Sociología de Quinto Año.
Sociología de Quinto Año.
Sociología de Quinto Año.
ACTIVIDADES
1. ¿Cuál es la afirmación qué plantea Marx? Con ello explicar el eje principal del
marxismo.
2. Sobre la idea central que formula Engels, escribir su propia opinión al respecto.
Mínimo 7 renglones.
3. ¿Qué es la producción de la existencia? ¿Qué diferencia hay con el termino
producción económica?
4. ¿Qué son y como se dan las relaciones sociales, según lo leído?
LA LLAMADA ACUMULACIÓN ORIGINARIA.
En el capítulo XXIV del tomo I de El Capital, Marx platea la génesis del modo de
producción capitalista. Para ello estudia fundamentalmente los acontecimientos que
fueron dándose en Inglaterra, donde había de una parte, una minoría trabajadora,
inteligente y, sobre todo, ahorrativa, y en la otra parte, un tropel de descamisados,
haraganes, que derrochaban cuanto tenían y aún más. De este modo, llegó un momento
en que los primeros acumularon riqueza mientras que los segundos se quedaron sin
nada, de esta forma, se explica la concentración de enormes riquezas en pocas manos,
concentración que permitió dar el primer impulso al modo de producción capitalista. Marx
platea uno de los principales modos en que se produjo esta acumulación originaria que
fue la expropiación de sus tierras a la población rural; y narrando este aspecto nos va
mostrando cómo surge la clase obrera, en qué momento histórico comienza a aparecer
el capitalismo, de qué modo los nacientes capitalistas se enfrentaron a los señores
feudales y que clases sociales se encontraron en el origen de este proceso. Habla
también del licenciamiento de las huestes feudales, la expulsión de los campesinos de
las tierras, la reforma anglicana y la usurpación de las tierras de la Iglesia Católica, la
desaparición de campesinos independientes y la expropiación de las tierras comunales.
Obreros libres, en el doble sentido de que no figuran directamente entre los medios de
producción, como los esclavos, los siervos, etc., ni cuentan tampoco con medios de
producción propios, como el labrador que trabaja su propia tierra; libres y dueños de sí
mismos.
Con esta polarización del mercado de
mercancías se dan las condiciones
fundamentales de la producción
capitalista. El régimen del capital
presupone el divorcio entre los obreros y
la propiedad sobre las condiciones de
realización de su trabajo. Cuando ya se
mueve por sus propios pies, la producción
capitalista no solo mantiene este divorcio,
sino que lo reproduce y acentúa en una
escala cada vez mayor.
Por tanto, el proceso que engendra el capitalismo solo puede ser uno: el proceso de
disociación entre el obrero y la propiedad sobre las condiciones de su trabajo, proceso
que, de una parte, convierte a los productores directos en obreros asalariados. La
llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación
entre el productor y los medios de producción. Se llama “originaria” porque forma la
prehistoria del capital y del régimen capitalista de producción.
SISTEMA COLONIAL
A través del sistema colonial se provee de mano de obra esclava a las grandes
plantaciones, se crea un enorme mercado para los productos industriales y se acumulan
fortunas gracias al monopolio. Holanda es el primer país en que se desarrolla
plenamente el sistema colonial: llega ya en 1648 al apogeo de su grandeza mercantil. Se
hallaba en posesión casi exclusiva del comercio de las Indias orientales y del tráfico
entre el sudoeste y el nordeste de Europa. Sus capitales superaban quizá a los del resto
de Europa junta, a la vez que “la masa del pueblo holandés se hallaba ya en 1648 más
agotada por el trabajo, más empobrecida y más brutamente oprimida que el resto de
Europa junta”, demostrando de esta forma, otra de las leyes de acumulación originaria: la
reproducción ampliada de capitalistas que concentran su riqueza en un polo de la
sociedad, mientras que en el otro crece la pobreza.
