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EL PRINCIPIO DE IGUALDAD DE ARMAS

1. Introducción
Entre bombos y platillos (y maratones logísticos), en el año 2006 entró en vigencia
el Nuevo Código Procesal Penal (En adelante, NCPP). Ciertamente, este nuevo
ordenamiento trajo consigo importantes reformas, por ejemplo: los plazos en las
investigaciones, las etapas del proceso penal, el recurso de casación y demás
innovaciones procesales. El nuevo sistema conllevó el cambio del funcionamiento
de los aparatos jurisdiccionales y lo más importante: su “forma de pensar”.

Se recalca mucho este último término debido a que con la llegada del NCPP se fue
cambiando –en lo posible- el “chip inquisitivo” de los operadores de justicia. Sin
embargo, es evidente que a la fecha todavía se mantienen rezagos de un sistema
inconstitucional, arbitrario y anacrónico.

Pues bien, de una revisión del NCPP se advierte que existen algunas instituciones
relevantes que vulnerarían expresamente el principio de igualdad de armas, como
pueden ser: la tutela de derechos, la participación de la defensa de los
imputados en la declaración del colaborador eficaz en la fase de
corroboración fiscal y otras herramientas que se indicarán a continuación.

2. La regulación nacional e internacional de la


igualdad de armas
El principio de igualdad de armas o igualdad procesal (también denominado
proceso equitativo) deviene de un principio constitucional de igualdad ante la ley
que ha sido recogido en diversas constituciones y tratados internacionales. A nivel
nacional este principio se encuentra plasmado en el inciso 2) del artículo 2 de la
Constitución Política.

Un breve recuento de las normas nacionales y convenios/tratados internacionales


que regulan expresamente la igualdad de armas o igualdad procesal como
derecho-principio que asiste a los sujetos intervienes en un proceso (en este caso,
en un proceso penal).

En primer lugar, la regulación nacional:


– Constitución Política del Perú:

Artículo 2: Toda persona tiene derecho: 2. A la igualdad ante la ley. Nadie debe
ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión, opinión,
condición económica o de cualquiera otra índole.

– Ley Orgánica del Poder Judicial:

Artículo 6º: Todo proceso judicial, cualquiera sea su denominación o especialidad,


debe ser sustanciado bajo los principios procesales de legalidad, inmediación,
concentración, celeridad, preclusión, igualdad de las partes, oralidad y economía
procesal, dentro de los límites de la normatividad que le sea aplicable.

– Nuevo Código Procesal Penal:

Artículo I. Justicia Penal: 2. Toda persona tiene derecho a un juicio previo, oral,
público y contradictorio, desarrollado conforme a las normas de este Código.

3. Las partes intervendrán en el proceso con iguales posibilidades de ejercer las


facultades y derechos previstos en la Constitución y en este Código. Los jueces
preservarán el principio de igualdad procesal, debiendo allanar todos los
obstáculos que impidan o dificulten su vigencia.

Artículo IX. Derecho de Defensa: 1. Toda persona tiene derecho inviolable e


irrestricto a que se le informe de sus derechos, a que se le comunique de
inmediato y detalladamente la imputación formulada en su contra, y a ser asistida
por un Abogado Defensor de su elección o, en su caso, por un abogado de oficio,
desde que es citada o detenida por la autoridad. También tiene derecho a que se
le conceda un tiempo razonable para que prepare su defensa; a ejercer su
autodefensa material; a intervenir, en plena igualdad, en la actividad probatoria; y,
en las condiciones previstas por la Ley, a utilizar los medios de prueba pertinentes.
El ejercicio del derecho de defensa se extiende a todo estado y grado del
procedimiento, en la forma y oportunidad que la ley señala.

3. El proceso penal garantiza, también, el ejercicio de los derechos de información


y de participación procesal a la persona agraviada o perjudicada por el delito. La
autoridad pública está obligada a velar por su protección y a brindarle un trato
acorde con su condición.

En segundo lugar, la regulación internacional:

– Convención Americana de Derechos Humanos:

Artículo 8. Garantías Judiciales: (…) 2. Toda persona inculpada de delito tiene


derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su
culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a
las siguientes garantías mínimas (…).

Artículo 24. Igualdad ante la Ley: Todas las personas son iguales ante la ley.
En consecuencia, tienen derecho, sin discriminación, a igual protección de la ley.

– Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos:

Artículo 14: Derecho a la igualdad ante la ley; el derecho a la presunción de


inocencia hasta que se pruebe la culpabilidad y a un juicio justo y público por un
tribunal imparcial

Artículo 26: Derecho a la igualdad ante la ley y a una misma protección

– Declaración Americana de Derechos Humanos:

Artículo 2: Todas las personas son iguales ante la ley y tienen los derechos y
deberes consagrados en esta declaración sin distinción de raza, sexo, idioma,
credo ni otro alguna

– Declaración Universal de Derechos Humanos:

Artículo 7: Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual
protección de la ley

Artículo 10: Toda persona tiene derecho, en condiciones de plena igualdad, a ser
oída públicamente y con justicia por un tribunal independiente e imparcial, para la
determinación de sus derechos y obligaciones o para el examen de cualquier
acusación contra ella en materia pena

Para complementar el principio de igualdad de armas resulta pertinente invocar las


siguientes normas:

– Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre:

Artículo XVIII. Derecho de justicia. Toda persona puede ocurrir a los tribunales
para hacer valer sus derechos. Asimismo, debe disponer de un procedimiento
sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare contra actos de la autoridad que
violen, en perjuicio suyo, alguno de los derechos fundamentales consagrados
constitucionalmente.

–Declaración Universal de Derechos Humanos:

Artículo 8: Toda persona tiene derecho a un recurso efectivo ante los tribunales
nacionales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la constitución o por la ley

Tomando en cuenta las nomas citadas, se advierte que el derecho a la defensa,


debido proceso y a la tutela jurisdiccional efectiva incluye naturalmente el principio
de igualdad de armas, el mismo que contiene lineamientos que garantizan la
participación igualitaria de los sujetos intervinientes en una investigación o
proceso penal.

En buena cuenta, para que una investigación/proceso no vulnere el debido


proceso, es indispensable la inclusión del principio de igualdad de armas o
igualdad procesal.

3. Sobre la igualdad de armas


Gimeno Sendra, quien refiere que todos los ciudadanos que intervengan en un
proceso penal, han de recibir idéntico tratamiento por parte de los órganos de la
jurisdicción penal.
El autor Montero Aroca advierte: Este principio, que contempla los anteriores,
requiere conceder a las partes de un proceso los mismos derechos, posibilidades y
cargas, de modo tal que no quepa la existencia de privilegios ni en favor ni en
contra de laguna de ellas. Así entendido el principio no es sino consecuencia de
aquel otro más general, enunciado en todas las constituciones, de la igualdad de
los ciudadanos ante la ley”

La definición que más aceptada es la del profesor Caferrata Nores, quien


refiere lo siguiente:

Tanto la víctima que reclama investigación y juicio, como el imputado, durante el


proceso penal, un trato que será igual, cualquiera sea su condición personal: no
puede haber privilegios ni discriminación de ninguna naturaleza, ni por ninguna
razón, ni durante el proceso, ni en la decisión final. A la vez cualquiera que sea el
sentido que esta adopte, deberá ser equitativa e imparcial y fundarse solamente
en la prueba y en la ley. Esto exige que no se hagan (ni en la ley ni en la práctica)
excepciones personales respecto a la formación o a la persecución de las causas
penales, ni a la posibilidad de intervenir en ellas, ni a su radicación de las causas
penales; ni que se impulsen procesos por motivos exclusivamente personales,
derivados solo de quien es la persona que los impulsa, o quien es la persona contra
quien se promueven.

De las definiciones señaladas, podemos deducir que la igualdad de


armas, igualdad procesal o proceso equitativo tiene como principal
fundamento que las partes intervinientes en una investigación o proceso
cuenten con una igualdad de oportunidades probatorias y de cautela de
sus derechos. Siendo así, de aplicarse correctamente este principio, se
garantiza plenamente el debido proceso en la investigación o proceso
penal.

Ahora bien, el principio de igualdad de armas también ha sido analizado y definido


por diversos órganos jurisdiccionales, conforme se observa a continuación:

Tribunal Constitucional: Expediente N° 06135-2006-PA/TC, f. j 5. (Caso Ica


Hatuchay E.I.R.L.) Del 19 de octubre de 2007:
El derecho de igualdad procesal o de igualdad de armas se deriva de la
interpretación sistemática del artículo 2, inciso 2, (igualdad) y del artículo 13 8,
inciso 2 (debido proceso), de la Constitución. En tal sentido, todo proceso, judicial,
administrativo o en sede privada, debe garantizar que las partes del proceso
detenten las mismas oportunidades de alegar, defenderse o probar, de modo que
no se ocasione una desventaja en ninguna de ellas respecto a la otra. Tal exigencia
constituye un componente del debido proceso ya que ningún proceso que
inobserve dicho imperativo puede reputarse como «debido».

