Artículo Dr. Juan Vicente Sobre Federico Engels
Artículo Dr. Juan Vicente Sobre Federico Engels
Artículo Dr. Juan Vicente Sobre Federico Engels
RESUMEN: Friedrich Engels junto con Karl Marx son los constructores de la concepción
materialista de la historia, la crítica de la economía política y el socialismo científico. Y al
reflexionar sobre el proyecto comunista de la emancipación de la humanidad, llegan a la
conclusión, que la superación de la escasez material es la condición económica fundamental
para lleva a cabo la realización total del dicho proyecto. En particular, cuando Engels
correlaciona e identifica respectivamente los conceptos de reino de la necesidad y de reino
de la libertad con los conceptos de Marx de la prehistoria de la humanidad y la sociedad
verdaderamente humana; no sólo los fundamenta filosóficamente, sino que también les da
especificación histórica y material. Aquí radica la contribución de Engels al proyecto del
socialismo científico.
ABSTRACT: Friedrich Engels along with Karl Marx are the builders of the materialist
conception of history, the critique of political economy and scientific socialism. And upon
reflecting on the communist project for the emancipation of hu- manity, they conclude that
overcoming material scarcity is the fundamental economic condition for carrying out the total
realization of said project. In particular, when Engels correlates and identifies respectively the
concepts of the kingdom of necessity and the kingdom of freedom with Marx s concepts of
the prehistory of humanity and truly human society; not only does it philosophically
substantiate them, but it also gives them historical and material specification. Herein lies
Engel s contribution to the project of scientific socialism.
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Religación. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades
Vol. 5 Núm. 23 · Marzo 2020 · ISSN 2477-9083 · Pág 40-50 Quito - Ecuador
Friedrich Engels y Karl Marx: Sobre la superación de la escasez material como condición económica para la realización
plena del proyecto...
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INTRODUCCIÓN
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universal sociedad burguesa (Marx & Engels, 1974b). Estas tesis van a ser retomadas por
Engels para fundamentar el proyecto del socialismo científico (Engels, 1987b).
El proyecto comunista de emancipación humana de Karl Marx y Friedrich Engels tiene como
fundamento filosófico central el carácter esencial y positivo de la naturaleza y la sociedad. Es
decir, que parte del carácter si- mismático del hombre y la naturaleza, así como su carácter
autoproductivo o autogenerativo de ambos (Marx, 1962). El carácter positivo de la naturaleza
y el hombre se manifiesta en que ambos se autofundamentan, es decir, que sus respectivas
existencias se sostienen por sí mismas. O sea, la condición de ambos de poderse sostener por
sí mismos; y esa condición es la que define la índole si-mismática de ambos. Este carácter
esencial y positivo de la naturaleza y el hombre, inmediatamente invalida la existencia de un
ente externo (Dios, la Autoconciencia, la Idea Absoluta, el Espíritu Absoluto, etc.) creadora de
ambas. Y, por lo tanto, no da cabida a una fundamentación negativa del hombre
1 La relación de Marx y Engels fue una relación entre iguales de colaboración teórica, amistosa y militante. Y no fue
solamente que Engels asumiera llanamente la posición de “segundo violín” de la obra conjunta. Por ejemplo, en la
Ideología Alemana se observa un diálogo creativo y un acuerdo sobre los fundamentos de la concepción materialista de la
historia (CMH). En el Manifiesto del partido comunista se expresa claramente una coincidencia y desarrollo de las bases
del materialismo histórico, la crítica de la economía política (CEP) y el socialismo científico (SC). En el Anti-Dühring,
tenemos a un Engels que tiene toda la confianza de Marx para que lleve a cabo una ejemplar síntesis de la CMH, la CEP y
el SC. En la obra Del socialismo utópico al socialismo científico, una vez que ha muerto Marx, se muestra la capacidad de
Engels de hacer una reflexión materialista de todas las expresiones del movimiento socialista. En el Origen de la familia,
la propiedad privada y el estado, se ve la intervención y capacidad de Friedrich Engels, de alguien que puede componer un
libro completo y coherente sobre la base de unas notas etnológicas que realizó Karl Marx. Y por último, en El Capital de
Marx, se constata que al publicar Engels los libros segundo y tercero de El Capital, no sólo ofreció al público los
hallazgos que hizo Marx sino que también él contribuyó al desarrollo de la CEP.
