Lavboratorio, Nº 13, 2003
Lavboratorio, Nº 13, 2003
Lavboratorio, Nº 13, 2003
Autoridades
Facultad de Ciencias Sociales Decano Federico Schuster Vicedecano Eduardo Grner Secretario Acadmico Nestor Cohen Secretario de Cultura y Extensin Felicitas Elias Secretarios de Gestin Institucional Alicia Entel Subsecretaria de Investigacin ilvia Lago Martnez Secretario de Hacienda Bruno Opromolla Secretaria de Posgrado Sandra Carli
Presentacin
El Informe de Coyuntura Laboral Lavboratorio es una publicacin del Programa Cambio Estructural y Desigualdad Social, Instituto de Investigaciones Gino Germani / Carrera de Sociologa, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Su produccin es posible gracias al trabajo de profesores, becarios, docentes, graduados y estudiantes, En el marco de los proyectos vigentes FONCyT BID 1201/OC-AR PICT CONICET 09640 y el proyecto UBACyT SO-077
Staff
Director del Programa (CEyDS): Agustn Salvia Editor Responsable: Ernesto Philipp Editores: Eduardo Donza, Ernesto Meccia, Juliana Persia, Melina Con, Silvana Tissera Colaboradores Eduardo Chvez Molina, Ernesto Meccia, Laura Saavedra, Mara Laura Raffo, Ursula Metlika , Victoria Salvia, ISSN : 1515-6370 Colaboraciones y Comentarios: Informe Lavboratorio, Instituto de Investigaciones Gino Germani, Facultad de Ciencias Sociales, UBA. Uriburu 950 6 piso oficina 21, Cdad. de Buenos Aires (1114). e-mail: [email protected]
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Editorial
Aunque pueda aparecer como un fenmeno muy reciente, las producciones de las Ciencias Sociales, a escala mundial, referidas a la metamorfosis de la cuestin social tienen ms de ya ms de veinte aos. Un buen inventario podra demostrarlo. Si existe un signo que las caracterice, ese es el signo des: desempleo, desafiliacin, desidentizacin, descentracin, desestructuracin, desestatizacin, desolidarizacin, por mencionar algunos. En innumerables investigaciones, y ms an en aquellas que tienen por objeto las transformaciones urbanas y las del mundo del trabajo, la dinmica social ha sido examinada casi excluyentemente desde esta ptica y ha deslizado a los lectores a representarse a la sociedad y a sus instituciones en el marco de un constante proceso de fuga de s mismas. Por el contrario, constituye un hecho reciente que las investigaciones se interroguen crticamente sobre los alcances de los procesos des y, al no encontrar la infalibilidad que poda deducirse de las producciones de las dos dcadas pasadas, se dedican con especial atencin a detectar los fenmenos re: nuevas identidades, nuevas sociabilidades, nuevas articulaciones productivas, nuevas formas polticas, nuevas identidades, son algunos tpicos de una lista que es tan extensa y poco exhaustiva como el antecesor inventario de los procesos des. Mientras tanto, son infrecuentes las investigaciones que, con independencia del compromiso social y poltico de quienes las llevan adelante, logran articular en sus mismos corpus des con re, es decir, articular el juego ineludible entre lo instituido y lo instituyente que tanta teora social recomienda desde hace aos. La implementacin de semejante programa de investigacin traer, adems, beneficios de cara a la Metodologa de la Investigacin Social, puesto que obligar a los cientistas sociales a disear estrategias de articulacin metodolgica de las dimensiones micro y macro-sociales. El trayecto de un/a desocupado/a, que se inicia desde la prdida de un empleo formal, y la imposibilidad de volver a un puesto similar; o un/a joven desempleado/a que no ha logrado insertarse plenamente a un trabajo, suelen confluir en muchos casos, en actividades laborales precarias, degradadas, improductivas, de subsistencia, bajo la forma del cuentapropismo informal. Ante una situacin de cristalizacin de altos niveles de desempleo y fragmentacin de las formas del mismo, la consolidacin y expansin de actividades generadas a travs del auto empleo se han redimensionado en los ltimos aos, acompaado con la aparicin y reconfiguracin de mltiples actores socio-econmicos que pugnan por un lugar en la sobrevivencia. Desde ese estado de situacin las ciencias sociales, y su metodologa necesita re-encontrar una forma de dar cuenta, comprender y explicar Los artculos recopilados en este nmero, todos realizados en el marco del Proyecto UBACyT Trayectorias de Vulnerabilidad Social y Laboral, se inscriben en una investigacin cuyas coordenadas terico y metodolgicas fueron de ese tenor. El presente nmero est dedicado a la presentacin de trabajos elaborados a travs de la aplicacin de metodologas y tcnicas cualitativas. Representa una etapa del Proyecto en la que se procur recoger evidencia emprica a travs de observaciones sistemticas y entrevistas en profundidad en barrios pobres del Gran Buenos Aires, con el objetivo de engrosar el nmero de hiptesis acerca de la vulnerabilidad social que en otra etapa permiti la metodologa cuantitativa. De esta manera, y con marcadas particularidades, feriantes, talleristas, trabajadores de empresas recuperadas y autogestivas y trabajadoras sexuales se presentan como soportes de los procesos des y re. En el Plan de Publicaciones para el ao 2004 sistematizaremos la presentacin de los papers en base a este criterio. Para ello los miembros del staff de Lavboratorio invitamos formalmente a todos aquellos investigadores sensibles hacia estas problemticas tericas y metodolgicas a que nos acerquen sus resultados para publicacin. Asimismo, todos quienes hacemos Lavboratorio, deseamos prosperidad e integracin para la Argentina del 2004.
Los editores
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Indice
Introduccin
Pg. 4
Ferias y feriantes en el Conurbano bonaerense. Lgicas de reproduccin y trayectorias laborales de trabajadores feriantes.
(Eduardo Chvez Molina y Mara Laura Raffo) El tema central de este artculo tiene como eje la descripcin del universo de las actividades de intermediacin comercial desarrolladas en el mbito de las ferias al aire libre, que se desarrollan en la zona sur del Conurbano Bonaerense. El acento est puesto en el grado de articulacin (o desarticulacin) con el sector econmico formal, las condiciones y formas de acceso a este tipo de ocupaciones, las relaciones sociales y su puesta en escena que permiten el mejor desarrollo o no de la actividad.
Pg. 5
Trayectorias laborales, redes de intercambio y encadenamientos productivos. Los talleres textiles de confeccin.
(Eduardo Chvez Molina) La estructura del espacio productivo del sector de la confeccin textil, debido a la segmentacin de sus etapas productivas, las caractersticas de la mano de obra y el bajo nivel tecnolgico exigido, vienen produciendo a lo largo de las ltimas aos cambios sustanciales que reconfiguran el papel de los trabajadores insertos en dichas unidades econmicas, a la vez que el tipo de insercin ptima en la cadena de valor, se encontrara fuertemente relacionada por el tipo de lazos que establece el taller, y la historia previa de sus propietarios.
Pg. 12
Precarizacin laboral y marginacin en los talleres domsticos. Los talleres de conduccin femenina en el gran Buenos Aires
(Victoria Salvia) En este trabajo se aborda un estudio de trayectorias de pequeos talleres domsticos conducidos por mujeres, analizando el proceso de su conformacin y la marcada precarizacin que han ido sufriendo. Para ello se analiza el surgimiento y el desarrollo de talleres dirigidos por mujeres, las estrategias desplegadas por ellas frente a los procesos estructurales de cambio y precarizacin.
Pg. 18
Trabajos al margen del Trabajo. Trayectorias de vulnerabilidad de travestis y mujeres prostitutas en un Partido del Sur del Gran Buenos Aires.
(Ernesto Meccia , Ursula Metlika y Maria Laura Raffo) El anlisis de trayectorias sociales y laborales de prostitutas mujeres y travestis hace hincapi en presentar la forma en que el carcter sexual del trabajo potenciado por la pertenencia de clase podra explicar diferencialmente el carcter de sus itinerarios laborales y el universo de sus relaciones sociales. La posesin de un estigma, es decir, de un atributo-smbolo de lo socialmente indeseable, abre algunas puertas y cierra muchas otras; pero cuando a l se le asocia la pobreza, muchas de ellas se cierran con candados.
Pg. 23
La dinmica del trabajo desde la perspectiva de las empresas recuperadas y autoorganizadas por los trabajadores
(Laura Saavedra) En tiempos de desocupacin las empresas recuperadas se presentan como una de las formas en que los actores sociales han tomado la iniciativa de ser protagonistas de su propio proceso de desarrollo econmico y social, generando, de esta manera, formas atpicas de empleo y de generacin de ingresos. En este marco, el presente trabajo se propone describir y analizar esta prctica auto- organizativa, haciendo hincapi en las virtudes intrnsecas a esta forma de produccin y de trabajo como en las problemticas que presenta.
Pg. 31
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Introduccin
El imaginario del sujeto inserto en una red densa de instituciones que lo contenan desde el momento de su nacimiento hasta su muerte ha entrado en crisis y actualmente nos encontramos ante un escenario en el cual el imaginario hegemnico reconoce sujetos desprovistos de redes o vinculados a redes transitorias y flexibles, lo que habilita la formacin de nuevas pertenencias. Con esta hiptesis, iniciamos la investigacin "Trayectoria de Vulnerabilidad" UBACyT S077 dirigida por los profesores Fortunato Mallimaci y Agustn Salvia, y el proyecto La sobrevivencia de los desplazados del Proyecto FONyT 09640 que se lleva a cabo en el Instituto de Investigaciones en Ciencias Sociales Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Nuestra intencin es indagar la relacin entre los estados de afiliacin y la ruptura/redefinicin de los soportes institucionales tradicionales en sectores urbanos de la Argentina en la crisis del Estado de Bienestar. Especficamente, se estudia la relacin entre condiciones/estrategias/trayectorias de insercin sociolaboral y nuevas representaciones y prcticas sociales, religiosas y polticas que emergen a partir del shock de precarizacin y empobrecimiento que han experimentado los sectores populares urbanos del conurbano Bonaerense, especficamente de la zona sur del Gran Buenos Aires (Quilmes, Florencia Varela, y Berazategui principalmente). Bajo estas premisas iniciamos nuestra investigacin durante el ao 2002, ao de devaluacin, inflacin, movimientos sociales en ascenso, y continuidad del deterioro laboral de los ocupados, y crecimiento de la desocupacin, con su impacto negativo en la pobreza y la indigencia. Una de las consecuencias directas de la crisis, es el profundo cambio, relativamente abrupto de los ltimos aos, en el mercado laboral. Nuevas actividades han florecido a la par del crecimiento de la pobreza, y la creciente informalidad del mundo del trabajo. Cartoneros, truequeros, fbricas recuperadas, trabajadores delivery, redes de economa solidaria, emprendimientos generados al amparo de la asistencia social, como as tambin se redimensionan las actividades clsicas de la informalidad,
Lavboratorio
feriantes al aire libre, talleres textiles y del calzado, trabajadoras sexuales, entre otras. Esta nueva configuracin del mundo del trabajo se destaca por formas hbridas que no logran moldear un nuevo escenario que permita su medicin. La forma de caracterizar conceptualmente a aquellas actividades de baja productividad, ilegal, marginal y de baja escala, atributos no mutuamente excluyentes, se ha denominado usualmente en el ambiente cientfico y periodstico como sector informal. Dicho sector se ha redimensionado a lo largo de los noventa, producindose en su interior una fuerte expansin y a la vez un reacomodamiento en sus propias formas de supervivencia. Para ello observaremos un campo socio-espacial donde poner a prueba los conceptos y profundizar este nuevo fenmeno: La zona sur de la Provincia de Buenos Aires. La cuestin a dilucidar es entonces, si las formas de insercin econmico-laboral que son objeto de estudio de esta investigacin, son un fenmeno genuinamente nuevo o una respuesta coyuntural al cierre de los canales institucionales que antes habilitaban formas de insercin formal o de otro tipo de canales informales redefinidos o socavados que empujan a estos sectores a nuevas formas de informalidad ms subterrneas. Ms all de la utilizacin de tcnicas cuantitativas para contextualizar y mensurar el fenmeno de la informalidad, la apuesta metodolgica es un estudio transdisciplinario donde las tcnicas cualitativas sern de gran ayuda para dar cuenta de los "modos de sobrevivencia", de las estrategias en juego que asumen los sectores informales, de las trayectorias laborales, las representaciones, y las relaciones que se establecen al interior de este campo socio-espaciales, en continuo movimiento y transformacin, poniendo el eje de la mirada en y desde los sectores informales. Este proceso de investigacin ha sido acompaado desde un inicio por los Prof. Agustn Salvia y Fortunato Mallimaci, y con la participacin activa de Ernesto Meccia, Mara Laura Raffo, Victoria Salvia Aldaranaz, Vernica Jimnez Beliveau, y Eduardo Chvez Molina.
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
1. Presentacin
El tema central de este artculo tiene como eje la descripcin del universo de las actividades informales, de un segmento tpico de las mismas, como lo son los feriantes, principalmente al aire libre, que se desarrollan en la zona sur del Conurbano Bonaerense. Tratamos de visualizar el grado de articulacin (o desarticulacin) con el sector econmico formal, las condiciones y formas de acceso a este tipo de ocupaciones, las relaciones sociales y su puesta en escena que permitan habilitaciones o no de la actividad, que operan en el espacio urbano del rea Metropolitana del Gran Buenos Aires -en este caso particular en la Feria de San Francisco Solano, Quilmes- y poniendo el eje de la mirada en y desde los sectores informales/marginales, bajo un contexto social, econmico y poltico especfico. La insercin ocupacional se analiza a travs de la reconstruccin del punto de llegada de los diversos momentos de sus trayectorias socio-laborales: por dnde transitaron, los cambios organizativosfamiliares y cmo se mantienen o cmo se reproducen y sobreviven estos "sectores", qu grado de insercin logran: estable, precaria, inestable en la estructura econmica productiva a la que pertenecen, con qu recursos y disponibilidades cuentan, qu papel juegan sus lazos sociales para habilitar o inhabilitar determinadas prcticas. Los diferentes aspectos que circundan la vida de un feriante estn envueltos de constricciones y opciones, posibilidades y riesgos, decisiones y amenazas, que lo constituyen en el espacio social de la informalidad, marginalidad o del "desplazado" de los sectores modernos de la economa. Participan, de acuerdo a su propia especificidad, en un campo concreto, en un espacio estructurado de posiciones, en la cual la dinmica del mismo est dada por la confrontacin y la cooperacin, y por la bsqueda de acumulacin de un bien escaso considerado por sus participantes como digno de obtencin, y de apropiacin. Nuestro enfoque se centra en recuperar al agente social que produce estas prcticas, sin dejar de tener en cuenta que el mismo se encuentra inserto en una trama de relaciones, que por ms coercitivas que puedan ser, nunca elimina totalmente el margen de autonoma individual, no elimina esa posibilidad de
Lavboratorio
actuar de otra manera que posee el individuo. En estos espacios sociales, los sujetos transitan y ponen en prctica estrategias alternativas de insercin econmica, dando lugar a la construccin de trayectorias socio-laborales "dinmicas", que constituyen reales o potenciales atajos contra la "exclusin". Previamente contextualizamos el campo social espacial, que implica la feria, como lugar de consumo y de realizacin de estos actores sociales, a travs de la puesta en escena de sus actividades econmicas, el grado de relaciones, jerarquas y roles que se dan en su interior, cmo as tambin los vnculos con el sector moderno, protegido, o formal de la economa. Estas modificaciones se han producido tanto por la reestructuracin del aparato productivo y estatal como por la readaptacin de la demanda de fuerza de trabajo, al cambiar las condiciones y exigencias de reclutamiento laboral. Pero, adems, el mundo del trabajo no protegido, informal, caracterstica del autoempleo, tambin sufre fuertes mutaciones, producto de su articulacin y vinculacin con el sector formal, por lo cual tiende a expandirse, crendose un propio sector informal en los bordes del sector informal que refleja modos de sobrevivencia que tienen como objetivo primordial lograr la subsistencia como sea y condiciones de pauperizacin, en la cual se expresan estas actividades informales, menos legisladas, ms degradadas. Como muy bien lo han planteado Salama y Mathas, hace 15 aos atrs, la inexistencia de seguros, (la prdida absoluta de dinamismo del sector formal para crear empleo), y el desarrollo de la crisis conducen a transformaciones del sector informal, y donde ciertos segmentos del sector informal sufren todo el peso de la crisis . Estos diferentes segmentos de trabajadores informales, tienden a reposicionarse en un contexto de crisis social y econmica, poniendo en juego diferentes saberes, acervos, capitales, y relaciones sociales para su reproduccin y sobrevivencia. Estos segmentos ocupacionales son sumamente heterogneos entre s, tanto por sus historias laborales como por su capacidad para disponer y utilizar los diferentes recursos con los que cuentan. Nuestra definicin de trabajo informal, est referido
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
los gestos del entrevistado), y destacar el momento de reflexin del entrevistado, al sacarlo de su cotidianeidad y exponerlo a una automirada sobre su vida, el recuerdo de su pasado, la compresin de su presente, y la visin de su maana. 2. Abordaje metodolgico Se trat de respetar lo ms adecuadamente posible La forma en que nos hemos acercado al objeto de la "voz", el "habla" de los distintos entrevistados. Dar estudio, implic un doble proceso de abordaje, por cuenta de los "encuentros" con los entrevistados un lado la observacin de la dinmica de la feria, implic desentraar esas "otras" maneras de hablar, manifestada a travs de reiteradas visitas, tanto como de percibir, de pensar y de dar sentido que muchas consumidores, husmeadores, y paseantes de feria, veces resultan ajenas y/o distantes de las del y luego como entrevistadores. observador/investigador. Utilizando la informacin El primer abordaje, donde adems de charlar y obtenida a travs de entrevistas en profundidad y conocer algunos feriantes, tambin se recurri a observaciones sistemticas de la feria pudimos trabajadores sociales, socilogos, economistas, distinguir tres grupos, sectores: tres pertenecen al funcionarios pblicos, profesionales de ONGs, que grupo de los feriantes tradicionales, con antigedad desarrollan actividades con el sector. El objetivo fue y buen posicionamiento en la feria: Pico, dueo de identificar la dinmica de funcionamiento, la historia una mercera, Toti, ex-boxeador, y tanguero, dueo de estas ferias, la organizacin y jerarquas al interior de un puesto de venta de ropa, El Cordobs, de la misma, y los lugares dnde se realizan. vendedor de yuyos medicinales y productos El segundo momento implic el cara a cara con regionales. Otros tres pertenecen a diferentes el feriante o sus empleados, donde se buscaron redes segmentos de la feria, ubicados en lugares marginales de proximidad que permitieran un acercamiento ms o menos favorecidos. Cristina, vende desde pilas a directo y confiable con cada uno de los feriantes. Para ojotas, Pelusa, una travesti que vende ropa, y ello se elabor una gua de preguntas adaptadas al Antonio que fabrica pequeos adornos en madera. segmento a estudiar en la cual el criterio organizador 3. Un mircoles en la feria de eran diversas dimensiones analticas que se Solano La feria abarca aproximadamente 15 cuadras. A consideraban importantes, y que permitan un libre discurrir en cada una de ellas, de acuerdo a los tpicos ello se le suman 10 cuadras con los puestos ms precarios, sobre veredas de tierra, y cercanos a un y acentuaciones de cada entrevistado en particular. Los recaudos, en cada entrevista, en cada historia y arroyo (San Francisco). En la primer parte hay unos trayectoria analizada, en cada interaccin investigativa, 500 puestos aproximadamente, y casi la misma fueron asumidos como un proceso de reflexividad. cantidad en la zona marginal de la feria. La cumbia-villera es la meloda que circunda a la Tanto en el entorno de la entrevista en si misma: feria, como el olor a las empanadas fritas, y el humo fueron realizadas en los lugares de trabajo, mientras el feriante continuaba realizando su actividad del carbn que calienta las parrillas para ofrecer cotidiana; como de la interaccin establecida: las choripn, carnes, y tortillas de grasa. El trajn de la distancias simblicas entre el entrevistador y el gente es incesante, y a medida que se acerca el entrevistado, los diferenciales de saberes y las medioda, tiende a haber ms gente, adems de cafeteros, heladeros y otro tipo de vendedores, que posiciones verbalizadas ante el grabador. Rescatar este momento de irrupcin en el que hacer se mueven por la mitad de la calle. Los primeros puestos que se nos van apareciendo, cotidiano del feriante, como la plantea Bourdieu en La Miseria del mundo (Bourdieu, 1999), es poner a son los ya mencionados tradicionales, con la luz una relacin social que genera efectos sobre los carromatos y exhibiendo diversidad y mayor cantidad resultados obtenidos, y que propicia al investigador de mercadera, en comparacin con los puestos de a ponerse en estado de alerta, en el mismo instante los coleros, y los ms precarios. Es all donde entrevistamos al primer grupo; de las entrevistas, a las distorsiones de los efectos de la estructura social, que se ponen en juego en ese feriantes formales, con dcadas en el lugar, ocupando un lugar privilegiado en la misma, y que podran ser instante. Una actitud reflexiva, premisa exigida a cada uno caracterizados como informales tpicos, con cierto de los participantes en esta experiencia de investigacin, nivel de acumulacin en la actividad, en situacin parasignifica reconocer las distancias entre entrevistador legal: prcticamente todos con habilitacin municipal, y entrevistado, el poder del saber que se pone en pero con atrasos en los pagos de cnones mensuales escena (las preguntas, los giros, la intencionalidad de , muchos anotados ante la Direccin General las mismas, las respuestas, las expresiones, los silencios, Impositiva, pero prcticamente ninguno con los
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
principalmente a las caractersticas precarias de la actividad, al bajo capital en la cual se desarrollan, el bajo nivel de productividad, el reclutamiento laboral basado en redes de proximidad principalmente y la ausencia del estado en la proteccin del trabajo.
