6. Dussel, Enrique - 20 TESIS DE POLÍTICA txt

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veintiuno

editores

E stas veinte tesis sobre política van dirigidas prime-

ramente a los jóvenes, a los que deben comprender

que el noble oficio de la política es una tarea patriótica,

comunitaria, apasionante. Es verdad que la actividad po-

lítica se ha corrompido en gran medida, en particular

entre los países poscoloniales, porque nuestras élites polí-

ticas desde hace 500 años han gobernado para cumplir

con los intereses de las metrópolis de turno (España, Por-

tugal, Francia, Inglaterra y hoy Estados Unidos). Conside-

rar a los de abajo, a la comunidad política nacional, al

pueblo de los pobres, oprimidos y excluidos, es tarea que

cuenta con poca prensa y prestigio,

Por ello, ante la reciente experiencia

latinoamericana de una cierta “Prima-

vera política” que se viene dando des-

de el nacimiento de muchos nuevos

movimientos sociales (las “Madres de

Plaza de Mayo”, los “piqueteros”, los “Sin

tierra”, los “cocaleros”, las movilizaciones indíge-

nas de Ecuador, Bolivia, Guatemala, etc.), reunidos en el

Foro Social Mundial de Porto Alegre, y desde la elección

de Néstor Kirchner, de Tabaré Vázquez, de Luiz Inacio

“Lula” da Silva, de Hugo Chávez, de Evo Morales, sin

olvidarnos del EZLN y la figura emblemática del Sub

Marcos, entre tantos otros signos de esperanza, debe-

mos comenzar a crear una nueva teoría, una interpre-

tación coherente con la profunda transformación que


nuestros pueblos están viviendo.

Lo que viene es una nueva civilización transmoderna,

y por ello transcapitalista, más allá del liberalismo y del so-

cialismo real. El siglo xx1 exige gran creatividad. Es la hora

de los pueblos, de los originarios y los excluidos. La polí-

tica consiste en tener “cada mañana un oído de discípu-

lo”, para que los que “mandan manden obedeciendo”,

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PARA LA EDUCACIÓN DE ADULTOS.

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20 TESIS DE POLÍTICA

por

ENRIQUE DUSSEL

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PANÉRICA LATA Y EL CAR! editores


2

siglo xxi editores, s.a. de Cc. v.

CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310, MEXICO, D.F.

siglo xxi editores, S.a.

GUATEMALA 4824, C1425BUP, BUENOS AIRES, ARGENTINA

Jan

D87

2006

Dussel, Enrique

20 tesis de política / por Enrique Dussel. —

México : Siglo XXI : Centro de Cooperación

Regional para la Educación de Adultos en

América Latina y el Caribe, 2006.

174 p. — (Sociología y política)

ISBN 978-968-23-2626-4

1. Ciencia política. 2. Política gubernamental

I. t. II. Ser.

portada de maría luisa martínez passarge

primera edición, 2006

tercera reimpresión, 2010


O siglo xxi editores, s.a. de c.v.

en coedicion con el centro de cooperación

regional para la educación de adultos en

américa latina y el caribe (crefal)

isbn 978-968-23-2626-4

derechos reservados conforme a la ley

impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico

impreso en impresora gráfica hernández

capuchinas núm. 378

col. evolución, cp. 57700 edo. de méxico

PALABRAS PRELIMINARES

Estas veinte tesis sobre política van dirigidas primeramente a los

jóvenes, a los que deben comprender que el noble oficio de la política

es una tarea patriótica, comunitaria, apasionante. Es verdad que

la actividad política se ha corrompido en gran medida, en parti-

cular entre los países poscoloniales, porque nuestras élites polí-

ticas desde hace 500 años han gobernado para cumplir con los

intereses de las metrópolis de turno (España, Portugal, Francia,

Inglaterra y hoy Estados Unidos). Considerar a los de abajo, a la

comunidad política nacional, al pueblo de los pobres, oprimidos y

excluidos, es tarea qué cuenta con poca prensa y prestigio.

Por ello, ante la reciente experiencia latinoamericana de una

cierta “Primavera política” que se viene dando desde el nacimien-


to de muchos nuevos movimientos sociales (como las “Madres de

Plaza de Mayo” o los. “piqueteros”, los “Sin Tierra”, los “cocale-

ros”, las movilizaciones indígenas de Ecuador, Bolivia, Guatemala,

y tantos otros) reunidos en el Foro Social Mundial de Porto Ale-

gre, y desde la inesperada elección de Néstor Kirchner, de Tabaré

Vázquez, de Luiz Inacio “Lula” da Silva, de Hugo Chávez, de Evo

Morales, y de la perenne y proverbial figura del “abuelo” Fidel

Castro (que como el Viejo Vizcacha del Martín Fierro, y como el

zorro, “más sabe por viejo que por zorro”), entre los que no hay

que olvidar la figura simbólica del Sub Marcos, entre tantos otros

signos de esperanza, debemos comenzar a crear una nueva teoría,

una interpretación coherente con la profunda transformación

que nuestros pueblos están viviendo.

La nueva teoría no puede responder a los supuestos de la mo-

dernidad capitalista y colonialista de. los 500 años. No puede

partir de los postulados burgueses, pero tampoco de los del socia-

lismo real (con su imposible planificación perfecta, con el círculo

cuadrado del centralismo democrático, con la irresponsabilidad

ecológica, con la burocratización de sus cuadros, con el dogma-

tismo vanguardista de su teoría y estrategia, etc.). Lo que viene es

[7]
8 PALABRAS PRELIMINARES

una nueva civilización transmoderna, y por ello transcapitalista, más

allá del liberalismo y del socialismo real, donde el poder era un tipo

de ejercicio de la dominación, y donde la política se redujo a una

administración burocrática.

La “izquierda” (aquel lugar ocupado por grupos progresistas en

una de las asambleas de la Revolución francesa) exige una com-

pleta renovación ética, teórica y práctica. La izquierda gobernó

desde los Comités centrales o como oposición. Pasar a la respon-

sabilidad democrático política de ejercer un poder obediencial no

es tarea fácil; es intrínsecamente participativa; sin vanguardismos;

habiendo aprendido del pueblo el respeto por su cultura milena-

ria, por sus narrativas míticas dentro de las cuales ha desarrollado

su propio pensamiento crítico, sus instituciones que deben inte-

grarse a un nuevo proyecto.

El siglo XxI exige gran creatividad. Aun el socialismo, si toda-

vía tiene algún significado, deberá desarrollarse como indica Evo

Morales, también como una “revolución cultural” (y no es ya para

nada la de la China de 1966). Es la hora de los pueblos, de los

originarios y los excluidos. La política consiste en tener “cada ma-

ñana un oído de discípulo”, para que los que “mandan manden

obedeciendo”. El ejercicio delegado del poder obediencial es una

vocación a la que se convoca a la juventud, sin clanes, sin corrientes

que persiguen sus intereses corrompidos, y son corrompidos por

luchar por intereses de grupos y no del todo (sea el partido, sea el

pueblo, sea la patria, sea América Latina, sea la humanidad).

Además, estas 20 tesis situadas en un nivel abstracto deberán ir


ganando, con su desarrollo posterior, mayor concreción. Así las te-

sis 1 a 9 son las más simples, abstractas y fundamentales, sobre las

que se construye el resto. Como indicaba Marx, “hay que ascender

de lo abstracto a lo concreto”. Las tesis 11 a 20 son más complejas

y concretas, ya que integran la contradicción que supone que el

pueblo toma la palabra y entra a la acción como un actor colectivo.

En el futuro, nuevas tesis deberían situar estos niveles en un grado

aún mayor de complejidad y concreción, al tomar en cuenta la

integración del tema colonial, poscolonial, las metrópolis y el im-

perio, y la lucha de liberación contra esas fuerzas internacionales,

desde la pluralidad multicultural. Aún cabrían otras tesis, donde

en un máximo de complejidad entren a jugar los procesos de do-

PALABRAS PRELIMINARES 9

minación y alienación en todos los niveles, y cuando los principios

normativos pueden enfrentarse y hay que elegir unos ante otros

(dentro de la inevitable incertidumbre), y esto porque los pueblos

no actúan como sujetos puros, sino como bloques contradictorios,

que frecuentemente en la historia traicionan sus reivindicaciones

más profundas. ¿Cómo pudieron elegir pueblos enteros a Hitler,

G.W. Bush o gobiernos como los de Menem o Fujimori (porque

el de Salinas no fue electo, sino que significó una vulgar usurpa-

ción)?"

ENRIQUE DUSSEL

CERCA DE ANENECUILCO, MORELOS,

24 de marzo de 2006

"Todo este libro es la síntesis, y al mismo tiempo la introducción, a una obra en


tres volúmenes que se comienza a editar en 2007 (Dussel, 2007).
INTRODUCCIÓN

[1.01] Para entender lo político (como concepto), la política

(como actividad), es necesario detenerse en analizar sus momen-

tos esenciales, En general el ciudadano, el político por profesión

o vocación, no han tenido posibilidad de meditar pacientemente

el significado de su función y responsabilidad política. En esta Pri-

mera partese trata de estudiar los diversos momentos de lo político,

sus niveles y esferas, y en especial en tiempo de tanta corrupción, la

cuestión de los principios normativos de la política. Una vez que

hayamos dado cuenta en abstracto de los momentos mínimos de

lo político, podremos ascender a un nivel más concreto, conflicti-

vo y crítico (que será el tema de la Segunda parte).

(11]
Tesis 1

LA CORRUPCIÓN DE LO POLÍTICO. EL “CAMPO

POLÍTICO”. LO PÚBLICO Y LO PRIVADO

[1.1] La corrupción de lo político

[1.11] Habría que intentar en primer lugar debatir sobre lo que

lo político “no es”, para despejar el campo positivo. Lo político

no es exclusivamente ninguno de sus componentes, sino todos en

conjunto. Una casa no es sólo una puerta, ni sólo una pared, ni un

" techo, etc. Decir que la política es uno de sus componentes aisla-

damente es una reducción equivocada. Hay que saber describirla

como totalidad. Pero además, en totalidad, hay malas casas, casas

que no permiten vivir bien, que son demasiado pequeñas, o inúti-

les, etc. De la misma manera en lo político. Con esto queremos in-

dicar, entonces, que será necesario considerar todas las tesis, hasta

la 20, para haber recorrido un mínimo número de determinacio-

nes, que nos puedan mostrar el “concepto de lo político”.

[1.12] Lo político como tal se corrompe como totalidad, cuando

su función esencial queda distorsionada, destruida en su origen,

en su fuente. Anticipando a lo que después explicaremos [>5],!

es necesario al que se inicia en la reflexión de lo que sea lo políti-

co prestar atención a su desvío inicial, que haría perder completa-

mente el rumbo de toda acción o institución política.

[1.13] La corrupción originaria de lo político, que denomina-

remos el fetichismo del poder [+5], consiste en que el actor polí-

tico (los miembros de la comunidad política, sea ciudadano o

representante) cree poder afirmar a su propia subjetividad o a

la institución en la que cumple alguna función (de allí que pue-


da denominarse “funcionario”) —sea presidente, diputado, juez,

gobernador, militar, policía [+"7-8]— como la sede o la fuente del

* La flecha [>] indica el parágrafo de este trabajo en el que se explica el

asunto.

[131
14 INTRODUCCIÓN

poder político. De esta manera, por ejemplo, el Estado se afirma

como soberano, última instancia del poder; en esto consistiría el

fetichismo del poder del Estado y la corrupción de todos aquellos

que pretendan ejercer el poder estatal así definido. Si los miem-

bros del gobierno, por ejemplo, creen que ejercen el poder desde

su autoridad autorreferente (es decir, referida a sí mismos), su

poder se ha corrompido.

[1.14] ¿Por qué? Porque todo ejercicio del poder de toda ins-

titución (desde el presidente hasta el policía) o de toda función

política (cuando, por ejemplo, el ciudadano se reúne en cabildo

abierto o elige un representante) tiene como referencia primera y

última al poder de la comunidad política [>3-4] (o del pueblo, en sen-

tido estricto +11). El no referir, el aislar, el cortar la relación del

ejercicio delegado del poder determinado de cada institución políti-

ca (flecha a del esquema 2.1) con el poder político de la comunidad

(o pueblo) (ylecha by c) absolutiza, fetichiza, corrompe el ejercicio

del poder del representante en cualquier función (dy e).

[1.15] La corrupción es doble: del gobernante que se cree sede

soberana del poder, y de la comunidad política que se lo permi-

te, que lo consiente, que se torna servil en vez de ser actora de

la construcción de lo político (acciones —+6, instituciones —7-8,

principios —+9-10). El representante corrompido puede usar un po-

der fetichizado por el placer de ejercer su voluntad, como vana-

gloria ostentosa, como prepotencia despótica, como sadismo ante

sus enemigos, como apropiación indebida de bienes y riquezas.

No importa cuáles aparentes beneficios se le otorguen al gober-

nante corrompido, lo peor no son los bienes mal habidos, sino


el desvío de su atención como representante: de servidor o del

ejercicio obediencial [>4] del poder a favor de la comunidad se ha

transformado en su esquilmador, su “chupasangre”, su parásito, su

debilitamiento, y hasta en su causa de extinción como comunidad

política. Toda lucha por los propios intereses de un individuo (el

dictador), de una clase (como la burguesa), de una élite (como

los criollos), de una “tribu” (herederos de antiguos compromi-

sos políticos), son corrupción política.

LA CORRUPCIÓN DE LO POLÍTICO 15

[1.2] El campo político

[1.21] Todo lo que denominamos político (acciones, instituciones,

principios, etc.) tienen como espacio propio lo que llamaremos

campo político. Cada actividad práctica (familiar, económica, depor-

tiva, etc.) tiene también su campo respectivo, dentro del cual se

cumplen las acciones, sistemas, instituciones propias de cada una

de estas actividades.

[1.22] Usaremos el concepto de campo en un sentido aproxima-

do al de Pierre Bourdieu.? Esta categoría nos permitirá situar los

diversos niveles o ámbitos posibles de las acciones y las institúcio-

nes políticas, en las que el sujeto opera como actorde una función,

como participante de múltiples horizontes prácticos, dentro de

los cuales se encuentran estructurados además numerosos sistemas

y subsistemas —en un sentido semejante al de N. Luhmann.? Estos

campos se recortan dentro de la totalidad del “mundo de la vida

cotidiana”.* Nos interesarán especialmente los campos prácticos.

[1.23] El sujeto, entonces, se hace presente en dichos campos


situándose en cada uno de ellos funcionalmente de diversa ma-

nera. El sujeto es la S del esquema 1.2, que aparece en los campos

A, B, C, D y N (como hemos dicho, en un campo familiar, de la

vida de barrio o aldea, del horizonte urbano, o de los estratos so-

ciales, de la existencia económica, deportiva, intelectual, política,

artística, filosófica, y así indefinidamente). El mundo cotidiano no

es la suma de todos los campos, ni los campos son la suma de los

sistemas, sino que los primeros (el mundo, el campo) engloban y

sobreabundan siempre a los segundos (los campos o sistemas),

como la realidad siempre excede todos los posibles mundos, cam-

pos o sistemas, porque al final, los tres, se abren y se constituyen

? Véase de Pierre Bourdieu sobre el “campo”, Questions de Sociologie (Bourdieu,

1984); L'Ontologie politique de Martin Heidegger (Bourdieu, 1989); Les Régles de l'Art.

Genese et Structure du Champ Littéraire (Bourdieu, 1992).

3 Sobre Luhmann véanse sus obras Die Politik der Gesellschaft (Luhmann, 2000)

y Poder (Luhmann, 1995).

* El “mundo de la vida cotidiana” (Lebenswelt) no es el “en-donde” los sistemas

colonizan, sino que es el todo dentro del cual hay sistemas componentes de la

misma “vida cotidiana”.


16 INTRODUCCIÓN

como dimensiones de la intersubjetividad. Y esto es así porque los

sujetos están inmersos ya desde siempre en redes intersubjetivas,

en múltiples relaciones funcionales en las que juegan el lugar de

nodos vivientes y materiales insustituibles.£ No hay campos ni siste-

mas sin sujetos (aunque puede considerarse a un sistema analítica

y abstractamente como si no tuviera sujeto).

ESQUEMA 1.1

DIVERSA EXTENSIÓN DE LAS CATEGORÍAS

Mundo > Campo > Sistemas e > Acción

existencial político instituciones” estratégica

Lógica onto- Lógica del Factibilidad Factibilidad,

lógica poder permanente contingente.

Lógica de la Lógica de lo

entropía contingente

(Nivel B)? (Nivel A)

[1.24] Todo campo político es un ámbito atravesado por fuerzas,

por sujetos singulares con voluntad, y con cierto poder. Esas vo-

luntades se estructuran en universos específicos. No son un simple

agregado de individuos, sino de sujetos intersubjetivos, relaciona-

dos ya desde siempre en estructuras de poder o instituciones de

mayor o menor permanencia. Cada sujeto, como actores un agente

que se define en relación a los otros.

5 Véase Manuel Castells, en el volumen 1: La sociedad red, de su obra La era de la

información: Economía, sociedad y cultura (Castells, 2000).


$ Véanse muchas definiciones sobre “subjetividad”, “intersubjetividad”, etc.,

en mi trabajo “Sobre el sujeto y la intersubjetividad”, en Hacia una filosofía política

crítica (Dussel, 2001, pp. 319ss).

7 Hay muchos campos en un mundo.

$ Hay muchos sistemas e instituciones en un campo, En esta obra un sistema

podrá incluir muchas instituciones. El sistema semánticamente tiene mayor am-

plitud que lo meramente institucional. Hablaremos, por ejemplo, de un sistema

de instituciones (p.e. el Estado). La institución puede ser un micro-sistema o un

sub-sistema. A veces, sin embargo, usamos indistintamente “institucionalización”

por “sistematización” (en este caso sistema e institución serían semánticamente

intercambiables).

* En nuestra terminología el “Nivel C” será el de los “principio implícitos” [=>

9-10], que rigen en los “Niveles A” y “B” [6-8].

LA CORRUPCIÓN DE LO POLÍTICO 17

[1.25] El mundo de cada uno, o el nuestro, está compuesto por

múltiples campos. Cada campo, por su parte, puede estar atravesado

por otros; lo mismo que el campo por diversos sistemas. El suje-

to sabe cómo comportarse en todos ellos; tiene mapas cerebrales

para cada uno de ellos lo cual le ha valido un largo aprendizaje del

poder moverse sin cometer errores prácticos, de lo que no tiene senti-

do desde del horizonte hermenéutico que cada campo supone.

[1.26] Cada campo tiene grupos de intereses, de jerarquización,

de maniobras; con sus respectivas expresiones simbólicas, imagi-

narias, explicativas. Se puede efectuar entonces una topografía o

mapa de las diversas fuerzas emplazadas, con respecto a las cuales


el sujeto sabe actuar. Pero dicho campo no es sólo un texto para ser

leído (como opinaría P. Ricoeur), ni simbolos a ser decodificados,

ni imaginarios para ser interpretados; son igualmente acciones

puestas con finalidades, repetidas en instituciones, estructuradas

en consensos, alianzas, enemistades. Son estructuras prácticas de

poder de la voluntad y narrativas para ser conocidas por la razón

práctica intersubjetiva.

[1.27] El campo es ese espacio político de cooperación, de coin-

cidencias, de conflictos. No es entonces la estructura pasiva (del

estructuralismo), sino un ámbito de interacciones, que no sólo

se distingue de la lógica de la mecánica cartesiana, newtoniana o

einsteiniana, sino que se aproxima más a la lógica de la termodi-

námica de la teoría de la complejidad, con relaciones bifurcadas

(o plurifurcadas) de causa-efecto no lineales sociales, políticas.

[1.28] Todo campo está delimitado. Lo que queda fuera del cam-

po es lo que no le compete; lo que queda dentro es lo definido

como componente por las reglas que estructuran las prácticas

permitidas dentro del campo. Los límites definen la superficie que

fija la esfera del cumplimiento normativo de su contenido, dife-

renciando lo posible de lo imposible:** “Estamos obligados a decir

que el objetivo político de la guerra está situado realmente fuera de

la esfera de la guerra”.* De manera que tanto el campo político

19 Lo “imposible” es aquello que supera el horizonte del campo y lo transforma

en otra práctica.

1 K. von Clausewitz, De la guerra, L.I, cap. 2 (Clausewiiz, 1999, p. 26).


18 INTRODUCCIÓN

como el de la guerra son diferentes, y sin embargo el actor puede

cruzarse de uno a otro en un instante.

[1.29] Todo campo tiene diversos sistemas. El campo político pue-

de estar institucionalizado por un sistema liberal o socialista real, o

por el sistema de participación creciente (como lo intenta la Revo-

lución bolivariana de Venezuela o la de Evo Morales en Bolivia).

Así como los campos se cruzan (el campo económico puede cruzar al

político), los sistemas de cada campo pueden a su vez cruzarse entre

ellos (el sistema capitalista puede cruzarse con el sistema liberal o

con un sistema poscolonial de élites formadas en la dependencia

política). La burguesía, con la Revolución inglesa del siglo xvi,

creó un sistema político parlamentario que le permitió desarro-

llar el sistema capitalista económico hasta alcanzar la' revolución

industrial (sistema tecnológico subsumido materialmente dentro

del sistema capitalista). Como puede verse estas distinciones son

mucho más adecuadas que la “instancia” de L. Althusser —pésima

interpretación del marxismo standard.

ESQUEMA 1.2

EL SUJETO (5) ES ACTOR EN DIVERSOS CAMPOS

Ss

Aclaración al Esquema 1.2. A, B, C, D, N son diversos campos prácticos (fa-

miliar, económico, deportivo, político, etc.). El sujeto (S) los atraviesa cum-

pliendo en cada uno de ellos funciones diferenciadas.

LA CORRUPCIÓN DE LO POLÍTICO 19
[1.3] Lo privado y lo público

[1.31] Lo privadopúblico”? son diversas posiciones o modos del

ejercicio de la intersubjetividad. La intersubjetividad contiene

ante sus ojos a] la trama desde donde se desarrolla la objetividad

de las acciones y las instituciones (como el contexto de la existen-

cia y del sentido), y es también b] un a priori de la subjetividad (ya

que siempre es un momento constitutivo anterior, génesis pasiva).

El matrimonio monógamo, por ejemplo, es una institución social

objetiva (ante la conciencia como un objeto), y es al mismo tiempo

(en referencia a la madre y el padre concretos de la subjetividad

del hijo) lo que está debajo y antes constituyendo la propia subjeti-

vidad del niño. La democracia es una institución política objetiva,

que origina al mismo la subjetividad tolerante de los ciudadanos

desde la cuna, como supuesto subjetivo, Es decir, toda subjetividad

es siempre intersubjetiva.

[1.32] Se denominará frivado el accionar del sujeto en una po-

sición intersubjetiva tal que se encuentre protegido de la presen-

cia, de la mirada, del ser agredido por los otros miembros de los

múltiples sistemas intersubjetivos de los que forma parte. Sería

una práctica externa al campo político. En la relación privada hay

siempre participantes (al menos dos) que no hacen perder al otro

el carácter de privada de la relación. Son los participantes de la

esfera de los “próximos”, de los “nuestros”, de los “propios”, de

los “habituales”, de los “familiares”. Es por ello por lo que, sisté-

mico-institucionalmente, se habla frecuentemente de la familia,

de los que se encuentran “para-adentro” de las paredes del hogar;

paredes que nos separan de lo “extraño”, “ajeno”, “exterior”: de

los “elementos”, de lo “peligroso”, que debió aterrorizar en los


tiempos primitivos al ser humano.

Y “Lo público” viene del latín. Publica significa las “rentas del Estado”; publico

(como verbo), en cambio, es “confiscar adjudicando al fisco un tesoro común”;

Publicum significa el tributo, el subsidio, y el lugar o territorio donde se pone lo

común del Estado. De allí la respublica (genitivo reipublicae) son “los bienes de la

comunidad”, en primer lugar; y, por extensión, todo lo común a la comunidad,

los lugares de las acciones comunitarias. En castellano lo “público” es “lo sabido y

visto por todos” (Moliner, 1992, vol. 2, p. 876).


20 INTRODUCCIÓN

[1.53] Lo público, por el contrario, es el modo que el sujeto

adopta como posición intersubjetiva en un “campo con otros”;

modo que permite la función de “actor”, cuyos “papeles” o accio-

nes se “representan” ante la mirada de todos los otros actores, papeles

definidos desde el relato o narrativa fundante (el libreto comple-

to) de un cierto sistema político. “Entrar” en la “esfera pública” es

“salir” de una esfera privada (privacidad donde deja de darse la

escenografía del “teatro”, del ser actor y del cumplir papeles; aun-

que los habrá, de alguna manera, en la esfera privada). Hay en-

tonces “limites”, “líneas”, umbrales, que continuamente se están

atravesando, sobrepasando, entrecruzando como cumplimiento

de las reglas o como trasgresiones. Lo público.es el ámbito de lo

ostensible, y por ello el lugar más público imaginado posible es el

de la asamblea política de los representantes —vistos y observados

responsablemente por los representados, que juzgan con dere-

cho si son correctamente representados en sus intereses. Desde

el “ágora” griega o el “magno consejo” de Venecia, la política es

sinónimo de “lo público”.

[1.34] Lo obrado por el político (en cuanto tal) en la oscuri-

dad no-pública (que unos videos pueden poner públicamente a

la vista de todos) es corrupción (en tanto oculta al representado,

a la comunidad, actos no justificables a la luz pública). Por su

parte, la “opinión pública” es el medio donde se alimenta lo

público político.

PRIMERA PARTE

EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE


[2.01] En esta Primera parte se trata de describir los momentos ar-

quitectónicos de todo orden político posible, exponiendo lo mí-

nimo suficiente, lo necesario. Todo lo aquí descrito forma como

el fundamento que será deconstruido en la Segunda parte [>11ss].

No se nos acuse por anticipado de ser un mero pensamiento

conservador, no conflictivo, pasivo. Se trata de tomar conciencia

de los niveles y esferas de la arquitectónica política, que se des

pliegan en el campo político desde una noción radical de poder

político [—>2-4].

[21]
Tesis 2

EL PODER POLÍTICO DE LA COMUNIDAD COMO POTENTIA

[2.1] La “voluntad-de-vivir”

[2.11] El ser humano es un ser viviente. Todos los seres vivientes

animales son gregarios; el ser humano es originariamente comu-

nitario. En cuanto comunidades siempre acosadas en su vulne-

rabilidad por la muerte, por la extinción, deben continuamente

tener una ancestral tendencia, instinto, querer permanecer en la

vida. Este querer-vivir de los seres humanos en comunidad se de-

nomina voluntad. La voluntad-de-vida es la tendencia originaria de

todos los seres humanos —corrigiendo la expresión trágica de A.

Schopenhauer, la dominadora tendencia de la “voluntad-de-po-

der” de Nietzsche o de M. Heidegger.

[1.12] En la modernidad eurocéntrica, desde la invasión y la

posterior conquista de América en 1492, el pensamiento político

ha definido por lo general el poder [>]? como dominación [>],

ya presente en N. Maquiavelo, Th. Hobbes, y tantos otros clási-

cos, incluyendo a M. Bakunin, L. Trotski, V. L Lenin o M. Weber

—cada uno con diferencias conceptuales importantes—. Por el

contrario, los movimientos sociales actuales necesitan tener desde

el comienzo una noción positiva de poder político (sabiendo que

frecuentemente se fetichiza, se corrompe, se desnaturaliza como

dominación). La “voluntad-de-wivir” es la esencia positiva, el con-

tenido como fuerza, como potencia que puede mover, arrastrar,

impulsar. En su fundamento la voluntad nos empuja a evitar la

muerte, a postergarla, a permanecer en la vida humana.

l Véase Dussel, 1998, cap. 1. :


* La flecha sin número alguno indica que la palabra puede buscarse al final

de este trabajo en el Índice de materias, para ver las referencias que expliquen su

contenido significativo,

[23]
24 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

[2.13] Para ello el viviente debe empuñar o inventar medios

de sobrevivencia para satisfacer sus necesidades. Necesidades que

son negatividades (el hambre es falta de alimento, la sed falta de bebi-

da, el frío falta de calor, la ignorancia falta de saber cultural, etc.) que

deben ser negadas por satisfactores (el alimento niega el hambre:

negación de la previa negación o afirmación de la vida humana).

[2.14] Poder empuñar, usar, cumplir los medios para la sobrevi-

vencia es ya el poder. El que no-puedele falta la capacidad o facultad

de poder reproducir o aumentar su vida por el cumplimiento de

sus mediaciones. Un esclavo no tiene poder, en el sentido que no-

puede desde su propia voluntad (porque no es libre o autónomo)

efectuar acciones o funciones institucionales en nombre propio y

para su propio bien. cl

[2.15] En este sentido, en cuanto al contenido y a la motivación

del poder, la “voluntad-de-vida” de los miembros de la comunidad,

o del pueblo, es ya la determinación material fundamental de la

definición de poder político. Es decir, la política es una actividad

que organiza y promueve la producción, reproducción y aumento

de la vida de sus miembros. Y en cuanto tal podría denominarse

“voluntad general” —en un sentido más radical y preciso que el

de J. J. Rousseau.

[2.2] El “consenso racional”

[2.21] Pero las voluntades de los miembros de la comunidad po-

drían dispararse cada una en la consecución de sus intereses pri-

vados, múltiples, contrapuestos, y de esta manera la potencia o


fuerza de la voluntad de uno anularía la del otro, y daría como

resultado la impotencia. Por el contrario, si las voluntades pudieran

aunar sus objetivos, sus propósitos, sus fines estratégicos, alcanza-

rían (sumando orgánicamente sus fuerzas como una “voluntad-

de-vivircomún”) mayor potencia.

[2.22] La posibilidad de aunar la fuerza ciega de la voluntad

es la función propia de la razón práctico-discursiva. La comunt-

dad, como comunidad comunicativa, lingúística, es en la que sus

miembros pueden darse razones unos a otros para llegar a acuer-

dos. Mediante el uso de argumentos de los más diversos tipos (que

EL PODER POLÍTICO DE LA COMUNIDAD COMO POTENTIA 25

pueden ser relatos míticos, expresiones artísticas como el teatro,

O hasta las más abstractas formulaciones explicativas científicas)

como expresión retórica pública en referencia a la comunidad de

voluntades, y cuando el ciudadano participa simétricamente, se

puede llegar a consensos, a veces no intencionales sino aceptados

por tradición y no por ello menos vigentes, que producen la con-

vergencia de las voluntades hacia un bien común. Esto es lo que

podemos denominar propiamente “poder político”.

[2.23] Ese consenso —consensus populi lo llama Bartolomé de

Las Casas, defendiendo a los indígenas del Perú contra los en-

comenderos allá por 1546— no puede ser fruto de un acto de

dominación o violencia, donde se obligara a las voluntades a negar

su “querervivirpropio” a favor del “querervivirdelsoberano” (el

Rey), como lo proponía Th. Hobbes. En ese caso el poder políti-

co quedaba debilitado al extremo de que sólo contaba una sola

voluntad activa, creadora, la del único actor (el Rey como Estado,
como Leviatán despótico), y cada ciudadano negaba su voluntad.

Sin el fundamento de la voluntad decidida de los ciudadanos, de

la comunidad política, del pueblo, el que ejerce el poder queda él

mismo debilitado, como tomado de la brocha y sin la escalera que

necesita el pintor. El consenso debe ser un acuerdo de todos los par-

ticipantes, como sujetos, libres, autónomos, racionales, con igual

capacidad de intervención retórica, para que la solidez de la unión

de las voluntades tenga consistencia para resistir a los ataques y

crear las instituciones que le den permanencia y gobernabilidad.

[2.24] Es entonces, un “poder comunicativo” (aproximadamen-

te como lo describe Hannah Arendt). Cuando más participación

hay de los miembros singulares en la comunidad de vida, cuando

más se cumplen las reivindicaciones particulares y comunes, por

convicción razonada, el poder de la comunidad, el poder del pueblo,

se transforma en una muralla que protege, y en un motor que

produce e innova.

[2.25] El liberalismo afirmó la prioridad de este momento for-

mal de autonomía y libertad de los ciudadanos (desde J. Locke);

las políticas de derecha afirmaron la primacía de la voluntad, un

vitalismo más o menos irracionalista (como en el caso de C. Sch-

mitt). Hay que articular ambas determinaciones por mutua cons-

titución sin última instancia.


26 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

[2.3] La factibilidad del poder

[2.31] Pero las voluntades de los miembros de la comunidad uni-

da consensualmente no son suficientes para terminar de describir

el poder político. Es necesaria todavía una última determinación.

[2.32] Para poseer la facultad del poder la comunidad debe po-

der usar mediaciones, técnico-instrumentales o estratégicas, que

permitan empíricamente ejercer la dicha voluntad-de-vivir desde

el consenso comunitario (o popular). Si una comunidad política,

por ejemplo, es atacada por otra, deberá poder resistir el ataque

del enemigo con instrumentos y estrategia militares. Si una co-

munidad tiene una crisis de hambruna, deberá poder desarrollar

los sistemas agrícolas adecuados para proveer de alimentación a

la población (como exigía Aristóteles en su Política). Si descubre

un grado bajo de recuerdo de sus tradiciones culturales, deberá

impulsar una política educativa, artística, de investigaciones his-

tóricas para que la comunidad, el pueblo, recupere la conciencia

de su identidad cultural (sub-estera material central de la política,

como veremos [->7]), momento igualmente esencial de la unidad

de las voluntades como poder.

[2.33] La factibilidad estratégica, es decir, la posibilidad de llevar

a cabo con la razón instrumental y empíricamente los propósitos

de la vida humana y su aumento histórico, dentro del sistema de

legitimación que se haya desarrollado, y de las instituciones (mi-

cro-sociales o macro-políticas) que hacen por su parte posibles las

otras dos esferas, es entonces la tercera determinación constituti-

va del poder político.


[2.34] El poder político no se toma (como cuando se dice: “-¡In-

tentaremos por una revolución la toma del poder del Estado!”). El po-

der lo tiene siempre y solamente la comunidad política, el pueblo.

Lo tiene siempre aunque sea debilitado, acosado, intimidado, de

manera que no pueda expresarse. El que ostenta la pura fuerza,

la violencia, el ejercicio del dominio despótico o aparentemente

legítimo (como en la descripción del poder en M. Weber), es un

poder fetichizado, desnaturalizado, espurio [>5], que aunque se

llame poder consiste por el contrario en una violencia destructora

de lo político como tal —el totalitarismo es un tipo de ejercicio de la

fuerza por medios no políticos, policiacos o cuasi-militares, que no

EL PODER POLÍTICO DE LA COMUNIDAD COMO POTENTIA 27

puede despertar en los ciudadanos la adhesión consensual fuerte

de voluntades movidas por razones de libres que constituye pro-

piamente el poder político.

[2.35] Denominaremos entonces potentia al poder que tiene la

comunidad como una facultad o capacidad que le es inherente a

un pueblo en tanto última instancia de la soberanía, de la auto-

ridad, de la gobernabilidad, de lo político. Este poder como po-

tentía, que como una red se despliega por todo el campo político

siendo cada actor político un nodo (usando las categorías de M.

Castells), se desarrolla en diversos niveles y esferas, constituyendo

así la esencia y fundamento de todo lo político, Podría decirse que lo

político es el desarrollo del poder político en todos sus momentos.

ESQUEMA 2.1

DE LA POTENTIA A LA POTESTAS
? [Apariencia fenoménica]

negativa) d Potestas b (positi

positiva)

Poder (como ejercicio delegado del poder) Poder

fetichizado El ente determinado (Da-sein) “obediencial”

Poder político institucional

e a Cc

Potentia

(como poder consensual, con auctoritas)

El ser in-determinado (Sejn) en-sí

[Fundamento]

Aclaración al Esquema. a. Disyunción o desdoblamiento originario (ontológi-

co)? del poder primero (potentia) de la comunidad política que instituye la

* Hegel hubiera llamado a este distanciamiento la Diremtion, Entzweiung o Expli-

catio del Poder político. El poder originario (potentia) en cuanto tal es indetermi-

nado (todavía no-algo) y como tal sin “falta” alguna, pero también sin existencia

real ni empírica. El simple paso a la mínima institucionalización u organización

de alguna función heterogénea de un miembro con respecto al otro produce

ya una “determinación” (el “serahí”: el Da-sein) y comienza la posibilidad de

la existencia real, pero, al mismo tiempo, la posibilidad de la “distancia” del

representante al representado, de la institución al institucionalizado, del ejercicio

delegado del poder (potestas) que no es ya simplemente el poder consensual “de

abajo” mismo (potentig).


28 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

delegación del ejercicio del poder por instituciones y representantes (potes-

tas) (“los que mandan”). b. Ejercicio positivo del podes como OS

de la potentia. c. Los que “mandan obedeciendo (poder obediencial). d. Feti-

chización de la potestas (se afirma a sí misma como origen soberano del poder

sobre la potentia). e. El poder se ejerce como dominación o debilitamiento de

la potencia: los que “mandan mandando”. a-b-c: circulación del poder como

regeneración. a-d-e: círculo corrupto del poder.

Tesis 3

EL PODER INSTITUCIONAL COMO POTESTAS

[3.1] El poder como “potestas”

[3.11] El poder es una facultad, una capacidad, que se tieneo no se tiene,

pero con precisión nunca se toma. Los que pueden asaltarse, tomarse,

dominarse son los instrumentos o las instituciones que consisten en

las mediaciones de su ejercicio (como cuando se dice en la Revolu-

ción francesa: “La toma de la Bastilla”, que era una cárcel, edificio de

la institución jurídico-punitiva del Estado monárquico absolutista).

[3.12] Por el contrario, el sujeto colectivo primero y último del

poder, y por ello soberano y con autoridad propia o fundamental,

es siempre la comunidad política, el pueblo. No hay ningún otro

sujeto del poder que el indicado. ¡Ningún otro!

[5.13] La potentia [2] es entonces el punto de partida. Pero el

mero poder de la comunidad, aunque sea el fundamento último,

no tiene todavía existencia real, objetiva, empírica. La mera volun-

tad consensual factible de la comunidad permanece inicialmente


indeterminada, en-sí, es decir, es como la semilla, que poseyendo en

potencia el árbol futuro, todavía no es un árbol, ni tiene raíces, ni

tallo, ni ramas, ni frutos. Podrá tenerlos, pero todavía no los tiene.

La semilla es un árbol en-sí, no habiéndose desplegado, realizado,

crecido, aparecido a la luz del mundo. De la misma manera el

poder como potentia (en su doble sentido de fuerza y de ser una

posibilidad futura), aunque sea el fundamento de todo poder po-

lítico, si no fuera actualizada (por medio de la acción política con

poder) o institucionalizada (por medio de todas las mediaciones

políticas para poder cumplir las funciones de lo político), queda-

ría en potencia, como una mera posibilidad inexistente.

[3.14] Si la potentia es el poder en-sí, la potestas es el poder fuera-

desí (no necesariamente todavía en para-sí, como retorno). Esa

escisión ontológica originaria la hemos representado por la flecha

a del esquema 2.1. El proceso de pasaje de un momento funda-

[29]
30 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

mental (potentia) a su constitución como poder organizado (potes-

tas), comienza cuando la comunidad política se afirma a sí misma

como poder instituyente (todavía no instituido, como sugiere C.

Castoriadis). Decide darse una organización heterogénea de sus

funciones para alcanzar fines diferenciados. En el clan primitivo

(y ni aun ahí) podía haber una cierta indiferenciación originaria:

todos podían cumplir todas las funciones (ya que no exigían de-

masiada experiencia técnica, y había pocos desarrollos). Ante la

complejidad política del neolítico, con la aparición de las ciuda-

des que exigen inmensa cantidad de oficios, la política crea múlti-

ples instituciones (aparece el poder como potestas).