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Juan Vicente Martínez-Bautista
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y la naturaleza. De ahí también, la tesis científica materialista de Karl Marx de que la crítica de
la religión es la premisa toda crítica. Y, por consiguiente, el fundamento de toda crítica
irreligiosa es que el hombre hace la religión, y no la religión al hombre (Marx, 1987). Ya el
propio Engels esta de acuerdo y comparte esta perspectiva en sus textos de la Dialéctica de
la naturaleza, y en particular, en el pasaje de El papel del trabajo en el proceso de
transformación del mono en hombre (Engels, 1987a) y así como en el ud ig euerbac y el
fin de la filoso a clásica alemana (Engels, 1987d).
Por lo tanto, la si-mismeidad de la naturaleza y la sociedad humana radica en que tanto la una
como la otra no están, no existen fuera de sí sino en sí mismas. Lo cual hace posible que la
concepción marxiana-engelsiana parta de la relación del hombre real con la naturaleza real y
la estatuya como la relación básica sujeto-objeto; y no la abstracción de la naturaleza y el
hombre, o sea, la autoconciencia. Pues en Hegel, el postulado de la si-mismeidad sólo lo
reconoce en la autoconciencia, lo que significa que sólo lo espiritual es el ámbito de aquella;
y que por lo tanto, lo material es lo enajenado, lo que esta fuera de sí. De ahí que, para
Hegel, toda exteriorización, toda objetivización es enajenación (Veraza, 1979).
Es importante subrayar, que el discurso crítico comunista de Marx y Engels, al hacer énfasis en
la si-mismeidad del hombre y la naturaleza; da pauta al carácter auto productivo del hombre y
la naturaleza; ergo creadores de su propia existencia e historia. Y en particular, partiendo de
la propia existencia de la moderna sociedad burguesa o capitalista, la realización del proyecto
marxiano engelsiano comunista depende de la praxis social transformadora que el sujeto
proletario pueda desplegar a partir de sus condiciones materiales de existencia.
Toda la existencia humana hasta nuestros días, se ha construido sobre la base de dos
relaciones de producción totales y básicas: la inadecuación del hombre con la naturaleza y la
escasez material de fuerzas productivas y bienes (Veraza, 2012). Y es por eso, que el primer
obstáculo al cual se ha enfrentado el hombre con la naturaleza, es el de tratar de adecuar
relativamente —a través del trabajo— los objetos de la naturaleza a las necesidades humanas
(materiales y espirituales), de adecuar cada objeto propio y singular de la naturaleza a cada
necesidad, con lo que se trata de lograr lo necesario, el objeto necesario; o en otras palabras,
se trata de adecuar lo que hay y de adecuarnos a lo que hay. Pero existe correlativamente
también otro obstáculo o barrera, que consiste en que quizá no haya eso necesario en
cantidad suficiente para todos los individuos que componen la comunidad. Esto es
propiamente la escasez material, en donde el trabajo, sus fuerzas productivas y sus productos
del trabajo son determinados en términos escasos, o sea, el objeto de disfrute es escaso. En
ese sentido, Marx fundamenta que la relación de producción histórica de escasez es
superable históricamente; mientras que la relación de inadecuación no se puede trascender
históricamente, pues es propia, nata al hombre en tanto ontológica y materialmente
determinado.
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En consecuencia, el proyecto marxiano engelsiano de liberación de la humanidad reconoce
que la conformación de todas las sociedades que han existido, es decir, “sociedades
limitadas” (Marx, 1972a) —y en particular, las sociedades clasistas y su correspondiente
explotación económica (de ahí que Marx las denomine “sociedades antagónicas” (Marx,
1980))— o como Engels las refiere como sociedades humanas que están inscritas en el reino
de la necesidad (Engels, 1987b), están determinadas esencialmente por un hecho económico:
la escasez material (Marx & Engels, 1974a). Y ésta sólo puede ser superada, una vez y para
siempre, a través de un alto grado de desarrollo positivo de las fuerzas productivas del
trabajo social que promueve contradictoriamente el modo de producción capitalista y su
riqueza material que produce. En efecto, la sociedad burguesa —cuya figura más desarrollada
económicamente es el mercado mundial capitalista— se erige como la fuerza productiva
histórica total y el medio de producción para llevar a cabo la revolución comunista con la
acción consciente y organizada del proletariado mundial; cuya finalidad trascendental, es la
superación de la escasez material y el inicio de una sociedad verdaderamente humana o el
salto de la humanidad del reino de la necesidad al reino de la libertad (Engels, 1987b).
