Artículo Dr. Juan Vicente Sobre Federico Engels

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Dossier

Juan Vicente Martínez-Bautista | Universidad Nacional Autónoma de México - MÉXICO | Doctor en


Economía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Profesor de Tiempo Completo de la Facultad de Estudios
Superiores de Cuautla, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, México. Profesor de Economía Política de la
Facultad de Economía, Universidad Nacional Autónoma de México. E-mail: [email protected]

RESUMEN: Friedrich Engels junto con Karl Marx son los constructores de la concepción
materialista de la historia, la crítica de la economía política y el socialismo científico. Y al
reflexionar sobre el proyecto comunista de la emancipación de la humanidad, llegan a la
conclusión, que la superación de la escasez material es la condición económica fundamental
para lleva a cabo la realización total del dicho proyecto. En particular, cuando Engels
correlaciona e identifica respectivamente los conceptos de reino de la necesidad y de reino
de la libertad con los conceptos de Marx de la prehistoria de la humanidad y la sociedad
verdaderamente humana; no sólo los fundamenta filosóficamente, sino que también les da
especificación histórica y material. Aquí radica la contribución de Engels al proyecto del
socialismo científico.

Palabras claves: Escasez material, fuerzas productivas técnicas, fuerzas productivas


procreativas, relación de inadecuación hombre naturaleza, sociedad comunista.

ABSTRACT: Friedrich Engels along with Karl Marx are the builders of the materialist
conception of history, the critique of political economy and scientific socialism. And upon
reflecting on the communist project for the emancipation of hu- manity, they conclude that
overcoming material scarcity is the fundamental economic condition for carrying out the total
realization of said project. In particular, when Engels correlates and identifies respectively the
concepts of the kingdom of necessity and the kingdom of freedom with Marx s concepts of
the prehistory of humanity and truly human society; not only does it philosophically
substantiate them, but it also gives them historical and material specification. Herein lies
Engel s contribution to the project of scientific socialism.

Keywords: Material scarcity, technical productive forces, procreative productive forces,


relationship of inadequacy man nature, communist society.

Friedrich Engels y Karl Marx: Sobre la superación de la escasez materia


la realización plena del proyecto comunista de la emancipación de la hum
Friedrich Engels and Karl Marx: On overcoming material scarcity as an economic condition for the full reali
emancipation of humanity

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Religación. Revista de Ciencias Sociales y Humanidades

Vol. 5 Núm. 23 · Marzo 2020 · ISSN 2477-9083 · Pág 40-50 Quito - Ecuador

Friedrich Engels y Karl Marx: Sobre la superación de la escasez material como condición económica para la realización
plena del proyecto...

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INTRODUCCIÓN

El proyecto científico crítico y radical de emancipación de la humanidad proletarizada de Karl


Marx y Friedrich Engels, que construyeron desde 1843 hasta 1894, tiene tres grandes pilares
que son: la concepción materialista de la historia o materialismo histórico (Engels, 1974b) ; la
crítica de la economía política y el socialismo científico (Engels, 1987b)1.

La concepción materialista de la historia asume al proceso de trabajo como el fundamento


material de la existencia humana, y es a partir de él y cuando el género humano toma como
objeto de transformación a sus relaciones interpersonales o sociales que se posibilita la
producción de historia humana, el hacer historia; pero, a lo largo de la existencia humana el
hacer historia puede ser de manera inconsciente. A todo ese periodo Marx le denominó la
prehistoria de la sociedad humana o el reino de la necesidad (Engels, 1987b), y lo conforman
todas las sociedades arcaicas y primitivas que han existido, todas las sociedades
precapitalistas y la moderna sociedad burguesa en la que estamos viviendo. Estas sociedades
humanas hasta el presente, han mantenido un hecho económico fundamental, la escasez
material, pues ésta obliga necesariamente a que todas ellas (a excepción de la sociedad
primitiva) se estructuren y organicen en clases sociales para poder garantizar su reproducción,
y con ello se funda la explotación económica y la lucha de clases. Y cuando la colectividad
humana construye historia en plenitud y de manera consciente es porque ya se ha superado
definitivamente la escasez material, y por lo tanto, se inaugura lo que Marx llamó la época de
la verdadera historia humana o reino de la libertad (Engels, 1987b).

La crítica de la economía política (CEP) es la crítica de la totalidad económica de la moderna


sociedad burguesa, y su intención es sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento
de dicha sociedad (Marx, 2018). Es decir, presentar críticamente lo que Marx denomina la
“Ley de la baja tendencial de la tasa general de ganancia en el desarrollo de la producción
capitalista” (Marx, 2010: 269). Y esto implica en exponer críticamente el origen, proceso,
desarrollo y límite histórico-económico del modo de producción capitalista. Ya el propio
Engels contribuyó en iniciar y presentar los fundamentos de la CEP (Engels, 1974c), y más
tarde –después de la muerte de Marx- con la terminación y publicación de los libros segundo
y tercero de El Capital de Karl Marx. En ese sentido, Marx y Engels demostraron científica y
críticamente el carácter histórico finito del modo de producción capitalista, así de por qué el
proletariado tiene la necesidad esencial y posibilidad histórica de ser el sepulturero de la

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universal sociedad burguesa (Marx & Engels, 1974b). Estas tesis van a ser retomadas por
Engels para fundamentar el proyecto del socialismo científico (Engels, 1987b).

El socialismo científico de Marx y Engels conciben diferentes formas de sociedad para el


tránsito de la sociedad burguesa a la sociedad comunista: la dictadura del proletariado, la
sociedad socialista y propiamente la sociedad comunista; cada una de estas sociedades esta
determinada por el grado alcanzado del desarrollo de las fuerzas productivas. Para Marx y
Engels, el desarrollo de las fuerzas productivas son el medio material para poder realmente
construir las diferentes sociedades postcapitalistas (Marx & Engels, 1974a). Y el proletariado
es asumido como el fundamento subjetivo y el único sujeto histórico de la transformación
revolucionaria comunista.

En el presente trabajo, a propósito de la celebración de los 200 años del nacimiento de


Friedrich Engels, solo nos enfocaremos en la reflexión de Engels y Marx en uno de los
fundamentos económicos materiales del socialismo y el comunismo: la superación de la
escasez material a través del desarrollo de las fuerzas productivas técnicas de la humanidad.
Veamos con más detalle este esencial componente para realizar el proyecto del socialismo
científico de Marx y Engels.