[3.15] La necesaria institucionalización del poder de la comu-

nidad, del pueblo, constituye lo que denominaremos la potestas. La

comunidad institucionalizada, es decir, habiendo creado media-

ciones para su posible ejercicio, se escinde de la mera comunidad

indiferenciada. Esta escisión entre potentia y potestas (con B. Spino-

za y A. Negri, pero al mismo tiempo más allá de ellos), entre a] el

poder de la comunidad política como sede, origen y fundamento

(el nivel oculto ontológico) y b] la diferenciación heterogénea de

funciones por medio de instituciones que permiten que el poder

se haga real, empírico, factible, que aparezca en el campo político

(como fenómeno), es necesaria, y marca la aparición prístina de

la política, siendo al mismo tiempo el peligro supremo como ori-

gen de todas las injusticias y dominaciones. Gracias a esta escisión

todo servicio político será posible, pero también toda corrupción

u opresión inicia su carrera incontenible. El ser deviene el ente, y

entra a la historia de la justicia y sus opuestos. El anarquista sue-

ña con el paraíso perdido del poder indiferenciado en-sí de la


potentia (donde no hay posible injusticia); el conservador adora

el poder fijado y dominado como potestas (y en tanto se ejerce el

poder institucionalizado como dominación). La política será la

larga aventura del uso debido (o corrompido) de la potestas. El

noble oficio de la política es una posibilidad que se abre desde esta

escisión primera (indicada en la flecha a en dirección a la flecha b

del esquema 2.1); la otra posibilidad es el corrompido oficio idolá-

trico del poder como potestas autorreferente, que siempre termina

por esquilmar al pueblo (en el proceso que inicia la flecha d y que

culmina con la flecha e del mismo esquema).

EL PODER INSTITUCIONAL COMO POTESTAS 31

[3.2] El ejercicio “delegado” de poder

[3.21] El poder lo tiene sólo y siempre en potencia la comunidad

política, el pueblo. Deviene real gracias a la institucionalización

(potestas), mediando, claro está, la acción estratégica [>6] que

como tal es el momento agente pero no el término estabilizador

histórico. Es decir, el ejercicio del Poder siempre es un momento de

la potestas, o de las funciones fijadas por las instituciones [>7], ya

que cuando se actúa, aun en el caso inicial de un poder constituyente

(que es la potentia como poder instituyente en acto de querer darse

una Constitución jurídica), la acción política estratégica (de todo

lo conducente a convocar a los representantes que se reunirán

en la Asamblea constituyente) queda de alguna manera enmarca-

da por la institución natural democrática —tal como la describía

Francisco Suárez—,! porque, en efecto, cuando una comunidad

acuerda darse un gobierno debe decidirlo comunitariamente y

0 ya es un acto democrático (algo así como la discursividad si-

métrica natural de la potentía en acto primero institucional). Po-


drá decidirse después si se institucionaliza la potestas como sistema

monárquico o republicano, como república oligárquica o demo-

crática, etc. Una vez institucionalizada la potestas suficientemente

comienza el ejercicio normal delegado del poder en mano de los

representantes.

[3.22] De hecho, todo ejercicio del poder es institucional

porque el poder de la comunidad como potentia en-sí no es un

momento empírico inicial en el tiempo, sino un momento funda-

mental que permanece siempre en acto debajo de las instituciones

y acciones (debajo de la potestas). Cuando se habla entonces de

“ejercicio del poder” significa que se lo actualiza en alguna de sus

posibilidades institucionales. Como toda mediación es determi-

nada heterogéneamente. No es lo mismo ejercer el poder elec-

toral como ciudadano, que ejercer el poder presidencial como

jefe del gobierno. Ambos, sin embargo, son ejercicio, actualización

aparición fenoménica en el campo político de una acción, de ma

institución cumpliendo una función por su operador. El ejercicio

Institucional, entonces, no es el poder como potentía. La comuni-

Véase Dussel, Política de la liberación (Dussel, 2007), vol. 1 [114-119].


32 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

dad tiene la facultad del poder ontológico originario, pero cual-

quier actualización es institucional y como tal delegada. La consigna

“¡Todo el poder a los soviets!” nos acerca a la democracia directa

y plenamente participativa de la comunidad como poseyendo la

potentia. De todas maneras era ya una mínima iostitucionalización.

Sin embargo, por faltarle niveles esenciales de institucionalización

suficiente (era una potentia que no quería alienarse como potestas)

fracasó rotundamente. Con el nacimiento del socialismo real en

1921 en la Unión Soviética (de los “soviets” quedó sólo el nombre)

la potestas se consolidó ahora de manera excesiva, pasándose de

una posición cuasi-anarquista (que siempre idealiza la potentia) a

una organización totalitaria de la potestas. Lo adecuado es ni una

posición (por defecto), ni la otra (por exceso).

(3.23] Es decir, la comunidad no puede actuar como si fuera un

actor colectivo sustantivo unánime en democracia directa perma-

nente. Es el momento ideal del postulado, pero imposible empíri-

camente [>15 y 19]. La comunidad actúa por medio de cada uno

de sus miembros diferenciadamente. Ya en la caza del paleolítico,

uno daba la señal de comenzar la caza, otros espantaban la presa,

otros blandían las armas en lugares apropiados, otros se especia-

lizaban en usar las trampas, otro distribuía el botín proporcional-

mente entre los cazadores. La diferenciación funcional del todo

les permitía alcanzar objetos complejos superiores, Lo mismo en

el ejercicio delegado del poder político.

[3.24] Lo de delegadoindica que actúa en nombre del todo (uni-

versalidad) en una función diferenciada (particularidad) empren-

dida con atención individual (singularidad). El ejercicio singular


(privado) de una acción es la que se realiza en nombre propio. El

ejercicio delegado (público) es la acción que se cumple en función

del todo. El fundamento de dicho ejercicio es el poder de la co-

munidad (como potentia). El que ejerce el poder lo hace por otro

(en cuanto al origen), como mediación (en cuanto al contenido),

para el otro (como finalidad: flecha c del esquema 2.1).

13.3] La “potestas” como objetivación, alienación

[3.81] En el campo económico el trabajo vivo del trabajador se objeti-

va como valor en el producto. Dicha objetivación (que al transformar

EL PODER INSTITUCIONAL COMO POTESTAS 33

se en otra cosa se “aliena”) es como un coágulo de sangre (si la sangre

es el símbolo de la vida en el pensamiento semita). Analógicamente,

en el campo político el poder del pueblo (potentia) se objetiva o alie-

na en el sistema de instituciones políticas producidas históricamente

durante milenios para el ejercicio de dicho poder (potestas).

[3.32] Hablar de objetivación de una subjetividad colectiva,

como la de la comunidad política, indica necesariamente un cier-

to alejamiento, una pérdida de la identidad immediata que pasa

hacia una diferenciación mediada. La mediación es necesaria (sin

instituciones y sistemas la reproducción de la vida es imposible, ta-

les como la agricultura y el pastoreo; sin acuerdos intersubjetivos

ninguna legitimidad puede ser aceptada; y sin estos requisitos no

hay poder político posible), pero al mismo tiempo es opaca, no es

transparente, como la representación (necesaria pero ambigua) o

como toda institución [>7].


[3.33] Como toda mediación la potestas (como suma institu-

cional) es entonces ambigua. Su sentido normativo de justicia

o uso cínico de la fuerza como violencia, se encuentran como

en estado originario donde la disciplina exigida es siempre una

cierta compulsión del placer y por lo tanto puede ser interpre-

tada como represión. Sin embargo, por su naturaleza y en los

momentos primeros de su creación, las instituciones por lo

general responden a algunas reivindicaciones populares. Bien

pronto, aunque pueden ser siglos, las instituciones dan prueba

de cansancio, de un proceso entrópico, de desgaste y, por otra

parte, de la fetichización inevitable que la burocracia produce al

usufructuar la institución (la potestas) para la sobrevivencia de la

burocracia autorreferente. Cuando esto acontece la mediación

inventada para la vida y la democracia, y su aumento, comienza

a ser un camino hacia la muerte, la represión, la dominación. El

político crítico o que tiene una actitud de realismo crítico deberá

emprender el camino del que pretende ser crítico, o de “izquier-

da” —que hoy, además de que no es de derecha, ha dejado de

indicar un contenido político concreto. -

[3.34] En este caso, la alienación como mera objetivación se

convierte en negación del ejercicio delegado del poder, es decir, en

ejercicio fetichizado de dicho poder.


Tesis 4

EL PODER OBEDIENCIAL

[4.1] La política como “profesión” o como “vocación”

[4.11] Max Weber tiene un corto trabajo sobre La política como

profesión fuocación.* En efecto, el oficio político puede ser interpre-

tado y vivido existencial y biográficamente por el sujeto como una

“profesión” burocrática, en ciertos casos muy lucrátiva, o como

una “vocación” motivada por ideales, valores, normas de conte-

nidos normativos que movilizan la subjetividad del político a una

responsabilidad a favor del otro, del pueblo. En el. comienzo del

siglo xx1 los políticos (representantes electos para el ejercicio del

poder institucionalizado, la potestas) han constituido grupos: eli-

tistas que se han ido corrompiendo, después del enorme desgaste

de las revoluciones del siglo xx, del fracaso de muchos movimien-

tos políticos alentados por grandes ideales, de la crisis económi-

ca, y del aumento de dificultades en la juventud para encontrar

lugares de ocupación asalariada fija (por el desempleo creciente

estructural).

[4.12] Imposible es motivar a la juventud que decide empren-

der el oficio de político (o los que ya lo eligieron en su juventud

hace tiempo) por virtudes de antaño, o por valores abstractos de

una sociedad aristocrática en decadencia. El joven, bombardeado

por la mediocracia, por la moda, por la totalidad del mundo coti-

diano inmerso dentro del horizonte de una sociedad capitalista,

que impone por el mercado sus ideales de ostentación, superfi-

cialidad, dificilmente puede superar las exigencias de aumentar

su riqueza para poder comprar y mostrar esos signos caros (mo-

netariamente) de diferencia (diría J. Baudrillard). No es enton-


ces imposible imaginar que el que elige la profesión de político

! En alemán Beruf; puede significar “profesión” (Beruf) o “vocación” (Beru-

Jung), es una palabra equívoca. Weber juega sobre esta ambigúedad.

[34]

EL PODER OBEDIENCIAL 35

rápidamente acepte las propuestas de Fausto y “venda su alma al

demonio” de la fetichización usando el ejercicio del poder para

sus propios fines, personales o de grupo. Así nace la política como

“profesión” y los partidos políticos como “maquinarias electora:

les” que imponen sus candidatos burocratizados en beneficio del

propio partido. Es la fetichización del poder mediante la corrup-

ción de la subjetividad del político.

[4.13] Por el contrario, habrá que luchar para el nacimiento y

crecimiento de una nueva generación de patriotas, de jóvenes que

se decidan a-reinventar la política, la “otra política”, como Espar-

taco, Juana de Arco, G. Washingtón, M. Hidalgo o S. Bolívar, hasta -

un “Che” Guevara, Fidel Castro o Evo Morales. Todos ellos no fue-

ron políticos de “profesión”. Eran esclavos, pastoras, hacendados,

cura o intelectuales, médicos, abogados o sindicalistas, pero por

responsabilidad ética se transformaron en servidores de sus comu-

nidades, de sus pueblos, en muchos casos hasta la muerte. ¿Qué

puede ofrecerse más que la vida? En los otros casos una fidelidad

incorruptible' en el ejercicio delegado del poder a favor de sus

pueblos. No ostentaron la autoridad delegada para aumentar su

prestigio o su riqueza. Su gloria, más aún al ser perseguidos por

los enemigos del pueblo que liberaban, consistió en el permane-


cer fieles hasta el final en la perseverancia a su “vocación”.

. 14.14] Vocación” significa “ser-llamado” (del verbo vocare) a

cumplir una misión. El que “llama” es la comunidad, el pueblo. El

llamado es el que se siente “convocado” a asumir la responsabili-

dad del servicio. ¡Feliz el que cumpla fielmente su vocación! ¡Mal-

dito el que la traicione porque será juzgado en su tiempo o por

la historia! Augusto Pinochet parecía ser-el 11 de septiembre de

1973 un héroe demiúrgico intocable. Los humillados gobernantes

populares y democráticos, como Salvador Allende, morían en sus

manos blindadas. ¡En el 2006 es objeto de juicio, no sólo por dic-

tador, sino hasta por ladrón del pueblo, y con él es condenada su

mujer y sus hijos! ¿Quién lo hubiera sospechado en el momento

del golpe de Estado, cuando era apoyado por Henry Kissinger y

todos los poderosos de Occidente? Los Carlos Menem y los Carlos

Salinas de Gortari correrán la misma suerte.


36 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

[4.21 El poder como “obediencia”

[4.21] El que manda es el representante que debe cumplir una

función de la potestas. Es elegido para ejercer delegadamente el po-

der de la comunidad; debe hacerlo en función de las exigencias,

reivindicaciones, necesidades de la comunidad. Cuando desde

Chiapas se nos enseña que “los que mandan deben? mandar obe-

deciendo” se indica con extrema precisión esta función de servi-

cio del funcionario (el que cumple una “función”) político, que

ejerce como delegado el poder obediencial (flecha b del esquema 2. 1).

[4.22] Tenemos así un círculo categorial todavía positivo (es

decir, sin haber todavía caído en la corrupción fetichizante del

poder como dominación). El poder de la comunidad (potentia) se

da instituciones políticas (potestas) (flecha a del indicado esquema

2.1) que son ejercidas delegadamente por representantes elegidos

(flecha b) para cumplir con las exigencias de la vida plena de los

ciudadanos (esfera material [>7]), con las exigencias del siste-

ma de legitimidad (esfera formal [>8]), dentro de lo estratégica-

mente factible. Al representante se le atribuye una cierta autoridad

(porque la sede de la auctoritas no es el gobierno, sino siempre en

última instancia la comunidad política, aunque no lo precisa G.

Agamben) para que cumpla más satisfactoriamente en nombre

del todo (de la comunidad) los encargos de su oficio; no actúa

desde sí como fuente de soberanía y autoridad última sino como

delegado, y en cuanto a sus objetivos (flecha e del esquema 2.1) de-

berá obrar siempre en favor de la comunidad, escuchando sus exi-

gencias y reclamos. “Escuchar al que se tiene delante”,3 es decir:

obediencia, es la posición subjetiva primera que debe poseer el


representante, el gobernante,* el que cumple alguna función de

una institución política.

? Veremos que este “deben” tiene un carácter normativo [>9].

3 En latín, 0b significa el tener algo o alguien “delante”; audire. oír, escuchar,

prestar atención. “Ob-ediencia” tiene como contenido el acto de “saber escuchar

al otro”.

t “Gobierno” viene del verbo griego gobernao, que significa pilotear un barco.

Los “gobernantes” son los pilótos electos no el cuerpo administrativo o burocrá-

tico de la sociedad política [>8].

EL PODER OBEDIENCIAL 387

[4.23] El poder obediencial sería así el ejercicio delegado del po-

der de toda autoridad que cumple con la pretensión política de

justicia;? de otra manera, del político recto que puede aspirar al

ejercicio del poder por tener la posición subjetiva necesaria para

luchar en favor de la felicidad empíricamente posible de una co-

munidad política, de un pueblo.

[4.24] Ese círculo (indicado por las flechas a, bh y c del esquema

2.1) es un proceso que produce, reproduce y aumenta la vida de

la comunidad y de cada uno de sus miembros, cumpliendo los re-

querimientos de la legitimidad democrática, dentro del horizonte

del realismo crítico de una factibilidad estratégica e instrumental,

siempre al mismo tiempo normativa [>10].

[4.25] De esta manera habríamos intentado describir el po-

der, en su sentido propio, positivamente (y no meramente como


dominación), como la fuerza, la voluntad consensual que opera

acciones y se da instituciones a favor de la comunidad política.

Cada una de las instituciones, desde las micro-instituciones de

la sociedad civil (a las que tanta atención presta M. Foucault [>

8.33]) como las macro-instituciones de la sociedad política (a la

que tanto critica M. Bakunin [—>8.34]), tienen un cierto ejercicio

del poder, en estructuras diseminadas en todo el campo político,

dentro de sistemas específicos, de manera que en cada una de

ellas se puede cumplir ese carácter obediencial, El campo político,

en sentido estricto, no es un espacio vacío, sino que es como un

campo minado, lleno de redes, nodos prestos a explotar a partir

de conflictos por reivindicaciones incumplidas (sabiendo que de

manera perfecta nunca se puede cumplir con todas).

[4.3] Representación y “servicio”

[4.31] El representante, como su nombre lo indica, “representa”

al ciudadano miembro de la comunidad política, que al elegir el

representante se constituye como “representado” (una cierta pa-

” La “pretensión política de justicia” es en la política lo que la “pretensión de

bondad” en la ética. Es la intención honesta del que cumple el noble oficio de la

política,
38 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

sividad inevitable pero que tiene su riesgo). El riésgo consiste en

que, aunque la delegación del poder originario (el de la comuni-

dad, la potentia) es necesaria (contra el espontaneísmo de un cierto

populismo o anarquismo), y aunque deba ser continuamente re-

generada desde la asamblea de la comunidad cara-a-cara direc-

ta (debajo del municipio, como asambleas de barrio, comunas,

comunidades de base, etc.);, sin embargo puede fetichizarse; es

decir, la representación puede volverse sobre sí y autoafirmarse

como la última instancia del poder.

[4.32] Repitiendo. Se “delega” a alguien el poder para que “re-

presente” en el nivel del ejercicio institucional del poder a la comuni-

dad, al pueblo. Esto es necesario pero al mismo tiempo es ambiguo.

Es necesario, porque la democracia directa es imposible en las insti-

tuciones políticas que involucran a millones de ciudadanos. Pero es

ambiguo porque el representante puede olvidar que el poder que

ejerce es por delegación, en nombre “de otro”, como el que se “pre-

senta” en un nivel institucional (potestas) en referencia (“re”) al po-

der de la comunidad (potentia). Es entonces obediencia.

[4.33] En su sentido pleno, político, originario, la representa-

ción es una delegación del poder para que sea ejercido o cumpli-

do en “servicio” de los representados que lo han elegido como

su representante porque sin diferenciación de-funciones hetero-

géneas no es posible la reproducción y-aumento de.la vida de:la

comunidad, ni el ejercicio de las-instituciones de legitimación ni

alcanzar eficacia. Si en la caza del paleolítico todos cumplieran la

misma función (dar el grito de alerta) nadie cazaría; o si se dejara

al puro azar el que cada uno cumpliera la función que le pluguie-


ra, sería el caos y nunca cazarían a la veloz liebre o al fiero león.

Morirían de hambre. La representación, de nuevo, es necesaria

pero es ambigua. No por ambigua se la puede eliminar; hay que

definirla, reglamentarla, imbuirla de normatividad para que sea

útil, eficaz, justa; obediente a la comunidad. > -

[4.34] Después de lo dicho, y como tránsito a-la siguiente tesis

podemos ahora comprender que el poder-se:escinde de nuevo.

No ya entre potentia (poder en-sí) y potestas (poder como media-

ción), sino de nueva manera. o

- [4.35] En primer lugar, positivamente, como poder obediencial

[esta tesis 4] (del que “manda obedeciendo”), que en conocido

EL PODER OBEDIENCIAL 39

texto indica: “El que quiera ser autoridad hágase servidor [...] ser-

vidor de todos” (Jlecha b del esquema 2.1). En'este caso el ejercicio

delegado del poder se cumple por vocación y compromiso con la co-

munidad política, con el pueblo.

[4.36] En segundo lugar, negativamente, como poder fetichizado

[35] (del que “manda mandando”) que es condenado, bajo la

advertencia de que son “aquellos que se considera gobernantes,

[cuanto] dominan a los pueblos como si fueran sus patrones, [...

son] los poderosos que hacen sentir su autoridad” [flecha d del

esquema indicado arriba]. En este caso el ejercicio autorreferenté

del poder se cumple para beneficio del gobernante, de su grupo,

de su “tribu”, de su sector, de la clase burguesa. El representante

sería un burócrata corrompido que da la espalda y oprime a la comu-

nidad política, al pueblo.


$ En griego duaxovós: diakonós (en hebreo 139: hebed), el servidor.

7 Marcos 10, 43-44, El fundador del cristianismo corrige fiertemente el espíritu

de corrupción de sus discípulos con esta palabras, *

$ Marcos 10, 42.


Tesis 5

FETICHIZACIÓN DEL PODER

[5.1] ¿Qué es fetichismo?

[5.11] La extraña palabra “fetichismo” viene del portugués. En

esta lengua fetigo significa “hecho” (la “h” se transforma frecuente-

mente en “f”, por ejemplo en “fechoría”; o “hermosa” en “Formo-

sa”, la isla del Pacífico). Los “hechos por la mano de los hombres”

son los ídolos. Fetichismo e idolatría es semejante. Es un hacer

“dioses” como producto de la imaginación dominadora del ser

humano; dioses “hechos”, que luego se los adora como lo divino,

lo absoluto, lo que origina el resto. Por ello, el joven Marx escri-

bió, cuando la libertad de prensa era restringida por el carácter

despótico del rey prusiano, y criticando ese gobierno dominador,

un texto magnífico:

En una palabra, haremos lo que nos venga en gana [dice el gobierno].

Sic volo, sic iubeo, stat fro ratione voluntas.! Es en todo y por todo el lenguaje

del dominador (Herrschersprache) [...] Es cierto que la provincia tiene el

derecho de crearse, en ciertas circunstancias prescritas, estos dioses,? pero,

una vez que los ha creado, olvidarse como el adorador de los fetiches,

que se tratan de dioses salidos de sus manos? [...] Nos encontramos aquí con

el curioso espectáculo, basado tal vez en la esencia misma de la Dieta,1

! Traducción: “Así lo quiero y así lo ordeno [dice el gobierno]; pues la volun-

tad es la razón” (Juvenal, Sátiras, vi, 223); es decir, lo que decido debe cumplirse en

razón de que lo quiero. “Mi querer” es el fundamento (la razón) de lo que se obliga

al ciudadano.

* Es decir, el gobierno puede atreverse a dictar leyes, pero al menos deben


guardar el carácter de decisiones que pueden modificarse.

1 Marx hace referencia al texto semita del Salmo 115, 46: “Sus ídolos, en cam-

bio, son plata y oro, hechos por las manos de los hombres, tienen boca y no hablan,

ojos y no ven, orejas y no oyen.”

1 Órganos electivos que están subordinados al Rey.

[40]

FETICHIZACIÓN DEL PODER 41

de que las provincias, en vez de luchar por medio de quienes los representan,

tengan que luchar en contra de ellos.?

[5.12] Este texto político de Marx nos muestra que el fetichis-

mo en política tiene que ver con la absolutización de la “voluntad”

del representante (“así lo quiero, así lo ordeno; la voluntad [del

gobernante] es el fundamento [la razón]”), que deja de responder,

de fundarse, de articularse a la “voluntad general” de la comuni-

dad política que dice representar. La conexión de fundamenta-

ción de la potestas (el poder que debía ser ejercido delegadamente)

se desconecta de la potentia (el poder del pueblo mismo), y por

ello se absolutiza, pretende fundarse en sí mismo, autorreflexiva o

autorreferencialmente.

[5.15] En la economía Marx explicó más ampliamente esta in-

versión que formulaba como “personificación de una cosa y cosifi-

cación de una persona” cuando escribe:

Tan pronto se inicia el proceso del trabajo, el trabajo vivo [...] se incorpo-
ra al capital como actividad perteneciente a éste [...] De este modo, la fuerza

productiva del trabajo social y las formas específicas que adopta se apare-

cen ahora como fuerzas productivas y formas del capital [...] Volvemos a

encontrar aquí la inversión de los términos que, al estudiar la esencia del

dinero, hemos calificado como el fetichismo de la mercancía.”

[5.14] Esta inversión consiste en que siendo el “trabajo vivo” (o

la subjetividad corporal viviente del trabajador: la “persona”) el

fundamento de todo valor (y el capital no es sino “valorización

acumulada de valor”), es decir del capital (la “cosa”); ahora, por

el contrario, el producto cósico del trabajo vivo (el capital) se tor

na “persona” o sujeto apariencial, y el trabajador se transforma

en una “cosa” (instrumento) al servicio del aumento del capital.

* “Los debates de la VI Dieta renana” (en K. Marx, 1982, Obras fundamentales,

vol. 1, pp. 186-187; ed. alemana 1956, MEV, vol. 1 [1981], p. 42)

$ “Personifizierung der Sache und Versachlichung der Person” (Segunda re-

dacción de El capital, 1861-1863), Cuaderno XXI (Teoría del plusvalor, 1980, vol. 1,

p. 363; en alemán, 1975, MEGA [1982] U, 3, vol. 6, p. 2161).

* Ibid,, p. 362; p. 2160.


42 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

Fetichismo es esta inversión espectral: lo fundado aparece como

fundamento y el fundamento como fundado. Éste es el * “misterio

fetichista del capital”, es decir, un modo de ocultamiento que dis-

torsiona la interpretación, el conocimiento de la realidad invir-

tiéndola.

: 15.15] De la misma manera en la política, la potestas o el poder

institucionalizado, que es un ejercicio delegado del poder origina-

rio de la comunidad o del pueblo (la potentia), disyunción esque-

matizada por la flecha a del esquema 2.1, potestas que está fundada

en dicho poder del pueblo, se afirma ahora como la sede, como el

fundamento, como el ser, como el poder político propiamente dicho. La

“voluntad” del gobernante, del representante, de las instituciones,

del Estado, que Marx expresa correctamente en “la voluntad es la

razón”? se torna el lugar del poder político en nombre del mismo

gobierno o gobernante. “Los que mandan mandan mandando.” Y

mandan a obedientes (como exige M. Weber). La potentia ha sido

des-potenciada y se ha tornado una masa pasiva que recibe órde-

nes del poder político (las clases dominantes, las élites del poder,

las instituciones políticas, el Estado, el Leviatán). La potestas se ha

divinizado; se ha separado de su origen (indicada por la Fecha a

del esquema 2.1), y se ha vuelto sobre sí misma, autorreferencial-

mente (la flecha d esquematiza este movimiento fetichista) o

[5.16] Una vez fetichizado el poder (que es la concepción del

poder de la Modernidad colonialista y del Imperio, desde Th.

Hobbes hemos dicho), la acción del representante, del gobernan-

te (sea un Rey, un parlamento liberal, un Estado, etc.), inevitáble-

mente, es una acción dominadora, y no un ejercicio delegadodel


poder de la comunidad. Es el ejercicio autorreferente dé la autori-

dad despótica (aunque se:haya hecho elegir procedimentalmente

con la apariencia de: haber cumplido con instituciones como la

elección popular de representantes). La misma representación se

corrompe. Se elige a los dominadores. Toda la política ha sido

invertida, fetichizada.

8 Envel texto latino citado por Marx: stat pro ratione voluntas, si se entiende que

“razón” —como cuando se dice: “tienes razón”, es decir, has expresado el fun

damento racional requerido en la ocasión— es el fundamento. La “voluntad del

representante es ahora el “fundamento”, la “razón suficiente” de M. Heidegger.

FETICHIZACIÓN DEL PODER 43

[5.2] Fetichización del poder

[5.21] El fetichismo comienza por el envilecimiento subjetivo del

representante singular, que tiene el gusto, el placer, el deseo, la

pulsión sádica del ejercicio omnipotente del poder fetichizado

sobre los ciudadanos disciplinados y obedientes (ya que los no

obedientes son objeto de la represión: policial, definición de la

política como legalidad coactiva del Estado externo liberal de Kant,

que por.ello no exige la adhesión subjetiva de la moralidad, lo que

con acierto C. Schmitt indica como destrucción radical del conte

nido de la política, o que J. Habermas-explica-como falta de fun-

damentación suficiente de la legitimidad). Ese ejercicio es siempre

dominación. Acto del Señor ante el esclavo romano, ante el siervo

feudal, ante el ciudadano que soporta este ejercicio despótico del

poder estoicamente, cultivando virtudes en esta vida y esperando

para la próxima la merécida felicidad (comio enseñaba Kant, el

maestro de Kónigsberg, miembro de la Hansa).


[5.22] Cuando el poder se define institucional, objetiva o sisté-

'micamente como dominación, en el mejor de los casos proclamado

como poder del pueblo)? por el pueblo,” y para el pueblo"! (como

en él caso del “centralismo democrático” del Comité Central del

Ya que el pueblo habiendo elegido 2 alos representantes cree - (he aquí el efec-

to de lai interpretación equivoca del fetichismo como mecanismo fenoménico de

inversión semántica) que és “suyo” y se siente responsable de sus actos,

'” Como causa eficiente: el pueblo pasivo elige los candidatos que le presenta

la élite en el poder,

1 Ya que el poder fetichizado, de la élite o el Estado liberal o imperial, dice

estar al “servicio” del pueblo, pero siempre a través del cumplimiento primero

de sús propios intereses. Como cuando G. W. Bush baja los impuestos a los ricos

para que puedan crear más puestos de trabajo, espejismo de-un “Estado mínimo”

que ni puede ayudar a los afroamericanos de Nueva Orleáns, porque esas tareas

de salvataje son propias de la iniciativa privada y no de un Estado mínimo _no-be-

nefactor. Un republicanismo invertido, que exige un debilitamiento del Estado en

nombre de la cómunidad, pero en verdad es un debilitamiento del Estado y de la

comunidad a favor de los más ricos. El gran negocio de la burguesía es explotar

a los pobres y al Estado. Esto último se puede lograr, por ejemplo, haciendo una

guerra y destruyendo un país (como Iraq), y después exigir al propio Estado nor-

teamericano a reconstruirlo por las transnacionales próximas al poder (fetichiza-

do, y además nepotista como en el caso del vicepresidente, que para deshonra de

su pueblo semita es judío) «que hacen grandes negocios.


44 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

socialismo real, o en el liberalismo, donde las clases burguesas

—que por definición siempre son minoritarias— logran la mayo-

ría con procedimientos electorales encubridores ante las masas

obnubiladas por los mecanismos fetichistas de la mediocracia) , las

reivindicaciones populares nunca podrán ser cumplidas, porque

el poder funciona como una instancia separada, extrínseca, doxmi-

nadora “desde arriba” sobre el pueblo. En efecto, primeramente

ha expropiado a la comunidad, al pueblo, su poder originario (po-

tentia), y después proclama servirlo como desde Juera, desde arriba

como el aguila,'? como un Monstruo, como el Leviatán, que hace

exclamar a los pueblos: “Pero ¿no aprenderán los malhechores

que devoran al pueblo como pan?” (Salmo 14, 4 narrativa muy

recurrida por K. Marx, de familia de rabinos judíos de Tréveris).

[5.3] Derivaciones de la fetichización del poder

15.31] En primer lugar, la fetichización del poder, como hemos

visto, consiste en una “Voluntad-de-Poder” como dominio sobre el

pueblo, sobre los más, sobre los débiles, sobre los pobres. Toda otra

definición es descalificada como idealista, no realista, moralista,

ineficaz. La política es.en este caso el arte del ejercicio del poder

sobre antagonistas a los que, en el mejor de los casos hegemónica

mente, se los somete a la voluntad de las instituciones fetichizadas

en favor de algunos miembros particulares de la comunidad, o, en

el caso de los países poscoloniales (como los latinoamericanos) ,a

Estados metropolitanos. El propio poder fetichizado, al no poder

fundarse en la fuerza del pueblo, debe apoyarse sobre grupos que

violentamente someten al pueblo —cuando el consenso dominan-

te ha perdido efectividad para producir la obediencia de las masas,


es decir, cuando los tipos de legitimidad de Weber dejan de tener

aceptación—, o en poderes metropolitanos o imperiales. 0 Car-

los Menem o Carlos Salinas de Gortari gozaban de un juicio muy

* El águila, símbolo de los imperios, del romano, del nazi, del norteameri-

cano, es el rey de las aves, cae como un rayo desde arriba, y atrapa con sus Cel

mortíferas al pueblo, a la tierra fecunda, a la serpiente, la Coatlicue, l mujer de los

pueblos agrícolas dominados por el imperio azteca (también un águila).

FETICHIZACIÓN DEL PODER 45

favorable en Estados Unidos y en el 5m y el EMI. Son gobernantes

despóticos hacia abajo y sumisos y viles hacia arriba. Son “Virre-

yes”, ni siquiera “reyes”.

[5.32] En segundo lugar, para poder ejercer un poder autorre-

ferente, fetichización de la potestas, es necesario antes y continua-

mente debilitar el poder político originario de la comunidad (la

potentia). La potestas destruye la potentia (flecha e del esquema 2.1). Es

decir, desune la comunidad, impide el consenso “desde abajo” del

pueblo; crea conflictos. “Dividir para reinar” dice el adagio fetichis-

ta. El poder autorreferente sólo puede triunfar si destruye el poder

originario y normativo de toda política: el poder de la comunidad

política. Por ello los dictadores (como Hitler o Pinochet por una

parte, y Stalin por otra, guardando las enormes diferencias) re-

primen a los ciudadanos, a la sociedad civil, a la comunidad po-

lítica, al pueblo. Nada ni nadie puede fundamentar una acción

antidemocrática [>8 y 10]. El poder fetichizado es esencialmen-

te antidemocrático, como veremos, porque se autofundamenta

en su propia voluntad despótica.


[5.33] En tercer lugar, el poder fetichizado espera recompen-

sas. En el mundo feudal, por ejemplo, el honor reconocido públi-

camente era el fruto del ejercicio despótico del poder del Señor

feudal sobre los siervos y las ciudades. Sú “Voluntad-de-Poder” se

saciaba con el reconocimiento político y eclesial de su dominio.

En la sociedad capitalista, en cambio, siendo el capital el valor su-

premo, el triunfo se mide por el enriquecimiento de los ciudada-

nos. El pago del que entrega su vida en la profesión de la política

(como miembro conspicuo de un partido o como representante

en un Congreso), cuando el poder se ha corrompido, es decir se

ha fetichizado, es el enriquecimiento. Y como los salarios, aunque

fueran altos no son nunca suficientes (para la avaricia desmedida

del que se regodea en el placer del ejercicio del poder sin limi-

tación alguna), la acumulación de riqueza por medios no legíti-

mos se presenta rápido como posible. La corrupción del robo del

bien público (por enriquecimiento ilegal, como por ejemplo el

descubrimiento de 60 millones de dólares en un banco de Suiza

por parte de un político allegado al poder nepotista: corrupción

como robo al pueblo), y también la voluntad de dominio que su-

brepticiamente se desliza hacia la dominación erótica de la mujer


46 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

subalterna. Se trata de una confusión subjetiva inconsciente en la

que se entrecruzan la líbido o placer del ejercicio despótico del po-

der sobre el otro, con la avaricia en la acumulación de sus bienes,

y en el dominio erótico de sus cuerpos.

[5.34] En cuarto lugar, se corrompen las burocracias políticas

de los partidos cuando usan para sus fines la mediación nece-

saria del ejercicio del poder. Dejan de ser representantes que

actúan. por delegación, y-se transforman. en déspotas que exigen al

pueblo a rendir pleitesía a su autoridad. Se ha repetido la inver

sión. El pueblo en vez de ser servido por el representante, se torna

su servidor. Aparecen las élites o la clase política como autorrefe-

rentes sin responder más a la comunidad política, :

: [5.35] En quinto lugar, en el interior de los partidos las diversa:

“corrientes” (llamadas vulgarmente “tribus”) luchan por su *cuota

de poder”, por tener candidatos para las elecciones de represen-

tantes (en definitiva compiten para que la mayoría de sus miem-

bros ocupen un lugar en el sistema de la institución política del

Estado, y con ello un sueldo asegurado). Ello indica que se han

corrompido, porque han olvidado su responsabilidad, como ac-

tores que deben prepararse y efectuar, de ser representantes, un

ejercicio delegado u obediencial del poder .con: respecto a la potentia

del mismo pueblo. En la medida que no les importa la honorabi-

lidad de su propio-partido, el bien común de la comunidad, prac-

ticando medidas violentas, deshonestas, torcidas o fraudulentas

para llegar a ser representantes rentados, expresan profunda co-

rrupción. El pueblo desconfía de candidatos o autoridades:cuya

coherencia ética (en su familia, en su bolsillo, en su conducta en


el partido, en la calle, etc.) muestra contradicciones. Un partido

moderno no es un mecanismo electoral, sino un cuerpo de servi-

dores públicos, con una ideología decantada, producida, estudia-

da, llevada a cabo en acciones políticas siempre públicas.

[5.36] En sexto lugar, puede haber corrupción entre grupos

populares. Por ejemplo, el corporativismo es la búsqueda del cum-

plimiento de intereses privados (por ejemplo, de un sindicato pe-

trolero que intenta su provecho con prebendas en desmedro del

bien de todo el pueblo para no movilizar a los obreros contra la

privatización del petróleo), por medio de la colaboración con el

poder fetichizado de los que gobiernan. Muchos se “prenden de la

FETICHIZACIÓN DEL PODER 47

brocha”, desde arriba, para beneficiarse de las migajas del poder

corrompido, haciéndolo posible. Aúnque toda la sociedad fuera

parte de alguna corporación que lucha por sus intereses particu-

lares no se habría cumplido con las reivindicaciones del pueblo;

simplemente habría muchas bandas de ladrones luchando entre

ellos sin poder concertar un acuerdo mínimo que pudiera tener

el nombre de poder político “desde abajo”, desde el pueblo, como

potentía. Las reglas internas de una banda de ladrones nada tiene

que ver con la normatividad política.

[5.357] En séptimo lugar, pueden también - corromperse aun:

pueblos enteros, como cuando la población del Imperio guarda

silencio, mira hacia otro lado, ante la inmolación de pueblos ino-

centes como los de Afganistán, Iraq o Palestina,-como cuando el

pueblo alemán en su inmensa mayoría “no se enteró” del extermi-

nio de los judíos en el Holocausto.!?


1 Pero la historia pedirá cuenta del maltrato injusto que están sufriendo los

palestinos, como viene aconteciendo bajo una política de tierra arrasada, de ex-

tinción de poblaciones enteras y de aplicación del “ojo por ojo”, regla bárbara y

salvaje que se aplicaba antes del surgimiento de los códices Jurídicos de Babilonia, antes

de la existencia de jueces para evitar el hacerse justicia “con sus propias manos”.
Tesis 6 ) )

LA ACCIÓN POLÍTICA ESTRATÉGICA

[6.01] El poder se despliega por todo el campo político, ocupán-

dolo con una red de relaciones de fuerza con nodos (cada ciu-

dadano, cada representante, cada institución son estos “nudos”).

Queremos sin embargo, para dar más claridad a la exposición,

proponer tres niveles dentro de los cuales trataremos todos los mo-

mentos en los que consiste la política. El primer nivel (A) son las

acciones estratégicas [ +6, 15-16]. El segundo nivel (B) de lo polí-

tico son las instituciones [—>7- 8, 17-20] que constituyen un orden

político. El tercer nivel (C) que cruza a los dos anteriores, son los

principios normativos implícitos de todo orden político vigente o

por transformarse [—>9-10, 13-14]. Procedamos a indicar el con-

tenidos de estos tres niveles arquitectónicos de toda política. Los

niveles B y C tendrán, por su parte, tres esferas [ >7.01]

ESQUEMA 6.1

LOS TRES NIVELES DE LO POLÍTICO, Y LAS TRES ESFERAS DE LO INS-

TITUCIONAL O NORMATIVO

LN

Aclaración al esquema 6.1. A: nivel de la acción estratégica. B: nivel de las ins-

tituciones. C: nivel de los principios normativos. M: esfera material en B o

principio material en C. L: esfera del sistema de legitimación o democrático

[48]

LA ACCIÓN POLÍTICA ESTRATÉGICA 49


en B, o principio democrático en C. F: esfera de factibilidad en B, o principio

de factibilidad estratégica en C.

[6.1] La acción estratégica

[6.11] La acción política, a la que N. Maquiavelo le dedica su li-

brito El príncipe, es la actualidad del actor político en el campo po-

lítico. Por la acción el ciudadano se hace presente públicamente

en el ejercicio de algún momento del poder, Esa acción es lo con-

tingente e incierto por excelencia. La fortuna (para Maquiavelo)

expresaba lo imprevisible de lo que acontece en este ámbito. Es

como el agua torrencial que todo puede destruir; por ello es nece-

sario fabricar diques para conducirla (que él denominaba virta).