En ese sentido Friedrich Engels al reflexionar junto con Karl Marx sobre el proyecto comunista
de liberación de la humanidad proletarizada, tienen un acuerdo al ubicar claramente a la
superación de la escasez material como condición económica fundamental para la realización
plena de tal proyecto de emancipación humana. Así también, Engels al relacionar los
conceptos de reino de la necesidad y de reino de la libertad con los conceptos de sociedades
limitadas y la sociedad verdaderamente humana de Marx, no sólo ubica filosóficamente el
contenido de tales sociedades, sino que también las específica histórica y materialmente, de
ahí la originalidad y contribución de Engels al proyecto del socialismo científico.
Friedrich Engels y Karl Marx: Sobre la superación de la escasez material como condición económica para la realización
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hacia otros miembros del grupo o clan para poder proteger y garantizar la sobrevivencia del
crío. Al abrir el círculo de convivencia de la madre y crío con el resto de la colectividad, se
empieza a desarrollar complejas formas de socialidad en todos los ámbitos no sólo en el
económico material sino en el político y social (Engels, 1987a).
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...la debilidad de las sociedades frente a la naturaleza, la hostilidad de ésta hacia el ser
humano, la escasez con que entrega los bienes que el hombre pretende arrancar de ella para
cumplir los requerimientos de su vida. Hecho originario que se completa cuando,
interiorizado por la vida social, obliga a que todo el proyecto de existencia humana, de
realización de un ideal transnatural de convivencia, se adecúe a una estrategia para la
consecución de los bienes, para el acoso a la naturaleza (Echeverría, 1986: 51).
Jean Paul Sartre en su Critica de la razón dialéctica, tomo I, capítulo C, titulado: “Rareza y
modo de produc- ción” (1963), ha sido el primer filósofo marxista que ha recuperado con
rigor paso a paso el concepto de escasez, y de repensarlo críticamente contra el estalinismo
dominante en ese momento.
Esta escasez material que ha dominado toda la existencia humana, provoca que
permanentemente se ponga en juego el vivir, el sobrevivir de la mayoría de los miembros de
una sociedad —sea clasista o no—, de ahí que Marx defina a toda la existencia humana hasta
nuestros días como la prehistoria de la humanidad (Marx, 1980) o sociedades limitadas, y en
particular, las sociedades clasistas como sociedades antagónicas. Pues esta escasez material,
como determinación cuantitativa incide directamente sobre la calidad de vida de todos los
integrantes de una sociedad; y más aun, decide acerca de la existencia o no de cada uno de
ellos. En otras palabras, este carácter limitado de todas las sociedades que han existido hasta
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nuestros días, es en términos esenciales, el de toda una época de fuerzas productivas escasas.
De ahí que, para superar esta escasez material sólo sea posible a través del desarrollo de las
fuerzas productivas de la sociedad (Marx & Engels, 1974a), desarrollo contradictorio que lo
posibilita el modo de producción específicamente capitalista, en donde el proletariado en su
proceso de constitución como sujeto revolucionario se convierte en la fuerza productiva más
grande (Marx, 1981) (Engels, 1987b). En consecuencia, para Marx y Engels la escasez material
es superable en términos histórico-materiales, y no como lo asume el discurso económico
burgués neoclásico, como Principio insuperable (Arestis, 2004).
La escasez material origina una esencial modificación a nivel del proceso productivo, ya que
produce una enajenación e inversión de todo el proceso de trabajo, es decir, los productos
del trabajo adquieren realmente la preponderancia —esto rige tanto para la sociedad
primitiva, las sociedades precapitalistas y la moderna sociedad burguesa— dentro del
momento trascedente (la producción) del proceso global de la reproducción social (Marx,
1972a). Este poder dominante de los productos del trabajo es resultado del uso de fuerzas
productivas escasas, pero básicamente de fuerzas productivas técnicas escasas; lo cual trae
como resultado ri ue a escasa, no suficiente para satisfacer y desarrollar las necesidades
materiales y espirituales de todos los humanos. De ahí que se incremente la dificultad de
conseguir el objeto necesario para la vida, de tal suerte que la vida parece depender del
producto, y todo el proyecto civilizatorio y social se orienta a la consecución del mismo,
suprimiendo todo otro motivo o todo ser humano. O sea, se lleva a cabo una orientación
obsesiva de la vida social hacia la obtención de la riqueza objetiva (Echeverría, 1986). No sólo
parecerá que todo depende del objeto, sino que afirmarán objetivamente la preponderancia
del objeto sobre cualquier vida individual o colectiva, y aun, por qué no, sobre todas las vidas
humanas (Veraza, 2012).
