DNE
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ISBN: 9798437945858
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Para mis hijos
Dafne y Bruno
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This is the coastal town
That they forgot to close down.
Armageddon—come, Armageddon! Come, Armageddon! Come!
Morrissey
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Navolato es un profundo sentimiento que es paisaje, música, dulce
fragancia, sonrisa e infinidad de manos que juegan con la brisa.
Quizá por eso en el espíritu múltiple de esta Antología, habita la
memoria inmortal de nuestros mayores. Gracias, autoras y autores,
por abrir esta puerta a nuestra insoslayable identidad.
Élmer Mendoza
Novelista y presidente de El Colegio de Sinaloa
Creció en El Continente,
El Vergel vía Altata,
Navolato, Sinaloa
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Contenido
Presentación……………………………………………………………..15
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Rafael Godoy Montoya…………………………………………………41
¡Tu amistad que volverá!....................................................41
Susana Marentes…………………………………………………………..55
Carta a mi hijo Hiram……………………………………………55
Soledad………………………………………………………………..56
Quisiera……………………………………………………………….56
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Rosina Amador de Malacón……………………………….………….61
Navolato de mis recuerdos………………………………….61
Isabel Medina………………………………………………………………71
La mujer de blanco de El Bolsón..…………………………71
Alejandra Arce………………………………………………………………76
Fallen [Fragmento]……………………………………………..76
Santiago Avilés……………………………………………………………..85
Despedida……………………………………………………………85
Breve poemario de amor por Trinidad…………………..86
Instantánea………………………………………………………86
Para que te recuerden……………………………………….86
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Quién es… ………………………………………………………87
Inolvidable………………………………………………………87
Al mar nuestro…………………………………………………….87
¿Quién tocará la flauta?..........................................................89
Benigno Aispuro……………………………………………………………91
Amigos que se volvieron polvo… …………………………91
En Navolato (1)……………………………………………………94
En Navolato (2)……………………………………………………94
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PJ Sáinz-Garibaldi………………………………………………………121
Historia completa de la Guerra del ‘92……………………121
400,000 plebes en Tijuana……………………………….........128
No puedo decirte adiós, gigante,… ………………………….130
Tríptico navolatense………………………………….…………..131
Polvolato…………………………………………………………..131
Lodolato……………………………………………………………131
Navo York…………………………………………………………131
El extraño nuevo mundo de la frontera…………………..132
Alabanzas modernas…………………………………………......135
¡Vamos a hacer un silencio, plebes!
Caifanes en Navolato, otoño de 1992………………………138
El Suspiro………………………………………………………………150
Chalino Unplugged…………………………………………….......151
Little TJ…………………………………………………………………155
Ivette Valenzuela……………………………………………………………157
Crisis partidista………………………………………………….....157
Rina Cuéllar………………………………...………………………………….181
Toboloto, pueblo prehispánico cercano a Navolato….181
Bariometo y la presencia del dios Acoltzin………………182
Ulama, tradición prehispánica en peligro de
desaparecer………………………………………………………..…185
Gilberto Cabanillas……………………………………………………….…187
El Tetuán Viejo…………………………….………………………..187
Ingenio “La Primavera”…………………….…………………....187
Altata………………………………………………….………………...188
El Tetuán……………………………………………….………………193
El Tambor………………………………………………….………….198
Pueblo Nuevo………………………………………………….……………....201
El paseo de los callejones………………………………………..201
Biografías……….………………………………………….…………………...203
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Presentación
Los que no saben bien podrían asegurar que a los navolatenses se
nos da más eso de la platicada que lo de la escritura.
Yo también pensaba eso.
Desde la frontera San Diego-Tijuana, sólo conocía la obra de
dos poetas navolatenses, Gilberto Cabanillas, quien vive y escribe
desde Navolato, y Julio César Félix, el paisano más antologado en
la literatura mexicana. Más allá de ellos dos, yo creía, malamente,
que Navolato era más bien tierra para echar la platicada tomándote
una cocona bien helada, para componer corridos al terruño, para
contar leyendas de la mujer de blanco o del nagual una noche de
lluvia y truenos.
El abogado y maestro Leonel Aguirre Meza lo reafirma: “No ha
habido muchos escritores sobre mi pueblo. Bueno, sí los hay
quienes cuentan con sabia lengua de narrativas orales, piezas
preciosas de anécdotas, chascarrillos e historias propias de nuestro
tesoro municipal”.
Pero a través de Facebook y otras redes sociales, y en mis visitas
recientes a Navo York, me fui topando con raza que, al saber que
soy escritor y periodista, me decía: “Yo también escribo”.
Fui descubriendo textos de todo tipo: desde cuentos hasta
poemas y desde leyendas hasta trabajos de investigación histórica.
Ahí fue que, hace poco más de un año, se me ocurrió armar este
libro, Desde Navolato escribo: una antología de literatura
navolatense, la primera en su tipo, para celebrar en 2022 los 40
años del Municipio de Navolato.
En aquel entonces pensaba, “Va a ser un librito, una plaquette,
una pequeña muestra de cuentitos, poemitas, textitos”.
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Oh, ¡iluso de mí! ¡Hombre de poca fe!
Conforme iba preguntando aquí y allá, lanzando la convocatoria
para la antología, invitando a los navolatenses de todo el
municipio, dentro y fuera de Navolato, a que me mandaran sus
textos, me di cuenta de que Navolato es tierra de escritores.
Esta antología incluye una diversidad de voces, de generaciones
y de estilos. Podrán leer cuentos, poemas, leyendas, columnas,
artículos, trabajos de investigación, fragmentos de novelas, todos
escritos por navolatenses.
Y aunque la antología celebra a Navolato, el tema central no era
Navolato. Sin embargo, Navolato es una constante en los textos:
amamos al terruño.
Estas páginas me recuerdan el por qué decidí ser escritor a
temprana edad: la tradición oral de nuestra gente; andar
correteando por los callejones de mi barrio El Suspiro junto a mi
amada Eliud de plebitos; ser el único niño un domingo al mediodía
comiendo un asado y unos tacos dorados con doña Chayo Díaz,
mientras mi mamá, la Sofía, echaba la platicada con personas muy
estimadas en Navo York; comprar revistas e historietas en la
librería de las familia Alvarez Salas junto a la sección XV; mi tata
Pablito, sentado en su poltrona, contándome historias bíblicas; mis
tías maternas asustándome con las leyendas de la mujer de blanco y
del nagual, por las noches de tormentas, cuando se iba la luz y
prendíamos velas en el portal de mi casa.
Espero que con este trabajo que dedico con mucho amor al
Municipio de Navolato y a los navolatenses al cumplir 40 años
como municipio independiente, más jóvenes se animen a contar sus
propias historias.
Porque, a mucho orgullo, desde Navolato escribimos.
PJ SÁINZ-GARIBALDI
Primavera de 2022
San Diego, California
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ESCRITORES TAHUES
(FOTOGRAFÍAS DE RUDY MENDOZA)
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JULIO CÉSAR FÉLIX
I
No hay palabra, ni canto de paloma,
ni roce, ni suspiro, ni silencio,
que puedan expresar la frase virgen
con que yo quiera hablarte.
Elías Nandino
Escucho el aire
y recorro el tiempo
entre suspiros agitados
y caricias suaves del frío
en tu espalda verde;
ayer no existe
sólo hoy
con alma de invierno
y sangre nueva;
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la persecución de estas voces
incita a las palabras
nombrarse a sí mismas:
palabras.
[Del libro De noche los amores son pardos, Fondo Editorial Tierra
Adentro, México, 1999.]
Pronuncio y evoco
Pronuncio y evoco
a lo que no existe,
a lo oculto entre el mundo;
de la nada,
o al revés de la moneda;
porque en la nada
se encuentra la afirmación del ser.
Verlaine disparando
metáforas oxidantes
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conversando en la melodía
de la nueva música…Debussy;
Mallarmé en el grito verbal:
esto es un hechizo,
desde el aura matinal emitiendo humos
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II
III
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IV
SÍLFIDES
Las huestes altivas
de este imaginario mítico
emergen de los mares californios
de mis nostalgias
cabalgan noche a noche
sobre los senderos infernales
de la vulgaridad
y ese oscuro deseo
por lo mundano.
CORREN TROPEZANDO,
caen.
se levantan,
beben agua, ellas son agua,
descansan sobre los frescos valles
de la memoria del hombre.
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Vamos a buscar a esas prejuiciosas limitantes que andan por
andar para desandar a más de un explorador de la ñierica.
Dónde estás Artaud. ¿Ladrando en la estación del IMER? La
ñierica está del lado donde no aúllan los lobos ni los coyotes, pues
allí viven plácidamente.
Nada de esto es casualidad. Venimos a conocernos los rostros o
la legión de rostros que somos.
Creer o no creer es la llave del sendero.
Ajá, ¿creíste?
Créelo. Pues la hospitalidad de los instantes dura un segundo.
El blues es eterno mientras existo.
Este viaje se recorre solo, debe recorrerse solo.
Y no hay descanso. Qué es el descanso. Qué es eso.
El cuerpo es una flor, el espíritu de un jardín; pero cuando surge
la indiferencia es cuando el motor del alma se suspende.
Y es de carne negra. Esto no termina aquí. Continúa la ruta de la
arena.
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JUANITA PÉREZ ESPINOZA
“PORTAL NAVOLATO”
Casa pobre
Yo tengo una casa pobre
pero en ella habitan
los más puros sentimientos,
que se alimenta de sonrisas
y de grandes acontecimientos.
En ella se guardan hazañas,
vivencias y victorias y
en cada rincón de ella,
se viven las cosas más bellas
Añoranzas
En un noble cajón, guardaré por siempre lo íntimo de mis secretos.
No haré remembranzas ni historias mágicas.
Se irán a esa cápsula del tiempo que mi corazón guarda y al partir
un día, podré conmigo llevarlas.
[Inéditos.]
27
VLADIMIR RAMÍREZ ALDAPA
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transporte foráneo, dando vida a sus avenidas. Una intensa
actividad conservaba a Navolato vital y productivo, todos los días
de la semana se trabajaba excepto los jueves, día dedicado a la
convivencia familiar y a los días de playa, de su pequeña bahía de
Altata, lugar de mar en el que se unían, a veces, el origen y final de
cada descanso y cada sonrisa. Era así que Navolato y sus habitantes
parecían ser felices.
Cada domingo en su entrañable plazuela, después de misa,
circulaban adolescentes a alrededor de su quiosco, recorrido que
permitía a jóvenes y señoritas encontrarse en el camino para
giñarse un ojo o compartir la complicidad de una sonrisa. Cada fin
de semana la juventud se vestía de fiesta y reuniéndose en
tardeadas en su orgulloso Club de Leones o el Club Rotario 20–30,
lugares donde el baile, tímido y vacilante fue el inicio del amor
eterno de muchos.
Las fiestas públicas para honrar a la independencia del país, que
con todas las ocurrencias e ingenio de sus participantes, llenaban de
júbilo a sus habitantes, divertidos por el palo ensebado, el torito,
los castillos y sus buscapiés de pirotecnia armaban revuelo al
tronido y destello de sus cohetes y chiflantes canastas voladoras.
Todo parecía estar bien, en esa comunidad alegre.
El Navolato de entonces, se percibía ordenado en sus días, con
una rutina y acontecer cronometrado por el silbar del pitón de su
ingenio cañero, todo fluía en armónica tradición familiar, parecía
que todos sus habitantes eran amigos y aquéllos que se decían
enemigos, no lo eran tanto.
Las estaciones del año, traían siempre consigo sus tradicionales
festividades, los antojos y delicias compartidas por todos: los
heladitos hechos en casa, la nieve del chango, la dulce caña y la
lluvia de cenizas, el atole de pinole, los quequis y esquimos, los
churros de la plazuela, las quesadillas de Pancho Reyes y sus
mañanas de neblina camino a la escuela primaria Benito Juárez, la
más grande y antigua primaria de Sinaloa.
En aquellos tiempos, los anocheceres llegaban en el silencio del
cantar de los grillos y cigarras; antes de la media noche los vecinos
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y amigos se reunían a platicar, a jugar un poco a las cartas,
haciendo tiempo para despedir la jornada. Se podía caminar por las
banquetas del centro despejadas del bullicio donde a veces sólo se
escuchaban las piezas musicales de Miguelito el ciego, que con una
hoja de árbol de limón tocaba melodías sin saber si el día
continuaba o la oscuridad de la noche cubría sus calles.
Todo era posible en ese pueblo encantado por su felicidad,
testimonio vivo de un del realismo mágico que fue humano y
posible.
Así era Navolato, con estas y otras historias y personajes en la
nostalgia de las virtudes de un pueblo que anunciaba la felicidad en
el día a día, entre del tránsito cotidiano de sus calles y el palpitar de
sus transeúntes se fundían los anhelos y propósitos del trabajo y la
vida doméstica, como el tiempo festivo de su Feria de la Caña,
llena de expectante algarabía.
Pero en un tiempo inesperadamente todo cambió. Mi padre, el
Ing. Rodolfo Ramírez Suárez, alguna vez me dijo que cuando
Navolato se convirtiera en un nuevo municipio, con ello vendría
también el final de una época que terminaría con la tranquilidad
comunitaria de un pueblo que sabía armonizar la celebración y el
trabajo. Otros aseguran, llenos de nostalgia, que el abandono del
viejo ingenio llenó de tristeza al pueblo y sus habitantes.
También hay quienes afirman que fue causa de la crisis
económica, de la mala actuación de los gobiernos y la violencia.
Lo cierto es que Navolato ya no es el mismo, poco queda de
aquel pueblo de mí de infancia y juventud, sólo los recuerdos que
habitan en todas esas familias y personajes que vivieron y dieron
vida a ese Navolato del ayer, que como yo, lo llevarán consigo para
siempre.
Queda hoy la nostalgia de un tiempo pasado que no habrá de
volver, pero también queda presente la imagen del recuerdo de un
pueblo que aprendió a vivir a su manera, una experiencia de vida a
la que siempre se debe aspirar a retornar, a la de una comunidad
que vivió del tiempo sus horas largas en cada reunión, en cada
charla y en cada motivo para compartir lo vivido. Por eso soy un
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convencido de que ver el pasado como a una brújula, nos sirve para
saber mirar la dirección que deben tomar nuestros anhelos de
futuro.
31
FERNANDO ELEAZAR GONZÁLEZ CÁZAREZ
De momento
32
ISABEL HION CASTRO
Coagula
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Y es cierto: ¿qué va a querer festejar? Si en la fiesta debería
haber dos pasteles y dos cajas para los regalos. Le ha de doler
mucho que el niño Julián no esté con ella para que les canten las
mañanitas y la acompañe a apagar las velas. Armandito tampoco
está en la fiesta: ha de estar arriba, en la computadora, o leyendo.
Al menos alguien tuvo el decoro, digo yo, de saber que ahorita
nadie anda con ánimos de festejar.
Pero a ella vela nomás: calladita, con la mirada en el suelo. Casi
siento que en cualquier momento se puede agarrar a llorar quedito,
sin que la señora se dé cuenta. Porque, eso sí: estará bien dolida
según por el niño Julián, pero bien que anda rastreando al señor
Carlos a ver si ya llegó. Yo vi que entró hace un rato. Y todos se le
quedaron mirando porque llegó con una jovencita que quién sabe
de dónde la habrá sacado. No creo que ande con él por dinero,
porque hasta eso que ella está guapa y se ve que es de buena
familia. No sé si la señora ya se habrá dado cuenta. Yo creo que sí:
desde que se divorciaron nomás anda viendo qué hace el señor. El
coraje no se le baja y anda de celosa si se entera que sale con otra
mujer. Si yo la conozco desde su otro matrimonio; cuando nació
Armandito tampoco le hacía caso al bebé, por andar de histérica
con el señor José, Dios lo tenga en su Gloria. Estaba mucho mayor
que ella, yo me acuerdo, pero el luto le duró poco cuando ya había
conocido al señor Carlos. Ha de estar que se le quema la garganta
si es que ya vio que entró con esta muchacha tan guapa y mucho
más joven que ella.
Y todavía me pongo a pensar: ¿cuánta gente de aquí estará
medio triste, acordándose del niño Julián?, pero pues haciendo el
intento por pasarla bien y festejarle aunque sea a la niña, ¿no?
Dijeras tú: el niño Julián, Dios lo tenga también en su Gloria,
murió poco a poquito, o por alguna enfermedad, o algo así. Pero
no; fue tan rápido, tan así de la nada, que todavía me acuerdo y se
me pone chinita la piel. Te lo digo ahorita porque a veces siento
que se me va a salir la lágrima; si yo fui la que lo encontró tirado;
yo me lo llevé rápido a la sala a ver qué tenía. Sé que igual la
muerte de alguien siempre va a ser triste, y si se muere tranquilo o
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de una forma fea es lo de menos: se muere y a uno le duele igual.
Pero pesa más porque el niño estaba chico: apenas ocho años,
¿quién se va a poner a pensar que se te muere la criatura de la nada,
sin que esté enferma ni en la calle? ¿Quién va a creer que un hijo se
te muere, tan chiquito, en tu propia casa? Si yo aún me acuerdo de
cuando mi prima Rocío, también Dios la tenga en su Gloria, murió
de un paro al corazón; pequeñitas las dos, teníamos la misma edad.
Pero ella ya estaba enferma, y todos sabíamos que estaba delicada
y que en una de esas se nos podía ir. Ya nos habíamos hecho a la
idea, ya lo habíamos pensado. Pero con el niño Julián no.
Dijeras tú: le pasó algo en la calle, agarró una enfermedad o un
vago se lo robó y luego amanece quién sabe dónde ya sin vida el
pobrecito. Pero no, nada de eso tampoco. A mí sí me duele. Me
duele porque fui la primera que se dio cuenta. Tú no sabes, porque
acabas de llegar a la casa. Y la señora no se va a poner a contarte y
mucho menos la niña. Pero a mí sí me duele mucho acordarme; de
su carita y su cabeza. De la señora que ni en cuenta con el niño
porque estaba encerrada, para variar, en su cuarto, hasta el tope de
pastillas como todo el tiempo. Seguramente al tanto de lo que
estaba haciendo el señor Carlos, porque pareciera que es lo único
que hace y es lo único de lo que se preocupa en la vida. Pues no;
qué se iba a dar cuenta. De haber sabido yo ni lo hubiera dejado;
andaba con sus patines por el pasillo, en el piso de arriba, pero yo
estaba en el quehacer, y ni en cuenta. Eso lo supe después, cuando
ya estaba inconsciente, al final de las escaleras.
