La Acción Comunicativa- Entrelazando Lenguaje y Comprensión”-

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La Acción Comunicativa: Entrelazando Lenguaje y Comprensión”

"Hola a todos. Mi nombre es Karen Velásquez Galindo, soy estudiante de la Licenciatura en


Literatura y Lengua Castellana, y hoy quiero invitarles a reflexionar conmigo sobre algo que
todos usamos, a veces sin detenernos a pensar en su verdadero impacto: el poder de la
palabra y la acción comunicativa."(Karen entra al escenario, respira profundo y sonríe)

Karen:
Imagina que estás en medio de una conversación con un ser querido, y de repente, te dice
algo que te molesta. Sientes un nudo en el estómago y piensas: "¿Cómo pudo decir eso?" Sin
embargo, él responde: "No fue para tanto, solo era una broma."

¿Te ha pasado algo así?


A mí sí. Y más de una vez. En esas situaciones, siempre me quedo pensando: ¿cómo es
posible que dos personas, usando el mismo lenguaje, entiendan cosas tan diferentes? Esa
experiencia me llevó a reflexionar sobre cómo realmente nos comunicamos, y más
importante aún, sobre cómo nos entendemos.

Hoy quiero hablarles de un concepto fascinante: la acción comunicativa. Un enfoque que


nos ayuda a ver que el lenguaje no es solo un vehículo para transmitir información, sino una
herramienta poderosa para construir relaciones, consensos y, en última instancia,
comprensión mutua.

[Definición y análisis: Introducción a la acción comunicativa]

La acción comunicativa, un término desarrollado por Jürgen Habermas y ampliado por


autores como Constanza Moya Pardo, se centra en la idea de que el lenguaje no solo se usa
para describir el mundo, sino para coordinar acciones y alcanzar acuerdos entre las personas.

Pero esto no siempre ocurre de manera automática. Piensa en tus conversaciones cotidianas:
muchas veces hablamos para expresar nuestra opinión o para convencer a los demás. Sin
embargo, la acción comunicativa nos invita a ir más allá de esa dinámica, y buscar algo más
profundo: el entendimiento mutuo.

Esto es clave en nuestras interacciones diarias, tanto en lo personal como en lo profesional.


Moya Pardo lo explica en términos de un diálogo basado en la reciprocidad, donde cada
interlocutor no solo expone su punto de vista, sino que está dispuesto a someterlo a la crítica
constructiva y a la evaluación del otro.

En este sentido, podemos ver el lenguaje no solo como una herramienta para comunicar
ideas, sino como un medio para negociar significados y coordinar nuestras acciones de
manera conjunta.

[Ejemplo académico: cómo la acción comunicativa transforma el aula]


Recuerdo una discusión reciente en una clase sobre teoría literaria. Estábamos analizando
diferentes perspectivas sobre un texto clásico. La mayoría del grupo defendía una
interpretación más estructuralista, mientras que algunos compañeros planteaban una visión
más crítica, desde el punto de vista del género. Al principio, la conversación se volvió algo
tensa. Cada grupo intentaba defender su postura, y parecía que estábamos en un callejón sin
salida.

Pero entonces, la profesora nos hizo detenernos un momento y nos pidió que aplicáramos la
idea de la acción comunicativa: ¿qué pasa si, en lugar de competir por quién tiene la razón,
intentamos construir juntos una interpretación que incluya las distintas perspectivas? El
resultado fue sorprendente. No solo entendimos mejor el texto, sino que aprendimos a
escucharnos entre nosotros, a reconocer que todos tenemos algo que aportar.

Este ejemplo me hizo darme cuenta de que, cuando aplicamos la acción comunicativa en el
aula, transformamos la experiencia educativa en algo mucho más enriquecedor. Ya no se trata
solo de adquirir conocimientos, sino de crearlos en conjunto.Ahora bien, Constanza Moya
Pardo, en su obra sobre la acción comunicativa, destaca algo fundamental: para que este
entendimiento común se dé, necesitamos un compromiso. Es decir, no basta con lanzar
nuestras opiniones al aire esperando que los demás las acepten. La acción comunicativa
implica estar abiertos a la crítica constructiva y al diálogo, lo que nos lleva a transformar
nuestras ideas iniciales.

Por ejemplo, en un debate académico entre compañeros, podemos comenzar con posturas
totalmente opuestas. Pero si ambos estamos dispuestos a escuchar, argumentar y aceptar las
diferencias, surge algo increíble: la construcción conjunta de conocimiento.

[Contexto y relación con otros autores: Teoría del habla y la comunicación]

la importancia del concepto de intención comunicativa. Este término, que surge de la


pragmática y que autores como John Austin y John Searle han estudiado, sostiene que cada
vez que hablamos, no solo estamos describiendo el mundo, sino que estamos realizando una
acción.

Cuando digo, por ejemplo, "Te prometo que estaré allí a las cinco", no solo estoy informando
sobre algo que haré, sino que estoy realizando una promesa. Estoy actuando a través del
lenguaje. Esto es lo que Austin denominó como "actos de habla", y es fundamental para
entender la acción comunicativa.

Habermas toma este concepto y lo amplía, afirmando que la comunicación genuina solo
puede ocurrir cuando hay un consenso libre de coacción, es decir, cuando ambas partes
tienen la libertad y disposición de llegar a un entendimiento común sin que una imponga su
verdad sobre la otra.
nos plantea que la comunicación efectiva debe orientarse hacia el consenso y la interacción
libre de coacción. Es decir, para que realmente funcione, debe existir un equilibrio donde
ninguna de las partes busque imponerse sobre la otra. No se trata solo de hablar, sino de
construir significados juntos.

[Conclusión: Reflexión y llamada a la acción]

Entonces, ¿qué es la acción comunicativa para mí? Es un llamado a abrirnos al otro, a dejar
atrás la necesidad de imponer nuestras ideas, y a abrazar el poder del diálogo para construir
puentes en lugar de muros. Al igual que en la literatura de García Márquez, donde los
personajes luchan por entenderse en medio de sus propias contradicciones, nosotros también
debemos luchar por crear espacios de verdadera comprensión.Entonces, ¿qué nos queda por
reflexionar? Las palabras tienen poder. No solo informan, sino que transforman. Cuando
hablamos, estamos participando en una acción que puede cambiar el rumbo de una situación,
una relación o incluso una vida. Como menciona Moya Pardo, debemos ser conscientes de
que cada vez que nos comunicamos, estamos tomando parte en una acción que va más allá de
las palabras.Como estudiantes de Literatura y Lengua Castellana, es crucial que
reconozcamos la importancia de la pragmática en nuestra formación. Debemos entender que
cada palabra que decimos tiene el potencial de construir o destruir relaciones. Así que, al
comunicarnos, hagamos un esfuerzo consciente por ser claros, empáticos y reflexivos.

Quiero dejarles con una pregunta para reflexionar: ¿Qué pasaría si, en nuestras
conversaciones diarias, hiciéramos un esfuerzo consciente por escuchar, no solo para
responder, sino para entender? ¿Cuánto podríamos aprender y crecer si nos permitiéramos ser
vulnerables en nuestras interacciones?

Cada palabra que decimos es una oportunidad para crear algo nuevo. Así que, ¿estamos
dispuestos a aprovecharla?

(Karen sonríe, agradece con una ligera inclinación de cabeza y concluye con un tono cálido)

Muchas gracias por su atención.lenguaje no solo se usa para describir el mundo, sino para
coordinar acciones y alcanzar acuerdos entre las personas.

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