1. El fundamento material de la prehistoria de la humanidad: Dialéctica entre la relación


inmediata de inadecua- ción entre el hombre y la naturaleza, y la escasez material

El proyecto comunista de emancipación humana de Karl Marx y Friedrich Engels tiene como
fundamento filosófico central el carácter esencial y positivo de la naturaleza y la sociedad. Es
decir, que parte del carácter si- mismático del hombre y la naturaleza, así como su carácter
autoproductivo o autogenerativo de ambos (Marx, 1962). El carácter positivo de la naturaleza
y el hombre se manifiesta en que ambos se autofundamentan, es decir, que sus respectivas
existencias se sostienen por sí mismas. O sea, la condición de ambos de poderse sostener por
sí mismos; y esa condición es la que define la índole si-mismática de ambos. Este carácter
esencial y positivo de la naturaleza y el hombre, inmediatamente invalida la existencia de un
ente externo (Dios, la Autoconciencia, la Idea Absoluta, el Espíritu Absoluto, etc.) creadora de
ambas. Y, por lo tanto, no da cabida a una fundamentación negativa del hombre

1 La relación de Marx y Engels fue una relación entre iguales de colaboración teórica, amistosa y militante. Y no fue
solamente que Engels asumiera llanamente la posición de “segundo violín” de la obra conjunta. Por ejemplo, en la
Ideología Alemana se observa un diálogo creativo y un acuerdo sobre los fundamentos de la concepción materialista de la
historia (CMH). En el Manifiesto del partido comunista se expresa claramente una coincidencia y desarrollo de las bases
del materialismo histórico, la crítica de la economía política (CEP) y el socialismo científico (SC). En el Anti-Dühring,
tenemos a un Engels que tiene toda la confianza de Marx para que lleve a cabo una ejemplar síntesis de la CMH, la CEP y
el SC. En la obra Del socialismo utópico al socialismo científico, una vez que ha muerto Marx, se muestra la capacidad de
Engels de hacer una reflexión materialista de todas las expresiones del movimiento socialista. En el Origen de la familia,
la propiedad privada y el estado, se ve la intervención y capacidad de Friedrich Engels, de alguien que puede componer un
libro completo y coherente sobre la base de unas notas etnológicas que realizó Karl Marx. Y por último, en El Capital de
Marx, se constata que al publicar Engels los libros segundo y tercero de El Capital, no sólo ofreció al público los
hallazgos que hizo Marx sino que también él contribuyó al desarrollo de la CEP.

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y la naturaleza. De ahí también, la tesis científica materialista de Karl Marx de que la crítica de
la religión es la premisa toda crítica. Y, por consiguiente, el fundamento de toda crítica
irreligiosa es que el hombre hace la religión, y no la religión al hombre (Marx, 1987). Ya el
propio Engels esta de acuerdo y comparte esta perspectiva en sus textos de la Dialéctica de
la naturaleza, y en particular, en el pasaje de El papel del trabajo en el proceso de
transformación del mono en hombre (Engels, 1987a) y así como en el ud ig euerbac y el
fin de la filoso a clásica alemana (Engels, 1987d).

Por lo tanto, la si-mismeidad de la naturaleza y la sociedad humana radica en que tanto la una
como la otra no están, no existen fuera de sí sino en sí mismas. Lo cual hace posible que la
concepción marxiana-engelsiana parta de la relación del hombre real con la naturaleza real y
la estatuya como la relación básica sujeto-objeto; y no la abstracción de la naturaleza y el
hombre, o sea, la autoconciencia. Pues en Hegel, el postulado de la si-mismeidad sólo lo
reconoce en la autoconciencia, lo que significa que sólo lo espiritual es el ámbito de aquella;
y que por lo tanto, lo material es lo enajenado, lo que esta fuera de sí. De ahí que, para
Hegel, toda exteriorización, toda objetivización es enajenación (Veraza, 1979).

Es importante subrayar, que el discurso crítico comunista de Marx y Engels, al hacer énfasis en
la si-mismeidad del hombre y la naturaleza; da pauta al carácter auto productivo del hombre y
la naturaleza; ergo creadores de su propia existencia e historia. Y en particular, partiendo de
la propia existencia de la moderna sociedad burguesa o capitalista, la realización del proyecto
marxiano engelsiano comunista depende de la praxis social transformadora que el sujeto
proletario pueda desplegar a partir de sus condiciones materiales de existencia.

Toda la existencia humana hasta nuestros días, se ha construido sobre la base de dos
relaciones de producción totales y básicas: la inadecuación del hombre con la naturaleza y la
escasez material de fuerzas productivas y bienes (Veraza, 2012). Y es por eso, que el primer
obstáculo al cual se ha enfrentado el hombre con la naturaleza, es el de tratar de adecuar
relativamente —a través del trabajo— los objetos de la naturaleza a las necesidades humanas
(materiales y espirituales), de adecuar cada objeto propio y singular de la naturaleza a cada
necesidad, con lo que se trata de lograr lo necesario, el objeto necesario; o en otras palabras,
se trata de adecuar lo que hay y de adecuarnos a lo que hay. Pero existe correlativamente
también otro obstáculo o barrera, que consiste en que quizá no haya eso necesario en
cantidad suficiente para todos los individuos que componen la comunidad. Esto es
propiamente la escasez material, en donde el trabajo, sus fuerzas productivas y sus productos
del trabajo son determinados en términos escasos, o sea, el objeto de disfrute es escaso. En
ese sentido, Marx fundamenta que la relación de producción histórica de escasez es
superable históricamente; mientras que la relación de inadecuación no se puede trascender
históricamente, pues es propia, nata al hombre en tanto ontológica y materialmente
determinado.

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En consecuencia, el proyecto marxiano engelsiano de liberación de la humanidad reconoce
que la conformación de todas las sociedades que han existido, es decir, “sociedades
limitadas” (Marx, 1972a) —y en particular, las sociedades clasistas y su correspondiente
explotación económica (de ahí que Marx las denomine “sociedades antagónicas” (Marx,
1980))— o como Engels las refiere como sociedades humanas que están inscritas en el reino
de la necesidad (Engels, 1987b), están determinadas esencialmente por un hecho económico:
la escasez material (Marx & Engels, 1974a). Y ésta sólo puede ser superada, una vez y para
siempre, a través de un alto grado de desarrollo positivo de las fuerzas productivas del
trabajo social que promueve contradictoriamente el modo de producción capitalista y su
riqueza material que produce. En efecto, la sociedad burguesa —cuya figura más desarrollada
económicamente es el mercado mundial capitalista— se erige como la fuerza productiva
histórica total y el medio de producción para llevar a cabo la revolución comunista con la
acción consciente y organizada del proletariado mundial; cuya finalidad trascendental, es la
superación de la escasez material y el inicio de una sociedad verdaderamente humana o el
salto de la humanidad del reino de la necesidad al reino de la libertad (Engels, 1987b).

