Prisioneros de Guerra Franceses en Villamartín (1808-1809)
Prisioneros de Guerra Franceses en Villamartín (1808-1809)
Prisioneros de Guerra Franceses en Villamartín (1808-1809)
Villamartn (1808-1809)
Un preludio al confinamiento de la divisin de Dupont
en la isla de Cabrera
Por Fernando M. Romero Romero
Historiador
20.000 soldados franceses de las divisiones de. Dupont y Vedel depusieron las armas
en julio de 1808 ante el general Castaos. El artculo 6 de la Capitulacin de Bailn es-
tableca que las tropas francesas de Andaluca pasaran a Sanlcar y Rota para embar-
car en navos ingleses y ser conducidas al puerto galo de Rochefort, pero la clusula fue
violada por la Junta de Sevilla y el Segundo Cuerpo de Observacin de La Gironda acab
recluido en la isla desierta de Cabrera. El artculo de Jean-Ren Aymes Cabrera, la isla
de la muerte (Historia 16, n
Q
52) estudiaba el confinamiento de unos 8.000 hombres en
la isla balear y el profesor Jos Calvo Poyato, en el estudio Las tropelas de Dupont (His-
toria 16, n
Q
97), expuso los desmanes del ejrcito francs en Crdoba y otras poblaciones
andaluzas que, sin justificar la violacin de la capitulacin, explican el clima que propi-
ci el acantonamiento de la divisin francesa en diversos puntos de Andaluca y su poste-
rior confinamiento en la isla de Cabrera. Estas pginas vienen a ilustrar, mediante el es-
tudio de la estancia de un contingente de legionarios franceses en el gaditano pueblo de
Villamartn, la reclusin de las tropas de la divisin de Dupont en los pueblos de Andalu-
ca, desde la capitulacin en Andjar hasta su traslado a los pontones de Cdiz y luego al
archipilago balear, un verdadero preludio a la tragedia cabrerana.
" TARIOS factores confluyeron para que los
V prisioneros de guerra procedentes de la
batalla de Bailn no fueran repatriados a Fran-
cia, contravinindose as los trminos de la ca-
pitulacin de 22 de julio de 1808. Por un lado,
la oposicin del capitn general de Cdiz, To-
ms de Morla, quien no crea conveniente la li-
beracin de los enemigos que tantos males
causaron a los pueblos de Andaluca; en se-
gundo lugar, la imposibilidad de trasladar tan
numeroso contingente de prisioneros, as por
los transportes como por los excesivos gastos
y, para finalizar, los iniciales impedimentos
que lord Collinwood, almirante de la Armada
inglesa, puso al embarque de la tropa prisione-
ra en sus navos. Como consecuencia de todo
ello se dilat la repatriacin y las tropas fran-
cesas fueron repartidas por los pueblos de An-
daluca (1).
Recepcin de los prisioneros
Como tantos otros municipios de la campi-
a gaditana. Villamartn recibi orden de 8 de
agosto de Toms de Maria disponiendo el
Toms de Morla, capitn general de
Cdiz en el momento de la
concentracin de prisioneros de
guerra franceses en Villamartn
HISTORIA 16/21
alojamiento de un numeroso contingente de
prisioneros de guerra (2) y el Ayuntamiento
comision al teniente alguacil mayor para ad-
ministrar todo lo concerniente al alojamiento,
custodia y suministros. Los prisioneros se-
ran alojados en las casas paneras del Psito,
que habran de acondicionarse, siendo nece-
sarias obras de albailera para habilitar el
viejo casern, trabajos de carpintera y lim-
pieza, adems de la adquisicin de heno para
la hechura de camas, barriles, cubos y otros
utensilios que seran trados de Jerez de la
Frontera por ser sta la ciudad ms cerca-
na (3).
La llegada de los franceses, escoltados des-
de Lebrija por la Infantera Provincial de Bur-
gos, constituy todo un espectculo para una
poblacin de corto vecindario que no supera-
ba el millar y medio de habitantes y que, por
primera vez, tena ante sus ojos las afamadas
huestes napolenicas. Doscientos soldados y
cinco oficiales de la divisin de Dupont hicie-
ron entrada el 14 de agosto. Los ms eran
miembros de las Compaas 7 y 8 del 2 Ba-
talln de la Legin 4, contndose tambin al-
gunos hombres de otros cuerpos: Guardia de
Pars, Legiones 1, 2 y 3. Su edad oscilaba,
salvo unas pocas excepciones, entre veinte y
veintitrs aos, confirmndose as el conoci-
do dato de que la divisin de Dupont estaba
integrada en su mayor parte por hombres j-
venes e inexpertos en el campo de batalla.
