Aztecas,Mayas e Incas

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LOS AZTECAS
Los aztecas fueron un pueblo de filiación nahua (por el náhuatl, su lengua) que se asentó en
el valle central de México, provenientes del Norte. Luego de fundar, en 1325, su capital en
Tenochtitlán, ciudad ubicada en una de las islas del lago Texcoco, extendieron su dominio
por Mesoamérica y fueron sometiendo a los distintos pueblos que habitaban la zona.

A comienzos del siglo XV, los aztecas conformaron, junto con las as ciudades A de Tlacopán
y Texcoco, el denominado Imperio de la Triple Alianza, con el cual conquistaron numerosos
pueblos de la región, que debían entregarles un tributo anual, tanto en productos como en
hombres para trabajar en obras públicas. A pesar de tratarse de una alianza militar entre estas
tres ciudades, Tenochtitlán contaba en los hechos con un predominio sobre Tlacopán y
Texcoco, que la colocaba como la cabeza del imperio y el principal centro político, religioso y
administrativo.

La cosmovisión azteca

La visión azteca del mundo estaba fuertemente teñida por la religión. Ellos creían que este
había sido creado por fuerzas divinas e interpretaban los distintos aspectos de la vida
cotidiana en el marco de las tensiones entre el bien y el mal. Tenían una visión cíclica del
tiempo, en la que el mundo y el ser humano eran creados y destruidos en ciclos que se
repetían. En cuanto a su religión, se trataba de una fusión de distintas tradiciones, en la que
coexistían muchos dioses. Entre los más importantes se destacaban Quetzalcoatl, creador

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del mundo y de los hombres, y Huitzilopochtli, dios de la guerra y principal divinidad de
Tenochtitlán.

Organización política

El Estado azteca contaba con una estructura jerárquica compleja, que se centralizaba en la
figura del Huey Tlatoani, gobernante supremo que disponía de una corte real, a la que
consultaba cuando debía tomar las determinaciones más importantes. A su vez, el Estado se
subdividía en unidades conocidas como altepetl. Cada altepetl contaba con un gobernante
subordinado al poder central, el tlatoani. Pero, al mismo tiempo, estos altepetl se subdividían
en unidades menores, los calpullis. Estos últimos eran la unidad básica a partir de la cual el
gobierno central recaudaba el tributo, por lo que este ejercía un fuerte control sobre ellas.
Tanto el Huey Tlatoani como el conjunto de los tlatoani gobernaban de por vida, y traspasaban
su cargo a sus hijos, de forma hereditaria.

Además, el Imperio Azteca tenía toda una estructura burocrática que estaba compuesta por
funcionarios encargados de ejercer justicia, líderes militares y un nutrido grupo de sacerdotes
dedicados al culto religioso.

Organización socioeconómica

La sociedad azteca, al igual que la incaica, se organizaba en torno al tributo como principal
medio a partir del cual circulaba la producción. Sin embargo, en Mesoamérica si se han
encontrado registros de la existencia de nutridas redes comerciales, vinculadas a mercados
locales en los que se intercambiaban alimentos y artesanías, o al comercio con regiones
distantes. El Estado se vinculaba económicamente a aquellas sociedades que se ubicaban
fuera del dominio azteca por medio de los pochtecas, comerciantes especializados. En
cuanto a su organización social, existía un ordenamiento jerárquico que dividía al conjunto de
la población azteca en distintos estamentos:

● Los pipiltin: eran el grupo social privilegiado, y ocupaban los principales cargos
religiosos y de gobierno. Estaban exentos del pago de tributo y disponían de tierras
propias que eran trabajadas por los campesinos. Para reforzar su prestigio y resaltar
su autoridad, vestían trajes guerreros y ornamentos confeccionados con plumas
exóticas,

● Los macehualtin conformaban el grupo más numeroso de la sociedad azteca,


compuesto por campesinos, artesanos y comerciantes locales. Todos ellos debían
otorgar un tributo al Estado, que combinaba un porcentaje de su producción con
tiempo de trabajo en el que laboraban en obras públicas, servían en las tierras de los
pipiltin o se empleaban en el ejército.

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● Los esclavos: no eran muchos; por lo general, eran prisioneros de guerra tomados
por el ejército en alguna de sus campañas. Eran empleados para servicios domésticos
o se realizaban con ellos sacrificios a los dioses.