impuestos al da. Los productos ofrecidos en general no son de buena calidad, aunque las verduleras y fruteras son la excepcin, por las cercanas de los quinteros hortcolas y frutcolas relativamente cercanos a la zona. Los precios son baratos, y las ofertas se amplan cuando se compran por ms de una unidad de venta (Kg., litros, prenda). All es donde encontramos a Toti y a Valds. El primero tiene un puesto de ropa de temporada, pulveres, camperas, camisas, para ambos sexos. A diferencia de otros puesteros que lo circundan, Toti no tiene carromato, su mercadera es exhibida en caballetes, pero utiliza mucho ms de los metros permitidos, y atiende el puesto junto a su hija, su yerno y una sobrina muy joven. En tanto que Valds tiene un puesto tradicional, un carromato de 7 metros, muy bien adornado con productos regionales, donde exhibe miel, "yuyos" medicinales , cereales, legumbres, pequeos cigarros y puros de tabaco paraguayo. Atiende junto a su esposa, y ocasionalmente, le ayudan dos personas ms. Pico tiene un puesto de venta de productos de mercera, y marroquinera, las exhibe su carromato atendido exclusivamente por l. Un segundo grupo est constituido por feriantes "coleros", en este caso, los que tienen un permiso precario, y se ubican en este caso, en los extremos de la feria. All encontramos a Pelusa; una travesti que vende ropa, aunque cuenta con un capital de trabajo muy pequeo; a Cristina, que vende productos variados, desde remeras y shorts, hasta pilas y virgencitas, y a Antonio, que pulula en diferentes ferias, vendiendo pequeos adornos de madera. Las preguntas que nos hacamos de acuerdo a su posicionamiento social en la feria, giraban en torno a su llegada, su consolidacin, su pasado laboral, las relaciones establecidas para asegurarse un lugar en la feria, y las limitaciones y posibilidades de garantizar la continuidad de sus actividades, su mirada hacia esos nuevos feriantes, que bordean la feria en los ltimos aos.
Los tres grupos detectados, expresan posicionamientos distintos al interior de la feria, donde la mejor ubicacin la detentan los feriantes formales, situacin que se hace visible al observar la estructura de la unidad econmica adems de ubicar sus puestos en los mejores lugares, y contar con las autorizaciones municipales. Pero adems cumple un papel determinante la lgica inserta en la reproduccin de la unidad econmica, en el sentido de que la misma genera ganancias que pueden ser reinvertidas en la misma unidad, generando un proceso de acumulacin a lo largo del tiempo, y que se expresa con ser un sector que puede capitalizarse, principalmente con los medios que permiten la reproduccin del hogar (la vivienda, el vehculo). Los otros grupos, sus dificultades son mayores, "los cola de ferias" se basan en el trabajo de individuos que producen, bienes u ofrecen servicios para el mercado y/o que los comercializan; la limitacin se da en que los atrasos de posesin de activos (tanto de trabajo como de reproduccin), limita la capacidad de crecimiento. En tanto que el grupo de feriantes ilegales, ms emparentados con la pobreza estructural, realizan una actividad que consiste en la obtencin y reparacin de los bienes de consumo, adems de su produccin, pero que alcanza solo a cubrir las necesidades de los trabajadores, que tienden a ser inestables y con trabajadores del propio entorno familiar. Desde dnde llegaron, qu hacan, decisiones libres o nicas opciones?, estas preguntas intentan desentraar cierta especificidad de una actividad informal, que podramos llamarla clsica, que se consolid dentro de un contexto econmico y social caracterizado por una mayor presencia del Estado en la esfera econmica y poltica, bajo el modelo de Industrializacin por sustitucin de importaciones. Para el caso de los feriantes "tradicionales", su trayectoria comienza por un perodo de insercin
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
laboral plena, en el caso de Valds en la dcada del '60 como empleado metalrgico, y Toti, como empleado textil, a fines de la dcada del '50, en tanto que Pico, trabaj como cadete de una escribana. Su pasaje a actividades por cuenta propia, comprendi caminos dismiles, que los unira en la misma feria, aos ms tarde. Ambos pasajes tienen como resultado una insercin estable y buenos resultados econmicos, donde la opcin de emprender una actividad por cuenta propia constituye un horizonte posible, no constituyndose en una actividad refugio ante la desocupacin . En el caso de Valds, pasa por un proceso de emigracin forzosa desde Crdoba, motivada por razones polticas, debido a su militancia comunista durante el Cordobazo, como obrero automotriz de la Planta Peugeot. Su huida implica un proceso de desarraigo, que lo lleva a buscar cualquier tipo de trabajo en el Gran Buenos Aires, para subsistir. Logra insertarse en una pequea fbrica metalrgica, la cual abandona ante la posibilidad de vender productos originales de su regin (hierbas medicinales), con probabilidades de obtener mayores ingresos que en la fbrica. Emprende esta actividad al poco tiempo de haber obtenido el empleo como empleado metalrgico. Toti, tambin es originario de Crdoba, aunque su llegada al GBA data 10 aos antes que Valds, se viene muy joven, en busca de trabajo, y sus primeros ingresos los genera como empleado en una fbrica textil. Adems l es boxeador, deporte que aprende en Crdoba y sigue ejerciendo en Capital Federal. Pero como sus expectativas eran mayores que los logros econmicos que obtena del taller, comenz a vender zapatos en las feria, y que implic posteriormente su decisin de comenzar a frecuentarlas , y transformarse en un vendedor en las mismas. Su decisin se bas principalmente en la posibilidad de sentirse libre de horarios, de procedimientos, y adems de generar mayores ingresos producto de su actividad por cuenta propia. En tanto que Pico comenz trabajando en una escribana donde haca labores administrativas, y tambin se produce la misma situacin que la anterior, como la remuneracin no cumpla con sus expectativas, decidi abocarse a una actividad por cuenta propia, pero a diferencia de los otros dos casos, Pico intent continuar sus estudios terciarios, pero que abandon al poco tiempo. Cmo se establecieron, cundo lo hicieron? Pico comenz como feriante ante las constricciones econmicas de su hogar, pero tambin ante las posibilidades que implicaban los conocimientos textiles de los jefes de hogar: sastre y modista. Es por ello que ante un proceso de despido del padre, de un empleo formal, deciden con la indemnizacin,
Lavboratorio
abrir un puesto en la feria. Dos ideas son expresadas por Pico que argumentan una decisin relativamente autnoma para ser feriante: la posibilidad de obtener mayores ingresos, y ser el propio dueo de su destino. De este grupo de feriantes tradicionales, Pico es el ms joven, (tiene 52 aos), y es el nico que pas por la experiencia de productor. Es por ello, tal vez, que a pesar de que a lo largo de su trayectoria laboral, queda como balance cierto proceso de mejoramiento de sus condiciones iniciales de vida, tambin es cierto que es el que ms se resinti en los ltimos aos de crisis, ante su tesitura de seguir produciendo y competir contra productos importados. Valds se integra a las ferias, casi por casualidad, pero su matrimonio, y las relaciones establecidas en torno a l, le permiten consolidar su posicin . Tanto la habilitacin municipal, como la posibilidad de capitalizarse, a travs de familiares, y prestamistas, genera un proceso de ascenso social, donde la informalidad es su contexto de pertenencia (no paga impuestos, sus proveedores son variados, y muchos de ellos se reproducen bajo condiciones de subsistencia, etc.). En tanto que Toti inicia su vida como feriante siguiendo los canales institucionales, para lograrlo, solicita permiso y habilitacin en un contexto en que era posible obtener autorizacin para vender en la va pblica, adems de que su decisin est puesta en emprender una actividad por cuenta propia. Las relaciones sociales: aparecen como limitaciones y posibilidades de su actividad, en torno a los contactos y relaciones sociales que establece este grupo de feriantes, es posible apreciar los diversos niveles que estn puestos en juego, donde no solamente tiene importancia las relaciones de proximidad, que permiten una primera llegada a la feria, sino que tambin las relaciones institucionales burocrticas y de mercado, las cuales tienen un papel importante en el mantenimiento y consolidacin de la actividad. En este sentido y siguiendo a Murmis, y Feldman "el acceso a estas actividades requiere el manejo de una pluralidad de recursos y que las relaciones sociales o formas de sociabilidad desempean un papel significativo para la utilizacin de estos recursos" (Murmis, y Feldman:2002). Estas relaciones se dan en un contexto de cooperacin y de conflicto, donde entran en juego no slo la bsqueda de apropiacin de beneficios, sino adems de solidaridad (cmo es el "Pasanako", la Mutual) y de enfrentamientos, (la bsqueda de clientes, la competencia de precios, la presin por menos habilitaciones, las enemistades personales, etc.), que habilitan, permiten ciertos posicionamiento al interior de la feria, pero tambin impiden o inhabilitan movimientos al interior de la
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
10
misma. Bajo esas premisas, nuestro grupo de feriantes tradicionales, se diferencia claramente de los otros grupos ms precarios, tanto por la densidad de sus relaciones, en los tres niveles antes visto, como por la capacidad de poner en juego lo recursos con los cuales cuentan. Valds, que se inicia como feriante por la ayuda de su cuado, cumple un papel importante en la constitucin del sindicato de ferias, transformndose en un referente de los mismos, incluso cuando hay que presionar por nuevos permisos, o nuevos lugares donde vender sus productos, Valds ha cumplido un rol protagnico. Situacin parecida de vnculos, y de mantencin de los mismos, con inspectores de feria, policas, vecinos y comerciantes instalados en los lugares donde se realizan las ferias. Al igual que Pico y Toti, feriantes que participan, aunque en forma peridica, de las reuniones de su sindicato, mantienen buenas relaciones y las conservan con las autoridades municipales, sus relaciones con proveedores son relativamente slidas, y la mantencin de ciertos clientes les ha permito garantizar su continuidad en la feria. Adems el hecho de cultivar amistades alrededor de su puesto, con los feriantes ms prximos, les generan vnculos de sociabilidad permanentes, que slo se fisuran o debilitan, cuando la competencia est demasiado cercana, y tiende a expresar relaciones de competencia y conflicto, no subsanables a corto plazo. Pero esta tipo de vnculos vienen a mostrar, dentro de un sector absolutamente desregulado, ciertos mecanismos organizativos, que permiten una convivencia dentro del espacio del mercado: no vender lo mismo uno al lado del otro, no tener demasiados diferenciales de precios, no ocupar demasiado espacio fsico que perjudique al vecino, etc. Mecanismos de convivencia que no siempre son resueltas en forma pacfica.
Si reconstruimos los recorridos laborales de este grupo de feriantes encontramos que tanto el servicio domstico, la fbrica como la venta ambulante y la prostitucin aparecen como las fuentes (posibles) de trabajo ms importantes: este es el caso de Cristina (46 aos, cinco hijos, separada) que trabajo inicialmente como servicio domstico en Capital, despus se desempea como vendedora ambulante en un puesto de calzado, ropa y pantalones en Retiro junto a su novio. En tanto que Pelusa (43 aos, travesti, en pareja hace 18 aos) desde los siete aos aprendi a vender ajos y limones junto a su abuela y su mam (ambas vendedoras ambulantes en una feria). Tambin trabaj en una fbrica textil por dos aos y se desempe como empleada en un negocio de ropa. Para Pelusa, el modo de enfrentar el creciente
Lavboratorio
empobrecimiento fue a travs de la combinacin de la prostitucin (durante la noche) y la venta de ropa (en el transcurso del da). Mientras que Antonio, de 35 aos, casado, con una hija, es el que se encuentra en la situacin ms vulnerable, ha aprendido una actividad producto de la necesidad, es nuevo en el mundo de las ferias, y no tiene proyectos hacia la misma, solo intenta sobrevivir, obteniendo ingresos de donde sean. A partir de una experiencia de divertimento, fabricar pequeos objetos de madera, y la clausura de sus posibilidades de empleo dependiente, lleg a las ferias valorizando este saber recientemente adquirido. Tanto Cristina como Pelusa llegaron a la feria hace ms de 10 aos, por caminos distintos: Cristina compra su puesto al dueo anterior, Pelusa llega a la feria a travs de su hermana que le da una cantidad de mercadera para que venda, actualmente ninguna de las dos paga por estar en la feria. Habiendo desempeado a lo largo de sus trayectorias inserciones ocupacionales precarias, con un restringido capital econmico, con niveles de educacin escasos y con un universo relacional pequeo que en general se reduce a los vnculos familiares, encuentran una actividad en el espacio de la feria para sobrevivir. Este grupo de feriantes encuentra oportunidades de que vivir en los intersticios de un mercado de trabajo cada vez mas restringido y excluyente a partir de una apropiacin determinada del espacio y de los recursos disponibles por medio de actividades -si bien fluctuantes y precarias- que generalmente no exigen para su desarrollo ni altos niveles educativos ni altos capitales. Sin embargo, contrariamente a lo que puede pensarse, estas actividades que aparentan un fcil acceso, requieren de una indispensable movilizacin de recursos: un conjunto de conocimientos (no formales, en el sentido de que no fueron aprendidos en el sistema formal de educacin), capacidades y experiencia laboral (conocimiento del ramo) en este tipo de actividades que han acumulado a travs de los diversos roles laborales que han desempeado a lo largo de su trayectoria. Tanto Cristina como Pelusa poseen un cmulo de conocimientos, de aprendizajes, la viveza para vender, para regatear el precio con los mayoristas que son apreciados en el espacio de la feria.
Este pequeo sub-ttulo sintetiza buena parte de la realidad cotidiana de este grupo de feriantes. El contexto en el que se inscriben las actividades que realizan, es dentro de un constante empobrecimiento de las condiciones de vida y de trabajo. El profundo deterioro de las condiciones materiales de existencia en las que (sobre)viven , producto de la falta de
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
oportunidades objetivas de insertarse en un mbito laboral estable y seguro, incluso a travs de sus propias actividades, de las caractersticas del mercado de trabajo, de la desigualdad en el acceso a las oportunidades educativas, de salud, de informacin. Los mrgenes de maniobra de que dispone este grupo de feriantes son reducidos con respecto al de los feriantes "tradicionales". A partir de lo cual implementan distintas estrategias (ocupacionales y familiares) adaptadas a las posibilidades del contexto, tanto en el mbito del hogar como en el mbito del trabajo: para "parar la olla". La diversidad de estrategias que despliegan las familias es limitada, sobre todo para este grupo en particular. Cristina con 46 aos, madre de cinco hijos que tuvo criar sola, afirma: "nunca estuve en la situacin que estoy hoy." Es por eso que Cristina anhela la certidumbre de tiempos pasados, cuando se le pregunta por los trabajos anteriores y por el actual, ella prefiere el servicio domstico, que era una actividad que le daba una mayor seguridad, certidumbre; con el trabajo actual los marcos de imprevisibilidad, incertidumbre se amplan, el trabajo de feriante depende ella, de la venta, de la gente, en cambio si voy a trabajar cama adentro depende de mi patrn. S que llegan mis horas, mi quincena o mi mes, cobro y listo. Es distinta la situacin y no lo pagas con nada. De esta forma, se acentan las dificultades para asegurar la continuidad a lo largo del tiempo de este tipo de actividades, en un contexto tan adverso como el actual donde los ingresos son cada vez mas insuficientes y donde se hace ms difcil tener el puesto lleno, con mercadera suficiente para la venta. Por ejemplo, como deca Cristina "...en las pocas buenas iba a La Salada los lunes y los jueves para reponer la mercadera y compraba de a 200/300 pesos, hoy para juntar 100 pesos, tens que estar 10 das y no s." Cristina tambin ha dejado de trabajar los domingos porque no vende: "Antes los domingos, cuando se venda, trabajaba, ahora no. No puedo pagar cuatro pesos de remis para no vender. Si en la semana hay das que no vendo, as que imagnate los domingos que voy a esperar." Pelusa sigue yendo todos los das a la feria porque aunque no venda nada, la venta para ella es todo. La desocupacin o falta de trabajo que experimentan los otros componentes del hogar (en el caso de Pelusa su pareja que esta desocupada y en el caso de Cristina sus hijos que tambin estn desocupados) han afectado las posibilidades de contribucin al sostenimiento del hogar, y/o de la actividad en la feria. Lo que se observa es el esfuerzo que realiza este grupo de feriantes no ya para expandir su puesto sino principalmente para mantenerlo, conservarlo.