Nada más elocuente que el sistema de robo de hombres aplicado en la isla de Célebes,
para obtener esclavos con destino a Java. Los ladrones de hombres eran
convenientemente amaestrados. Los agentes principales de este trato eran el ladrón, el
intérprete y el vendedor; los príncipes nativos, los vencedores principales. A los
muchachos robados se los escondía en las prisiones secretas de Célebes, hasta que
estuviesen ya maduros para ser embarcados con un cargamento de esclavos.
En un informe oficial leemos: “Esta ciudad de Makassar, por ejemplo, está llena de
prisiones secretas, a cuál más espantosa, abarrotadas de infelices, víctimas de la codicia
y la tiranía, cargados de cadenas, arrancados violentamente de sus familias”. Para
apoderarse de Malaca, los holandeses sobornaron al gobernador portugués. Éste les
abrió las puertas de la ciudad en 1641. Los invasores corrieron enseguida a su palacio y
lo asesinaron, para de este modo poder “renunciar” al pago de la suma convenida por el
servicio, que era 21.875 libras esterlinas. A todas partes los seguía la devastación y la
despoblación. Banjuwangi, provincia de Java, que en 1750 contaba más de 80.000
habitantes, había quedado reducida en 1811 a 8.000. Inglaterra obtuvo el privilegio de
suministrar a la América española, hasta 1743, 4.800 esclavos negros al año. Este
comercio encubría, a su vez, el contrabando. Liverpool se engrandeció gracias al
comercio de esclavos: dedicaba en 1730 quince barcos al comercio de esclavos-,1751
eran ya 53; en 1760, 74: 1770, 96 y en 1792, 132 barcos. A la par que se implantaba en
Inglaterra la esclavitud infantil, la industria algodonera servía de punta de lanza para
convertir el régimen más o menos patriarcal de esclavitud de Estados Unidos en un
sistema comercial de explotación. En general, la esclavitud encubierta de los obreros
asalariados en Europa exigía la esclavitud sin condena en el Nuevo Mundo.
Las compañías privadas monopolizaron el comercio de muchísimos productos, como por
ejemplo la Compañía Inglesa de las Indias Orientales que obtuvo el monopolio del
comercio del té y del comercio chino en general, así como el del transporte de
mercancías de Europa a china y viceversa. Pero, a su vez, los funcionarios de estas
“compañías” junto a los funcionarios políticos, utilizaron su ubicación privilegiada para
montar un monopolio propio: controlaron la navegación costera de la India, el comercio
entre las islas y el comercio interior. Fijaban los precios a su antojo y “fabricaban”
epidemias de hambre. Un ejemplo de esto fue que entre 1769 y 1770 los ingleses
acapararon todo el arroz y negándose a venderlo si no les pagaban precios exorbitantes.
ACTIVIDADES
Sobre estas bases se edificó el edificio del materialismo histórico. Son ideas sencillas,
pero sintetizan una concepción compleja y en construcción permanente.
INFRAESTRUCTURA Y SUPERESTRUCTURA
Al utilizar los conceptos de “fuerzas productoras” y “relaciones de producción”, Marx
estableció las proposiciones básicas de su teoría general. En la producción social de su
vida, los hombres se someten a relaciones determinadas, necesarias, independientes de
su voluntad; esas relaciones de producción corresponden a un estadio determinado del
desarrollo de sus fuerzas productoras materiales. El conjunto de estas relaciones de
producción constituye la estructura económica de la sociedad, la base real, sobre la cual
se eleva una superestructura jurídica y política y a la que corresponden formas sociales
determinadas de conciencia. El modo de producción de la vida material condiciona el
proceso de vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia de los
hombres la que determina la realidad; por el contrario, la realidad social es la que
determina su conciencia. Durante el curso de su desarrollo las fuerzas productoras de la
sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes, o, lo cual
no es más que su expresión jurídica, con las relaciones de propiedad en cuyo interior se
habían movido hasta entonces. Entonces se abre una era de revolución social. El cambio
que se ha producido en la base económica trastorna más o menos lenta o rápidamente
toda la colosal superestructura. Al considerar tales trastornos importa siempre distinguir
entre el trastorno material de las condiciones económicas de producción y las formas
jurídicas, políticas, religiosas, artísticas o filosóficas: en una palabra, las formas
ideológicas bajo las cuales los hombres adquieren conciencia de este conflicto y lo
resuelven.
