UNIDAD DIDÁCTICA 04
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Perseguido por los que le consideraban un impostar, huyó de La Meca a Medina en el año
622; este episodio es conocido de Hégira (huida). Después de la muerte de Mahoma, sus
sucesores se expandieron por toda Arabia y el norte de África, y establecieron la capital
en Damasco (Siria).
Durante ocho siglos (711-1492) se rezó a Alá y se habló árabe en la Península Ibérica. Las
fechas extremas de esta civilización coinciden con los años 711, en que las tropas
musulmanas cruzan el estrecho de Gibraltar, derrotando al rey don Rodrigo, y en 1492,
en que los Reyes Católicos toman Granada, completando así la Reconquista.
Asume como propias algunas características del arte romano, como el uso de columnas,
arco de medio punto y dovelas bicolores. El arte bizantino también influye en el uso de cúpulas y
bóvedas para cubrir edificios, y del Próximo Oriente adoptó el arco apuntado y el arco
lobulado. El arco de herradura lo adoptó del arte visigótico.
Los edificios son de dimensiones regulares. Suelen tener poca altura y, suele estar
presente, la sensación de armonía con el paisaje.
El ladrillo y la madera se utilizan de forma preferente como materiales de construcción.
Es frecuente el uso de las bóvedas y cúpulas en la cobertura de los edificios; las más
destacadas son la bóveda nervada, la bóveda de mocárabes de yeso y la cúpula gallonada.
Se emplean pilares y columnas como elementos de sostén, normalmente delgados,
al no tener que soportar techos muy pesados.
Se utiliza el arco de herradura en la mayoría de las obras, además de los arcos de
medio punto, apuntada, lobulada o polilobulado.
La decoración exterior es muy austera en contraposición a la rica y variada
ornamentación interior, realizada fundamentalmente a base de yeso, cerámica, mármol,
madera, etc.
Las mezquitas, para expresar lo invisible, la razón divina y el orden conceptual del
universo acuden a una gramática decorativa, en la que está ausente la figuración, es decir,
la prioridad es la arquitectura sobre las artes plásticas. Las artes aplicadas al terreno
ornamental son la concesión que se da, recubre superficies con decoraciones abstractas.
Entre los mausoleos, el tipo más funcional fue la QUBBA, una sala cubierta con cúpula.
El compromiso islámico con la guerra santa motivó que en zonas fronterizas y puertos
estratégicos se construye el convento fortificado o RIBAT, provisto de patio de armas y
baluartes en los ángulos.
Cabe destacar, quizás fuera de la ciudad, las FORTALEZAS o CASTILLOS, que sirven
para defenderse de ataques enemigos y que aprovechan al máximo las irregularidades del
terreno (Castillo de la Suda, Tortosa). En esta línea, los PALACIOS, como conjuntos
arquitectónicos, poco ornamentados por fuera, pero destinados a servir de residencia de
los soberanos y príncipes musulmanes.
2. Arte califal.
Después del año 750, el centro de gravedad del Islam se trasladó de Damasco a Bagdad.
Los abasíes derrotaron a los omeyas, asesinando a todos sus príncipes menos a Abd Al-
Rahman I, que logra huir, refugiándose en el norte de África. Su evasión termina en
Córdoba, donde establece, en el 756, un emirato independiente que supone el inicio de la
fragmentación política del Islam en numerosos estados.
Dos siglos más tarde, en el 929, su sucesor dinástico, Abd Al-Rahman III, se
autoproclama califa, rompiendo también con la autoridad espiritual de los abasíes. Se inicia
entonces el momento estelar de Al-Ándalus, cuya capital, Córdoba, se convierte en la más
poblada de occidente con 250000 habitantes.
Esta bonanza fue efímera. Las luchas entre árabes de Siria, Jordania y Palestina con los
beréberes norteafricanos por la sucesión dieron origen a una guerra civil, que en el 1031
puso fin al Califato cordobés de Al-Ándalus, dividiéndose su territorio en una quincena
Su configuración actual es producto de cuatro ampliaciones que, entre los siglos VIII y
X, realizaron los emires y los califas omeyas. Ninguno de los añadidos perjudica la unidad
del conjunto. El crecimiento demográfico y la necesidad de proveer de un oratorio
cómodo, sin estrecheces, a los fieles que se congregaban los viernes y los días de fiesta
explican las sucesivas ampliaciones del edificio.
El núcleo germinal se debe a Abd Al-Rahman I (786-788), que asentó un oratorio sobre
el solar de la basílica visigoda de San Vicente, compuesto por doce crujías transversales
cortadas por once naves longitudinales, que corren en dirección al muro de la quibla.
Estas naves están formadas por arquerías dobladas para elevar la altura del edificio: la
arcada inferior de herradura y la superior de medio punto.
