Humanista Existencial

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

Enfoques teóricos que soportan el Programa de Psicología

para llevar a cabo la conducta modelada y, finalmente, los motivacionales,


como la expectativa de que la conducta imitada producirá reforzamiento, lo
cual determinará si se imitará o no una conducta modelada.

El humanismo existencial y su aporte a la psicología


La psicología humanista, un nuevo enfoque que centra sus esfuerzos
en la autorrealización del individuo, teniendo como objetivo principal el
desarrollo del ser humano traducido en la satisfacción consigo mismo, con
los demás, con la vida y el poder ser feliz. Se considera como la tercera
fuerza, después del psicoanálisis y el conductismo.
Para iniciar, hablando de los aportes del humanismo existencial a la
psicología, se debe recordar que esta surge como una necesidad intrínseca
del ser humano. Algunos autores como Misiak y Sexton (1973) hablan de su
nacimiento en los Estado Unidos, después de terminar la Segunda Guerra
Mundial. Se puede decir que el humanismo es una revolución cultural que
obedece a una época de postguerra, con un fuerte interés por los problemas
humanos, comenzando a liderar con divergencia algunos de sus postulados
al psicoanálisis y el conductismo muy reconocido en el momento para el
ejercicio de la psicoterapia, buscando convertirse, de esta forma, en una
ciencia del hombre y para el hombre.
En un estudio realizado en los años 1973, por Misiak y Sexton, sobre
los orígenes de la psicología humanista, se propone la siguiente definición
“la psicología humanística es un acercamiento polifacético a la experiencia y
a la conducta humana que centra su atención en la singularidad del hombre
y en su autorrealización” (p. 127). Prevalece la premisa de considerar
al ser humano como un ser potencialmente libre y creativo, donde su
comportamiento va a depender, en gran medida, de su interior y no de la
imposición de impulsos internos, premisa dominante en el psicoanálisis o
de la relación de fuerzas exteriores y del medio ambiente como lo afirma
el conductismo. El humanismo confía en el ser y en su capacidad de
autodesarrollarse y alcanzar todas las metas propuestas.
Por su parte, Michel Fourcade, en 1892, brindó su definición con
respecto al humanismo, “como ese acercamiento al hombre y a su experiencia
humana en su globalidad”, asumiéndolo como un movimiento científico y
filosófico que busca comprender la Psicología en su dimensión dinámica

40
Maira Cecilia Benítez Lara, María Alexandra Gutiérrez Calderón, Álvaro Enrique Lhoeste Charris

y social, integrando una visión holística del hombre con un conjunto de


técnicas para el cambio individual, incorporando valores como el resultado
de las relaciones de la persona con la sociedad.
Se debe tener presente que el humanismo tiene fuertes influencias
de la fenomenología y el existencialismo. La fenomenología aporta el valor
a la experiencia intelectual y emocional como fuentes del conocimiento,
después de interpretar la información percibida por nuestros sentidos.
Por otro lado el existencialismo, como corriente filosófica que
conduce a la reflexión sobre la existencia humana, influiría más adelante
en el humanismo, postulando que ciertas vivencias que generan angustias
pueden motivar al ser humano a buscarle sentido a su vida; manifestando
que la existencia por su propia naturaleza es cambiante y dinámica, y es,
precisamente, por su desarrollo y esos movimientos innatos del proceso lo
que lleva a la toma de decisiones, donde su autenticidad y originalidad va a
depender del proyecto de vida emprendido por cada persona.
Los supuestos anteriores permiten la oportunidad de concebir el
humanismo como la tercera fuerza para comprender el comportamiento
del individuo, donde más que ser una escuela es una nueva orientación
dirigida a la psicología, que modifica el modo de pensar sobre el hombre,
52 restándole valor a varias restricciones impuestas por el psicoanálisis y el
conductismo. Este enfoque aporta una metodología científica que considera
la realidad como algo concreto y evidente, en el que el ser humano está
ubicado en un tiempo y en un espacio determinado, y es el resultado de la
suma de las experiencias, tanto personales, familiares y sociales de forma
única e irrepetible.
Esta disciplina busca concebir el estudio del hombre como un ser total,
en el que la dimensión mental se integra con la conducta y la espiritualidad,
brindando orientaciones donde su estudio debía ser dirigido integralmente
y no fragmentado por algunas funciones o procesos psicológicos —como
percepción, pensamiento, lenguaje—, lo que implicaba romper con los
paradigmas tradicionales de solo analizar sujeto y objeto, sujeto y contexto,
emoción y razón. Lo antepuesto lleva a concebir al ser humano en una
sola unidad, vinculando lo biológico y espiritual, buscando recuperar de
esta forma la subjetividad. Entonces, las ideas anteriores reafirman que la

