4. Hispania visigoda
4. Hispania visigoda
4. Hispania visigoda
LA HISPANIA VISIGODA:
Podemos ubicar cronológicamente a la Hispania visigoda a partir de la caída del Imperio Romano
(476 como fecha simbólica) a comienzos del siglo V como consecuencia de las invasiones de los
pueblos bárbaros (los que más relevancia tuvieron fueron los germánicos). Esta etapa finaliza en torno
al año 711, con la invasión musulmana de la Península.
El reino visigodo, con capital en Toledo, supone prácticamente la unificación de la Península bajo una
misma comunidad política de tipo religioso, caracterizada por la monarquía electiva y por constituir la
continuación de la época romana del Bajo Imperio. Los visigodos eran un pueblo procedente de
Escandinavia con las siguientes características:
Sus relaciones con el Imperio romano eran relativamente pacíficas. En el año 418 tiene lugar un
foedus (tratado) entre el emperador romano Honorio y el rey visigodo Valia, que fija las relaciones
entre estas dos comunidades políticas coexistentes. En él se estipulaba el asentamiento de los
visigodos en las Galias, donde construirían un reino con capital en Tolosa.
Desde entonces desarrollarían sistemáticas campañas para expulsar a los otros pueblos bárbaros que
allí residían (alanos, suevos, vándalos...). Los visigodos tuvieron la carga de auxiliar militarmente a
los romanos.
Sin embargo, una vez el pueblo visigodo se afianza en una institución monárquica, el derecho va a
sufrir numerosas y profundas transformaciones, sobre todo por el contacto e influencia de los
principios romanos. Así, las primeras formulaciones escritas del derecho germánico estuvieron
influenciadas por el derecho romano y el derecho canónico.
La evolución por contacto con el Imperio Romano determinó que la elegibilidad y el sentido
democrático de los visigodos adoptase tendencias absolutistas. Los reyes, que antes eran meros
conductores militares, se atribuyen la facultad para crear Derecho a través de la ley.
Son tres los elementos que van a contribuir a la formación de ese derecho visigodo oficial:
Los súbditos de la monarquía visigoda eran tanto hispanorromanos (hispani), que componían la
inmensa mayoría (más de 9 millones), como los visigodos (gothi), minoría romana que ostenta el
poder peninsular.
-TESIS PERSONALISTA:
Se trata de la explicación más tradicional y la que defendían autores germanistas como Brunner,
Zeumer, Von Halban, Mayer, Hinojosa, Sánchez Albornoz, Torres López, etc.
Según esta tesis hasta el año 654 coexistieron dos Derechos: uno que regía la comunidad de los
hispani, y otro de los visigodos.
- Los visigodos se regían por el Código de Eurico (476) y luego por el de Leovigildo (580).
- Los hispani o romani se regían por el Código de Teodosiano (438) y, posteriormente, por el
Breviario de Alarico (506).
- Finalmente, en el año 654, se promulga el Liber Iudiciorum, rigiéndose toda la población por este
código y desapareciendo esta dualidad.
-TESIS TERRITORIALISTA:
Es más moderna, siendo sus defensores Merëa y García-Gallo. Sostienen que desde un primer
momento existió sólo un Derecho. Todos estos códigos: el Código de Eurico (476), el Breviario de
Alarico (506), el Código de Leovigildo (580) y, por supuesto, el Liber Iudiciorum (654), iban
dirigidos tanto a visigodos y romanos, y por lo tanto eran sistemáticamente derogatorios, rigiéndose
sucesivamente toda la población por los mismos.
4. Modos de producción del derecho oficial en la España visigoda.
El Estado visigodo es eminentemente legalista por herencia de la cultura jurídica romana. El único
Derecho es el que se crea a través de la ley, entendiéndose esta como norma escrita que es dictada por
el poder público.
Para determinar las características de la ley en la época visigoda ha de acudirse a las Etimologías de
San Isidoro de Sevilla, y eran las siguientes:
-Carácter escrito (ius scriptum), y por tanto, opuesto al carácter consuetudinario o costumbre. -
Carácter imperativo.
-Por encima del poder público (hasta el rey debe acatar la ley).
-Con contenido ético.
Los monarcas se atribuyeron la función legislativa y se adoptó la vía legal como única forma de
creación del Derecho. Se trata de una de una fuente de creación de derecho individualista que primero
debió consistir en unas disposiciones que aparecen con el nombre de edictum y más tarde se
utilizarían otras denominaciones (leges, construcciones, decretos…).
Los reyes contaban a su vez con órganos colegiados que lo auxiliaban en su tarea (legislación
colegiada). Entre estos órganos encontramos el Aula Regia y los Concilios de Toledo.
• EL AULA REGIA:
Se trataba de un complejo cuerpo político de naturaleza elitista. Integra a unas fuerzas sociales y
políticas que colaboran con el monarca en la tarea legislativa, y en funciones de gobierno y
administración de justicia.
FORMACIÓN:
- Los seniores palati sin cargo en la administración palatina pero vinculados personalmente al rey y
residentes en la corte.
- Los comités, diversos magnates que ejercían funciones gubernativas en provincias o ciudades.
- Los próceres o consejo privado del rey, actuarían como jueces del tribunal regio. Colaboraban con el
Rey en la elaboración del derecho.
- Los gardingos o comitiva armada del monarca.
- El palatium u Officium Palatium (núcleo fundamental del Aula Regia).
- El Comes civitatis Toletanae.
- Un número de jóvenes de ambos sexos enviados por sus padres a la Corte para ser educados en ella.
COMPETENCIAS:
- Función consultiva, sobre todo en los casos políticos y militares graves.
- Dirección administrativa del reino.
- Función asistencial o auxiliar al rey cuando éste ejercía su facultad judicial.
- También participaba en la creación del Derecho (facultad legislativa). Es preciso destacar la labor
del consejo privado del rey, los próceres, quienes participaban en la preparación, elaboración y
promulgación de las leyes.
• LOS CONCILIOS DE TOLEDO
Se trataba de asambleas episcopales (formadas por obispos) reunidas para tratar cuestiones
eclesiásticas y de problemas que afectasen a la vida espiritual de los fieles, creando al respecto normas
jurídicas (cánones) como fuente de creación del Derecho canónico, además de las epístolas
pontificias.