Una sociedad no desaparece nunca de que sean desarrolladas todas las fuerzas
productoras que pueda contener y las relaciones de producción nuevas y superiores no
se sustituyen jamás en ella antes de que las condiciones materiales de existencia de
esas relaciones hayan sido incubadas en el seno mismo de la vieja sociedad. Por eso la
humanidad no se propone nunca más que los problemas que puede resolver, pues
mirando de más cerca, se verá siempre que el problema mismo no se presenta más que
cuando las condiciones materiales para resolverlo existen o se encuentren en estado de
existir.
No está de más insistir en la significación social de lo que Marx llama la “base real” de la
superestructura jurídica, política e ideológica. Esta estaría conformada por las relaciones
de producción que son relaciones humanas. La superestructura no tiene una historia
propia, independiente, sino que está en función de los intereses de clase de los grupos
(clase/s dominante/s) que la han creado. Los cambios en la superestructura son
consecuencia de los cambios en la infraestructura. En cambio, la infraestructura es el
factor fundamental del proceso histórico y determina -en última instancia- el desarrollo y
cambio social; dicho de otro modo, cuando cambia la infraestructura, cambia el conjunto
de la sociedad (las relaciones sociales, el poder, las instituciones y el resto de los
elementos de la superestructura). Por cierto, esto no es automático, ni mecánico, ni
instantáneo, sino que es un factor que tiende a establecer paulatinamente condiciones
de irreversibilidad en cada tiempo histórico.
ACTIVIDADES
ACTIVIDADES
Coincidencias Diferencias
DURKHEIM, EL SUICIDIO
El suicidio, es uno de los principales trabajos del sociólogo francés Emile Durkheim
(1858-1917) y se encuentra entre las obras más influyentes de la literatura sociológica.
En El suicidio confluyen varias problemáticas, a las que corresponde situar en el
contexto de institucionalización de la sociología como ciencia.
El primer apartado de la Introducción se encuentra
dedicado a la definición del suicidio. La cuestión es
importante desde el punto de vista metodológico. Es
imposible estudiar científicamente un problema si no
se tiene en claro cuáles son los límites del mismo,
aunque sea de un modo aproximado y preliminar.
Durkheim procede descartando la definición del
“lenguaje usual”, pues posee carácter ambiguo. Su
crítica de dicho lenguaje se encuentra concentrada
en el siguiente pasaje: “No sólo su significado está
poco delimitado, sino que como la clasificación que
las produce no procede de un análisis metódico y no
hace más que traducir las impresiones confusas de la mayoría de las personas, ocurre
con frecuencia que categorías de hechos diferentes se agrupan indistintamente bajo una
misma rúbrica, o que realidades de igual naturaleza son designadas con nombres
diferentes.”
Para resolver la dificultad, el investigador está obligado a “constituir los grupos que
quiere analizar, a los efectos de darles la homogeneidad y la especificidad necesarias
para su tratamiento científico.” En otras palabras, las categorías de hechos que debe
analizar y comparar la sociología no se encuentran constituidas como tales en la realidad
empírica, sino que tienen que ser construidas por los científicos. Se trata, en otras
palabras, de constituir el objeto de estudio. Durkheim procede de modo sistemático.
“Nuestra primer tarea debe (…) ser determinar el orden de hechos que nos proponemos
estudiar bajo el nombre de suicidio. (…) Lo que nos importa (…) es constituir una
categoría de objetos que, pudiendo ser etiquetados sin inconveniente bajo esta rúbrica,
se encuentra fundada objetivamente, es decir, corresponde a una naturaleza
determinada de cosas.”
