Tema 3

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Tema 3: La Relación Pedagógica

Objetivos:
1- Identificar y explicar las características, formas y conceptos de la
relación educativa.
2- Caracterizar los determinantes pedagógicos y socio psicológicos de la
relación educativa.

Si se adopta el significado más amplio de la educación, todo contacto humano


se presenta como educativo. Pero, de cualquier manera, y por encima de la
mayor o menor exactitud de esa tesis, es innegable que toda educación es una
relación entre dos o más seres humanos de los cuales, unos pertenecen al grupo
de los educadores, y los otros, al de los educandos. Cuando esa relación
responde a un propósito pedagógico deliberado, surge la educación
sistematizada cuya forma institucional es la escuela.
Lo dicho supone la creencia de que la educación es siempre un proceso bipolar.
Este rasgo que se da claramente en la heteroeducación, puede no serlo tanto
con respecto a la autoeducación, donde el mismo individuo se desdobla en
educando y en educador de sí mismo. No obstante, el concepto de la
autoeducación no es, en el fondo, más que una “transposición analógica” del
verdadero acontecer educativo que consiste en la influencia de un hombre sobre
otro hombre. “La vivencia educativa originaria” escribe NohI - “no es la
experiencia de una división del yo en algo dominante y algo guiado, conducido,
sino al hallarse en una relación pedagógica respecto a un conductor. En la
vivencia educativa del joven se halla, esencialmente contenida, la entrega al
maestro y la experiencia de un desarrollo y de una formación por los demás”. Por
definición, el proceso educativo se resuelve en una acción que requiere la
presencia de dos protagonistas o de dos partes en contacto.
La relación educativa es el conjunto de relaciones sociales que se establecen
entre el educador y los que educan, para ir hacia los objetivos educativos, en
una estructura institucional dada, a través de relaciones que poseen
características cognitivas y afectivas identificables y que tienen un desarrollo y
viven historias. (Marcel Postic)
En la Enseñanza, la relación pedagógica se establece por mediación de la tarea
escolar, definida por programas que contienen objetivos explícitos, efectuada
respetando modalidades fijadas por instrucciones o círculos oficiales, en un
marco arquitectónico específico, según el ritual del empleo del tiempo.
La relación pedagógica, no es única ni uniforme. Por las condiciones en que se
ejerce el acto de enseñanza, las relaciones sociales entre el enseñante y sus
alumnos difieren. Puede tratarse de condiciones institucionales, que varían
según las ordenes de enseñanza, de condiciones sociológicas apropiadas al tipo
de establecimiento escolar o al tipo de población escolar que la frecuenta.
De acuerdo a Postic (2000), no existe o no puede existir una relación de
encuentro si entre quienes existe no hay diálogo y mucho menos puede haber
una buena relación, si en el diálogo no se busca una cierta simetría. Lo cual
responde realmente a la concepción que tiene el profesor sobre la educación y
el papel que de acuerdo a ese modelo establece. Aunque lo que los profesores
ponen en juego, en el acto pedagógico, no sólo es un saber formalizado, como
dice Bárcena (2000) “sino ante todo una serie de creencias y teorías implícitas,
un conocimiento personal tácito que nutre constantemente sus propuestas
pedagógicas en acción” … ¨también metáforas que van más allá de lo
conceptual” (P. 182-183).
El encuentro pedagógico, por tanto, no puede ser un evento casual, que resulte
del azar, sino el producto de un acto pedagógico pensado y articulado tomando
en cuenta ciertos aspectos del comportamiento del profesor. Como puede ser la
manera en que el profesor se relaciona o vincula con sus alumnos. Si es desde
una posición jerárquica o de posición de ayuda. Es decir, si obedece a un modelo
tradicionalista, en la primera, o a una visión más progresista de la educación.
Características de la relación educativa
Amado E. en su obra, “La comunicación”, expone que la relación educativa es
asimétrica, porque se establece entre dos personas: alumnos y maestro,
educando y educador, que ocupan institucionalmente extremos de diferente
categoría: el educador, la parte superior y prevalente, el educando, la inferior y
débil.
La relación educativa es pocas veces personal, el educando se ve rodeado de
compañeros del salón de clases; juntos adoptan posturas colectivas frente al
educador.
Paciano Fermoso, analizando la relación educativa, la plantea como una relación
formal, o sea preestablecida por unas estructuras fijas y legales, sin que sea
espontáneamente buscada. La destreza pedagógica del educador será exitosa
si sabe pasar de la formalidad en la relación, hacia un encuentro vivencial
espontáneo, personal y aceptado, para evitar la artificialidad en las relaciones
impuestas por la organización y terminar siendo comprendido y buscado.
La relación educativa corre el riesgo de objetivarse o de convertirse solo en
relación docente-discente, perdiendo el carácter subjetivo y afectivo de la
relación auténticamente humana.
El educador sería únicamente el transmisor de conocimientos, temido o
admirado, pero sin posibilidades de buscarse mutuamente, porque el educando
y educador se habrían distanciado y no estarían frente a frente.
La relación educativa es vicariante, porque el educador, principalmente en los
primeros niveles educativos, sustituye a la instancia paterna y a la familia que ha
elegido la institución escolar, para que le suplan.

