ya algunos de los
hombres del presente.
S, risa me causis, hombres del presente! Y especialmente cuando os asombris de
vosotros mismos!
Y ay de m si no pudiera yo rerme de vuestro asombro y tuviera que tragarme todas
las repugnantes cosas de vuestras escudillas!
Pero quiero tomaros a la ligera, pues yo tengo que llevar cosas pesadas; y qu me importa el que escarabajos y gusanos voladores se posen sobre mi carga!
En verdad, no por ello me ha de pesar ms! Y no de vosotros, hombres del presente,
debe llegarme a m la gran fatiga. Ay, adnde debo ascender yo todava con mi anhelo! Desde todas las altas montaas
busco con la vista el pas de mis padres y de mis madres212.
Pero no he encontrado hogar en ningn sitio: un nmada soy yo en todas las ciudades, y
una despedida junto a todas las puertas.
Ajenos me son, y una burla, los hombres del presente, hacia quienes no hace mucho me
empujaba el corazn; y desterrado estoy del pas de mis padres y de mis madres.
Por ello amo yo ya tan slo el pas de mis hijos213, el no descubierto, en el mar remoto:
que lo busquen incesantemente ordeno yo a mis velas.
En mis hijos quiero reparar el ser hijo de mis padres: y en todo futuro - este presente!
As habl Zaratustra.
206
Otro ttulo previsto por Nietzsche en sus manuscritos para este apartado era: De los hombres del presente.
207
Expresin bblica; vase el Salmo 7,10: Dios, justo, escrutador del corazn y de los riones. Aqu es
una parbola del psiclogo, entendido en el sentido de Nietzsche. Vase Ecce homo.
208
Nietzsche se burla aqu del historicismo, tal como lo haba atacado ya en la segunda de sus Consideraciones intempestivas, titulada Sobre la utilidad y la desventaja de la ciencia histrica para la vida.
209
Parfrasis de las palabras de Aquiles a Ulises en la Odisea, canto XI, versos 489-491: No intentes
consolarme de la muerte, ilustre Ulises; preferira ser labrador y servir a otro, a un hombre indigente que
tuviera pocos caudales para mantenerse, a reinar sobre los muertos, que ya no son nada.
210
Palabras de Mefistfeles en el Fausto, versos 1339-1340. Vase, en esta segunda parte, De la redencin, y la nota 259.
211
Alusin a Gnesis, 2, 21: Entonces Yahv Dios hizo caer un profundo sueo sobre el hombre, el cual
se durmi. Y le quit una de las costillas... y con ella form una mujer.
212
Vaterland, Mutterland: patria y matria sera tambin otra traduccin posible de esas dos palabras
alemanas. Mas este intento de lograr en castellano el mismo juego verbal que en alemn queda roto por el
Kinderland que aparece a continuacin. De ah la traduccin: pas de los padres, pas de las madres y
pas de los hijos.
213
Vase la nota anterior. Al pas de los hijos vuelve Nietzsche a aludir en la tercera parte, De tablas
viejas y nuevas, 12, y 28. En La pedagoga social como programa politico Ortega alude a esta idea (vase
Obras Completas, 1): Hay, empero, otra nocin de patria. No la tierra de los padres, deca Nietzsche, sino
la tierra de los hijos. Patria no es el pasado y el presente... Es algo que todava no existe...
Ciertamente, poco hombre es tambin ese tmido noctmbulo. En verdad, con mala
conciencia deambula sobre los tejados. Pues es lascivo y celoso el monje que hay en la
luna, lascivo de la tierra y de todas las alegras de los amantes.
No, no me gusta ese gato sobre los tejados! Me repugnan todos los que rondan furtivamente las ventanas entornadas! Piadosa y silente camina sobre alfombras de estrellas: mas no me gustan, en el varn, esos pies sigilosos, en los que ni siquiera una espuela mete ruido.
El paso de todo hombre honesto habla; pero el gato se escurre furtivo por el suelo. Mira, gatuna y deshonesta avanza la luna. Esta parbola os ofrezco a vosotros los sensibles hipcritas, a vosotros los hombres del
puro conocimiento! A vosotros yo os llamo - lascivos!
Tambin vosotros amis la tierra y las cosas terrenas: os he adivinado bien! - pero vergenza hay en vuestro amor, y mala conciencia, - os parecis a la luna!
A que despreciis a la tierra ha persuadido alguien a vuestro espritu, pero no a vuestras
entraas: mas stas son lo ms fuerte en vosotros!
Y ahora vuestro espritu se avergenza de estar a merced de vuestras entraas, y a causa
de su propia vergenza recorre caminos tortuosos y embusteros.
Para m sera lo ms elevado - as se dice a s mismo vuestro mendaz espritu - mirar a
la tierra sin codicia y sin tener la lengua colgando, como el perro:
Ser feliz en el contemplar, con una voluntad ya muerta, ajeno a la rapacidad y a la avaricia del egosmo - fro y gris en todo el cuerpo, mas con ebrios ojos de luna!
Lo ms querido sera para m - as se seduce a s mismo el seducido - amar la tierra tal
como la ama la luna, y slo con los ojos palpar su belleza.
Y el conocimiento inmaculado de todas las cosas sea para m el no querer nada de las
cosas: excepto el que me sea lcito yacer ante ellas como un espejo de cien ojos.216 Oh, sensibles hipcritas, lascivos! A vosotros os falta la inocencia en el deseo: y por
eso ahora calumniis el desear! En verdad, no como creadores, engendradores, gozosos
de devenir amis vosotros la tierra!
Dnde hay inocencia? All donde hay voluntad de engendrar. Y el que quiere crear por
encima de s mismo, se tiene para m la voluntad ms pura.
Dnde hay belleza? All donde yo tengo que querer con toda mi voluntad; all donde
yo quiero amar y hundirme en mi ocaso, para que la imagen no se quede slo en imagen.
Amar y hundirse en su ocaso: estas cosas van juntas desde la eternidad. Voluntad de
amor: esto es aceptar de buen grado incluso la muerte. Esto es lo que yo os digo, cobardes!
Pero ahora vuestro castrado bizquear quiere llamarse contemplacin! Y lo que se
deja palpar con ojos cobardes debe ser bautizado con el nombre de bello! Oh, mancilladores de nombres nobles!
Mas sta debe ser vuestra maldicin, inmaculados, hombres del puro conocimiento, el
que jams daris a luz: y ello aunque yazcis abultados y grvidos en el horizonte!
En verdad, vosotros os llenis la boca con palabras nobles: iy nosotros debemos creer
que el corazn os rebosa, embusteros?217
Pero mis palabras son palabras pequeas, despreciadas, torcidas: me gusta recoger lo
que en vuestros banquetes cae debajo de la mesa218.
Con ellas puedo siempre todava - decir la verdad a los hipcritas! S, mis espinas de
pescado, mis conchas y mis cardos deben - cosquillear las narices a los hipcritas!
Aire viciado hay siempre en torno a vosotros y a vuestros banquetes: vuestros lascivos
pensamientos, vuestras mentiras y disimulos estn, en efecto, en el aire!
Osad primero creeros a vosotros mismos - a vosotros y a vuestras entraas! El que no
se cree a s mismo miente siempre.
Una mscara de un dios habis colgado delante de vosotros mismos, puros: en una
mscara de un dios se ha introducido, arrastrndose, vuestra asquerosa lombriz.
En verdad, vosotros engais, contemplativos! Tambin Zaratustra fue en otro tiempo el chiflado de vuestras pieles divinas; no adivin las enroscadas serpientes de que estaban llenas esas pieles.
En otro tiempo me imagin ver jugar el alma de un dios en vuestros juegos, hombres
del puro conocimiento! En otro tiempo me imagin que no haba mejor arte que vuestras
artes!
La distancia me ocultaba la inmundicia de serpientes y su mal olor: y que aqu rondaba,
lasciva, la astucia de un lagarto.
Pero me aproxim a vosotros: entonces lleg a m el da - y ahora l viene a vosotros, se acabaron los amores con la luna!
Mirad! Atrapada y plida se encuentra ah la luna - antela aurora!
Pues ya llega ella, la incandescente, - llega su amor a la tierra! Inocencia y deseo propio de creador es todo amor solar!
Mirad cmo se eleva impaciente sobre el mar! No sents la sed y la ardiente respiracin de su amor?
Del mar quiere sorber, y beber su profundidad llevndosela a lo alto: entonces el deseo
del mar se eleva con mil pechos.
Besado y sorbido quiere ser ste por la sed del sol; en luz quiere convertirse, y en altura y en huella de luz, y en luz misma!
En verdad, igual que el sol amo yo la vida y todos los mares profundos.
Y esto significa para m conocimiento: todo lo profundo debe ser elevado - hasta mi
altura!
As habl Zaratustra.
214
El ttulo alemn, Von der unbefleckten Erkenntnis, es, por su semejanza fontica, una parodia de Von
der unbefleckten Empfngnis (De la Inmaculada Concepcin). Otro ttulo pensado por Nietzsche en sus
manuscritos para este apartado deca: A los contemplativos.
215
Juego de palabras en alemn, basado en que en este idioma Mond (luna) es de gnero masculino. Por
otro lado, la creencia de que hay un hombre en la luna, cuyo rostro puede percibirse en ella, es leyenda
popular e infantil comn a varios pueblos.
216
Un amplio desarrollo del conocimiento objetivo como espejo puede verse en el 207 de Ms all del
bien y del mal.
217
Parfrasis del Evangelio de Mateo, 12, 34: De lo que rebosa el corazn habla la boca.
218
Alusin al Evangelio de Lucas, 16, 21 (parbola del hombre rico y el mendigo Lzaro): Lzaro deseaba hartarse de lo que caa debajo de la mesa del rico.
De los doctos
M entras yo yaca dormido en el suelo vino una oveja a pacer de la corona de hiedra de
mi cabeza, - paci y dijo: Zaratustra ha dejado de ser un docto.
As dijo, y se march hinchada y orgullosa219. Me lo ha contado un nio.
Me gusta estar echado aqu donde los nios juegan, junto al muro agrietado, entre cardos y rojas amapolas.
Todava soy un docto para los nios, y tambin para los cardos y las rojas amapolas.
Son inocentes, incluso en su maldad.
Mas para las ovejas he dejado de serlo: as lo quiere mi destino - bendito sea!
Pues sta es la verdad: he salido de la casa de los doctos: y adems he dado un portazo
a mis espaldas.
Esta diatriba contra los doctos es, sin duda, transposicin de las vivencias tenidas por Nietzsche durante sus aos de catedrtico universitario. En la oveja que pace de la corona de hiedra de la cabeza de
Zaratustra se ha querido ver a Wilamowitz von Mllendorff y a los otros profesores que, tras la aparicin
de El nacimiento de la tragedia, decretaron que Nietzsche no era un docto. La corona de hiedra con la
que se adorna Zaratustra y con la que se adornaban tambin Dioniso y sus acompaantes es anttesis de la
corona de laurel que suelen llevar en su cabeza los doctos.
220
Vase antes De los virtuosos.
221
Vase Ecce homo. La desproporcin entre la grandeza de mi tarea y la pequeez de mis contemporneos se ha puesto de manifiesto en el hecho de que ni me han odo ni tampoco me han visto siquiera... Me
basta hablar con cualquier persona culta de las que en verano vienen a la Alta Engadina para convencerme de que yo no vivo...
222
Vase, en esta segunda parte, De las tarntulas, donde ya aparece esta frase.
De los poetas
Desde que conozco mejor el cuerpo, - dijo Zaratustra a uno de sus discpulos - el espritu no es ya para m ms que un modo de expresarse; y todo lo imperecedero - es tambin slo un smbolo223.
Esto ya te lo he odo decir otra vez, respondi el discpulo; y entonces aadiste: mas
los poetas mienten demasiado?224. Por qu dijiste que los poetas mienten demasiado?
Por qu?, dijo Zaratustra. Preguntas por qu? No soy yo de esos a quienes sea lcito
preguntarles por su porqu.
Es que mi experiencia vital es de ayer? Hace ya mucho tiempo que viv las razones de
mis opiniones.
No tendra yo que ser un tonel de memoria si quisiera tener conmigo tambin mis razones?
Ya me resulta demasiado incluso el retener mis opiniones; y ms de un pjaro se escapa
volando.
A veces encuentro tambin en mi palomar un animal que ha venido volando y que me
es extrao, y que tiembla cuando pongo mi mano sobre l.
Sin embargo, qu te dijo en otro tiempo Zaratustra? Qu los poetas mienten demasiado? - Mas tambin Zaratustra es un poeta.
Crees, pues, que dijo entonces la verdad? Por qu lo crees?225.
El discpulo respondi: Yo creo en Zaratustra. Mas Zaratusara movi la cabeza y
sonri.
La fe no me hace bienaventurado226, dijo, y mucho menos, la fe en m.
Pero en el supuesto de que alguien dijera con toda seriedad que los poetas mienten demasiado: tiene razn, - nosotros mentimos demasiado.
Nosotros sabemos tambin demasiado poco y aprendemos mal: por ello tenemos que
mentir.
Y quin de entre nosotros los poetas no ha adulterado su propio vino? Ms de una venenosa mixtura ha sido fabricada en nuestras bodegas, y ms de una cosa indescriptible
se ha hecho en ellas227.
Y como nosotros sabemos poco, nos gustan mucho los pobres de espritu, especialmente si son mujercillas jvenes! Hasta codiciamos las cosas que las viejecillas se cuentan por las noches. A eso lo llamamos lo eterno-femenino228 que hay en nosotros.
Y como si hubiese un especial acceso secreto al saber, que queda obstruido para quienes aprenden algo: as nosotros creemos en el pueblo y en su sabidura.
Y todos los poetas creen esto: que quien, tendido en la hierba o en repechos solitarios,
aguza los odos, se llega a saber algo de las cosas que se encuentran entre el cielo y la
tierra.
Y si a ellos llegan delicados movimientos, los poetas opinan siempre que la naturaleza
misma se ha enamorado de ellos: Y que se desliza en sus odos para decirles cosas secretas y enamoradas lisonjas: de ello se gloran y se envanecen ante todos los mortales!
Ay, existen demasiadas cosas entre el cielo y la tierra con las cuales slo los poetas se
han permitido soar!229
Y, sobre todo, por encima del cielo: pues todos los dioses son un smbolo de poetas, un
amao de poetas!230.
En verdad, siempre somos arrastrados hacia lo alto231 - es decir, hacia el reino de las
nubes: sobre stas plantamos nuestros multicolores peleles y los llamamos dioses y superhombres: Pues son justamente bastante ligeros para tales sillas! -todos esos dioses y superhombres.
Ay, qu cansado estoy de todo lo insuficiente, que debe ser de todos modos acontecimiento!232 Ay, qu cansado estoy de los poetas!
Cuando Zaratustra dijo esto, su discpulo se enoj con l, pero call. Tambin Zaratustra call; y sus ojos se haban vuelto hacia dentro, como si mirasen hacia remotas lejanas. Finalmente suspir y tom aliento.
Yo soy de hoy y de antes233, dijo luego; pero hay algo dentro de m que es de maana y
de pasado maana y del futuro.
Me he cansado de los poetas, de los viejos y de los nuevos: superficiales me parecen
todos, y mares poco profundos.
No han pensado con suficiente profundidad: por ello su sentimiento no se sumergi
hasta llegar a las razones profundas.
Un poco de voluptuosidad y un poco de aburrimiento: eso ha sido la mejor incluso de
sus reflexiones.
Un soplo y un deslizarse de fantasmas me parecen a m todos sus arpegios; qu han
sabido ellos hasta ahora del ardor de los sonidos! No son tampoco para m bastante limpios: todos ellos ensucian sus aguas para hacerlas
parecer profundas.
Con gusto representan el papel de conciliadores: mas para m no pasan de ser mediadores y enredadores, y mitad de esto y mitad de aquello, y gente sucia! Ay, yo lanc ciertamente mi red en sus mares y quise pescar buenos peces; pero siempre saqu la cabeza de un viejo dios.
El mar proporcion as una piedra al hambriento234. Y ellos mismos proceden sin duda
del mar.
Es cierto que en ellos se encuentran perlas: pero tanto ms se parecen ellos mismos a
crustceos duros. Y en vez de alma he encontrado a menudo en ellos lgamo salado.
Tambin del mar han aprendido su vanidad: no es el mar el pavo real de los pavos reales?235.
Incluso ante el ms feo de todos los bfalos despliega l su cola, y jams se cansa de su
abanico de encaje hecho de plata y seda.
Ceudo contempla esto el bfalo, pues su alma prefiere la arena, y ms todava la maleza, y ms que ninguna otra cosa, la cinaga.
Qu le importan a l la belleza y el mar y los adornos del pavo real! sta es la parbola
que yo dedico a los poetas.
En verdad, su espritu es el pavo real de los pavos reales y un mar de vanidad!
Espectadores quiere el espritu del poeta: aunque sean bfalos! Mas yo me he cansado de ese espritu: y veo venir el da en que tambin l se cansar
de s mismo.
Transformados he visto ya a los poetas, y con la mirada dirigida contra ellos mismos.
Penitentes del espritu236 he visto venir: han surgido de los poetas.
As habl Zaratustra.
223
Parodia de la conocida frase del final del Fausto de Goethe (versos 12104-12105). Dado que este captulo De los poetas es una parodia constante de ese pasaje, se lo reproduce a continuacin en su integridad.
Se trata de las palabras del Chorus mysticus, que constituyen los ocho versos finales del Fausto:
Todo lo perecedero
Es slo un smbolo.
Lo insuficiente
Se hace aqu acontecimiento;
Lo indescriptible
Se ha hecho aqu;
Lo eterno-femenino
Nos arrastra hacia lo alto.
224
Vase antes En las islas afortunadas, la nota 153.
225
Hay aqu un eco de la paradoja lgica llamada de Epimnides. Zaratustra dice que los poetas mienten;
mas tambin Zaratustra es un poeta; luego miente al decir que los poetas mienten, etc.
226
Cita, invirtiendo el sentido, del Evangelio de Marcos, 16, 16: El que crea... ser bienaventurado
(palabras de Jess a sus discpulos poco antes de su ascensin al cielo). El texto alemn (selig machen), con
su posibilidad de significar tambin embobar, encierra un matiz irnico. Vase, en la tercera parte, De
los apstatas, 2.
227
Vase la nota 223. Contina la parodia del texto de Goethe.
228
Vase la nota 223.
229
Reminiscencia de Shakespeare, Hamlet, acto I, escena 5, palabras de Hamlet a Horacio: Hay algo
ms en el cielo y en la tierra, Horacio, que lo que ha soado tu filosofa.
230
Nietzsche juega aqu en alemn con las palabras de sonido muy similar Gleichnis (smbolo) y Erschleichnis (amao); esta ltima es invencin suya, derivada del verbo erschleichen (obtener algo capciosamente). Nietzsche haba empleado ya este mismo juego verbal en la poesa A Goethe, de las Canciones del
Prncipe Vogelfrei (apndice de La gaya ciencia):
Lo imperecedero
no es ms que smbolo tuyo!
Dios, el capcioso,
es amao de poetas...
231
Vase la nota 223.
232
Vase la nota 223. Aqu termina la parodia del Chorus mysticus del Fausto. Como se ve, Nietzsche ha
citado en su integridad los ochos versos del Fausto.
233
Cita y a la vez anttesis de Job, 8, 9: Nosotros somos de ayer, no sabemos nada; pues nuestros das
son una sombra sobre el suelo. Zaratustra reivindica para s el ser tambin del maana y del futuro.
234
Reminiscencia de Evangelio de Mateo, 7, 9: O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le
pide pan le da una piedra?
235
Vase, en la cuarta parte, El mago, 2, donde Zaratustra vuelve a emplear la misma imagen para referirse al mar.
236
Vase la nota 203.
237
Un primer ttulo pensado por Nietzsche para este captulo era Del perro de fuego. El ttulo definitivo,
De grandes acontecimientos, encierra un matiz irnico.
De grandes acontecimientos237
Hay una isla en el mar - no lejos de las islas afortunadas de Zaratustra - en la cual
humea constantemente una montaa de fuego; de aquella isla dice el pueblo, y especialmente las viejecillas del pueblo, que est colocada como un peasco delante de la puerta
del submundo: y que a travs de la montaa misma de fuego desciende el estrecho sendero que conduce hasta esa puerta del submundo238.
Por el tiempo en que Zaratustra habitaba en las islas afortunadas ocurri que un barco
ech el ancla junto a la isla en que se encuentra la montaa humeante; y su tripulacin
baj a tierra para cazar conejos. Hacia la hora del medioda, cuando el capitn y su gente
estuvieron reunidos de nuevo, vieron de pronto que por el aire vena hacia ellos un hombre, y que una voz deca con claridad: Ya es tiempo! Ya ha llegado la hora! Y cuando
ms cerca de ellos estuvo la figura - pas volando a su lado igual que una sombra, en
direccin a la montaa de fuego - reconocieron, con gran consternacin, que era Zaratustra; pues todos ellos lo haban visto ya, excepto el capitn, y lo amaban a la manera como
el pueblo ama, es decir: con un sentimiento en que amor y temor estn mezclados a partes
iguales.
Mirad!, dijo el viejo timonel, ah va Zaratustra al infierno!239Por los mismos das en que estos marineros haban desembarcado en la isla de fuego se
difundi el rumor de que Zaratustra haba desaparecido; y cuando se preguntaba a sus
amigos, stos contaban que se haba embarcado de noche sin decir adnde iba240.
Se produjo as cierta intranquilidad; al cabo de tres das se aadi a ella el relato de los
marineros - y entonces todo el pueblo se puso a decir que el diablo se haba llevado a
Zaratustra. Sus discpulos se rean ciertamente de tales habladuras; y uno de ellos lleg a
decir: Yo creo ms bien que es Zaratustra el que se ha llevado al diablo. Pero en el
fondo de su alma todos ellos estaban llenos de preocupacin y de anhelo: por ello grande
fue su alegra cuando al quinto da Zaratustra apareci entre ellos.241
Y ste es el relato de la conversacin de Zaratustra con el perro de fuego242.
La tierra, dijo l, tiene una piel; y esa piel tiene enfermedades. Una de ellas se llama,
por ejemplo: hombre.
Y otra de esas enfermedades se llama perro de fuego: acerca de ste los hombres han
dicho y han dejado que les digan muchas mentiras.
Para sondear ese misterio atraves el mar: y he visto desnuda la verdad, creedme!,
desnuda de pies a cabeza.
En cuanto al perro de fuego, ahora s de qu se trata; y asimismo s qu son todos esos
demonios de las erupciones y conmociones, de los que no slo las viejecillas sienten
miedo.
Sal de ah, perro de fuego, sal de tu profundidad!, exclam, y confiesa lo profunda que
es tu profundidad! De dnde sacas lo que expulsas por la nariz?
T bebes en abundancia del mar: eso es lo que tu salada elocuencia delata! Verdaderamente, para ser un perro de la profundidad, tomas tu alimento en demasa de la superficie!
A lo sumo te considero el ventrlocuo de la tierra: y siempre que he odo hablar a los
demonios de las erupciones y las conmociones los encontr idnticos a ti: salados, embusteros y poco profundos243.
Vosotros entendis de aullar y de oscurecer todo con ceniza! Sois los mejores bocazas
que existen y habis aprendido hasta la saciedad el arte de hacer hervir el fango.
Donde vosotros estis, all tiene que haber siempre fango en las cercanas, y muchas
cosas porosas, cavernosas, comprimidas: quieren salir a la libertad.
Libertad es lo que ms os gusta aullar: pero yo he dejado de creer en grandes acontecimientos tan pronto como se presentan rodeados de muchos aullidos y mucho humo.
Y creme, amigo ruido infernal! Los acontecimientos ms grandes - no son nuestras
horas ms estruendosas, sino las ms silenciosas.
No en torno a los inventores de un ruido nuevo: en torno a los inventores de nuevos valores gira el mundo; de modo inaudible gira244.
Y confisalo! Pocas eran las cosas que haban ocurrido cuando tu ruido y tu humo se
retiraban. Qu importa que una ciudad se convierta en una momia y que una estatua yazca en el fango!245.
Y sta es la palabra que digo todava a los derribadores de estatuas. Sin duda la tontera
ms grande es arrojar sal al mar y estatuas al fango.
En el fango de vuestro desprecio yaca la estatua: pero su ley es precisamente que el
desprecio haga renacer en ella vida y viviente belleza!
Con rasgos divinos se yergue ahora, y con la seduccin propia de los que sufren; y en
verdad!, incluso os dar las gracias por haberla derribado, derribadores!
ste es el consejo que doy a los reyes y a las Iglesias y a todo lo que es dbil por edad y
por virtud - dejaos derribar! Para que vosotros volvis a la vida, y para que vuelva a
vosotros - la virtud! As habl yo ante el perro de fuego: entonces l me interrumpi gruendo y pregunt:
Iglesia? Qu es eso?
Iglesia?, respond yo, eso es una especie de Estado, y, ciertamente, la especie ms embustera de todas. Mas cllate, perro hipcrita! T conoces perfectamente sin duda tu
especie!
Lo mismo que t, es el Estado un perro hipcrita; lo mismo que a ti, gstale a l hablar
con humo y aullidos, - para hacer creer, como t, que habla desde el vientre de las cosas.
Pues l, el Estado, quiere ser a toda costa el animal ms importante en la tierra; y tambin esto se lo cree a l la gente.
Cuando hube dicho esto, el perro de fuego hizo gestos como si se hubiera vuelto loco
de envidia. Cmo?, grit, el animal ms importante en la tierra? Y tambin esto se lo
cree a l la gente? Y tanto fue el vapor y tantas las horribles voces que de su garganta
salieron que yo pens que iba a asfixiarse de rabia y de envidia.
Por fin se calm, y su jadeo fue disminuyendo; pero tan pronto como estuvo callado, dije yo riendo:
Te enojas, perro de fuego: as, pues, tengo razn en lo que he dicho sobre ti!
Y para seguir tenindola, oye algo de otro perro de fuego: ste habla verdaderamente
desde el corazn de la tierra.
Oro sale de su boca al respirar, y lluvia de oro: as lo quiere su corazn. Qu le importan a l la ceniza y el humo y el lgamo caliente!
La risa sale revoloteando de l como una nube multicolor; desdea el gargareo y los
escupitajos y el retortijn de tus entraas!
Pero el oro y la risa - los toma del corazn de la tierra: pues, para que lo sepas, - el corazn de la tierra es de oro.
Cuando el perro de fuego oy esto, no soport el seguir escuchndome. Avergonzado
escondi el rabo entre las piernas, dijo guau!, guau! con voz abatida y se sumergi,
arrastrndose, en su caverna. Esto es lo que Zaratustra cont. Mas sus discpulos apenas le escuchaban: tan grande
era su deseo de contarle la historia de los marineros, los conejos y el hombre volador.
Qu debo pensar de todo esto!, dijo Zaratustra. Soy yo acaso un fantasma?
Habr sido mi sombra. Habis odo ya algo del caminante y su sombra?246
Una cosa es segura: tengo que atarla corta, - pues de lo contrario perjudicar mi reputacin.
Y de nuevo movi Zaratustra la cabeza y se maravill: Qu debo pensar de todo esto!, volvi a decir.
Por qu grit el fantasma: Ya es tiempo! Ya ha llegado la hora!
De qu - ha llegado la hora? As habl Zaratustra.
238
Nietzsche recogi sin duda del folklore italiano estas ideas, las cuales se remontan probablemente a la
Antigedad. En sus viajes haba visto el Vesubio, durante su estancia en Sorrento, y tambin el Etna, cuando estuvo en Mesina (1882). En Sicilia se llama al Etna casa del diavolo.
239
En la descripcin de este extrao vuelo de Zaratustra, el narrador utiliza como marco la descripcin
de un suceso parecido que Nietzsche haba ledo en su juventud. El texto ledo por Nietzsche fue publicado
en 1833 en los Bltter von Prevorst, de Justinus Kerner, y se basaba en el diario de a bordo de un navo
ingls durante su singladura por el Mediterrneo en 1686. Sobre este aparente plagio llam ya la atencin
en 1902 el psiclogo C.G. Jung, que lo calific de criptomnesia. Es posible que tambin sean ejemplos
de criptomnesia las reminiscencias de Las mil y una noches que aparecen en esta obra; vanse las notas
281, 285 y 486.
240
Nietzsche hace realizar aqu a Zaratustra una accin parecida a la que Jess realiz alguna vez en los
Evangelios: apartarse de sus discpulos y dejarlos solos. Vase, por ejemplo, el Evangelio de Juan, 6, 15:
Jess... se retir otra vez al monte, l solo.
241
Reminiscencia evanglica. Tambin los discpulos se alegran cuando Jess se les aparece despus de
muerto. Vase el Evangelio de Juan, 20, 20: Dicho esto, les mostr las manos y el costado. Los discpulos
se alegraron de ver al Seor. Todo este captulo describe una especie de bajada de Zaratustra a los infiernos y su posterior resurreccin.
242
El perro de fuego, adems de aludir al can Cerbero, vigilante del Hades, es smbolo de la plebe; y
las explosiones y erupciones de ese perro, smbolo de las revoluciones sociales.
243
En La genealoga de la moral, Nietzsche, hablando de Buckle, se expresa en forma similar: El plebeyismo del espritu moderno, que es de procedencia inglesa, explot aqu una vez ms en su suelo natal
con la violencia de un volcn enlodado y con la elocuencia demasiado salada, chillona, vulgar, con que han
hablado hasta ahora todos los volcanes.
244
Cita de una frase ya aparecida antes. Vase, en la primera parte, De las moscas del mercado.
245
Quizs alusiones a Pompeya, la ciudad convertida en momia por la erupcin del Vesubio el ao 79
despus de Cristo, y a la columna Vendme, derribada durante la Comuna de Pars, el 16 de mayo de 1871.
246
El caminante y su sombra es el ttulo de una obra de Nietzsche, aadida posteriormente al segundo
volumen de Humano, demasiado humano. El caminante y su sombra desempea un papel importante en
la cuarta parte de esta obra; vase all La sombra.
El adivino
Y vi venir247 una gran tristeza sobre los hombres. Los mejores se cansaron de sus obras.
Una doctrina se difundi, y junto a ella corra una fe: Todo est vaco, todo es idntico, todo fue!248.
Y desde todos los cerros el eco repeta: Todo est vaco, todo es idntico, todo fue!
Sin duda nosotros hemos cosechado: mas por qu se nos han podrido todos los frutos y
se nos han ennegrecido? Qu cay de la malvada luna la ltima noche?
Intil ha sido todo el trabajo, en veneno se ha transformado nuestro vino, el mal de ojo
ha quemado nuestros campos y nuestros corazones, ponindolos amarillos.
Todos nosotros nos hemos vuelto ridos; y si cae fuego sobre nosotros, nos reduciremos a polvo, como la ceniza: - an ms, nosotros hemos cansado hasta al mismo fuego.
Todos los pozos se nos han secado, tambin el mar se ha retirado. Todos los suelos
quieren abrirse, mas la profundidad no quiere tragarnos!
Ay, dnde queda todava un mar en que poder ahogarse: as resuena nuestro lamento
- alejndose sobre cinagas planas.
En verdad, estamos demasiado cansados incluso para morir; ahora continuamos estando
en vela y sobrevivimos - en cmaras sepulcrales! As oy Zaratustra hablar a un adivino249; y su vaticinio le lleg al corazn y se lo
transform. Triste y cansado iba de un sitio para otro; y acab parecindose a aquellos de
quienes el adivino haba hablado.
En verdad, dijo a sus discpulos, de aqu a poco250 llegar ese largo crepsculo. Ay,
cmo salvar mi luz llevndola al otro lado!
Que no se me apague en medio de esta tristeza! Debe ser luz para mundos remotos e
incluso para noches remotsimas!
Contristado de este modo en su corazn iba Zaratustra de un lado para otro; y durante
tres das no tom bebida ni comida, estuvo intranquilo y perdi el habla. Por fin ocurri
que cay en un profundo sueo. Mas sus discpulos estaban sentados a su alrededor, en
Nietzsche remeda aqu la expresin con que en el Apocalipsis se inician las diferentes divisiones: Y
vi...
248
Estas palabras, que son variacin de la sentencia del Eclesiasts, l, 2: Vanidad de vanidades -dice
Qohelet-; vanidad de vanidades, todo es vanidad!, aparecen literalmente, o con modificaciones, en varios
pasajes de esta obra. Vase, en la tercera parte, De los tres males, 2. De tablas viejas y nuevas, 13, y 16. El
convaleciente, 2; y en la cuarta parte, El grito de socorro, y El saludo.
249
Los comentaristas suelen identificar a este adivino con Schopenhauer, profeta del pesimismo. Pero
esta figura alude no slo a l, sino tambin, sobre todo, a Dhring.
250
De aqu a poco: remedo de la expresin empleada por Jess en el Evangelio de Juan,14, 19: De
aqu a poco el mundo no me ver ms...
251
Este extrao sueo fue soado por Nietzsche en el verano de 1877, segn el testimonio de Reinhart
von Seydlitz. La enigmtica palabra Alpa carece an de explicacin satisfactoria. Se la sue le relacionar con
el primer verso, tambin enigmtico, del Canto VII del Infierno, en la Divina Comedia de Dante. Este primer verso dice as, en el original italiano:
Pap Satn, pap Satn, aleppe!
No son palabras pertenecientes a ninguna lengua, sino que quieren dar una idea del lenguaje de los demonios. Ledas del modo como estn escritas se parecen, por el sonido, a una expresin griega. Alpa podra
estar tambin relacionado con la palabra alemana Alp: el fantasma nocturno que, segn la leyenda popular,
se posa sobre el pecho del durmiente y produce en l sueos de angustia. De ah Alpdruck (literalmente,
presin del Alp) y Alptraum (sueo de Alp), traducido de ordinario por pesadilla.
252
Expresin evanglica para designar a Juan, discpulo predilecto de Jess. Vase el Evangelio de Juan,
13, 23: Uno de los discpulos, aquel al que l ms amaba, estaba reclinado a su derecha.
De la redencin
Un da en que Zaratustra estaba atravesando el gran puente lo rodearon los lisiados y
los mendigos253 , y un jorobado le habl as:
Mira, Zaratustra! Tambin el pueblo aprende de ti y comienza a creer en tu doctrina:
mas para que acabe de creerte del todo se necesita an una cosa - tienes que convencernos primero a nosotros los lisiados! Aqu tienes ahora una hermosa coleccin, y, en verdad, una ocasin que se puede agarrar por ms de un pelo! Puedes curar a ciegos y hacer
correr a paralticos; y a quien lleva demasiado sobre su espalda podras sin duda tambin
quitarle un poco: - ste, piensoyo, sera el modo idneo de hacer creer a los lisiados en
Zaratustra!
Mas Zaratustra replic as al que haba hablado: Si al jorobado se le quita su joroba, se
le quita su espritu - as ensea el pueblo. Y si al ciego se le dan sus ojos, ver demasiadas cosas malas en la tierra: de modo que maldecir a quien lo cur. Y el que haga correr
al paraltico le causa el mayor de todos los perjuicios: pues apenas pueda correr, sus vicios, desbocados, lo arrastran consigo - as ensea el pueblo a propsito de los lisiados.
Y por qu no iba Zaratustra a aprender tambin del pueblo, si el pueblo aprende de Zaratustra?
Mas, desde que estoy entre hombres, para m lo de menos es ver: A ste le falta un ojo,
y a aqul una oreja, y a aquel tercero la pierna, y otros hay que han perdido la lengua o la
nariz o la cabeza.
Yo veo y he visto cosas peores, y hay algunas tan horribles que no quisiera hablar de
todas, y de otras ni aun callar quisiera, a saber: seres humanos a quienes les falta todo,
excepto una cosa de la que tienen demasiado - seres humanos que no son ms que un
gran ojo, o un gran hocico, o un gran estmago, o alguna otra cosa grande, - lisiados al
revs los llamo yo.
Y cuando yo vena de mi soledad y por vez primera atravesaba este puente: no quera
dar crdito a mis ojos, miraba y miraba una y otra vez y acab por decir: Esto es una
oreja!, una sola oreja, tan grande como un hombre!. Mir mejor: y, realmente, debajo
de la oreja se mova an algo que era pequeo y msero y dbil hasta el punto de dar lstima. Y verdaderamente la monstruosa oreja se asentaba sobre una pequea varilla delgada - y la varilla era un hombre! Quien mirase con una lente podra haber reconocido an
un pequeo rostro envidioso; y tambin que en la varilla se balanceaba una hinchada almita. Y el pueblo me deca que la gran oreja era no slo un hombre, sino un gran hombre,
un genio. Mas yo jams he credo al pueblo cuando ha hablado de grandes hombres - y
mantuve mi creencia de que era un lisiado al revs, que tena muy poco de todo, y demasiado de una cosa.