Durkheim examina las distintas especies de muerte y encuentra que algunas tienen algo
en común, que se expresa en tres particularidades: 1) la muerte resulta “de un acto cuyo
paciente es el autor”, es obra de la misma víctima; 2) no importa la “naturaleza intrínseca
de los actos que producen ese resultado”. Da lo mismo que la persona se mate
rehusando comer o que se dispare a sí misma con un arma de fuego; 3) tampoco
importa “que el acto producido por el paciente haya sido el antecedente inmediato de la
muerte para que ésta pueda ser considerada como efecto suyo; la relación de causalidad
puede ser indirecta, sin que el fenómeno cambie de naturaleza.” (Por ejemplo, el
religioso que busca el martirio y comete, por tanto, un acto que sabe que va a ser
castigado con la muerte). A partir de lo anterior elabora su primera definición: “Se llama
suicidio a toda muerte que resulta, mediata o inmediatamente, de un acto, positivo o
negativo, realizado por la víctima misma.” Acto seguido, Durkheim comienza a indicar los
puntos flojos de dicha definición. Por ejemplo, contempla como actos de la misma clase
“la muerte de un alucinado que se precipita desde una ventana elevada, porque la cree
en el mismo plano que el suelo” y el salto al vacío de una persona que quiere matarse.
Con el objetivo de precisar la definición, aborda la cuestión de los motivos que llevan a
una persona a cometer suicidio. Más en concreto, al problema de establecer sin lugar a
dudas que ésa fue la intención del individuo. “¿Cómo saber cuál móvil ha determinado al
agente y si al tomar su resolución era la muerte lo que deseaba o si se proponía algún
otro fin? La intención es una cosa demasiado íntima para que pueda ser apreciada
desde fuera más que por aproximaciones groseras. Incluso se sustrae hasta a la misma
observación interior. ¿Cuántas veces nos equivocamos sobre las verdaderas razones
que nos mueven a obrar? Sin cesar nos explicamos como pasiones generales o
sentimientos elevados, movimientos que nos inspiraron pequeños impulsos o una ciega
rutina.” Todas las formas posibles de renuncia a la vida tienen en común “que el acto que
la consagra es realizado con conocimiento de causa; que sea cual fuese la razón que
llevara a conducirse así, la víctima en el momento de obrar sabe cuál va a ser el
resultado de su conducta.”
Durkheim afirma que la principal ventaja de esta definición radica en que permite
forjarnos mejor “una idea del lugar que los suicidios ocupan en el conjunto de la vida
moral”. Lejos de tratarse de fenómenos completamente alejado de esa vida, conductas
cuyas motivaciones son puramente individuales, “los suicidios no son más que la forma
exagerada de prácticas usuales (…) el suicidio aparece bajo otro aspecto cuando se
reconoce que se relaciona, sin solución de continuidad, por un lado, con los actos de
valor y de abnegación; y, por otro, con los actos de imprudencia y de simple negligencia.”
El segundo apartado está dedicado a fundamentar porqué el suicidio es un tema de
incumbencia de los sociólogos. “Puesto que el suicidio es un acto del individuo, que sólo
afecta al individuo, parece que debe únicamente depender de factores individuales, y
que concierne, por consiguiente, únicamente a la psicología.” Durkheim no rechaza la
posibilidad de estudiar los suicidios desde la psicología. Pero afirma que ellos
constituyen un tema de estudio legítimo para la sociología: “Si en lugar de ver en ellos
más que acontecimientos particulares, aislados unos de otros, y que deben ser
examinados cada uno por separado, se considera el conjunto de los suicidios cometidos
en una sociedad dada durante una unidad de tiempo determinada, se constata que el
total así obtenido no es una simple adición de unidades independientes, o una colección,
sino que constituye por sí mismo un hecho nuevo y sui generis, que tiene su unidad y su
individualidad, y como consecuencia, su naturaleza propia, y que, además, esta
naturaleza es eminentemente social.”
