SALA DE CASACIÓN CIVIL

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SALA DE CASACIÓN CIVIL

Exp. AA20-C-2020-000150

Magistrado Ponente: HENRY JOSÉ TIMAURE TAPIA

En el juicio por nulidad de contrato de compra venta, que fuere


incoado ante el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado
Monagas, con sede en la ciudad de Maturín, por la ciudadana DELIA
FEBRES, de nacionalidad venezolana, mayor de edad y titular de la
cédula de identidad N° V-3.344.739, representada judicialmente por el
ciudadano abogado David Rondón Jaramillo, inscrito en el I.P.S.A. bajo
el N° 18.455, contra la ciudadana OFELIA FEBRES, de nacionalidad
venezolana, mayor de edad y titular de la cédula de identidad N° V-
3.696.645, representada judicialmente por los ciudadanos
abogados Marisabel Osuna y Luis Enrique Simonpietri, inscritos en el
I.P.S.A. bajo los N° 153.971 y 15.419, respectivamente; el Juzgado
Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Bancario y de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción
Judicial del estado Monagas, con sede en la ciudad de Maturín, dictó
sentencia en fecha 15 de enero de 2020, mediante la cual declaró:

“(…) PRIMERO : Con Lugar (sic) el Recurso (sic) de


Apelación (sic) contra la sentencia recurrida ejercido por el
Abogado (sic) David Rondón Jaramillo.
SEGUNDO : En razón de la declaración con lugar el Recurso
(sic) de apelación se declara Con (sic) Lugar (sic) la demanda de
Nulidad (sic) de Venta (sic), ejercida por la ciudadana DELIA
FEBRES en los términos expuestos.
TERCERO: Se declara Nulo (sic) el Contrato (sic) de compra-
venta Registrado por ante el Registro Público de la Oficina
Subalterna del Primer Circuito del Municipio Maturín Estado
(sic) Monagas, anotado bajo el Nro.26, Folios (sic) 176 al Folio
(sic) 180, Protocolo (sic) Primero (sic), Tomo (sic) 9, Tercer
(sic) Trimestre (sic) de fecha 18 de septiembre del año 2007;
llevado a cabo por las partes Ofelia Febres y la difunta Antonia
Febres, oficiándose de ello al Registro (sic) respectivo.
CUARTO: Se revoca la sentencia, emitida por el Juzgado
Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Transito
(sic) de la Circunscripción Judicial del Estado (sic) Monagas, en
fecha 26 de junio del año 2019, en el juicio NULIDAD DE
CONTRATO DE COMPRA-VENTA, llevado en contra de la
ciudadana OFELIA FEBRES…”. (Negritas y mayúsculas del texto
transcrito).

Contra la referida sentencia de alzada, la parte demandada anunció


recurso extraordinario de casación, el cual fue admitido mediante auto de
fecha 4 de febrero de 2020, y oportunamente formalizado. No hubo
impugnación.

Por cuanto en fecha 26 de abril de 2022, tomó posesión en su cargo


el Magistrado Dr. Henry José Timaure Tapia; designado en esa misma
fecha por la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de
Venezuela, por un período constitucional de doce (12) años; se
reconstituyó la Sala de Casación Civil, de la manera
siguiente: Presidente, Magistrado Dr. Henry
José Timaure Tapia; Vicepresidente, Magistrado Dr. José Luis Gutiérrez
Parra; Magistrada Dra. Carmen Eneida Alves Navas.

En fecha 16 de mayo de 2022, se reasignó la ponencia al


Magistrado Dr. Henry José Timaure Tapia, en su carácter de
Magistrado Presidente de esta Sala .
Cumplidas las formalidades de ley, pasa la Sala a dictar sentencia
bajo la ponencia del Magistrado que con tal carácter la suscribe , en los
términos siguientes:

-I -
Conforme a lo señalado en fallos de esta Sala de Casación
Civil, Nros. RC-254, expediente N° 2017-072 , y RC-255, expediente
N° 2017-675, de fecha 29 de mayo de 2018 ; reiterados en
sentencias Nros. RC-156, expediente N° 2018-272 , del 21 de mayo de
2019, y RC-432, expediente N° 2018-651 y RC-433, expediente N°
2019-012, de fecha 22 de octubre de 2019 , y nuevamente ratificado en
decisiones Nros. RC-152, expediente N° 2019-507 , de fecha 24 de
septiembre de 2020, RC-483, expediente N° 2021-028 , de fecha 30 de
septiembre de 2021, y RC-133, expediente N° 2018-348, de fecha 16 de
marzo de 2022, entre muchas otros decisiones de esta Sala, y en
aplicación de lo estatuido en decisión N° RC-510, expediente N° 2017-
124, del 28 de julio de 2017 y sentencia de la Sala Constitucional de
este Tribunal Supremo de Justicia , N° 362, expediente N° 2017-1129,
del 11 de mayo de 2018, CON EFECTOS EX NUNC y ERGA
OMNES, A PARTIR DE SU PUBLICACIÓN , esta Sala FIJÓ SU
DOCTRINA SOBRE LAS NUEVAS REGULACIONES EN EL
PROCESO DE CASACIÓN CIVIL VENEZOLANO , dado que se
declaró conforme a derecho la desaplicación por control difuso
constitucional de los artículos 320, 322 y 522 del Código de
Procedimiento Civil, y la nulidad del artículo 323 eiusdem, y por ende
también quedó en desuso el artículo 210 ibídem , y en conformidad con
lo previsto en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil , QUE
EN SU NUEVA REDACCIÓN SEÑALA : “…En su sentencia del recurso
de casación, la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de
Justicia, se pronunciará sobre las infracciones
denunciadas, PUDIENDO EXTENDERSE AL FONDO DE LA
CONTROVERSIA Y PONERLE FIN AL LITIGIO …”, y dado, QUE SE
ELIMINÓ LA FIGURA DEL REENVÍO EN EL PROCESO DE
CASACIÓN CIVIL , como regla , y lo dejó solo de forma excepcional
cuando sea necesaria LA REPOSICIÓN DE LA CAUSA , esta Sala
pasa de dictar sentencia en atención a dicha reforma judicial incorporada
al proceso de casación civil, en los términos siguientes:

-II -
RECURSO EXTRAORDINARIO DE CASACIÓN
DENUNCIA POR INFRACCIÓN DE LEY
PRIMERA DELACIÓN :

La parte recurrente de conformidad con lo establecido en el ordinal


2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la
infracción del artículo 1.346 del Código Civil por falta de aplicación y el
artículo 1.961 eiusdem por falsa aplicación, bajo la siguiente
fundamentación:

“…Primera Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil denunciamos la infracción
del artículo 1.346 del Código Civil por falta de aplicación. Así
mismo se denuncia la infracción del artículo 1.961 del Código
Civil por falsa aplicación, por cuanto la situación de hecho a la
que se le aplica dicha norma no es la contemplada en ella,
incurriendo el Juez en un error de la calificación jurídica de la
hipótesis concreta. Esta denuncia se realiza en base a los
siguientes motivos :
En la contestación de la demanda se alegó la prescripción de la
acción propuesta por haber transcurrido el lapso legal para
proponerla por parte de la demandante, quien presenta su demanda
contra nuestra representada en primer lugar sobre el presente
hecho:
1.- señala que “de una manera dolosa fraudulenta y a espalda de
sus demanda hermanos y de mi (su) persona valiéndose de la falta
de probidad e ignominia y de conocimiento de mi señora madre,
quien por no saber leer ni escribir y con una edad de más de 88
años (…) procedió a cometer de mala fe delito de fraude, en
perjuicio de mi señora madre y de mi persona y demás hermanos
haciendo celebrar un contrato de compraventa (…)”
La demandante al indicar el derecho sobre el cual basa su demanda
indica además del derecho de propiedad, el artículo 1.146 del
Código Civil, referido a los vicios del consentimiento, 1.154 (sic)
referido al dolo como tal vicio de consentimiento. Por tanto es
necesario concluir que nos encontramos con el hecho que la manera
dolosa y fraudulenta que denuncia la demandante, donde dice que
nuestra representada (demandada) se vale de la falta de probidad e
ignominia y de conocimiento de vendedora, quien por no saber leer
ni escribir y con una edad de más de 88 años donde su capacidad de
discernimiento ha disminuido por razones obvias de edad, procedió
a cometer de mala fe delito de fraude, en perjuicio de la vendedora
y de su persona y otros hermanos. Entendemos que esos son los
hechos denunciados como dolo que afectarían como vicio de
consentimiento al contrato de compraventa.
Pues bien, en la contestación de la demanda, se alegó la
prescripción de la acción como cuestión perentoria previa al fondo
y señalamos un hecho comprobado en autos, por la certeza de la
realización del contrato de compraventa que “la venta cuya nulidad
pretende la parte demandante, fue realizada mediante documento
registrado por ante el Registro Subalterno del Primer Circuito del
Municipio Maturín del Estado (sic) Monagas, en fecha 18 de
septiembre de 2.007 (sic), anotado bajo el número 26, folios 176 al
180 Protocolo (sic) Primero (sic), Tomo (sic) 19, Tercer (sic)
Trimestre (sic) del año 2007, por lo que al momento de introducir
la demanda, es decir al día 27 de febrero de 2.018 (sic), habían
transcurrido diez años, cinco meses y nueve días. Más tiempo aun
transcurrió hasta la consumación de la citación o posible registro
de la demanda, que serian los eventos que pudiesen haber
interrumpido tal prescripción. Además se dijo “se entiende
entonces que al ser protocolizada la venta, esta es pública y
conocida por todos, por el principio de publicidad registral,
establecido en la Ley de Registro Público y Notarias (sic), y es
desde esa oportunidad que corre la prescripción para intentar
acciones que en este caso, por ser personales, tendrían una
prescripción decenal, en conformidad con lo establecido en el
artículo 1977 (sic) del Código Civil.
Por su parte la nulidad de las convenciones prescriben de cinco
años en conformidad con el artículo 1.346 del mismo Código (sic).
(…Omissis…)
Se alegó en la contestación de la demanda, tal como ya se dijo, que
basándose la demanda de nulidad en un vicio del consentimiento en
concreto el dolo debe precisarse que las partes intervinientes en la
convención cuya nulidad se pretende mantuvieron luego de la venta
una relación cotidiana, por ser madre e hija, hasta la muerte de la
vendedora, en fecha 14 de marzo del año 2015, según acta de
defunción por lo que habían transcurrido siete años y casi seis
meses desde la venta, sin que la vendedora hubiese señalado o
manifestado motivo alguno de inconformidad con la venta en el
sentido que hubiese sido de alguna forma obligada o engañada.
(…Omissis…)
No cabe duda que la demanda se refiere a la nulidad del contrato de
compraventa celebrado entre las ciudadanas ANTONIA FEBRES Y
OFELIA FEBRES en septiembre del año 2.007 (sic) y que lo que
denuncia la demandante es un vicio en el consentimiento de la
vendedora (ANTONIA FEBRES) que al relatarlo enriquece con
diferentes calificativos, como que se hizo a espaldas de ella y sus
hermanos, (…). Denota la denuncia un abuso en la obtención del
consentimiento de la vendedora, que no se vacila en calificar como
dolo (…)
El juez de la recurrida pretende señalar que la denuncia va más allá
de lo referente al dolo como vicio de consentimiento, dándole una
connotación diferente y señala que a su juicio es procedente entrar
a conocer el fondo de la demanda dada la existencia de la duda
razonable de la denuncia en un vicio de consentimiento en el
contrato de compraventa, por lo que entra directamente a ignorar la
norma que establece la prescripción de la acción a causa de vicios
del consentimiento, entre ellos el dolo, que se establece en el
artículo 1.346 del Código Civil, pues pretende decir que siempre
que se denuncia el dolo es necesario entrar a considerar el fondo de
la demanda. Es así como claramente el juez de la Recurrida (sic)
ignora expresamente que debe aplicar la norma señalada o al menos
razonar razones del porqué no es procedente su aplicación, pero se
limita a dar razones generales basadas en el estado social de
derecho y de justicia en el que se ha constituido la República
Bolivariana de Venezuela pero dejando de aplicar el derecho que le
rige como si en el Estado Social de Derecho y de Justicia, se
abolieran las normas sobre la prescripción.
La norma que dejó de aplicar la recurrida, exige que se cumplan
cinco años a partir del descubrimiento del dolo.
(…Omissis…)
En consecuencia siendo prescriptibles las acciones de nulidad de
convenciones que se funden en el vicio de consentimiento por dolo
y tal prescripción debe contenerse desde el descubrimiento
del dolo, que en base a la denuncia debía ser desde conocido (sic)
desde el momento mismo de la venta y no habiendo demostrado la
demandante que la oportunidad de su conocimiento fue otra
diferente a la de la venta pública el juez de la recurrida debió
declarar la prescripción aplicando el artículo 1346 (sic) del Código
Civil y al no haberlo lo violentó por falta de aplicación.
Por su parte además el juez de la recurrida consideró aplicable y
aplicó el artículo 1961 (sic) del Código Civil. (…)
Hemos denunciado la falsa aplicación de esta norma y en este
sentido hemos de entender que como lo ha dicho la Sala que la
falsa aplicación (…).
Tenemos entonces que supuesto de aplicación de la norma es que
esté poseyendo en nombre de otro y sus herederos a título universal
y lo que no puede prescribirse es la cosa que se posee en esa forma
y salvo las excepciones en ella contempladas el poseedor no puede
hacer suya la cosa alegando la prescripción. (…)
El A quo (sic) lo que hace es no considerar prescriptible la acción
de nulidad de una convención basada en el vicio de consentimiento,
por ser la demandante una heredera de la vendedora, asunto este
que para nada se encuentra previsto en la hipótesis de la norma
aplicada, por tanto configura definitivamente el vicio de aplicación
falsa de la norma lo cual se constata del mínimo análisis del
supuesto de hecho de la norma que nada tiene que ver con hecho
establecido, impidiendo por tal motivo que se aplique la norma que
rige el supuesto fáctico que es el articulo 1346 (sic) por
encontrarse la acción prescrita por cuanto al intentarse habían
pasada más de diez años desde que se había producido y conocido
públicamente la venta, tal como expusimos.
Es necesario señalar que si el juez de la recurrida hubieses aplicado
como corresponde la norma contenida en el artículo 1346 (sic) del
Código Civil, se hubieses declarado la prescripción de la acción y
SIN LUGAR la demanda, por lo que al encontrar procedente la
presente denuncia formulada y al conocer de la causa, declare
procedente la prescripción de la acción…”. (Negritas, mayúsculas y
subrayado de la cita).