Completaba el squito un nmero impreciso
de mujeres que no deba superar la media do-
cena.
La orden de Morla indicaba que, una vez
llegados a destino, los franceses seran custo-
diados por la milicia local, pero no exista en
el municipio un cuerpo de milicianos capaz
de relevar a la Infantera Provincial de Bur-
gos en la custodia de prisioneros (las prime-
ras noticias sobre la formacin de una milicia
datan de 1809), motivo por el que aqulla de-
bi permanecer en el pueblo hasta el mes de
octubre, fecha en que los propios vecinos
asumieron las tareas de vigilancia (4).
La mejor armona
La estancia de la tropa francesa en Villa-
martn no debi ser, en sus inicios, muy pe-
nosa. La orden de alojamiento precisaba que
los prisioneros se enviaban a los pueblos ms
remotos del teatro de la Guerra para que en
ellos sean custodiados, y adems estn a cu-
bierto de los insultos que podran hacerles al-
gunos dscolos sin respetar la humanidad que
22/HISTORIA 16
se debe tener con el rendido y recordaba que el
enemigo depuso las armas a condicin de ser
bien tratado.
Si bien los destinados a Puerto Real y Puer-
to de Santa Mara fueron agredidos por la
multitud y despojados de sus equipajes, todo
parece indicar que en Villamartn no se re-
produjo aquella violencia. La difundida creen-
cia popular de que la guerra se haba ganado
en Bailn y la ausencia de instigadores que
incitasen a la agresin y el expolio pudieron
evitar que el paisanaje hallase ocasin de
atropellar a los rendidos. Ms bien todo lo
contrario: un documento fechado en febrero
de 1809 manifiesta que permanecieron guar-
dando ellos con el vecindario y este con aque-
llos la mejor Armona (5). La feliz convivencia
permiti que gozasen de una relativa liber-
tad, no siendo necesario mantenerlos ence-
rrados en el casern habilitado como cuartel.
Datos, aparentemente insignificantes, como
la inversin de 100 reales en la adquisicin
de dos camas matrimoniales que se instala-
ron en el Psito o el empleo del servicio de
intrpretes para salvar el obstculo del idio-
ma, pueden ser buen indicio del clima reinan-
te en las relaciones entre la poblacin y los
huspedes galos.
Aunque hasta ahora nos hemos venido refi-
riendo a prisioneros franceses, la expresin no
es del todo correcta, pues el ejrcito imperial
reclut tropas procedentes de toda Europa y
entre los destinados a Villamartn se encon-
traban varios de aquellos extranjeros. Desde
el comienzo de la guerra las autoridades es-
paolas intentaron atraer a sus filas a los sol-
dados de nacionalidad no francesa que ser-
van en los regimientos napolenicos. Los lla-
mamientos continuaron reiterndose, incluso
despus de Bailn y 17 legionarios de los
destinados a este municipio gaditano se in-
corporaron a filas espaolas, recibiendo el
nombre de voluntarios pasados al servicio de
Espaa o voluntarios prisioneros (6). En elli-
bro de registro de la enfermera del Hospital
de la Pursima Concepcin se inscriben como
Sentado plaza en la vandera Espaola, vande-
ra espaola o voluntarios de Espaa y junto a
sus nombres hallamos la indicacin de nacio-
nalidad: Vico, El Piamonte, Sabaya, Flan-
des... (7). Permanecieron en el pueblo hasta
octubre de 1808, marchando con los soldados
Rendicin de Dupont a Castaos en Bailn, el19 de
julio de 1808 (por Jos Casado del Alisal, Museo del
Prado, Madrid)
de la Infantera Provincial de Burgos. Los vo-
luntarios extranjeros, desertores de las legio-
nes francesas, formaron un batalln de caza-
dores que, a inicios de 1809, fue enviado por
la Junta Central para la defensa de la ciudad
de Cdiz.
En las disposiciones de la Junta de Defensa
de Crdoba sobre el alojamiento de los pri-
sioneros se indicaba la posibilidad de que tra-
bajasen, siempre de forma voluntaria, en el
campo o en oficios mecnicos con vecinos de
las localidades que los reciban (8). Tambin
en la provincia de Cdiz se consider la posi-
bilidad de emplearlos como mano de obra;
as, en julio de 1809, el corregidor de Jerez
comunic a diversos municipios que se poda
solicitar el envo de algunos prisioneros fran-
ceses para emplearlos en las faenas y trabajos
del campo y cualesquiera obras en beneficio
suyo (9). Sin embargo, ningn documento
atestigua que los alojados en Villamartn tra-
bajasen en labores agrcolas o de otra especie
mientras permanecieron en el municipio.
