Jong

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 23

El “negocio de la paz”: la política diplomática

de Calfucurá durante la organización nacional


(1862-1873)

Ingrid de Jong1

Introducción
En su calidad de “dispositivos de poder” (Boccara, 2005) o
instituciones “transculturales” o “mestizas” (Zavala, 2000 en
Roulet, 2004), los “parlamentos” y “tratados de paz” forma-
ron parte del engranaje que movilizó las relaciones de fron-
tera en el sur sudamericano desde la etapa colonial. Aunque
su desarrollo no siguió ritmos paralelos –ya que se pusieron
en práctica con un desfasaje de alrededor de un siglo– los
“parlamentos” en la frontera araucana y los “tratados de paz”
en el ámbito rioplatense se generalizaron como instrumentos
de relación diplomática que crearon “ámbitos de consenso”
(Lázaro Ávila, 1998) a través de los cuales se canalizó gran
parte de las relaciones comerciales y políticas, así como la vo-
luntad de dominación y las estrategias de resistencia entre los
indígenas y los asentamientos hispano-criollos.
En la Araucanía, los parlamentos articularon desde
mediados del siglo XVII las relaciones de intercambio co-
mercial entre los araucanos y la población del valle central
chileno, vínculo que dinamizó un “espacio fronterizo” que
involucró territorios y poblaciones muy distantes de la fron-
tera del río Bío Bío. Según Pinto, este espacio fronterizo

1 Doctora en Ciencias Antropológicas. Investigadora Adjunta del Conicet y docente en la UBA y la


UNLP. E-mail: [email protected]

El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 155
involucró también a los habitantes indígenas de las Pampas blancos–, y con indios “aliados” –que preservaban su auto-
y Norpatagonia, quienes jugaron el papel de abastecedores, nomía territorial–. Los acuerdos comprometían a estos gru-
criadores y comerciantes de ganado que, obtenido en las pos a no invadir y resguardar las fronteras de otros grupos
fronteras pampeanas, se comercializaba en los mercados no integrados a las negociaciones a cambio de la entrega
chilenos. El comercio ganadero fue así la base de una arti- de raciones periódicas de ganado y de “vicios” –tales como
culación de “redes indígenas” con “redes capitalistas”, rela- azúcar, tabaco, yerba, harina, etc.– (Ratto, 2003). La ración,
ciones de producción e intercambio que integraron en un considerada como “el arriendo por las tierras ocupadas”,
mismo ámbito o región los territorios de ambos lados de la se convirtió en un lazo económico y social (Foerster y Ve-
cordillera (Pinto, 1996). En esta misma dirección, Bechis zub, 2011), que apuntó a reemplazar al malón como forma
(2008 [1989]) y Palermo (1999) han considerado estos cir- de abastecimiento, acentuando la dependencia económica
cuitos ganaderos como la base sobre la que se intensificaron hacia los recursos provistos por el Gobierno, así como la
los procesos de influencia cultural, migración y articulación dependencia política, en tanto contribuyó al prestigio e in-
política entre diversos segmentos, imprimiendo un mayor fluencia de caciques que asumieron el rol de negociadores
dinamismo y flexibilidad a la configuración de agrupamien- (de Jong, 2011).
tos políticos y étnicos indígenas de esta gran macro-región. Este fue paradigmáticamente el caso de Juan Calfucurá,
En el espacio rioplatense, los tratados de paz realizados un cacique proveniente de Llaima, al sur de la Araucanía,
en el siglo XVIII buscaron complementar y proteger los es- cuyo prestigio se había incrementado al calor de las exitosas
casos y poco exitosos intentos de instalar misiones jesuitas empresas maloneras que habría conducido, al menos nueve
al sur del río Salado, así como la creación de una primera veces, a través de los Andes (Avendaño, 2000). A mediados
línea de fuertes y la exploración de los territorios al sur de de la década de 1830, la competencia por el control de los
este río. Estos tratados expresaban los objetivos de ejercer territorios pampeanos y la obtención de recursos llevó al
algún tipo de control y manipulación sobre la ubicación y la grupo de Calfucurá a enfrentar y suplantar a tribus boro-
movilidad de los grupos, que resultó muy limitada durante ganas, también provenientes del sur de la Araucanía, que ya
la etapa colonial (Nacuzzi, 2011). Sin embargo, la práctica se hallaban en negociaciones con el Gobierno argentino. A
de tratados de paz se convirtió posteriormente en un ins- partir de 1841, en base a un tratado de paz con Rosas, se con-
trumento notable, que permitió asegurar relaciones pací- virtió en uno de los principales representantes de los indios
ficas en la frontera pampeana y controlar el impacto de los aliados en el campo indígena. Al amparo de esta política,
malones vinculados a la cada vez mayor demanda transcor- Calfucurá y sus seguidores se instalaron definitivamente en
dillerana, desarticulando las alianzas amenazantes que se Salinas Grandes, un área estratégica por su cercanía a las
generaban entre la reciente y numerosa migración arauca- fronteras y por su comunicación con diversos puntos de las
na en las pampas. El “negocio pacífico de indios”, sostenido pampas y la Araucanía. El carácter de aliado principal de
por Juan Manuel de Rosas hasta el final de su gobierno, creó Rosas le permitió a Calfucurá preservar y ampliar sus víncu-
mediante acuerdos diplomáticos alianzas estables con in- los políticos y comerciales con diversas parcialidades de la re-
dios “amigos” –asentados en territorios controlados por los gión, gracias a disponer por varios años de recursos seguros

156 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 157
como para facilitar a sus aliados araucanos y cordilleranos el que Calfucurá se erigía como uno de los caciques o lonko
acceso periódico a las raciones, así como al comercio en las –“cabeza” en mapudungum– de mayor ascendencia en la re-
fronteras (Guevara, 1913; Avendaño, 2000; de Jong y Ratto, gión araucano-pampeana, expresando los vínculos reales y
2008; Villar y Jiménez, 2011). potenciales de alianza que las poblaciones indígenas de la
De esta manera, dentro del “complejo fronterizo” (Boc- región eran capaces de activar en situaciones de conflicto.
cara, 2005)2 constituido por la Araucanía, las pampas y la Sin embargo, el desarrollo de las dos siguientes décadas, en
Patagonia, algunos grupos, como los “salineros” de Calfucu- las que se asiste al proceso de consolidación y unificación
rá –así denominados en las fuentes documentales– tuvieron del Estado, mantuvo una política de negocios pacíficos que
hacia mediados del siglo XIX un protagonismo singular, fue exitosa en términos de fragmentar las resistencias y di-
en la medida en que esta agrupación desarrolló extensas ferenciar los intereses al interior del campo indígena (de
relaciones con un amplio arco de sectores indígenas y, pa- Jong, 2011).
ralelamente, se consolidó como uno de los principales in-
terlocutores diplomáticos del Estado argentino en el campo
político indígena.
La caída de Rosas y el inicio de la fractura política entre
la Confederación y el Estado de Buenos Aires nos acercan
a una segunda etapa de la vida política de los salineros en
las pampas, que es la que queremos analizar. La gran as-
cendencia generada por Calfucurá en el este cordillerano,
capitalizada por la Confederación de Provincias dirigida
por Urquiza, con quien acordó un tratado de paz en 1854,
se reflejó en una imponente convocatoria de este cacique a
diversos segmentos del campo indígena. Esta potencialidad
de alianza, cristalizada durante esos años en la “Confedera-
ción Indígena de Calfucurá”, fue la que debió enfrentar el
Estado de Buenos Aires y luego el Estado unificado a partir
de 1861. La relación del campo político indígena y el Estado
nacional, desde la presidencia de Mitre, se inició a partir de
una correlación de fuerzas en gran medida simétrica, en la

2 Esta noción plantea la necesidad de tomar en cuenta todos los espacios (fronteras diferentes,
“tierra adentro” o hinterlands, etc.), puntos de vista (alianzas de diverso tipo, redes de confederación,
subordinación, parentesco, intercambio) y combinación de actividades diversas (guerra, pillaje, di-
plomacia, comercio) que configuran espacios macrorregionales desde los que se debe reconstruir el
actuar indígena (Boccara, 2005). Avance de la frontera sur, período 1852-1876. Fuente: de Jong (2011), en base a mapa original de J. C. Walther (1970).

158 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 159
“Entreteniendo la paz mientras se va conquistando la tierra”: solo a los grupos afectados más directamente, mientras que
la política de tratados de paz del Estado argentino otros continuaron con sus tratados de paz hasta las propias
(1862-1879) vísperas de la “Conquista del Desierto” (de Jong, 2011).
Por otra parte, el carácter selectivo de esta política derivó
Durante el período al que se ha denominado de “organi- en el fortalecimiento y la estabilidad de aquellos cacicatos
zación nacional” (Oszlak, 2004) que comprende las últimas que oponían menor resistencia a las exploraciones y avan-
décadas de existencia de la frontera sur, el objetivo de incor- ces territoriales del Estado, como fue el caso de Sayhueque,
porar a la soberanía estatal los territorios de Pampa y Pata- mientras que tendió a restar recursos a la influencia de
gonia fue definiéndose como una prioridad que requería, aquellos caudillos indígenas que habían probado lograr un
sin embargo, recursos económicos y militares que fueron mayor condicionamiento y resistencia al avance territorial
consolidándose solo hacia el final del período. La política del Estado, como los salineros de Calfucurá. Este rasgo fue
estatal en las fronteras se caracterizó en este período por señalado hace varios años por Bechis (2008) quien sostuvo,
un uso estratégico de los acuerdos de paz acompañados de por otra parte, que esta influencia estatal no pudo inter-
avances parciales de frontera, a la espera de la oportunidad venir, en última instancia, en la relación de autoridad que
de encarar una expansión definitiva que, más allá de los va- prevaleció entre el cacique y sus mocetones –o seguidores–.
riados proyectos bajo los cuales se concibió, nunca dejó de En este sentido, y en la búsqueda de precisar las caracterís-
involucrar el sometimiento militar como uno de sus instru- ticas de estos actores colectivos, es esencial comprender el
mentos principales. Mientras tanto, el retorno al “negocio carácter básicamente segmental3 que ordenó la dinámica
pacífico” y la extensión de la oferta de tratados a sectores política indígena, un rasgo estructural que otorgaba flexi-
indígenas no involucrados directamente durante la etapa bilidad a la conformación de las unidades políticas o caci-
rosista caracterizaron la política estatal durante el período. catos, definía las bases consensuales de las decisiones eje-
Entre los efectos “sesgantes” o indirectos (Fried, 1967, cutadas por el cacique y dotaba al campo político indígena
en Bechis, 2008) que esta política fue creando en el campo en conjunto de una potencialidad de confederación, fusión
político indígena, podemos referirnos a la fragmentación y fisión de grupos.
de las alianzas indígenas, derivadas de la multiplicación de La entrega de raciones, la asignación de un grado militar
instancias de negociación con el Estado. En otras palabras, y sueldos que refrendaban las jerarquías militares indígenas
la oferta sistemática y continua de tratados de paz durante caracterizaron las bases generales de los tratados. La lógica
las décadas de 1860 y 1870 sobre un espectro mayor de ca- de la diplomacia estatal favorecía de esta manera la nego-
ciques multiplicó las “cabezas” o representantes indígenas ciación con caciques principales, otorgándoles los recursos
vinculados con el Estado, y fortaleció los intereses particu- materiales y simbólicos para que aseguraran la obediencia
lares de los grupos por sobre la capacidad de confederación
y alianza. Esta fragmentación se puso en evidencia cuando
3 Basándose en Middleton (1958), Bechis entiende por tal a una configuración política formada por
los avances de la línea de frontera encarados desde fines la repetición o fisión de unidades o segmentos autosuficientes más pequeños que la sociedad, sin
de la década de 1860 encontraron una resistencia acotada que haya una estructura política superior que los contenga (Bechis, 2008 [1989]).