El problema a resolver entonces es encontrarle a la acción alguna

lógica, alguna manera de poder llevarla a buen término, y de ma-

nera empíricamente eficaz y posible (lo lógica e idealmente posible

puede ser empíricamente imposible, lo que está fuera del horizonte

del campo político, aunque algunos lo intentan tercamente).

[6.12] La acción política es estratégica, no meramente instrumen-

tal (como la acción técnica que transforma la naturaleza), ya que se

dirige a otros sujetos humanos que como actores ocupan espacios

prácticos, se jerarquizan, ofrecen resistencia o coadyuvan en la ac-

ción de unos y otros, en un campo de fuerzas que constituyen lo que

hemos denominado poder. Por ello, la voluntad consensual da a la

acción colectiva fuerza, unidad, poder de alcanzar los propósitos,

[6.13] Exige la participación de la razón práctica, que los clási-

cos denominaban prudencia (frónesis). El viejo tratado de la guerra

de los chinos, el Sunzi, explica:


El hábil guerrero busca la victoria estudiando el potencial estratégico (shi)

[...] La naturaleza de troncos y piedras hace que resulten inofensivos

cuando están en reposo y peligrosos cuando están en una pendiente [...]

Así, el potencial estratégico (shi) de un ejército competente es como el de

una avalancha de piedras rodando desde lo alto de la montaña.'

1 Cap. V (Sunzi, 2001, p. 21).


50 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

[6.14] El “potencial estratégico” es la estructura práctica que se

organiza de hecho ante el actor político. Es la situación coyuntu-

ral compleja de todas las fuerzas de sus aliados y antagonistas que

hay que saber ponderar para saber utilizarlas hacia los objetivos

propuestos, Frecuentemente no hacer nada es lo más eficaz.

[6.15] Para Max Weber la acción política es en último término

dominación:

Debe entenderse por dominación (Herrschaft) [...] la probabilidad de en-

contrar obediencia dentro de un grupo determinado para mandatos es-

pecíficos [...] Un determinado mínimo de voluntad de obediencia, o sea

de interés (externo o interno) en obedecer, es esencial en toda relación

auténtica de autoridad.?

[6.16] Como hemos mostrado, el poder es voluntad consensual

de la comunidad o el pueblo, que exige obediencia de la autori-

dad (en primer lugar) .* Weber ha invertido la cuestión. Es la insti-

tución la sede del poder como dominación que exige la obediencia

de la sociedad. '

[6.17] Por su parte Carl Schmitt, luchando contra el vaciamien-

to formal o legalista del individualismo liberal, propone que la

esencia de la acción política se juega en la dialéctica “amigo-ene-

migo”. Con acierto distingue entre a] un “enemigo” privado o el

rival (en griego ekhthrós) b] del “enemigo” público o el antagonis-

ta (en latín hostis), y c] del “enemigo” total, al que se le da muerte

en la guerra (enemigo en sentido amplio; polémos en griego). Lo

determinante es que el criterio de la diferencia entre el “enemi-


go” b] y el c] consiste, en definitiva, que una cierta fraternidad (lo

piensa J. Derrida)* que reúne a los amigos y antagonistas políticos

(al final son todos miembros de una misma comunidad o pue-

? Economía y sociedad, L, i, $ 16 (Weber, 1944, p. 43).

* En un segundo momento, el “poder obediencial* del gobernante demandará a

la comunidad que se obedezca a sí misma (por cuanto ha dictado las leyes y ha ele-

gido a los representantes, lo que no significa que no sean revocables) cumpliendo

las justas decisiones de los que ejercen delegadamente el poder institucional.

+Véase J. Derrida, Politiques de l'amitié (Derrida, 1994).

LA ACCIÓN POLÍTICA ESTRATÉGICA Bl

blo) y los separa de “los otros” (más allá de la organización nacio-

nal). Sin embargo, de nuevo, si nos situamos en el horizonte de

la humanidad (que Schmitt intenta negar desde un nacionalismo

eurocéntrico), habría una fraternidad universal que es la que Kant

postula (para alcanzar algún día la paz perpetua). Esto mostraría

que la acción política se funda más en la fraternidad (un valor

positivo) que en la pura enemistad, que aunque exista debe disci-

plinarse para llegar a ser una relación política (lo de político de la

acción es justamente lo que promueve la amistad ciudadana y no

la oposición destructiva) *

[6.2] La acción hegemónica

[6.21] La acción propiamente política, que no es por su natura-

leza violenta o dominadora (porque destruiría en su esencia :al

poder político y debilitaría la potestas dejándola sin fundamento),


ni puede intentar tampoco una democracia directa siempre de

unanimidad,' es en el mejor de los casos “hegemónica” (por el

consenso de la mayoría determinante). El consenso, que une las

voluntades y ata al poder como fuerza conjunta, se puede alcan-

zar pero nunca de manera perfecta (perfección de acuerdos sería,

nuevamente, unanimidad). La pregunta es entonces: ¿cómo una

comunidad política, o el pueblo, alcanzan un consenso suficiente

para hacer gobernable el ejercicio del poder y la participación

ciudadana?

* [6:22] La acción de cada sector social, de la sociedad civil o aun

del ámbito puramente social [>7], tiene reivindicaciones parti-

culares, El feminismo lucha por el respeto de los derechos feme-

ninos ante el patriarcalismo machista; los movimientos antirracistas

se esfuerzan por eliminar la discriminación de las razas no-blan-

5 Para J. Ranciére es la relación politique y no meramente policial (que sería una.

relación de dominación). y : :

* La unanimidad de la democracia directa es un postulado de la razón políti-

ca: ideal o lógicamente pensable, pero empíricamente imposible. Fue posible en

sociedades pequeñas, en parte en Fenicia o Grecia, en Venecia o en la Ginebra de

Calvino; pero es factiblemente imposible en comunidades de millones de ciuda-

danos. Esto no niega la organización creciente de la participación [+19 y 20].


52 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

cas; el movimiento de los ancianos o adultos mayores se moviliza

igualmente por sus reivindicaciones; así como los marginales y

vendedores informales, la clásica clase obrera, la campesina, los

indígenas, los ecologistas, etc. Todos estos movimientos diferen-

ciales en el ámbito de un país, que se reúnen en el Foro Mundial

Social de Porto Alegre, no pueden permanecer en la pura oposi-

ción de sus reivindicaciones contradictorias o incomunicables.

[6.23]: Hegemónica sería una demanda (o la estructura cohe-

rente de un grupo de demandas) que logra unificar en una pro-

puesta más global todas las reivindicaciones, o al menos las más

urgentes para todos.” Las luchas reivindicativas son acciones polí-

ticas. Si las acciones alcanzan ese nivel de unidad [>11], podemos

decir que la acción deviene hegemónica, Esto no significa que no

haya grupos antagonistas, minorías opuestas, cuyas reivindicacio-

nes muy probablemente deberán ser atendidas en el futuro. Lo

cierto es que la acción política deberá estar muy atenta en obser-

var, respetar e incluir, si es posible, el interés de cada uno de los

grupos, sectores, movimientos. Cuando una acción se torna hege-

mónica opera la movilización del poder de la comunidad, o del

pueblo (de la potentia), y las acciones de los representantes fluyen

hacia sus objetivos apoyadas en la fuerza y motivación de todos, o

al menos de las mayorías significativas. La acción hegemónica es el

ejercicio delegado pleno del poder (potestas), y cuenta con el con-

senso, la fraternidad y el fundamento del poder del pueblo. En el

siglo xx latinoamericano, gobernantes como G. Vargas en Brasil

(1930-1954), L. Cárdenas en México (1934-1940), J. D. Perón en

Argentina (1946-1955), y muchos otros líderes llamados “popu-

listas” (hasta Jacobo Arbenz, cuyo derrocamiento perpetrado en


1954 desde el Departamento de Estado norteamericano con la

dictadura de Castillo Armas significó el fin de esta etapa histórica,

coincidente con el golpe de Estado contra Sukarno en Indonesia

y la caída posterior de G. A. Nasser en Egipto), fueron ejemplo de

este tipo de acción hegemónica.

[6.24] En armonía con esta concepción de la hegemonía, Han-

nah Arendt recuerda que:

"Véase Ernesto Laclau, La razón populista (Laclau, 2005).

LA ACCIÓN POLÍTICA ESTRATÉGICA 33

El poder es siempre un poder potencial y no una intercambiable, mensu-

rable y confiable entidad como la fuerza [física]. Mientras que ésta es la

cualidad natural de un individuo visto en aislamiento, el poder surge en-

tre los seres humanos cuando actúan juntos y desaparece en el momento

en que se dispersan.?

[6.25] Sólo la acción hegemónica, entre la violencia y la una-

nimidad políticamente imposible (aunque factible técnicamente

en los totalitarismos), permite que aparezca fenoménicamente en

el campo político la esencia del poder político. Los otros tipos de

acciones son su negación.

[6.3] La acción colectiva: el “bloque histórico en el poder”

[6.31] Antonio Gramsci, escribía desde la cárcel, con extrema cla-

ridad:

Si la clase dominante ha perdido el consenso, no es más dirigente, es úni-


camente dominante, detenta la pura fuerza coercitiva (forza coercitiva), lo

que indica que las grandes masas se han alejado de la ideología tradicio-

nal, no creyendo en lo que antes creían ?

[6.52] El gran pensador italiano expresa en estas cortas líneas

todo el problema que deseamos sugerir, En un momento histá-

rico hay una cierta organización social de sectores, de clases, de

grupos que en alianza se transforman en un “bloque histórico en

el poder”. Pensemos cada expresión.

[6.33] En primer lugar, es un bloque, lo que indica una unidad

inestable, que puede rápidamente disolverse y recomponerse.

[6.34] En segundo lugar, es histórico, coyuntural, eventual en

el tiempo: hoy puede darse y mañana disolverse. El bloque de los

grupos que realizaron la Emancipación latinoamericana en torno

a 1810 contra España, fue liderada por criollos blancos, en unidad

estratégica y hegemónica con algunos españoles empobrecidos, los

8 La condición humana, V, $ 28 (Arendt, 1998, p- 222).

% Quaderni 3, $ 34 (Gramsci, 1975, vol. 1, p. 311).


54 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

mestizos, los indígenas, los esclavos y otros, bajo el proyecto hege-

mónico de la “libertad” (cada uno le daba un matiz particular a este

valor: el esclavo como liberación de la esclavitud, el indígena como

recuperación de su tierra y derechos comunitarios, los mestizos

como plena participación social, los criollos como separación de

la dependencia colonial de España). Una vez concluida la gesta li-

bertaria (aproximadamente en el decenio de 1820-1830), el bloque

histórico se disolvió, y los criollos pasaron a ocupar aproximada-

mente el lugar de las burocracias hispánicas en América. El bloque

se construye coyunturalmente, y de la misma manera se disuelve.

[6.35] En tercer lugar, está en el poder. Se encuentra entonces en

el lugar del poder institucionalizado (potestas), y por lo tanto es el

grupo de gobernantes o representantes cuya acción política puede

ser ejercicio del poder obediencia! (flecha b del esquema 2.1) o fetichi-

zado (flecha d). Si la “clase dominante”"" (o el “bloque histórico en

el poder”), dice Gramsci, “ha perdido el consenso” (es decir, ha per

dido la hegemonía, porque las reivindicaciones que propone no in-

cluyen las de las mayorías y por ello pierde el consenso), entonces

ya no es “dirigente”. Es decir, no dirige o no conduce, con la virtú

exigida por Maquiavelo, el torrente de la fortuna. Y esto porque ha

perdido el apoyo del poder “desde abajo” (la potentia): el poder ins-

titucional ha sido “defondado”. La potestas o el poder institucional

no cuenta ya con la potencia del pueblo, con su entusiasmo, con su

benevolencia. Al contrario, al no participar en.el consenso, el pue-

blo.se ha desplazado hacia el disenso de lá “ideología tradicional”

(ideología que fundamentaba la obediencia del pueblo al poder

dirigente y por ello consensual, en el sentido weberiano).


[6.36] Al “bloque histórico en el poder” no le queda, cuando ha

perdido el consenso, sino la acción política como “fuerza coerci-

tiva”, y por ello de “hegemónica” (con el consentimiento del pue-

blo) se torna “dominante”. La dominación como acción política,

que se expresa como la mera fuerza externa violenta monopólica

(militar o policial), manifiesta la crisis del “bloque histórico” y el

comienzo de su final. La represión antipopular es un signo de la

pérdida de poder de la institución opresora.

19 Aquí Gramsci debió escribir “clase gobernante”, porque la clase es dominante

después de perder el consenso y no antes.

Tesis 7

NECESIDAD DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS Y

LA ESFERA MATERIAL (ECOLÓGICO, ECONÓMICO,

CULTURAL). FRATERNIDAD

[7.01] El nivel de las instituciones (B), tiene por su parte tres esfé-

ras de organización institucional. La primera esfera de instituciones

funcionaliza la producción y aumento del contenido de las acciones

e instituciones políticas [>7.3, 18] (M del esquema 6.1). La segun-

da esfera es la de las instituciones procedimentales-normativas de

legitimación [>8,1-2, 19] (£). La tercera esfera es la de las insti-

tuciones que permiten la factibilidad o realización empírica con-

creta de las dos anteriores [>8.3, 20] (2). Ténganse siempre en

cuenta estas tres esferas institucionales del nivel B de la política.

[7.1] Lo social, lo civil y lo político

[7.11] Si lo privado y lo público son grados de intersubjetividad [>


1.3]; lo social, lo civil y lo político son grados de institucionalidad

de acciones o sistemas del campo político.

[7.12] La política tiene que ver esencialmente con “lo social”

—aunque equivocadamente H. Arendt lo niegue—. En último

término, los objetivos del contenido, la materia de la política son

la satisfacción de las reivindicaciones sociales (pasadas y ya ins-

titucionalizadas en su cumplimiento, o futuras y todavía no re-

sueltas, de donde procede la necesidad de las transformaciones

institucionales). Lo social es el ámbito o subcampo del campo

político atravesado por los campos materiales [> esquema 7.1]

(ecológico, económico, cultural, etc., puestos en acción por

Nuevos Movimiento Sociales) que cuando los actores toman

conciencia de sus reivindicaciones no cumplidas se produce la

crisis (aparece el “problema social”). La política debe resolver

ese “problema social”.

[55]
56 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

[7.13] “Lo civil”, por su parte, tiene dos significaciones equívo-

cas. En primer lugar, lo civil es lo no-político. En este caso el sujeto

es actor en otros campos prácticos.! En cierta manera la distinción

moderna del “estado de naturaleza” de alguna manera indicaba

que el actor político tenía un antes y un fuera del campo político

—no es sólo ciudadano—. En segundo lugar, lo civil se distingue

de lo político por su grado de sistematicidad institucional política.

Es el sujeto que en el campo político no es representante en el sis-

tema político. En este caso hablaremos nosotros de Sociedad civil

(el Estado ampliado de Gramsci) y la Sociedad política (el Estado

en sentido restringido). El “estado civil” o el “estado político”, en

cambio, en las filosofías modernas hasta el siglo xvin (desde Hob-

bes hasta Kant) tenían el mismo significado, y tendían a significar

al ámbito del Estado (el Leviatán).

[7.14] “Lo político”, en relación a lo social y a lo civil, es, por

una parte, la misma Sociedad civil (que para Gramsci significa un

nivel de gran importancia política, incluyendo la cultura e ins-

tituciones en otras clasificaciones “civiles”, como universidades

privadas, medios de comunicación, algunas comunidades reli-

giosas, etc.). En este sentido todo ciudadano es un actor político.

Pero, en sentido restringido, lo político podría reservarse para

el nivel más alto institucional de la potestas, gracias a las cuales

mediaciones los representantes electos pueden ejercer delega-

damente el poder (la Sociedad política o el Estado, su gobierno

y sus burocracias).

[7.2] Las instituciones políticas en general


[7.21] En cierta manera la acción política [>6] es un momento

puntual, contingente, perecedero, Con la repetición en el tiempo

* Los derechos señalados como civiles en realidad respetan la plena posibilidad

del ciudadano de cumplir tareas en otros campos. Los derechos subjetivos también

reconocen facultades o capacidades del sujeto antes o después de ser actor del

campo político. El sujeto no es sólo ciudadana, sino padre de familia, obrero de

fábrica, miembro de una comunidad religiosa, de un club de fútbol, etc. Todas esas

dimensiones son consideradas derechos civiles, subjetivos e individuales.

NECESIDAD DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS Y LA ESFERA MATERIAL 57

y la sistematización del campo político las acciones se depositan,

se coagulan en instituciones (cuya totalidad hemos denominado

la potestas, que no es el Estado [>8.3, 20]), que acumulan lo al-

canzado por las acciones estratégicas y son condición de acciones

futuras. Las instituciones son condiciones condicionadas? condi-

cionantes* —como expresaba Marx acerca de la producción en

los Grundrisse.

[7.22] Para el anarquista extremo toda institución es siempre

represión, opresión, injusticia. Para el conservador toda institu-

ción es perenne e intocable. Para una política realista y crítica las

instituciones son necesarias, aunque nunca perfectas; son entrópi-

cas y por ello siempre llega el momento en el que deben ser trans-

formadas, cambiadas o aniquiladas.

[7.23] Hay como una diacronía de las instituciones o grados

de cumplimiento de sus funciones. a] En su nacimiento, las ins-

tituciones responden a reivindicaciones negadas y por ello orga-

nizan el desarrollo de la vida o la legitimidad. Son disciplinas o


límites (los diques de Maquiavelo) de toda acción eficaz. b] En la

época clásica, de equilibrio, las instituciones cumplen su función

adecuadamente, pero comienzan a producir un peso inerte que

tiende a perpetuarse no funcionalmente. c] En la crisis institu-

cional la institución se vuelve burocrática, autorreferente, opre-

sora, no funcional. Es necesario transformarla o suprimirla. El

fetichismo institucional es un apegarse a la institución como si

fuera un fin en sí,

[7.24] S. Freud pensaba que “la cultura era la postergación del

deseo”, en el sentido de que el deseo de dormir, por ejemplo de

un campesino, debe ser disciplinado para interrumpirlo, poster-

garlo al madrugar para trabajar el campo. El dolor del madrugar

compensa sin embargo el hambre del recolector de raíces o del ca-

zador. La disciplina del agricultor es un cierto dolor; pero el dolor

del hambre del que debe sin seguridad buscar todo el día comida

es mayor. La institución de la agricultura posterga el deseo de co-

* Ya que siempre es fruto “condicionado” de una acción previa o de otra ins-

titución.

* Una vez instituida es “condicionante” de toda acción futura, que deviene

“función” o cumplimiento de un objetivo determinado.


58 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

mer todas las semillas (dejando algunas para la siembra del año

próximo), el deseo de dormir más tiempo, el deseo de vagar sobre

las planicies del nómada, etc. Pero esa disciplina (que M. Foucault

pareciera condenar) es útil para la vida y necesaria para mejorarla

cualitativamente. Es el momento a] de la institución. Pero cuan-

do el dolor que produce la institución (en especial cuando es de

dominación u opresión, como en el caso del Estado liberal que

obliga a los trabajadores del capitalismo a respetar un sistema del

derecho que los limita, que los oprime para que cumplan el placer

del otro)* no compensa la satisfacción que produce, indica que ha

llegado el momento de su transformación (C).

[7.25] Hay al menos tres esferas de institucionalidad política.

1] La conducente a la producción, reproducción y aumento de

la vida de los ciudadanos. Es el contenido de toda acción política y

por ello la denominaremos material? En este caso el campa polí-

tico se cruza con los campos ecológico, económico, cultural, etc.

2] La esfera de las instituciones que garantizan la legitimidad de

todas las acciones e instituciones restantes de todo sistema políti-

co. Es la esfera formal o procedimental normativa. Se cruzan aho-

ra los campos del derecho, de los sistemas militares, policiacos,

carcelarios, etc. 3] La esfera de la factibilidad política, donde las

instituciones permiten ejecutar los contenidos dentro de los mar-

cos de la legitimidad (en último término es la administración del

Estado, pero incluye muchas otras instituciones de la Sociedad

civil y de lo social).

1El obrero es obligado a trabajar creando plusvalor de la nada del capital. Esa

creación de “más-valor” es “menos-vida” para el obrero, menos satisfacción, más


dolor, La ley le obliga a cumplir un sistema injusto. En este caso la institución

política reprime, mata. La revolución burguesa en Inglaterra organizó primero

las instituciones disciplinarias del liberalismo, después cumplió la revolución in-

dustrial, y con ambos sistemas (en los campos político y económico) impuso obe-

diencia a los trabajadores bajo pena de desocupación o cárcel.

5 En mi Etica de la liberación (Dussel, 1998, cap. 1 y 4) explico ampliamente el

terna.

NECESIDAD DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS Y LA ESFERA MATERIAL 59

ESQUEMA 7.1

CAMPOS MATERIALES QUE CRUZAN EL CAMPO POLÍTICO

Campo

Campo cultural

económico '

Campo.

ecológico

político

Aclaraciones al esquema 7.1. El campo político es atravesado por diversos cam-

Pos, en este caso campos materiales: el ecológico, el económico, el cultural.

Hay muchos otros.

[7.3] Las instituciones políticas de la esfera material. Fraternidad

[7.31] Para el liberalismo la política no se ocupa de lo económi


co (es el laissez faire), porque este campo goza de una lógica tan

compleja que es mejor no meter mano humana (la “mano divina”

es suficiente para producir en el mercado el equilibrio debido).

El Estado mínimo de un R. Nozick reduce la política también a lo

mínimo (es un anarquismo de derecha). Es la plena libertad indivi-

dual económica (postulado ideal de la modernidad). .

[7.32] Para el marxismo estándar, lo económico debe ser com-

pletamente planificado desde los órganos políticos. Se intenta así

una plena racionalización anticipada de la economía sin mercado

(otro postulado ideal pleno de la modernidad). El Estado planifi-

cador termina por eliminar la política (ya que desaparece la esfera

de la legitimidad democrática, la intervención autónoma y libre de

los ciudadanos, la discusión razonable de las opciones para llegar

a acuerdos que obliguen subjetivamente a la adhesión al consenso

compartido). La pretensión de plena planificación reduce la po-

lítica a la administración (razón instrumental), y destruye la insti-


60 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

tución del mercado, que aunque nunca produce equilibrio (y por

ello es necesaria una cierta intervención estratégica, inteligente y

mínima de planificación democrática), es sin embargo necesaria.

[7.33] En primer lugar, el campo político (y sus sistemas) está

siempre atravesado por el campo ecológico (y sus sistemas). Hasta

hace muy poco la política no había descubierto su responsabilidad

ecológica. En realidad es su función esencial, desde su origen. La

política es una actividad en función de la producción, reproduc-

ción y aumento de la vida de los ciudadanos; aumento sobre todo

cualitativo de la vida. Hoy, principalmente el sistema económico

(en su nivel tecnológico) está poniendo en crisis la posibilidad de

la simple vida desnuda (para cambiar el sentido de la expresión

de G. Agamben). La previsión de la permanencia de la vida de la

población de cada nación en la humanidad que habita el planeta

Tierra es la primera y esencial función de la política. El criterio de

sobrevivencia debe imponerse como el criterio esencial de todo el

resto. Una humanidad extinguida obviamente aniquilaría el cam-

po político y todos sus sistemas posibles. Es la condición absoluta

del resto, y sin embargo no se tiene conciencia normativa de su

gravedad. Hay que crear las instituciones pertinentes.

[7.34] En segundo lugar, el campo político está siempre cruza-

do por el campo económico (y sus sistemas). De esto siempre se tuvo

conciencia, desde los sistemas esclavistas, de riego, de intercambio

mercantil y agricultura de la Mesopotamia, el fecundo Nilo del

Egipto, los ríos Indo o Amarillo, los lagos Tezcoco o Titicaca. To-

dos los sistemas políticos tuvieron conciencia de la importancia

condicionante de la economía. La política debe conducir al bien


común las actividades de un sistema concreto del campo econó-

mico. No hay que confundir el campo económico con el sistema

económico capitalista, uno de los posibles, finito y que, necesaria-

mente, tendrá un final y será remplazado por otros más eficaces

para la sobrevivencia de la humanidad. Por el momento, es nece-

sario descubrir las relaciones entre ambos campos y sistemas. El

sistema político liberal nació como condición del sistema capita-

lista en Inglaterra, como hemos ya indicado. Son posibles otros

sistemas en ambos campos, y se hacen necesarios al descubrir los

catastróficos efectos negativos no intencionales del sistema econó-

mico actual. La política tiene su responsabilidad.

NECESIDAD DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS Y LA ESFERA MATERIAL 61

[7.35] En tercer lugar, el campo político es inevitablemente

atravesado por el campo cultural (y sus sistemas y subsistemas, in- +

cluyendo los religiosos). Este aspecto fue muy descuidado por la

izquierda, que dio primacía absoluta a lo económico. En este co-

mienzo de 2006, el presidente indígena de Bolivia, Evo Morales,

definió a sus proyectos políticos como una “Revolución cultural”.

Y ciertamente lo ha sido. La inclusión de la identidad cultural de

los pueblos, afirmando su diferencia, su diversidad, ha sido resal-

tada por la Revolución sandinista (gracias a un Ernesto Cardenal),

por la Revolución zapatista (por la exaltación de la cultura maya),

y por los “cocaleros” nombrados de Bolivia. La dimensión de la na-

rrativa y los ritos religiosos deben ser incluidos igualmente como

aspectos constitutivos centrales de las culturas ancestrales (el lla-

mado “núcleo ético-mítico” por P. Ricoeur). Al mismo tiempo, la

antigua crítica de la ideología ha tomado el sentido de una crítica

de las teologías (desde la sugerencia de C. Schmitt, pero princi-

palmente de F. Hinkelammert en América Latina, y teniendo en


cuenta la importancia política de la teología de la liberación como

narrativa que fundamenta la praxis del pueblo, como crítica de los

fundamentalismos cristiano, Judío, musulmán).

[7.36] Las instituciones políticas deben saber responder a las

reivindicaciones de esos campos materiales, y tiene la responsa-

bilidad de una cierta conducción y ordenamiento de todos esos

campos. No en vano todos los estados tienen secretarías o minis-

terios de Medio Ambiente, de Economía (con la emisión del di-

nero, aduanas, tesorería, bancos del Estado, etc.), de Educación,

a veces de Cultura, de Asuntos Religiosos, etc. Es decir, la política

interviene en todos los campos materiales en tanto política, y no

en tanto actor que pudiera desarrollar funciones específicas de

cada campo material.

[7.37] La fraternidad es la amistad —como enseña J. Derrida—+*

que aúna las voluntades y da solidez al poder. Es también un pos-

tulado incumplido de la Revolución burguesa de 1789.

5 Derrida, 1994.
Tesis 8

LAS INSTITUCIONES DE LAS ESFERAS DE LA LEGITIMIDAD

DEMOCRÁTICA Y DE LA FACTIBILIDAD. IGUALDAD Y:

LIBERTAD. LA GOBERNABILIDAD

[8.1] Esfera “formal” de la legitimidad democrática

[8.111 Llamamos “formal” a esta esfera porque se trata de la Jor-

ma o procedimiento que debe usarse para que la acción o la At

ción (y las decisiones que están debajo de ambas) sean legítimas.

Lo que en ética es válido es subsumido en política como legítimo.

Pará que esas mediaciones prácticas sean legítimas es necesario,

idealmente, que todos los ciudadanos puedan participar de algu-

na manera simétricamente con razones (no con violencia) en la

formación del consenso, en los acuerdos que se tomen. EnFEStE

sentido la esfera de la legitimidad es la propia de la razón prác-

tica discursiva —en un sentido aproximado al de K.-O. Apel o J.

Habermas. La legitimidad fortalece entonces el momento de la

unidad de las voluntades por el consenso: o

[8.12] En los últimos cinco mil años (al menos desde las ciu-

dades fenicias del este del Mediterráneo), las comunidades po-

líticas fueron inventando instituciones que permitíán ir creando

las mediaciones entre la comunidad política como un todo y

los gobernantes que, necesariamente, son mucho menos. La re-

presentación, la discusión reglamentada (con votaciones y otros

instrumentos) en órganos que deciden y dictan las leyes, la apari-

ción de códigos donde se comienzan a estipular comportamien-

tos definidos qué puéden recibir premio o castigo, la formación

de cuerpos cuasi-policiales: que pueden aprender “a los infracto-

res, la vigencia de jueces con autoridad de juzgar, la superación


de la ley bárbara del talión, el salvaje del “ojo por ojo” —previa a

toda ley y fruto de la venganza y el “hacer justicia con las propias

manos”—, hizo surgir lentamente “sistemas institucionales de le-

gitimación”.

[62]

LAS INSTITUCIONES DE LAS ESFERAS DE LA LEGPTIMIDAD DEMOCRÁTICA ... 63

[8.13] De los diversos sistemas de gobierno (la monarquía o

las repúblicas) se fue lentamente decantando la démocracia como

el único factible para alcanzar legitimidad. Hoy, de lo que se tra-

ta es de determinar o mejorar los diversos tipos de democracia

(la democracia republicana, liberal, social demócrata, del Estado

de bienestar, populista de los Estados poscoloniales, etc.). Los

diversos sistemas democráticos empíricos son siempre concretos,

inimitables en bloque por otros estados y siempre mejorables. La

democracia es un sistema perpetuamente inacabado.

[8.14] La democracia no es solamente una institución proce-

dimental (una mera forma para llegar al consenso), sino que es

normativa. El hecho de intentar siempre una mayor simetría y par-

ticipación de los ciudadanos —nunca perfecta, siempre perfecti-

ble— no es sólo un comportamiento externo o legal (como harían

pensar ciertos textos de l. Kant), sino una obligación subjetiva del

ciudadano que en comunidad ha promulgado ciertas leyes para

fijar lo que debe obrar y, al mismo tiempo, lo que debe obedecer

él mismo (ella misma), por haber participado por principio en di-

cha decisión. Pacta servanda sunt (“los pactos deben cumplirse”).


El que hizo un pacto es, por definición, el que debe cumplirlo, y

sería una contradicción preformativa si dispone algo para otros,

y el mismo que lo decide no lo cumple. La obediencia de la ley no

es externa (puramente legal o procedimental), es subjetiva, nor-

mativa, porque el actor político que -es soberano al dictar la ley

debe ser obediente en su cumplimiento. El ejercicio delegado del

poder obediencial, por su parte, cumple con la ley también, pero

aún más obligatoriamente debe obedecer a la comunidad porque es

su representante [—+4.2].

[8.2] El sistema del derecho y el “Estado de derecho”. Igualdad

[8.21] El sistema de la legitimidad política tiene un momento cen-

tral referencial: el “sistema del derecho”, en sentido amplio, Véase

el lugar de un tal sistema en el esquema 8.1.


64 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

ESQUEMA 8.1

ALGUNOS ASPECTOS DE LA INSTITUCIONALIDAD DEL ESTADO CON

RESPECTO A LA ESFERA FORMAL

Poder político: pluralidad de voluntades consensuadas (potentía)

(Opinión pública)

Poder instituyente soberano

Poder instituido (potestas)

Poder constituyente

Constitución

(Poder constituido) c

Derechos humanos SR

ed

Poder judicial, “> Sistema del derecho «*——————— Poder

el Juez, legislativo

el Juicio “Estado ho derecho”

a Poder csamo da

Poder deco

Poder ducacano

[8.22] Cuando el poder indiferenciado (potentia) decide or-


ganizarse institucionalmente, el ejercicio delegado del poder se

determina (/lecha a) en primer lugar como poder instituido (potes-

tas) que, con respecto a una posible Constitución, se ponea sí mis-

mo como poder constituyente (que se concreta como Asamblea

constituyente, flecha b). La Constitución (que debe positivizar los

derechos humanos) establece (flecha c) por su parte necesariamente

un órgano que deberá dictar las leyes. Así nace el poder legislativo

que promulga y actualiza permanentemente (flecha d) el sistema

del derecho constitucionalmente. Por su parte, el poder judicial? in-

! La Suprema Corte de Justicia o el Tribunal Constitucional en última instancia,

debe ser igualmente el que juzgue la constitucionalidad de las leyes e institucio-

nes, y debiera corresponderle algo más, es decir, el poder juzgar sobre aparición

de nuevos derechos (por las luchas de reconocimiento de movimientos sociales) y

sobre el hecho de que acontezca la necesidad de una modificación constitucional.

LAS INSTITUCIONES DE LAS ESFERAS DE LA LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA ... 65

terpreta el sistema del derecho y lo aplica a los casos singulares,

resolviendo los conflictos que se presentan en la comunidad polí-

tica (flecha f). Todos los niveles indicados, y hecho además hábito

en la comunidad política de manera estable, consensual y última

instancia normativa, crea un “Estado de derecho”. El mismo poder

ejecutivo (que entraría dentro de la esfera de la factibilidad [>

8.3]) actúa legítima y administrativamente dentro del marco legal

(del derecho). El poder electoral? por su parte, confecciona el pa-

drón y las listas de los candidatos, y juzga la legitimidad de todos

los procesos electorales de todos los poderes restantes y de todas

las instituciones (políticas y civiles, si lo requieren estas últimas).

El poder ciudadano es la última instancia fiscalizadora (que debie-

ra ser la culminación de todo un procedimiento permanente de


participación de los miembros de la comunidad desde su base)

de todos los demás poderes e instituciones. Todo esto exige una

descripción muy detallada que deberá estudiarse en el futuro.?

[8.23] Por su parte, la Revolución burguesa de 1789 propuso

un postulado procedimental-normativo: la igualdad. Sin embargo,

empíricamente, le será imposible implementarlo, pero no sólo

por la imposibilidad intrínseca de todo postulado, sino que, apo-

yándose de hecho en el campo económico en el sistema capitalis-

ta, en vez de situar a los ciudadanos cada vez más simétricamente,

a lo largo de los dos siglos de su formulación las asimetrías sociales

crecieron inmensamente, por lo que la igualdad no se ha conse-

guido, lo que pone en tela de juicio la legitimidad misma de la

democracia liberal, moderna, burguesa.

[8.24] La política es por último la institución que hace efectivo

el monopolio de la coacción legítima.

? Nos estamos anticipando a cuestiones que trataremos en la Segunda parte [>

20), novedad de la Constitución bolivariana de Venezuela (1999).

3 He concluido una Política de la liberación, en la que a través de tres largos volú-

menes, indico esta temática con mayor detalle (Dussel, 2007).


66 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

[8.3] Las instituciones de la “factibilidad” política. La Sociedad civil y

política. Libertad y gobernabilidad

[8.31] Las instituciones en cuanto tales son mediaciones de fac-

tibilidad. “Hacen posible” (factibles) usar medios apropiados para

cumplir los fines asignados —sería ejercicio de la razón instru-

mental o estratégica, en el sentido de W. Weber o M. Horkheimer.

Pero, de manera más estricta, en el campo político, y en todo siste-

ma político, son necesarias instituciones no sólo materiales (para

reproducir y aumentar la vida del ciudadano) o de legitimidad

(para operar dentro del consenso mutuamente aceptado), sino

igualmente instrumentos administrativos que permitan cumplir

con los fines de las otras dos esferas (la material yla formal indica-

das). Ésta es la esfera de la factibilidad política.

[8.32] Por ejemplo. Sin un sistema de recaudación de recur-

sos (impuestos) no es posible financiar todas las instituciones po-

líticas.. Un país inmensamente rico, técnica y económicamente

hablando, tendrá más recursos que uno pobre. La política del pri-

mero tendrá más posibilidad (factibilidad) de cumplir sus fines.

Hemos visto que la factibilidad es una de las determinaciones del

poder en cuanto tal [>2.3]. Si no hay factibilidad instrumental o

administrativa (que incluye igualmente, por ejemplo, una fuerza

militar defensiva y popular) la dicha comunidad no tiene poder

suficiente para ser gobernable.

[8.33] Las micro instituciones de la factibilidad política, cuyos

fines públicos son particulares, son todas las instituciones de la socie-

dad civil (aun escuelas privadas, comunidades religiosas, medios de


comunicación, etc.), ylas asociaciones sociales que cruzan el umbral

de lo meramente social y penetran el ámbito propiamente político

del Estado (por ahora en sentido ampliado según A. Gramsci).

[8.34] La macro institución de la factibilidad es la sociedad po-

lítica o el Estado (en sentido restringido), cuyos fines universales

engloban toda la comunidad política, y ha tenido una larga insti-

tucionalización a través los últimos cinco milenios.* Forman parte

* Samir Amin (1974) indica que en Egipto el Estado existe desde hace al

menos cinco mil años, desde las primeras dinastías faraónicas, con sus clases

dominantes, sistema de tributos, escritura que permitía guardar memoria de los

acontecimientos, de códigos legales, etc. Enrique -Florescano (2004) muestra

LAS INSTITUCIONES DE LAS ESFERAS DE LA LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA ... 67

del Estado los cinco poderes.ya aludidos, la policía, el ejército, las

instituciones de educación pública, ciertas empresas del Estado,

etcétera. j

[8.35] Toda esa estructura del sistema político torna la vida po-

lítica dentro del campo político gobernabie. La gobernabilidad es una

virtud de un sistema, que en principio es ambigua. Sin goberna-

bilidad no hay vida política; con una gobernabilidad fetichizada

[75] tampoco hay vida política estable en el largo plazo. La ex-

presión “gobernabilidad de la democracia” puede ser entendida

como una expresión cínica;* en el sentido de que la legitimidad

democrática no es la última instancia del Juicio, sino que existiría

una valoración superior, que no es ya la de la comunidad política

misma, sino la de un poder extranjero, metropolitano, imperial,

militarmente poderoso.
[8.36] En esta esfera se sitúa el postulado burgués de la libertad

(el “primer principio” de J. Rawls). Esta facultad (y derecho) per-

mite al ciudadano obrar con autonomía y sin ataduras, eligiendo

lo mejor. Sin embargo, y nuevamente, la pobreza, por ejemplo,

impide a los ciudadanos necesitados (“el problema social”) obrar

libremente, porque no tienen posibilidad objetiva de intervenir

en la vida pública, acosados por la vulnerabilidad cotidiana.

[8.37] En las esferas de la legitimidad democrática y la facti-

bilidad, la “opinión pública” juega una función insustituible. La

“opinión pública” penetra la totalidad del cuerpo político, siendo

el momento “hermenéutico” (interpretativo) de todos los otros

aspectos de la vida del campo político; de allí su centralidad onto-

lógica: es como una precomprensión antediscursiva de lo político?

igualmente la antigúedad del Estado en el mundo maya, por ejemplo, en torno

a la figura teogónica de los reyes.

* Como cuando un miembro del Departamento de Estado de Estados Unidos

declara que H. Chávez pudo ser elegido mayoritariamente, anotando que lo mis-

mo aconteció con A. Hitler, El Imperio se arroga así el derecho de calificar todo

proceso democrático. Si el elegido es sumiso a la Voluntad de Poder externa, es

declarado verdaderamente democrático; si responde al pueblo ejerciendo obedien-

cialmente el poder (y no obedeciendo al Imperio de turno) no es democrática.

* Lo que las “imágenes” televisivas determinan como “malo” o “injusto” (que

siempre es una cierta interpretación) se impone al espectador como la realidad mis-

ma. El mejor político puede ser completamente destruido por los medios de co-

municación.
68 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

(que no puede dejarse sin reglamentar jurídicamente en manos

de las transnacionales privadas del “negocio” de las noticias y la

“diversión”). La política como “espectáculo”, y no como “partici-

pación” y como “cultura” en la que hay que educar al pueblo, es la

corrupción política de la información a la que nos conduce la me-

dio-cracia (el poder político fetichizado del dinero penetra todos

los intersticios de los sistemas políticos, invirtiéndolo: poniéndolo

al servicio del poder como dominación [>5]). La comunidad polí-

tica puede ser alienada.

Tesis 9

LA ÉTICA Y LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS

IMPLÍCITOS. EL PRINCIPIO MATERIAL DE LA POLÍTICA

[9.1] Ética y normatividad política

[9.11] Se ha planteado inadecuadamente de muchas maneras la

relación entre la ética y la política. La primer manera es la no

relación entre la ética (como obligación subjetiva del singular) y

la política (que queda determinada de una manera externa, legal

o coactivamente). Es aproximadamente la posición de Kant. En

cierta manera la política pierde toda normatividad y sus reglas son

puramente procedimentales o “maquiavélicas”.