Lo anterior, nos define que todas esas sociedades son sociedades productivistas; que centran
su (re) producción social en torno al producto ya sea concreto (valor de uso) como en el caso
de la sociedad primitiva y las sociedades precapitalistas. O ya sea abstracto (valor) como
ejemplo la sociedad capitalista. Todos los trabajos productivos realizados hasta el presente,
son trabajos productivistas. Pero, el trabajo productivo capitalista es el único que lleva hasta
sus últimas consecuencias el carácter productivista, pues la obtención de su específico y
peculiar producto, o sea, el plusvalor, no presenta medida alguna; es decir, es carente de
medida (Marx, 2018). Así también, el carácter productivista de la producción capitalista queda
claro, al no girar en torno a la satisfacción —aunque
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sea satisfecha relativa, limitada y escasamente— de las necesidades materiales básicas del
sujeto social, sino de la obtención y acrecentamiento sin límites del valor de la mercancía-
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capitalista, y, sobre todo, del plusvalor. Pues el “sujeto automático” de la vida social
enajenada, sólo puede existir, es decir, valorizarse, en el proceso de producción como
producción de plusvalor. La producción ya no es el medio, sino el fin. De ahí que se oriente
obsesivamente todo el conjunto social a la consecución de esta riqueza abstracta (plusvalor).
Todo esto en contraposición a las sociedades precapitalistas, que si bien en varias de ellas —
sociedades donde domina la propiedad privada sobre los medios de producción de la
riqueza material— ha existido explotación, opresión, represión y sacrificio de determinados
comportamientos y actividades vitales de la mayoría de los sujetos, son sociedades cuya
producción material está orientada a la satisfacción de las necesidades básicas del sujeto
social.
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i. Primera modalidad de la sociedad para hacer frente a la relación de escasez material y
la producción de adecuación relativa entre el hombre y la naturaleza: el dominio de las
fuerzas productivas procrea- tivas
Aquí es importante subrayar que Marx —y este es el punto que nos interesa—, en primer
lugar, trata de la producción social de la vida humana, o sea, no sólo abarca la producción
social de medios de subsistencia y de medios de producción, sino también de la producción
de los sujetos mismos. Aunque la producción de objetos materiales media la reproducción de
los sujetos humanos, y reconstituye la vida de los hombres ya existentes; ésta no es suficiente
para dar cuenta de la producción de nuevos seres humanos, pues no es idéntica con la
reproducción biológico-animal. En resumen, cuando Marx refiere “en la producción social de
su vida, los hombres” (Marx, 1972a), hace alusión tanto a la producción de bienes materiales
como de nuevos seres humanos.
Engels tiene el mérito de hacer explícito los dos tipos de producción que se dan en toda
sociedad humana, pues al inicio del punto de partida del materialismo histórico; nos dice que:
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Según la teoría materialista, el factor decisivo de la historia es, a fin de cuentas, la producción
y reproducción de la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción son de dos clases.
De una parte, la producción de me- dios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de
vivienda y de los instrumentos que para producir todo esto se necesitan; de otra parte, la
producción del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en que viven los
hombres en una época o en un país dados está condicionado por esas dos especies de pro-
ducción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia, de la otra
(Engels, 1974a: 168-169).
Así también Engels tiene la virtud y claridad de definir la relación que establecen entre sí
ambas producciones con las fuerzas productivas en el curso del desarrollo histórico. Es decir,
por una parte, la relación directa entre la producción de medios de existencia y fuerzas
productivas técnicas; y, por otra parte, el vínculo directo de producción de sujetos y fuerzas
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productivas procreativas; pues nos plantea que:
[...] Cuanto menos desarrollado está el trabajo, más restringida es la cantidad de sus
productos y, por consi- guiente, la riqueza de la sociedad, con tanta mayor fuerza se
manifiesta la influencia dominante de los lazos de parentesco sobre el régimen social (Engels,
1974a: 169).