Lavboratorio
Tanto Pelusa como Cristina para hacer frente a este contexto han tenido que modificar de algn modo su actividad orientadas por una lgica de la subsistencia diaria. Es la misma situacin de Antonio, quien en condiciones ms precarias, debe generar no slo la posibilidad de reproducir la mercadera que ofrece, sino garantizar continuamente un espacio donde poder comercializarlos. Se encuentran forzadas a actuar en condiciones cada vez ms imprevisibles e inestables lo que aumenta su vulnerabilidad y afecta su proyeccin de futuro. Lo que se observa no es tan solo surgimiento de nuevas actividades informales a partir de la crisis econmica, sino ms bien es la agudizacin de condiciones de empobrecimiento (creciente inseguridad, esfuerzo creciente por lograr un mnimo de bienestar, de marginacin creciente) de trayectorias marcadas por la informalidad (situacin que no es nueva, sino que de origen) y los mayores esfuerzos econmicos y laborales desplegados por los sujetos para garantizar la reproduccin del hogar en situacin de crisis, situacin que atraviesa los relatos de este grupo de feriantes. Viven inmersos en el presente teido de la necesidad de sobrevivir, donde se ven obligados a producir su accin en un contexto donde los mrgenes de imprevisibilidad e incertidumbre se han ampliado considerablemente. La mayor incertidumbre para este grupo de feriantes se centra principalmente sobre la fuente de generacin de recursos: el trabajo, el mantenimiento de estas actividades a lo largo del tiempo.
11
Conclusiones:
La diversas actividades que se generan en el contexto de la feria, reflejan, las caractersticas propias de lo que podramos denominar el sector informal, aunque la heterogeneidad dentro del mismo espacio social, la feria, expresada en los dos grupos presentados, seala las particularidades que asume en este sector las constricciones y las posibilidades de sus modos de sobrevivencia. A pesar de las restricciones estructurales, de estar situados frente a un contexto adverso, los feriantes orquestan, organizan, producen su subsistencia; donde es posible hacer "elecciones", dentro de un horizonte definido y limitado de posibilidades. Utilizan estrategias de adaptacin, de adecuacin que implican transformaciones obligadas para lograr un nivel mnimo de bienestar, que se traduce en la sobrevivencia. Sin embargo, contrariamente a lo que puede pensarse, estas actividades que aparentan un fcil acceso, requieren de una indispensable movilizacin de recursos: 1) Un conjunto de conocimientos (no formales, en
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
12
el sentido de que no fueron aprendidos en el sistema formal de educacin), capacidades y experiencia laboral (conocimiento del ramo) en este tipo de actividades que han acumulado a travs de los diversos roles laborales que han desempeado a lo largo de su trayectoria. Y la posesin de recursos econmicos que permiten su realizacin, aunque los mismos no necesitan ser demasiado elevados, 2) Existen escalafones de acceso, barreras al ingreso, redes. No es un acceso totalmente libre, no es un mundo del no cdigo en comparacin con el sector formal, sino ms bien, es un sector donde tambin deben ponerse en juego las relaciones que permiten la realizacin de esta actividad. No son tan solo las relaciones de proximidad las que priman, sino tambin las institucional-burocrticas, las regulaciones estatales, y las intervenciones no institucionales de agentes del estado (inspectores, policas), y las propias relaciones de mercado, las que establecen con los clientes, los proveedores y sus competidores, que habilitan o no la continuidad de sus actividades. El acceso, el mantenimiento y avance dentro de estas ocupaciones, ponen en juego los diferentes recursos que dan como resultado posiciones diferenciadas al interior de la feria. Si bien podemos hablar de que los "feriantes" tienen/manejan un capital social (relaciones, redes) y un capital econmico que les permite sobrevivir, muchos de ellos no pueden salir de la pobreza. Los lazos sociales, para los grupos peor posicionados no brindan oportunidades que ayuden a salir de la marginalidad. Sus hijos, parejas, amigos, familiares se encuentran en la misma situacin de vulnerabilidad. Sin embargo son esos lazos, relaciones que entablan los que les permiten acceder e ingresar en las actividades informales. El mundo de la informalidad, expresado en el espacio de la feria, es el lugar en los que transcurre cada uno de los desplazamientos o recorridos cotidianos, que este grupo de feriantes despliega, donde priman un sinnmero de formas de conflicto, de cooperacin, de destitucin y de desamparo; donde la yuxtaposicin de posiciones de desventaja en circuitos de marginacin junto a la acumulacin de diversos tipos de privacin localiza a estos sujetos en un lugar particular: feriante tradicional, colero o
precario. Los procesos de pauperizacin, que se expresan en este espacio social reflejan las transformaciones en el mundo del trabajo en la ltima dcada y los cambios profundos en la reproduccin de la fuerza de trabajo, que exigen el despliegue de diversos tipos de recursos para la sobrevivencia. Nuestro trabajo encierra dos interrogantes, o tal vez dos aspiraciones: podemos pensar en condiciones de vida no tan pauperizadas? estas caractersticas pueden ser susceptibles de modificar gracias a una intervencin ms comprometida del Estado en la reproduccin de la fuerza de trabajo?. Cada grupo de feriantes segn su posicionamiento en la feria enfrenta una estructura de preferencias y oportunidades reales. A un mejor posicionamiento en la feria nos encontramos con itinerarios laborales con capacidad de eleccin. Para poder dar cuenta de los modos de sobrevivencia asociados a estas prcticas productivas de este grupo de feriantes no slo hay que tener en cuenta su posicin en la actualidad, sino tambin la trayectoria de esa posicin a lo largo del tiempo. Contrariamente al caso de los feriantes "tradicionales", los itinerarios laborales del grupo de cola de feria son distintos, sus trayectorias comienzan no con un perodo de insercin laboral plena, sino por el contrario sus recorridos laborales podran ser pensados como un continuun de inserciones (laborales) precarias -que contemplan en algunos casos pasajes momentneos al sector formal- con ingresos bajos, fluctuantes, sin ninguna proteccin social y con escasas perspectivas de progreso laboral. Con respecto al universo de las relaciones sociales posibles, los feriantes tradicionales poseen una red de relaciones que exceden los lazos de proximidad, lo que se traduce en las mejores condiciones de vida de este grupo. Por el contrario, las redes de sociabilidad del grupo de los feriantes cola de feria, son en cantidad, considerablemente menores y muchas veces se restringen a los vnculos familiares, lo que se traduce en el mayor esfuerzo que deben desplegar para mantener estas actividades a lo largo del tiempo y para contrarrestar las peores condiciones de vida en las que estn inmersos.
Bibliografa:
Bourdieu, Pierre (1999) , La miseria del Mundo, Edit. Fondo de Cultura Econmica, Bs., As., Argentina. Feldman, Silvio, y Murmis, Miguel (2002): Las ocupaciones informales y sus formas de sociabilidad: apicultores, albailes y feriantes en Sociedad y Sociabilidad en la Argentina de los 90 Edit. Biblos, Bs. As, Argentina. Mathas Gilberto y Salama Pierre(1986): El Estado sobredesarrollado, Edic. Era, D.F. Mxico. Portes, Alejandro (2000), La economa informal y sus paradojas, en Informalidad y exclusin social, Edit. Fondo de Cultura Econmica, Bs. As., Argentina. Salvia, Agustn (2002) Fragmentacin social y heterogeneidad laboral en Lavboratorio n9, Edit. IIGG/FSOC/UBA, Bs. As., Argentina.
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Trayectorias laborales, redes de intercambio y encadenamientos productivos. Los talleres textiles de confeccin.
(Eduardo Chvez Molina)
1. Presentacin
Los cambios en las estrategias econmicas: descentralizacin productiva, flexibilizacin y precarizacin. Interrogantes e hiptesis.
Las particularidades que han desarrollado diversas formas econmicas que permiten la sobrevivencia de distintos individuos en el espacio socioterritorial del conurbano bonaerense, se vuelven problemticas para el anlisis social y del mundo del trabajo, si a ello le sumamos las estrategias de diversas unidades econmicas que componen el encadenamiento productivo, entendiendo la misma como procesos de cierta dependencia mutua entre sus eslabones. De acuerdo a diversos estudios, la estructura del espacio productivo del sector de la confeccin textil, debido a la segmentacin de sus etapas productivas, las caractersticas de la mano de obra y el bajo nivel tecnolgico exigido , vienen produciendo a lo largo de las ltimas dcadas cambios sustanciales que reconfiguran el papel de los trabajadores insertos en dichas unidades econmicas. (Astorga, 1997). Este trabajo, cuyo carcter introductorio es innegable, se sita dentro de dichos cambios, en los cuales podemos apreciar un fuerte proceso de descentralizacin de la actividad productiva, donde diversas unidades econmicas, de acuerdo a su tamao, y al engranaje en el que se encuentran de acuerdo a la cadena productiva, se articulan en un sistema de relaciones entre las diversas unidades econ{omicas, y los centros de gestin-produccin y comercializacin. La existencia de mltiples talleres textiles de confeccin , que en muchos casos segmentan el proceso productivo, genera condiciones de flexibilidad productiva de una gran adaptabilidad en donde la importancia central del trabajo personal y la posibilidad de contar con distintas clientelas, con variabilidad de existencias de mercaderas, provocan los cambios frecuentes de productos. Esta situacin ya sea de subordinacin o de autonoma, dentro de la cadena productiva, implica adems una redistribucin del empleo ms que una difusin del mismo. Pero ese mismo proceso de descentralizacin y flexibilizacin del trabajo y de la produccin, genera
Lavboratorio
fuertes procesos de precarizacin dentro de los talleres, tanto por los niveles de intensificacin de la produccin, en perodos de expansin, como por la prolongacin de la jornada laboral, y principalmente por la gestin de la fuerza de trabajo, sin proteccin laboral, y como factor privilegiado y de alta participacin en relacin con el valor de la produccin obtenida. Bajo las premisas presentadas surgen las siguiente interrogantes: Cul es lmite de la flexibilizacin y terciarizacin en unidades econmicas informales, descentralizadas y subordinadas a empresas ms grandes? Los diversos trabajadores insertos en estas pequeas unidades, desde dnde provienen, qu ganan, cmo se organizan y se articulan en el espacio econmico? Estas preguntas nos guan a la bsqueda de respuestas y de resoluciones, que encierran una hiptesis a demostrar: los procesos de aparicin y extensin de pequeos talleres textiles, responde principalmente a un cambio de modalidad de organizacin y gestin productiva de las empresas centrales, generando un impacto, implcito o no, de mayor incertidumbre y precarizacin en los pequeos talleres, fruto de las desconcentracin y descentralizacin. Pero adems, como segunda afirmacin: la heterogeneidad del sector, est fuertemente relacionado con la capacidad de cada actor econmico especfico de disponer de sus redes de relaciones, constituidas a travs de sus trayectorias socio-laborales, y de posicionarse en mejores condiciones dentro del encadenamiento productivo.
13
Para dar cuenta de este espacio econmico productivo, debemos sealar previamente, la amplia heterogeneidad del sector, dada por las diferencias que podemos encontrar en los circuitos productivos, la envergadura de la actividad, los niveles de capitalizacin, y adems los distintos segmentos que componen la realizacin de determinado tipo de prenda (camisas, pantalones, joggins, camperas, etc.). Definimos como taller el espacio fsico en el cual
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
se realizan determinadas operaciones del proceso de fabricacin, ya sea con la elaboracin definitiva de un producto, o un componente del mismo, perteneciente a una cadena de produccin. En la mayora de los casos se trata de pequeos talleres, que ocupan como mximo 10 personas, en su mayora utilizando fuerza de trabajo reclutada al interior del hogar, o con otros miembros familiares, y en menor medida, con trabajadores asalariados en negro.
actividad valorizando saberes hogareos. Adems de esta situacin, es visible apreciar el nivel de capitalizacin de los distintos talleristas. En general para generar un alto perfomance de productividad es necesario contar con mquinas industriales, tipo overlock, una mquina recta, una collareta, adems de los moldes y las herramientas manuales. Los talleristas de mejor insercin suelen contar con estas maquinarias, en tanto que los talleristas de dbil insercin, cuentan con mquinas caseras, de baja
Taller textil
Vnculos internos Vnculos Externos
Maestros
Otros participantes: Fabricantes de telas. Vendedores de telas. Fbricas textiles. Vendedores de m quinas de coser. Reparadores de mquinas. Merceras y botoneras.
Aprendices
14
Este tipo de actividades se han visto revitalizadas en el actual contexto econmico, favorecidos por la devaluacin monetaria, y en algn sentido la restriccin de los salarios, que hace ms competitivo sus productos, demandados especialmente por aquellos sectores sociales que han sufrido el deterioro de sus ingresos, y que complementan sus necesidades de vestimenta con productos ms baratos.
calidad, o no aptas para una produccin masiva. Con respecto a las caractersticas de la fuerza de trabajo utilizada, se destaca en el primer grupo la posibilidad de incorporar trabajo extra familiar, generalmente en negro. En el segundo grupo hay exclusividad de trabajo familiar.
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Ingresos - I talleres, que al ser analizadas en forma diacrnica nos permitira ver los continuos pasajes de estas tres opciones, y de acuerdo a la envergadura de los distintos talleres, el mejor posicionamiento de ellos. En este sentido podemos apreciar que no todos los talleristas completan la realizacin total de la prenda, si no ms bien tienden a producirse procesos de complementacin de un taller a otro que permite optimizar la produccin, en base a un distribucin y divisin de tareas dentro del circuito productivo, que se encuentra, generalmente, descentralizado. Por ejemplo un tallerista que se encarga del acabado de una prenda y adems de su comercializacin, puede encargar a otro colega la labor de la costura, y el acabado de los extremos de la prenda o concluir todo el proceso productivo en su propio taller. O si es un tallerista que debe realizar solo una parte de la misma, trabajando para grandes fbricas, encontrndose, por lo general en situaciones desventajosas, tanto para imponer precios, y mucho menos estilos y ritmos de produccin, que le imponen los grandes talleres o fbricas. Sin embargo estas dos situaciones tipolgicas, en la prctica, coexisten con una forma ambigua de las dos tendencias mencionadas, que estn en abierta relacin a las estrategias productivas de los talleres, a su capacidad de decisin ante este tipo de relacin, y el tipo de mercado en el cual se encuentran inserto . Tambin es un condicionante de las subcontrataciones entre talleres el tipo de prenda que se confecciona, dado la complejidad de las tareas , las calificaciones requeridas y las mquinas necesarias para producir, lo cual genera divisiones de trabajo que pueden complementarse al interior del taller o subcontratando, en nuestro caso para cualquiera de los dos tipos: talleres independientes y subordinados. Por ejemplo en la produccin de pantalones se necesita una mquina de coser, principalmente industrial para lograr buenas terminaciones y rapidez en la produccin, y una collareta para las terminaciones (dobladillo, pretinas, cierres, etc.), adems de los cierres y los botones, que suele subcontratarse para el remache de botones metalizados, en la produccin de vaqueros. Las remeras requieren adems de costuras rectas, una collareta para los cuellos y los hombros, ya que la utilizacin de una mquina comn, desvaloriza la prenda sin importar la tela, ante un cliente atento a la calidad de la costura. Adems de las posibles estampas que lleven las mismas, y las marcas que se le incorporan, en muchos casos falsificadas para competir en mejores condiciones. Una camisa implica un mayor proceso, en un primer momento el trazado y el corte, luego armar los
Lavboratorio
cuellos, hacer los ojales, pegar los botones, remallar, unir la prenda,(delantero y espalda) , hacer el planchado, doblar, limpiar, y hacer, segn los casos, el embolsado y encajonado. Es improbable que todas estas etapas se realicen en un mismo taller, por los equipos y saberes requeridos, en primer lugar, y por razones de economa de escala en segundo trmino. La confeccin de la prenda se distribuye as entre distintos establecimientos. Como bien lo plantea Grompone : la confeccin de la prenda se distribuye as entre distintos establecimientos. El control del proceso del trabajo lo ejerce quien mantiene relaciones consolidadas con clientes y distribuidores. A la vez es aquel quien adems dispone, en la mayora de los casos, de los equipos ms costosos, especialmente las mquinas de coser industriales (overlock) y las remalladoras o collaretas.
15
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Ingresos - I ms grandes las formas de incorporacin de personal, en la mayora de los casos es a travs de redes sociales de los participantes del taller, ya sea amistades, vecinos, grupos migratorios, etc. El proceso de trabajo, y comercializacin est organizado de la siguiente forma: Compra de insumos, principalmente tela para las prendas. La compra de insumos: telas, hilos, apliques, botones, mangas, puos, agujas se da en mayor medida en los talleres independientes. En tanto que en los talleres subordinados, esos materiales son puestos por los que encargan el trabajo. Preparacin de los moldes. Se realizan en papel, en el caso de los talleres independientes, son aportados por ellos mismos, a travs de compra de revistas especializadas, o la copia de prendas, suelen generar un stock de moldes que son utilizados para cortar la tela. En el caso de los talleres subordinados, la misma es entregada cortada en la mayora de los casos, para su costura y terminacin. El molde representa la concrecin del diseo de la indumentaria, y es uno de los factores ms valorizados dentro del rubro textil , a igual o ms que la calidad de la tela. Cortado de las prendas. Se utilizan mesas destinados para ello y en los talleres independientes, este es un punto nodal (el cortado), ya que los confeccionistas con mayor experiencias, y saberes, generan mejores condiciones de competitividad. En el caso de los talleres subordinados por lo general reciben las telas previamente cortadas por el taller contratista, manteniendo de esa forma, la exclusividad del diseo, considerado elemento. Se cose y arma las prendas, En este caso los talleres independientes ocasionalmente envan este trabajo a costurera, quien lo entrega terminado posteriormente, cuando la produccin temporal es elevada. En el caso de los talleres subordinados, esta situacin no suele suceder, salvo cuando hay aumentos temporales de prendas a producir. Colocacin de broches y cierres. Planchado de las prendas. Distribucin: venta en feria, locales, stand, boca a boca, etc. o devolucin de las prendas terminadas a talleres, fbricas o locales comerciales. En estos pequeos talleres podemos encontrar la siguientes caractersticas: bienes de baja calidad, principalmente por las materias primas e insumos introducidos en el bien, sobre todo en los talleres independientes. En los talleres subordinados, depende del contratista y la insercin de este en el mercado. nivel de productividad baja, situacin dada por
Lavboratorio
los atrasos tecnolgicos, la competitividad es lograda a travs de la incorporacin de ms integrantes al taller, en general familiares, y extendiendo la jornada laboral. (en momentos de alta demanda la jornada puede extenderse de 16 a 18 hora por da). baja innovacin en el diseo, aunque la repeticin y la divulgacin es continua, tanto de las prendas importadas, como de los productos de alto diseo, de origen nacional.