[9.12] Otros opinan que hay una “ética política”, pero en cierta

manera la solución es tan ambigua como la anterior. Los princi-

pios de la ética política son éticos, y la política como tal puede

ejercerse sin tales principios extrínsecos.


[9.13] La posición de K.-O. Apel o J. Habermas intenta indicar

la manera en que los principios morales-discursivos abstractos se

aplican al principio democrático o del derecho. Al menos en este

caso se salva la normatividad, pero se cae en un formalismo (hay

sólo principios políticos formales: el democrático o del derecho).

[9.14] La solución entonces es diversa. En primer lugar, es nece-

sario aceptar que la ética tiene principios normativos universales. !

Pero la ética no tiene un campo práctico propio, ya que ningún

acto puede ser puramente ético. Siempre se juegan en algún campo

práctico concreto (económico, político, pedagógico, deportivo,

familiar, cultural, etc.). Por otra parte, la obligación ética se ejerce

de manera distinta en cada campo práctico. La obligación del “¿No

matarás!” (la similitud ética) se ejerce en el campo político como

un “¡No matarás al antagonista político!” En esta obligación consis-

te la normatividad (deber, exigencia) del campo político (análoga

¡Véase Dussel, 1998.

[69]
70 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

a la normatividad ética, que es el analogado principal abstracto).

La principios políticos subsumen, incorporan los principios éticos y

los transforman en normatividad política.

ESQUEMA 9.1

SUBSUNCIÓN ANALÓGICA DE LOS PRINCIPIOS ÉTICOS EN EL CAM-

PO POLÍTICO

Principios

Principios

políticos

Principios

económicos

Principios

de otros

campos

Distinción analógico

Aclaraciones al Esquema. 9.1, En el ámbito de la similitud (semejanza) la obli-

gatoriedad de los principios éticos coincide con todos los demás (Similitud =

Principios políticos N Principios económicos MN Otros principios); y es lo que

tienen de semejantes, no de identidad (por ejemplo: el “¡No matarás...!” ético

en el caso de cada campó, no es idéntico, sino sólo semejante). El nivel de la

distinción analógica es en lo que cada principio no coincide con los otros (pero

no son diferencias específicas sino analogados). Así se enuncian los analogados:


“¡No matarás [similitud] al competidor en el mercado [propio del principio eco-

nómico]!”, en el campo económico. “¡No matarás [similitud] al antagonista en

el conflicto por la hegemonía [en la política]!”, en el campo político. Otros cam-

pos; “¡No matarás [similitud] al hijo/al”, en el campo pedagógico (como no

mató Abraham a Isaac, no así en el caso de Edipo). “¡No matarás [similitud] a

la mujer”, en el campo de género; etcétera.

LA ÉTICA Y LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS IMPLÍCITOS 71

[9.15] Los principios políticos son, por otra parte, principios

intrínsecos y constitutivos de la potentia [> 2] (el poder de la co-

munidad) y también de la potestas [+ 3] (del ejercicio delegado

del poder), ya que cada determinación del poder es fruto de una

obligación política que impera como deber a los actores en sus ac-

ciones y en el cumplimiento de la función de las instituciones. Los

principios políticos constituyen, fortalecen y regeneran por dentro,

obligando a los agentes, a áfirmar la voluntad de vida, en el con-

senso factible de toda la comunidad, en sus acciones en vista de

la hegemonía (como poder obediencial) y alentando el cumpli-

miento de las tareas de cada esfera institucional [=> 7-8, 17-20]

(material, formal de legitimidad y de factibilidad eficaz).

[9.16] El que no cumple los principios normativos de la polí-

tica no sólo es un político injusto (subjetivamente), sino que obje-

tivamente debilita y carcome el poder, las acciones y las instituciones

a través de las cuales pretende gobernar. El fetichismo del poder

[25.1] (que es el no cumplimiento de la normatividad política)

es autodestructivo. Aísla el poder delegado (potestas) de la fuente

del poder (potentia).

[9.2] Los tres principios “implícitos”


[9.21] Los principios políticos imperan implícitamente, como las

reglas gramaticales que una madre enseña a su hijo, aunque no

sepa nada de gramática, cuando le corrige exclamando: “¡No se

dice casa colorado, sino colorada!” —la madre sabe implícitamente

las reglas de la concordancia de los géneros del sustantivo y de los

adjetivos. De la misma manera todos los políticos saben implícita-

mentelos principios. Sin embargo, es bueno explicitarlos, para tener

más conciencia normativa, para poder enseñarlos más claramen-

te, para poder fundamentarlos.

[9.22] Al menos los principios normativos de la política, los esen-

ciales, son tres. El principio material (M) obliga acerca de la vida de

los ciudadanos; el principio formal (L) democrático determina el

deber de actuar siempre cumpliendo con los procedimientos pro-

pios de la legitimidad democrática; el principio de factibilidad (F)


72 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

igualmente determina operar sólo lo posible (más acá de la posibi-

lidad anarquista, y más allá de la posibilidad conservadora).

19.23] Estos principios, sin última instancia, se determinan mu-

tuamente, siendo cada uno de ellos la condición condicionante

condicionada de los otros.

ESQUEMA 9.2 )

MUTUA CODETERMINACIÓN DE LOS PRINCIPIOS POLÍTICOS

Aclaración al esquema 9.2: M: Esfera material. L: Esfera formal normativo pro-

cedimental del sistema de legitimación o democrático. F: Esfera de factibili-

dad estratégica. Las flechas a, b, €, d, etc., indican la mutua determinación y

su dirección sin última instancia.

19,24] En la tradición marxista estándar el principio material

(económico) es la última instancia. En la tradición liberal el prin-

cipio formal-democrático es la última instancia. En el cinismo de

la política sin principios, la factibilidad opera sin restricción algu-

na. Se intenta aquí superar estas posiciones reductivas. La flecha a

indica la determinación formal de la legitimidad democrática de

todas las acciones e instituciones económicas, ecológicas, cultura-

les. La flecha f. por el contrario, indica la determinación material

de las acciones o instituciones democráticas, y así sucesivamente.

2 Practíquense las otras posibilidades. Por ejemplo, la flecha b indica la determi-

nación material de la factibilidad. Por ejemplo: un país pobre (“Debes defender


LA ÉTICA Y LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS IMPLÍCITOS 73

Se trata entonces de una mutua y compleja codeterminación sin

última instancia.

[9.3] El principio político-material

[9.31] Toda la filosofía política moderna europea supone siempre

el principio material que deseamos indicar. Th. Hobbes explica en

el Leviatán (1642), que en el “estado de naturaleza” unos indivi-

duos establecen un continuo estado de guerra; unos matan a los

otros. Para que la vida sea posible es necesario celebrar un pacto;

se establece así el “estado civil”, donde es posible la sobrevivencia.

Este razonamiento se encuentra debajo de la argumentación de

B. Spinoza, J. Locke o J. J. Rousseau. Se presupone entonces que

la institucionalidad política esta fundada en posibilitar la produc-

ción, reproducción y aumento estable de la vida de los ciudadanos

en comunidad política (la potestas [—+3]).

[9.32] Material no quiere significar algo físico, sino contenido.

Como cuando se dice: “El contenido o la materia que expongo en

este libro es la política.” En este sentido, el contenido (o la materia)

de toda la política (de sus actos, instituciones, etc.) es en última

instancia la vida humana, la vida concreta de cada uno, la “vida

desnuda” —más concreta que la nuda vita de G. Agamben—. Toda

acción o institución política tiene por contenido la referencia a la

vida. La agricultura produce alimentos para la vida. Los caminos

acortan la distancia para cumplir funciones que, de mediación en

mediación es siempre al final alguna dimensión de la vida huma-

na. De lo que se trata en política es de crear las condiciones para


la posibilidad de la vida de la comunidad (y de cada miembro) y

para su acrecentamiento: una vida posible; una vida cualitativa-

mente mejor. Escribía Johann G. Fichte:

El objetivo de toda actividad [política] humana es poder vivir y a esta po-

sibilidad de vivir tienen el mismo derecho todos aquellos a los que la na-

la vida del pueblo!”) no puede tener un ejército ofensivo técnicamente poderoso,

pero podría desarrollar una táctica defensiva que le permitiría derrotar al mejor

ejército (“¡Debes decidir lo factible!”). ¿No es el caso del pueblo español al co-

mienzo del siglo xIx contra Napoleón o Iraq contra G. W. Bush todavía en 2006?
74 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

turaleza trajo a la vida. Por eso hay que hacer la división ante todo de

tal manera que todos dispongan de los medios suficientes para subsistir.

¡ Vivir y dejar vivir?

[9.33] Por ello, una descripción mínima del indicado princi-

pio material podría enunciarse de la siguiente manera: Debemos

operar siempre para que toda norma o máxima de toda acción,

de toda organización o de toda institución (micro o macro), de

todo ejercicio delegado del poder obediencial, tengan siempre

por propósito la producción, mantenimiento y aumento de la vida inme-

diata de los ciudadanos de la comunidad política, en último tér-

mino de toda la humanidad, siendo responsables también de esos

objetivos en el mediano y largo plazo (los próximos milenios).*

De esta manera, la acción política y las instituciones podrán te-

ner pretensión política de verdad práctica, en la subesfera ecológica

(de mantenimiento y acrecentamiento de la vida en general de

planeta, en especial con respecto a las generaciones futuras), en

la subesfera económica. (de permanencia y desarrollo de la pro-

ducción, distribución e intercambio de bienes materiales) y en la

subesfera cultural (de conservación de la identidad y crecimiento

de los contenidos lingúísticos, valorativos, estéticos, religiosos, teó-

ricos y prácticos de las tradiciones culturales correspondientes).

La satisfacción de las necesidades de la corporalidad viviente de los

ciudadanos (ecológicas, económicas y culturales) probarán como

hecho empírico el logro de la pretensión política de justicia del go-

bernante. Es un principio con pretensión universal, cuyo límite es

el planeta Tierra y la humanidad en su conjunto, en el presente y

hasta en el lejano porvenir.


[9.34] ¡La política es ante todo una acción en vista del creci-

miento de la vida humana de la comunidad, del pueblo, de la

humanidad!

3 El Estado comercial cerrado (1800), Lib. 1, cap. 1, 11; Fichte, 1991, p. 19.

t El “cortoplacismo” de los sexenios o cuatrienios ha corrompido la política

nacional e internacional, de manera que un proyecto de sobrevivencia de la hu-

manidad dentro de los próximos mil años, lo que sería perfectamente factible, es

impensable.

Tesis 10

LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS FORMAL-

DEMOCRÁTICO Y DE FACTIBILIDAD

[10.01] Veamos primeramente en un cuadro la complejidad del

orden estructural de los tres niveles arquitectónicos sugeridos más

arriba [>6.01], desde el punto de vista de los principios norma-

tivos, de los postulados políticos [17.3], de las utopías políticas,

de los sistemas políticos concretos, de los proyectos políticos como

fines de la acción, etcétera.

ESQUEMA 10.1

DIVERSOS GRADOS LÓGICOS DE ABSTRACCIÓN Y DE APLICACIÓN DE

LOS PRINCIPIOS, MOMENTOS TELEOLÓGICOS' Y ACCIONES, Y SUS

EFECTOS DESDE UN ORDEN POLÍTICO DADO

Nivel C. Principios políticos


1. Orden ontológico u omnitudo -Fundamento ontológico o constitu-

realitatis : ción real del viviente humano

2. Principios éticos implícitos -Primer grado de abstracción

3. Principios políticos implícitos -Subsume el nivel anterior

4. Postulados políticos -Son enunciados de perfección?

5. Utopías políticas? y paradigmas? -Se imaginan con contenidos

históricos

! “Teleológico” significa que fija “fines a la acción”.

* Semejante a los postulados históricos o políticos de Kant. Son los “conceptos

trascendentales” de Hinkelammert [+17,3].

? No son “principios” normativos políticos, sino ideas regulativas que orientan

EE de la acción política (4. y la corrección de sus efectos negativos, niveles 12-

* Desearíamos distinguir entre las utopías (narrativas como las de Thomas

Moro), y los modelos o paradigmas de sistema políticos como el del sistema libe-

ral, el del Estado benefactor, neoliberal, socialista, etcétera.

[75]
76 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

Nivel B. Instituciones políticas

6. Sistema político histórico con- -Se conforman instituciones según

creto los principios, postulados, proyec-

tos, etcétera,

Nivel A. Acciones políticas

7. Proyectos políticos y fines de la -Se organizan metas de acción

acción concretas

8. Reglas de estrategia de acción Se fijan desde los fines decididos

Son determinados coyunturalmen-

te desde la estrategia

9. Reglas tácticas de acción

10. Medios políticos a emplearse -Se eligen desde las tácticas

11. Acción concreta política (praxis) -Se decide en consecuencia y se

realizan contingentemente

Efectos políticos positivos o negativos”

12. Aun los no-intencionales a corto -Se siguen a las acciones inmedia-

plazo tamente

13. Aun los no-intencionales a largo -Difícilmente previsibles


plazo

[10.02] Todas estas distinciones (en número de 13) se deberán

ir describiendo no sólo en esta obra, sino en otras en elaboración.!

Por ahora valgan como referencia para la exposición que empren-

demos a continuación.

[10.1] El principio democrático

[10.11] La democracia, esencialmente, es una institucionalización

de las mediaciones que permiten ejecutar acciones e institucio-

nes, ejercicios delegados del poder, legítimos. Se implementan con

sistemas de instituciones empíricas, inventadas, probadas, y corre-

gidas durante milenios por la humanidad, a fin de alcanzar una

5 Desde los efectos negativos se desplegará todo el discurso crítico de la filosofía

política, tema de la Segunda parte [>13.1].

$ Véase E. Dussel, Política de la liberación (Dussel, 2007), de próxima publica-

ción, vol, 2, 8 24.1.

LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS 77

aceptación fuerte por parte de todos los ciudadanos. La finalidad

es un consenso legítimo [—+8,1]. Todo este sistema institucional

está constituido y alentado por dentro por un principio normativo

(que subsume el principio de validez universal de la ética en el cam-

po político). Lo válido en la ética es lo legítimo en la política (que

agrega a la mera validez ética instituciones coercitivas cuyo mono-

polio debe tenerlo la potestas, de lo contrario cada sujeto singular

podría intentar castigar por venganza una injusticia sufrida: sería


un estado de barbarie anterior al estado de derecho).

[10.12] El principio democrático se encuentra enunciado frecuen-

temente por los filósofos modernos. Esto no les priva de caer en

ciertos equívocos. Por ejemplo, ]. J. Rousseau escribe, en El contra-

to social, de que es necesario:

Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con toda la fuer-

za común la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno

se une a todos no obedeciéndose sino a sí mismo, y quedando tan libre

como antes.”

[10.15] La formulación tiene muchas ambigúedades. En pri-

mer lugar, esa forma de asociación (es lo formal procedimental) no

sólo debe defender a cada persona, sino primeramente a toda la

comunidad, porque el punto de partida no son individuos aisla-

dos sino comunidades históricas ya siempre presupuestas (un Ro-

binson Crusoe no perdido sino desde siempre aislado ni podría

nacer (!) —es una contradicción—, ni podría devenir humano en

la soledad: ¿quién le enseñaría, por ejemplo, a hablar?; siempre

hay una comunidad como punto de partida). En segundo lugar, y

en efecto, cuando el ciudadano participa simétricamente dando

razones para alcanzar el consenso “cada uno se une a todos no

obedeciéndose sino a sí mismo” (ya que libremente decidió dictar

la ley que lo obliga y debe obedecerla porque él —o ella misma— la

dictó). Pero en este caso no queda “libre como antes”, porque aho-

ra lo ata una obligación ciudadana que lo constituye como libre

pero dentro de un orden jurídico de fraternidad que le impide una

7 Lib. 1, cap. 6 (Rousseau, 1963, p.61).


78 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

omnímoda espontaneidad. Ahora la libertad es comunicativa, y

puede ejercerse legítimamente (y es legítima su libertad si obedece

la ley que él o ella misma dictaron —si.es que participaron simé-

tricamente en su institucionalización).

[10.14] La democracia, en su fundamento, es un principio nor-

mativo [3 del esquema 10.1]; es un tipo de obligación que rige

dentro del ámbito de la subjetividad (siempre intersubjetiva) de

cada ciudadano, y que anima por dentro todos los momentos ar-

quitectónicos de la política. Una mínima descripción podría ser

la siguiente:

[10.15] Debemos operar políticamente siempre de tal manera

que toda decisión de toda acción, de toda organización o de las

estructuras de una institución (micro o macro), en el nivel material

o en el sistema formal del derecho (como el dictado de una ley) o

en su aplicación judicial, es decir, en el ejercicio delegado del poder

obediencial, sea fruto de un proceso de acuerdo por consenso en

el que puedan de la manera más plena participar los afectados (de los

que se tenga conciencia); dicho acuerdo debe decidirse a partir de

razones (sin violencia) con el mayor grado de simetría posible de los par-

ticipantes, de manera pública y según la institucionalidad (demo-

crática) acordada de antemano. La decisión así tomada se impone a

la comunidad y a cada miembro como un deber político, que norma-

tivamente o con exigencia práctica (que subsume como político al

principio moral formal)* obliga legítimamente al ciudadano.

[10.16] Este principio está vigente desde el momento en que

la comunidad decide institucionalizarse originariamente (antes


aun de la Constitución), y debe ser cumplido en todos los momentos

del despliegue de todos los procesos políticos sin excepción alguna. El

centralismo democrático (un círculo cuadrado contradictorio), la

gobernabilidad de la democracia del Imperio, o el lograr gober-

nar siendo minoría (engañando a las mayorías con legitimidades

aparentes como la weberiana o liberal), deben ser rechazadas y

superadas pof una atención continua en el cumplimiento peren-

ne de este principio normativo. En lo oscurito (lo no-público), de

la élite en el poder burgués, del Departamento de Estado o del

8 Véase en mi Ética de la Liberación (Dussel, 1998), cap.2.

LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS 79

Comité Central, nunca podrán alcanzarse acuerdos legítimos,

democráticos. Es la enseñanza mayor dejada del descalabro del

socialismo real.

[10.2] Implementación del principio democrático

[10.21] Todo principio debe ser aplicado empíricamente. Los clá-

sicos llamaban prudencia (frónesis en griego) .a la “sabiduría prác-

tica”, que inclinaba al ciudadano a saber aplicar correctamente al

caso concreto los principios universales —la universalidad del

principio no quita, sino que clarifica, la inevitable incertidumbre

de toda decisión política, por lo que siempre es falible—. En el

presente, sin rechazar esa posición, debemos integrarla intersubje-

tivamente. La aplicación al caso concreto se hace comunitariamen-

te, según el principio democrático (por simétrica participación de

los afectados dando razones para llegar a acuerdos). Pero nunca

se puede sino excepcionalmente llegar a la unanimidad. Por ello


habrá siempre minorías en desacuerdo, en disenso. Aquí debe to-

marse conciencia de instrumentos múltiples que usa la aplicación

del principio, de los cuales ninguno por separado es democrático

si no lo anima por dentro el principio normativo en tanto normativo (es

decix, que obliga subjetivamente a los ciudadanos) .

[10.22] Ninguna decisión es perfecta (para ello se necesitaría

inteligencia infinita, fraternidad pura, tiempo infinito, imposibles

para la finitud humana). Toda decisión (que impera las acciones y

funda las instituciones) no es perfecta; es decir, es imperfecta; luego,

siempre cometerá aun no-intencionalmente algún efecto negativo

[>12 y 13 del esquema 10.1]. Por lo general las minorías o la opo-

sición captan dichos efectos negativos, porque los sufren. En la

solución de los efectos negativos está el futuro, la transformación,

el progreso cualitativo de la vida. Respetar la minoría es honrar el

futuro; es aceptar posibles errores inevitables; es poder corregir-

los (la corrección se efectúa usando los mismos principios norma-

tivos enunciados).

[10.23] Toda votación para cerrar una discusión es por defini-

ción interrumpir un proceso inacabado. Por lo tanto la decisión

adoptada por votación no es la verdad práctica. Sólo es el acuerdo


80 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

alcanzado hasta el momento (imperfecto, con efectos negativos

inevitables). Es simplemente un instrumento de la finitud huma-

na en vista del progreso en el futuro de decisiones mejores.

[10.24] Por todo ello, contra J. Habermas, la prudencia mono-

lógica del singular tiene siempre importancia, porque al final el

acuerdo es la suma orgánica de decisiones monológicas impera-

das por la prudencia singular. Además, el disidente (que puede te-

ner la razón, fuente de progresos futuros) tiene una convicción

de su propuesta no por el acuerdo (porque es disidente) sino desde

su singular evaluación del caso (juicio entonces prudencial). En

resumen, el principio democrático discursivo, comunitario, no

ahorra la responsabilidad singular de cada ciudadano, que debe

tener la valentía de expresar su disidencia cuando la crea fundada

(desde la conclusión de su conciencia política propia).

[10.25] Lo mismo dígase de la representación. Ante la imposibili-

dad de la democracia directa, es necesario elegir representantes.

La elección libre y secreta de representantes es una institución

inventada de antiguo. No es idéntica a una elección perfecta, ni

es intrínsecamente democrática. Es un momento institucional que,

alentada por el principio democrático, sirve, junto a otras institu-

ciones, de mediación no exentas de posible corrupción.

[10.26] El total del sistema democrático liberal, por ejemplo,

es, igualmente, un sistema concreto [>6 del esquema 10.1]. De

ninguna manera es un principio normativo y ni siquiera un ejem-

plo a imitar. Es fruto de un proceso histórico que cada comunidad

metropolitana y colonialista (Reino Unido, Francia, Estados Unidos,


etc.) ensayaron con éxito. Los sistemas democráticos poscolonia-

les y periféricos deberán estudiar instituciones concretas y desde

el principio democrático crear nuevos sistemas concretos, facti-

bles, apropiados.*

[10.3] El principio político de factibilidad estratégica

[10.31] Tocamos un tema central de la política, a la que N. Ma-

quiavelo dio tanta importancia en El príncipe. La política fue de-

> Véase Dussel, Política de la liberación (Dussel, 2007), vol. 2, 8 25.

LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS 81

finida por algunos como “el arte de lo posible”. Se trata de una

posibilidad empírica, pero muy particular. Su límite es lo imposible.

Hegel nos habla de los proyectos políticos imposibles cuando indica

que “esas abstracciones han producido [...] la ruina de todo lo

que existe y tiene [...] como fundamento una pretendida raciona-

lidad”.'* Marx, en cambio, muestra la imposibilidad de la política

(y del mismo capitalismo) cuando se deja todo en manos de las

relaciones mercantiles, sacrificando la vida humana al progreso

del capital exclusivamente, que en F. Hinkelammert se formula de

la siguiente manera:

La sociedad capitalista es imposible porque es autodestructora, por tanto,

el progreso desencadenado dentro de la sociedad burguesa solamente

puede ser orientado en función de la vida humana,"

[10.32] Ese “controlar” la acción o la institución (el capital es


también una institución) posibles indica el momento normativo

del principio de factibilidad, ahora en el campo político, que

no es sino el encuadrar la acción eficaz sistémica dentro de los

parámetros de los otros dos principios políticos normativos ya

enunciados.

ESQUEMA 10.2

TRES TIPOS DE “POSIBLES” POLÍTICOS

1. El posible del conser- 2. El posible del crítico 3. El Posible del anar-

vador (Superado porel (Imposible para el con- quista (Imposible para el

crítico) servador. Superado crítico y el conservador)

por el anarquista)

[10.33] El principio normativo de factibilidad política podría

ser aproximadamente enunciado de la siguiente manera: Debe-

Mos operar estratégicamente teniendo en cuenta que las acciones y

1" Rechtsphil,, E 258, Comentario; Hegel, 1971, vol. 7, pp. 400401.

11 F, Hinkelammert, 1984, p. 22.


82 EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

las instituciones políticas tienen que ser siempre consideradas como

posibilidades factibles, más allá de la mera posibilidad conservadora

[1 del esquema 10.2] y más acá de la posibilidad-imposible del anar-

quista extremo [>3 del mismo esquema] (de derecha en el caso de

R. Nozick o de izquierda en M. Bakunin). Es decir, los medios y los

fines exitosos de la acción y de las instituciones deben. lograrse den-

tro de los “estrictos marcos” —como indicaba R. Luxemburg—):

a] cuyos contenidos están delimitados y motivados desde dentro por

el principio material político (la vida inmediata de la comunidad),

y b] cuya legitimidad haya quedado determinada por el principio

democrático. Lo mismo vale para los medios, las tácticas, las estra-

_tegias para cumplir los fines dentro del proyecto político concreto

que se intentan'? [>7-11 del esquema 10.1]. La “pretensión de fac-

tibilidad política” de la acción estratégica, entonces, debe cumplir

con las condiciones normativas materiales y formales en cada uno

de sus pasos, ya establecidas en los parágrafos anteriores, pero ade-

más, con las exigencias propias de la eficacia política, en el mane-

jo de la escasez y la gobernabilidad, para permitir a la factibilidad

normativa del poder dar existencia a un orden político que, en el

largo plazo, alcance permanencia y estabilidad, debiendo ne sólo

12 El principio político de factibilidad se enmarca dentro del horizonte deli-

mitado por los dos primeros principios normativos políticos para determinar la

posibilidad de los fines (fija un límite negativamente “¡No debes hacer esto porque

es imposible empíricamentel”), pero ejerce una acción específica, propia, en el juicio

acerca de los medios, no sólo que formalmente cumplan los fines (usando la

racionalidad formal descrita por M. Weber), sino material y procedimentalmente

en cuanto a la consistencia intrínseca del medio en cuanto normativo E “¡Opera

este medio porque afitma la vida, es legítimo y eficaz para el fin!”). No se debe
torturar al oponente político para que delate la estrategia de los opositores. Esa

imposibilidad mormativo-política de la tortura indica que no todos los medios son

Posibles (usarlos, juzgarlos, determinarlos) para los fines (normativos) de la po-

lítica. La objeción se expresaría aproximadamente así:. “¿Qué utilidad tiene la

. normatividad que. disminuye las posibilidades estratégicas?” La respuesta sería: A

corto plazo pareciera disminuir las posibilidades; peroa mediano y largo plazo da

coherencia evitando contradicciones, permite una fundamentación firme para

convencer al grupo de actores, crea legitimidad, evita los conflictos de origen

material, permite a los actores una honesta pretensión política de justicia, da a la

acción, a la institución o al orden alcanzado mayor permanencia, gobernabilidad

y estabilidad. En resumen fortalece el poder (como potentia y como potestas) al al-

canzar el poder-poner medios con plena aceptación de todos los ciudadanos.

LOS PRINCIPIOS NORMATIVOS POLÍTICOS 83

atender al efectuar su acción a los efectos positivos (causa de méri-

to y honra), sino especialmente debiendo responsabilizarse por los

efectos negativos (causa de crítica o castigo), en cuyo caso no dejará

de corregirlos, para que los efectos negativos, aunque sean indi-

rectos o no-intencionales,!'* no produzcan hechos definitivamente

irreversibles. Deberá considerarse para ello, en primer lugar, a] la

eficacia ante la escasez de recursos (cuantitativamente finitos ante

una comunidad con necesidades siempre crecientes) en cuanto a

la decisión y uso de los medios, y, en segundo lugar, b] la gober-

nabilidad (desde la complejidad de las instituciones), partiendo

de la incertidumbre contingente de lo indecidible de las acciones

y las instituciones.

15 Efectos negativos no-intencionales que serán el punto de partida de la Segun-

da parte de esta obra.


SEGUNDA PARTE

LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO:

HACIA EL NUEVO ORDEN POLÍTICO

[11.01] Todo orden político, aun el mejor empíricamente hablan-

do, no es perfecto. Hemos ya indicado que para la condición huma-

na finita tal tipo de acabamiento es imposible. Esto permite deducir

que no siendo perfecto son inevitables, y más cuando se tiene en

cuenta la incertidumbre de toda decisión humana, efectos negati-

vos. Los que sufren los efectos negativos son las víctimas. Víctimas

políticas en nuestro caso. Víctimas, porque no pueden vivir en

el grado relativo a la evolución histórica de la humanidad; víc-

timas que de alguna manera se encuentran en asimetría en la

participación, o simplemente han sido excluidas de la misma. En

fin, el orden político manifiesta por sus víctimas su ineficacia, por

el simple hecho de existir dichas víctimas —en cuanto no puede

distribuir a todos los beneficios del orden vigente.

[11.02] Desde las víctimas, cuando el sufrimiento se hace in-

aceptable, intolerable, surgen movimientos sociales contestatarios

en el campo político empírico. Surgen igualmente teorías críticas

orgánicamente articuladas a dichos movimientos. De tal manera

que en esta Segunda partela filosofía política deviene crítica del sis-

tema vigente; comienza así una deconstrucción de lo expuesto en

la Primera parte. El punto de apoyo de la tarea deconstructiva serán

las mismas víctimas políticas, oprimidas, reprimidas, excluidas,

cuando no torturadas, asesinadas, por todas las “guerras sucias”

de la historia reciente.

[85]
Tesis 11

EL PUEBLO..LO POPULAR Y EL “POPULISMO”

[11.1] Movimientos sociales y reivindicación hegemónica

[11.11] Al referente intersubjetivo del orden político vigente des-

crito en la Primera parte es lo que hemos denominado “comunidad

política”. Más allá del individualismo metafísico liberal y más acá

del colectivismo sustantivo del socialismo real, la comunidad indica

la inserción intersubjetiva originaria de la subjetividad singular de

cada ciudadano. Nacemos dentro de una comunidad política que

ya siempre está presupuesta filo- (como especie humana) y onto-

genéticamente (como singular). Desde un punto de vista político,

sin embargo, es todavía una abstracción, sin-las contradicciones y

conflictos que necesariamente la atraviesan siempre. Ascendamos

entonces de lo simple a lo complejo, de lo abstracto a la concreto.

Pasemos ahora de. la “comunidad política” al “pueblo”.

- [11.12] Si todos los sectores de la comunidad política hubieran

cumplido sus demandas, no habría protesta social ni formación

de movimientos populares que luchen por el cumplimiento, insa-

tisfecho de sus reivindicaciones. Es-a partir de la negatividad de las

necesidades —de alguna dimensión de la vida o de la participa-

ción democrática— que la lucha por el reconocimiento se trans-

forma frecuentemente en movilizaciones reivindicativas (que no

esperan la justicia como don de los poderosos sino como logros de

los mismos movimientos). Habrá tantos movimientos como reivin-

dicaciones diferenciales.

[11.13] El problema político se descubre cuando se considera

que hay tantas reivindicaciones como necesidades en torno a las


cuales nacen los movimientos. Movimientos feministas, antirra-

cistas, de la “tercera edad”, de los indígenas, de los marginales y

desocupados, que se agregan a los de la clase obrera industrial, de

los campesinos empobrecidos o “sin tierra”, y a los movimientos

más geopolíticos de lucha contra las metrópolis colonialistas, el

[87]
88 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

eurocentrismo, el militarismo o “movimientos pacifistas”, ecológi-

cos, etc. Cada uno de estos movimientos tienen reivindicaciones di-

ferenciales,' que en principio se oponen. ¿Cómo puede pasarse de

una reivindicación particular a una reivindicación hegemónica que

pueda unificar todos los movimientos sociales de un país en un

momento dado? Es toda la cuestión del pasaje de particularidades

diferenciales a una universalidad que las englobe.

[11.14] La solución del pasaje de cada reivindicación a la rej-

vindicación hegemónica universal es la propuesta de E. Laclau. El

proceso de ese “pasaje” es detallado y no podemos analizarlo aquí.

Diría que es el univoco equivalencial.?

[11.15] Boaventura de Sousa Santos,* en cambio, piensa que

cada reivindicación debe entrar en un proceso de diálogo y de tra-

ducción, a fin de lograr un entendimiento entre los movimientos

que sin embargo nunca es el de una universalidad englobante. El

posmodernismo crítico deja lugar a una hermenéutica dialógica

abierta.

[11.16] Sería posible todavía pensar que las reivindicaciones de

los movimientos (1, 2, 3, N del esquema 11.1) van incorporando

las demandas de los otros movimientos en la propia. El feminis

mo descubre que las mujeres de colorson las peor tratadas; que las

obreras reciben menor salario; que las ciudadanas no ocupan fun-

ciones de representación; que las mujeres en los países periféricos

sufren todavía mayor discriminación, etc. De la misma manera el

indígena descubre la explotación de la comunidad en el capitalis-

mo, en la cultura occidental dominante, en el racismo sutil pero


vigente, etc, Es decir, por mutua información, diálogo, traduc-

ción de sus propuestas, praxis militante compartida, lentamente

se va constituyendo un hegemón analógico (las flechas del esquema

11.1 indican ese proceso de incorporación analógica, guardando

la distinción propia de cada movimiento) que incluye a todas las

reivindicaciones de alguna manera, aunque pueda, como opina E.

Laclau, haber algunas que guardan prioridad. En el proceso de la

emancipación ante España en 1810 la “¡Libertad!” cobró una pri-

l Véase Ernesto Laclau, La razón populista (Laclau, 2005). ]

? Véase en Política de la liberación (Dussel, 2007), vol. 3, $ 36-40.

Véase B. de Sousa Santos, El milenio huérfano (de Sousa Santos, 2005).

EL PUEBLO. LO POPULAR Y EL “POPULISMO” 89

macía indiscutible como demanda unificante de todos los grupos

del bloque patriótico en América Latina.

[11.17] Los movimientos, junto a los sectores críticos de la co-

munidad política, entre los que pueden incluirse la pequeña bur

guesía en crisis de desempleo y la burguesía nacional destruida

por la competencia de las transnacionales, van constituyendo un

“bloque” que viene “desde abajo” cada vez con mayor conciencia

nacional, popular, plena de necesidades incumplidas y de reivin-

dicaciones que se asumen con clara conciencia de sus exigencias.

ESQUEMA 11.1

PROCESO DE CONSTITUCIÓN DEL HEGEMÓN ANALÓGICO A PARTIR DE

LAS REIVINDICACIONES DISTINTIVAS

Aclaración al esquema 11.1. Los círculos 1,2,3,N representan identidades di-


ferenciales (E. Laclau), movimientos sociales (Boaventura de Sousa) que

deben constituir una compleja reivindicación hegemónica (HA), con distin-

ciones analógicas de lo propio de cada movimiento.

[11.2] El “pueblo”. La “plebs” y el “poputus”

[11.21] Así surge la necesidad de tener una categoría que pueda

englobar la unidad de todos esos movimientos, clases, sectores,

etc., en lucha política. Y bien, “pueblo” es la categoría estrictamen-


90 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

te política* (ya que no es propiamente sociológica ni económica)

que aparece como imprescindible, pese a su ambigúedad —pero

su ambigúedad no es fruto de un equívoco sino de una inevita-

ble complejidad. En un famoso discurso, Fidel Castro describió la

cuestión “cuando hablamos de hucha” —es decir, cuando usamos

dicho concepto dentro del horizonte político, estratégico, táctico:

Entendemos por pueblo, cuando hablamos de lucha, la gran masa irre-

denta [...], la que ansía grandes y sabias transformaciones de todos los

órdenes y está dispuesta a lograrlo, cuando crea en algo y en alguien,?

sobre todo cuando crea suficientemente en sé misma [...] Nosotros llamamos

pueblo, si de lucha se trata,.a los 600 mil cubanos que están sin trabajó [...];

a los 500 mil obreros del campo que habitan en los bohíos miserables [...]; a

los 400 mil obreros industriales y braceros [...] cuyos salarios pasan de manos

del patrón a las del garrotero [...]; a los 100 mil agricultores pequeños,

que viven y mueren trabajando una tierra que no es suya, contemplándo-

la siempre tristemente como Moisés a la tierra prometida” [...]; a los 30 mil

maestros y profesores [...]; a los 20 mil pequeños comerciantes abruma-

dos de deudas [...J; a los 10 mil profesionales jóvenes [...] deseosos de

lucha y llenos de esperanza [...] ¡Ése es el pueblo, el que sufre todas las

desdichas y es por tanto capaz de pelear con todo el coraje!?

[11.22] En textos posteriores incluye a los niños abandonados,

a las mujeres en la sociedad machista, a los ancianos, etc. En países

como Bolivia, Perú (el de J. C. Mariátegui, acusado de “populista”

por los marxistas dogmáticos), Guatemala o México, hay que agre-

gar las etnias indígenas. Por el proceso del urbanismo no se debe

olvidar a las masas marginadas, a los inmigrantes pobres recién lle-


* Véase “La cuestión popular” en mi obra La producción teórica de Marx, $ 18.2

(Dussel, 1985, pp. 400ss). :

5 Castro reconoce aquí la importancia del sujeto singular en el liderazgo del

proceso político de construcción de un pueblo,

$ Como tal no son asalariados, no pueden reproducir su vida, son el pauper ante

festum de Marx, los marginal, los lumpen.

7 Obsérvese el uso de una metáfora del imaginario religioso popular “no muy

oriodoxo” para un marxista de esa época, aunque en el tiempo de Evo Morales sería

un ejemplo obvio, usado por Tupac Amaru, J. M.-Morelos, los sandinistas, etcétera.

8 “La historia me absolverá”, en Castro, 1975, p. 39.

EL PUEBLO. LO POPULAR Y EL “POPULISMO” 91

gados, a los excluidos políticamente en la exterioridad del Estado,

etcétera.

[11.23] Entre los aztecas el altépetl, y entre los mayas el Amag

son las palabras que significan la “comunidad”, el “pueblo”, con

una intensidad incluyente del “nosotros” desconocida por las ex-

periencias moderno-occidentales.? Por ello en América Latina,

por influencias indígenas en todo el continente, la palabra. “pue-

blo” significa algo más profundo que en las lenguas romances.

[11.24] El “pueblo” establece una frontera o fractura interna

en la comunidad política. Puede haber ciudadanos miembros de

un Estado, pero del bloque en el poder que se distingue de “pue-

blo”, como los insatisfechos en sus necesidades por opresión o ex-


clusión, Elamaremos plebs (en latín) al pueblo como opuesto a las

élites, a las oligarquías, a las clases dirigentes de un sistema políti-

co. Esa plebs, una parte de la comunidad, tiende sin embargo a en-

globar a todos los ciudadanos (pofrulus) en un nuevo orden futuro

donde las actuales reivindicaciones serán satisfechas y alcanzarán

una igualdad gracias a una lucha solidaria por los excluidos.

[11.25] No es extraño que A. Negri oponga multitud (como-el

la define)!” a pueblo, rechazando a este último. como un concep-

to sustancialista e inadecuado: “¿Sería posible imaginar hoy un

nuevo proceso de legitimación que no descanse en la soberanía

del pueblo, sino en la productividad biopolítica de la multitud?”

Opinamos que no, pero de todas maneras es necesario entender

al pueblo de manera renovada.

[11.3] El “bloque social de los oprimidos”, lo popular y el populismo

[11.31] El “pueblo” se transforma así en actor colectivo político, no

en un “sujeto histórico” sustancial fetichizado. El pueblo aparece

en coyunturas políticas críticas, cuando cobra conciencia explícita

del hegemón analógico de todas las.reivindicaciones, desde donde

se definen la estrategia y las tácticas, transformándose en un actor,

2 Véase Lenkersdorf, 2002.

1" Hardt-Negri, 2004.

1 Jbid., p. 108.
92 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

constructor de la historia desde un nuevo fundamento. Tal como

lo expresan los movimientos sociales: “¡El poder se construye des-

de abajo!”