Cuando Zaratustra hubo dicho esto al jorobado y a aquellos de quienes ste era portavoz y abogado volvise con profundo mal humor hacia sus discpulos y dijo:
En verdad, amigos mos, yo camino entre los hombres como entre fragmentos y
miembros de hombres!
Para mis ojos lo ms terrible es encontrar al hombre destrozado y esparcido como sobre
un campo de batalla y de matanza.
Y si mis ojos huyen desde el ahora hacia el pasado: siempre encuentran lo mismo:
fragmentos y miembros y espantosos azares - pero no hombres!
El ahora y el pasado en la tierra - ay!, amigos mos - son para m lo ms insoportable;
y no sabra vivir si no fuera yo adems un vidente de lo que tiene que venir.
Un vidente, un volente, un creador, un futuro tambin, y un puente hacia el futuro - y,
ay, incluso, por as decirlo, un lisiado junto a ese puente: todo eso es Zaratustra.
Y tambin vosotros os habis preguntado con frecuencia: Quin es para nosotros Zaratustra? Cmo lo llamaremos? Y lo mismo que yo, vosotros os habis dado preguntas
por respuesta.
Es uno que hace promesas? O uno que las cumple? Un conquistador? O un heredero? Un otoo? O la reja de un arado? Un mdico? O un convaleciente?
Es un poeta? O un hombre veraz? Un libertador? O un domeador? Un bueno? O
un malvado?256
Yo camino entre los hombres como entre los fragmentos del futuro: de aquel futuro que
yo contemplo.
Y todos mis pensamientos y deseos257 tienden a pensar y reunir en unidad lo que es
fragmento y enigma y espantoso azar.
Y cmo soportara yo ser hombre si el hombre no fuese tambin poeta y adivinador de
enigmas y el redentor del azar! Redimir a los que han pasado, y transformar todo Fue
en un As lo quise - slo eso sera para m redencin!258.
Voluntad - as se llama el libertador y el portador de alegra: esto es lo que yo os he
enseado, amigos mios! Y ahora aprended tambin esto: la voluntad misma es todava un
prisionero.
El querer hace libres: pero cmo se llama aquello que mantiene todava encadenado al
libertador?
Fue: as se llama el rechinar de dientes y la ms solitaria tribulacin de la voluntad.
Impotente contra lo que est hecho - es la voluntad un malvado espectador para todo lo
pasado.
La voluntad no puede querer hacia atrs; el que no pueda quebrantar el tiempo ni la voracidad del tiempo - sa es la ms solitaria tribulacin de la voluntad.
El querer hace libres: qu imagina el querer mismo para liberarse de su tribulacin y
burlarse de su prisin?
Ay, todo prisionero se convierte en un necio! Neciamente se redime tambin a s misma la voluntad prisionera.
Que el tiempo no camine hacia atrs es su secreta rabia. Lo que fue, fue - as se llama
la piedra que ella no puede remover.
Y as ella remueve piedras, por rabia y por mal humor, y se venga en aquello que no
siente, igual que ella, rabia y mal humor.
As la voluntad, el libertador, se ha convertido en un causante de dolor: y en todo lo que
puede sufrir vngase de no poder ella querer hacia atrs.
Esto, s, esto solo es la venganza misma: la aversin de la voluntad contra el tiempo y
su Fue.
En verdad, una gran necedad habita en nuestra voluntad; y el que esa necedad aprendiese a tener espritu se ha convertido en maldicin para todo lo humano!
El espritu de la venganza: amigos mos, sobre esto es sobre lo que mejor han reflexionado los hombres hasta ahora; y donde haba sufrimiento, all deba haber siempre castigo.
Castigo se llama a s misma, en efecto, la venganza: con una palabra embustera se
finge hipcritamente una buena conciencia.
Y como en el volente hay el sufrimiento de no poder querer hacia atrs, - por ello el
querer mismo y toda vida deban - ser castigo!
Y ahora se ha acumulado nube tras nube sobre el espritu: hasta que por fin la demencia
predic: Todo perece, por ello todo es digno de perecer!259
Y la justicia misma consiste en aquella ley del tiempo segn la cual tiene ste que devorar a sus propios hijos260: as predic la demencia.
Las cosas estn reguladas ticamente sobre la base del derecho y el castigo. Oh, dnde est la redencin del ro de las cosas y del castigo llamado Existencia? As predic
la demencia.
Puede haber redencin si existe un derecho eterno? Ay, irremovible es la piedra
`Fue': eternos tienen que ser tambin todos los castigos! As predic la demencia.
Ninguna accin puede ser aniquilada: cmo podra ser anulada por el castigo! Lo
eterno en el castigo llamado Existencia consiste en esto, en que tambin la existencia
tiene que volver a ser eternamente accin y culpa!
A no ser que la voluntad se redima al fin a s misma y el querer se convierta en noquerer-: pero vosotros conocis, hermanos mos, esta cancin de fbula de la demencia!
Yo os apart de todas esas canciones de fbula cuando os ense: La voluntad es un
creador261.
Todo Fue es un fragmento, un enigma, un espantoso azar - hasta que la voluntad creadora aada: pero yo lo quise as!
-Hasta que la voluntad creadora aada: Pero yo lo quiero as! Yo lo querr as!
Ha hablado ya ella de ese modo? Y cundo lo har? Se ha desuncido ya la voluntad
del yugo de su propia tontera?
Se ha convertido ya la voluntad para s misma en un libertador y en un portador de
alegra? Ha olvidado el espritu de venganza y todo rechinar de dientes?
Y quin le ha enseado a ella la reconciliacin con el tiempo, y algo que es superior a
toda reconciliacin?
Algo superior a toda reconciliacin tiene que querer la voluntad que es voluntad de poder - : sin embargo cmo le ocurre esto? Quin le ha enseado incluso el querer hacia
atrs?
- En este momento de su discurso ocurri que Zaratustra se detuvo de repente, y semejaba del todo alguien que estuviese aterrorizado al mximo. Con ojos horrorizados mir a
sus discpulos; sus ojos perforaban como con flechas los pensamientos de stos e incluso
los trasfondos de tales pensamientos. Mas pasado un poco de tiempo volvi ya a rer y
dijo con voz bondadosa:
Es difcil vivir con hombres, porque callar es muy difcil. Sobre todo para un charlatn262. As habl Zaratustra. El jorobado haba escuchado la conversacin y haba cubierto su
rostro al hacerlo; mas cuando oy rer a Zaratustra, alz los ojos con curiosidad y dijo
lentamente:
Por qu Zaratustra nos habla a nosotros de modo distinto que a sus discpulos?
Zaratustra respondi: Qu tiene de extrao! Con jorobados es lcito hablar de manera
jorobada!
Bien, dijo el jorobado; y con discpulos es lcito charlar de manera discipular263.
Mas por qu Zaratustra habla a sus discpulos de manera distinta - que a s mismo? 253
Nietzsche juega con la expresin volver en s (recobrar la consciencia, despertarse); tambin ellos,
quiere decirse, deben volver a (en) ti, es decir, recobrar su consciencia, despertarse, viniendo a ti.
254
En la cuarta parte, El grito de socorro, Zaratustra recordar esta comida a que aqu invita al adivino.
255
Todo este captulo es un remedo del Evangelio de Mateo, 15, 29-31, donde se describe una escena similar: Y marchndose de all Jess, vino a la ribera del mar de Galilea, y subiendo a la montaa, se sent
all. Y vinieron a l grandes muchedumbres llevando consigo cojos, ciegos, lisiados, sordomudos y otros
muchos enfermos. Y l los curaba. De suerte que los mudos hablaban, los lisiados se curaban, los cojos
andaban y los ciegos vean; y alababan al Dios de Israel.
256
Remedo de las preguntas de Jess a sus discpulos (Evangelio de Mateo, 16, 13-15), cuando les interroga sobre quin dicen las gentes que es el Hijo del hombre.
257
All mein Dichten und Trachten: Nietzsche toma esta expresin de la traduccin luterana de Gnesis, 8,
21.
258
En Ecce homo cita Nietzsche estas palabras y afirma que con ellas define su tarea con tal rigor que
no es posible equivocarse sobre el sentido: dice s hasta llegar a la justificacin, hasta llegar incluso a la
redencin de todo lo pasado.
259
Tambin Mefistfeles dice en el Fausto (versos 1338-1340): Yo soy el espritu que siempre niega!
Y con razn: pues todo lo que nace es digno de perecer. Nietzsche ha citado estas ltimas palabras ya
antes, en el captulo Del pas de la cultura.
260
Reminiscencia de la Antigedad clsica: el tiempo (Cronos) devora a sus hijos. El principio de la frase
contiene una alusin al fragmento de Anaximandro: De donde las cosas tienen su origen, hacia all tiene
lugar tambin su perecer, segn la necesidad: pues dan justicia y pago unas a otras de la injusticia segn el
orden del tiempo.
261
Vase luego, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 16. Las canciones de fbula son sin duda
las doctrinas expuestas por Schopenhauer en el libro cuarto de su obra El mundo como voluntad y representacin.
262
Vase, en esta segunda parte, De los compasivos.
263
La frase alemana aqu empleada por Nietzsche, aus der Schule schwtzen, significa en realidad: no
poder callar la boca, divulgar un secreto. El jorobado acusa a Zaratustra de no manifestar a sus discpulos
sus efectivos pensamientos.
Ellos se ponen en escena, se inventan a s mismos; en su proximidad amo yo contemplar la vida, - se me cura as la melancola.
Por ello trato con indulgencia a los vanidosos, pues son para m mdicos de mi melancola y me atan al hombre como a un espectculo.
Y adems: quin mide en el vanidoso toda la profundidad de su modestia! Yo soy bueno y compasivo con l a causa de su modestia.
De vosotros quiere l aprender a creer en s mismo; se alimenta de vuestras miradas,
devora la alabanza que llega de vuestras manos.
Cree incluso vuestras mentiras, si ments bien acerca de l: pues en lo ms hondo su corazn suspira: qu soy yo!
Y si la verdadera virtud es la que se ignora a s misma: el vanidoso ignora su modestia!
Y sta es mi tercera cordura respecto a los hombres, el no permitir a vuestro temor que
me quite el gusto de contemplar a los malvados.
Y soy feliz de ver las maravillas que un sol ardiente encoba: tigres y palmeras y serpientes de cascabel.
Tambin entre los hombres hay hermosas cras de un sol ardiente, y muchas cosas hay
dignas de ser admiradas en los malvados.
Es cierto que as como vuestros sapientsimos no me parecen tan sabios, as tambin
encontr que la maldad de los hombres est por debajo de su fama266.
Y a menudo me he preguntado, moviendo la cabeza: por qu seguir cascabeleando,
serpientes de cascabel?
En verdad, tambin para el mal hay todava un futuro! Y el sur ms ardiente no ha sido
an descubierto para el hombre.
Cuntas cosas llmanse ya ahora la peor de las maldades, que, sin embargo, slo tienen
doce pies de ancho y tres meses de duracin! Alguna vez vendrn al mundo, sin embargo,
dragones mayores.
Pues para que no le falte al superhombre su dragn, el superdragn, que sea digno de
l: para ello muchos soles ardientes tienen an que abrasar la hmeda selva virgen!
Vuestros gatos salvajes tienen primero que convertirse en tigres, y vuestros sapos venenosos, en cocodrilos: pues el buen cazador debe tener una buena caza!
Y en verdad, oh buenos y justos! Muchas cosas hay en vosotros que causan risa, y ante todo vuestro miedo de lo que hasta ahora se ha llamado demonio!
Tan extraos sois a lo grande en vuestra alma que el superhombre os resultar temible
en su bondad!
Y vosotros, sabios y sapientes, huirais de la quemadura de sol que produce la sabidura, quemadura en la que el superhombre baa con placer su desnudez!
Vosotros, los hombres supremos con que mis ojos tropezaron! sta es mi duda respecto a vosotros y mi secreto rer: apuesto a que a mi superhombre lo llamarais demonio!267.
Ay, me he cansado de estos hombres, los ms elevados y los mejores de todos: desde su
altura senta yo deseos de marchar hacia arriba, lejos, fuera, hacia el superhombre!
Un espanto se apoder de m cuando vi desnudos a estos hombres, los mejores de todos268: entonces me brotaron las alas para alejarme volando hacia futuros remotos.
Hacia futuros ms remotos, hacia sures ms meridionales que los que artista alguno
haya soado jams: hacia all donde los dioses se avergenzan de todos los vestidos!
Mas a vosotros, prjimos y semejantes, yo os quiero ver disfrazados y bien adornados,
y vanidosos, y dignos, como los buenos y justos. Y disfrazado quiero yo mismo sentarme entre vosotros, -para conoceros mal a vosotros
y a m: sta es, en efecto, mi ltima cordura respecto a los hombres.
As habl Zaratustra.
264
Y yo respond: Mi voz no ha transladado an montaas, y lo que he dicho no ha llegado a los hombres. Yo he ido sin duda a los hombres, pero todava no he llegado hasta
ellos273.
Entonces algo me habl de nuevo sin voz: Qu sabes t de eso! El roco cae sobre la
hierba cuando la noche est ms callada que nunca. Y yo respond: Ellos se burlaron de m cuando encontr mi propio camino y march
por l; y, en verdad, mis pies temblaban entonces.
Y as me dijeron: has olvidado el camino, y ahora olvidas tambin hasta el andar!
Entonces algo me habl de nuevo sin voz: Qu importa su burla! T eres uno que ha
olvidado el obedecer: ahora debes mandar!
No sabes quin es el ms necesario de todos? El que manda grandes cosas.
Realizar grandes cosas es difcil: pero ms difcil es mandarlas.
Esto es lo ms imperdonable en ti: tienes poder, y no quieres dominar. Y yo respond: Me falta la voz del len para mandar.
Entonces algo me habl de nuevo como un susurro: Las palabras ms silenciosas son
las que traen la tempestad. Pensamientos que caminan con pies de paloma dirigen el
mundo274.
Oh Zaratustra, debes caminar como una sombra de lo que tiene que venir: as mandars
y, mandando, preceders a otros. Y yo respond: Me avergenzo.
Entonces algo me habl de nuevo sin voz: Tienes que hacerte todava nio y no tener
vergenza.
El orgullo de la juventud est todava sobre ti, tarde te has hecho joven: pero el que
quiere convertirse en nio tiene que superar incluso su juventud. Y yo reflexion durante largo tiempo, y temblaba. Pero acab por decir lo que haba dicho al comienzo: No quiero.
Entonces o risas a mi alrededor. Ay, cmo esas risas me desgarraron las entraas y me
hendieron el corazn!
Y por ltima vez algo me habl: Oh Zaratustra, tus frutos estn maduros, pero t no
ests maduro para tus frutos! Por ello tienes que volver de nuevo a la soledad: pues debes
ponerte tierno an. Y de nuevo o risas que huan: entonces lo que me rodeaba qued silencioso, como con
un doble silencio. Yo yaca por el suelo, y el sudor me corra por los miembros.
-Ahora habis odo todo, y por qu tengo yo que regresar a mi soledad. No os he callado nada, amigos mos.
Pero tambin me habis odo decir quin sigue siendo el ms silencioso de todos los
hombres - y quiere serlo!
Ay, amigos mos! Yo tendra an algunas cosas que deciros, yo tendra an algunas
que daros!275 Por qu no las doy? Acaso soy avaro? Y cuando Zaratustra hubo dicho estas palabras lo asalt la violencia del dolor y la
proximidad de la separacin de sus amigos, de modo que llor sonoramente; y nadie saba consolarlo. Y durante la noche se march solo y abandon a sus amigos276.
269
Endurecer el corazn contra alguien es expresin bblica. Como tantas otras veces, Nietzsche usa en
alemn la traduccin de Lutero. Vase Deuteronomio, 15, 7: No endurezcas el corazn ni cierres la mano
a tu hermano pobre.
270
Lo que viene a continuacin es un remedo de la conversacin entre Dios y Moiss narrada en xodo,
4, 10 y ss. En ella Moiss recurre a diversos pretextos para negarse a ejecutar el mandato de Yahv; tambin aqu Zaratustra se niega a decir la palabra del eterno retorno.
271
Parfrasis de las palabras de Juan el Bautista en el Evangelio de Mateo, 3, 11: El que viene detrs de
m es ms fuerte que yo, y no merezco ni quitarle las sandalias.
272
Tercera parte de
As habl Zaratustra
Vosotros miris hacia arriba cuando deseis
elevacin. Y yo miro hacia abajo, porque estoy
elevado.
Quin de vosotros puede a la vez rer y estar
elevado?
Quien asciende a las montaas ms altas se
re de todas las tragedias, de las del teatro y de las
de la vida.
Zaratustra, Del leer y el escribir, I.
El caminante
Fue alrededor de la medianoche cuando Zaratustra emprendi su camino sobre la cresta
de la isla para llegar de madrugada a la otra orilla: pues en aquel lugar quera embarcarse.
Haba all, en efecto, una buena rada, en la cual gustaban echar el ancla incluso barcos
extranjeros; stos recogan a algunos que queran dejar las islas afortunadas y atravesar el
mar. Mientras Zaratustra iba subiendo la montaa pensaba en las muchas caminatas solitarias que haba realizado desde su juventud y en las muchas montaas y crestas y cimas
a que ha haba ascendido.
Yo soy un caminente yun escalador de montaas, deca a su corazn, no me gustan las
llanuras, y parece que no puedo estarme sentado tranquilo largo tiempo.
Y sea cual sea mi destino, sean cuales sean las vivencias que an haya yo de experimentar, - siempre habr en ello un caminar y un escalar montaas: en ltima instancia
uno no tiene vivencias ms que de s mismo277.
Pas ya el tiempo en que era lcito que a m me sobrevinieran acontecimientos casuales;
y qu podra ocurrirme todava que no fuera ya algo mo!
Lo nico que hace es retornar, por fin vuelve a casa - mi propio s-mismo y cuanto de l
estuvo largo tiempo en tierra extraa y disperso entre todas las cosas y acontecimientos
casuales.
Y una cosa ms s: me encuentro ahora ante mi ltima cumbre y ante aquello que durante ms largo tiempo me ha sido ahorrado. Ay, mi ms duro camino es el que tengo
que subir! Ay, he comenzado mi caminata ms solitaria!
Pero quien es de mi especie no se libra de semejante hora: de la hora que le dice: Slo
en este instante recorres tu camino de grandeza! Cumbre y abismo - ahora eso est fundido en una sola cosa!
Recorres tu camino de grandeza: ahora se ha convertido en tu ltimo refugio lo que
hasta el momento se llam tu ltimo peligro!
Recorres tu camino de grandeza: ahora es necesario que tu mejor valor consista en que
no quede ya ningn camino a tus espaldas!
Ay, Zaratustra, necio rico en amor, sobrebienaventurado de confianza! Pero as has sido siempre: siempre te has acercado confiado a todo lo horrible.
Has querido incluso acariciar a todos los monstruos. Un vaho de clida respiracin, un
poco de suave vello en las garras -: y enseguida estabas dispuesto a amar y a atraer.
El amor es el peligro del ms solitario, el amor a todas las cosas, con tal de que vivan!
De risa son, en verdad, mi necedad y mi modestia en el amor! As habl Zaratustra, y ri por segunda vez: entonces pens en sus amigos abandonados
-, y como si los hubiera ofendido con sus pensamientos, enojse consigo mismo a causa
de stos. Y pronto ocurri que el que rea se puso a llorar: - de clera y de anhelo llor
Zaratustra amargamente279.
277
Vase Ms all del bien y del mal, aforismo 70: Si uno tiene carcter, tiene tambin una vivencia tpica y propia, que retorna siempre.
278
Cita de xodo, 3, 8, donde de la Tierra Prometida se dice que en ella corren leche y miel.
279
Vase la nota 71.
Cada una de las cosas que pueden correr, no tendr que haber recorrido ya alguna vez
esa calle? Cada una de las cosas que pueden ocurrir, no tendr que haber ocurrido, haber
sido hecha, haber transcurrido ya alguna vez?
Y si todo ha existido ya: qu piensas t, enano, de este instante? No tendr tambin
este portn que - haber existido ya?
Y no estn todas las cosas anudadas con fuerza, de modo que este instante arrastra tras
s todas las cosas venideras? Por lo tanto - - incluso a s mismo?
Pues cada una de las cosas que pueden correr: tambin por esa larga calle hacia adelante - tiene que volver a correr una vez ms! Y esa araa que se arrastra con lentitud a la luz de la luna, y esa misma luz de la luna, y
yo y t, cuchicheando ambos junto a este portn, cuchicheando de cosas eternas - no
tenemos todos nosotros que haber existido ya?
- y venir de nuevo y correr por aquella otra calle, hacia adelante, delante de nosotros,
por esa larga, horrenda calle - no tenemos que retornar eternamente? As dije, con voz cada vez ms queda: pues tena miedo de mis propios pensamientos y
de sus trasfondos. Entonces, de repente, o aullar a un perro cerca.
Haba odo yo alguna vez aullar as a un perro? Mi pensamiento corri hacia atrs. S!
Cuando era nio, en remota infancia284:
- entonces o aullar as a un perro. Y tambin lo vi con el pelo erizado, la cabeza levantada, temblando, en la ms silenciosa medianoche, cuando incluso los perros creen en
fantasmas:
- de tal modo que me dio lstima. Pues justo en aquel momento la luna llena, con un silencio de muerte, apareci por encima de la casa, justo en aquel momento se haba detenido, un disco incandescente, - detenido sobre el techo plano, como sobre propiedad ajena: esto exasper entonces al perro: pues los perros creen en ladrones y fantasmas. Y cuando de nuevo volv a orle aullar, de nuevo volvi a darme lstima.
Adnde se haba ido ahora el enano? Y el portn? Y la araa? Y todo el cuchicheo? Haba yo soado, pues? Me haba despertado? De repente me encontr entre
peascos salvajes, solo, abandonado, en el ms desierto claro de luna.
Pero all yaca por tierra un hombre! Y all! El perro saltando, con el pelo erizado,
gimiendo, - ahora l me vea venir - y entonces aull de nuevo, grit: - haba yo odo
alguna vez a un perro gritar as pidiendo socorro?
Y, en verdad, lo que vi no lo haba visto nunca. Vi a un joven pastor retorcindose,
ahogndose, convulso, con el rostro descompuesto, de cuya boca colgaba una pesada
serpiente negra285.
Haba visto yo alguna vez tanto asco y tanto lvido espanto en un solo rostro? Sin duda
se haba dormido. Y entonces la serpiente se desliz en su garganta y se aferraba a ella
mordiendo.
Mi mano tir de la serpiente, tir y tir: - en vano! No consegu arrancarla de all. Entonces se me escap un grito: Muerde! Muerde!
Arrncale la cabeza! Muerde! - ste fue el grito que de m se escap, mi horror, mi
odio, mi nusea, mi lstima, todas mis cosas buenas y malas gritaban en m con un solo
grito. Vosotros, hombres audaces que me rodeis! Vosotros, buscadores, indagadores, y
quienquiera de vosotros que se haya lanzado con velas astutas a mares inexplorados!
Vosotros, que gozis con enigmas!
Resolvedme, pues, el enigma que yo contempl entonces, interpretadme la visin del
ms solitario!286.
Otro ttulo para este apartado, anotado por Nietzsche en sus manuscritos, fue La visin del ms solitario de los hombres. Es la primera exposicin de la idea del eterno retorno.
281
La descripcin del ascenso de Zaratustra por el sendero pedregoso, llevando sobre sus hombros el
espritu de la pesadez, guarda un extraordinario parecido con lo que, segn Las mil y una noches, le ocurri a Sindbad el marino en el quinto de sus viajes: tambin Sindbad carga sobre sus hombros a un anciano
que luego se niega a bajar de all y martiriza a su portador. Sindbad se libera de l emborrachndolo.
282
Reminiscencia de Hamlet, I, 5 (palabras de la Sombra a Hamlet): Durmiendo, pues, en mi jardn segn mi costumbre, despus del medioda, en esa hora de quietud, entr tu to furtiva mente con un pomo de
maldito veneno en las manos y lo verti en mi odo.
283
En la cuarta parte, La cancin del noctmbulo, 1, el ms feo de los hombres repitir esta frase. Ortega puso estas palabras como motto al frente del apartado VII (titulado Las valoraciones de la vida) de
su obra El tema de nuestro tiempo (Obras Completas, volumen III).
284
Una vivencia profundamente grabada en Nietzsche fue la del traslado de su familia, tras la muerte de
su padre, desde Rcken, donde Nietzsche haba nacido, a Naumburgo. El traslado se hizo un da de abril de
1850, mucho antes del amanecer. Mientras los carros cargados esperaban en el patio, un perro empez a
ladrar tristemente a la luna. Vase la descripcin de esta escena en los escritos autobiogrficos recogidos
por K. Schlechta en el tomo III de su edicin de las Obras de Nietzsche.
285
Una escena similar aparece en Las mil y una noches en el sptimo viaje de Sindbad el marino. En Las
mil y una noches es la serpiente la que llevaba en la boca a un hombre, al que se haba tragado hasta el
ombligo. Sindbad golpea la cabeza de la serpiente con su vara de oro y la serpiente vomita al hombre.
286
Recurdese lo dicho en la nota 280 sobre el proyectado ttulo de este captulo.
287
El que ha de venir, el que viene detrs de m es expresin evanglica aplicada por Juan el Bautista a Jess; vase Evangelio de Mateo, 3, 11: El que viene detrs de m es ms fuerte que yo, y yo no merezco ni quitarle las sandalias.
288
Vase, en esta tercera parte, El convaleciente, 2.
Pues lo que de felicidad se encuentra an en camino entre el cielo y la tierra, eso bscase como asilo un alma luminosa: a causa de la felicidad se ha vuelto toda luz ms silenciosa ahora.
Oh tarde de mi vida! En otro tiempo tambin mi felicidad descendi al valle para buscarse un asilo: all encontr esas almas abiertas y hospitalarias
Oh tarde de mi vida! Qu no he entregado yo a cambio de tener una sola cosa: este
viviente plantel de mis pensamientos y esta luz matinal de mi ms alta esperanza!
Compaeros de viaje busc en otro tiempo el creador, e hijos de su esperanza: y ocurri
que no pudo encontrarlos, a no ser que l mismo los crease.
As estoy en medio de mi obra, yendo hacia mis hijos y volviendo de ellos: por amor a
sus hijos tiene Zaratustra que consumarse a s mismo.
Pues radicalmente se ama tan slo al propio hijo291 y a la propia obra; y donde existe
gran amor a s mismo, all hay seal de embarazo: esto es lo que he encontrado.
Todava verdean mis hijos en su primera primavera, unos junto a otros y agitados por
vientos comunes, rboles de mi jardn y de mi mejor tierra.
Y en verdad!, donde se apian tales rboles, all existen islas afortunadas!
Pero alguna vez quiero trasplantarlos y ponerlos separados unos de otros: para que cada
uno aprenda soledad, y tenacidad, y cautela.
Nudoso y retorcido y con flexible dureza deber estar entonces para m junto al mar, faro viviente de vida invencible.
All donde las tempestades se precipitan en el mar y la trompa de las montaas bebe
agua, all debe realizar cada uno alguna vez sus guardias de da y de noche, para su examen y conocimiento.
Conocido y examinado debe ser, para que se sepa si es de mi especie y de mi procedencia, - si es seor de una voluntad larga, callado aun cuando habla, y de tal modo dispuesto
a dar, que al dar tome. - para que algn da llegue a ser mi compaero de viaje y concree y concelebre las fiestas junto con Zaratustra292 -: alguien que me escriba mi voluntad en mis tablas: para ms
plena consumacin de todas las cosas.
Y por amor a l y a su igual tengo yo mismo que consumarme a m: por ello me aparto
ahora de mi felicidad y me ofrezco a toda infelicidad - para mi ltimo examen y mi ltimo conocimiento.
Y en verdad era llegado el tiempo de irme; y la sombra del caminante y el instante ms
largo y la hora ms silenciosa - todos me decan: Ya ha llegado la hora!293
El viento me soplaba por el agujero de la cerradura y deca: Ven! La puerta se me
abra arteramente y deca: Ve!
Mas yo yaca encadenado al amor de mis hijos: el ansia me tenda esos lazos, el ansia
de amor, de llegar a ser presa de mis hijos y perderme en ellos.
Ansiar - esto significa ya para m: haberme perdido. Yo os tengo, hijos mos! En este
tener, todo tiene que ser seguridad y nada tiene que ser ansiar.
Pero encobndome yaca sobre m el sol de mi amor, en su propio jugo cocase Zaratustra, - entonces sombras y dudas se alejaron volando por encima de m.
De fro e invierno senta yo ya deseos: Oh, que el fro y el invierno vuelvan a hacerme crujir y chirriar!, suspiraba yo: - entonces se levantaron de m nieblas glaciales.
Mi pasado rompi sus sepulcros, ms de un dolor enterrado vivo se despert -: tan slo
se haba adormecido, oculto en sudarios.
As me gritaron todas las cosas por signos: Ya es tiempo! Mas yo - no oa: hasta que
por fin mi abismo se movi y mi pensamiento me mordi.
Ay, pensamiento abismal, que eres mi pensamiento! Cundo encontrar la fuerza para
orte cavar, y no temblar yo ya?
Hasta el cuello me suben los latidos del corazn cuando te oigo cavar! Tu silencio
quiere estrangularme, t abismalmente silencioso!
Todava no me he atrevido nunca a llamarte arriba: ya es bastante que conmigo - te
haya yo llevado! An no era yo bastante fuerte para la ltima arrogancia y petulancia del
len.
Bastante terrible ha sida ya siempre para m tu pesadez: mas alguna vez debo encontrar
la fuerza y la voz del len, que te llame arriba!
Cuando yo haya superado esto, entonces quiero superar algo todava mayor; y una victoria ser el sello de mi consumacin! Entretanto vago todava por mares inciertos; el azar me adula, el azar de lengua lisa;
hacia adelante y hacia atrs miro -, an no veo final alguno.
Todava no me ha llegado la hora de mi ltima lucha -, o acaso me llega en este momento? En verdad, con prfida belleza me contemplan el mar y la vida que me rodean!
Oh tarde de mi vida! Oh felicidad antes del anochecer! Oh puerto en alta mar! Oh
paz en la incertidumbre! Cmo desconfo de todos vosotros!
En verdad, desconfo de vuestra prfida belleza! Me parezco al amante, que desconfa
de la sonrisa demasiado aterciopelada.
As como el celoso rechaza lejos de s a la ms amada, siendo tierno incluso en su dureza -, as rechazo yo lejos de m esta hora bienaventurada.
Aljate, hora bienaventurada! Contigo me lleg una bienaventuranza no querida! Dispuesto a mi dolor ms profundo me encuentro aqu: - a destiempo has venido!
Aljate, hora bienaventurada! Es mejor que busques asilo all -entre mis hijos! Apresrate!, y bendcelos con mi felicidad antes del anochecer!
Ya se aproxima el anochecer: el sol se pone. Vete - felicidad ma! As habl Zaratustra, y aguard a su infelicidad durante toda la noche: mas aguard en
vano. La noche permaneci clara y silenciosa, y la felicidad misma se le fue acercando
cada vez ms. Hacia la maana Zaratustra ri a su corazn y dijo burlonamente: La felicidad corre detrs de m. Esto se debe a que yo no corro detrs de las mujeres. Pero la
felicidad es una mujer.
289
Otro ttulo previsto por Nietzsche, en sus manuscritos para este apartado era Hacia alta mar.
Vase, en la primera parte, Del arbol de la montaa, y De la virtud que hace regalos.
291
Primera alusin a los que Zaratustra llama sus hijos y que sern el objeto de su gran anhelo en la
cuarta parte. Vase El saludo.
292
En el Prlogo de Zaratustra, 9, aparecen idnticas calificaciones aplicadas a los hombres deseados
por Zaratustra como compaeros.
293
Esta expresin ya ha aparecido en la segunda parte, De grandes acontecimientos, y volver a aparecer
en la cuarta parte, El grito de socorro, y A medioda.
290
Oh, cmo no iba yo a adivinar todos los pudores de tu alma! Antes del sol has venido
a m t, el ms solitario de todos!
Somos amigos desde el comienzo: comunes nos son la tristura y la pavura y la hondura295; hasta el sol nos es comn.
No hablamos entre nosotros, pues sabemos demasiadas cosas -: callamos juntos, sonremos juntos a nuestro saber.
No eres t acaso la luz para mi fuego? No tienes t el alma gemela de mi conocimiento?
Juntos aprendimos todo; juntos aprendimos a ascender por encima de nosotros hacia
nosotros mismos, y a sonrer sin nubes: - a sonrer sin nubes hacia abajo, desde ojos luminosos y desde una remota lejana,
mientras debajo de nosotros la coaccin y la finalidad y la culpa exhalan vapores como si
fuesen lluvia.
Y cuando yo caminaba solo: de quin tena hambre mi alma por las noches y en los
senderos errados? Y cuando yo suba montaas, a quin buscaba siempre en las montaas sino a ti?
Y todo mi caminar y subir montaas: una necesidad era tan slo, y un recurso del desvalido: - volar es lo nico que mi entera voluntad quiere, volar dentro de ti!
Y a quin odiaba yo ms que a las nubes pasajeras y a todas las cosas que te manchan?
Y hasta a mi propio odio odiaba yo, porque te manchaba!
Estoy enojado con las nubes pasajeras, con esos gatos de presa que furtivamente se deslizan: nos quitan a ti y a m lo que nos es comn, - el inmenso e ilimitado decir s y amn.
Estamos enojados con esas mediadoras y entrometidas, las nubes pasajeras: mitad de
esto mitad de aquello, que no han aprendido a bendecir ni a maldecir a fondo.
Prefiero estar sentado en el tonel bajo un cielo cubierto, prefiero estar sentado sin cielo
en el abismo, que verte a ti, cielo de luz, manchado con nubes pasajeras!
Y a menudo he sentido deseos de sujetarlas con los dentados alambres ureos del rayo,
y golpear los timbales, como el trueno, sobre su panza de caldera: - ser un encolerizado timbalero, porque me roban tu s! y amn!, cielo por encima de
m, t puro! Luminoso! Abismo de luz! - porque te roban mi s! y amn!
Pues prefiero el ruido y el trueno y las maldiciones del mal tiempo a esta circunspecta y
dubitante quietud gatuna; y tambin entre los hombres, a los que ms odio es a todos los
que andan sin ruido, y a todos los medias tintas, y a los que son como dubitantes e indecisas nubes pasajeras.
Y el que no pueda bendecir, debe aprender a maldecir!296. - esta luminosa enseanza me cay de un cielo luminoso, esta estrella brilla en mi cielo hasta en las noches negras.
Mas yo soy uno que bendice y que dice s, con tal de que t ests a mi alrededor, t puro!, luminoso!, t abismo de luz! - a todos los abismos llevo yo entonces, como una
bendicin, mi decir s.
Me he convertido en uno que bendice y que dice s, y he luchado durante largo tiempo,
y fui un luchador, a fin de tener un da las manos libres para bendecir.
Pero sta es mi bendicin: estar yo sobre cada cosa como su cielo propio, como su techo redondo, su campana azur y su eterna seguridad: bienaventurado quien as bendice!
Pues todas las cosas estn bautizadas en el manantial de la eternidad y ms all del bien
y del mal; el bien y el mal mismos no son ms que sombras intermedias y hmedas tribulaciones y nubes pasajeras.
En verdad, una bendicin es, y no una blasfemia, el que yo ensee: Sobre todas las cosas est el cielo Azar, el cielo Inocencia, el cielo Casualidad y el cielo Arrogancia.
Respecto a este captulo quiz tenga inters citar el siguiente texto de Freud: No puede hacrseme
responsable de la monotona de las soluciones psicoanalticas si ahora afirmo que el sol no es, nuevamente,
ms que un smbolo sublimado del padre. El simbolismo se sobrepone aqu al gnero gramatical, por lo
menos en alemn, pues en la mayora de los dems idiomas el sol es de gnero masculino. Su compaera en
este reflejo de la pareja parental es la generalmente llamada madre tierra. En la solucin psicoanaltica de
las fantasas patgenas de sujetos neurticos hallamos constantemente comprobada esta interpretacin.
Slo una observacin dedicaremos a su relacin con los mitos csmicos. Uno de mis pacientes, que haba
perdido tempranamente a su padre e intentaba volver a encontrarlo en todos los elementos grandes y sublimes de la naturaleza, me hizo vislumbrar que el himno de Nietzsche Antes de la salida del sol daba expresin a igual nostalgia. Y Freud aade en nota: Tampoco Nietzsche conoci de nio a su padre. Vase
Freud, Observaciones psicoanalticas sobre un caso de paranoia (dementia paranoides) autobiogrficamente descrito, en Obras Completas (Biblioteca Nueva, Madrid, 1968, 11, p. 772).