Para decidir la Sala observa :

De la extensa transcripción que antecede se observa, que la parte


recurrente denuncia la falta de aplicación del artículo 1.346 del Código
Civil y la falsa aplicación del artículo 1.961 eiusdem, en razón de que a
su decir la presente acción se encuentra prescrita, por cuanto la demanda
de nulidad se fundamenta en un vicio de consentimiento como es el dolo,
que transcurrió más de diez años desde que la parte demandante tuvo
conocimiento de la venta hasta que interpuso la demanda; y que en
relación con la falsa aplicación de la norma denunciada señaló que se
produjo motivado a que el juez de la recurrida consideró que no es
prescriptible la acción de nulidad de una convención que se fundamenta
en el vicio de consentimiento, por ser la parte demandante una heredera
de la vendedora, que a su decir ese supuesto no se encuentra previsto en
la norma aplicada.

Esta Sala en innumerables oportunidades ha definido el vicio de


falta de aplicación como “…Cuando se le niegue la aplicación a una
norma que estaba vigente para la fecha en que se produjo el acto cuya
nulidad se solicita, porque esta, aún cuando regula un determinado
supuesto de hecho, el juez la considera inexistente, o por
desconocimiento de su contenido, o porque presume que no se
encontraba vigente, aún cuando ella estuviese promulgada o no
hubiese sido derogada…”. (Vid. Sentencias N° 290, del 5-6-2013. Exp.
N° 2012-697; N° 092, del 15-3-2017. Exp. N° 2016-508; y N° 359, del
20-7-2018. Exp. N° 2017-398).

La falta de aplicación de una norma jurídica, ocurre cuando el juez


deja de utilizar una regla legal determinada para resolver la controversia,
es decir, no utiliza la norma apropiada para resolver lo que debaten las
partes y de haberlo hecho cambiaría radicalmente el dispositivo de la
sentencia. (Sentencia SCC N° 501 del 28 de julio de 2008).

Asimismo esta Sala se ha pronunciado de manera reiterada, al


señalar que: “…si la denuncia está referida al vicio de falta de
aplicación de una norma jurídica, es porque esta, aún cuando regula un
determinado supuesto de hecho, se niega su aplicación o subsunción en
el derecho, bien porque el juez la considera inexistente, o por
desconocimiento de su contenido, o porque presume que no se
encontraba vigente, aún cuando ella estuviese promulgada o no hubiese
sido derogada. Esta omisión conduce a la violación directa de la norma,
pues, bajo este supuesto, la situación sometida a conocimiento, ha
debido ser decidida de conformidad con el precepto legal que
efectivamente planteaba la solución y que el juez respectivo no
aplicó…”. (Sentencia N° 132, de fecha 1 de marzo de 2012, caso Eli
Lilly And Company contra Laboratorios Leti S.A.V. y otros citada en
sentencia N° 290, de fecha 5 de junio de 2013, caso: Blanca Bibiana
Gámez, contra Herederos desconocidos de José Ramón Vivas Rojas y
otras y ratificada en sentencia N° 092, de fecha 15 de marzo de 2017,
caso: Zully Alejandra Farías Rojas contra Enilse Matilde Rodríguez
González).

Por su parte en relación con la falsa aplicación de una norma esta


Sala ha establecido lo siguiente:

“…Cuando el juez aplica una determinada norma jurídica a una


situación de hecho que no es la contemplada en ella, es decir, se trata
del error que puede provenir de la comprobación de los hechos o del
error en la calificación jurídica de la hipótesis concreta …”. (Cfr.
Fallos N° 210, del 25-4-2017. Exp. N° 2016-726; N° 865, del 15-12-
2017. Exp. N° 2017-460; y N° 200, del 18-4-2018. Exp. N° 2017-733).

Ahora bien, es pertinente invocar lo establecido en las normas


que el recurrente denuncia como infringidas:

“…Artículo 1.346 del Código Civil : “La acción para pedir la


nulidad de una convención dura cinco años, salvo disposición
especial de la Ley. Este tiempo no empieza a correr en caso de
violencia, sino desde el día en que esta ha cesado; en caso de error
o de dolo, desde el día en que han sido descubiertos; respecto de
los actos de los entredichos o inhabilitados, desde el día en que
haya sido alzada la interdicción o inhabilitación; y respecto de los
actos de los menores, desde el día de su mayoría. En todo caso, la
nulidad puede ser opuesta por aquel que ha sido demandado por la
ejecución del contrato…”.
“…Artículo 1.961 del Código Civil : “Quien tiene o posee la cosa
en nombre de otro y sus herederos a título universal, no pueden
jamás prescribirla, a menos que se haya cambiado el título de
posesión por causa procedente de un tercero o por la oposición
que de ellos mismos hayan hecho al derecho del propietario…”.
Las normas antes transcritas se refieren, la primera a la
prescripción de las acciones de nulidad de convenciones cuando las
mismas sean interpuestas fundadas en algún vicio de consentimiento y la
segunda trata de la posesión de una cosa que pueda tener uno en nombre
de otro y sus herederos a título universal.

Ahora bien, es necesario señalar lo dispuesto por el


juez ad quem en su decisión en relación con la prescripción de la acción
alegada por la parte demandada, la cual se basó en los siguientes
motivos:

“…Con respecto a la Prescripción (sic) de la Acción (sic)


propuesta, esta superioridad observa que la demanda fue
fundamentada en la existencia de un fraude o dolo concebido para
el otorgamiento de un contrato de compra-venta; esta alzada no
solo se limita a la observancia de los fundamentos citados por la
parte demandante como los artículos 1346 (sic) y 1977 (sic) del
Código Civil, referente a la prescripción de las convenciones y de
la prescripción decenal, siendo los mismos aplicables en su exacta
interpretación cuando se trata de materia donde no esté presente la
denuncia de la existencia de dolo o fraude cometido para la
celebración de una convención; siendo en el presente caso en
estudio, el elemento fundamental para decidir el fondo de la
demanda, es determinar si hubo o no dolo en la convención
celebrada, en tal sentido esta superioridad, considera en atención al
estado de derecho y de justicia conforme a la denuncia de un vicio
del consentimiento en contrato de compra-venta, lo que vendría a
darle título de propiedad a la demandante como compradora, y no
de poseedora a título de heredera, hecho este que alega la
demandada, pues, a criterio de este juzgado, dada que la
demandante actúa en su carácter de heredera universal de la
de cujus ANTONIA FEBRES, estas acciones no prescriben y con
fundamento a lo establecido en el artículo 1.961 del Código Civil,
acogido por esta Alzada (sic), declara que la presente defensa no
debe prosperar. Y así se declara…”. (Resaltado de la
transcripción).

En el presente caso, luego del obligatorio estudio realizado sobre la


sentencia recurrida antes transcrita, observa la Sala que efectivamente la
recurrida incurrió en una falsa aplicación del artículo 1.961 del Código
Civil, en razón de que dicha disposición normativa trata de que, lo que
no prescribiría en ese supuesto de la norma, es la condición de poseedor
en nombre de otro y de los herederos a título universal de una cosa, no
trata en ninguno de sus supuestos acerca de la prescripción de la acción
de la nulidad, la cual sí se encuentra regulada en el artículo
1.346 eiusdem denunciado por falta de aplicación en la presente
delación.

En este orden de ideas, considera necesario esta Sala transcribir la


parte pertinente del libelo de demanda, para determinar la aplicación o
no en el presente caso del artículo 1.346 del Código Civil, así como la
incidencia que tiene en el dispositivo del fallo la falta en la que incurrió
el juez de la recurrida, de la manera siguiente:

“…CAPITULO (sic) II
Es el caso ciudadano juez, que la ciudadana OFELIA
FEBRES (…) quien también era hija de la de cujus ANTONIA
FEBRES (…) y por supuesto mi hermana, quien, de una manera
dolosa y fraudulenta y a espalda de sus demás hermanos y de mi
persona, valiéndose de la falta de probidad, e ignominia y de
conocimiento de mi señora madre, quien por no saber leer ni
escribir y con una edad de más de 88 años donde su capacidad de
descernimiento ha disminuido por razones obvias de la edad,
procedió de mala fe a cometer delito de fraude en perjuicio de mi
señora madre y de mi persona y demás hermanos, haciendo
celebrar, un contrato de compra-venta, entre mi señora
madre ANTONIA FEBRES y mi hermana OFELIA
FEBRES identificadas supra, en complicidad con la
ciudadana NILDA ESTHER MARTINEZ (sic), (…) como
FIRMANTE A RUEGO, por la cantidad de TREINTA
MILLONES DE BOLIVARES (sic) (Bs.30.000.000,00) los cuales
mi madre jamás los recibió, toda vez dicha cantidad, en el supuesto
caso de haberla recibido le hubiere depositado en una entidad
bancaria y mi madre jamás y nunca fue titular de una cuenta
bancaria en el país ni en el extranjero y por otra parte, mi
hermana OFELIA FEBRES jamás pagó dicha cantidad, por no
disponer de esa suma de dinero, que para la época era una cantidad
bastante considerable (…).
CAPITULO (sic) III
Es el caso ciudadano juez, que en el mes de diciembre del pasado
año (2017) voy de visita a la casa que dejó mi madre ANTONIA
FEBRES, en la calle Úrica, y ahora propiedad de sus hijos, y para
mi mayor sorpresa me encontré un aviso que decía SE VENDE
ESTA CASA y extrañada ante tal situación me dirigí a mi
hermana OFELIA FEBRES y le hice la pregunta del porque ese
aviso, y me contestó que esa casa era de ella, que se la había
comprado a su madre ANTONIA FEBRES en el año 2007, y me
enseñó copia del documento; por lo que de inmediato le dije que
ese documento era falso y que se lo comunicaría a mis demás
hermanos, en el entendido que jamás y nunca mi madre manifestó
en reuniones familiares y amistades que de manera constantes se
hacían, bien sean en su casa o en mi casa o en casa de mis otros
hermanos, ni de manera pública ni privada, por el contrario siempre
sostuvo hasta la fecha de su fallecimiento que esa casa a fallecer
ella era de todos sus hijos (…) ahora bien ante ese escenario
acudimos en compañía de mis hermanos a conversar con mi
hermana OFELIA FEBRES a que desistiera de la compra-venta
fraudulenta antes aludida negándose a convenir en ello; y en razón
de lo expuesto es que acudo ante este noble competente Tribunal
(sic) para demandar como en efecto demando en este acto a la
ciudadana OFELIA FEBRES (…) para que convenga o en su
defecto sea condenada por este tribunal: A) que se declare nulo de
toda nulidad el documento de compra-venta otorgado entre la
ciudadana OFELIA FEBRES y la de cujus ANTONIA
FEBRES…”. (Resaltado de la transcripción).
Transcrito lo anterior observa esta Sala que la presente acción se
trata de una nulidad de contrato de compraventa, intentada por la
ciudadana Delia Febres, antes identificada en su condición de heredera
de la de cujus ciudadana Antonia Febres ya identificada, contra la
ciudadana Ofelia Febres de la misma manera identificada,
fundamentando la demanda de nulidad en un vicio de consentimiento
como lo es el dolo cometido a su decir por la ciudadana Ofelia Febres en
detrimento de la ciudadana Antonia Febres, de ella y de los demás
hermanos.

Ahora bien es de señalar que vista que la fundamentación de la


demanda es con base en el vicio de consentimiento como es el dolo, la
norma aplicable al caso a los fines de determinar la prescripción de la
presente acción de nulidad, efectivamente es el artículo 1.346 del Código
Civil siendo el lapso establecido de cinco (5) años para la interposición
de la demanda, contado en este caso como el vicio es el dolo a partir del
descubrimiento del mismo tal como lo señala la norma y se desprende de
la transcripción del libelo de la demanda que la parte demandante tuvo
conocimiento en el mes de diciembre del año 2017 de la venta de la casa
que dejó su madre al fallecer y por cuanto se observa que la demanda fue
interpuesta el 27 de febrero del año 2018, es decir, antes de los cinco
años establecidos en el artículos 1.346 eiusdem la presente acción de
nulidad no se encuentra prescrita. Así se decide.