Características de la Relación
Educativa
Abierta por parte
Respetuosa del docente y
educando

Participación,
Reglada por la
Simpatía, autoridad y mediación,
legislación escolar y la
ciencia por parte del comprensión y critica
norma especifica del
docente por parte del
aula
educando

Formas de la relación educativa


Diálogo escolar
Es que el alumno participe en el desarrollo de las situaciones de aprendizaje,
bien preguntando al profesor o en grupos pequeños de trabajo. La exagerada
intervención del profesor hace disminuir la participación del alumno, este hecho
hace que disminuyan las posibilidades del diálogo escolar. El profesor tiene la
responsabilidad y deber fomentar el diálogo con el propósito de contribuir al
desarrollo de diferentes procesos mentales.

Leroy, G. plantea “El diálogo escolar, para ser válido, ha de fomentar la iniciativa
del alumno, ha de permitirle el tiempo necesario para elaborar la respuesta, en
una auténtica libertad de acción, ha de desarrollar el espíritu critico, ha de
responsabilizarse para que él mismo controle y corrija su propia respuesta y ha
de suscitar el espíritu de cooperación entre los componentes del grupo, mediante
la confrontación de las soluciones ideadas por cada uno”.

Se habla de un diálogo vertical, cuando las preguntas son formuladas por quien
ostenta jerarquía y autoridad, como podría ser el caso del maestro en la relación
asimétrica con sus alumnos y de diálogo horizontal, cuando la conversación es
entre iguales.
Consulta pedagógica
Las formas de relación educativa no son usadas exclusivamente en el aula, sino
en las actividades extra-aulas; la consulta pedagógica es el dialogo sobre
dificultades personales o de aprendizaje. La relación de la consulta pedagógica
es dual, porque se efectúa entre alumno y educador; el educador aporta al
proceso de personalización socialización y moralización; la técnica utilizada para
su desarrollo es el diálogo; es más provechoso cuando tiene lugar en forma
espontánea, o sea cuando el educando plantea al educador sus necesidades y
problemática para superar dificultades personales en su autorrealización; es el
remedio al intelectualismo e instruccionalismo del que tanto padece la escuela
en los actuales tiempos.

Concepto de Comunicación Educativa


Paciano Fermoso dice que la comunicación educativa presupone también los
dos extremos necesarios en toda comunicación como ser donante y donado,
docente y discente, erudito y desconocedor. Pero, las teorías de la educación
nueva o activa acentúan el
el papel del discente, y no del docente, cuando se estudia el hecho de la
transmisión de conocimientos en la enseñanza. Mejor dicho, se atiende más al
aprendizaje que a la enseñanza. La comunicación educativa, en este sentido es
un aprendizaje, entendido como un proceso receptivo. La donación sólo se
constata en el momento que el alumno recibe y asimila el mensaje profesoral.

