Dar Clases y Trascender Como Facilitador

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Corría el año 2006 y me encontraba yo asumiendo el gran reto de dar mi primera clase

como flamante profesor de “Legislación Fiscal I” en el incipiente para aquel momento


Instituto Universitario de Ciencias Administrativas y Fiscales (IUCAF).

Tengo que reconocer que no estaba preparado para aquello, pero lo cierto es que estaba allí,
dispuesto inicialmente y de forma ingenua a ganar un par de billetes adicionales y también
para probar en que consistía esto de “Dar clases”.

En esta primera entrega de "Dar clases y trascender como Facilitador" te quiero traer 5
Consejos básicos para aquel que se inicia como facilitador.

CONTENIDO
1. ¿Es rentable dar clases?
2. El Profesor inexperto pero "Estricto"
3. Entusiasmo y PASIÓN
4. El profesor inexperto con excusas
5. El Profesor obsesionado con el Control
6. ¿Cuidar PRINCIPIOS MORALES de los demás?
7. Cuestión de NOTAS
8. Si no te apasiona abandónalo
9. Libérate del EGOÍSMO
10. Finalmente, tu actitud al ENSEÑAR

Uno de los errores que regularmente comete el novel facilitador es que empieza a dar clases
únicamente por generar ingresos adicionales, para nadie es un secreto que la remuneración
en Venezuela por una hora académica en educación superior privada se traduce en
honorarios que parecieran estar en estado de desnutrición.

1. ¿Es rentable dar clases?

Por esa razón, a toda la camada de profesionales jóvenes que se buscan integrar como
profesores a cualquier institución de educación superior, mi mensaje es claro, esto no te va
a conducir precisamente a riquezas inesperadas mezcladas con viajes exóticos por el
mundo. En un primer momento, esta actividad no será en lo absoluto rentable y eso
debemos aprender a reconocerlo desde el día uno.

Pero si eres detallista te habrás percatado dije “En un primero momento”…


Si usted decide seguir adelante a pesar de lo famélica que puede ser la remuneración es
porque de algún modo le agrada el asunto y en el mejor y más recomendable de los casos le
apasiona transmitir conocimientos a prospectos de profesionales que están allí, en frente de
uno, porque requieren ser enseñados, y para enseñar se requieren ingredientes que a veces
no todos los facilitadores tienen muy claro.

Por esa razón en esta oportunidad quiero brindarte lo que fue mi experiencia dentro y fuera
de las aulas transmitiendo ideas y conceptos ininterrumpidamente en los últimos once años,
mis recomendaciones y los errores cometidos que pueden allanarte el camino si lo que
quieres es ser docente, facilitador y luego conferencista, teniendo credibilidad cada vez que
te prestes a dar una clase.

De esta manera te voy a mostrar ciertos perfiles en los cuales no deberías encajar por mero
profesionalismo y para que no anules tu capacidad de agregar valor cayendo en cualquiera
de estos esquemas, porque dejas de ofrecer HERRAMIENTAS a tus estudiantes y eso es lo
que ellos más necesitan.

2. El Profesor inexperto pero "Estricto"

Cuando empecé a dar clases disponía solo de 26 años de edad, está de más decir que no
tenía del todo la formación pedagógica ni práctica para hacerle frente a dicha faena, se
puede decir que todo esto lo contrarrestaba con grandes dosis de lectura, investigación y el
inicio de mi ejercicio como Contador Público como complemento, pero lo cierto es que no
tenía la mayor de las experiencias.

Enfrentarse a treinta y cinco alumnos que estudian para formarse en “Ciencias Fiscales” sin
estar del todo preparado es ir caminando por el filo de la navaja, sobre todo porque no hay
nada más sabio que el público, sea del nivel que sea.

Y esto debes tomarlo mucho mas en cuenta si decides ir mas allá e impartir TALLERES
por cuenta propia a profesionales.

El público huele tu miedo, huele tu inseguridad y es muy


cruel en ocasiones.