En ese sentido Friedrich Engels al reflexionar junto con Karl Marx sobre el proyecto comunista
de liberación de la humanidad proletarizada, tienen un acuerdo al ubicar claramente a la
superación de la escasez material como condición económica fundamental para la realización
plena de tal proyecto de emancipación humana. Así también, Engels al relacionar los
conceptos de reino de la necesidad y de reino de la libertad con los conceptos de sociedades
limitadas y la sociedad verdaderamente humana de Marx, no sólo ubica filosóficamente el
contenido de tales sociedades, sino que también las específica histórica y materialmente, de
ahí la originalidad y contribución de Engels al proyecto del socialismo científico.

a) La relación inmediata de inadecuación entre el hombre y la naturaleza como relación


transhistórica

Desde la perspectiva del discurso crítico comunista de Marx y Engels, ontológica,


transhistórica y materialistamente el hombre es un ser natural humano, genérico (Marx, 1987)
y social (Marx, 1972a) (Engels, 1987a). Pues el hombre al constituirse como ser universal y
libre funda en lo inmediato una relación de inadecuación con la naturaleza. Pues a pesar que
los individuos —desde su origen, y en aras de asegurar su existencia física y social— van
socializando, asimilando, desarrollando y universalizando su sistema de necesidades
materiales e inmateriales y capacidades manuales e intelectivas de una forma abierta (Marx,
2018). Sus necesidades y capacidades sociales no son satisfechas ni desarrolladas plena y
absolutamente por la naturaleza o mundo exterior sensible a través del trabajo —y en ese
sentido, el trabajo humano se presenta como el principio originario del desarrollo humano
(Lukács, 2004)—; la razón principal se debe a que la relación inmediata entre el hombre y la
naturaleza queda regida por el

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principio del placer. Lo cual conduce, al carácter insatisfecho de cualquier objeto de la


naturaleza; haciendo que todo objeto de la naturaleza entre en otro orden y significación, o
sea, en una continua trascendencia del objeto. Es decir, donde la naturaleza transformada y
adecuada por el trabajo, esta permanentemente latente su trascendencia no sólo en el
ámbito de satisfacer las necesidades básicas e inmediatas, y crear nuevas necesidades; sino
también, en trascenderlas hacia otros ámbitos, por ejemplo, el arte; y que en el caso de las
sociedades de escasez material, esta dirigida fundamentalmente hacia la religión y el mito.
Veamos más detenidamente toda esta argumentación.

El proceso de constitución de la especie humana en cuanto tal, tiene tres grandes


determinaciones: el trabajo, la socialidad y la sexualidad generalizada. La primera gran
determinación para la transformación del mono en hombre es la actividad productiva o
trabajo (Engels, 1987a) (Marx, 2018). Pues gracias a esta actividad esencial se logró, en primer
lugar, la liberación de la mano como órgano universal, es decir, que la mano del salvaje (por
ejemplo, el hombre de Neanderthal, el hombre de Cro-magnon, etc.) pudo realizar cientos de
operaciones que la mano de un mono le estaba imposibilitado a imitar. Esta liberación de la
mano, se muestra más claramente, en el momento en que el hombre logra tallar en forma de
cuchillo el primer trozo de piedra; a partir de ahí, gracias al trabajo, se fueron agregando cada
vez mayores operaciones, y que con la transmisión por herencia del desarrollo de los
músculos, los tendones, los huesos, etc., se llega al perfeccionado órgano del trabajo que es
la mano humana. A través de la articulación de la mano, los órganos lingüísticos y el cerebro,
los hombres se hallaron más capacitados para realizar operaciones cada vez más complicadas,
para plantearse y alcanzar metas cada vez más altas. Eso hizo que las actividades productivas
y económicas se hicieran multiformes. Con lo que dio inicio a la agricultura y ganadería, y
posteriormente a la manufactura de medios de subsistencia y de medios de producción, a la
navegación, el comercio, etc. La diferencia suprema y esencial entre el hombre y el resto del
reino animal, es que mientras los animales sólo utilizan la naturaleza exterior e introducen
cambios en ella pura y simplemente con su presencia, es decir, que se adaptan
instintivamente al medio ambiente. El hombre, mediante sus cambios a la naturaleza, la hace
servir a sus fines, la domina (Engels, 1987a).

La segunda gran determinación para la transformación del mono en hombre es la socialidad


humana (Marx, 1972a). Si bien es cierto que, a través del largo proceso de perfeccionamiento
del trabajo como actividad específicamente humana se inicio y se desarrollo la socialidad
humana, sobre todo en el ámbito productivo y reproductivo de sus condiciones materiales de
vida. El momento decisivo de la profundización y expansión al interior del ámbito
propiamente procreativo, se da cuando concluye la transformación del pie del mono en pie
propiamente humano. Es decir, cuando se alinea el dedo pulgar con el resto de los dedos del
pie, el impacto inmediato que trae es que el crío pierde la capacidad de agarrarse del pelaje
y cuerpo de la madre, y ésta tiene que utilizar sus brazos para cargarlo ya sea para trasladarlo
de un lugar a otro, o cuando hay una situación de peligro, etc. Esta situación funda
necesariamente -como instinto de sobrevivencia- que la madre abra el círculo de relaciones

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hacia otros miembros del grupo o clan para poder proteger y garantizar la sobrevivencia del
crío. Al abrir el círculo de convivencia de la madre y crío con el resto de la colectividad, se
empieza a desarrollar complejas formas de socialidad en todos los ámbitos no sólo en el
económico material sino en el político y social (Engels, 1987a).

La tercera gran determinación para la transformación del mono en hombre es la sexualidad