Creo que eso es lo que me da más coraje; que se haya ido el
niño y que la señora bien gracias en su cuarto pensando en un
hombre que ya ni la ama y que nomás quiere que lo deje en paz y
no lo vuelva a buscar. Da coraje porque los hijos están primero, y
más cuando están chicos y uno tiene que cuidarlos para que
desgracias como estas no pasen. Qué necesidad tiene uno de que se
le vaya un hijo tan chico; si nomás de pensar en la muerte de mi
hijo también se me pone chinita la piel. Esté grande o chico el
dolor es el mismo; una es madre y la sangre es sangre.
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Ve nomás cómo está la niña: a ella también le duele. Y al señor
estoy segura que le duele también, porque es buena gente y se nota
que es mucho más consciente que la señora. Al señor le pesó tanto
que se nos fuera el niño Julián que ya nada volvió a ser lo mismo.
Digo, ya había peleas entre ellos desde hacía rato, pero todo
empeoró con eso, porque al señor se le hizo muy fácil culpar a la
señora. Entonces los pleitos se hicieron más grandes. Él ya ni venía
a comer y terminaba comiendo solo o nomás llegaba en la noche a
dormir. A veces ni llegaba al día siguiente y ella estaba que se la
llevaba el diablo porque no sabía dónde andaba su marido a esas
horas. Se le desaparecía por días y luego llegaba como si nada
hubiera pasado. La señora armaba un dramota y el señor ni fu ni fa:
se quedaba callado, ni la volteaba a ver, y luego se iba y la dejaba
hablando sola.
No, no; si la casa está tranquila comparado a como estaba
cuando los dos vivían aquí. No sé si la señora siente culpa, pero
pues una no está para juzgar ni para hacer suposiciones de lo que
hace o piensa la gente. Yo nomás la veo todo el tiempo bien
empachada, o empastillada, y ni me animo a preguntarle porque sé
que así me va a ir. Nomás me quedo callada y me consiento a la
niña. Armandito es un caso perdido; si no se deja ver, y como ya
tiene sus trece años una no tiene por qué andarlo consintiendo si él
nomás no se presta. Pero a la niña la empecé a cuidar aún más
después de que se nos fue el niño Julián. No me apartaba de ella y
me la llevaba al circo o al cine o al parque; me ponía a jugar con
ella a las muñecas, la ayudaba a hacer la tarea, le sacaba plática. De
todo, con tal de que se distrajera un poco. Y la niña bien fuerte. Sí
ha tenido su duelo y se nota que no ha podido olvidar a su hermano
porque todavía a veces me la encuentro en el jardín llorando solita
y quedito, para que nadie la escuche. Pero con nueve años de
arriarla y tenerla al lado todo el tiempo pues por supuesto que me
voy a dar cuenta cuándo la niña anda bien y cuándo anda mal.
Las peleas se hicieron tan grandes después de que se nos fue el
niño, que ya vieras: un día nomás vi como el señor azotó la puerta
y ya no volvió. Y la señora, preocupada y con ganas de morirse,
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fue a seguirlo afuera de la casa y no dejaba ni que se metiera al
carro. Le rogó y le lloró ahí afuera; lo agarró de una pierna, se puso
de rodillas, empezó a gritar y a mirarlo con los ojos rojos y la cara
destrozada. Y el señor, como si nada, nomás la agarró bien fuerte
para que le soltara el pantalón y se subió rápido al carro para que
no tuviera chance la señora de metérsele en medio otra vez. Si casi
sentía yo que se le iba a poner enfrente del carro para que no
pudiera arrancar. Pero no: nomás se quedó chillando en el suelo.
El carro arrancó, se fue, y la señora no se quería meter y no me
hizo caso cuando le dije que la acompañaba acá adentro. Se quedó
llorando sola y yo nomás preocupada, viéndola desde la puerta a
ver a qué hora le daba por meterse. Y la niña, desde la ventana,
nomás miraba a su mamá, sin decir nada. Pobre criatura: si ya
suficiente había tenido con lo de su hermano, para que todavía le
tocara ver a sus papás pelear, y al señor Carlos yéndose de la casa y
con el drama que se aventó la señora para que él se quedara. Esas
cosas no tendrían por qué pasarlas las criaturas. Los niños deberían
ser felices hasta que les aguante la infancia: ya luego la vida se
encargará de cachetearlos cuando estén un poco más grandes,
cuando les empiece a gustar alguien, cuando las hormonas se les
alboroten, o cuando, no sé, no les den trabajo o tienen una familia
qué mantener. Pero tan chicos, no, ¿para qué? Si mira que ni uno a
veces puede con la vida, a esta edad, ahora los niños que ni
entienden de qué va la cosa. A los ocho años ¿qué vas a saber de la
vida? Pues nada.
Vela nomás; ni el instinto maternal le alcanza para darse cuenta
de que la niña no quiere estar ahí. Por fin se acercó a ella, yo creo
que para convencerla de que vaya a jugar con sus amiguitos o que
le pida algún globo al payaso. Trae el vaso todo lleno de whisky,
seguro, y ni la lucha hace por disimular. Mira, desde aquí se ve el
señor Carlos con la muchachita, ¿ya la miraste? Te digo que está
guapa. Aunque no hablan mucho; él como que está mirando a la
niña y la muchacha está demasiado ocupada con el celular. Capaz
que es su sobrina o algo, porque tampoco se ven agarraditos de la
mano ni cariñosos. Pero ve a la señora cómo le suelta miradas al
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señor; trae rencor, y muchos celos. Y la niña, bien gracias,
acomodando los regalos en la mesa, del más grande al más chico,
nomás para distraerse.
Te digo que si de mí dependiera me la traigo acá a la cocina y
me pongo a contarle un cuento, o a hacerle galletas. La niña era
muy alegre, hasta que pasó lo de su hermano. Y una lo entiende,
cómo no. No sé cómo a la señora no le parte el alma verla así, tan
distante, porque sólo le interesa andar bien alegre, bebiendo, y al
tanto del señor. A él tampoco lo culpo, la verdad; mira que estás en
tu trabajo y supones que tu esposa, que es la que no trabaja y está
en la casa, es la responsable de cuidar a los niños. Cómo pasan
desgracias así, frente a ti, y ni te das cuenta por estar demasiado
ocupada bebiendo o metiéndote más pastillas. Si no te nace el
instinto maternal ¿para qué los traes al mundo? ¿Para qué los dejas
ahí nomás, varados?
Hasta a mí me entra culpa; de haber sabido, pienso muchas
veces, le hubiera dicho que se quitara esos patines, o que los usara
en un lugar más seguro. De cierta forma también pasó en mis
narices, y tampoco pude detenerlo. La niña estaba en la escuela, y
el niño Julián como traía gripa se quedó en la casa. Yo estaba en la
cocina y nomás escuché el azote. Me fui corriendo porque no se
escuchó como un golpe seco; fue desde el resbalón hasta el
traqueteo por las escaleras y, luego sí, mi pobre niño en el suelo,
tirado. Llegué corriendo y le levanté la cabecita, pero ya la tenía
abierta. Lo agarré en mis brazos y comencé a gritar, pero era como
si la casa estuviera muerta. Y voltee alrededor pero no había nadie.
Ya lo tenía bien agarradito, y no sabía si subir primero para buscar
a la señora o ir directo a la sala para intentar curarlo y hablar a
Emergencias. Entre que me decidía sólo alcancé a voltear hacia
arriba para ver si la señora me había escuchado. Seguía sin
aparecerse. Pero ahí estaba él, Armandito, mirándonos desde
arriba. No bajó con nosotros, no se movió a buscar a su mamá;
tenía los brazos apoyados al barandal, con la mirada fija en mí y en
el niño. Sentí un hilo frío pasarme por toda la espalda y, al igual
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que él, fingí como si no lo estuviera viendo a él desde abajo. Como
si sólo fuéramos el niño Julián y yo.
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RAFAEL GODOY MONTOYA
Al brindarme tu amistad
con cariño y sinceridad
yo me pierdo en tu mirar
con tu vida sin igual.
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JESÚS LORENZO SAINZ ROMERO
Gurrumino-Canela
Los señores Juan y Lupe se habían cansado de vivir solos en su
rancho, así que adoptaron un cachorro. Ellos en su juventud tenían
una hermosa familia a la cual le dieron todo lo necesario para vivir
y crecer sanos y fuertes, hasta el día que ellos decidieron formar su
familia y emigraron del rancho, ellos tenían un hijo de sangre y tres
sobrinos que criaron como su hijo de sangre. Durante los primeros
años ellos siempre los visitaban en Navidad y vacaciones de
verano, pero desde hace ya 12 años no lo hacen tan constante como
antes, ello los ha llevado a sentirse tristes y abandonados. Otra de
las razones por las cuál ellos quieren adoptar el cachorrito es que
doña Lupe le dio esa enfermedad que hace olvidar las cosas
“Alzheimer”, dicen los doctores que esa enfermedad sale por que
en su vida hay una tristeza muy grande que quieren olvidar todo.
Yo pensando en esa situación y estando en su lugar creo que estaría
en la misma situación y su compañero de vida el señor Juan se
encuentra preocupado y muy triste, para llevar un poco de alegría
adopto a un cachorro lo nombro “Gurrumino”, este Gurrumino era
muy juguetón y travieso, con todas las características de un perrito
en crecimiento, destruía todo, zapatos, toallas, las bolsas de la
basura las rompía y un par de veces planeó deshacerse de él,
dejándolo abandonado lejos de casa, pero éste siempre volvía
moviendo la colita en frente de la puerta por tal motivo, siempre
terminaba convenciendo y además que a la señora Lupe el
Gurrumino siempre la ponía a sonreír, quizás porque creía que era
su perito de la infancia, porque ella no le decía Gurrumino como
era su nombre, sino que le decía “canela”.
Yo le pregunté al señor Juan porque le decía así y me contó la
historia que la canela fue un perrito que el papa de la señora Lupe
le regalo cuando cumplió 8 años y es uno de los pocos recuerdos
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que cuenta con lucidez la señora Lupe y ese cachorrito siempre le
ponía feliz y de buenas.
Un día el Gurrumino rompió un “beliz” y unos objetos que el
señor juan atesoraba de sus hijos. Entre ellos el primer juguete de
su hijo Juanito que era un carrito de madera que el mismo había
hecho, la muñeca de trapo que la señora Lupe creo para las niñas
Lucila y Renata. Y el retrato pintado a mano de sus papas, el señor
Juan muy enfadado y molesto decidió nuevamente en abandonar al
Gurrumino, así que agarro su bicicleta y un costal, tomo a el
Gurrumino y lo metió al costal se fue rumbo al rio, cuando llegaron
al rio, el perrito salió moviendo la colita pensando que iba a
disfrutar de un gran paseo. Pero inmediatamente el señor Juan le
lanzó una rama para que la persiguiera en medio del río, arrancó en
su bici dejándolo solo y abandonado en medio del del rio. El
Gurrumino como pudo logro salir del agua y aullando y con
lágrimas en los ojos lo persiguió por varios minutos, pero no pudo
alcanzarlo.
Con la lengüita fuera por el cansancio se detuvo en medio del
camino cabizbajo y con el rabito entre las piernas no entendía el
porqué del abandono.
Triste y con la vista perdida en la grandeza del verde terreno,
decidió caminar porque necesitaba encontrar un lugar donde
dormir.
Buscando y buscando encontró unos pequeños arbustos y
escondido bajo sus ramas intentó dormir, pero conciliar el sueño
fue imposible por el rugido de algunos animales y los aullidos de
los lobos a la luna.
A la mañana siguiente el señor Juan muy contento porque por
fin en su casa no habían tirado la basura, no había objetos rotos y
nada destruido. Bueno eso en apariencia pues la señora Lupe
lloraba a grito abierto, porque su canela no estaba y estaba muy
desconsolada, el señor Juan al ver esa situación pensó. ¿Qué vale
más? ¿Objetos de recuerdos de hijos, que se olvidan de nosotros,
destruidos? ¿O la Felicidad de mi Lupe, al tener un cachorrito que
le hace creer que es su Canela?
43
El señor Juan por su cabeza pasaba mil cosas, paralizado por los
sentimientos encontrados que le llegaban a su cabeza.
Al día siguiente la situación que padecía la señora Lupe estaba
más grave, ya no tenía ni a su Canela (el Gurrumino) y tampoco
había ya cosa alguna que le diera consuelo, al contemplar la
situación el señor Juan agarró su bicicleta y se fue rumbo al río
decidido a buscar al Gurrumino, para que su amada esposa sonriera
de nuevo y se sintiera mejor, mientras pedaleaba gritaba
“Gurruminooooooo… Gurrumino… Regresa a casa”. Así estuvo
hasta que de repente y a lo lejos entre los matorrales se miraba un
perrito todo muerto de hambre y sed, se miraba cansado y todo
mugroso, el señor Juan lo agarró, se fue rápidamente a la casa, y
en cuanto llegó lo bañó, le dio de beber y se lo llevó al veterinario,
la señora Lupe cansada de llorar no se dio cuenta que llegó porque
estaba profundamente dormida y mientras eso sucedía el señor
Juan estaba en el veterinario y afortunadamente el perrito
Gurrumino no paraba de mover la colita y sacar su lengüita de
emoción.
Al llegar a casa con Gurrumino en los brazos la señora Lupe
gritó de emoción y alegría… “¡¡¡Canela de mi vida, te extrañé
tanto!!!” Soltó un llanto de alegría y emoción, hasta corrió para
cargar en sus brazos a Gurrumino y el correspondiendo a su cariño
lamia y movía su cola al mismo tiempo.
Fue así como un simple cachorro le regresó un poco de alegría a
este hogar, donde de ahora en adelante, valen más las compañías
presentes, que lo recuerdos de un veliz. Los señores aún se
encuentran en su rancho disfrutando del perrito Gurrumino-Canela,
yo espero que algún día los hijos de los señores los visiten, como
antes, pero me siento muy contento de ver como cuidan y aman a
su perrito y todos los días lo pasean, juegan y consienten.
44
ANA LUCÍA LEYVA SOTO
Navolateña
Huelo a caña
A nopal
A surcos en brote
A humedad de las olas
A tierra fértil
Huelo a sudores
A campo
A flores
A cantares
A vida.
[Inédito.]
45
JUAN FELIPE ALMADA LEY
HERMILO SOTO MILLER
47
región. Fue una buena oportunidad para incrementar el currículum
y su formación como artistas.
Las cosas no funcionaron y decidieron retirarse del lugar. Ante
la falta de dinero venden algunos instrumentos y regresan a Sinaloa
a repelones y bajo muchas vicisitudes. Incluso tuvieron que lavar
sus ropas en arroyos en el trayecto de regreso y sufrieron las
inclemencias del clima: el frío era horrible; el que hace en Navolato
comparado con ése era de una tibieza exquisita.
Algunos lloraron, extrañaban la sopa caliente de su madre y la
ropa lavadita y perfumada a la que estaban acostumbrados.
En la historia de las formaciones artísticas de cualquier índole,
siempre al artista por lo regular le surgen obstáculos que impiden
un claro y desenvuelto proceso de fluidez formativa; el que es débil
se arruga y se retira de la pista del show.
48
MARÍA JOSÉ GONZÁLEZ MERCADO
LA POETA DE NAVOLATO
Reconocimiento a la mujer
Quiero expresar un reconocimiento de amor
A toda la mujer empoderada
Aquellas que le luchan con el alma
Para alcanzar sus sueños y sus metas
49
Soy adicta
Soy adicta a pensar que no te necesito
Que mi cuerpo no siente
Que mi vida es perfecta sin tu amor
Mi adicción es grande
Porque el desapego me cuesta
No soy adicta a besos y caricias
Sino todo lo contrario
Soy adicta al desamor
Navolato mío
Como se pierde el alma de los poetas y artistas
En aquellas calles de piedra y lodo
Y en el centro de la ciudad…
Como se pierde el alma en la melancolía
De lo que jamás podrá regresar.
50
Oh! Navolato mío
Te envolviste en la era de la tecnología
De teléfonos celulares, Tablet, laptop, videojuegos y wi-fi
Las redes sociales te invaden sin cesar
Pero aun guardas polvos en caminos
Aun te acogen los mares y tu rio
Tu corazón vive en hermosos sembradíos
Y tu plaza radiante sigue ahí…
[Inédito.]
51
LEONEL AGUIRRE MEZA
Estampas con olor a azúcar
Dedicado a mi amigo y maestro de la vida,
Don Eduardo Burgueño Aguilar,
cronista oficial de Navolato
54
SUSANA MARENTES
55
y sintiéndome la mujer más feliz al tenerte a mi lado, y espero
que pueda ser por un tiempo largo…
Soledad
Quisiera
[Inéditos]
56
MARTÍN LEÓN SANTIESTEBAN
Introducción
57
Respecto a su ubicación geográfica, el municipio, una vez
separado del municipio de Culiacán, se constituye en el décimo
tercer más extenso con respecto a las demás alcaldías, con 2 mil
285 kilómetros cuadrados de superficie y se ubica en la región
centro del estado, limitando al norte con los municipios de
Culiacán, Mocorito y Angostura.
Parte de los recursos naturales que se encuentran en el
municipio, en hidrología, existe el río Culiacán, escurrimiento que
se forma con la confluencia de los ríos Humaya y Tamazula en la
ciudad de Culiacán, mismo que entra al municipio por el Este a la
altura de San Pedro con rumbo al Oeste, hasta llegar a la ciudad de
Navolato, donde se dirige hacia el sur, inclinándose al Suroeste y
desagua en el Golfo de California, frente a la Península de
Lucernilla en la Ensenada del Pabellón.