El enfrentamiento con transentes
La convivencia, que inicialmente pudo ser
cordial, no tard en deteriorarse. La fulguran-
te campaa napolenica en las provincias del
Norte culmin el 4 de diciembre con la capi-
tulacin de MorIa en Madrid. Las noticias del
frente llegaron a Villamartn, vindose en el
cabildo de 9 de enero la orden de cortar toda
comunicacin con la capital por hallarse ocu-
pada por el enemigo, y la situacin de los pri-
sioneros de guerra dio un vuelco. La repre-
sentacin enviada el 26 de febrero al prncipe
de Monforte, sucesor de MorIa en la Capita-
na General de Cdiz, describe la conflictiva
24/HISTORIA 16
convivencia con vecinos y transentes. Villa-
martn. cruce de caminos entre la costa, la se-
rrana y el interior, es lugar de paso por don-
de diariamente transitaban reclutas, armas y
caballeras en direccin a Sevilla:
Con el motivo del anterior y actual alista-
miento para el Exrcito se presenta cada da
gente del campo de Gibraltar y demas pueblos
de sus emediaciones y serrania en trancito
para la ciudad de Sevilla ya para conducir ca-
vallos ya paisanos alistados para el Exercito y
luego que los observan gritan contra los Fran-
ceses diciendo que mueran de modo que se ha
visto esta jurisdiccin en el mayor apuro para
evitar un rompimiento con los transeuntes y
un destrozo entre los becinos y paisanos que
solo ha podido contener la maa mas que las
fuerzas (10).
Las noticias de la campaa napolenica
marcaron un cambio de actitud frente a los
prisioneros de Bailn no slo en Villamartn.
El 7 de diciembre de 1808 la Junta de Jerez
de la Frontera comunic al gobernador de
Cdiz que la llegada de la orden de alista-
miento del da 6 haba provocado un motn en
Lebrija: Con motivo de cierta rden de la de
Sevilla, dirigida al pueblo de Lebrija y llegada
l en la maana de ste da la hora de las
diez, para que todo su vecindario se armase y
encaminase aquella para defensa de la pa-
tria, se suscit un crecido tumulto y acometi
al castillo en que se hallaban alojados los ofi-
ciales prisioneros franceses, todos los cuales,
hasta el nmero de veinte y dos que en l exis-
tian, han sido vctimas del furor del pueblo.
Para evitar tumultos similares. los prisione-
ros alojados en Jerez fueron trasladados a la
baha de Cdiz (11). En las mismas fechas,
tambin con motivo de la orden de alista-
miento, se produjeron altercados en Cabra y
otros pueblos cordobeses (12).
Para evitar enfrentamientos y agresiones,
los legionarios destinados a Villamartn fue-
ron encerrados durante el paso de alistados.
Pero el cuartel era poco espacioso; el hacina-
miento y ausencia de ventilacin trajeron la
enfermedad: han empezado a enfermar no
obstante el aseo y demas precausiones de poli-
cia que se han tomado y toman advirtiendose
ser el unico remedio la bintilacion (13).
La enfermera del hospital de
San Juan de Dios
Desde 1587 la Orden de San Juan de Dios
regentaba en Villamartn el hospital de la Pu-
rsima Concepcin, un establecimiento ben-
Izquierda, los generales Maria y Femndez de Vera
rinden Madrid a Napolen Bonaparte.
Arriba, aspecto desolado de lino de los rincones del
campo de prisioneros Iranceses
tico donde los frailes hospitalarios atendan a
enfermos de toda clase y condicin, particu-
larmente pobres y transentes. El Libro de
Enfermera, registro de los pacientes hospita-
lizados, aporta interesante informacin sobre
los prisioneros de guerra alojados en este
municipio. A partir del 18 de agosto entraron
en el establecimiento benfico 169 legiona-
rios (ms del 81 por ciento de la poblacin
masculina reclusa) que se inscribieron bajo
el epgrafe Prisioneros Francses. El trabajo
de los religiosos se increment notablemen-
te: slo en enero de 1809 ingresaron tantos
pacientes como durante todo 1804, 1805
1806, y slo tres no eran franceses. Los pagos
del Ayuntamiento al prior de la comunidad en
concepto de estancias en la enfermera as-
cienden a 8.765 reales y 55 maraveds.