generalizada. Ésta se construye cuando la especie humana logra conformar una sexualidad no
instintiva. Es decir, cuando la práctica sexual de los monos antropomorfos se lleva a cabo, no
sólo en los momentos en que esta fértil la hembra (período de ovulación) y esta más
exacerbado su deseo sexual -aquí sólo asumiría su función procreativa-; sino que, sobre todo,
despliega su práctica se ual en cual uier momento, sólo por la simple razón de hacerlo para
dar y sentir placer, o sea, lleva a cabo su función hedónica o placentera. Esta función
placentera y vital se convierte en la principal función de su sexualidad, pasando a segundo
plano su función reproductiva (Engels, 1974a). Y en ese sentido, la función reproductiva pasa
de ser “impuesta” por la naturaleza, o sea, una reproducción instintiva a una reproducción
elegida, es decir, una reproducción propiamente humana. A partir de ese momento
trascendente, el género humano rompe su última y decisiva dependencia con la naturaleza.
Ya que, de ahora en adelante, el hombre elige como ente soberana en que momento y forma
se reproduce en términos biológicos y sociales. Con esta determinación, va a tomar fuerza su
constitución como ser libre. Así también, al pasar al primer plano de su sexualidad su función
placentera, todo el mundo exterior sensible o la natura naturans (naturaleza en cuanto tal) y la
natura naturata (naturaleza humanizada) se le presenta y significa como realidad genérica,
universal; y por lo tanto, el hombre deviene como ser universal. En otras palabras, se va a
llevar a cabo la separación definitiva del hombre respecto del reino propiamente animal, y
fundando así el reino humano. Este reino se va a caracterizar por el Principio del placer como
eje rector del comportamiento humano, cuyo acotamiento y regulación lo lleva a cabo el
Principio de realidad. Eso significa que a partir de ahora todos los actos humanos de relación
con el mundo de las cosas (Naturaleza humanizada) y la elección que tome de los mismos, va
estar permeada de una naturaleza sexual placentera. Es decir, todos los actos humanos de
interrelación con el mundo externo, y las elecciones que vaya tomando para satisfacer sus
necesidades materiales y espirituales van estar erotizadas. Lo cual va implicar, ue la
naturale a nunca a a satis acer plenamente las necesidades humanas, con lo cual se funda
la relación permanente, transhistórica y ontológica de la inadecuación del hombre con la
naturaleza.

En resumen, cuando el hombre consolida la actividad productiva o trabajo; profundiza su


socialidad en todas las esferas de la actividad humana; y por último, logra construir una
sexualidad generalizada. Entonces se constituye como ser universal y libre (Marx, 1972a,
1987) (Engels, 1987a). Y a partir de ese momento la naturaleza del hombre es radicalmente
distinta a la naturaleza misma, fundando una relación ontológica de inadecuación.

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b) La relación de escasez material entre el hombre y la naturaleza como relación


contingente e histórica

La concepción materialista de la historia de Karl Marx y Friedrich Engels, se ha percatado y


constatado que toda la existencia humana hasta el presente, se ha desarrollado sobre la base
de un hecho económico: la escasez material. El concepto de escasez material está
presupuesto desde 1843, pero es en La ideología alemana (1845-1846) donde lo refieren
propiamente como escasez material. Una definición muy precisa de la misma la retomamos
de Bolívar Echeverría al definirla, como:

...la debilidad de las sociedades frente a la naturaleza, la hostilidad de ésta hacia el ser
humano, la escasez con que entrega los bienes que el hombre pretende arrancar de ella para
cumplir los requerimientos de su vida. Hecho originario que se completa cuando,
interiorizado por la vida social, obliga a que todo el proyecto de existencia humana, de
realización de un ideal transnatural de convivencia, se adecúe a una estrategia para la
consecución de los bienes, para el acoso a la naturaleza (Echeverría, 1986: 51).

Jean Paul Sartre en su Critica de la razón dialéctica, tomo I, capítulo C, titulado: “Rareza y
modo de produc- ción” (1963), ha sido el primer filósofo marxista que ha recuperado con
rigor paso a paso el concepto de escasez, y de repensarlo críticamente contra el estalinismo
dominante en ese momento.

La escasez material, se define sucintamente, como la no existencia suficiente de riqueza


material para satisfacer las necesidades materiales y espirituales básicas de los miembros de
una sociedad determinada. Es decir, la naturaleza se presenta al género humano inicialmente
y desde entonces como escasa. Pero realmente se trata de una relación histórica total, pues lo
escaso es resultado de los medios o condiciones materiales por los cuales tiene lugar
efectivamente la relación: las fuerzas productivas. En consecuencia, la escasez material es un
hecho económico históricamente determinado por el débil y escaso desarrollo de las fuerzas
productivas de la sociedad, en particular, las técnicas. En resumen, la escasez material es
fenoménica e inmediatamente una situación en la que la naturaleza es escasa. Pero en
términos esenciales es una época de fuerzas productivas escasas. Así también, la escasez
material queda determinada como una relación contingente e histórica (Veraza, 2012).

Esta escasez material que ha dominado toda la existencia humana, provoca que
permanentemente se ponga en juego el vivir, el sobrevivir de la mayoría de los miembros de
una sociedad —sea clasista o no—, de ahí que Marx defina a toda la existencia humana hasta
nuestros días como la prehistoria de la humanidad (Marx, 1980) o sociedades limitadas, y en
particular, las sociedades clasistas como sociedades antagónicas. Pues esta escasez material,
como determinación cuantitativa incide directamente sobre la calidad de vida de todos los
integrantes de una sociedad; y más aun, decide acerca de la existencia o no de cada uno de
ellos. En otras palabras, este carácter limitado de todas las sociedades que han existido hasta

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nuestros días, es en términos esenciales, el de toda una época de fuerzas productivas escasas.
De ahí que, para superar esta escasez material sólo sea posible a través del desarrollo de las
fuerzas productivas de la sociedad (Marx & Engels, 1974a), desarrollo contradictorio que lo
posibilita el modo de producción específicamente capitalista, en donde el proletariado en su
proceso de constitución como sujeto revolucionario se convierte en la fuerza productiva más
grande (Marx, 1981) (Engels, 1987b). En consecuencia, para Marx y Engels la escasez material
es superable en términos histórico-materiales, y no como lo asume el discurso económico
burgués neoclásico, como Principio insuperable (Arestis, 2004).

La escasez material origina una esencial modificación a nivel del proceso productivo, ya que
produce una enajenación e inversión de todo el proceso de trabajo, es decir, los productos
del trabajo adquieren realmente la preponderancia —esto rige tanto para la sociedad
primitiva, las sociedades precapitalistas y la moderna sociedad burguesa— dentro del
momento trascedente (la producción) del proceso global de la reproducción social (Marx,
1972a). Este poder dominante de los productos del trabajo es resultado del uso de fuerzas
productivas escasas, pero básicamente de fuerzas productivas técnicas escasas; lo cual trae
como resultado ri ue a escasa, no suficiente para satisfacer y desarrollar las necesidades
materiales y espirituales de todos los humanos. De ahí que se incremente la dificultad de
conseguir el objeto necesario para la vida, de tal suerte que la vida parece depender del
producto, y todo el proyecto civilizatorio y social se orienta a la consecución del mismo,
suprimiendo todo otro motivo o todo ser humano. O sea, se lleva a cabo una orientación
obsesiva de la vida social hacia la obtención de la riqueza objetiva (Echeverría, 1986). No sólo
parecerá que todo depende del objeto, sino que afirmarán objetivamente la preponderancia
del objeto sobre cualquier vida individual o colectiva, y aun, por qué no, sobre todas las vidas
humanas (Veraza, 2012).