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Por esa razón algunos facilitadores cuando aún no tienen la experiencia requerida para
enfrentar al público se disfrazan de figuras estrictas, duras y a veces hasta más crueles que
el mismo público.

Lo peor es que esta actitud a veces les dura toda su carrera en la docencia.

Yo en aquella ocasión devoraba literatura de derecho tributario y evidentemente las normas


vigentes para la época, pero por algún motivo también me disfrace de algo que yo no era,
una persona ruda, que llegó a enseñar lo que debía enseñar, pero que mostraba una actitud
que le restaba valor a su trabajo.

Lo mejor de los errores es que se puede aprender de ellos.

Es muy frecuente conseguir profesionales que actúan de esa manera, el estudiante es


teóricamente inferior, tienes luz verde para maltratarlo y no pierdes oportunidad para esto.

Le pregunte a un buen amigo su opinión y me dijo esto:

Camilo London

Nunca ataques a tu instruido, debes tratarlo con el respeto


que esperas tú de él...
Afortunadamente muy pronto me percaté que este tipo de actitudes lo que hacen es restarte
mérito como facilitador y que no forman parte de lo que es correcto en términos generales
como ser humano.

3. Entusiasmo y PASIÓN para dar clases

En lugar de transmitir dureza, aprendí que lo que debo transmitir es ENTUSIASMO y


PASIÓN sobre lo que estoy enseñando, mis estudiantes debían descubrir lo importante del
contenido que yo abordaba, eso pasó a ser entonces mi prioridad.

Aquí concluí que no hace falta ser rudo ni áspero para ser más creíble en un salón de clases,
lo que hace falta es que tu contenido te apasione profundamente y que asumas tu rol de
director de orquesta como si se tratase de una sinfonía de Mozart, aunque realmente sea una
densa clase de Retenciones de ISLR.
Hoy por hoy, sigo aplicando esa receta a mis participantes de TALLERES y ese entusiasmo
y pasión créeme que lleva el mensaje mucho mas allá...y lo mejor, es algo espontáneo una
vez que te agrada tu área de estudio.

Consejo 1
Lanza a la basura la careta de dureza y cualquier otro tipo de
pose, estamos en otra era, el estilo de nuestros profesores de
hace 20, 30 o 40 años no es repetible en la actualidad.
¡Antes de presentarte ante un grupo de alumnos, no olvides ser autentico!

4. El Profesor inexperto con excusas

En ocasiones la cosa va por otro lado, no quieres hacer la lucha por generar credibilidad
haciéndote el regañón, decides ser más auténtico...¡Vamos bien!, el tema es que se puede
llegar a un extremo en el que te justifiques ante el público por tu inexperiencia y esto rompe
una conexión con los participantes que es sagrada para el facilitador. No se si alguna vez te
has topado con algo como esto:

“Acepté esta carga horaria, pero no tengo experiencia en el área”

“Si les soy honesto estoy empezando con esto…tengan un poco de paciencia”

“Lo siento, recuerden que no estoy muy ducho aun”

Y aunque puedas pensar que “Con la verdad ni ofendo ni temo” y que es mejor ser honesto,
tu credibilidad se irá a la basura, tu clase, taller o conferencia será un mero trámite para el
participante, a cambio de una cantidad irrisoria de dinero para ti, a partir de una actividad
que en nada te apasiona.

Es como que asistas a consulta cardiólogica por una dolencia en tu golpeado corazón y el
Doctor te suelte esta perla: “Si te soy honesto yo soy oftalmólogo, tenme paciencia”

Y tu podrás pensar “¡Miguel no es lo mismo!”…y yo asumo que todo oficio debe ejercerse
con respeto, respeto por la persona que requiere de apoyo profesional, tus alumnos o
participantes.
Le pedí a otro buen amigo opinión sobre la formación previa y me comentó lo siguiente:

Balmore Rosales

Para explicar el contenido de una norma legal, lo mejor es


utilizar ejemplos de la vida real...
En mi caso particular había efectuado el famoso curso diplomado del "CEATE"
(Dependencia de la Universidad de Carabobo) con mucho contenido en el área tributaria y a
pesar de no tener formación docente sabía lo que tenía que aprender y estaba en constante
estudio.