Es difcil precisar la causa de internamien-
to. Los diagnsticos consignados en el Libro
de Enfermera son harto imprecisos: se regis-
tran dos casos de ingreso por sarna y los 167
restantes entraron curar de calenturas (14) .....
A mediados de febrero de 1809 desciende ~
PACIENTES INGRESADOS EN EL HOSPITAL DE SAN JUAN DE DIOS
(1804 - 1810)
1804 1805 1806 1808 1808 1809 1810
ENERO 3 O 4 2 1 39 2
FEBRERO 5 2 O 1 2 24 5
MARZO 3 1 1 7 2 4 3
ABRIL 5 2 O 7 1 3 ' 2
MAYO 3 2 O 4 2 O -
JUNIO 3 5 6 3 7 7 -
JULIO 3 7 7 5 8 11 -
AGOsrO 2 1 O 3 18 5 -
SEPTIEMBRE 1 1 8 2 39 6 -
OcrUBRE 1 2 2 O 24 4 -
NOVIEMBRE O 1 3 3 18 3 -
DICIEMBRE O 2 3 2 34 2 -
HISTOKIA 16/25
1
j
l'
1
j
el nmero de ingresos en la enfermera: slo
seis en el espacio de mes y medio frente a los
58 de enero y primera quincena de febrero.
Un brusco descenso que coincide con las
primeras noticias sobre el inicio de conflictos
entre prisioneros y transentes, a quienes no
tardarn en unirse los propios vecinos, y no
se debe al control de la enfermedad (es preci-
samente en estas fechas cuando el Ayunta-
miento informa a la Capitana General de la
gravedad del brote epidmico), sino a que -
para erradicar el naciente malestar- los
franceses fueron encerrados en las casas del
Psito y slo excepcionalmente salieron para
ingresar en el hospital. Desde su llegada al
municipio, 28 prisioneros murieron en la en-
fermera, otros 33 fallecieron en el Psito du-
rante el perodo de aislamiento y quiz deba-
mos an aadir un nmero indeterminado de
_,PBlSIONEROSDE GUERRA
F'RANES$:}NGRESADOS EN EL
HOSPltALllE SANJUAN DE DIOS
(gosto 18()8.abrill809)
1808 AGO. (18-31) 18
SEP. 30
OCT. 21
NOV. 11
DIC. 33
1809 ENE. 36
FEB. (1-15) 22
FEB. (16-28) 2
MAR. 3
ABR. (1-4) 1
mujeres, que no ingresaban en el hospital de
San Juan de Dios y de cuya cifra inicial no ha
quedado registro (15).
La remisin a los pontones
Buscando remedio para paliar los efectos
de la enfermedad que asola a la poblacin re-
clusa y queriendo aplacar el malestar general
suscitado por su permanencia en la villa, el
26 de febrero solicita el Ayuntamiento que
sean evacuados y enviados a los pontones o a
donde la Capitana General mejor disponga,
pues de lo contrario es de temer una subleva-
cin que instantaniamente se espera ya de es-
tos vecinos ya de los que continuamente tran-
sitan por esta villa para el Exercito.
La situacin de los pontones no es mejor
que la del cuartel de Villamartn. Navos de-
26/HISTORIA 16
sarbolados y amarrados, custodiados por lan-
chas caoneras, servan de albergue a milita-
res y civiles franceses. A comienzos de enero
de 1809 el marqus de Villel -comisionado
de la Junta Suprema para la defensa y gobier-
no de Cdiz- trat que los prisioneros fue-
sen trasladados a las islas Baleares, pues ms
de dos mil quinientos haba enfermos de calen-
turas tifideas, efecto de la aglomeracin en
los pontones, y para cuyo alivio no bastaban
unas fragatas habilitadas de hospitales (16).
La respuesta del prncipe de Monforte co-
municaba la imposibilidad de trasladarlos a
otro destino: en los pontones no pueden tener
cavida causa de hallarse sobrecargados con
ms de tres mil hombres sobre el nmero que
deben contenr; pero la permanencia en esa vi-
lla de los referidos prisioneros solo ser mien-
tras se pone en execucin el transporte a las Is-
las Valeares de los que se hallan en los pueblos,
o en los referidos pontones, segun lo ha resuelto
S. M. Y en cuya operacin se esta trabajando
con todo afn y desvelo. Adems, era necesa-
rio evitar todo atentado y conspiracin; pero
las razones para protegerlos no eran ya la
hospitalidad y humanitarismo para con el
vencido enarbolados en la orden de aloja-
miento, sino la necesidad de guardarlos como
hasta aqu, para no exponer la preciosa exis-
tencia de nuestros compatriotas que han teni-
do la desgracia de caer en manos de nuestros
enemigos y quedados sus prisioneros. Ahora,
los maltrechos legionarios eran rehenes, el
seguro de vida de soldados y civiles espao-
les capturados por Bonaparte.