En ese sentido en razón de que el juez de la recurrida incurrió en


falta de aplicación del artículo 1.346 del Código Civil y en falsa
aplicación del artículo 1.961 eiusdem esta denuncia preliminarmente
sería procedente, pero la misma no es determinante de lo dispositivo del
fallo, suficiente para cambiarlo, por cuanto que la recurrida decidió de
igual manera -que la acción no se encontraba prescrita- pero bajo otra
motivación, y siendo que esta Sala en la presente delación declaró que la
acción no se encuentra prescrita, es consecuencia se desecha la misma.
Así se declara.-

SEGUNDA DELACIÓN :

La parte recurrente de conformidad con lo establecido en el ordinal


2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la
infracción del artículo 146 literal “a” eiusdem, por falta de aplicación,
bajo la siguiente fundamentación:

“…Segunda Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil denunciamos la infracción
del artículo 146 literal “a” del Código de Procedimiento Civil
por falta de aplicación. Esta denuncia se realiza en base a los
siguientes motivos :
Ciudadanos Magistrados: en la contestación de la demanda la parte
demandada señaló que la demandante carecía por si (sic) sola de
cualidad para intentar la acción y de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 361 del Código de Procedimiento Civil, se propuso la
existencia de la falta de cualidad de la demandante para proponer y
sostener el presente juicio.
(…Omissis…)
En un primer momento, involucra a sus hermanos, a quienes según
ella se les ha causado un perjuicio, aun cuando todos ellos están
según la exposición de la demandante en estado de comunidad
jurídica con respecto al objeto de la causa, lo cual es una razón
legal para que exista un litisconsorcio necesario, que no está
constituido en este juicio.
(…Omissis…)
No cabe duda ciudadanos Magistrados que el juez de la recurrida
confunde lo que es capacidad de estar en el proceso, capacidad
procesal, con la cualidad del interviniente en un proceso
determinado para sostener el mismo, determinada por el interés
jurídico que pueda tener y las normas que rigen la cualidad.
Nadie ha atacado la capacidad procesal de la demandante para
acudir a juicio, la cual le es concedida por el artículo 136 del
Código de Procedimiento Civil como se declara en la recurrida, lo
cual es cuestionado en su cualidad para estar por si sola en el
presente juicio, es decir su cualidad necesaria por la relación
material o interés jurídico que existe en ciertas y determinadas
personas como herederos con el objeto de la causa y si ella es por
sí sola titular de un interés jurídico y para hacerlo valer en juicio o
si por el contrario, tal como hemos afirmado, el interés jurídico por
la relación que se tiene con el objeto de la causa solo legitimaria el
ejercicio de la acción efectuada en forma conjunta con todos los
causahabientes a título universal que se vieron afectados;
conformando un litisconsorcio necesario en conformidad con lo
establecido en el artículo 146 literal “a” del Código de
Procedimiento Civil por lo que al ejercer la acción de nulidad
relativa por parte de un solo causahabiente considerando que fue
afectado, tal afectación redunda en los demás coherederos en sus
intereses ya que por cierto también afectaría los intereses de otros
coherederos por encontrarse en estado de comunidad jurídica
respecto del objeto de la causa, lo que hace que ciertamente haya
sido necesario el establecimiento de un litisconsorcio para el
ejercicio de la presente acción. (…)
De aplicar el juez de la recurrida la norma denunciada como
infringida por su falta de aplicación, hubiese tenido que ante la
ausencia o falta de los sujetos interesados activos en el vínculo
procesal hubiese tenido que pronunciar una sentencia de mérito
desestimatoria de la tutela judicial solicitada en la demanda, por la
falta en la relación procesal de uno de los sujetos que debía
integrarla.
En consecuencia pedimos muy respetuosamente, que la presente
denuncia sea declarada procedente, se case el fallo impugnado y se
desestime la demanda por estar presente la falta de cualidad de la
demandada (sic)…”. (Negritas y subrayado de la cita).
La Sala, para decidir observa :

De la transcripción que antecede se desprende, que la parte


recurrente denuncia la falta de aplicación del literal “a” del artículo 146
del Código de Procedimiento Civil, por cuanto a su decir de haber el juez
de la recurrida aplicado correctamente el artículo ya mencionado
hubieses ordenado la conformación del litisconsorcio activo necesario
con todos los coherederos como demandantes y no haberle otorgado
cualidad a solo una de los coherederos que fue la que demandó en la
presente causa.

En relación con lo que ha establecido esta Sala en cuanto a la falta


de aplicación de una norma, a los fines de evitar repeticiones tediosas e
injustificadas, se dan por reproducidas las consideraciones hechas en la
denuncia precedente.

Ahora bien, es pertinente invocar lo establecido en la norma que la


parte recurrente denuncia como infringida:

“…Artículo 146 del Código de Procedimiento Civil: “Podrán


varias personas demandar o ser demandadas conjuntamente como
litisconsortes:
a) Siempre que se hallen en estado de comunidad jurídica con
respecto al objeto de la causa; b) Cuando tengan un derecho o se
encuentren sujetas a una obligación que derive del mismo título; c)
En los casos 1°, 2° y 3° del artículo 52…”.

La norma antes transcrita regula la figura del litisconsorcio, que no


es otra cosa que la presencia en el mismo proceso de varias personas
bien sea como demandantes o demandados es decir la pluralidad de
personas actuantes en un mismo juicio.

Ahora bien, es necesario señalar lo dispuesto por el


juez ad quem en su decisión en relación con la falta de cualidad de la
demandante alegada por la parte demandada, la cual se basó en los
siguientes motivos:

“…Con respecto de La (sic) Falta (sic) de Cualidad (sic) de la


demandante para proponer la demanda, esta alzada con fundamento
en el artículo 136 del Código de Procedimiento Civil que establece
que son capaces para obrar en juicio las personas que tengan libre
ejercicio de los derechos, y en tal sentido observa que la parte
demandante no tiene ningún impedimento legal para obrar en
juicio, ni la parte proponente de la defensa perentoria no aportó
ninguna prueba para demostrar que la accionante es una persona
incapaz para obrar en juicio, por lo que forzosamente declara sin
lugar la defensa opuesta. Y así se decide…”.

En este sentido, la Sala ha sostenido en que, cuando alguna de las


partes que litigan debe integrarse con una pluralidad de personas -como
actores o demandados-, por ser un litisconsorcio necesario activo o
pasivo, la omisión en el proceso de alguna de esas personas, origina una
falta de legitimación de la parte, lo cual impedirá que se dicte una
sentencia eficaz, primeramente por no haber sido pronunciada frente a
todos los sujetos de derecho ante quienes debió dictarse para producir
eficazmente sus efectos jurídicos y luego, porque se dictó en
desconocimiento del derecho de defensa de las personas no llamadas a
juicio que debieron conformar el litisconsorcio necesario. ( Vid.
Sentencia Nro 489 de fecha 4 de agosto de 2016, caso: Orlando
Candelario Isea Sanquiz, contra Ernesto Abigail Cova Morales y
otros. Exp. 16-116).

Asimismo, ha sido criterio reiterado de la Sala, que la falta de


cualidad o legitimación a la causa es una institución procesal que
constituye una formalidad esencial para la búsqueda de la justicia, pues
está estrechamente vinculada a los derechos constitucionales de la
acción, a la tutela judicial efectiva y a ser juzgado sin indefensión,
aspectos ligados al orden público y por tanto, el juez tiene el poder de
examinar de oficio la subsistencia de la legitimación en todo grado y
estado de la causa, visto que su comprobación es prejudicial a cualquier
otra. (Vid. sentencia N° 778 de fecha 12 de diciembre de 2012, caso:
Luis Nunes contra Carmen Alveláez).

En este sentido, debe señalarse que la doctrina mayoritaria ha


definido a la legitimación, como la cualidad necesaria para ser parte en
un proceso jurisdiccional. Siendo la regla general en esta materia, es que
la persona que se afirma titular de un interés jurídico propio, tiene
legitimación para hacerla valer en juicio (legitimación activa), y la
persona contra quien se afirma la existencia de ese interés, en nombre
propio, tiene a su vez legitimación para sostener el juicio (legitimación
pasiva).

Es menester señalar, que esta Máxima Instancia ha manifestado,


que es deber del juez, con respecto al análisis de la legitimidad de las
partes, simplemente revisar si el demandante se afirma como titular del
derecho reclamado -legitimación activa-, es decir, si reclama con un
título válido, y si el demandado, es la persona contra la cual va dirigida
la pretensión. (Ver, sentencia de la Sala Constitucional Nro 5007, de
fecha 15 de diciembre de 2005, expediente 05-0656, caso:
Andrés Sanclaudio Cavellas).

En este orden la Sala ha señalado que no existe la figura de


un litis-consorcio necesario, cuando de la acción de ciertos derechos de
los comuneros, solo deriven consecuencias que surtan efectos sobre el
solo patrimonio de los intervinientes, es decir, que el accionar de ciertos
derechos de los comuneros, cuando de la acción solo deriven
consecuencias que surtan efectos sobre el solo patrimonio de los
intervinientes, es perfectamente posible conforme a la legislación
nacional, dado que ninguna norma sustancial o procesal exige
la impretermitible presencia de todos los interesados para considerar
debidamente trabada la litis (litis consorcio necesario propiamente dicho
por exigirlo así un imperativo de la ley).

Aunado a ello, es de señalar que si bien es cierto que en los casos


de litisconsorcio activo la legitimación para demandar en juicio
corresponde en conjunto a todos, aún a los que no han asumido la
condición de demandante y no separadamente a cada uno de ellos, no es
menos cierto, que cuando se trata de demandas de las cuales se deriven
consecuencias que surtan efectos sobre el patrimonio comunero, el
litisconsorcio activo, no es necesario, en virtud de que ello no implica
acto de disposición de los bienes que afecten al otro.

Ahora bien, conforme con los criterios jurisprudenciales ut


supra transcritos, en armonía con el principio pro actione y la tutela
judicial efectiva, “...para los casos donde no se encuentre
expresamente señalado en la ley la existencia de un litisconsorcio
activo necesario, no puede exigirse la intervención conjunta de los
sujetos de la relación jurídica sustantiva como requisito para obtener
legitimación a la causa, ya que esto hace depender de la voluntad de
terceros -que necesariamente deben de estar contestes en demandar-, el
ejercicio de los derechos del accionante a través de los órganos
jurisdiccionales, con lo que el demandante estaría defendiendo sus
derechos particulares, sin afectar los intereses de terceros. Así se
establece …”.

Ahora bien, en tal sentido y conforme con lo anteriormente


expuesto, en el presente asunto debe señalarse, que si bien el juez de la
recurrida al momento de determinar la cualidad de la parte actora, no
tomó en consideración el artículo 146 del Código de Procedimiento
Civil, si no que en su defecto estableció fue la capacidad procesal de la
parte actora de conformidad con lo establecido en el artículo
136 eiusdem, no es menos cierto que conforme a los criterios
establecidos por esta Sala anteriormente transcritos es perfectamente
válido que en una causa donde se encuentren involucrados los intereses
de la comunidad de coherederos de un bien, puede actuar como
demandante uno solo de ellos teniendo cualidad suficiente para accionar
en nombre de sus demás hermanos herederos universales. Así se decide.

Por lo cual, conforme a la doctrina vigente de esta Sala, antes


transcrita, se reitera, que para los casos donde no se encuentre
expresamente señalado en la ley la existencia de un litisconsorcio activo
necesario, no puede exigirse la intervención conjunta de los sujetos de la
relación jurídica sustantiva como requisito para obtener legitimación a la
causa, ya que esto hace depender de la voluntad de terceros el ejercicio
de los derechos del accionante a través de los órganos jurisdiccionales,
con lo que el demandante estaría defendiendo sus derechos particulares,
sin afectar los intereses de terceros.

En consecuencia por todo lo anteriormente expuesto no es


procedente la presente denuncia y así se decide.