[11.32] A. Gramsci, para evitar dicha sustantivación (la clase

obrera como “sujeto histórico” del marxismo estándar), usa el

concepto de “bloque”. Un “bloque” no es una piedra, en cuan-

to a su consistencia, sólo es un conjunto integrable y desintegra-

ble; puede tener “contradicciones” en su seno (como lo proponía

Mao Tse-tung); aparece con fuerza en un momento y desaparece

cuando haya cumplido su tarea (si es que la logra, y los pueblos

también fracasan, y es frecuente). Es un “bloque social” porque

procede desde los conflictos de los campos materiales (extinción

ecológica, pobreza económica, destrucción de la identidad cultu-

ral), y que lentamente pasa el primer umbral de la sociedad civil, y

de allí el segundo umbral de la sociedad política. Estos pasos han

sido claramente dados por Evo Morales, que ejerce el liderazgo

del movimiento campesino cocalero; participante de movilizacio-

nes en la sociedad civil; fundador de un partido político (en la

sociedad política), y electo presidente de la República boliviana.

Pueblo es un bloque social “de los oprimidos” y excluidos. En eso

se distingue la plebs de toda la comunidad dominante, y de la co-

munidad futura (el popuhus). En el caso de Evo Morales, el pueblo,

el “bloque social de los oprimidos” llega a constituirse en “bloque

histórico en el poder” (poder obediencial, en sus acciones y decla-

raciones iniciales a comienzo de 2006).

[11.33] Puede ahora entenderse que lo “popular” es lo propio

del pueblo en sentido estricto (lo referente al “bloque social de


los oprimidos”), que en política es la última referencia y reserva

regenerativa (hiperpotentia), pero todavía en-sí. Lo “popular” per

manece como cultura, como costumbres, como economía, como

ecología debajo de todos los procesos, en particular cuando hay

pueblos premodernos (como los mayas, aymaras, quechuas, etc.),

que acompañando la modernidad irán más allá de ella (en la civi-

lización transcapitalista, transmoderna, no posmoderna que toda-

vía es moderna, eurocéntrica, metropolitana).

[11.34] Al darse el pueblo instituciones (potestas), por ejemplo

aproximadamente entre 1930 a 1954 en América Latina, organiza

sólo regímenes “populistas”, No se trata entonces sólo del paso al

EL PUEBLO. LO POPULAR Y EL “POPULISMO” 93

“bloque histórico en el poder” intentando, en el caso latinoamerj-

cano indicado, un proyecto meramente burgués de emancipación

ante las burguesías metropolitanas o del “centro” geopolítico, y

de integración social por el fortalecimiento del mercado nacional

protegido (posible entre las dos guerras mundiales). Las cuasi-

revoluciones de G. Vargas, L. Cárdenas o J. D. Perón, fueron los

acontecimientos que lograron la mayor hegemonía en el siglo xx;

sin embargo no pasaron de ser reformas dentro de un horizonte

capitalista de “pacto social” con la naciente clase obrera industrial

y el campesinado tradicional. Hasta fines del siglo xx el “populis-

mo” fue la institucionalización que logró cumplir con muchas de-

mandas “populares”. Hoy en día, en cambio, un Donald Rumsfeld

usa la palabra “populista” como insulto, como crítica, con un sig-

nificado próximo a lo demagógico, lo fascista, de derecha extre-

ma. Ese significado eventual no permanecerá por mucho tiempo

porque no tiene teoría alguna que lo funde. Es una denigración


superficial retórica del oponente.
Tesis 12

EL PODER LIBERADOR DEL PUEBLO COMO

HIPERPOTENTIA Y EL “ESTADO DE REBELION”

[12.1] Voluntad-de-vivir de los excluidos. Totalidad y exterioridad

[12.11] La víctimas del sistema político vigente no-pueden-vivir ple-

namente (por ello son víctimias). Su voluntad-de-vivir ha sido nega-

da por la voluntad-depoder de los poderosos. Esa voluntad-de-vivir

contra todas las adversidades, el dolor y la inminente muerte 'se

transforman en una infinita fuente de creación de lo' nuevo. El

que nada tiene que pérder es el único absolutamente libre ante el

futuro. La voluntad de los sujetos singulares en los movimientos,

en el pueblo, vuelve a adquirir el ethos de la valentía, del arrojo, de

la creatividad. La primera determinación del poder (como poten-

tia [>2]) es la voluntad. El pueblo la recupera en los momentos

coyunturales de las grandes transformaciones.

[12.12] El sistema político, el orden vigente, se cierra al final

sobre sí como una Totalidad. Emmanuel Levinas, en su obra To-

talidad e infinito. Ensayo sobre la exterioridad,! describe el proceso de

totalización totalitaria de la Totalidad “como exclusión del Otro”

[>B del esquema 12.11, que Marx completa como oprimido por

el sistema [A del esquema 12.1]. El pueblo guarda por ello una

compleja posición. Por una parte, es el bloque social “de los opri-

midos” en el sistema [4] (por ejemplo, la clase obrera), pero al

mismo tiempo son los excluidos [B] (por ejemplo, los marginales,

los pueblos indígenas que sobreviven en la autoproducción y el

autoconsumo, etcétera).

[12.13] La conatio vitae conservandi (impulso a conservar la vida)


se transforma en un impulso vital extraordinario. Rompe los mu-

ros de la Totalidad y abre en el límite del sistema un ámbito por el

que la Exterioridad irrumpe en la bistoria.

t Levinas, 1977. Véase mi obra Filosofía de la liberación, 2 (Dussel, 1977).

[94]

EL PODER LIBERADOR DEL PUEBLO COMO HIPERPOTENTIA 95

[12.14] Los que están fuera, como “nada espectrales”, ignorados,

invisibles; “son figuras que no existen para ella (para la economía

política burguesa, explica Marx), sino solamente para otros ojos”;?

“el mero hombre de trabajo puede precipitarse cada día desde su

nada acabada a la nada absoluta”? El pueblo, antes de su hucha, es

ignorado, no existe, en una cosa a disposición de los poderosos. -

ESQUEMA 12.1

TOTALIDAD, EXTERIORIDAD, PUEBLO

Totalidad

Exterioridad

Populus

Lo

Aclaraciones al esquema 12.1. La Totalidad o el orden vigente se fractura. Nace


así el pueblo como plebs (bloque social de los oprimidos) que desde la Exteriori-

dad (por sus reivindicaciones no satisfechas) , pero igualmente desde la Tota-

lidad (como oprimidos) luchan (flecha de salida) hacia la constitución de un

pueblo futuro hegemónico (populus)

[12.15] Esta voluntad es la primera determinación de un mo-

mento del desarrollo del concepto de poder. La mera potentia [>

2] se transforma en algo nuevo, distinto, que opera desde los opri-

midos, desde los excluidos, desde la exterioridad. Voluntad como

querer que el Otro viva; voluntad metafísica como solidaridad,

como -creación.* .

2 Manuscritos del 1844, E (Marx, 1956, MEW; EB-1; p. 606; 1983, Obras funda-

mentales, vol. 1, p. 524).

e Zbid,, p. 607; p. 524. La explicación del texto en mi obra, Dussel, 1985, pp.

SS.

*Véase Dussel; 2007, 8 30:


96 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

[12.2] El consenso crítico de los negados

[12.21] Pero el poder liberador es algo más. Exige la fuerza uniti-

va del consenso: “¡El pueblo unido jamás será vencido!” El poder

dominante se funda en una comunidad política que, cuando era

hegemónica, se unificaba por el consenso. Cuando los oprimidos

y excluidos toman conciencia de su situación, se tornan disiden-

tes. La disidencia hace perder el consenso del poder hegemóni-

co, el cual, sin obediencia se transforma en poder fetichizado,

dominador, represor. Los movimientos, sectores, comunidades

que forman el pueblo crecen en conciencia de la dominación

del sistema.

[12.22] Si la validez ética o la legitimidad política se fundan en

la participación simétrica de los afectados para alcanzar acuerdos

por medio de razones, es sabido que dicha validez o legitimidad

no puede ser perfecta. Ni la simetría ni la participación perfecta

de todos los afectados es posible. Necesariamente, dada la finitud

de la condición humana, toda legitimidad es relativa, imperfecta,

falible. Por su parte el excluido, por definición, no pudo partici-

par en la decisión del acuerdo que lo excluye. Pero puede formar

una comunidad en su movimiento, sector, clase, en el pueblo. Las

feministas logran tomar conciencia del patriarcalismo machista

aun contra la cultura patriarcal imperante. Su conciencia crítica

crea un consenso crítico en su comunidad oprimida, que ahora

se opone como disidencia al consenso dominante. Se trata de una

“crisis de legitimidad”, “crisis de hegemonía”, caos anterior y que

anticipa la creación del nuevo orden.


[12.23] Ese consenso crítico del pueblo no pudo ser descubierto ni

por la primera Escuela de Frankfurt ni por K.-O. Apel o J. Haber-

mas. Por ello, no pudieron articular la “teoría crítica” con los ac-

tores políticos históricos (que ellos ya no tuvieron al desaparecer

por el Holocausto la comunidad judía, y por integrarse la clase

obrera al “milagro alemán”). Nosotros en cambio debemos articu-

larnos a ese actor colectivo, bloque que nace y puede desaparecer

según coyunturas, llamado pueblo, o nuevos movimientos sociales

de gran vitalidad, que construyen “el poder desde abajo”.

[12.24] El pueblo cobra entonces “conciencia pare-sí”. Recons-

truye la memoria de sus gestas, hechos olvidados y ocultados en

EL PODER LIBERADOR DEL PUEBLO COMO HIPERPOTENTTA 97

historia de los vencedores —como enseña Walter Benjamin. No es

ya sólo la “conciencia de la clase obrera”, pero no se opone a ella,

la integra. Es conciencia de la clase campesina, de los pueblos in-

dígenas, de las feministas, de los antirracistas, de los marginales...

de todos esos fantasmas que vagan en la exterioridad del sistema.

Conciencia de ser pueblo.

[12.3] La eficacia de los débiles. Hiperpotentia de las víctimas en

“estado de rebelión”

[12.31] Si a] a la Voluntad-de-Vida y b] al consenso crítico de la

situación en que se encuentran y de los motivos de la lucha y el

proyecto del orden nuevo (porque “otro mundo es posible”), se

agrega el descubrimiento en la lucha misma de c] la factibilidad

de la liberación, del alcanzar nueva hegemonía, de transformar

(la Veránderung de Marx en sus Tesis sobre Feuerbach) de manera


parcial o radical (y en este último caso puede hablarse de revolu-

ción) el orden político vigente, tenemos las tres determinaciones

del poder del pueblo, de la kiperpotentia.

[12.32] Si la potentia [—2] es una capacidad de la comunidad

política, ahora dominante, que ha organizado la potestas [+3] en

favor de sus intereses y contra el pueblo emergente, la hiperpotentia

es el poder del pueblo, la soberanía y autoridad del pueblo (que

A. Negri simplemente elimina en vez de ubicarlo en su justo lu-

gar)” que emerge en los momentos creadores de la historia para

inaugurar grandes transformaciones o revoluciones radicales. Es

el “tiempo-ahora” mesiánico de W. Benjamin. Los enemigos del

sistema (el pueblo emergente) son ahora los amigos de los que se

Juegan por su liberación (los “intelectuales orgánicos”). Sus an-

tiguos amigos (la familia faraónica de Moisés) se tornan sus ene-

migos y los persiguen. La persecución del “inocente justo” (de M.

Hidalgo al que le cortan la cabeza con saña y lo exhiben en públi-

* Hardt Negri, 2004, opta por eliminar la soberanía y la autoridad como de-

terminaciones propias del Estado dominador. En cambio, habría que situarlas en

la comunidad política, y ahora en el pueblo propiamente dicho. El soberano y la

última referencia de la autoridad es el pueblo mismo.


98 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

co como signo de humillación y castigo) es el tema que desarrolla

E. Levinas en su obra De otro modo que el ser o más allá de la esencia?

donde el político responsable por la liberación del pueblo es to-

mado como rehén, ya que ocupando el lugar del otro, del pueblo,

lo ha sustituido. Temas de la política de la liberación que deben

ser desarrollados.

[12.33] Ese antipoder ante el poder dominador, esta hiperpoten-

tia [> esquema 15.1] ante la potentia, efectúa eficazmente la trans-

formación de la potestas, ahora al servicio del pueblo (flecha B).

La eficacia de los débiles es mayor que lo que muchos suponen.

Los ejércitos de Napoleón fueron derrotados por el pueblo espa-

ñol en armas; el pueblo iraquí va derrotando a la potencia militar

más desarrollada en la historia humana en 2006. Los pueblos son

invencibles... o hay que asesinar a todos sus miembros cuando tie-

nen voluntad-de-vida consensual y eficaz, estratégica y tácticamen-

te. ¡Cuando ejercen el ethos de la valentía!

[12.34] Todo comienza cuando aparece fenoménicamente, a

la luz del día, la hiperpotentia como “estado de rebelión” (más allá

del “estado de derecho” y del “estado de excepción”). Contra el

liberalismo que fetichiza el “estado de derecho” (por sobre la vida

de los excluidos) C. Schmitt propuso el caso del “estado de ex-

cepción” para mostrar que detrás de la ley hay una voluntad cons-

tituyente” G. Agamben continúa con el argumento.* Deseamos

desarrollar el discurso hasta sus últimas consecuencias.

[12.35] Hay que mostrar cómo el pueblo puede dejar en sus-

penso el “estado de excepción” desde lo que llamaré “estado de


rebelión”. En Buenos Aires, el pueblo argentino, engañado por

el Bm y el FMI, instrumentos del imperio y de una élite fetichizada

nacional, el 20 de diciembre de 2001 salió a la calles en masa para

oponerse a un decreto que declaraba el “estado de excepción” para

paralizar las movilizaciones. Bajo la consigna: “¡Que se vayan todos!”

(es decir, la hiperpotentia recordaba a la potestas quién es la última ins-

tancia del poder), cayó el gobierno de Fernando de la Rúa. Es decir,

$ Levinas, 1987.

7 Schmitt, C., 1998,

8 Véase Agamben, 2003.

EL PODER LIBERADOR DEL PUEBLO COMO HIPERPOTENTIA 99

el “estado de rebelión” dejó sin efecto al “estado de excepción”.

La voluntad de la auctoritas delegada para recordarla distinción

de Agamben— quedó anulada por una voluntad 'anteriór: la vo-

luntad del pueblo, el poder como hiperpotentia.

[12.36] El pueblo entonces aparece como el actor colectivo, no

sustantivo ni metafísico, sino coyuntural, como un “bloque” que se

manifiesta y desaparece, con el poder nuevo que está debajo de la

praxis de liberación ante la dominación y de la transformación de

las instituciones, tema de las próximas tesis.


Tesis 13

LOS PRINCIPIOS POLÍTICOS DE LIBERACIÓN. EL

PRINCIPIO CRÍTICO DE LA ESFERA MATERIAL

[13.01] En la Primera parte [>2-10] hemos expuesto al final los

principios normativos de la política, porque están implícitos en

todas las acciones e instituciones del político de vocación que

cumple con las exigencias del poder obediencial [>4]. En esta

Segunda parte, crítica o liberadora, los principios deben describirse

al comienzo, porque los políticos que crean novedad en la histo-

ria, que innovan en las acciones y las instituciones, que se juegan

en primer lugar por los excluidos, por las víctimas, por los po-

bres, son políticos que tienen principios, y además explícitos. Tienen

conciencia de conducir sus acciones y la transformación de las

instituciones políticas a partir de exigencias normativas de las que

pueden responder claramente, con razones.

[13.02] Emiliano Zapata, el político de Anenecuilco -—pueblo

cercano de donde escribo estas líneas—, tenía principios bien cla-

ros: 1. “¡La tierra para los que la trabajan con sus manos!” (princi-

pio material crítico). 2. “Siempre tomaremos las decisiones juntos,

y después que nadie se raje!” (principio de legitimación crítico). 3. Y

al final deciden, como última instancia, el “Empuñemos las armas!”

—para defender sus tierras ante los de Ayala, y ante la decisión del

hacendado— (principio de factibilidad crítico). En el Plan de Ayala,

punto 15, podemos leer: “No somos personalistas, ¡somos partidarios de

los principios y no de los hombres!” (Ayala, 25 de noviembre de 1911).

[13.1] Principios políticos críticos

[13.11] Los principios normativos políticos (que subsumen a los


principios crítico-éticos en el campo político)! constituyen por

' Sobre los principios crítico-éticos, véase Dussel, 1998, Segunda parte.

[100]

LOS PRINCIPIOS POLÍTICOS DE LIBERACIÓN 101

dentro al poder político (como poder del pueblo: potentia, y como

ejercicio delegado del poder desde las instituciones: potestas). Pero

como todo sistema político (nivel B. 6 del esquema 10.1) no puede

nunca ser perfecto (sería necesario tiempo infinito, inteligencia y

voluntad ilimitadas, etc.), produce inevitablemente efectos negativos

en el mejor de los casos no- intencionales (nivel A, 12-13 del esquema

nombrado). Es decir, el efecto negativo político es un error; a los

errores se los puede ignorar (lo hacen los políticos injustos, que

son sepultados por su ceguera) o se los reconoce y corrige (propio

de los grandes políticos). De todas maneras hay miembros de la

comunidad que sufren en su corporalidad viviente (como dolor,

humillación, insatisfacción y hasta muerte) dichos efectos: son las

víctimas de las injusticias políticas; pueden ser oprimidos o exclui-

dos; son los marginales, las clases explotadas, los grupos domi-

nados, los sectores que forman parte del pueblo [11.1]. Esas

víctimas son víctimas porque no pueden vivir plenamente (mo-

mento material); porque han sido excluidas de la participación de

las decisiones que sufren (momento formal de no legitimidad),

y porque manifiestan en su propio sufrimiento o reivindicación

insatisfecha que el sistema no es eficaz (al menos con respecto a

esos grupos victimados).

[13.12] Los principios normativos críticos son en primer lugar


negativos, en referencia a una positividad injusta. Siendo el sistema

vigente: (lo dado, lo positivo al decir de M. Horkheimer) el que

produce esas víctimas (lo negativo; ya que no-pueden-vivir, no-pue-

den-participar, etc.), la exigencia u obligación que se impone al

político por vocación es, a partir de la solidaridad (que supera la

mera fraternidad del “nosotros” de la comunidad hegemónica en

el poder) por el otro humillado, comenzar por negar la verdad,

la legitimidad y la eficiencia a dicho sistema. El descubrimiento

de la no-verdad (como escribía Adorno), de la no-legitimidad, de la

nogficiencia del sistema de dominación es el momento del escepti-

cismo del crítico con respecto a dicho sistema; es el momento del

ateísmo de la totalidad vigente —diría correctamente K. Marx en

consonancia con los profetas de Israel que negaban la divinidad

de los fetiches.

[13.13] La formulación inicial de todos los principios políticos

críticos podría ser lo siguiente: ¡Debemos criticar, o negar COMO sos-


102 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

tenible, a:todo: sistema político o alas acciones o instituciones cuyos

efectos negativos son sufridos pór víctimas oprimidas o excluidas!

[13.14] No se puede ser cómplices de la dominación política

que es cumplimiento:de un ejercicio. del poder que, en vez de.ser

obediente delegado del pueblo [54], se ha convertido en despó-

tico ejercicio fétichizado del peder [+5]. ¡

[13.2] El principio material liberadoz exigencia de afirmación y.

aumento de la vida comunitaria

[13.21] La política, siendo la voluntad-de-vivir, consensual y facti-

ble, debe intentar por todos sus.medies (en eso consiste su nor-

matividad como obligación analógica a la ética) permitira todos

sus miembros que vivan, que vivan bien, que aumente la cualidad

de sus vidas. Se trata de la esfera material (del contenido de la polí-

tica). La vida humana, siendo el criterió material por excelencia,

es el contenido último de toda acción o institución política. La víc-

tima es víctima porque: ro-puede-vivir. El político.de vocación está

llamado a obrar.a favor de la reproducción y aumento de la vida

de todos los ciudadanos. Pero las víctimas del sistema imperfecto,

inevitablemente injusto en algún. momento, intolerablemente. in-

sostenible.en sus crisis terminales (cuando. la injusticia multiplica

los sufrimieritos de los:explotados y. excluidos), son las:que sufren

en mayor grado, como heridas abiertas, la enfermedad del cuerpo

social. Ellas muestran el lugar de la patología del sistema, de la

injusticia que hay que saber reparar: - cotas ES

:[13.22]. La afirmación de la vida de la víctima, que: no, opueder vi

yir por la injusticia del sistema, es al: mismo tiempo lo que permite
cumplif con la: exigencia de aumentar la vida de:la comunidad (o

del nuevo sistema que hubiera: de originarse).:Repito: la mera re-

producción de la vida del pobre exige tales cambios que, al mismo

tiempo, produce el desarrollo civilizador de todo.el sistema. Afirmación

de vida de la víctima es crecimiento: histórico de-la:vida toda «dela

comunidad: Esa través de la solución de. las insatisfacciones de los

oprimidos, los últimos, que los sistemas históricos han progresado.

: [13.28] El principio crítico general, en' su momento afirmativo

ahora, debería enunciarse algo así como: ¡Debemos producir: y

LOS PRINCIPIOS POLÍTICOS DE LIBERACIÓN 103

reproducir la vida de los oprimidos y excluidos, las víctimas, des-

cubriendo las causas de dicha negatividad, y transformando ade-

cuadamente las instituciones, lo que de hecho aumentará la vida

de toda la comunidad!

[13.24] Se ha olvidado frecuentemente que le toca al político,

como representante, la obligación responsable de desarrollar la

vida de todos los ciudadanos, en primer lugar de aquellos que han

sido puestos fuera de esta posibilidad de cumplir con la satisfac-

ción de sus necesidades, desde las más básicas hasta las superiores.

[13.25] La política, en su sentido más noble, obediencial, es

esta responsabilidad por la vida en primer lugar de los más po-

bres. Esta exigencia normativa fundamental constituye el momen-

to creativo de la política como liberación. ¡Los pueblos que han

sabido darse esos políticos ejemplares han podido vencer las difi-

cultades que la historia les-ha deparado! ¡Los que han tenido po-

líticos corruptos, egoístas, de horizontes mezquinos han pasado

amargos momentos y hasta han desaparecido! El fetichismo de los


gobernantes en el ejercicio del poder debilita a los pueblos y los

deja inermes ante sus enemigos.

[13.3] Las dimensiones ecológica, económica y cultural del principio

crítico material de la política.

[13.31] El campo político atraviesa [>7,3, 9.3, 18]. los campos ma-

teriales por excelencia: el ecológico, el económico y el cultural, al

menos; estos campos determinan la esfera material de-la política.

En cada uno de estos campos el principio material crítico político

despliega exigencias particulares, todas en torno a la vida de los

ciudadanos, pero en diversas dimensiones de esta esfera:

[13.32] En la subesfera ecológica de la política la vida humana

se encuentra directamente en peligro de su extrema extinción.

Lo nunca previsto es hoy posibilidad: desde la-bomba atómica y la

escalada de contaminación creciente del planeta Tierra la desapa-

rición de la vida es una inminente posibilidad. Desde ese límite

absoluto, la contaminación acorta vidas, produce falta de calidad

suficiente de salud en la población, y en general degrada las condi-

ciones de la corporalidad viviente de los ciudadanos. El principio


104 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

material político se impone como una obligación que nunca antes

tuvieron los políticos de otros tiempos, cuando se imaginaban que

la Tierra tenía recursos infinitos de aire, agua, bienes no-reno-

vables. La Tierra se ha achicado; es finita; se acaban su recursos.

El ser humano es responsable de la muerte de la vida en nuestro

pequeño planeta —que comienza a producir claustrofobia—. El

principio ecológico político crítico podría enunciarse: ¡Debemos en

todo actuar de tal manera que la vida en el planeta Tierra pueda

ser una vida perpetua! Esto es además un postulado. Los bienes no-

renovables son sagrados, irremplazables, inmensamente escasos.

Es necesario ahorrarlos en extremo para las generaciones futuras. Es

quizá la exigencia normativa número uno de la nueva política.

[13.33] En la subesfera económica de la política, elsistema capi-

talista se ha transformado en el peligro supremo, tanto ecológico

como social. El sistema, con el criterio del aumento de la tasa de

ganancia (como criterio racional) elige una tecnología destructi-

va de la vida en la Tierra, y produce como efecto, por la tendencia

de reducir los salarios al mínimo, una inmensa pobreza, desocu-

pación, miseria. El principio económico político crítico normativo

debería indicar algo así como: ¡Debemos imaginar nuevas insti-

tuciones y sistemas económicos que permitan la reproducción y

crecimiento de la vida humana y no del capital! Esas alternativas

deberán crearse en todos los niveles institucionales y con la ayuda

de todo el pueblo. Hay que fijar los ojos en las nuevas experiencias

populares de economía social alternativa.

[13.34] En la subesfera cultural de la política, hay que superar el

eurocentrismo de la modernidad colonialista, por la afirmación de


la multiculturalidad dentro de la población de un sistema político

nacional. El principio podría enunciarse: ¡Debemos apoyar la ¿den-

tidad cultural de todas las comunidades incluidas dentro del sistema

político, y defender la diferencia cultural cuando se intente homo-

geneizar las culturas y las lenguas de la población desde la domina-

ción de una de ellas (la criolla o mestiza moderna europea) con la

exclusión de las otras! ¡Debemos efectuar una Revolución cultural!

—es el principio que nos propone desde Bolivia Evo Morales.

Tesis 14

LOS PRINCIPIOS CRÍTICO-DEMOCRÁTICOS YDE

TRANSFORMACIÓN ESTRATÉGICA

[14.1] El principio crítico- democrático

[14.11] El principio normativo democrático permite por su cum-

plimiento efectuar acciones legítimas y' organizar nuevas institucio-

nes de legitimación. El sistema vigente, inevitablemente, produce

efectos negativos. Se transforma lentamente, por la entropía de

las instituciones en el tiempo, en un fetiche dominador. El blo-

que histórico hegemónico ha ido produciendo víctimas, grupos

de excluidos que se constituyen en nuevos movimientos sociales,

momentos constitutivos del pueblo [+11]. Estas comunidades o

movimientos oprimidos o excluidos se organizan y cobran con-

ciencia de su opresión, de su exclusión, de la insatisfacción de sus

necesidades. Poco a poco crean consenso sobre su situación intole-

rable, de la causa de su negatividad, de la necesidad de la lucha.

Ese consenso es un consenso crítico que ahora crea disenso ante

el antiguo acuerdo vigente que constituía a los mismos oprimidos

o excluidos en la masa obediente del poder “como dominación

legítima”(en la definición de M. Weber, que en realidad era el po-


der fetichizado [>5], con legitimidad aparente). El consenso de los

dominados es el momento del nacimiento de un ejercicio crítico

de la democracia.

[14,12] El principio de legitimación crítico o de democracia

liberadora (completamente alejada de la democracia liberal) po-

dría enunciarse así: ¡Debemos alcanzar consenso crítico, en primer

lugar, por la participación real y en condiciones simétricas de los oprimi-

dos y excluidos, de las víctimas del sistema político, porque son los

más afectados por las decisiones que se acordaron en el pasado

institucionalmente!

[14.15] La democracia fue siempre un sistema institucional,

además es un principio, que debió superar los límites de la previa

[105]
106 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

definición de cuáles eran los miembros efectivos de la comunidad.

Los excluidos presionaron siempre (aun en el demos griego, para

llegar a la ¿sonomía, al “igual derecho”) por participar en la crea-

ción del consenso, y esta lucha por el reconocimiento de sus dere-

chos exigió transformar el sistema democrático vigente y abrirlo a

un grado superior de legitimidad, y, por lo tanto, de participación,

es decir, de democracia. Los excluidos no deben ser incluidos (se-

ría como introducir al Otro en lo Mismo) en el antiguo sistema,

sino que deben participar como iguales en un nuevo momento insti-

tucional (el nuevo orden político). No se lucha por la inclusión sino

por la transformación [>1'7] —contra Iris Young, J. Habermas y

tantos otros que hablan de “inclusión”.

[14.14] La democracia crítica, liberadora o popular (porque el

pueblo es el actor principal) pone en cuestión el grado anterior

de democratización alcanzado; ya que la democracia es un sistemá

por ser reinventado perennemente.

[14.15] Debe quedar claro, ya que existe gran confusión al res-

pecto, que la democracia crítica (social, que incluye igualmente la

esfera material, los conflictos ecológicos, económicos y culturales

que producen crisis: “el problema social”), por una parte, es un

principio normativo (una obligación del político de vocación, y del

militante, del ciudadano, en favor del pueblo), pero también es

un sistema institucional que hay que saber transformar permanen-

temente. En la innovación o creatividad institucional de los mo-

mentos superados, fetichizados o que no responden a la realidad

del nuevo momento democrático, estriba la posibilidad real del

desarrollo político, que nunca se interrumpe (y además nunca al-


canza la perfección; se. trata, nuevamente de un postulado: “¡Lu-

chemos por un sistema siempre más democrático!”, cuya perfecta

institucionalidad empírica es imposible).

[14.2] El principio de liberación estratégica

[14.21] La factibilidad, entonces, es el último eslabón de la cade-

na, como lo hemos indicado repetidamente. Ya que una vez que ha

sido afirmada la vida (ecológica, económica y culturalmente) de

la víctima, y que ésta ha logrado organizarse para llegar a un con-

LOS PRINCIPIOS CRÍTICO- DEMOCRÁTICOS Y DE TRANSFORMACIÓN 107

senso crítico democrático, se trata de llevar a la práctica, a la rea-

lidad histórica, a su institucionalización efectiva el proyecto político

que se ha ido generando. Es allí donde el político de vocación, el

político crítico, el ciudadano participativo, tiene muchos escollos

que salvar, y. ciertamente difíciles. Las acciones e instituciones por

realizar deben ser posibles, Pero a diferencia de la política de un sis-

tema vigente, que tiene sus tradiciones, tendencias, instituciones

instaladas, el que transforma el sistema vigente injusto, se encuen-

tra con muchas mayores dificultades estratégicas. N. Maquiavelo

escribió su obrita El príncipe no para un político tradicional, en el

ejercicio del poder, sino para un gobernante nuevo, que comienza

la tarea de una nueva etapa política. En este caso la posibilidad de

hacer realidad lo que se intenta tiene mucho mayor dificultad; es

decir, tiene menor grado de factibilidad. Ahora, su posibilidad se

encuentra situada. de manera más clara entre lo que el anarquista

cree posible empíricamente (y sólo lo es como postulado [>17.3]),

y lo que el conservador del orden vigente cree imposible. Lo posible

del político crítico,:liberador, responsable de las víctimas, está más


acá de la posibilidad anarquista (en realidad imposible) y consiste

en una imposibilidad conservadora (posible entonces, si se trans-

forman las condiciones de opresión y exclusión vigentes).

[14.22] El prineipio político crítico de factibilidad podría for-

mularse de la siguiente manera: ¡Debemos obrar lo máximo posi-

ble, lo que aparece como reformista para el anarquista [217.2] y

suicida para el conservador, teniendo como criterio de posibilidad

en.la.creación institucional (la transformación) la liberación de

las víctimas, del pueblo! Sólo los movimientos sociales triunfantes

o:el político de genio (que en realidad va valorando la capacidad

transformativa o la hiperpotentia [+12] del mismo pueblo) sabe lo

que es:factiblemente posible o imposible, el cómo estirar la cuer-

da al máximo hasta antes de que se rompa.

[14.23]: Siendo que el político crítico se enfrenta a toda la ins-

tituciomalidad instalada del antiguo régimen,-al bloque histórico

desde el ejercicio fetichizado del poder, la lucha del pueblo por su

liberación: (parcial:o radical [>17.2]) debe tener mucho mayor

inteligencia o razón estratégica que la de los dominadores. Un

error de cálcúlo puede romperle al gato una uña; al ratón le va la

vida enel mismo. error.


108 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

[14.24] El principio normativo político crítico impulsa a la

creatividad, al espíritu de cuerpo, a la emergencia de la hiper-

potentia [>12] del pueblo. Un pueblo decidido y rebelde, en

“Estado de rebelión”, no puede ser en definitiva ni militarmente

derrotado, comentaba K. von Clausewitz ante el desastre de Na-

poleón en España, situación hoy repetida por Estados Unidos en

Vietnam o Iraq.

[14.8] El noble oficio de la política

[14.31] El político que ejerce el poder obediencial no significa

que no pueda cometer errores. “¡El justo comete siete pecado

por día!”, enuncia un dicho semita. El dicho popular nos enseña:

“¡Errar es humano, perdonar es divino!” Alguien podría pregun-

tar: pero, ¿cuántas veces peca el injusto? Ninguna. Porque el in-

justo es exactamente el que nunca reconoce con responsabilidad

el efecto negativo de su acción. Como siempre está efectuando

actos corruptos, e intenta ocultarlos, no puede diferenciar el

efecto negativo inevitable (y no-intencional) del acto voluntaria

mente corrupto. Los niega a todos. En esa pretendida disculpa

de todos los efectos negativos de sus actos consiste su injusticia,

su corrupción. Por ello, el político honesto no puede ser perfecta-

mente justo. La perfección es propia de los dioses, imposible para

la condición humana. Siendo que es imposible la extrema perfec-

ción, lo que se exige normativamente al político de vocación es

que honestamente cumpla lo más seriamente posible las condi-

ciones de un acto justo. A esto se denomina “pretensión política

de justicia”.
[14.32] Es decir, al político, como a todo ser humano finito, no

se le puede juzgar como un mal político por haber cometido erro-

res políticos. La humana finitud no puede evitar actos errados,

Pero puede seriamente intentar con buena voluntad cumplir las

condiciones para ser justo. Del que honestamente intenta cum-

plir esas condiciones se dice que tiene “pretensión” de justicia.

La palabra “pretensión” indica, exactamente, que el que realiza

una acción puede justificarla dando razones de haber intentado

afirmar la vida, con el consenso del afectado, factiblemente. Los

LOS PRINCIPIOS CRÍTICO-DEMOCRÁTICOS Y DE TRANSFORMACIÓN 109

tres principios críticos son las condiciones de la “pretensión de

Justicia política”.

[14.33] Pero es más, los principios normativos enunciados son

igualmente los que permiten descubrir que se hayan cometido

errores políticos (en el momento del no cumplimiento de uno de

ellos), y, además, la manera de corregir los errores cometidos de-

pende de los mismos tres principios (material, formal y de factibi-

lidad críticos). Estos principios normativos críticos son, entonces,

principios que constituyen e iluminan las acciones liberadoras y

la transformación de las instituciones, los que permiten descubrir

los errores y que, por último, obran como criterios de corrección

de las injusticias cometidas. Sin principios, el político que intenta-

ra ser crítico, quedaría en medio de la tormenta como un capitán

de barco sin brújula: ¡estaría perdido!

[14.34] Por el contrario, el que tiene principios normativos crí-

ticos, que en nada niegan sino que subsumen la creatividad pro-

cedimental (de las acciones o instituciones, en la administración,


etc.), puede enfrentar crisis profundas, luchas políticas devasta-

doras y hasta soportar el desprecio, la derrota parcial y trabajos

pacientes de largo alcance. Por último, y, en los casos límite, la

misma muerte —como Miguel Hidalgo y Costilla—, ya que sólo

es temible para los dominadores el que sabe enfrentar incorrupti-

blemente la muerte. Es la máxima factibilidad posible, cuando por

la vida del pueblo se ofrenda la propia vida. Es el acontecimiento

imprevisible que los héroes han afrontado, pero que se aquilata

en cada acción inspirada por claros y vigentes principios normati-

vos políticos críticos.

[14.35] Cuando el político ejerce delegadamente el poder

obediencial, cuando tiene una honesta pretensión crítico-política

de justicia, puede decirse que cumple con el noble oficio de la

política. Servir obedeciendo al pueblo, militantemente, produce

en la subjetividad del ciudadano, del político, una cierta alegría

parecida a la de aquel joven estudiante de dieciocho años que

escribió:

La gran preocupación que debe guiarnos al elegir una profesión debe

ser la de servir al bien de la humanidad [...] Los más grandes hombres de

los que nos habla la historia son aquellos que laborando por el bien gene-
110 LA TRANSFORMACIÓN GRÍTICA-DE LO POLÍTICO

ral han sabido ennoblecerse a sí mismos [... ya] que-el hombre más+teliz es:el

que ha sabido hacer felices a los demás, y la misma religión enseña. que el

ideal al que todos aspiran es el de sacrificarse por la humanidad.! - :

Este ideal normativo-político universalista, público y humanista

tan ejemplar, está muy lejos del egoísmo político del individualis-

mo privatizante del liberalismo, y de la avaricia económico compe:

titiva del capitalismo, evidentemente.

!K, Marx, “Reflexiones de un joven al elegir profesión” (Marx, 1956, MEW, 1;

1982, Obras fundamentales, vol. 1, México, FCE, 1982, p.4).

Tesis 15

PRAXIS DE LIBERACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES

Y POLITICOS

[15.01] La praxis indica la actualidad del sujeto en el mundo, y

la praxis política es presencia en el campo político. Pero la praxis

de hberación (flechas A y B del esquema 15.1) pone en cuestión las

estructuras hegemónicas del sistema político (potestas 1). Las trans-

Jormaciones institucionales (flecha B) cambian parcial o totalmente

la estructura de las mediaciones en el ejercicio delegado del po-

der (de la potestas 1 se pasa a la potestas 2).

ESQUEMA 15.1

PRAXIS DE LIBERACIÓN Y TRANSFORMACIÓN INSTITUCIONAL

Potestas 2
Potestas 1

Hiperpotentia

popular

Potentia

[15.02] La acción política interviene en el campo político mo-

dificando, siempre de alguna manera, su estructura dada. Todo

sujeto al transformarse en actor, más cuando es un movimiento o

pueblo en acción, es el motor, la fuerza, el poder que hace historia,

Cuando es una “actividad críticopráctica”! la denominaremos praxis

! Marx, Tesis sobre Feuerbach, 1 (Marx, 1956, MEV, 3, p. 533).

11]
112 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

de Iiberación ( Befreiungspraxis la llama Marx y M. Horkheimer). Esta

praxis tiene dos momentos: una lucha negativa, deconstructiva

contra lo dado (flecha A del esquema 15.1), y un momento positivo

de salida, de construcción de lo nuevo (flecha B). En cuanto “libe-

ra” (acto por el que el esclavo es emancipado de la esclavitud) sus

potencialidades creadoras se oponen, triunfando al final, sobre las

estructuras de dominación, de explotación o exclusión que pesa

sobre el pueblo. El poder del pueblo (la hiperpotentia, nuevo poder

de los “de abajo”) se hace presente, primero, desde el comienzo,

por su extrema vulnerabilidad y pobreza; pero, al final, es la fuerza

invencible de la vida “que quiere-vivir”: Voluntad-de-Vida que es

más fuerte que la muerte, la injusticia y la corrupción.

[15.1] Utopía, paradigmas o modelo posible, proyecto, estrategia, táctica,

medios

[15.11] El pueblo, sus movimientos, el liderazgo que es obedien-

cial al pueblo, que “durante años y años cosechamos la muerte de

los nuestros en los campos chiapanecos [...] Iban nuestros pasos

sin destino, sólo vivíamos y moríamos”,? se despierta un día, dice

“¡Basta!”, y se pone de pie. Irrumpe en la historia por su praxis

de liberación. Pero esa acción tiene una lógica, exigencia, especial-

mente guiada por el principio político crítico de factibilidad. Lo

posible se enfrenta a aparentes imposibilidades prácticas que hay

que subvertir. La praxis de liberación exige principios, coherencia,

fortaleza hasta la muerte, paciencia infinita (como la de nuestros

pueblos originarios durante 500 años enfrentaron a los Cortés,

Pizarro o Almagro, hasta el triunfo de Evo Morales).


[15.12] Rosa Luxemburg tiene un texto hermoso acerca de la

estrategia contra los “reformistas” que no tienen “principios” (o

“teoría”: ¿quién tiene hoy una teoría aceptable después de la crisis

de la ideología del socialismo real):

2 “Entramos otra vez a la historia”, mensaje del EzLN en La Jornada (México),

22 de febrero (1994), p. 8.

PRAXIS DE LIBERACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICOS 113

[...] Los principios del socialismo [...] imponen a nuestra actividad marcos

estrictos (feste Schránke), tanto en referencia de los fines a alcanzar, como

de los medios de lucha que se aplican, y finalmente de los modos de lucha

[...] naturalmente, los que buscan sólo los éxitos prácticos pronto desean

tener las manos libres, es decir, separar la praxis de la ¿eoría [léase: los prin-

cipios], para obrar independientemente de ella.?