Lo anterior, nos define que todas esas sociedades son sociedades productivistas; que centran
su (re) producción social en torno al producto ya sea concreto (valor de uso) como en el caso
de la sociedad primitiva y las sociedades precapitalistas. O ya sea abstracto (valor) como
ejemplo la sociedad capitalista. Todos los trabajos productivos realizados hasta el presente,
son trabajos productivistas. Pero, el trabajo productivo capitalista es el único que lleva hasta
sus últimas consecuencias el carácter productivista, pues la obtención de su específico y
peculiar producto, o sea, el plusvalor, no presenta medida alguna; es decir, es carente de
medida (Marx, 2018). Así también, el carácter productivista de la producción capitalista queda
claro, al no girar en torno a la satisfacción —aunque

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sea satisfecha relativa, limitada y escasamente— de las necesidades materiales básicas del
sujeto social, sino de la obtención y acrecentamiento sin límites del valor de la mercancía-

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capitalista, y, sobre todo, del plusvalor. Pues el “sujeto automático” de la vida social
enajenada, sólo puede existir, es decir, valorizarse, en el proceso de producción como
producción de plusvalor. La producción ya no es el medio, sino el fin. De ahí que se oriente
obsesivamente todo el conjunto social a la consecución de esta riqueza abstracta (plusvalor).
Todo esto en contraposición a las sociedades precapitalistas, que si bien en varias de ellas —
sociedades donde domina la propiedad privada sobre los medios de producción de la
riqueza material— ha existido explotación, opresión, represión y sacrificio de determinados
comportamientos y actividades vitales de la mayoría de los sujetos, son sociedades cuya
producción material está orientada a la satisfacción de las necesidades básicas del sujeto
social.

Dentro de la época de la escasez material hay di erentes tipos o configuraciones de trabajos


producti os que se desarrollan al interior de un determinado tipo de socialidad: 1) La
socialidad humana basada en relaciones de dependencia personal (se da en la sociedad
primitiva y todas las sociedades precapitalistas); 2) La socialidad humana fundada en
relaciones de independencia personal (se lleva a cabo en la sociedad burguesa); y 3) La
socialidad humana basada en relaciones de libre individualidad (esta se llevaría en una
posible sociedad comunista) (Marx, 1972a). Las dos primeras modalidades de socialidad se
despliegan en el marco de la escasez material; y la última modalidad de socialidad será
propia de una época de abundancia material.

c) Dialéctica de las relaciones de inadecuación entre el hombre y la naturaleza y la


escasez material en la prehis- toria de la humanidad

La historia de la sociedad humana hasta el presente, se ha desarrollado sobre la base de dos


relaciones de producción esenciales: la relación transhistórica y ontológica de la inadecuación
entre el hombre y la naturaleza, y la relación contingente e histórica de la escasez de fuerzas
productivas y bienes materiales.

La relación de inadecuación entre el sujeto humano y la naturaleza, obliga necesariamente —


a través del trabajo— a tratar de adecuar relativamente los objetos naturales a las
necesidades humanas (materiales y subjetivas); de adecuar por lo menos cada objeto singular
y concreto a cada necesidad singular y concreta. Con esto, se tratar de conseguir lo
necesario, el objeto necesario. De adecuar lo que hay, y adecuarnos a lo que hay. Y sólo así
se logra una adecuación relativa, provisional.

La relación de escasez material se presenta a nivel de la apariencia, como la existencia


insuficiente de riqueza material para todos; es decir, que la naturaleza se presenta
inicialmente hostil, y “entrega” escasamente medios de vida a los hombres para asegurar su
existencia. Pero, en esencia, la escasez material es la existencia y uso de fuerzas productivas
escasas, principalmente, de fuerzas productivas técnicas. Por eso depende decisivamente la
superación definitiva de la escasez material, del desarrollo positivo de las fuerzas productivas
técnicas, que el propio sujeto revolucionario proletario va produciendo en su larga marcha
por la liberación de la humanidad.

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i. Primera modalidad de la sociedad para hacer frente a la relación de escasez material y
la producción de adecuación relativa entre el hombre y la naturaleza: el dominio de las
fuerzas productivas procrea- tivas

La concepción materialista de la historia de Marx, nos plantea, en un principio que:

(...) en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones


necesarias e indepen- dientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a
una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de
estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real
sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden
determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material
condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en general (Marx, 1980: 4-5).

Aquí es importante subrayar que Marx —y este es el punto que nos interesa—, en primer
lugar, trata de la producción social de la vida humana, o sea, no sólo abarca la producción
social de medios de subsistencia y de medios de producción, sino también de la producción
de los sujetos mismos. Aunque la producción de objetos materiales media la reproducción de
los sujetos humanos, y reconstituye la vida de los hombres ya existentes; ésta no es suficiente
para dar cuenta de la producción de nuevos seres humanos, pues no es idéntica con la
reproducción biológico-animal. En resumen, cuando Marx refiere “en la producción social de
su vida, los hombres” (Marx, 1972a), hace alusión tanto a la producción de bienes materiales
como de nuevos seres humanos.

Engels tiene el mérito de hacer explícito los dos tipos de producción que se dan en toda
sociedad humana, pues al inicio del punto de partida del materialismo histórico; nos dice que:

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Según la teoría materialista, el factor decisivo de la historia es, a fin de cuentas, la producción
y reproducción de la vida inmediata. Pero esta producción y reproducción son de dos clases.
De una parte, la producción de me- dios de existencia, de productos alimenticios, de ropa, de
vivienda y de los instrumentos que para producir todo esto se necesitan; de otra parte, la
producción del hombre mismo, la continuación de la especie. El orden social en que viven los
hombres en una época o en un país dados está condicionado por esas dos especies de pro-
ducción: por el grado de desarrollo del trabajo, de una parte, y de la familia, de la otra
(Engels, 1974a: 168-169).

Así también Engels tiene la virtud y claridad de definir la relación que establecen entre sí
ambas producciones con las fuerzas productivas en el curso del desarrollo histórico. Es decir,
por una parte, la relación directa entre la producción de medios de existencia y fuerzas
productivas técnicas; y, por otra parte, el vínculo directo de producción de sujetos y fuerzas

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productivas procreativas; pues nos plantea que:

[...] Cuanto menos desarrollado está el trabajo, más restringida es la cantidad de sus
productos y, por consi- guiente, la riqueza de la sociedad, con tanta mayor fuerza se
manifiesta la influencia dominante de los lazos de parentesco sobre el régimen social (Engels,
1974a: 169).