16
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
de la moda, y los precios. Una alternativa de inversin suele ser la compra de telas, y en menor medida, nuevas mquinas incorporadas al proceso de trabajo. En este sector no encontramos niveles organizativos, por lo menos como talleristas, en cualquiera de las condiciones que hemos venido desarrollando. El tipo de vinculacin se expresa bajo otros canales organizativos, por ejemplo a travs de cmaras microempresariales (por ejemplo Lomas de Zamora y Quilmes) donde participan con otras empresas, o a travs de los sindicatos de feriantes, donde primeramente se organizan como vendedores en ferias francas, ms que talleristas textiles. Bajo otro aspecto, tampoco encontramos cierta identidad gremial del sector, que pueda aglutinarlos, la atomizacin, las distancias, las relaciones subordinadas a empresas y fbricas, y el trabajo en negro inciden para la organizacin de este sector.
aquellas organizaciones con que la empresa establece vnculos no comerciales que dan forma a sus actividades de negocio, como consultores y asesores, gobiernos locales, y centrales, y sus agentes. Las relaciones pueden estar orientadas a un nivel de regulaciones, principalmente por los diferentes niveles de gobierno, asistencia y promocin, que puede ser pblica o privada, y de informacin, que permite tomar en mejores condiciones estrategias a seguir por parte de la empresa. Y por ltimo las relaciones de intercambio o mercantiles, lugar donde la literatura econmica ha sido ms vasta (Johannison 1987, Scot 1985, Szarka 1998), y en este caso la unidad de anlisis explcitamente es la empresa. Las relaciones se establecen a partir de la red que se generan en los procesos de transacciones comerciales, que son el soporte material del taller, ya que comprenden intercambios monetarios, de mercancas, financieros. "El ncleo de la red de Redes y relaciones. En los ltimos aos se ha considerado de vital intercambio est constituido por las contrapartes de importancia en la gestin de MIPyMES en el tema negocios de la empresa, es la red de produccin de las redes, bajo un abordaje transdiciplinario, que (Johannison 1987, Szarka 1998). Conforman esta red recorre principalmente la economa y la sociologa, y los proveedores, los clientes, instituciones que permite entender, desde esta lgica, los factores financiadoras (crdito formal o informal). Como toda tipologa, la intencin est puesta es que habilitan o no perfomances positivos o negativos visualizar aspectos analticos en un proceso dinmico en este tipo de unidades econmicas. (Szarka, 1998). Esta interpretacin se propone para caracterizar al e imbricado con los distintos tipos de relaciones, que sector informal, aunque el concepto de redes tiene constituyen la red. Las redes de intercambio, propias su origen en la interpretacin de las relaciones del negocio, estn influenciadas fuertemente por las organizacionales de negocios dentro de la literatura redes de proximidad, a la vez que las redes institucional econmica. Ante ello, las actividades informales, dada burocrticas fijan normas, lmites y potencialidades una situacin particular de funcionamiento como lo de accin econmica. Siguiendo el diagrama presentado, las redes se descrito en el punto anterior, la formacin y consolidacin de redes resulta vital para su ponen en movimiento teniendo en cuenta ciertos supervivencia, y tambin para los resultados aspectos estructurales, que son punto de partida y punto de llegada en la forma en que se generan, econmicos que logre. Por red se entiende generalmente como un tipo destruyen o consolidan determinado tipo de especfico de relacin, que vincula a un conjunto de relaciones, de acuerdo a los miembros insertos en las personas, objetos o eventos (Szarka, 1998). Dichas redes. Estos aspectos estructurales lo constituyen los relaciones pueden ser entendidas en base a personas recursos econmicos y la envergadura del capital o instituciones, y el punto de referencia puede variar puesto en la unidad econmica, los recursos no tangibles que permiten el desarrollo de un tipo de entre la unidad econmica y el empresario. Las relaciones sociales o de proximidad se centran actividad y no otro, constituido por los acerbos, las principalmente en las caractersticas del tallerista, en capacidades, las habilidades, y las credenciales sus lazos de amistad basados principalmente en la educativas formales. Y como un aspecto circundante al tipo de confianza. Se expresan en la familia, los amigos, los vecinos, que permiten un primer nivel de relaciones, trayectoria que puede asumir un taller es el ambiente que pueden articularse en forma directa o indirecta simblico formado por vnculos y representaciones con la unidad econmica. En muchos casos la familia basados en lazos comunitarios y en conformidad con constituye el ncleo en el cual se obtienen la fuerza de valores colectivos , ya sea por la idea de Nacin, de trabajo necesaria para el funcionamiento de la territorio, de comunidad tnica, etaria, etc. MIPyME, y adems el lugar donde se toman las 3. Conclusiones. Si tomamos en cuenta las caractersticas de las decisiones. unidades econmicas, es importante indagar los Las relaciones institucional burocrticas o de comunicacin, estn constituidas por el conjunto de elementos cualitativos que permiten su desarrollo,
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
17
18
consolidacin, y expansin de estas actividades. Por lo cual la formacin de redes resulta sumamente valiosa para este sector, donde su fortaleza la constituye la generacin y sostenimiento de estas relaciones. La heterogeneidad de estas unidades econmicas, responde principalmente a la capacidad de disponer de esas redes, por parte de sus trabajadores, y a la posibilidad de que los mismos sean utilizados en forma eficaz para el desarrollo de su actividad. Analizar estas redes implica no slo una mirada econmica, sino transdiciplinaria que aporte herramientas de anlisis para comprender este fenmeno, en rpida expansin en los ltimos aos, ante la desestructuracin del mundo del trabajo, producto de las transformaciones econmicas y sociales llevadas a cabo en el ltimo decenio. Y con respecto a nuestra segunda hiptesis puesta en juego, un segmento importante de estas unidades econmicas responden principalmente a un cambio de modalidad de organizacin y gestin productiva de las empresas centrales, generando incertidumbres y precarizacin en los talleres ms pequeos. El propio proceso de readaptacin de muchos talleres, con mayores vnculos con la economa regulada, y su proceso de expansin, en una coyuntura econmica que favorece la sustitucin para el
mercado interno, genera estrategias de descentralizacin, y fragmentacin hacia abajo, en la cadena de valor. Siendo los talleres ms vulnerables y dependientes, en quienes se manifiesta en mayor medida, la precarizacin de sus condiciones de trabajo, que para la empresa-taller ms formalizada implica una reduccin de costos de funcionamiento, por la existencia de trabajadores ms baratos (principalmente mujeres) y menos reivindicativos, tanto por el propio proceso atomizado de produccin, como por el disciplinamiento que implica la alta desocupacin. Paradjicamente, en segmentos sociales ms precarios, y en condiciones sociales de pobreza, los talleres autnomos e independientes, tienen una fuerte relacin con el consumidor, y una dbil o nula relacin con los talleres formales, lo cual implica una mayor imprevisibilidad de su produccin, y la comercializacin de sus mercaderas. Generando como resultado, menores ingresos y menor calidad de su produccin. En tanto que en los talleres subordinados la relacin con el consumidor prcticamente no existe, y el grado de dependencia con el taller formal es elevado, pero tiene como incentivo la garanta de la produccin, su colacin, e ingresos continuos.
Bibliografa:
Astorga Gonzlez, Ana Fe, (1997), Descentralizacin productiva o economa pseudosumergida?. Los talleres-cooperativas de confeccin textil. I Congreso de Ciencia Regional de Andaluca: Andaluca en el umbral del siglo XXI. Acs Zoltan y Audretsch David (1998): Innovacin, estructura del mercado y tamao de la empresa, en Desarrollo y gestin de PyMES, Universidad General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina. Feldman Silvi, y Murmis, Miguel (2002): las ocupaciones informales sus formas de sociabilidad: apicultores, albailes y feriantes en sociedad y sociabilidad en la Argentina de los '90. Edit. Biblos, Buenos aires, Argentina. Romeo Grompone, talleristas y vendedores ambulantes en lima, Desco, Lima, Per, 1986 Julien, Pierre Andr (1998): Las pequeas empresas como Objeto de Investigacin..., en Desarrollo y gestin de PyMES, Universidad General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina. Nooteboom Bart, (1998): Efectos del tamao de la empresa en los costos de transaccin en Desarrollo y gestin de PyMES, Universidad General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina. Salvia, Agustn (2002): fragmentacin social, y heterogeneidad laboral, en lavboratorio n 9, Buenos Aires, Argentina. Skarza Joseph (1998) : Las redes y la Pequea empresa, en Desarrollo y gestin de PyMES, Universidad General Sarmiento, Buenos Aires, Argentina.
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Precarizacin laboral y marginacin en los talleres domsticos. Los talleres de conduccin femenina en el gran Buenos Aires
1. Introduccin
(Victoria Salvia) En este trabajo se aborda un estudio de trayectorias de pequeos talleres domsticos conducidos por mujeres, analizando el proceso de su conformacin y la marcada precarizacin que han ido sufriendo. La crisis vivida por la Argentina en los ltimos aos y los fuertes cambios en el mercado de trabajo enmarcan el desarrollo de emprendimientos laborales informales, que fueron convirtindose en un fenmeno destacado. Surgen nuevas actividades precarias, al tiempo que se acenta la importancia en nmero y preponderancia de los tradicionales trabajos informales: los talleristas, los feriantes, los vendedores ambulantes, los artesanos. En este contexto, se analiza el surgimiento y el desarrollo de talleres dirigidos por mujeres, y las estrategias desplegadas por ellas frente a los procesos estructurales de cambio y precarizacin. Se trata de mujeres que instalaron el taller en sus propios hogares y recurren a otros miembros de la unidad domstica como nica mano de obra. Partiendo de una descripcin de las caractersticas de los talleres, se analizar la lgica de su funcionamiento, sus trayectorias y las condiciones que las hicieron posibles; intentando comprender las representaciones y percepciones que estas mujeres construyen alrededor de sus historias. Por otra parte, este trabajo intentar analizar el rol de las redes de sociabilidad primarias y extendidas en el desarrollo y la subsistencia de estos emprendimientos, tanto en sus etapas ms crticas como en aquellas donde se logra cierto bienestar. En conclusin, se procurar comprende los efectos que los procesos estructurales de cambio y fragmentacin social tuvieron en el mundo de los talleres domsticos. productor artesanal, un emprendimiento familiar, una unidad subcontratada o un microemprendimiento empresarial. Por lo tanto, es indispensable establecer los lmites y las caractersticas del tipo particular de taller al que se refiere esta investigacin. Los talleres domsticos son unidades productivas orientadas a la obtencin de ingresos nicos o complementarios para el presupuesto familiar de sus integrantes. El carcter de estas unidades est dado por su particular imbricacin en la estructura domstica y la distintiva vinculacin con redes sociales y de intercambio que esta base les otorga. Estos talleres, no solo se distinguen de otros tipos de unidades productivas por estar montados sobre una unidad domstica. Se caracterizan por su escala productiva reducida, fuertemente limitada por factores internos de la unidad (acceso a los insumos, estado de los bienes de capital, miembros disponibles para la produccin, etc.) Del mismo modo, el volumen de capital que ponen en juego, es bastante bajo. En muchos casos se remplazan herramientas o insumos necesarios, por bienes de consumo durables de uso domstico. Por ltimo, tambin los distingue la excepcionalidad en la contratacin de mano de obra y establecimiento de relaciones salariales. Las unidades analizadas en este trabajo han surgido en la ltima dcada. No se trata de talleres de larga trayectoria, como es el caso de aquellos vinculados con el trabajo artesanal o con el desarrollo tradicional de ciertos oficios. Estos emprendimientos nacieron y se desarrollaron recientemente y han sido afectados y perfilados por la crisis econmica vivida por la Argentina en los ltimos aos. Son parte de una coyuntura conflictiva 2. Caracterizacin de los talleres de precarizacin laboral, desocupacin y domsticos subocupacin; en este contexto, la paulatina prdida Es posible definir como taller a cualquier espacio de la ilusin del trabajo formal y la dificultad para fsico en el que se realicen operaciones de un proceso establecer proyectos a futuro, fueron acrecentadas por de fabricacin; ya sea para la elaboracin terminada el abandono del rol regulador por parte del Estado. de un producto o para fabricar algn componente Los talleres emergen como respuestas individuales, del mismo perteneciente a una cadena de produccin. no se trata de respuestas articuladas en un plan de Partiendo de esta amplia definicin del mundo de desarrollo de pequeos productores, ni tampoco de los talleres, se hace evidente la complejidad y microemprendimientos financiados y heterogeneidad de este espacio productivo, que autosustentables (dos modalidades que prosperaron permite abarcar bajo un mismo rtulo a un pequeo
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
19
con el impulso estatal en los ltimos aos). Surgen como estrategias de los sujetos, que intentan adaptarse a aprovechar las pocas oportunidades que la coyuntura les ofrece, y desplegando recursos y energas para mantener ese espacio de precaria seguridad para la economa familiar. Cabe, frente a estas circunstancias, preguntarse por qu estos talleres constituyeron emprendimientos posibles de proyectar y llevar a la prctica (con diversos niveles de dominio). Cmo puede el trabajo del taller lograr garantizar, aun en condiciones de extrema precariedad, los procesos de produccin y consumo que permiten la supervivencia de estas unidades domsticas? Ms an: Cmo consiguen responder a las necesidades de sus miembros, y lograr mantenerse como unidad productiva, realizando o intentando los procesos necesarios para acumular y recapitalizarse? Para comenzar a esbozar algunas respuestas, se pueden analizar las condiciones que posibilitaron la conformacin y el desarrollo de los talleres domsticos.
3. En el taller
- Caractersticas generales
Las entrevistas que conforman esta investigacin se realizaron en el ao 2002, en las localidades de Quilmes y Lans. El criterio que prim en la eleccin de los casos fue que se tratara de mujeres que manejaran talleres domsticos de produccin. Se trata de talleristas (entre los 45 y 62 aos) dedicadas a la fabricacin de diversos tipos de bienes, aunque con caractersticas similares en cuanto al modo en que encaran el proceso. Siempre son ellas las encargadas de sus emprendimientos y de realizar las tareas del taller, dentro del espacio del hogar y con la ayuda de otros miembros de la unidad domstica. Caracteriza a estos talleres su produccin de escala muy reducida, con grandes dificultades para recapitalizarse, e incluso para adquirir los insumos bsicos que garanticen la produccin. En reglas generales no cuentan con maquinarias y materiales ptimos, aunque si poseen un equipo bsico que posibilita realizar un trabajo que pueda ser introducido en algn circuito de venta. (En su mayora, se trata de maquinarias e insumos adquiridos en la etapa constitutiva del taller o en un perodo de auge). A pesar de su escasa productividad y las condiciones precarias en las que funcionan, estos talleres no constituyen un espacio improvisado de produccin. Es necesario distinguir estos emprendimientos de los talleres montados para producir, incentivados por las demandas especficas de ciertos productos; (talleres que se dedican a fabricar mercanca muy sencilla y rudimentaria, que no requieren capitalizacin ni capacidades o conocimientos especficos y en los que
Lavboratorio
20
es muy comn el cambio de productos e incluso de rubros). Tampoco son estos aquellos talleres domsticos, nacidos en coyuntura de crisis y desempleo donde la tarea se encara como una changa. Es muy frecuente que a estos talleres no les sea posible acceder a los recursos productivos ms bsicos, por lo cual la posibilidad de ganancia est de antemano completamente limitada. Estos talleres domsticos fueron pensados como un emprendimiento e inversin familiar, donde el conocimiento de un oficio se constituy como el principal motor para el desarrollo del proyecto. Estas talleristas tiene un conocimiento amplio sobre el proceso productivo que realizan e intentan adquirir un capital bsico en maquinarias y herramientas. Por lo tanto, no deben confundirse las condiciones frgiles e inestables que fueron asumiendo los talleres, con caractersticas constitutivas de los mismos. Esas mismas condiciones de precariedad que padecen, cobran una significacin muy distinta si se amplia la perspectiva enfocando el anlisis desde lo procesual. Es asi como se puede observar que, aun surgidos en proceso de crisis y precarizacin laboral, los talleres constituyeron para estas mujeres proyectos estratgicos para lograr el bienestar de sus hogares; independientemente de los resultados que hayan obtenido en el proceso.
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
servicios, el proceso que lleva a la desocupacin es ms heterogneo, aunque ligado de todos modos a un lento proceso de desgaste. En estas mujeres, la percepcin de diversas dificultades para lograr la reinsercin lleva a una pronta incursin en el mundo del cuentapropismo, existiendo aqu tambin las condiciones materiales que permitan el desarrollo del proyecto y el germen de la idea del taller. El caso restante no posee una trayectoria laboral previa ya que se trata de una ama de casa cuyo cnyuge ocupaba el rol de proveedor del hogar. Al perder ste su empleo formal, y enfrentarse a un prolongado proceso de desocupacin, la mujer comienza a transformar lo que hasta entonces era una tarea domstica, en un oficio. En definitiva el momento de desarrollo del taller constituye un punto crtico en la vida de estas mujeres, una situacin de quiebre. No necesariamente se trata de un perodo caracterizado por las dificultades econmicas, sino ms bien del fin de un trayecto laboral formal, estable y con promesas de continuidad futura. Sin embargo, el proyecto del taller, al igual que las condiciones para su desarrollo, existan previamente a que finalizaran los vnculos con el trabajo formal, lo que dio lugar a su concrecin. Las representaciones del taller como una posibilidad de realizacin personal, un modo de liberarse de presiones y obligaciones contractuales, y un medio para asegurar un ingreso familiar ms all de las decisiones patronales, se manifiestan como impulsoras del proyecto. El conocimiento de un oficio, los saberes y las habilidades son evaluados por estas mujeres como herramientas de gran utilidad. La percepcin de la importancia de estos capitales, les otorga seguridad y les permite sentir que poseen un gran dominio sobre sus vidas. Esto las predispone a afrontar nuevos desafos con gran resolucin, y las moviliza a asumir un rol estratgico y proyectivo.