41
Enfoques teóricos que soportan el Programa de Psicología

psicología humanista estudia a la persona de forma holística, en su totalidad,


libre, sin ningún tipo de fragmentaciones ni de reducciones.
Para el humanismo, el conocimiento se debería buscar en el mundo
actual, donde se tenga presente el medio ambiente, el cuidado del ser
humano y demás especies del planeta con las que se convive. Por lo
tanto, los medio y los fines deben de apuntar a lo humanizante. Es aquí
donde Carl Rogers —terapeuta humanista— logró indicar y demostrar, de
forma científica, que la empatía lograba generar cambios terapéuticos que
facilitaban investigar lo humano y relevante.
A lo largo de la historia del humanismo surgen nuevos enfoques que,
de una u otra forma, potencializan el ejercicio profesional de este modelo,
enriqueciéndose con aportes de autores reconocidos, como Abraham
Maslow y su teoría de la autorrealización, Sidney Jourard con la teoría de
la Autenticidad, y emergen, además, nuevos enfoques, entre los cuales
podemos destacar:
Carl Rogers (1996), con su Enfoque Centrado en la Persona; la
Logoterapia de Víktor Frankl; la Gestalt de Perls; el Análisis Transaccional
(A.T.) de Eric Berne; de Leslie Greenberg, el Enfoque Experiencial de las
Emociones; la Psicoterapia Sistémica de Gendlin. Cada uno, desde su
particularidad, dirige la Psicoterapia sustentada en sus postulados y en sus
prácticas, acorde con lo que se desea alcanzar en psicoterapia.
Abraham Maslow —considerado el padre de la Tercera Fuerza de la
Psicología—, después de estudiar personas estimadas como sanas, pudo
establecer cuáles eran las dimensiones que presentaban este tipo de seres
humanos, logrando describir las necesidades en forma de pirámide, donde
algunas de estas necesidades prevalecen sobre otras. Él consideraba que
todas las necesidades presentes en la persona eran esenciales y ayudaban a
mantener un buen estado de salud. Reconoce, además, que estas necesidades
están genéticamente en todos los seres humanos, solo que algunos —según
su grado de motivación y planeación de su proyecto de vida— podrán
cumplir las últimas de ellas que hacen referencia a la autorrealización. Según
este autor, las necesidades presentes en el ser humano son las siguientes:
fisiológicas, de seguridad, sociales, de auto estima y de autorrealización.
Los postulados realizados por Abraham Maslow (1983) se aplicaron
al humanismo con gran aceptación, a tal punto que continúan vigentes

42
Maira Cecilia Benítez Lara, María Alexandra Gutiérrez Calderón, Álvaro Enrique Lhoeste Charris

para nuestra época con una gran acogida de aplicabilidad en los campos
educativos y organizacionales. Con su teoría, Maslow dio un giro en la
atención psicológica con relación al concepto que en ese momento se tenía
sobre salud mental, donde desarrollar al máximo el potencial humano era
la única salida para llegar a ser lo que realmente se desea ser.
Siguiendo la referencia de autores, Viktor Frankl, con su modelo de
Logoterapia, que surge de la reflexión sobre su experiencia trascendental
después de haber enfrentado los campos de concentración nazis con su
familia, es en este momento de dificultad que comienza a desarrollar un
diálogo no ético y comienza a descubrir lo que realmente se puede considerar
el verdadero amor, el cual debe ser mirado como una acto creativo, que dedica,
además, un sentido para el sufrimiento y el propósito de seguir viviendo.
Del año de 1942 a 1945, Frankl vivió en varios campos de concentración,
logrando mantener un autodiálogo trascendental, retomando los conceptos
de actitud, libertad, responsabilidad y la importancia del humor como una
opción a disminuir los niveles de angustia, lo que lo ayudo a aplicar la
logoterapia desde la realidad de la vida.
Después de recuperarse de la dura muerte de su esposa, que fue su
motor en el campo de concentración, recopila todos sus escritos y pasa a
la historia con su libro “El hombre en busca de sentido”, que más tarde le
daría paso a la Logoterapia, en donde la palabra espiritual pueda curar a la
gente de cualquier tipo de sufrimiento. Viktor Frankl, con la logoterapia,
logra introducir la espiritualidad, que era una dimensión sin interés en la
filosofía occidental, introduciendo el término de paradoja, que no es más
que la posibilidad de que la persona pueda reflexionar sobre preguntas de
su sobrevivencia y pueda direccionar sus acciones a superar todo tipo de
dificultad.
Se puede decir que el humanismo abrió nuevas puertas al futuro de
la Psicología, prestando sus servicios en busca de una nueva sociedad no
basada en prejuicios innecesarios de disciplinas antiguas, donde el hombre
era visto como un ser limitado. El humanismo ha permitido desmentir lo
insano y entrar en una nueva era, para interactuar con un mundo nuevo,
donde se reconoce al hombre más humano, con una interacción entre
personas. Esta nueva interacción contiene dimensiones como el respeto,
la empatía y la autenticidad y sobre todo en la comunicación experiencial.

43

También podría gustarte