ENSAYO

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EL EXPERIMENTO

El Experimento de la Prisión de Stanford, llevado a cabo en agosto de 1971


por el psicólogo Philip Zimbardo, y la película alemana “Das Experiment” de 2001,
dirigida por Oliver Hirschbiegel, comparten una premisa central: explorar la conducta
humana bajo condiciones extremas de poder y sumisión. A través de una
comparación detallada, se puede apreciar cómo la ficción cinematográfica
intensifica y dramatiza los elementos del experimento original, ofreciendo una
reflexión más profunda sobre la naturaleza humana, aunque a veces a expensas de
la precisión histórica.

El Experimento de la Prisión de Stanford tuvo como objetivo investigar cómo


los roles de poder influyen en el comportamiento humano en un entorno simulado
de prisión. Participaron 24 estudiantes universitarios seleccionados entre 75
voluntarios, asignados al azar a los roles de “guardias” o “prisioneros”. El
experimento, inicialmente planeado para durar 14 días, se desarrolló en el sótano
del edificio de psicología de Stanford, transformado en una prisión improvisada.
Desde el comienzo, los “prisioneros” fueron arrestados en sus hogares sin previo
aviso, despojados de su identidad y sometidos a un régimen de reglas estrictas y
humillantes. Por otro lado, los “guardias”, vestidos con uniformes y equipados con
bastones, recibieron instrucciones para mantener el orden sin recurrir a la violencia
física directa. Sin embargo, rápidamente los guardias adoptaron comportamientos
abusivos y sádicos, lo que llevó a un deterioro significativo de la salud mental de los
prisioneros, quienes mostraron signos de estrés severo, ansiedad y depresión. El
experimento tuvo que ser interrumpido a los seis días debido a la intervención de
Christina Maslach, entonces novia de Zimbardo, quien señaló el daño psicológico
infligido a los participantes.

Teniendo una comparación La principal similitud entre el experimento y la


película radica en la premisa central: ambos examinan cómo los individuos
responden a los roles de poder y sumisión en un entorno de prisión simulada. En
ambos casos, los guardias se vuelven abusivos y los prisioneros sufren altos niveles
de estrés y despersonalización. Sin embargo, las diferencias son notables y
significativas. En el experimento real, la violencia fue más psicológica que física,
mientras que la película amplifica la brutalidad para efectos dramáticos. Además, el
experimento de Stanford duró solo seis días, mientras que la película no especifica
un tiempo concreto, enfocándose en la intensificación de la violencia y el conflicto.
La intervención externa en la vida real fue una decisión ética de Zimbardo
influenciada por Maslach, mientras que en la película, la resolución es más
dramática y violenta.

Se puede decir que se identifican varios problemas inherentes al sistema


penitenciario contemporáneo:

Las cárceles funcionan como un mecanismo de control social que extiende


la vigilancia y la disciplina más allá de sus muros. Al imponer una estricta rutina y
normas de conducta, las prisiones buscan reformar a los individuos, pero a menudo
terminan perpetuando ciclos de criminalización y marginalización. La vigilancia no
se detiene en la prisión, sino que se extiende a la sociedad en general, donde las
personas internalizan las normas y expectativas impuestas por las instituciones de
poder.

El sistema penitenciario tiende a deshumanizar a los prisioneros,


reduciéndolos a números y categorías en lugar de reconocer su humanidad. Esta
deshumanización facilita la imposición de castigos severos y la justificación de
condiciones inhumanas dentro de las cárceles. Además, la estigmatización de los
ex-prisioneros dificulta su reintegración en la sociedad, perpetuando el ciclo de
exclusión y reincidencia.

Foucault cuestiona la eficacia del encarcelamiento como forma de castigo y


rehabilitación. Las cárceles a menudo no logran reformar a los individuos ni reducir
las tasas de criminalidad. En lugar de abordar las causas subyacentes del
comportamiento delictivo, como la pobreza, la falta de educación y las
desigualdades sociales, el sistema penitenciario se centra en la contención y el
castigo.
Desde una perspectiva de Michel, considero que es necesario explorar
alternativas al sistema penitenciario tradicional que no se basen en la vigilancia y el
castigo. Esto podría incluir enfoques de justicia restaurativa, donde se busca reparar
el daño causado por el delito a través del diálogo y la mediación entre la víctima y
el delincuente. Además, se podría enfatizar la rehabilitación y la reintegración social,
proporcionando educación, capacitación laboral y apoyo psicológico a los individuos
para ayudarlos a reintegrarse en la sociedad de manera productiva.

Adentrándonos más a la película se puede decir que existió una falta de


comunicación durante la misma.

los problemas de comunicación son centrales para la narrativa del conflicto. La falta
de transparencia, la jerarquía autoritaria, el lenguaje deshumanizante, la ausencia
de escucha activa, la comunicación manipulativa y la fragmentación de la
información contribuyen a un entorno tóxico y violento. Para prevenir este tipo de
situaciones, siento que era importante implementar prácticas de comunicación
efectivas que incluyan transparencia, respeto mutuo y diálogo abierto. Estas
prácticas no solo mejorarían las relaciones interpersonales dentro del experimento,
sino que también podrían ofrecer un modelo más humano y ético para el manejo de
situaciones de poder y control para que así pueda ser en la vida real.