momento de la comecializacin es un mbito de disputas por espacios escasos e indispensables, ya que si no se logra vender lo fabricado todo el proceso productivo pierde sentido. A lo largo de sus trayectorias estos talleres establecen una luchar por los espacios de comercializacin, y esgrimen diversas estrategias para asegurarse un lugar en este preciado campo. El propio desarrollo del emprendimiento se hace posible porque surge un nicho u oportunidad de venta, ya que ninguna de las talleristas comienza a producir sin contar con un espacio de colocacin previamente desarrollado. Los primeros vnculos comerciales se establecen, en algunos de los casos, como una continuidad con los empleos formales previos. En una primera etapa, estas mujeres realizan trabajo a destajo para fbricas o talleres ms grandes. De este modo la estructura del taller, en principio, encubre una forma de terciarizacin y contrato a domicilio para la misma fbrica que las haba despedido. Cuando estos espacios desaparecen o se reducen comienzan a gestarse vnculos con otro tipo de cliente: los comercios minoristas que venden lo producido en forma directa al pblico. Las talleristas viven este cambio como una oportunidad ya que los talleres de mayor envergadura y las fbricas que solan comprarles comienzan a desaparecer (en algunos casos, fsicamente, en otros porque este tipo de vnculo deja de ser conveniente para alguna de las partes). La venta a los comercios se realiza con alto grado de informalidad, siendo la confianza y el compromiso mutuo los nicos garantes en la transaccin. En un tercer momento, las cadas en las ventas a los comercios llevan a los talleres a un perodo de crisis muy importante. Se hace indispensable recurrir a nuevas estrategias que permitan la continuidad del emprendimiento. Por ese motivo comienzan la bsqueda de nuevos espacios de venta, en el propio hogar y en las ferias del conurbano. Fundamentalmente nuevos lugares que les permitan prescindir de los intermediario, obteniendo una ganancia mayor por cada venta. De este modo, apelando a carriles de comercializacin cada vez ms precarios y asumiendo la dificultad creciente para vincularse con los circuitos de venta de la economa formal, los talleres consiguen mantenerse en funcionamiento. - Mujeres emprendedoras. El estudio de talleres domsticos de conduccin femenina pone en juego una serie de cuestiones vinculadas con la problemtica de gnero. Al analizar los roles que estas mujeres han ido asumiendo en su vinculacin con el mercado de trabajo, no se debe dejar de considerar los cambios y las negociaciones
21
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
22
que estos implicaron al interior de sus hogares. Los casos considerados en esta investigacin introducen la cuestin del genero de un modo poco usual. Las trayectorias laborales de estas mujeres, desde una perspectiva muy particular en cuanto a su insercin temprana, su continuidad y su trascendencia en la economa domstica, las alejan del rol de gnero ms tradicional. Por lo general se trata de mujeres que desde el inicio de sus trayectorias laborales han asumido el rol de proveedoras del hogar, compartiendo la responsabilidad con su conyuge u otro miembro de la unidad domstica. Solo en uno de los casos la trayectoria laboral previa al taller es intermitente. Aqu, los roles de madre y esposa son dominantes, y se relegan solo en forma temporal. Por otra parte, la espordica trayectoria laboral de estas mujeres es fuertemente interdependiente de la de su conyuge. Los otros casos corresponden a trabajadoras estables que valoran y enfatizan su rol extradomstico y lo vinculan con la obtencin de satisfacciones personales. La trayectoria laboral de estas mujeres es relativamente menos dependiente de la de otros miembros del hogar. Responde tambin a estrategias y necesidades personales, aunque construidas siempre en la interaccin con los otros miembros de la unidad domstica. Sin embargo, aun cuando se trata de hogares de doble proveedor, es posible ver en estas trayectorias que la divisin del trabajo domstico reproductivo sigue realizndose desde los cnones ms tradicionales, siendo la mujer la principal responsable. El conyuge suele asumir algunas tareas que son consideradas como ayudas. Por otra parte, a partir de la concrecin del taller, estas mujeres asumen un rol directivo preponderante, que hasta entonces no haban tenido. La divisin entre aquellas tareas productivas y reproductivas se va desdibujando, ya que el trabajo del taller comienza a cruzar la vida domstica imbricndose de modo cabal. Los horarios, los espacios, las funciones que cada miembro de la unidad productiva asume, se montan en el pulso de vida cotidiano del hogar. Y en este proceso de montaje, son las talleristas quienes establecen la articulacin y la direccin de las tareas, aun en aquellas unidades donde otros miembros tambin se avocan a la produccin. Esta caracterizacin de los talleres, es fundamental para explicar el modo en que logran subsistir en un contexto crtico y desfavorable. La posibilidad de acceder a mano de obra interna a la unidad domstica posibilit una gran flexibilidad para adaptarse a los altibajos de la demanda; y por otra parte, esta misma mano de obra realiz aportes
Lavboratorio
econmicos externos a la actividad siempre que fue necesario. Y el uso del espacio del hogar para la instalacin del taller permiti reducir a lo indispensable los gastos fijos para la produccin, y permiti maximizar el uso del tiempo para las tareas productivas y reproductivas.
- Las redes
Intentando hacer frente a las dificultades, las talleristas apelaron a todos los recursos disponibles. Realizaron cambios en la unidad productiva, pero, fundamentalmente, complejizaron y ampliaron sus redes de relaciones, ya que, a partir de los vnculos sociales e institucionales, logran la apertura y el funcionamiento de esos nuevos circuitos de crucial relevancia para los talleres. La creacin de nuevos lazos sociales, o la revalorizacin de los ya existentes es un proceso decisivo. Se apela a lazos mercantiles formalizados, a lazos institucionales, y por sobre todo a las redes primarias de vinculacin con familiares, amigos, conocidos, vecinos. Y de este modo se intenta generar nuevos espacios de oportunidad. Se trata de redes, lazos sociales que se generan, cambian y consolidan constantemente, y que posibilitan acceder a los espacios de colocacin de la produccin y permiten mantener el proceso productivo en marcha. En un proceso crtico que paraliza la produccin y hace peligrar la continuidad del emprendimiento, estas estrategias ofrecen una salida, y aseguran la continuidad. Sin embargo, esto conlleva un importante desmejoramiento de las condiciones laborales y de vida de estas mujeres, ya que las redes son cada ves ms precarias y acentan el alejamiento de condiciones laborales ms estables y formalizadas. Poco a poco, los vinculos institucionales y sociales con el mundo de la formalidad, que lograron mantenerse ms all de la perdida del empleo, van debilitndose y tienden a desaparecer.
Conclusin
Ante el panorama que se presenta aqu sobre el mundo de los talleres domsticos de conduccin femenina y las trayectorias de estas talleristas, es posible arribar a algunas conclusiones sobre la conformacin de este segmento socio- ocupacional. Se analiza en este trabajo el proceso por el que estas mujeres se alejan del mundo formal de las fbricas y empresas y comienzan a conformar talleres domsticos donde aplican sus conocimientos e invierten todo su capital econmico. En este proceso las condiciones socioeconmicas contextuales dificultan el desarrollo de los emprendimientos, que atraviesan momentos de crisis y corren el riesgo de fracasar. La adopcin de diversas estrategias tendientes a encontrar nuevos mercados donde ofrecer la produccin, y optimizar el nivel de
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
ganancias permitieron mantener el taller. Fueron fundamentales, en este sentido, las redes de relaciones sociales e institucionales que constituyeron la base para abrirse a nuevos espacios. Al mismo tiempo, estos procesos pudieron desarrollarse porque la caracterizacin domstica del taller, le permiti un espacio de estabilidad desde el cual enfrentar las dificultades econmicas. Las mujeres talleristas valoran positivamente el desarrollo de sus trayectorias y el esfuerzo que realizaron para mantener el emprendimiento. Destacan su capacidad de establecer estrategias para adaptarse a los desafos de una situacin econmica y laboral cada vez ms hostil. Consideran que el trabajo del taller con sus altibajos, les asegura un medio de vida y las aleja de la inestabilidad del mercado laboral. De todos modos, es necesario destacar que el anlisis de las trayectorias de estos talleres, evidencia un proceso, lento pero firme, de alejamiento de las actividades econmicas formales. La perdida del
empleo no constituye un corte radical con la formalidad, sino que marca el comienzo de un proceso de desvinculacin. Los contactos que en las primeras etapas del taller resultan cruciales, van paulatinamente desapareciendo o hacindose ineficaces. Se hace necesario generar nuevos vnculos con otros circuitos comerciales, que posibiliten mantener la produccin. Los comercios barriales, las ferias del conurbano y hasta un improvisado negocio en el hogar se transforman en espacios para la venta de mercadera. De este modo, las transacciones laborales se van circunscribiendo cada vez ms al mundo de la informalidad, y los contactos con el sector formal se van reduciendo. Este trabajo evidencia que ms all de los intentos de las mujeres talleristas por resistir a los embates de la coyuntura, y mejorar la situacin de sus hogares, el proceso de precarizacin de los emprendimientos va acrecentndose; vislumbrndose de este modo un incipiente proceso de movilidad descendente.
23
Bibliografa
Bourdieu, P. Cosas Dichas. Gedisa. Buenos Aires, 1988. ----------- El Sentido Prctico. Taurus. Buenos Aires, 1991. Canitrot, A; Diaz, R; Monza, A; y otros. El libro blanco sobre el empleo en la Argentina. MTSS. Buenos Aires, 1995. Casanovas Sainz, Roberto; Escobar de Pavn, Silvia. Los trabajadores por cuentapropia en la Paz. Funcionamiento de las unidades econmicas, situacin laboral e ingresos. CEDLA. La Paz. 1988. Cortes, F. La metamorfosis de los marginales: la polmica sobre el sector informal en Amrica Latina. En E. De la Garza (coord.). Tratado Latinoamericano de Sociologa del Trabajo. Colegio de Mxico. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, Universidad Autnoma Metropolitana y el Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 2000. Chayanov, A. V. La organizacin de la unidad econmica campesina. Nueva Visin. Buenos Aires, 1974. Grampone, Romeo. Talleristas y vendedores ambulantes en Lima. DESCO. Lima, 1985. Jelin, E. Pan y afecto. Las transformaciones de la familia. FCE Le monde Diplomatique. 1998 Kaztman, R. Seducidos y abandonados. El aislamiento social de los pobres urbanos. Revista de la CEPAL. Nro 75. Diciembre 2001. Kruse, T. Procesos productivos e identidades sociales: cambios en dos escenarios en Cochabamba, Bolivia Ponencia: III Congreso Latinoamericano de Sociologa del Trabajo. Meillassoux, C. Mujeres, graneros y capitales. Siglo XXI. Mxico, 1987. Murmis, M; Feldman, S. Formas de sociabilidad y lazos sociales. Algunas preocupaciones centrales del anlisis. (Sin datos bibliogrficos). Polanyi, K. Quiroz, E. G; Saravi, G. La informalidad econmica. Ensayos de antropologa urbana. Centro Editor de Amrica Latina, Buenos Aires, 1994. Trinchero, H. (Editor). Produccin domstica y capital. Editorial Biblos. Buenos Aires, 1995. Wainerman, C. (comp.) Vivir en Familia. UNICEF- Losada. Buenos Aires, 1996.
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
1. Presentacin
El enlisis de trayectorias sociales y laborales de prostitutas mujeres y travestis que sigue har hincapi en presentar la forma en que el carcter sexual del trabajo potenciado por la pertenencia de clase puede, para cada categora, explicar diferencialmente el carcter de sus itinerarios laborales y el universo de sus relaciones sociales. La posesin de un estigma, es decir, de un atributo-smbolo de lo socialmente indeseable, abre algunas puertas y cierra muchas otras; pero cuando a l se le asocia la pobreza, muchas de ellas se cierran con candados. Este artculo se enmarca en las actividades realizadas para el Proyecto UBACyT Trayectorias de vulnerabilidad social y laboral , I.I.G.G.- FCS, UBA (2001-2003), dirigido por los Profesores Fortunato Mallimaci y Agustn Salvia. Sus objetivos generales consisten, por un lado, en revisar mediante el empleo de metodologas cualitativas algunas de las hiptesis que durante la dcada del 90 han producido investigaciones de tipo estadstico sobre la configuracin y las caractersticas de la nueva pobreza en Argentina2 y, por otro, en producir informacin sobre algunas categoras sociales igualmente marcadas por la pobreza pero que, por lo general, no estn presentes en estos relevamientos. Atentos a dicha ausencia, los miembros del Proyecto conformaron equipos encargados de realizar trabajo etnogrfico en los partidos del Quilmes y Florencio Varela del Sur del Gran Buenos Aires para producir informacin sobre las trayectorias sociales y laborales de: feriantes, talleristas, mujeres asistidas por el Estado, mendigos, vendedores ambulantes, mujeresprostitutas y travestis-prostitutas. El presente escrito se ha dedicado a reconstruir las trayectorias sociales y laborales de las dos ltimas categoras. La presentacin de los avances de la investigacin se har de la siguiente manera: 1) Se explicitar el marco conceptual mnimo que alent el inicio de la investigacin de las trayectorias de mujeres-prostitutas y travestis-prostitutas, es decir,
Lavboratorio
24
a) se expondr un conjunto finito de elementos conceptuales aportados por la teora del estigma y del etiquetamiento, y b) se harn sobre el mismo algunos ajustes considerados necesarios, 2) Se har una descripcin de las trayectorias de las prostitutas y las3 travestis-prostitutas entrevistadas, pormenorizando aspectos sobre: a) sus itinerarios laborales, y b) el universo de sus relaciones sociales pasadas, presentes y sospechadas a futuro, 3) Por ltimo, a modo de final abierto, se ensayarn algunas hiptesis comparativas referidas a las consecuencias relacionales del trabajo de tipo sexual para ambas categoras de trabajadoras. Coordenadas teorico-conceptuales de analisis Las identidades personales y colectivas que se forman en torno a las caractersticas sexuales del trabajo contrastan con las de otros trabajadores. En tanto tipos ideales, se tratan de trabajos ocultos y secretos que estn en el origen de identidades similares. Las entrevistadas ofrecieron relatos sobre sus itinerarios laborales que sitan a la prostitucin como un dato del pasado; una situacin indeseada a la que se habra llegado, a veces inconscientemente, otras veces en contra de las propias aspiraciones, casi siempre coercionadas por acuciantes necesidades econmicas: con la excepcin de un solo caso (a m me gusta pintarme y salir a callejear) 4 las entrevistadas no han convertido a la necesidad en virtud. Por el contrario, la prostitucin es vivida como un trabajo costoso ya que por lo general es objeto de ocultamiento ante redes de relaciones interpersonales muy significativas para ellas, que actan como un auditorio moral dispuesto a sancionar el carcter sexual del trabajo y las consecuencias referidas al honor que de l se derivaran. El temor ante esa probable reprobacin social las conmina a desplegar una serie de estrategias de ocultamiento. En una obra clsica5 , Erving Goffman utiliz el trmino estigma para hacer referencia a un atributo profundamente desacreditador, aclarando de inmediato que lo que en realidad se necesita es un lenguaje de relaciones, no de atributos. Un atributo que estigmatiza a un tipo de poseedor puede confirmar la normalidad de otro y, por consiguiente, no es ni honroso ni ignominioso en s mismo6 . Sin embargo, desde la perspectiva nativa de las prostitutas
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
y las travestis su estigma ms que el resultado de una relacin arbitraria, representa una etiqueta que termina siendo verdad, un puro atributo personal que arroja sombras sobre s mismas. Debe notarse que, en paralelo a la adversa valoracin social de las personas o los grupos que tienen caractersticas distintivas, algunos de ellos se han organizado y reclamado integracin, manifestando que, justamente aquello que la sociedad rechaza es para ellos fuente de derechos y reconocimiento. La organizacin social de los grupos estigmatizados parece depender de la visibilidad del estigma: cuando la visibilidad no puede evitarse porque es directamente perceptible, lo que ocurre en los casos de los estigmas tnicos (vg.: el color de piel) se volvera ms probable la organizacin; por el contrario, cuando existe la posibilidad de que un estigma pueda no ser directamente percibido (vg.: la homosexualidad, las mujeres golpeadas o violadas), esa probabilidad descendera alimentada por la presencia de un sentimiento parecido a la vergenza: es dificultoso organizar aquello que no se deja ver. Aquellos actores sociales desacreditados por la sociedad y que no pueden ocultar el estigma fueron denominados por Goffman actores estigmatizados mientras que son actores estigmatizables7 aquellos que an no han sido estigmatizados en razn del ocultamiento del estigma pero que pueden llegar a serlo en algn momento porque algn accidente puede revelar el maldito atributo desacreditador. Del conjunto de los actores estigmatizados, stos ltimos son los que temerosos ante una sancin que creen poder evitar- despliegan constantes estrategias de ocultamiento ms o menos exitosas. La posesin de un atributo estigmatizador tiene consecuencias relacionales muy importantes: si se reconstruyen las trayectorias de sus poseedores, con frecuencia podr notarse que transitan por nodos de relaciones sociales por lo menos dispares; es decir, que parte de su sociabilidad la desplegarn en presencia de sus pares (de las personas que tienen y padecen el mismo estigma), y la otra parte con personas que no son como ellos (la impar sociedad en general). Ambos nodos de relaciones, desde un punto de vista emotivo, pueden aparecer igualmente importantes para el desarrollo cotidiano de la vida. En el caso de actores estigmatizables como las prostitutas ms an cuando son madres- esta circunstancia es ms notable y origina una especie de disociacin social de la personalidad con fases que corren parejas al ritmo de su trabajo: noche y da son tramos cronolgicos que ellas intentan no poner en relacin, estimuladas por la idea de que durante el da es posible
Lavboratorio
ocultar lo actuado durante la noche.8 De resultar exitoso el ocultamiento de esa parte del da, la calidad y la cantidad de sus relaciones interpersonales y sociales en general no diferirn de las de un miembro comn de la sociedad. El caso de las travestis difiere en varios aspectos, siendo el primero a destacar el hecho de que su estigma es directamente perceptible y muy sancionado: en otras palabras, las travestis son desde ya actores estigmatizados. Por lo tanto, desde ya el estigma de las travestis inunda de inmediato los crculos de relaciones interpersonales ms cercanos (en particular su familia) que resultan tan ensombrecidos como ellas, de ah que muy a menudo ellas decidan vivir solas o en compaa de otras travestis. El estigma de las travestis es sumamente particular y, por cierto, trae consigo consecuencias inexorables. A pesar de tratarse de un estigma perceptible a partir de lo fsico, es en lo fundamental un estigma moral: pocas marcas corporales dicen tanto del interior de las personas como las de las travestis, quienes son percibidas y se autoperciben como algo similar a las artfices de unos engaos permanentes, el mayor de ellos: hacerse pasar por mujeres cuando biolgicamente son hombres. Este engao originario (traidor de una buena fe de segundos de duracin que cualquier persona tuvo al depositar su mirada sobre ellas) es el sostn de toda una serie de engaos o ajustes que realizan a diario para mantener su performance, es decir, para que nada se note a pesar de que se nota. Desde un punto de vista relacional, las cartas ya estn echadas: en relacin con un miembro comn de la sociedad, las redes de sociabilidad de las travestis son en calidad y cantidad, considerablemente menores, y muchas veces las relaciones se restringen a las mismas compaeras de infortunio. Expulsadas de los mbitos educativos (formal e informalmente), con enormes dificultades para conseguir empleo (salvo oficios subalternos del tipo limpieza domstica o cuidado de ancianos) las relaciones sociales de las travestis van coincidiendo excluyentemente con los vnculos que establecen en su trabajo, es decir, el nico lugar donde tanto sus compaeras como los desconocidos clientes valoran el engao. A diferencia del caso de las prostitutas que, al ocultar con relativo xito su estigma pueden establecer vnculos sociales heterogneos, el caso del estigma de las travestis parece conducirlas hacia un despiadado enclaustramiento relacional. A lo largo de este escrito, habr de tenerse cuidado en imputar la sancin social a la sola posesin de un estigma, es decir, en hacerla independiente de la condicin econmico-social de su portador, algo sobre lo que Goffman y los tericos del etiquetamiento no han rendido cuenta suficiente9 .