Al pasar del tratamiento individual de cada suicidio a un tratamiento colectivo, realizado
por medio del auxilio de la estadística, se construye un nuevo objeto de estudio, que
cumple todos los requisitos para su tratamiento sociológico. Durkheim está reafirmando
así el carácter científico de la sociología. Una vez comprobada la existencia de una
regularidad estadística, es preciso explicarla. Si bien corresponde decir que Durkheim
dedica toda la obra a formular dicha explicación, avanza un poco en esa dirección. “Pues
esta permanencia sería inexplicable si no estuviese relacionada con un conjunto de
caracteres distintivos, solidarios recíprocamente que, a pesar de la diversidad de las
circunstancias de ambiente, se afirman de modo simultáneo. Esa variabilidad testimonia
la naturaleza individual y concreta de estos mismos caracteres, puesto que se modifican
como la peculiaridad social misma. En suma, lo que expresan estos datos estadísticos
es la misma tendencia al suicidio que afecta a cada sociedad colectivamente. No vamos
a explicar ahora en qué consiste esta tendencia, si es un estado sui generis del alma
colectiva, con su propia realidad, o si sólo representa una suma de estados individuales.
Aunque las consideraciones que presentamos sean difícilmente conciliables con esta
última hipótesis, reservamos la solución del problema, que será tratado en el curso de
esta obra.”
En síntesis, “Cada sociedad está predispuesta a producir un contingente determinado de
muertes voluntarias. Esta predisposición puede ser objeto de un estudio especial que
incumbe a la sociología.” El estudio del suicidio sirve para poner en claro los alcances y
límites de la sociología. El sociólogo busca, “las causas por medio de las cuales es
posible actuar, no sobre los individuos aisladamente, sino sobre el grupo. En
consecuencia, entre los factores del suicidio los únicos que le conciernen son aquellos
que hacen sentir su acción sobre el conjunto de la sociedad.
La tasa de suicidios es el producto de estos factores.” Si el suicidio puede ser estudiado
por la sociología, entonces no cabe ninguna duda de que la sociología tiene un objeto de
estudio que le es propio. Durkheim reafirma así la cientificidad de la nueva disciplina
social.
ACTIVIDADES
ACTIVIDADES
ACTIVIDADES
1. ¿Qué idea principal trata de desarrollar? ¿En que se centra su estudio dentro de la
Sociología?
2. Explicar con sus propias palabras las distintas dimensiones que señala Simmel.
LA DEFINICIÓN DE LOS CONCEPTOS DE DOMINACIÓN Y ESTADO EN MAX
WEBER
El sociólogo alemán Max Weber (1864-1920) desarrolló las líneas fundamentales de su
teoría de la dominación política en su obra Economía y sociedad. Allí, en el capítulo 1, se
encuentran los conceptos que sirven de base a su exposición de los tipos de
dominación.
Poder y dominación:
Weber comienza su exposición definiendo tres conceptos:
Poder = “la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social,
aun contra toda resistencia y cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad.”
Dominación = “la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado
contenido entre personas dadas”.
Disciplina = “la probabilidad de encontrar obediencia para un mandato por parte de un
conjunto de personas que, en virtud de actitudes arraigadas, sea pronta, simple y
automática.”
Indica que la noción de poder es “sociológicamente amorfa”, dado que todas las
cualidades de los seres humanos y una infinita multiplicidad de situaciones pueden
colocar a alguien en la posición de imponer su voluntad. Un concepto tan amplio, en
rigor, no explica nada. Por eso el concepto de dominación tiene que ser más preciso, si
se pretende que resulte útil en la explicación de los fenómenos sociológicos. Ahora bien,
el concepto de dominación tiene mayor precisión que el de poder, pues se concentra en
la probabilidad de obediencia a un mandato. La disciplina, en cambio, implica una
obediencia habitual por una masa sin resistencia de crítica; se relaciona con la
dominación tradicional.