También, los 80 kilómetros de litoral, es amplio en recursos
naturales, ofreciendo hermosas playas, además de las islas de
Baradito, Redo y San Juan. Aquí sobresale, la bahía de Altata,
misma que se distribuye en 9 mil 100 hectáreas y es considerado el
principal destino turístico por los visitantes locales, donde se
disfruta de un clima seco cálido a una temperatura promedio de 23
grados centígrados al largo del año.
Su población, lo hizo posicionarse en el quinto municipio más
poblado, al radicar en él 154 mil 352 personas, distribuidas en ocho
sindicaturas ubicadas en la cabecera Central, San Pedro, La Palma,
Altata, Bachimeto, Sataya, El Tigre y Campo Gobierno.
La economía de Navolato, con el paso de los años ha venido
cambiando su estructura económica al pasar de ser entidad que
basaba su riqueza en la producción primaria a sustentarse, en la
actualidad, en actividades de servicios. Por lo tanto, existen en el
municipio más de cuatro mil unidades económicas, de las cuales,
más de tres mil son las relacionadas al sector servicios, 433 con la
industria y 138 con las actividades primarias. Adicional a que es
unos de los municipios con las mejores tierras para el cultivo de los
distintos productos agrícolas, ya que los hombres del campo del
municipio desarrollan una agricultura moderna con altos niveles de
58
tecnificación, lo que ubica al municipio a nivel estatal en el quinto
sitio con este tipo de aprovechamiento.
La ganadería sigue siendo de tipo extensiva, dada la importancia
en la producción de carne de bovino en el estado, Navolato en los
últimos 13 años ha mantenido un crecimiento promedio anual del
0.5% en carne de canal en su volumen de producción.
Por su parte la pesca se realiza en los 80 kilómetros de litoral y 9
mil 100 hectáreas de pequeños esteros, donde se ubican los campos
pesqueros de El Castillo, El Laco, El Molino, Sataya, El Sanjón,
Aguapepito, Iraguato, Rosa Morada, Las Aguamitas, Altata, El
Tetuán, Bariometo 2 y Dautillos.
El comercio se encuentra diversificado, principalmente en las
zonas urbanas, en donde se han instalado centros comerciales,
pequeñas plazas, cadenas de minisúper; ello permite se dé un
comercio tradicional que permite cumplir las necesidades más
apremiantes de la población, principalmente en la cabecera
municipal.
En relación con el turismo, Navolato reúne una serie de
atractivos que lo hacen interesante para ser visitado, prueba ello, es
disfrutar de las playas como las de Altata, Nuevo Altata y El
Tetuán, en donde se puede practicar deportes acuáticos, la pesca, el
motociclismo, paseo por las dunas, el ciclismo y paseos en
vehículos todo terreno. Igualmente, se cuenta con el atractivo de la
playa de El Tambor playa virgen azotada por las olas del pacífico.
La infraestructura del municipio engloba sus vías de
comunicación como sus autopistas, su longitud, número de
vehículos, aeródromos, de telecomunicaciones; la de salud y
asistencia social, el sistema educativo, el grado de alfabetización de
los adultos. Adicional a ello, se encuentran las características de las
viviendas mostrando las condiciones con las que fueron
construidas, demostrando así el dinamismo en la ampliación de los
servicios básicos.
También se realiza un diagnóstico de los niveles de pobreza y
marginación de los habitantes del municipio, considerando que
estos indicadores se reflejan no sólo en bajos niveles de ingreso,
59
sino también en las precarias condiciones de vida de la población,
es decir, en la dificultad de tener una alimentación adecuada,
servicios educativos, servicios de salud, fuentes formales de
empleo, una vivienda digna, una pensión, entre otros aspectos.
Por su parte, la administración pública municipal, ubicado en la
cabecera municipal se encuentra instalada la décima tercera
administración municipal y es regido a través de reglamentos
emitidos, para regular la integración y funcionamiento del
ayuntamiento, el cual, cuenta con patrimonio económico,
autonomía política y administrativa de las finanzas con relación a
los ingresos y egresos, mismo que ejerce para satisfacción de los
pobladores de esta demarcación.
Como tema final de este libro, se hace una reflexión general y
llegando a plantear algunas acciones que pudieran abonar al
desarrollo económico y social del municipio de Navolato, algunas
serán planteadas para implementarse en el corto, mediano y largo
plazo.
Por último, la información contenida en el documento, en gran
medida es estadística actualizada, propuesta desde una perspectiva
histórica de las variables contenidas en cada apartado, al final se
presenta un anexo estadístico. Se espera que este material, otorgue
al lector una visión descriptiva del entorno socioeconómico del
municipio, siendo así una fuente práctica y de fácil acceso de
información.
60
ROSINA AMADOR DE MALACÓN
61
ARMANDO BUENO BLANCO
63
El General Calles
Informante: Guillermo Orduño (Altata)
Recuerdos de Altata
Informante: Doroteo García (Altata)
Aquí se llevaba don Conrado con los músicos. En los bailes que
hacíamos lo mandábamos traer pa’ que tocaran. El que tocaba el
clarinete era muy bueno. Mi preferidos eran “El Perro” y “La
Palma”, ¡qué bonita!, “Ingrato dolor”. La banda de don Conrado
era única. Cuando venían a tocar no los dejábamos ir de aquí. Los
dejábamos nosotros y otros la agarraban. Eran muy buenos pa’
tocar.
Me acuerdo que cuando no estaba don Conrado no les gustaba la
música de los de Navolato, pero los Tamazula sí, y mandaban por
ellos en barco. Ya cuando venía la música se oía la tambora y la
palomilla que brincaba; gritaba: “Ya llegó la música”, y a tirar
gorras de gustos. Unos músicos se regresaban con el “hocico”
hinchado de tanto tocar. Mejor “corrían” porque no los dejaban
64
descansar. No había muchachas entonces, pero las que habían
estaban bien. Bailábamos “Chote”, “Mazurca”, “Valses”.
No llevábamos serenata, nomás paseábamos la música por la
calle. ¡Qué bonito aquello!
…Llegaban muchos barcos aquí a Altata. Por aquí salía todo
también, el azúcar del ingenio, el alcohol, todito. Si era una caja de
cigarros por aquí salía en el “Tacuarinero”.
A mí me tocó ir a Culiacán en el “Tacuarinero”. Nos cobraba 25
centavos. Cargaba mucha gente. Me parece que el maquinista se
llamaba Lucas.
Aquí en Altata lo formaron el tren los norteamericanos. Nomás
pitaba, iba llegando, ahí en la vuelta. Los días 5 de mayo hubiera
visto cómo cargaba gente, y es que ese día había fiesta aquí. En la
noche hacía dos viajes. Allí en el llano había ramada grandota y
había tres músicas: Conrado, los Tamazulas y los Guamuchileros.
Al tren le pusieron “Tacuarinero” porque acarreaba muchos
tacuarines. Cuando llegaban, a la gente le vendían tacuarines,
roscas, tamales grandotes, tatoyos.
…Aquí en Altata hubo una colonia de chinos, por eso le dicen
Los Lueganos de los Chinos para allá. Dicen que sacaban curvina y
la dejaban pudrir pa´ guisarla y comérsela. Dicen, yo no los vi.
…Para acá venían muchos barcos de muy lejos. Me acuerdo que
a algunos los cargaban de metal que traían de la sierra en el tren.
Me acuerdo de los barcos el “Manturri”, el “Benito Juárez”, el
“Luega”, el “Gral. Díaz”.
…Aquí enfrente en la isla, había muchos burros. Yo creo que
los mataron para hacerlos carne y comer. En el Tambor había
cantidad de burros y acabaron con ellos. ¿Será buena la carne de
burro? Dicen que es buena pero yo creo que no. Los burros son
muy corajudos y ha de estar la carne muy dura.
… Yo conocí a “Chico” Zazueta como la palma de mis manos,
muy valiente, y su hermano Pedro también. A Pedro lo mataron en
el Sanjón. Dicen que lo mataron por una pieza, andaba con la
música.
65
“Chico” Zazueta fue el que mató a “Chico” Quintero, con su
propia pistola de él. Eran muy amigos, anduvieron juntos en la
revolución.
Era muy carrerista “Chico”, muy valiente, muy bueno pa´ la
pistola. Tenía muchos caballos muy ligeros: “El Bonchi”, que era
un canelo, un barrozo que le decían “El Cometa”; uno que le decían
“El Cabuchi” y otro que le decían “El Cardenal”.
Él vivía en La Cofradía. De repente venía aquí en caballo. Tenía
un caballo canelo que lo arrancaba, se agachaba y agarraba tierra
con la mano. También le gustaba jugar con los gallos, los enterraba
en la arena y les dejaba la pura cabeza de fuera, se arrancaba en el
caballo y les arrancaba el pescuezo. Los demás se lo arrebataban y
se lo quitaban. Ese era el juego de él. Les daba el gallo a la gente
para que se lo comiera.
Muy amigo “Chico”, muy risueño, nunca andaba solo, pero no
tenía miedo. Pobre “Chico”, lo mató “Chico” Zazueta, que era de
Villa Moros…
El descarrillado
Informante: Bernardo Rosales Ibarra (Navolato)
66
DANIELA CHU 朱
La belleza de lo diferente
67
Comenzaron las preguntas de ellos y comienzo haciéndoles la
misma a todos:
–¿Ustedes han visto o conocen a alguien que sea diferente?
Respondieron que sí los más grandes y enseguida comencé a
hablarles que es importante respetarlos y nunca burlarse, porque
ellos también se sienten mal.
Entonces les lancé otra pregunta a todos: ¿alguna vez los han
hecho sentir mal a ustedes con alguna burla?
–Sí, a mí por ser gordito, –respondió Álvaro. –Mi mamá es la
que más me dice que estoy feo y en mi salón también se burlan
mucho de mí.
Se le llenaron los ojos de lágrimas y enseguida lo abracé, pude
entender que hasta cierto punto se sintió identificado y comprendió
el mensaje.
Esta vez fue Luis quien comenzó a darle palabras de aliento y
aconsejarle que él no hiciera caso, poniéndole ejemplo por los que
él mismo ha pasado.
Estuvieron un rato con risas, preguntas e historias entre ellos
mismos, hasta que les llamaron para comer y se despidieron de
todos también con un abrazo.
Ahora bien, me hace reflexionar.
¿Se han preguntado alguna vez lo hirientes que pueden llegar a
ser nuestras palabras? Más si son de rechazo y peor aun cuando
éstas son para quienes se supone que estamos para acobijar, cuidar
y aminorar las carga.
Y la pregunta que deberíamos hacernos nosotros mismos:
¿En qué momento de nuestras vidas perdemos la nobleza que un
niño lleva dentro?
¿Compartimos? Para ver si alguno encuentra sus propias
respuestas.
68
ABEL JACOBO MILLER
69
Navolato a Culiacán, me levantaba a las 5 a.m. para poder llegar a
las 7 de la mañana a C.U.
Hoy veo a plebes talegones que no saben ni agarrar una pala.
Que embarazan a una mujer y se la llevan a vivir con todo e hijos a
la casa de sus papás. Plebes que se las pasan todo el día acostados
con sus aparatos. No mueven un dedo más que para subir fotos y
textos en sus redes.
Mucha de esa responsabilidad es de los padres que dejaron de
ser padres, para ser cómodos. Están heredando generaciones de
zánganos a este país.
Los hijos son tan inservibles como uno lo permita. Póngales
metas, establezca una regla de recompensas y "castigos", que
ayuden en casa, que sean solidarios, quítenles lo flojo, que hagan
un deporte, que estudien un idioma, que hagan algo. Después se lo
van a agradecer.
Mi madre decía: “No tengas una vida mediocre... es muy feo ser
mediocre”. Perdónenla por enseñarme a ser aspiracionista. En esta
vida nada es gratis. Hay que mover el trasero para lograr objetivos,
porque del cielo solo cae lluvia y caca de pájaros. Sus hijos deben
entender eso y tenerlo muy en claro. No sea alcahueta con ellos.
Sólo les hará daño.
Y mujeres, si el hombre en que se fijan no tiene callos en las
manos, húyanle como la peste, ese no sabe hacer nada. Vale más
que sea un cerebro para hacer billetes porque con las manos no los
va a hacer nunca.
Consejo de un diablo... y más sabe el diablo por viejo, que por
diablo. Las canas no son dioquis.
70
ISABEL MEDINA
74
VÍCTOR CARAVANTES RIVERA
Te cuento que
Te cuento que
No hay día en el que no mire el sol y lo compare con la manera en
que la que hacías brillar mi vida.
No hay noche en la que no mire al cielo e imagine
que las dos estrellas más brillantes son tus lindos ojos.
Te cuento que
La manera en la que me besabas, era la manera que quería que
fuese cuando en el altar juntáramos nuestras cabezas.
Que desde que te fuiste lo más cercano a ti
son nuestras fotografías y regalos que me dabas.
Te cuento que
Cuando amigos y familiares preguntan por ti es difícil responder
sin derramar una sola lágrima.
Que a pesar de los años no he podido conocer a ninguna persona
que me llene el alma de la manera en que lo hacías tú.
[Inédito.]
75
ALEJANDRA ARCE
Fallen
[Fragmento]
Prólogo
NORFOLK, INGLATERRA
DICIEMBRE DE 1692
76
La puerta de la taberna se abrió de golpe y un tipo cubierto por
una gruesa gabardina entraba al lugar, estaba completamente
empapado, la tormenta ya azotaba con fuerza, fue ahí que
concentrándome un poco, pude saber su identidad, su aura era
sucia, estaba marcado cómo Caín, la calidez de su alma se había
esfumado dejándolo ahora como un ser oscuro, una aberración, un
monstruo.
Sus pesados pasos resonaron por el sitio aproximándose hacia
mi mesa, esos resplandecientes ojos negros, tan obscuros como la
obsidiana, pero a la vez fríos como el ónix, se fijaron en los míos.
—¿Puedo sentarme? —preguntó, yo solo extendí mi mano
indicándole que tomara asiento—. Gracias.
—¿Tienes idea de todo lo que he tenido que hacer por tu culpa?
—mascullé frunciendo el ceño, había dos cosas que no me
gustaban de este tipo, bueno, había más, sin embargo, las
importantes eran: su seguridad y la facilidad que tenía para joderlo
todo.
—Yo no te amenacé para que me dieras tu ayuda, podrías
haberme dicho que no querías y ya —dijo encogiéndose de
hombros, esas palabras en un tono tan despreocupado hicieron que
mi sangre hirviera ¿Por qué era tan desgraciado?
—Te aprovechaste de ser mi hermano, Zadk…
—Carter —interrumpió—. Aquí me llamo Carter, deberías
tomar un nombre humano para pasar desapercibido, hermano.
Rodé los ojos, ¿Estaba hablando en serio? No podía rebajarme a
tomar una identidad humana, aún tenía esperanza de permanecer en
la gracia del creador, aún conservaba mis alas, esta apariencia solo
la tomaba para bajar a la tierra a vigilar a las almas que valdría la
pena tomar y llevar ante la guardia celeste, más no es del todo mi
agrado, las mujeres se abalanzan cuando me ven de esta forma, no
me gusta, no tengo nada que llame la atención realmente, o quizás
sea que al contrario de la mayoría, mi apariencia física era la de un
joven con piel bronceada, ojos y cabello negros, algo exótico para
la zona.
77
—Aún tengo mis alas, quiero conservarlas, así que he venido
aquí para dejarte claro que no somos amigos, tú eres un traidor, un
caído, yo aún sigo siendo de los de arriba, así que no me busques
más —sentencié, me dio una media sonrisa y apoyándose sobre la
mesa se acercó a mí.
—Ellos no te perdonarán —susurró cerca de mi rostro—. Te
arrancarán tus alas y te aseguro que será el peor dolor que
experimentarás.
—Yo no sé qué es el dolor.
—Lo sufrirás —amenazó—. Te quedarás sin tus preciadas alas
y ese día te darás cuenta de la falsa condescendencia de nuestros
hermanos —masculló, lo fulminé con la mirada ¿Cómo se atreve a
decir eso?
—En verdad que la tierra te ha cambiado, Zad… Carter —
corregí, él se limitó a negar con la cabeza.
—No, querido hermano, nadie me ha cambiado, solo que ya he
abierto los ojos, después de todo, Lucifer no estaba tan equivocado,
deberías darte cuenta antes de que sea tarde.
—No te atrevas a hablarme de ese traidor —escupí con clara
molestia—. No tienes idea de lo que dices, ¿Tanto te has dejado
corromper? —pregunté, soltó una pesada respiración.
—No es tan bueno el de arriba y los que caímos no somos tan
malos, tenemos ciertas ventajas que los demonios no, cómo el
poder transitar libremente sobre la tierra, soy un caído, no un
demonio y únicamente quería la existencia que no se me permite
tener arriba —explicó.
—Eres un necio, Carter, esta será la última vez que me veas,
¿entendiste? —dije levantándome de mi asiento, cuando di un par
de pasos sentí un fuerte escalofrío.
—Nos veremos más pronto de lo que crees, hermano —
declaró—. Ya lo verás.
Una pesada respiración salió de mí y me abrí camino hasta la
salida, no iba a permitir que me arrancaran mis alas, ellos me
escucharían, no sería juzgado como un traidor, simplemente fui
78
usado, caí en su hechizo y me dejé llevar por el amor que se me
dijo debía tener hacia mis hermanos.
—Estoy seguro de que me perdonarás por mis pecados, padre —
musité perdiéndome en las sombras.
Mi Navolato querido
Navolato, les quiero hablar de mi tierra, mi Navolato querido,
llamado el valle de los tahues.
Navolato significa lugar donde abundan las tunas y los nopales,
donde hay hombres y mujeres trabajadoras que te sonríen al pasar.
Sus playas son muy hermosas y la brisa del Mar de Cortés,
brindan una felicidad y tranquilidad que es fácil de envidiar. Como
no recordar la playa de Oporitos en Las Aguamitas, La Ostionera y
Yameto en Altata, El Contrabando en Sataya y Las Puentes en
Villa Juárez, donde fácilmente animales marinos y crustáceos
podemos deleitar.
