Zerzan, John - El Moderno Anti-Mundo
Zerzan, John - El Moderno Anti-Mundo
Zerzan, John - El Moderno Anti-Mundo
contra la tecnologa, que una manera simplista de entender el problema, sino contra un sistema tecnolgico que es ahora nuestro medio-vital En The Enigma of Health (1996) Hans George Gadamer nos aconseja traer nuevamente los logros de la sociedad moderna, con todo su aparato automatizado, burocrtico y tecnolgico, al servicio del ritmo que sostiene adecuadamente la vida corporal. Nueve pginas antes, Gadamer observa que es precisamente este aparato de objetivacin el que produce nuestro violento extraamiento de nosotros mismos. La lista de ejemplos podra llenar una pequea biblioteca, y el show del horror sigue. Un dato entre miles es el sombroso nivel de dependencia de esta sociedad con la droga tecnolgica. Trabajo, descanso, recreacin, no-ansiedad/depresin, funcin sexual, realizaciones deportivas -Qu se escapa? Por ejemplo, el uso de antidepresivos est ascendiendo entre los preescolares, (New York Times, April 2, 2004).Cuestionando el consenso Aparte del doble-lenguaje de incontables tericos semi-crticos, sin embargo, est el peso de la inercia noapologtica de innumerables voces que aconsejan que la modernidad es simplemente inevitable y deberamos desistir de cuestionarla. Dicen que es claro que en ningn lugar en el mundo hay escapatoria de la modernizacin y es inalterable. Tal fatalismo se aprecia bien en el ttulo de Michel Dertourzos What Will Be: How the New World of Information Will Change Our Lives (1997) Poco asombra que la nostalgia prevalezca, el apasionado deseo por todos lo que nos ha sido quitado de nuestras vidas. Las prdidas se acumulan en todas partes, junto a la protesta contra nuestro desarraigo y llamados por un retorno a casa. Como siempre, los partidarios de incrementar nuestra domesticacin nos hablan de abandonar nuestros deseos y crecer. Norman Jacobson (Escape from Alienation: Challenges to the Nation-State, Representations 84: 2004) advierte que la nostalgia, si abandona el mundo del arte o la leyenda, se hace peligrosa, una amenaza al EstadoNacin. Este medroso izquierdista aconseja realismo, no fantasas: Aprender a vivir alienado es equivalente, en la esfera poltica, a dejar la seguridad de la cobija en nuestra infancia. La civilizacin, como bien saba Freud, debe ser defendida contra el individuo y todas las instituciones son parte de esa defensa.Cmo salimos de aqu, de este barco de la muerte? La nostalgia sola es poco adecuada para un proyecto de emancipacin. El mayor obstculo para dar el primer paso es tan obvio como profundo. Si entender viene primero, debera ser claro que no se puede aceptar la totalidad y a la vez formular una autntica crtica y una visin cualitativamente diferente de esa totalidad. Esta inconsistencia fundamental resulta en la relumbrante incoherencia de algunos de los trabajos citados antes. Regreso a la impactante alegora de Walter Benjamn del significado de la Modernidad: Su rostro est vuelto al pasado. Donde percibimos una cadena de eventos, ve una sola catstrofe que se mantiene apilando ruina sobre ruina y la arroja a sus pies. El ngel querra quedarse, despertar a los muertos y reparar lo que ha sido aplastado. Pero una tormenta sopla del Paraso: ha apresado sus alas con tal violencia que el ngel ya no puede cerrarlas. La tormenta lo impulsa irresistiblemente al futuro, al que da la espalda, mientras que la pila de desperdicios delante suyo crece hasta el cielo. Esta tormenta es lo que llamamos progreso.(1940) Hubo un tiempo en que esta tormenta no ruga, cuando la naturaleza no era un adversario a ser conquistado, domesticada en lo que es estril y sustituto. Pero hemos estado viajando a velocidad acelerada, levantando rfagas de progreso a nuestras espaldas, hacia un mayor desencanto, cuya empobrecida totalidad hace ahora peligrar tanto la vida como la salud. La complejidad sistemtica fragmenta, coloniza, rebasa nuestra vida diaria. Su motor, la divisin del trabajo, minimiza la humanidad en sus profundidades, des-capacitndonos y pacificndonos. Esta especializacin estupidizante, que nos da ilusin de competencia, es clave, permitiendo predicar la domesticacin. Antes de la domesticacin, Ernest Sller (Sword, Plow and Book, 1989) anot que simplemente no haba posibilidad de un crecimiento comparable en complejidad con la divisin del trabajo y diferenciacin social. Por supuesto, hay un fuerte consenso que una regresin de la civilizacin acarreara un alto costo apoyado por atemorizantes escenarios ficticios, muchos de los cuales no reflejan ms que los actuales productos de la modernidad La gente ha comenzado a cuestionar la Modernidad. Ya un espectro est rondando su fachada que se desmorona. En 1980 Jurgen Habermas tema que las ideas antimodernidad junto con un toque adicional de premodernidad haban alcanzado alguna popularidad. Una gran marea de tal pensar parece inevitable, y comienza a resonar en filmes populares, novelas, msica, fanzines, shows de TV, etc. Y es tambin un hecho triste que el dao acumulado haya causado una gran prdida de optimismo y