295
La traduccin la tristura y la pavura y la hondura pretende reflejar de alguna manera la aliteracin
existente en el original alemn: Gram und Grauen und Grund.
296
Vase el aforismo 181 de Ms all del bien y del mal: Es inhumano bendecir cuando se nos ha maldecido.
297
De casualidad: Von Ohngefhr, en alemn. La partcula von, significativa de ascendencia aristocrtica
cuando precede al apellido, permite a Nietzsche decir que sta (la casualidad, el azar) es la ms vieja aristocracia del mundo.
298
El tema de la levadura es de procedencia evanglica. Vase el Evangelio de Mateo, 13, 33 (parbola
de la levadura): Semejante es el reino de Dios a la levadura que meti una mujer en medio quintal de
harina; todo acab por fermentar.
299
Aqu es el cielo la mesa sobre la que Zaratustra juega a los dados con los dioses; ms adelante lo ser
la tierra; vase, en esta tercera parte, Los siete sellos, 3.
300
Aqu emergen aislados dos versos pertenecientes a la poesa que aparecer luego en La otra cancin
del baile, y que ser glosada en la cuarta parte, La cancin del noctmbulo.
De la virtud empequeecedora301
1
Cuando Zaratustra estuvo de nuevo en tierra firme no march derechamente a su montaa y a su caverna, sino que hizo muchos caminos y preguntas y se inform de esto y de
lo otro, de modo que, bromeando, deca de s mismo: He aqu un ro que con numerosas curvas refluye hacia la fuente! Pues quera enterarse de lo que entretanto haba ocurrido con el hombre: si se haba vuelto ms grande o ms pequeo. Y en una ocasin vio
una fila de casas nuevas; entonces se maravill y dijo:
Qu significan esas casas? En verdad, ningn alma grande las ha colocado ah como
smbolo de s misma!
Las sac acaso un nio idiota de su caja de juguetes? Ojal otro nio vuelva a meterlas en su caja!
Y esas habitaciones y cuartos: pueden salir y entrar ah varones? Parcenme hechas
para muecas de seda; o para gatos golosos, que tambin permiten sin duda que se los
golosinee a ellos.
Y Zaratustra se detuvo y reflexion. Finalmente dijo turbado: Todo se ha vuelto ms
pequeo!
Por todas partes veo puertas ms bajas: quien es de mi especie puede pasar todava por
ellas sin duda - pero tiene que agacharse!
Oh, cundo regresar a mi patria, donde ya no tengo que agacharme - dnde ya no tengo que agacharme ante los pequeos! - Y Zaratustra suspir y mir a la lejana. Y aquel mismo da pronunci su discurso sobre la virtud empequeecedora.
2
Yo camino a travs de este pueblo y mantengo abiertos mis ojos: no me perdonan que
no est envidioso de sus virtudes.
Tratan de morderme porque les digo: para gentes pequeas son necesarias virtudes pequeas - y porque me resulta duro que sean necesarias gentes pequeas!
Todava me parezco aqu al gallo cado en corral ajeno, al que picotean incluso las gallinas; sin embargo, no por ello me enfado yo con estas gallinas.
Soy corts con ellas, como con toda molestia pequea; ser espinoso con lo pequeo parceme una sabidura de erizos.
Todos ellos hablan de m cuando por las noches estn sentados en torno al fuego hablan de m, mas nadie piensa - en m!
ste es el nuevo silencio que he aprendido: su ruido a mi alrededor extiende un manto
sobre mis pensamientos.
Meten ruido entre ellos: Qu quiere de nosotros esa nube sombra? Cuidemos de que
no nos traiga una peste!
Y hace poco una mujer atrajo a s violentamente a su hijo, que quera venir a m: Llevaos los nios!, grit; esos ojos chamuscan las almas infantiles302.
Tosen cuando yo hablo: creen que toser es un argumento contra vientos poderosos - no
adivinan nada del rugir de mi felicidad!
Todava no tenemos tiempo para Zaratustra - esto es lo que objetan; pero qu importa un tiempo que no tiene tiempo para Zaratustra?
Y hasta cuando me alaban: cmo podra yo adormecerme sobre su alabanza? Un cinturn de espinas es para m su alabanza: me araa todava despus de haberlo apartado de
m.
Y tambin he aprendido esto entre ellos: el que alaba se imagina que restituye algo, pero en verdad quiere recibir ms regalos!
Preguntad a mi pie si le agrada la forma de alabar y de atraer de ellos! En verdad, a ese
ritmo y a ese tictac no le gusta a mi pie ni bailar ni estar quieto.
Hacia la virtud pequea quisieran atraerme y elogirmela; hacia el tictac de la felicidad
pequea quisieran persuadir a mi pie.
Camino a travs de este pueblo y mantengo abiertos los ojos: se han vuelto ms pequeos y se vuelven cada vez ms pequeos: - y esto se debe a su doctrina acerca de la felicidad y la virtud.
En efecto, tambin en la virtud son modestos - pues quieren comodidad. Pero con la
comodidad no se aviene ms que la virtud modesta.
Sin duda ellos aprenden tambin, a su manera, a caminar y a marchar hacia adelante: a
esto lo llamo yo su renquear -. Con ello se convierten en obstculos para todo el que tiene prisa.
Y algunos de ellos marchan hacia adelante y, al hacerlo, miran hacia atrs, con la nuca
rgida303: a stos me gusta atropellarlos.
Pies y ojos no deben mentirse ni desmentirse mutuamente. Pero hay demasiada mentira
entre las gentes pequeas. Algunos de ellos quieren, pero la mayor parte nicamente son
queridos304. Algunos de ellos son autnticos, pero la mayora son malos comediantes.
Hay entre ellos comediantes sin saberlo y comediantes sin quererlo -, los autnticos son
siempre raros, y en especial los comediantes autnticos.
Hay aqu pocos varones: por ello se masculinizan sus mujeres. Pues slo quien es bastante varn - redimir en la mujer - a la mujer.
Y la hipocresa que peor me pareci entre ellos fue sta: que tambin los que mandan
fingen hipcritamente tener las virtudes de quienes sirven.
Yo sirvo, t sirves, nosotros servimos - as reza aqu tambin la hipocresa de los que
dominan, - y ay cuando el primer seor es tan slo el primer servidorl305
Ay, tambin en sus hipocresas se extravi volando la curiosidad de mis ojos; y bien
adivin yo toda su felicidad de moscas y su zumbar en torno a soleados cristales de ventanas.
Cuanta bondad veo, esa misma debilidad veo. Cuanta justicia y compasin veo, esa
misma debilidad veo.
Redondos, justos y bondadosos son unos con otros, as como son redondos, justos y
bondadosos los granitos de arena con los granitos de arena.
Abrazar modestamente una pequea felicidad - a esto lo llaman ellos resignacin!
Y, al hacerlo, ya bizquean con modestia hacia una pequea felicidad nueva.
En el fondo lo que ms quieren es simplemente una cosa: que nadie les haga dao. As
son deferentes con todo el mundo y le hacen bien.
Pero esto es cobarda: aunque se llame virtud. Y cuando alguna vez estas pequeas gentes hablan con aspereza: yo escucho all tan slo su ronquera, - cualquier corriente de aire, en efecto, los pone roncos.
Son listos, sus virtudes tienen dedos listos. Pero les faltan los puos, sus dedos no saben
esconderse detrs de puos.
Virtud es para ellos lo que vuelve modesto y manso: con ello han convertido al lobo en
perro, y al hombre mismo en el mejor animal domstico del hombre.
Nosotros ponemos nuestra silla en el medio - esto me dice su sonrisa complacida - y a
igual distancia de los gladiadores moribundos que de las cerdas satisfechas.
Pero esto es - mediocridad: aunque se llame moderacin. 3
Yo camino a travs de este pueblo y dejo caer algunas palabras: mas ellos no saben ni
tomar ni conservar.
Se extraan de que yo no haya venido a306 censurar placeres ni vicios; y en verdad,
tampoco he venido a poner en guardia contra los carteristas!
Se extraan de que no est dispuesto a hacer an ms avisada y aguda su listeza: como
si ellos no tuvieran ya suficiente nmero de listos, cuya voz rechina a mis odos igual que
los pizarrines!
Y cuando yo clamo: Maldecid a todos los demonios cobardes que hay en vosotros, a
los que les gustara gimotear y juntar las manos y adorar307: entonces ellos claman: Zaratustra es ateo308.
Y en especial claman as sus maestros de resignacin -; mas precisamente a stos me
gusta gritarles al odo: S! Yo soy Zaratustra el ateo!
Estos maestros de resignacin! En todas partes en donde hay algo pequeo y enfermo
y tioso se deslizan ellos, igual que piojos; y slo mi asco me impide aplastarlos.
Bien! ste es mi sermn para sus odos: yo soy Zaratustra el ateo, el que dice quin
es ms ateo que yo, para disfrutar de su enseanza?309.
Yo soy Zaratustra el ateo: dnde encuentro a mis iguales? Y mis iguales son todos
aquellos que se dan a s mismos su propia voluntad y apartan de s toda resignacin310.
Yo soy Zaratustra el ateo: yo me cuezo en mi puchero cualquier azar. Y slo cuando est all completamente cocido, le doy la bienvenida, como alimento mo.
Y en verdad, ms de un azar lleg hasta m con aire seorial: pero ms seorialmente
an le habl mi voluntad, - y entonces se puso de rodillas implorando - implorando para encontrar en m un asilo y un corazn, y diciendo halagadoramente:
Mira, oh Zaratustra, cmo slo el amigo viene al amigo! Sin embargo, para qu hablar si nadie tiene mis odos! Y por eso quiero clamar a todos
los vientos:
Vosotros os volvis cada vez ms pequeos, gentes pequeas! Vosotros os hacis migajas, oh cmodos! Vosotros vais a la ruina - a causa de vuestras muchas pequeas virtudes, a causa de vuestras muchas pequeas
omisiones, a causa de vuestras muchas pequeas resignaciones!
Demasiado indulgente, demasiado condescendiente: as es vuestro terreno! Mas para
volverse grande, un rbol ha de echar duras races en torno a rocas duras!
Tambin lo que vosotros omits teje en el tejido de todo el futuro humano; tambin
vuestra nada es una telaraa y una araa que vive de sangre del futuro.
Y cuando vosotros tomis algo, eso es como un hurto, vosotros pequeos virtuosos;
mas incluso entre bribones dice el honor: Se debe hurtar tan slo cuando no se puede
robar.
Se da - sta es tambin una doctrina de la resignacin. Pero yo os digo a vosotros los
cmodos: se toma, y se tomar cada vez ms de vosotros!
Ay, ojal alejaseis de vosotros todo querer a medias y os volvieseis decididos tanto para la pereza como para la accin!
Ay, ojal entendieseis mi palabra: Haced siempre lo que queris, - pero sed primero
de aquellos que pueden querer! Amad siempre a vuestros prjimos igual que a vosotros, - pero sed primero de aquellos que a s mismos se aman311 - que aman con el gran amor, que aman con el gran desprecio! As habla Zaratustra el
ateo. Mas para qu hablar si nadie tiene mis odos! Aqu es todava una hora demasiado
temprana para m.
Mi propio precursor soy yo en medio de este pueblo, mi propio canto del gallo a travs
de oscuras callejuelas.
Pero la hora de ellos llega! Y llega tambin la ma! De hora en hora se vuelven ms
pequeos, ms pobres, ms estriles, - pobre vegetacin!, pobre terreno!
Y pronto estarn ante m como hierba seca y como rastrojo, y, en verdad, cansados de s
mismos - y, an ms que de agua, sedientos de fuego!
Oh hora bendita del rayo! Oh misterio antes del medioda! - En fuegos que se propagan voy a convertirlos todava alguna vez, y en mensajeros con lenguas de fuego312: - ellos deben anunciar alguna vez con lenguas de fuego: Llega, est prximo el gran
medioda!313.
As habl Zaratustra.
301
Otro ttulo anotado por Nietzsche para este apartado era Del empequeecimiento de s mismo.
Alusin a la escena evanglica en que las madres acercan a Jess unos nios para que les imponga las
manos y rece por ellos; vase Evangelio de Mateo, 19, 13. Aqu, por el contrario, los apartan de Zaratustra
a fin de que ste no les cause dao.
303
Imagen bblica de la mujer de Lot al huir del incendio de Sodoma; vase Gnesis, 19, 26.
304
La expresin son queridos (werden gewollt) no significa son amados, sino: son conducidos por
una voluntad ajena a la suya. Es decir: no son sujeto de una voluntad propia, sino objeto de una voluntad
ajena. Zaratustra repite este mismo pensamiento ms tarde, en De tablas viejas y nuevas, 16.
305
Alusin a la conocida frase de Federico II de Prusia: Un prncipe es el primer servidor y el primer
magistrado del Estado.
306
Yo no he venido a... es frase empleada por Jess y repetida numerosas veces en los Evangelios.
307
Vase, en esta tercera parte, De los apstatas, 2.
308
Vase la nota 28.
309
En la cuarta parte, Jubilado, Zaratustra discutir con el papa jubilado sobre cual de ellos dos es ms
ateo.
310
Parfrasis, con inversin del sentido, del Evangelio de Mateo, 12, 50: Pues todo el que cumple la voluntad de mi Padre celestial, se es mi hermano, mi hermana y mi madre.
311
Parfrasis de Evangelio de Mateo, 22, 39: Amars a tu prjimo como a ti mismo. Segn la Biblia,
ste es el segundo mandamiento. Y el primero es: Amars al Seor, tu Dios, con todo co razn, con
toda tu alma y con toda su mente. Zaratustra, conservando el segundo mandamiento, invierte el primero, que para l dice: Te amars a ti mismo.
312
Reminiscencia bblica: vase Isaas, 5,24: Por eso, como la lengua de fuego devora un rastrojo, y la
hierba seca inflamada se desploma...
313
Vase la nota 137.
302
Es preferible dar un poco diente con diente que adorar dolos! - as lo quiere mi modo
de ser. Y soy especialmente hostil a todos los ardorosos, humeantes y enmohecidos dolos del fuego.
A quien yo amo, lo amo mejor en el invierno que en el verano; y ahora me burlo de mis
enemigos, y lo hago ms cordialmente desde que el invierno se ha asentado en mi casa.
Cordialmente en verdad, incluso cuando me arrastro a la cama -: all contina riendo y
gallardeando mi encogida felicidad; incluso mis sueos embusteros se ren.
Yo uno - que se arrastra? Jams me he arrastrado en mi vida ante los poderosos; y si
alguna vez ment, ment por amor. Por ello estoy contento incluso en la cama de invierno.
Una cama sencilla me calienta ms que una cama rica, pues estoy celoso de mi pobreza.
Y en invierno es cuando ella ms fiel me es.
Con una maldad comienzo cada da, con un bao fro me burlo del invierno: eso hace
gruir a mi severo amigo de casa. Tambin me gusta hacerle cosquillas con una velita de
cera: para que permita por fin que el cielo salga de un crepsculo ceniciento.
Especialmente maligno soy, ciertamente, por la maana: a una hora temprana, cuando
el cubo rechina en el pozo y los caballos relinchan por las grises callejas: aguardo impaciente a que acabe de levantarse el cielo luminoso, el cielo invernal de
barbas de nieve, el anciano de blanca cabeza, - el cielo invernal, callado, que a menudo guarda en secreto incluso su sol!
Acaso de l he aprendido yo el prolongado y luminoso callar? O lo ha aprendido l
de m? O acaso cada uno de nosotros lo ha inventado por s solo?
El origen de todas las cosas buenas es de mil formas diferentes, - todas las cosas buenas
y petulantes saltan de placer a la existencia: cmo iban a hacerlo tan slo - una sola vez!
Una cosa buena y petulante es tambin el largo silencio y el mirar, lo mismo que el cielo invernal, desde un rostro luminoso de ojos redondos: - como l, guardar en secreto el propio sol y la propia indmita voluntad solar: en verdad, ese arte y esa invernal petulancia los he aprendido bien!
Mi maldad y mi arte ms queridos estn en que mi silencio haya aprendido a no delatarse por el callar.
Haciendo ruido con palabras y con dados consigo yo engaar a mis solemnes guardianes: a todos esos severos espas deben escabullrseles mi voluntad y mi finalidad.
Para que nadie hunda su mirada en mi fondo y en mi voluntad ltima, - para ello me he
inventado el prolongado y luminoso callar.
As he encontrado a ms de una persona inteligente: se cubra el rostro con velos y enturbiaba su agua para que nadie pudiera verla a travs de aqullos y hacia abajo de sta.
Pero cabalmente a l acudan hombres desconfiados y cascanueces an ms inteligentes: cabalmente a l le pescaban su pez ms escondido!
Pero los luminosos, los bravos, los transparentes - sos son para m los ms inteligentes
de todos los que callan: su fondo es tan profundo que ni siquiera el agua ms clara - lo
traiciona. T silencioso cielo invernal de barbas de nieve, t cabeza blanca de redondos ojos por
encima de m! Oh t smbolo celeste de mi alma y de su petulancia!
Y no tengo que esconderme, como alguien que ha tragado oro, - para que no me abran
con un cuchillo el alma?
No tengo que llevar zancos, para que no vean mis largas piernas, - todos esos envidiosos y apenados que me rodean?
Esas almas sahumadas, caldeadas, consumidas, verdinosas, amargadas - cmo podra
su envidia soportar mi felicidad!
Por ello les enseo tan slo el hielo y el invierno sobre mis cumbres - y no que mi
montaa se cie tambin en torno a s todos los cinturones del sol!
Ellos oyen silbar tan slo mis tempestades invernales: y no que yo navego tambin por
mares clidos, como lo hacen los anhelosos, graves, ardientes vientos del sur.
Ellos continan sintiendo lstima de mis reveses y de mis azares: - pero mi palabra dice: Dejad venir a m el azar: es inocente, como un nio pequeo!315.
Cmo podran ellos soportar mi felicidad si yo no colocara en torno a ella reveses, y
miserias invernales, y gorras de oso blanco, y velos de cielo nevoso!
- si yo no tuviera lstima aun de su compasin: de la compasin de esos envidiosos y
apenados!
- si yo mismo no suspirase y temblase de fro ante ellos, y no me dejase envolver pacientemente en su misericordia! sta es la sabia petulancia y la sabia benevolencia de mi
alma, el no ocultar su invierno ni sus tempestades de fro; tampoco oculta sus sabaones.
La soledad de uno es la huida propia del enfermo; la soledad de otro, la huida de los enfermos.
Que me oigan crujir y sollozar, a causa del fro del invierno, todos esos pobres y bizcos bribones que me rodean! Con tales suspiros y crujidos huyo incluso de sus cuartos
caldeados.
Que me compadezcan y sollocen conmigo a causa de mis sabaones: En el hielo del
conocimiento l nos helar incluso a nosotros! - as se lamentan.
Entretanto yo corro con pies calientes de un lado para otro en mi monte de los olivos:
en el rincn soleado de mi monte de los olivos yo canto y me burlo de toda compasin. As cant Zaratustra.
314
Otro ttulo anotado por Nietzsche en sus manuscritos para este apartado era La cancin del invierno.
El monte de los olivos es ciertamente expresin evanglica (Evangelio de Mateo, 26, 30). Mas aqu no
aparece la angustia de Jess en la noche anterior a su pasin. Por el contrario, su monte de los olivos le
ofrece a Zaratustra un rincn soleado donde se re del invierno. La escena evanglica del monte de los
olivos tiene propiamente su correspondencia en el captulo titulado La ms silenciosa de todas las horas.
315
Remedo del Evangelio de Mateo, 19,14: Dejad que los nios vengan a m.
No oyes cmo aqu el espritu se ha transformado en un juego de palabras? Una repugnante enjuagadura de palabras vomita el espritu! - Y hacen hasta peridicos con esa
enjuagadura de palabras!
Se provocan unos a otros, y no saben a qu. Se acaloran unos con otros, y no saben para
qu. Cencerrean con su hojalata, tintinean con su oro.
Son fros y buscan calor en los aguardientes; estn acalorados y buscan frescura en espritus congelados; todos ellos estn enfermizos y calenturientos de opiniones pblicas.
Todos los placeres y todos los vicios tienen aqu su casa; pero tambin hay virtuosos
aqu, hay mucha virtud obsequiosa y asalariada: Mucha virtud obsequiosa, con dedos de escribano y con un trasero duro a fuerza de
aguardar, bendecida con pequeas estrellas para el pecho y con hijitas rellenadas de paja
y carentes de culo.
Tambin hay aqu mucha piedad, y mucho crdulo servilismo, y mucho adulador pasteleo ante el dios de los ejrcitos 318.
De arriba es de donde gotean, en efecto, la estrella y el esputo benigno; hacia arriba
se levanta anheloso todo pecho sin estrellas319.
La luna tiene su corte, y la corte tiene sus imbciles: mas a todo lo que viene de la corte
le imploran el pueblo de mendigos y toda obsequiosa virtud de pordioseros.
Yo sirvo, t sirves, nosotros servimos320 - as eleva sus plegarias al prncipe toda virtud obsequiosa: para que la merecida estrella se prenda por fin al estrecho trax!
Mas la luna contina girando en torno a todo lo terreno: as contina girando tambin el
prncipe en torno a lo ms terreno de todo -: y eso es el oro de los tenderos.
El dios de los ejrcitos no es el dios de las barras de oro; el prncipe propone pero el
tendero - dispone!
Por todo lo que en ti es luminoso, y fuerte, y bueno, oh Zaratustra! Escupe a esta ciudad de tenderos y date la vuelta!
Aqu toda sangre corre perezosa y floja y espumosa por todas las venas: escupe a la
gran ciudad, que es el gran vertedero donde espumea junta toda la escoria!
Escupe a la ciudad de las almas aplastadas y de los pechos estrechos, de los ojos afilados, de los dedos viscosos - a la ciudad de los importunos, de los desvergonzados, de los escritorzuelos y vocingleros, de los ambiciosos sobrerecalentados: - en donde todo lo podrido, desacreditado, lascivo, sombro, superputrefacto, ulcerado,
conjurado supura todo junto: - escupe a la gran ciudad y date la vuelta! - Pero aqu Zaratustra interrumpi al necio cubierto de espumarajos y le tap la boca.
Acaba de una vez!, grit Zaratustra, hace ya tiempo que tus palabras y tus modales
me producen nuseas!
Por qu has habitado durante tanto tiempo en la cinaga, hasta el punto de que t mismo tuviste que convertirte en rana y en sapo?
No corre incluso por tus venas una perezosa y espumosa sangre de cinaga, de modo
que tambin t has aprendido a croar y a blasfemar as?
Por qu no te has marchado t al bosque? O has arado la tierra? No est acaso el
mar lleno de verdes islas?
Yo desprecio tu despreciar; y puesto que me has advertido a m, - por qu no te advertiste a ti?
Slo del amor deben salir volando mi despreciar y mi pjaro amonestador: pero no de
la cinaga! -
Te llaman mi mono, necio cubierto de espumarajos: mas yo te llamo mi cerdo grun, con tu gruido me estropeas incluso mi elogio de la necedad.
Qu fue, pues, lo que te llev a gruir? El que nadie te haya adulado bastante: - por
eso te pusiste junto a esta inmundicia, para tener motivo de gruir mucho, - para tener motivo de vengarte mucho! Venganza, en efecto, necio vanidoso, es todo
tu echar espumarajos, yo te he adivinado bien!
Pero tu palabra de necio me perjudica incluso all donde tienes razn! Y si la palabra
de Zaratustra tuviese incluso cien veces razn: con mi palabra t siempre haras - la sinrazn!
Asi habl Zaratustra; y contempl la gran ciudad; suspir y call durante largo tiempo321. Finalmente, dijo as:
Me produce nuseas tambin esta gran ciudad, y no slo este necio. Ni en una ni en otro
hay nada que mejorar, nada que empeorar.
Ay de esta gran ciudad!322. - Yo quisiera ver ya la columna de fuego que ha de consumirla!
Pues tales columnas de fuego deben preceder al gran medioda323. Mas ste tiene su
tiempo y su propio destino.
Esta enseanza te doy a ti, necio, como despedida: donde no se puede continuar amando se debe - pasar de largo!
As habl Zaratustra y pas de largo junto al necio y la gran ciudad.
316
Remedo del Evangelio de Mateo, 10, 14-15: Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo sacudos el polvo de los pies. Os aseguro que el da del juicio les ser ms llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.
317
Vase, en la primera parte, Del nuevo dolo, donde Zaratustra emplea una expresin similar para referirse a los peridicos.
318
Expresin de origen bblico. Vase el Salmo 103, 21: Bendecid al Seor, ejrcitos suyos, servidores
que cumpls sus deseos.
319
Un desarrollo de estas ideas puede verse en el 199 de Ms all del bien y del mal. Arriba significa
aqu el soberano, pero tambin el cielo; y el pecho sin estrellas es aquel en el que no lucen todava las
condecoraciones.
320
Zaratustra repite aqu lo mismo que ya ha dicho poco antes en De la virtud empequeecedora, 2.
321
En el Evangelio de Lucas, 19, 41, aparece una escena parecida, en la entrada triunfal de Jess en Jerusaln sobre un pollino: As que Jess estuvo cerca de Jerusaln, al ver la ciudad, llor sobre ella y dijo: Si
tambin t comprendieras en este da lo que lleva a la paz! Pero no, no tienes ojos para verlo.
322
Cita de Apocalipsis, 18,16: Ay, ay de la gran ciudad!
323
Las columnas de fuego son imagen bblica; vase xodo, 13, 21: Iba Jahv delante de ellos, de da
en una columna de nube, para guiarlos, de noche en una columna de fuego, para alumbrarlos.
De los apstatas
1
Ay, ya est marchito y gris todo lo que hace un momento estaba an verde y multicolor en este prado? Y cunta miel de esperanza he extrado yo de ah para llevarla a mis
colmenas!
Todos estos corazones jvenes se han vuelto ya viejos, - y ni siquiera viejos!, slo cansados, vulgares, cmodos: - dicen hemos vuelto a hacernos piadosos324.
Hace todava un momento los vea yo salir afuera a hora temprana para correr con pies
valientes: pero sus pies del conocimiento se han cansado, y ahora calumnian incluso su
valenta matinal!
En verdad, algunos de ellos levantaron en otro tiempo las piernas como un bailarn, a
ellos hzoles seas la risa que hay en mi sabidura: - entonces se pusieron a reflexionar. Y
acabo de verlos curvados - arrastrndose hacia la cruz325.
En torno a la luz y a la libertad revoloteaban en otro tiempo como mosquitos y jvenes
poetas. Un poco ms viejos, un poco ms fros: y ya son hombres oscuros, y refunfuadores y trashogueros.
Se acobard acaso su corazn porque la soledad, como una ballena, me trag?326 Tal
vez sus odos, anhelosos, estuvieran esperndome en vano largo tiempo a m y a mis toques de trompeta y a mis gritos de heraldo?
- Ay! Pocos son siempre aquellos cuyo corazn tiene un largo valor y una larga arrogancia; y en stos tampoco el espritu deja de ser paciente. Pero el resto es cobarde.
El resto: son siempre los ms, los triviales, los sobrantes, los demasiados - todos ellos
son cobardes!
A quien es de mi especie le saldrn tambin al encuentro las vivencias de mi especie:
de modo que sus primeros compaeros tienen que ser cadveres y bufones327.
Pero sus segundos compaeros - se llamarn sus creyentes: un enjambre animado, mucho amor, mucha tontera, mucha veneracin imberbe.
A estos creyentes no debe ligar su corazn el que entre los hombres sea de mi especie;
en estas primaveras y en estos multicolores prados no debe creer quien conoce la huidiza
y cobarde especie humana!
Si pudiesen de otro modo, entonces querran tambin de otro modo. Las gentes de medias tintas corrompen todo el conjunto. El que las hojas se marchiten, - qu hay que lamentar en ello!
Djalas ir y caer, oh Zaratustra, y no te lamentes! Es preferible que soples entre ellas
con vientos veloces, - que soples entre las hojas, oh Zaratustra: para que todo lo marchito se aleje de ti an
ms rpidamente! 2
Hemos vuelto a hacernos piadosos - as confiesan estos apstatas; y algunos de ellos
son incluso demasiado cobardes para confesarlo.
A stos los miro a los ojos, - a stos les digo a la cara y al rubor de sus mejillas: vosotros sois los que vuelven a rezar!
Pero rezar es una vergenza! No para todos, pero s para ti y para m y para quien tiene
su conciencia tambin en la cabeza. Para ti es una vergenza rezar!
Lo sabes bien: el demonio cobarde que hay dentro de ti, a quien le gustara juntar las
manos y cruzarse de brazos y sentirse ms cmodo: - ese demonio cobarde te dice:
Existe Dios!
Pero con ello formas parte de la oscurantista especie de aquellos a quienes la luz no les
deja nunca reposo; ahora tienes que esconder cada da ms hondo tu cabeza en la noche
y en la bruma!
Y en verdad, has escogido bien la hora: pues en este momento salen a volar de nuevo
las aves nocturnas. Ha llegado la hora de todo pueblo enemigo de la luz, ha llegado la
hora vespertina y de fiesta en que no - se hace fiesta.
Lo oigo y lo huelo: ha llegado la hora de su caza y de su procesin: no, ciertamente, la
hora de una caza salvaje, sino de una caza mansa, tullida, husmeante y propia de gentes
que andan sin ruido y rezan sin ruido, -
- de una caza para cazar gentes mojigatas y de mucha alma: todas las ratoneras de corazones estn ahora apostadas de nuevo! Y si levanto una cortina, all se precipita fuera
una mariposita nocturna.
Es que acaso estaba acurrucada all con otra mariposita nocturna? Pues por todas partes siento el olor de pequeas comunidades agazapadas; y donde existen conventculos,
all dentro hay nuevos rezadores y vaho de rezadores.
Durante largas noches se sientan unos junto a otros y dicen: Hagmonos de nuevo
como nios pequeos328 y digamos Dios mo! - con la cabeza y el estmago estropeados por los piadosos confiteros.
O contemplan durante largas noches una astuta y acechante araa crucera329, que predica tambin astucia a las araas y ensea as: Bajo las cruces es bueno tejer la tela!
O se sientan durante el da, con caas de pescar, junto a cinagas, y con ello se creen
profundos; mas a quien pesca all donde no hay peces, yo ni siquiera lo llamo superficial!
O aprenden a tocar el arpa, con piadosa alegra, de un coplero que de muy buena gana
se insinuara con el arpa en el corazn de las jovencillas: - pues se ha cansado de las viejecillas y de sus alabanzas.
O aprenden a estremecerse de horror con un semiloco docto que aguarda en oscuras
habitaciones a que los espritus se le aparezcan - y el espritu escapa de all completamente!330.
O escuchan con atencin a un ronroneante y gruidor msico viejo y vagabundo que
aprendi de los vientos sombros el tono sombro de sus sonidos; ahora silba a la manera
del viento y predica tribulacin con tonos atribulados.
Y algunos de ellos se han convertido incluso en vigilantes nocturnos: stos entienden
ahora de soplar en cuernos y de rondar por la noche y de desvelar cosas viejas, que hace
ya mucho tiempo que se adormecieron.
Cinco frases sobre cosas viejas o yo ayer por la noche junto al muro del jardn: venan
de tales viejos, atribulados y secos vigilantes nocturnos.
Para ser un padre, no se preocupa bastante de sus hijos: los padres-hombres lo hacen
mejor! Es demasiado viejo! Ya no se preocupa en absoluto de sus hijos - respondi el otro
vigilante nocturno.
Pero tiene hijos? Nadie puede demostrarlo si l mismo no lo demuestra! Hace ya
mucho tiempo que yo quisiera que lo demostrase alguna vez de verdad.
Demostrar? Como si l hubiera demostrado alguna vez algo! El demostrar le resulta
difcil; da mucha importancia a que se le crea.
S! S! La fe le hace bienaventurado331, la fe en l. Tal es el modo de ser de los viejos! As nos va tambin a nosotros! - De este modo hablaron entre s los dos viejos vigilantes nocturnos y los dos temerosos
de la luz, y despus se pusieron, atribulados, a soplar en sus cuernos: esto ocurri ayer
por la noche junto al muro del jardn.
Pero a m el corazn se me retorca de risa, y quera explotar, y no saba hacia dnde, y
se hundi en el diafragma.
En verdad, sta llegar a ser mi muerte, asfixiarme de risa al ver asnos ebrios y al or a
vigilantes nocturnos dudar de Dios.
No hace ya mucho que pas el tiempo de tales dudas? A quin le es lcito seguir desvelando tales cosas viejas y adormecidas, que temen la luz!
Los viejos dioses hace ya mucho tiempo, en efecto, que se acabaron: - y en verdad, tuvieron un buen y alegre final de dioses!
En la cuarta parte, El despertar, 2, y La fiesta del asno, , se repiten como un estribillo estas palabras:
Hemos vuelto a hacernos piadosos.
325
Si alguna vivencia personal de Nietzsche se transparenta aqu, sin duda estas palabras aluden al menos
a dos episodios de su vida: la conversin al catolicismo de su amigo Romundt, que en otro tiempo convivi
con l en Basilea; y el arrodillarse de Wagner ante la cruz, con su Parsifal. Sobre esto ltimo, vase Ecce
homo, y sobre todo La genealoga de la moral. Vase aqu la nota 51.
326
Reminiscencia del episodio bblico de Jons, al que trag una ballena. Vase Jons, 2, 1. En la parte
cuarta, Entre hijas del desierto, 2, aparece otra alusin al mismo episodio bblico. Vase la nota 549.
327
Vase el Prlogo de Zaratustra, 6, donde los dos primeros compaeros de Zaratustra son el volatinero
que cae de la cuerda y al que Zaratustra entierra, y el bufn que hace caer al primero.
328
Alusin al Evangelio de Mateo, 18, 3: Si no os hicierais como nios no entraris en el reino de los
cielos.
329
El vocablo alemn Kreuzspinne (araa con una cruz) subraya todava con ms fuerza esta irnica designacin de los sacerdotes.
330
Hay aqu una sarcstica alusin al espiritismo, tan de moda en Europa por la poca en que Nietzsche
escribi esta obra. El propio Nietzsche asisti a una sesin de espiritismo en Leipzig. Vase su carta de
octubre de 1882 a P Gast, en la que le habla de ella.
331
Vase la nota 226.
332
Sarcstica alusin a la pera de Wagner Crepsculo de los dioses, ttulo que luego el mismo Nietzsche
remedara con su obra Crepsculo de los dolos.
333
Cita de las palabras de Yahv en xodo, 20, 3-4: No tendrs otro Dios que a m. No te hars escultura ni imagen alguna de lo que hay en lo alto de los cielos, ni lo que hay abajo sobre la tierra, ni lo que hay
en las aguas debajo de la tierra.
334
En esta tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 11, se repite esta misma frase.
El retorno a casa335
Oh soledad! T patria ma, soledad! Ha sido demasiado el tiempo que he vivido de
modo salvaje en salvajes pases extraos como para que no retorne a ti con lgrimas en
los ojos!
Pero ahora amenzame tan slo con el dedo, como amenazan las madres, ahora sonreme como sonren las madres, ahora di nicamente: iY quin fue el que, en otro tiempo,
como un viento tempestuoso se alej de m? - que al despedirse exclam: demasiado tiempo he estado sentado junto a la soledad,
all he desaprendido a callar! Esto - lo has aprendido ahora acaso?
Oh Zaratustra, yo lo s todo: y que t has estado ms abandonado entre los muchos, t
uno solo, que jams lo estuviste a mi lado!
Una cosa es abandono, y otra cosa distinta, soledad: Esto - lo has aprendido ahora! Y
que entre los hombres sers t siempre salvaje y extrao:
- salvaje y extrao aun cuando te amen: pues lo que ellos quieren ante todo es que se
los trate con indulgencia!
Mas aqu, en tu casa, aqu te hallas en tu patria y en tu hogar; aqu puedes decirlo todo y
manifestar con franqueza todas tus razones, nada se avergenza aqu de sentimientos escondidos, empedernidos.
Aqu todas las cosas acuden acariciadoras a tu discurso y te halagan: pues quieren cabalgar sobre tu espalda. Sobre todos los simbolos cabalgas t aqu hacia todas las verdades336.
Con franqueza y sinceridad te es lcito hablar aqu a todas las cosas: y, en verdad, como
un elogio suena a sus odos el que alguien hable con todas las cosas - derechamente!
Pero otra cosa distinta es el estar abandonado. Pues lo sabes an, Zaratustra? Cuando
en otro tiempo tu pjaro lanz un grito por encima de ti, hallndote t en el bosque, sin
saber adnde ir, inexperto, cerca de un cadver: - y t dijiste: que mis animales me guen! He encontrado ms peligros entre los hombres que entre los animales337 - aquello era abandono!