La caña dulce que en nuestro ingenio La Primavera en azúcar
blanca ha de procesar, acompañada siempre del famoso ferrocarril
El Tacuarinero, que durante muchos años trajo gloria moviendo la
economía del pueblo y con ello, dando bienestar social y
oportunidades a nuestra gente.
Nuestra tierra calichi o tierra muerta hace que nuestro campo sea
uno de los más productivos de la región, brindándonos el chile
verde y su primo el jitomate, que un buen sabor a nuestras comidas
ha de dar. El maíz que en tortillas, tamales y hasta en quekis
podemos disfrutar.
Las fiestas patronales de San Francisco de Asís, el santo patrono
del centro de Navolato que se realiza el 4 de octubre, donde con
alegría y devoción se reza el santo rosario y se instala la feria y la
vendimia de ricos antojitos mexicanos gorditas, tacos y tostadas,
tamales de puerco, champurrado, entre otros platillos más. Así
mismo, se presentan grupos musicales locales y el emblemático
grupo de danza folklórica Proyección Tahues dando un toque
mágico y artístico a la celebración.
83
Por eso quiero invitar a todos ustedes a que conozcan la
sencillez, la humildad y el gran corazón de nuestra gente y que
disfruten todas las cosas bellas y sabrosas que en mi lindo Navolato
hay, y que me toque la banda La Perla y Los Plebes y que resuene
y suene, señores, El sinaloense.
[Inédito.]
84
SANTIAGO AVILÉS
Despedida
Yo te llamé.
Te dije lluvia y girasoles.
Lejos,
desde tan lejos como un jardín en el cielo,
vislumbro la esencia, la espiga de tu cuerpo,
tus pies, la playa y los objetos
que adornaron la casa,
aquella casa de muñecas
y de baúles viejos.
Fue un día azul, cuando llovían flores
y llovían fantasmas
desde la triste voz
de James Taylor.
Más tarde,
yo te nombré en silencio.
“Evocaré tus ojos y tus largos cabellos,
el parque y los caballos
y hasta la gran fotografía
que nunca me obsequiaste”, me dijo
una voz interior, y proseguí
por la amplia avenida de los muertos.
Ella renacerá,
germinará de nuevo en una espiga.
Desperté.
Hacía frío.
Abordé el camino…
Y te llamé,
85
te dije lluvia y girasoles,
pero nunca dejé mi huella escrita
debajo de tus puertas,
ni dejé mis soles en tus mejillas.
Mi camino era de lunas, cielos
y una estrella
que recogí de entre tu bello cuerpo.
1. Instantánea
Te has preguntado
al despertar: “¿qué soy?”,
frente al espejo
donde desnuda es tu mirada
y tu cuerpo un paisaje
al interior de mis pupilas.
86
3. Quién es…
Pasan los días,
el sol.
Alguien abre una ventana.
Cierra los ojos y escucha:
Es nuestro amor que pasa
y nos recuerda.
4. Inolvidable
Esos cuadros
que cuelgan al entrar,
memorízalos.
en ellos el reflejo
es mi luz tan tuya.
Cuántas veces ahí
has de tenerme siempre,
en ese bello lugar inolvidable.
Al mar nuestro
Que la escalera
ascienda los pasos
por nosotros
y, al compás del reloj,
nos bebamos el silencio de mil cosas
que esperamos.
Decir mucho
y no decir nada,
viendo cómo la lluvia
nos habla de amor por la ventana
cuando tratamos de descubrir
qué hay dentro de esa lluvia.
87
Yo te cuento después
de cómo en mi alma
se teje un sueño
que no he podido descifrar
desde hace muchas lunas,
y me pongo a esperar
el tic tac
contando estrellas y luceros.
De nuevo frente a mí
está la realidad
vestida de mil versos donde escondo
las madrugadas.
Cierto.
Construimos una casa
a orilla de una playa que nos baña
con antiguos poemas;
y nos pusimos
a coleccionar antigüedades
para adornar las viejas tapas
de los libros que bebemos.
Y es así que nacimos en un mundo
en el que es mejor –a veces-
volverse niños
y jugar con los colores de la vida,
alrededor de un huerto
donde se oculta el tiempo
dentro de un bolsillo.
¿Qué soy
junto a las cadenas
que tiene el río en sus riberas?
¿A dónde iré después
de todos los derrumbes de mi pecho?
¿A dónde iré cuando amanezca
el día
sin cabeza?
89
(Nota del editor: el siguiente texto fue escrito por el periodista y
poeta BENIGNO AISPURO, quien me compartió los poemas de
Santiago Avilés.)
90
BENIGNO AISPURO
1
Mis andanzas por el mundo como poeta concluyeron hace muchos
años.
Una mañana desperté con la sensación de que todo lo que estaba
escribiendo ya lo había escrito antes, que se repetían las imágenes,
que había muchos lugares comunes, que quizá debía tomar un
reposo, sumergirme en nuevas lecturas o en nuevas experiencias.
2
De pronto dejé de soñar con mis textos editados en bellos formatos,
agrupados bajo las alas de un título ostentoso, con metáforas
deslumbrantes.
Me alejé hasta olvidarme de mi capilla literaria; dejé de
frecuentar las cafeterías donde pasaba horas desvariando sobre mis
ínfulas de poeta junto con otros personajes con las mismas ínfulas.
No me entusiasmó más colaborar con fugaces revistas literarias
ni con los suplementos de los diarios, cada vez más escasos.
Me olvidé de escribir poesía, y solo volví a hacerlo muchos años
después, cuando nació mi primera hija y, a su influjo, todo me
pareció nuevo y luminoso.
3
En cambio, el periodismo me fue absorbiendo cada día más: El
honor de ganarme las ocho columnas de la primera plana, dominar
el rudo lenguaje de todos los días, escribir a cómo iba pensando:
De la mente directo a la punta de los dedos y de ahí al duro teclado
de mi Olivetti, que desde hace mucho tiempo es ya pieza de museo.
Una vez, arrebatado por la nostalgia, me fui a Navolato a la
buena de Dios –no había forma de avisar a nadie de una visita- a
91
buscar al poeta Santiago Avilés Munguía, mi amigo de viejas
andanzas.
Esa tarde tomamos cervezas bajo los árboles de mango de ese
bello pueblo inundado de luz, y por la noche bajo las estrellas
llenamos una libreta con poemas, uno y uno, sin pensar ni creer que
fueran para la historia (por allí la conservo todavía).
Sólo por el gusto de escribir y compartir…
4
“¿Dónde están mis amigos / que se volvieron polvo?”, iniciaba uno
de esos poemas, titulado precisamente “Navolato”, que años
después vi publicado en uno de los tomos de “Encuentros con la
Historia” de la revista Presagio.
Con Santiago me relacionaron tanto los demás que hasta
pensaban que yo también soy originario de Navolato.
No tengo tal orgullo. Ni han valido aclaraciones.
Lo creyeron tanto que aun hoy me preguntan si sigo viviendo en
ese pueblo.
La verdad es que sólo un camino rural cercano a mi casa es lo
que me separa de ese paraíso de mar y azúcar.
5
¿Y qué fue de Santiago? Quien me ve de aquella época –artistas y
periodistas, pues él también incursionó en el periodismo-, todavía
me preguntan por él.
Incluso amigos comunes que viven en Navolato.
Yo no lo sé.
En esta era de la supercarretera de la información, no sé nada de
él. Conservo alteros de poemas suyos. Los que publicaba en el
suplemento de Carmen Aída Guerra, los que abandonó en mis
libretas, los que escribimos al alimón, los que coleccioné porque
me gustaban:
“Hoy llueve
y tu recuerdo es agua,
92
ondulación del cuerpo entre la sangre.
Hoy llueve y te recuerdo
desde el fondo
de una naranja con corazón de piedra”.
6
A lo largo de estos 25 años desde que dejé de verlo, me han llegado
noticias absurdas de él. Que lo vieron en Tepic haciendo buen uso
de su habilidad con la palabra para crear ambientes misteriosos al
adivinar el futuro.
O que simplemente lo han visto en Navolato, vendiendo
celulares por la avenida Almada –dos veces la recorrí de ida y
vuelta sin encontrarlo-.
En esta época amarga de tantos desaparecidos, no creo que ese
haya sido el destino del buen Santiago, como alguno me ha
sugerido.
Prefiero pensar que está extraviado tras las siete puertas de la
noche, cantándole loas a Edgar Alan Poe o emborrachándose de
amor con lecturas de Jaime Sabines o textos de Lovecraft o algún
otro de sus poetas.
Quizá no encuentra el camino de regreso.
Como no lo encuentro yo, que desde hace tiempo veo a los
poetas solo desde las orillas de las hojas de sus libros y ya no desde
el sendero obnubilado de sueños locos y glorias inauditas y, para
mí, vacías.
Y quién sabe…
7
“Poco a poco las cosas que queremos
empezarán a ser nuestras aliadas,
al irse enredando en nuestros cuerpos...
Y al cumplir la misión de cada día,
nuestra sed se habrá apagado un poco,
descansando en el fondo de las cosas
por las que más amamos”.
93
[Publicado en el Grupo Somos Navolato de Facebook el 10 de
enero de 2021.]
En Navolato (1)
En Navolato (2)
Son dos pequeños poemas escritos, una tarde noche en la que, tras
beber cervezas en la famosa cantina El Dragón Rojo, de la no
menos afamada Güera Plata, mi amigo Santiago y yo nos fuimos a
su casa en la Colonia Obrera, y llenamos una libreta con poemas,
sentados en el suelo, bajo un árbol de mango, en su patiecito.
Navolato es un pueblo que adoro. No soy de allí, pero vivimos
en una época en la que uno puede ser de donde nos dé la gana.
Las muchas veces que he ido al pueblo y he dormido allí es por
mi amistad con sus artistas. Lopus el pintor, Santiago el poeta y
Hermilo Soto Miller, pintor ya fallecido, y otros.
No hablaré de la belleza de su campiña ni de sus playas ni de
sus comidas porque esas son palabras mayores.
De hecho, solo un camino rural separa mi rancho de ese
municipio.
Además, los del rancho Higueras de Sanalona tenemos fuertes
lazos de sangre, de amistad y de historia común con los ejidatarios
de El Tapacal y Las Cupías, allí en Villa Juárez.
Por todo eso sé que Navolato es un bello lugar para vivir, y si se
diera el caso, también para dormir el sueño eterno...
95
REGINA GÁLVEZ FIERRO
Un día de victoria con el Gral. Antonio Rosales
Había una vez un hecho que fue histórico para el estado de Sinaloa,
un suceso que fue glorioso y que paso a la historia de nuestro
estado siendo uno de lo más importantes de nuestro país.
Un 22 de diciembre de 1864 fue la fecha de tan importante
hecho de armas que perdura en la memoria histórica de los
Sinaloenses y los mexicanos. En esta fecha se conmemora lo que
llamamos la Batalla de San Pedro.
Les voy a contar un poquito en que consistió este
acontecimiento, en esos tiempos el ejército mexicano estaba
dirigido por un coronel llamado Antonio Rosales, pero también
existía un ejército francés que era dirigido por un general llamado
Gazielle, este general tenía como objetivo apoderarse de Culiacán y
para ello había hecho un plan el cual consistía en mandar a su tropa
que saldría de Mazatlán con destino a Altata para llegar hasta ahí
tenían un barco que le llamaron Lucifer donde se iban a trasladar
aproximadamente 500 hombres a cargo del comandante Gazielle.
Se llegó un 19 de diciembre del año en curso cuando el Coronel
Antonio Rosales recibió un aviso de que en el puerto de Altata
había un buque de guerra con hombres franceses, inmediatamente
el coronel se dirigió a ese rumbo en observación y se ocupó de los
preparativos necesarios para combatir a los invasores.
El día 20 de diciembre el barco de guerra francés llamado
Lucifer inició el desembarque, por lo que el Coronel Rosales se
alisto con su caballería de al menos unos 400 hombres para así
encontrar al enemigo y pasaron la noche en San Pedro.
Al amanecer del día 21 de diciembre el Coronel Rosales
emprendió de nuevo su marcha sobre el enemigo y en el camino
recibió la noticia que sus contrincantes habían venido atacando
96
eficazmente a los francotiradores desde Bachimeto hasta Navolato,
donde se habían detenido. Entonces avanzó y alistándose en este
pueblo rompió fuego con una parte de sus contrincantes pero estas
no repelieron la agresión.
El Coronel Rosales se dio cuenta que en esos terrenos no era
posible combatir por las dificultades del lugar ya que había cercos
y bosques y no quería comprometerse a un combate desventajoso
así que se retornó a San Pedro con su brigada dejando a una
caballería encargada de provocar al enemigo y lograr que los
siguieran a un lugar descampado.
Logrando este objetivo al fin se llegó la mañana del 22 de
diciembre, un día memorable recordado por todos los sinaloenses
en San Pedro un lugar que marcara y recordara nuestras más puras
glorias.
Las fuerzas enemigas llegaron a San Pedro y se ubicaron en
diferentes puntos estratégicos pero la brigada del Coronel Rosales
ya estaba lista para enfrentarlos, fue cuando el fuego de fusil y
cañón comenzó inmediatamente y duró por más de media hora,
empezaron a caer mucha caballería tanto de los franceses como de
la brigada de Rosales, tomando la ventaja el Coronel Rosales y el
fuego se extendió por más de tres horas, su resistencia fue tenaz
pero empezaron a rendirse los franceses y quedaron prisioneros
Gazielle el comandante de Lucifer y jefe de la expedición de los
franceses, quedando victorioso el Gral. Antonio Rosales, fue así
como hoy en día cada 22 de diciembre se celebra un año más de la
derrota de los franceses en la llamada Batalla de San Pedro.
97
GERARDO VEGA MEDINA
Atentamente,
Su hijo, que les quiere.
[Inédito.]
100
MAGALY DEL CARMEN GARCÍA LEAL
“LA MAGALY MOLINA”
En el patio de mi casa yo
tengo una mata
sembrada de
tabaco. Tú no me
gustas para
novio porque
pareces un
burro
flaco.
101
LIC. JESÚS ARTURO ALCARAZ SOTO
107
A lo lejos el aullido de algún coyote, el croar de las ranas en el
arroyo y el ladrido de los perros rompían el silencio de aquella
noche de paz y alegría.
El tiempo, inexorable, va consumiendo las horas, los días, los
meses, los años y con ellos también se va la juventud y todas
aquellas vivencias van quedando solamente en nuestros recuerdos,
como han quedado en mí algunos de ellos que hoy quiero dejarlos
atrapados en estas letras.
108
MARCOS CORDERO MILLÁN
Morir y vivir
No llores corazón, no llores
no moriré corazón, no moriré
aun cuando mis ojos cansados
se cierren en el último suspiro
No moriré, corazón,
aun cuando mi alma
se mezcle entre las nubes
las estaciones pasen
con ella mil octubres
Yo viviré, corazón,
viviré entre las flores
109
de todo aquel camino
que fuera nuestra vera
Viviré en el aroma
del huerto de tu vida que fue mi primavera
viviré en los rincones del hogar que te diera
en la voz de tus hijos y en aquellos poemas
que a tu amor escribiera
Escultura de amor
En mi mente quedaste
diosa esculpida en recuerdos
porque a ellos convierto en cinceladas
y cada latir del corazón un martilleo
110
sólo con trazos porque tienes
la medida exacta de mis brazos
111
Fusil al hombro que pesa nada
estrella de papel sobre la frente
alienta al niño
un orgullo infantil de ser valiente
112
Y ese guerrero audaz que cinco diciembres tiene
se finge apuesto caballero
no logra en sus fragores manchar con sangre
y lágrimas su acero
[Inéditos.]
113
MARY VALDEZ ZEPEDA
Pesca milagrosa
Después de recorrer algunas poblaciones donde ninguna satisfacía
a mi padre para echar raíces, llegamos hasta un campo pesquero,
con la anticipada advertencia de mi madre Francisca de que este
sería el lugar definitivo; ya estaba cansada de andar de un lado a
otro. Éramos tres los hijos.
Levantaron lo que en adelante sería nuestro hogar con la ayuda
solidaria de los pocos vecinos que componían la población.
Las paredes eran de lata de mangle trenzada y lodo, con techo
de una rama que se daba por los alrededores llamada tabay y había
una enramada de mangle frente al mar.
Los lugareños se dedicaban a la pesca y recolección de almeja
negra, pata de mula y ostión.
Sólo Pascasio el abarrotero del lugar se resistió siempre a las
labores del mar, argumentando que su mujer era muy bruta para los
números del tendajón y la podían engañar. Mentiras del flojonazo;
doña María tenía perfecto control de los números tanto en su libreta
como en los pedazos de cartón de los clientes, mientras él se la
pasaba dormido en una hamaca de tela chinchorrera bajo los
árboles.
El producto del mar era adquirido por un abusivo que se
aprovechaba de la ignorancia de la gente para duplicar sus
ganancias; la posición geográfica y el desgano de las autoridades
nos mantenían marginados; sin luz eléctrica, ni agua potable; ésta
se acarreaba en barriles de madera que cargaban los burros desde
algunos pozos retirados.
114
En los meses mayo a septiembre entraba en vigor la veda y
únicamente el anzuelo era utilizado; insuficiente para sostener una
familia.
Muy pronto se terminaron las ilusiones que Francisca mi madre
se había hecho de una vida bonita junto al mar. Había escuchado
que en el mar la vida es más sabrosa; mentira, no era suficiente el
hermoso panorama de los manglares frente al campo.
Con el tiempo la familia fue creciendo y la pobreza también.
Era finales de julio, pleno tiempo muerto.
Hambre, moscos, jejenes y calor hacían la vida de los lugareños
desesperante.
-Amaneció rugiendo el león –decía a mi padre un vecino que se
acerca caminando con el pantalón arremangado por la orilla del
mar cuando estábamos a punto de salir a tirar el anzuelo.
-Y el gato echado en la hornilla –le respondió mi padre sin dejar
de empujar la canoa.
Eran frases que se utilizaban en el campo para manifestar la
hambruna que había sentado sus reales en el pueblo pesquero.