160 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 161
de sus seguidores hacia los compromisos asumidos. Sin em- salineros, el de las alianzas económicas y políticas desarro-
bargo, veremos que, según los casos, esta lógica no llegó lladas con parcialidades araucanas, entre las que ocupaban
siempre a concretarse en realidades similares, en la medi- un lugar las arribanas o muluches (Guevara, 1913).
da en que las relaciones diplomáticas concretas variaron en Este aspecto de las relaciones políticas salineras constitu-
función de un conjunto de factores: la cantidad y continui- ye un capítulo aún inexplorado, que implica, no obstante,
dad que asumió el flujo de raciones periódicas, el tipo de elementos centrales para la comprensión del período. Hacia
compromisos y condiciones exigidas a cambio y el propio fines de la década de 1860, al otro lado de las cordilleras
carácter segmental de la organización política indígena, las primeras campañas de avance del Estado chileno has-
que presentaba una resistencia estructural a la verticalidad ta las fronteras del río Malleco provocaban enfrentamien-
del vínculo político entre caciques y seguidores sugerido tos militares y arrinconamiento de los grupos arribanos y
por los tratados.4 huilliches, los principales aliados políticos de los salineros
En este marco, la reconstrucción de los procesos de rela- (Bengoa, 1996). Estos acontecimientos repercutieron regio-
cionamiento diplomático permitiría comenzar a responder nalmente, a través de la migración de población expulsada
algunas preguntas y plantear nuevas. Entre los principales de sus tierras y probablemente de guerreros en busca de
interrogantes se encuentra el que se pregunta por el rol del abastecimiento de ganado. En un antiguo artículo León So-
cacique principal, en este caso Calfucurá, en la relación con lís (1981) caracterizó los conflictos fronterizos suscitados a
las instancias estatales y respecto de su propia unidad polí- uno y otro lado de la cordillera como fenómenos propios
tica. En otras palabras, nos preguntamos por las caracterís- de una resistencia común de la sociedad indígena ante las
ticas que asumieron las relaciones diplomáticas en el lapso pretensiones de ocupación del “territorio indio”. Treinta
escogido, y por el impacto que estas pudieron tener en la años después, y teniendo en cuenta las formas heterogéneas
organización indígena, ya sea hacia un fortalecimiento del y fragmentadas que asumió la política indígena, intentamos
rol del cacique y/o hacia el surgimiento de contradicciones aquí buscar en las fuentes elementos para reconstruir las
internas o con otros grupos. En este sentido, debe consi- circunstancias, límites y horizontes de negociación y lucha
derarse otro factor inseparable del contexto político de los diplomática que se configuraron desde el particular espacio
de Salinas Grandes.
4 Bajo la lógica segmental, la ascendencia de los caciques indígenas sobre sus seguidores se erigía Nos preguntamos, en este mismo sentido, por las conse-
en términos de “autoridad”, entendida como opuesto al ejercicio del “poder” en tanto que “coerción”. cuencias que el ingreso de los salineros a las negociaciones
Procedimientos específicos para la toma de decisiones, tales como las juntas y parlamentos, man-
tenían la actividad deliberativa y decisional en el ámbito de la comunidad, dejando al cacique la
pacíficas a partir de 1861 tuvieron sobre sus conexiones po-
responsabilidad ejecutiva y organizacional. El cacique podía influir en las decisiones pero lo hacía líticas y comerciales con otras parcialidades cordilleranas y
mediante su capacidad de persuasión, por la práctica de la oratoria y por el prestigio acumulado en transcordilleranas. Y, recíprocamente, por la forma en que
base a sus actuaciones como líder guerrero o como negociador con el Estado; es decir que “el líder las relaciones mantenidas entre los salineros y sus aliados-
no podía obrar por cuenta propia o dar órdenes legislativas. Debía convencer. En este sentido, si bien
parientes cordilleranos –y sus requerimientos en ganado e
el consenso forma parte en mayor o menor grado de todo apoyo político, “en estas sociedades el
consenso era obligatorio y el líder no tenía ninguna posibilidad de obtener por la fuerza el consenti- intereses comerciales– condicionaron el mantenimiento de
miento de toda o una parte de su parcialidad” (Bechis, 2008: 290). las relaciones pacíficas de los salineros en las fronteras.

162 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 163
La “Secretaría de Calfucurá” bien el archivo del cacicazgo de Namuncurá fue hallado
al terminar la “Conquista del Desierto” y preservado entre
El período propuesto nos acerca al desarrollo de lo que los papeles del Archivo Estanislao Zeballos –y publicados
hemos considerado una política sistemática de oferta de tra- parcialmente por Durán (2006a y b)–, las cartas emitidas y
tados de paz por parte del Estado nacional, que utilizó las recibidas por Calfucurá a lo largo de su liderazgo sobre los
vías pacíficas como una de las modalidades principales de salineros se encuentran dispersas en muchos fondos docu-
control y desarticulación de la resistencia indígena al avan- mentales.
ce de las fronteras. En los últimos años, diversos trabajos Una búsqueda por diversos archivos (Archivo General
han abordado distintos aspectos de esta política de tratados de la Nación, Servicio Histórico del Ejército, Archivo Mitre)
de paz como instrumento del Estado durante el período de y prensa de la época5 permitió conformar un primer cor-
organización nacional (de Jong, 2007, 2011), reconstruyen- pus o “Secretaría de Calfucurá” y realizar por primera vez
do las trayectorias de las principales parcialidades y caci- una lectura secuencial del discurso que este cacique emitía
ques que mantuvieron fuertes vínculos diplomáticos con el y presentaba ante las autoridades. La notable cantidad de
Estado argentino, como Sayhueque entre los manzaneros cartas reunidas en este corpus –setenta cartas a las que aún
(Vezub, 2009), o los ranqueles Mariano Rosas y Baigorrita resta agregar otras treinta y dos que aún no hemos localiza-
(Pérez Zavala, 2007; Tamagnini y Pérez Zavala, 2010; Ta- do– nos muestra en primer lugar, la enorme profusión de
magnini, 2011), los que han dado un lugar especial a la es- misivas que integraron el flujo cotidiano de comunicación
trategia de búsqueda y reconstrucción de las “secretarías” entre las tolderías de Salinas Grandes, las comandancias de
de estos caciques. fronteras y la propia Buenos Aires. En este sentido, este cor-
En continuidad con los avances ya realizados sobre la pus es muy fragmentado y su lectura debe considerar estos
Confederación de Calfucurá (de Jong y Ratto, 2008; de límites a su representatividad. Por esta razón complementa-
Jong, 2009), este trabajo se propone como un primer in- mos esta reconstrucción en base a documentación sobre las
tento de reunir los testimonios dejados por los salineros, comandancias de fronteras, contenida en el Servicio Histó-
especialmente por Calfucurá, su líder principal hasta 1873, rico del Ejército así como en el Fondo Martín de Gainza en
explorando las posibilidades analíticas dadas por la lectura el Archivo General de la Nación.
de las numerosas cartas enviadas a distintos representantes En este trabajo analizaremos las cartas enviadas por el ca-
políticos del Estado nacional. Contamos con aportes im- cique salinero Calfucurá a diversos representantes del Estado
portantes para esta reconstrucción documental, como las entre 1861 y 1873, vinculadas con las relaciones diplomáticas
biografías de caciques publicadas por Hux (2004), la obra que mantuvo con el Estado argentino durante este período.
de recopilación y contextualización de tratados de paz en Esta correspondencia llegaba a través de comisionados a las co-
las regiones del Chaco y Pampa-Patagonia durante los pe- mandancias de fronteras –y en algunos casos hasta la capital–
ríodos colonial y republicano realizada por Levaggi (2000)
y la publicación de cartas de caciques de la Araucanía y 5 Agradecemos a Agustina Restucci y a Guido Cordero por facilitarnos algunas de estas cartas encon-
las Pampas durante el siglo XIX de Pavez Ojeda (2008). Si tradas a partir de su propia búsqueda en archivos.