TERCERA DELACIÓN :

La parte recurrente de conformidad con lo establecido en el ordinal


2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la
infracción de los artículos 480 y 508 del Código de Procedimiento y el
artículo 1.387 del Código Civil, por falta de aplicación, bajo la siguiente
fundamentación:

“…Tercera Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil en concordancia con las
regulaciones establecidas por la Sala de Casación Civil
(TSJ/SCC, sent. N°254, del 29-05-18) denunciamos la infracción
de los artículos 480 y 508 del Código de Procedimiento Civil y la
infracción del artículo 1.387 del Código Civil todos por falta de
aplicación, al considerar hábiles para declarar a los hermanos
de la demandante- promovente aun siendo parientes
consanguíneos que se encuentran dentro del rango de la
inhabilidad establecida en el Código de Procedimiento Civil, así
como por admitir y darle valor a la declaración testimonial
para desvirtuar el contenido del instrumento público, lo que
está prohibido en el Código Civil .
En efecto la parte demandante promovió como testigos a los
ciudadanos HECTOR SEGUNDO FEBRES Y GRACIELA FEBRES
(…) quienes están acreditados en juicio como hermanos de la
demandante y de la demandada, tanto por la evidencia que se
desprende de las partidas de nacimiento promovidas por la
demandante como por desprenderse de sus propios testimonios.
En su oportunidad la parte demandada cuestionó a dichos testigos
por encontrarse en una situación de inhabilidad para declarar,
establecida en el artículo 480 del Código de Procedimiento Civil.
En la sentencia de primera instancia la declaración de dichos
testigos fue desechada por el tribunal, en virtud de considerarlos
inhábiles para actuar como testigos.
En la recurrida sin embargo se apreciaron dichos testigos como
contestes y se estableció al examinar la declaración de uno y otro
testigo y valorarla con la finalidad de razonar la no aplicación del
artículo 480 del Código de Procedimiento Civil.
(…Omissis…)
De estos hechos, ciudadanos Magistrados, algunos no tendrán una
mayor incidencia en la definitiva, tales como que la ciudadana
Antonia Febres era la madre de los declarantes y de las partes del
proceso, que ellos no tuvieron conocimiento de la venta (lo cual no
implica que no se haya efectuado) y que nunca solicitó a algunos
de sus hijos que fuera firmante a ruego (no estaba obligada a
hacerlo) pues ciertamente como tal firmante a ruego actuó otra
persona.
Pero establecer hechos como que el inmueble era propiedad de la
ciudadana Antonia Febres al momento de su muerte, que la
demandada Ofelia Febres vivía en la casa propiedad de Antonia
Febres, que las reparaciones menores las realizaban los cuatro
hermanos, que Antonia Febres hubiese manifestado que el inmueble
sería para su hijos (aunque no se precisa cuando realizó esa
manifestación) mediante un testimonio obtenido mediante la
declaración que legalmente se encuentran inhabilitados para
declarar, por una parte, los cuales el juez no solo no desecha, sino
que avala en flagrante contradicción y violación de los artículos
480 y 508 del Código de Procedimiento Civil y 1.387 del Código
Civil que son normas que van dirigidas a regular la legalidad en el
caso de las normas citadas establecidas en el Código de
Procedimiento Civil y la pertinencia de la prueba, en el caso de la
citada norma del Código Civil, y que evidentemente inciden en el
establecimiento de los hechos pues las primeras consagran
formalidades procesales y orientan la conducta del juez para
estimar la prueba y la segunda que impide que se use la prueba de
testigos, para contrariar el contenido de un documentos público.
Por su parte, el juez de la recurrida estableció como cierto que a la
fecha del fallecimiento de la ciudadana Antonia Febres, esta era
dueña del inmueble objeto del contrato, dando valor a una
declaración de testigos para probar lo contrario de lo que contiene
el documento público.
(…Omissis…)
Los hechos que el tribunal considera acreditados por estos testigos
y a los que nos hemos referidos no lo hubiesen sido, si en (sic) A
quo (sic) hubiera aplicado las normas contenidas en los artículos
480 y 508 del Código de Procedimiento Civil y 1.387 del Código
Civil, hechos éstos que por lo demás conforman parte de los que el
tribunal consideró que existían para considerar que la demanda
debía ser declarada con lugar, aunque ciertamente adminiculado a
otros hechos, cuyo establecimiento igualmente denunciaremos, por
haber sido establecidos en contraposición a la Ley (sic).
En consecuencia al considerar procedente la denuncia aquí
formulada, pido formalmente que declara CON LUGAR el recurso
de Casación (sic) por infracción de ley y entre en conformidad con
la nueva doctrina casacional de la Sala a decidir el fondo de la
demanda…”. (Negritas y Subrayado de la cita).

Para decidir, la Sala observa :

De la delación anteriormente transcrita, se desprende que la parte


recurrente denuncia la falta de aplicación de los artículos 480 y 508 del
Código de Procedimiento Civil, en razón de que a su decir el juez de la
recurrida no debió valorar los testimonios de los ciudadanos Héctor
Segundo Febres y Graciela Febres, rendidos en la presente causa por ser
hermanos de la parte demandante y de la demandada en este juicio.

A tal efecto, en relación con lo que ha establecido la Sala en cuanto


al vicio de falta de aplicación de una norma, por razones metodológicas
se dan por reproducidos los motivos expuestos en las denuncias
anteriores con el fin de evitar tediosas repeticiones y desgaste de la
función jurisdiccional.

Esta Sala observa que la parte recurrente lo que pretende es


denunciar la valoración de la prueba testimonial promovida por la parte
actora, en este punto es necesario señalar el deber insoslayable del
juzgador, de realizar un examen de las deposiciones realizadas por los
testigos oportunamente promovidos y evacuados por las partes,
estimando tales declaraciones en conjunción con el resto de los medios
de convicción cursante en autos, desechando aquel que hubiera incurrido
en contradicciones, no hubiere dicho la verdad o tenga una inhabilidad
para declarar en juicio. Así, tal deber no obliga al jurisdicente a realizar
una copia textual de cada una de las preguntas y respuestas del acto de
declaración para dar por satisfecho la función establecida en el artículo
previamente citado ya que constan en actas, pues, bastará que analice las
preguntas y respuestas y explique por qué le merecen o no fe.

Ahora bien, al respecto de la denuncia en casación sobre la labor de


juzgamiento de los jueces de instancia sobre el análisis de
las deposiciones judiciales o testimoniales , esta Sala en reciente de
fecha 8 de febrero de 2022, fallo N° RC-028, expediente N° 2020-207,
reiteró su doctrina al respecto que señala lo siguiente:

“...es menester recordar que la actividad desplegada por los jueces


en lo que respecta a la apreciación de un testigo, corresponde a su
esfera soberana, por lo cual, la única forma de restarle eficacia a
tal actividad es a través de la denuncia por falso supuesto en
cualquiera de sus modalidades. Así, esta Sala respecto al análisis
de la prueba de testigos en sentencia número 448, del 20 de
diciembre de 2001 (caso: Francisco Vieira de Abreu contra Barinas
E. Ingeniería, C.A. y otro ) señaló:
“(…) En este sentido, la Sala ha señalado lo siguiente:
‘…En este orden de ideas, la Sala aprecia que la frase ‘regla legal
expresa para valorar el mérito de la prueba,’ tiene relación con el
tradicional sistema de tarifa legal, que ha venido siendo desplazado
con la incorporación a los textos legales de las reglas de la sana
crítica y de la libre convicción. Por tanto, la inclusión en las
normas jurídicas de las reglas de la sana crítica, transforma a éstas
en un método de valoración impuesto al juez por disposición de la
ley, en el que el mérito de la prueba lo obtiene el juzgador después
de utilizar en su análisis las reglas de correcto entendimiento
humano, como también lo expresa Rengel Romberg, citado en el
texto de la obra de Márquez Añez, ‘El Recurso de Casación, la
Cuestión de Hecho y el Artículo 320 del Código de Procedimiento
Civil.’
Por todos los argumentos expuestos, la Sala abandona la doctrina
imperante desde el 23 de mayo de 1990, estableciendo que a partir
del presente fallo el artículo 508 del Código de Procedimiento
Civil debe ser considerado como regla de valoración de la prueba
testimonial.
En consecuencia, es obligatorio para el Juez (sic):
1.-Hacer la concordancia de la prueba testimonial entre sí y con las
demás pruebas, cuando esa concordancia sea posible, pero el
resultado de esa labor corresponde a la soberanía del Juez (sic),
quien no podrá ser censurado en casación sino solo cuando haya
incurrido en suposición falsa y haya violado una máxima de
experiencia.
2.- El Juez (sic) deberá desechar la declaración del testigo inhábil o
del que apareciere no haber dicho la verdad. Con respecto a este
punto, el Juez (sic) tiene el deber legal de desechar el testigo
mendaz, o el que incurre en contradicciones, y el resultado de esta
labor corresponde a su libertad de apreciación de la prueba, por lo
que ésta sólo podría ser censurada en Casación (sic), cuando el
Juzgador (sic) incurra en suposición falsa o haya violado una
máxima de experiencia.
3.- En el proceso mental que siga el Juez (sic) al analizar y apreciar
una prueba de testigos deberá aplicar las reglas de la sana crítica
(artículo 507), debiendo estimar cuidadosamente los motivos de las
declaraciones y la confianza que merezcan los testigos por su edad,
vida y costumbres, por la profesión que ejerzan y demás
circunstancias…”.

En concordancia con lo antes señalado, esta Sala se pronunció


respecto al control casacional de las deposiciones judiciales, en la
sentencia N° RC-808, de fecha 13 de diciembre de 2012, expediente N°
12-289, reiterada en decisión N° RC-068, de fecha 8 de marzo de 2017,
expediente N° 2016-803, donde se dispuso lo siguiente:

“…Por último también cabe señalar, que el formalizante debió


plantear una denuncia con el fin de combatir el control del
pronunciamiento del juez sobre la prueba de testigo, ya sea por la
comisión de algún caso de suposición falsa, por la violación de
máximas de experiencia, o por la violación de alguna norma que
regule la actividad del sentenciador en el examen de la prueba en
general, o bien en particular de la testimonial o posiciones juradas,
dado que lo que se plantea, como desacuerdo del formalizante con
la decisión, no es el establecimiento de la prueba a juicio, sino su
valoración, y en consecuencia dichos pronunciamientos sobre las
deposiciones judiciales puedan ser analizados conforme a la
doctrina de esta Sala que señala lo siguiente:
Esta Sala dejó sentado el siguiente criterio jurisprudencial:
“…Dicho con otras palabras, cuando el sentenciador en forma
motivada expresó que el testigo se contradijo o no le merecía
confianza por tener interés en favorecer a alguna parte, no infringió
el artículo del Código de Procedimiento Civil, pues con ello no
inventó un motivo ajeno o extraño a la norma para desechar al
declarante, sino que basó su decisión en razones de derecho
previstas en ella, cuando dijo que el conductor Víctor
Ramón Torrealba en la evacuación de la prueba testimonial se
contradijo en su declaración original rendida ante las autoridades
de tránsito terrestre. Lo mismo ocurrió con el testigo Adrián García
Silva quien aseguró que la camioneta pickup venía a una velocidad
moderada, a sabiendas que el propio conductor había afirmado
que “...en vez de frenar pisó el acelerador...” , mientras que Héctor
Álvarez Blanco fue desechado por contestar de manera lacónica.
En todo caso, la determinación de si el testigo incurrió o no en
contradicciones escapa del control de la Sala, ya que el juez de
instancia es soberano en la apreciación de la testifical y su
determinación es una cuestión subjetiva, tal como se mencionó
anteriormente. Asimismo, escapa del control de la Sala el
análisis de las declaraciones rendidas por los ciudadanos
Adrián Ramón García Silva y Héctor Vicente Álvarez Blanco,
pues ello implicaría inmiscuirse en funciones propias de los
jueces de instancia a quienes les corresponde exclusivamente
dicha labor, como lo ha sostenido la Sala en su reiterada
jurisprudencia. (Vid. Sent. del 20 de diciembre de 2001, caso:
Francisco Joao Vieira De Abreu c/ Barinas E. Ingeniería C.A.
Seguros Ávila C.A.).
En efecto, este Alto Tribunal en la citada decisión reiteró que el
sentenciador en el análisis de la prueba de testigos debe tomar en
consideración los siguientes supuestos:
“...1. Hacer la concordancia de la prueba testimonial entre sí y con
las demás pruebas, cuando esa concordancia sea posible, pero el
resultado de esa labor corresponde a la soberanía del Juez (sic),
quien no podrá ser censurado en casación sino solo cuando haya
incurrido en suposición falsa y haya violado una máxima de
experiencia .
2. El Juez (sic) deberá desechar la declaración del testigo inhábil o
del que apareciere no haber dicho la verdad. Con respecto a este
punto, el Juez (sic) tiene el deber legal de desechar el testigo
mendaz, o el que incurre en contradicciones, y el resultado de esta
labor corresponde a su libertad de apreciación de la prueba, por lo
que esta solo podría ser censurada en Casación (sic), cuando el
Juzgador (sic) incurra en suposición falsa o haya violado una
máxima de experiencia .
3. En el proceso mental que siga el Juez (sic) al analizar y apreciar
una prueba de testigos deberá aplicar las reglas de la sana crítica
(artículo 507), debiendo estimar cuidadosamente los motivos de las
declaraciones y la confianza que merezcan los testigos por su edad,
vida y costumbres, por la profesión que ejerzan y demás
circunstancias...”. (Subrayado por la Sala).
De esta manera, se evidencia de las actas del expediente que la
alzada concordó satisfactoriamente el resultado del análisis de la
prueba de testigos con los documentos públicos administrativos
agregados por la actora, de conformidad con lo establecido en el
artículo 508 del Código de Procedimiento Civil; en consecuencia,
no infringió la referida norma jurídica ni incurrió en el tercer caso
de suposición falsa, ya que ajustó su decisión a la regla de
valoración de la prueba y desechó la misma sustentado en razones
de derecho.
(...Omissis…)
Por consiguiente, en el presente caso no se configuró la suposición
falsa denunciada, porque una cosa es que el juez afirme un hecho
que resulta desvirtuado con otras pruebas cursantes a los autos, y
otra muy distinta es que en aplicación de lo dispuesto en el artículo
del Código de Procedimiento Civil, el sentenciador haya apreciado
las deposiciones de los testigos en concordancia con las
actuaciones de tránsito terrestre y evidenciado que estos se
contradijeron en sus dichos, tomando en cuenta la declaración
rendida por el conductor del vehículo accidentado ante las
autoridades de tránsito terrestre...”. (Negritas de la Sala)
(Subrayado de la sentencia).
(...Omissis…)
De la precedente trascripción parcial de la sentencia se desprende
que el juez superior desechó el dicho de los testigos Ramón
Humberto Muñoz Agelvis, José Miguel Rugeles,
Karina Manzulli de Márquez y Cheyla Yamery Cacique, porque
eran contradictorios e imprecisos, por no tener certeza en cuanto al
conocimiento que decían tener sobre la unión concubinaria y
aportar circunstancias referenciales.
Por consiguiente, el juez superior de conformidad con el artículo
508 del Código de Procedimiento Civil y en concordancia con la
jurisprudencia de esta Sala, desechó los dichos de los testigos
Ramón Humberto Muñoz Agelvis, José Miguel Rugeles,
Karina Manzulli de Márquez y Cheyla Yamery Cacique, porque no
le merecían fe ni confianza. En otras palabras, el juez es soberano
y libre en la apreciación de los testigos y, por esa razón, desechó
las deposiciones por considerar que fueron contradictorias y no le
merecían fe, por cuanto no daban certeza de tener un conocimiento
directo sobre la unión concubinaria sino referencial …”.
En el presente caso el formalizante no cumple con la
técnica casacional requerida para presentar esta delación y así hacer que
esta Sala de forma excepcional, como tribunal de derecho, descienda al
estudio de las actas del expediente y pueda revisar el análisis de
las deposiciones judiciales hechas por el juez de instancia, dado que la
actividad desplegada por los jueces en lo que respecta a la apreciación
de un testigo, corresponde a su esfera soberana, y es una apreciación de
hecho, que solo puede ser combatida en casación, mediante la
correspondiente denuncia de infracción de ley en el sub-tipo de
casación sobre los hechos, por la comisión del vicio de suposición falsa
o falso supuesto o por la infracción directa de normas expresas sobre
el establecimiento y valoración de las pruebas testimoniales .