25
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
26
Efectivamente, es dable esperar que el grado de reprobacin ante las marcas distintivas de los grupos sociales estigmatizados vare segn la pertenencia social de cada actor-miembro en particular. Las consecuencias de un estigma (vg. prostitucin, travestismo) no son homogneas: la sancin ante la alta prostitucin es considerablemente menor que la que despierta la baja prostitucin, de la misma manera que la clase de sancin que despiertan las travestis que han podido hacerse un lugar en el mundo nocturno del espectculo urbano no es simtrica a la reprobacin que despiertan las travestis pobres que, por esta ltima condicin, no han podido acondicionar su cuerpo 10 para competir en el mercado de los espectculos nocturnos y no tienen otra salida laboral que la baja prostitucin en las reas marginales cercanas a su lugar de residencia. Es interesante de observar la relacin inversamente proporcional que existe entre la posicin econmico-social de los integrantes de los grupos estigmatizados y el grado de reprobacin social; o dicho de otra manera: cmo la intolerancia social es mayor cuando los estigmatizados, adems de realizar un trabajo de caractersticas sexuales, son pobres. En los dos prximos bloques del presente escrito se intentar poner de relieve, utilizando la informacin obtenida a travs de entrevistas en profundidad y observaciones sistemticas 11 , la pertinencia y los alcances de las proposiciones que acaban de esbozarse. El propsito vertebrador para la confeccin de las entrevistas fue el de identificar qu consecuencias pueden derivarse de la posesin del estigma trabajadora sexual: qu tienen de similar y diverso en los casos de las prostitutas-mujeres en tanto actores estigmatizables y las prostitutas-travestis en tanto actores estigmatizados. Del conjunto de las consecuencias posibles, el anlisis que sigue har hincapi en presentar la forma en que el carcter sexual del trabajo potenciado por la pertenencia de clase12 puede, para cada grupo, explicar diferencialmente el carcter de sus itinerarios laborales y la calidad y la cantidad de sus relaciones sociales.
2. Mas all del trabajo informal. Historias de travestis en el sur del gran buenos aires
Existen muchas precauciones para aprisionar a una persona dentro de lo que es, como si viviramos en un perpetuo temor de que pudiera escaparse de ello, que pudiera desaparecer y eludir sbitamente su condicin.
El trabajo
Erving Goffman
Obedecer al impulso de asumir una identidad femenina an cuando se posea el cuerpo de un hombre, es decir, hacerse travesti equivale, aproximadamente, al segundo nacimiento de los entrevistados. Vista en perspectiva, la asuncin no los
Lavboratorio
tom por sorpresa: se sentan, desde un largo tiempo atrs, internamente destinados a decidirse. Pero sorpresas apenas pensadas, y de las ms crueles, hubieron de encontrar cuando lleg el momento no slo de conseguir trabajo, sino tambin (y tan solo) a la hora de buscarlo. Un entrevistado, narrando su penoso y fracasado derrotero para conseguir empleo, enfatiz que ellos siempre se dan cuenta13 de su condicin de travesti una vez que depositan por segunda vez su mirada sobre l: la primera vez (segundos antes de la segunda) los potenciales empleadores vieron que tenan delante suyo a una mujer. Piensa que los hombres que primero vieron a una mujer y luego a un hombre en el mismo cuerpo sintieron: o bien que se equivocaron, o bien que fueron engaados y que reconocer el hecho de que fueron pasados por arriba los mueve alternativamente a la compasin o al desprecio, pero sin alternacin a la negacin del empleo. La sancin se expresa en el desprecio y uno de los indicadores del desprecio es la negativa sistemtica a emplear a las travestis en los trabajos que realizan la mayora de los miembros de la sociedad 14 . Salvo para el mundo del espectculo, esto es y no casualmente, el mbito por antonomasia de la ficcin, es claro que la sociedad no tolera que los hombres trabajen vestidos como mujeres y que las consecuencias de ello son inexorables: en principio, no puede ofrecerse otro criterio originario para comprender la situacin laboral de las travestis. Ms arriba, se haba sealado a las travestis como actores estigmatizados; ello significaba que su estigma era directamente perceptible por los dems y que, por lo tanto, poco podan hacer para evitar la sancin social. Los sucesivos episodios de estigmatizacin que han sufrido a causa de esa percepcin directa forman para ellas un saber anticipatorio teido de resignacin: con el tiempo, saben que salir a buscar trabajo (por ms que para la ocasin se vistan discretas15 y se recojan el pelo para entrevistarse con un verdulero en el centro de Florencio Varela16 ) es infructuoso y, entonces, algo que sera ms saludable dejar de intentar. La cerrazn objetiva de posibilidades de insercin laboral (por su doble condicin de travestis y pobres) va encontrando un lugar de correspondencia en la subjetividad, originando eso que Pierre Bourdieu llam habitus, es decir, un conjunto de disposiciones cognitivas del mundo asociadas a experiencias que, duraderamente, se han vivido desde una posicin social17 : Si objetivamente no existen posibilidades de insercin laboral para los travestis pobres, subjetivamente muchas de ellas llegan a creer que es
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
verdad que a ellas no les corresponden los puestos de trabajo que tienen la mayora de los miembros de la sociedad... entonces: para qu buscar? buscar qu? Ntese el paso de la estigmatizacin a la autoestigmatizacin, de la discriminacin a la autodiscriminacin producto del mismo funcionamiento del habitus. Sintindose dueas de la decisin de ser travestis pero sin control sobre el destino de la misma, va apareciendo como posibilidad trabajar con aquello (lo nico) que est bajo su dominio: el cuerpo. Eso que para los potenciales empleadores era la sede de un engao imperdonable (alma de mujer en cuerpo de hombre) es, sin embargo, condicin sine qua non para que los clientes encuentren placer, sacien su curiosidad o descarguen violencia fsica. En algn punto no parecera importarles demasiado el tipo de relacin que los une a la clientela: lo nico promisorio, y acaso la primera compensacin del desprecio de que fueron objeto en el mercado laboral, es la rentabilidad del cuerpo. Para las travestis pobres entrevistadas, cuyas edades van de los dieciocho a los treinta y dos aos, el oficio de la prostitucin puede ser el punto de partida de un itinerario laboral que consideran inmvil, como en los casos de quienes no han tenido con anterioridad ninguna clase de trabajo rentado (formal o informal), o puede ser el punto de llegada de aquellas que antes de dar el gran paso fueron apenas gays, es decir, tuvieron una performance ms tolerada socialmente. An as, en ausencia de la performance directamente femenina, operaba con fuerza la pertenencia de clase: mientras fueron gays consiguieron trabajos informales de limpieza o servicios domsticos en general. En la actualidad, la inmovilidad laboral de quien siendo travesti ingresa en el oficio, es agravada por la crisis econmica que lleva a la disminucin de los clientes, y es apenas quebrada cuando en el barrio se consiguen por tiempos breves los mismos trabajos de servicios o la atencin de algn que otro anciano. Pero en las entrevistas puede reconstruirse la idea de una segunda compensacin. Si la primera se relaciona con no sentirse dueas de hacer nada siendo travestis y entonces se prostituyen para hacer algo con lo nico que es suyo; la segunda se relaciona con los sinsabores de la prostitucin como oficio. La segunda compensacin es una vaga idea que permite dar sentido al sufrimiento y a la humillacin que padecen estas personas en tanto que prostitutas pobres que en el 2002 han trabajado por $ 2 (dos) en un basural sin lograr que el cliente de marras se coloque un preservativo 18 . Lo sintomtico de la compensacin es que ellas no suean con estar mejor por medio de un trabajo mejor; ellas no suean
Lavboratorio
seriamente con otro trabajo: saben que eso es imposible. Suean con no trabajar, suean con retirarse. Retirarse significa que un hombre las saque de circulacin ponindose en pareja con ellas, ofrecindoles casa y cario. Al final del camino un hombre no slo les ofrece contencin sino que las reconoce desde la condicin que la sociedad les neg: la condicin de mujeres. Pero hasta que aparezca este hombre (que tiene ms de imaginario que de real) imaginan sus itinerarios laborales inmviles y a ellas mismas, sin posibilidad de mejora.
A travs de los testimonios de las travestis puede reconstruirse con rapidez un universo relacional pequeo que representa la contracara de los universos relacionales crecientemente ampliados de la mayora de los miembros de la sociedad. Estos ltimos, a medida que van desarrollando su biografa pasan a integrar crculos heterogneos de relaciones sociales que sobrepasan con amplitud la familia y el territorio marcado por el vecindario. Podra denominarse movilidad relacional centrfuga a este proceso de incorporacin permanente a nuevas relaciones sociales: la escuela primaria y secundaria, la educacin terciaria o superior, los distintos trabajos, los clubes, las asociaciones, etc. son los espacios donde, al relacionarse significativamente con los otros, la mayora de las personas construye su identidad social. Los casos de las travestis delinean, dramticamente, un proceso contrario caracterizado por el rechazo generalizado a que se integren sin inconvenientes a las redes de relaciones sociales consuetudinarias: algo que comienza en la misma familia y como ya se desarrollar- se manifiesta con mucha intensidad en los mbitos laborales. Vivido como una fatalidad, la suma de cada uno de los rechazos de que son objetos en los distintos espacios relacionales no les deja oportunidades para pensarse sino a travs del prisma de su devaluada condicin de travestistrabajadoras sexuales, acaso el nico vector de su identidad social: podra denominarse a este proceso inverso de movilidad: movilidad relacional centrpeta. Los problemas relacionales comenzaron muy temprano a manifestarse en el mbito familiar. Continuas recriminaciones (acompaadas a menudo de violencia fsica) por la feminizacin del cuerpo, los gestos, la voz y de la indumentaria, terminaban convirtiendo a ese mbito relacional originario en un decidido primer punto de fuga, sobre todo, manifestaron ellas, porque la familia pretende practicar una ortopedia social sobre un alma y un cuerpo que sentan, desde siempre y para siempre, de mujer. Esta situacin, que precipitaba la huida de la
27
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
familia19 , o vivir independiente20 en una precaria construccin contigua a la casa familiar, fue potenciada por los actos discriminatorios que, cinco das por semana a razn de cinco horas por cada uno, sufran en la escuela. En este punto no se detectan variabilidad en los testimonios. No concurran a la escuela vestidas de mujer (algunas de ellas an no eran travestis) pero ello no impeda que los otros concurrentes lean en su performance general signos de sexualidad desviada, lo cual las volva candidatas fijas a agresiones verbales y fsicas de parte de los compaeros, a tratos especiales por parte de las maestras, a la reticencia de los padres de los compaeros para que jueguen libremente con ellos; o a somatizaciones digestivas e intestinales ante la perspectiva de estar obligadas a pasar cinco das de la semana en un lugar opresivo. El corolario eran sucesivos fracasos en el aprendizaje que iban convirtiendo a la escuela en el segundo punto de fuga: constituan la antesala para el abandono definitivo de la escuela y la educacin. Algo que, sin embargo, se recriminan o aoran aos despus.
3. Trabajo entre comillas. Relatos de mujeres prostitutas en el sur del gran buenos aires
28
El que la vagina siga siendo un fetiche y se la trate como algo sagrado, secreto y tab, es la razn de que el sexo permanezca estigmatizado, tanto en la conciencia comn como en la letras del derecho, pues ambas excluyen que las mujeres puedan decidir entregarse a la prostitucin como si fuese un trabajo Pierre Bourdieu
El trabajo
Los relatos de las entrevistadas ubican a la prostitucin en el pasado, como un trabajo que mereca tanto ocultamiento y secreto como en la actualidad. Mezcla de desilusiones sentimentales personales y condiciones sociales objetivas, consideran al oficio como situacin indeseada pero que, en ltima instancia, funcionaba como un atajo real contra la exclusin en ausencia de opciones de insercin laboral mas decentes21 . Estas mujeres con hijos, solas, sin trabajo, sin nada22 , tuvieron con anterioridad a su incorporacin a la prostitucin serias dificultades para conseguir empleo (espordicamente haban estado empleadas como operarias en alguna fbrica o como servidoras domsticas), significando la prostitucin el acceso fcil a un cierto bienestar econmico, que no solo supieron cualificar en trminos cuantitativos, sino que tambin destacaron la ventaja de la inmediatez del cobro en efectivo y el disponer de entradas diarias para garantizar, en principio, la compra de los bienes ms elementales y, luego de unos meses de trabajo, para ampliar el consumo y el mejoramiento de las condiciones de vida propias y del resto de la familia, e inclusive: darse algn pequeo gusto23 .
Lavboratorio
No obstante, de inmediato el oficio fue mostrando cada una de sus caras: por un lado la atraccin por los aranceles y el cobro rpido y por otro lo degradante del mismo, habida cuenta de la variedad de los clientes (que las han tenido como blanco de violencia fsica y agresiones verbales): te tenes que aguantar todo porque sabes que de ah va a salir tu moneda para traer de comer a tus chicos .24 Es dursimo que alguien te toque y no porque vos lo desees, sino de repente porque es una necesidad.25 . Han trabajado en pubs y privados como una manera de asegurarse los ingresos por la existencia de una clientela en gran medida fija y para prevenirse del peligro de la calle, de la represin policial, de los robos y de la violencia impredecible de los delincuentes. Su jornada laboral no terminaba al amanecer: las entrevistadas, al mismo tiempo que eran las nicas responsables de la generacin de ingresos cargaban con el trajn habitual de las tareas domsticas y el cuidado y la crianza de los hijos. A pesar de ser trabajadoras a tiempo mas que completo, las caractersticas sexuales del trabajo hacen que el significado que asume para ellas contraste notoriamente con el que le dan al propio muchos otros trabajadores, o, en otras palabras, que establezcan una identificacin negativa con l. Laura refirindose al trabajo nos dice que: no es un trabajo normal: se podra decir trabajar entre comillas. Para este grupo de trabajadoras, el estigma esta dado por su trabajo, algo que difiere del caso de las trabajadoras sexuales-travestis. Son portadoras de un signo ilegtimo pero que no es inmediatamente perceptible por los otros, lo que les permite poner en juego unas estrategias de presentacin de s mismas para que quede obturada la emergencia de la informacin que puede desacreditarlas. A diferencia de las travestis, cuyo estigma es incontestablemente visible y, en este sentido son individuos yaestigmatizados, las trabajadoras sexuales-mujeres pueden ser caracterizadas como individuos desacreditables, es decir, personas an no estigmatizadas pero estigmatizables a futuro si es que no logran esconder el atributo condenado por la mayora de la sociedad. Por lo tanto, el secreto, la discrecin y el disimulo constituyen un recurso fundamental para ellas, mas an cuando son madres, lo que da origen a una doble vida en la que a diario intentan conciliar -no sin conflictos- los discrepantes roles de madre durante el da y mujer de la noche, hecho que permite comprender que la potencial sancin social devaluadora de los otros, interiorizada, tienda a coincidir con la autopercepcin por lo general vergonzante que tienen de s mismas.
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Con relacin a los clientes y compaeras de trabajo la regla general que est implcita es la discrecin: en los lugares de trabajo, ellas se sienten resguardadas porque entienden que cualquier persona que entrase hara suya esa regla general. Es en los contactos mixtos, donde desacreditables y normales se hallan en una misma situacin social, ya sea en una conversacin o en la calle; donde las invade la intranquilidad frente al miedo a la hipottica o real revelacin del secreto. All aparece la apabullante angustia de que frente a sus seres mas queridos, las informaciones se crucen indebidamente y quede revelado el secreto que con tanto trabajo haban guardado. Igualmente, puertas adentro de sus hogares se sienten intranquilas: el mayor miedo de las entrevistadas est relacionado con que sus hijos se enteren, lo que a veces es muy difcil de conseguir: Como la ropa que yo tena de trabajo, porque obviamente as no trabajaba, la ropa la tuve que tirar porque un da mi hija revolviendo mi placard la encontr, y qu es esto mam?.26 La presencia de los hijos, que en la actualidad son pre-adolescentes, al volver ms improbable el secreto, se configura como un factor que les impide intentar reinsertarse en el oficio: Es algo que no volvera a hacer porque ya el hecho de que estn ms grandes y ya piden explicaciones y de donde sacas la plata sino trabajas y que por ah me encuentran cosas o te ven cansada, por qu estas cansada si dorms toda la noche? y cosas as y te ponen en un compromiso. O te pasa que siempre algn conocido te encontras en la calle, y de dnde lo conoces mam y quin es?.27 De todos modos, ellas creen que haberse retirado del trabajo puede igualmente levantar en los nios tantas sospechas como seguir o reinsertarse en el. Lo que no volvera es a trabajar en la noche, no volvera, ya no porque ya me desacostumbre y es como que ya tome conciencia de que mis hijas ya son grandes y ya te preguntan, y mam de dnde sacas la plata? () pero cmo antes si vos no trabajabas podas comprarme un playstation y ahora no?.28 . Hoy en da, retiradas de la prostitucin sobre todo por cuestiones de edad (la de sus hijos y las suyas propias), siguen transitando por una pendiente de vulnerabilidad social y laboral pero que no se relaciona ya con el estigma derivado del carcter sexual del trabajo que hicieron sino que se relaciona fuertemente con la posicin econmico-social. En la actualidad, sus escasas posibilidades de acceso a un empleo estable no difieren significativamente de las de cualquier mujer vecina pobre.
El universo completo de las prcticas sociales posibles de los sujetos est conformado por la suma
Lavboratorio
de sus espacios de sociabilidad (vecindario, trabajo, escuela, clubes, asociaciones, etc.). La suma de ellos configura una serie microespacial que posibilita la ampliacin de la vida social, cultural y laboral. Sin embargo, estas premisas tericas presentes en muchos anlisis del fenmeno de la socializacin, deberan incorporar las salvedades originadas en el sistema de estratificacin social. El contexto de extrema pobreza en que desarrollan sus biografas las entrevistadas hace sospechar que para algunas categoras sociales, esos posibles movimientos de libertad relativa no son tantos puesto que la pobreza los ha reducido drsticamente. Para ellas, el re-encuentro con la pobreza que tuvo lugar con posterioridad al trabajo en la prostitucin fue muy crudo. Mientras trabajaban sexualmente, mas all de sufrir por la estigmatizacin, eran capaces no solamente de generar ingresos (comparativamente) importantes y mejorar la calidad de vida de su familia, sino tambin de acumular capital social29 dentro de ese mundo, es decir, de hacer uso de una red de relaciones que funcionaba recomendndolas de boca en boca a encargadas de otros prostbulos o a otros clientes particulares. Ese entramado de relaciones sociales que haban sabido construir era una fuente potencial de trabajo permanente. Pero es de notar que, paralelamente a la acumulacin de capital social en la prostitucin, descenda el quantum de capital social acumulado en el barrio porque, como se sealara, el estigma del trabajo hacia que estas mujeres evitaran las compaas de los vecinos por el temor a verse descubiertas. Esta situacin de desatencin hacia el vecindario que en su momento consideraron necesaria, es percibida en la actualidad como un problema, sobre todo, de cara a conseguir una reinsercin laboral normal. En ausencia de las relaciones sociales del pasado, descubrirn que solamente en el barrio (o a travs de sus miembros) es que podrn aspirar a un empleo -ignoran si formal o informal- pero estable. Conseguir trabajo, o constituir clientes para un deseado emprendimiento personal, de ahora en mas, depender tpicamente de las relaciones barriales o, en otras palabras, de organizar la acumulacin originaria de capital social en el pequeo radio que circunda al lugar de residencia, como expresa Laura: me gustara el da de maana ponerme un negocio as sea pequeo o grande, de a poco ir armndome una peluquera y trabajar en mi casa, eso sera mi ideal para un futuro. Tratar de conseguir un trabajo normal, de lo que sea, de limpieza, en una fbrica.30 Fournier y Soldano (2001) denominan espacios de insularizacin a los lugares caracterizados por su capacidad para condicionar territorialmente las
29
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
30
formas de la sociabilidad y de obtencin de empleos. Lo infructuoso de salir en bsqueda de trabajo (o la misma imposibilidad de hacerlo porque no se cuenta con dinero para el viaje, o porque se siente la certeza de que en los centros urbanos se fracasar), transforma al espacio barrial del mbito de lo familiar y conocido, al mbito de lo posible. La vuelta definitiva al barrio ha condicionado de una manera particular la vida de las entrevistadas: si en el pasado, con ingresos suficientes, realizaban desplazamientos generales por fuera del barrio de residencia, en la actualidad, los mismos se han reducido producto de situaciones de creciente contraccin monetaria por la falta de trabajo, hecho potenciado por la prdida de contactos que pudieran quedarles del mundo de la prostitucin para hacerse con algo de dinero de vez en cuando31 . Ellas saben que en la actualidad todo el mercado de trabajo queda fuera del vecindario, reconocimiento que las obliga, a algunas con resignacin a otras con esperanzas, a buscar oportunidades laborales dentro del mbito barrial. Parece ser un ntido proceso de confinamiento territorial y relacional, en el que la mayora de los intercambios sociales (entre ellos las relaciones laborales) no pueden ms que incorporar a familiares y amigos. En rigor, las ocupaciones que en la actualidad puedan conseguir estas ex-prostitutas (o las dificultades para acceder a las mismas) no difieren significativamente de las de sus vecinas mujeres y pobres: como muchas de ellas, tienen el Plan Jefas y Jefes de Hogar, realizan trabajos domsticos, no buscan trabajo porque se cansaron de hacerlo sin resultados positivos, o intentan con mpetu algn emprendimiento familiar que dura muy poco tiempo. Todo podr conseguirse (o no) pero siempre en el barrio.