Aquí Engels se refiere en términos temporales a los albores de la humanidad; al surgimiento y


desarrollo de la comunidad primitiva, en donde el tipo de socialidad que prevalece en ella es
la basada en relaciones de dependencia personal, donde los productos del trabajo adquieren
la forma social-natural de valores de uso escasos. Y que son producto del uso de los toscos y
escasos instrumentos de trabajo que el hombre fabrica y utiliza para transformar la naturaleza
externa y adecuarla relativamente a la satisfacción de las necesidades básicas de los
miembros de la comunidad. Esta gran escasez de fuerzas productivas técnicas, obliga
necesariamente a que los individuos se agrupen conforme a sus lazos de parentesco o
procreatividad; y construyan fuertes relaciones de dependencia personal, y con ello
“potentes” fuerzas productivas procreativas para hacerle frente a la profunda, compleja e
incomprensible escasez material. En ese período —la prehistoria de la humanidad— se logran
distinguir tres épocas principales: salvajismo, barbarie y civilización. Las dos primeras épocas
se subdividen en los estadios inferior, medio y superior, según los progresos obtenidos en la
producción de medios de existencia. Y los inicios de la civilización se considera como el fin de
la comunidad primitiva; y el inicio de la historia escrita (Engels, 1974a).

En resumen, siguiendo las generalizaciones que hace Engels de la clasificación de Lewis


Morgan. El salvajismo es el período en que predomina la apropiación de productos que la
naturaleza da ya hechos; las producciones artificiales del hombre están destinadas, sobre
todo, a facilitar esa apropiación. En esta época de la prehistoria de la humanidad, es muy
clara la preponderancia de las fuerzas productivas procreativas (lazos amplios de parentesco)
sobre las incipientes fuerzas productivas técnicas para hacer frente a la extrema escasez
material. Pues la sobrevivencia de los miembros de la comunidad; sólo es posible si el sujeto
social hecha fundamentalmente mano de su organización comunitaria, y muy
secundariamente de su escasa y tosca instrumentalidad material. En fin, es evidente que una
forma de asociación para la reproducción directa de los individuos sociales —por ejemplo, en
su nivel más básico, el familiar— ofrece ventajas frente a cualquier otra fuerza productiva
cuando hay escasez material extrema, es decir, cuando las fuerzas productivas técnicas son
muy escasas y débiles.

En la barbarie es el período en que aparecen la ganadería y la agricultura, y se aprende a


incrementar la producción de la naturaleza por medio del trabajo humano. En esta época de
la prehistoria humana, se puede registrar el surgimiento de fuerzas productivas técnicas, que
van a posibilitar el inicio de una producción de mayor riqueza material, provocando el inicio
del debilitamiento de las fuerzas productivas procreativas; pero todavía sin ceder su
predominancia a las fuerzas productivas técnicas que están basadas sobre todo en la
fundición del hierro.

51
Por último, la civilización es el período en que el hombre sigue aprendiendo a elaborar los
productos naturales, período de la industria, propiamente dicha, y del arte. En esta época de
la humanidad, se da la transferencia del dominio de las fuerzas productivas técnicas sobre las
fuerzas productivas procreativas para enfrentar la escasez material. El inicio de la dominancia
de las fuerzas productivas técnicas sobre las fuerzas productivas procreativas, inaugura un
nuevo período dentro de época de la escasez material.

ii. Segunda modalidad de la sociedad para hacer frente a la relación de escasez material
y la producción de adecuación relativa entre el hombre y la naturaleza: el dominio de las
fuerzas productivas técnicas

Desde la concepción materialista marxiana engelsiana de la historia, se logran identificar —al


interior de la época de la escasez material— dos grandes modalidades de dominancia de las
fuerzas productivas técnicas sobre

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Friedrich Engels y Karl Marx: Sobre la superación de la escasez material como condición económica para la realización
plena del proyecto...

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las fuerzas productivas procreativas. Las que se llevan a cabo en las formaciones económico-
sociales precapitalistas, y la que se despliega en la formación económico-social capitalista
(Engels, 1974a) (Marx, 1972a).

En las sociedades precapitalistas (sociedad esclavista, sociedad despótica oriental, sociedad


feudal, etc.) la forma de socialidad que prevalece es la basada en relaciones de dependencia
personal, lo cual implica que el proceso de la reproducción económico-social, gira en torno a
la satisfacción relativa de las necesidades básicas de los individuos, o sea, alrededor del valor
de uso escaso; lo cual va a implicar que el desarrollo de las fuerzas productivas técnicas sea
demasiado lento, pues el carácter conservador y aprensivo que asumen los individuos sobre
la riqueza material, hace que el desarrollo de las fuerzas productivas técnicas sea pausado y
escaso.

Con la irrupción gradual de la producción de mercancías simples en las sociedades


esclavistas, despóticas, etc.; comienza un proceso de desintegración paulatino de las
relaciones de dependencia personal. Y paralelamente se viene promoviendo una socialidad
fundada en las relaciones de independencia personal y de dependencia hacia las cosas (Marx,
1972a). Es decir, con la producción de mercancías simples, se inicia un proceso de
atomización y privatización social en torno a la producción-consumo de la riqueza material;
eso propicia que la riqueza material, los productos del trabajo empiecen a universalizarse, lo
cual va a traer un impulso en el desarrollo de las fuerzas productivas técnicas. Porque al crecer
la demanda de las mercancías simples (comercio regional y mundial), promueve la necesidad
de producir más riqueza mercantil, ergo, estimula el desarrollo de las técnicas ya dadas.

52
Pero, el gran salto en el despliegue de las fuerzas productivas técnicas, se da con la irrupción
del modo de producción espec ficamente capitalista (Marx, 2018) (Engels, 1987c); puesto
que la moderna sociedad burguesa con su respectivo modo de producción, conforme se va
expandiendo por todo el planeta; provoca cada vez más, que la riqueza material planetaria
adquiera la forma social de mercancía capitalista. Cuya forma social de producción esta
basada en relaciones de independencia personal y dependencia hacia las cosas. El valor de
las mercancías capitalistas esta conformado, por el valor transferido de los medios de
producción (capital constante), el valor producido de la fuerza de trabajo (capital variable) y el
plusvalor (producto específicamente capitalista). La obtención del plusvalor se convierte en el
eje en torno al cual gira todo el proceso global de la (re)producción capitalista. Lo que trae
como consecuencia, que lo importante de la vida social, ya no es la consecución del producto
sino la producción en sí mismo. Es decir, donde“ [...] El valor de la mercancía-capitalista, el
“sujeto automático” de la vida social enajenada, sólo puede existir, es decir, valorizarse, en el
proceso de producción como producción de plusvalor. La producción ya no es un medio, sino
el fin.” (Echeverría, 1986: 114). Adquiriendo de esa manera la producción capitalista, el
carácter más productivista posible. Productivismo, que promueve —como nunca antes— el
desarrollo contradictorio de las fuerzas productivas, en particular, las técnicas. Este desarrollo
se explica también, a partir de la contradicción entre la base y su propio desarrollo capitalista
(Marx, 1972b) (Engels, 1987c).