Y lo sabes an, oh Zaratustra? Cuando estabas sentado en tu isla, siendo una fuente de
vino entre cntaros vacos, dando y repartiendo, regalando y escanciando entre sedientos:
- hasta que por fin fuiste t el nico que all se hallaba sediento entre borrachos, y por
las noches te lamentabas tomar no es una cosa ms dichosa que dar? Y robar, una cosa
ms dichosa que tornar?338 - aquello era abandono!
Y lo sabes todava, oh Zaratustra? Cuando lleg tu hora ms silenciosa y te arrastr lejos de ti mismo, cuando ella dijo con un susurro malvado: habla y hazte pedazos!339 - cuando ella te hizo penoso todo tu aguardar y todo tu callar, y desalent tu humilde
valor: aquello era abandono! - Oh soledad! T patria ma, soledad! De qu modo tan
bienaventurado y delicado me habla tu voz!
No nos hacemos mutuas preguntas, no nos recriminamos el uno al otro, nosotros atravesamos, abiertos uno para el otro, puertas abiertas.
Porque en ti todo es abierto y claro; y tambin las horas corren aqu con pies ms ligeros. En la oscuridad, en efecto, se hace ms pesado el tiempo que en la luz.
Aqu se me abren de golpe las palabras y los armarios de palabras de todo ser: todo ser
quiere hacerse aqu palabra, todo devenir quiere aqu aprender a hablar de m.
Pero all abajo - all es vano todo hablar! All, olvidar y pasar de largo es la mejor sabidura: esto - lo he aprendido ahora!
Quien quisiera comprender todo entre los hombres, tendra que atacar todo340. Mas yo
tengo manos demasiado limpias para eso.
No me gusta respirar su aliento; ay, que yo haya vivido tanto tiempo en medio de su
ruido y de su mal aliento!
Oh bienaventurado silencio a mi alrededor! Oh puros aromas en torno a m!341. Oh
cmo estos silencios aspiran un aire puro desde un pecho profundo! Oh cmo escucha
este bienaventurado silencio!
Pero all abajo - all todo habla, nada es escuchado. Aunque alguien anuncie su sabidura con taidos de campanas: los tenderos del mercado ahogarn su sonido con peniques!
Todo habla entre ellos, nadie sabe ya entender. Todo cae al agua, nada cae ya en pozos
profundos.
Todo habla entre ellos, nada se logra ya ni llega a su final. Todo cacarea, mas quin
quiere an sentarse callado en el nido y encobar huevos?
Todo habla entre ellos, todo queda triturado a fuerza de palabras. Y lo que todava ayer
resultaba demasiado duro para el tiempo mismo y para su diente: hoy cuelga, rado y rodo, de los hocicos de los hombres de hoy.
Todo habla entre ellos, todo es divulgado. Y lo que en otro tiempo se llam misterio y
secreto de almas profundas, hoy pertenece a los pregoneros de las callejas y a otras mariposas.
Oh ser del hombre, extrao ser! T ruido en callejas oscuras! Ahora vuelves a yacer
por debajo de m: - mi mximo peligro yace a mis espaldas!
En ser indulgente y compasivo estuvo siempre mi mximo peligro342; y todo ser humano quiere que se sea indulgente con l y se le sufra.
Reteniendo las verdades, garabateando cosas con mano de necio, con un corazn chiflado, y echando numerosas mentirillas de compasin343: - as he vivido yo siempre entre
los hombres.
Disfrazado me sentaba entre ellos, dispuesto a conocerme mal a m para soportarlos a
ellos, y dicindome gustoso: t, necio, t no conoces a los hombres!
Se desaprende a conocer a los hombres cuando se vive entre ellos: demasiado primer
plano hay en todos los hombres, - qu tienen que hacer all los ojos que ven lejos, que
buscan lejanas!
Y cuando ellos me conocan mal: yo, necio, los trataba por esto con ms indulgencia
que a m mismo: habituado a la dureza conmigo y a menudo vengando en m mismo
aquella indulgencia.
Acribillado por moscas venenosas y excavado, cual la piedra, por la maldad de muchas
gotas, as me hallaba yo sentado entre ellos y me deca adems a m mismo: inocente
de su pequeez es todo lo pequeo!
Especialmente aquellos que se llaman los buenos, encontr que ellos eran las moscas
ms venenosas de todas: clavan el aguijn con toda inocencia, mienten con toda inocencia; cmo seran capaces - de ser justos conmigo!
A quien vive entre los buenos la compasin le ensea a mentir. La compasin vicia el
aire a todas las almas libres. La estupidez de los buenos es, en efecto, insondable344.
A ocultarme a m mismo y a ocultar mi riqueza - esto aprend all abajo: pues a todos
los encontr todava pobres de espritu. sta fue la mentira de mi compasin, el saber
acerca de todos,
- el ver y el oler en todos qu cantidad de espritu les bastaba y qu cantidad de espritu
les resultaba demasiada!
A sus envarados sabios: yo los llamaba sabios, no envarados, - as aprend a tragar palabras. A sus sepultureros: yo los llamaba investigadores y escrutadores, - as aprend a
sustituir unas palabras por otras.
Los sepultureros contraen enfermedades a fuerza de cavar. Bajo viejos escombros descansan vapores malsanos. No se debe remover el lodo. Se debe vivir sobre las montaas.
Con bienaventuradas narices vuelvo a respirar libertad de montaa! Redimida se halla
por fin mi nariz del olor de todo ser humano!
Cosquilleada por agudos vientos, como por vinos espumeantes, mi alma estornuda, estornuda y grita jubilosa: He sanado!
As habl Zaratustra.
335
Un primer ttulo pensado por Nietzsche para este captulo era De la soledad.
En Ecce homo, Nietzsche cita este prrafo dentro de su famosa descripcin de la inspiracin.
337
Vase el Prlogo de Zaratustra, 10.
338
Vase, en la segunda parte, La cancin de la noche, as como la nota 188.
339
Vase, en la segunda parte, La ms silenciosa de todas las horas.
340
Juego de palabras, en alemn, entre begreifen (comprender) y angreifen (atacar).
341
Ms adelante, en la cuarta parte, La cancin de la melancola, repite Zaratustra estas mismas expresiones cuando, tras la Cena y los discursos sobre el hombre superior, sale un momento al aire libre.
336
342
Vase, en esta tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 11, y en la cuarta parte, El grito de socorro, El
ms feo de los hombres, y El signo.
343
Vase antes, En el monte de los olivos: Si alguna vez ment, fue por amor.
344
Vase luego, De tablas viejas y nuevas, 26.
Ahora la balanza est equilibrada y quieta: tres difciles preguntas he echado en ella,
tres difciles respuestas lleva el otro platillo de la balanza.
2
Voluptuosidad: para todos los despreciadores del cuerpo vestidos con cilicios es ella su
aguijn y estaca, y, entre todos los trasmundanos, algo maldecido como mundo346:
pues ella se burla y se mofa de todos los maestros de la confusin y del error.
Voluptuosidad: para la chusma, el fuego lento en que se abrasa; para toda la madera
carcomida, para todos los pingajos hediondos, el preparado horno ardiente y llameante.
Voluptuosidad: para los corazones libres, algo inocente y libre, la felicidad del jardn
terrenal, el desborde de gratitud de todo futuro al ahora.
Voluptuosidad: slo para el marchito es un veneno dulzn, para los de voluntad leonina, en cambio, es el gran estimulante cordial, y el vino de los vinos respetuosamente tratado.
Voluptuosidad: la gran felicidad que sirve de smbolo a toda felicidad ms alta y a la
suprema esperanza. A muchas cosas, en efecto, les est prometido el matrimonio y ms
que el matrimonio, - a muchas cosas que son entre s ms extraas que hombre y mujer: - y quin ha comprendido del todo cun extraos son entre s hombre y mujer!
Voluptuosidad: - mas basta, quiero tener vallas alrededor de mis pensamientos, tambin
de mis palabras: para que no entren en mis jardines los cerdos y los exaltados! Ambicin de dominio: el ltigo de fuego para los ms duros entre los duros de corazn;
el espantoso martirio reservado al ms cruel; la sombra llama de piras encendidas.
Ambicin de dominio: la maligna traba impuesta a los pueblos ms vanidosos; algo que
se burla de toda virtud incierta; algo que cabalga sobre todos los corceles y sobre todos
los orgullos.
Ambicin de dominio: el terremoto que rompe y destruye todo lo putrefacto y carcomido; algo que, avanzando como una avalancha retumbante y castigadora, hace pedazos los
sepulcros blanqueados347; la interrogacin fulminante puesta junto a respuestas prematuras.
Ambicin de dominio: ante su mirada el hombre se arrastra y se agacha y se vuelve
servil y cae an ms bajo que la serpiente y el cerdo: - hasta que finalmente el gran desprecio grita desde su boca -,
Ambicin de dominio: la terrible maestra del gran desprecio, que predica a la cara de
ciudades y de imperios fuera t! - hasta que de ellos mismos sale este grito fuera
yo!
Ambicin de dominio: que, sin embargo, tambin asciende, con sus atractivos, hasta los
puros y solitarios y hasta las alturas que se bastan a s mismas, ardiente como un amor
que pinta seductoramente purpreas bienaventuranzas en el cielo de la tierra.
Ambicin de dominio: mas quin llamara ambicin348 a que lo alto se rebaje a desear
el poder! En verdad, nada malsano ni codicioso hay en tales deseos y descensos! El que la solitaria altura no quiera permanecer eternamente solitaria y eternamente autosuficiente; el que la montaa descienda al valle y los vientos de la altura a las hondonadas: oh quin pudiera encontrar el nombre apropiado de una virtud para bautizar este anhelo! Virtud que hace regalos349 - este nombre dio Zaratustra en otro tiempo a lo innombrable.
Y entonces curri tambin, - y, en verdad, ocurri por vez primera! - que su palabra
llam bienaventurado al egosmo350, al egosmo saludable, sano, que brota de un alma
poderosa: - de un alma poderosa, a la que corresponde el cuerpo elevado, el cuerpo bello, victorioso, reconfortante, en torno al cual toda cosa se transforma en espejo:
- el cuerpo flexible, persuasivo, el bailarn, del cual es smbolo y compendio el alma
gozosa de s misma. El goce de tales cuerpos y de tales almas en s mismos se da a s este
nombre: virtud.
Con sus palabras bueno y malo se resguarda tal egosmo como con bosques sagrados;
con los nombres de su felicidad destierra de s todo lo despreciable.
Lejos de s destierra el egosmo todo lo cobarde; dice: lo malo - es cobarde! Despreciable le parece a l el hombre siempre preocupado, gimiente, quejumbroso, y quien recoge del suelo incluso las ms mnimas ventajas.
l desprecia tambin toda sabidura llorosa: pues, en verdad, existe tambin una sabidura que florece en lo oscuro, una sabidura de las sombras nocturnas: la cual suspira siempre: Todo es vanidad!351.
A la medrosa desconfianza la desdea, as como a todo el que quiere juramentos en lugar de miradas y de manos: y tambin desdea toda sabidura demasiado desconfiada, pues sta es propia de almas cobardes.
Pero an ms desdea al que se apresura a complacer a otros, al perruno, que en seguida se echa panza arriba, al humilde; y hay tambin una sabidura que es humilde y perruna y piadosa y que se apresura a complacer.
Odioso es para el egosmo, y nauseabundo, quien no quiere defenderse, quien se traga
salivazos venenosos y miradas malvadas, el demasiado paciente, el que todo lo tolera y
con todo se contenta: sta es, en efecto, la especie servil.
Sobre quien es servil frente a los dioses y los puntapis divinos, o frente a los hombres
y las estpidas opiniones humanas: sobre toda esa especie de siervos escupe l, ese bienaventurado egosmo!
Malo: as llama l a todo lo que dobla las rodillas y es servil y tacao, a los ojos que
parpadean sin libertad, a los corazones oprimidos, y a aquella falsa especie indulgente
que besa con anchos labios cobardes.
Y pseudosabidura: as llama l a todos los alardes de ingenio de los siervos y de los
ancianos y de los cansados; y en especial, a toda la perversa, desatinada, demasiado ingeniosa necedad de los sacerdotes!
Mas tanto la pseudosabidura, como todos los sacerdotes, y los cansados del mundo, y
aquellos cuya alma es de la especie de las mujeres y de los siervos, - oh, cmo su juego
ha jugado desde siempre malas partidas al egosmo!
Y cabalmente deba ser virtud y llamarse virtud esto, el que se jugasen malas partidas
al egosmo! Y no egostas - as deseaban ser ellos mismos, con buenas razones, todos
estos cobardes y araas cruceras cansados del mundo!
Mas para todos ellos llega ahora el da, la transformacin, la espada del juicio, el gran
medioda: entonces se pondrn de manifiesto muchas cosas!352.
Y quien llama sano y santo al yo, y bienaventurado al egosmo, en verdad se dice tambin lo que sabe, es un profeta: He aqu que viene, que est cerca el gran medioda!
As habl Zaratustra.
345
Estas tres preguntas aluden, respectivamente, a los tres males citados: voluptuosidad, ambicin de
dominio, egosmo.
346
Alusin al concepto cristiano de mundo, considerado como uno de los tres enemigos del hombre:
mundo, demonio y carne.
347
Sepulcros blanqueados es expresin evanglica; vase el Evangelio de San Mateo, 232, 27: Ay de
vosotros, escribas y fariseos hipcritas, que os parecis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena
apariencia, pero por dentro estn llenos de huesos muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera
parecis honrados, pero por dentro estis repletos de hipocresa y crmenes.
348
Nietzsche ha venido usando la palabra compuesta alemana Herrschsucht (ambicin de dominio), que
ahora separa, para comentar su significado. El componente Sucht tiene tambin los significados de codicia y enfermedad. Para entender bien esta frase ser preciso tener en cuenta estos otros sentidos de
Sucht.
349
Vase, en la primera parte, el captulo titulado De la virtud que hace regalos.
350
Vase, en la primera parte, De la virtud que hace regalos, 1.
351
Vase la nota 248.
352
Vase el Evangelio de Lucas, 2, 34-35: Y Simen le dijo a Mara, su madre: ... y a ti una espada te
traspasar el corazn, para que quede de manifiesto lo que todos piensan.
Hay que aprender a amarse a s mismo - as enseo yo - con un amor saludable y sano:
a soportar estar consigo mismo y a no andar vagabundeando de un sitio para otro.
Semejante vagabundeo se bautiza a s mismo con el nombre de amor al prjimo: con
esta expresin se han dicho hasta ahora las mayores mentiras y se han cometido las mayores hipocresas, y en especial lo han hecho quienes caan pesados a todo el mundo.
Y en verdad, no es un mandamiento para hoy y para maana el de aprender a amarse a
s mismo. Antes bien, de todas las artes es sta la ms delicada, la ms sagaz, la ltima y
la ms paciente:
A quien tiene algo, en efecto, todo lo que l tiene suele estarle bien oculto; y de todos
los tesoros es el propio el ltimo que se desentierra, - as lo procura el espritu de la pesadez.
Ya casi en la cuna se nos dota de palabras y de valores pesados: bueno y malvado as se llama esa dote. Y en razn de ella se nos perdona que vivamos.
Y dejamos que los nios pequeos vengan a nosotros356 para impedirles a tiempo que
se amen a s mismos: as lo procura el espritu de la pesadez
Y nosotros - nosotros llevamos fielmente cargada la dote que nos dan, sobre duros
hombros y por speras montaas! Y si sudamos, se nos dice: S, la vida es una carga
pesada!
Pero slo el hombre es para s mismo una carga pesada! Y esto porque lleva cargadas
sobre sus hombros demasiadas cosas ajenas. Semejante al camello, se arrodilla y se deja
cargar bien357.
Sobre todo el hombre fuerte, de carga, en el que habita la veneracin: demasiadas pesadas palabras ajenas y demasiados pesados valores ajenos carga sobre s, - entonces la
vida le parece un desierto!
Y en verdad! Tambin algunas cosas propias son una carga pesada! Y muchas de las
cosas que residen en el interior del hombre son semejantes a la ostra, es decir, nauseabundas y viscosas y difciles de agarrar -,
- de tal modo que tiene que intervenir en su favor una concha noble, con nobles adornos. Y tambin hay que aprender este arte: el de tener una concha, y una hermosa apariencia, y una inteligente ceguera!
Una y otra vez nos engaamos acerca de algunas cosas humanas por el hecho de que
ms de una concha es mezquina y triste y demasiado concha. Mucha bondad y mucha
fuerza ocultas no las adivinaremos jams; los ms exquisitos bocados no encuentran
quien los sepa saborear!
Las mujeres saben esto, las ms exquisitas: un poco ms gruesas, un poco ms delgadas
- oh, cunto destino depende de tan poca cosa!
El hombre es difcil de descubrir, y descubrirse uno a s mismo es lo ms difcil de todo; a menudo el espritu miente a propsito del alma. As lo procura el espritu de la pesadez.
Mas a s mismo se ha descubierto quien dice: ste es mi bien y ste es mi mal: con ello
ha hecho callar al topo y enano que dice: bueno para todos, malvado para todos.
En verdad, tampoco me agradan aquellos para quienes cualquier cosa es buena e incluso este mundo es el mejor358. A stos los llamo los omnicontentos.
Omnicontentamiento que sabe sacarle gusto a todo: no es ste el mejor gusto! Yo honro las lenguas y los estmagos rebeldes y selectivos, que aprendieron a decir yo y s
y no.
Pero masticar y digerir todo - sa es realmente cosa propia de cerdos! Decir siempre s
- esto lo ha aprendido nicamente el asno359 y quien tiene su mismo espritu! El amarillo intenso y el rojo ardiente: eso es lo que mi gusto quiere, - l mezcla sangre
con todos los colores. Mas quien blanquea su casa me delata un alma blanqueada360.
Juego de palabras en alemn con dos trminos de sonido parecido: Tinten-Fische (peces de tinta, calamares); acaso, en castellano, chupatintas (para seguir el juego verbal), y Feder-Fchse (zorros de pluma). La palabra alemana usual para decir plumfero, escritorzuelo, es Federfuchser; por semejanza de
sonido Nietzsche la transforma en Feder-Fuchs (plural, Feder-Fchse).
354
En la cuarta parte, La Cena, y La cancin de la melancola, 2, volver a aludirse al gusto del estmago de Zaratustra por la carne de cordero.
355
Cambiar de sitio los mojones es frase clsica y muy antigua. Ya Soln dice (fragmento 24) que en
una ocasin yo remov los mojones de la negra Tierra, fijos en muchas partes; antes ella era esclava, mas
ahora es libre. Teniendo en cuenta la inmediata alusin de Zaratustra a la tierra, es posible que Nietzsche
recordara aqu el citado fragmento de Soln.
356
Parfrasis del Evangelio de Mateo, 19, 14: Dejad que los nios vengan a m. Sin embargo, segn
Nietzsche, esto lo hacemos para impedir que se amen a s mismos. Vase tambin antes, De la virtud empequeecedora, 2, y la nota 302.
357
Vase, en la primera parte, De las tres transformaciones.
358
El mejor de los mundos: alusin a Leibniz.
359
El rebuzno se expresa grficamente en alemn con las letras I-A, que tambin significan s (Ja). De
ah la frase de Nietzsche. En la cuarta parte, El despertar, se har amplio uso de esta posibilidad lingstica
alemana.
360
Vase la nota 347.
361
Ms adelante, De tablas viejas y nuevas, 19, volver Zaratustra a la figura del parsito.
362
Alusin a la frase de Pedro cuando en el Tabor quiere levantar tres tiendas; vase Evangelio de Mateo, 17, 4.
Hacia all donde todo devenir me pareci un baile de dioses y una petulancia de dioses,
y el mundo, algo suelto y travieso y que huye a cobijarse en s mismo: - como un eterno huir-de-s-mismos y volver-a-buscarse-as-mismos de muchos dioses,
como el bienaventurado contradecirse, orse de nuevo, relacionarse de nuevo de muchos
dioses: hacia all donde todo tiempo me pareci una bienaventurada burla de los instantes,
donde la necesidad era la libertad misma, que jugaba bienaventuradamente con el aguijn
de la libertad369: donde tambin yo volv a encontrar a mi antiguo demonio y archienemigo, el espritu
de la pesadez y todo lo que l ha creado: coaccin, ley, necesidad y consecuencia y finalidad y voluntad y bien y mal: pues no tiene que haber cosas sobre las cuales y ms all de las cuales se pueda bailar?
No tiene que haber, para que existan los ligeros, los ms ligeros de todos - topos y pesados enanos? - 3
All fue tambin donde yo recog del camino la palabra superhombre370, y que el
hombre es algo que tiene que ser superado, - que el hombre es un puente y no una meta:
llamndose bienaventurado a s mismo a causa de su medioda y de su atardecer, como
camino hacia nuevas auroras:
- la palabra de Zaratustra acerca del gran medioda, y todo lo dems que yo he suspendido sobre los hombres, como segundas auroras purpreas.
En verdad, tambin les he hecho ver nuevas estrellas junto con nuevas noches; y por
encima de las nubes y el da y la noche extend yo adems la risa como una tienda multicolor.
Les he enseado todos mis pensamientos y deseos: pensar y reunir en unidad lo que en
el hombre es fragmento y enigma y horrendo azar, - como poeta, adivinador de enigmas y redentor del azar les he enseado a trabajar
creadoramente en el porvenir y a redimir creadoramente - todo lo que fue.
A redimir lo pasado en el hombre y a transformar mediante su creacin todo Fue,
hasta que la voluntad diga: Mas as lo quise yo! As lo querr - esto es lo que yo llam redencin para ellos, nicamente a esto les ense a llamar redencin. - Ahora aguardo mi redencin, - el ir a ellos por ltima vez.
Pues todava una vez quiero ir a los hombres: entre ellos quiero hundirme en mi ocaso,
al morir quiero darles el ms rico de mis dones!
Del sol he aprendido esto, cuando se hunde l, el inmensamente rico: entonces es cuando derrama oro sobre el mar, sacndolo de riquezas inagotables, - de tal manera que hasta el ms pobre de los pescadores rema con remos de oro! Esto
fue, en efecto, lo que yo vi en otro tiempo, y no me saci de llorar contemplndolo. Igual que el sol quiere tambin Zaratustra hundirse en su ocaso: mas ahora est sentado
aqu y aguarda, teniendo a su alrededor viejas tablas rotas, y tambin tablas nuevas, - a
medio escribir.
4
Mira, aqu hay una tabla nueva: pero dnde estn mis hermanos, que la lleven conmigo al valle y la graben en corazones de carne?371.
Esto es lo que mi gran amor exige a los lejanos: no seas indulgente con tu prjimo! El
hombre es algo que tiene que ser superado.
Existen muchos caminos y muchos modos distintos de superacin: mira t ah! Mas
slo un bufn piensa: el hombre es algo sobre lo que tambin se puede saltar.
Suprate a ti mismo incluso en tu prjimo: y un derecho que puedas robar no debes
permitir que te lo den!
Lo que t haces, eso nadie puede hacrtelo de nuevo a ti. Mira, no existe retribucin.
El que no puede mandarse a s mismo debe obedecer. Y ms de uno pueda mandarse a
s mismo, pero falta todava mucho para que tambin se obedezca a s mismo!
5
As lo quiere la especie de las almas nobles: no quieren tener nada de balde, y menos
que nada, la vida372.
Quien es de la plebe quiere vivir de balde; pero nosotros, distintos de ellos, a quienes la
vida se nos entreg a s misma, - nosotros reflexionamos siempre sobre qu es lo mejor
que daremos a cambio!
Y en verdad, es un lenguaje aristocrtico el que dice: lo que la vida nos promete a nosotros, eso queremos nosotros - cumplrselo a la vida!
No debemos querer gozar all donde no damos a gozar. Y - no debemos querer gozar!
Goce e inocencia son, en efecto, las cosas ms pdicas que existen: ninguna de las dos
quiere ser buscada. Debemos tenerlas -, pero debemos buscar ms bien culpa y dolores!
6
Oh hermanos mos, quien es una primicia es siempre sacrificado. Ahora bien, nosotros
somos primicias373.
Todos nosotros derramamos nuestra sangre en altares secretos, todos nosotros nos
quemamos y nos asamos en honor de viejas imgenes de dolos.
Lo mejor de nosotros es todava joven: esto excita los viejos paladares. Nuestra carne es
tierna, nuestra piel es piel de cordero: - cmo no bamos nosotros a excitar a viejos sacerdotes de dolos!
Dentro de nosotros mismos habita todava l, el viejo sacerdote de dolos, que asa, para
prepararse un banquete, lo mejor de nosotros. Ay, hermanos mos, cmo no iban las
primicias a ser vctimas!
Pero as lo quiere nuestra especie; y yo amo a los que no quieren preservarse a s mismos. A quienes se hunden en su ocaso los amo con todo mi amor: pues pasan al otro lado.
7
Ser verdaderos - pocos son capaces de esto! Y quien es capaz no quiere todava! Y
los menos capaces de todos son los buenos.
Oh esos buenos! - Los hombres buenos no dicen nunca la verdad; para el espritu el
ser bueno de ese modo es una enfermedad.
Ceden, estos buenos, se resignan, su corazn repite lo dicho por otros, el fondo de ellos
obedece: mas quien obedece no se oye a s mismo!374.
Todo lo que los buenos llaman malvado tiene que reunirse para que nazca una verdad:
oh hermanos mos, sois tambin vosotros bastante malvados para esa verdad?
11
sta es mi compasin por todo lo pasado, el ver: que ha sido abandonado,
- abandonado a la gracia, al espritu, a la demencia de cada generacin que llega y
reinterpreta como puente hacia ella todo lo que fue!
Un gran dspota podra venir, un diablo listo que con su benevolencia y su malevolencia forzase y violentase todo lo pasado: hasta que esto se convirtiese en puente para l y
en presagio y heraldo y canto del gallo.
Y ste es el otro peligro y mi otra compasin: - la memoria de quien es de la plebe no
se remonta ms que hasta el abuelo, - y con el abuelo acaba el tiempo.
As est abandonado todo lo pasado: pues alguna vez podra ocurrir que la plebe se
convirtiese en el seor y ahogase todo tiempo en aguas sin profundidad.
Por eso, oh hermanos mos, necestase una nueva nobleza que sea el antagonista de toda
plebe y de todo despotismo y escriba de nuevo en tablas nuevas la palabra noble.
Pues se necesitan, en efecto, muchos nobles y muchas clases de nobles para que exista
la nobleza! O como dije yo en otro tiempo, en parbola: sta es precisamente la divinidad, que existan dioses, pero no Dios!378.
12
Oh hermanos mos, yo os consagro a una nueva nobleza y os la sealo: vosotros debis
ser para m engendradores y criadores y sembradores del futuro, - en verdad, no una nobleza que vosotros pudierais comprar como la compran los tenderos, y con oro de tenderos: pues poco valor tiene todo lo que tiene un precio.
Constituya de ahora en adelante vuestro honor no el lugar de dnde vens, sino el lugar
adonde vais! Vuestra voluntad y vuestro pie, que quieren ir ms all de vosotros mismos,
- eso constituya vuestro nuevo honor!
En verdad, no el que hayis servido a un prncipe - qu importan ya los prncipes!379 o el que os hayis convertido en baluarte de lo que existe para que est an ms slido!
No el que vuestra estirpe se haya hecho cortesana en las cortes, y vosotros hayis
aprendido a estar de pie, vestidos con ropajes multicolores, como un flamenco380, durante
largas horas, dentro de estanques poco profundos.
- Pues poder estar de pie es un mrito entre los cortesanos: y todos los cortesanos creen
que de la bienaventuranza despus de la muerte forma parte - el que se permita estar
sentado! Ni tampoco el que un espritu, que ellos llaman santo, condujese a vuestros antepasados
a tierras prometidas381, que yo no alabo: pues nada hay que alabar en la tierra donde creci el ms funesto de todos los rboles, - la cruz! - y en verdad, a todos los sitios a que ese espritu santo condujo sus caballeros, siempre esas expediciones iban precedidas - de cabras y gansos y de cruzados mentecatos!382
Oh hermanos mos, no hacia atrs debe dirigir la mirada vuestra nobleza, sino hacia
adelante! Expulsados debis estar vosotros de todos los pases de los padres y de los
antepasados!
El pas de vuestros hijos es el que debis amar: sea ese amor vuestra nueva nobleza, el pas no descubierto, situado en el mar ms remoto! A vuestras velas ordeno que partan una y otra vez en su busca!
En vuestros hijos debis reparar el ser vosotros hijos de vuestros padres: as debis
redimir todo lo pasado!383. Esta nueva tabla coloco yo sobre vosotros!
13
Para qu vivir? Todo es vanidad!384. Vivir es trillar paja385; vivir - es quemarse a s
mismo y, sin embargo, no calentarse. Tales anticuados parloteos continan siendo considerados como sabidura; y por ser
viejos y oler a rancio, por eso se los respeta ms. Tambin el moho otorga nobleza. As les era lcito hablar a los nios: ellos rehyen el fuego porque ste los ha quemado!
Hay mucho infantilismo en los viejos libros sapienciales.
Y a todo el que siempre trilla paja, cmo iba a serle lcito blasfemar del trillar! A
tales necios habra que ponerles el bozal !386.
stos se sientan a la mesa y no traen nada consigo, ni siquiera el buen hambre: - y ahora
blasfeman diciendo todo es vanidad!
Pero comer y beber bien, oh hermanos mos, no es en verdad un arte vano! Romped,
rompedme las tablas de los eternos descontentos!
14
Para el puro todo es puro387 - as habla el pueblo. Pero yo os digo: para los cerdos
todo se convierte en cerdo!
Por ello los fanticos y los beatos de cabeza colgante, que tambin llevan colgando
hacia abajo el corazn, predican: el mundo mismo es un monstruo merdoso.
Pues todos ellos son de espritu sucio; y en especial aquellos que no tienen descanso ni
reposo si no ven el mundo por detrs, - los trasmundanos!
A stos les digo a la cara, aunque ello no suene de modo agradable: el mundo se asemeja al hombre en que tiene un trasero, - eso es verdad!
Hay en el mundo mucha mierda: eso es verdad! Mas no por ello es ya el mundo un
monstruo merdoso!
Hay sabidura en el hecho de que muchas cosas en el mundo huelan mal: la nusea
misma hace brotar alas y fuerzas que presienten manantiales!
Incluso en el mejor hay algo que produce nusea; y el mejor es todava algo que tiene
que ser superado! Oh hermanos mos, hay mucha sabidura en el hecho de que exista mucha mierda en el
mundo! 15
A los piadosos trasmundanos les he odo decir a su propia conciencia estas sentencias y,
en verdad, sin malicia ni falsa, - aunque nada hay en el mundo ms falso ni ms maligno.
Deja que el mundo sea el mundo! No muevas ni un dedo en contra de eso!
Deja que el que quiera estrangule y apuale y saje y degelle a la gente: no muevas ni
un dedo en contra de eso! As aprenden ellos incluso a renunciar al mundo.
Y tu propia razn - a sa t mismo debes agarrarla del cuello y estrangularla; pues es
una razn de este mundo, - as aprendes t mismo a renunciar al mundo. - Romped, rompedme, oh hermanos mos, estas viejas tablas de los piadosos! Destruid
con vuestra sentencia las sentencias de los calumniadores del mundo!
16
Quien aprende muchas cosas desaprende todos los deseos violentos - esto es algo que
hoy las gentes se susurran unas a otras en todas las callejas oscuras.
La sabidura cansa, no vale la pena - nada; no debes tener deseos! - esta nueva tabla
la he encontrado colgada incluso en mercados pblicos.
Rompedme, oh hermanos mos, rompedme tambin esta nueva tabla! Los cansados del
mundo la han colgado de la pared, y los predicadores de la muerte, y tambin los carceleros: pues mirad, tambin ella es una predicacin en favor de la esclavitud! Ellos han aprendido mal, y no las mejores cosas, y todo de un modo demasiado prematuro, y todo de un modo demasiado rpido: y han comido mal, y por ello se les ha indigestado el estmago, - un estmago indigestado es, en efecto, su espritu: l es el que aconseja la muerte!
Pues, en verdad, hermanos mos, el espritu es un estmago!
La vida es un manantial de placer388: mas para aquel en el cual habla un estmago indigestado, padre de la tribulacin, para se todas las fuentes estn envenenadas.
Conocer: esto es placer para el hombre de voluntad leonina! Pero quien se ha cansado,
se slo es querido389, con l juegan todas las olas.
Y esto es lo que les ocurre siempre a los hombres dbiles: se pierden a s mismos en sus
caminos. Y al final, todava su cansancio pregunta: para qu hemos recorrido caminos!
Todo es igual!
A los odos de stos les suena de manera agradable el que se predique: Nada merece
la pena! No debis querer Mas sta es una predicacin en favor de la esclavitud.
Oh hermanos mos, cual un viento fresco y rugiente viene Zaratustra para todos los cansados del mundo; a muchas narices har an estornudar!
Tambin a travs de los muros sopla mi aliento libre, y penetra hasta las crceles y los
espritus encarcelados!
El querer hace libres: pues querer es crear: as enseo yo. Y slo para crear debis
aprender!
Y tambin el aprender debis aprenderlo de m, el aprender bien! - Quien tenga odos,
oiga!
17
Ah est la barca, - quiz navegando hacia la otra orilla se vaya a la gran nada. - Quin
quiere embarcarse en ese quiz? Ninguno de vosotros quiere embarcarse en la barca
de la muerte!390. Cmo pretendis ser entonces hombres cansados del mundo!
Cansados del mundo! Y ni siquiera habis llegado a estar desprendidos de la tierra!
Siempre os he encontrado vidos todava de tierra, enamorados todava del propio estar
cansados de la tierra!
No en vano tenis el labio colgante - un pequeo deseo de tierra contina asentado en
l! Y en el ojo - no flota en l una nubecilla de inolvidado placer terrestre?
Hay en la tierra muchas buenas invenciones, las unas tiles, las otras agradables: por
causa de ellas resulta amable la tierra.
Y muchas y distintas cosas estn tan bien inventadas que, como el pecho de la mujer:
son tiles y agradables a la vez.
Mas vosotros los cansados del mundo! Vosotros los perezosos de la tierra! A vosotros se os debe azotar! Al azotaros se os debe espabilar de nuevo las piernas.
Pues: si no sois enfermos y pillos decrpitos, de los que la tierra est cansada, sois astutos perezosos, o golosos y agazapados gatos de placer. Y si no queris volver a correr
alegremente, entonces debis - iros al otro mundo!
No se debe querer ser mdico de incurables: as lo ensea Zaratustra: - por eso debis
iros al otro mundo!
Pero se necesita ms valor para poner fin que para escribir un nuevo verso: esto lo saben todos los mdicos y todos los poetas. 18
Oh hermanos mos, hay tablas que las cre la fatiga, y tablas que las cre la pereza, tablas perezosas: aunque hablan del mismo modo, quieren que se las oiga de modo distinto.
Mirad ah ese hombre que desfallece! Se halla tan slo a un palmo de su meta, mas a
causa de la fatiga se ha tendido ah, obstinado, en el polvo: ese valiente!
A causa de la fatiga bosteza del camino y de la tierra y de la meta y de s mismo: no
quiere dar un solo paso ms, -ese valiente!
Ahora el sol arde sobre l, y los perros lamen su sudor391: pero l yace ah en su obstinacin y prefiere desfallecer: - desfallecer a un palmo de su meta! En verdad, tendris que llevarlo agarrado por los
cabellos incluso a su cielo392, - a ese hroe!
Es mejor que lo dejis tirado ah donde l se ha echado, para que le llegue el sueo, el
consolador, con un chaparrn refrescante:
Dejadle yacer hasta que se despierte por s mismo, - hasta que se retracte por s mismo
de toda fatiga y de lo que en l enseaba fatiga!
Slo, hermanos mos, ahuyentad de l a los perros, a los hipcritas perezosos y a todo el
enjambre de sabandijas: - a todo el enjambre de sabandijas de los cultos, que con el sudor de todo hroe - se
regala! 19
Yo trazo en torno a m crculos y fronteras sagradas; cada vez es menor el nmero de
quienes conmigo suben hacia montaas cada vez ms altas, - yo construyo una cordillera
con montaas ms santas cada vez. Pero adondequiera que conmigo subis, oh hermanos mos: cuidad de que no suba con
vosotros un parsito!393.
Parsito: es un gusano, un gusano que se arrastra, que se doblega, que quiere engordar a
costa de vuestros rincones enfermos y heridos.
Y su arte consiste en esto, en adivinar cul es en las almas ascendentes el lugar en que
estn cansadas: en vuestro disgusto y en vuestro mal humor, en vuestro delicado pudor
construye el parsito su nauseabundo nido.