ACTIVIDADES
b) Postulado del funcionalismo universal: “afirma que todas las formas sociales o
culturales estandarizadas tienen funciones positivas”. En su origen, este postulado
remite al debate entre los antropólogos de finales del siglo XIX en torno a la cuestión de
las supervivencias culturales.
Así, para los antropólogos que adherían al punto de vista evolucionista, cualquier
costumbre o forma cultural persistente, heredada de sociedades anteriores, constituía
una “supervivencia” y no cumplía funciones sociales en las sociedades modernas. En
otras palabras, dichas supervivencias no podían justificarse por su utilidad presente, sino
que se volvían comprensibles por su utilidad pasada. Frente a esta posición, los
antropólogos y sociólogos funcionalistas sostuvieron que todas las costumbres (incluidas
las supervivencias) desempeñaban una función vital.
ACTIVIDADES
¿Qué es el marxismo?
El marxismo es la
doctrina de
interpretación de la
realidad propuesta en
el siglo XIX por Karl
Marx (1818-1883),
filósofo, sociólogo,
economista y
periodista alemán.
Este modelo de
pensamiento
revolucionó el modo
de comprender la so-
ciedad y su historia, así como las fuerzas que se desarrollan en ella.
Además, fue la base teórica para posteriores aportaciones o reinterpretaciones de parte
de revolucionarios, pensadores y políticos como Vladimir Ilich Lenin (1870-1924), León
Trotski (1879-1940), Rosa Luxemburgo (1871-1919), Antonio Gramsci (1891-1937),
Georg Lukács (1885-1971) o Mao Zedong (1893-1976), entre otros.
El marxismo deriva su nombre del apellido de su creador, cuya obra conjunta con
Friedrich Engels (1820-1895) sirvió de inspiración para el surgimiento de diferentes
modelos políticos revolucionarios a lo largo del siglo XX, como fueron la Revolución
Rusa, la Revolución Comunista China y la Revolución Cubana. Según su lectura de la
historia, el destino de la humanidad era el advenimiento de una sociedad sin clases, a lo
que llamó finalmente comunismo. Por otro lado, la crítica marxista del capitalismo y su
modelo de interpretación de la historia forman parte de las llamadas “escuelas de la
sospecha”, filosofías centrales en el pensamiento del siglo XX, junto al psicoanálisis
freudiano. Muchos de sus postulados aún se encuentran vigentes y mucho de su
pensamiento sobrevive en doctrinas posteriores, conocidas como post-marxistas.
La doctrina del marxismo estaba compuesta, tal y como la formularon Marx y Engels,
por tres ideas principales: una antropología filosófica, una teoría de la historia y un
programa socioeconómico.
El marxismo propuso una metodología, llamada Materialismo histórico, para
comprender el desarrollo de las sociedades a lo largo de la historia. Según ella, la
historia es empujada hacia adelante por las tensiones entre las clases sociales, por
hacerse con el control de los medios de producción. Así, a cada cambio importante
del modo de producción, le correspondía un cambio sustancial en la historia.
Los antecedentes filosóficos del marxismo son las obras de Feuerbach y de Hegel:
del primero tomó la visión materialista de la historia y del segundo la aplicación de
una dialéctica del materialismo. Para la escritura de sus obras, Marx fue influenciado
también por el socialismo francés de Saint-Simon y de Babeuf.
El término “marxismo” fue popularizado por el teórico asutrohúngaro Karl Kautzky
(1854-1938), ya que ni Marx ni Engels hablaron nunca en esos términos.
Críticas al marxismo
No son pocos los críticos del marxismo, tanto desde un punto de vista académico y
filosófico, como político y práctico. Por un lado, su visión del capitalismo y su profecía
sobre la llegada del comunismo resultó ser mucho más cortoplacista de lo inicialmente
pensado, ya que el sistema capitalista se mantuvo en pie frente al derrumbe de los
regímenes comunistas del siglo XX, y continúa su marcha incierta, pero continua.