Hasta aqu , se han presentado los hallazgos de la primera etapa del Proyecto de investigacin Trayectorias de vulnerabilidad social y laboral. A continuacin se los ha de formular en trminos de proposiciones, con el objetivo de revisar su pertinencia en las prximas etapas del Proyecto:
A- Respecto de las trabajadoras sexualestravestis: 1.-) Existe una relacin altamente significativa entre la visibilidad del estigma y la configuracin de sus itinerarios laborales. 2.-) El estigma determina el tipo de trabajo (y no al revs). 3.-) La nula posibilidad de gestionar el estigma visible sumado a una posicin social de pobreza extrema, potencia la estigmatizacin y hace poco probable la incorporacin de las travestis pobres a circuitos de prostitucin ms altos. 4.-) El alto grado de reprobacin social hacia las travestis-prostitutas lleva a que el universo de relaciones sociales posibles coincida casi excluyentemente con el agregado formado por sus compaeras de trabajo y los distintos integrantes del mundo de la baja prostitucin. 5.-) La vulnerabilidad social se deriva del estigma y luego de la posicin econmico-social. B- Respecto de las trabajadoras sexualesmujeres: 1.-) No existe una relacin significativa entre la visibilidad del estigma y la configuracin de sus itinerarios laborales. 2.-) El tipo de trabajo determina el estigma (y no al revs). 3.-) Se trata de un estigma discreto que, al poder gestionarse, posibilita mantener relaciones sociales heterogneas. 4.-) La potencia estigmatizadora del atributo sexual del trabajo es momentnea. Una vez abandonado el trabajo, slo opera la pertenencia econmico-social a secas de cara a la incorporacin al mercado laboral. 5.-) La vulnerabilidad social se deriva mas de la pertenencia econmico-social que del trabajo sexual en s mismo. Pero cualquiera sea el caso que se analice, pareciera que el doble accidente de ser pobres y estar sindicadas como trabajadoras del sexo hace poco probable que puedan traspasar hacia adentro las fronteras de los mrgenes de la sociedad.
Notas:
1 2
Los autores agradecen el estmulo y el apoyo constantes de los Doctores Fortunato Mallimaci y Agustn Salvia. Nueva pobreza: consiste en una situacin social caracterizada por el aumento de los pobres urbanos y el cambio de la composicin en lo que se refiere a la complejidad y heterogeneidad que dicha poblacin presenta. Las nuevas condiciones de precariedad y fragmentacin social que han tenido lugar durante el ltimo cuarto de siglo en la Argentina, han reinstalado el problema del crecimiento desigual y la inequidad de oportunidades en el contexto de las crisis y reformas estructurales. En Latinoamrica, dcadas atrs, la pobreza se circunscriba con fuerza a las reas rurales en declinacin. Hoy en da, las grandes ciudades y sus periferias registran un rpido aumento de poblacin pobre, y algunas de sus zonas van convirtindose en enclaves ampliados de pobreza. 3 Las travestis, en vez de los. Los autores de este escrito prefieren nombrar a las travestis en femenino, es decir, de manera contraria a como las nombra el lenguaje dominante. 4 Entrevista a Mayra, travesti. 5 Estigma. La identidad deteriorada, publicado originalmente en 1963, es un clsico de la literatura sociolgica. Su autor fue el brillante socilogo canadiense Erving Goffman (1922-1982). El estigma es un estereotipo, es decir, una seal que identifica a alguien y le confiere el status social (por lo general indeseable) ante los dems, de manera que puede ser adoptado o segregado por ciertos sectores sociales
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
especficos. Es as como, por ejemplo, las prostitutas, los mendigos, los drogadictos, los homosexuales, los criminales, las personas de raza negra, de acuerdo con las caractersticas personales afines, van creando los pequeos grupos que proclaman, de manera directa o indirecta, su representacin en la sociedad y as van consolidando su identidad. De ah que el smbolo, o sea, el estigma, sea un atisbo para conocer la identidad del sujeto, y asimismo pueda ser susceptible de ser utilizado por otros como una forma para chantajear y sojuzgar al considerado como inferior, extrao o anormal. Es tpica la siguiente frase: Si no -haces tal cosa-, dir a los dems lo que en realidad eres .... 6 GOFFMAN, 1970: 13. 7 GOFFMAN, 1970: 14. 8 Disociacin social de la personalidad, consltese MECCIA, 2003: 171. 9 Las crticas a la obra de Goffman acaso sean ms abundantes que los elogios. El marcado clima de reaccin al parsonianismo y a la microsociologa ti gran parte de los acercamientos a su genial obra en los aos 70. No obstante, cabe destacar aquel sealamiento que vea en Goffman a un autor que no se anim a hacerse cargo de todas las potencialidades que se desprendan de sus escritos (WOLF, 1994: 104). Se trata de una crtica aguda: los goffmanianos con seguridad hubieran agradecido que el socilogo hubiese intentado integrar en sus anlisis sobre el funcionamiento de las categoras sociales estigmatizadas variables referidas a la posicin econmico-social de cada actor estigmatizado en particular para poner de relieve, sobre todo, que la reprobacin social ante un mismo estigma no es homognea. 10 Carencia de piezas dentales, imposibilidad de acceder a cirugas para implantarse siliconas en los senos y los glteos, para comprar pelucas y dems accesorios, o para acceder a buenas sesiones de depilacin (todo ello debido a carencias materiales extremas), dejan fuera de juego a estos travestis del Sur del Gran Buenos Aires en los mbitos del mundo del espectculo nocturno y de la alta prostitucin de la Ciudad de Buenos Aires. 11 Al momento de redactar este informe, los autores del artculo realizaron siete entrevistas en profundidad y observaciones sistemticas en los Partidos de Quilmes y Florencio Varela del Sur del Gran Buenos Aires. 12 Clase social: en principio, el concepto aludir a la posicin ocupada por los individuos en la estructura productiva de la sociedad que se traduce en ingresos de tipo monetario. No obstante, la cuestin del status (entendido como el reconocimiento social adverso o favorable) es indisociable del anlisis. As, pueden existen los casos de individuos positivamente posicionados en la estructura productiva pero con escaso reconocimiento social y viceversa. Por otra parte, en este artculo, el uso del concepto nada implica con relacin a los papeles histricos que las clases estaran destinadas a desarrollar en el curso de la historia. 13 Entrevista a Dana, travesti. 14 Dana dice: No se puede, no pasa nada. Primero: en el cartel, si vos pones que sos Dana travesti no te llaman. Segundo: si no pones que sos travesti y solamente que te llamas Dana si te llaman por telfono y escuchan tu voz, se dan cuenta que hay algo raro. Si zafas con el telfono y te citan a la casa, cuando abren la puerta y te ven, se pudri todo. 15 Op.Cit.XVI. 16 Op.Cit. XVI. 17 En El sentido prctico, Bourdieu aborda el doble proceso de interiorizacin de la exterioridad y de exteriorizacin de la interioridad, un proceso que culmina cuando la objetividad, es decir, el conjunto de condiciones de existencia que son independientes de las conciencias de las personas, arraiga en y por sus experiencias subjetivas, lo que equivale a decir que hacen suyo lo social, pero a travs de sus propias disposiciones o, como prefiere escribir el autor, lo social se interioriza a travs de habitus y se exterioriza a travs de las prcticas que producen los mismos habitus: Los condicionamientos, asociados a una clase particular de condiciones de existencia producen habitus, sistemas de disposiciones duraderas y transferibles, estructuras estructuradas predispuestas para funcionar como estructuras estructurantes, es decir, como principios generadores y organizadores de prcticas y representaciones.... (BOURDIEU, 1991: 72) 18 Entrevista a Mara Eugenia, travesti. 19 Op-Cit. XXI. 20 Op-Cit. XVI. 21 Entrevista a Mercedes, mujer. 22 Op.Cit. XXIV. 23 Entrevista a Laura, mujer. 24 Op.Cit. XXIV. 25 Op.Cit. XXVI. 26 Op.Cit. XXVI. 27 Op.Cit. XXVI. 28 Op.Cit. XXVI. 29 BOURDIEU, 2002. 30 Op.Cit. XXVI. 31 Op.Cit. XXIV..
31
BOURDIEU, PIERRE La distincin. Bases y criterios sociales del gusto, Madrid, Taurus, 1988. BOURDIEU, PIERRE La dominacin masculina, Barcelona, Anagrama, 2000. BOURDIEU, PIERRE Poder, Estado y Clases Sociales, Barcelona, Desclee, 2002. FOURNIER, MARISA Y DANIELA SOLDANO: Los espacios en insularizacin en el Conurbano bonaerense: una mirada al lugar de las manzaneras, trabajo presentado en la III Jornada Anual de Investigacin de la UNGS; Los Polvorines, 29 de noviembre de 2001. GOFFMAN, ERVING: Estigma. La identidad deteriorada, Buenos Aires, Amorrortu, 1970. GOFFMAN, ERVING La presentacin de la persona en la vida cotidiana, Buenos Aires, Amorrortu, 1971. GUTIERREZ, ALICIA: Pierre Bourdieu: las prcticas sociales, Buenos Aires, Centro Editor de Amrica Latina, 1994. MECCIA, ERNESTO Cuatro antinomias para una sociologa de las minoras sexuales en MARIO MARGULIS (Ed.) Juventud, cultura, sexualidad, Buenos Aires, Biblos, 2003. MURMIS, MIGUEL Y FELDMAN, SILVIO: Formas de sociabilidad y lazos sociales, en Sociedad y sociabilidad en la Argentina de los 90, Buenos Aires, Biblos, 2002. WOLF, MAURO Sociologas de la vida cotidiana, Madrid, Tecnos, 1994.
Bibliografa:
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
La dinmica del trabajo desde la perspectiva de las empresas recuperadas y auto- organizadas por los trabajadores
(Laura Saavedra)
Introduccin
32
El desmoronamiento de la sociedad salarial, que se caracteriza por la aparicin de nuevas amenazas desocupacin y precarizacin laboral- que manifiestan la profunda desestabilizacin de las regulaciones propias de dicha sociedad, no es un fenmeno peculiar de nuestro pas, tal como lo plantea Robert Castel (1998). En Argentina, al igual que en otras partes del mundo, en el transcurso de los aos 90 particularmente se constata que para un nmero creciente de trabajadores, la relacin de empleo deja de ser el zcalo estable a partir del cual puede construirse un proyecto de vida presente y futuro, en lo referente a carrera laboral, vida familiar y socio- comunitaria. Ante lo cual, se torna aleatoria la posibilidad de contar con un vnculo con el trabajo y de construir/estar inmerso en un marco de relaciones sociales, que son los pilares bsicos de la integracin a la sociedad. En esta contextualizacin, interesa sobre manera, las formas en que los grupos sociales ms afectados por esta crisis de inclusin social, comienzan a desarrollar una serie de prcticas asociativas y autogestivas para conseguir ingresos para sus hogares, para generar relaciones productivas innovadoras y, sobre todo, para lograr un espacio de reconocimiento en la sociedad. Una de estas prcticas son las fbricas recuperadas por los trabajadores que se instalan con fuerza en el pas en los ltimos aos (2001 2003) cuando se profundiza la crisis iniciada a partir de 1998. Las prcticas desarrolladas por estos trabajadores no son homogneas dando ello como resultado diferentes formas de puesta en marcha y gestin de las fbricas recuperadas. Y si bien conviven en ellas saberes heterogneos y prcticas bien diferenciadas, pueden observarse una serie de elementos comunes que las caracterizan. Muchos de ellos son fortalezas que han construido estos actores en su hacer cotidiano, otros tantos son algunos puntos de tensin que presentan para llevar adelante una gestin empresarial sustentable econmica y socialmente. Este trabajo busca un acercamiento a las fbricas recuperadas por los trabajadores mediante una
Lavboratorio
descripcin cuantitativa y cualitativa del sector, e intenta delinear tanto los elementos comunes que las identifican como aquellas diferencias significativas que presentan, puntualizando los puntos de tensin que atraviesa el desarrollo de este sector empresarial, para finalmente esbozar, a modo de reflexin, algunos lineamientos generales de poltica pblica desde una mirada que apunte a recomponer la relacin entre el Estado y la sociedad.1
Abordaje metodolgico
Este acercamiento, que tiene carcter exploratorio y descriptivo, a las fbricas recuperadas busca responder algunas preguntas cruciales que giran en torno a este sector, como ser: Cules son las distintas estrategias que ponen en juego los trabajadores de estas empresas a la hora de gestionarlas? Cules son los elementos positivos y los puntos de tensin de esta nueva forma de organizacin econmica y social? Cmo acompaar y fortalecer esta nueva forma de organizacin econmica y social que han surgido como respuesta a la crisis prolongada? Qu funcin debera asumir el Estado en relacin a las principales problemticas que presentan las fbricas recuperadas? Para responder a estos interrogantes se realizaron una serie de entrevistas semiestructuradas (10) en la Provincia de Bs. As y Ciudad de Bs.As., que fueron desarrolladas en los propios lugares de trabajo irrumpiendo el que hacer cotidiano de los trabajadores para lograr un dilogo fluido que apunte a exponerlos a una automirada entorno a la vida laboral. Tambin se realizaron 8 entrevistas abiertas a profesionales que, de una manera u otra, trabajan en el tema de las fbricas recuperadas (personas vinculadas al movimiento cooperativo e investigadores y funcionarios gubernamentales que abordan la temtica) 2 . Con el fin de contar con una cuantificacin del sector, se intent constatar, en el marco de las entrevistas, las distintas aproximaciones realizadas por espacios acadmicos, gubernamentales y no gubernamentales- acerca de la cantidad de empresas recuperadas existentes en el pas, el nmero de trabajadores involucrados en esta experiencia, la localizacin de los establecimientos y la rama de
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
actividad a la que pertenecen. Resta consignar que esta aproximacin a las fbricas recuperadas, claro est, genera ms preguntas que conclusiones acabadas ante la complejidad del reciente fenmeno en cuestin y el tipo de diseo de investigacin abordado en el trabajo. En los primeros aos de la dcada del 90 comienzan a desarrollarse las primeras empresas autogestionadas y recuperadas por los trabajadores, si bien existen antecedentes anteriores3 . Especficamente, entre los aos 1993 y 2001 en el pas 2723 trabajadores ex asalariados formales constituyeron 44 emprendimientos, en su mayora bajo la forma de cooperativas, en el marco del Programa Sistema de Capitalizacin del Seguro de Desempleo o Pago nico del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nacin4 . En una evaluacin realizada a fines del 2001, se encontr, sin embargo, que de los 44 emprendimientos beneficiados, slo el 38.6% (17) estaba en funcionamiento en el ao 2001 y ocupaban el 28% de los trabajadores (760) en relacin al momento anterior a la recuperacin por parte de los obreros, de los cuales 723 correspondan a los trabajadores beneficiarios originales, crendose 37 nuevos puestos de trabajo (Salvia, Chavez y Saavedra; 2002). Ahora bien, ms all de estos emprendimientos constituidos a travs del acompaamiento gubernamental, desde mediados de la dcada del 90, con la recuperacin del Frigorfico Yaguan, hasta el presente parece ser que se rescataron 157 empresas del cierre definitivo a favor de cooperativas de trabajadores, restablecindose ms de 10.000 puestos de trabajo aproximadamente. El 54.8% de las empresas recuperadas (86) se encuentran en la Provincia de Buenos Aires, un 15.9% en la Ciudad de Buenos Aires, un 14 % en la Provincia de Santa Fe y las dems en otras provincias del pas (Crdoba, Entre Ros, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuqun, Ro Negro y Tierra del Fuego) La mayora de estas empresas (119) se encuentran lideradas por el Movimiento Nacional de Recuperacin de Empresas (MNRE). Las mismas pertenecen, en gran medida, al sector metalrgico, aunque otras tienen insercin en los rubros frigorficos, textil, qumicas, cristales, maquinaria de campo, panificadoras, papeleras, arroceras, autopartistas, grficas y madereras. En cada caso los trabajadores toman el control de la empresa, como el final de episodios que conforman un cuadro de deterioro de su condicin salarial, recurriendo a distintas instancias, acompaadas por alguna movilizacin en torno a la toma de las
Lavboratorio
instalaciones o la guardia en carpas frente a la empresa, para evitar el retiro de maquinarias o de materias primas indispensables para la continuidad de la produccin. En algunos casos la recuperacin de las fuentes de trabajo se hace a partir de una negociacin con los dueos. Cabe aclarar que no todos los empleados convalidan este tipo de operatoria, principalmente lo hacen los obreros que trabajan en la lnea de produccin, y ellos mismos se hacen cargo de las tareas de direccin y de gestin administrativa As tambin, cabe mencionar que estas empresas, en su mayora, se constituyen bajo la figura societal de cooperativas de trabajo. Concretamente, se pueden distinguir tres formas diferentes de encarar la relacin de los trabajadores con las autoridades en pos de formalizar su situacin respecto a la tenencia de la empresa: Las que pertenecen al MNRE recurren a la instancia judicial para garantizar un proceso legal que concluya con el traspaso de la propiedad de la empresa a los obreros. Especficamente, se aconseja que primero se decrete la quiebra, despus de esto, las instalaciones, las maquinarias, a veces la marca, son transferidas a los trabajadores va alquiler, comodato o ley de expropiacin temporaria. Al cabo del tiempo establecido, cuando los trabajadores ejerzan la opcin de compra, se supone que slo van a pagar el dao emergente, es decir, el valor objetivo del bien. Se solicita un plazo para que los obreros puedan reunir los fondos suficientes para hacer frente a este compromiso. Esta forma de relacin de los trabajadores con las autoridades tambin es llevada a cabo por las 12 empresas acompaadas por la Federacin de Cooperativas de Trabajo (FECOOTRA) que histricamente represent a las cooperativas de trabajo tradicionales. Igual situacin se visualiza en las 17 empresas que se enmarcan en el Movimiento Nacional de Fbricas Recuperadas por los Trabajadores (MNFRT). En otros casos, como por ejemplo el Frigorfico Yaguan, se ha utilizado la indemnizacin que les corresponda a los trabajadores para adquirir la empresa, lo que implica hacerse cargo de la deuda de la empresa de origen. Al respecto, Eduardo (MNFRT) es bien claro cuando marca su divergencia respecto a esta modalidad: Nosotros no negociamos ninguna indemnizacin por la fbrica. La Cooperativa Yaguan lidera la Federacin Nacional de Cooperativas de Trabajo en Empresas Reconvertidas (FENCOOTER), dependiente del INAES (Instituto Nacional de Economa Social), que agrupa a 6 empresas recuperadas con 1747 trabajadores. Finalmente, se encuentran las empresas recuperadas por trabajadores que optaron por no formar cooperativas, como Zann, Bruckman y