Esta primera fase fue completada por Hisam I (788-796) que dotó al patio de tres
elementos: una galería de mujeres (saqifa); un pabellón de abluciones y el alminar junto a
la puerta de ingreso. Oratorio y patio dibujan en planta un cuadrado perfecto.
El triunfo ornamental de la mezquita llega en los años centrales del siglo X. El califa Abd
Al-Rahman III (946) agranda la superficie del patio, donde planta olivos, cipreses y
laureles, rehace el alminar, imponiendo en Al-Andalus una torre prismática, que abandona
la tipología helicoidal de Oriente y servirá de modelo a los minaretes almohades y a los
campanarios mudéjares. Su hijo Al-Hakam II (961-966) agrega doce crujías más a la sala
de oración, siguiendo el procedimiento acostumbrado de retranquear el muro de quibla.
El plano era rectangular y se defendía con una muralla, acantonándose en los costados los
cuarteles de caballería e infantería de la guarnición. Un gran parque zoológico con fieras y
pajareras de aves exóticas completaba el núcleo urbano.
Aquí cristaliza el arco de herradura, con la proporción canónica de tres partes de alto por
cuatro de ancho, y el capitel de avispero e irrumpen motivos y técnicas persas, visibles en
los amplios paramentos de ataurique con el tema del árbol de la vida.
3. Arte en el período de los reinos de Taifas.
A la muerte de Almanzor el califato quedó desintegrado y la unidad política anterior es
sustituida por la fragmentación que representan los diversos reinos de Taifas. Estos
reinos, sin contar con el poder económico que había tenido el Califato, pretenden seguir
sus fastuosos gustos artísticos.
Con materiales pobres se aspira a aparentar una riqueza decorativa externa, ya que no era
posible la generación de nuevos y vigorosos resultados arquitectónicos. La complicación
de los arcos alcanza un grado de paroxismo barroco. La Aljafería (Zaragoza) es buena prueba
de la inusitada complicación de elementos.
4. Arte almorávide y almohade.
4.1Arte almorávide.
La rivalidad entre los distintos reyezuelos taifas propició la presencia en Al-Ándalus de los
almorávides, pueblo bereber que dominaba el Magreb. Su poderío militar logró
constituir un extenso reino al incorporar las tierras del Sur de la Península Ibérica, que
permanecieron ocupadas por ellos entre 1075 y 1146. Desde el punto de vista religioso
pretendieron una reforma basada en una interpretación ortodoxa de la fe musulmana.
El arco más usado es el arco de cortina, formado por dos porciones de circunferencia con
centros exteriores y que se cruzan en la clave formando ángulo; el alfiz suele cortar el arco
por sus lados; las bóvedas presentan nervaduras cada vez más finas; los pilares van
sustituyendo progresivamente a las columnas.
4.2Arte almohade.
Otro pueblo bereber, los almohades, reconstruyó de nuevo la unidad islámica de la
Península y difundió un exigente ideal religioso que tuvo repercusión en el arte. Su lucha
política y espiritual se centró inicialmente contra los almorávides. La culminación de este
nuevo poder en Al-Andalus se alcanza en 1195, cuando asestaron una derrota aplastante a
los castellanos en la batalla de Alarcos (Ciudad Real). Sin embargo, dos décadas después
(1212) iniciaban su descomposición al abrirse a tropas cristianas en el Guadalquivir tras la
derrota en las Navas de Tolosa (Jaén).
En el terreno artístico los almohades han sido comparados con sus contemporáneos
europeos, los monjes cistercienses, por despreciar el lujo y predicar el retorno a la sencillez
extrema. Su ascético rigor religioso se plasma en una arquitectura austera, de ladrillo, con
espacios vacíos para descansar la vista. Sus dos ejemplos más notables están en Sevilla.
Tiene planta dodecagonal. Presenta dos cuerpos superpuestos, pues la linterna de ático
fue un añadido dieciochesco. Es torre albarrana, es decir, formaba parte de las murallas de
la ciudad, pero, ante la pérdida de estos paramentos, seguía pudiendo ser útil como torre
defensiva independiente.
5. Arte nazarí: la Alhambra y el Generalife.
Coincidiendo con la desintegración del Imperio almohade en Al-Andalus, surge en escena
el caudillo jienés Muhammad Ibn Nasr, que se erige líder de los musulmanes hispanos
y, en 1237, funda en Granada la dinastía nazarí. Tras la conquista del Guadalquivir por
el rey San Fernando, inició una política de vasallaje y alianza con los monarcas castellanos,
astutamente seguida por los sultanes granadinos posteriores. En su aislamiento crearon
un arte refinado y autosuficiente, que se ha considerado el destello crepuscular de una
Edad Media brillante.
Nada más establecerse en Granada, los nazaríes iniciaron la construcción de una acrópolis
sobre el cerro de la Sabika, que recibiría el nombre de ALHAMBRA o <<castillo rojo>>,
por el color ferruginoso de la arcilla utilizada en la edificación de sus muros.