Lo acompañábamos yo, la mayor, la segunda y el tercero de los
hijos. Éramos siete.
-Y de pilón –se quejaba mi padre con honda preocupación, –otra
vez mis plebes más chicos amanecieron muy malos, están
hirviendo en calentura por el bronquitis; maldita enfermedad que
no los deja en paz. Mi vieja no durmió con ellos, ¿Y qué puedo
hacer? Ni a quien pedirle prestado para llevarlos al doctor y
comprar las medicinas si todos andamos en las mismas, todos igual
de fregados.
El amigo le puso la mano en el hombro en actitud solidaria,
volteando a vernos con pena. Estábamos sentados esperando en la
canoa.
-Ahí nos vemos, voy a hacerle la lucha a la vida, ya ve que el
cabrón de Pascasio ya ni nos quiere fiar.
-Ni modo, maldita miseria que nos persigue.
-Suerte, amigo, –se despide caminando por la orilla.
115
Las ojeras, de por si marcadas, de mi madre esa mañana se le
habían acentuado, manifestando más el color pálido de su rostro,
efecto del sufrimiento de ver a sus hijos al borde de la muerte. Se
había pasado toda la noche espantándoles los moscos, untándoles
666 y dándoles de beber aceite de caguama; todo era en vano, los
niños no mejoraban; sólo su fe puesta en la virgen de Guadalupe la
mantenía esperanzada.
–Madre adorada, tú que cargaste en tu vientre a Jesús sabes lo
que estoy sufriendo, eres la única que nos puede ayudar, salva a
mis hijos y prometo usar tu hábito durante tres meses. En ti confío,
madrecita.
Durante mucho rato permanecimos bajo el ardiente sol
esperando picara algún pez, pero fue inútil. Mi padre tiró la
atarraya pero sólo atrapó unas cuantas mojarritas que no valían ni
la manteca que se gastaría en ellas.
Las tripas nos gruñían exigiendo comida, yo pensaba en lo bien
que nos caería un sabroso caldo de pargo con su cilantro y chile
verde, o unos mochomos de mero con atole blanco de masa, la
especialidad de mi madre.
Como no tuvimos suerte nos dirigimos hacia el estero de La
Aguililla, y con bolsas hechas de retazos de chinchorro, nos
metimos al manglar en busca de almeja negra. Ya comeríamos lo
mismo, almejas asadas.
Mi padre amarró la canoa, nos dejó a la entrada del estero y él se
adentró más, arrastrando los pies por entre el lodo y la poca agua
que corría por un canal.
Yo estaba segura que se alejaba de nosotros para que no lo
viéramos llorar.
En la casa mi madre seguía rezándole a la imagen Guadalupana
del calendario.
Cuando más agobiado se sentía padre se topó con algo que lo
sacó de su pesar para llevarlo al más grande optimismo que lo hizo
exclamar:
–¡Dios mío esto es una bendición!
116
Se frotó los ojos para asegurarse que lo que miraba no era un
engaño de su desespero.
En una poza de aproximadamente cuatro metros y medio de
diámetro, se movían como al ritmo de una melodía, hermosos
peces rosados con chispazos plateado y naranja; los rayos solares
que les pegaban directamente hacían que luciera como un precioso
cuadro en movimiento.
–¡Hijos corran, vengan a ver lo que me encontré!
Un cardumen de pargos había quedado atrapado al bajar la
marea.
Acudimos lo más rápido que se podía entre el agua y lodo,
contagiados por los gritos de alborozo de mi padre, nos abrazamos
todos, pegando gritos de alegría y de inmediato nos dimos a la tarea
que nos encomendó.
Él, dentro de la poza, golpeaba a los peces en la cabeza con su
inseparable machete, y nosotros arrastrábamos uno a uno contando
desde el primero.
–Tres, nueve… ya van treinta, apá.
–Ya van noventa, –nos decíamos emocionados, y cuando
echamos el último nos dejamos caer desfallecientes encima de los
preciosos pescados.
–Doscientos quince, hijos, –dijo mi padre con una sonrisa que le
abarcaba el rostro.
Qué hermosos se miraban en la canoa, pareciera que estaban
escogidos, todos tenían el mismo tamaño y peso.
–Kilo y medio cada una, –calculó mi padre.
Mi madre que no dejaba de mirar al mar esperándonos, se
sorprendió cuando divisó las cuatro cabezas sobresaliendo de la
canoa que apenas se mantenía a flote.
En cuanto llegamos nos rodeó la gente, mi madre no lo podía
creer, nosotros regocijados le contábamos cómo nos habíamos
organizado para llevar los pescados desde el pozo hasta la canoa
que estaba a cien metros.
En las condiciones que lo hicimos equivale el doble de esfuerzo.
117
Mi padre emocionado también contaba a los pescadores
incrédulos que dudaban de sus palabras.
–No te hagas, por allí tienes el chinchorro escondido y el
machetazo en la cabeza es para disimular; ese cuento que te lo crea
don Teofilito.
No logró convencerlos, pero al regalarles un pescado a los doce
hombres que lo cuestionaban, se dieron por bien servidos y se
retiraron satisfechos.
Quién también estaba contento era el comprador, que
inmediatamente se puso a sacar cuentas, la escasez del producto lo
hacía más caro.
Al siguiente día mis hermanitos fueron recetados por el doctor
Cuéllar de Navolato y nosotros frente a la hornilla apretábamos la
carne en el asador de alambre para impregnarla de la rica grasa que
soltaba la carne asada con tortillas recién salidas del comal, por la
mañana desayunamos machaca con cebolla y la sobrante nos la
comimos en caldo y papas con una Pepsi completa cada uno. Mi
Mi madre no podía evitar mirarse a cada rato los zapatos negros
de charol que siempre había deseado, ya estrenaba hábito rosa.
En el lugar donde estaba el calendario lo ocupó un cuadro
grande con la misma imagen, mi madre está convencida que la
virgen intervino para ayudar a la familia en desgracia.
Yo todavía me recreo con esta historia y estoy de acuerdo con
doña Francisca, mi madre, de que fue una pesca milagrosa.
118
ARNOLDO LLANES MEDINA
Dibujarte
Quiero dibujarte y no se
cómo
Pero de igual manera no se
dónde
Claro que por qué queda
claro.
Y batallo para saber cuándo
Se que un día lo haré.
Tal vez hoy, mañana, no lo se
Pero de algo estoy seguro
que un día dibujarte podré
119
Tu imagen en mi mente,
profanando el lienzo sin
técnica depurada
Ni estilo definido,
tu imagen inmaculada
torpemente aparece,
y dulcemente te pienso
Mientras te pienso,
Diariamente lo intento
Aunque mi meta
No alcanzar lamento
Insistir me queda
Y eso alienta mi razón
saberte tatuada
en mi corazón
[Inédito.]
120
PJ SÁINZ-GARIBALDI
1.
2.
122
3.
Cuando escucho el veredicto (inocentes) por primera vez en la tele,
me empiezo a craquear. Cambio de canal. En aquel tiempo estoy
desempleado (odiaba mi chamba anterior; cajero en una marketa;
renuncié; freaking manager; freaking clientes). Vivo en la ciudad
de Huntington Park (o Mexican Park, puro paisa), al lado de South
Central L.A., a 15 minutos de East L.A. y a 10 minutos de
Downtown L.A. (a mi vieja le gusta ir de compras a los callejones;
me compró un perfume, el CK One. Me gusta cómo huele).
Estoy guachando la tele, un talk-show (Jenny Jones), cuando
interrumpen la programación: Breaking News: disturbios en South
Central L.A.; en vivo desde el lugar de los hechos, gente
protestando el veredicto (inocentes). Veo a un friego de negros con
letreros y cartulinas que dicen “RACIST JURY” y “RODNEY WE
ARE WITH YOU”. Me pregunto, “¿Para qué pierden el tiempo?”
Pero entonces guacho algo fregón (en vivo desde el sur centro de
Los Angeles): gente robando en las tiendas (reportero: “Chaos in
Los Angeles”), y saliendo con televisiones y eso (“buenísima idea”,
me digo).
Sigo guachando las noticias por una media hora cuando llega mi
vieja con los plebes (ella debía estar trabajando, consiguiendo
dinero para la renta). Le pregunto que por qué llega tan temprano.
Me dice que escuchó en el radio de lo que estaba pasando en las
calles y que tenía miedo que algo le pasara a los niños, y por eso
fue a recogerlos temprano de la escuela.
Esa tarde (como a las 6:30) suena el teléfono. Mi vieja contesta.
“Hello?” Es mi cuñado (el hermano de mi vieja). Me pregunta que
si quiero ir a la Pacific (el bulevar principal de H.P., un friego de
tiendas y eso, cuando estábamos plebes nos íbamos de cruisin’ por
ái). Le pregunto que para qué, pero yo sé para qué (“buenísima
idea”, ¿se acuerdan?). No tengo chamba, no tengo feria, no tengo
chelas. Me dice su plan. Bato desmadroso. Le digo que simón, que
123
me espere afuera del cantón. Pobre Rodney. Fudge the police, you
know?
4.
Un friego de gente y los incendios comienzan y se está
oscureciendo y la gente madreando las tiendas y las marketas y las
listas de mandado y las frutas y las sopas Maruchan y cajas de
macaroni y rollos de papel y la Pacific es una revolución y todos
los chúntaros sacándole el dedo al gobierno y la gente peleándose y
carros volteados y llamas y unos morros tirando piedras y botellas a
los carros que pasan y ningún policía y Fudge the police y la raza
saqueando las liquors y Tecates y Budweisers y Jack Daniels y
botellas de tequila y Don Pedro y seises de Coca-Cola y Lina la
viejita cubana que cuida niños corriendo en busca de un estéreo
nuevo para su guayina y grupos de gente moviéndose y saqueando
y golpeando y la histeria y los batos metiéndose a la Ritmo Latino
y apañando discos de Vicente Fernández y Caifanes y Banda
Machos y Chalino y Los Tigres y Maldita Vecindad y los Beatles y
El Recodo y Nirvana y los buenos ciudadanos de Huntington Park
se olvidan del toque de queda a las 7 p.m. y cargan con
televisioncitas y televisiones medianas y televisionsonas y saludan
a la cámara y traen banderas mexicanas y gabachas y sale humo de
las tiendas y las llamas se esparcen a diferentes partes de la ciudad
y unas rucas roban en la Thrifty Drug Store y cajas de cotonetes y
Advil y Tylenol y botellas de shampoo y acondicionador y Head &
Shoulders y crema para el cuerpo y Colgate y las calles no son
calles sino escenas de Terminator y películas de Van Damme y
Rambo y Lola La Trailera y el lugar de las maquinitas es un
desmadre y las coras por todo el piso y la gente juntando las coras
para lavar al rato y el Downy y el Clorox y el Ultra-Tide y las
toallitas Bounce. Los dueños de las tiendas perdiendo su mercancía
y las compañías de seguro negarán los casos y los dueños llorarán y
algunos se irán a la bancarrota y otros se suicidarán y los
saqueadores se sentirán a toda madre con las cosas que
agandallaron esa noche y se sentirán orgullosos de salir y reírse del
124
gobierno y se irán a dormir pensando cuánto les darán por el
microondas y la Pacific nunca será la misma porque en unos días
matarán a Chalino y comenzará todo el movimiento de la
quebradita y el fuego todavía sigue quemando en Huntington Park
y Bell y Compton y South Central y South Gate y Maywood y Bell
Gardens. El desmauser de Rodney King le dará mucho de qué
hablar a miles de historiadores y sociólogos y antropólogos y el 29
de abril de 1992 será recordado como la noche en que los Los
Angeles se murió.
5.
yo quemo
yo corro
yo encuentro
yo madreo yo grito
yo friego
yo peleo yo odio yo caigo
yo guacho
yo escucho
yo río
yo agandallo
yo me levanto
yo brinco
yo chacaleo
yo aviento
yo me escondo
yo hablo
125
yo kickeo
yo golpeo yo zorreo
yo veo
yo empujo
yo quemo
6.
Mi vieja se enojó conmigo por andar en el desmauser...
ella es mujer, no entiende...
nosotros los hombres necesitamos acción...
tenemos orgullo...
me sentía machín cargando esa televisión...
trabajé duro para traer algo para mis plebes...
ella nunca entenderá...
debería estar contenta que no me lastimé...
que no me arrestaron...
debe de cuidar a su hombre...
prepararme una buena comida...
soy el hombre de la casa...
un hombre que fue a luchar por su familia...
7.
Pobre Rodney. Hasta hoy, después de seis años de que lo atacaron
esos chotas, el bato todavía debe de estar sufriendo. A veces pienso
en él. Todo el dinero que recibió después del juicio. Pero el dinero
no lo es todo, ¿saben? El bato ha de tener traumas. Yo a veces
126
pongo a los plebes a rezar por él. Les daré un poco de espacio para
que ustedes puedan escribir un rezo o una oración para el pobre
bato:
---------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------
---------------------------------------------------------------------------------
8.
Yo soy un veterano de esa guerra.
Pero no tengo ningún trauma,
no perdí a ningún compa en acción,
ni sufrí herida alguna.
Nadie me obligó a pelear, pues en mi familia no existe tradición
militar. Es más, las medallas de honor no significan nada para mí.
La neta, lo hice
por salir en las noticias,
por correr por las calles de Huntington Park quebrando vitrinas
de establecimientos,
por no quedarme en casa encerrado mientras afuera los demás
luchaban por conseguir el más moderno sistema de sonido con cd y
ecualizador.
Si alguien de la policía viene a buscarme, salgo juido para
Navolato. De todos
modos
nunca
me
han
gustado
Los Angeles.
128
El otro día, manejando por la carretera libre a Rosarito, un plebe
casi lloraba porque en vez de pasar la Semana Santa a gusto
acampando en El Tambor o en El Tetúan, iba ir a comer tacos de
pescado a Ensenada.
Y pues mucha gente de Navolato, Sinaloa, ya arrancó pa’
Tijuana.
En las casas de Navolato los que quedan están pendientes del
teléfono por si llaman los que se fueron. En el ciber las muchachas
chatean con sus amigas que les envían e-mails de otro ciber que
está cerca de la Lázaro.
Muchos navolatenses ya cambiaron la UAS por la UABC.
El ingenio por la Samsung.
Los domingos en la plazuela por los domingos en el Parque
Morelos.
Andar en el mini por la calafia.
Comprar en el MZ por el Calimax.
Por eso, un día, aquel morrío va a crecer y se va a dar cuenta de
que también quiere irse a vivir a la frontera. Al igual que sus tíos,
al igual que sus amigos, al igual que casi toda la plebada de
Navoleitz, se va a imaginar cuando se tome su primer polaroid
sentado en un burrocebra de la Revu.
Cuando por fin le den la visa láser y se pueda ir a comprar sus
jeans a Las Américas o de perdis a fayuquear al swap-meet de la
Coronado.
Pero esperemos que los jóvenes de Navolato ya encuentren una
esperanza en su ciudad natal, sin tener que irse a Tijuana y así dejar
descansar a los pobres bajacalifornianos, que ya parecen
bajasinaloenses.
129
No puedo decirte adiós, gigante, porque nunca te irás de mi
corazón.
130
Tríptico navolatense
Polvolato
Es que en aquel entonces no todas las calles estaban pavimentadas,
alguna que otra conservaba el empedrado tradicional, y las
principales, como la Almada y la Hidalgo, esas si rozaban
pavimento. Pero la mayoría eran caminos o callejones polvorosos,
que con los ventarrones que hacían durante tiempos de lluvia, la
pequeña ciudad quedaba cubierta de polvo, un polvaderón, un
tierrero por todas partes.
Lodolato
Y el polvo, cuando llovía, se convertía en un lodo. Entonces:
Lodolato. A mí me encantaba andar en los charcos que se
formaban, especialmente la alberca natural en la esquina de Niños
Héroes, La Costerita, y Benito Juárez, a un ladito del abarrote de
Licha Guzmán. Lodolato era el parque acuático de toda la plebada,
pero la tortura de tanta muchacha en zapato de tacón que iba
brinque y brinque tratando de no llenarse de lodo rumbo al trabajo
en Culiacán.
Navo York
Porque ahí donde nos ves, en Navolato hay gente bien, gente con
dinero, gente de la alta, puesn. Familias de abolengo que son
conocidos por todos, que convierten al pueblo en Navo York,
aunque hayan cerrado el Cine Alameda, aunque casi todos vayan a
trabajar a Culiacán, aunque la mayoría del mundo exterior solo
sepan de Navolato por el himno sinaloense. Pero Navo York es
nice. Es cool. Es world-famous. ¡Aya pinchi!
[Inédito.]
131
El extraño nuevo mundo de la frontera
Nueva York. Londres. París. ¿Tijuana?
Aunque muchos se sorprendan, Tijuana se está convirtiendo en
un importante centro cultural y artístico, que no tiene nada que
pedirles a las otras ciudades mencionadas arriba.
Y como prueba está Strange New World: Art and Design from
Tijuana/Extraño Nuevo Mundo: Arte y diseño desde Tijuana, la
exhibición más completa que se haya hecho acerca del arte
tijuanense en el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego en
sus ubicaciones de La Jolla y el centro de San Diego.
Anteriormente, una parte de esta exhibición estuvo en febrero en
el Instituto Cultural de México, en Washington, D.C.
Extraño Nuevo Mundo contiene 150 obras de 41 artistas,
arquitectos, cineastas, fotógrafos y diseñadores que han trabajado
entre 1970 y el presente, convirtiéndola en la exhibición más
grande en la historia del Museo de Arte Contemporáneo de San
Diego, según la curadora Rachel Teagle.
“Lo que es interesante acerca del arte tijuanense es que es muy
experimental y muy diverso”, afirma.
Esa diversidad se unifica en esta exhibición gracias al tema de la
ciudad y el urbanismo; es decir, Tijuana, la ciudad, se convierte en
parte esencial en la obra que se muestra de estos artistas.
En los mofleros de Mely Barragán, las novias vestidas de blanco
de Yvonne Venegas, los vendedores ambulantes de Julio César
Morales y hasta los taxis chatarra de Salvador Ricalde, Tijuana está
presente.