Determinantes en la relación educativa


Ojalvo señala que, para comprender la naturaleza de la comunicación que se
establece en la clase entre profesor y alumnos, es imprescindible analizarla en
un marco más amplio que comprende no sólo las relaciones sociales en el aula,
sino también las que se dan entre la clase, la escuela y la sociedad, La relación
de los protagonistas del proceso docente con el saber y la cultura.
Aunque la comunicación educativa está determinada, en última instancia, por las
relaciones sociales imperantes, en ella intervienen múltiples influencias, no sólo
de orden social, sino también institucional, pedagógica y psicológica. Son
determinantes de la relación educativa no sólo la organización social e
institucional, sus estructuras, relaciones jerárquicas y funcionales, sino también
las diversas concepciones pedagógicas que se manifiestan en el ámbito
educacional mundial, la organización docente, los métodos y formas de
enseñanza y aprendizaje, las tareas que desempeñan los estudiantes; no menos
importantes resultan los aspectos socio-psicológicos como la interacción
docente-alumnos a partir de determinados estilos de dirección del proceso
educativo, las percepciones mutuas, las expectativas y desempeño de los roles
y el status alcanzado en el aula.

Relación educativa y análisis institucional


El análisis institucional aborda las relaciones que el estudiante mantiene con las
"instituciones”, entre ellas los programas de estudio impuestos por los
organismos oficiales, el empleo del tiempo, los controles y disciplina,
reglamentos, es decir, las relaciones con lo establecido para explicar cómo se
moldea la relación educativa y cuál es el papel del profesor en ella. Son
representantes de estos estudios J. Guijou, R. Lourau, G. Lapassade, entre
otros.
Las normas pedagógicas transmitidas por los reglamentos y circulares oficiales,
que se aplican para la evaluación del proceso y de los maestros, contribuyen a
la creación de un modelo de vínculos entre profesor y alumnos. Los
representantes de esta corriente han encontrado una dependencia excesiva de
los maestros hacia los niveles superiores, que limita su iniciativa y su implicación
personal en la labor educativa. La relación educativa está también condicionada
por la naturaleza de la tarea escolar, que en la enseñanza tradicional está
concebida y controlada por el docente y los programas vigentes.
En estas condiciones, la relación pedagógica es a la vez de confianza y
desconfianza hacia los alumnos, ya que se pretende formar individuos
independientes y activos sin darles la oportunidad de participar directa y
responsablemente en su formación. Los estudios institucionales han demostrado
además que las relaciones en el aula no son un simple juego interpersonal, sino
que provienen de modelos sociológicos que se reproducen en la vida cotidiana
de la escuela. Constituyen modelos las maneras de pensar, los tipos de
comportamiento comunes a un grupo social, transmitidos y confirmados por la
educación. El modelo actúa sobre el sujeto social y se impone a él por
condiciones objetivas, sociales y económicas. Toda sociedad tiene su modelo
educativo, aspira a formar a los jóvenes según su propia concepción del tipo de
hombre que quiere promover. Para formar a los jóvenes, según este modelo
educativo, se necesita un profesor que cumpla las exigencias del modelo de
docente.
De este modo se transmiten normas y valores implícitamente, de forma más
efectiva que si fueran enseñadas directamente, ya que los alumnos aprenden a
actuar y vincularse a la estructura social por modelos de interacción impuestos
por la escuela.
Determinantes pedagógicos de la relación educativa