[15.15] Hay entonces diversos niveles a tenerse en cuenta en la

praxis crítica, antihegemónica (que enfrenta entonces al “bloque

histórico en el poder”) —que es el resultado de muchos momen-

tos previos: nivel A, 11 del esquema 10.1).

[15.14] En primer lugar, el horizonte más lejano, que podemos

llamar utópico (cuando se imagina descriptivamente un estado de

cosas), o más correctamente postulado político [17.3], tal como el

del Foro Social Mundial: “¡Otro mundo es posible!” O aquel que

enuncia: “¡Un mundo donde quepan todos los mundos!” Pare-

cieran demasiado vacíos, pero son la condición de posibilidad de

todo el resto. Sin la esperanza (tan estudiada por Ernst Bloch)! de

un futuro que hay que hacer posible no hay praxis crítica liberado-

ra. Es necesario. imaginar creativamente que “Sí se puede!” para


cambiar las cosas. Es decir, hay que tener presente afirmativamen-

te siempre la potestas 2 (la estructura institucional futura que estará

al servicio del pueblo) que indica ese polo utópico. Es el nivel C,

45 del esquema 10.1.

[15.15] En segundo lugar, en la práctica política o en la teoría

se va bosquejando un paradigma o modelo de transformación posible,

lo cual no es simple y frecuentemente lleva tiempo, por lo que

no se puede delinear siempre detalladamente. Ante la democra-

cia liberal, el Estado benefactor o el keynesianismo económico

(estructuras situadas en diversos campos), y ante las democracias

de transición en América Latina (desde 1983) que generaron

una “clase política” que frecuentemente se corrompe, hay que

ir formulando un “paradigma” o un “modelo” nuevo de amplia

participación, de hegemonía popular, de identidad nacional (en

especial los países poscoloniales o periféricos), de defensa de los

* Luxemburg, 1966, vol. 1, p. 128,

* Véase su obra El principio esperanza (Bloch, 1977).


114 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

intereses económicos de los más débiles (reivindicaciones que

son imposibles de ser cumplidas por un capitalismo neoliberal de

estrategia globalizadora como dominación y expoliación de las

naciones subalternas), de renovada eficiencia administrativa que

se fundamente en un nuevo “pacto social” (y, además, en nue-

vas constituciones que permitan nuévas estructuras de un Estado

transformado).

115.16] En tercer lugar, en un nivel aún más concreto, es nece-

sario trabajar sobre un proyecto de transformaciones factibles (nivel

A, 7 del esquema nombrado) propiamente político pero crítico,

que es función de los partidos políticos progresistas, críticos, de

liberación [:5>15.3], de equipos de científicos (de ciencias po-

líticas, economistas, pedagogos, médicos, dirigentes sindicales,

de movimientos sociales, etc.) y en donde se expliciten los fines

concretos de la acción liberadora en todas las esferas (materiales,

de legitimación y de administración estatal). El proyecto puede

enunciarse en criterios y en tesis concretas de realización facti-

ble eficaz en el corto plazo dentro de un ciclo de gobierno (cua-

trienio, sexenio), pero debería estar acompañado de proyectos'a

mediano plazo (unos veinticinco años) y de largo plazo (en parti-

cular en las cuestiones ecológicas y económicas transcapitalistas)

de participación popular.

[15.17] En cuarto lugar, el político debe tener claridad estraté

gica (nivel A, 8 del esquema) en la acción transformadora. En este

nivel los proyectos deben ser implementados administrativa y co-

yunturalmente teniendo én cuenta la transformación de las insti-

tuciones. Este nivel es fruto de la sabiduría práctica (la prudencia)


de los actores políticos, dentro'de un sistema democrático de pro-

ducción de decisiones consensuadas, en equipo, por la participa-

ción “desde abajo” (de los movimientos populares, el pueblo, los

barrios, las comunidades rurales, -etc.). La estrategia debe elabo-

rarse conjunta y democráticamenté én todos los niveles.

[15.18] En quinto lugar, es necesario trabajar sobre tácticas ef-

caces (nivel A,"9), que son las mediaciones pará efectuar las éstra-

tegias decididas en la teoría, en la práctica de la formación de sus

cuadros, en la elección de los candidatos a representantes, en la

propaganda misma, en la orientación ideológica y normativa de

dicho proceso informativo, en el modo del accionar, etcétera.

PRAXIS DE LIBERACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICOS 115

[15.19]-En sexto lugar, deben elegirse los medios apropiados para

todo lo:indicado (nivel A, 10), pero aquellos posibles desde las exi-

gencias que formán todos los niveles ya enunciados (cumpliendo

los principios, los postulados, los modelos, etc.). Una táctica pu-

ramente maquiavélica (que no fue la de N. Maquiavelo), donde

“todo medio vale para el fin”, es siempre por último destructiva

(del actor y del pueblo), porque los medios factibles (aquí vale la

Critica de la razón instrumental de M. Horkheimer),? aparentemente

más eficaces, que dejen de tener en cuenta los “principios” —nos

dice R. Luxemburg pierden los “marcos estrictos” que le permi-

tirán coherencia, efectos positivos en el largo plazo, y claridad en

la acción, y gracias a ello despertará mutuamente confianza en el

pueblo —como expresa Fidel Castro: “cuando el pueblo crea en el

pueblo”; es decir, cuando el político, el ciudadano despierte esa fe

de “arriba abajo” (en cuanto es poder obediencial) y de “abajo arri-

ba” (como fe en la acción honesta, con principios, que es la con-


dición de liderazgo justo, normativo, eficáz del poder delegado del

gobernante). Maquiavelo exigía una cierta vista del político que

ponía “diques” a la fuerza impetuosa y destructora de la fortuna (el

acontecimiento político cotidiano, caótico, imprevisible, que hay

que saber resolver en un mismo sentido, no perdiendo la brújula:

el servicio al pueblo como ejercicio obediencial del poder).

[15.2] Organización de los nuevos movimientos sociales y lucha

reivindicativa

[15.21] La praxis de liberación no-es solipsista, efectuada por un

sujeto único y genial: el líder (que debe distinguirse del liderazgo

obediencial). Es siempre un acto intersubjetivo, colectivo, de consen-

so recíproco (que no: niega el liderázgo, como hemos indicado,

pero que deja-atrás el vanguardismo). Es una acción de “retaguar-

dia” del mismo pueblo, que educa a los movimientos sociales en

su autonomía democrática, en su evolución política, en ser actores

mutuamente responsables de sus destinos. El político liberador,

5 Horkheimer, 1973.
116 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

el intelectual orgánico de A. Gramsci, es más un promotor, un

organizador, una luz que ilumina un camino que el pueblo en su

caminar construye, despliega, perfecciona. El liderazgo político es

servicio, obediencia, coherencia, inteligencia, disciplina, entrega.

[15.22] Para cumplir con la voluntad-de-vida los movimientos

populares, el pueblo, deben organizarse. La organización es ya

un pasaje de la potentía (el poder del pueblo, de los movimientos

sociales) a la potestas (el poder que se da instituciones para ejer

cer delegadamente el poder concretamente). Sin esa separación,

sin ese desdoblamiento (poder en-sí potencial y poder para-sí ins-

titucional), sin organización el poder del pueblo es pura potencia,

posibilidad, inexistencia objetiva, voluntarismo ideal, anarquismo.

Organizar un movimiento, un pueblo, es crear funciones hetero-

géneas, diferenciadas, donde cada miembro aprende a cumplir

responsabilidades diferentes, pero dentro de la unidad del con-

senso del pueblo. Es un nivel intermedio, social, civil de la existen-

cia del ejercicio delegado del poder (es una institución política de

la sociedad civil: el Estado en sentido ampliado, gramsciano). En la

organización la comunidad homogénea e indiferenciada, y por lo

tanto impotente (voluntades consensuadas sin factibilidad, por-

que la factibilidad es concreción funcional diferencial), alcanza

la posibilidad del ejercicio del poder. Se torna potente: “puede-po-

ner” los medios para su sobrevivencia [ >2.1].5

[15.23] Para cazar, en el paleolítico, el ser humano debió or-

ganizarse: uno prepara las armas, otro el terreno, otro da el grito

de ataque, otro va por el flanco derecho, otro por el izquierdo,

otro toma la presa, otro la distribuye, todos sacian su hambre:


viven. Para el aumento de vida (ecológica, económica, cultural,

religiosa, etc.) es imprescindible la diferenciación de funcio-

nes, la organización. Hoy esta organización debe ser democrática,

en todas sus instancias y siempre, con la participación simétrica

de todos los afectados por la dominación o la exclusión. Rosa

Luxemburg anticipaba el derrumbe del socialismo real en este

nivel organizacional:

* Véase Dussel, 1998, cap. 6.1: “La Cuestión de la organización. De la vanguardia

a la participación simétrica. ¿Teoría y praxis?”

PRAXIS DE LIBERACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICOS 117

No podríamos concebir mayor peligro para el Partido socialista ruso que

los planes de organización propuesta [...]. Nada podría someter más un

movimiento obrero todavía tan joven a una élite [...] que esta coraza

burocrática del centralismo en la que se lo aprisiona para reducirlo:a un

autómata manejado por un comité [...] El juego de los demagogos será

bastante más fácil si en la actual fase de la lucha la iniciativa espontánea

y el sentido político del sector autoconsciente obrero habrían sido coar-

tados en su autodesarrollo y en su expansión por la tutela del comité

central autoritario.”

[15.24] Aun todavía en el sandinismo se acostumbraba “bajar”

las órdenes desde arriba a las masas sandinistas. Sólo con él za-

patismo se ha superado definitivamente el vanguardismo. La de-

mocracia no es un eslogan, debe ser un momento necesario de

la subjetividad del político, una institución que se practique en

todos los niveles de la organización de los movimientos populares,

en ellos mismos, entre ellos y como exigencia ante los partidos

políticos progresistas, críticos, liberadores.


[15.3] Organización de los partidos políticos progresistas

[15.81] Los partidos políticos progresistas, críticos, liberadores

deben ser como el “árbol maya”, que hunde sus raíces en la terra

mater (el pueblo), eleva su tronco sobre la superficie terrestre (la

sociedad civil) y despliega su follaje y frutos en el cielo (en la socie-

dad política, el Estado en sentido restringido). El partido es por

ello el lugar donde el representante puede regenerar su delegación

del poder construido desde abajo. El miembro-base del partido debe

poder interpelar, increpar, criticar, al correligionario representan-

te cuando traiciona los principios o no cumple las promesas. Es

donde se discute y produce la teoría política del partido, se bos-

quejan las utopías, se formulan los proyectos concretos, la estra-

tegia para alcanzar los fines propuestos y los demás niveles dé la

praxis de liberación. Es donde se deciden democráticamente los

7 Luxemburg, 1966, vol. 3, pp. 101 (1967, p. 58).


118 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

candidatos a elecciones populares. Es donde se forma la opinión

decantada, discutida, fundamentada de un tipo de sociedad, un

modelo concreto teniendo en cuenta el desarrollo histórico del

presente político, geopolítico; nacional, mundial.

[15.32] Por desgracia los partidos políticos en América Latina,

desde la instalación de las democracias de transición desde 1983,

fetichizan a la “clase política”, la que ejerce monopólicamente el

poder. Es necesario transformarla profundamente. Frecuentemen-

te, estos partidos son sólo maquinarias electorales, que como fósiles

prediluvianos se ponen en funcionamiento cuando se divisa en el

horizonte alguna elección de funcionarios pagados. La tentación del

sueldo, el regodeo del ejercicio fetichizado del poder, lanza a los

grupos, sectores o movimientos internos a la repartija proporcional

(en proporción a su corrupción, claro está), al arrebatarse candi-

daturas posibles ante la escandalizada y pública presencia del pue-

blo, al que dicen querer representar y servir. El partido maquinaria

electoral está podrido; es inútil para la crítica, la transformación o

la liberación de los movimientos populares, para el pueblo de los

oprimidos y excluidos. ¡Es un escándalo! Democratizar un partido

impidiendo las prebendas que tiene como destino a la “clase políti-

ca” monopólica es universalizar sus cuadros, disolver sus divisiones

internas, y permitir movimientos de opinión en la discusión de la

teoría, proyectos, propuestas concretas (pero no sólo ni principal-

mente en la elección de candidatos). Quizás una Juventud del Parti-

do, no convocada por las agrupaciones internas, sino por el partido

como un todo, pueda, en el mediano plazo, dar un espíritu de cuer-

po a los partidos frutos de alianzas particularistas, personalistas, ca-

ciquiles, corporativas, y no de idearios con contenidos sostenibles


ante el pueblo, en especial entre los pobres. La corrupción de los

partidos es fruto de una pérdida de claridad ideológica del para-

digma por el que se lucha, inexistencia de proyectos investigados y

discutidos, falta de coherencia ética en sus cuadros.

[15.33] Es necesario regenerar los partidos a partir de una dis-

ciplina subjetiva y objetivo-doctrinaria, gracias a la cual la conduc-

ta diaria del político sea vivida en coherencia con los principios,

con la responsabilidad compartida en beneficio de los explotados,

de los pobres, para crear las condiciones de réspeto a la simetría

en la participación democrática, con el compromiso del que se

PRAXIS DE LIBERACIÓN DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES Y POLÍTICOS 119

“arremanga la camisa”, se saca los zapatos, y entra a ensuciarse, a

ampollar sus manos... junto al pueblo. ¡Es necesario una nueva ge-

neración de políticos, jóvenes quizá, que asuman con entusiasmo

el noble oficio de la política!

[15.34] La organización de los partidos debe reflejar esta exi-

gencia de los tiempos en los países empobrecidos de la periferia.

Los vientos que nos vienen del Sur (de los Néstor Kirchner, Taba-

ré Vázquez, Luiz Inacio Lula, Evo Morales, Hugo Chávez, Fidel

Castro y tantos otros) nos muestran que las cosas pueden cambiar.

¡El pueblo reasume la soberanía! La elección de sus propios diri-

gentes, la de-los candidatos, la producción renovada de sus docu-

mentos fundacionales, proyectos de política educativa, industrial,

ecológica, propuestas concretas, es necesario que sean el fruto de

procedimientos democráticos con horizontalidad simétrica en la

participación de todos los miembros, en especial, por la represen-

tación en los partidos de las comunidades barriales, de base, Ca-


bildos abiertos del pueblo donde la democracia directa enseñe al

ciudadano humilde cómo se participa realmente en la política po-

pular (participación que debiera después organizarse igualmente

“hacia arriba” hasta el poder ciudadano, como el supremo poder

fiscalizador de los restantes poderes del Estado [>19.34, 20.23]).

[15.35] Michael Walzer, en su obra Éxodo y revolución, cita este

texto:

Primero, donde quiera que vivas es probablemente Egipto. Segundo, que

siempre hay un lugar mejor, un mundo más atractivo, una tierra prome-

tida. Y, tercero, que el camino a esa tierra es a través del desierto. No hay

forma de llegar ahí excepto uniéndose y caminando.3

115.36] Egipto es la totalidad del sistema vigente dominador. La

tierra prometida es el futuro de la liberación. El desierto es el sinuoso

e incierto caminar estratégico del político: duro, agotador, lleno

de peligros... pero hay que tener. una brújula para no perder el

rumbo y llegar al oasis donde “mana leche y miel” —como canta

el himno sandinista.

$ Walzer, 1985, p. 149.


Tesis 16 '

PRAXIS DE LIBERACIÓN Y CONSTRUCCIÓN DE NUEVA

HEGEMONÍA

[16.1] Crisis de hegemonía

[16.11] El sistema institucional empírico político vigente ejerce el

poder hegemónicamente cuando la comunidad política lo acepta

con un consenso suficiente. Esto significa que las reivindicaciones

de los diversos sectores sociales han sido satisfechas. Pero cuando

la situación entra en crisis; cuando los intereses de los oprimidos

o excluidos no son cumplidos, éstos cobran conciencia de su in-

satisfacción, sufrimiento, que al tornarse intolerables (y la into-

lerabilidad es relativa al conocimiento del grado de satisfacción

que alcanzan otros grupos sociales) produce la irrupción de una

conciencia colectiva crítica [19.2] que rompe el consenso y se

presenta como disenso social. La “hegemonía” de la clase dirigen-

te —decía A. Gramsci— se torna “dominación”. Es la crisis de la

hegemonía, de la legitimidad del sistema político.

[16.12] La praxis de liberación es crítica en cuanto rompe la

hegemonía de la clase dirigente. Es una praxis cuya eficacia au-

menta en la medida en que la legitimidad hegemónica del sistema

disminuye. Hay entonces un proceso creciente por un lado (el

de la praxis de liberación) y decreciente del otro (la legitimidad

consensual se va convirtiendo en una mayor dominación ante un

disenso también mayor, que como una espiral se apoyan uno al

otro: a mayor represión y violencia, mayor conciencia y anhelo de

producir una situación de libertad). Éste es el “pie de barro” de la

estatua de hierro y bronce en su cabeza y cuerpo descrito por el

profeta Ezequiel en el pensamiento semita. El sistema puede tener


enormes ejércitos, servicios de inteligencia, policía perfectamente

organizada, mediocracia, pero el aparato de represión (el cuerpo

acorazado de la estatua), por ser la expresión de un ejercicio des-

pótico del poder (una potestas fetichizada), deja de tener “fuerza”,

[120]

PRAXIS ANTIHEGEMÓNICA Y CONSTRUCCIÓN DE NUEVA HEGEMONÍA 121

no se “apoya” desde abajo en el poder del pueblo (la potentia), y

por ello cae en pedazos por sus propias contradicciones ante fuer-

zas infinitamente inferiores (desde un punto de vista instrumental

y cuantitativo, pero no de poder efectivo y cualitativo).

[16.13] Los movimientos sociales, los partidos progresistas crí-

ticos, liberadores, deben saber aprender a actuar con inferioridad

de fuerzas (físicas, mecánicas, coercitivas), pero contando con el

poder que viene “de abajo”, del pueblo.

[16.14] Es esencial que la praxis de liberación parta del pue-

blo, se mantenga en su elemento, movilice desde adentro y desde

abajo al actor colectivo histórico del pueblo (como plebs que cons-

tituirá un populus).

[16.15] Sólo A. Gramsci ha podido describir adecuadamente

cómo la clase dirigente, ante la destrucción del consenso por el

disenso popular, pasa de hegemónica a dominante. Y como tal

ejerce el poder como dominación, como represión, como violen-

cia, como terrorismo de Estado en los casos límite (de las dictadu-

ras militares latinoamericanas impuestas por el Pentágono en las

décadas de los sesenta hasta los ochenta, por ejemplo).


[16.2] Coacción legítima, violencia y praxis de liberación

[16.21] Frecuentemente, hoy se habla de terrorismo, de violencia,

de “guerra justa”, y no se la distingue de la coacción justificable,

la de los héroes, por ejemplo la de M. Hidalgo o G. Washing-

ton. Es necesario denominar distintamente, con otras palabras,

acciones que normativamente tienen sentidos muy diversos, y se

las confunden.

[16.22] Llamaremos coacción a todo uso de la fuerza cuando

esté fundado en el “estado de derecho” [+8.2]. En este sentido la

sociedad política tiene el monopolio del uso de la coacción fun-

dada en la ley —por cuanto los ciudadanos han dictado las leyes

y se imponen obedecerlas, obedeciéndose en realidad a sí mis-

mos— (situación A del próximo esquema).

[16.23] La situación se complica cuando movimientos sociales

o el pueblo descubren nuevos derechos y luchan por su recono-

cimiento [-+19.2]. Para la comunidad oprimida o excluida, estos


122 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

derechos crean nueva legitimidad (es la legitimidad B del esquema

16.1). En ese momento la coacción legítima (en 1.a) desde el anti-

guo sistema de derecho (p.e. de las Leyes de Indias) » Se transforma en

ilegítimo para los que se le oponen (los patriotas liderados por M.

Hidalgo), y ahora aparece. como violencia para los oprimidos que

luchan (situación 2.a: C). La: acción puramente violenta (en 2.b: D),

por otra parte, es la que no involucra a todo un pueblo en la lucha

por sus reivindicaciones, sino sólo a una pretendida vanguardia

antiinstitucional, no contando con el apoyo colectivo coasensual

crítico de nueva legitimidad (B). Violencia también es la acción de

la fuerza contra el derecho del otro (de la justificable institución

legítima; o del actor de la praxis de liberación); es siempre un cri-

men. M. Hidalgo al. usar una fuerza aun armada (ilegal para las

Leyes de Indias, pero legítima desde la comunidad popular patriota,

B), no ejerce violencia sino coacción legítima, liberadora.

ESQUEMA 16.1

COACCIÓN LEGÍTIMA Y VIOLENCIA

al Orden establecido (legal) b] Transformación del orden

1. Coacción leg Acciones legales y legíti- Praxis de liberación, ilegal

ima mas (A)? pero legítima* (B)

2. Violencia, uso Represión legal* pero Acción anarquista ilegal e

de la coacción “ilegítima! (C) ilegítima (D)

ilegítima

| “Ilegal” con respecto al sistema de derecho vigente (A), y ahora O DRA


? Distinguimos entre “legitimidad” o “ilegitimidad”: (A) y (B). En ( ) se Ss

refiriendo al sistema empírico vigente, hegemónico que deviene dominante. ] a

(B) la referencia es a la nueva legitimidad que se instaura desde la Acción Epa

transformadora o liberadora del pueblo. Las Leyes de Indias que establecían el ré:

gimen colonial de Nuéva España es legítima (A). El nuevo orden que M. Hidalgo

intentaba instaurar y que antes que en Chilpancingo se decrete una Constitución

ía B e. a

Ñ pad con respecto al consenso crítico del movimiento social o político crítico.

ad ” en referencia al sistema vigente.

Ñ AS añte el consenso crítico de los oprimidos que han tomado con-

ciencia de sus nuevos derechos.

PRAXIS ANTIHEGEMÓNICA Y CONSTRUCCIÓN DE NUEVA HEGEMONÍA 123

[16.24] La muerte del enemigo agresor, en una lucha defensiva

patriótica, es justificable desde la plena normatividad política y no

se opone al principio material de la vida [+9 y 13], ya que en un

plano de mayor complejidad, más concreto, cuando los principios

pueden oponerse, es necesario discernir prioridades: el principio

de la defensa de la vida de la comunidad popular inocente tiene

prioridad sobre la vida del agresor culpable (y culpable por agre-

sor, por colonialista, etc.). En una batalla los dos ejércitos tienen

distinta calificación normativa: el ejército norteamericano es agre-

sor injustificable en Iraq; es violencia ilegítima, es terrorismo. La

defensa de la población iraquí (o de los patriotas en Palestina)

es defensiva, heroica, justificable; es coacción legítima. .


[16.25] Estamos, claro está, hablando de situaciones límites,

pero que nos ayudan para clarificar la aplicación concreta de los

principios, y no aceptar fácilmente el caos conceptual creado por

los poderes militares y económico-políticos imperiales en vigor.

[16.3] Construcción de la-nueva hegemonía

[16.31] Los movimientos populares, el pueblo, debe “construir

el poder desde abajo” —se dice frecuentemente en las reuniones

de Porto Alegre. El poder del pueblo, como hiperpotentia crítica,

se construye “abajo” (y no sólo “desde” abajo). Ese poder tiene

como sede el pueblo mismo. Lo que se “construye” (no se toma)

es la acumulación de fuerza, la unidad; son las instituciones y la

normatividad subjetiva de los agentes, Después viene el ejercicio

delegado del poder (la nueva Potestas). En efecto, la praxis de libe-

ración es esa “construcción” misma. Es la acción de los sujetos que

han devenido actores que edifican el nuevo edificio de la política

desde una nueva “cultura” política,

[16.32] Habiendo comenzado como lucha de liberación del

sindicato cocalero, cuando Evo Morales es elegido presidente de

Bolivia en diciembre de 2005, comienza ahora, desde una praxis

de “construcción” de hegemonía, la transformación del Estado.

Desde la oposición crítica (siempre un tanto destructiva, peligrosa,

negativa) se pasa al ejercicio delegado positivo del poder. La praxis

de liberación de los esclavos de Egipto (como gustaba enunciar el


124 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

Tupac Amaru en su rebelión andina), puramente negativa, cuan-

do llega al río Jordán al final del desierto (y por ello muere el

libertador Moisés y comienza a ejercer delegadamente el poder

Josué, el constructor ambiguo? del nuevo orden) se transforma en la

praxis que debe lograr proponer un proyecto hegemónico de ma-

yorías (que incluya también lo mejor del antiguo régimen, porque

no se puede gobernar con minorías, despótica y antidemocráti-

camente). La praxis de liberación se torna creativa, imaginativa,

innovadora del nuevo orden, fruto de la transformación, que aho-

ra debe saber administrar eficazmente. La tarea es mucho más

difícil, complicada, concreta, que en la mera oposición. Es una

responsabilidad de gobernabilidad factible.

[16.33] Los movimientos sociales y los partidos políticos progre-

sistas, críticos, deben darse a la tarea de la “traducción” de las rei-

vindicaciones de todos los sectores (las identidades diferenciales)

que, por el mutuo conocimiento, diálogo e inclusión en su propia

reivindicación de las otras reivindicaciones, van construyendo el

hegemón analógico que es sostenido por todos transformándose en

la nueva propuesta fruto de la praxis de liberación popular: “¡Un

mundo donde quepan todos los mundos!” —es el postulado.

$ Digo “ambiguo” porque en la narrativa simbólica semita Josué es un conquis-

tador, debe matar cananeos, destruir Jericó, “limpiar” la tierra y ocuparla. En fin,

es una acción equívoca, llena de injusticias, violencia y dominación. Ésta es la bi-

blía que llevaban debajo del brazo los norteamericanos al ocupar “la tierra”, el far

west... contra los mexicanos (los “nuevos cananeos” al decir de Virgilio Elizondo,

pensador chicano texano).


Tesis 17

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS,

REFORMA, TRANSFORMACIÓN, REVOLUCIÓN.

LOS POSTULADOS POLÍTICOS

[17.01] Las transformaciones institucionales (fecha B del esquema

13, 1) cambian la estructura de la potestas 1 (el Estado vigente polí-

tico, como sociedad civil o política) y crea una nueva institución o

un nuevo sistema (transformación esta última revolucionaria): la

potestas 2. La transformación es creación institucional y no simple

“toma-del poder”; el poder no se toma sino que se ejerce delegada-

mente, y si se quiere ejercer delegadamente de manera obediencial

es necesario transformar muchos momentos institucionales (trans-

formaciones parciales, no reformas, o todo el sistema).

[17.02] La filosofía política no propone ni los proyectos ni las

transformaciones concretas, empíricas. Esto es tarea de grupos

de científicos sociales, de partidos políticos y de los movimientos

sociales, en los niveles económico, ecológico, educacional, de la

salud, etc. Aquí sólo se trata de enunciar los principios, los cri-

terios fundamentales de la transformación, en el mediano Plazo

(unos cincuenta años, por ejemplo), que remplace el antiguo mo-

delo autoritario o totalitario latinoamericano, y el reciente modelo

neoliberal aplicado en las dos últimas décadas del siglo xx, por un

nuevo paradigma que supere el monopolio de la “clase política”

(de los partidos burocratizados) en el periodo de las democracias

formales endeudadas (desde 1983 en nuestro continente político).


[17.1] Entropía y transformación institucional

[17.11] Las instituciones son necesarias para la reproducción ma-

terial de la vida, para la posibilidad de acciones legitimas democrá-

ticas, para alcanzar eficacia instrumental, técnica, administrativa

[>7.2]. Que sean necesarias no significa que sean eternas, peren-

[125]
126 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

nes, no transformables. Por el contrario, toda institución que nace

por exigencias propias de un tiempo político determinado, que es-

tructura funciones burocráticas o administrativas, que define me-

dios y fines, es inevitablemente roída por el transcurso del tiempo;

sufre un proceso entrópico. Al comienzo es el momento discipli-

nario creador de dar respuesta a las reivindicaciones nuevas. En

su momento clásico la institución cumple eficazmente su cometi-

do. Pero lentamente decae, comienza la crisis: los esfuerzos por

mantenerla son mayores que sus beneficios; la burocracia creada

inicialmente se torna autorreferente, defiende sus intereses más

que los de los ciudadanos que dice servir. La institución creada

para la vida comienza a ser motivo de dominación, exclusión y

hasta muerte. Es tiempo de modificarla, mejorarla, suprimirla o

remplazarla por otra que los nuevos tiempos obligan a organizar.

[17.12] Todas las instituciones, todos los sistemas instituciona-

les, a corto, mediano o largo plazo deberán ser transformadas. No

hay sistema institucional imperecedero. Toda la cuestión es saber

cuándo debe continuar una institución, cuando es obligatoria una

transformación parcial, superficial, profunda, o, simplemente,

una modificación total, de la institución particular o de todo el

sistema institucional.

[17.183] Del político es el no aferrarse a las instituciones, aun-

que las haya creado con gran resultado; ni tampoco cambiar las

instituciones por la moda, el afán de novedades o el querer dejar

“obras” que recuerden su gestióxi.

[17.14] La vida, en su proceso evolutivo, fue produciendo trans-


formaciones genéticas que permitieron la aparición de nuevas espe-

cies, más adaptadas a las condiciones del planeta Tierra. De la misma

manera, la vida política subsume instituciones que tienen milenios

(liderazgos de reyes, presidentes, jefes militares; como la constitución

de asambleas discursivas, con la votación de sus miembros, con le-

gislación de las decisiones de carácter coactivo y con medios para

hacer cumplir sus disposiciones, entre ellos los jueces, etc.), que va

actualizando continuamente como una historia de los sistemas e ins-

tituciones políticas, que secundadas por los grandes descubrimientos

técnicos (como la escritura, el papel, la imprenta, la: radio, la televi-

sión, la computadora y el internet, etc;) pueden superar en eficacia él

ejercicio delegado del poder del pueblo de etapas anteriores. - *

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS 127

[17.15] Si se aceptara la hipótesis del economista ruso N. D.

Kondratieff de ciclos en la economía, el último ciclo descendente

del automóvil y el petróleo (a partir aproximadamente en 1940) se

habría agotado a mediados del 1990. Un nuevo ciclo, con la revolu-

ción tecnológica de las comunicaciones por satélite articulado a la

informática, que permite a cada ciudadano usar una computadora

y conectarse a redes mundiales, habría: comenzado con un ciclo

ascendente (hasta el 2020 aproximadamente). Las transformacio-

nes efectuadas en este ciclo propicio tienen mayores posibilidades

de estabilizarse que las efectuadas, aun revolucionariamente, en el

ciclo descendente anterior (1973-1995).

[17.2] Reforma, transformación, revolución

[17.21] Un gran libro de Rosa Luxemburg se denomina Reforma o

revolución. Pareciera que ambos conceptos son opuestos. Pero en


realidad la cuestión es más compleja. La Oposición se encuentra

entre “reforma” (A) y “transformación” (B), siendo la revolución

(B.b) un modo radical de transformación. La cuestión tiene la

mayor Importancia estratégica.

ESQUEMA 17.1

REFORMA, TRANSFORMACIÓN Y REVOLUCIÓN:

(A) Reforma «———— versus ———»> (B) Transformación

(B.a) Transformaciones parciales (B.b) Transformación radical (revolución)

[17.22] En efecto, en ciertos grupos de izquierda se piensa que

el que no afirma la posibilidad empírica y actual de la revolución

es un reformista. Lo que acontece es que los procesos revolucio-

narios en la historia humana duran siglos para presentarse. Es ver-

dad que se los puede preparar, adelantar, pero dentro de límites

de tiempo limitados. Pensar que se encuentra hoy América Latina

en una coyuntura revolucionaria, tomo aconteció con la Revolu-

ción cubana (porque las revoluciones de Chile con Allende o del

sandinismo en Nicaragua, por ejemplo, fracasaron. por un cambio


128 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

de la situación geopolítica), es confundir políticamente las cosas,

produciendo errores lamentables.

[17.23] Marx escribe textos para ser meditados al respecto:

La articulación del cambio de las circunstancias con el de la actividad

humana [...] sólo puede concebirse y entenderse racionalmente como

praxis transformadora.* Los filósofos se han limitado a interpretar el mun-

do de distintos modos; de lo que se trata es de transformarlo (verándern) .?

[17.24] En la tradición de izquierda del siglo xx se entendió

que una actividad que no era “revolucionaria” era “reformista”. Si

la situación no era objetivamente revolucionaria había que crear

por medio de un cierto voluntarismo las condiciones para que

adquiriera su fisonomía revolucionaria. Era un idealismo político

bajo el nombre de revolución, que algunas veces produjo compro-

misos extremos en juventudes que inmolaron sus vidas irrespon-

sablemente.

[17.25] Por otra parte, el revolucionario debía usar medios vio-

lentos, producir por un salto en el tiempo y de manera inmediata

la transformación de un sistema económico-político en otro. La

social democracia era el ejemplo opuesto, reformista? pacifista,

institucionalista, etcétera.

[17.26] Y bien, es tiempo de repensar radicalmente la cuestión.

Denominaremos “reformista” la acción que aparenta cambiar

algo, pero fundamentalmente la institución y el sistema perma-

necen idénticos a sí mismos. La totalidad del sistema institucional

recibe una mejoría accidental sin responder a las nuevas reivindi-


caciones populares.

1 Tesis sobre Feuerbach, 3 (Marx, 1856, MEW, 3, p. 534). Aquí Marx usa las pala-

bras “umwálzende Praxis”.

? Tbid., 11 (p. 535). Reflexiónese en este otro texto: “De ahí que Feuerbach no

comprenda la importancia de la actividad revolucionaria (revolutionáre Tátigkeit),

critico práctica” (ibid., 1; p. 533).

3 Las primeras obras de E. Laclau se ocupan de mostrar el error de estos diag-

nósticos que suprimieron el campo político por la existencia de leyes necesarias

de la economía. Era un economicismo antipolítico revolucionario utópico, en el

sentido de intentar efectuar empíricamente lo que es imposible, como veremos al

exponer el tema de los postulados [>17.3].

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES POLÍTICAS 129

[17.27] La “transformación” política significa, por el contrario,

un cambio en vista de la innovación de una institución o que pro-

duzca una transmutación radical del sistema político, como res-

puesta a las interpelaciones nuevas de los oprimidos o excluidos.

La transformación se efectúa, aunque sea parcial, teniendo como

horizonte una nueva manera de ejercer delegadamente el poder

(la potestas 2). Las instituciones cambian de forma (transforman)

cuando existe un proyecto distinto que renueva el poder del pue-

blo. En el caso de una transformación de todo el sistema institucional

(la, Revolución burguesa inglesa en el siglo xvrr, la socialista de

China a mediados del siglo xx o la cubana de 1959) podemos ha-

blar de revolución, la que a priori es siempre posible (porque no

hay sistema perpetuo), pero cuya empírica factibilidad acontece

alguna vez durante siglos. Creer que la revolución es posible antes


de tiempo es tan ingenuo como no advertir, cuando comienza el

proceso revolucionario, su empírica posibilidad. La historia ma-

dura con un ritmo objetivo que no entra necesariamente en las

biografías personales por más voluntariamente que se lo desee.

[17.3] Los postulados políticos como criterios de orientación en la

transformación

[17.31] El tema de los “postulados políticos” cobra mayor impor-

tancia en nuestro tiempo, ya que muchos confunden posibilida-

des lógicas (lo que puede ser pensado sin contradicción) con las

posibilidades empíricas (lo que efectivamente puede ser realiza-

do). Pero, además, son necesarias “ideas regulativas”, que operan

como criterios de orientación para la acción. Los navegantes chi

nos se orientaban en la noche gracias a la estrella Polar. Era un

criterio de orientación, pero ningún navegante intentaba llegar a

la estrella, porque era empíricamente imposible. En política hay

“postulados políticos” —que Kant desarrolló en sus trabajos pos-

teriores a la Crítica del juicio— que pueden iluminarnos acerca de

cuestiones mal planteadas por una extrema izquierda, un tanto

anarquista.

[17.32] Un “postulado político”, repitiendo, es un enunciado

lógicamente pensable (posible) pero imposible empíricamente, que


130 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

sirve de orientación para la acción. En cada una de las esferas insti-

tucionales mostraremos la existencia y conveniencia de proponer

ciertos postulados, pero no hay que confundirlos con fines para

la acción, porque son imposibles empíricamente. Recuérdese aquello

de postular una “sociedad sin clases”. Es un postulado: una tal

sociedad es imposible, pero al intentar superar las clases actuales

se descubre la posibilidad de un progreso social que, al menos,

niega la dominación del sistema presente (bajo la forma de clase

burguesa u obrera) y da un sentido crítico a las dominaciones de

las clases en el presente histórico. La formulación del postulado

ayuda a intentar disolver las actuales clases, “acercarnos” así a la

sociedad sin clases (que como la coincidencia de las líneas asínto-

tas es imposible por definición).

[17.33] Los principios normativos obligan a la subjetividad del

político a cumplir con las exigencias de los momentos constituti-

vos del poder político, de la praxis de liberación, de las transfor-

maciones de las instituciones en bien del pueblo. Los postulados,

que no son principios normativos, ayudan a orientar la praxis a

sus fines, a transformar las instituciones, fijando un horizonte de

imposible realización empírica pero que abren un espacio de po-

sibilidades prácticas más allá del sistema vigente, que tiende a ser

interpretado como natural y no histórico. Los postulados juegan

una función estratégica de apertura a nuevas posibilidades.

[17.34] Los postulados, por otra parte, debe distinguírselos de

los paradigmas de los sistemas políticos.* El paradigma liberal no

es el del Estado benefactor; el paradigma neoliberal deberá por

su parte ser remplazado en el presente por un nuevo paradigma


alternativo, que en el mediaño plazo (los próximos veinticinco

años) debería distinguírselo del paradigma a largo plazo (un nue

vo sistema político en una nueva civilización ecológicamente susten-

table, tránscapitalista y transmoderna; pero estaríamos hablando

de más de cincuenta años, quizás un siglo). El postulado permite

abrir el paradigma de corto plazo al de largo plazo.

* El paradigma, o modelo de'un sistema político, no es un proyecto político

concreto, a corto plazo. : o 7 :

Tesis 18

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA

MATERIAL. LA “VIDA PERPETUA” YLA SOLIDARIDAD

[18.01] El nivel material (“materia” como contenido) es el que se re-

fiere siempre en última instancia a la vida. En El origen de la familia

F. Engels tiene un texto espléndido:

La última instancia en la interpretación materialista! de la historia es la

producción y reproducción de la vida inmediata (unmittelbaren Lebens)

[...] de todo lo que sirve para alimento, vestido, casa [...].?

[18.02] Las instituciones creadas para reproducir la vida [>

7.3] también tienen siempre un momento de crisis, de desgaste

entrópico, de inversión de sentido. De haber sido creadas para

aumentar la vida comienzan a ser parasitarias de la vida y produ-

cen muerte; se han fetichizado. Es tiempo de transformarlas, rem-

plazarlas, crear las nuevas instituciones que respondan al nuevo

momento histórico de la vida humana global.

[18.1] Transformaciones ecológicas. La “vida perpetua”


[18.11] -El postulado político en la esfera ecológica —campo de las

relaciones del ser viviente humano con su medio físico-natural te-

rrestre— podría enunciarse así: ¡Debemos actuar de tal manera

* “Materialista” en el sentido indicado, es decir: el contenido último de todo acto

humano es la producción, reproducción y aumento de la vida empírica, inmedia-

ta y concreta del ser humano.

* Prólogo a la-primera edición de 1884 (Marx, 1956, MEW 21, pp- 27-28). Estos

tres requerimientos de las necesidades básicas de la vida se encuentran en el cap.

125 del Libro de los. muertos de Egipto (30 siglos a.C) y en el relato del Juicio del

fundador del cristianismo (Mateo 25, 35). Véase Dussel, 1998, [405].