En el lugar en que el fuerte es dbil, y el noble, demasiado benigno, - all dentro construy l su nauseabundo nido: el parsito habita all donde el grande tiene pequeos rincones heridos.
Cul es la especie ms alta de todo ser, y cul la ms baja? El parsito es la especie
ms baja; pero quien forma parte de la especie ms alta, se alimenta a la mayor parte de
los parsitos.
El alma, en efecto, que posee la escala ms larga y que ms profundo puede descender:
cmo no iban a asentarse en ella la mayor parte de los parsitos? - el alma ms vasta, la que ms lejos puede correr y errar y vagar dentro de s; la ms
necesaria, que por placer se precipita en el azar: -
Si sos - tuviesen de balde el pan, ay! Tras de qu andaran sos gritando? Su sustento
- es su verdadero entretenimiento; y las cosas deben resultarles difciles!
Animales de presa son: en su trabajar - hay tambin robo, en su merecer - hay
tambin engao! Por eso las cosas deben resultarles difciles!
Deben hacerse mejores animales de presa, ms sutiles, ms inteligentes, ms semejantes al hombre: el hombre es, en efecto, el mejor animal de presa.
A todos los animales les ha robado ya el hombre sus virtudes: por eso, de todos los
animales es el hombre el que ha tenido ms difciles las cosas.
Ya slo los pjaros estn por encima de l. Y cuando el hombre aprenda a volar, ay!,
hasta qu altura - volar su rapacidad!
23
As quiero yo que sean el hombre y la mujer: el uno, apto para la guerra, la otra, apta
para el parto, mas ambos aptos para bailar con la cabeza y con las piernas.
Y demos por perdido el da en que no hayamos bailado al menos una vez! Y sea falsa
para nosotros toda verdad en la que no haya habido una carcajada!
24
Vuestro enlace matrimonial: Tened cuidado de que no sea una mala conclusin!
Habis soldado con demasiada rapidez: por eso de ah se sigue - el quebrantamiento del
matrimonio!
Y es mejor quebrantar el matrimonio que torcer el matrimonio, que mentir el matrimonio! - As me dijo una mujer: Es verdad que yo he quebrantado el matrimonio, pero
antes el matrimonio me haba quebrantado a m!399.
Siempre he encontrado que los mal apareados eran los peores vengativos: hacen pagar a
todo el mundo el que ellos no puedan ya correr por separado.
Por ello quiero yo que los honestos se digan uno a otro: Nosotros nos amamos: veamos si podemos continuar amndonos! O debe ser una equivocacin nuestra promesa?400.
- Dadnos un plazo y un pequeo matrimonio, para que veamos si somos capaces del
gran matrimonio! Es una gran cosa estar dos siempre juntos!
As aconsejo yo a todos los honestos; y qu sera mi amor al superhombre y a todo lo
que debe venir si yo aconsejase y hablase de otro modo!
No slo a propagaros al mismo nivel, sino a propagaros hacia arriba - a eso, oh hermanos mos, aydeos el jardn del matrimonio!
25
El que ha llegado a conocer los viejos orgenes acabar por buscar manantiales del futuro y nuevos orgenes. Oh hermanos mos, de aqu a poco401, nuevos pueblos surgirn y nuevos manantiales se
precipitarn ruidosamente en nuevas profundidades.
El terremoto, en efecto, - ciega muchos pozos y provoca mucho desfallecimiento: y
tambin saca a luz energas y secretos ocultos.
El terremoto pone de manifiesto nuevos manantiales. En el terremoto de viejos pueblos
emergen manantiales nuevos.
Todo este largo captulo alude antitticamente a las tablas de la ley del Antiguo Testamento. Vase
xodo, 24. El propio Moiss rompe las tablas ms tarde: xodo, 32, 19. En Ecce homo dice Nietzsche:
Muchos escondidos rincones y alturas del paisaje de Nizza se hallan santificados para m por instantes
inolvidables: aquel pasaje decisivo que lleva el ttulo De tablas viejas y nuevas fue compuesto durante
una fatigossima subida desde la estacin al maravilloso y morisco nido de guilas que es Eza -la agilidad
muscular era siempre mxima en m cuando la fuerza creadora flua de manera ms abundante.
364
En la cuarta parte, El signo, llegarn hasta Zaratustra la bandada de palomas y el len riente.
365
En Ecce homo Nietzsche emplea casi idntica expresin: Y as me cuento mi vida a m mismo.
366
Vase, en la primera parte, De las ctedras de la virtud.
367
Reminiscencia del Evangelio de Mateo, 24,28: Donde quiera est el cadver, all se juntarn los buitres.
368
Vase antes, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres, y la nota 76. Esta imagen
aparece por vez primera en el captulo Del amigo, de la primera parte.
369
Vase la nota 121.
370
Vase la nota 14.
371
Corazones de carne es expresin bblica que aparece en Ezequiel, 11, 19-20: Les arrancar el corazn de piedra y les dar un corazn de carne, para que sigan mis leyes y pongan por obra mis mandatos.
Tambin aparece en 2 Corintios, 3, 3: Vosotros sois mi carta, escrita en vuestros corazones, carta abierta y
leda por todo el mundo. Se os nota que sois carta de Cristo y que yo fui el amanuense no est escrita con
tinta, sino con Espritu de Dios vivo, no entablas de piedra, sino en tablas que son corazones de carne.
Aqu Zaratustra rememora probablemente el segundo de los pasajes citados.
372
Negacin de lo que se dice en el Apocalipsis, 22,17: Quien tenga sed, que se acerque; el que quiera,
que tome de balde el agua de la vida.
373
El sacrificio de las primicias es de origen bblico. Vase xodo, 23, 19: Llevars a la casa del Seor,
tu Dios, las primicias de tus frutos.
374
Juego de palabras, en alemn, entre los verbos gehorchen (obedecer) -en el que aparece horchen (or,
escuchar)- y hren (or).
375
Frase de Heraclito. En este 8 hace Nietzsche un uso muy peculiar de la contraposicin entre Heraclito
y Parmnides, segn los viejos textos griegos. Por otra parte, todo el decorado figurativo se apoya en dos
frases populares alemanas que aparecen aqu textualmente: das Wasser hat keine Balken (literal: el agua
no tiene maderos, pero que corresponde aproximadamente a la expresin castellana el mar es muy traidor), e ins Wasser fallen (literal: caer al agua, pero en el sentido de irse al agua, malograrse algo).
376
Remedo de Jeremas, 16, 6: El Seor me dijo: Predica estas palabras en los pueblos de Jud y en las
callejas de Jerusaln.
377
Cita de xodo, 20. Estas dos prohibiciones aparecen en las tablas viejas.
378
Vase antes, De los apstatas, 2.
379
En la cuarta parte, Coloquio con los reyes, el or cmo uno de los reyes repite esta frase suya har salir
a Zaratustra de su escondite.
380
Flamencos: este mordaz calificativo que Zaratustra da aqu a los cortesanos lo aplicar a los reyes
en la cuarta parte, Coloquio con los reyes.
381
Alusin a la tierra prometida de los hebreos. Vase la nota 278.
382
Alusin a las cruzadas.
383
Vase, en la segunda parte, Del pas de la cultura, y la nota 218. La frase siguiente es perfrasis, con
cambio de sentido, de xodo, 20, 5: Yo Yahv... castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta en la
tercera y la cuarta generacin.
384
Vase la nota 248.
385
Stroh dreschen (trillar paja) tiene un significado obvio: trabajar y no sacar nada. En alemn tiene
adems el significado de decir trivialidades. As se entiende mejor la referencia a los parloteos.
386
Das Maul verbinden (amordazar el hocico, poner el bozal) es frase empleada por Lutero, en su traduccin de la Biblia; vase Deuteronomio, 25, 4: No le pondrs bozal al buey que trilla.
387
Cita literal de Tito, 1, 15: Para el puro todo es puro; en cambio, para el sucio y falto de fe no hay nada puro: hasta la mente y la conciencia las tiene sucias.
388
Con esta misma frase comienza tambin el captulo de la segunda parte titulado De la chusma.
389
Vase la nota 304.
390
La barca de la muerte es expresin que viene de la Antigedad clsica: Caronte llevaba en su barca
los muertos al Hades.
391
Remedo del Evangelio de Lucas, 16, 21: Hasta los perros venan y laman sus lceras (aplicado al
mendigo Lzaro).
392
Parfrasis irnica de lo narrado en el Antiguo Testamento, Ezequiel, 8, 3: Y Yahv alarg una a manera de mano y me cogi por los cabellos y el espritu me elev entre la tierra y el cielo y me condujo a
Jerusaln en xtasis.
393
Vase, en esta tercera parte, Del espritu de la pesadez.
394
En Ecce homo cita Nietzsche el prrafo que va desde el alma, en efecto, que posee la escala ms alta... hasta aqu, y aade: pero esto es el concepto mismo de Dioniso.
395
Cita del Evangelio de Juan, 13, 14: Si yo, pues, os he lavado los pies, siendo vuestro Seor y Maestro, tambin habis de lavaros los pies unos a otros. Porque yo os he dado ejemplo vosotros obris segn mi
ejemplo.
396
Vase, en la primera parte, De la guerra y el pueblo guerrero.
397
Los dos vocablos empleados por Nietzsche (dreinschaun, dreinhaun) explican mejor, con su sonido
similar, la afirmacin de que es una sola cosa.
398
Ya no es tiempo de reyes: cita de Hlderlin, La muerte de Empdocles.
399
Para entender mejor los dos prrafos anteriores es necesario conocer los varios juegos de palabras a
que en ellos se entrega Nietzsche. Est en primer lugar, el verbo schliessen, que puede tener al menos tres
significados, empleados sucesivamente por Nietzsche: (Ehe)schliessen: casarse, enlace matrimonial;
schliessen: sacar una conclusin; schliessen: soldar.
Por eso dice Nietzsche: tened cuidado de que vuestro schliessen (enlace) matrimonial no sea un mal
schliessen (conclusin precipitada), pues si vuestro schliessen (soldar) ha sido muy rpido, puede romperse
(brechen). Aqu entra el segundo juego de palabras, ya que (Ehe)brechen significa: cometer adulterio. En
sntesis: aquel casamiento que, por ser una conclusin precipitada, est mal soldado, se romper con el
adulterio.
El juego de palabras contina. Dice Nietzsche: es mejor brechen (romper) el matrimonio con el adulterio
que no biegen (torcerlo). En este momento Nietzsche introduce dos palabras inventadas por l, por analoga
con Ehe-brechen, en las que se da adems una aliteracin: Ehe-biegen (convertir el matrimonio en algo
torcido) y Ehe-lgen (convertir el matrimonio en una mentira). Y por fin, el ltimo juego verbal. Dice una
mujer: yo he adulterado ([Ehe]brechen), pero antes el matrimonio me haba roto (brechen) a m. Aqu
habra que aadir otro matiz, cuando Nietzsche dice que de un mal schliessen (sacar una conclusin, derivar, seguirse una conclusin) se sigue (folgt) una ruptura de esa conclusin.
400
Nuevo juego de palabras: el verbo versprechen significa prometer y tambin equivocarse (al
hablar) ; Nietzsche lo enlaza con versehen, de formacin similar, que significa equivocarse (al mirar) .
Es decir: tes que nuestra equivocacin al hablar (o tambin nuestro prometer) es ya tambin una equivocacin al mirar?
401
Vase la nota 250.
402
Alusin la teora del contrato social de Rousseau.
403
Este uno aludido por Zaratustra es evidentemente jess, lo que se corrobora con la posterior referencia a la crucifixin.
404
Vase la nota 29.
405
Este segundo descubridor del farisesmo de los buenos y justos es Zaratustra-Nietzsche.
406
Vase la nota 33.
407
Vase el Prlogo de Zaratustra, 5, y la nota 22.
408
Nacer en la mentira (en el pecado) es expresin bblica. Vase el Salmo 51,7: Mira, en culpa nac
y en pecado me engendr mi madre.
409
El texto de este 29 es reproducido por Nietzsche al final de su obra Crepsculo de los dolos, como
eplogo de ella, con el ttulo de Habla el martillo.
410
Nietzsche comenta este precepto en Ecce homo con las siguientes palabras: El imperativo endureceos!, la ms honda certeza de que todos los creadores son duros, es el autntico indicio de una naturaleza
dionisiaca.
411
Vase la nota 129.
412
Juego de palabras, en alemn, entre Schickung (providencia) y Schicksal (destino), de idntica raz.
El convaleciente413
1
Una maana, no mucho tiempo despus de su regreso a la caverna, Zaratustra salt de
su lecho como un loco, grit con voz terrible e hizo gestos como si en el lecho yaciese
todava alguien que no quisiera levantarse de all; y tanto reson la voz de Zaratustra que
sus animales acudieron asustados, y de todas las cavernas y escondrijos que estaban
prximos a la caverna de Zaratustra escaparon todos los animales, - volando, revoloteando, arrastrndose, saltando, segn que les hubiesen tocado en suerte patas o alas. Y
Zaratustra dijo estas palabras:
Sube, pensamiento abismal, de mi profundidad! Yo soy tu gallo y tu crepsculo matutino, gusano adormilado: arriba!, arriba! Mi voz debe desvelarte ya con su canto de
gallo!
Destate las ataduras de tus odos: escucha! Pues yo quiero orte! Arriba! Arriba!
Aqu hay truenos bastantes para que tambin los sepulcros aprendan a escuchar!
Y borra de tus ojos el sueo y toda imbecilidad, toda ceguera! yeme tambin con tus
ojos: mi voz es una medicina incluso para ciegos de nacimiento.
Y una vez que te hayas despertado debers permanecer eternamente despierto. No es mi
hbito despertar del sueo a tatarabuelas para decirles - que sigan durmiendo!414
Te mueves, te desperezas, ronroneas? Arriba! Arriba! No roncar - hablarme es lo
que debes! Te llama Zaratustra el ateo!
Yo Zaratustra, el abogado de la vida, el abogado del sufrimiento, el abogado del crculo415 - te llamo a ti, al ms abismal de mis pensamientos!
Dichoso de m! Vienes - te oigo! Mi abismo habla, he hecho girar a mi ltima profundidad para que mire hacia la luz!
Dichoso de m! Ven! Dame la mano - - ay! deja!, ay, ay! - - nusea, nusea, nusea
- - - ay de m!
2
Y apenas haba dicho Zaratustra estas palabras cay al suelo como un muerto y permaneci largo tiempo como un muerto. Mas cuando volvi en s estaba plido y temblaba y
permaneci tendido y durante largo tiempo no quiso comer ni beber. Esto dur en l siete
das; mas sus animales no lo abandonaron ni de da ni de noche, excepto que el guila
volaba fuera a recoger comida. Y lo que recoga y robaba colocbalo en el lecho de Zaratustra: de modo que ste acab por yacer entre amarillas y rojas bayas, racimos de uvas,
manzanas de rosa416, hierbas aromticas y pias. Y a sus pies estaban extendidos dos corderos417 que el guila haba arrebatado con gran esfuerzo a sus pastores.
Por fin, al cabo de siete das, Zaratustra se irgui en su lecho, tom en la mano una
manzana de rosa, la oli y encontr agradable su olor. Entonces creyeron sus animales
que haba llegado el tiempo de hablar con l.
Oh Zaratustra, dijeron, hace ya siete das que ests as tendido, con pesadez en los
ojos: no quieres por fin ponerte otra vez de pie?
Sal de tu caverna: el mundo te aguarda como un jardn. El viento juega con densos
aromas que quieren venir hasta ti; y todos los arroyos quisieran correr detrs de ti.
Todas las cosas sienten anhelo de ti, porque has permanecido solo siete das, - sal fuera
de tu caverna! Todas las cosas quieren ser tus mdicos!
Es que ha venido a ti un nuevo conocimiento, un conocimiento cido, pesado? Como
masa acedada yacas t ah, tu alma se hinchaba y rebosaba por todos sus bordes. -
- Oh animales mos, respondi Zaratustra, seguid parloteando as y dejad que os escuche! Me reconforta que parloteis: donde se parlotea, all el mundo se extiende ante m
como un jardn.
Qu agradable es que existan palabras y sonidos: palabras y sonidos no son acaso arcos iris y puentes ilusorios tendidos entre lo eternamente separado?
A cada alma le pertenece un mundo distinto; para cada alma es toda otra alma un trasmundo.
Entre las cosas ms semejantes es precisamente donde la ilusin miente del modo ms
hermoso; pues el abismo ms pequeo es el ms difcil de salvar418.
Para m - cmo podra haber un fuera-de-m? No existe ningn fuera! Mas esto lo olvidamos tan pronto como vibran los sonidos; qu agradable es olvidar esto!
No se les han regalado acaso a las cosas nombres y sonidos para que el hombre se reconforte en las cosas? Una hermosa necedad es el hablar: al hablar, el hombre baila sobre
todas las cosas.
Qu agradables son todo hablar y todas las mentiras de los sonidos! Con sonidos baila
nuestro amor sobre multicolores arcos iris. - Oh Zaratustra, dijeron a esto los animales, todas las cosas mismas bailan para quienes piensan como nosotros: vienen y se tienden la mano, y ren, y huyen - y vuelven.
Todo va, todo vuelve; eternamente rueda la rueda del ser. Todo muere, todo vuelve a
florecer, eternamente corre el ao del ser.
Todo se rompe, todo se recompone; eternamente se construye a s misma la misma casa
del ser. Todo se despide, todo vuelve a saludarse; eternamente permanece fiel a s el anillo del ser.
En cada instante comienza el ser; en torno a todo Aqu gira la esfera All. El centro
est en todas partes. Curvo es el sendero de la eternidad. - Oh truhanes y organillos de manubrio!, respondi Zaratustra y de nuevo sonri, qu
bien sabis lo que tuvo que cumplirse durante siete das: - 419
- Y cmo aquel monstruo se desliz en mi garganta y me estrangul! Pero yo le mord
la cabeza y la escup lejos de m. Y vosotros, - vosotros habis hecho ya de ello una cancin de organillo? Mas ahora yo estoy aqu tendido, fatigado an de ese morder y escupir
lejos, enfermo todava de la propia redencin.
Y vosotros habis sido espectadores de todo esto? Oh animales mos, tambin vosotros sois crueles? Habis querido contemplar mi gran dolor, como hacen los hombres?
El hombre es, en efecto, el ms cruel de todos los animales.
Como ms a gusto se ha sentido hasta ahora el hombre en la tierra ha sido asistiendo a
tragedias, corridas de toros y crucifixiones; y cuando invent el infierno, he aqu que ste
fue su cielo en la tierra.
Cuando el gran hombre grita- : apresrase el pequeo a acudir; y de avidez le cuelga la
lengua fuera del cuello. Mas l a esto lo llama su compasin.
El hombre pequeo, sobre todo el poeta, - con qu vehemencia acusa l a la vida con
palabras! Escuchadle, pero no dejis de or el placer qu hay en todo acusar!
A esos acusadores de la vida: la vida los supera con un simple parpadeo. Me amas?,
dice la descarada; espera un poco, an no tengo tiempo para ti.
El hombre es consigo el ms cruel de los animales; y en todo lo que a s mismo se llama
pecador y dice que lleva la cruz y que es un penitente, no dejis de or la voluptuosidad que hay en ese lamentarse y acusar!
Yo mismo - quiero ser con esto el acusador del hombre? Ay, animales mos, esto es lo
nico que he aprendido hasta ahora, que el hombre necesita, para sus mejores cosas, de lo
peor que hay en l, -
- que todo lo peor es su mejor fuerza y la piedra ms dura para el supremo creador; y
que el hombre tiene que hacerse ms bueno y ms malvado: El leo de martirio a que yo estaba sujeto no era el que yo supiese: el hombre es malvado, - sino el que yo gritase como nadie ha gritado an:
Ay, qu pequeas son incluso sus peores cosas! Ay, qu pequeas son incluso sus
mejores cosas!
El gran hasto del hombre - l era el que me estrangulaba y el que se me haba deslizado
en la garganta: y lo que el adivino haba profetizado: Todo es igual, nada merece la pena, el saber estrangula420.
Un gran crepsculo iba cojeando delante de m, una tristeza mortalmente cansada, ebria
de muerte, que hablaba con una boca bostezante.
Eternamente retorna l, el hombre del que t ests cansado, el hombre pequeo - as
bostezaba mi tristeza y arrastraba el pie y no poda adormecerse.
En una oquedad se transform para m la tierra de los hombres, su pecho se hundi, todo lo vivo convirtise para m en putrefaccin humana y en huesos y en caduco pasado.
Mi suspirar estaba sentado sobre todos los sepulcros de los hombres y no poda ponerse
de pie; mi suspirar y mi preguntar lanzaban presagios siniestros y estrangulaban y roan y
se lamentaban da y noche:
- Ay, el hombre retorna eternamente! El hombre pequeo retorna eternamente! Desnudos haba visto yo en otro tiempo421 a ambos, al hombre ms grande y al hombre
ms pequeo: demasiado semejantes entre s, - demasiado humano incluso el ms grande!
Demasiado pequeo el ms grande! - ste era mi hasto del hombre! Y el eterno retorno tambin del ms pequeo! - ste era mi hasto de toda existencia!
Ay, nusea! nusea! nusea! - - As habl Zaratustra, y suspir y tembl; pues se
acordaba de su enfermedad. Mas entonces sus animales no le dejaron seguir hablando.
No sigas hablando, convaleciente! - as le respondieron sus animales, sino sal afuera,
adonde el mundo te aguarda como un jardn.
Sal afuera, a las rosas y a las abejas y a las bandadas de palomas! Y, sobre todo, a los
pjaros cantores: para que de ellos aprendas a cantar!
Cantar es, en efecto, cosa propia de convalecientes; al sano le gusta hablar. Y aun
cuando tambin el sano quiere canciones, quiere, sin embargo, distintas canciones que el
convaleciente.
- Oh truhanes y organillos de manubrio, callad! - respondi Zaratustra y se sonri de
sus animales. Qu bien sabis el consuelo que invent para m durante siete das!
El tener que cantar de nuevo - se fue el consuelo que me invent, y sa mi curacin:
queris acaso vosotros hacer enseguida de ello una cancin de organillo?
- No sigas hablando, volvieron a responderle sus animales; es preferible que t, convaleciente, te prepares primero una lira, una lira nueva!
Pues mira, oh Zaratustra! Para estas nuevas canciones se necesitan liras nuevas.
Canta y cubre los ruidos con tus bramidos, oh Zaratustra, cura tu alma con nuevas canciones: para que puedas llevar tu gran destino, que no ha sido an el destino de ningn
hombre!
Pues tus animales saben bien, oh Zaratustra, quin eres t y quin tienes que llegar a
ser: t eres el maestro del eterno retorno422 -, se es tu destino!
El que tengas que ser el primero en ensear esta doctrina, - cmo no iba a ser ese gran
destino tambin tu mximo peligro y tu mxima enfermedad!
Mira, nosotros sabemos lo que t enseas: que todas las cosas retornan eternamente, y
nosotros mismos con ellas, y que nosotros hemos existido ya infinitas veces, y todas las
cosas con nosotros.
T enseas que hay un gran ao del devenir, un monstruo de gran ao: una y otra vez
tiene ste que darse la vuelta, lo mismo que un reloj de arena, para volver a transcurrir y a
vaciarse: - de modo que todos estos aos son idnticos a s mismos, en lo ms grande y tambin
en lo ms pequeo, - de modo que nosotros mismos somos idnticos a nosotros mismos
en cada gran ao, en lo ms grande y tambin en lo ms pequeo.
Y si t quisieras morir ahora, oh Zaratustra: mira, tambin sabemos cmo te hablaras
entonces a ti, mismo: - mas tus animales te ruegan que no mueras todava!
Hablaras sin temblar, antes bien dando un aliviador suspiro de bienaventuranza: pues
una gran pesadez y un gran sofoco se te quitaran de encima a ti, el ms paciente de todos
los hombres! Ahora muero y desaparezco, diras, y dentro de un instante ser nada. Las almas son
tan mortales como los cuerpos423.
Pero el nudo de las causas, en el cual yo estoy entrelazado, retorna, - l me crear de
nuevo! Yo mismo formo parte de las causas del eterno retorno.
Vendr otra vez, con este sol, con esta tierra, con este guila, con esta serpiente - no a
una vida nueva o a una vida mejor o a una vida semejante:
- vendr eternamente de nuevo a esta misma e idntica vida, en lo ms grande y tambin en lo ms pequeo, para ensear de nuevo el eterno retorno de todas las cosas, - para decir de nuevo la palabra del gran medioda de la tierra y de los hombres, para
volver a anunciar el superhombre a los hombres.
He dicho mi palabra, quedo hecho pedazos a causa de ella: as lo quiere mi suerte eterna - , perezco como anunciador!
Ha llegado la hora de que el que se hunde en su ocaso se bendiga a s mismo. As acaba el ocaso de Zaratustrd.424
Cuando los animales hubieron dicho estas palabras callaron y aguardaron a que Zaratustra les dijese algo: mas Zaratustra no oy que ellos callaban. Antes bien, yaca en silencio, con los ojos cerrados, semejante a un durmiente, aunque ya no dorma: pues se
hallaba en conversacin con su alma. Pero la serpiente y el guila, al encontrarlo tan silencioso, honraron el gran silencio que lo rodeaba y se alejaron con cuidado.
413
Otro ttulo pensado por Nietzsche para este captulo fue La evocacin. El presente apartado desarrolla
la idea del eterno retorno de lo idntico, ya aparecida en De la visin y enigma.
414
Alusin irnica al comienzo del acto tercero de la pera Sigfrido, de Wagner, en que el dios Wotan
saca de su sueo a Erda, la Madre Primigenia, la cual vuelve a quedar dormida tras un breve coloquio.
415
La ms completa autodefinicin de Zaratustra y uno de los textos capitales de esta obra.
416
La manzana de rosa es fruto que aparece varias veces en As habl Zaratustra. Quiz sea un smbolo del mundo. Esto puede quedar corroborado por el paralelismo entre la frase que viene poco despus:
Zaratustra... tom en la mano una manzana de rosa, la oli y encontr agradable su olor, y la frase del
Gnesis, 1, 31: Entonces vio Dios todo cuanto haba hecho, y encontr que estaba bien.
417
Estos dos corderos son los que ms tarde sern sacrificados para que Zaratustra y los hombres superiores que han acudido a su caverna celebren la Cena. Vase, en la cuarta parte, La Cena.
418
Vase, en la segunda parte, La cancin de la noche.
419
Vase, en la tercera parte, De la visin y enigma, 2.
420
Vase la nota 248.
421
Vase, en la segunda parte, De los sacerdotes, 146.
422
Remedo de la confesin de Pedro a Jess: Simn Pedro respondi: T eres el Mesas, el Hijo del
Dios viviente; vase el Evangelio de Mateo, 16, 16.
423
Vase lo que Zaratustra dice al volatinero al comienzo de la obra, Prlogo de Zaratustra, 6, y la nota
26.
424
Vase la nota 6.
Otro ttulo anotado por Nietzsche en sus manuscritos para este apartado era el de Ariadna, al que corresponda ms adelante otro apartado titulado Dioniso (que ahora es Los siete sellos).
426
Oh alma ma es invocacin bblica que aparece en los salmos. Vase, por ejemplo, el Salmo, 103, 1.
427
Sobre viraje de la necesidad vase la nota 129.
428
De manera encubierta hay en estas palabras una alusin a Dioniso. Este, en efecto, es representado en
ocasiones como un viador que viene en barco con una podadera en la mano para podar sus vides (as est
representado en la copa de Exekias, del siglo VI, que se conserva en Munich). La vid, cargada de racimos,
que anhela la llegada del viador, es Ariadna (alma de Zaratustra). El viador con la podadera es imagen
que aparece tambin en el Apocalipsis. Vase Apocalipsis, 14, 18: Echa tu afilada podadera y vendimia
los racimos de la via de la tierra, pues llegaron a sazn sus uvas! Es posible que en el nimo de Nietzsche
se fundiesen ambas evocaciones.
2
Si alguna vez mi clera destroz sepulcros, desplaz mojones e hizo rodar viejas tablas,
ya rotas, a profundidades cortadas a pico:
Si alguna vez mi escarnio avent palabras enmohecidas y yo vine como una escoba para araas cruceras y como viento que limpia viejas y sofocantes criptas funerarias:
Si alguna vez me sent jubiloso all donde yacen enterrados viejos dioses, bendiciendo
al mundo, amando al mundo, junto a los monumentos de los viejos calumniadores del
mundo: - pues yo amo incluso las iglesias y los sepulcros de dioses, a condicin de que el cielo
mire con su ojo puro a travs de sus derruidos techos; me gusta sentarme, como hierba y
roja amapola, sobre derruidas iglesias - 435
Oh, cmo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, - el anillo
del retorno?
Nunca encontr todava la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a
quien yo amo: pues yo te amo, oh eternidad!
Pues yo te amo, oh eternidad!
3
Si alguna vez lleg hasta m un soplo del soplo creador y de aquella celeste necesidad
que incluso a los azares obliga a bailar ronda de estrellas:
Si alguna vez re con la risa del rayo creador, al que gruendo, pero obediente, sigue el
prolongado trueno de la accin: Si alguna vez jugu a los dados con los dioses sobre la
divina mesa de la tierra, de tal manera que la tierra tembl y se resquebraj y arroj resoplando ros de fuego: pues una mesa de dioses es la tierra, que tiembla con nuevas palabras creadoras y con
divinas tiradas de dados: - Oh, cmo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo
de los anillos, - el anillo del retorno?
Nunca encontr todava la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a
quien yo amo: pues yo te amo, oh eternidad!
Pues yo te amo, oh eternidad!
4
Si alguna vez beb a grandes tragos de aquella espumeante y especiada jarra de mezclar
en la que se hallan bien mezcladas todas las cosas:
Si alguna vez mi mano derram las cosas ms remotas sobre las ms prximas, y fuego
sobre el espritu, y placer sobre el sufrimiento, y lo ms inicuo sobre lo ms bondadoso:
Si yo mismo soy un grano de aquella sal redentora que hace que todas las cosas se mezclen bien en aquel jarro: - pues hay una sal que liga lo bueno con lo malvado; y hasta lo ms malvado es digno
de servir de condimento y de ltima efusin: Oh, cmo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, - el anillo
del retorno?
Nunca encontr todava la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a
quien yo amo: pues yo te amo, oh eternidad!
Pues yo te amo, oh eternidad!
5
Si yo soy amigo del mar y de todo cuanto es de especie marina, y cuando ms amigo
suyo soy es cuando, colrico, l me contradice:
Si en m hay aquel placer indagador que empuja las velas hacia lo no descubierto, si en
mi placer hay un placer de navegante:
Si alguna vez mi jbilo grit: La costa ha desaparecido, - ahora ha cado mi ltima cadena - lo ilimitado ruge en torno a m, all lejos brillan para m el espacio y el tiempo, bien!,
adelante!, viejo corazn! - Oh, cmo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, - el anillo del retorno?
Nunca encontr todava la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a
quien yo amo: pues yo te amo, oh eternidad!
Pues yo te amo, oh eternidad!
6
Si mi virtud es la virtud de un bailarn, y a menudo he saltado con ambos pies hacia un
xtasis de oro y esmeralda:
Si mi maldad es una maldad riente, que habita entre colinas de rosas y setos de lirios:
- dentro de la risa, en efecto, se congrega todo lo malvado, pero santificado y absuelto
por su propia bienaventuranza: Y si mi alfa y mi omega436 es que todo lo pesado se vuelva ligero, todo cuerpo, bailarn,
todo espritu, pjaro: y en verdad esto es mi alfa y mi omega! Oh, cmo no iba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, - el anillo
del retorno?
Nunca encontr.todava la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a
quien yo amo: pues yo te amo, oh eternidad!
Pues yo te amo, oh eternidad!
7
Si alguna vez extend silenciosos cielos encima de m, y con alas propias vol hacia cielos propios:
Si yo nad jugando en profundas lejanas de luz, y mi libertad alcanz una sabidura de
pjaro: - y as es como habla la sabidura de pjaro: Mira, no hay ni arriba ni abajo! Lnzate
de ac para all, hacia adelante, hacia atrs, t ligero! Canta!, no sigas hablando!
- Acaso todas las palabras no estn hechas para los pesados? No mienten, para quien
es ligero, todas las palabras? Canta, no sigas hablando!
Oh, cmo no lba yo a anhelar la eternidad y el nupcial anillo de los anillos, - el anillo
del retorno?
Nunca encontr todava la mujer de quien quisiera tener hijos, a no ser esta mujer a
quien yo amo: pues yo te amo, oh eternidad!
Pues yo te amo, oh eternidad!
433
Tanto Los siete sellos como S y amn son expresiones tomadas del Apocalipsis. Vase Apocalipsis, 5, 1 y 1, 7, respectivamente.
434
Las cuatro lneas anteriores son parfrasis de Apocalipsis, 10, 1-2: Y vi otro ngel fuerte, que bajaba
del cielo, envuelto en una nube, y el arco iris por encima de su cabeza, y su semblante como el sol, y sus
piernas como columnas de fuego, y tena en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar,
y el izquierdo sobre la tierra, y clam con voz potente, como cuando ruge el len. Estas cuatro lneas se
repetirn luego en La cancin del noctmbulo, 2.
435
Vase, en la segunda parte, De los sacerdotes.
436
Expresin del Apocalipsis, 1, 8: Yo soy el alfa y la omega, dice el Seor Dios, el que es y era y ha de
venir, el soberano de todo.
Sin embargo, cuando Zaratustra estuvo en la cumbre mand a casa a sus animales, que
lo haban acompaado, y vio que entonces estaba solo: - entonces se ri de todo corazn,
mir a su alrededor y habl as:
El haber hablado de ofrendas, y de ofrendas de miel, fue slo una argucia oratoria y, en
verdad, una tontera til! Aqu arriba me es lcito hablar con mayor libertad que delante
de cavernas de eremitas y de animales domsticos de eremitas.
Por qu hacer una ofrenda! Yo derrocho lo que se me regala, yo derrochador de las mil
manos: cmo me sera lcito llamar a esto todava - hacer una ofrenda!
Y cuando yo peda miel, lo que peda era tan slo un cebo y un dulce y viscoso almibar,
al que son aficionados incluso los osos gruones y los pjaros extraos, refunfuadores,
malvados:
- el mejor cebo, cual lo precisan cazadores y pescadores. Pues si el mundo es cual un
oscuro bosque lleno de animales, y jardn de delicias de todos los cazadores furtivos, a m
me parece ms bien, y aun mejor, un mar rico y lleno de abismos, - un mar lleno de peces
y cangrejos de todos los colores, que hasta los dioses sentiran deseos de hacerse pescadores en su orilla y echadores de redes: tan abundante es el mundo en rarezas grandes y
pequeas!
Especialmente el mundo de los hombres, el mar de los hombres: - a l lanzo yo ahora
mi caa de oro y digo: brete, abismo del hombre!
brete y arrjame tus peces y tus centelleantes cangrejos! Con mi mejor cebo pesco
yo hoy para m los ms raros peces humanos!
- mi propia felicidad arrjola lejos, a todas las latitudes ylejanas, entre el amanecer, el
medioda y el atardecer, a ver si muchos peces humanos aprenden a tirar y morder de mi
felicidad.
Hasta que, mordiendo mis afilados anzuelos escondidos, tengan que subir a mi altura
los ms multicolores gobios de los abismos, subir hacia el ms maligno de todos los pescadores de hombres440.
Pues eso soy yo a fondo y desde el comienzo, tirando, atrayendo, levantando, elevando,
alguien que tira, que cra y corrige, que no en vano se dijo a s mismo en otro tiempo:
Llega a ser el que eres!441
As, pues, que los hombres suban ahora hasta m: pues todava aguardo los signos442 de
que ha llegado el tiempo de mi descenso, todava no me hundo yo mismo en mi ocaso
como tengo que hacerlo, entre los hombres.
A esto aguardo aqu, astuto y burln, en las altas montaas, ni impaciente ni paciente,
sino ms bien como quien ha olvidado hasta la paciencia, - porque ya no padece.
Mi destino me deja tiempo, en efecto: acaso me ha olvidado? O est sentado a la
sombra detrs de una gran piedra y se dedica a cazar moscas?
Y, en verdad, le estoy reconocido, a mi eterno destino, de que no me urja ni me apremie
y me deje tiempo para bromas y maldades: de modo que hoy he subido a esta alta montaa a pescar peces.
Ha pescado un hombre alguna vez peces sobre altas montaas? Y aunque sea una tontera lo que yo quiero y hago aqu arriba: mejor es esto que no volverme solemne all
abajo, a fuerza de aguardar, y verde y amarillo - uno que resopla afectadamente de clera a fuerza de aguardar, una santa tempestad
rugiente que baja de las montaas, un impaciente que grita a los valles: Od, u os azoto
con el ltigo de Dios!