En este sentido se observa, que lo denunciado corresponde más


bien con la disconformidad del formalizante con los resultados en la
apreciación del sentenciador de la alzada de la prueba de testigos, ya que
la denuncia se encuentra dirigida a atacar el juzgamiento llevado a cabo
por el juez ad quem, para tomar su decisión, lo cual escapa al
conocimiento de la presente denuncia por infracción de ley pura y
simple, siendo propio dicho razonamiento a una denuncia por infracción
de ley en el sub-tipo de casación sobre los hechos , para que la Sala
descendiera de forma excepcional, al análisis y valoración de la
deposición judicial y de esta forma combatir la apreciación hecha por el
juez al respecto, ya sea por suposición falsa o falso supuesto, o por la
violación de normas expresas en el establecimiento y valoración de los
hechos y de las pruebas, cuestión de la cual no hizo argumentación
alguna el formalizante.

Aunado a ello es de señalar que la apreciación del juez de


instancia en cuanto a la credibilidad que le merece el testigo y a la
existencia de razones para desechar su testimonio escapa del control de
la Sala, porque además de ser una función o labor que le es propia, es
soberano sobre esa apreciación y su determinación es subjetiva .

Por lo cual, y en consideración a todo lo antes expuesto, la Sala


desecha la presente delación, por falta de técnica grave en su
formulación que impide su conocimiento a fondo. Así se decide.-

CUARTA DELACIÓN :

La parte recurrente de conformidad con lo establecido en el ordinal


2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la
infracción del artículo 1.387 del Código Civil por falta de aplicación,
bajo la siguiente fundamentación:

“…Cuarta Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil en concordancia con las
regulaciones establecidas por la Sala de Casación Civil
(TSJ/SCC, sent. N°254, del 29-05-18) la infracción del artículo
1.387 del Código Civil por falta de aplicación, por admitir y
darle valor a la declaración testimonial para desvirtuar el
contenido de un instrumento público, lo que está prohibido en el
Código Civil .
En la recurrida se sostiene lo siguiente:
“…De los testimonios ofrecidos por los testigos Rosa Torres y
Milagros Díaz supra identificadas se evidencia que la ciudadana
de cujus…”
(…Omissis…)
Hay que señalar que tal como se reseñó en la anterior denuncia, que
el presente juicio trata de una nulidad de venta y no de la nulidad
de un documento, porque esta última procede en conformidad con
las causales contenidas en el Código Civil, según sea un documento
público o un documento privado.
(…Omissis…)
De estos hechos entiende quien formula la presente denuncia que lo
que el juez considera relevante es que la vendedora Antonia Febres
había manifestado que la casa al fallecer pasaba a ser propiedad de
los cuatro hijos y que jamás manifestó que se la había vendido
a Ofelia Febres quien vivía con ella, que no tenia bienes de fortuna
y que eran mantenidas por sus hijos, que por su avanzada edad se le
olvidaban las cosas. Estos hechos declarados por los testigos y
establecidos como ciertos por el Juez (sic) de la recurrida, no
pueden llegar a ser de tal forma considerados, que puedan llegar a
negar el contenido de un documento público como lo es el
Protocolizado en la Oficina Subalterna del Primer Circuito de
Registro Público del Municipio Maturín del estado Monagas, en
fecha 18 de septiembre de 2.007 (sic) bajo el No.26 folios 176 al
180 Protocolo (sic) Primero (sic), pues este documento nunca ha
sido cuestionado ni tachado en forma alguna y conserva en
consecuencia, su valor probatorio.
(…Omissis…)
A pesar del mandato expreso de la norma, el Juez (sic) de la
recurrida consideró que como la ciudadana Antonia Febres había
expresado que la casa era para sus cuatro hijos y que era mantenida
por sus hijos (lo cual era una obligación) declaraciones estas que
adminicula con el documento público en el que origina la propiedad
del terreno que data de 1.968 (sic), propiedad ésta transmitida por
el antes documento de venta de 2.007 (sic) que contiene el contrato
de compraventa, el juez llega a la conclusión que se demuestra que
la casa objeto de la venta continuaba siendo propiedad de la
ciudadana Antonia Febres.
Deja así el juez establecidos hechos mediante al prueba testimonial
que contradice lo que se afirma en el documento público, se hayan
manifestado antes, al tiempo o después del registro y publicidad de
dicho documento, lo cual ciertamente violentó la norma contenida
en el mencionado artículo 1.387 del Código Civil por falta de
aplicación, pues de haber considerado la existencia de esta norma y
aplicarla, el Juez (sic) de la recurrida necesariamente hubiese
tenido que concluir que mediante tales declaraciones no podía
desvirtuarse el contenido de un documento público que goza de
toda su validez.
En consecuencia, la falta de aplicación de la norma delatada como
infringida, llevó al Juez (sic) de la recurrida a establecer hechos,
aseverados por los testigos en contra del contenido afirmado en un
documento público otorgándoles valor, a pesar de la prohibición
legal, se insiste, por lo que se viola la norma que el legislador dictó
para regular la forma clara y precisa, la validez de una prueba
destinada al establecimiento de los hechos y que violenta por falta
de aplicación, produciéndose la denuncia formulada.
Los hechos que el Tribunal (sic) considera acreditados por estos
Testigos (sic) y a los que nos hemos referido, no los hubiesen
sido, si en (sic) A quo (sic) hubiera aplicado la norma contenida en
el 1.387 del Código Civil, hechos éstos que por lo demás
conforman parte de los que el Tribunal (sic) consideró que existían
para considerar que la demanda debía ser declarada con lugar,
aunque ciertamente adminiculado a otros hechos, cuyo
establecimiento igualmente denunciaremos, por haber sido
establecidos en contraposición a la Ley (sic).
En consecuencia al considerar procedente la denuncia aquí
formulada, pido formalmente que declara CON LUGAR el recurso
de casación por infracción de ley y entre en conformidad con la
nueva doctrina casacional de la Sala a decidir el fondo de la
demanda…”. (Negritas y Subrayado de la cita).

Para decidir, la Sala observa :

De la denuncia anteriormente transcrita se observa que la misma


guarda estrecha relación con la denuncia resuelta en el capítulo anterior
(III) de la presente decisión, por cuanto el recurrente lo que pretende
denunciar es una disconformidad con los resultados en la apreciación del
sentenciador de la alzada de la prueba de testigos, y como se dijo
anteriormente “…la apreciación del juez de instancia en cuanto a la
credibilidad que le merece el testigo y a la existencia de razones para
desechar su testimonio escapa del control de la Sala, porque además de
ser una función o labor que le es propia, es soberano sobre esa
apreciación y su determinación es subjetiva …” y en caso de
disconformidad con la valoración de los testigos la Sala pudiera
descender al análisis y valoración de la deposición judicial y de esta
forma combatir la apreciación hecha por el juez al respecto, pero
debiendo el recurrente denunciarlo mediante una suposición falsa o falso
supuesto, por la violación de normas expresas en el establecimiento y
valoración de los hechos y de las pruebas, cuestión de la cual no hizo
argumentación alguna el formalizante.

En consecuencia la presente denuncia por falta de aplicación se


desecha y así se decide.

QUINTA DELACIÓN :

El recurrente de conformidad con lo establecido en el ordinal 2°


del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la
infracción del artículo 406 del Código Civil, por falta de aplicación, bajo
la siguiente fundamentación:

“…Quinta Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil en concordancia con las
regulaciones establecidas por la Sala de Casación Civil
(TSJ/SCC, sent. N°254, del 29-05-18) la infracción del artículo
406 del Código Civil por falta de aplicación, por cuanto tiene
como base de la demanda efecto de facultades intelectuales de la
vendedora, ya fallecida, pero que sin embargo no hay
promoción de interdicción ni puede desprenderse del acto
mismo la enajenación mental .
En efecto la demandante en su demanda, señaló que mi
representada, la compradora Ofelia Febres “ valiéndose de la falta
de probidad e ignominia y de conocimiento de mi señora madre,
quien por no saber leer ni escribir y con una edad de más de 88
años donde su capacidad de discernimiento ha disminuido por
razones obvias de edad procedió a cometer de mala fe delito de
fraude, en perjuicio de mi señora madre y de mi persona y demás
hermanos haciendo celebrar un contrato de compraventa, entre mi
señora madre ANTONIA FEBRES y mi hermana OFELIA FEBRES
identificadas supra”

Por su parte, en la recurrida basándose en las testimoniales que


afirman la disminución de facultades de la ciudadana Antonia
Febres porque “se le olvidaban las cosas” llega a determinar que:
“La demandante Ofelia Febres actuó con dolo malicioso al inducir
a su progenitora y valiéndose de su avanzada edad de 88 años y de
su ignorancia de no saber leer y escribir… le era fácil cometer el
fraude al consumarse la venta”
Está claro que el A quo (sic) considera que por hecho de que la
persona de la vendedora tenía 88 años y que por algunos testigos
declaran que s ele olvidaban las cosas, la señala como blanco fácil
para un fraude, asunto que analizaremos posteriormente, pero que
sin duda tal como se argumenta en la demanda, el objeto final de
este análisis es coincidir con lo que se propone en la demanda
donde se argumenta que “con una edad de más de 88 años donde su
capacidad de discernimiento ha disminuido por razones obvias de
edad” por lo que debemos entender que el A quo (sic) concluye que
ciertamente la vendedora hay fallecida se encontraba en evidente
disminución de sus facultades.
Por su parte el artículo 406 del Código Civil establece:
(…Omissis…)
Ciudadanos Magistrados sería innecesario señalar que es evidente
que la determinación como hecho de que una persona de 88 años,
ya fallecida, sufría de defecto en sus capacidades intelectuales,
para cuando en vida realizó un acto jurídico, no podrá probarse con
testimoniales, por ejemplo o con ninguna otra prueba, sino cuando
el que lo alega tal circunstancia demuestre antes de la muerte de
esa persona fue intentada una acción de interdicción o cuando el
hecho de la enajenación mental se desprenda del acto mismo.
(…Omissis…)
Menos aún puede producirse un dolo malicioso y una inducción que
sólo están en la convicción privada del juez de la recurrida, pues
los hechos contra la vendedora y del acto solo resulta que la
vendedora no sabía leer y escribir, asunto que no atañe a la
disminución de las facultades mentales y que la misma Ley (sic)
resuelve con el firmante a ruego.
Por tanto demostrada que la ciudadana vendedora falleció en fecha
14 de marzo de 2.015 (sic) y no habiendo promovido persona
alguna antes de su fallecimiento una demanda de interdicción con
la intención de inhabilitarla jurídicamente y tampoco existiendo en
el acto de la venta una situación de la que se pudiera desprender
enajenación mental de la vendedora, es necesario concluir que el A
quo (sic) no podía darle cabida al hecho alegado en la demanda,
porque el establecimiento de sus existencia dependía de que en
efecto, contra la vendedora, cuyo acto se cuestiona, hubiese sido
sometida a un proceso de interdicción o que al menos éste se
hubiere intentado, para darle cabida a otras pruebas que pudieran
demostrar la circunstancia alegada.
Desde el momento que el Juez (sic) de la recurrida, le da cabida a
la presunta demostración de la disminución de las facultades
mentales de la vendedora que el demandante califica de obvias por
razones de edad, sin que exista evidencia de que se cumplen los
extremos de la norma delatada como violada, cuya aplicación es
indispensable para dejar establecido el hecho alegado, hay que
concluir que tal norma ha sido infringida por su falta de aplicación.
Esto significa Ciudadanos Magistrados, que si el A quo (sic),
hubiese aplicado esta norma, no hubiese podido establecer el hecho
de existencia de dolo que se estableció en la recurrida y por tanto
necesariamente, el A quo (sic) hubiese tenido un pronunciamiento
absolutamente diferente al que se estableció en su sentencia y
hubiese desechado la demanda.
En consecuencia al considerar procedente la denuncia aquí
formulada, pido que declare CON LUGAR el recurso de Casación
(sic) por infracción de Ley (sic) y entre en conformidad con su
nueva (sic) de la Sala se pase a decidir el fondo de la demanda…”.
(Negritas y Subrayado de la cita).
La Sala, para decidir observa :

De la denuncia algo enrevesada y de difícil entendimiento


anteriormente transcrita, se entiende que la recurrente pretende
denunciar la falta de aplicación del artículo 406 del Código Civil, en
razón de que a su decir el juez de la recurrida no debió darle cabida a la
demostración de la disminución de las facultades mentales de la
vendedora, que la parte demandante califica como obvias por razones de
edad, sin que exista un procedimiento de interdicción anteriormente
instaurado o alguna decisión que inhabilite jurídicamente a la vendedora.

