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Convivir en la diversidad
Editorial
Bonum
Buenos Aires
(Argentina)
Cuarta edición:
junio de 2005
Este material
es de uso
exclusivamente
didáctico.
Un tema de nuestro tiempo...
y de todos los tiempos: la violencia. 7
• Fuentes de sufrimiento: la violencia 9
• ¿Violencia o agresividad? 13
• La socialización y la violencia primaria. 19
• El nacimiento de la aceptación:
el apego y la seguridad afectiva 29
• La socialización y la violencia secundaria 33
• Aceptación de la diversidad
en la escuela versus violencia 41
El maltrato hacia los docentes y hacia la educación 43
Las ideologías como formas de violencia 46
• La discriminación 47
• El prejuicio 49
• La intolerancia 52
7. Cuando las mujeres sufren violencia 55
8. Cuando los niños, las niñas
y adolescentes sufren violencia o la ejercen 57
9. Violencia contra los jóvenes y violencia juvenil 61
10. Embarazo y maternidad adolescente 63
11. Violencia contra los ancianos 65
12. La desvalorización de los diferentes 67
13. La lucha interior 69
14. Contribuciones a la no violencia,
para generar una mejor convivencia 73
15. Algunas formas de prevención de la violencia 77
Características comunes en personas "resilientes" 79
• factores personales 79
• factores familiares (apoyos en el ambiente inmediato) 80
• factores socioculturales
(apoyos en el ambiente externo) 81
Factores de riesgo en la problemática de la violencia 82
Conductas de riesgo 83
Cuestionario de autoconocimiento
para la prevención de la violencia 87
Actividades 91
• Bibliografía 107
3. La socialización y
la violencia primaria
Estas son:
• el sistema de parentesco (no se eligen los parientes de origen;
con ellos se mantienen cierto tipo de relaciones y se evitan otras: "no
está permitido" casarse con los padres o los hermanos. Un niño de
cinco años le decía a su mamá que quería casarse con ella. La mamá
le respondió que no se podía. El pequeño replicó: -¿Y por qué no se
puede?).
• la lengua (no se espera a ser mayor para elegir qué lengua
hablar; se la incorpora desde el nacimiento: por eso se la llama "la
lengua materna").
• los afectos que acompañan al habla (cómo repercuten los
sentimientos en las palabras y qué efectos producen):
• eres igual a mí... ¡cómo te quiero!".
• es una beba buenísima, nunca molesta: come y duerme todo el
día".
"este niño no respeta los horarios de comida y llora si no lo
tenemos en brazos".
y más tarde:
"¡qué buena, qué obediente eres!"...
"eres tan linda, tan delgadita..."
"es tan caprichoso, siempre quiere salirse con la suya"...
"me extraña que te pongas tan sensible... ¡los varones no
muestran debilidad!"
Esta violencia primaria se impone desde el exterior, siguiendo
leyes heterogéneas al psiquismo en formación.
¿Qué quiere decir esto?
El bebé al nacer está sumergido en un medio diferente a sí mismo,
cuyos efectos recibe en forma continua.
Se produce un encuentro inicial entre las expectativas, imágenes y
palabras de la madre, y el organismo del infante como primer lugar
de las vivencias psíquicas.
Las expectativas, deseos, imágenes y palabras de la madre sobre
el infante (influenciada a su vez por las anteriores generaciones de
mujeres: su madre, sus tías, sus abuelas...), transmiten límites sobre
lo posible y lo permitido para el bebé. Esta información es absorbida
por el bebé para transformarla y hacerla propia, de acuerdo a su
estructura psíquica.
La madre se presenta al bebé como un ser hablante, que ubica al
infante como destinatario de su discurso, mientras que éste aún
carece de la posibilidad de apropiarse de la significación de ese
lenguaje materno.
Las palabras y acciones maternas se anticipan siempre a lo que el
niño puede comprender. La oferta proveniente de la madre o de
quien ejerce la función materna precede a la demanda del niño.
Un ejemplo: el pecho de la madre se ofrece antes de que la boca
del bebé sepa lo que espera.
Esta anticipación también acontece en cuanto al lenguaje materno
y la comprensión infantil del sentido de las palabras (lo que puede
comprender sobre las razones y las consecuencias de sus
experiencias es previo a lo que puede expresar con su lenguaje
verbal).
Lo que se le pide y se espera del bebé excede siempre sus
posibilidades de respuesta. Por otra parte, lo que se le ofrece
presentará siempre una carencia con respecto de lo que espera el
pequeño, quien aspira a lo ilimitado.
La madre también puede esperar lo imposible de parte de su hijo o
su hija.
La "realidad" consiste al principio en las definiciones que sobre ella
proporciona el discurso cultural, mediatizado para el infante a través
de sus primeros cuidadores.
De esta forma, la violencia primaria incluye el inculcamiento de
una escala de valores y prohibiciones, un discurso cultural
predigerido, necesarios para organizar el psiquismo del bebé. Eso
favorece pasar del principio del placer, al principio de realidad.
Partiendo de las necesidades primarias del infante, la madre le
demanda lo esperado por la sociedad.
La cuidadora inicial funciona así como prótesis del psiquismo
infantil, como una extensión de la psiquis y del cuerpo del infante,
como un "Yo" auxiliar.
En el recién nacido, la diferencia entre el individuo y el mundo se
manifiesta desde lo corporal:
• en la primera entrada de aire a los pulmones,
• en la diferencia de temperaturas entre el "adentro" uterino y el
"afuera" del medio ambiente,
• en la intensidad sonora y lumínica, diferente al medio uterino,
• en la presencia del tacto ajeno (ser tocado, levantado, etc).
La tarea continua y difícil de todo ser humano, a partir de su
nacimiento, consiste en diferenciar y a su vez interrelacionar, el
mundo interno respecto del mundo externo, los límites entre el
"adentro" y el "afuera".
La constitución saludable de estos límites tiene que presentar una
suficiente permeabilidad para que lo interior pueda ser expresado con
libertad y que lo exterior le llegue como tal, es decir, sin confundirlo
con algo proveniente de su interior.
La persona puede realizar aprendizajes, (no solo en la escuela), si
tiene un buen contacto con sus pensamientos, vivencias y
experiencias, estando a la vez conectado con el mundo externo.
Si solo toma sumisamente lo que proviene del exterior, tratando
de acomodarse de continuo a ello, se transforma en repetidor de lo
recibido, sin tomar contacto con su propia creatividad.
Por otro lado, quien solo está escuchando su mundo interno de
fantasías, ideas y vivencias, se aísla y no puede prestar atención ni
incorporar lo que le ofrece el contexto.
Cuando falla la discriminación entre "adentro" y "afuera", pueden
presentarse:
• la desintegración, la desestructuración, las conductas impulsivas,
descontroladas (problemas en el autocontrol).
• la hipersensibilidad, que vuelve al individuo extremadamente
vulnerable a las influencias del ambiente, a lo que los otros hacen,
sienten y esperan respecto de él o de ella (problemas en el
funcionamiento de las defensas normales que amortiguan los
impactos provenientes del ambiente).