No es que yo me enoje por esto con tales colricos: me hacen rer bastante! Impacientes tienen que estar esos grandes tambores ruidosos, que o hablan hoy o no hablan nunca!
Esta piedra situada junto a la salida de la caverna de Zaratustra volver a ser mencionada en el ltimo
captulo de esta parte, El signo. All la llama la gran piedra. Quizs encierrre una maliciosa alusin a la
piedra sobre la que est asentada la Iglesia. Vase antes, La ofrenda de la miel, nota 445.
438
Zaratustra repetir estas mismas palabras al final de obra. Vase El signo.
439
La palabra alemana Pech empleada por Zaratustra tiene el doble sentido de pez y de mala suerte.
440
Vase la nota 27.
441
Llega a ser el que eres es frase de Pndaro (Pticas, II, 72). Nietzsche la utiliz como subttulo de
Ecce homo: Cmo se llega a ser lo que se es.
442
Los signos que Zaratustra aguarda son la bandada de palomas y el len riente. Vase, en la tercera
parte, De tablas viejas y nuevas, 1, y la nota 364.
443
En La genealoga de la moral describe Nietzsche a ese que ha de venir con las siguientes palabras:
Ese hombre del futuro, que nos liberar del ideal existente hasta aho ra y asimismo de lo que tuvo que
nacer de ese ideal, de la gran nusea, de la voluntad de la nada, del nihilismo, ese toque de campana del
medioda y de la gran decisin, que de nuevo libera la voluntad, que devuelve a la tierra su meta y al hombre su esperanza, ese anticristo y antinihilista, ese vencedor de Dios y de la nada -alguna vez tiene que
llegar.
444
Hazar significa perodo de mil aos. Al usar la expresin bblica de reino de los mil aos (Apocalipsis, 20) Zaratustra contrapone implcitamente el reino del hombre al reino de Dios, como en otra
ocasin opuso el reino de la tierra al reino de los cielos.
445
Sigue la contraposicin implcita entre el reino del hombre y el reino de Dios. Tambin la Iglesia
est edificada sobre una piedra (vase Evangelio de Mateo, 16, 18).
446
Vase la nota 53.
El grito de socorro447
Al da siguiente estaba sentado Zaratustra de nuevo en su piedra delante de la caverna
mientras los animales andaban fuera errantes por el mundo para traer nuevo alimento, tambin nueva miel: pues Zaratustra haba consumido y derrochado la vieja miel hasta la
ltima gota. Y mientras se hallaba as sentado, con un bastn en la mano, y dibujaba so-
Felicidad - cmo encontrar felicidad entre tales sepultados y tales eremitas! Tengo
que buscar todava la ltima felicidad en islas afortunadas y a lo lejos entre mares olvidados?
Pero todo es idntico, nada merece la pena, de nada sirve buscar, ya no hay tampoco
islas afortunadas! - As dijo el adivino suspirando; mas al or su ltimo suspiro Zaratustra recobr su lucidez y su seguridad, como uno que sale desde un profundo abismo a la luz. No! No!
Tres veces no!454, exclam con fuerte voz y se acarici la barba - De eso s yo ms que
t! Todava existen islas afortunadas! Calla t de eso, suspirante saco de aflicciones!
Deja de chapotear acerca de eso, t nube de lluvia en la maana! No estoy ya mojado
por tu tribulacin, y empapado como un perro?
Ahora voy a sacudirme y a alejarme de ti, para quedar seco de nuevo: de esto no tienes
derecho a asombrarte! Te parezco descorts? Pero aqu est mi corte.
Y en lo que se refiere a tu hombre superior: bien!, voy aprisa a buscarlo en aquellos
bosques: de all vena su grito. Tal vez lo acosa all un malvado animal.
Est en mis dominios455: en ellos no debe sufrir ningn dao! Y, en verdad, hay muchos animales malvados en mi casa. Dichas estas palabras Zaratustra se dio la vuelta para irse. Entonces dijo el adivino: Oh
Zaratustra, eres un bribn! Lo s bien: quieres librarte de m! Prefieres correr a los
bosques y acechar animales malvados!
Mas de qu te sirve eso? Al atardecer me tendrs de nuevo, en tu propia caverna permanecer sentado, paciente y pesado como un leo - y te aguardar!
As sea!, replic Zaratustra yndose: y lo que en mi caverna es mo, tambin te pertenece a ti, husped mo!
Y si todava encontrases miel ah dentro, bien!, lmetela toda, oso grun, y endulza
tu alma! Pues al atardecer queremos estar los dos de buen humor.
- de buen humor y contentos de que este da haya acabado! Y t mismo debes bailar al
son de mis canciones, como mi oso bailador.
No lo crees? Mueves la cabeza? Bien! Adelante! Viejo oso! Tambin yo - soy un
adivino.
As habl Zaratustra.
447
Sobre este grito de auxilio dice Nietzsche en Ecce homo: Permanecer aqu dueo de la situacin,
lograr aqu que la altura de la tarea propia permanezca limpia de los im pulsos mucho ms bajos y mucho
ms miopes que actan en las llamadas acciones desinteresadas, sta es la prueba, acaso la ltima prueba
que un Zaratustra tiene que rendir -su autntica demostracin de fuerza.
448
Vase, en la segunda parte, El adivino.
449
Vase la nota 248.
450
La expresin alemana ni Trocknen sitzen tiene un doble sentido; uno, literal: estar (una barca) fuera
del agua (en seco) , y otro, figurado: no tener alguien nada de dinero. Esto le permite a Zaratustra dar su
irnica respuesta, pues quiere decir: Es que yo soy un insolvente, sin nada de dinero?
451
Vase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 11; y en esta cuarta parte, El grito de socorro, El
ms feo de los hombres, y El signo.
452
Vase, en la segunda parte, De grandes acontecimientos; en la tercera parte, De la bienaventuranza
no querida, y, en esta cuarta parte, A medioda.
453
Posible rplica de Nietzsche a Goethe, quien, a la muerte del prncipe de Ligne, escribi un requiem
por el hombre ms alegre de este siglo.
454
No! No! Tres veces no! Zaratustra repetir varias veces en lo sucesivo esta misma exclamacin;
vase El ms feo de los hombres, El saludo, y Del hombre superior, 6.
455
Esta afirmacin de Zaratustra de que stos son sus dominios ser contradicha ms tarde por el concienzudo del espritu. Vase La sanguijuela.
Inmediatamente se levant de su escondite Zaratustra, que haba abierto del todo sus
odos y sus ojos a estos discursos, acercse a los reyes y comenz a decir:
Quien os escucha, quien con gusto os escucha, reyes, se llama Zaratustra.
Yo soy Zaratustra, que en otro tiempo457 dijo: Qu importan ya los reyes! Perdonadme que me haya alegrado cuando os decais uno a otro: Qu importamos nosotros
los reyes!
ste es mi reino y mi dominio: qu andis buscando vosotros en mi reino? Pero acaso
habis encontrado en el camino lo que yo busco, a saber: el hombre superior.
Cuando los reyes oyeron esto se dieron golpes de pecho458 y dijeron con una sola boca:
Hemos sido reconocidos!
Con la espada de esa palabra has desgarrado la ms densa tiniebla de nuestro corazn.
Has descubierto nuestra necesidad, pues mira! Estamos en camino para encontrar al
hombre superior, - al hombre que sea superior a nosotros: aunque nosotros seamos reyes. Para l traemos
este asno. Pues el hombre supremo, el superior a todos, debe ser en la tierra tambin el
seor supremo459.
No existe desgracia ms dura en todo destino de hombre que cuando los poderosos de
la tierra no son tambin los primeros hombres. Entonces todo se vuelve falso y torcido y
monstruoso.
Y cuando incluso son los ltimos, y ms animales que hombres: entonces la plebe sube
y sube de precio, y al final la virtud de la plebe llega a decir: mirad, virtud soy yo nicamente! Qu acabo de or?, respondi Zaratustra: Qu sabidura en unos reyes! Estoy encantado y, en verdad, me vienen ganas de hacer unos versos sobre esto: - aunque sean unos versos no aptos para los odos de todos. Hace ya mucho tiempo que
he olvidado el tener consideraciones con orejas largas. Bien! Adelante!
(Pero entonces ocurri que tambin el asno tom la palabra: y dijo clara y malvolamente I-A.460)
En otro tiempo - creo que en el ao primero de la salvacin
Dijo la Sibila, embriagada sin vino:
Ay, las cosas marchan mal!
Ruina!Ruina!Nunca cay tan bajo el mundo!
Roma baj a ser puta y burdel,
El Csar de Roma baj a ser un animal, Dios mismo - se hizo judo!461
2
Los reyes se deleitaron con estos versos de Zaratustra; y el rey de la derecha dijo: Oh
Zaratustra, qu bien hemos hecho en habernos puesto en camino para verte!
Pues tus enemigos nos mostraban tu imagen en su espejo: en l t mirabas con la mueca
de un demonio y con una risa burlona 462: de modo que tenamos miedo de ti.
Mas de qu serva esto! Una y otra vez nos punzabas el odo y el corazn con tus sentencias. Entonces dijimos finalmente: qu importa el aspecto que tenga!
Tenemos que orle a l, a l que ensea debis amar la paz como medio para nuevas
guerras, y la paz corta ms que la larga!
Nadie ha dicho hasta ahora palabras tan belicosas como: Qu es bueno? Ser valiente
es bueno. La buena guerra es la que santifica toda causa463.
Oh Zaratustra, la sangre de nuestros padres se agitaba en nuestro cuerpo al or tales palabras: era como el discurso de la primavera a viejos toneles de vino.
Cuando las espadas se cruzaban como serpientes de manchas rojas, entonces nuestros
padres encontraban buena la vida; el sol de toda paz les pareca flojo y tibio, y la larga
paz daba vergenza.
Cmo suspiraban nuestros padres cuando vean en la pared espadas relucientes y secas! Lo mismo que stas, tambin ellos tenan sed de guerra. Pues una espada quiere beber sangre y centellea de deseo. - - Mientras los reyes hablaban y parloteaban as, con tanto ardor, de la felicidad de sus
padres, Zaratustra fue acometido por unas ganas no pequeas de burlarse de su ardor:
pues eran visiblemente reyes muy pacficos los que l vea delante de s, reyes con rostros
antiguos y delicados. Mas se domin. Bien!, dijo, hacia all sigue el camino, all se
encuentra la caverna de Zaratustra; y este da debe tener una larga noche! Pero ahora me
llama un grito de socorro que me obliga a alejarme de vosotros a toda prisa464.
Es un honor para mi caverna el que unos reyes quieran sentarse en ella y aguardar: pero, ciertamente, tendris que aguardar mucho tiempo!
Bien! Qu importa! Dnde se aprende hoy a aguardar mejor que en las cortes? Y la
entera virtud de los reyes, la que les ha quedado, - no se llama hoy: poder-aguardar?
As habl Zaratustra.
456
Vase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 12. All Zaratustra aplica este calificativo a los
cortesanos.
457
Vase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 12.
458
Expresin bblica, tomada del Evangelio de Lucas, 18, 13: El publicano... se daba golpes de pecho,
diciendo: Oh Dios, s propicio a m, pecador!
459
Alusin a la entrada del seor supremo en Jerusaln, montado en un asno, entre cantos de jbilo.
Vase el Evangelio de Mateo, 21.
460
Vase la nota 359.
461
En Crepsculo de los dolos afirma Nietzsche: No sin sutileza se ha dicho: il est indigne des grands
coeurs de rpandre le trouble qu'ils ressentent: slo hay que aadir que puede ser asimismo grandeza de
alma el no tener miedo de las cosas ms indignas. Una mujer que ama sacrifica su honor; un hombre del
conocimiento que ama sacrifica acaso su humanidad; un Dios que amaba se hizo judo.
462
Vase, en la segunda parte, El nio del espejo.
463
Vase, en la primera parte, De la guerra y el pueblo guerrero.
464
Zaratustra utiliza esta misma frmula en los captulos siguientes para despedirse a toda prisa de los
personajes con que va encontrndose; vase La sanguijuela, Jubilado, y El mendigo voluntario.
La sanguijuela 465
Y Zaratustra sigui pensativo su camino, bajando cada vez ms, atravesando bosques y
bordeando terrenos pantanosos; y como le ocurre a todo aquel que reflexiona sobre cosas
difciles pis, sin darse cuenta, a un hombre. Y he aqu que de pronto le salpicaron la cara
un grito de dolor y dos maldiciones y veinte injurias perversas: de modo que, con el susto, alz el bastn y golpe adems a aquel al que haba pisado. Pero inmediatamente recobr el juicio; y su corazn ri de la tontera que acababa de cometer.
Perdona, dijo al pisado, el cual se haba erguido furioso y se haba sentado, perdona y
escucha antes de nada una parbola.
As como un viajero que suea con cosas lejanas tropieza, sin darse cuenta, en una calle
solitaria con un perro dormido, con un perro tendido al sol:
- y ambos se encolerizan, se increpan, como enemigos mortales, los dos mortalmente
asustados: as nos ha ocurrido a nosotros.
Y sin embargo! Y sin embargo - qu poco ha faltado para que ambos se acariciasen,
ese perro y ese solitario! Pues ambos son - solitarios!
- Quienquiera que seas, dijo, todava furioso, el pisado, tambin con tu parbola me
pisoteas, y no slo con tu pie!
Mira, es que yo soy un perro? - y en ese momento el sentado se levant y sac su
brazo desnudo del pantano. Antes, en efecto, haba estado tendido en el suelo, oculto e
irreconocible, como quienes acechan la caza de los pantanos.
Pero qu ests haciendo!, exclam Zaratustra asustado, pues vea que por el desnudo
brazo corra mucha sangre, - qu te ha ocurrido? Te ha mordido, desgraciado, un perverso animal?
El que sangraba ri, aunque todava estaba encolerizado. Qu te importa!, dijo, y quiso marcharse. Aqu estoy en mi casa y en mis dominios. Pregnteme quien quiera: a un
majadero difcilmente le responder.
Te engaas, dijo Zaratustra compadecido, y lo retuvo, te engaas: aqu no ests en tu
casa, sino en mi reino466, y en l a nadie debe ocurrirle dao alguno.
Llmame como quieras, - yo soy el que tengo que ser. El nombre que me doy a m
mismo es Zaratustra.
Bien! Por ah sube el camino que lleva hasta la caverna de Zaratustra: no est lejos, no quieres cuidar tus heridas en mi casa?
Mal te ha ido, desgraciado, en esta vida: primero te mordi el animal, y luego - te pis
el hombre! Pero cuando el pisado oy el nombre de Zaratustra, se transform. Qu me pasa!, exclam, quin me interesa an en esta vida si no ese solo hombre, a saber, Zaratustra, y
ese nico animal que vive de la sangre, la sanguijuela?
A causa de la sanguijuela estaba yo aqu tendido junto a este pantano como un pescador, y ya mi brazo extendido haba sido picado diez veces cuando an me pica, buscando
mi sangre, un erizo ms hermoso, Zaratustra mismo!
Oh felicidad! Oh prodigio! Bendito sea este da que me indujo a venir a este pantano!
Bendita sea la mejor y ms viva de las ventosas que hoy viven, bendito sea Zaratustra,
gran sanguijuela de conciencias! As habl el pisado; y Zaratustra se alegr de sus palabras y de sus delicados y respetuosos modales: Quin eres?, pregunt y le tendi la mano, entre nosotros queda mucho que aclarar y que despejar: pero ya, me parece, se est haciendo de da, un da puro y
luminoso.
Yo soy el concienzudo del espritu, respondi el interrogado, y en las cosas del espritu difcilmente hay alguien que las tome con mayor rigor, severidad y dureza que yo, excepto aquel de quien yo he aprendido eso, Zaratustra mismo.
Es preferible no saber nada que saber mucho a medias! Es preferible ser un necio por
propia cuenta que un sabio con arreglo a pareceres ajenos! Yo - voy al fondo:
- qu importa que ste sea grande o pequeo? Que se llame pantano o cielo? Un palmo de fondo me basta: con tal que sea verdaderamente fondo y suelo!
- un palmo de fondo: sobre l puede uno estar de pie. En la verdadera ciencia concienzuda no hay nada grande ni nada pequeo.
Entonces t eres acaso el conocedor de la sanguijuela?, pregunt Zaratustra; y estudias la sanguijuela hasta sus ltimos fondos, t concienzudo?
Oh Zaratustra, respondi el pisado, eso sera una enormidad, cmo iba a serme lcito
atreverme a tal cosa!
En lo que yo soy un maestro y un conocedor es en el cerebro de la sanguijuela: - se es
mi mundo!
Tambin se es un mundo! Mas perdona el que aqu tome la palabra mi orgullo, pues
en esto no tengo igual. Por ello dije aqu estoy en mi casa.
Cunto tiempo hace ya que estudio esa nica cosa, el cerebro de la sanguijuela, para
que la escurridiza verdad no se me escurra ya aqu! Aqu est mi reino!
- por esto ech por la borda todo lo dems, por esto se me volvi indiferente todo lo
dems; y justo al lado de mi saber acampa mi negra ignorancia.
Mi conciencia del espritu quiere de m que yo sepa una nica cosa y que no sepa nada
de lo dems: siento nuseas de todas las medianas del espritu, de todos los vaporosos,
fluctuantes, soadores.
Donde mi honestidad acaba, all yo soy ciego y quiero tambin serlo. Pero donde quiero
saber, all quiero tambin ser honesto, es decir, duro, riguroso, severo, cruel, implacable.
El que en otro tiempo467 t dijeras, oh Zaratustra: Espritu es la vida que se saja a s
misma en vivo, eso fue lo que me llev a tu doctrina y me indujo a seguirla. Y, en verdad, con mi propia sangre he aumentado mi propio saber!
Como la evidencia ensea468, se le ocurri a Zaratustra; pues an segua corriendo la
sangre por el brazo desnudo del concienzudo. Diez sanguijuelas, en efecto, se haban
agarrado a l.
Oh t, extrao compaero, cuntas cosas me ensea esta evidencia, es decir, t mismo! Y tal vez no me sea lcito vaciarlas todas ellas en tus severos odos!
Bien! Separmonos aqu! Pero me gustara volver a encontrarte. Por ah sube el camino que lleva hasta mi caverna: hoy por la noche debes ser mi husped querido!
Tambin me gustara reparar en tu cuerpo el que Zaratustra te haya pisado: sobre eso
reflexiono. Pero ahora me llama un grito de socorro que me obliga a alejarme de ti a toda
prisa.
As habl Zaratustra.
465
Otro ttulo anotado por Nietzsche para este captulo era El concienzudo del espritu.
Vase antes, El grito de socorro, la nota 455.
467
Vase, en la segunda parte, De los sabios famosos.
468
Ms adelante, La fiesta del asno, 1, el concienzudo del espritu emplear esta misma frmula para
ironizar sobre Zaratustra.
466
El mago469
1
Y cuando Zaratustra dio la vuelta a una roca vio no lejos debajo de s, en el mismo camino, a un hombre que agitaba los miembros como un loco furioso y que, finalmente,
cay de bruces en tierra. Alto!, dijo entonces Zaratustra a su corazn, se de ah tiene
que ser sin duda el hombre superior, de l vena aquel perverso grito de socorro, - voy a
ver si se le puede ayudar. Mas cuando lleg corriendo al lugar donde el hombre yaca en
el suelo encontr a un viejo tembloroso, con los ojos fijos, y aunque Zaratustra se esforz
mucho por levantarlo y ponerlo de nuevo en pie, fue intil. El desgraciado no pareca ni
siquiera advertir que alguien estuviese junto a l; antes bien, no haca otra cosa que mirar
a su alrededor, con gestos conmovedores, como quien ha sido abandonado por todo el
mundo y dejado solo. Pero al fin, tras muchos temblores, convulsiones y contorsiones,
comenz a lamentarse de este modo470:
Quin me calienta, quin me ama todava?
Dadme manos ardientes!
Dadme braseros para el corazn!
Postrado en tierra, temblando de horror,
Oh Zaratustra, estoy cansado, siento nuseas de mis artes, yo no soy grande por qu
fingir! Pero t sabes bien que - yo he buscado la grandeza!
Yo he querido representar el papel de un gran hombre, y persuad a muchos de que lo
era: mas esa mentira era superior a mis fuerzas. Contra ella me destrozo:
Oh Zaratustra, todo es mentira en m; mas que yo estoy destrozado - ese estar yo destrozado es autntico! Te honra, dijo Zaratustra sombro, bajando y desviando la mirada, te honra, pero tambin te traiciona, el haber buscado la grandeza. T no eres grande.
Viejo mago perverso, lo mejor y ms honesto que t tienes, lo que yo honro en ti, es esto, el que te hayas cansado de ti mismo y hayas dicho: yo no soy grande.
En esto yo te honro como a un penitente del espritu: y si bien slo fue por un momento, en ese nico instante has sido - autntico.
Mas dime, qu buscas t aqu en mis bosques y entre mis rocas? Y cuando te colocaste
en mi camino, qu prueba queras de m? - en qu queras tentarme a m? As habl Zaratustra, y sus ojos centelleaban. El viejo mago call un momento, luego
dijo: Te he tentado yo a ti? Yo - busco nicamente474.
Oh Zaratustra, yo busco a uno que sea autntico, justo, simple, sin equvocos, un hombre de toda honestidad, un vaso de sabidura, un santo del conocimiento, un gran hombre!
No lo sabes acaso, oh Zaratustra? Yo busco a Zaratustra.
- Y en este instante se hizo un prolongado silencio entre ambos; Zaratustra se abism
profundamente dentro de s mismo, tanto que cerr los ojos. Mas luego, retornando a su
interlocutor, tom la mano del mago y dijo, lleno de gentileza y de malicia:
Bien! Por ah sube el camino, all est la caverna de Zaratustra. En ella te es lcito
buscar a aquel que t desearas encontrar. Y pide consejo a mis animales, a mi guila y a
mi serpiente: ellos te ayudarn a buscar. Pero mi caverna es grande.
Yo mismo, ciertamente, - no he visto an ningn gran hombre. Para lo que es grande el
ojo de los ms delicados es hoy grosero. ste es el reino de la plebe.
A ms de uno he encontrado ya que se estiraba y se hinchaba, y el pueblo gritaba: Mirad, un gran hombre! Mas de qu sirven todos los fuelles del mundo! Al final lo que
sale es viento.
Al final revienta la rana475 que se haba hinchado durante demasiado tiempo: y lo que
sale es viento. Pinchar el vientre de un hinchado es lo que yo llamo un buen entretenimiento. Escuchad esto, muchachos!
El da de hoy es de la plebe: quin sabe ya qu es grande y qu es pequeo! Quin
buscara con fortuna la grandeza! Un necio nicamente: los necios son afortunados.
T buscas grandes hombres, t extrao necio? Quin te ha enseado eso? Es hoy
tiempo de eso? Oh t, perverso buscador, por qu - me tientas? - As habl Zaratustra, con el corazn consolado, y sigui a pie su camino riendo.
469
Otro ttulo anotado por Nietzsche para este apartado era El penitente del espritu.
El largo lamento del mago que viene a continuacin fue compuesto por Nietzsche en el otoo de
1884 y llevaba entonces el ttulo de El poeta. - El tormento del creador. En otra copia manus crita le puso
estos dos ttulos: De la sptima soledad, luego borrado, y El pensamiento. De hecho este poema no se
hallaba destinado originalmente a As habl Zaratustra, pero Nietzsche lo insert en l al componer la
cuarta parte. De la importancia que este poema tena para Nietzsche da idea el hecho de que ms tarde lo
incorporase a los Ditirambos de Dioniso, bajo el ttulo de Lamento de Ariadna. All lleva al final una respuesta de Dioniso, quien, tras un rayo, se hace visible con una belleza de esmeralda. La citada respuesta
dice as:
470
S inteligente, Ariadna!...
Tienes odos pequeos, tienes mis odos:
Introduce en ellos una palabra inteligente!
No tenemos que odiarnos primero a nosotros mismos cuando
debemos amarnos a nosotros mismos?...
Yo soy tu laberinto...
471
Ya en su juventud (en el otoo de 1864) haba compuesto Nietzsche una poesa con el ttulo Al dios
desconocido. El dios desconocido alude al Dios encontrado por Pablo en el Arepago de Atenas (vase
Hechos de los Apstoles, 17, 23).
472
Vase, en la segunda parte, De los sublimes.
473
Vase, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres.
474
Nietzsche juega en alemn con las palabras versuchen (tentar) y suchen (buscar), de idntica raz.
475
Alusin a la conocida fbula narrada por Fedro.
Jubilado
No mucho despus de haberse librado Zaratustra del mago vio de nuevo a alguien sentado junto al camino que l segua, a saber, un hombre alto y negro, de plido y descarnado rostro: ste le caus una violenta contrariedad. Ay, dijo a su corazn, all est sentada
la tribulacin embozada476, aquello me parece pertenecer a la especie de los sacerdotes:
qu quieren sos en mi reino?
Cmo! Acabo de escapar de aquel mago: y tiene que atravesrseme de nuevo en mi
camino otro nigromante, - un brujo cualquiera que practica la imposicin de manos, un oscuro taumaturgo por
gracia divina, un ungido calumniador del mundo, a quien el diablo se lleve!
Pero el diablo no est nunca donde debera estar: siempre llega demasiado tarde, ese
maldito enano y cojitranco! As maldeca Zaratustra, impaciente en su corazn, y pensaba en cmo pasara rpidamente de largo junto al hombre negro mirando a otra parte: mas he aqu que las cosas
ocurrieron de otro modo. Pues en aquel mismo instante el hombre sentado le haba visto
ya, y semejante a uno a quien le sale al encuentro una suerte imprevista se levant de un
salto y corri hacia Zaratustra.
Quienquiera que seas, caminante, dijo, ayuda a un extraviado, a uno que busca, a un
anciano al que con facilidad puede ocurrirle aqu algn dao!
Este mundo de aqu me es extrao y lejano, tambin he odo aullar a animales salvajes;
y el que habra podido ofrecerme ayuda, se no existe ya.
Yo buscaba al ltimo hombre piadoso, un santo y un eremita, que, solo en su bosque,
no haba odo an nada de lo que todo el mundo sabe hoy477.
Qu sabe hoy todo el mundo?, pregunt Zaratustra. Acaso que no vive ya el viejo
Dios en quien todo el mundo crey en otro tiempo?
T lo has dicho478, respondi el anciano contristado. Y yo he servido a ese viejo Dios
hasta su ltima hora.
Mas ahora estoy jubilado, no tengo dueo y, sin embargo, no estoy libre, tampoco estoy
alegre ni una sola hora, a no ser cuando me entrego a los recuerdos.
Por ello he subido a estas montaas, para celebrar por fin de nuevo una fiesta para m,
cual conviene a un antiguo papa y padre de la Iglesia: pues sbelo, yo soy el ltimo papa! - una fiesta de piadosos recuerdos y cultos divinos.
Pero ahora tambin l ha muerto, el ms piadoso de los hombres, aquel santo del bosque que alababa constantemente a su Dios cantando y gruendo.
A l no lo encontr ya cuando encontr su choza, - pero s a dos lobos dentro, que aullaban por su muerte - pues todos los animales lo amaban. Entonces me fui de all corriendo.
Intilmente haba venido yo, por tanto, a estos bosques y montaas? Mi corazn decidi entonces que yo buscase a otro distinto, al ms piadoso de todos aquellos que no
creen en Dios -, que yo buscase a Zaratustra!
As habl el anciano y mir con ojos penetrantes a aquel que se hallaba delante de l;
mas Zaratustra cogi la mano del viejo papa y la contempl largo tiempo con admiracin.
Mira, venerable, dijo luego, qu mano tan bella y tan larga! sta es la mano de uno que
ha impartido siempre bendiciones. Pero ahora esa mano agarra firmemente a aquel a
quien t buscas, a m, Zaratustra.
Yo soy Zaratustra el ateo, que dice: quin es ms ateo que yo, para gozarme con sus
enseanzas?479 As habl Zaratustra, y con sus miradas perforaba los pensamientos y las ms recnditas intenciones del viejo papa. Por fin ste comenz a decir:
Quien lo am y lo posey ms que ningn otro, se lo ha perdido tambin ms que
ningn otro -:
- mira, no soy yo ahora, de nosotros dos, el ms ateo? Mas quin podra alegrarse de
eso! - T le has servido hasta el final, pregunt Zaratustra pensativo, despus de un profundo silencio, sabes cmo muri? Es verdad, como se dice, que fue la compasin la
que lo estrangul,
- que vio cmo el hombre penda de la cruz, y no soport que el amor al hombre se
convirtiese en su infierno y finalmente en su muerte? - Mas el viejo papa no respondi, sino que tmidamente, y con una expresin dolorosa y
sombra, desvi la mirada. Djalo que se vaya, dijo Zaratustra tras prolongada reflexin,
mirando siempre al anciano derechamente a los ojos. Djalo que se vaya, ya ha desaparecido. Y aunque te honra el que no digas ms que cosas buenas de ese muerto, t sabes tan
bien como yo quin era; y que segua caminos extraos. Hablando entre tres ojos, dijo,
recobrado, el viejo papa (pues era tuerto), en asuntos de Dios yo soy ms ilustrado480 que
el propio Zaratustra - y me es lcito serlo.
Mi amor le ha servido durante largos aos, mi voluntad sigui en todo a su voluntad.
Pero un buen servidor sabe todo, incluso muchas cosas que su seor se oculta a s mismo.
l era un Dios escondido481, lleno de secretos. En verdad, no supo procurarse un hijo
ms que por caminos tortuosos. En la puerta de su fe se encuentra el adulterio482.
Quien le ensalza como a Dios del amor no tiene una idea suficientemente alta del amor
mismo. No quera este Dios ser tambin juez? Pero el amante ama ms all de la recompensa o la retribucin.
Cuando era joven, este Dios del Oriente, era duro y vengativo y construy un infierno
para diversin de sus favoritos483.
Pero al final se volvi viejo y dbil y blando y compasivo, ms parecido a un abuelo
que a un padre, y parecido sobre todo a una vieja abuela vacilante.
Se sentaba all, mustio, en el rincn de su estufa, se afliga a causa de la debilidad de
sus piernas, cansado del mundo, cansado de querer, y un da se asfixi con su excesiva
compasin. T viejo papa, le interrumpi aqu Zaratustra, t has visto eso con tus ojos? Pues es
posible que haya ocurrido as: as, y tambin de otra manera. Cuando los dioses mueren,
mueren siempre de muchas especies de muerte.
Mas bien! As o as, as y as - se ha ido! l contrariaba el gusto de mis odos y de mis
ojos, no quisiera decir nada peor sobre l.
Yo amo todo lo que mira limpiamente y habla con honestidad. Pero l - t lo sabes
bien, viejo sacerdote, en l haba algo de tus maneras, de maneras de sacerdote - l era
ambiguo.
Era tambin oscuro. Cmo se irritaba con nosotros, resoplando clera, porque le entendamos mal! Mas por qu no hablaba con mayor nitidez?
Y si dependa de nuestros odos, por qu nos dio unos odos que le oan mal? Si en
nuestros odos haba barro, bien!, quin lo haba introducido all?
Demasiadas cosas se le malograron a ese alfarero que no haba aprendido del todo su
oficio! Pero el hecho de que se vengase de sus pucheros y criaturas484 porque le hubiesen
salido mal a l - eso era un pecado contra el buen gusto.
Tambin en la piedad existe un buen gusto: ste acab por decir Fuera tal Dios! Mejor ningn Dios, mejor construirse cada uno su destino a su manera, mejor ser un necio,
mejor ser Dios mismo!
- Qu oigo!, dijo entonces el papa aguzando los odos; oh Zaratustra, con tal incredulidad eres t ms piadoso de lo que crees! Algn Dios presente en ti te ha convertido a tu
atesmo.
No es tu piedad misma la que no te permite seguir creyendo en Dios? Y tu excesiva
honestidad te arrastrar ms all incluso del bien y del mal!
Mira, pues, qu se te ha reservado para el final? Tienes ojos y mano y boca predestinados desde la eternidad a bendecir. No se bendice slo con la mano.
En tu proximidad, aunque t quieras ser el ms ateo de todos, venteo yo un secreto
aroma de incienso y un perfume de prolongadas bendiciones: ello me hace bien y me
causa dolor al mismo tiempo.
Permteme ser tu husped, oh Zaratustra, por una sola noche! En ningn lugar de la
tierra me siento ahora mejor que junto a ti! Amn! As sea!, dijo Zaratustra con gran admiracin, por ah arriba sube el camino,
all est la caverna de Zaratustra.
Con gusto, en verdad, te acompaara yo mismo hasta all, venerable, pues amo a todos
los hombres piadosos. Pero ahora me llama un grito de socorro que me obliga a separarme de ti a toda prisa.
En mis dominios nadie debe sufrir dao alguno; mi caverna es un buen puerto. Y lo que
ms me gustara sera colocar de nuevo en tierra firme y sobre piernas firmes a todos los
tristes.
Mas quin te quitara a ti de los hombros el peso de tu melancola? Para eso soy yo
demasiado dbil. Largo tiempo, en verdad, vamos a aguardar hasta que alguien te resucite
a tu Dios.
Pues ese viejo Dios no vive ya: est muerto de verdad. As habl Zaratustra.
476
Ellos me persiguen: ahora eres t mi ltimo refugio. No con su odio, no con sus esbirros: - oh, de tal persecucin yo me burlara y estara orgulloso y contento!
No estuvo hasta ahora siempre el xito de parte de los bien perseguidos? Y quien persigue bien, aprende con facilidad a seguir488: - pues marcha - detrs! Pero es de su compasin - es de su compasin de lo que yo he huido, buscando refugio en ti. Oh Zaratustra, protgeme, t mi ltimo refugio, t el nico que me ha adivinado:
- t has adivinado qu sentimientos experimenta el que lo mat a l. Qudate! Y si
quieres irte, impaciente: no vayas por el camino que yo he seguido. Ese camino es malo.
Ests irritado conmigo porque hace ya mucho tiempo que hablo y chapurreo? De que
yo te d consejos? Pero t sabes que yo, el ms feo de los hombres,
- yo soy tambin el que tiene asimismo los pies ms grandes y ms pesados. Por donde
yo he pasado, all el camino es malo. Todos los caminos pisados por m quedan muertos y
estropeados.
Mas en el hecho de que t pasases a mi lado en silencio; de que te ruborizases, bien lo
vi: en eso he reconocido que t eres Zaratustra.
Cualquier otro me habra arrojado su limosna, su compasin, con miradas y palabras.
Mas para esto - no soy yo bastante mendigo, eso t lo has adivinado - para esto soy yo demasiado rico, rico en cosas grandes, terribles, en las cosas ms
feas, ms inexpresables! Tu vergenza, oh Zaratustra, me ha honrado!
A duras penas logr escapar de la muchedumbre de los compasivos, - para encontrar al
nico que hoy ensea la compasin es importuna489 - a ti, oh Zaratustra!
- ya sea compasin de un Dios, ya sea compasin de los hombres: la compasin va contra el pudor. Y no querer-ayudar puede ser ms noble que aquella virtud que se apresura
solcita.
Mas entre todas las gentes pequeas se da hoy el nombre de virtud a eso, a la compasin: - ellas no tienen respeto por la gran desgracia, por la gran fealdad, por el gran fracaso.
Yo miro por encima de todos stos al modo como el perro mira por encima de los lomos de los pululantes rebaos de ovejas. Son pequeas gentes grises, lanosas, benvolas.
Como una garza mira despectivamente por encima de los estanques poco profundos,
con la cabeza echada hacia atrs: as miro yo por encima del hormigueo de grises y pequeas olas y voluntades y almas.
Durante demasiado tiempo se les ha dado la razn a esas gentes pequeas: con ello se
les ha acabado por dar, finalmente, tambin el poder - ahora ensean: Bueno es tan slo
aquello que las gentes pequeas llaman bueno.
Y verdad se llama hoy lo que dijo el predicador que proceda de ellos, aquel extrao
santo y abogado de las gentes pequeas, que atestigu de s mismo yo - soy la verdad.
Desde hace ya mucho tiempo ese presuntuoso hace hinchar la cresta a las gentes pequeas, - l, que ense un error nada pequeo cuando ense yo - soy la verdad490.
Se ha dado nunca una respuesta ms corts a un presuntuoso? - Pero t, oh Zaratustra,
lo dejaste de lado al pasar y dijiste: No! No! Tres veces no!
T pusiste en guardia contra la compasin - no a todos, no a nadie491, sino a ti y a los de
tu especie.
T te avergenzas de la vergenza del que sufre mucho; y en verdad, cuando dices de
la compasin procede una gran nube, atencin, hombres!