Teagle dijo que desde que llegó a San Diego hace cuatro años se
interesó por el arte de Tijuana. Durante ese tiempo ha estado
planeando esta exhibición. Añadió que la exhibición no está hecha
con ningún público en mente, así que los latinos y aquellos que no
son latinos aprenderán mucho sobre el arte de Tijuana.
132
Teagle también dijo que hasta los que sean nativos tijuanenses
podrán conocer facetas de su ciudad que no conocían, a pesar de
haber vivido toda su vida ahí.
“Los que visiten la exhibición podrán percibir un sentido de lo
que es esta ciudad, de lo que representa para sus artistas”, afirma.
Mely Barragán, una de las pintoras que presenta obra en
Extraño Nuevo Mundo, dice que el museo es un foro importante
para ella.
“La verdad es de admirar el riesgo que están corriendo al haber
invitado a Tijuana y sus artistas porque no hay alguno que la haya
armado. Sí, exponemos internacionalmente, pero seguimos aquí,
haciendo nuestra luchita”.
Por el reconocimiento que el arte tijuanense está teniendo en el
ámbito internacional, es obvio que hay calidad en esta explosión
artística que se ha dado en la última década.
“El arte de Tijuana es ahora muy dinámico”, indica Rubén Ortiz
Torres, profesor del Departamento de Artes Visuales de la
Universidad de California, en San Diego. “Es informado y está al
tanto de lo que sucede internacionalmente –sobre todo de lo que
pasa en California”.
A diferencia de lo que sucede en la Ciudad de México y en
Guadalajara, éste tiene más contenido político y social por lo
general y con frecuencia ocupa o está interesado en el espacio
público, añade Ortiz Torres.
“Por su ubicación genera mucha atención y una cultura que
responde a los problemas particulares de la región”, dice.
Para Alessandra Moctezuma, profesora asociada de arte y
directora de la galería del San Diego Mesa College, el hecho de que
el Museo de Arte Contemporáneo tenga esta exhibición de arte
tijuanense demuestra el compromiso de las instituciones culturales
de San Diego de ver más allá de la frontera y de alentar un diálogo
multicultural entre los Estados Unidos y México.
“Pienso que esto demuestra una conciencia de que no sólo existe
una relación económica entre estas dos naciones, sino que también
hay una relación cultural”, dice.
133
Esta no es la primera vez que el Museo de Arte Contemporáneo
de San Digo exhibe arte tijuanense.
La primera exhibición individual de un artista latinoamericano
fue la de la tijuanense Marta Palau, en 1964. En 1987 el museo
presentó el proyecto 9-1-1: A House Gone Wrong, del colectivo
binacional Border Art Workshop/Taller de Arte Fronterizo, al cual
pertenecieron artistas de Tijuana como Carmela Castrejón Diego.
Ambas, Palau y Castrejón están en Extraño Nuevo Mundo. Más
recientemente organizó La Frontera/The Border, en 1993, y Baja
to Vancouver: The West Coast and Contemporary Art, en el 2004.
“Hace diez años la cantidad de artistas trabajando en Tijuana y
el nivel de educación eran mucho menores”, indica Ortiz Torres.
“Ahora hay una verdadera explosión cultural que incluye también
la música y el diseño”.
Y es que Tijuana cada día se vuelve más diversa, más inmensa.
Entonces, no es de sorprender que los artistas tijuanenses se
inspiren en la ciudad para encontrar el material que plasman en su
obra. Encuentran de qué hablar en los cientos de inmigrantes que
llegan a diario del sur de México, en las farmacias esparcidas por el
centro de la ciudad, en las interminables líneas de automóviles en
la garita de San Ysidro.
En fin, en todo ese extraño nuevo mundo allá afuera, al otro
lado del muro.
134
Alabanzas modernas
135
Como respuesta a esta explosión en popularidad, los Grammy
Latinos y los Premios Billboard Latinos ya han establecido
categorías de música cristiana.
“La música cristiana se ha adaptado a la música secular”, dice
Ever Girón, productor de Radio Nueva Vida, una cadena radial con
formato cristiano que transmite en San Diego en el 1130 AM. “En
inglés siempre ha ido a la par, pero los latinos han sido más
conservadores cuando se trata de música religiosa”.
Girón dice que el cambio de un estilo tradicional a uno más
contemporáneo se empezó a notar a finales de los 1980 y a
principios de los 1990, debido a que las iglesias trataron de atraer a
más personas al cristianismo.
“Antes los cantantes trataban de llegar a otros públicos
cristianos. Ahora el enfoque es más en alcanzar a los no creyentes,
llegar a la gente que no está cercana a Dios”, afirma Girón, quien
añade que 50 por ciento de la programación de Nueva Vida es
dedicada a música cristiana y el resto a shows de plática y
programas especiales.
La música cristiana en español traspasa denominaciones. Tanto
que Girón indica que 40 por ciento de los radioescuchas de Nueva
Vida son católicos.
Para el Dr. Abel Ledezma, pastor del Centro Familiar Cristiano,
en San Diego, las nuevas formas de la música en español le han
dado un nuevo auge al cristianismo, especialmente cuando las
iglesias tienen que competir por la atención de los jóvenes con
internet, televisión y videojuegos.
“Ha traído una renovación al cristianismo, un nuevo enfoque
que brinda una motivación para acercarse a Dios”, dice Ledezma.
“Muchas iglesias nunca pensaron en tener estos géneros, pero se
dieron cuenta de que, para no perder a las nuevas generaciones, se
han tenido que amoldar”.
Sin embargo, Ledezma dice que hay tradicionalistas que critican
el rumbo que ha tomado la música cristiana en español.
“Los que critican no ven que todo ha evolucionado con la
tecnología. Antes usábamos un libro donde leíamos los cantos,
136
después empezamos a usar un proyector para poner sobre la pared
la letra y ahora usamos PowerPoint. Nos estamos ajustando a los
tiempos modernos.”
Muchas iglesias hasta tienen dos servicios para las dos
corrientes: un servicio tradicional, donde se entonan himnos de
alabanza tomados de los salmos bíblicos, y un servicio
contemporáneo, donde los feligreses bailan y cantan el Evangelio
al ritmo de salsa, norteño o rock.
Alonso, el cantante que también es pastor del ministerio hispano
de Maranatha Chapel, en Rancho Bernardo, al norte de San Diego,
recientemente dio a conocer su nuevo disco, Cicatrices de amor
(Poiema Records, 2007). El disco es un buen ejemplo de la música
cristiana contemporánea: muestra influencias de géneros como el
blues, el jazz, el rock country y de varios ritmos latinos.
“Es un álbum íntimo y profundo en mensaje y está diseñado
para llevar a la gente a la meditación del amor de Dios hacia
nosotros”, indica Alonso.
Y es que, como dice Girón, aunque la música cristiana tome
prestado de diferentes géneros, todavía tiene la misión de siempre.
“Llegar a Dios y al Evangelio. Lo único que cambia es el ritmo con
el que se lleva ese mensaje”.
137
¡Vamos a hacer un silencio, plebes!
Caifanes en Navolato, otoño de 1992
***
138
En lo personal después de eso inició mi búsqueda musical… y
fluyó tan bien que se armaron después varias tocadas. Sin duda
alguna un impulsor de rock en Navolato es y será Juan Felipe. Nos
echó mucho la mano. Pero sin la tocada de Caifanes anduviéramos
varios desbalagados sin haber aprendido a tocar algún instrumento.
Al fin y al cabo es cultura. Y eso es lo que genera: que amplíes tu
mente. Chido por esa época tan fregona. ¡Caifanes hasta morir!
Oscar Augusto Mejía Castro, exintegrante de Seres
139
tumulto al final dañaron bocinas... y al irse recuerdo siguieron al
camión hasta la salida. Fue una gran experiencia verlos.
Ana Lucía Leyva, maestra de danza
Los señores mayores decían “Pos dicen que van a estar Los
Caimanes”. En cuanto empezaron a tocar se fueron.
Juan Carlos Sánchez, experto en rock
140
me ha gustado Caifanes.y el saber que estuve ahí se siente fregón y
aún más con mi señor padre.
Emmanuel Villarreal
141
Yo estaba en la secundaria cuando vinieron. Me tocó ver cuando se
electrocutó un trabajador de ellos y me acuerdo bien porque me fui
sin permiso y me regalaron una friega memorial jajaja.
Alfredo Jiménez
También anduve por ahí hasta adelante, haciendo slam con raza de
Culiacán que nunca volví a mirar. Salieron juídos por la Alcafores
cortesía de los Ganchos.
Hosoi Abraxas, exintegrante de Cold Turkey
142
ahí estuvimos cotorreando machín con el vato! ¡Fue chila esa
travesía! ¡El Ponchío Aguilar se quedó bien piñado! Yo convencido
de que tenía que vivir esa mágica vida de la música, tocar en
escenarios como esos y ser parte del movimiento, y con todo y
golpe que me di esa noche quedé bien sietón ¡hasta la fecha! ¡Por
ende aquí los resultados!
Chuchis Barraza, integrante de Orto
Ese concierto estuvo genial. Por ahí un cabrón lanzó una botella de
cerveza al escenario y Saúl el vocalista paró de cantar para pedir
que la raza dijera quien había sido y sacarlo de ahí y todo mundo
dijimos quien fue. Lo sacaron y la tocada siguió sin más altercados.
Que buena tarde fue.
Abel Jacobo Miller
143
Andábamos igual ese día, traíamos los dos tenis de la misma
marca (visión street wear), chores largos y yo traía una playera de
red hot chili peppers, ambos copetones, solo que el traía las greñas
verdes y azules... ¡Y simón era mi ídolo! Hasta hoy mis respetos pa
ese compa.
Chuchis Barraza, integrante de Orto
Ese día note que Sabo Romo siempre estaba volteando hacia arriba
como buscando ovnis.
Hill Gastélum, músico navolatense
145
Culiacán a escuchar a los Caifanes y la rola que más recuerdo es la
de “Nubes”. Fue un gran concierto legendario.
Tiojari Guzmán, músico navolatense
146
experiencia muy padre. Hoy me sigue gustando el rock pero para
alabar a nuestro Señor.
Israel Villa, músico navolatense
Lo que recuerdo, una bicicleta que iba por arriba del público, la
gente la iba rolando antes de iniciar el concierto. Estaba oscuro el
escenario y de repente salía un greñudo y la gente gritaba, pero
eran del staff, creo pasó un par de veces. Hasta atrás había dos
muchachos grabando todo el concierto y uno le dijo al otro “Voy a
subir al escenario, me grabas” y se fue hasta enfrente, se trepó pero
inmediatamente lo bajaron los Security. Yo lo disfruté mucho ya
que ya era fan de Caifanes. Saúl dijo “Que chi.. a su mad.. el
racismo”. Mi tía dijo, “Estuvieron muy groseros”. También por
esas fechas vino un equipo de basquetbol de USA a jugar contra la
selección de Navolato, la raza les pegó.
Alejandro Iribe
147
No recuerdo el nombre del que estaba tocando el requinto, de lo
loco que estaba, se acabó la canción y siguió tocando, lo agarraron
del brazo y lo bajaron.
Panchón Santiesteban
148
Claro que sí, era una plebía. Me acuerdo que mis papás no me
querían dejar ir pero mis hermanos me hicieron el paro que me
cuidarían. N’ombreee había un montón de gente y la de rigor “Si te
pierdes nos vemos en la Botella”, y que creen, sí me perdí y ahí
estaba esperándolos.
Elvia Pérez Torres
Claro que recuerdo. Estaba morro pero quedó grabada por siempre.
Y mucha raza no cree ni creyó en esa tocada de inicios de grupo.
Hasta por un momento pensé que había sido un sueño. Pero sí fue
real. Crean o no.
Eddy Bravo
149
de dónde venían. Una locura. Cuando el solo del guitarrista
Alejandro Marcovich, fue genial la verdad. Otra cosa que me
quedó grabada es que a mí hermano lo levantaron como tabla de
surf y lo traían en el aire hasta que lo bajaron hasta atrás. Ya se me
hacía que lo dejaban caer. Sinceramente pocos espectáculos así en
Navolato.
Rubén Rivero
El Suspiro
[Inédito.]
150
Chalino Unplugged
Chalino Sánchez solía decir que él no cantaba, que ladraba.
Pero aun con su voz gangosa, con su marcado acento sinaloense
y con sus desafinadas estrofas, Sánchez se convirtió en una leyenda
del narcocorrido en ambos lados de la frontera después de su
asesinato en Culiacán el 16 de mayo de 1992.
Sánchez fue levantado por un grupo de hombres armados luego
de un concierto y la mañana siguiente lo encontraron muerto con
dos tiros en la nuca. Tenía 31 años de edad.
Hasta hoy su legado en la música regional mexicana se puede
ver en artistas jóvenes, apodados Chalinillos, que continúan
tratando de imitar su estilo.
“Chalino representa la posibilidad de que todos podamos ser
juglares del corrido (si él puede cantar… ¡también yo!)”, dice Juan
Carlos Ramírez-Pimienta, profesor e investigador de narcocorridos
en San Diego State University, Campus Imperial Valley, en
Calexico.
“Llamó la atención porque su manera de interpretar lo acercaba
a la gente, la atención no se centraba en su voz o en la música, sino
en lo que decía. En el corrido, a diferencia de otros géneros
musicales (como los tropicales, por ejemplo), la música es
secundaria”.
Y lo que cantaba Sánchez era corridos perrones, historias de
hombres valientes que se rifaban la vida traficando droga, historias
prohibidas de hombres a los que no les importaba morir.
Unos meses antes de su asesinato, Sánchez vivió en carne propia
lo que cantaba en sus corridos.
Ese episodio que incrementó su popularidad fue el incidente de
Coachella, California, en que un individuo en estado de ebriedad le
disparó en pleno escenario. Sánchez, a su vez, sacó su pistola y
repelió el ataque. En el tiroteo hubo varios heridos, el propio
Sánchez, uno de sus músicos, así como el agresor –además de un
joven muerto, dice Ramírez-Pimienta.
151
“El suceso acrecentó la fama de Sánchez. Para sus seguidores él
no solamente escribía de la vida peligrosa, sino que la vivía”,
indica el investigador. Esa vida peligrosa la empezó a vivir a
temprana edad.
Nacido Rosalino Sánchez en el rancho Las Flechas, municipio
de Culiacán, cambió su nombre a Chalino por considerarlo más
masculino.
Se cuenta que cuando Sánchez era niño un gandalla del rancho
violó a su hermana. Pasó el tiempo y a la edad de 15 años, Sánchez
se vengó: llegó al baile donde estaba el violador, caminó
directamente hacía él, y sin darle tiempo le descargó su pistola.
Sánchez tuvo que huir del pueblo, emigrando de manera
indocumentada a Los Angeles, donde llegó a la casa de una tía a
finales de los 1970.
Ahí se dedicó a varios empleos, unos legales, como lavaplatos,
otros más por debajo del agua, como traficar pequeñas cantidades
de coca y mariguana.
En 1984 le mataron a su hermano y socio en Tijuana. Sánchez
escribió su primer corrido en su honor.
Fue en esos tiempos, cuando andaba de malandrín, que comenzó
a conocer a gente pesada, gente que se dedicaba al narcotráfico y
que quería que su nombre apareciera en un corrido.
Empezó a componer, a grabar y a vender él mismo sus casetes
en swap meets y en las calles de Los Angeles.
Ya para finales de los 80, Sánchez era muy conocido en el
circuito de centros de baile que tocan música norteña y de banda en
Los Angeles, como El Farallón y El Parral.
Aunque también cantaba baladas norteñas como su canción más
tocada en la radio, “Nieves de enero”, lo que lo hizo popular fueron
sus narcocorridos.
“Sus corridos son muy serranos, muy directos. Escritos en un
lenguaje sencillo, pero dicho esto como algo positivo”, afirma
Ramírez-Pimienta. “Era un muy buen versificador, tenía un talento
natural para el octosílabo (que es la medida silábica del corrido).
La gente se identificaba con sus corridos porque hablaban de cosas
152
que ellos conocían… si bien no siempre de primera mano, si de
oídas. Los corridos de Chalino sirven para empoderar una
comunidad que en el contexto estadounidense se percibe a sí
misma con muy poco poder real. Chalino cantaba de gente que no
se deja y eso tiene una resonancia especial para el mexicano en
Estados Unidos”.
Meses después de su muerte, en Los Angeles se desató la
Chalinomanía, que, junto con el auge del estilo de baile de la
quebradita, acaparó la atención de los jóvenes mexicoamericanos.
“Su influencia hay que entenderla también en el contexto del
desarrollo del rap afroamericano: Chalino hizo que miles de
jóvenes en Estados Unidos comenzaran a escuchar música en
español y que se sintieran orgullosos de sus raíces”, dice Ramírez-
Pimienta.
Lo que siguió después de la muerte de Sánchez fue una ola de
Chalinillos que trataban de “ladrar” y verse como él. Así, surgieron
Jesse Morales, el Original de la Sierra; Édgar Aguilar, el Narquillo;
y Ambrosio Cano, apodado de a tiro, el Chalinillo.
“Para muchos artistas jóvenes, que les digan que cantan como
Chalino es un privilegio”, dice Ricardo López, el Bronco, locutor
de La Invasora 99.7 FM, en San Diego.
Pero la influencia de Sánchez no se limitó al sur de California,
sino que cruzó la frontera hacía México.
“Eso puedes verlo en el hecho de que Los Angeles ahora es un
centro para la música mexicana. Eso fue creación de él”, afirma
Sam Quinones, reportero de Los Angeles Times que incluyó una
crónica de la vida de Sánchez en su libro True Tales from Another
Mexico.
“Antes de él, los cantantes tenían que irse al Distrito Federal
para darse a conocer, grabar, recibir la bendición de la industria
radial y musical. Ahora están empezando en California y se van a
México siendo ya conocidos, si es que no son ya estrellas. Como
pasó con Lupillo Rivera”.