164 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 165
y contenía el discurso dictado por el cacique a su secretario capacidad del cacique salinero para retener a muchos de sus
letrado, discurso que representaba tanto las decisiones colec- seguidores, y a su vez debe haber favorecido este proceso de
tivas adoptadas en las juntas de caciques como el tono y ges- separación de sus principales caciques aliados.
tos propios de la individualidad de este líder. En este sentido, La política estatal favoreció en estos primeros años la fir-
intentaremos trascender el carácter individual que adquiere ma de nuevos tratados, especialmente con aquellos caciques
la autoría de estas cartas, para comprender los posibles y múlti- que, desprendiéndose de la tutela de Calfucurá, solicitaron
ples contextos involucrados en estas comunicaciones. Partien- racionamientos por separado. Este desprendimiento políti-
do del objetivo general de buscar la perspectiva indígena sobre co también fue territorial, ya que estos pasaron a asentarse
las relaciones diplomáticas, intentaremos reconstruir, más allá en territorios cercanos a la línea de fronteras, donde ya es-
del discurso de Calfucurá, las formas que de hecho adoptaban taban establecidos otros “indios amigos” de la etapa rosista.
las conductas políticas de los salineros, las modalidades adop- Para mediados de la década Cañumil, Guayquil e Ignacio
tadas para la toma y ejecución de las decisiones, así como los se instalaron en las cercanías de Bahía Blanca, así como
acontecimientos que las condicionaron. Manuel Grande y más tarde Quentrel en la zona de Tap-
alqué. Este “desgranamiento” era un objetivo claramente
perseguido por las autoridades de frontera quienes, como
La lucha diplomática en las fronteras: una mirada desde el teniente de Indios Amigos Juan Cornell, estimaban que:
Salinas Grandes
(…) a estos caciques se seguirán otros con iguales de-
Calfucurá había firmado un tratado de paz con el Esta- mandas que a primera impresión se tendrán en vista los
do de Buenos Aires en 1861, meses antes de la derrota de la gastos enormes que considerados serán nada en propor-
Confederación de Urquiza por parte del ejército de Buenos ción de lo que se gana entreteniendo la paz mientras se va
Aires en la batalla de Pavón, en la que sus lanceros indígenas conquistando la tierra, que se hace útil formando pueblos y
no participaron (Levaggi, 2000). Este acuerdo diplomático aumentando la riqueza del país. Por eso es que yo juzgo
inició una etapa y relaciones pacíficas que durarían formal- que está en los intereses generales de la Nación y princi-
mente hasta el final de la década, en el marco de las cuales palmente en los del Gobierno de la provincia de Buenos
los salineros intensificaron sus antiguos vínculos comerciales Aires el admitir la separación e independencia de cada
con las jurisdicciones de Azul y Bahía Blanca, en el sur bo- uno de los caciques del dominio de un Jefe principal sea
naerense. En esta nueva etapa diplomática, Calfucurá pasó Calfucurá u otro para atraerlos a ser súbditos del Gobier-
a recibir un racionamiento sustancialmente menor que el no nacional aunque para ello sea preciso hacer algunos
percibido durante el gobierno de Rosas. El tratado asigna- gastos de más de los que se hacen.7
ba a Calfucurá 2.000 yeguas y “vicios”, pero ya no mensuales
sino trimestrales.6 Ello debe seguramente haber limitado la
7 Carta del teniente a cargo de las Tribus Amigas, Juan Cornell, al ministro de Guerra Juan Andrés
6 Juan Cornell a Juan Andrés Gelly y Obes, 10/11/1863. SHE, Caja 12, doc. 699. Gelly y Obes, 10/11/1863, SHE, caja 12, doc. 699. Cursivas nuestras.

166 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 167
El ingreso a la frontera comprometía a los nuevos indios de baja magnitud provocaba las amenazas del Gobierno a
amigos a una mayor subordinación a los mandos militares Calfucurá, como la que le hace llegar el presidente Mitre:
de frontera. No obstante, la paridad de fuerzas que se man-
tiene durante la década permitió que estos caciques conser- (…) estando en paz y amistad con usted, no es posible
varan fuertes vínculos con sus parientes y aliados políticos que una parte de sus mismos indios vengan á robarnos,
de “tierra adentro”, y que la integración al servicio militar, desobedeciendo sus consejos y órdenes. O la paz es como
más flexible y cercana a los manejos clientelistas de los jefes debe ser, castigando usted á los indios que lo desobede-
de frontera, guardara ciertas distancias respecto al régimen cen, ó seamos francamente enemigos, haciéndonos la
mantenido con los indios amigos de la etapa rosista. guerra con lealtad.9
Este marco de relaciones pacíficas con los salineros fue
paralelo, durante esta década, a la inestabilidad que mantu- En varias de las cartas escritas al presidente Mitre y a los
vieron los ranqueles en sus relaciones políticas con las auto- comandantes de frontera, el cacique se queja por las acusa-
ridades del Estado. Estos eran el blanco de las operaciones ciones e intenta explicar que estos hechos caen por fuera de
del Gobierno nacional, y sufrieron en estos primeros años su responsabilidad:
serios ataques del coronel de Vedia, enviado por Mitre. Se
sumaron durante la década a las “montoneras” que durante Estoy tan aburrido en este distrito en que me hallo, por-
la década de 1860 reclutaron entre sus aliados a lanceros que las mentiras son muchas. Cada vez que mando traer
ranqueles (Tamagnini y Pérez Zavala, 2010). Aunque Calfu- las raciones del Azul, siempre me mandan decir que yo
curá se abstuvo de involucrarse en estos conflictos, algunos estoy por ir a malón (…) Crea usted que soy hombre de
caciques y capitanejos salineros posiblemente apoyaron mu- palabra. Todo el mundo lo sabe que yo no me muevo
chos de los malones ranqueles a distintos puntos de fronte- para nada, y aún más, tengo prudencia cuando los míos
ra, incluido el de Buenos Aires. Ello impactó en forma casi me dicen que estoy vendido por azúcar y yerba y varias co-
permanente en las comunicaciones entre este cacique y las sas; pero esto no me importa nada a mí (…) no soy loco ni
autoridades estatales. zonzo para deshacer lo que tenemos hecho, y el convenio
de nuestras pases. (8/3/1863)10

“No tengo cuartel para sujetar tanto ladrón”8


Mi compadre Riba [Ignacio Rivas, comandante de la
Efectivamente, las cartas emitidas por Calfucurá durante frontera sur] me escribe de una manera, que me dicen
estos años revelan las tensiones que atravesaba la gestión co-
tidiana de las relaciones pacíficas. La sucesión de malones
9 Mitre a Calfucurá, 10/1/1863. Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos
Aires, 1912, vol. XXIV, en Pavez Ojeda, 2008, pp. 379-381.
8 Calfucurá a Rivas, junio de 1863 (II), Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de 10 Calfucurá a Mitre 8/3/1863. Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos
Buenos Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 90-91. Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 82-85.

168 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 169
que mis indios roban es sierto amigo no lo escusos, pero tenga que decir que yo consiento estos robos, para que usted
albierta que estos indios que roban biben mui distante crea de mi buen proceder y buena fe. Así que yo solo estoy
de mi y llo hinoro cuando salen arrobar y cuando llo se trabajando; ninguno me ayuda en nada” (abril de 1863).14
es cuando anbuelto (…) como cre que llo tenga culpa ni Estos argumentos ocupan gran parte del contenido de
me encuentre cumple en estos robos si llo no tratara de las cartas de Calfucurá entre los años 1863 y 1866. Sostiene
buena fe no le hubiera mandado los nombres de los capi- que él no puede gobernar a todos los indios, que hay mu-
tanejos que son los mas ladrones como V me pidió en una chos “ladrones” que no le hacen caso y a los que no puede
de sus cartas. (Abril de 1863)11 contener. La demostración de su lealtad y cumplimiento de
la palabra dada para mantener la paz depende, en su argu-
Estos argumentos pueden considerarse más o menos ver- mentación, de mostrar que gran parte de estos indios no
daderos, sin embargo revelan líneas de tensión o contradic- forman parte de “su gobierno” o “su gente”:
ción entre lo que el líder indígena pretende de sus seguidores
en función de continuar los tratados y lo que estos esperan de Le dire que llo soy un cacique que gobierno mis indios
su líder. Ambas partes no se ven satisfechas, ya que Calfucurá bien sabe V que hay otros caciques que llo no tengo domi-
se siente desobedecido, y algunos de sus seguidores lo consi- nio en ellos le dire a V que llo no soy de aquí soy chileno
deran un “vendido” por las raciones. Esta tensión parece ser en tonses gobernaba esta mi gente como me daba gana
resuelta por Calfucurá dando los nombres de quienes no obe- pero aquí hay ranqueleros que gobierna otros caciquis.
decían al tratado. De hecho, denuncia en una de sus cartas al (Abril de 1863)15
comandante Rivas, al capitanejo Guaiquil, quien unos años Estos me están trastornando mis buenas paces que ten-
después pediría un tratado aparte, en la frontera de Bahía go con mis amigos pues son unos hombres que viven tan
Blanca, argumentando que Calfucurá no le pasaba raciones distantes de mí que cuando quiero conversar mando
suficientes.12 Calfucurá rechaza los cargos por las invasiones chasques. Viven por las costas de los ranqueles, que se
realizadas por Guaiquil, dado que “esta gente vive muy lejos echa siete días (…) le digo que tengan especial cuidado y
de mí, y están muy distantes, como ocho días de camino”. vean si agarran algunos, no los dejen vivos. Mátelos, que
Sin embargo, provee la información de que Guaiquil había á mi me es corto el tiempo para arreglar todo por todas
hecho un acuerdo con el cacique Lucio –indio amigo de partes donde se encuentran varios caciques. No se podrá
Tapalquén, y en aquellos tiempos en muy buenas relaciones imaginar lo que yo trabajo; que vivo aburrido ya. (Junio
con Rivas–13 para pasar a robar, pagando a cambio hacienda, de 1863)16
prendas de plata y caballos: “Esto le aviso para que usted no

14 Calfucurá a Rivas, abril de 1863. Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos
11 Calfucurá a José Llano, abril de 1863. SHE, Caja 11, doc. 414. Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 87-88.
12 SHE, Caja 20, 1866, doc. 3626. 15 Calfucurá a Llano, abril de 1863. SHE, Caja 11, doc. 414.
13 Remitimos a de Jong (2008, 2012) para las prácticas clientelares del comandante Ignacio Rivas 16 Calfucurá a Rivas, junio de 1863 (I), Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de
en las fronteras. Buenos Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 88-90.