Pero hay personas que enfrentan un salón de clases con la mayor de las inexperiencias, la
cual sirve de excusa durante todo el semestre, y al final de dicho periodo no hay nada de
valor agregado.

¿Resultado? Todo mundo perdió su tiempo…y su dinero.

Consejo 2
No tomes una carga horaria, taller o conferencia sin tener la
mínima formación previa en el área y toneladas de
disposición para agregar valor a tus alumnos o participantes.
Hacer caso omiso a esta recomendación es sencillamente un acto de osadía e
irresponsabilidad que en la mayor parte de los casos te cobra con lo mas valioso, tu
reputación como docente.

5. El Profesor obsesionado con el Control


Más adelante en el tiempo, algo como el año 2009, tuve la oportunidad de impartir clases
en la Universidad Bicentenaria de Aragua, institución con más trayectoria y mejor
estructurada que aquel IUCAF del año 2006, en esa oportunidad si fui objeto de algunas
evaluaciones antes de enfrentarme a mi sección de “Tributario I”, por suerte ya estaba un
poco más corrido y todo fluyó de lo mejor para mí.

En este caso me sorprendió como algunos compañeros profesores montaban un operativo


tipo SEBIN antes de aplicar cualquier evaluación, se hacían unos tumultos terribles en los
pasillos donde el docente iba llamando uno por uno a cada estudiante y decidía donde se
correspondía sentar utilizando sepa Dios cual criterio.

¿Qué sentido tiene esto?...para mi era absurdo.

6. ¿Cuidar PRINCIPIOS MORALES de los demás?

Muchos dirán, “Es para que no copien”…si algo descubrí impartiendo clases a nivel
superior es que esto es inevitable, deje usted de cuidar los principios morales de los
alumnos porque eso escapa de tu zona de control.

Algunos docentes sienten que cuando un estudiante copia y aprueba un examen se está
practicando algún tipo de burla hacia su persona y esto los lleva a ser policías en lugar de
crear valor, olvidando la generación de clases más entretenidas y de incentivar a los
participantes a que el área de estudio impartida es sumamente importante.

Si tanto te amarga la vida el asunto de los copiones diseña evaluaciones con escenarios
diferenciados, donde los últimos cuatro números de la cédula de identidad generen las
opciones a tomar en cuenta. La posibilidad de copiar sencillamente no existe y evitas el
show de terror.

Una nota no es más que un número, pero generar herramientas, brindar conocimientos y
motivar a tus alumnos de que están estudiando la carrera adecuada es lo vital en tu rol de
profesor.

7. Cuestión de NOTAS
Hay facilitadores que parecen enaltecerse porque en su clase había 40 estudiantes y solo
aprobaron 3, si me preguntas a mí esto lo que te convierte es en un terrible instructor, tu
labor es enseñar no amargarle la vida a cuanto muchacho tengas en frente.

Cuando te desprendes de estos paradigmas progresivamente te conviertes en mejor


facilitador, recuerdo que en esa misma Universidad aun en contra del reglamento interno le
decía a mis alumnos que solo habían dos reglas:

La PRIMERA, no es obligatorio venir a mi clase, puedes solo asistir a


evaluaciones estudiando por tu cuenta.

La SEGUNDA, si decides quedarte es para comprometerte, para


aprovechar la clase al 100% y para ir construyendo tu camino como
profesional.
Al final, ¿Qué beneficios puede tener el que un 20% del salón esté allí obligado?, con el
80% interesado avanzas más, el aporte es mayor y ese es realmente tu trabajo. Tu ROL no
es ser la chaperona de personas que posiblemente no saben si están en el lugar correcto.