Determinantes socio-psicológicas de la relación educativa


Las posiciones que ocupan los participantes en la situación educativa y los
comportamientos derivados de esas posiciones constituyen importantes
condiciones de la relación educativa.
La posición de un individuo, en un grupo, es su status. El status es un atributo
relativo, pues se concibe siempre en relación con otros y varía para un mismo
individuo, según el grupo u organización en la que participa, por ejemplo, un
maestro puede tener el más alto status en su aula, sin embargo, su posición en
la escuela puede ser de menor relevancia.
Los roles o papeles son los comportamientos de las personas que ocupan
determinado status en una organización social. En el desempeño del rol, no sólo
intervienen las exigencias sociales e institucionales relacionadas con esa
posición, sino también las expectativas de las personas relacionadas con el
mismo y del propio portador del rol.
Las relaciones recíprocas entre profesor y alumnos dependen, en sentido
general, de las posiciones ocupadas por ellos y más específicamente de las
opciones pedagógicas puestas en práctica. A continuación explicaremos el rol y
status del docente y el rol y status del alumno:
Rol y status del docente
La sociedad y la institución educativa determinan objetivos, normas y
regulaciones en la función del docente; por su parte, la familia y los propios
alumnos tienen expectativas acerca de cómo debe ser el comportamiento del
maestro: todo esto conforma las prescripciones del rol, que adoptan la forma de
normas que regulan su actuación en el aula.
Para comprender cómo desempeña su rol el docente, es necesario comparar
estas prescripciones con el estudio socio sicológico de las funciones que
realmente asume, a partir de su interpretación personal del mismo, según sus
características de personalidad, preparación pedagógica, etc.
El rol del maestro está sujeto a cambios en función de las condiciones sociales
e institucionales. Cada vez más se rechaza su papel de informador y se estimula
el de organizador y animador del aprendizaje de los alumnos. Como los roles de
profesor y alumnos son interdependientes, el cambio en el papel del docente lo
supone también en los discentes, los cuales deberán asumir diversos roles,
especialmente en la toma de decisiones respecto a la programación de las
actividades y a la definición de las modalidades pedagógicas a emplear. Desde
luego, es necesario tener en cuenta las limitaciones específicas de sus edades
y de las materias a asimilar.
Otra característica, que define la concepción actual del rol del docente, es su
compromiso social, dejando atrás la noción de la escuela " NEUTRA ", apolítica.
El profesor se mueve en la contradicción que representa el uso de la autoridad
de que está investido por la sociedad, o de aquella que emana de su propio
trabajo y de los vínculos que establece con sus alumnos.
Si se deseara eliminar el status propio del docente y que su autoridad dominara
únicamente las relaciones interpersonales, sería preciso que se incorporara al
grupo de alumnos como uno más y su autoridad sería entonces transitoria, según
los objetivos que el grupo se hubiera planteado. Pero aún en tal caso, el docente
siempre se distinguiría de sus discípulos, ya que es portador de conocimientos y
experiencias que ellos no poseen, tiene una función asignada por la sociedad y
en cualquier circunstancia, es el encargado de establecer la estructura de
interacciones que permita definir los objetivos y los medios para resolver los
problemas planteados.
El hecho cierto es que el docente no puede escapar de su autoridad. La propia
naturaleza de la situación educativa le confiere una posición privilegiada al que
guía a los demás hacia un objetivo.
Rol y Status del alumno
La organización escolar jerarquiza y clasifica a los alumnos horizontalmente, por
ramas de estudio, tipos de establecimientos, y verticalmente por niveles de
conocimientos, edad, etc.; este es el llamado status global del alumno. Por otra
parte, cada estudiante posee un status personal, transitorio, que depende de la
posición que ocupa en la estructura formal de la clase y en la estructura informal
del grupo de iguales.
El status formal está dado por los juicios de los profesores sobre los resultados
académicos de los estudiantes, sus méritos, la seriedad con que acometen las
tareas. Ese status informal es reconocido por el grupo y depende de
apreciaciones subjetivas de sus iguales, de sus simpatías, antipatías, afinidades
y rechazos. La posición que ocupa el escolar en su grupo juega un papel