Como los otros pueblos originarios de América, los aztecas desarrollaron avanzadas técnicas
de cultivo que les permitieron mejorar su producción. En el caso de Tenochtitlán,
aprovecharon las aguas del lago Texcoco mediante la creación del sistema de chinampas,
pequeñas islas artificiales construidas con tierra, ramas y plantas en las que se cultivaba. En
zonas montañosas también emplearon terrazas de cultivo, aunque en menor medida que los
incas.

Entre los principales cultivos realizados por los aztecas pueden mencionarse el maíz, el
poroto, la calabaza, el ají y el cacao, aunque también producían tabaco y algodón, y
recolectaban frutas autóctonas como la guayaba y el cayote.

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LOS MAYAS
A diferencia de otros pueblos originarios, los mayas no pueden agruparse en torno a una
organización política unificadora: la cultura maya adoptó distintas formas organizativas que
agrupaban a las distintas ciudades-Estado.

La cultura maya se extendió en la zona sur de Mesoamérica, en el territorio actualmente


comprendido por Guatemala, Honduras, El Salvador, Belice y la península de Yucatán. Los
primeros registros arqueológicos mayas corresponden a las regiones altas del sur, ricas en
actividad volcánica, donde hacia el año 2000 a.C. aparecieron los primeros poblados
sedentarios. La cultura maya pervive hasta la actualidad en la región.

En la zona de Guatemala y el sur de México aún viven descendientes de los antiguos mayas,
que mantienen vivas sus tradiciones culturales en las comunidades en las que se organizan.

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Organización política

El territorio en el que se desarrolló la cultura maya estaba ocupado por ciudades-Estado


autónomas, que se relacionaban entre sí por intercambios comerciales. Sin embargo, se han
hallado registros que sostienen que a fines del siglo X se conformó la Liga de Mayapán, que
unía las ciudades de Chichén Itzá, Mayapán y Uxmal en una alianza defensiva, aunque cada
una conservaba sus autoridades. Se trató del periodo conocido por los historiadores como "el
Imperio Nuevo", que finalizó hacia mediados del siglo XII por los conflictos entre las distintas
ciudades que lo integraban. Cada ciudad contaba con un Halach Huinic, jefe supremo que,
junto a su corte, se encargaba de tomar las principales decisiones de gobierno. Otra de las
autoridades más destacadas era la del supremo sacerdote, cabeza del culto de cada ciudad
y organizador de la vida religiosa. Al mismo tiempo, cada ciudad-Estado estaba compuesta
no solo por una zona urbana, sino también por regiones rurales en las que las autoridades
urbanas ejercían su dominio, y donde se encontraban numerosas aldeas. Para poder ejercer
un mejor control del territorio, cada región estaba dirigida por un jefe local llamado bataby, y
un jefe militar, el nacom, ambos subordinados al poder del Halach Huinic.

Organización socioeconómica

La sociedad maya estaba fuertemente estratificada en grupos ordenados de forma


Jerárquica. La pertenencia a uno de ellos se heredaba de la generación anterior, por lo que
resultaba difícil cualquier forma de ascenso social.

Los grupos que conformaban la sociedad maya eran:

● La nobleza: sé trataba de un reducido grupo del que formaban parte los e jefes
militares, los sacerdotes, los principales funcionarios y los comerciantes más
importantes. Centralizaba el poder militar, religioso y político, tomando las principales
decisiones.

● Los campesinos, artesanos y pequeños comerciantes: constituían el grupo más


numeroso de la sociedad. Eran, en su mayoría, los encargados de producir los
alimentos y las artesanías de las que dependía la nobleza. Muchas veces tenían que
servir en el ejército o ir a trabajar en la construcción de grandes obras públicas.

● Los esclavos: eran un grupo reducido, compuesto por prisioneros de guerra o


personas que habían cometido un delito grave. Se los empleaba en las obras públicas
o como ayudantes de carga para los comerciantes.

La actividad agrícola era la principal fuente de riquezas en el mundo maya. Las zonas de
cultivo se dividían en dos grandes grupos: las pertenecientes a las comunidades campesinas,
que se dividían en parcelas familiares, y las de la nobleza, trabajadas por esclavos o

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campesinos. En el caso de las tierras campesinas, era muy común el trabajo comunitario,
mediante el cual las familias realizaban juntas la siembra y la recolección de frutos.