170 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 171
Estos gestos no eran solo discursivos: una noticia publica- fronteras un pase firmado por Calfucurá: “pedí me manden
da en La Tribuna en 1864 anuncia que luego de un malón de una orden para qué no vaya ninguno de mi gente sin pase,
caciques salineros en Sauce Grande, Calfucurá había envia- asi que desde hoy no salgan sin mi firma a negocio para
do parte de la hacienda robada nuevamente a Bahía Blanca, que conozcan mi gente” (4/2/1864, La Tribuna, 17/4/1864).
y que había decidido “arrebatar las familias a los indios que Mediante este instrumento “requerido” a los indios por la
se atrevan a robar en este partido, pues es el solo modo para administración fronteriza, el cacique podía así demostrar
contener á estos ladrones que no quieren obedecerle”. Se in- quiénes de los muchos que se acercaban a la frontera en su
cluye un fragmento de la carta que Calfucurá envía con esta nombre se encontraban realmente bajo su gobierno.
comisión al comandante de Bahía Blanca, en la que expresa Tres meses después, nuevas situaciones de malón motiva-
su enojo e impotencia por los robos que no logra evitar: ron a Calfucurá a enviar una comisión a entrevistarse con
el presidente Mitre, con el objeto de desmarcarse de nuevas
Amigo Llano –le diré que yo ya soy un paisano– Salio Ro- acusaciones. En la carta a Mitre sostenía que
sas de su mando, agame el fabor de no mandarme avisar
mas de estos robos pues yo que soy el Cacique principal (…) á causa de estos robos estoy muy avergonzado en que
no ando perturbando los tratados que tengo hecho, yo dirán sus jefes que yo tengo culpa; pues digo á usted por
no se de dónde salen a robar estos diablos, para que a la luz del día, como que yo no tengo culpa, no como lo
mi no me hechen la culpa. Yo no puedo sujetar esta jente negro de la uña (…) Bien sabe usted que yo solo no go-
porque unos viven muy lejos y no se cuando salen a robar, bierno. Hay muchos caciques que no están á mis órdenes
siempre estoy mandándoles avisar –no se descuiden con y estos cuando salen á robar, se toman en decir: soy de la
los indios gaucho, tengan cuidado, no se porque se des- gente del General Calfucurá; por eso mando al capitán
cuidan. (La Tribuna, 17/4/1864) Creuil y dos hombres más, para que usted converse con él
y le dé satisfacción en todo. (06/07/1864)17
Estas situaciones de malones en la frontera, en los que in-
tervenía “su propia gente” o “indios gauchos” no sujetos a su Evidentemente, el negocio de la paz era difícil de garan-
cacicato, ponían al cacique en una situación difícil como re- tizar para Calfucurá, quien debía desmarcarse continua-
presentante diplomático. Una forma de reparación parece mente de aquellos robos a la frontera que sucedían sin su
haber sido la de convocar a estos hombres y persuadirlos de intervención o permiso, pero que podían –y a veces con ra-
devolver la hacienda robada, como le comenta en esta mis- zón– ser atribuidos a sus indios, haciendo peligrar las rela-
ma carta a Llano: “le diré que yo junté a todos los que ha- ciones de paz. Es claro por sus cartas que al menos durante
bían ido a malón para hacerles devolver la hacienda robada, estos años este cacique intentará preservar este estado de
estos fueron los que á mi pertenecen y les espliqué muy bien relaciones, en algunos casos dando aviso de la preparación
en persona mi escribiente y el ayudante lenguaraz ponien-
do en conocimiento de todos lo que V. me dice”. Otra, la de 17 Calfucurá a Mitre, 6/7/1864, Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos
solicitar a Azul que exija a quienes quisieran comerciar las Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 92-94.

172 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 173
de malones ranqueles18 o acciones de grupos rebeldes y el cacique Reuque, con toda su gente, y vino el cacique
montoneras, esforzándose por acomodar las demandas po- Pailacán y el cacique Quelahueque, chilenos; Chezuel-
tenciales de sus aliados araucanos y del este cordillerano al cho, Piguncho, Boroganos: de toda la nación vinieron;
mantenimiento de los acuerdos con el Gobierno. pero no han venido á hacer mal a nadie: han venido a
La presencia de cordilleranos y “chilenos”19 en Salinas visitarme (…) Puede decir que vienen a invasión; no crea
Grandes fue frecuente en esta década. Entre ellos, la de su usted: entrego mi corazón, como que estamos en paz, y
hermano Reuquecurá, residente en la vertiente oriental de éstos tengo que darles de mis pocas raciones que se me
las cordilleras y de otros caciques de diversos puntos de la re- pasan (…) soy un hombre que de todas partes vienen ca-
gión, “chilenos, y Picuncho, y Teguelcho y Bonelano [boroga- ciques á visitarme, y á éstos tengo que darles de mis pocas
no]” como anunciaba en una carta a Rivas en 1863. En aque- raciones que á mí me pasan, lo mismo que a todos los
lla ocasión, Calfucurá anunciaba en cartas a los comandantes indios: no me alcanzan para nada. (Julio de 1864)22
de Azul y Bahía Blanca la próxima llegada de ochocientos
indios desde las cordilleras, con su hermano Reuque y el hijo Las raciones acordadas con los caciques constituían un
del cacique Parlacall [Paillacán], aclarando que “biene abisi- recurso siempre limitado con relación al número de quie-
tarme, no bienen a malón porque esta es mi gente también y nes podían aspirar a ellas. Por lo tanto no debería vérselas
saben como bibo como me trato” (abril de 1863).20 simplemente como un recurso para que los caciques incre-
Estas visitas, que podían durar varios meses, creaban la nece- mentaran su ascendencia o concentraran su autoridad. Por
sidad de disponer de mayores recursos, lo cual intensificaba los el contrario, su recepción planteaba problemas de distri-
cotidianos pedidos de regalos y anticipo de raciones a las fronte- bución, recelo y competencia que se convertían en factores
ras: Calfucurá pedía en esas circunstancias a Rivas: “me haga el disruptores de las alianzas y del apoyo con que contaban los
favor de mandarme trescientas yeguas de mis raciones, lo mas líderes. Así le explicaba Calfucurá a Mitre:
pronto posible que se pueda despachar, porque estoy aguardan-
do tanta gente y no tengo con qué mantenerla” (abril de 1863).21 También digo á usted que á causa de estas raciones que
Al año siguiente, en julio de 1864, nuevamente anuncia- usted nos pasa nos aborrecen a mí y a mi hermano Quen-
ba que había llegado trel. Así salen á robar á escondidas; pero no hay cuidado,
porque yo he de arreglar lo mejor que pueda. Doy a usted
las gracias por lo que me pasa, aunque no me alcanzan
18 Avisa en junio de 1863 que los ranqueles invadirán el siguiente mes la frontera norte, en el Sauce
para toda la indiada. (Julio de 1864)23
y Melincué, unidos al ejército federal. Calfucurá a Rivas, junio de 1863 (I), Archivo del General Mitre,
Gobernación de la Provincia de Buenos Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 88-90.
19 En las fuentes militares de la época la denominación “indios chilenos” aparece frecuentemente
aplicada a grupos cordilleranos de uno y otro lado de los Andes. En el discurso de Calfucurá, los “chi-
lenos” son los caciques y lanceros indígenas de la Araucanía, especialmente los arribanos. 22 Calfucurá a Mitre, 6/7/1864, Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos
20 Calfucurá a Llano, abril de 1863. SHE, Caja 11, doc. 414. Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 92-94.
21 Calfucurá a Rivas, abril de 1863. Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos 23 Calfucurá a Mitre, 6/7/1864, Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos
Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 87-88. Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 92-94.

174 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 175
A ello se agregaba la falta de cumplimiento en la entrega No obstante el doble discurso atribuido por la historio-
de raciones, ya sea en cantidad o calidad de los ganados grafía tradicional al cacique salinero26 (Schoo Lastra, 1928;
y “vicios” acordados. Son frecuentes en estos años las que- Clifton Goldney, 1963; Yunque, 2008), creemos que el man-
jas por el comportamiento de proveedores en las fronteras tenimiento de los tratados de paz era realmente el objeto de
(como “Don Galván”, en Bahía Blanca) o de los propios co- los esfuerzos diplomáticos de este cacique, los cuales, dado
mandantes, como Rivas (en Azul): el carácter consensual de la política indígena, encontraban
en estos años el apoyo de gran parte de los seguidores de su
Como le digo de mi compadre Rivas, otro ladrón de pri- parcialidad. Los intereses de abastecimiento y comercio de
mera clase; él me da de lo que mejor gana le da; no me da sus aliados en la Araucanía, sin embargo, implicaban otro
lo que tiene ordenado de usted. Las yeguas vienen cuan- desafío a la gestión de Calfucurá como líder de los saline-
do él ya ha ganado doble con las que usted me pasa. (…) ros. Según creemos, la agrupación salinera logró manejar la
Y el Comandante O. Llanos hace otro tanto peor (…) Le presencia araucana durante estos primeros años de vigencia
mando avisar para que sepa lo que éstos están haciendo del tratado apuntando a evitar grandes malones en la fron-
conmigo y con usted. A mí me roban, a usted le roban. tera de Buenos Aires, quizás desviándolos a las fronteras de
(Marzo de 1863)24 Córdoba y San Luis, en las que la ausencia de tratados entre
los ranqueles permitía contar con ellos en las empresas de
obtención de ganado. Cuando se trataba de malones a la
frontera de Buenos Aires, Calfucurá advertía a las autorida-
“Yo no quiero guerra con nadie: quiero vivir en paz todo el des de frontera, aunque no siempre con suficiente antela-
resto de mi vida”25 ción (Barros, 1975 [1872]). Sin embargo, ciertas situaciones
de conflicto, que habrían justificado en términos diplomá-
Esto era lo que escribía Calfucurá al nuevo coman- ticos un ataque masivo a las fronteras, fueron reorientadas
dante de Azul, Benito Machado, en febrero de 1865. Una por Calfucurá hacia la continuidad del negocio pacífico.
vez más, esta frase acompañaba las excusas sobre recien- A fines de 1865 se produjeron malones indígenas que se
tes malones realizados a la frontera, y el envío de una hicieron sentir en el oeste y sur de la provincia de Buenos
comisión con representantes de Calfucurá y su segundo, Aires, en los que participaron también caciques salineros,
Quentrel, nuevamente a Buenos Aires, para dar cuenta hecho que algunos investigadores han interpretado como
de la vocación de mantener la promesa de paz de los sa- rechazo al avance dado por la formación de diez nuevos
lineros. partidos sobre la provincia de Buenos Aires (Hux, 2004). Si
bien Calfucurá había ya prevenido al comandante de Azul
sobre estas invasiones, Machado se sintió autorizado para
24 Calfucurá a Mitre, 8/3/1863, Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Buenos
Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 82-85.
25 Calfucurá a Machado, 21/2/1865, Archivo del General Mitre, Gobernación de la Provincia de Bue- 26 Esta perspectiva puede encontrarse en historiadores como Schoo Lastra (1928), Clifton Goldney
nos Aires, 1912, vol. XXIV, pp. 95-97. (1963) y Yunque (2008).