fundamental en la toma de conciencia de sí mismo, en su autovaloración. En la
imagen que va conformando de sí mismo el niño, es determinante cómo lo
perciben y valoran sus maestros y compañeros.
Ante esta realidad, el maestro no siempre es consciente de que sus valoraciones
conforman una estructura jerárquica en la clase, que depende principalmente del
éxito docente. Cuando la relación con los alumnos es limitada y el docente es
incapaz de captar sus progresos, aunque sean mínimos, se establecen por éste
valoraciones rígidas, se les encasilla en categorías inmutables que van en
detrimento de su desarrollo.
La percepción del alumno por el profesor y del profesor por el alumno
Durante la interacción social, las percepciones mutuas de los interlocutores
intervienen decididamente en el establecimiento de la comunicación entre ellos.
En la situación educativa, las representaciones que de los alumnos tiene el
docente y las que de él tienen sus discípulos constituyen factores psicológicos
fundamentales en la determinación de la relación educativa.
Es un hecho comprobado científicamente que la imagen que el docente tiene del
alumno está influenciada principalmente por su status escolar, que depende del
nivel académico que estima en el alumno. En efecto, el rol profesional del
docente lo lleva a crear su representación del alumno a partir de sus expectativas
de resultados escolares.
Los maestros valoran sobre todo los aspectos cognoscitivos de la personalidad
del alumno, así como sus actitudes ante el trabajo docente, y dan menos
importancia a sus cualidades afectivas y de relaciones.
Los alumnos, en su percepción del profesor, dan mucha importancia a sus
cualidades humanas y relacionales (comprensión, disposición a ayudarlos).
Estas divergencias en las percepciones mutuas pueden provocar
insatisfacciones entre docentes y discentes. El primero se sitúa en las
condiciones institucionales que deben regir cuando enseña, mientras que los
segundos se fijan en las condiciones que quisieran que estuvieran presentes
para poder aprender.
En general, puede decirse que las relaciones educativas se viven de forma
contradictoria por ambos y los educandos reclaman mayor atención en el plano
afectivo. A partir de las percepciones mutuas, los interlocutores establecen
categorizaciones o estereotipos de sus compañeros que influyen en el proceso
de comunicación.
Para llevar a cabo su labor educativa, es de vital importancia que el docente
asuma una posición optimista acerca de las posiciones y potencialidades de los
alumnos y que conozca sus características diferenciales. Esto dependerá de la
concepción que tenga de su propia función, de cómo los perciba y de cuáles
sean sus expectativas con respecto a ellos.
La comunicación entre profesor y alumnos:
Para comprender la interacción en el aula, es imprescindible analizar tanto su
contenido manifiesto como el latente, que se expresa principalmente en la
comunicación no verbal, mediante gestos, expresiones, posturas, etc.
Para que la interacción tenga lugar, cada uno de los implicados en ella, debe
"situar" al otro a partir de la representación que tiene de él: el profesor categoriza
al alumno según su comportamiento escolar; el estudiante le atribuye al profesor
ciertas características e infiere la conducta a seguir según el tipo de relación que
cree posible establecer con él.
Los roles que desempeñan docente y discentes son interdependientes: el papel
dominante del profesor supone un rol complementario del alumno. La actitud del
docente hacia el grupo y de éstos hacia él influirá en las posibilidades de
comunicación. Si el profesor no atiende las iniciativas, opiniones y necesidades
de los alumnos, puede hacer que surjan conflictos entre su rol y el de los
estudiantes. Durante la interacción, tiene lugar una adaptación recíproca en que
cada uno de los interlocutores tiene en cuenta las necesidades y expectativas
del otro. Sin embargo, en la situación educativa no siempre sucede así; el
profesor mantiene la posición central, él es el que tiene la iniciativa de la
regulación de los intercambios, formula preguntas para comprobar si su mensaje
ha sido comprendido. Una verdadera regulación de la relación profesor-alumno
requerirá de una retroalimentación sistemática de sus percepciones mutuas, de
sus intervenciones; sin embargo, no es frecuente que el docente promueva este
tipo de retroalimentación para esclarecer cómo es percibido por sus alumnos y
cómo él se los representa.

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