- cuando enseas todos los creadores son duros, todo gran amor est por encima de su
propia compasin492: oh Zaratustra, qu bien me pareces entender de signos meteorolgicos!
Pero t mismo - ponte en guardia tambin a ti mismo contra tu compasin! Pues muchos se encuentran en camino hacia ti, muchos que sufren, que dudan, que desesperan,
que se ahogan, que se hielan Tambin contra m te pongo en guardia. T has adivinado mi mejor, mi peor enigma, a
m mismo y lo que yo haba hecho. Yo conozco el hacha que te derriba.
Pero l - tena que morir: miraba con unos ojos que lo vean todo, - vea las profundidades y las honduras del hombre, toda la encubierta ignominia y fealdad de ste.
Su compasin careca de pudor: penetraba arrastrndose hasta mis rincones ms sucios493. Ese mximo curioso, superindiscreto, super-compasivo, tena que morir.
Me vea siempre: de tal testigo quise vengarme - o dejar de vivir.
El Dios que vea todo, tambin al hombre: ese Dios tena que morir! El hombre no soporta que tal testigo viva.
As habl el ms feo de los hombres. Y Zaratustra se levant y se dispuso a irse: pues
estaba aterido hasta las entraas.
T, inexpresable, dijo, me has puesto en guardia contra tu camino. Para agradecrtelo
voy a alabarte los mos. Mira, all arriba est la caverna de Zaratustra.
Mi caverna es grande y profunda y tiene muchos rincones; all encuentra su escondrijo
el ms escondido de los hombres. Y junto a ella hay cien agujeros y hendiduras para los
animales que se arrastran, que revolotean y que saltan.
T, expulsado que te has expulsado a ti mismo, no quieres vivir en medio de los hombres y de la compasin humana? Bien, obra como yo! As aprenders tambin de m;
slo obrando se aprende.
Y ante todo y sobre todo, habla con mis animales! El animal ms orgulloso y el animal
ms inteligente - ellos son sin duda los adecuados consejeros para nosotros dos! - As habl Zaratustra y sigui sus caminos, an ms pensativo y lento que antes: pues se
haca muchas preguntas a s mismo y no le era fcil darse respuesta.
Qu pobre es el hombre!, pensaba en su corazn, qu feo, qu resollante, qu lleno
de secreta vergenza!
Me dicen que el hombre se ama a s mismo: ay, qu grande tiene que ser ese amor a s
mismo! Cunto desprecio tiene en su contra!
Tambin se de ah se amaba a s mismo tanto como se despreciaba, - para m es alguien que ama mucho y que desprecia mucho.
A nadie encontr todava que se despreciase ms profundamente: tambin esto es altura. Ay, acaso era se el hombre superior, cuyo grito o?
Yo amo a los grandes despreciadores. Pero el hombre es algo que tiene que ser superado. - 485
En El saludo, 1, Zaratustra comprobar que este da que comenz de modo tan malo y difcil va a
acabar bien.
486
En Las mil y una noches Sindbad el marino describe con palabras muy parecidas un valle que contempl desde una colina durante su segundo viaje: tambin aquel valle est llena de serpientes gordas.
487
Zaratustra mencionar otras dos veces este gorgoteo que produce el ms feo de los hombres cuando
quiere comenzar a hablar, como si fuera tartamudo; vase El despertar, y La cancin del sonmbulo, 1.
488
Alusin al Evangelio de Mateo, 5, 10: Bienaventurados los perseguidos por razn de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Nietzsche juega aqu adems con las palabras alemanas, de idntica
raz, Erfolg (xito), verfolgen (perseguir) y folgen (seguir). El xito aludido es la bienaventuranza.
489
Vase, en la segunda parte, De los compasivos.
490
Vase el Evangelio de Juan, 14,6: Yo soy el camino, la verdad y la vida.
491
Alusin al subttulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie.
492
Vase, en la segunda parte, De los compasivos.
493
Vase el 16 de El Anticristo: Ese Dios penetra a rastras en la caverna de toda virtud privada.
El mendigo voluntario
Cuando Zaratustra hubo dejado al ms feo de los hombres tuvo fro y se sinti solo: por
su nimo cruzaban, en efecto, muchos pensamientos fros y solitarios, de modo que por
este motivo tambin sus miembros se enfriaron ms. Pero mientras continuaba su camino,
subiendo, bajando, pasando unas veces al lado de verdes prados, pero tambin por barrancos salvajes y pedregosos, donde en otro tiempo, sin duda, un impaciente arroyo
haba tendido su lecho: de pronto sus pensamientos comenzaron a volverse ms clidos y
cordiales.
Qu me ha sucedido?, se pregunt, algo caliente y vivo me reconforta, y tiene que
hallarse cerca de m.
Ya estoy menos solo; desconocidos hermanos y compaeros de viaje andan vagando a
mi alrededor, su clido aliento llega hasta mi alma.
Mas cuando atisb a su alrededor buscando a los consoladores de su soledad: ocurri
que eran unas vacas que se hallaban reunidas en una altura; su cercana y su olor haban
caldeado su corazn494. Aquellas vacas parecan escuchar con inters a alguien que les
hablaba y no prestaban atencin al que se acercaba. Y cuando Zaratustra estuvo junto a
ellas oy claramente que una voz de hombre sala de en medio de las vacas; y era manifiesto que todas ellas haban vuelto sus cabezas hacia quien hablaba.
Entonces Zaratustra se lanz presurosamente en medio de los animales y los apart,
pues tema que le hubiese ocurrido una desgracia a alguien, al cual difcilmente poda
servirle de ayuda la compasin de unas vacas. Pero en esto se haba engaado; pues he
aqu que haba all un hombre sentado en tierra y pareca exhortar a las vacas a que no
tuviesen miedo de l, hombre pacfico y predicador de la montaa495, en cuyos ojos predicaba la bondad misma. Qu buscas t aqu?, exclam Zaratustra con asombro.
Que qu busco yo aqu?, respondi aqul: lo mismo que t, aguafiestas!, a saber, la
felicidad en la tierra.
Mas para lograrlo quisiera aprender de estas vacas. Pues, sin duda lo sabes, hace ya
media maana que les estoy hablando, y justo ahora iban ellas a darme una respuesta.
Por qu las perturbas?
Mientras no nos convirtamos y nos hagamos como vacas no entraremos en el reino de
los cielos496. De ellas deberamos aprender, en efecto, una cosa: el rumiar.
Y, en verdad, si el hombre conquistase el mundo entero y no aprendiese esa nica497
cosa, el rumiar: de qu le servira! No escapara a su tribulacin,
- a su gran tribulacin: la cual tiene hoy el nombre de nusea. Quin no tiene hoy llenos de nusea el corazn, la boca y los ojos? Tambin t! Tambin t! Contempla, en
cambio, a estas vacas! As habl el predicador de la montaa, y luego volvi su mirada hacia Zaratustra, - pues
hasta ese momento estuvo amorosamente pendiente de las vacas -: mas entonces se transform. Con quin estoy hablando?, exclam espantado, y se levant de un salto del
suelo.
ste es el hombre sin nusea, ste es Zaratustra en persona, el vencedor de la gran nusea, stos son los ojos, sta es la boca, ste es el corazn de Zaratustra en persona.
Y mientras esto deca besbale las manos a aquel a quien hablaba, con ojos baados en
lgrimas, y se comportaba exactamente como uno a quien de improviso le cae del cielo
un precioso regalo y un tesoro. Mas las vacas contemplaban todo esto y se maravillaban.
No hables de m, hombre extrao!, hombre encantador!, dijo Zaratustra defendindose de su ternura, hblame primero de ti! No eres t el mendigo voluntario, que en
otro tiempo arroj lejos de s una gran riqueza, -
- que se avergonz de su riqueza y de los ricos, y huy a los pobres para regalarles la
abundancia y su corazn? Pero ellos a l no lo aceptaron.
Pero ellos a m no me aceptaron, dijo el mendigo voluntario, lo sabes bien. Por esto
acab marchndome a los animales y a estas vacas.
Entonces aprendiste, interrumpi Zaratustra al que hablaba, que es ms difcil dar bien
que tomar bien, y que regalar bien es un arte y la ltima y ms refinada maestra de la
bondad498.
Especialmente hoy en da, respondi el mendigo voluntario: hoy en que todo lo bajo
se ha vuelto levantisco e intratable, y orgulloso a su manera, a saber: a la manera de la
plebe.
Pues ha llegado la hora, t lo sabes bien, de la grande, perversa, larga, lenta rebelin de
la plebe y de los esclavos: Rebelin que crece cada vez ms!
Ahora toda beneficencia y todo pequeo regalo indignan a los de abajo; y los demasiado ricos, que estn en guardia! Quien hoy, semejante a una botella ventruda, gotea por
cuellos demasiado estrechos: - a esas botellas la gente gusta hoy de romperles el cuello.
Codicia lasciva, envidia biliosa, rencor malhumorado, orgullo plebeyo: todo eso me ha
saltado a la cara. Ya no es verdad que los pobres sean bienaventurados499. El reino de los
cielos est entre las vacas.
Y por qu no est entre los ricos?, pregunt Zaratustra para tentarlo, mientras rechazaba a las vacas, que acariciaban familiarmente con su aliento a aquel apacible hombre.
Por qu me tientas?, respondi ste. T mismo lo sabes mejor que yo. Pues qu fue
lo que me empuj a irme con los ms pobres, oh Zaratustra? No fue la nusea que me
causaban los ms ricos de entre nosotros?
- los forzados de la riqueza, que recogen su ganancia de todas las barreduras, con ojos
fros, con pensamientos codiciosos, esa chusma cuyo hedor llega al cielo,
- esa plebe dorada, falsificada, cuyos padres fueron rateros, o pjaros de carroa, o traperos, esa plebe complaciente con las mujeres, lasciva, olvidadiza: - todos ellos no se
diferencian apenas, en efecto, de una puta plebe arriba, plebe abajo! Qu significan ya hoy los pobres y los ricos! Esa diferencia la he olvidado, - por ello me escap lejos, cada vez ms lejos, hasta llegar a estas
vacas.
As habl el pacfico, y resoplaba y sudaba con sus palabras: de modo que las vacas se
maravillaron de nuevo. Mas Zaratustra le estuvo mirando todo el tiempo a la cara, sonriendo, mientras aqul hablaba tan duramente, y movi la cabeza en silencio.
Te haces violencia a ti mismo, predicador de la montaa, al emplear palabras tan duras. Para tal dureza no estn hechos ni tu boca ni tus ojos.
Tampoco, segn me parece, tu estmago: a l le repugna todo ese encolerizarse y odiar
y enfurecerse. Tu estmago reclama cosas ms suaves: t no eres un carnicero.
Me pareces, antes bien, alguien que se alimenta de plantas y de races. Tal vez mueles
grano. Y, con toda certeza, eres contrario a las alegras de la carne y amas la miel.
Me has adivinado bien, respondi el mendigo voluntario, con el corazn aliviado. Yo
amo la miel, tambin muelo grano, pues he buscado lo que agrada al paladar y hace puro
el aliento:
- tambin lo que necesita largo tiempo, un trabajo que ocupe da y hocico de afables
ociosos y haraganes.
Estas vacas, ciertamente, han llegado ms lejos que nadie: se han inventado el rumiar y
el estar echadas al sol. Tambin se abstienen de todos los pensamientos pesados, que hinchan el corazn.
- Bien!, dijo Zaratustra: t deberas ver tambin mis animales, mi guila y mi serpiente, - hoy no tienen igual en la tierra.
Mira, por ah va el camino que conduce a mi caverna: s husped de ella esta noche. Y
habla con mis animales acerca de la felicidad de los animales, - hasta que yo tambin vuelva a casa. Pues ahora me llama un grito de socorro que me
obliga a alejarme de ti a toda prisa500. Asimismo encontrars miel nueva en mi casa, miel
dorada de panales, fresca como el hielo: cmela!
Mas ahora despdete en seguida de tus vacas, hombre extrao!, hombre encantador!,
aunque te resulte difcil. Pues son tus amigos y maestros ms clidos! - Excepto uno, al cual yo amo todava ms, respondi el mendigo voluntario. T
mismo eres bueno, y mejor incluso que una vaca, oh Zaratustra!
Vete, vete!, vil adulador!, grit Zaratustra con malignidad, por qu me corrompes
con esa alabanza y con miel de adulaciones?
Vete, vete!, volvi a gritar, y blandi el bastn hacia el tierno mendigo: pero ste
escap a toda prisa.
494
En Ecce homo Nietzsche describe un hecho similar, que le ocurri a l mismo: Hallndome en un estado semejante, yo advert en una ocasin la proximidad de un reba o de vacas, antes de haberlo visto, por
el retorno de pensamientos ms suaves, ms humanitarios: aquello tena en s calor...
495
Alusin a Jess, quien predic el sermn de la montaa.
496
Cita irnica del Evangelio de Mateo, 18, 3: En verdad os digo, si no os convirtierais e hicierais como
nios no entraris en el reino de los cielos.
497
Parfrasis de Evangelio de Mateo, 16, 26: Si el hombre conquistase el mundo entero, pero malograse
su alma, de qu le servira? Sobre el significado del rumiar en Nietzsche puede verse La genealoga de
la moral.
498
Vase la nota 188. Vase tambin, en la segunda parte, La cancin de la noche, y en la tercera parte,
El retorno a casa; y la nota 188.
499
Parfrasis de Evangelio de Lucas, 6,20: Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el
reino de Dios.
500
Vase antes La sanguijuela, y Jubilado.
La sombras501
Mas apenas acababa de irse el mendigo voluntario y volva Zaratustra a estar solo consigo mismo cuando oy a su espalda una nueva voz: sta gritaba Alto! Zaratustra!
Aguarda! Soy yo, oh Zaratustra, yo, tu sombra! Pero Zaratustra no aguard, pues un
fastidio repentino se apoder de l a causa de la gran muchedumbre y gento que en sus
montaas haba. Dnde se ha ido mi soledad?, dijo.
Me estoy hartando, en verdad; estas montaas pululan de gente, mi reino no es ya de
este mundo502, necesito nuevas montaas.
Mi sombra me llama? Qu importa mi sombra! Que corra detrs de m!, yo - escapo
de ella.
As habl Zaratustra a su corazn y escap de all. Mas aquel que se encontraba detrs
de l lo segua: de modo que muy pronto hubo tres que corran uno detrs de otro, a saber, delante el mendigo voluntario, luego Zaratustra y en tercero y ltimo lugar su sombra. Pero no haca mucho que corran de ese modo cuando Zaratustra cay en la cuenta
de su tontera y con una sacudida arroj de s su fastidio y su disgusto.
Cmo!, dijo, no han ocurrido desde siempre las cosas ms ridculas entre nosotros
los viejos eremitas y santos? En verdad, mi tontera ha crecido mucho en las montaas!
Y ahora oigo tabletear, una detrs de otra, seis viejas piernas de necios!
Le es lcito a Zaratustra tener miedo de una sombra? Tambin me parece, a fin de
cuentas, que ella tiene piernas ms largas que yo.
As habl Zaratustra, riendo con los ojos y con las entraas, se detuvo y volvise con
rapidez - y he aqu que al hacerlo casi arroj al suelo a su seguidor y sombra: tan pegada
iba sta a sus talones, y tan dbil era. Mas cuando la examin con los ojos se espant
A medioda
Y Zaratustra corri y corri y ya no volvi a encontrar a nadie y estuvo solo y se encontr continuamente a s mismo y disfrut y sabore su soledad y pens en cosas buenas, durante horas. Mas hacia la hora del medioda, cuando el sol se hallaba exactamente encima de su cabeza, Zaratustra pas al lado de un viejo rbol, torcido y nudoso, el cual
estaba abrazado y envuelto por el gran amor de una via, quedando oculto a s mismo: de
l pendan, ofrecindose al viajero, racimos amarillos en gran nmero. Entonces se le
antoj calmar una pequea sed y cortar un racimo; pero cuando ya extenda el brazo para
hacerlo se le antoj todava otra cosa, a saber: echarse junto al rbol, a la hora del pleno
medioda, y dormir.
Esto hizo Zaratustra; y tan pronto como estuvo tendido en el suelo, en medio del silencio y de los secretos de la hierba multicolor, olvid su pequea sed y se durmi. Pues,
como dice el proverbio de Zaratustra: una cosa es ms necesaria que la otra507. Ahora
bien, sus ojos permanecan abiertos: - no se cansaban, en efecto, de ver y de alabar el
rbol y el amor de la via. Y mientras se dorma, Zaratustra habl as a su corazn.
Silencio! Silencio! No se ha vuelto perfecto el mundo en este instante?508 Qu es lo
que me ocurre?
As como un viento delicioso, no visto, danza sobre artesonado mar, baila ligero, ligero
cual una pluma: as - baila el sueo sobre m.
No me cierra los ojos, me deja despierta el alma. Ligero es, en verdad!, ligero cual una
pluma.
Me persuade no s cmo, toca ligeramente mi interior con mano zalamera, me fuerza.
S, me fuerza a que mi alma se estire: - cmo se me vuelve larga y cansada mi extraa alma! Le ha llegado el atardecer de
un sptimo da justamente al medioda?509 Ha caminado ya durante demasiado tiempo,
bienaventurada, entre cosas buenas y maduras?
Mi alma se estira alargndose, alargndose - cada vez ms!, yace callada, mi extraa
alma. Demasiadas cosas buenas ha saboreado ya, esa urea tristeza la oprime, ella tuerce
la boca.
- Como un barco que ha entrado en su baha ms tranquila: - y entonces se adosa a la
tierra, cansado de los largos viajes y de los inseguros mares. No es ms fiel la tierra?
Como un barco de sos se adosa, se estrecha a la tierra: - basta entonces que una araa
teja sus hilos desde la tierra hasta l. No se necesita aqu cable ms fuerte.
Como uno de esos barcos cansados, en la ms tranquila de todas las bahas: as descanso yo tambin ahora, cerca de la tierra, fiel, confiado, aguardando, atado a ella con los
hilos ms tenues.
Oh felicidad! Oh felicidad! Quieres acaso cantar510, alma ma? Yaces en la hierba.
Pero sta es la hora secreta, solemne, en que ningn pastor toca su flauta.
Ten cuidado! Un ardiente medioda duerme sobre los campos. No cantes! Silencio!
El mundo es perfecto.
No cantes, ave de los prados, oh alma ma! No susurres siquiera! Mira - silencio!, el
viejo medioda duerme, mueve la boca: no bebe en este momento una gota de felicidad - una vieja, dorada gota de urea felicidad, de ureo vino? Algo se desliza sobre l, su
felicidad re. As - re un Dios. Silencio! - Para ser feliz, con qu poco basta para ser feliz! As dije yo en otro tiempo, y me
cre sabio. Pero era una blasfemia: esto lo he aprendido ahora. Los necios inteligentes
hablan mejor.
Justamente la menor cosa, la ms tenue, la ms ligera, el crujido de un lagarto, un soplo, un roce, un pestaeo - lo poco constituye la especie de la mejor felicidad. Silencio!
- Qu me ha sucedido: escucha! Es que el tiempo ha huido volando? No estoy cayendo? No he cado - escucha! - en el pozo de la eternidad?
- Qu me sucede? Silencio! Me han punzado - ay - en el corazn? El corazn! Oh,
hazte pedazos, hazte pedazos, corazn, despus de tal felicidad, despus de tal punzada!
- Cmo? No se haba vuelto perfecto el mundo hace un instante? Redondo y maduro? Oh ureo y redondo aro - adnde se escapa volando? Sgale yo a la carrera! Sus!
Silencio - - (y aqu Zaratustra se estir y sinti que dorma).
Arriba!, se dijo a s mismo, t dormiln!, t dormiln en pleno medioda! Vamos,
arriba, viejas piernas! Es tiempo y ms que tiempo, an os queda una buena parte del
camino Ahora habis dormido bastante, cunto tiempo? Media eternidad! Vamos, arriba
ahora, viejo corazn mo! Cunto tiempo necesitars despus de tal sueo - para despertarte?
(Pero entonces se adormeci de nuevo, y su alma habl contra l y se defendi y se
acost de nuevo.) - Djame! Silencio! No se haba vuelto perfecto el mundo en este
instante? Oh urea y redonda bola! Levntate, dijo Zaratustra, pequea ladrona, perezosa! Cmo? Seguir extendida,
bostezando, suspirando, cayendo dentro de pozos profundos?
Quin eres t! Oh alma ma! (y entonces Zaratustra se asust, pues un rayo de sol
cay del cielo sobre su rostro).
Oh cielo por encima de m, dijo suspirando y se sent derecho, t me contemplas?
T escuchas a mi extraa alma?
Cundo vas a beber esta gota de roco que cay sobre todas las cosas de la tierra, cundo vas a beber esta extraa alma - cundo, pozo de la eternidad!, sereno y horrible abismo del medioda!, cundo vas a
beber, reincorporndola as a ti, mi alma?
As habl Zaratustra, y se levant de su lecho junto al rbol como si saliese de una extraa borrachera: y he aqu que el sol an continuaba estando encima exactamente de su
cabeza. De esto podra alguien deducir con razn que Zaratustra, entonces, no estuvo
dormido mucho tiempo.
507
Reminiscencia del Evangelio de Lucas, 10, 42: Slo una cosa es necesaria.
En la primera parte, De viejecillas y jovencillas, dice Zaratustra que la mujer piensa as cuando obedece desde la plenitud del amor.
509
Alusin a Gnesis, 2, 2-3, donde se dice que Dios descans de la creacin el sptimo da.
510
A que el alma de Zaratustra debe cantar se ha aludido ya antes en varias ocasiones; vase, en la tercera parte, El convaleciente, 2, Del gran anhelo, y Los siete sellos, 7.
508
El saludo
Hasta el final de la tarde no volvi Zaratustra a su caverna, despus de haber buscado y
errado largo tiempo en vano. Mas cuando estuvo frente a ella, a no ms de veinte pasos
de distancia, ocurri lo que l menos aguardaba entonces: de nuevo oy el gran grito de
socorro. Y, cosa sorprendente!, esta vez aquel grito proceda de su propia caverna. Era
un grito prolongado, mltiple, extrao, y Zaratustra distingua con claridad que se hallaba
compuesto de muchas voces: aunque, odo de lejos, sonase igual que un grito salido de
una sola boca.
Entonces Zaratustra se lanz de un salto hacia su caverna, y, mira!, qu espectculo
aguardaba a sus ojos despus del que se haba ofrecido ya a sus odos! All estaban sentados juntos todos aquellos con quienes l se haba encontrado por el camino durante el da:
el rey de la derecha y el rey de la izquierda, el viejo mago, el papa, el mendigo voluntario, la sombra, el concienzudo del espritu, el triste adivino y el asno; y el ms feo de los
hombres se haba colocado una corona en la cabeza y se haba ceido dos cinturones de
prpura, - pues le gustaba, como a todos los feos, disfrazarse y embellecerse. En medio
de esta atribulada reunin se hallaba el guila de Zaratustra, con las plumas erizadas e
inquieta, pues deba responder a demasiadas cosas para las que su orgullo no tena ninguna respuesta; y la astuta serpiente colgaba enrollada a su cuello.
Todo esto lo contempl Zaratustra con gran admiracin; luego fue examinando a cada
uno de sus huspedes con afable curiosidad, ley en sus almas y de nuevo qued admirado. Entretanto los reunidos se haban levantado de sus asientos y aguardaban con respeto
a que Zaratustra hablase. Y Zaratustra habl as:
Vosotros hombres desesperados! Vosotros hombres extraos! Es, pues, vuestro grito de socorro el que he odo? Y ahora s tambin dnde hay que buscar a aquel a quien en
vano he buscado hoy: el hombre superior - en mi propia caverna se halla sentado el hombre superior! Mas de qu me admiro!
No lo he atrado yo mismo hacia m con ofrendas de miel y con astutos reclamos de mi
felicidad?
Sin embargo, me engao si pienso que sois poco aptos para estar en compaa, que os
malhumoris el corazn unos a otros, vosotros los que dais gritos de socorro, al estar sentados juntos aqu? Tiene que venir antes uno,
- uno que os vuelva a hacer rer, un buen payaso alegre, un bailarn y viento y fierabrs,
algn viejo necio: - qu os parece?
Perdonadme, hombres desesperados, que yo hable ante vosotros con estas sencillas palabras, indignas, en verdad, de tales huspedes! Pero vosotros no adivinis qu es lo que
vuelve petulante mi corazn: - vosotros mismos y vuestra visin, perdondmelo! En efecto, todo aquel que contempla a un desesperado cobra nimos. Para consolar a un desesperado - sintese bastante
fuerte cualquiera.
A m mismo me habis dado vosotros esa fuerza, - un buen don, mis nobles huspedes!
Un adecuado regalo de huspedes ! Bien, no os irritis, pues, porque tambin yo os
ofrezca de lo mo.
ste es mi reino y mi dominio: pero lo que es mo, por esta tarde y esta noche debe ser
vuestro. Mis animales deben serviros a vosotros: sea mi caverna vuestro lugar de reposo!
En mi casa, aqu en mi hogar, nadie debe desesperar, en mi coto de caza yo defiendo a
todos contra sus animales salvajes. Y esto es lo primero que yo os ofrezco: seguridad!
Y lo segundo es: mi dedo meique. Y una vez que tengis ese dedo, tomaos la mano
entera!, y adems, el corazn! Bienvenidos aqu, bienvenidos, huspedes mos!
As habl Zaratustra, y ri de amor y de maldad. Tras este saludo sus huspedes volvieron a hacer una inclinacin y callaron respetuosamente; mas el rey de la derecha le contest en nombre de ellos.
Por el modo, oh Zaratustra, como nos has ofrecido mano y saludo reconocemos que
eres Zaratustra. Te has rebajado ante nosotros; casi has hecho dao a nuestro respeto-.
- mas quin sera capaz de rebajarse, como t, con tal orgullo? Esto nos levanta a nosotros, es un consuelo para nuestros ojos y nuestros corazones.
Slo por contemplar esto subiramos con gusto a montaas ms altas que sta. vidos
de espectculos hemos venido, en efecto, queramos ver qu es lo que aclara ojos turbios.
Y he aqu que ya ha pasado todo nuestro gritar pidiendo socorro. Ya nuestra mente y
nuestro corazn se encuentran abiertos y estn extasiados. Poco falta: y nuestro valor se
har petulante.
Nada ms alentador, oh Zaratustra, crece en la tierra que una voluntad elevada y fuerte:
sa es la planta ms hermosa de la tierra. Todo un paisaje entero se reconforta con uno
solo de tales rboles.
Al pino comparo yo al que crece como t, oh Zaratustra: largo, silencioso, duro, solo,
hecho de la mejor y ms flexible lea, soberano, - y, en fin, extendiendo sus fuertes y verdes ramas hacia su dominio, dirigiendo fuertes
preguntas a vientos y temporales y a cuanto tiene siempre su domicilio en las alturas,
- dando respuestas an ms fuertes, uno que imparte rdenes, un victorioso: oh, quin
no subira, por contemplar tales plantas, a elevadas montaas?
Con tu rbol de aqu, oh Zaratustra, se reconforta incluso el hombre sombro, el fracasado, con tu visin se vuelve seguro incluso el inestable, y cura su corazn.
Y, en verdad, hacia esta montaa y este rbol se dirigen hoy muchos ojos; un gran anhelo se ha puesto en marcha, y muchos han aprendido a preguntar: quin es Zaratustra?
Y, aquel en cuyo odo has derramado t alguna vez las gotas de tu cancin y de tu miel:
todos los escondidos, los eremitas solitarios, los eremitas en pareja, han dicho de pronto a
su corazn:
Vive an Zaratustra? Ya no merece la pena vivir, todo es idntico, todo es en vanos511: o - tenemos que vivir con Zaratustra!
La Cena518
En este punto, en efecto, el adivino interrumpi el saludo entre Zaratustra y sus huspedes: se adelant como alguien que no tiene tiempo que perder, cogi la mano de Zaratustra y exclam: Pero Zaratustra!
Una cosa es ms necesaria que la otra, as dices t mismo519: bien, una cosa es ahora
para m ms necesaria que todas las otras.
Una palabra a tiempo: no me has invitado a comer? Y aqu hay muchos que han recorrido largos caminos. No querrs alimentarnos con discursos?
Tambin os habis referido todos vosotros, demasiado a mi parecer, al congelarse, ahogarse, asfixiarse y otras calamidades del cuerpo: pero nadie se ha acordado de mi calamidad, a saber: la de estar hambriento -
(As habl el adivino; y cuando los animales de Zaratustra oyeron tales palabras se fueron de all corriendo, asustados. Pues vean que ni siquiera lo que ellos haban trado durante el da sera suficiente para llenar el estmago de aquel solo adivino.)
Incluyendo tambin el estar sediento, prosigui el adivino. Y aunque oigo ya al agua
chapotear aqu, semejante a discursos de la sabidura, es decir, abundante e incansable: yo
- quiero vino!
No todos son, como Zaratustra, bebedores natos de agua. Adems, el agua no les conviene a los cansados y mustios: a nosotros nos corresponde el vino, - slo l proporciona
curacin instantnea y salud repentina!
En este punto, cuando el adivino peda vino, ocurri que tambin el rey de la izquierda,
el taciturno, tom a su vez la palabra. Del vino, dijo, nos hemos preocupado nosotros,
yo y mi hermano el rey de la derecha: tenemos vino suficiente, - todo un asno cargado.
As, pues, no falta ms que pan520.
Pan?, replic Zaratustra y se ri. Justamente pan es lo que no tienen los eremitas. Pero el hombre no vive slo de pan, sino tambin de la carne de buenos corderos521, y yo
tengo dos522:
- a stos debemos descuartizarlos523 enseguida y prepararlos con especias, con salvia:
as es como a m me gustan. Y tampoco faltan races y frutos, suficientemente buenos
incluso para golosos y degustadores; ni nueces y otros enigmas para cascar.
Vamos, pues, a preparar rpidamente un buen festn. Quien quiera comer tiene que intervenir asimismo en la preparacin, incluso los reyes. En casa de Zaratustra, en efecto, le
es lcito ser cocinero incluso a un rey.
Esta propuesta encontr la aprobacin de todos: slo el mendigo voluntario se opona a
la carne y al vino y a las especias.
Pero od a este comiln de Zaratustra!, deca bromeando: acude la gente a las cavernas y a las altas montaas para hacer tales comidas?
Ahora entiendo, ciertamente, lo que l nos ense en otro tiempo: Alabada sea la pequea pobreza!524. Y por qu quiere suprimir a los mendigos525.
Procura estar de buen humor, le respondi Zaratustra, como lo estoy yo. Permanece
fiel a tu costumbre, hombre excelente, muele tu grano, bebe tu agua, alaba tu cocina: si
sta es la que te pone alegre!
Yo soy una ley nicamente para los mos, no soy una ley para todos. Mas quien me pertenece tiene que tener huesos fuertes y tambin pies ligeros, - deben gustarle las guerras y las fiestas, no ser un hombre sombro, ni un soador, debe
estar dispuesto a lo ms difcil como a una fiesta suya, hallarse sano y salvo.
Lo mejor pertenece a los mos y a m; y si no nos lo dan, lo tomamos: - el mejor alimento, el cielo ms puro, los pensamientos ms fuertes, las mujeres ms hermosas! As habl Zaratustra; mas el rey de la derecha replic: Qu raro! Se han escuchado
alguna vez tales cosas inteligentes de boca de un sabio?
Y, en verdad, lo ms raro en un sabio es que, adems, hable con inteligencia y no sea
un asno.
As habl el rey de la derecha, y se extra; pero el asno, con malvada voluntad, dijo IA a su discurso. ste fue el comienzo de aquel largo festn que en los libros de historia se
llama la Cena. Durante ella no se habl de otra cosa que del hombre superior.
518
El ttulo de este apartado es una clara referencia a la Ultima Cena de Jess, narrada por los Evangelios. La palabra alemana empleada, Abendmahl, subraya an ms que la castellana la citada alusin.
519
Vase antes, A medioda, la nota 507.
520
Esta alusin al pan y al vino vuelve a subrayar lo indicado en la nota 518, es decir, el intencionado paralelismo entre esta Cena y la narrada en los Evangelios.
521
Cita pardica del Evangelio de Mateo, 4, 4: El hombre no vive slo de pan, sino de toda palabra que
sale de la boca de Dios.
522
Sobre la procedencia de estos dos corderos vase, en la tercera parte, El convaleciente, 2.
523
Si se tiene en cuenta que Jess es llamado tambin el Cordero, se ver que el antagonismo entre esta Cena y la evanglica alcanza aqu su cumbre.
524
Vase, en la primera parte, Del nuevo dolo, p. 89.
525
Vase, en la primera parte, De los compasivos, p. 140.
Hoy, en efecto, las gentes pequeas se han convertido en los seores: todas ellas predican resignacin y modestia y cordura y laboriosidad y miramientos y el largo etctera de
las pequeas virtudes.
Lo que es de especie femenina, lo que procede de especie servil y, en especial, la mezcolanza plebeya: eso quiere ahora enseorearse de todo destino del hombre - oh nusea!,
nusea!, nusea!
Eso pregunta y pregunta y no se cansa: Cmo se conserva el hombre, del modo mejor, ms prolongado, ms agradable? Con esto - ellos son los seores de hoy.
Superadme a estos seores de hoy, oh hermanos mos, - a estas gentes pequeas: ellas
son el mximo peligro del superhombre!
Superadme, hombres superiores, las pequeas virtudes, las pequeas corduras, los miramientos minsculos, el bullicio de hormigas, el msero bienestar, la felicidad de los
ms-!
Y antes desesperar que resignarse. Y, en verdad, yo os amo porque no sabis vivir hoy,
vosotros hombres superiores! Ya que as es como vosotros vivs - del modo mejor!
4
Tenis valor, oh hermanos mos? Sois gente de corazn? No valor ante testigos, sino
el valor del eremita y del guila, del cual no es ya espectador ningn Dios?
A las almas fras, a las acmilas, a los ciegos, a los borrachos, a sos yo no los llamo
gente de corazn. Corazn tiene el que conoce el miedo, pero domea el miedo, el que ve
el abismo, pero con orgullo.
El que ve el abismo, pero con ojos de guila, el que aferra el abismo con garras de
guila: se tiene valor. - 5
El hombre es malvado - as me dijeron, para consolarme, los ms sabios. Ay, si eso
fuera hoy verdad! Pues el mal es la mejor fuerza del hombre 529.
El hombre tiene que mejorar y que empeorar - esto es lo que yo enseo. Lo peor es
necesario para lo mejor del superhombre.
Para aquel predicador de las pequeas gentes acaso fuera bueno que l sufriese y padeciese por el pecado del hombre530. Pero yo me alegro del gran pecado como de mi gran
consuelo. Esto no est dicho, sin embargo, para orejas largas. No toda palabra conviene tampoco
a todo hocico. stas son cosas delicadas y remotas: hacia ellas no deben alargarse pezuas de ovejas!
6
Vosotros hombres superiores, creis acaso que yo estoy aqu para arreglar lo que vosotros habis estropeado?
O que quiero prepararos para lo sucesivo un lecho ms cmodo a vosotros los que sufrs? O mostraros senderos nuevos y ms fciles a vosotros los errantes, extraviados,
perdidos en vuestras escaladas?
No! No! Tres veces no! Deben perecer cada vez ms, cada vez mejores de vuestra
especie, - pues vosotros debis tener una vida siempre peor y ms dura. Slo as - slo as crece el hombre hasta aquella altura en que el rayo cae sobre l y lo hace pedazos: suficientemente alto para el rayo!
Si queris subir a lo alto, emplead vuestras propias piernas! No dejis que os lleven
hasta arriba, no os sentis sobre espaldas y cabezas de otros!
T has montado a caballo? Y ahora cabalgas velozmente hacia tu meta? Bien, amigo
mo! Pero tambin tu pie tullido va montado sobre el caballo!
Cuando ests en la meta, cuando saltes de tu caballo: precisamente en tu altura, hombre
superior - dars un traspi!
11
Vosotros creadores, vosotros hombres superiores! No se est grvido ms que del propio hijo.
No os dejis persuadir, adoctrinar! Quin es vuestro prjimo? Y aunque obris por
el prjimo, - no creis, sin embargo, por l!
Olvidadme ese por, creadores: precisamente vuestra virtud quiere que no hagis ninguna cosa por y a causa de y porque. A estas pequeas palabras falsas debis cerrar vuestros odos.
El por el prjimo es la virtud tan slo de las gentes pequeas: entre ellas se dice tal
para cual y una mano lava la otra: - no tienen ni derecho ni fuerza de exigir vuestro
egosmo!