Los corridos en honor de Sánchez se escuchaban en las trocas de
las calles de Los Angeles; en las borracheras, con los compas, la
153
música de Sánchez se escuchaba a todo volumen; los jóvenes de las
high schools, que antes andaban vestidos de cholos, ahora se
vestían de vaqueros, con texanas, camisas de seda, botas de piel de
avestruz y su escapulario de Malverde. Pero las estaciones de radio
rara vez tocan su música. La fama de Sánchez es más underground,
de boca en boca, de troca en troca.
“Chalino, hasta ahora, es el único cantante que vende sin
promoción. Toda la gente lo conoce”, asegura Pedro Rivera, padre
de Lupillo y productor de algunos de los discos de Sánchez bajo el
sello independiente Cintas Acuario, en Long Beach.
Hay quienes aseguran que hay alrededor de 200 corridos en
torno a Sánchez. Ramírez-Pimienta dice que el cantante alcanzó el
estatus de leyenda en el narcocorrido, tal como lo fue Pancho Villa
en el corrido de la Revolución Mexicana.
“Curiosamente Chalino Sánchez y Pancho Villa son los
personajes en cuyo honor se han compuesto más corridos”, afirma.
“Lo interesante es que su ‘leyenda’ es muy parecida en sus inicios.
En ambos casos se menciona que tuvieron que dejar su tierra
escapando después de matar al violador de una hermana”.
Y las tragedias han seguido a la familia.
Su hijo, Adán Chalino Sánchez, quien comenzaba a formar una
carrera artística, murió en 2004 en un accidente automovilístico en
Sinaloa. Tenía 19 años.
El asesinato de Sánchez resurgió de manera similar en
noviembre del 2006, cuando el cantante Valentín Elizalde fue
acribillado después de un concierto en Tamaulipas.
Aunque hay quienes aseguran que Elizalde no alcanzará el
estatus de leyenda que tiene Sánchez, la música de El Vale se hizo
más popular también después de su muerte.
“Chalino y mi hermano tenían una forma de cantar que es
común en Sonora y Sinaloa”, dice Jesús, el Flaco Elizalde,
hermano mayor de Valentín.
Pero mientras Valentín era considerado un galán, Sánchez
rompió con la imagen del típico cantante norteño.
154
“Chalino siempre trató de ser neta, mantenía las cosas reales”,
indica Quinones. “Él era como era, y decía que él no iba a tratar de
quedar bien con nadie. Él quería hacer música a su manera”.
Sánchez dejó grabados una veintena de discos, una gran parte de
ellos narcocorridos y otras tantas rancheras y baladas norteñas.
Bien podía cantar acompañado de un conjunto norteño que de una
banda sinaloense.
Sánchez fue uno de los mejores amigos de Lupillo Rivera, quien
aún lo recuerda a 15 años de su muerte.
“Qué rápido pasa el tiempo”, dice Lupillo, uno de los cantantes
de banda más populares en la actualidad. “Unos días antes de su
muerte había estado en mi casa, platicando, y parece que fue ayer.
Chalino va a ser un artista que siempre se va a apreciar”.
Su muerte, en vez de poner fin a una carrera que iba en ascenso,
lo catapultó a lo más alto de la música regional mexicana. A 15
años de ser asesinado, Sánchez es el Pedro Infante o el José
Alfredo Jiménez de los mexicanos en Estados Unidos.
“La tragedia de su destino final sigue apasionando al público”,
afirma Valentín Velasco, presidente de Balboa Records, una de las
compañías disqueras que más lo apoyó. “Porque Chalino no murió
en la cama. Murió asesinado. Murió joven, como los héroes. Por
eso todavía es un ídolo del pueblo”.
Little TJ
Odias cuando uno de tus homies se burla de algún paisita recién
llegado.
Odias cuando se burlan de su acento cuando habla inglés.
155
Odias cuando a la parte de la high school donde están los
salones de las clases de E.S.L. la llaman Little TJ, por estar
retacada de inmigrantes como tú.
Cada vez que le echan carrilla a algún paisa porque no entiende
lo que le están diciendo, te acuerdas que tú fuiste como él al llegar
a Huntington Park a los 11 años, chuntarito, con tu pelucón, con tus
pantalones bien highwaters, sin hablar nada de inglés en la clase de
Ms. Azuaje en la Gage Junior High.
Te da más coraje saber que los mismos que insultan son
mexicanotes, pochos o asimilados que tienen el nopalón en la
frente, pero se la sacan de muy chacas por haber nacido en Estados
Unidos, hijos de padres indocumentados.
Al ver que le hacen bullying a algún paisita en la high school, te
enojas, casi te peleas con el cagazón porque así se burlaban de ti en
sixth grade cuando no sabías cómo decir una palabra, porque así se
burlaban de ti cuando se supo que no tenías papeles, que eras
indocumentado, porque así se burlaban de ti gritándote wetback,
mojado, frijolero.
Sabes que entre tú y el paisa recién llegado no hay mucha
diferencia: ni tú ni él podrán seguir estudiando en la universidad
cuando se gradúen de la high school en unos meses porque los
mojarritas como tú y como él, aunque tengan excelentes
calificaciones y sean estudiantes sobresalientes, tienen que pagar
cuotas más altas, porque los mojarritas como tú y como él no
reciben ayuda financiera ni becas para estudiar en la universidad,
porque los mojarritas como tú y como él no son bienvenidos en las
universidades, porque los mojarritas como tú y como él sólo
pueden trabajar de lavaplatos, de eloteros, de paleteros, de
cocineros, de jardineros, de churreros, de tamaleros, de naranjeros.
Por eso cada vez que alguien se burla de un paisita recién
llegado se está burlando de ti, René.
[De Mica chueca: novelía para la plebada inmigrante, Fondo Editorial Tierra
Adentro, Ciudad de México, 2009, y de La plebada de Los Angeles: una novelía
sobre inmigrantes de Navolato, La Poltrona, San Diego, 2021].
156
IVETTE VALENZUELA
Crisis partidista
159
RAFAEL ANTONIO MALACÓN ITURRÍOS
A la memoria
de mi hermana Alejandra
y mi madre Bertha Alicia
Miedo
Un sentimiento que destruye una vida,
Es la energía que daña un corazón,
Es la vibración que quebranta mi alma,
Y es el veneno que enferma tu pensar...
Miedo no te de sentirlo,
No caigas en su juego pervertido,
Sucias son sus hazañas,
Triste y obscuro se volverá el camino,
Ya tu cuerpo lleno de patrañas,
Fuerte llegarán las musarañas,
Y en abismos y tinieblas,
Dañado quedarás,
Cómo cuan dulce y tierna bestia...
Alegría no me da sentirlo,
160
Caminante hoy comprendo,
Que de no poder hacerlo,
Cayera en otro mal sentimiento,
Y la agonía fuera en crecimiento,
Si por prejuicios;
Logrará no tenerlo.
Actos y palabras
Porque tan fácil es pensar en eso,
Y difícil culminar tan sencillo proceso,
Contradecirte, yo no quiero;
Confundirte, con eso no concuerdo;
Pero si me pides que sea honesto,
Quizás, podría dañar tus nobles
E irrefutables sentimientos...
161
Que por más que los muevan,
Solo causan alegría ajena,
Pero estás se transforman,
Al dejarlas olvidadas en la maleta,
Ahí vestidos con su agonía interna,
Cómo triste contrabando quedan...
Palabras de un triste poeta.
[Inéditos.]
162
ALBERTO CORDERO MILLÁN
Estando contigo
Cuando estoy junto a ti
cambia toda mi vida
no encuentro la salida
de tu mundo de amor
163
Mi mejor rosa
Yo sembré un jardín de rosas
para poder escoger
de todas la más hermosa
y convertirla en mi mujer.
Todas estaban preciosas
tardé mucho en decidir
hoy por fin pude lograrlo
y te lo vengo a decir.
[Inédito.]
164
ADRIANA ACOSTA CALDERÓN
“CANA CALDE”
La calaca de blanco
[Inédito.]
168
EDUARDO BURGUEÑO AGUILAR
169
Después de soportar estoicamente penosa enfermedad, falleció
en la ciudad de Ameca, Jalisco, el 27 de julio de 1984.
170
del ingenio La Primavera. Su fama trascendió más lejos de
Navolato.
Francisco Orona de la ciudad de Culiacán, organizaba "Los
bailes de Orona", en su local de 2 pistas ubicado en la esquina de
Rosales y Granados, con la presencia clásica de Los Conrado.
En ocasión de las fiestas de mayo en Nogales, Sonora, era
tradición la presentación de ésta que fue, toda una institución
musical, y cuya fama trascendió a la frontera norte; sobre todo, por
su audaz competencia con bandas norteamericanas y también
mexicanas, más aún, si se recuerda su enfrentamiento con la Banda
de Artillería de la Ciudad de México, integrada por 60 elementos,
ocurrido el 5 de mayo de 1940, en que los nogalenses fueron
testigos cómo Los Conrado con sólo 14 músicos y tocando sin
partitura lo mejor de su repertorio regional, clásico y semiclásico,
doblegaron a la banda militar con gran profesionalismo.
Los internacionales carnavales de Mazatlán, los consagraban
año con año haciendo historia sus confrontaciones con las grandes
bandas militares que asistían al carnaval, y el clásico mano a mano
con la Banda de Concordia de Sebastián Sánchez.
Otros bailes famosos en Culiacán tenían lugar; el "del rebote"
por la calle Zaragoza, “los dos cometas” y "la bola de gusto" por
Boulevard Madero esquina con Riva Palacio, local viejo del cine
Lírico por la Rubí entre Colón y Escobedo; la posada Parra, las
tardeadas en la alameda de la Toma de Agua en colonia Gabriel
Leyva, junto al río, el Danubio Azul en Tierra Blanca, Sociedad
Filarmónica por la calle Colón, la feria de diciembre en la Plazuela
Rosales, la feria de San Antonio en Tierra Blanca y los bailes
aristócratas del edificio La Lonja.
Los Conrado viajaron por todos los municipios de Sinaloa y por
muchos lugares de la República Mexicana, antes de desaparecer del
horizonte musical en 1956.
En 1952 tocaron en Palacio Nacional para el Presidente Miguel
Alemán Valdés y para la colonia Sinaloense en el Distrito Federal
en el hemiciclo a Juárez.
171
Al disolverse la famosísima banda navolatense, Los Conrado o
Charoles dejaron un hueco que difícilmente se ha podido llenar,
recordándose, entre los mucho elementos que le dieron vida a los
siguientes: Conrado Solís, fundador-director, contrabajista; Canuto
Solís, tambora; Ramón Solís, trompeta; (a) El Nene, trompeta; Luis
Híjar, clarinete, violín, saxofón tenor; Eulogio González, cornetín;
Jesús Félix, saxofón, soprano; (a) Corina Acosta, trombón; Ramón
Quiñónez, trombón; José Bátiz, saxhor; Rosendo López, saxhor;
Vicente Gastélum, clarinete; Margarito Lozoya, clarinete,
arreglista; y Leopoldo Miller (a) el Alemán, clarinete.
Otros músicos que tocaron con Los Conrado, dirigidos por
Conrado Solís fueron: Mariano Medina, (a) El Chopas, Francisco
Rivera, Trinidad Larrañaga, Francisco Vázquez, Manuel Alvarado,
José López, Víctor Sarabia, José Ruvalcaba, (a) El Tepache, (a) El
Giro, Roberto Puebla y Ramón Ayala Carrasco, familiar del
general Juan Carrasco.
172
JESÚS MANUEL RODELO
Kid Gavilán
para Beatriz
Pasó por nuestras vidas como esos meteoros efímeros que ante
nuestros ojos se deshacen. Lo vimos por primera vez la tarde
aquella que lleg6 al abarrote de la esquina, lugar donde solían
reunirse los muchachos del barrio. Llamó nuestra atenci6n un caj6n
de dar bola colgado de su hombro; más grande de lo normal, estaba
muy bien pintado y decorado con muchos adornos, como
estampitas religiosas, espejitos, estoperoles y otros detalles. De
inmediato nos dimos cuenta que aquel hombre, no era de por aquí;
es más todos dijimos, "es sureño". Su aspecto y la manera de
conducirse así lo afirmaban.
Pero la verdadera sorpresa nos la llevamos la mañana siguiente.
Serían como las seis, cuando el hombre apareció haciendo
ejercicios de calentamiento, saltando la cuerda y jabeando a media
calle. Traía orejeras y zapatos de boxeo, y una sudadera negra en
cuya espalda se podía leer, "Kid Gavilán". Luego se fue trotando,
hasta tomar la carretera. Después, Layo nos contaría cómo estuvo
a punto de arrollarlo con la camioneta, cuando, llegando a "La
Feria", del muro blanquecino de niebla, surgió aquella figura,
dando pases laterales y moviendo ambos brazos en rítmico
compás. Layo nomas alcanz6 a decir. "¿Qué fregados es eso?”, le
pegó cuatro patadas al freno, pero ninguna agarró, entonces metió
auxiliar y se dejó ir para abajo de la carretera. La Dochita pegó un
resonguido y sus muelles crujieron al bajarse del asfalto, los tres
173
botes de leche que llevaba rodaron por el piso y la camioneta fue y
se detuvo en un bordo de tierra, que había a un lado del camino.
Layo, enojado se bajó del carro con la pialera en la mano,
gritándole: "Pinche loco, nomás que te agarre te voy a dejar barcino
a reatazos". El Kid ni siquiera se enteró de lo ocurrido.
El primero que hizo amistad con él –y quizás el único– fue Lalo,
"El Peluquero". Tenía su negocio en contraesquina del abarrote;
había sido boxeador en su juventud, ahora ya de viejo era requerido
como réferi cuando se celebraban peleas en el pueblo. En las
tardes, cuando el Kid regresaba de "la boleada", llegaba a la
peluquería, entonces se enfrascaban en rememorar, round por
round las grandes peleas del "Chango Casanova", "Kid Azteca", el
"Ratón Macías" y otros ídolos del pugilismo.
Cuando el Kid iba a la tienda del barrio, la palomilla
invariablemente lo acosaba con preguntas y bromas irónicas, acerca
de su trabajo y de su pasión por el boxeo. Aun así, sus burlas nunca
caían en la agresión grosera, la figura atlética del Kid –aunque ya
andaba por los cuarenta– infundía cierto respeto. Los muchachos
en su mayoría no pasaban de los veinte años, todos duchos en "el
arte" de las peleas callejeras, y con no pocos líos policiacos en su
haber, aunque realmente nunca habían tenido problemas serios.
–¡֤Ésele, mi Kid! ¡Cuándo debuta pues! –decía el Félix; el Kid
só1o sonreía. Monchío, el más chico de la bola, aproximándosele
hacía fintas y juegos de piernas para beneplácito de la chavalada.
El Kid pagaba la mercancía y se retiraba sin decir palabra.
Fue aquel sábado por la noche, mientras veían el box en el
restaurant del Cocoy, luego de haber estado tomando toda la tarde,
cuando el Kid contó a Lalo su historia. EI Kid había sido boxeador
profesional. A base de esfuerzo y dedicaci6n logró hacerse de
cierto renombre, incluso iba a disputar el título nacional gallo,
después de aquella pelea eliminatoria. Pero esa noche fue trágica
para el Kid, cayó noqueado en el cuarto asalto y salió de la arena
inconsciente, rumbo al hospital. Luego vendría la penosa
recuperación y la severa advertencia de no volver jamás a pisar un
174
ring. Lalo apuró el vaso de cerveza, y de reojo, vio al Kid enjugarse
una lagrima.
La idea se gestó en la tienda. Hacía tiempo que Poncho –el hijo
del dueño– había comprado unos guantes de box, y todas las tardes,
la plebada se daba gusto, tirando golpes en un improvisado ring.
Algunos, los más grandes, ya habían participado en combates
semi–profesionales que, de cuando en cuando, se organizaban en el
pueblo. La idea, pues, era montar una buena pelea, con alguien de
la palomilla, llevando como adversario al Kid. Habría apuestas y la
entrada costaría dos pesos.
El problema principal que tenían los muchachos, era convencer
al Kid. Ellos sabían que el único que podía hacerlo era Lalo.
Aunque también, no se presentaba nada fácil la tarea. En primer
lugar a Lalo no podían, de buenas a primeras, hablarle en serio
sobre la pelea. Las pocas veces que habían tratado el tema con él –
entre burlas y veras– Lalo se refería al Kid, como un boxeador muy
superior a cualquiera de ellos, en técnica y en conocimientos
boxísticos. Además, los muchachos no le merecían ni la más
mínima confianza, pues siempre se habían prodigado en maldades
y bromas crueles a costa de sus semejantes.
El punto débil de Lalo, y que la palomilla conocía, era su
orgullo. Esa maraña, que a veces oscurece nuestro entendimiento,
y no nos deja ver la realidad de las cosas. De modo que en todo el
barrio arreciaron las bromas y los comentarios chuscos, acerca del
Kid y de Lalo.
Generalmente inmune a las habladurías, Lalo aguantó cierto
tiempo sin molestarse sabedor de que aquello pasaría, pero no fue
así, la campaña creció cada día más, hasta que alcanzó su objetivo;
sacar a Lalo de sus casillas. “Está acabado y viejo”, fue la frase que
más le dolió e hizo explotar su paciencia. Él mismo se veía en el
lugar del Kid, y llegó un momento en que se asumió como tal.
Encrespado, repetía frente al espejo la frase definitoria: “Estás
acabado y viejo”. El furor de su puño, hizo volar su imagen en mil
pedazos.
Y el eco llegó hasta el Kid.
175
–Compadre, mañana empezamos a entrenar para la pelea– fue
todo lo que dijo. Sus palabras sonaron como piedras en una noria
seca. Pero para Lalo, aquello fue como un inmenso himno, que
convertía aquella relación entre dos hombres, en algo más grande
que una simple amistad. Con la voz entrecortada por la emoción
alcanzó a responder.
–¡Gracias, compadre!
La palomilla escogió como rival del Kid, al Chamaco Esparza,
que era el de más experiencia y el que más peleas había ganado.