esperanza. La negativa a romper con la totalidad corona y consolida este pesimismo inductor-de-suicidio. Slo visiones completamente fuera de la realidad corriente constituyen nuestro primer paso a la liberacin. No podemos permitirnos continuar operando en los trminos del enemigo. (Esta posicin puede parecer extrema; el abolicionismo del siglo XIX tambin pareca extremo cuando sus adherentes declararon que slo aceptaban una eliminacin de la esclavitud y que las reformas eran pro-esclavitud). Marx entendi la sociedad moderna como un estado de permanente revolucin, en perpetuo movimiento innovador. La posmodernidad trae ms de lo mismo, a medida que el cambio acelerado hace a todo lo humano (como nuestras relaciones ms cercanas) frgil y deshecho. La realidad de este movimiento y fluidez ha sido elevada a virtud por pensadores posmodernos, que celebran la indecisin como condicin universal. Todo es fluir, fuera de contexto, cada imagen o punto de vista es efmero y tan vlido como cualquier otro. Este es el punto de vista de la totalidad posmoderna, la posicin desde la cual los posmodernos condenan toda otra perspectiva. El fundamento histrico de la posmodernidad es desconocido en s mismo, por tener una aversin fundamental a escripciones generales y totalidades. Ignorando la idea central de Kaczynki (Industrial Society and Its Future, 1996) que el significado y la libertad son progresivamente proscriptas por la sociedad tecnolgica moderna, los posmodernos tampoco se interesaran en el hecho que Max Weber escribi lo mismo casi un siglo antes. O que el movimiento de la sociedad, por as decirlo, es la verdad histrica que los posmodernos analizan tan en abstracto, como si fuera una novedad que ellos solos (parcialmente) entienden. Evitando asir la lgica del sistema como un todo, va un nmero de reas de pensamiento prohibidas, la posicin de estos fraudes turbadores anti-totalidad es ridiculizada por una realidad que es ms totalizada y global que nunca. La rendicin de los posmodernos es un reflejo exacto de los sentimientos de desamparo que atraviesa la cultura. La indiferencia tica y la auto-absorcin esttica unen sus manos a la parlisis moral, en la actitud posmoderna de rechazo de la resistencia. No sorprende que un no-occidental como Ziauddin Sardan (Postmodernism and the Other, 1998) juzgue que la posmodernidad preserva an aumenta- todas las estructuras clsicas y modernas de opresin y dominacin. La moda cultural predominante puede que no disfrute mucho ms de su vida enconchada. Despus de todo, es slo la ltima oferta en el mercado minorista de la representacin. Por su naturaleza, la cultura simblica genera distancia y mediacin, supuestamente cargas inexorables de la condicin humana. La mismidad ha sido slo una trampa del lenguaje, dice Althusser. Estamos sentenciados a no ser ms que los modos a travs de los cuales el lenguaje progresa autnomamente, nos informa Derrida LO SIMBOLICO COMO IMPERIO La resultante del imperialismo de lo simblico es el triste lugar comn de que el humano concreto no juega ningn rol esencial en el funcionamiento de la razn o la mente. Al contrario, es vital para eliminar la posibilidad de que las cosas hayan sido alguna vez diferentes. La posmodernidad resueltamente elimina al sujeto del origen, la nocin que no siempre estuvimos definidos y reificados por la cultura simblica. La simulacin en computadoras es el ltimo avance en la representacin, su poder de des-corporeizar fantasas es exactamente paralela a la esencia central de la modernidad. La instancia posmoderna se niega a admitir la triste realidad, con claras races y dinmica esencial. La tormenta del progreso de Benjamn presiona hacia adelante en todos los frentes. Interminables evasiones estticotextuales se apilan para la clasificacin de cobardas. Thomas Lamarre ofrece una tpica apologa posmoderna sobre el tema: La Modernidad aparece como un proceso o ruptura y reinscripcin: modernidades alternativas involucran una apertura a la alteridad dentro de la modernidad Occidental, en el propio proceso de repeticin o reinscripcin. Es como si la modernidad misma es deconstruccin. (Impacts of Modernities, 2004). Slo que no lo es, como si destacar esto fuera necesario. Deconstruccin y destotalizacin no tienen nada en comn! La deconstruccin juega su papel en el mantenimiento de todo el sistema, que es una verdadera catstrofe, la actual, avanzando. La era de la comunicacin virtual coincide con la abdicacin posmoderna, una era de debilitamiento de la cultura simblica. La conexin debilitada y abaratada encuentra su anlogo en la fetichizacin del siempre-cambiante, significado sin base textual. Tragado por un ambiente que es ms y ms un inmenso agregado de smbolos, la deconstruccin abraza su prisin y declara ser el nico mundo posible. Pero la depreciacin de los simblico,