La forma en la que los personajes mueven la acción es la siguiente:

Tarek Fahd: Tarek Fahd es el eje central de la resistencia dentro del experimento.
Su decisión de unirse al experimento con la intención de documentar la experiencia
lo posiciona como un observador crítico desde el principio. Sin embargo, a medida
que se involucra más emocional y físicamente, se convierte en el líder de la
resistencia contra los abusos de los guardias. Su valentía y desafío constante a la
autoridad de Berus no solo lo convierten en el protagonista de la película, sino
también en un símbolo de la lucha por la dignidad humana frente a la opresión.
Tarek cataliza la rebelión, inspirando a otros prisioneros a cuestionar y resistir la
tiranía de los guardias.
Berus: Abarca la corrupción del poder. Inicialmente, un guardia entre muchos, su
progresiva adopción de tácticas sádicas y autoritarias refleja cómo el poder puede
transformar a los individuos. Berus no solo actúa como un catalizador para el
conflicto y la violencia, sino que también representa los peligros inherentes de una
autoridad sin control ni supervisión. Su obsesión personal con subyugar a Tarek
intensifica la tensión, llevando la dinámica del experimento a un punto de ruptura.

Doctora Jutta Grimm: La Doctora Jutta Grimm aporta una dimensión emocional y
externa a la narrativa. Su relación con Tarek proporciona una conexión humana que
trasciende las paredes del experimento. A través de su preocupación y eventual
intento de intervención, la doctora Grimm humaniza a Tarek y subraya la necesidad
de una perspectiva ética en la investigación. Su papel ilustra cómo la conexión y el
apoyo emocional pueden ser cruciales en situaciones de crisis.

Profesor Thon: El Profesor Thon, como director del experimento, simboliza la


autoridad científica y la ambición académica desmesurada. Su negligencia y falta
de intervención reflejan una crítica a la ética en la investigación y la responsabilidad
moral de los científicos. Al priorizar los resultados del experimento sobre el bienestar
de los participantes, Thon se convierte en un personaje clave que permite que la
situación se descontrole, demostrando cómo la búsqueda del conocimiento puede
deshumanizar y dañar a los individuos.

Eckert: Su complicidad y pasividad ante la escalada de la violencia subrayan la


responsabilidad de quienes, aunque no sean los instigadores directos, permiten que
las injusticias ocurran. Eckert representa la burocracia y la obediencia ciega a la
autoridad, aspectos que permiten que sistemas opresivos persistan.

Schütte: Es un prisionero mayor y vulnerable, pone a la “luz” la brutalidad del


experimento. Su sufrimiento y eventual colapso emocional son una poderosa
denuncia de la deshumanización y el abuso. Schütte personifica las consecuencias
más trágicas del experimento, recordándonos la importancia de la empatía y el
respeto por la dignidad humana.
Dora: Dora es una periodista y compañera de Tarek, actúa como un puente entre el
experimento y el mundo exterior. Su investigación y búsqueda de la verdad aportan
una perspectiva crítica sobre la ética y las prácticas del experimento. Dora simboliza
la necesidad de una vigilancia externa y un escrutinio constante sobre las prácticas
científicas y autoritarias.

La película pone de relieve cómo la manipulación del entorno y el poder de


la autoridad pueden influir drásticamente en el comportamiento humano. Los
participantes del experimento, tanto guardias como prisioneros, son afectados por
la dinámica de poder que se desarrolla dentro de la prisión simulada. Esta dinámica
revela la facilidad con la que las personas pueden caer en roles predefinidos y cómo
el poder puede corromper y deshumanizar tanto a quienes lo ejercen como a
quienes están bajo su influencia.

Esta película cuestiona la ética en la investigación científica, especialmente


en experimentos que involucran la manipulación de sujetos humanos. El Profesor
Thon, como director del experimento, muestra una falta de escrúpulos al permitir
que la situación se descontrole en aras de obtener resultados interesantes para su
estudio. Esto plantea interrogantes sobre el consentimiento informado de los
participantes, la protección de su bienestar y la responsabilidad moral de los
investigadores.

Una de las lecciones principales de la película es que las consecuencias de


los experimentos sociales pueden ser impredecibles y potencialmente peligrosas.
Lo que comienza como un estudio aparentemente inofensivo sobre la dinámica de
poder puede ser que se convierte en un caos violento, con efectos psicológicos y
emocionales duraderos en los participantes. Esto resalta la necesidad de una
cuidadosa planificación y supervisión ética en la investigación social para evitar
daños innecesarios a los sujetos involucrados.

Para concluir la película nos invita a reflexionar sobre nuestros propios


valores éticos y sobre cómo podemos resistir la opresión y la injusticia en todas sus
formas. Nos recuerda la importancia de la empatía, la solidaridad y la defensa de
los derechos humanos en la búsqueda del conocimiento y la verdad. Esta película
sirve como una muy buena advertencia sobre los peligros de la manipulación del
comportamiento humano y la necesidad de mantener altos estándares éticos en la
investigación científica y social.

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