El 30 de marzo recibi la Alcalda corres-
pondencia del capitn general que solicitaba
urgentemente informacin del nmero y cla-
ses de prisioneros que haba en la villa. El in-
forme se curs el mismo da: cinco oficiales,
ocho sargentos, ciento diez soldados, cinco
ingresados en el hospital y tres mujeres. El
capitn general an no dispuso la remisin,
pero la creciente tensin haba vuelto la situa-
cin insostenible en el pueblo:
Cada dia mas y mas continuan los alborotos
y desasones en el pueblo con motivo de las noti-
cias que vienen del Exercito contra los prisio-
neros franceses y que a pesar de estar enserra-
dos no tienen esta juridiccion una hora de
quietud ha vista de los rumores publicas y se-
cretos que advierte para quitarles la vida.
En estas circunstancias fueron evacuados,
de noche y cuando nadie los vea, sin esperar
la autorizacin de Monforte:
las noticias del dia no permiten esperar la
orden superior de V E. para alsar los prisione-
ros de esta villa pues que el paisanaje con la de
Cuerpo y demas ordenes concernientes a la mate-
ria y no encontrandose persona alguna que pue-
da hacerlo mas que un mosalvete de nacin fran-
zs de este exercisio que qued enfermo en esta
Villa al tiempo de la remisin a los pontones de
los prisioneros de su nacin que se hallaban en
ella: Se efectue el nombramiento de esta plaza
para este individuo (18).
Qu destino aguard a sus camaradas pues-
tos a disposicin del capitn general? Ya cono-
cenos la suerte de los prisioneros en la baha
de Cdiz: millares de hombres enfermos se
amontonaban en los pontones, donde diaria-
mente moran de 15 a 20 por causa del tifus.
Quienes sobrevivieron fueron confinados a la
desierta isla de Cabrera, donde muchos falle-
cieron por desnutricin, asolados por enferme-
dades como el escorbuto, la sama y gran varie-
dad de fiebres. No hay acuerdo sobre las
dimensiones de la tragedia; lean Ren Aymes
estima que el nmero de prisioneros franceses
muertos en Cabrera debe situarse entre 2.500 y
l'
1
haver sabido, la llegada y penetracion de los
enemigos hasta la capital o quasi a la vera, no
hay quien pueda suspenderlos, ni quitarles la
intencion y animo de matar a los que aqui
existen, a pesar de las eficaces providencias
que se han tomado para evitar semejante de-
sastre, contra el espiritu de la Hospitalidad, y
humanidad, y asi hemos deliverado que a de-
soras y de noche se saquen de esta villa los di-
chos prisioneros, y se remitan a disposicin de
V. E. para que se destinen al embarque, don-
de mas estime conveniente, pues de lo contra-
rio, ya no alcanzan, ni la milicia nuestra, ni
nuestras precauciones para evadir los desas-
tres que ya tenemos a la vista.
Un comisionado del Ayuntamiento, escol-
tado por la Milicia Honrada, creada en febre-
ro de 1809, los condujo a Cdiz. Ciento veinte
soldados, cinco oficiales y tres mujeres fue-
ron entregados en el cuartel de prisioneros
de la nueva poblacin de San Carlos y queda-
ron a disposicin del capitn general (17).
.'- ,-;.. "."" -"':- 1 .'" -.. ,.:. - ': _:: -'-'. ' ." ....
No todos los prisioneros fueron evacuados
en abril de 1809; tres quedaron hospitalizados
en la enfermera de los frailes de San Juan de
Dios. Bugnon falleci el 21 de abril; Jean Leo-
nard, ingresado el4 de abril, entr por segunda
vez el 19 de diciembre para recibir el alta el 14
de enero de 1810, apenas dos semanas antes de
la invasin de Andaluca por las tropas de Bona-
parte. Del tercero slo sabemos que fue objeto
de una curiosa peticin del Ayuntamiento a la
Capitana General en noviembre de 1809:
Esta Villa acuerda de conformidad se repre-
sente el Excelentsimo Seor Capitan General de
este Reino conceda su permiso para poner en la
Compaia de Milicianos honrados levantada en
esta villa, un tambor para que toque en los lla-
mamientos de la Compaia, cuide de estar pron-
tos a los Exercicios que se hagan por el mismo
16
4.600. La muerte de los hombres y mujeres re-
cluidos en las casas del Psito de Villamartn
slo es el preludio de una de las pginas ms
negras de nuestra guerra de la Independencia.