Cuando el trabajo social, se expresa bajo la configuración de la contradicción entre el capital


y el trabajo asalariado, se esta expresando también el último desarrollo de la relación del
valor, y de la producción social fundada en el valor. El supuesto básico o base de la
producción social capitalista es, y sigue siendo la magnitud o uantum de tiempo inmediato
de trabajo —este criterio para medir la riqueza material, evidencia inmediatamente que se
trata de una sociedad de escasez— como factor decisivo en la producción de esa riqueza.
Pero, a medida que la gran industria se desarrolla, la producción de la riqueza material
efectiva, empieza a depender menos del tiempo de trabajo empleado, y cada vez más del
poder efectivo de las fuerzas productivas puestas en movimiento durante el tiempo de
trabajo. Este poder productivo, no guarda relación alguna con el tiempo de trabajo inmediato
que cuesta su producción, sino que depende del estado general de la ciencia y del progreso
de la tecnología, pues la tecnología, en ese sentido, es la aplicación directa de las ciencias
naturales a la producción material. La producción de riqueza efectiva —en el marco del modo
de producción específicamente capitalista— expresa (y lo revela la gran industria capitalista)
por una parte, una enorme desproporción cuantitativa entre el tiempo de trabajo empleado
para producir un bien y el producto del trabajo mismo. Y por la otra, una gran asimetría
cualitativa entre el trabajo —reducido a una pura abstracción o meramente un trabajo simple
y abstracto— y el gran poder del proceso de producción vigilado por el obrero mismo. Es
decir, que la fuerza de trabajo ya no se desgasta mucho y directamente en el proceso
inmediato de producción, sino que cada vez va asumiendo tareas de supervisión y regulación
del proceso de producción mismo. Más claramente, el trabajador ya no introduce el objeto
natural modificado (medio o instrumento de trabajo), como eslabón intermedio, entre la cosa
y sí mismo; sino que inserta el proceso natural, al que transforma en industrial como medio

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entre sí mismo y la naturaleza inorgánica, a la que domina. Por lo que se presenta el obrero al
lado del proceso de producción, en lugar de ser su agente principal.

Esta modificación profunda que se lleva a cabo en el proceso productivo, hace que aparezca
como pilar fundamental de la producción y de la riqueza; no el tiempo de trabajo inmediato,
ni el tiempo que el obrero trabaja, sino la apropiación de su propia fuerza productiva general,
su comprensión de la naturaleza y su dominio de la misma gracias a su existencia como
cuerpo social; es decir, el desarrollo del individuo social. Y aquí radica —según Marx— la
misión histórico universal del modo de producción específicamente capitalista, que es sin
duda alguna, el desarrollo universal de las fuerzas productivas del trabajo social; desarrollo
tendencial que se muestra en el proceso de automatización de los procesos productivos
(Marx, 1972b, 2018) (Engels, 1987b, 1987c). Y llegado a este punto de la existencia
productiva de la humanidad, el robo de tiempo de trabajo ajeno, sobre el cual se unda la
ri ue a actual, aparece como una base miserable comparada con este fundamento, recién
desarrollado, creado por la gran industria misma. (Marx, 1972b).

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Prosigue Marx su argumentación en ese mismo pasaje, al presentarnos la tesis de la


superación positiva del tiempo de trabajo inmediato como criterio decisivo en la producción
de la riqueza. Esto va implicar que el valor de cambio deja de ser la medida del valor de uso;
así como la apropiación del plustrabajo —por parte de una minoría— deja de ser condición
para el desarrollo de la riqueza social; con ello, se viene abajo toda la producción social
fundada en el valor de cambio. Teniendo como impacto esencial, la superación positi a del
carácter limitado y antagónico del proceso de producción material inmediato (Marx, 1972b)
(Engels, 1987c).

Con lo anterior, queda en términos esenciales explicada la razón por la cual el modo de
producción específicamente capitalista, al llevar a cabo su misión histórica universal:
desarrollar las fuerzas productivas del trabajo social como condición material necesaria y
posible para superar la sufriente y enajenada época de la escasez material. Y abrir curso, a la
verdadera historia humana: el reino de la libertad.

d) Distinción entre escasez y abundancia materiales

La concepción materialista de la historia o materialismo histórico de Karl Marx y Friedrich


Engels, a propósito de indagar los tres momentos constitutivos de toda historia humana: la
producción de la vida material misma, la reproducción y procreación de nuevos sujetos, y la
creación de nuevas necesidades (Marx & Engels, 1974a) logra ubicar como el modo de
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y espiritual en
general (Marx, 1980); así como la importancia condicionante que tiene el grado de desarrollo

54
de las fuerzas productivas para fomentar y consolidar los tres momentos constitutivos de la
historia. Y es a partir de ahí, que logra distinguir la todavía actual época de escasez material, y
la posible y deseable época de abundancia material (Marx, 1974c) (Engels, 1987b).

Marx y Engels, identifican a la época de escasez material con lo que ellos denominan: el reino
de la necesidad (Engels, 1987b) (Marx, 2010), que es propio de todas las sociedades humanas
que han existido hasta ahora. Y que se caracterizan por ser sociedades limitadas, antagónicas
—en su mayoría— y productivistas (Echeverría, 1986). Todas estas características son
determinadas, en última instancia, por la producción y uso de fuerzas productivas escasas que
devienen en la producción-consumo de riqueza material insuficiente, escasa para la mayoría
de los individuos que constituyen el sujeto social respectivo (Echeverría, 1986). Esta escasez
material produce una escisión entre la relación de inadecuación y la de trascendencia entre el
hombre y la naturaleza. Así también, el conjunto de la escasez se hace depender del poder
de las fuerzas productivas técnicas cualitativa y cuantitativamente determinadas; es una
escasez cuantitativa-cualitativa de fuerzas productivas.

El despliegue verdaderamente humano, es decir, universal y libre, comienza más allá, con la
historia humana puesta sobre sus pies; o sea, como creación libre de los hombres mismos,
soberanos de sus propias relaciones y actos, y ya no sólo nacida espontáneamente del seno
de la naturaleza. Esta historia humana esta fundada en la época de abundancia material, cuyo
inicio es la sociedad comunista (Marx, 1974c) (Engels, 1987b). Sociedad ilimitada que es
producida por la revolución comunista, cuyo objetivo central es superar la época de escasez
material a través del desarrollo de potentes fuerzas productivas, sobre todo técnicas; y que
sean éstas apropiadas por el proletariado como clase revolucionaria para tal fin. Dando lugar,
al inicio de la historia verdaderamente humana, es decir, el reino de la libertad (Marx, 2010)
(Engels, 1987b). Con este concepto identifican Marx y Engels a la época de abundancia material.