El empleo de diversas técnicas de cultivo les permitió mejorar su producción hasta alcanzar
elevados niveles. En las zonas altas empleaban unas terrazas de cultivo semejantes a las de
los incas, aunque menos complejas.

En las zonas más bajas estaba muy generalizado el método de la milpa, también conocido
como rozd, mediante el cual se talaban los árboles y plantas de una zona para luego quemar
los restos y emplear la ceniza como abona Al margen de los alimentos que podían obtener
mediante la caza o la recolección, su dieta se componía centralmente de maíz y, en menor
medida, de frijoles, batatas, ajíes, mandioca y cacao.

Los intercambios eran frecuentes entre los mayas, ya sea en el interior de una misma ciudad-
Estado o entre una ciudad y otra. En este último caso, los intercambios eran llevados a cabo
por comerciantes al servicio de las autoridades políticas.

La cosmovisión maya

A diferencia de otras culturas precolombinas, los mayas nos han legado un libro religioso, el
Pol Buj ("Libro del Consejo", también conocido como Popol Vuh), Allí se encuentra una
narración acerca de los orígenes del mundo, de los dioses y de los seres humanos, que
habrían sido creados por los dioses utilizando distintos tipos de maíz

Los dioses mayas estaban ligados, en general, a distintos fenómenos naturales, y existía una
jerarquía entre ellos Entre los más destacados estaban itzam Na (dios del cielo, la noche y el
día) y Kukulcan (dios del conocimiento, los vientos y la guerra).

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LOS INCAS
Si bien en la zona andina existieron numerosas culturas que lograron asentarse y extender
su zona de influencia, ninguna logró dominar un territorio tan amplio ni lograr un poder tan
significativo como los incas. Así, el esplendor de las culturas mochica y chimú en la zona de
la costa norte, del pueblo nazca en el sur del actual territorio peruano y de chavín en la zona
serrana, fue opacado por el desarrollo del Imperio Incaico, entre los siglos XIII y XVI. 4

A partir de las últimas investigaciones realizadas por los arqueólogos, es posible conocer más
acerca de los orígenes de esta cultura. El pueblo inca se ubicó, en sus comienzos, en las
orillas del lago Titicaca (en la actual frontera entre Bolivia y Perú), y hacia el siglo XII se
expandió hacia la zona de Cuzco, en las sierras peruanas. Fue allí que, luego de vencer a los
otros pueblos instalados en la región, los incas fundaron su ciudad capital, a mediados del
siglo XIII.

Pero solo desde el reinado de Pachacutec, a partir de 1438, comenzó el período de


conquistas que los llevaría a someter toda la región. En sus épocas de mayor esplendor, los
incas lograron dominar desde los actuales territorios de Ecuador hasta zonas del norte chileno
y el noroeste argentino, y desde las costas del océano Pacífico hasta la selva amazónica.

La organización política: el Tawantinsuyu

Los quechuas o incas organizaban el territorio que se encontraba bajo su domino en cuatro
regiones o suyus; su imperio recibía el nombre de Tawantinsuyu ("las cuatro regiones", en
quechua). El centro administrativo, político y religioso se ubicaba en la ciudad de Cuzco,
donde se hallaba el Coricancha, uno de los templos más importantes del imperio. En la ciudad
capital residía el Inca, gobernante supremo del Tawantinsuyu, que contaba con la suma del
poder militar, político y administrativo. Su autoridad se transmitia de forma hereditaria,
conformando un linaje. El Inca contaba con la asistencia de los opos gobernadores de cada
uno de los suyus que, a pesar de vivir también en Cuzco resultaban claves para el control de
la totalidad del territorio.

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La expansión incaica.

La expansión de los incas fue lenta y se extendió durante el transcurso de distintos períodos.

● Puede definirse un primer momento bajo el reinado de Viracocha, quien prolongó los
dominios del Tawantinsuyu hacia el sur, venciendo a los pueblos collas y lupaqas que
se ubicaban a orillas del lago Titicaca.

● En una segunda etapa, liderados por Pachacutec, ampliaron de forma notable sus
fronteras; dominaron a los chimúes de la costa peruana y comenzaron a expandirse
hacia el territorio del actual Ecuador.