[131]
132 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

que nuestras acciones e instituciones permitan la existencia de la

vida en el planeta Tierra para siempre, perpetuamente!? La “vida

perpetua” es el postulado ecológico-político fundamental. Sien-

do esto empíricamente imposible (porque aunque sea en millo-

nes de años la Tierra no tendrá ya más vida por el enfriamiento

del sistema solar), se trata de un criterio de orientación político

que permite que a] en toda relación con la terra mater (la pacha

mama de los quechuas incarios) se usen primero recursos reno-

vables sobre los no renovables (como el petróleo, el gas y todos

los metales); b] se innoven procesos productivos para que tengan

un mínimo de efectos ecológicos negativos, c] se privilegien los

procesos que permitan reciclar todos los componentes en el corto

plazo, sobre los de largo plazo; d] se contabilicen como costos de

producción los gastos que se-inviertan para anulan los indicados

efectos negativos del mismo proceso productivo y de las mercan-

cías puestas en el mercado.* Como puede imaginarse esto es una

revolución mucho mayor a la nunca imaginada en el nivel de las

civilizaciones hasta ahora existentes,

[18:12] Lo dicho podría aun reformularse más estrictamente de

la siguiente manera. a] La tasa de uso de los recursos renovables

no debe superar la tasa de su regeneración. b] La tasa de uso de

los recursos no renovables no debe superar la tasa de la invención

de los sustitutos renovables. c] La tasa de emisión de contaminan-

tes no debe ser mayor que la tasa que permita reciclarlos —in-

cluyendo la inversión del proceso de calentamiento de la Tierra

y sus causas; es decir, recuperación de efectos negativos pasados.

En este sentido podría decirse, que por sus recursos y por sus

efectos negativos, la economía se transforma en un subsistema de


la ecología.

[18.13] La humanidad vivió políticamente en una edad de total

inconsciencia acerca del riesgo para la vida de su intervención ci-

vilizadora sobre la Tierra. El fuego, mediación de todas las media-

* Veremos que en la esfera formal de la legitimidad democrática l. Kant propu-

so el postulado de la “paz perpetua”. Analógicamente extendemos esa hipótesis de

trabajo a todas las esferas (materiales, formales y de factibilidad) de la política.

1 Estos gastos ecológicos serán en el futuro mayores que todo el costo de pro-

ducción restante.

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA MATERIAL 133

ciones técnicas, alteraría la atmósfera desde hace seiscientos mil

años por la emisión de anhídrido carbónico. La misma agricultura

desde hace diez mil años fue el final mortal para los bosques pro-

ductores de oxígeno. Por ello, cuando en 1972 Danella y Dennis

Meadows publicaron Los límites del crecimientos? la humanidad co-

bró conciencia del tema político central de la posibilidad de la ex-

tinción de la vida en nuestro planeta. En la gráfica 35* de esa obra,

“Secuencia tipo del modelo mundiaP, pudieron anticipar que des-

pués de la mitad del siglo xx1 habría una hecatombe poblacional,

cuando la contaminación llegara a su culminación, descendiendo

el proceso productivo industrial. Los posteriores descubrimientos

mostraron que la cuestión era aún más grave y acelerada. Hoy en-

frentamos la realidad de una absoluta irresponsabilidad política

(en especial del país industrial más contaminante del mundo, Es-

tados Unidos) ante el hecho de los efectos irreversibles ecológicos

(por lo menos durante los próximos miles de años).


[18.14] El cambio de actitud ante la naturaleza, lo que signifi-

ca una transformación en el nivel de las instituciones modernas,

nos enfrenta a algo mucho más radical que un mero proyecto

socio-histórico diferente. En efecto, la modernidad, hace 500

años (desde la invasión de América en 1492), no fue solamente el

comienzo del capitalismo, del colonialismo, del eurocentrismo,

sino que fue igualmente el comienzo de un tipo de civilización. El

yo conquisto de H. Cortés, el yo pienso como un alma sin cuerpo de

R. Descartes, desvalorizó la naturaleza como una mera 7es extensa

mecánica, geométrica. La cantidad destruyó la cualidad. Es nece-

sario una Revolución ecológica nunca antes soñada por ningún pen-

sador aun de los siglos XIX y XX. ¿No será que el capitalismo, y aun

el socialismo real, responden a un desprecio de la dignidad abso-

luta de la vida en general, la vida como la prolongación y condición

de nuestro cuerpo viviente (al decir de Marx en los Manuscritos de

1844) ¿No fue el criterio del “aumento de la tasa de la ganancia”

* Meadows, 1972,

* Ibid, p. 135.

7 “La universalidad del ser humano aparece en la praxis justamente en la uni-

versalidad que hace de la naturaleza su cuerpo inorgánico, tanto por serun medio

de subsistencia inmediato, como por ser la materia, el objeto y el instrumento de


134 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

(en el capitalismo) y el “aumento de la tasa de producción” (en el

socialismo real) lo que llevó al cataclismo ecológico?

[18.15] Se trata de imaginar una nueva civilización transmoderna

basada en un respeto absoluto a la vida en general, y de la vida

humana en particular, donde todas las otras dimensiones de la

existencia deben ser reprogramadas desde el postulado de la “vida

perpetua”. Esto toca todas las instituciones políticas y las pone en

exigencia de radical transformación.

[18.2] Transformaciones económicas. El “Reino de la libertad”

[18.21] El postulado económico lo formuló Marx como el “Reino

de la libertad”. Podría ser formulado así: Actúa económicamen-

te de tal manera que tiendas siempre a transformar los procesos

productivos desde el horizonte del trabajo cero (T*). La economía

perfecta no sería la de una competencia perfecta (como piensa F. Ha-

yek),sino una economía en la que la tecnología hubiera rempla-

zado del todo al trabajo humano (trabajo cero: lógicamente posible,

empíricamente imposible). La humanidad se habría liberado de

la disciplina siempre dura del trabajo y podría gozar los bienes

culturales (el campo subsiguiente material [>18.3]). Leemos en

un texto lleno de humanismo antieconomicista:

El Reino de la libertad (Reich der Preiheit) sólo comienza allí donde cesa

el trabajo determinado por la necesidad y la adecuación a finalidades

externas [...]; está más allá de la esfera de la producción material propiamente

dicha. Así como el salvaje debe bregar con la naturaleza para satisfacer

sus necesidades, para conservar y reproducir su vida, también debe hacer-


lo el civilizado [...] bajo todos los modos de producción posibles? La libertad

[para la cultura] en este terreno sólo puede consistir en que el hombre

su actividad vital [...] Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la natura-

leza es su cuerpo” (Marx, Manuscrito I de 1844, Marx, 1956, MEW, 1, pp. 515-516).

$ Es decir, es un postulado: pensable lógicamente, empíricamente imposible,

criterio de orientación práctico. *

* También en el socialismo, y aun en otro sistema posterior más desarrollado

que pudiera organizarse.

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA MATERIAL 135

socializado, los productores asociados, regulen racionalmente! ese me-

tabolismo suyo con la naturaleza poniéndolo bajo su control comunitario

(gemeinschafiliche),! en vez de ser dominados por él como por un poder

ciego [del capital]; que lo lleven a cabo con el mínimo empleo de fuerza!”

bajo las condiciones siempre más dignas y adecuadas a su naturaleza huma-

na.!* Pero este siempre sigue siendo un reino de necesidad.1* Más allá del

mismo empieza el desarrollo de las fuerzas humanas [culturales], consi-

derado como un fin. en sí mismo, el verdadero Reino de la libertad [...]

La reducción de la jornada laboral es la condición básica. 15

[18.22] El fin de la economía es la vida humana, lo cual debe

lograrse en el menor tiempo posible de uso de la misma vida (*re-

ducción de la jornada laboral”), y no, al contrario, aumentar la jor

nada de unos (que sufren), dejar sin trabajo a otros (que mueren

en la pobreza), e imponer como finalidad de la economía la acu-

mulación creciente de ganancia, inmolando con ello a la humani-

dad (víctima de la miseria) y a la vida en la Tierra (por el problema


ecológico) .'* El límite absoluto del capital y de la Edad Moderna, que

Y Esa racionalización de ninguna manera puede ser una planificación perfecta

(postulado falso del socialismo real, porque no sólo es imposible empíricamen-

te sino que se orienta hacia una tal negación del mercado, innecesaria, que lo

destruye produciendo peores efectos). La planificación debe ser la mínima y la

necesaria para cumplir el requerimiento que Marx enuncia a continuación. o

1 Este “control” sugiere una intervención en el mercado, prudente, en vista

del criterio que se indica en el texto.

* El criterio es el “mínimo empleo” de trabajo, de vida humana.

1 Aquí entran a jugar su función los principios normativos de la economía y

la política articulados, partiendo de la dignidad de la naturaleza humana, el criterio

absoluto de toda normatividad. Marx.juzga los hechos desde principios normati-

vos y desde postulados de orientación.

1% Es decir, empíricamente el postulado sabe de su imposibilidad en la realidad

concreta, pero lo formula como un criterio de orientación (una “idea regulati-

va”).

15 El capital, 111, cap. 48 (Marx, 1956, MEW, 26, p. 828; ed. Siglo XXI, 11, vol.

8, p. 1044).

5 El problema ecológico no es un problema de tecnología (que produce con-

taminación), sino un problema económico del capital. El criterio del aumento de

plusvalor relativo consiste en implementar mejor tecnología para reducir el valor

del producto unitario, que en la competencia por el menor precio, desplaza los

capitales oponentes. Pero dicho criterio de subsunción tecnológica en el proceso


136 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

han cumplido 500 años, y por ello la exigencia de un pasaje a una

nueva Edad de la humanidad, consiste en la extinción de la especie

humana bajo la forma de un suicidio colectivo, en los dos aspectos

ya indicados (miseria y destrucción ecológica).

[18.23] Es decir, la transformación de las instituciones de los

sistemas económicos (del campo económico) caen bajo la res-

ponsabilidad de la política en cuanto cruzan el campo político

(y sus sistemas institucionales concretos) y distorsionan todos los

momentos de la política (el ciudadano miserable no tiene condi-

ciones políticas de autonomía, libertad, responsabilidad exigidas

por sus derechos; la extinción de la vida es así el fin absoluto de la

política, evidentemente). La intervención en los sistemas del cam-

po económico es parte de la función política (contra el “econo-

micismo de mercado” del sistema capitalista y del sistema político

liberal),* si se tiene claridad acerca de la imposibilidad del merca-

do de producir equilibrio y justicia para todos, evitando la acumu-

lación de riqueza en manos de pocos y aumento de pobreza en las

grandes mayorías. El estudio y la implementación de una renta no

laboral por derecho de ciudadanía debería imponerse a todas las

familias de un Estado.?*

productivo no es ecológico (la mejor tecnología para la “vida perpetua” en la

Tierra) sino económico capitalista (la baja inmediata del valor del producto). La

tecnología destructora de la ecología es fruto de este criterio mortal, destructor

de la vida: la competencia entre capitales bajo la exigencia de aumento de la

tasa de ganancia. Y esto último es económico, no tecnológico. Véase Dussel,

1993, pp. 22455. Marx es un magnífico teórico de la ecología.


1 El sistema político liberal (en el campo político) deja a la institución histórica

del mercado (parte del sistema capitalista, en el campo económico) toda la res-

ponsabilidad económica, y niega, al menos en teoría, la utilidad de la política en

intervenir en dicho sistema (y campo). El mercado, como estructura de conoci-

miento para F. Hayek, y gracias a las leyes “sabias” y naturales de la competencia,

crea equilibrio y resuelve él sólo los problemas económicos, El político, desde A.

Smith, no debe cometer la soberbia de meter su “mano” en este ámbito (sólo “la

mano del dios” providente tiene ese derecho).

1 La idea es que todo ciudadano, por el hecho de serlo, recibe una renta que

le permite vivir. Es una posibilidad estudiada en detalle. Véase R. Gilbert y D. Ra-

ventos, “El subsidio universal garantizado: notas para continuar”, en Mientras tanto

(Barcelona), invierno de 1967 (1966-1967).

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA MATERIAL 137

[18.24] El principio normativo que rige la intervención en las

operaciones e instituciones del sistema económico (hoy capitalis-

ta) debe ser siempre que la producción, reproducción y aumento

de la vida humana es el criterio que evalúa el proceso productivo

y sus efectos como totalidad, incluyendo el mercado, los capitales

nacionales y transnacionales, el capital financiero, etcétera:

[Es] el derecho político a la intervención en los mercados y, por tanto, en la

intervención en el poder de las burocracias privadas transnacionales. No

se trata de revivir una planificación central totalizada, pero sí una planifi-

cación global y un direccionamiento de la economía en su conjunto.!*

[18.25] Al mismo tiempo, los movimientos sociales, el pueblo,

ha comenzado en situaciones críticas de extrema pobreza pro-

ducidas por un ortodoxo “fundamentalismo económico” (como


indica aun G. Soros) neoliberal, a inventar una “economía solida-

ria” creciente.” Es una dimensión para tenerse en cuenta, porque

entre los intersticios de los feudos medievales en Europa nacieron

las ciudades, lugar despreciado y secundario donde los siervos tra-

bajaron con sus manos y crearon una nueva civilización. ¿No nos

encontraremos en una situación semejante?

[18.26] Las transformaciones concretas de los diversos momentos

del sistema institucional económico, que son responsabilidad de la

política, deben ser objeto de desarrollos detallados desde un mode-

lo político y económico de corresponsabilidad con los movimientos

y partidos políticos, de sus proyectos concretos, y con sus propuestas

estratégicas. Lo dicho solo sitúa en su contexto la cuestión.

[18.27] Un criterio fundamental que se impone necesariamen-

te en América Latina es la defensa de los recursos nacionales ante

el avance dominador de las transnacionales extractivas, producti-

1% Hinkelammert-Mora, 2005. Véase en especial “Hacia una teoría del valor-

vida-humana” (cap. XI. 5, pp. 37758).

* Véase Luis Razeto Migliaro, 1982, Empresas de trabajadorés y economía de merca-

do, Santiago (Chile), PET, vol. 1; del mismo 1985, Economía de solidaridad y mercado

democrático, Santiago, PET, vol. 2-3; José Luis Coraggio, 2004, La gente o el capital.

Desarrollo local y economía del trabajo, Buenos Aires, Espacio Editorial; F. Hinkelam-

mert-U. Duchrow, 2004, La vida o el capital. Alternativas a la dictadura global de la

propiedad, México, Dríada.


1388 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

vas y financieras, que dejarán a poblaciones enteras sin recursos futu-

ros para reproducir sus vidas, ¡Las generaciones futuras nos pedirán

cuenta! En la lucha por el agua en Bolivia se constata una batalla

fundamental por la vida, por la vida desnuda, por la salvaguarda

de los derechos de un pueblo a la sobrevivencia. En su triunfo,

triunfa la vida.

[18.3] Trasformaciones culturales

[18.81] El “Reino (económico) de la Libertad” abre el espacio de

la esfera material de la cultura en la política; ya que el “tiempo

libre” es tiempo que debiera ser para la creación cultural (y no

pasiva absorción de la propaganda publicitaria de la mediocracia).

La política liberal supuso tácita y eurocéntricamente a la cultura

occidental como la civilización sin más, universal, la que en su de-

sarrollo moderno se impondría a todas las otras culturas, salvajes,

subdesarrolladas o atrasadas. La Modernidad, que comenzó con la

conquista del Caribe y México en primer lugar, impuso su cultura

como la superior, y produjo genocidios culturales espantosos sobre

las grandes culturas milenarias (azteca, maya, inca, bantú, china,

indostánica, islámica, etc.). El capitalismo también supone a la cul-

tura occidental como la única universal. Sus mercancías son pro-

ductos culturales occidentales que portan valores de dicha cultura,

imperceptibles e invisibles bajo la envoltura de un automóvil, una

película de Hollywood, una hamburguesa, un modo de vestimenta

o zapato. Las mercancías estándar han sido concebidas con cri-

terios europeo-norteamericanos. Han industralizado sus antiguos

productos artesanales precapitalistas. Y han destruido todas las ar-

tesanías de las otras culturas o la absorben por “etnofagia”.


[18.52] La política debe igualmente ¿intervenir (siempre lo ha

hecho desde la Revolución burguesa en Inglaterra o Francia) en

el nivel cultural, porque la modernidad nos acostumbró a despre-

ciar lo propio en la periferia y venerar la “moderno”, occidental.

Hubo de ser un artista alemán el que descubrió la belleza y el ser

objetos de arte de las ruinas y objetos todavía conservados de la

alta civilización maya. El desprecio de lo propio, el “malinchis-

mo”, es una actitud suicida de la élite criolla colonizada.

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA MATERIAL 139

[18.33] La recuperación de la afirmación de la propia dignidad,

la propia cultura, la lengua, la religión,?! los valores éticos, la rela-

ción respetuosa con la naturaleza, se opone al ideal político liberal

de un igualitarismo del ciudadano homogéneo. Cuando la igual

dad destruye la diversidad, hay que defender la diferencia cultural.

Cuando el uso de la diferencia cultural es una manera de dominar

a los otros, hay que defender la igualdad de la-dignidad humana.

Las poblaciones, naciones, etnias, grupos sociales que habitaban un

mismo territorio bajo la organización institucional de una sociedad

política (un Estado) fueron definidas como miembros de una to-

talidad política unicultural. En realidad ningún Estado moderno

(España, el Reino Unido, Francia, Italia, etc.) tiene como base una

nación, una etnia o lengua, sino varias culturas, con lenguas, his-

toria y hasta religiones diversas. Es una ficción la unidad cultural

del Estado moderno. Son en realidad estados pluriculturales. De lo

que se trata, entonces, es de reconocer la pluriculturalidad de la co-

munidad política y comenzar una educación en diálogo intercultu-

ral respetuoso de las diferencias. En América Latina, estados como

México, Perú, Ecuador, Bolivia o Guatemala, que cobijan en suseno


grandes culturas milenarias, columnas de la historia de la humani-

dad, deben cambiar sus constituciones, sus sistemas económico y de

derecho, el ejercicio judicial, la educación escolar, el tratamiento de

la enfermedad, el ejercicio municipal delegado del poder político,

dando autonomía en todos esos campos a las comunidades indíge-

nas, en todos los niveles económico, cultural y político.

[18.34] El presidente E. Zedillo habló de ataque a la soberanía

cuando hubo el levantamiento zapatista en Chiapas. En primer

lugar la soberanía es de la comunidad política, del pueblo —no

del Estado—. En segundo lugar, las comunidades indígenas son

desde siempre, antes de la invasión de H. Cortés, posesoras de la

soberanía popular inalienable. Levantarse en defensa de sus dere-

chos culturales es un derecho anterior al Estado mexicano mismo.

* La modernidad secularista negó el valor de las religiones no-europeas, y

aun la Ilustración, al producir la ideología secularista, destruyó el núcleo mismo

de las culturas de América Latina, África y Asia anteriores y paralelas al desplie-

gue de la modernidad. El secularismo fue igualmente un instrumento de domi-

nación, porque las narrativas religiosas son frecuentemente el núcleo ético-mítico

fundamental de las grandes culturas periféricas, poscoloniales.


140 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

Debe entonces. haber una Revolución. cultural, como proclama

Evo Morales en Bolivia, donde cada comunidad pueda afirmar

su cultura, hablar su lengua, ejercer su derecho, defender su se-

guridad, tener autoridades propias elegidas según sus costumbres

(al menos en el nivel municipal), su sistema escolar, el uso de su

sistema de salud, su sistema económico, etcétera.

[18.35] Además, el pueblo todo deberá poder ser educado en

un sistema pedagógico que supere el eurocentrismo en todas sus

ramas del saber (en primer lugar, en la historia), que exponga co-

herentemente la larga y compleja historia plurinacional y latinoa-

mericana en la historia mundial. Debería ser una educación en

los principios ético-normativos pluriculturales; una educación

técnica y económica apropiada para el propio grado de desarro-

llo, que debiera ser autónomo y en primer lugar autocentrado,

para después poder competir con alguna posibilidad de éxito.

[13.86] Debería ser una educación en la solidaridad con los

más necesitados, los que son víctimas del actual sistema ecológico,

económico y cultural, los más pobres. Solidaridad que supera la

mera fraternidad de la Revolución burguesa. Solidaridad con las

víctimas de las instituciones que deben transformarse. Cuando

el político asume como “amigos” a los excluidos, los “enemigos”

del sistema devienen sus amigos, y sus antiguos amigos sus nuevos

enemigos. Como rehén en el sistema —diría E. Levinas— el polí-

tico responsable por el Otro ahora es perseguido. El que ocupa el

lugar del pobre, en su defensa, es objeto del castigo de los pode-

rosos. El político que asume la política como vocación, sabiendo

que el noble oficio de la política sitúa primero en su servicio a los


pobres, a los últimos, afronta la persecución como gloria.

[18.37] Hermann Cohen, el fundador de la Escuela filosófica

de Marburgo en la que estudió M. Heidegger, tiene una bella ex-

presión sobre la fecundidad aun teórica de la solidaridad:

El método” consiste en saber situarse en el lugar de los pobres y desde

allí efectuar un diagnóstico de la patología del Estado.**

2% Se está refiriendo al método de los profetas de Israel, en concreto, como

método político.

2 La religión de la razón, prólogo (Cohen, 1919).

Tesis 19

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA

DE LA LEGITIMIDAD DEMOCRÁTICA. IRRUPCIÓN DE LOS

NUEVOS DERECHOS. LA “PAZ PERPETUA” YLA ALTERIDAD

[19,1] El postulado de la “paz perpetua”. Responsabilidad por los

excluidos: la alteridad

[19.11] Más allá de la ¿igualdad de la Revolución burguesa se en-

cuentra la responsabilidad por la alteridad, por los derechos distin-

tos, diferentes del Otro. Más allá de la comunidad política de los

iguales (de los blancos; de los propietarios, del sistema metropo-

litano, del ciudadano abstracto, de la élite). se encuentran los ex-

plotados, los excluidos, los no-iguales (de raza no blanca, pobres,

poscoloniales, diferenciados por su cultura, sexo, edad), las masas

populares. Nuevos derechos toman cuenta de ellos,


[19.12] El postulado de la esfera de la legitimidad es la “paz

perpetua”; lógicamente pensable, empíricamente imposible de

ser llevada a cabo perfectamente. Sin embargo, como criterio de

orientación nos abre el horizonte del arreglo de todos los con-

flictos no por el uso de la violencia (como en el caso de Estados

Unidos en Afganistán e Iraq, guerras injustas además de inútiles;

tentación de la potencia militarizada sin principios normativos).

La “paz perpetua” define a la razón discursiva como la encargada

de llegar a acuerdos; razonabilidad ante la violencia, cumpliendo

las reivindicaciones materiales [>18] y la participación en igual-

dad de condiciones. Relegar la violencia como medio de acuerdos

es lo propio de la legitimidad democrática.

[19.13] Los intereses materiales (sociales, económicos, ecológi-

cos, culturales, etc.) determinan al actor que participa en las ins-

tituciones de legitimidad (elecciones, representación, asambleas

constituyentes, sistema de derecho, congreso de. diputados, jue-

ces, etc. [+8.1-2]). Por definición, sin embargo, todo sistema de

legitimidad a democrático no puede ser perfecto. Inevitablemente

[141]
142 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

deja como excluidos a muchos ciudadanos (posibles, porque fre-

cuentemente no entran en la definición de tales, como los asala-

riados para J. Locke, las mujeres hasta las sufragistas, los mestizos,

indios y esclavos para los criollos emancipados latinoamericanos,

etc.). Por ello, la igualdad de la comunidad política burguesa deja-

ba fuera a la mayoría de la población.

[19.14] Llamamos solidaridad en la esfera del derecho a la

responsabilidad por el que no lo tiene (o por el que no se le ha

otorgado). La afirmación de la alteridad del otro no es igual a la

igualdad liberal. Aun la lucha por el reconocimiento del otro como

igual (aspirando a su incorporación en lo Mismo) es algo diverso a

la lucha por el reconocimiento del Otro como otro (aspirando en-

tonces aun nuevo sistema del derecho posterior al reconocimiento de

la diferencia). La afirmación de la alteridad es mucho más radical

que la homogeneidad del ciudadano moderno. Se trata de la insti-

tucionalización de un derecho heterogéneo, diferenciado, respe-

tuoso de prácticas jurídicas diversas. Por ejemplo, en el derecho

moderno (de larga historia a partir del derecho romano y medie-

val) el que asesina a otro ciudadano es encarcelado, a veces de por

vida. Entre los mayas de Chiapas el que mata: a otro miembro de

la comunidad se le castiga, en primer lugar, debiendo cultivar el

terreno del asesinado a fin de alimentar a la familia que ha queda-

do sin sustento. Los mayas muestran la irracionalidad del derecho

moderno, ya que en este derecho el asesino y el asesinado dejan

a dos familias sin sustento, siendo castigadas las familias sin protec-

ción y no el actor del acto. Por otra parte, el asesinado no gana

nada con la prisión de su asesino, pero pierde mucho aun con la

pobreza y miseria de su familia. Se muestra así la superioridad de


un derecho penal sobre el otro en este aspecto.

[19.2] Transformación del sistema del derecho. Los nuevos derechos y el

Poder judicial: :

[19.21] Los sistemas del derecho son históricos (2 del esquema

19.1), y han sufrido continuamente cambios constantes. La cues-

tión es definir los criterios de dichos cambios; «discernir aquellos

derechos que-son a] perennes, b] los que son nuevos, y e]. los que

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA LEGITIMIDAD... 143

se descartan como propios de una época pasada. Estos tres tipos

de derechos han sido siempre integrados a todas las colecciones

o códigos (desde los mesopotámicos de finales del tercer milenio

a.C). Sin embargo se discute todavía la lógica de la incorporación

de nuevos derechos, que son los que irrumpen como conflicto o

reivindicación de necesidades no satisfechas de los nuevos movi

mientos sociales; luchas del pueblo por los nuevos derechos.

[19.22] La solución tradicional, para tener un referente exter-

no desde donde se podía poner en cuestión el derecho positivo

(el cuerpo del derecho vigente: 2 del esquema 19.1), consistía en

afirmar la existencia de un “derecho natural” (1); el cual sería

como una lista de derechos propios del ser humano como tal, uni-

versalmente hablando. Esta solución eurocéntrica (ya que de he-

cho se remonta al mundo helenista y romano a través del mundo

germánico-latino europeo y moderno) no es sostenible. Acontece

que históricamente se descubren huevos derechos (3 del indicado

esquema). En ese caso se descubriría el tal derecho en la lista a

priori del derecho natural. Pero en realidad ese desconocimiento


del nuevo derecho en la lista del derecho natural, anterioral descu-

brimiento histórico, muestra que el derecho natural los reconoce

sólo post factum (después de los “hechos”) y por la lucha de los que los

descubren empíricamente,

ESQUEMA 19.1

DERECHO NATURAL, DERECHO VIGENTE Y LUCHA POR LOS NUEVOS

DERECHOS

» bh- -

eEc

Lista.a priori . + Sistema de los _Lucha por los nuevos

del derecho natural derechos vigentes ' : derechos a posteriori

[19.23] Por éllo, dicho derecho natirral es una hipótesis metafísi-

ca innecesaria e inútil. En la realidad delos hechos existe siempre

primero como dado el derecho vigente, fositivo (2 del esquema).


144 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

Los nuevos derechos (3 del esquema) no se “sacan” de la lista de

los derechos naturales, emergen por el contrario de las luchas

populares (flecha d). Los nuevos movimientos sociales toman con-

ciencia, a partir de su corporalidad viviente y doliente, de ser vícti-

mas excluidas del sistema de derecho en aquel aspecto que define

sustantivamente su praxis crítica o liberadora. Las feministas su-

fragistas británicas descubren que las mujeres no votan para ele-

gir a los representantes políticos. Esta negatividad es vivida como

una “falta-de derecho a” un derecho vivido como necesario por la

intersubjetividad de las mujeres conscientes (que han llegado al

término de lo que Paulo Freire denominaría “proceso de cons-

cientización”), pero inexistente positivamente.

[19.24] Es decir, los nuevos derechos se imponen a posteriori, por

la lucha de los movimientos, que descubren la “falta-de” como

“nuevo-derecho-a” ciertas prácticas ignoradas o prohibidas por el

derecho vigente. Al comienzo, dicho nuevo derecho se da sola-

mente en la subjetividad de los oprimidos o excluidos. Ante el

triunfo del movimiento rebelde se impone históricamente el nuevo

derecho, y se agrega como un derecho nuevo a la lista de los dere-

chos positivos (b del momento 2 del esquema 19.1).

[19.25] Al mismo tiempo que se van incorporando nuevos de-

rechos al sistema de los derechos vigentes, van cayendo en des-

crédito algunos derechos pertenecientes a una edad superada de

la historia de la comunidad política, del pueblo (c del momento

2, del indicado esquema). El “derecho dominante” (ius dominati-

vus) del señor feudal sobre el siervo (flecha e) desaparece en la

modernidad capitalista; lo mismo que el señor ante el esclavo en


el esclavismo.

[19.26] Una última institución tan antigua como las que dic-

taban los leyes (sea el rey, el senado, etc.) cierra el sistema del

derecho como “Estado de derecho”. Se trata de los jueces. A veces

los reyes o el mismo senado cumplían el ejercicio del juicio de los

acusados, a partir del derecho. Ya en los Códices de la Mesopota-

mia del tercer milenio a.C, la función de los jueces había sido cla-

ramente estipulada. En la modernidad la función judicial, como

poder judicial que juega un papel propio con respecto al poder le-

gislativo o ejecutivo, se independiza de los otros dos, y permiten la

mutua fiscalización. Su autonomía es esencial para el “Estado de

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA LEGITIMIDAD... 145

derecho”, que juzgan las conductas y las instituciones a la luz del

sistema del derecho, de las leyes promulgadas, a través de la in-

tervención de los jueces, lo que impide el “tomarse la justicia por

sus propias manos”, superando así la Ley del Talión: “ojo por ojo,

diente por diente”, costumbre bárbara, anterior al derecho, usada

todavía en nuestro tiempo por estados que caen en el terrorismo

de Estado. Su corrupción es gravísima porque compromete todo

el orden político.

[19.27] La impunidad es un debilitamiento del poder del pue-

blo, porque es en su nombre que debe aplicarse la ley y se debe

castigar la injusticia. Por ello, es necesario desarrollar todavía la

autonomía del poder judicial haciéndolo objeto de una directa

elección popular, de los cuerpos legítimos de abogados y de la in-

tervención del poder ciudadano (y no de una elección compartida

de los que deben igualmente ser juzgados: el poder legislativo y el


ejecutivo).

[19.3] Democracia representativa articulada con la democracia

participativa

[19.31] Si hubiera siempre una democracia directa, como en el

momento clásico de la República de Venecia (con su Magno Con-

sejo) —modelo modificado del Estado inglés moderno del siglo

XVI— la legitimidad quedaría justificada de facto, porque todos

habrían participado en la discusión del consenso (una vez que se

haya votado desde la aceptación de la mayoría como institución

necesaria, porque aun en la democracia directa no puede pre-

suponerse siempre la unanimidad). Pero una vez aceptado que

son ciudadanos cientos de miles o millones de personas de una

comunidad política, o pueblo, la representación se manifiesta como

la institución inevitable y necesaria.

[19.52] El postulado político en este caso se enuncia como la

pretensión de la identidad del representado y el representante

[representado = representante]. Esta identidad (como transpa-

rencia perfecta en una intersubjetividad entre los muchos repre-

sentados con el representante, político por vocación, profesión u

ocasión) es lógicamente pensable, pero empíricamente imposible.


146 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

Ante la necesidad de la representación y su imposible transparen-

cia absoluta, hay que aceptar la finitud de la condición humana

que se manifiesta en todas las instituciones políticas (que por ello

no son intrínsecamente corruptas, pero pueden corromperse fá-

cilmente),! la tarea siempre a reinventar, a mejorar, a transformar

los tipos'de representación en lo más próximo a los representados.

En el experimentar empíricamente las reivindicaciones populares,

comprenderlas profundamente, formularlas para satisfacerlas, en la

fidelidad a la verdad de ese proyecto de servicio, en la información

continua a sus representados, el representante cumple el criterio

regulativo: alcanzar una siempre mejor y mejor representación.

[19.53] Para ello la Constitución debe crear instituciones de

participación [>20. ] (de abajo hacia arriba) que fiscalicen a las ins-

tituciones de representación (de arriba hacia abajo). Instrumentos

privilegiados son las comunidades barriales y los partidos políticos.

Cuando el partido se corrompe (cuando utiliza como ventaja la

cuota de poder delegado como poder propio de la burocracia) el

sistema político como totalidad se corrompe. Por ello el descrédi-

to actual de los partidos. Sin embargo, ellos son necesarios, como

“escuela” de opinión política, de ideología, de proyectos materia-

les y administrativos justificados racional y empíricamente. Sin los

partidos los mejores dirigentes posibles del pueblo no tienen una

opinión ilustrada ni crítica; sucumben en el espontaneísmo ante

las burocracias (situación inevitable de los socialismos reales que

negaron la necesidad de la pluralidad de partidos).

[19.34] Sería necesario entonces crear un cuarto poder, no

existente hasta ahora en el Estado. En la Constitución de la República


Bolivariana de Venezuela de 1999, en el capítulo 1v del segundo Tí-

tulo (“De los Derechos Políticos y del Referendo Popular”), dice

en el artículo 62:

Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libre-

mente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus repre-

sentantes elegidos o elegidas. La participación del pueblo en la formación,

* En aquello ya indicado de que el representante se afirme como la sede del

poder [> 5] y no como el que ejerce delegadamente el poder obediencial [+4].

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA LEGITIMIDAD... 147

ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr

el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual

como colectivo. -

Alo que se agrega en el artículo 70:

Son medios de participación y protagonismo del pueblo en el ejercicio de

su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la

consulta populax la revocatoria del mandato, la iniciativa legislativa, constitucio-

nal y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas

cuyas decisiones serán de carácter vinculante.

El9. 35] En. efecto, el cuarto Título se ocupa “Del poder públi-

co”. En la segunda parte del artículo 136, se lee una novedad his-

tórico-mundial en las prácticas políticas de la humanidad hasta el

presente:

El Poder Público Nacional se divide en Legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciu-


dadano y Electoral,

[19.36] En el capítulo rv se trata “Del poder ciudadano”. Este

poder se ejerce por “el Consejo Moral Republicano” (art. 273),

integrado por la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y

la Contraloría General de la República. Sus miembros son elegi-

dos por un Comité de Evaluación de Postulaciones que nombra

el mismo Consejo Moral Republicano, el que presenta una terna

(por cada miembro que haya que elegir) a la Asamblea General,

que elige uno' por las dos terceras partes de sus integrantes. Si

no pudiera elegirse en la Asamblea, su elección “se someterá a

consulta popular” (art. 279). Lo más interesante es que pudiera

darse el caso de una “consulta popular”, y esto es un precedente

importante de participación. De tódas maneras el poder ejecuti-

vo y legislativo no inician el procedimiento de la élección de los

miembros de este cuarto Poder, pero no es elegido directamente

por el pueblo. Está a medio camino todavía

[19.37] El referendo, la consulta popular, la revocatoria del

mandato, el poder ciudadano y el electoral [>20. ], la manera de

elegir los jueces del Tribunal Supremo de Justicia desde el poder


148 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

ciudadano y organizaciones de la sociedad civil, el que un simple

ciudadano pueda iniciar el proceso para dictar una ley, todo ello

nos indica un espíritu político nuevo: el de la participación ciuda-

dana en una democracia en la que la soberanía la tiene el pueblo

y puede ejercerla permanentemente, no sólo en esas erupciones

volcánicas que son las elecciones sexenales. La democracia repre-

sentativa (que tiende a ser un movimiento de arriba hacia abajo)

debe ser articulada con la democracia participativa (como movi-

miento fiscalizador de abajo hacia arriba).

[19.38] Para la misma H. Arendt, coincidiendo con el Marx

que exalta la Comuna de París de 1870, la democracia directa en

grupos que se organizan dentro del condado? en Estados Unidos

(institución necesaria para Jefferson) —en la Constitución boliva-

riana: cabildos abiertos, agrupaciones de barrios, comunidades de

base, etc.—, es una institución de participación ciudadana cara-a-

cara que, de no organizarse, para el nombrado Jefferson, corrom-

pería a todas las instituciones previstas por la Constitución.? Es

decir, será necesario crear nuevas instituciones de participación,

para fiscalizar la representación.

ESQUEMA 19.2

MUTUA DETERMINACIÓN INSTITUCIONAL DE LA REPRESENTACIÓN

Y LA PARTICIPACIÓN

Instituciones de la a > Instituciones de la

representación < b participación

[19.39] Parecerá paradójico que la participación (del simple ciu-


dadano, de organizaciones sociales y de la sociedad civil) deba

organizarse igualmente a través de instituciones. El realismo críti-

co-político no teme crearlas, pero en este caso no deben responder

alos intereses de los partidos políticos (ni de la “clase política”), ya

que deben servir de estructuras de fiscalización de las institucio-

nes de representación, principalmente arquitectonizadas en tor

no al Poder legislativo y ejecutivo, pero también del Poder judicial

? Nuestro municipio.

3 Véase Sobre la revolución, 6 (Arendt, 1988, pp. 22255).

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA LEGITIMIDAD... 149

(al que el Poder ciudadano, en casos muy graves, podría igualmente

revocar el mandato). Será necesario crear una nueva estructura

estatal más compleja, con mutuas determinaciones? por parte de

la representación y la participación, dentro de la gobernabilidad, para

evadir el monopolio de los partidos políticos y de la clase política en

la gestión del ejercicio delegado del poder, ante la cual el pueblo

argentino gritaba el 20 de diciembre de 2001: “¡Que se vayan to-

dos!” Ese clamor recuerda que el poder es del pueblo. Por ello,

aparece, en ciertos momentos límites, esa presencia del pueblo

como pueblo en “estado de rebelión”.

[19.4] El “derecho a la información veraz” y la mediocracia

[19.41] La opinión pública interpreta el acontecer político. Es el

Juicio final (que cumplía míticamente Osiris en la gran sala de la

diosa de la justicia egipcia Ma'at, narrativa que tiene cincuenta si-

glos originada en Menfis) de la política, de los políticos, del gober-

nante, de los candidatos, de las obras públicas, etc. Se trata nada


menos que del “juicio evaluativo” hermenéutico de lo realizado

por un representante. El que forma y conforma dicho juicio tiene

la última instancia del quehacer político en su totalidad. El juicio

se enuncia aproximadamente así: “¡Fue un mal gobernante!”, o

“¡Es un excelente candidato!” Gracias a esos juicios, el primero

pasa a la historia negativamente y el segundo es elegido. Los me-

dios de comunicación (grandes empresas transnacionales ligadas

a los capitales extranjeros en los países periféricos y poscoloniales,

con sus intereses frecuentemente contrarios a los pueblos oprimi-

dos) forman esos juicios de valor. Tienen un inmenso poder detrás de

todos los poderes del Estado. Es un superpoder. Un magnate de la

comunicación fue primer ministro en Italia —es la dominación de

la economía comunicacional sobre la política y el pueblo.

* La flecha a del esquema 19.2 indica la gestión del poder delegado en las insti-

tuciones de la representación, La flecha b, en cambio, manifiesta la gestión de fis-

calización (hasta la revocación del mandato) de los representantes. Esto evitaría

el fetichismo de las burocracias partidistas.


150 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

[19.42] De lo que se trata es de democratizar los medios de co-

municación. Cada universidad, asociación, municipio, sindicato,

etnia, comunidad, barrio, etc., podría tener su televisión, su radio

o su prensa escrita. La ruptura del monopolio en manos de pocos

permitiría devolver a la “opinión pública” su lugar central en el

sistema de legitimación, porque las decisiones, elecciones, proyec-

tos, etc., se determinan en última instancia en el secreto de la

subjetividad, cuando se “ha formado un juicio propio” sobre lo que

debe decidirse y hacerse. El consenso supone la prudencia (frónesis

decían los clásicos) singular. Y la mediocracia impacta a cada con-

ciencia singular en la privacidad de su hogar, de su vida cotidiana,

conformándola mucho más que la institución educativo-escolar.