A tal efecto, en relación con lo que ha establecido la Sala en cuanto


al vicio de falta de aplicación de una norma, por razones metodológicas
se dan por reproducidos los motivos expuestos en las denuncias
anteriores con el fin de evitar tediosas repeticiones y desgaste de la
función jurisdiccional.

En este orden se observa, que se denuncia la falta de aplicación del


artículo 406 del Código Civil, que establece lo siguiente:

“…Artículo 406.- Después de la muerte de una persona, sus actos


no podrán impugnarse por defecto de sus facultades intelectuales,
sino cuando la interdicción se hubiere promovido antes de su
muerte, o cuando la prueba de la enajenación mental resulte del
acto mismo que se impugne…”.

Ahora bien en el presente caso observa esta Sala, que del libelo de
demanda se desprende que el alegato principal es el dolo con el que
actuó la demandada y el fraude cometido, a los fines de celebrar el
contrato objeto del presente juicio, quedando así demostrado como se
estableció en la solución de la primera denuncia en relación a la
prescripción de la acción, que la parte demandante tuvo conocimiento de
la venta posterior al fallecimiento de la vendedora, es decir en diciembre
del año 2017 como ya se estableció, por lo que mal podría haber
interpuesto alguna acción judicial en contra de su señora madre, quien
figura como vendedora, a los fines de inhabilitarla jurídicamente, y
mucho menos se desprende del acto que se impugna, alguna enajenación
mental de la ciudadana Antonia Febres, en consecuencia mal podría
haber aplicado el juez de la recurrida la norma aquí denunciada para
decidir el asunto. Así se establece.

Por lo cual, y en consideración a lo antes expuesto, la Sala desecha


la presente delación. Así se decide.-

SEXTA DELACIÓN :

La parte formalizante de conformidad con lo establecido en el


ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia
la infracción del artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, por
falta de aplicación, bajo la siguiente fundamentación:

“…Sexta Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil en concordancia con las
regulaciones establecidas por la Sala de Casación Civil
(TSJ/SCC, sent. N°254, del 29-05-18) la infracción del artículo
509 del Código de Procedimiento Civil por falta de aplicación,
al dejar de valorar expresamente el documento público que
contiene el contrato de compraventa que se impugna .
(…Omissis…)
Sin embargo la denuncia presente trata sobre la falta de exposición
en la recurrida de la valoración de dicho documento, pues en efecto
tanto la parte demandante como la parte demandada, promovieron
como prueba oportunamente, el documento que contiene el contrato
de compraventa y que s encuentra protocolizado en la Oficina
Subalterna del Primer Circuito de Registro Público del Municipio
Maturín del Estado (sic) Monagas, en fecha 18 de septiembre de
2.007 (sic), bajo el No.26 folios 176 al 180, Protocolo (sic)
Primero (sic) y cuya no valoración examinaremos de seguidas.
En esta denuncia venimos a plantear un error que cometió el
sentenciador al haber silenciado la valoración de dicho documento
para esta especie de cargos, los cuales ya no se acusan
como inmotivación, sino a través del recurso de fondo, pues como
dijo la Sala, esta norma prevé que el juez para establecer los
hechos debe examinar toda cuanta prueba se haya incorporado en el
proceso. Por consiguiente, constituye una regla de establecimiento
de los hechos y es por ello articulo 509, impone al Juzgador (sic) el
deber de analizar el merito probatorio de toda prueba incorporada
al proceso. Esto es le indica que para fijar los hechos debe dar
cumplimiento al mandato contenido en esa norma. Señaló
igualmente la Sala que “si el juez omite valorar alguna prueba
infringe por falta de aplicación el artículo 509 del Código de
Procedimiento Civil y comete un error de juicio previsto en el
ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil”.
En efecto ciudadanos Magistrados, cuando el A quo (sic) examina
las pruebas de la parte demandada expresa:
“promovió el contrato de compraventa debidamente Registrado
(sic) por ante (…) Valoración: Esta Alzada (sic) observa que se
trata del mismo documento que se demanda la nulidad y que al
igual fue promovido por la parte demandante y se le otorga el
valor probatorio que se otorgó en dicha oportunidad .”
La valoración que dice realizar el A quo (sic) de este documento es
la siguiente:
1) Observa que se trata del miso documento que se demanda su
nulidad
2) Que al igual fue promovido por la parte demandante y se le
otorga el valor probatorio que se otorgó en dicha oportunidad.
Al respecto hay que señalar que el (sic) recurrida, confunde el
objeto de la demandante cuya sentencia dictó, con una nulidad de
documento, pues se pretende en el presente juicio es la nulidad del
contrato de compraventa y no la nulidad del documento que lo
contiene, ya este último es atacable solamente mediante la tacha de
falsedad de documento, acción cuyos requisitos para proponerla y
de procedencia son sustancialmente diferentes a los de esta
demanda, como se dejó ver anteriormente. Por tanto el A quo (sic)
desvía la óptica de la prueba, al considerar que la acción va
dirigida contra dicho documento, cosa que no es así.

(…Omissis…)
Por tanto, ciudadanos Magistrados, la recurrida nunca examinó ni
valoró en oportunidad anterior, a las antes transcritas (análisis de
las pruebas de la parte demandada) el documento promovido tanto
por la demandante, como por la demandada. En consecuencia si
observamos que en la única oportunidad que el A quo (sic)
considera la valoración de este documento como prueba, señala
que se le otorga valor probatorio que se otorgó en dicha
oportunidad, pero al no haberse pronunciado en oportunidad alguna
anterior a la transcrita y exponer que le otorga el mismo valor
probatorio que le dio en la oportunidad anterior que es existente, la
recurrida incurrió en una absoluta falta de valoración del
documento y por tanto infringe la norma delatada.
Por su parte infringido por la recurrida el artículo 509 del Código
de Procedimiento Civil, por falta de aplicación y siendo que la falta
de consideración, análisis y valoración de dicho documento hubiese
influido de manera determinante en el dispositivo del fallo, pues de
dicho documento se desprenden elementos que pretenden
desvirtuarse tanto con declaración de testigos, haciendo violencia
al artículo 1.387 del Código Civil como ya se delató, como los
hechos realizados por el registrador, quien tiene fe pública para
acreditarlos, hay que concluir que tal infracción impidió el correcto
establecimiento de los hechos, por lo que pedimos que se declare
CON LUGAR esta denuncia, se case el fallo recurrido y se proceda
en conformidad con la doctrina de esta Sala, dictar nueva decisión
considerando, analizando y valorando en su justo valor la prueba
documental omitida en su análisis y valoración por la recurrida…”.
(Negritas y Subrayado de la cita).

Para decidir, la Sala observa :


De la transcripción que antecede se observa, que el recurrente
denuncia la falta de aplicación del artículo 509 del Código de
Procedimiento Civil, por silencio de prueba, en razón de que el juez de
la recurrida no valoró el contrato de compraventa promovido tanto por la
parte demandante como por la parte demandada .

En torno al vicio de silencio de pruebas, la Sala ha establecido


reiteradamente que se materializa cuando el jurisdicente ignora por
completo el medio probatorio, o hace mención de él, pero no expresa su
mérito probatorio.

En tal sentido esta Sala en su decisión N° 302, de fecha 3 de junio


de 2015, expediente N° 2014-824, dispuso lo siguiente:

“…De la prolija denuncia, el formalizante acusa el vicio de silencio


de pruebas de la recurrida por cuanto “omitió examinar el
expediente N° 2307, tanto el principal, como el cuaderno de
medidas, así como la copia simple del acta de matrimonio civil
contraído por el ciudadano Néstor Carrero y Mariela Gómez
Becerra el 15/12/2000, que demuestra que los hechos allí inmersos
son relevantes para cambiar el dispositivo del fallo” .
Es criterio reiterado de esta Sala que el vicio de silencio de
pruebas se produce cuando el sentenciador ignora por completo el
medio probatorio, o hace mención de él pero no expresa su mérito
probatorio, pues el representante del órgano jurisdiccional está en
la obligación de valorar todas y cada una de las pruebas
presentadas por las partes con independencia de quien la promovió,
siendo que para que pueda declararse procedente el vicio
delatado de silencio de pruebas, el examen de la prueba
denunciada como silenciada debe ser necesario para resolver el
mérito de la controversia, queriendo decir esto, que la falta de
apreciación de dicho material probatorio, necesariamente debe
incidir en forma determinante en lo dispuesto en el fallo del cual se
trate…”.
Como ya previamente se confirma, tal y como lo marca la
jurisprudencia de la Sala al respecto, el vicio de silencio de prueba se
materializa cuando el jurisdicente ignora por completo el medio
probatorio, o hace mención de él, pero no expresa su mérito probatorio,
por lo que considera necesario esta Sala transcribir la parte pertinente de
la recurrida de la siguiente manera:

“…De la evacuación de las pruebas de la parte demandada


Ofelia Febres
.-Promovió el contrato de compra-venta, debidamente Registrado
(sic) por ante el Registro Público de la Oficina Subalterna del
Primer Circuito del Municipio Maturín Estado (sic) Monagas,
anotado bajo el Nro.26, Folios (sic) 176 al 180, Protocolo (sic)
Primero (sic), Tomo (sic) 9, Tercer (sic) Trimestre (sic) de fecha
18 de septiembre del año 2007. Valoración : Esta alzada observa
que se trata del miso Documento (sic) que se demanda su nulidad y
que al igual fue promovido por la parte demandante y se le otorga
el valor probatorio que se otorgó en dicha oportunidad…”.

En este orden se observa que el juez de la recurrida efectivamente


hace mención del documento de compraventa objeto del presente juicio y
que le otorga el mismo valor probatorio que le dio en la oportunidad de
la valoración de las pruebas de la parte demandante.

Es de señalar que el formalizante promovió este medio probatorio


con el propósito de que tuviera influencia determinante en el dispositivo
del fallo, pues de allí se evidencia la venta que le realizó la ciudadana
Antonia Febres a su hija Ofelia Febres, pero es de observar que esta Sala
pudo constatar que en el cuerpo de la sentencia recurrida no consta otra
mención que la que ya se transcribió de ese medio probatorio, pues si
bien la parte demandante lo consigna con el libelo de demanda, no es
menos cierto que no lo menciona como medio probatorio en su escrito de
promoción de pruebas, por lo que la recurrida se limitó a valorar y
analizar las pruebas promovidas que fueron señaladas en los escritos
tanto de la parte demandante, como de la demandada, lo que denota la
infracción en la que incurrió el ad quem al dejar de aplicar el artículo
509 del Código de Procedimiento Civil como se señaló ante esta sede de
casación.