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Por último, la civilización es el período en que el hombre sigue aprendiendo a elaborar los
productos naturales, período de la industria, propiamente dicha, y del arte. En esta época de
la humanidad, se da la transferencia del dominio de las fuerzas productivas técnicas sobre las
fuerzas productivas procreativas para enfrentar la escasez material. El inicio de la dominancia
de las fuerzas productivas técnicas sobre las fuerzas productivas procreativas, inaugura un
nuevo período dentro de época de la escasez material.
ii. Segunda modalidad de la sociedad para hacer frente a la relación de escasez material
y la producción de adecuación relativa entre el hombre y la naturaleza: el dominio de las
fuerzas productivas técnicas
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las fuerzas productivas procreativas. Las que se llevan a cabo en las formaciones económico-
sociales precapitalistas, y la que se despliega en la formación económico-social capitalista
(Engels, 1974a) (Marx, 1972a).
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Pero, el gran salto en el despliegue de las fuerzas productivas técnicas, se da con la irrupción
del modo de producción espec ficamente capitalista (Marx, 2018) (Engels, 1987c); puesto
que la moderna sociedad burguesa con su respectivo modo de producción, conforme se va
expandiendo por todo el planeta; provoca cada vez más, que la riqueza material planetaria
adquiera la forma social de mercancía capitalista. Cuya forma social de producción esta
basada en relaciones de independencia personal y dependencia hacia las cosas. El valor de
las mercancías capitalistas esta conformado, por el valor transferido de los medios de
producción (capital constante), el valor producido de la fuerza de trabajo (capital variable) y el
plusvalor (producto específicamente capitalista). La obtención del plusvalor se convierte en el
eje en torno al cual gira todo el proceso global de la (re)producción capitalista. Lo que trae
como consecuencia, que lo importante de la vida social, ya no es la consecución del producto
sino la producción en sí mismo. Es decir, donde“ [...] El valor de la mercancía-capitalista, el
“sujeto automático” de la vida social enajenada, sólo puede existir, es decir, valorizarse, en el
proceso de producción como producción de plusvalor. La producción ya no es un medio, sino
el fin.” (Echeverría, 1986: 114). Adquiriendo de esa manera la producción capitalista, el
carácter más productivista posible. Productivismo, que promueve —como nunca antes— el
desarrollo contradictorio de las fuerzas productivas, en particular, las técnicas. Este desarrollo
se explica también, a partir de la contradicción entre la base y su propio desarrollo capitalista
(Marx, 1972b) (Engels, 1987c).
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entre sí mismo y la naturaleza inorgánica, a la que domina. Por lo que se presenta el obrero al
lado del proceso de producción, en lugar de ser su agente principal.
Esta modificación profunda que se lleva a cabo en el proceso productivo, hace que aparezca
como pilar fundamental de la producción y de la riqueza; no el tiempo de trabajo inmediato,
ni el tiempo que el obrero trabaja, sino la apropiación de su propia fuerza productiva general,
su comprensión de la naturaleza y su dominio de la misma gracias a su existencia como
cuerpo social; es decir, el desarrollo del individuo social. Y aquí radica —según Marx— la
misión histórico universal del modo de producción específicamente capitalista, que es sin
duda alguna, el desarrollo universal de las fuerzas productivas del trabajo social; desarrollo
tendencial que se muestra en el proceso de automatización de los procesos productivos
(Marx, 1972b, 2018) (Engels, 1987b, 1987c). Y llegado a este punto de la existencia
productiva de la humanidad, el robo de tiempo de trabajo ajeno, sobre el cual se unda la
ri ue a actual, aparece como una base miserable comparada con este fundamento, recién
desarrollado, creado por la gran industria misma. (Marx, 1972b).
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Con lo anterior, queda en términos esenciales explicada la razón por la cual el modo de
producción específicamente capitalista, al llevar a cabo su misión histórica universal:
desarrollar las fuerzas productivas del trabajo social como condición material necesaria y
posible para superar la sufriente y enajenada época de la escasez material. Y abrir curso, a la
verdadera historia humana: el reino de la libertad.
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de las fuerzas productivas para fomentar y consolidar los tres momentos constitutivos de la
historia. Y es a partir de ahí, que logra distinguir la todavía actual época de escasez material, y
la posible y deseable época de abundancia material (Marx, 1974c) (Engels, 1987b).