176 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 177
actuar en represalia, poniendo en prisión a la comisión en- diplomática iniciaría así la incorporación al negocio pacífi-
viada por Calfucurá para retirar las raciones a principios de co de un aliado central de los salineros, quien continuaría
enero de 1866. Esta circunstancia dio pie a la primera crisis por varios años más en tratados con el Estado argentino, a
de las relaciones pacíficas de la década: Calfucurá comuni- través de Carmen de Patagones, junto a muchos de los caci-
có que mandaría llamar en su apoyo a indios “chilenos” y de ques pehuenches de la cordillera (de Jong, 2011).
la Cordillera, y que contaría también con fuerzas ranqueles A fines de ese año, y ante una nueva invasión realizada
y de los mismos “indios amigos” de Catriel en Azul. Esta por sus capitanejos Ebuñam y Lincohan, “que son los que
decisión de Machado –quien buscaba rehacer los tratados imbaden i me ponen mal i me asen perder mi fama”, Cal-
de paz controlando el negocio de la provisión de raciones– fucurá comunicaba a Barros que mandaría a un hijo suyo,
conllevaba ciertos riesgos en un contexto marcado por la Bicente Millacurá, a vivir al Azul, “para qe estos pícaros ca-
falta de personal militar en las fronteras, destinado a la gue- pitanejos se dejen del imbadir y me tengan mas rrespeto”.30
rra contra el Paraguay. Los partes militares transmiten poco Otra carta de Calfucurá publicada en La Tribuna confirma
tiempo después la noticia de un malón en las cercanías de la instalación de Vicente Millacurá con ocho soldados “para
Tres Arroyos y rumores sobre la reunión en Salinas Gran- que ofresca en caso va invasión para que al pronto monten
des de tres mil indios cordilleranos y “chilenos”. Una carta a caballo y estos vengan de vaqueanos”.31 También alerta so-
de Calfucurá al gobernador de Buenos Aires, publicada en bre noticias recibidas sobre Felipe y Juan Saá, quienes en-
La Tribuna, confirma el número de 3.500 hombres, en una viaban a las tolderías comisiones para reclutar indios para
fuerza integrada por lanceros de Reuquecurá y por indios invadir la frontera de Buenos Aires, desde Tres Arroyos has-
“chilenos”, uno de cuyos caciques, según Calfucurá, había ta el norte. Explica que él avisa a tiempo y que no está en la
firmado un tratado con el presidente de Chile, Joaquín Pé- preparación de este malón, en cuyo caso no mandaría a su
rez, ese mismo año.27 hijo a la frontera.32
Este manejo desacertado de la diplomacia llevó a sus- En este sentido, incrementar el contacto con los espa-
tituir a Machado por Álvaro Barros, quien publicaría cios de frontera parecía estar en el horizonte de expecta-
posteriormente un relato de estas circunstancias.28 El co- tivas del cacique salinero, como cuando solicita a Barros
mandante Barros intentó reorientar el conflicto hacia una que permita a los caciques amigos Juan Catriel, Manuel
solución diplomática, pidiendo ayuda al cacique Catriel Grande y Manuel Reilef mandar comisionados a reunirse
para proponer a Calfucurá un nuevo acuerdo de paz. Este en Salinas Grandes.33 Algunos caciques amigos, sin embar-
aceptó bajo la condición de que fuera ofrecido otro tratado go, no se hallaban en buenas relaciones con los salineros,
de paz a su hermano y aliado Reuquecurá.29 Esta solución pese a los intentos de Calfucurá: este se refiere a que “los

27 Calfucurá a Alsina, 6/8/1866, en La Tribuna 7/9/1866. 30 Calfucurá a Barros, 7/12/1866, en La Tribuna 18/1/1867.
28 Este conflicto es relatado extensamente por Álvaro Barros (1975 [1872]), quien acusa a Machado 31 Calfucurá a Barros, 25/2/1867, en La Tribuna, 4/3/1867.
de corrupción en el manejo de raciones y lo sucede en la Comandancia de Azul. 32 Calfucurá a Barros, 25/2/1867, en La Tribuna 4/3/1867. En una carta posterior avisa que la gente
29 Este proceso puede seguirse en la documentación del SHE, caja 20, nº 3588 y 893, y en las cartas de los hermanos Saá ha tomado contacto con los ranqueles (28/2/1867, en La Tribuna 10/3/1867).
de Calfucurá y Reuquecurá a Alsina publicadas en La Tribuna el 7/9/1866. 33 Calfucurá a Barros 7/12/1866, en La Tribuna, 18/1/1867.

178 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 179
que están en contraria mía son Chipitrur, Calfuquir i otros me conteste y me diga de asuntos de los señores ricos y jefes
Capitanejos”.34 Asimismo sus cartas dan pistas de sus reite- y del señor gobierno”.36
rados intentos de contactar a Coliqueo, su antiguo aliado Paralelamente, el Estado chileno había comenzado en
en la Confederación Indígena, aunque sin demasiado éxito. 1866 una política de avance sobre la Araucanía a partir de
la construcción de una nueva línea de ocupación sobre el
río Malleco, desde la que se desplegó una serie de expe-
“Si se retiran de Choele Choel no habrá nada diciones punitivas sobre las tierras de los arribanos. Estos
y estaremos bien”35 asumieron la resistencia, consiguiendo el apoyo de grupos
históricamente enfrentados, como los abajinos, y solicitan-
Hacia el fin de la presidencia de Mitre, y en los tramos fi- do guerreros a sus aliados pampeanos. Desde 1868 hasta
nales de la Guerra del Paraguay, cambian las características 1871 se produjeron numerosos enfrentamientos, que en
de las relaciones políticas y diplomáticas de los salineros con 1869 llegan al carácter de guerra de exterminio y provocan
el Estado argentino. En ello influirían tanto las acciones le- numerosos desplazamientos de población indígena hacia el
gislativas y militares orientadas a dar los primeros pasos en oriente cordillerano, presencia que fue registrada tanto en
la ocupación de los territorios de Pampa y Patagonia, como la jurisdicción de Patagones como entre los salineros y los
la presión sobre sus aliados araucanos, lo que provocaría ranqueles (Bengoa, 1996; de Jong, 2011).
el inicio de las operaciones de extensión de la línea militar Esta migración compuesta sobre todo por las familias y
hacia el sur del río Bío Bío. En los años siguientes, otros haciendas de los lanceros que enfrentaban al ejército chile-
factores, de orden más local y vinculados a la competencia no debe haber ejercido seguramente una mayor presión so-
faccional, presentarán nuevos obstáculos a los esfuerzos di- bre las poblaciones pampeanas que las recibían, sobre todo
plomáticos de los salineros destinados a la firma de un nue- en términos de subsistencia y abastecimiento en ganados
vo tratado de paz. aunque, paradójicamente, fueron grupos no involucrados
Poco antes de ser sucedido en su cargo por Sarmiento, en la guerra de fronteras –como los boroganos– los que des-
el presidente Mitre envía una expedición militar a la isla tinaron sus guerreros a las empresas maloneras en este pe-
de Choele Choel, punto estratégico para la comunicación ríodo (Bengoa, 1996). Asimismo, distintas referencias dis-
entre las Pampas y la Araucanía. Álvaro Barros publicó una persas en fuentes indican que durante estos años grupos de
carta que Calfucurá le enviara en septiembre de 1868, en la aliados pampeanos cruzaron la cordillera respondiendo al
que exigía el retiro de las tropas del ejército de la isla, anun- pedido de apoyo militar de los arribanos, aunque no sabe-
ciando que había mandado llamar a las fuerzas de Reuque- mos en qué cantidad y desde cuáles parcialidades. En todo
curá en su apoyo, aclarando que “si se retiran de Choele caso, en otra carta al comandante Barros, dictada a su so-
Choel no habrá nada y estaremos bien, pero espero usted brino Bernardo Namuncurá, anuncia que los caciques Qui-
lapán, Calfú Coi, Mari-hual y Calfuén están triunfando en
34 Calfucurá a Alsina, 6/8/1866, en La Tribuna, 7/9/1866.
35 Calfucurá a Barros, 17/9/1868, en Barros, 1975, pp. 79-80. 36 Calfucurá a Barros, 17/9/1868, en Barros, 1975, pp. 79-80.