Muchos incluso llegaron a acusar a El capital de ser un manual desfasado y obsoleto, o
también de haberse convertido, junto con mucha de la obra de Marx, en un nuevo texto
sagrado para sus militantes fanáticos. El mismo Sigmund Freud criticó el lugar del
marxismo en la cultura contemporánea comparándolo con el que ocupaba el Corán en la
sociedad fundamentalista islámica.
Por otro lado, los regímenes marxistas de diversa índole (marxistas-leninistas, marxistas-
maoístas, marxistas-juche, etc.) que surgieron en el siglo XX con el objetivo de
establecer una sociedad sin clases sociales, más igualitaria y más próspera, en líneas
generales, fracasaron en su intención de brindar a sus ciudadanos un mayor nivel de
felicidad y desarrollo. No sólo porque sus prácticas económicas pueden haber sido
cuestionables, aún a pesar de sus relativos éxitos en materia social, sino porque sus
modelos políticos pasaron siempre por la dictadura y el totalitarismo. Además, tuvieron
un altísimo costo humano durante y después de la Revolución. La URSS, la China
maoísta, la Cuba de Fidel Castro, la Camboya de los Jemeres Rojos son sólo algunas de
las naciones que vivieron regímenes comunistas y padecieron de pobreza, represión y
genocidio. Estos ejemplos constituyen, para sus detractores, el mayor argumento moral
en contra de la aplicación de los llamados “manuales marxistas”.
ACTIVIDADES
Ideas
Qué es Características Críticas
principales
INTERACCIONISMO SIMBÓLICO
No puede considerarse al Interaccionismo Simbólico como una corriente sociológica
homogénea; por el contrario, se despliega en diversas teorías, que comparten cierta
orientación general. Su núcleo inicial estuvo constituido por la teoría de George Herbert
Mead (1863-1931); en menor medida, por las concepciones de Charles Horton Cooley
(1864-1929) y William J. Thomas (1863-1947) (1). El representante del Interaccionismo
Simbólico “clásico” es Herbert Blumer (1900-1987). Posteriormente, surgieron otras
perspectivas, como la de Manford Kuhn (1911-1963), Erving Goffman (1922-1982), y
corrientes afines, como la etnometodología y la fenomenología.
David Lewis y Richard Smith identificaron dos corrientes filosóficas que incidieron en el
Interaccionismo Simbólico. De un lado, el pragmatismo nominalista (Dewey y James), que
reconoce la existencia de los macro fenómenos, pero sin que éstos tengan efectos
determinantes sobre la conducta de los individuos: “actores existencialmente libres que
aceptan, rechazan, modifican o, en cualquier caso, definen las normas, los roles, las
creencias, etc., de la comunidad de acuerdo con sus intereses personales y planes del
momento”.
Del otro lado, el realismo filosófico (Mead). Para esta corriente lo importante es la
sociedad y como constituye y controla los procesos mentales de los individuos. El
individuo no es libre, está controlado por el conjunto de la sociedad.
A partir de la distinción anterior, la obra de Mead se ubica en la perspectiva realista; no
concuerda con el nominalismo adoptado por la corriente principal del Interaccionismo
Simbólico. H. H. Blumer, si bien expresó reconocimiento por Mead, es un representante
del nominalismo. Lewis y Smith resumen así las diferencias entre Mead y Blumer:
“Blumer (...) se orientó completamente hacia el interaccionismo psíquico (...) A diferencia
del conductismo social meadiano, el interaccionismo psíquico mantiene que los
significados de los símbolos no son universales y objetivos; antes bien, los significados
son individuales y subjetivos en el sentido de que es el receptor el que ‘asigna’ a los
símbolos de acuerdo con el modo en que los interpreta”.
ACTIVIDADES