Consejo 3
Adapta tu estilo a las realidades de esta ERA, a la
tecnología de difusión de información, a las facilidades que
ofrece Internet. Al alumno o participante no se le obliga, se
le incentiva.
Mi recomendación en este caso es…No seas un facilitador obsesionado con el control,
organizando el salón a tu antojo para evitar que los alumnos “copien”, o sacando cuentas de
las inasistencias para poder aplicar tu venganza al final del semestre. Esto, aunque no lo
creas te resta valor y tiempo, estamos en otra era donde la gente aprende a distancia, donde
los autodidactas sacan el jugo de internet, donde la tecnología está presente en todo…
adapta tu estilo a las realidades.

8. Si no te apasiona abandónalo
Trabajé en la docencia en estas dos instituciones (IUCAF y UBA), en ambas aprendí
muchísimo, en ambas traté de dar lo mejor de mí en lo técnico y en lo personal, pero hay un
punto en el que ya estás en una agradable zona de confort y esto hace que bajen las dosis de
pasión que le añades al trabajo.

Hay casos donde el desgano del docente y lo monótono de la dinámica aburre hasta al
estudiante más motivado. Esto no quiere decir que el docente técnicamente no tenga las
herramientas, sino que ya no siente el mismo placer en hacer lo que hace.

Cuando noté que había otros retos que me estaban emocionando más abandoné esa carga
horaria, tu trabajo debe llenarte de energía, de necesidad de conquista y yo para aquella
época sentí que ya tenía la experiencia necesaria para tener un proyecto propio de
enseñanza, donde ahora si podía buscar más rentabilidad y mucha más proyección y
afortunadamente así fue.

Consejo 4
Mientras hagas tu trabajo con mas PASIÓN y
DEDICACIÓN, mas rápido lo podrás convertir en algo
muy rentable para ti...PACIENCIA. Pero antes de la
RENTABILIDAD debes construir CALIDAD.
Hoy por hoy trabajo en mi propio paquete de adiestramiento de 100 horas académicas
denominado “Consultor Tributario”, en total he atendido 10 grupos de 30 participantes en
cosa de año y medio, no te imaginas la bendición que representa haber superado todas las
telarañas mentales y paradigmas que superé para poder enfocar el adiestramiento en un
método que me emociona.

Adicionalmente, que esa emoción contagie a los profesionales que asisten a mis cursos
sencillamente no tiene precio, y lo mejor es que es mucho más rentable que mis tiempos
mozos en IUCAF y luego en UBA.

Evidentemente esto no iba a suceder de la noche a la mañana.

9. Libérate del EGOÍSMO

Mi recomendación para ti joven y no tan joven docente es que seas sumamente bondadoso
en generar conocimientos, experiencias y materiales a tus alumnos o participantes.
Abandona ese egoísmo tonto que te impide hasta mandar un material por email, discute
con respeto y cuando toque dar tu brazo a torcer y cambiar de opinión hazlo sin complejos.

Consejo 5
Debes DAR, DAR y DAR...con el tiempo vas a recibir
muchísmo...sé bondadoso, enseña todo lo que puedas
enseñar sin pensar que eso va reñido con ganar dinero.
En una ocasión fui testigo de como un conferencista se molestó porque un par de asistentes
tomaron una foto a su presentación proyectada en el auditorio. Al parecer se trataba de
Alber Einstein resucitado y no podía permitir que nadie tuviese acceso a su fórmula.

El episodio fue sencillamente muy penoso.

10. Finalmente, tu actitud al ENSEÑAR

Enseña como si lo que impartes fuese de vida o muerte hoy, lo importante es el


conocimiento y las herramientas que la gente se lleva de tus experiencias, lo importante no
es impedir que algún imberbe de 20 años tenga una “chuleta”, porque créeme eso es
inevitable, lo importante tampoco es diseñar un taller solo pensando en ganar dinero, lo
importante es que puedas cambiarle la vida con tu mensaje a cuanta persona se atraviese en
un salón de clases o auditorio contigo.

Lo importante sencillamente es CAMBIAR DE PARADIGMAS.

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