180 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 181
la guerra que allí tienen con los “cristianos”, y que Quilapán Todos ellos mantendrán un vínculo estable de racionamien-
“quiere venir a pelear en esta parte de la Argentina y quie- to hasta las vísperas de las campañas militares. Pero, parale-
re venir a colocarse entre los ranqueles con 3 mil lanzas”,37 la y significativamente, se restaron recursos a los salineros.
amenaza que no llegó a concretarse dado que Sarmiento, Al menos desde 1869 dejó de cumplirse con la entrega tri-
una vez en el cargo de presidente de la nación retiró pronta- mestral a Calfucurá de las raciones convenida.39
mente las fuerzas de la isla. En este contexto, una serie de eventos de represión a los
A su vez, desde la frontera de Buenos Aires también se indios amigos de la frontera sur terminaron por deteriorar
producían novedades. El proyecto de avance de fronteras las relaciones pacíficas con los salineros. En estos años, la
contemplado en la Ley sancionada en 1867 comenzaba a to- situación de los indios amigos, representados por distintos
mar forma en nuevas medidas, que se aceleraron a partir asentamientos a lo largo de la frontera, se orientaría hacia
de vislumbrarse el fin de la Guerra del Paraguay. En 1869 el una mayor subordinación y militarización de estos contin-
Gobierno de Sarmiento dispuso el avance de toda la línea gentes a los mandos militares, conduciendo a la represión
de frontera sur, lo que significó el traslado de la frontera de de los grupos que oponían resistencia. A principios de 1870,
Córdoba al río Quinto y quitar a los indígenas territorios el comandante de Bahía Blanca atacó al cacique salinero
con aguadas estratégicas como puntos de apoyo para sus in- Cañumil, instalado allí como indio amigo. Calfucurá anun-
vasiones en la frontera de Buenos Aires.38 Y en 1870, al fina- ció represalias por la muerte de setenta lanceros y la pri-
lizar la guerra, el gobierno retomó los planes de ocupación sión del cacique, exigiendo el reemplazo del comandante
del “desierto”: desde el Ministerio de Guerra se encomendó que había encabezado la represión (Rojas Lagarde, 1995).
al jefe militar de Azul la preparación de una expedición Y efectivamente estos malones salineros, apoyados por arau-
punitiva sobre Salinas Grandes y al contraalmirante Martín canos, tuvieron lugar en Tres Arroyos y en Bahía Blanca. A
Guerrico un nuevo intento de ocupación de Choele Choel. fines de ese mismo año, no obstante, Calfucurá se comunicó
Por otra parte, la política de tratados de paz comenzaba a estableciendo su voluntad de retornar a los tratados de paz:
mostrar sus facetas más selectivas: en 1872 se renovaron los tra-
tados de paz con Sayhueque y Reuquecurá y nuevos caciques Señor, mi sublevación ha sido por las tantas picardías que
“manzaneros” y pehuenches se incorporaron bajo tratados en ha hecho el jefe de Bahía Blanca. Doy a saber que recién
acuerdos de racionamiento a través de Carmen de Patagones ahora estamos deseando los buenos arreglos. Por eso en-
(de Jong, 2011). Desde las fronteras de Córdoba se intensificó vío a la comisión. No tengo queja de usted, ni usted de
la presión diplomático-militar sobre los ranqueles y, luego de mí. Por eso busco la amistad. Vivimos en un campo en
algunos ataques a las tolderías indígenas, se lograron encauzar que podemos vivir.40
las negociaciones de paz con los ranqueles en octubre de 1872.
39 Desde la asunción de Sarmiento, las raciones asignadas a Calfucurá solo se habían entregado una
vez al año, en vez de las cuatro entregas comprometidas en los tratados. El dato surge de una carta de
37 Bernardo Namuncurá a Barros, abril de 1869, en Barros, 1975, pp. 80-81. Calfucurá al ministro de guerra Martín de Gainza, 22/7/1872. AGN, Legajo 42, folio 6.186.
38 Informe del coronel de ingenieros Juan Czetz al ministro de Guerra Martín de Gainza, SHE, caja 40 Carta de Calfucurá al comandante de Elía, 18/8/1870. Archivo Estado mayor del Ejército, nº 6054,
31, 18ª 5620. en Hux, 2004, p. 158.

182 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 183
Con esta disposición a renovar tratados Calfucurá acep- La batalla de San Carlos tuvo en la época un doble re-
taba implícitamente los avances realizados en la frontera a gistro: pasó a la historia por constituir un contraste militar
fines de 1869. Aunque estas gestiones de paz prosiguieron para Calfucurá y sus confederados, logrado además gracias
con el coronel Murga por Bahía Blanca,41 pronto otro acon- a la participación de indios amigos entre las fuerzas del ejér-
tecimiento volvería a interrumpir las relaciones pacíficas. cito (Hux, 2004). Sin embargo, la prensa opositora destacó
En mayo de 1871, las fuerzas militares de Azul, con el apoyo el poder de destrucción que conservaban los indígenas, que
de indios catrieleros, atacaron a los caciques de Tapalqué, habían permanecido por tres días arreando ganado varias
acusados de insubordinación al cacique amigo Catriel.42 leguas al interior de las fronteras (Poggi, 1978). Presionado
Calfucurá realizó una convocatoria para hacer un malón en por la opinión pública y por la derrota infringida a los in-
represalia. Pero intentó, paralelamente, mantener contac- dígenas, el ministro de guerra Martín de Gainza encomen-
tos con la frontera: mandó comisiones al oeste y a Azul para dó al jefe de la Frontera Sur, Ignacio Rivas, la preparación
pedir adelanto de raciones, en espera de que se concretaran inmediata de una expedición militar a Salinas Grandes,
los tratados de paz (Hux, 2004). destinada a ocupar definitivamente los territorios salineros.
El célebre malón indígena sobre el sector oeste de la Pero Rivas, perteneciente al “mitrismo”, no estaba dispuesto
frontera en febrero de 1872, que culminó en la batalla de a concretar más victorias en la frontera que pudieran ser ca-
San Carlos –considerada una derrota social y política para pitalizadas por el gobierno de Sarmiento en pleno proceso
Calfucurá (Pérez Zavala, 2007)– obedeció seguramente a electoral.
varios factores. La represión a los indios amigos y la dilación Factores propios de la competencia faccional entre auto-
en las negociaciones de paz, que en definitiva significaban nomistas y nacionalistas43 intervendrán así en la política de
la escasez de haciendas y otros productos en la subsistencia fronteras, marcando el ritmo al desarrollo de las relaciones
salinera, sumaron motivos a la presencia de guerreros arau- diplomáticas con los salineros. El seguimiento de la corres-
canos, ligada probablemente a la suspensión de las hostili- pondencia entre Rivas y el ministro Gainza revela la estra-
dades con el ejército chileno hacia fines de 1871 (Bengoa, tegia del comandante, orientada a distender la definición
1985). Las fuerzas confederadas por Calfucurá conforma- militar sobre los salineros hasta 1874 –año de elecciones
ban, según las fuentes, 3.500 lanceros –6.000 según una presidenciales–, alegando primero dificultades climáticas y
carta del cacique salinero–, entre los que se encontraban técnicas, y finalmente persuadiendo al ministro de renovar
indios “chilenos”, ranqueles, cordilleranos de Reuquecurá, a través del comandante de Bahía Blanca, Julián Murga, el
salineros y patagones (Hux, 2004: 168).
43 Los años que van de 1872 a 1874 serán los últimos de la presidencia de Sarmiento, con el pos-
41 SHE, 9/03/1871, en Hux, 2004, p. 164. terior retorno de Mitre a la presidencia que alimentó las expectativas de los liberales o “mitristas”.
42 Muchos de los tapalqueneros huyeron hacia Salinas Grandes, otros fueron apresados en la fron- Muchos de sus representantes políticos en las fronteras eran militares que, como Benito Machado,
tera oeste y enviados prisioneros a Martín García. Este hecho remite a un proceso de división y oposi- Julián Murga e Ignacio Rivas, habían logrado permanecer en sus puestos de comandancia en la sec-
ción de grupos de indios amigos catrieleros y tapalqueneros fomentado por los manejos clientelares ción sur de la frontera. Estos serán escenarios privilegiados del desarrollo de la “revolución mitrista”
de los jefes de frontera como Rivas y De Elía. Hemos analizado este proceso en de Jong (2012), pero de septiembre de 1874, que será liderada por jefes militares como Rivas y contará con la participa-
remitimos a Hux (1993) para un relato pormenorizado de estas circunstancias. ción de los indios amigos de Catriel entre sus fuerzas.

184 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 185
diálogo diplomático con Calfucurá, a la espera de la oca- son detenida alla seisocho meses i todo lo que pido nada
sión propicia para invadirlo (Barbuto y de Jong, 2012). seme da solo rresibo insultos en todas mis pedidas

Pide al ministro que “le encarge a sus Jefes que marchen


“Nosotros que somos dueños de esta América, no es justo conmigo conforme a su orden” e insiste en solicitar racio-
que nos dejen sin campo”44 nes de mil animales para su hijo Namuncurá y de dos mil
para él, que sean entregadas en Bahía Blanca “esto es para
Reanudar el diálogo diplomático era a su vez el objetivo aser contentos a todos mis indios, i entonces tendre el dere-
de los salineros. Calfucurá envió de inmediato comisiones cho de castigar severamente amis indios, i asi oy espero me
a Bahía Blanca y a Azul con cartas al ministro de Guerra, mande un Borrador con su firma paraqe no me anden con
ofreciendo pactar nuevamente la paz, aunque bajo la con- engaños”.45 Sin embargo también desconfiaba de este pun-
dición de que fueran cumplidos los turnos de entrega de to, ya que en otra carta a las autoridades de Bahía Blanca
raciones y que los intereses de sus indios fueran respetados anunciaba que
en los intercambios comerciales en la frontera. Calfucurá
no recibió una respuesta contundente, y antes de terminar (…) se me es muy admirable del tratado falso, lo que quie-
el año se produjeron más malones sobre la frontera norte y ren hacer conmigo, porque ya se todas las intenciones de
oeste (Poggi, 1978). Calfucurá argumentó que los responsa- mis buenos amigos y en el trabajo mi compadre Murga.
bles eran capitanejos que no le obedecían e insistió con el Uds. Lo quieren traicionar a Calfucurá (…) el Coronel
envío de nuevas comisiones a Bahía Blanca, Azul y al Fuerte Murga se va para Patagones, éste se va a agarrarme el
General Paz con propuestas para negociar la paz. Una carta camino, en fin ya están en su trabajo y como que yo estoy
escrita a Gainza en julio de 1872, cuando este se hallaba en sobre mi caballo y también van a llegar mis indios por los
Azul preparando la expedición a Salinas Grandes, es elo- caminos de Chile.46
cuente acerca del horizonte de expectativas bajo las que se
conducía la negociación salinera. En ella se refiere al gran No sabemos con certeza a qué “tratado falso” se refiere
malón de 1872, sosteniendo: Calfucurá, pero seguramente se vinculaba a los prepara-
tivos que desde Azul y Bahía Blanca se realizaban en pos
Excelentisimo Señor, mi tra[s]lado fue malo por lo que de una futura expedición punitiva a Salinas Grandes. No
sus Jefes de Frontera me fallaron; que culpa tiene las Co- obstante, las sucesivas comisiones indígenas a Julián Murga
misiones que sufren el castigo tan en vano i mis de mas en Bahía Blanca, evidencian su enojo por la demora de las
indios comerciantes que sufren el castigo envano (…) si negociaciones y por no recibir lo solicitado por las cautivas
es por mis Rasiones ase cuatro años que me an privado, que ha enviado a la frontera:
solo se me da unaves al año desde esa ves i mis comisiones
45 Juan Calfucurá a Martín de Gainza, 22/7/1872. AGN, Sala VII, AMHN, legajo 42, f. 6.186.
44 Calfucurá a Gainza, 30/1/1873, AGN, AMHN, Leg. 43, Nº 6.517. 46 Juan Calfucurá a Felipe Caronti, 27/6/1872. Museo Sarmiento, Sección Conquista del Desierto.