[19.43] Pero no sólo hay que permitir la participación simétri-

ca de muchos medios populares de comunicación, hay además

que definir un derecho hasta el momento inexistente: el derecho

del ciudadano a la información veraz. Para que este derecho tuviera

efecto real, coactivo, debería institucionalizarse un tribunal, no

sólo de la “libertad de prensa” (que defiende legítimamente a los

medios ante el Estado) * sino igualmente de dicha información ve-

raz (que defiende al ciudadaño antela información encubridora,

falaz, mentirosa, tendenciosa, etc.). El derecho a la réplica es un

aspecto de dicho derecho, pero hay otrós que hay que desarrollar.

Debería ser un capítulo de las Constituciones del futuro, ya que

los países dependientes sufren el ataque constante de la distor-

sión de los mensajes por parte de la mediocracia de las corporaciones

transnacionales de la comunicación, de los estados metropolitanos

del centro del sistema-mundo (como diría L. Wallerstein).


[19.44] La comunicación (como el subsuelo, las fuentes de

energía, la salud, la educación) es un bien público que el pueblo

debe controlar para su beneficio por las instituciones políticas. Se

puede delegar parcialmente sin perder nunca dicho control. Hoy

la mediocracia ejerce su poder contra los intereses del pueblo.

* La “libertad de prensa” defiende un derecho de los medios ante el Estado,

desde finales del siglo xvxr. El “derecho a la información veraz” defiende al ciu-

dadano ante la mediocracia: es un nuevo derecho.

Tesis 20

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA

ESFERA DE LA FACTIBILIDAD. ¿DISOLUCIÓN DEL ESTADO?

LIBERACIÓN

[20.1] El postulado de la “disolución del Estado”

[20.11] Se ha planteado de manera inexacta el tema de si “puede

cambiarse el mundo sin tomar el poder”. En primer lugar, el poder

no se “toma” —como si fuera una cosa, un objeto a la mano, un pa-

quete bien atado. El poder es una facultad de la comunidad política

[> 2], del pueblo [>12]. El poder que pareciera que se “toma” es

solamente el de las mediaciones o instituciones del ejercicio delega-

do [53] del indicado poder fundamental. Si el ejercicio delegado

del poder se efectúa obediencialmente [4] dicho poder como servi-

cio es justo, adecuado, necesario. Si debieran “tomarse” las institu-

ciones ya corrompidas, estructuradas desde el poder fetichizado [+

5], dicho ejercicio no podría ser en beneficio de la comunidad, del

pueblo. Por lo tanto no se podría “cambiar al mundo” con dicho

ejercicio corrompido, como es obvio. El tema ha sido confusamen-


te planteado. Simplificando, sería la posición de M. Bakunin, del

anarquismo, para el que toda institución es represiva [>7,2].

[20.12] Cuando un representante honesto de lá comunidad polí-

tica, del pueblo, es delegado para el ejercicio del poder institucional

debe, en primer lugar, no cumplir las funciones ya definidas y estruc-

turadas institucionalmente del poder (potestas) [3]. Es siempre ne-

cesario considerar si las instituciones sirven en verdad para satisfacer

las reivindicaciones de la comunidad, del pueblo, de los movimien-

tos sociales. Si no sirven hay que transformarlas. H. Chávez cambia

la Constitución al comienzo del ejercicio delegado del poder; Evo

Morales también. Es decir, al paquete de las instituciones estatales (po-

testas) hay que desatarlo, cambiarle la estructura global, conservar lo

sostenible, eliminar lo injusto, crear lo nuevo. No se “toma” el poder

(potestas) en bloque. Se lo reconstituye y se lo ejerce críticamente en

1151]
152 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

vista de la satisfacción material de las necesidades, en cumplimien-

to de las exigencias normativas de legitimidad democrática, dentro

de las posibilidades política empíricas. Pero, digámoslo claramente,

en definitiva, sin el ejercicio delegado obediencial del poder institu

cionalmente no se puede cambiar factiblemente el mundo. Intentarlo es

moralismo, idealismo, apoliticismo abstracto, que en definitiva se

deriva de confusiones prácticas y teóricas. Sin embargo, nos recuer-

dan (estos cuasi anarquistas) que las instituciones se fetichizan y que

hay que transformarlas (como nos indica K. Marx).

[20.15] En el nivel de la factibilidad estratégica, para cambiar el

mundo, debe contarse con un postulado político sumamente sa-

ludable, el de la “disolución del Estado”. El postulado se enun-

ciaría aproximadamente así: Obra de tal manera que tiendas a la

identidad (imposible empíricamente) de la representación con el

representado, de manera que las instituciones del Estado se tor-

nen cada vez lo más transparente posibles, lo más eficaces, lo más

simples, etc. No sería sin embargo un “Estado mínimo” (de dere-

cha como el de R. Nozick, o de izquierda como el de M. Bakunin),

sino un “Estado subjetivado”, donde las instituciones disminuirían

debido a la responsabilidad cada vez más compartida de todos los

ciudadanos (*“¡El Estado somos todos nosotros!”)! junto a la aplica-

ción de la revolución tecnológica electrónica que disminuye casi a

cero el tiempo y el espacio en cuanto a la participación ciudadana?

Y Pasando de la Potestas a la potentia, y del singularal plural, del “LÉtat Cestmoi?

(“¡El Estado soy Yo!”, del rey de Francia).

2 En el próximo futuro se podrán tener en segundos la opinión de la totali-


dad de la ciudadanía sobre alguna cuestión de urgencia (gracias a los celulares o

computadoras, que podrían dar a conocer la posición de todos los miembros de la

comunidad, del pueblo). ¡La revolución electrónica es equivalente a la revolución

industrial del siglo xvnu! Pero aquella influyó principalmente al proceso de la

producción industrial, ésta interviene también en el proceso de toma de decisio-

nes políticas y de información de los ciudadanos de todos los actos de gobierno,

en parte como “comunidad de redes”. Para M. Hard-A. Negri (véase Hard-Negri,

2004) la “multitud” informada electrónicamente se opone a “pueblo”. Sin embar-

80, aunque no estemos de acuerdo con estos autores, es evidente que el fueblo

debe igualmente constituirse (para aumentar su factibilidad estratégica, acelerar

su coordinación en la acción y defenderse de la represión) en una comunidad de

redes (como lo que acontece con el Foro Social Mundial o con el movimiento za-

patista). Cada vez más los pobres se potenciarán gracias a los medios electrónicos

(que permiten una solidaridad ampliada, de lo local a lo nacional y global).

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA FACTIBILIDAD 153

en cuanto a recabar la opinión de la ciudadanía para constituir el

consenso o cumplir trámites burocráticos. Será un Estado virtual

con oficinas descentralizadas, gestionadas por páginas electróni-

cas. El Estado del futuro será tan distinto del actual que habrán

desaparecido muchas de sus instituciones más burocráticas, opa-

cas, pesadas, etc. Parecerá que no hay más Estado, pero estará más

presente que nunca como normativa responsabilidad de cada ciu-

dadano por los otros ciudadanos. Ése es el criterio de orientación

que se desprende del postulado.

[20.2] La transformación del Estado. El poder ciudadano, el poder

electoral y la sociedad civil. El ejército defensivo

[20.21] En el fondo de la transformación del Estado se encuentra


el problema a ser resuelto de construir una democracia participativa

bajo el control del pueblo sobre el ejercicio del poder representa-

tivo delegado, administrativo, legislativo, ejecutivo o judicial, para

que se satisfagan las reivindicaciones de los ciudadanos, de los mo-

vimientos sociales, del pueblo. La dificultad de esta fiscalización

estriba en la creación de instituciones especializadas para ejercer

eficazmente la indicada fiscalización y en los medios que se le

otorguen para cumplir esos fines. Pero para ello deben gozar de

autonomía y autoridad otorgada por la participación ciudadana.

[20.22] Ante las democracias formales de transición, que se or-

ganizaron en América Latina a medida que caían desde 1983 los

gobiernos totalitarios impuestos por el Departamento de Estado

norteamericano, la clase política ha ejercido un creciente monopo-

lio en el ejercicio del poder delegado del Estado (la potestas o Es-

tado en sentido restringido, según A. Gramsci) por medio de los

partidos. Es necesario abrir políticamente el juego permitiendo

la praxis permanente de la sociedad civil y los movimientos sociales

por la creación de instituciones paralelas de abajo-arriba, como

democracia participativa (que partiría de grupos de democracia

directa debajo de los municipios: grupos barriales, cabildos abier-

tos, etc.). Sus delegados se organizarían en el nivel municipal, es-

tatal o provincial, y elegirían, entre ellos, a los miembros del poder

ciudadano —que podría tener otro tipo de delegaciones.


154 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

[20.23] El poder ciudadano, que ya existe en la Constitución boli-

variana [>19.34] —pero allí todavía sin fuerte organización desde

abajo— sería como el poder fiscalizador (una procuraduría política

con máximas facultades) que podría aun convocar a una consulta

a todos los ciudadanos para revocar el mandato de algún miembro

de los otros cuatro poderes (incluso el poder electoral), o convocar

a un referendo popular por alguna cuestión grave (estipulándose

estrictamente las condiciones de la posibilidad de una tal actua-

ción). Debería ser mucho más que un mero “Consejo Moral Re-

publicano” [-+19.36].

[20.24] Es evidente que cuanto mayor es la complejidad de las

estructuras del Estado, la gobernabilidad se torna más difícil, en es-

pecial en épocas de crisis. Para ello habrá que tener una clara

inteligencia institucional para efectuar el control o la fiscalización

sin caer en el caos o la anomia. De todas manera, si se da infor-

mación electrónicamente de todas las acciones de los represen-

tantes (sueldos, gastos, reuniones, ordenes del día, publicaciones,

proyectos, consultas, etc.), y éstos tienen una asidua intención de

contacto con sus representados, el poder ciudadano les recordará la

exigencia de transparencia y de responsabilidad de los represen-

tantes por los derechos y la satisfacción de las reivindicaciones de

sus representados.

[20.25] De la misma manera el poder electoral, elegido por vo-

tación popular o con intervención del poder ciudadano, no sólo

forma los padrones para todas las elecciones de los candidatos,

fiscaliza los gastos, dirime conflictos de las mesas durante las

elecciones, y juzga los resultados, sino que igualmente puede ser


requerido por cualquier institución pública o privada en cues-

tiones de asambleas o elecciones de las indicadas organizacio-

nes. Crea entonces una cultura democrática de transparencia en

todo ejercicio electoral en la comunidad política, el pueblo, la

sociedad civil, etcétera.

[20.26] Por su parte las asociaciones de la Sociedad civil, y del

ámbito propiamente social, cobran entonces gran importancia, y

por ello deben ser igualmente reguladas por sus constituciones,

en los procedimientos democráticos de sus asambleas, en las elec-

ciones legítimas de sus autoridades, etc. La sociedad civil organi-

zada debería participar en la formación del poder ciudadano y del

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA FACTIBILIDAD 155

poder electoral, y, por sus asociaciones profesionales específicas, en

la elección de los miembros del Poder judicial. Podría igualmente

integrarse como parte del jurado, en todos los juicios, como acon-

tece en Noruega (en este país junto a todos los jueces hay siempre

un simple ciudadano de la sociedad civil que fiscaliza al mismo

Juez en nombre de la sociedad).

[20.27] A todo esto habría que agregar que debiéndose otorga

a las comunidades indígenas la autonomía al menos en el nivel

municipal, debería igualmente organizarse de manera autonómi-

Ca y comunitaria, y por soberanía compartida, como hemos dicho

más arriba, la educación, la salud, las-obras públicas, el sistema de

la propiedad, la defensa policial, y hasta la vigencia de un sistema

jurídico ancestral (si lo tuvieran; con la posibilidad de cumplir un

código de penas propio y hasta el nombramiento de jueces según

sus costumbres). El Estado provincial o particular debería recabar


impuestos y asignar recursos específicos para la autogestión de las

comunidades municipales que operarían con autoridad consti-

tucional. El reconocimiento del pluriculturalismo, de la libertad

plena religiosa en un mundo postsecular, de la diversidad de len-

guas oficiales, de sistemas económico, político y educativo, deben

afirmarse claramente. +:

[20.28] Una última instancia de factibilidad crítica es el “ejér-

cito popular” defensivo. Los imperios tienen ejércitos ofensivos

con armas ofensivas (aviones de combate, tanques, etc.), y hasta

pertrechados para la “guerra preventiva” contra otros pueblos. El

único ejército legítimo es el que está estratégicamente preparado

para la “defensa”. En este caso la comunidad política está arma-

da o preparada para usar las armas “defensivas” (como el pueblo

suizo), y sus armas (misiles tierra-aire contra aviones invasores y

misiles tierra-tierra contra tanques) responden a las exigencias de

una “guerra popular” (como la del pueblo de España contra la

invasión de Napoleón en el comienzo del siglo XIX o la de Iraq en

nuestros días.
156 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

[20.3] Gobernabilidad y liberación. Algo más sobre la pretensión crítico-

política de justicia

[20.31] La nueva política no se cifra solamente en un cambio del

sistema de la propiedad, sino también de los “modos de apropia-

ción” de los excedentes económicos y culturales, regulados desde

nuevas instituciones políticas de participación.* Y esto gracias al

aumento del tiempo libre del ciudadano para la cultura; dismi-

nuyendo el consumo (por motivos ecológicos, que aumenten los

recursos de la Tierra y decrezcan los residuos de la producción y

el consumo), y disminuyendo evidentemente las horas de trabajo

(como un camino hacia el “Reino de la libertad”). El progreso

no se mide cuantitativamente por el PIB (con unidades mercanti-

les en dólares), sino en la satisfacción subjetiva de las capacidades

(capabilities las llama Amartya Sen),* lo que exige un nuevo para-

digma civilizatorio, regido políticamente por exigencias de la pro-

ducción, reproducción y desarrollo de la vida humana,-es decir,

ecológicos y culturales.

[20.32] Aunque más complejo, el “sistema político” que cuenta

con amplia participación aumenta su legitimidad. Se logra un costo

mínimo (aun económico de los servicios) cuando hay un consenso

social máximo. El buen gobernante no teme la participación, pero

vigila la gobernabilidad. Frecuentemente se habla de la contradic-

ción entre democracia, más cuando es participativa, y gobernabi-

lidad. Una dictadura, la “mano dura”, aparece superficialmente

como fuerte presencia de un gobernante que impone gobernabi-

lidad. Sin embargo, la represión, la dominación, la falta de liber-

tad y de participación debilitan el poder (la potentia) y por lo tanto


el gobernante pierde pie, no tiene apoyo, debe obligar a la obe-

diencia contra las reivindicaciones populares. Aumentan los gas-

tos del ejército, de la policía, de la burocracia. Por el contrario, el

3 La participación debe generalizarse en todas las instituciones: participación

estudiantil en las universidades e instituciones educativas, de los obreros en las

fábricas; participación de los socios o los espectadores y jugadores en los clubes

deportivos (aun del gran espectáculo), de los comunicadores en la televisión,

los diarios, las radios, etc. Una sociedad participativa, donde sus ciudadanos sean

. actores, puede ser políticamente democrática y autogestiva.

+ Amartya Sen, 1998.

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA FACTIBILIDAD 157

gobernante que sabe despertar la solidaridad, la responsabilidad,

la participación simétrica de los oprimidos y excluidos, además de

todos los ya integrados de la comunidad política, hace más gober-

nable su actuación. Gobernabilidad y participación simétrica de

los afectados, en todos los niveles, van de la mano.

[20.33] En la medida en que las exigencias materiales indicadas

se cumplan, junto a una participación simétrica creciente (lo que

da más legitimidad, pero al mismo tiempo mayor complejidad al

sistema político), y a una inteligente factibilidad técnica (lo que

nos abre a una nueva edad de la política en todos los niveles de

las mediaciones estatales, pudiéndose usar la comunicación sate-

lital y la informática por parte de los movimientos populares y los

ciudadanos) se crea una cultura política donde los representantes

pueden proclamar una cierta pretensión política crítica de justicia.


[20.34] Llamo “pretensión política crítica de justicia” a lo que

en la ética denominamos “pretensión crítica de bondad”. El suje-

to práctico (ético, político, económico, pedagógico, sexual, etc.)

para poder tener “pretensión”, significa que es capaz de defender

en público las razones que se formuló para realizar una acción.

Esas razones deben cumplir con las condiciones materiales (de la

vida), formales (de validez o legitimidad) y de factibilidad (que

sean posibles física, técnica, económicamente, etc.). Si se cum-

plen dichas condiciones puede decirse que el “acto es bueno”.

Pero entre “bueno” y “pretensión de bondad” hay mucho trecho.

Ser “bueno” —en sentido pleno— es imposible para la finitud hu-

mana. Por ello, lo más que se puede es enunciar: “Creo que hones-

tamente he cumplido las condiciones (las tres indicadas) éticas y

por lo tanto tengo pretensión de bondad”. Tener “pretensión” no es

“ser” (bueno). El que tiene honesta pretensión de bondad sabe que

su acto imperfecto inevitablemente tendrá efectos negativos. Pero

como tiene “honesta pretensión” no tendrá dificultad en aceptar

la responsabilidad del efecto negativo (un error práctico, por otra

parte siempre posible teniendo en cuenta la finitud humana), y

estará preparado para corregirlo de inmediato (teniendo como cri-

* Véase Dussel, 2001, pp.145ss.


158 LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO

terio correctivo los mismos principios que fijan las condiciones

indicadas).

[20.35] Por ello el ciudadano, el político representante, puede

tener, en el mejor de los casos ante sus acciones y en el cumpli-

miento del ejercicio delegado del poder, “pretensión crítico*-polí-

tica de justicia”. El que cumple el noble oficio de la política debe

preocuparse de poder tener siempre esta “honesta pretensión”.

Lo cual no significa, porque es imposible empíricamente, no co-

meter errores, efectos negativos, pero deberían ser no-intencio-

nales; y, además, inmediatamente de descubiertos (casi siempre

gracias a sus enemigos), debe emprender la tarea normativa (ética

dirán otros) de corregir el error.

[20.86] El “justo”, el político honesto, que seriamente tiene

continuamente “pretensión críticopolítica de justicia”, que inten-

ta obrar lo que debe normativamente como hábito político, sabe

perfectamente reconocer el efecto negativo no-intencional de sus

actos. Podría decir: “En mi lugar ¿quien podría no cometer nunca

ningún error?, es decir, el que no tenga pecado que arroje la primera

piedra.” Pero este error concreto, no-intencional, que ha cometi-

do, si lo reconoce y.si lo corrige de inmediato, se muestra.en esa

misma corrección que el actor esjusto y que permanece en una no

interrumpida pretensión crítico-política de justicia.

[20.37] En esta Tesis 20 sobre la factibilidad, queremos indicar

que esta esfera de transformaciones posibles (incluyendo revolu-

ciones) se encuentra dentro del ámbito estricto del alcanzar la

liberación de un estado de cosas opresivo: o excluyente. Por ello


son transformaciones «en..la línea de una praxis de liberación. Es

verdad que la Revolución burguesa hablaba de libertad. Es nece-

sario ahora, subsumiéndola, referirse a la liberación (como en el

pragmatismo norteamericano que no se habla de verdad sino de

verifica-ción); así ahora no nos referimos a la libertad, sino a la

% Lo de “crítico” es lo propio del momento en el que el político ha perdido

la ingenuidad de pensar que el sistema vigente, por ser vigente, es ya justo. Visto

el sistema desde sus oprimidos y excluidos, el político cobra conciencia “crítica”

deconstructiva y se presta a transformar lo que sea necesario. Es una “pretensión

crítica y política de justicia”. Justicia material, formal y de factibilidad (en un senti-

do aún más amplio que el indicado por A. MacIntyre, 1988).

TRANSFORMACIÓN DE LAS INSTITUCIONES DE LA ESFERA DE LA FACTIBILIDAD 159

libera-ción como proceso, como negación de un punto de partida,

como una tensión hacia en el punto de llegada. Unido a los otros

postulados de la Revolución burguesa que se enunciaban con la

proclamación de “¡Igualdad, Fraternidad, Libertad!”, debemos

transformarlos en la rebelión de los pueblos oprimidos y exclui-

dos de la periferia en sus luchas por la Segunda Emancipación, en

el nuevo postulado: “¡Alteridad, Solidaridad, Liberación!”

[20.38] Todo lo dicho habría que enmarcarlo dentro de un es-

píritu de unidad latinoamericana (que superará para siempre la

OEA, organización geopolítica de dominación norteamericana),

integración que ya ha comenzado con la firma del tratado de la

Comunidad de los pueblos latinoamericanos del 8 de diciembre

de 2004 en el Cuzco. El destino de los estados nacionales debe

ser hoy integrado a conjuntos confederados como el logrado en el

Tratado constitucional de la Unidad europea.” Europa es un ejemplo


político en este plano para nuestro continente cultural y político,

el cual se anticipa por la existencia del Mercosur y los movimientos

de integración en Sudamérica, y al que México, Centroamérica y

el Caribe deberían sumarse próximamente, dando la espalda a los

tratados con el imperio del Norte, el que solamente piensa en sus

intereses y para nada en los de los otros participantes.

"Véase la publicación Tratado por el que se establece una Constitución para Europa,

Madrid, Biblioteca Nueva, Real Instituto Elcano, 2004. No me estoy refiriendo al

uso que las transnacionales hacen de esta confederación en contra de los logros

alcanzados por la luchas sociales de más de dos siglos.


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ÍNDICE DE MATERIAS

rafos cuyos números entre cor-

Las referencias indican los pará

ierdo en el texto. La flechita —

chetes [ ] aparecen al margen iz

indica que puede uno dirigirse al tema indicado. La abreviación

esq. indica un “esquema” en el texto.

absolutización (—fetichismo)

de la voluntad 5.11-5,12

acción estratégica, esq.1.1, 6.01, 6,

15-16 (praxis)

-dominadora 5.16

hegemónica 5.16

actor, esq. 1.2, 1.29

Agamben, G., 7.34, 9.31, 12,34,

12.35

alienación del poder 3.3

Allende, S. 4.14, 17.22

Almagro 15.11
altepetl azteca 11.23

alteridad 19.14 (—exterioridad)

Althusser, L., 1.29

amaq' maya 11.23

Amin, S. 8.34 (nota 2)

amigos 6.17 (enemigos)

analogía, esq. 9.1, 9.14ss, esq.11.1

-hegemón analógico 11.51

anarquismo, esq. 10.2 (—Baku-

nin)

Apel, K.-O. 8.11, 0,13, 12.23

aplicación de principios 10.21

Arbenz, ]., 6.23

Arendt, H. 2.24, 6.24, 19.38

auctoritas, esq. 2.1

autonomía de las comunidades in-

dígenas 20.26
Bartolomé de Las Casas 2.23

Bakunin, M. 4.25, 10.33, 20.11,

20.13

Baudrillard, ]. 4.12

Benjamín, W. 12.32

Bloch, E. 15.14 (nota 4)

bloque histórico en el poder 6.3

bloque social de los oprimidos

11,5

Banco Mundial 5.31

Bolívar, S. 4.13

burocracias políticas 5.34

Bush, G. W. 5.22 (nota 11), 9.24

(nota 2)

campo político 1.2

-ecológico 7.25, 7.33, 18.1

-económico 7.25, 7,34, 18.2

«cultural 7.35, 7.35, 18,3

Cardenal, Ernesto 7.35


Cárdenas, L., 6.23, 11,34

Castells, Manuel 2.35

Castoriadis, C., 3.14

Castro, F. 3,14, 11.21, 15.19, 15.34

Chávez, H. 8.35 (nota 5), 15,34,

20.12

Che Guevara 3.14

clase política 15.32, 17.02

Clausewitz, K. von 14.24

civil, lo 7,13

[165]
166

civilización, nueva 18.15

coacción legítima 16.22, 16.23,

esq. 16.1

codeterminación de los principios

esq. 9.2

Cohen, H. 18.37

conatio 13.13

consenso 2.2, 6,21, 6.35, 10.2

-racional 2.2

«crítico 12,2, 12,31

dominante 12.33

Constitución, esq. 8.1, 8.22, 19.33

de Venezuela (1999) 8.22 (nota

2), 20.23

Coraggio, J. L., 18,25 (nota'20)

corporativismo como corrupción

5.36

corrupción política 1.1 (—fetichis-

mo, absolutización)

<como-robo 5.33
-como mediocracia 8.37

-como gozo del ejercicio del po-

der 5.31

-como represión, debilitamiento

de la potentia 5.32

Cortés, H. 15.1, 18.34

crítica como transformación 11.01-

11.02

Crusoe, R. 10.13 .

cultura. 13.23, 18.3 (campo, es-

fera)

deconstrucción 11.02

delegación, delegar 4.21, 4.32

-poder delegado 3

demanda 6.23

democracia 8.13-814, 10.1-10,2 (>

Esfera de legitimación)

-participativa 19.3, 20.21

-representativa 19.3

derechos humanos 8.22 .

«derecho natural 19.22-19.23, esq.

19,11
ÍNDICE DE MATERIAS

-nuevos derechos 19.2

«transformación del sistema del

derecho 19.2

derechos, nuevos 16,23

Derrida, J. 6.12, 7.36

deseo 7.24

disciplina 7.24

disenso 6.35

distinción (analogía)

dominación 5.22, 6,15-6,16, 6,36

ecología crítica 13.3, 13,32, 18.1

economía crítica 13,8, 13.33, 18,2

efectos negativos 10.33, 11.01-

11.02, 18.1, 20.15 (—Transfor-

mación)

ejercicio delegado del poder (—>

poder)
ejército defensivo 20. 28

Elizondo, V. 16,32 (nota 2)

enemigos 6.1

Engels, F. 13.01 .

entropía institucional 17.1, 18.02

esferas institucionales (nivel B) 6.01,

748 (instituciones políticas)

-esfera material 7, 7.25, 7.3, 18

(instituciones de -)

-esfera de legitimación o demo-

crática 7.25, 7,29, 19, 8.1-8.2

de factibilidad 7.25, 8.3, 20 (>

instituciones de -)

Espartaco 4.13

espontaneísmo 4.31

estado 20.1 (>sociedad. política)

«fetichismo 1.13

estado de derecho 12.34, 16.22,

esq. 8.1

estado de excepción 12. 34


estado de rebelión 12.34

estado liberal 7.24

«mínimo 7.31

estrategia 15.17

exterioridad 12.1

ÍNDICE DE MATERIAS

factibilidad 2.3, 8.3, 20

-del poder 2.3

-estratégico 2.33

Foucault, M. 4.25, 7,24

feminismo 6.22, 12.22

fetichismo 1.13, 1.14

-como inversión

-poder fetichizado

fetichización 3.33-3.34

-del poder 5.2

-derivaciones 5.3

Fichte, ]. G. 9.32

Florescano, E. 8.34 (nota 4)

Fondo Monetario Internacional 5.31

Foro Social Mundial 6.22

fraternidad 6.17, 7.3, 7.37

Freud, $. 7.24

fuerza coercitiva 6.36 .


globalización 15.15

gobernabilidad 8.35, 20.3

Gramsci, A. 6.3, 7.14, 8.33, 11.32,

15.21, 16.11, 16.15, 20.22

guerra 1.28

justa 16.21

Habermas, J. 8.11, 9.13, 10.24,

12.23, 14.13

Hayek, F. 18.21

Hegel 10.51 .

hegemón analógico esq. 11.1, 11.81

hegemonía 6.2, 6.85

-crisis de 16.1

-nueva 16.3

Heidegger, M. 18.37

Hidalgo, M. 4.13, 12.32, 14,34, 16.21

Hinkelammert, F. 10.31.

hiperpotentia 11.33, 12, 16.31

Hitler, A. 5.32, 8.35 (nota 5)

Hobbes, Th. 2.23, 5.16, 9.31

Holocausto 12.23 .

Horkheimer, M. 8.31, 15.02, 15.19,

18.24

167

igualdad 8,23, 19.11


imposible, posible lógicamente

17.32

inclusión 14.13

información

-derecho a la información 19.4

«medios de comunicación para

intersubjetividad humana, 19.42

información veraz 19.4

instintos 7.24

institucionalización del poder (>

Potestas)

instituciones de factibilidad 8.3

instituciones de legitimidad 8.1, 18

instituciones políticas 6.01, - 7-8,

12.20, 17-20 ( “esferas, transfor-

mación)

intervención en el mercado 18.24

-en la cultura 18,32

Juana de Arco 4.13

Josué 16.32
Kant, L. 5.21, 6.17, 8.14, 9.11, esq

10.1 (nota 2), 17.31

Kirchner, N. 15.15

Kondratieff£, H. D., 17.15

Laclau, E. 11.14

Lenkersdorf, C. 11.23 (nota 8)

legitimación, sistema de legitima-

ción (esfera de legitimación,

principio democrático)

legitimidad crítica 12.2, 14.1,

16.23, 19

ley del talión 19.26

Leviatán, 5.22, 29.31

Levinas, E. 12.12, 14,1,16.23, 19

liberalismo 7.31, 11.11, 12.34

Locke, J. 2.25, 7.31

Lula da Silva, Luiz Inacio 15,34

Luxemburg, R. 10.33, 15.12, 15.19,


15.23, 17.21
168

mandar obedeciendo 4.35

Mariátegui, J. C. 11.22

mandar mandando 4.36, 5.15

Mao Tse-tung 11.32

Maquiavelo, N. 6.11, 10.31,

material, determinación 2.15, 7,25

-campo esq 7.1

Menenn, C. 4,14, 5,31

Marx, K. 5.11ss, 10,31, 12.14, 13.12,

15.02, 18.14, 18.21, 19.38

marxismo occidental 7,32,

mayoría 10.21

Meadows, D. y D., 18.23

mediocracia 19.45

medios apropiados 15.19

mercado, equilibrio del 7.31


metrópoli colonial 10.26

minoría 10.21

modelos políticos 15.17.34

modernidad 18.31

Moisés 11.21, 12.32, 16.32.

Morales, Evo 1.29, 3.14, 7.35,

15.11,15.34, 16.32, 18.34, 20.12

Moro, Th. esq 10.1 (nota 4)

movimientos sociales 6.22, 11.1,

15.2, 16.53 (+Hegemonía, anti-

hegemoníua)

diferenciales 6.22

mundo 1.23, esq. 1.1, 1.25

Napoleón B. 14.24

Nasser, G. A. 6.23

necesidades 11.13, 6.23

negatividades, negación 1.13, 11.12,

13.12
Negri, A. 3.15, 11.25, 12.31, 20.13

(nota 29)

niveles A, B y € de la política 6.01,

7.01

-nivel A 6

nivel B 7-8

«nivel C 9-10

nodos 1.23, 2.35

ÍNDICE DE MATERIAS

normativo, lo 8.14 (principios

políticos)

Nozick, R. 7.31, 10.33, 20.13

núcleo ético-mítico 7.35

ob-ediencia 4.2

orden vigente (—>1.1-10.34)

-nuevo 16.32

opinión pública 8.37, 19.41

organización 5.2

paradigmas políticos 15.15, 17,34


participación 2.22, 10.15, 19.3 (>

poder ciudadano)

partidos políticos 5.35, 15.3, 16.33

19.33

paz perpetua 6.17, 19,1

Perón, J. D. 6.23, 11.34

Pinochet, A. 4.14, 5.32

Pizarro 15.11

plebs 11.24, 16.14 (=+pueblo)

poder político (-+potentia, potestas,

hiperpotentía, fetichismo)

de la comunidad política 1.14

(> potentia)

<omo dominación 2.34, 4.22

como ejercicio delegado 3.32

(> potestas)

-obediencial, esq. 2.1, 4, 4,2, 6.35

+fetichizado 1.15, 6.35

-instituyente 1.11

-constituyente, esq. 8.1

poderes del Estado, esq. 8.1, 8.22

legislativo 8.22
judicial 8.22, 19.25

ejecutivo 8.22

«ciudadano 8.22, 19.34-19.36, 20.23,

20.24

electoral 8.22, 20.25

política, la 1.01

-como profesión 4.1

<omo vocación 4.1

político, lo 1-01

ÍNDICE DE MATERIAS

popular 11.33

populismo 6.23, 11.34

populus 11,24, 16.14 (pueblo)

postulados políticos 6.17, esq 10.1,

15.14, 17.3, 18.11

potencial estratégico (shz) 6.13, 6.14

potentía 2, 3, 5,12

-objetivación 3.3

potestas, esq. 2.1, 3, 5.12, esq. 15.1

(poder político, fetichización,

poder obediencial)
-poder para-sí 3,14

«ejercicio delegado 3.2

como objetivación 3.3

praxis de liberación 12.36, 15, 16.2

«crítica 15.18

-antihegemónica 116

pretensión política de justicia 14.3,

20.34-20.36

príncipe, El10.31, 14.21

principios políticos normativos (>

nivel C) 6.01, 9-10. 9.14, 17,33

éticos, esq. 9.1, esq. 10.1

-económicos 9.1

-políticos 9.1

implícitos 9.21

-material 9,2, 9,3

formal, de legitimidad o demo-

crático 9.2, 10.1, 10,2

-mutua determinación de los

principios 9.24 (sin última ins-

tancia)

aplicación 10.21

principios políticos críticos o nor-

mativos de liberación 13-14,

13.01, 13.1

-material crítico 13,2-13,3


formal o de legitimidad crítico

14,1

estratégico crítico 14.2

privado, lo 1.3

procedimental 8.14

proyecto político 15.16

169

prudencia 10.21, 10.24, 19.43

público, lo 1.3

pueblo 11.11, 11.2, esq. 12.1, 12.24

Rawls, J. 8.36

Razeto, L. 18.25 (nota 20)

reforma 17.2, esq. 17.1, 17.21,

17.26

Reino de la Libertad 18.2

reivindicación 6.23, 7,36 (—pue-

blo)

-hegemónica (11.13

«diferencial, esq. 11.1

representación 4.3, 15,24 (>parti-

cipación)

representar 4,32

revolución 17.2, esq. 17.1, 17.27

-cultural 7.35, 18.34

-cubana 17.27
-sandinista 7.35, 15.24

zapatista 7.35, 15,24 (—poder

obediencial)

-bolivariana 1.29 (poder ciu-

dadano)

-burguesa 17.27

socialista 17,27

Ricoeur, P. 7.35

Rousseau, J. J. 9.31, 10.12

Rúa, F. de la 12.35

Rumsfeld, D. 11.34

sandinismo 15.24, 15.36, 17.22

Salinas, C. 4.14, 5.31

satisfacción 7.24 (—reivindicacio-

nes, necesidades)

Schmitt, C. 6.17, 7.35, 12.34

Sen, Amartya 20.31 (nota 4)

servicio 4,3 (-+poder obediencial)

simetría 2.22 (consenso, partici-

pación)

democrática 10.15

similitud (analogía)
sistema capitalista 7.34
170

sistema de derecho 8.2, esq. 8.1,

16.23 (—esfera de legitimación)

-nuevos sistema 19.14

sistema político, esq. 10.1, 17.27.

20.32

socialismo real 5,22

sistema 1.23, esq. 1.1

social, lo 6.22, 7.12

sociedad civil 6.22, 7.14, 8.33,

11.32, 20.25

sociedad política 7.14, 8.34 11.32,

16.22 (estado)

solidaridad 18.36, 19.14

Soros, G. 18.25

Souza, B. de 11.15

Spinoza, B. 3.15, 9.31

subsunción analógica (analogía)


sujeto 1.23, 1.3

Sukarno 6.23

Sunzi 6.13

transformación 17.2

acción transformativa 15-16

principios 13-14

instituciones 17-20

validez (esfera de legitimación,

democracia, principio formal)

ÍNDICE DE MATERIAS

Vargas, G. 6.23, 11.34

Vázquez, Tabaré 15.34 .

víctimas 11.02, 13.11 (efectos ne-

gativos)

-oprimidos 11.02

«excluidos 112.02

vida 7.33, 9,31-9.33, 10.31 (—prin-

cipio material, esfera material)

violencia 16.23, esq. 16.1

vocación política 4.14

voluntad-de-poder 5.31

voluntad-dewvivir 2.1, 12.1, 15... 22

voluntad fetichizada 5.11ss

Walzer, M. 15.35
Wallerstein, 1. 19.43 .

Washington, G. 4.13, 16.21

Weber, M. 2.34, 5.15, 6.15, 8.31,

10,33 (nota 12), 14.11

Utopía, esq. 10.1, 15.14

Young, Iris 14,13

Zapata, E. 13.02

zapatismo 15.11 (—+mandar)

Zedillo, E. 18,34

ÍNDICE DE ESQUEMAS

Esquema 1.1 Diversa extensión de las categorías

Esquema 1.2 El sujeto (s) es actor en diversos campos

Esquema 2.1 De la potentia a la potestas

Esquema 6.1 Los tres niveles de lo político, y las tres esferas de lo

institucional o normativo

Esquema 7.1 Campos materiales que cruzan el campo político

Esquema 8.1 Algunos aspectos de la institucionalidad del esta-

do con respecto a la esfera formal


Esquema 9.1 Subsunción analógica de los principios éticos en

el campo político

Esquema 9.2 Mutua codeterminación de los principios políti-

cos

Esquema 10.1 Diversos grados lógicos de abstracción y de apli-

cación de los principios, momentos teleológicos

y acciones, y sus efectos desde un orden político

dado

Esquema 10.2 Tres tipos de “posibles” políticos

Esquema 11.1 Proceso de constitución del hegemón analógico a

partir de las reivindicaciones distintivas

Esquema 12.1 Totalidad, exterioridad, pueblo

Esquema 15.1 Praxis de liberación y transformación institucio

nal

Esquema 16.1 Coacción legítima y violencia

Esquema 17.1 Reforma, transformación y revolución

Esquema 19.1 Derecho natural, derecho vigente y lucha por los

nuevos derechos

Esquema 19.2 Mutua determinación institucional de la repre-

sentación y la participación
[171]

16

18

27

59

64

70

72

75

81

89

95

111

122

127

143

148
ÍNDICE

PALABRAS PRELIMINARES

INTRODUCCIÓN

Tesis 1 La corrupción de lo político. El “campo político”. Lo

público y lo privado

PRIMERA PARTE

EL ORDEN POLÍTICO VIGENTE

Tesis 2 El poder político de la comunidad como potentia

Tesis 3 El poder institucional como potestas

Tesis 4 El poder obediencial

Tesis 5 Fetichización del poder

Tesis 6 La acción política estratégica

Tesis 7 Necesidad de las instituciones políticas y la esfera mate-

rial (ecológico, económico, cultural). Fraternidad

Tesis 8 Las instituciones de las esferas de la legitimidad demo-

crática y de la factibilidad. Igualdad y libertad. La go-

bernabilidad

Tesis 9 La ética y los principios normativos políticos implícitos.

El principio material de la política


Tesis 10 Los principios normativos políticos formal-democráti-

co y de factibilidad

SEGUNDA PARTE , ,

LA TRANSFORMACIÓN CRÍTICA DE LO POLÍTICO: HACIA

EL NUEVO ORDEN POLÍTICO

Tesis 11 El pueblo. Lo popular y el “populismo”

Tesis 12 El poder liberador del pueblo como hiperpotentia y el

“estado de rebelión”

Tesis 13 Los principios políticos de liberación. El principio críti-

co de la esfera material

[173]

13

21

23

29

40

48

55

62
69

75

85

87

94

100
174 ÍNDICE

Tesis 14 Los principios crítico-democráticos y de transforma-

ción estratégica

Tesis 15 Praxis de liberación de los movimientos sociales y polí-

ticos

Tesis 16 Praxis de liberación y construcción de nueva hegemo-

nía

Tesis 17 Transformación de las instituciones políticas. Reforma,

transformación, revolución. Los postulados políticos

Tesis 18 Transformación de las instituciones de la esfera mate-

rial. La “vida perpetua” y la solidaridad

Tesis 19 Transformación de las instituciones de la esfera de la

legitimidad democrática. Irrupción de los nuevós dere-

chos. La “paz perpetua” y la alteridad

Tesis 20 Transformación de las instituciones de la esfera de la

factibilidad, ¿Disolución del Estado? Liberación

BIBLIOGRAFÍA CITADA

ÍNDICE DE MATERIAS

ÍNDICE DE ESQUEMAS

105

111
120

125

131

141

151

161

165

171

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