● En un tercer momento, de la mano de Tupa Inca Yupanqui, sucesor de Pachacutec,


realizaron expediciones por el actual norte de Chile y el actual noroeste de la
Argentina. A pesar de su poderío militar, los incas nunca lograron dominar los
territorios al este de la Cordillera de los Andes, ya que la selva volvía inútiles sus
tácticas militares y los condenaba a la derrota en sus enfrentamientos ante los pueblos
que habitaban esas regiones

La organización social

En la zona andina existían formas de organización que precedían a la formación del


Tawantinsuyu, y que siguieron siendo centrales en la vida cotidiana de los pueblos quechuas.

La base de la organización social inca era el ayllu, una comunidad unida por lazos de
parentesco y por el trabajo agrícola sobre determinadas tierras. Se trataba de una agrupación

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social unida por vínculos sanguíneos, econó- micos, políticos y territoriales, que garantizaba
su autosubsistencia mediante una producción diversificada en diferentes ambientes o pisos
ecológicos (la sierra, la selva, la costa, la Puna). Esto llevó a varios historiadores a sostener
que, como cada grupo se autoabastecia, no existían vínculos de intercambio entre las
distintas comunidades; sin embargo, en la actualidad dicha idea está en discusión.

Cada ayllu contaba con un curaca, quien se encargaba de centralizar los recursos y
redistribuirlos luego en el conjunto de la comunidad.

Al producirse la expansión incaica, los ayllus pasaron a ser la unidad sobre la que se
construyó el conjunto del Tawantinsuyu, para ello, se incorporó a los curacas locales a la
administración central y se exigió a los integrantes de los ayllus el aporte de un tributo. Para
esto, contaban con la mita, un sistema de trabajo por turnos en el que cada ayllu debía enviar
periódicamente un número de personas para que trabajaran en obras públicas o en las tierras
del Inca. El sistema de la mita permitía que los grupos privilegiados se beneficiaran de lo
producido por los campesinos.

Vista en su conjunto, la sociedad inca estaba dividida en una serie de grupos con
características particulares, que se ordenaban jerárquicamente Los más importantes eran:

● La nobleza real: quienes ocupaban los principales cargos políticos y religiosos. El


Inca y su familia estaban incluidos en este grupo. Siendo jóvenes recibían una
educación especial, que los preparaba para ocupar los puestos clave en el gobierno.
Llevaban vestimentas que los distinguían del resto de la población, junto con
ornamentos especiales, como aros de oro, que resaltaban su prestigio.

● La nobleza provincial: este grupo estaba compuesto por los distintos curacas del
Tawantinsuyu. Eran los responsables de recaudar el tributo al Inca, tanto en productos
como en trabajo. Solían casar a algunas de sus hijas con integrantes de la nobleza
real (o hasta con el mismo Inca), para fortalecer, mediante lazos de parentesco
político, sus relaciones con el gobierno central y mejorar su posición social.

● Los campesinos y los artesanos: eran el grupo social más numeroso y el que,
mediante su trabajo, mantenía al conjunto de la sociedad inca. Pertenecían a un ayllu
y estaban obligados a entregar parte de su producción como tributo y a disponer
periódicamente de su trabajo para obras públicas o para cultivar las tierras de la
nobleza real, en el marco del sistema de mita.

● Los yanaconas: personas que eran tomadas por la nobleza para disponer de sus
servicios, por lo que abandonaban indefinidamente sus comunidades de origen. No
constituían un grupo numeroso.

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Las tierras y la organización económica

Uno de los elementos centrales en la organización económica del Tawantinsuyu era el pago
del tributo, que podía consistir tanto en la entre. ga de alimentos como en contribuir con
trabajo en la construcción de obras públicas o tareas agrícolas en tierras de la nobleza.

Este sistema tenía su fundamento en el hecho de que se consideraba que las tierras
disponibles para la agricultura eran, en su totalidad, propledad del Inca. Por lo tanto, si los
campesinos utilizaban sectores de esas tierras para subsistir, debían entregarle al Inca una
parte de lo que obtenían, como forma de compensarlo.

A pesar de que en teoría el conjunto de las zonas de cultivo era del Inca, en la práctica existían
tres tipos de tierras según quién se apropiara de lo producido en ellas:

● Las tierras del Inca: eran las más fértiles y servían para mantener al Inca, la familia
real, la nobleza de Cuzco y el ejército.