186 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 187
(…) tengo muchos cuentos recibidos en contra de Usted esta América, no es justo que nos dejen sin campo. Pero
que me han dicho que Usted esta recibiendo mucho di- espero que Usía se olvide de Cargüé, se es que han dado
nero por las Cautivas que le ha entregado y hasta caballos órdenes. Y si lo han dado, es mejor, así no me extiendo
[parejeros], que esto le da los dueños de las familias y más.49
esto me parece que yo no mas sere el que trabajo debalde
como que Usted y el Mayor Carontis mi ha hecho volver Al iniciarse 1873, Calfucurá envió a su hijo Namuncurá
con las manos cruzadas a mis Comisiones.47 a Buenos Aires, a entrevistarse con el presidente y con el
arzobispo Federico Aneiros, tratando de ampliar el arco de
Por entonces, Rivas convence a Gainza de postergar los sus aliados en el Gobierno.50 En carta al ministro Gainza, el
planes de avance comunicándole que se encuentra en pro- cacique sostenía que la comisión iba “en rreclamo de nues-
ceso de negociar con Calfucurá la instalación de una fuerza tra Rasion de animales i cosas de Bisios ide papel de tratado
militar de cien soldados en los campos de Carhué –tierras que espero me lo mandara para yo ver el número de anima-
donde los salineros mantenían sus haciendas– y una escol- les que se me pasa”. Se quejaba además que como “adelanto
ta de cien indios en Salinas Grandes.48 La disparidad entre de raciones”,
los logros diplomáticos que Rivas comunicaba al ministro
Gainza y el contenido de las cartas de Calfucurá nos han (…) oy me saben dar de rasión todo lo pior si es en los
llevado a sostener que el comandante de Azul realizó una animales medan todo chicaje y que lo mas qedan en el ca-
verdadera manipulación de la información a través de los mino asi es que no me sabe alcanza ni a sien indios i que
canales oficiales, con el fin de dilatar el paso militar re- por este es el motivo que mis indios rroban de la misma
querido por el ministro de Sarmiento (Barbuto y de Jong, necesidad i me asen comprometer.
2012). No tenemos constancia, hasta el momento sobre si
este planteo llegó a Calfucurá ni si fue aceptado, pero sí Hacia 1873, el Gobierno daba señales equívocas a los sali-
que este cacique rechazaba, en los primeros meses de 1873, neros: por un lado prometía tratados y adelantaba raciones,
cualquier propuesta que tuviera que ver con el adelanto de pero las noticias que circulaban indicaban que los prepara-
fortines o la ocupación de los campos de Carhué: tivos para una acción militar en Salinas Grandes y el interés
en ocupar los territorios indígenas seguían vigente. Desde
(…) Es mejor que vivamos como hermanos de una mis- otras jurisdicciones de frontera se emprendían expedicio-
ma tierra. Pido a Usía que lo piense lo mismo, que Usía nes punitivas, como la de Arredondo sobre los ranqueles
nada saca si nos hacen la guerra. Exmo. Señor, tocante o la de Lagos sobre los toldos de Pincén. En este contexto,
a la población de la que dicen es por sus órdenes: en eso una nueva visita de los aliados arribanos podía responder
pido que se resuelvan. Nosotros que somos dueños de

49 Calfucurá a Gainza, 30/1/1873, AGN, AMHN, Leg. 43 Nº 6517.


47 Juan Calfucurá a Julián Murga, octubre de 1872. AGN, Sala VII, AMHN, legajo 43, f. 6.335. 50 En la misma visita, Namuncurá toma un primer contacto con el arzobispo Federico Aneiros, quien
48 Martín de Gainza a Ignacio Rivas, 7/11/1872. AGN, AMHN, leg. 43, Nº 6356. comenzaba a interesarse por la evangelización de los indios de las pampas (Hux, 2004).

188 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 189
a los intereses araucanos en el ganado y el comercio en las en las prácticas diplomáticas con distintos agentes del Esta-
Pampas, pero también, como indicaba el rumor, a la convo- do argentino. Las dificultades metodológicas son varias: al
catoria de Calfucurá a un parlamento en Salinas Grandes, carácter fragmentado del registro documental sobre Calfu-
con miras a unir fuerzas para gestionar la paz o bien la gue- curá se agrega la percepción de silencios, omisiones o distor-
rra.51 La muerte de Calfucurá, el 3 de junio de 1873, ocurrió siones importantes en los documentos oficiales que informa-
mientras 20 caciques, 20 caciquillos y 140 capitanejos deli- ban sobre la evolución de las relaciones fronterizas.
beraban las condiciones que formarían las bases de un nue- La reconstrucción de este proceso de acciones diplomáti-
vo tratado a proponer al Gobierno nacional. Un triunvirato cas de los salineros con las autoridades del Gobierno argen-
de caciques fue elegido entonces para suceder a Calfucurá tino condujo a involucrar al menos dos contextos: uno es el
–sus dos hijos Manuel Namuncurá, Alvarito Reumay y su de las relaciones de las poblaciones de Salinas Grandes con
sobrino Bernardo Namuncurá–. En sus manos quedaría la otros grupos de la Araucanía; el otro, el de las luchas faccio-
gestión de las relaciones diplomáticas de los salineros en los nales que atravesaban el control del Estado y que durante el
que fueron sus últimos años de independencia política. Una período hacían de la gestión del conflicto fronterizo uno de
etapa que guarda fuertes vínculos con la aquí reconstruida sus escenarios. En este sentido la historia de las fronteras se
y que dejamos para futuros abordajes. presenta como la intersección de varios espacios de relaciones
que solo se pueden entender desde una dinámica regional.
Las cartas de Calfucurá muestran que las alianzas con
Palabras finales los arribanos y los cordilleranos de Reuquecurá se mantu-
vieron, con mayor intensidad que con otros sectores indí-
A lo largo del trabajo nos propusimos reconstruir la es- genas de la región –como los ranqueles o los huilliches de
trategia diplomática de los salineros a través de la lectura y Sayhueque, por ejemplo–, respondiendo en este período
contextualización de las misivas que Calfucurá elaboró en el específico no solo a los intereses económicos que estas ca-
desarrollo de las negociaciones diplomáticas entre 1861 –en nalizaban sino también a las presiones que el avance territo-
que retoma las relaciones pacíficas con el Estado de Buenos rial de los estados ejercían en la Araucanía y en las Pampas.
Aires, prolongadas luego con el Estado argentino unificado– Nuevos interrogantes surgen en torno al carácter de estas
y 1873 –año de su muerte–. La intención ha sido reconstruir relaciones y sobre el impacto que el ingreso de los salineros
las condiciones históricas y el horizonte de acción que los al negocio pacífico pudo tener sobre las mismas. En este
salineros y el cacique Calfucurá en particular dispusieron sentido, debería profundizarse sobre el margen que los sali-
neros y el cacique Calfucurá tenían para impedir o desviar
51 Según datos de Manuel Bunster, cónsul argentino en Angol, el cacique cordillerano Reuquecurá malones araucanos a la frontera, como parecen haberlo lo-
había concertado con los arribanos Quilapán y Quilahueque que pasaran la cordillera “con el objeto grado en muchos casos.
de dar un asalto a los pueblos fronterizos argentinos ‘Azul’ y ‘Guardia Blanca’”. El motivo que exponía
Respecto de la política estatal en las fronteras, advertimos
Reuquecurá “es que el gobierno argentino ha minorado el sueldo que tenía asignado a Calfucurá
cuyo sueldo, dice, se le asignó al tiempo que el Gobierno se apoderó de los dos puntos mencionados”. que esta pudo presentar una apariencia equívoca e incohe-
SHE, 7 de marzo de 1873, Caja 36, doc. 21-6559. rente ante los indígenas, en tanto el negocio pacífico fue

190 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 191
concebido como un recurso momentáneo para distender las era el articulador entre los suyos y los representantes del Es-
amenazas de ataques a las fronteras, pero no como un pro- tado y las decisiones políticas de la agrupación eran comu-
yecto de incorporación y subordinación de las poblaciones nicadas a través suyo y de sus cartas, ello no implicaba que
indígenas a la sociedad nacional a largo plazo. La sociedad la decisión y la deliberación estuvieran en sus manos. Esto
indígena se involucró en las negociaciones diplomáticas des- obliga a realizar otras lecturas de su correspondencia, que
de su propia lógica política y desde los sentidos históricos pasen por alto los rasgos más individuales y descubran los
que daba a la presencia de los “cristianos” en estos territo- rasgos de segmentalidad política que limitaban y condicio-
rios. Las raciones entendidas como “el pago por las tierras naban la acción política del cacique. Aunque dotado de una
ocupadas” –“nosotros somos dueños de esta América”, sos- gran autoridad e influencia, manifestaba que sin raciones
tenía Calfucurá– parecen haber conformado un significado no podía comprometer a sus capitanejos a no invadir.
general a los tratos diplomáticos, que desde la perspectiva Vista en conjunto, la parcialidad salinera no tuvo un
indígena, tal como sostienen Foerster y Vezub (2011), eran comportamiento político unificado: algunos caciques y ca-
concebidos como un “pacto de gobernabilidad” de una par- pitanejos actuaban por su cuenta, participaban en malones
te respecto a un todo compuesto de segmentos. con grupos ranqueles o araucanos, y se incorporaban o in-
Este pacto, para cuyo cumplimiento trabajaba Calfucurá, dependizaban con cierta fluctuación del Gobierno salinero.
lo obligaba a anunciar los preparativos de malón de indios Este aspecto puede confirmarse a partir de otras fuentes
de otras parcialidades y a evitar que sus propios seguidores orales y escritas, que nos ofrecen datos sobre la flexibilidad
–y sus aliados araucanos– se involucraran en los mismos. con la que algunas familias solas, o siguiendo a un cacique,
En otras palabras, el cacique ponía el “nombre propio” (el se pasaban al mando de otro cacique o se trasladaban como
prestigio y la trayectoria que lo habían convertido en legíti- indios amigos en la frontera.52
mo representante de la voluntad de los suyos) a funcionar A pesar de sus esfuerzos por dar continuidad al negocio
como “institución”, es decir, debía garantizar ante el Estado pacífico, Calfucurá debió, como líder, ponerse a la cabeza
la reproducción de ese lazo y del efecto resultante, la “obe- de la decisión de rechazar las medidas de ocupación de
diencia” de sus seguidores. Era esta una tarea dificultosa y nuevos territorios tomadas por el Gobierno de Sarmiento.
permanente, contra la que parecen haber conspirado tanto Sin embargo, el retorno de este cacique a los intentos de
la falta de cumplimiento en la entrega de raciones en las retomar las relaciones diplomáticas nos habla no solo de la
fronteras como el propio carácter segmental de la política persistencia de los tratados de paz como objetivo final de la
indígena, que dotaba a los capitanejos y mocetones de una relación con los “cristianos” desde la perspectiva indígena,
libertad de acción que no podía ser coartada coercitivamen- sino de las profundas necesidades económicas que eran sa-
te por el líder (Bechis, 2008). tisfechas a través del vínculo con los gobiernos y sociedades
En este sentido, el seguimiento del discurso de Calfucurá
a lo largo de más de una década obliga a mantener, entre
52 Numerosos documentos de comandancias de frontera ofrecen este tipo de datos que, por otra
muchas otras, la precaución de no caer en lo que podríamos parte, integraban los testimonios indígenas recopilados por Lehmann Nitsche a principios de siglo
llamar la “ilusión del poder” del cacique. Si bien Calfucurá XX. Remitimos para ello al reciente libro de Malvestitti (2012).

