2009 Ambito Financiero Nota exposición UCA

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El arte italiano del grabado en bella exposición

EDICIÓN IMPRESA20 Noviembre 2009

«El sátiro y la ninfa», de Agostino Carracci, un ejemplo de la técnica del grabado italiano del
«Seicento».

Por Laura Feinsilber


Con el auspicio de la Embajada de Italia se exhiben en el Pabellón de las Bellas Artes de la
UCA (Universidad Católica Argentina), 134 grabados de grandes maestros italianos
correspondientes a los siglos XVI al XVIII. El comienzo del XVI es para Italia un período de
gran riqueza intelectual y de profunda cultura artística. Esta cultura no evitará las tragedias,
desde la invasión francesa hasta el predominio español, el saqueo de Roma (1627), el asedio
de Florencia, la Reforma Luterana, la Contrarreforma Católica.

El XVI también se distingue por la «bella maniera» así llamada por Vasari, autor de la
primera historia del arte, siglo de la perfección que se contrapone al siglo XV, «demasiado
realista». La «manera» es el estilo individual de un artista, la razón por la que se distingue de
la multitud de copistas de la realidad. Período de gran libertad, composiciones sorprendentes,
a veces caprichosas y sobre todo «la conciencia de la diferencia entre la obra intelectual del
artista y la ejecución manual». Los artistas parecían perseguir una especie de lúcida locura, de
insolente exhibicionismo, descubren una «morbosa atracción por lo macabro y las secretas
frecuentaciones del mundo de los astrólogos, los alquimistas, los nigromantes, no logran casi
nunca esconder un desviado erotismo», según Briganti, un estudioso del manierismo italiano.

Es en este contexto que deben ubicarse las obras Niccolo Boldrini (1510-1570), Camilo
Procaccini (1551-1570), Ludovico Carracci (1555-1619), Agostino Carracci (1577-
1602), Annibale Carraccci (1560-1609), este último el más importante de los tres hermanos,
llamado a Roma para decorar el palacio Farnese. Nacidos en Boloña, a mediados de los 80
iniciaron una reforma que se llamó «retorno a la naturaleza», en la que se expresaba «el
furioso amor por la pintura italiana»-habían estudiado profundamente a Tiziano, Tintoretto,
Veronés, el dibujo romano de Rafael, de Miguel Angel.

Fundaron una Academia de la que salieron grandes personalidades artísticas hacia finales del
XVI, en una Boloña que fue centro vivo de una producción que exportó a los ducados de
Módena, Parma, que enviaba a los artistas a Roma , fueron los ideólogos de la reforma del
Manierismo. Se destacan «La Virgen de la Escudilla», «Fauno y Venus
durmiente» de Annibale Carracci del que se exhiben 28 grabados que trabajaba
personalmente a diferencia de otros artistas que recurrían a grabadores profesionales.

«Susana y los Viejos», «Cristo y la samaritana en el pozo», de Agostino Carracci, llevan


vestimentas pesadas y sus perfiles, típicos del flamenco. Hacia el 1600 se pasará a excitar las
percepciones emotivas y conmovedoras y al decir de Wölfflin la obra es de tipo «musical».
Se acude a los procedimientos sugestivos, da libre paso a la vida, el espacio es expansivo,
aparecen las ilusiones ópticas. Stefano della Bella (Florencia, 1610-1664) frecuenta a
cortesanos, artistas de teatro y como lo señala Cecilia Cavanagh, curadora de la muestra, su
amor por la naturaleza se expresa a través de grabados de animales y paisajes fantasiosos.

En cuanto a Giovanni Battista Piranesi (1720-1778), realizó más de 2000 grabados de


edificios reales e imaginarios. Aprendió en Roma la técnica del aguafuerte y sus grandes
tiradas de grabado los hacían económicamente accesibles. Fue un artista exitoso y los 14
grabados expuestos revelan al arquitecto que estudió en Venecia donde descubrió las obras de
Palladio y Vitrubio. Destacamos las ilustraciones para el libro de Sir William Hamilton,
cónsul británico en Londres cuya mujer, se dice, fue amante de Lord Nelson. Su
autor, Pietro Fabris (Nápoles, 1768-1778) se concentró en paisajes relacionados con la zona
volcánica alrededor del Vesubio, Etna, Stromboli, y las Islas Lípari. Hacia fines del 1600
nace en Venecia, Antonio Canal, el Canaletto, uno de los últimos genios del barroco italiano.

Cuando se traslada a Roma en 1719, realiza decoraciones para óperas de Scarlatti y se


interesa por el paisaje urbano. De regreso en Venecia realiza las famosas vistas de su ciudad
natal ejecutadas sin bocetos previos. Sus obras fueron muy cotizadas en Inglaterra donde
vivió alrededor de 10 años. Falleció en 1768 ejerció una gran influencia en los paisajistas
venecianos, ingleses y franceses del siglo XVIII como del Romanticismo. Con algunas
excepciones, la mayoría de las obras es de pequeño tamaño y obliga a una lectura minuciosa
que nos lleva por significativos períodos de la historia del arte. (Av. Alicia Moreau de Justo
1300. Lunes a Domingo de 11 a 19. Clausura el 13 de diciembre).

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