Corte Constitucional de Colombia: Sentencia C-228/02, f. j 5. Del 3 de abril


del 2002:

La víctima o el perjudicado y su representante, constituyen una parte única: la


parte civil. Su intervención en el proceso debe regirse por el principio de igualdad.
En consecuencia, la víctima o el perjudicado, directamente, pueden interponer los
recursos y solicitar la práctica de prueba

Principalmente, a nivel internacional la Corte Interamericana de Derechos


Humanos: Caso Hilaire, Constantine y Benjamin y otros Vs. Trinidad y
Tobago, Sentencia de fecha 21 de junio de 2002, f.j 146:

146. Por otra parte, esta Corte ha establecido en la Opinión Consultiva OC-
16/99 que “para que exista ‘debido proceso legal’ es preciso que un
justiciable pueda hacer valer sus derechos y defender sus intereses en
forma efectiva y en condiciones de igualdad procesal con otros
justiciables.
En base a lo indicado previamente, las características principales de este principio
son:

 El principio de igualdad de armas forma parte de las garantías del debido


proceso.
 El principio de igualdad de armas es un derecho de los sujetos
intervienes en una investigación o proceso, indistintamente de su
calidad: procesado, agraviado, tercero civilmente responsable o fiscal.
 El principio de igualdad de armas deviene del principio constitucional de
igualdad ante la ley.
 El principio de igualdad de armas se encuentra regulado en nuestra
Constitución, Título Preliminar del Nuevo Código Procesal Penal,
Constituciones de diversos Estados y tratados/convenios internacionales.
 El principio de igualdad de armas va de la mano con la tutela
jurisdiccional efectiva.
 El principio de igualdad de armas prevalece sobre las normas del Nuevo
Código Procesal Penal.
 El principio de igualdad de armas involucra una participación probatoria.

4. La igualdad de armas en el proceso penal


El punto es discutir abiertamente sobre el principio de igualdad de armas en
nuestro proceso penal y para ello resultará necesario efectuar una interpretación
sistemática de las normas e invocar principios constitucionales.

Los procesos o instituciones que se analizarán cuentan con un desarrollo


jurisprudencial bastante extenso; sin embargo, es evidente que no se ahonda en
puntos cardinales como la participación igualitaria de los sujetos procesales
en la tutela de derechos, la colaboración eficaz o algunos aspectos de la
prisión preventiva.

Para iniciar este análisis, es importante realizar la siguiente pregunta: ¿La tutela de
derechos es un derecho exclusivo del imputado y su defensa técnica?
Evidentemente la respuesta es negativa, debido a que el agraviado o actor civil –
también- pueden sufrir de las arbitrariedades de las actuaciones fiscales.

En palabras del profesor San Martín Castro, la tutela de derechos es:

(…) mecanismo del justiciable para frenar los actos de investigación realizados por
el fiscal que puedan vulnerar las garantías legales y constitucionales reguladas por
el NCPP y en la Constitución. Si bien los actos de investigación del Ministerio
Público gozan de amparo legal por tratarse de una autoridad pública encargada de
la persecución del delito –monopolio de la acción penal pública-, ello no implica
que sean inatacables o incuestionables, puesto que han sujetarse a la ley y al
principio de objetividad.
Entonces, la tutela de derechos es una herramienta o mecanismo para
frenar o combatir las actuaciones fiscales que vulneran directamente las
garantías instauradas en el Nuevo Código Procesal Penal y la Constitución
Política, pero estos obviamente no son exclusivos de un sujeto procesal,
sino son transversales a todos los sujetos que intervienen en el proceso
(o investigación).

Al respecto, la tutela de derechos se encuentra prevista en el inciso 4) del artículo


71 del NCPP (Título II, capítulo I dedicado al imputado). Este artículo refiere
literalmente que es un derecho exclusivo del imputado; no obstante, ello no resta
que esta prerrogativa también sea incluida dentro de los derechos de todos los
sujetos procesales, toda vez que, como bien reza los artículos II y IX del título
preliminar del NCPP, las personas intervinientes en un proceso cuentan con los
mismos derechos.

En el marco de lo expuesto, es evidente que el principio de igualdad de armas


tiene un reconocimiento constitucional que brinda a los sujetos procesales las
mismas posibilidades de actuación probatoria y de protección frente a actos de
investigación arbitrarios e irregulares por parte del Ministerio Público. Siendo así,
bajo una interpretación sistemática de las normas estipuladas en el NCPP,
Constitución Política del Perú y los Convenios/Tratados internacionales señalados
previamente, se ha podido concluir que sí resulta viable que el agraviado/actor civil
pueda requerir una tutela de derechos con la finalidad de frenar las actuaciones
ilegales del Representantes del Ministerio Público.