192 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 193
de frontera, de la que estos grupos, aun los que oponían Bibliografía
mayor resistencia al avance territorial, se habían hecho de-
pendientes. Avendaño, Santiago (2000). Memorias del ex cautivo Santiago Avendaño. Meinrado
Hux, P. (recop.). Buenos Aires, El Elefante Blanco.

Barbuto, Lorena, de Jong, Ingrid (2012). “De la defensa de las fronteras al conflicto
faccional: preparando la revolución mitrista en el sur de Buenos Aires (1872-
1874)”. En Sociedades de paisajes áridos y semiáridos, vol. V. En prensa.

Barros, Álvaro (1975 [1872]). Fronteras y territorios federales de las pampas del sur.
Buenos Aires, Hachette.

Bechis, Martha (2008 [1989]). “Valor y validez de documentos generados o refren-


dados por los aborígenes soberanos de las pampas y norpatagonia”, cap. 5. En
Piezas de etnohistoria del sur sudamericano. Madrid, CSIC.

Bengoa, José (1996). Historia del pueblo mapuche. Santiago de Chile, Ediciones Sur.
Boccara, Guillaume (2005). “Historia, estructura y poder. Repensando las fron-
teras americanas desde la obra de Nathan Wachtel”. En Memoria Americana.
Cuadernos de Etnohistoria 13, 21-52.

Clifton Goldney, Adalberto (1963). El cacique Namuncurá. El último soberano de la


pampa. Buenos Aires, Huemul.

De Jong, Ingrid (2009). “Armado y desarmado de una confederación: el liderazgo


de Calfucurá durante el período de la organización nacional”. En Quinto Sol,
nº 13, 11-45.

-----. (2011). “Las alianzas políticas indígenas en el período de organización nacio-


nal: una visión desde la política de Tratados de Paz (Argentina 1852-1880)”.
En Quijada, M. (ed.), De los cacicazgos a la ciudadanía. Sistemas Políticos en la
Frontera. Río de la Plata, siglos XVIII-XX. Berlín, Ibero-Amerikanisches Institut
Preussischer Kulturbesitz, 81-146.
-----. (2012). “Facciones políticas y étnicas en la frontera: los indios amigos del Azul
en la Revolución Mitrista de 1874.” Dossier “Atravesando fronteras. Circulación
de población en los márgenes iberoamericanos. Siglos XVI-XIX”. En Celestino
de Almeida, M., Ortelli, S. (coords.), Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Debates
2012. En línea: <http://nuevomundo.revues.org/62496>
De Jong, Ingrid, Ratto, Silvia (2008). “La construcción de redes políticas indígenas
en el área arauco-pampeana: la Confederación Indígena de Calfucurá (1830-
1870)”. En Intersecciones en Antropología 9, 241-260.

Durán, Juan Guillermo (2006a). Namuncurá y Zeballos. El archivo de Salinas Grandes.


Buenos Aires, Bouquet.

194 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 195
-----. (2006b). Frontera, indios, soldados y cautivos. Historias guardadas en el archivo Palermo, Miguel Ángel (1999). “Mapuches, pampas y mercados coloniales”. En
del cacique Manuel Namuncurá (1870-1880). Buenos Aires, Bouquet. CD-Rom: Especial de Etnohistoria. Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires.
Foerster, Rolf, Vezub, Julio (2011). “Malón, ración y nación en las Pampas: el factor
Juan Manuel de Rosas (1820-1889)”. En Historia, nº 44, 259-286. Pinto Rodríguez, Jorge (1996). “Integración y desintegración de un espacio fron-
Fried, Morton (1967). The Evolution of Political Society. Londres, Random House. terizo. La Araucanía y las Pampas, 1550-1900”. En Pinto Rodríguez, J. (ed.),
Araucanía y Pampas. Un mundo fronterizo en América del Sur, pp. 11-46. Temuco,
Guevara, Tomás (1913). Las últimas familias i costumbres araucanas. Santiago de Ediciones Universidad de la Frontera.
Chile, Imprenta, Litografía i Encuadernación Barcelona.

Hux, Meinrado (1993). Caciques Puelches Pampas y Serranos. Buenos Aires, Marymar. Poggi, Rinaldo (1978). “Derrotado pero no vencido. Calfucurá después de San
-----. (2004). Caciques Huilliches y Salineros. Buenos Aires, El Elefante Blanco. Carlos”. En Nuestra Historia 21, 134-157.

Levaggi, Abelardo (2000). Paz en la frontera. Historia de las relaciones diplomáticas Ratto, Silvia (2003). “Cuando las fronteras se diluyen. Las formas de interrelaci-
con las comunidades indígenas en la Argentina (siglo XVI-XIX). Buenos Aires, ón blanco-indias en el sur bonaerense”. En Mandrini, R., Paz, C. (comps.). Las
Universidad del Museo Social Argentino. fronteras hispanocriollas del mundo indígena latinoamericano en los siglos XVIII
y XIX, pp. 199-232. Neuquén, Instituto de Estudios Histórico Sociales, C.E.Hi.R,
Lázaro Ávila, Carlos (1998). “Parlamentos de Paz en la Araucanía y las Pampas: una Universidad Nacional del Sur.
visión comparativa (1604-1820)”. En Memoria Americana 7, 29-60. Rojas Lagarde, Jorge (1995). El malón a Tres Arroyos en 1870. Buenos Aires, Faro.
León Solís, León (1981). “Alianzas militares entre los indios amigos de Argentina y Roulet, Florencia (2004). “Con la pluma y la palabra. El lado oscuro de las negocia-
Chile. La rebelión araucana de 1867-1820”. En Nueva Historia 1, 1, 2-49. ciones de paz entre españoles e indígenas”. En Revista de Indias, vol. LXIV, nº
231, 313-348.
Malvestitti, Marisa (2012). Mongeleluchi Zungu. Los textos araucanos documen-
tados por Roberto Lehmann-Nitsche. Berlín, Ibero-Amerikanisches Institut Schoo Lastra, Dionisio (1928). El indio del desierto. 1535-1879. Buenos Aires, Agencia
Preussischer Kulturbesitz. General de Librería y Publicaciones.

Middleton, John (1958). Tribes without Rulers. Studies in African Segmentary Systems. Tamagnini, Marcela (2011). Cartas de frontera. Los documentos del conflicto interétni-
Londres, Routledge & Kegan Paul. co. Río Cuarto, Universidad Nacional de Río Cuarto.

Nacuzzi, Lidia (2011). “Los cacicazgos del siglo XVIII en ámbitos de frontera de Tamagnini, Marcela, Pérez Zavala, Graciana (2010). El fondo de la tierra. Destinos
Pampa-Patagonia y el Chaco”. En Quijada, M. (ed.), De los cacicazgos a la ciuda- errantes en la frontera sur. Río Cuarto, Universidad Nacional de Río Cuarto.
danía. Sistemas Políticos en la Frontera. Río de la Plata, siglos XVIII-XX, pp. 23-77.
Vezub, Julio (2009). Valentín Saygüeque y la Gobernación Indígena de las Manzanas.
Berlín, Ibero-Amerikanisches Institut Preussischer Kulturbesitz.
Poder y etnicidad en la Patagonia Septentrional (1860-1881). Buenos Aires,
Prometeo.
Oszlak, Oscar (2004). La formación del Estado argentino. Orden, progreso y organiza-
ción nacional. Buenos Aires, Ariel. Villar, Daniel, Jiménez, Juan Francisco (2011). “Amigos, Hermanos y Parientes.
Pavez Ojeda, Jorge (comp.) (2008). Cartas Mapuche, siglo XIX. Santiago de Chile, Líderes y Liderados en la Pampa Centro Oriental (1820-1840). Etnogenesis
Ocho Libros-Colibris. Llailmache. ”. En Villar, D., Jiménez. J. F., Amigos, hermanos y parientes. Líderes y
liderados en las Sociedades Indígenas de la Pampa Oriental (s. XIX), pp. 115-170.
Pérez Zavala, Graciana (2007). “Relaciones interétnicas asimétricas: consideracio- Bahía Blanca, Universidad Nacional del Sur.
nes sobre el proceso de arrinconamiento territorial y político de los ranque- Yunque, Álvaro (2008). Calfucurá. La conquista de las pampas. Buenos Aires,
les durante la segunda mitad del siglo XIX”. En Rocchietti, A., Tamagnini, A. Reediciones y Antologías de la Biblioteca Nacional.
(comps.), Arqueología de la frontera. Estudios sobre los campos del sur cordobés.
Río Cuarto, Universidad Nacional de Río Cuarto. Walther, Juan Carlos (1970). La conquista del desierto. Lucha de frontera con el indio.
Buenos Aires, EUdeBA.

196 Ingrid de Jong El “negocio de la paz”: la política diplomática de Calfucurá durante la organización nacional (1862-1873) 197

También podría gustarte