incluyendo el analfabetismo y el cinismo acerca de la narrativa en general, pueden conducir en la direccin de poner en cuestin todo el proyecto civilizatorio. El fracaso de la civilizacin en su nivel ms fundamental se hace tan claro como sus multiplicadores efectos mortales en lo personal, lo social y en lo ambiental. Las oraciones deben confinarse a los museos si la vacuidad de la escritura persiste predijo Georges Bataille. El lenguaje y lo simblico son las condiciones de posibilidad del conocimiento, de acuerdo a Derrida y el resto. Sin embargo, vemos al mismo tiempo una constante disminucin en la comprensin. La aparente paradoja de una absorbente dimensin de representacin y una disminucin del significado hace finalmente que la primera se haga susceptible primero de duda, luego de subversin. Husserl trat de establecer una aproximacin al significado basndose en el respeto a la experiencia/fenmeno tal como se nos presenta, antes de ser re-presentada por la lgica del simbolismo. No es pequea sorpresa que este esfuerzo haya sido un objetivo central de la posmodernidad, que ha entendido la necesidad de extirpar esta visin. Jean Luc Nancy expresa sucintamente esta oposicin, decretando que No tenemos idea, ni memoria, ni presentimiento de un mundo que sostenga (sic) al hombre en su seno. (The Birth to Presence, 1993). Cuan desesperadamente aquellos que colaboran con la reinante pesadilla se resisten al hecho de que, durante los dos millones de aos antes de nuestra civilizacin, esta tierra era precisamente un lugar que no nos abandon y nos sostuvo en su seno. Amenazados por la enfermedad de la informacin y la fiebre del tiempo, nuestro desafo es explorar el continuo de la historia, como se dio cuenta Benjamn es su ltimo y mejor pensamiento. El vaco, la homogeneidad, la uniformidad deben dar lugar al presente no-intercambiable. El progreso histrico est hecho de tiempo, que firmemente ha devenido una monstruosa materialidad, regulando y midiendo la vida. El tiempo de no-omesticacin, de no-tiempo, permitir en cada momento estar pleno de conciencia, sentimiento, sabidura y re-encantamiento. Se puede restaurar la verdadera duracin de las cosas cuando eliminemos al tiempo y a las otras mediaciones de lo simblico. Derrida, enemigo jurado de esta posibilidad, basa su negativa en la alegada eterna existencia de la cultura simblica: la historia no puede terminar, porque el juego constante del movimiento simblico no puede terminar. Este auto-de-fe es un voto contra la presencia, autenticidad, y todo lo que es directo, concreto, particular, nico y libre. Estar atrapado en lo simblico es solamente nuestra situacin actual, no una sentencia eterna. UN MUNDO DE SIMULACIONES Es el lenguaje el que habla, en la frase de Heidegger. Pero Fue siempre as? Este mundo est lleno de imgenes, simulaciones como resultado de elecciones que pueden parecer irreversibles. Una especie, en unos pocos miles de aos, ha destruido la comunidad y creado una ruina. Una ruina llamada cultura. Los lazos de estrechez a la tierra y a los otros fuera de la domesticacin, ciudades, guerras, etc.- han sido daados, pero no pueden sanarse? Bajo el signo de la civilizacin unitaria ha sido develado, el posible ataque fatal contra cualquier cosa viva y distinta, para que todos lo veamos. La Globalizacin, de hecho, slo ha intensificado lo que estaba en marcha mucho antes de la modernidad. La colonizacin y uniformizacin incansablemente sistematizada puesta primero en movimiento para controlar y domar, ahora tiene enemigos que la ven tal como es y lo que acarrea al final, a menos que sea derrotada. La eleccin al comienzo de la historia fue, como ahora, la de la presencia versus la representacin Gadamer describe la medicina, bsicamente, como la restauracin de lo que pertenece a la naturaleza. La curacin, como la remocin de todo lo que trabaja contra la maravillosa capacidad de la vida de renovarse a si misma. El espritu de la anarqua, creo, es similar. Quitemos lo que bloquea nuestro camino y todo est all, esperando por nosotros.)