En vuestro egosmo, creadores, hay la cautela y la previsin de la embarazada! Lo que
nadie ha visto an con sus ojos, el fruto: eso es lo que vuestro amor entero protege y cuida y alimenta.
All donde est todo vuestro amor, en vuestro hijo, all est tambin toda vuestra virtud! Vuestra obra, vuestra voluntad es vuestro prjimo: no os dejis inducir a admitir
falsos valores!
12
Vosotros creadores, vosotros hombres superiores! Quien tiene que dar a luz est enfermo; y quien ha dado a luz est impuro.
Preguntad a las mujeres: no se da a luz porque ello divierta. El dolor hace cacarear a las
gallinas y a los poetas.
Vosotros creadores, en vosotros hay muchas cosas impuras. Esto se debe a que tuvisteis
que ser madres.
Un nuevo hijo: oh, cunta nueva suciedad ha venido tambin con l al mundo! Apartaos! Y quien ha dado a luz debe lavarse el alma hasta limpiarla!
13
No seis virtuosos por encima de vuestras fuerzas! Y no queris de vosotros nada que
vaya contra la verosimilitud!
Caminad por las sendas por las que ya camin la virtud de vuestros padres! Cmo
querrais subir alto si no sube con vosotros la voluntad de vuestros padres?
Mas quien quiera ser el primero vea de no convertirse tambin en el ltimo!531 Y all
donde estn los vicios de vuestros padres no debis querer pasar vosotros por santos!
Si los padres de alguien fueron aficionados a las mujeres y a los vinos fuertes y a la
carne de jabal: qu ocurrira si ese alguien pretendiese de s la castidad?
Una necedad sera eso! Mucho, en verdad, me parece para se el que se contente con
ser marido de una o de dos o de tres mujeres.
Haced como el viento cuando se precipita desde sus cavernas de la montaa: quiere bailar al son de su propio silbar, los mares tiemblan y dan saltos bajo sus pasos.
El que proporciona alas a los asnos, el que ordea a las leonas, bendito sea ese buen
espritu indmito, que viene cual viento tempestuoso para todo hoy y toda plebe, - que es enemigo de las cabezas espinosas y cavilosas, y de todas las mustias hojas y
yerbajos: alabado sea ese salvaje, bueno, libre espritu de tempestad, que baila sobre las
cinagas y las tribulaciones como si fueran prados!
El que odia los tsicos perros plebeyos y toda cra sombra y malograda: bendito sea
ese espritu de todos los espritus libres, la tormenta que re, que sopla polvo a los ojos de
todos los pesimistas, purulentos!
Vosotros hombres superiores, esto es lo peor de vosotros: ninguno habis aprendido a
bailar como hay que bailar - a bailar por encima de vosotros mismos! Qu importa que
os hayis malogrado!
Cuntas cosas son posibles an! Aprended, pues, a reros de vosotros sin preocuparos
de vosotros! Levantad vuestros corazones, vosotros buenos bailarines, arriba!, ms arriba! Y no me olvidis tampoco el buen rer!
Esta corona del que re, esta corona de rosas: a vosotros, hermanos mos, os arrojo esta
corona! Yo he santificado el rer; vosotros hombres superiores, aprendedme - a rer!
526
Nueva referencia al subttulo de esta obra: Un libro para todos y para nadie.
Vase, en la primera parte, De la virtud que hace regalos, 3.
528
Tambin en la primera parte, De la virtud que hace regalos, 3, aparece esta misma frase.
529
El hombre tiene que mejorar y que empeorar es enseanza repetida a lo largo de toda esta obra;
vase, en la segunda parte, De la cordura respecto a los hombres, y en la tercera parte, De tablas viejas y
nuevas, 2, y El convaleciente.
530
Alusin a Jess. Vase el Evangelio de Mateo, 8,17: El tom nuestras flaquezas y carg con nuestras
enfermedades.
531
Parfrasis del Evangelio de Mateo, 19, 30: Los primeros sern los ltimos, y los ltimos sern los
primeros.
532
Ms tarde el concienzudo del espritu aludir a este animal interior mencionado aqu por Zaratustra.
Vase De la ciencia. Nietzsche utiliza el mismo trmino, inwendig, empleado por Lutero en su traduccin
de Romanos, 7, 22. En ese pasaje Pablo alude a el hombre interior (der inwendige Mensch). ste animal
interior (das inwendige Gethier) es, pues, clara anttesis del hombre paulino.
533
Irnica alusin realista a que san Antonio Abad, padre de los eremitas y protector de los animales,
suele ser representado en compaa de un cerdo. El cerdo acta aqu como metfora de la suciedad en
todos los sentidos.
534
Cita del Evangelio de Lucas, 6, 25: Ay de los que res ahora, porque vais a lamentaros y a llorar!
535
Vase el Evangelio de Mateo, 8, 12: Los hijos del reino sern echados a las tinieblas exteriores; all
ser el llanto y el rechinar de dientes.
536
Vase, en la tercera parte, Del espritu de la pesadez, donde Zaratustra rebautiza a la tierra con el
nombre de La Ligera.
537
Cita del prefacio de la misa: Sursum corda (levantad los corazones).
538
Esta corona de rosas aparece como anttesis de la corona de espinas de que hablan los Evangelios.
Vase el Evangelio de Mateo, 27, 27-29: Los soldados... trenzaron una corona de espinas y se la pusieron
en la cabeza.
539
Wahrsager, Wahrlacher. Wahrsager significa, por su composicin, el que dice (sagen) verdad
(Wahr), y asimismo el adivino; Wahrlacher es palabra creada por Nietzsche por analoga con la anterior. El
significado de este juego de palabras sera, pues: Zaratustra es el que vaticina (o dice verdad) tanto con sus
palabras como con sus risas.
527
La cancin de la melancola
1
Abrasado y sediento:
- Te acuerdas an, te acuerdas, ardiente corazn,
De cmo entonces sentas sed? Sea yo desterrado
De toda verdad,
Slo necio!
Slo poeta!
540
La palabra alemana utilizada aqu por Nietzsche (Widersacher) es el trmino empleado en la traduccin de la Biblia de Lutero para designar al demonio.
541
Alusin al portal de Beln; vase el Evangelio de Lucas, 2, 12: El ngel les dijo: ... os doy esta seal: encontraris un nio envuelto en paales y acostado en un pesebre.
542
Al igual que ocurre con la cancin anterior (vase la nota 470), tambin este poema fue compuesto
por Nietzsche en el otoo de 1884 y no estaba destinado originariamente a As habl Zaratustra. Con algunas variantes, Nietzsche lo insert entre los Ditirambos de Dioniso con el ttulo de Slo necio! Slo poeta!
De la ciencia
As cant el mago; y todos los que se hallaban reunidos cayeron como pjaros, sin darse cuenta, en la red de su astuta y melanclica voluptuosidad. Slo el concienzudo del
espritu no haba quedado preso en ella: l le arrebat aprisa el arpa al mago y exclam:
Aire! Dejad entrar aire puro! Haced entrar a Zaratustra! T vuelves sofocante y venenosa esta caverna, t, perverso mago viejo!
Con tu seduccin llevas, falso, refinado, a deseos y selvas desconocidos. Y ay cuando
gentes como t hablan de la verdad y la encarecen!
Ay de todos los espritus libres que no se hallan en guardia contra tales magos! Perdida
est su libertad: t enseas e induces a volver a prisiones, - t viejo demonio melanclico, en tu lamento resuena un atractivo reclamo, te pareces
a aquellos que con su alabanza de la castidad invitan secretamente a entregarse a voluptuosidades!
As habl el concienzudo; y el viejo mago mir a su alrededor, disfrut de su victoria y
se trag, en razn de ella, el disgusto que el concienzudo le causaba. Cllate!, dijo con
voz modesta, las buenas canciones quieren tener buenos ecos; despus de canciones buenas se debe callar durante largo tiempo.
As hacen todos stos, los hombres superiores. Mas sin duda t has entendido poco de
mi cancin. Hay en ti poco de espritu de magia.
Me alabas, replic el escrupuloso, al segregarme de ti, bien! Pero vosotros, qu veo?
Todos vosotros segus ah sentados con ojos lascivos Vosotros, almas libres, dnde ha ido a parar vuestra libertad! Casi os asemejis, me parece, a aquellos que han contemplado durante largo tiempo a muchachas perversas bailar
desnudas: tambin vuestras almas bailan!
En vosotros, hombres superiores, tiene que haber ms que en m de eso que el mago
llama su malvado espritu de magia y de engao: - sin duda tenemos que ser distintos.
Y, en verdad, juntos hemos hablado y pensado bastante, antes de que Zaratustra volviese a su caverna, como para que yo no supiese: nosotros somos distintos.
Buscamos tambin cosas distintas aqu arriba, vosotros y yo. Yo busco, en efecto, ms
seguridad, por ello he venido a Zaratustra. l es an, en efecto, la torre y la voluntad ms
firme - hoy, cuando todo vacila, cuando la tierra entera tiembla. Pero vosotros, cuando miro
los ojos que ponis, casi me parece que lo que buscis es ms inseguridad,
1
No te vayas!, dijo entonces el caminante que se llamaba a s mismo la sombra de Zaratustra, qudate con nosotros545, de lo contrario podra volver a acometernos la vieja y
sorda tribulacin.
Ya el viejo mago nos ha prodigado sus peores cosas, y mira, el buen papa piadoso tiene
lgrimas en los ojos y ha vuelto a embarcarse totalmente en el mar de la melancola.
Estos reyes, sin duda, siguen poniendo ante nosotros buena cara: esto es lo que ellos,
en efecto, mejor han aprendido hoy de todos nosotros! Mas si no tuvieran testigos, apuesto a que tambin en ellos recomenzara el juego malvado - el juego malvado de las nubes errantes, de la hmeda melancola, de los cielos cubiertos, de los soles robados, de los rugientes vientos de otoo!
- el juego malvado de nuestro rugir y gritar pidiendo socorro: qudate con nosotros, oh
Zaratustra! Aqu hay mucha miseria oculta que quiere hablar, mucho atardecer, mucha
nube, mucho aire enrarecido!
T nos has alimentado con fuertes alimentos para hombres546 y con sentencias vigorosas: no permitas que, para postre, nos acometan de nuevo los espritus blandos y femeninos!
T eres el nico que vuelves fuerte y claro el aire a tu alrededor! He encontrado yo
nunca en la tierra un aire tan puro como junto a ti, en tu caverna?
Muchos pases he visto, mi nariz ha aprendido a examinar y enjuiciar aires de muchas
clases: mas en tu casa es donde mis narices saborean su mximo placer!
A no ser que, - a no ser que -, oh, perdname un viejo recuerdo! Perdname una vieja
cancin de sobremesa que compuse una vez hallndome entre hijas del desierto: - junto a las cuales, en efecto, haba un aire igualmente puro, luminoso, oriental; all
fue donde ms alejado estuve yo de la nubosa, hmeda, melanclica Europa vieja!
Entonces amaba yo a tales muchachas de Oriente y otros azules reinos celestiales, sobre
los que no penden nubes ni pensamientos.
No podris creer de qu modo tan gracioso se estaban sentadas, cuando no bailaban,
profundas, pero sin pensamientos, como pequeos misterios, como enigmas engalanados
con cintas, como nueces de sobremesa multicolores y extraas, en verdad!, pero sin nubes: enigmas que se dejan adivinar: por
amor a tales muchachas compuse yo entonces un salmo de sobremesa.
As habl el viajero y sombra; y antes de que alguien le respondiese haba tomado ya el
arpa del viejo mago - y cruzado las piernas; entonces mir, tranquilo y sabio, a su alrededor: - y con las narices aspir lenta e inquisitivamente el aire, como alguien que en pases
nuevos gusta un aire nuevo y extrao. Luego comenz a cantar con una especie de rugidos547.
2
El desierto crece: ay de aquel que dentro de s cobija desiertos!
- Ah! Qu solemne!
Qu efectivamente solemne!
Qu digno comienzo!
Qu fricamente solemne!
Digno de un len
O de un moral mono aullador
- Pero nada para vosotras,
Encantadoras amigas,
La otra pierna!
Oh, lstima de esa otra amable pierna!
Dnde - estar y se lamentar abandonada?
La pierna solitaria?
Llena de miedo acaso a un
Feroz monstruo-len amarillo
De rubios rizos? O incluso ya
Roda, devorada Lamentable, ay', ay! Devorada! Sela.
Oh, no lloris
Tiernos corazones!
No lloris,
Corazones de dtil! Senos de leche!
Corazones-saquitos
De regaliz!
No llores ms,
Plida Dud!
S hombre532, Suleica! nimo! nimo!
-O acaso vendra bien
Un tnico,
Un tnico para el corazn?
Una sentencia ungida?
Una exhortacin solemne?
Ah! Levntate, dignidad!
Dignidad de la virtud! Dignidad del europeo!
Sopla, vuelve a soplar,
Fuelle de la virtud!
Ah!
Rugir una vez ms an,
Rugir moralmente!
Como len moral
Rugir ante las hijas del desierto!
- Pues el aullido de la virtud,
Encantadoras muchachas,
Es, ms que ninguna otra cosa,
El ardiente deseo, el hambre voraz del europeo!
De nuevo estoy en pie,
Como europeo,
No puede hacer otra cosa, Dios me ayude553
Amn!
El desierto crece: ay de aquel que dentro de s cobija desiertos!
545
Remedo de las palabras que los discpulos dicen a Jess tras la resurreccin, durante la cena en Emas. Vase el Evangelio de Lucas, 24, 19: Qudate con nosotros, pues atardece y el da ya declin.
546
Ms adelante, en El despertar, 1, repetir Zaratustra que sus alimentos son para hombres.
547
Tambin este poema, compuesto en el otoo de 1884, se halla recogido en los Ditirambos de Dioniso
con el ttulo de Entre hijas del desierto. En realidad Nietzsche inserta en los Ditirambos todo este captulo,
incluida la parte inicial en prosa; en el poema introduce algunos ligeros cambios y. sobre todo, le aade
unos versos finales.
548
Nietzsche toma la palabra Sela de los salmos bblicos, en los que aparece con mucha frecuencia. Aunque el significado de esta palabra es discutido, parece que era una indicacin musical y marcaba una pausa.
549
La docta alusin se refiere, evidentemente, al episodio bblico de Jons, tragado por una ballena.
Vase Jons, 2, 1.
550
Estos dos nombres los tom Nietzsche, sin duda, el primero del canto sexto del Don Juan de Byron, y
el segundo del Divn oriental-occidental, de Goethe.
551
Se traduce aqu literalmente esta palabra inventada por Nietzsche: umsphinxt, es decir, rodeado de
esfinges.
552
Expresin bblica. Vase 1 Reyes, 2, 2 (palabras de David, al morir, a su hijo Salomn): Yo me voy
por el camino de todos; esfurzate, pues, y s hombre.
553
Expresin muy difundida en Alemania y que se atribuye a Lutero, quien la habra pronunciado el 18
de abril de 1521 en la Dieta de Worms. Con ella parece haber acabado su respuesta a la pregunta de si quera retractarse. Nietzsche la emplea varias veces; por ejemplo, en La genealoga de la moral, tratado tercero, Qu significan los ideales ascticos?, 22.
El despertar
1
Tras la cancin del viajero y sombra la caverna se llen de repente de ruidos y risas; y
como los huspedes reunidos hablaban todos a la vez, y tampoco el asno, animado por
ello, continu callado, se apoder de Zaratustra una pequea aversin y una pequea burla contra sus visitantes: aunque al mismo tiempo se alegrase de su regocijo. Pues le pareca un signo de curacin. As, se escabull afuera, al aire libre, y habl a sus animales.
Dnde ha ido ahora su afliccin?, dijo, y ya se haba recobrado de su pequeo hasto,
- junto a m han olvidado, segn me parece, el gritar pidiendo socorro!
- si bien, por desgracia, todava no el gritar. Y Zaratustra se tap los odos, pues en
aquel momento el I-A del asno se mezclaba extraamente con los ruidos jubilosos de
aquellos hombres superiores.
Estn alegres, comenz de nuevo a hablar, y, quin sabe?, tal vez lo estn a costa de
quien los hospeda; y si han aprendido de m a rer, no es, sin embargo, mi risa la que han
aprendido554.
Mas qu importa ello! Son gente vieja: se curan a su manera, ren a su manera; mis odos han soportado ya cosas peores y no se enojaron.
Este da es una victoria: ya cede, ya huye el espritu de la pesadez, mi viejo archienemigo! Qu bien quiere acabar este da que de modo tan malo y difcil comenz!
Y quiere acabar. Ya llega el atardecer: sobre el mar cabalga l, el buen jinete! Cmo
se mece, el bienaventurado, el que torna a casa, sobre la purprea silla de su caballo!
El cielo mira luminoso, el mundo yace profundo: oh, todos vosotros, gente extraa que
habis venido a m, merece la pena ciertamente vivir a mi lado!
As habl Zaratustra. Y de nuevo llegaron desde la caverna los gritos y risas555 de los
hombres superiores: entonces l comenz de nuevo.
Pican, mi cebo acta, tambin de ellos se aleja su enemigo, el espritu de la pesadez.
Ya aprenden a rerse de s mismos: oigo bien?
Mi alimento para hombres556 causa efecto, mi sentencia sabrosa y fuerte: y, en verdad,
no los he alimentado con legumbres flatulentas! Sino con alimento para guerreros, con
alimento para conquistadores: nuevos apetitos he despertado.
Nuevas esperanzas hay en sus brazos y en sus piernas, su corazn se estira. Encuentran
nuevas palabras, pronto su espritu respirar petulancia.
Tal alimento no es desde luego para nios, ni tampoco para viejecillas y jovencillas anhelantes. A stas se les convencen las entraas de otra manera; no soy yo su mdico y
maestro.
La nusea se retira de esos hombres superiores: bien!, sta es mi victoria. En mi reino
se vuelven seguros, toda estpida vergenza huye, ellos se desahogan.
Desahogan su corazn, retornan a ellos las horas buenas, de nuevo se huelgan y rumian,
- se vuelven agradecidos.
Esto lo considero como el mejor de los signos: el que se vuelvan agradecidos. Dentro
de poco inventarn fiestas y levantarn monumentos en recuerdo de sus viejas alegras.
Son convalecientes! As habl Zaratustra alegremente a su corazn, y miraba a lo lejos; mas sus animales se arrimaron a l y honraron su felicidad y su silencios557.
2
Mas de repente el odo de Zaratustra se asust 558: en efecto, la caverna, que hasta entonces estuvo llena de ruidos y de risas, qued sbitamente envuelta en un silencio de
muerte; - y su nariz oli un humo perfumado y un efluvio de incienso, como de pias al
arder.
Qu ocurre? Qu hacen?, se pregunt, y deslizse a escondidas hasta la entrada para poder observar, sin ser visto, a sus huspedes. Pero, maravilla sobre maravilla!, qu
cosas tuvo que ver entonces con sus propios ojos!
Todos ellos se han vuelto otra vez piadosos, rezan, estn locos! - dijo, en el colmo
del asombro. Y, en verdad!, todos aquellos hombres superiores, los dos reyes, el papa
jubilado, el mago perverso, el mendigo voluntario, el caminante y sombra, el viejo adivino, el concienzudo del espritu y el ms feo de los hombres: todos ellos estaban arrodillados, como nios y como viejecillas crdulas, y adoraban al asno. Y justo en aquel momento el ms feo de los hombres comenzaba a gorgotear y a resoplar, como si de l quisiera salir algo inexpresable; y cuando realmente consigui hablar, he aqu que se trataba
de una piadosa y extraa letana en loor del asno adorado e incensado. Y esta letana sonaba as:
Amn! Y alabanza y honor y sabidura y gratitud y gloria y fortaleza a nuestro Dios
ponlos siglos de los siglos!559
- Y el asno rebuzn I-A560
l lleva nuestra carga, l tom figura de siervo, l es paciente de corazn y no dice
nunca no; y quien ama a su Dios, lo castiga561.
- Y el asno rebuzn I-A.
l no habla: excepto para decir siempre s al mundo que l cre: as alaba a su mundo
562
. Su astucia es la que no habla: de este modo rara vez se equivoca.
- Y el asno rebuzn I-A.
Camina por el mundo sin ser notado. Gris es el color de su cuerpo563, en ese color oculta su virtud. Si tiene espritu, lo esconde; pero todos creen en sus largas orejas.
- Y el asno rebuzn I-A.
Qu oculta sabidura es sta, tener orejas largas y decir nicamente s y nunca no! No
ha creado el mundo a su imagen 564, es decir, lo ms estpido posible?
- Y el asno rebuzn I-A.
T recorres caminos derechos y torcidos; te preocupas poco de lo que nos parece derecho o torcido a nosotros los hombres. Ms all del bien y del mal est tu reino. Tu inocencia est en no saber lo que es inocencia.
- Y el asno rebuzn I-A.
Mira cmo t no rechazas a nadie de tu lado, ni a los mendigos ni a los reyes. Los nios
pequeos los dejas venir a ti565 y cuando los muchachos malvados te seducen566, dices t
con toda sencillez I-A.
- Y el asno rebuzn I-A.
T amas las asnas y los higos frescos, no eres un remilgado. Un cardo te cosquillea el
corazn cuando sientes hambre. En esto est la sabidura de un Dios.
-Y el asno rebuzn I-A.
554
Un ttulo anterior para este apartado era La vieja y la nueva fe. Este es el ttulo de la obra de D.F.
Strauss contra la cual public Nietzsche en 18731a primera de sus Consideraciones Intempesti vas. Como
se ha sealado antes en la nota 558, la fiesta del asno se relata propiamente en el apartado anterior.
568
Vase la nota anterior.
569
Vase antes, Jubilado.
570
Vase la nota 60.
571
Es decir, creyente de la nueva fe.
572
En alemn, frase para indicar un gesto pensativo y de atencin.
573
Afirmacin constantemente repetida en la Biblia. Vase, por ejemplo, xodo, 15, 18. Y Salmo 43, 2:
T eres eterno.
574
Expresin con que Zaratustra se haba burlado anteriormente del concienzudo del espritu; vase La
sanguijuela. Ahora el concienzudo del espritu se la aplica a Zaratustra.
575
Vase, en la primera parte, Del leer y el escribir.
576
Cita literal del Evangelio de Mateo, 18, 3.
577
Vase antes, El despertar, 1.
578
Remedo de 1 Corintios, 11, 24: El Seor Jess, la noche en que iban a entregarlo, cogi un pan, dio
gracias, lo parti y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced lo mismo en me moria
ma. Despus de cenar, hizo igual con la copa, diciendo: Esta copa es la nueva alianza sellada con mi
sangre; cada vez que bebis, haced lo mismo en memoria ma.
habl. De repente volvi con rapidez la cabeza, pues pareca or algo: entonces se llev el
dedo a la boca y dijo: Venid!
Y al punto se hizo el silencio y la calma en derredor; de la profundidad, en cambio, suba lentamente el sonido de una campana. Zaratustra se puso a escuchar, lo mismo que
los hombres superiores; luego volvi a llevarse el dedo a la boca y volvi a decir: Venid! Venid! Se acerca la medianoche! - y su voz estaba cambiada. Pero continuaba sin
moverse del sitio: entonces se hizo un silencio ms grande y una mayor calma, y todos
escucharon, tambin el asno, y los dos animales herldicos de Zaratustra, el guila y la
serpiente, y asimismo la caverna de Zaratustra y la luna redonda y fra y hasta la propia
noche. Zaratustra se llev por tercera vez el dedo a la boca y dijo:
Venid!iVenid!Caminemos ya!Es la hora: caminemos en la noche!
3
Vosotros hombres superiores, la medianoche se aproxima: ahora quiero deciros algo al
odo, como me lo dice a m al odo esa vieja campana, - de modo tan ntimo, tan terrible, tan cordial como me habla a m esa campana de medianoche, que ha tenido mayor nmero de vivencias que un solo hombre:
- que ya cont los latidos de dolor del corazn de vuestros padres - ay!, ay!, cmo
suspira!, cmo re en sueos!, la vieja, profunda, profunda medianoche!
Silencio! Silencio! Ahora se oyen muchas cosas alas que por el da no les es lcito
hablar alto; pero ahora, en el aire fresco, cuando tambin el ruido de vuestros corazones
ha callado, - ahora hablan, ahora se dejan or, ahora se deslizan en las almas nocturnas y desveladas: ay!, ay!, cmo suspira!, cmo re en sueos!
-no oyes cmo de manera ntima, terrible, cordial te habla a ti la vieja, profunda, profunda medianoche!
Oh hombre, presta atencin!584
4
Ay de m! Dnde se ha ido el tiempo? No se ha hundido en pozos profundos? El
mundo duerme Ay! Ay! El perro alla585, la luna brilla. Prefiero morir, morir, a deciros lo que en este
momento piensa mi corazn de medianoche.
Ya he muerto. Todo ha terminado. Araa, por qu tejes tu tela a mi alrededor? Quieres sangre? Ay! Ay!, el roco cae, la hora llega - la hora en que tirito y me hielo, la hora que pregunta y pregunta y pregunta: Quin
tiene corazn suficiente para esto?
- quin debe ser seor de la tierra? El que quiera decir: as debis correr vosotras, corrientes grandes y pequeas!
- la hora se acerca: oh hombre, t hombre superior, presta atencin!, este discurso es
para odos delicados, para tus odos - qu dice la profunda medianoche?
5
Algo me arrastra, mi alma baila. Obra del da! Obra del da! Quin debe ser seor de
la tierra?
La luna es fra, el viento calla. Ay! Ay! Habis volado ya bastante alto? Habis bailado: pero una pierna no es un ala.
- no es el viento un perro? Gimotea, gae, alla. Ay!, ay!, cmo suspira!, cmo re,
cmo resuella y jadea la medianoche!
Cmo habla sobria en este momento, esa ebria poetisa!, acaso ha ahogado en ms vino su embriaguez?, se ha vuelto superdespierta?, rumia?
- su dolor es lo que ella rumia, en sueos, la vieja y profunda medianoche, y, an ms,
su placer. El placer, en efecto, aunque el dolor sea profundo: el placer es an ms profundo que el sufrimiento.
9
T vid! Por qu me alabas? Yo te cort, sin embargo! Yo soy cruel, t sangras: qu quiere esa alabanza tuya de mi crueldad ebria?
Lo que lleg a ser perfecto, todo lo maduro - quiere morir!, as hablas t. Bendita,
bendita sea la podadera del viador!587 Mas todo lo inmaduro quiere vivir: ay!
El dolor dice: Pasa! Fuera t, dolor! Mas todo lo que sufre quiere vivir, para volverse maduro y alegre y anhelante,
- anhelante de cosas ms lejanas, ms elevadas, ms luminosas. Yo quiero herederos,
as dice todo lo que sufre, yo quiero hijos, no me quiero a m, mas el placer no quiere herederos, ni hijos, - el placer se quiere a s mismo, quiere eternidad, quiere retorno, quiere todo-idntico-a-s-mismo-eternamente.
El dolor dice: Rmpete, sangra, corazn! Camina, pier
na! Ala, vuela! Arriba! Arriba! Dolor! Bien! Adelante! Oh viejo corazn mo: el
dolor dice: pasa!
10
Vosotros hombres superiores, qu os parece? Soy yo un adivino? Un soador? Un
borracho? Un intrprete de sueos? Una campana de medianoche?
Una gota de roco? Un vapor y perfume de la eternidad? No lo os? No lo olis? En
este instante se ha vuelto perfecto mi mundo, la medianoche es tambin medioda, el dolor es tambin placer, la maldicin es tambin bendicin, la noche es tambin sol, idos o aprenderis: un sabio es tambin un necio.
Habis dicho s alguna vez a un solo placer? Oh amigos mos, entonces dijisteis s
tambin a todo dolor. Todas las cosas estn encadenadas, trabadas, enamoradas, -habis querido en alguna ocasin dos veces una sola vez, habis dicho en alguna ocasin t me agradas, felicidad! Sus! Instante!588 Entonces quisisteis que todo vuelva!
- todo de nuevo, todo eterno, todo encadenado, trabado, enamorado, oh, entonces amasteis el mundo, - vosotros eternos, amadlo eternamente y para siempre: y tambin al dolor decidle: pasa, pero vuelve! Pues todo placer quiere - eternidad!
11
Todo placer quiere la eternidad de todas las cosas, quiere miel, quiere heces, quiere
medianoche ebria, quiere sepulcros, quiere consuelo de lgrimas sobre los sepulcros,
quiere dorada luz de atardecer - qu no quiere el placer!, es ms sediento, ms cordial,
ms hambriento, ms terrible, ms misterioso que todo sufrimiento, se quiere a s mismo, muerde el cebo de s mismo, la voluntad de anillo lucha en l, -
- quiere amor, quiere odio, es sumamente rico, regala, disipa, mendiga que uno lo tome,
da gracias al que lo toma, quisiera incluso ser odiado, - es tan rico el placer, que tiene sed de dolor, de infierno, de odio, de oprobio, de lo lisiado, de mundo, - pues este mundo, oh, vosotros lo conocis bien!
Vosotros hombres superiores, de vosotros siente anhelo el placer, el indmito, bienaventurado, - de vuestro dolor, oh fracasados! De lo fracasado siente anhelo todo placer
eterno.
Pues todo placer se quiere a s mismo, por eso quiere tambin sufrimiento! Oh felicidad, oh dolor! Oh, rmpete, corazn! Vosotros hombres superiores, aprendedlo, el placer
quiere eternidad,
- el placer quiere eternidad de todas las cosas, quiere profunda, profunda eternidad!
12
Habis aprendido mi cancin? Habis adivinado lo que quiere decir? Bien! Adelante! Vosotros hombres superiores, cantadme ahora, pues, mi canto de ronda!
Cantadme ahora vosotros la cancin cuyo ttulo es Otra vez, cuyo sentido es Por toda
la eternidad!, cantadme vosotros, hombres superiores, el canto de ronda de Zaratustra!
Oh hombre! Presta atencin!
Qu dice la profunda medianoche?
Yo dorma, dorma, De un profundo soar me he despertado: El mundo es profundo,
Y ms profundo de lo que el da ha pensado.
Profundo es su dolor. El placer - es an ms profundo que el sufrimiento:
El dolor dice: Pasa!
Mas todo placer quiere eternidad -,
-Quiere profunda, profunda eternidad!
579
En todas las ediciones de As habl Zaratustra posteriores a la realizada por Nietzsche mismo, este
apartado ha llevado el ttulo de La cancin ebria. Tal cambio se basaba en que, en su ejemplar per sonal
impreso, Nietzsche haba escrito ese otro ttulo sobre el ttulo La cancin del noctmbulo. Aqu se restituye
el ttulo original; es posible que Nietzsche hubiera modificado el ttulo si l mismo hubiera hecho ulteriores
ediciones. Pero eso no lleg a ocurrir.
580
Vase antes, El ms feo de los hombres, la nota 487.
581
Vase, en la tercera parte, De la visin y enigma.
582
Expresin bblica (traduccin luterana) tomada de Hechos, 2, 13: Otros, burlndose, decan: Estn
llenos de dulce vino (palabras de los gentiles al contemplar los efectos de Pentecosts sobre los apstoles).
583
Las palabras entre comillas estn tomadas del captulo de la tercera parte titulado Los siete sellos, 1.
Zaratustra aade aqu la expresin como est escrito, usada habitualmente en los evangelios para referirse a las profecas.
584
Vase la nota 432.
585
Vase, en la tercera parte, De la visin y enigma, 2, y la nota 284.
586
No me toques. Palabras dichas por Jess a Mara Magdalena tras la resurreccin. Nietzsche emplea
exactamente la traduccin luterana de Evangelio de Juan, 20, 17: Rhre mich nicht an.
587
Vase, en la tercera parte, Del gran anhelo, la nota 428.
588
Variacin de la frase de Fausto en la obra homnima de Goethe: Y le dir al instante: Detente, eres
tan bello.
El signo
A la maana despus de aquella noche Zaratustra se levant de su lecho, se ci los riones589 y sali de su caverna, ardiente y fuerte como un sol matinal que viene de oscuras
montaas.
T gran astro, dijo, como haba dicho en otro tiempo590, profundo ojo de felicidad,
qu sera de toda tu felicidad si no tuvieras a aquellos a quienes iluminas!
Y si ellos permaneciesen en sus aposentos mientras t ests ya despierto y vienes y regalas y repartes: cmo se irritara contra esto tu orgulloso pudor!
Bien!, ellos duermen todava591, esos hombres superiores, mientras que yo estoy despierto: sos no son mis adecuados compaeros de viaje! No es a ellos a quienes yo
aguardo aqu en mis montaas.
A mi obra quiero ir, a mi da: mas ellos no comprenden cules son los signos de mi maana, mis pasos - no son para ellos un toque de diana.
Ellos duermen todava en mi caverna, sus sueos siguen rumiando mis mediasnoches.
El odo que me escuche a m, - el odo obediente592 falta en sus miembros.
- Esto haba dicho Zaratustra a su corazn mientras el sol se elevaba: entonces se puso a
mirar inquisitivamente hacia la altura, pues haba odo por encima de s el agudo grito de
su guila. Bien!, exclam mirando hacia arriba, as me gusta y me conviene. Mis animales estn despiertos, pues yo estoy despierto.
Mi guila est despierta y honra, igual que yo, al sol. Con garras de guila aferra la
nueva luz. Vosotros sois mis animales adecuados; yo os amo.
Pero todava me faltan mis hombres adecuados! As habl Zaratustra; y entonces ocurri que de repente se sinti como rodeado por
bandadas y revoloteos de innumerables pjaros, - el rumor de tantas alas y el tropel en
torno a su cabeza eran tan grandes que cerr los ojos. Y, en verdad, sobre l haba cado
algo semejante a una nube, semejante a una nube de flechas que descargase sobre un
nuevo enemigo. Pero he aqu que se trataba de una nube de amor, y caa sobre un nuevo
amigo.
Qu me ocurre?, pens Zaratustra en su asombrado corazn, y lentamente dejse
caer sobre la gran piedra que se hallaba junto a la salida de su caverna. Mientras mova
las manos a su alrededor y encima y debajo de s, y se defenda de los cariosos pjaros,
he aqu que le ocurri algo an ms raro: su mano se pos, en efecto de manera imprevista sobre una espesa y clida melena y al mismo tiempo reson delante de l un rugido, un suave y prolongado rugido de len.
El signo llega593, dijo Zaratustra, y su corazn se transform. Y, en verdad, cuando
se hizo claridad delante de l vio que a sus pies yaca un amarillo y poderoso animal, el
cual estrechaba su cabeza entre sus rodillas y no quera apartarse de l a causa de su
amor, y actuaba igual que un perro que vuelve a encontrar a su viejo dueo. Mas las palomas no eran menos vehementes en su amor que el len; y cada vez que una paloma se
deslizaba sobre la nariz del len ste sacuda la cabeza y se maravillaba y rea de ello.
A todos ellos Zaratustra les dijo tan slo una nica frase: mis hijos estn cerca, mis
hijos594, - entonces enmudeci del todo. Mas su corazn estaba aliviado y de sus ojos
goteaban lgrimas y caan en sus manos. Y no prestaba ya atencin a ninguna cosa, y
estaba all sentado, inmvil y sin defenderse ya de los animales. Entonces las palomas se
pusieron a volar de un lado para otro y se le posaban sobre los hombros y acariciaban su
blanco cabello y no se cansaban de manifestar su cario y su jbilo. El fuerte len, en
cambio, lama siempre las lgrimas que caan sobre las manos de Zaratustra y ruga y
grua tmidamente. As se comportaban aquellos animales. Todo esto dur mucho tiempo, o poco tiempo: pues, hablando propiamente, para tales
cosas no existe en la tierra tiempo alguno. - Mas entretanto los hombres superiores que
Ceirse los riones es expresin bblica. Vase 1 Reyes, 18, 46: Fue sobre Elas la mano de Yahv,
que ci sus riones, yvino corriendo a Jezrael delante de Ajab.
590
Zaratustra reproduce aqu la misma invocacin al sol que pronunci al comienzo de la obra; vase el
Prlogo de Zaratustra, 1.
591
Como los discpulos de Jess en el monte de los Olivos; vase el Evangelio de Mateo, 26,40: Se
acerc a sus discpulos y los encontr dormidos.
592
Zaratustra reclama aqu para s el odo obediente (das gehorchende Ohr). Antes, sin embargo, ha
dicho, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 7, que quien obedece, no se oye a s mismo (wergehorcht, der hrt sich selbst nicht).
593
Vase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, 1, y en esta cuarta parte, El saludo.
594
Vase la nota 316.
595
Vase la nota 451.
596
Vase, en la tercera parte, De tablas viejas y nuevas, y en esta cuarta parte, El grito de socorro, El
ms feo de los hombres, y El signo.
597
Son palabras que ya han aparecido en La ofrenda de la miel.