33
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Supermercado Tigre, que exigen estatizacin bajo control obrero. La aspiracin de estos trabajadores es que el Estado expropie sin pago la fbrica, sin resignar el derecho de que los trabajadores sean quienes controlen y administren la produccin (Valentina Picchetti y Mario Xiques; 2003). Sin embargo, actualmente, algunas de estas empresas, como Bruckman por ejemplo, recurren para regularizar la tenencia de las instalaciones y maquinarias a la ley de expropiacin temporaria, previa conformacin societal como cooperativas de trabajo, ante la escasa legitimidad, a nivel gubernamental y social, de la demanda de estatizacin. Diferentes estrategias de gestin en la bsqueda de soluciones a problemas comunes La puesta en marcha y formalizacin de la tenencia de las empresas se gestiona, como se ha mencionado, bajo tres formas diferentes de relacin con las autoridades en el marco de las distintas representaciones institucionales que presenta el sector (MNRE, MNFRT, FENCOOTER, etc.) Esta no es la nica diferencia en el accionar de los trabajadores de las fbricas autogestionadas a la hora de buscar soluciones ante las problemticas que enfrentan, que no son pocas. Ahora bien, antes de mencionar los puntos de tensin que acarrean y las correspondientes estrategias de gestin que llevan a cabo estos trabajadores, resulta interesante remarcar aquellas fortalezas que han sabido construir en el da a da de la autogestin fabril: - Los trabajadores han logrado mantener la fuente de trabajo como la percepcin de algn ingreso. Las indemnizaciones pagadas por el Estado, para expropiar inmuebles y maquinarias de compaas quebradas, son un buen negocio. En el caso del IMPA, la provincia de Buenos Aires pag $230.000 y ocupa a 54 personas. Son slo dos aos de Planes Trabajar, a $150 cada uno. Los sueldos son buenos, en algunos casos, superan los $1.500 y cortamos la cadena de cierres fabriles y desempleo (Luis). - Luego de un pasaje por un proceso de desocupacin: Aumenta la autoestima, de la calle a convertirte en protagonista social. El trabajador recupera sus mecanismos de dilogo horizontal (Eduardo). - Otro elemento positivo es que ante el carcter colectivo de los emprendimientos se genera una serie de solidaridades entre sus miembros, que opera como un factor muy significativo para que estas empresas se puedan conformar, y permanezcan en el tiempo. Inclusive haba gente que vena a cuidar la fbrica porque nos queran robar las mquinas. La cooperativa la habamos armado, y sabamos que nos iban a dar
Lavboratorio
34
el lugar para trabajar, entonces venamos a cuidar todos. (Carlos) - Estas empresas autogestionadas han reconstruido junto a otros actores sociales, como por ejemplo, las asambleas vecinales, organizaciones de la sociedad civil, comedores comunitarios, universidades, entre otros, parte importante del tejido social daado. Siempre tuvimos apoyo de la UOM, los abogados tambin eran asesores de la UOM. Ellos nos asesoraban, tenamos clases, (de) como es una cooperativa... (Pedro) Si bien estas fortalezas, que caracterizan a los trabajadores autogestivos, son las que hacen posible la gestin fabril, los puntos de tensin presentes en el funcionamiento de las empresas resultan significativos y variados, segn palabras de los propios actores: - Las empresas recuperadas, en su mayora, presentan una situacin jurdica indefinida con respecto a la titularidad de la propiedad, como de las maquinarias en algunos casos. Por el momento, muchas empresas autogestionadas lograron va comodato/alquiler, la utilizacin temporaria de las instalaciones o maquinarias. En este contexto, son muchos los acreedores involucrados en la materia, como ser los proveedores y los bancos que otorgaron crditos. Ante lo cual, se encuentran en tensin los derechos de los trabajadores junto a los derechos vinculados a la propiedad privada. - Las empresas recuperadas cuentan con escaso capital de trabajo para iniciar y sostener el desarrollo de la actividad productiva, ya que se han constituido, en la mayora de los casos, como una suerte de continuidad de las empresas cuyas actividades no resultaban redituables y han entrado en proceso de quiebra, ya sea por malversacin de fondos, vaciamiento de la empresa, excesivo endeudamiento sin una proyeccin econmica empresarial acorde a las condiciones de mercado, actividad con pocos rditos para una racionalidad empresarial de maximizacin de ganancias o alguna otra razn. - Tambin, presentan dificultades econmicas para poder pagar los impuestos por los inconvenientes detallados anteriormente. - Estas empresas, en gran medida, carecen del acceso a los elementos bsicos que hacen a la seguridad social (jubilacin y obra social), dado que los rditos que obtienen se destinan en principio al mantenimiento empresarial y a la distribucin porcentual que les corresponde a los trabajadores por su trabajo. - Asimismo, en su mayora, cuentan con escasas herramientas de gerenciamiento institucional, ya que son autogestionadas principalmente por los obreros que trabajan en la lnea de produccin, y ellos mismos se hacen cargo de las tareas de direccin y gestin
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
administrativa. Ante lo cual, carecen de optimas herramientas de markenting y publicidad, de comercializacin, de planificacin y proyeccin empresarial, como herramientas elementales administrativas contables. -Finalmente, muchas veces, carecen de la posibilidad de contar con controles relacionados a la produccin, como ser verificacin sistemtica del estado de situacin de las maquinarias. Hecho que, no pocas veces, coloca en situacin de riesgo a las condiciones de vida de los trabajadores. Ante estos puntos de tensin los trabajadores de las fbricas autogestionadas, por la va de diferentes representaciones institucionales, despliegan y ponen en juego una serie de capacidades, habilidades y recursos, buscando salidas posibles para que dichas fbricas continen funcionando y resulten sostenibles en el tiempo. Estas modalidades de gestin del sector fabril se detallan en el cuadro 1. Al respecto, cabe destacar que estas estrategias de gestin de las fbricas, enmarcadas en diferentes representaciones institucionales, encuentran intima relacin con el tipo de redes sociales en las cuales estn insertos quienes tienen capacidad de liderazgo y ejercen, por ende, un papel ms activo en las acciones desplegadas por estos trabajadores. As, las empresas agrupadas en los movimientos y federaciones: MNRE/ MNFRT/ FECOOTRA, cuentan con lderes procedentes del sindicalismo no burocrtico y del cooperativismo. Mientras que las empresas que tienen un mayor acercamiento a las normas tradicionales de la economa formal (reconocimiento de la deuda con los acreedores, compromiso fiscal, organizacin gerencial ms tradicional) se encuentran lideradas por FENCOOTER, dependiente de un organismo gubernamental, el Instituto Nacional de Economa Social. En tanto que aquellas empresas que se mueven bajo la consigna estatizacin bajo control obrero tienen una relacin fluida con militantes de partidos polticos para quienes el control obrero de las instituciones polticas y sociales es vital. Reflexiones acerca de una poltica pblica En un contexto de desmoronamiento de la sociedad salarial tradicional donde tener un trabajo resulta azaroso y donde el tejido social, en gran medida construido en torno a ella, se ha desarticulado de manera significativa, estas prcticas autogestivas cumplen un rol importante en la sociedad. Este grupo de trabajadores que persiguen recuperar empresas que se encuentran en proceso de quiebra, despliegan con sus prcticas cotidianas experiencias de reinsercin laboral como de reconstruccin y fortalecimiento de los soportes sociales, no slo en y entre las mismas cooperativas sino tambin en relacin con la sociedad y el Estado. De hecho, Robert Castel (2002) se pregunta cmo
Lavboratorio
se recompone la trama daada, en lo que hace al trabajo y vnculos sociales, y seala que la respuesta est en los colectivos de trabajo, que se trata de vencer la vulnerabilidad en masa. Sin embargo, as como son muchas las experiencias positivas que giran en torno a las fbricas recuperadas tambin son muchas las dificultades que presentan en su desempeo. Desde el Estado son varias las instituciones, en sus distintos niveles jurisdiccionales (nacional, provincial, municipal) que buscan regularizar la situacin legal de las mismas, acordar algn subsidio econmico o brindar asistencia tcnica. Tambin, muchas de las fbricas recuperadas se encuentran recibiendo asistencia tcnica por parte de profesionales, acadmicos y estudiantes universitarios para la resolucin de las distintas dificultades que presentan, aunque dicho apoyo no es continuo y sistemtico5 . De este modo, existen una serie de espacios y recursos estatales y acadmicos en otros -, destinados a la comprensin de esta nueva forma de organizacin econmica y social y al apoyo de la misma en sus nudos crticos para que pueda seguir su curso de accin. Si bien ello constituye una ventaja, la multiplicidad de acciones llevadas a cabo desde distintas instancias estatales y sin un mbito nico de coordinacin, lleva, segn lo indica la experiencia, a la superposicin/ duplicacin de acciones y, por ende, a un manejo ineficiente de los recursos humanos y econmicos del Estado como a un bajo impacto en los resultados esperados en el marco de una poltica pblica. De all que parece necesario que el Estado planifique y gestione una nueva poltica estratgica, desde una instancia de coordinacin, para las fbricas recuperadas que trascienda los lmites de lo inmediato, abordando las distintas dimensiones legales, sociales, econmicas, tributarias, etc. en un marco de articulacin con todos los actores involucrados, tanto gubernamentales como no gubernamentales. Siendo tambin necesario que esta intervencin gubernamental integral desde diferentes reas de gobierno aplique como principio bsico el estmulo a las prcticas que se desarrollan sin mayores distorsiones respecto de sus formas originales.
35
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Cuadro1
D im e n s i o n e s Empresas agrupadas en el MNRE/MNFRT/FECOOTRA Se enmarcan en una ley de expropiacin temporaria. Persiguen la adquisicin de la empresa sin hacerse cargo de la deuda empresaria origen. Para lo cual, la modificacin de la ley de quiebras es una consigna significativa. Demandan crditos/ subsidios para capital de trabajo. Algunas empresas han tenido una respuesta positiva al respecto. Empresas agrupadas en la FENCOOTER Segn el caso, estas empresas utilizan la indemnizacin que les corresponde a los trabajadores para pagar la empresa y pagan la deuda de la empresa de origen. Empresas con control obrero
Legal
Plantean estatizacin bajo el control de los trabajadores. No estn dispuestos a que los obreros paguen por ningn valor de la empresa
Capital de trabajo
Demandan crditos/ subsidios para capital de trabajo. Algunas empresas han tenido una respuesta positiva al respecto.
Demandan la estatizacin bajo control obrero. Esta consigna, supone que el Estado regulara los puntos de tensin inherentes a estas empresas. Las empresas no pagan monotributo.
36
Las empresas pagan monotributo luego de unos meses de entrar en funcionamiento. Las empresas pagan una prepaga una vez que comienzan a funcionar en niveles medianamente ptimos. As tambin, mediante el pago del monotributo tendran cubierto el acceso a una jubilacin. Retiros porcentuales diferenciados en funcin de las actividades y horas trabajadas, aunque las diferencias son pequeas. Cuentan con herramientas bsicas de gerenciamiento, dado que contratan profesionales, como por ejemplo contadores, y cuentan con un mnimo de empleados administrativos en algunos casos .
Seguridad social
A nivel sanitario, cuentan con la asistencia de mdicos independientes por el momento. Adems, algunas empresas cuentan, mediante convenio, con una clnica recuperada para el acceso a servicios bsicos. Retiros porcentuales iguales entre todos los trabajadores
Sus demandas remiten a un planteo muy general. Se presupone que el Estado regulara los puntos de tensin inherentes a estas empresas
D istribucin econmica
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Bibliografa
- Caputo, S. y Saavedra, L. (2003): Las Empresas autogestionadas por los trabajadores. Una nueva forma de organizacin econmica y social?. Revista Observatorio Social N:11. Economa Social . Bs. As. - Caputo, S y Saavedra, L (2003): La Experiencia de las Fbricas Recuperadas, Documento de trabajo. Seminario Taller La Economa Social en Argentina. Nuevas Experiencias y Estrategias de Institucionalizacin. UNSAM /JGM. 21 de Abril. Buenos Aires. - Carpintero, E. y Hernndez, M. Comps. (2002): Produciendo realidad. Las empresas comunitarias. Topa Editorial. Coleccin Fichas, en colaboracin con La Maza. Buenos Aires. - Castel, Robert (1997): La metamorfosis de la cuestin social. Paids, Buenos Aires. - Castel Robert (1998): Centralidad del Trabajo y Cohesin Social, en El mundo del trabajo, La Dcouverte, Pars. - Castel, Robert (2002): Seminario sobre Polticas Sociales: Procesos de Individuacin y fragilizacin de los soportes de la identidad frente a las transformaciones del capital y del trabajo. Instituto Nacional de Educacin Tcnica. 26 de setiembre. Buenos Aires. - Chavez, M. y Gomez, F. (2000): Estudio sobre la reconversin en los patrones de subjetividad vinculados al mundo laboral en la Argentina del 2000. El caso de los proyectos colectivos a travs el Pago nico del Ministerio de Trabajo y seguridad Social. IV Jornadas de Sociologa, UBA. Buenos Aires. - Garca Delgado (2003): Estado Nacin y Crisis del Modelo. El estrecho Sendero. Norma. Bs. As. - Orsatti, A. y Saavedra, L. Comps. (2003) Documentos de apoyo. Seminario Taller La Economa Social en Argentina. Nuevas Experiencias y Estrategias de Institucionalizacin. UNSAM/ JGM. 21 de abril. Buenos Aires. - Palomino, H, Pastrana, E y Agostini, S. (2002): El Movimiento de Empresas Recuperadas. Documento de Trabajo. Versin Preliminar. Ctedra de Relaciones de Trabajo de la Facultad de Ciencias Sociales- UBA. Buenos Aires. - Picchetti, V. y Xiques, M. (2003): Ocupacin de fbricas y construccin poltica. 6 Congreso Nacional de Estudios del Trabajo, 13-16 de agosto. Buenos Aires. - Salvia, A., Chavez, E. y Saavedra, L. (2002): Trayectorias econmicas y ocupacionales de trabajadores que adoptaron el Sistema de capitalizacin. Modalidad Pago nico. 1 Congreso Nacional de Polticas Sociales. Asociacin de Polticas Sociales/ Universidad Nacional de Quilmes. 31 de Mayo. Bs. As. - Singer Paul (2002): Recente Ressurreio da Economia Solidria no Brasil, (texto no editado). Brasil.
37
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
Notas:
1
Este trabajo constituye un resumen de algunas reflexiones alcanzadas en el marco de dos investigaciones. Una llevada a cabo junto con la Lic. Sara Caputo, Directora Ejecutiva de Observatorio Social, en el marco de un apoyo institucional brindado a una investigacin sobre algunas formas atpicas de trabajo llevada a cabo en la Jefatura de Gabinete de Ministros en septiembre/diciembre de 2002. La otra, actualmente en curso, en el marco del Equipo de Investigacin Economa Social y Desarrollo Local de FLACSO que coordina el Dr. Daniel Garca Delgado. 2 Para una mayor especificacin acerca de los criterios de seleccin de los casos remitirse a Caputo, S y Saavedra, L (2003): La Experiencia de las Fbricas Recuperadas, Documento de trabajo. Seminario Taller La Economa Social en Argentina. Nuevas Experiencias y Estrategias de Institucionalizacin. UNSAM /JGM. 21 de Abril. Buenos Aires. 3 Como experiencia similar en la Argentina se puede mencionar el control de los ritmos de produccin por parte de los trabajadores en la empresa General Motors y en la petroqumica PASA en la dcada del 70 (Palomino, Pastrana, Agostino; 2002). 4 Este sistema, establecido en la Ley Nacional de Empleo de 1991, permite el cobro en un solo pago del importe total del valor de las prestaciones correspondientes al Seguro de Desempleo. El Pago nico est orientado a impulsar la iniciativa de aquellos trabajadores que han identificado la posibilidad de generar su propio puesto de trabajo en emprendimientos de carcter asociativo nuevos o preexistentes. De esto modo, se intenta promover puestos de trabajo a los desocupados (ex trabajadores formales) beneficiados por dicha prestacin. 5 Como ser en el nivel nacional, el Ministerio de Trabajo va el Programa Pago nico persigue acordar alguna solucin a la cuestin econmica de las mismas. Adems, se form una Comisin de Trabajo con el Movimiento Nacional de Recuperacin de Empresas. Por su parte, el Ministerio de Desarrollo Social, mediante el Fondo de Capital Social (FONCAP), acompaa a estas fbricas con subsidios. As tambin, desde el Instituto Nacional de Economa Social (INAES), a travs de la Unidad Ejecutora de Empresas Recuperadas, se otorga apoyo para resolver los problemas jurdicos (estatutarios) de las cooperativas como las deficiencias contables y financieras. Asimismo, desde las instancias legislativas correspondientes a la Nacin, Provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires, se busca regularizar la situacin legal de las empresas recuperadas. Estas experiencias se mencionan a ttulo de ejemplo, para una mayor especificidad remitirse al Documento de trabajo: La Experiencia de las Fbricas Recuperadas, por Sara Caputo y Laura Saavedra. Seminario Taller La Economa Social en Argentina. Nuevas Experiencias y Estrategias de Institucionalizacin. Universidad Nacional de San Martn /Jefatura de Gabinete de Ministros. Buenos Aires, 21 de Abril de 2003.
38
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
39
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003
40
UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES SIMEL, REGIN BUENOS AIRES CARRERA DE SOCIOLOGA INSTITUTO DE INVESTIGACIONES GINO GERMANI
Lavboratorio
Ao 5 N 13 Primavera/Verano de 2003