No obstante lo anterior, esta Sala de Casación Civil en atención al


criterio jurisprudencial respecto al vicio de silencio de
pruebas supra mencionado, que establece que dicho vicio por constituir
un error de juzgamiento, haría procedente el recurso extraordinario de
casación, solo si la infracción es determinante en el dispositivo del fallo,
lo que en relación con el silencio de prueba tiene que ver con la
importancia de la misma en la suerte de la controversia; debe observar,
que en el caso que nos ocupa la referida documental fue promovida por
la parte demandada a los fines de demostrar la venta que le realizó su
madre, la ciudadana Antonia Febres, lo cual en el presente caso es un
hecho admitido, por lo que no es objeto de prueba, en razón de que
ambas partes están contestes en que el acto que contiene dicho
documento efectivamente se llevó a cabo, en consecuencia no es
determinante de lo dispositivo del fallo suficiente para cambiarlo, y
siendo que el tema central no es la venta sino la actuación de la parte
demandada con dolo y fraude, como vicio de consentimiento en la
celebración del mencionado contrato de compraventa. Así se establece.-

En consecuencia de lo antes expuesto esta Sala desecha la presente


denuncia. Así se declara.-
SÉPTIMA DELACIÓN :

El recurrente de conformidad con lo establecido en el ordinal 2°


del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la
infracción de los artículos 12, 15 y 509 del Código de Procedimiento
Civil, y los artículos 1.359 y 1.360 del Código Civil por falta de
aplicación, bajo la siguiente fundamentación:

“…Séptima Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil en concordancia con los
artículos 12 y 15 del Código de Procedimiento Civil y con las
regulaciones establecidas por la Sala de Casación Civil
(TSJ/SCC, sent. N°254, del 29-05-18) la infracción del artículo
509 del Código de Procedimiento Civil y los artículos 1.359 y
1.360 del Código Civil por falta de aplicación, y en el sentido de
ser regla legal expresa para valorar la prueba por falta de
aplicación al dejar de valorar expresamente el documento
público que contiene el contrato de compraventa que se
impugna. Así mismo y ante la falta de aplicación de estas
normas, incurre en una falsa suposición, pues da por
demostrado un hecho no acreditado en autos y niega por otra
parte la existencia de un hecho si acreditado .
Tenemos que la recurrida infringe el articulo 509 por falta de
valoración del documento público Registrado (sic) por ante el
Registro Público de la Oficina Subalterna del primer Circuito del
Municipio Maturín del Estado (sic) Monagas, anotado bajo el
número 26 folios 176 al 180 Protocolo (sic) Primero (sic), Tomo
(sic) 9, Tercer (sic) Trimestre (sic) de fecha 18 de septiembre de
2007, lo cual ya fue delatado en la denuncia anterior. Pero además
y esto, junto con la falsa suposición que delataremos, es lo medular
de la denuncia, infringe artículo 1360 (sic) del Código Civil, por
falta de aplicación, pues de haber valorado el documento público
debió seguir la regla expresa de valoración, que debe regirse por el
sistema de valoración de regla legal expresa por disposición de
dicha norma, lo que provoca en la recurrida el establecimiento de
un hecho no acreditado en autos, como es la falta de pago del
precio de la venta y la negación del (sic) un hecho debidamente
acreditado como fue el pago de dicho precio, cuando deja de
aplicar como cierto el contenido del documento público, cuya falta
de valoración fue delatada.
En efecto los artículos 1.359 y 1.360 del Código Civil, establecen:
(…Omissis…)
El contenido de estas normas pertenecen a la fe pública que surge
de los instrumentos públicos y a las reglas de la valoración de los
instrumentos públicos, que en este caso, si bien nuestro sistema se
rige fundamentalmente por las reglas de la sana critica, encierra un
mandato expreso para el Juez (sic) sobre la valoración probatoria
de dichos instrumentos.
Pues bien, Ciudadanos (sic) Magistrados, tanto nuestra
representada como la demandante aportaron a las pruebas el
documento, sin embargo la recurrida omitió valorarlo,
posiblemente creyendo haberlo hecho, pero al no hacerlo, no solo
violenta el artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, sino
también los artículos 1.359 y 1.360 del Código Civil, que
establecen la plena fe que a un documento público y la regla
expresa que consagró el legislador, para su valoración.
Toda esta situación de falta de aplicación de ambas normas
provocan que el A quo (sic) incurra en una suposición falsa pues
negó un hecho acreditado en autos por el mencionado documento y
negó y estableció como cierto hechos que no fueron probados en
autos, pues atribuyó a los testigos que valoró y a la prueba de
informes, ambas promovidas y evacuadas por la parte demandante,
consecuencias fácticas que no pueden desprenderse de los hechos
que acreditan, violentándose además los artículos 12 y 15 del
Código de Procedimiento Civil, pues saca elementos de convicción
de un hecho no probado como fue la falta de pago del precio de la
venta por parte de nuestra representada e ignora la prueba de dicha
cancelación, debidamente acreditada por el documento que dejó de
valorar, omitiendo a su vez la fuerza probatoria de dicho
documento.
(…Omissis…)
Sin embargo hay que considerar lo siguiente: a) el libelo de la
demanda hace referencia a las afirmaciones de la demandada que el
precio no fue cancelado, porque la vendedora no tenía cuenta
bancaria y la compradora no tenía tampoco en el banco dinero
suficiente; b) los documentos que se acompañaron a la demanda,
como el levantamiento del título supletorio, partidas de nacimiento
y defunción, compra del terreno por Antonia Febres nada refieren
al respecto. El único documento que se refiere al hecho es el de
compra-venta entre Antonia Febres y Ofelia Febres, no valorado
por el Aquo (sic); c) los testigos a los que se refiere el Aquo (sic)
cuestionados en anteriores denuncias solo afirman que sobre la
posibilidad de ago (sic) que los gastos de manutención de Antonia
Febres y reparaciones menores eran realizados por los cuatros hijos
de Antonia Febres, pero nada aportan al hecho de verificar el pago
del precio de la venta; c) la prueba de informes, se demuestra en
efecto que la ciudadana Antonia Febres no tenía cuenta bancaria,
asunto que la parte demandada nunca ha negado y que la
compradora o haya ingresado o sacado una cantidad de
30.000.000,00 de Bs.
Claramente ninguno de los hechos que pudieran acreditar los
hechos mediante las pruebas que el A quo (sic) ha considerado
determinan que se pueda “concluir sin temor a equivoco (sic), que
la parte demandada Ofelia Febres no pagó el precio de la casa
objeto del juicio, ni la difunta Antonia Febres, recibió el pago de la
venta” por lo que en este sentido, el A quo (sic) dejo (sic)
establecido un hecho no acreditado en autos mediante ninguno de
los medios de pruebas evacuados, incurriendo en la falsa
suposición delatada, violentando a su vez los artículos 12 y 15 del
Código de Procedimiento Civil, como normas que rigen el
equilibrio que debe tener el juzgador y el soporte de sus juicios de
lo acreditado en el expediente.
Demostrado pues que el A quo (sic) no valoró el documento en
cuestión, infringiendo por falta de aplicación el artículo 509 del
Código de Procedimiento Civil y no le dio el valor que tasa la regla
de valoración expresa para dicho documento, infringiendo así por
falta de aplicación de las normas contenidas en los artículos 1.359
y 1.360 del Código Civil, pero además negando un hecho
establecido en dicho documento, valido y no declarado falso pues
el Funcionario (sic) registrados asume “la veracidad de los hechos
contenidos en el documento otorgado” tal como lo manifiesta en la
nota V de registro estampada en dicho instrumento lo que acredita
el hecho de haber presenciado el pago realizado en efectivo por
nuestra mandante en conformidad con el artículo 1.359 del Código
Civil, no aplicado pero que además estableció como cierto el hecho
de la falta de pago de precio concluyendo de la de la falta de
titularidad que una cuenta bancaria que pudiera o no tener la
vendedora y de que la compradora no hubiese movido (sacado o
ingresado) esa cantidad de su cuenta, estableciendo como cierto e
inequívoco un hecho no acreditado por las pruebas.
Constatada por esta ilustre Sala la procedencia de la denuncia
formulada, pido que el presente Recurso (sic) de Casación (sic) sea
declarado CON LUGAR se anule la recurrida y la Sala proceda a
dictar el fallo de merito, en conformidad con su
doctrina casacional…”. (Negritas y subrayado de la cita).

Para decidir la Sala observa :

De la transcripción que antecede se observa, una entremezcla de


denuncias pues el recurrente vuelve a denunciar el silencio de prueba del
mismo documento de compraventa que fue resuelto en la denuncia
anterior y a su vez denuncia una suposición falsa alegando que el juez de
la recurrida estableció un hecho no acreditado en autos, como fue la falta
de pago del monto total de la venta, vicios estos que al ser sobre el
mismo documento se contradicen entre sí, puesto que el recurrente alega
que la prueba fue silenciada y a su vez señala que de dicha prueba el
juez de la recurrida incurrió en suposición falsa.

En ese sentido, este Máximo Tribunal, extremando sus funciones,


en razón de que la denuncia por silencio de prueba ya fue resuelta en el
capítulo anterior y en aplicación de los artículos 26 y 257 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que atiende a la
necesidad de flexibilizar las formas procesales no esenciales, procederá
al análisis de la presente denuncia como segundo caso de suposición
falsa, al haber dado por demostrado un hecho (que la parte demandada no
pagó el monto total de la venta) con pruebas que no aparecen en autos en
los siguientes términos:

En relación con el segundo caso de suposición falsa, la Sala ha


señalado en innumerables sentencias que, el mismo se da cuando el juez
da por demostrado un hecho con pruebas que no aparecen en autos; es
decir, que la conclusión del órgano jurisdiccional no aparece apoyada en
ninguna prueba que de sustento a lo señalado por él.

En el presente caso se trata del hecho de que la parte demandada no


pagó el monto total de la venta del bien objeto del contrato de
compraventa, por lo que de conformidad con lo establecido en el artículo
320 del Código de Procedimiento Civil esta Sala desciende a las actas
que conforman el expediente.

Ahora bien de la revisión de las actas procesales observa esta Sala,


que en la recurrida el juez ad quem estableció en relación con el punto
que aquí se discute lo siguiente: “…y con vista de ello, esta superioridad
observa lo siguiente: que de los testimonios ofrecidos por los testigos
Rosa Torres y Milagros Díaz, supra identificadas se evidencia que la
ciudadana de cujus Antonia Febres, y del documento público de compra
del terreno donde se encuentra enclavada la casa objeto de nulidad en
este juicio, era de su propiedad. Y por el dicho de los testigos los cuales
el tribunal les otorga credibilidad, por su profesión, oficio y edad; la
difunta Antonia Febres, había manifestado de forma pública y notoria en
distintas reuniones familiares donde eran invitadas y estaban presentes,
que su casa al fallecer pasaba a ser propiedad de sus cuatro hijos, y que
jamás manifestó que se la había vendido a su hija Ofelia Febres, quien
vivía con ella; que no tenia bienes de fortuna y que eran mantenidas por
sus hijos, que por su avanzada edad se le olvidaban las cosas. Estos
testimonios el tribunal las tiene como ciertas al no ser contradichas con
otras repreguntas. (…) Así mismo este juzgador, con vista al análisis
antes hecho al libelo de la demanda y a los documentos que apoyan a la
demanda, las testimoniales dados, así como el resultado de la prueba de
informes, observa que se trata de una demanda donde se puede concluir
sin temor a equívoco, que la parte demandada Ofelia Febres, no pagó el
precio de la casa objeto del juicio ni la difunta Antonia Febres, recibió
el precio de la venta lo que resulta que concatenado el dicho de los
testigos y las resultas de la prueba de informes, este Operador de
Justicia tomando en cuenta las máximas experiencias, llega a la
conclusión mediante un razonamiento lógico, que la parte demandada
Ofelia Febres, actuó con dolo malicioso al inducir a su progenitora y
valiéndose de su avanzada edad de 88 años y de su ignorancia al no
saber leer ni escribir, fue llevada al registro, que con su presencia el
registrador y la actuación de un firmante a ruego, le era fácil de
cometer el fraude al consumarse la venta, que mantuvo en silencio por el
tiempo de más de diez años, hasta que la demandante se percató de la
venta por un aviso de venta del inmueble. Y así se decide de conformidad
con los artículos…”.

Citado lo anterior de la recurrida observa esta Sala que contrario a


lo señalado por la parte recurrente, el juez ad quem determinó mediante
la valoración de las pruebas testimoniales y las resultas de la prueba de
informes, que efectivamente quedó demostrado que la parte demandada
no pagó el monto total de la venta del bien objeto del contrato de
compraventa, por lo que el juez de la recurrida al basar su decisión en
pruebas agregadas a los autos no incurrió en el vicio denunciado y así se
establece.

Por todo lo antes expuesto esta Sala desecha la presente denuncia.