Marx y Engels, identifican a la época de escasez material con lo que ellos denominan: el reino
de la necesidad (Engels, 1987b) (Marx, 2010), que es propio de todas las sociedades humanas
que han existido hasta ahora. Y que se caracterizan por ser sociedades limitadas, antagónicas
—en su mayoría— y productivistas (Echeverría, 1986). Todas estas características son
determinadas, en última instancia, por la producción y uso de fuerzas productivas escasas que
devienen en la producción-consumo de riqueza material insuficiente, escasa para la mayoría
de los individuos que constituyen el sujeto social respectivo (Echeverría, 1986). Esta escasez
material produce una escisión entre la relación de inadecuación y la de trascendencia entre el
hombre y la naturaleza. Así también, el conjunto de la escasez se hace depender del poder
de las fuerzas productivas técnicas cualitativa y cuantitativamente determinadas; es una
escasez cuantitativa-cualitativa de fuerzas productivas.
El despliegue verdaderamente humano, es decir, universal y libre, comienza más allá, con la
historia humana puesta sobre sus pies; o sea, como creación libre de los hombres mismos,
soberanos de sus propias relaciones y actos, y ya no sólo nacida espontáneamente del seno
de la naturaleza. Esta historia humana esta fundada en la época de abundancia material, cuyo
inicio es la sociedad comunista (Marx, 1974c) (Engels, 1987b). Sociedad ilimitada que es
producida por la revolución comunista, cuyo objetivo central es superar la época de escasez
material a través del desarrollo de potentes fuerzas productivas, sobre todo técnicas; y que
sean éstas apropiadas por el proletariado como clase revolucionaria para tal fin. Dando lugar,
al inicio de la historia verdaderamente humana, es decir, el reino de la libertad (Marx, 2010)
(Engels, 1987b). Con este concepto identifican Marx y Engels a la época de abundancia material.
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naturales, tanto de la naturaleza exterior, como de su propia naturaleza. En pocas palabras,
los productos del trabajo en la sociedad comunista tendrían como finalidad última, el inicio
del movimiento absoluto del devenir (Marx, 1972a) (Engels, 1987b).
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Marx y Engels han sido los pensadores revolucionarios, que mejor han comprendido el ser y
la esencia humana como ningún otros. Así como el situarnos en términos histórico-materiales
la condición existencial de la humanidad, y su posible y deseable superación histórica. En ese
sentido, sus intervenciones teóricas y prácticas militantes hizo posible la construcción de una
potente fuerza productiva —la concepción materialista de la historia, la crítica de la economía
política y el socialismo científico— que coadyuve al entendimiento y comprensión de toda la
existencia humana hasta el presente; y con base en ello, incidir en la transformación
económica, política, social y cultural a nivel mundial, nacional, regional y local para hacer
realidad a la utopía concreta: la superación de la toda enajenación humana a través de la
superación definitiva de la escasez material.
Con la llegada del reino de la libertad, se pone fin a la época de la escasez material, gracias al
desarrollo de las fuerzas productivas, pues tal desarrollo, implicaría una comprensión y
adecuación lo más realizadamente posible con la naturaleza, y su dominio pleno, que sería
posible por la existencia de un sujeto social que ha logrado un desarrollo pleno e integral. Es
decir, pues tal desarrollo de las fuerzas productivas, posibilitaría el desarrollo libre de las
individualidades —pues los individuos ya no tienen porque preocuparse para asegurar y
satisfacer sus necesidades materiales y espirituales básicas—, y por consiguiente la reducción
del trabajo necesario de la sociedad a un mínimo, al cual corresponda a una formación
artística, científica, etc. de los individuos, gracias a que el tiempo de la gente se ha convertido
en tiempo libre.
[...] universalizar sus necesidades, capacidades, goces, fuerzas productivas, etc. Lo cual va ha
implicar el desar- rollo del dominio humano sobre las fuerzas de la naturaleza y las de su
propia naturaleza. Pero no sólo eso, sino que las disposiciones creadoras de los individuos
van a tener como presupuesto el desarrollo histórico previo, que convierte en objetivo a esta
plenitud total del desarrollo, es decir al desarrollo de todas las fuerzas humanas en cuanto
tales, no medidas con un patrón preestablecido. Además, una elaboración como resultado de
la cual el hombre no se reproduce en su carácter determinado, sino que produce su plenitud
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total. Como resultado de la cual no busca permanecer como algo devenido, sino que está en
el movimiento absoluto del devenir (Marx, 1972a: 447-448).
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