NOTAS
(1) A. de Castro. Historia de Cdiz y su provincia desde
los remutos tiempos hasta 1814. Cdiz 1982. voL!. pgs. 625-
627. Muy interesante el artculo de]. Calvo Poyata, Las tro-
pelas de DUPOl1t. Antecedentes cordobeses al confinamiento
de los prisioneros franceses en la isla de Cabrera, HisloIia 16
(1984) pags. 27-33. G. H. Loven, La guerra de la Indepen-
dencia y el nacimiento de la Espaiia contemporllea, Barce-
lona 1975. vol. 1, pg. 206 (estima que el nmero total de
hombres comprendidos en la capitulacin de Bailn se
aproxima a 22.000).
(2) Archivo Municipal de Villamartin (abreviado A.MV),
orden de 8 de agosto ele 1S0S inserta en Libro 47 de Actas
Pgina izquierda, embarque de los
prisioneros franceses hacia la isla de
Cabrera; pgina derecha, los
prisioneros en Cabrera: aspecto de su
miseria, momento de una de las
fugas de la isla y cementerio en la
zona de Sas Figueras
Capitulares, sesin de 11 de agosto de
1808.
(3) AMV, Lib. 47 Act. Cap., sesin de
11 de agosto de 1808 y resumen de gas-
tos ocasionados por la estancia de prisio-
neros en legajo 95 nO 14. Los gastos glo-
bales ascienden a 76.221 reales y 29
maraveds: 52.732 rs. 5 mrs. de salarios
de oficiales y soldados franceses en el
tiempo de su residencia, 1.581 rs. 18 mrs.
en concepto de salarios a los voluntarios
prisioneros pasados al servicio de Espa-
a, 9.924 rs. 21 mrs. por estancias en en-
fermera, curaciones y medicinas admi-
nistradas a los prisioneros, y 11.983 rs. 21
mrs. por salarios, gratificaciones, lea y
otros gastos. A continuacin, el docu-
mento pormenoriza cada captulo. En
lego 94 n 15 se encuentran vales por
13.000 reales que fueron entregados para
suministros de pan y trigo a los prisione-
ros.
(4) AMV, Lib. 47 Act. Cap., sesin de 6
de noviembre de 1808.
(5) AMV, lego 95 n 5: Expediente for-
mado consecuencia de Orden del excelen-
tisimo Seor CaPitan General de esta Pro-
vincia sobre remicion de los Prisioneros
Franceses a la Ciudad de Cdiz, y destino
sealado ellos.
(6) AMV, lego 95 nO 14.
(7) Archivo de la Iglesia Parroquial de
Villamartn (abreviado: AIPV), Libro de
Enfermera 1769-1814, f. 155, 156 Y157 v..
El documento es el libro de registro de
pacientes ingresados en la enfermera del
Hospital de la Pursima Concepcin de la
Orden de San Juan de Dios.
(8) l Calvo Poyata, op. cit., pg.30
(9) AMV, lego 95 nO 15. Corresponden-
cia de 31 de julio de 1809.
(10) AMV, lego 95 nO 5.
(11) A. de Castro, op. cit., vol. 1, pg.
658.
(12) l Calvo Poyata, op. cit., pg. 30.
(13) AMV, lego 95 nO 5.
(14) AIPV, Libro de Enfermera 1769-
1814, ff. 152-171v..
(15) Acudimos a AIPV, Libro 17 de
Defunciones esperando encontrar las
partidas de 61 prisioneros franceses, pero
slo hallamos la de Teresa Collot, esposa
de un oficial prisionero, enterrada el 31
de agosto de 1808.
(16) A. de Castro, op. cit., vol. 1, pgs.
658-666.
(17) AMV, lego 95 n 5.
(18) AMV, Lib. 47 Act. Cap., sesin de
26 de noviembre de 1809.
(19) G.H. Lovett, op. cit. vol 2, pg.
290.
(20) lR. Aymes, "Cabrera, la isla de la
muerte, Historia 16, nO 52 (1980) pgs.
54-55.
HISTORIA 16/29