El principio de igualdad de armas en la colaboración eficaz, específicamente en el


ámbito de la participación de la defensa de los coimputados en la declaración del
aspirante a colaborador eficaz en la fase de corroboración fiscal.

Desde hace algunos años hemos escuchado numerosas noticias donde señalan
que uno de los elementos de convicción más contundentes para ordenar una
prisión preventiva es la declaración del aspirante a colaborador eficaz (Caso Edwin
Oviedo; Caso Interoceánica; Caso Aportes de campaña Fuerza Popular, etc.) No
obstante, si se revisa la normativa (Decreto Legislativo 1301, Decreto Supremo
007-2017- JUS, Ley N 30737 y artículos 472 al 481 del NCPP) se evidenciará que los
imputados no pueden participar (a través de su defensa técnica) ni mucho menos
formular preguntas, circunstancia que demuestra una vulneración a la igualdad de
armas de los coimputados.

Como último punto, se desarrolla un aspecto meramente procedimental, pero a


la vez importante del requerimiento de prisión preventiva. Como es de
conocimiento público, una vez que el Representante del Ministerio Público –
generalmente- culmina con su investigación preliminar, dispone la formalización y
continuación de la investigación preparatoria.

Cuando los casos ameritan, el Fiscal, adicional a la formalización y continuación de


la investigación preparatoria, formula un requerimiento de prisión preventiva en
donde consigna los elementos de convicción que considere pertinentes. Pues bien,
una vez presentado el requerimiento ante el Poder Judicial, este programa la
audiencia solamente dentro de las 48 horas de presentado el requerimiento (inciso
1 del artículo 271 del NCPP).

El problema principal radica en que mientras el Representante del Ministerio


Público tuvo varios días, semanas y meses para (i) identificar al
autor; (ii) recolectar elementos de convicción; (iii) documentar los peligros
procesales; (iv) elaborar su teoría del caso, la defensa técnica solamente tiene 48
horas para evaluar y contradecir las imputaciones formuladas y obtener sus
propios medios probatorios, lo cual evidentemente vulnera el principio de igualdad
de armas.

Aunado a ello, los fiscales han mantenido un modus operandi consistente en


presentar sus requerimientos de prisión preventiva los días viernes (a la última
hora del horario de oficina), lo cual deja un margen de tiempo casi nulo para que
las defensas puedan obtener documentos y recolectar información. Como si ello no
fuera suficiente, los fiscales también han tomado la costumbre de que el mismo
día de la audiencia de prisión preventiva presenten innumerables elementos de
convicción que nunca fueron mencionados en el requerimiento originario, lo cual
obviamente resulta una conducta irregular que atenta contra todas las garantías
procesales, toda vez que desequilibra la igualdad que deberían mantener los
sujetos procesales.
Como se ha evidenciado, estas conductas muy irregulares vulneran el derecho a la
igualdad de armas. Pero, ¿qué se propone para equilibrar este “abuso”?, modificar
el plazo y otorgar 4 o 5 días (como sucede en Italia, Turquía o Japón) para el
señalamiento de la audiencia judicial, así con ese tiempo se podrá elaborar una
adecuada defensa.

Tomando en cuenta los argumentos expuestos en el presente trabajo, es evidente


que para conllevar una investigación o proceso penal garantista y que respete los
derechos fundamentales, es indispensable que se proteja el derecho a la igualdad
de armas –en todas sus expresiones- entre todos los sujetos intervinientes.

4. Conclusiones
1. Una de las principales garantías del proceso penal acusatorio es el
principio de igualdad de armas, a través del cual se les concede a los
sujetos intervinientes en una investigación o proceso penal, los mismos
derechos, oportunidades y posibilidades.
2. El inciso 4) del artículo 71 del NCPP establece la tutela derechos, pero
como un derecho exclusivo del imputado. No obstante, de una
interpretación sistemática de las normas del NCPP, de la normativa antes
citada y de los principios fundamentales, se establece que el agraviado,
constituido en actor civil, se encuentra facultado para solicitar una tutela
de derechos ante los actos de investigación realizados por el
Representante del Ministerio Público que puedan vulnerar las garantías
legales reguladas en el NCPP y Constitución Política del Estado.
3. Con la finalidad de salvaguardar los derechos a la igualdad de armas, a la
prueba y a la tutela jurisdiccional efectiva de los sujetos procesales, las
defensas de los coimputados se encontrarían facultados de participar en
la declaración del aspirante a colaboración eficaz en la fase de
corroboración fiscal.
4. El imputado, conjuntamente con su abogado defensor, y el
Representante del Ministerio Público no se encuentran en igualdad de
condiciones en la prisión preventiva, toda vez la defensa técnica
solamente le otorgan el plazo de 48 horas para preparar su defensa.

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