OCTAVA DELACIÓN :

El recurrente de conformidad con lo establecido en el ordinal 2°


del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, denuncia la
infracción de los artículos 12 y 15 del Código de Procedimiento Civil,
por haber incurrido la recurrida en el tercer caso de suposición falsa, al
dar por demostrado hechos con pruebas cuya inexactitud surgen de las
actas del expediente, bajo la siguiente fundamentación:

“…Octava Denuncia: Al amparo del ordinal 2° del artículo 313


del Código de Procedimiento Civil en concordancia con los
artículos 12 y 15 del Código de Procedimiento Civil y con las
regulaciones establecidas por la Sala de Casación Civil
(TSJ/SCC, sent. N°254, del 29-05-18) en una falsa suposición,
pues da por demostrado hechos con prueba cuya inexactitud
surge de las actas procesales que corren en el expediente .
La recurrida en su argumentación final concluye: diciendo: Este
Operador de Justicia tomando en cuenta las máximas experiencias,
llega a la conclusión mediante un razonamiento lógico, que la
parte demandada Ofelia Febres, actuó con dolo malicioso al
inducir a su progenitora y valiéndose de su avanzada edad de 88
años y de su ignorancia al no saber leer ni escribir, fue llevada al
registro, que con su presencia el registrador y la actuación de un
firmante a ruego, le era fácil de cometer el fraude al consumarse
la venta, que mantuvo en silencio por el tiempo de más de diez
años, hasta que la demandante se percató de la venta por un aviso
de venta del inmueble. Y así se decide.
En efecto en esta determinación que el juzgador da por
demostrados con pruebas cuya inexactitud surge de las actas del
proceso, los cuales se irán identificando tanto los hechos como las
pruebas inexactas de las que el juzgador de la instancia, parece
considerar probados dichos hechos.
1.- el A quo (sic) señala la existencia de un dolo que la parte
demandada Ofelia Febres indujo a su progenitora y valiéndose de
su avanzada edad de 88 años y de su ignorancia al no saber leer y
escribir a firmar el contrato de venta ante el registrador.
Los hechos son ciertos pero la connotación dolosa, que le da el
Juez (sic) de la recurrida no se desprende de los autos por lo
siguiente:
a) No puede establecerse que una persona ya fallecida estuvo
disminuida en sus facultades intelectuales para la realización de un
acto jurídico no se ha introducido previamente la interdicción antes
de su muerte o se desprenda la enajenación mental del acto que se
impune (sic). El hecho de tener 88 años, no implica que haya
disminución de facultades intelectuales y la única forma que
considerar dolosa la actuación de mi representada es que hubiese
forzado a una persona carente de facultades a realizar un hecho
jurídico forzando su consentimiento. Pues ciudadanos Magistrados
si bien es cierto que la ciudadana Antonia Febres, tenía 88 años, no
puede por el hecho de celebrar un contrato con ella, que fue
inducida de manera dolosa a consentir, pues no existe prueba
alguna de su disminución intelectual ni de su enajenación mental.
b) el hecho de que la vendedora Antonia Febres un supera (sic) no
(sic) leer ni escribir, es aceptado por ambas partes en el proceso,
pero la recurrida le da una connotación dolosa a un hecho, que al
presentarse, la Ley (sic) resuelve, pues una persona que no sabe
leer y escribir, puede contratar perfectamente sin que tal
circunstancia refleje la existencia de un hecho doloso, cuando
como en el caso de autos, cumpliendo los requisitos legales, le fue
dado a conocer al registrador que dio fe del mismo por realizarse
en su presencia la firma a ruego y que está establecida en la ley, en
el artículo 927 del Código de Procedimiento Civil y 81 de la Ley de
Registro Público y Notaría, vigente para ese momento y reconocida
por la jurisprudencia y a que a todo evento, si considerara que el
documento adolece de alguna falla o que la actuación del
Registrador es idónea, debió atacarlo por la vía procesal
correspondiente y basado en las razones que mediante causales
taxativas, establece la ley, tal como dijimos anteriormente que ha
reconocido esta Sala.
(…Omissis…)
2.- Cuando el A quo (sic) determina que la vendedora “ fue llevada
al Registro que con su presencia, ante el registrador y la actuación
de un firmante a ruego, le era fácil de cometer fraude al
consumarse la venta” esta afirmando que hay una especie de
complicidad con el registrador y el firmante a ruego, haciendo fácil
la comisión de un fraude. Ciertamente el acto se realizó ante el
registrador que tiene facultad para presenciar el acto y mediante un
firmante a ruego, como lo permite la ley, según hemos expuesto,
pero esta circunstancia no puede ser una de la que se desprenda que
“era fácil cometer el fraude” al “consumarse la venta” por tanto el
A quo (sic) imagina hechos que da por demostrado, es decir la
comisión de un fraude, porque se fuera ante un registrador y se
utilizara un firmante a ruego, resultado el hecho establecido de
unas pruebas que no lo acreditan.
3.- Finalmente afirma el A quo (sic) que mantuvo en “ silencio por
más de diez años, hasta que el demandante se percató de la venta
por un aviso de venta en el inmueble” le da cabida a lo relatado por
la demandante, pero lo establece sin que de las pruebas pueda
apreciársela determinación que lo hace.
(…Omissis…)
Encontrado por la Sala la existencia del vicio denunciado, pido que
el presente Recurso de Casación sea declarado CON LUGAR se
anule la recurrida y la Sala proceda a dictar el fallo de merito, en
conformidad con su doctrina casacional…”. (Negritas y Subrayado
de la cita).

Para decidir la Sala observa :

La parte recurrente en casación denunció el tercer caso de


suposición falsa, por cuanto a su decir la sentencia recurrida dio por
demostrado un hecho con pruebas cuya inexactitud resulta de las actas e
instrumentos del expediente mismo, pues, determinó que la parte
demandada actuó con dolo al momento de la celebración del contrato de
compraventa, de igual manera señala la parte recurrente que si bien los
hechos que determinó el juez ad quem son ciertos, la connotación dolosa
de los mismos no se desprende de autos.

Ahora bien, esta Sala ha indicado de forma reiterada que la


suposición falsa consiste en el establecimiento de un hecho positivo y
preciso, que resulta falso al no tener soporte en las pruebas, bien porque
el sentenciador superior atribuyó a actas o instrumentos del expediente
menciones que no contiene, o porque la prueba de la que se valió para
establecer el hecho no aparece incorporada en los autos, o porque su
inexactitud resulta de otras actas procesales , hipótesis estas previstas
en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, conforme a las
cuales la Sala puede excepcionalmente extenderse al examen del
establecimiento o apreciación de los hechos que hayan efectuado los
tribunales de instancia. (Sentencia N° 267, de fecha 7 de junio de 2010.
Caso de Carlos Pirela, contra Seguros La Previsora C.A., Exp. Nº 09-
563).

En este orden de ideas se advierte, que la suposición falsa, tiene


como premisa el establecimiento por parte del juez, de un hecho positivo
y concreto sin respaldo probatorio en el expediente.

Esta es la doctrina tradicional de la Sala mantenida hasta el


presente, bien sea por atribuir a un acta o documento del expediente
menciones que no contiene, o por haber dado por demostrado un hecho
con pruebas que no aparecen de autos; o cuya inexactitud resulta de
actas o instrumentos del expediente mismo . De tal manera pues, que la
figura de suposición falsa, tiene que referirse obligatoriamente a
un hecho positivo y concreto , de lo contrario no estamos en presencia de
una suposición falsa, de igual forma, si lo que se señala como hecho
positivo y concreto se refiere a una conclusión jurídica del juez, esto
también hace que sea improcedente la denuncia, pues no constituye un
hecho positivo y concreto.

De igual manera, esta Sala en sentencia N° 173, de fecha 13 de


abril de 2011, caso: VENEQUIP, S.A., contra CIANFAGLIONE, C.A.
(CIANCA), expediente N° 2010-627, en torno al vicio de suposición
falsa, señaló lo siguiente:

“…Este criterio ha sido reiterado por esta Sala, al señalar en ese


mismo sentido que la suposición falsa constituye una excepción a
la prohibición establecida en el artículo 320 del Código de
Procedimiento, que impide a la Sala controlar el juzgamiento de los
hechos, y por ende, deben ser objeto de interpretación restrictiva,
en el sentido de que comprende tres modalidades, que consisten en:
a) atribuir a actas o instrumentos del expediente menciones que no
contienen, o b) establecer hechos con pruebas que no existen, o c)
fijar hechos cuya inexactitud resulta de actas o instrumentos del
expediente . (Sentencia del 21 de mayo de 2004, caso: Carmen
Reyna de Salazar, y otros contra Centro Turístico Recreacional
Doral C.A.).
El tercer caso de suposición falsa, implica un error de percepción
a través del cual el sentenciador afirma un hecho que resulta
desvirtuado con otras pruebas cursantes a los autos del
expediente o incluso cuando la afirmación falsa se refiere a una
parte del documento en relación con otra parte del mismo ...”.
(Negrillas y subrayado de la Sala).

Así las cosas, tenemos que en la denuncia bajo análisis, se


experimenta una ausencia de técnica necesaria para acceder a esta
sede casacional, ya que la parte formalizante delató que
el ad quem incurrió en el tercer caso de suposición falsa, y de ninguna
forma indicó el respectivo respaldo probatorio en el mismo contexto de
la denuncia, ni identificó cuáles son las actas o instrumentos del
expediente mediante el cual el juez dio por demostrado supuestamente un
hecho falso.

Ahora bien, como el mencionado vicio solo puede cometerse en


relación con un hecho establecido en el fallo, quedan fuera del concepto
de suposición falsa las conclusiones del juez con respecto a las
consecuencias jurídicas del hecho, porque en tal hipótesis se trataría
de una conclusión de orden intelectual que aunque errónea, no
configuraría lo que la ley y la doctrina entienden por suposición falsa .

En tal sentido, para la formalización de la denuncia del vicio de


suposición falsa, la Sala, desde fecha veinte (20) de enero de 1999, en el
expediente Nº 1997-177, mediante sentencia Nº 13, ha elaborado la
siguiente doctrina:

“...Esta Sala de Casación Civil, establece los siguientes requisitos:


a) por cuanto la falsa suposición constituye un vicio de
juzgamiento configurativo de un error facti in iudicando de hecho
propiamente dicho, se precisa encuadrar la denuncia en el ordinal
2º del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, en relación
con el artículo 320 ejusdem; b) por cuanto la suposición falsa
consiste en dar por demostrado un hecho positivo, particular y
concreto sin el apropiado respaldo probatorio, debe indicarse el
mismo con el contexto de la denuncia; c) por cuanto existen tres
sub-hipótesis de suposición falsa contempladas en el artículo
320 ejusdem, especificar de cuál de dichas sub-hipótesis se trata; d)
el señalamiento del acta o instrumento cuya lectura patentice la
suposición falsa, salvo que se trate de la sub-hipótesis de prueba
inexistente; e) la denuncia, como infringidos, por falsa o falta de
aplicación, de los preceptos o normas jurídicas que en la recurrida
se utilizaron o se dejaron de utilizar respectivamente, como
resultado del hecho particular, positivo y concreto, falsamente
supuesto; normas jurídicas que pueden ser tanto de derecho
sustantivo como de derecho adjetivo; f) en indisoluble conexión
con el requisito expuesto en el literal anterior, está la exigencia de
que se explique las razones que demuestren que la suposición falsa
cometida fue determinante del dispositivo de la sentencia....”
En el caso de especie, se le atribuye al fallo recurrido incurrir en el
segundo caso de suposición falsa, al haber dado por demostrado la
alteración de una fecha de un instrumento público, con pruebas que
no aparecen en el expediente.
Para que exista el vicio, este tiene que consistir en una afirmación
del hecho positivo y concreto. Así ha dicho la Sala. “El falso
supuesto se caracteriza por el error material. Pero nunca el de
raciocinio o apreciación de la prueba …”. (Sentencia de 17-5-60,
G.F. Nº 28, seg. Etapa pág. 139); “no es falso supuesto el eventual
desacierto de los jueces en apreciaciones que corresponden a su
soberanía” (Sentencia de 1-2-62. G.F. Nº 35, seg. Etapa. Pág. 32).
(Sub-rayado de la Sala).

Así las cosas, la Sala reitera la importancia y la utilidad de emplear


una técnica adecuada para recurrir en casación, lo cual se traduce en el
cumplimiento de una serie de requisitos que permitirán la comprensión
lógica de los planteamientos explanados en las denuncias, requerimientos
estos que si bien han sido flexibilizados, no dejan de ser una carga para
el recurrente que no puede ser suplida por esta Sala, cuestión esta que no
se cumple en la presente delación pues ni siquiera fundamenta su
denuncia en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil,
tampoco señaló el respectivo respaldo probatorio, ni identificó cuáles
fueron las actas o instrumentos del expediente mediante el cual el juez
dio por demostrado un hecho falso, lo cual impide volcar la flexibilidad
abanderada por la Sala, estructurada con fundamento en los artículos 26
y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
En consideración a todos los fundamentos precedentemente
expuestos, esta Sala desecha esta última denuncia, por falta de técnica
grave en su formulación, que impide su conocimiento, al no cumplir
el formalizante con la fundamentación mínima necesaria requerida, y en
consecuencia se declara sin lugar el recurso extraordinario de casación
propuesto por la parte demandada. Así se decide.

DECISIÓN

Por las precedentes consideraciones, este Tribunal Supremo de


Justicia de la República Bolivariana de Venezuela, en Sala de Casación
Civil, administrando justicia y en nombre de la República y por
autoridad de la ley, declara: SIN LUGAR el recurso extraordinario de
casación propuesto por la demandada, contra la sentencia dictada por el
Juzgado Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito, Bancario
y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción
Judicial del estado Monagas, en fecha 15 de enero de 2020.

Se CONDENA EN COSTAS del recurso extraordinario de casación


a la demandada recurrente, de conformidad con lo estatuido en el
artículo 320 del Código de Procedimiento Civil.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente al tribunal de la


causa, Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del estado Monagas, con sede en
la ciudad de Maturín.
Particípese esta remisión al juzgado superior de origen, antes
mencionado, de conformidad con lo previsto en el artículo 326 del
Código de Procedimiento Civil.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho del Tribunal


Supremo de Justicia, en Sala de Casación Civil en Caracas, a los cuatro
(4) días del mes de agosto de dos mil veintidós. Años: 212º de la
Independencia y 163º de la Federación .

Presidente de la Sala y Ponente,

___________________________
HENRY JOSÉ TIMAURE TAPIA
Vicepresidente,

____________________________
JOSÉ LUIS GUTIÉRREZ PARRA
Magistrada,

_______________________________
CARMEN ENEIDA ALVES NAVAS
Secretaria,

____________________________________________
VICTORIA DE LOS ÁNGELES VALLÉS BASANTA

Exp. AA20-C-2020-000150
Nota : Publicado en su fecha a las

Secretaria,

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