La superación de la escasez material o inicio de la época de la abundancia material, se lleva a


cabo a través de la producción de la auténtica relación de necesidad con la naturaleza que
consiste, en primer lugar, en la adecuación de los objetos singulares a necesidades
singulares; y en segundo lugar y suficientemente, en la coordinación total de lo que ya ha
sido adecuado en términos particulares y parciales. Ya realizadas ambas adecuaciones, la
relación de necesidad con la naturaleza queda suficientemente afianzada fundando una
relación ilimitada, donde “corran a chorro lleno los manantiales de la riqueza colectiva” (Marx,
1974c); con lo que se trasciende el reino de la necesidad, pues los individuos garantizan
inmediatamente, mediata y absolutamente su existencia finita. Una vez consolidado este
ámbito, se puede construir uno de verdadera libertad.

En la época de la abundancia material, el tipo de socialidad que se desarrollaría sería en base


en las relaciones de libre individualidad (Marx, 1972a), cuyos productos del trabajo adquirirían
la forma de valores de uso abundantes o ri ue a concreta comunista. El contenido de ellos,
consistiría en que las cualidades y cantidades de los mismos satisfaría la universalidad de las
necesidades, capacidades, goces, fuerzas productivas, etc., de los individuos, creada en el
intercambio universal, es decir, el desarrollo pleno del dominio humano sobre las fuerzas

55
naturales, tanto de la naturaleza exterior, como de su propia naturaleza. En pocas palabras,
los productos del trabajo en la sociedad comunista tendrían como finalidad última, el inicio
del movimiento absoluto del devenir (Marx, 1972a) (Engels, 1987b).

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Friedrich Engels y Karl Marx: Sobre la superación de la escasez material como condición económica para la realización
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e) Dialéctica de la relación de inadecuación entre el hombre y la naturaleza en las


sociedades de abundancia materia

Marx y Engels han sido los pensadores revolucionarios, que mejor han comprendido el ser y
la esencia humana como ningún otros. Así como el situarnos en términos histórico-materiales
la condición existencial de la humanidad, y su posible y deseable superación histórica. En ese
sentido, sus intervenciones teóricas y prácticas militantes hizo posible la construcción de una
potente fuerza productiva —la concepción materialista de la historia, la crítica de la economía
política y el socialismo científico— que coadyuve al entendimiento y comprensión de toda la
existencia humana hasta el presente; y con base en ello, incidir en la transformación
económica, política, social y cultural a nivel mundial, nacional, regional y local para hacer
realidad a la utopía concreta: la superación de la toda enajenación humana a través de la
superación definitiva de la escasez material.

Con la llegada del reino de la libertad, se pone fin a la época de la escasez material, gracias al
desarrollo de las fuerzas productivas, pues tal desarrollo, implicaría una comprensión y
adecuación lo más realizadamente posible con la naturaleza, y su dominio pleno, que sería
posible por la existencia de un sujeto social que ha logrado un desarrollo pleno e integral. Es
decir, pues tal desarrollo de las fuerzas productivas, posibilitaría el desarrollo libre de las
individualidades —pues los individuos ya no tienen porque preocuparse para asegurar y
satisfacer sus necesidades materiales y espirituales básicas—, y por consiguiente la reducción
del trabajo necesario de la sociedad a un mínimo, al cual corresponda a una formación
artística, científica, etc. de los individuos, gracias a que el tiempo de la gente se ha convertido
en tiempo libre.

En este proceso de constitución de un ser verdaderamente humano; o sea, el desarrollo de la


libre individualidad, los individuos de la sociedad comunista, van ha:

[...] universalizar sus necesidades, capacidades, goces, fuerzas productivas, etc. Lo cual va ha
implicar el desar- rollo del dominio humano sobre las fuerzas de la naturaleza y las de su
propia naturaleza. Pero no sólo eso, sino que las disposiciones creadoras de los individuos
van a tener como presupuesto el desarrollo histórico previo, que convierte en objetivo a esta
plenitud total del desarrollo, es decir al desarrollo de todas las fuerzas humanas en cuanto
tales, no medidas con un patrón preestablecido. Además, una elaboración como resultado de
la cual el hombre no se reproduce en su carácter determinado, sino que produce su plenitud

56
total. Como resultado de la cual no busca permanecer como algo devenido, sino que está en
el movimiento absoluto del devenir (Marx, 1972a: 447-448).

Así mismo Engels, nos plantea que:

Al posesionarse la sociedad de los medios de producción, cesa la producción de mercancías,


y con ella el impe- rio del producto sobre los productores. La anarquía reinante en el seno de
la producción social deja el puesto a una organización armónica, proporcional y consciente.
Cesa la lucha por la existencia individual y con ello, en cierto sentido, el hombre sale
definitivamente del reino animal y se sobrepone a las condiciones animales de existencia,
para someterse a condiciones de vida verdaderamente humanas. Las condiciones de vida que
rodean al hombre y que hasta ahora le dominaban, se colocan, a partir de este instante, bajo
su dominio y su control, y el hombre, al convertirse en dueño y señor de sus propias
relaciones sociales, se convierte por primera vez en señor consciente y efectivo de la
naturaleza. Las leyes de su propia [158] actividad social, que hasta ahora se alzaban frente al
hombre como leyes naturales, como poderes extraños que lo sometían a su imperio, son apli-
cadas ahora por él con pleno conocimiento de causa y, por tanto, sometidas a su poderío. La
propia existencia social del hombre, que hasta aquí se le enfrentaba como algo impuesto por
la naturaleza y la historia, es a partir de ahora obra libre suya. Los poderes objetivos y
extraños que hasta ahora venían imperando en la historia se colocan bajo el control del
hombre mismo. Sólo desde entonces, éste comienza a trazarse su historia con plena
conciencia de lo que hace. Y, sólo desde entonces, las causas sociales puestas en acción por
él, comienzan a producir predominantemente y cada vez en mayor medida los efectos
apetecidos. Es el salto de la humanidad del reino de la necesidad al reino de la libertad
(Engels, 1987b).

En estos pasajes de Marx y Engels se resume claramente la dialéctica de la relación


ontológica de inadecuación entre el hombre y la naturaleza con la relación de abundancia
material. Así también la contradicción entre el reino de la necesidad y el reino de la libertad.

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