● Las tierras del Sol: servían para el mantenimiento de los sacerdotes y sus productos
también se empleaban en las distintas fiestas y rituales que se celebraban a lo largo
del año.

● Las tierras de los ayllus: eran aquellas tierras trabajadas en forma comunitaria el
curaca era el encargado de distribuir anualmente las cosechas, según las necesidades
de los distintos integrantes de la comunidad.

Las técnicas de cultivo y la ganadería

Los incas introdujeron grandes innovaciones en las técnicas de cultivo, demostrando una gran
capacidad de adaptación a los distintos pisos eco- lógicos entre los que se dividían las tierras
destinadas a la agricultura, en las distintas regiones del imperio. En las zonas serranas,
principal espacio ocupado por los incas, se desarrolló la técnica del cultivo por terrazas. Se
trataba de parcelas de tierra escalonadas en las laderas de las montañas, construidas con
piedras. Para su funcionamiento era clave el sistema de riego artificial, ya que había que
aprovechar al máximo la escasa disponibilidad de agua. Para ello se crearon canales que la
transportaban desde las terrazas superiores hacia las más bajas, filtrándose en cada uno de
los andenes o escalones.

Sin embargo, al dominar territorios ubicados en condiciones naturales tan diversas, los incas
debieron buscar otras técnicas de cultivo, que se adaptaran mejor a cada región en particular.
Por eso, en las zonas selváticas empleaban también el sistema de roza, que implicaba cortar
todos los árboles maleza de un espacio, quemar la cubierta vegetal restante y fertilizar las
tierras con las cenizas producidas durante la quema.

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En cuanto a los cultivos que sembraban, los incas se dedicaban sobre todo a la producción
de cereales, como la quínoa y el maíz, y a numerosas variedades de papa y ajíes, a la
calabaza, el tomate y el algodón

Además de la agricultura, desarrollaron una ganadería de camélidos originarios de América,


como la vicuña, la llama y la alpaca, que respondía principalmente a dos necesidades
básicas: el transporte y la producción de textiles, como la lana.

Los ayllus y el archipiélago vertical

El territorio andino tiene una particularidad geográfica que lo distingue de otros la, existencia,
en una zona acotada, de varios pisos ecológicos bien diferenciados. Esto significa que la
sierra, la meseta andina (o Puna), la selva y la zona costera tienen, cada una, características
propias que vuelve imposible la generalización de un sistema de cultivo unificado en todos
esos ambientes, ya que la adaptación de cada producto al clima y altura específicos no es
homogénea.

Los pobladores andinos de los tiempos anteriores a la conquista lograron utilizar esta
singularidad geográfica en beneficio propio, combinando los distintos tipos de producciones
que pueden obtenerse en cada región para complementar su dieta alimenticia.

El historiador rumano John Murra fue uno de los primeros que se encargó de investigar cómo
los ayllus quechuas aprovechaban los distintos pisos ecológicos de la zona andina para
garantizar su autosubsistencia sin tener que recurrir al intercambio con otras comunidades.
Para eso, cada ayllu enviaba colonos, llamados mitimaes, a las zonas donde podían obtener
productos imposibles de cultivar en sus propias tierras. Un ayllu serrano, por ejemplo, enviaba
algunos de sus miembros a establecerse en la costa y a otros, en la selva, durante un año.
Mediante ese procedimiento, que repetían periódicamente, podían contar con una variedad
de productos que, de otro modo, hubieran debido conseguir mediante el intercambio. Es por
eso que a este sistema se lo conoce como archipiélago vertical, por la existencia de "islas de
cultivo" distribuidas entre distintas alturas.

Con la expansión incaica y la constitución del Imperio Inca, esta práctica, lejos de peligrar, se
vio fortalecida, ya que las distintas comunidades que quedaban englobadas dentro del
Tawantinsuyu siguieron beneficiándose de este sistema.

La principal diferencia, desde el comienzo de la hegemonía del Inca, radicaba en que, desde
ese momento, parte de la producción anual debía ser entregada como tributo al gobierno
central, para ser almacenada en los graneros reales, llamados tombos, y luego redistribuida
a otras regiones.

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