Las mejores armas con que contaba eran su punch, y su capacidad
de asimilar el castigo que le imponían sus rivales. Lento, grueso,
estaba muy lejos de ser un estilista, pero, no se le pusieran a modo,
porque era capaz de desnucar un cristiano. Así que la pelea
resultaba muy atractiva, la rapidez y la elegancia del Kid, contra el
aguante y la potencia devastadora del Chamaco Esparza.
Para entonces, no nada más la palomilla tenía metidas las manos en
la pelea, otras gentes se habían interesado también en el asunto.
Una marca cervecera consiguió el local donde habitualmente se
llevaban a cabo estos eventos, con lo cual el pleito tornó a hacerse
más formal, aumentando con esto los intereses puestos en juego.
Esto hizo que los apoderados de los peleadores –Lalo del Kid y
Poncho del Chamaco– riñeran con el encargado de la cervecería. Al
final llegaron a un acuerdo, todo el dinero recaudado por concepto
de entradas serfa para el vencedor de la pelea y las ganancias de la
bebida para la marca cervecera.
Una semana antes de la pelea, el pueblo en su totalidad se había
enterado. Todas las tardes recalaba gente –principalmente obreros
del ingenio– a ver los entrenamientos. El Kid, con Lalo como
único esparring y manager, sometido a todo un plan de trabajo
riguroso. El Chamaco Esparza, se preparaba sin manejador, como
siempre lo había hecho, pues nunca le gustó seguir las indicaciones
de nadie. La chavalada más grande de la palomilla, le servían de
esparrings, aunque ya faltando unos días para la pelea, ninguno
quería entrenar con él, pues ya los había lastimado a todos.
176
Por fin llegó el día esperado, el pueblo entero se dio cita para
presenciar la pelea. Las apuestas favorecían ligeramente al
Chamaco, dada su juventud y condición de local. Al Kid lo
miraban con desconfianza, si bien los había deslumbrado en los
entrenamientos con su técnica, su edad impedía que lo aceptaran
totalmente. Esto provocaba polémica entre los más viejos del
pueblo. Al fondo de la improvisada arena, cada quien con un vaso
de cerveza en la mano, Poncho Rangel y Belem Torres platicaban:
–¿Cómo ve la pelea, compadre? –preguntó Poncho viejo a
Belem.
–Dicen que más vale maña que fuerza, y a mí este "chilango" se
me hace muy mafioso, compadre –dijo Belem.
–Pues sí, pero el chilango ya está más viejo que nosotros-
contestó Poncho.
–Viejos los cerros y todavía reverdecen –sentenció Belem.
–No sea presumido, compadre –dijo Poncho viejo, luego le
increpó: –¿Entonces qué, va a apostar o no?
–Apueste usted por mí, compadre –dijo Belem, y agregó con
tono pícaro– ya sabe que luego le pago.
Las dos peleas preliminares ya habían terminado, ahora venía la
estelar. El Chamaco Esparza subió al ring con un calzoncillo
guinda, de terciopelo un tanto ajado, los silbidos y aplausos no se
hicieron esperar, estrechó sus dos manos y las puso dos veces en
alto en actitud triunfal. Desde que el Kid salió de los baños,
empezó la rechifla general; traía puesta una elegante bata, con su
nombre estilizado en caracteres brillantes a su espalda. Al subir al
cuadrilátero hizo una reverencia y enseguida levantó el puño
derecho saludando al público.
El réferi llamó al centro del ring a los contendientes. Después de
mencionarles las reglas, sonó la campana. Desde el primer
momento se vieron las características de los dos boxeadores. El
Kid, moviendo ágilmente los pies, se aproximaba a su rival,
soltando las manos en busca de sorprenderlo con algún golpe. El
Chamaco cabeceaba sin bajar un segundo la guardia. El Kid fintó
dos veces seguidas y luego soltó la derecha a la cara de su rival; el
177
estruendo del público no se hizo esperar. Aguijoneado por los
gritos, el Chamaco tiró una derecha fuertísima que quiso ser su
carta de presentación, pero ya el Kid había puesto lona de por
medio. Así terminó el round.
En el segundo asalto, las cosas no fueron mejores para el
Chamaco, el Kid golpeaba y rápidamente quedaba fuera de
distancia, la cara del Chamaco poco a poco se iba descomponiendo.
Intentó entonces amarrar al Kid, para darle alguno de sus golpes
sucios, en los cuales era especialista, pero el Kid siguió jabeando;
de cuando en cuando intercambiaban golpes, situación que lo
comprometía, dado el punch del rival, pero que el resolvía con su
juego de piernas.
En el tercer round el Kid entró decidido, aprovechando un
descuido del Chamaco, que ya no quería ningún golpe en su
maltrecha cara, metió el gancho al hígado, la boca del Chamaco se
abrió desmesuradamente, escupiendo el protector bucal, en busca
de aliento que le permitiera seguir de pie. Se abraz6 al Kid con
desesperación, como si cada segundo ganado fuera un bálsamo al
castigo recibido. El réferi intervino y después de amonestar al
Chamaco por persistir en el abrazo, los dos volvieron al centro del
cuadrilátero. El público enardecido no cesaba de gritarle cosas al
Chamaco. Los muchachos en la esquina le decían que soltara la
derecha, confiados en que un buen golpe podía cambiar el curso de
la pelea. Un recto se estrelló en la barbilla del Chamaco y la
izquierda le reventó la ceja, la sangre corrió con premura hasta su
nariz. En ese momento terminó el episodio.
Mientras le masajeaba las piernas, Lalo aconsejaba al Kid.
–¡Ahí llévesela, compadre! ¡Ahí llévesela! ¡Ya la tiene ganada!–
le decía entusiasmado. La herida de tres centímetros sobre la ceja
del Chamaco dejó de sangrar cuando el médico del ring colocó en
ella un emplasto. Aturdido por los golpes y la ira que se le anudaba
a la garganta, el Chamaco se sintió impotente, como aquella
mañana de su infancia cuando impávido recibía ––de un niño
mayor que él– los primeros golpes de su vida en plena cara.
178
Sonó la campana. El Kid, con pasos laterales trató de meterse en
la guardia de su rival, colocó una izquierda en la ceja dañada
botando el tapón de vaselina, la sangre volvió a manar de nuevo.
Al sentir la humedad sobre su rostro, el Chamaco apretó la
mandíbula y se fue hacia adelante soltando golpes como un búfalo
herido. El Kid, resorteando, esquivó los bombazos y logró colocar
dos derechas a los bajos que ablandaron de nuevo al Chamaco. El
Kid consideró que ya era tiempo de terminar aquello, fintó con la
izquierda y enseguida estrelló la derecha en la barbilla, el Chamaco
colocó un upper que el Kid asimiló perfectamente. El Kid volvió a
entrar conectando arriba y abajo para rematar en la ceja sangrante;
entonces, el volado de derecha se estrelló de lleno en su mandíbula.
El Kid, encandilado por la sangre del rival, no vio venir aquel
golpe, que a ciegas, había tirado el Chamaco con la remota
esperanza de encontrar tierra firme en aquel pantano en que se
hundía. Y lo había logrado. El Kid cayó como árbol talado a la
lona. La algarabía ensordecedora no se hizo esperar. La cuenta
llegó a su fin sin que el Kid diera trazas de moverse; entonces
Lalo, con la angustia terrible reflejada en el rostro, a empellones
subió al médico al ring.
Pero todo fue inútil. Porque antes de que hubiera terminado la
cuenta, el Kid había fallecido. La suerte, esa avara incorregible,
había vuelto a darle la espalda, esta vez de manera definitiva.
En el velorio, Lalo se mantuvo apartado de la demás gente.
Como se estila por aquí, el vino que santifica a los vivos y a los
muertos corrió como caballo desbocado. Pero Lalo no probó una
sola gota de licor, así como ninguna lágrima asomó a su rostro. A
las tres de la mañana se retiró a su negocio; desprendió con rabia
los carteles que adornaban las paredes, sacó una hacha que
guardaba debajo de un sillón y la emprendió contra los muebles
hasta verlos convertidos en astillas. Luego, bañó todo con gasolina
y le prendió fuego. Las grandes llamaradas iluminaron su rostro
mayo sudoroso.
179
Por la calle principal, rumbo a la salida del pueblo, la figura de
Lalo se perdió en la madrugada como un fantasma ebrio entre la
niebla.
180
RINA CUÉLLAR
181
económicos, y digo económicos porque como no tenían para pagar
música en vivo, sacaban un tocadiscos de una de las casas para
realizar el baile, todo con tal de juntar poco a poco el dinero para
tener su propia Iglesia, hoy, es digna de visitarse, es hermosa,
adornada con azulejos decorados especialmente, acompañada su
entrada por dos bancas también adornadas con azulejos que hacen
juego a la fachada, un hermoso conjunto para admirar, donde las
plácidas aguas de un canal de riego dividen, por el momento, a una
población que no pasará mucho tiempo para que, utilizando el
mismo sistema colectivo, construyan un puente peatonal que los
acerque más a esa construcción por la que tanto trabajaron y que
viendo el esfuerzo compartido, afortunadamente el Ing. Eduardo de
la Vega los apoyó. Esperemos que también los apoye para tener un
pintoresco puentecito sobre el paso del agua.
Poco más adelante, por el mismo camino a la derecha, se llega a
un rancho llamado El Encanto, cuyo propietario es don Juan
Avendaño, su amor a los caballos lo ha impulsado desde hace más
de 20 años a crearlos y entrenarlos a la escuela épica internacional
para hacer cabriolas, bailar, caminar o trotar al ritmo de la música.
Caballos de pura sangre cuya estampa nos hace recordar las
exhibiciones olímpicas que sólo admiramos en eventos televisados,
sin embargo, a no más de tres kilómetros de la salida de Navolato,
los podemos visitar y ver parte de su entrenamiento, yo me quedé
admirada de ver la galana hermosura de esos briosos animales que
nacen y crecen en ese lugar tan cercano a mi terruño. Es curioso
cómo podemos tener lugares tan hermosos o peculiares que visitar,
donde siempre tendremos algo que aprender, que están tan
cercanos a la población, pero tan lejos de nuestra información.
182
de Bariometo, con sus casas típicas rodeadas de huertas y jardines,
con sus tejas al sol y sus portales que invitan al descanso con las
señales inequívocas de ser sus moradores personas de trabajo del
campo y de amar la tranquilidad y la paz, en esa enorme y larga
calle donde se ubica el pueblo se respira el deseo del progreso con
una visión al futuro, sin dejar por eso de conservar un espacio para
los recuerdos del pasado.
Bariometo fue un importante poblado prehispánico, su situación
geográfica se recoge en un mapa dibujado en 1579 por el
extraordinario geógrafo Ortelius, en la delimitación de la Provincia
de Culiacán., que se extendía del río Évora o Mocorito al norte,
hasta el río Piaxtla, al sur.
En ese mapa que Ortelius denomina Culiacanae Americae
Regionis descriptio sitúa todos los poblados que se encontraban en
las dos márgenes del río Culiacán, escribiendo el nombre de
Bariometo como Baryometo; pero una de las cosas que más me ha
llamado la atención en este mi trajinar por la historia de mi tierra, y
que propiciará se hagan estudios más profundos por especialistas
en la materia, es la de haber sido encontrado en ese lugar un ídolo
de piedra con la clara figura del dios Acoltzin o Coltzin, que todos
los sinaloenses y los culiacanenses identifican como el dios torcido,
el que le ha dado mucho de qué hablar a los historiadores y sobre
todo a los antropólogos y arqueólogos.
Esta figura del dios torcido podemos verla, aunque estilizada, en
el escudo del municipio de Culiacán, y en el primer cuartel del
escudo de nuestro Estado, donde se representa como una figura de
cerro coronado con una cabeza humana.
En esta figura del dios Acoltzin o Coltzin, identificada por el
arqueólogo Bernardo Téllez Soto, investigador del Instituto de
Estudios Indígenas de la Universidad de Occidente en Mochicahui,
asegura que es una representación del Dios Torcido venerado por
los aztecas, que trae puesto al cuello un collar que los señala y que
claramente se ve cómo lo esculpieron en la piedra, dándole mayor
importancia a su lado derecho que al izquierdo, y que siguiendo el
183
centro de la figura, a partir del centro del rostro, tiende a estar
torcido, incluso el miembro viril que determina su sexo.
En este ir y venir a través de mi curiosidad histórica, con el afán
de acercarme a los orígenes de nuestros mitos, encontré un folleto
interesante que se titula Coltzin, deidad prehispánica de Toluca,
escrita por Javier Romero Quiroz, quien hace un interesante estudio
de los orígenes de este dios y dice que los más importantes
historiadores del siglo XVI consignaron el nombre verdadero del
dios tutelar de Toluca como Coltzin y añade: El Dios Coltzin tiene
relación con Teocolhuacan, Culiacán, actualmente capital del
Estado de Sinaloa, y por eso, iniciamos este estudio, refiriéndonos
primeramente a este lejano lugar, como una aportación para el
esclarecimiento de la historia de la ciudad de Toluca…. Interesante,
¿no creen?
Finalmente, creo que es muy importante que estemos concientes
de nuestro pasado histórico, de nuestro amor por el terruño y de
nuestra responsabilidad para saber aquilatar y conservar los
vestigios de nuestras antiguas culturas, ojalá que así como le
llevaban a mi padre algunos objetos prehispánicos que se
encontraban en las marismas, o en las tierras de labranza; así como
afortunadamente le llevaron esta representación de este dios
Acoltzin a mi querido amigo Eduardo Burgueño, cronista del
Municipio de Navolato, a quien agradezco me haya permitido
fotografiar este ídolo y que lo conserva amorosamente en su poder
hasta que haya un lugar seguro para donarlo (a donde yo también
donaría lo que conservo heredado de mi padre).
Ojalá que así, algunos vecinos que se hayan encontrado objetos
de origen prehispánicos o se los hayan regalado, decidan
guardarlos para tener un día un lugar de exhibición donde nuestros
hijos y nietos puedan acercarse al conocimiento de la vida que
vivieron nuestros antepasados. La riqueza de los pueblos, son sus
hombres, pero la riqueza mayor de los hombres son sus raíces
culturales.
Bariometo, tan cerca de la buena cocina, como la de Navolato,
Limoncito o Altata.
184
Ulama, tradición prehispánica en peligro de
desaparecer
La importancia del juego de pelota en las diferentes épocas y
culturas del México prehispánico está perfectamente demostrada a
través de los numerosos restos arqueológicos de canchas, donde se
practicaban las diversas modalidades del juego que hoy podemos
admirar a todo lo largo de nuestro territorio, así como algunos
lugares de Centroamérica y en los estados de Arizona y Nuevo
México, en los Estados Unidos.
Innumerables historiadores, antropólogos, etnólogos y estudiosos
de los divertimentos de los pueblos prehispánicos, no han podido
establecer con exactitud cuándo o dónde se inició el juego de
pelota; algunos de ellos, como la arqueóloga Marcia Castro leal,
coinciden en atribuirle a los olmecas su invención, por considerar
que esa nación indígena se encontraba enclavad en una de la
principales zonas donde el árbol del Ulle –hule–, identificado como
oliquauitl. Se desarrolló profusamente, ocupando grandes
extensiones de la sierra.
El hule, para los pueblos mesoamericanos tenía muchas
funciones; la más importante era de la proporcionar pelota de
diferentes tamaños para los diversos juegos que se practicaban;
también lo utilizaban como impermeabilizante, como pintura ritual
sobre cara y cuerpo, para usos medicinales, para confeccionar
huaraches y otros más. La gran diversidad de su utilización motivó
que se considerara, por los reyes de diversas naciones indígenas,
como tributo.
A dar una exhibición frente a los reyes de España; eso convierte
a los jugadores de Ulama en los primeros embajadores culturales
de América. Este evento fue registrado en 1529 por un alemán de
apellido Weiditz´s, que se encontraba presente y que dibujó a un
jugador de ulama en varis posiciones contestando la pelota, dibujos
que parecen hechos ahora, en el 2001, cuando vemos poner en
juego la pelota a nuestros ulameros.
185
En Sinaloa también tenemos árbol de hule. Como ya sabemos
durante más de tres mil años comprobados, ha sobrevivido la
práctica de Ulama a la destrucción del hombre y del tiempo, a la
indiferencia de las autoridades que han propiciado el desarrollo de
otras actividades, que en su mayoría provienen del extranjero y la
permanente falta de apoyo para poner tastes propios o los atuendos
y pelotas necesarias para continuar con este deporte ancestral que
nos distingue mundialmente. ¡Pero los ulameros siguen jugando!
Hoy no existe ya más que una sola pelota de hule sólido para
practicar la Ulama de cadera. Esta pelota debe pesar cuatro kilos y
se fabrica con la extracción del látex del árbol del hule que crece en
la Sierra de La Tebaira, municipio de Rosario. Don Félix, el único
que conocía los secretos de la manufactura de la pelota acaba de
fallecer; queda su hijo que también conoce el procedimiento pero
radica en Ensenada.
¿Y las autoridades culturales y deportivas qué piensan hacer?
Si se pierde la única pelota buena que existe y que es la pelota
que poseen los ulameros de Los Llanitos, se perdió para siempre el
ulama.
Me entristece saber que sin pelota ¡no hay juego!; que nuestra
mejor carta cultural para presentar ante el mundo el rostro histórico
de Sinaloa ¡desaparecerá!
Que finalmente la parca ganará esta última jugada de Ulama al
llevarse a don Félix sin que éste haya transmitido todos sus
secretos.
186
GILBERTO CABANILLAS
El Tetuán Viejo
187
Silva el joven
Y se fía
Al oscuro canal
Y a los astros
Altata
188
Oh pescadores que como mi padre
me enseñaron los misterios de la playa;
sobre sus espaldas amoratadas por el mediodía,
al tocar sus redes o al sufrir mis pies la calcinante arena,
se esparce mi infancia como el canto de un ave
que envuelve al monte de innumerables melodía.
Me zambullía en la rada
para coger conchas y guijarros.
Era mi nombre la misma dirección de la marea,
y el corazón de un niño en los arpegios de la noche
descifraba la espuma.
No cae mi frente
cuando camino la sílaba petrificada por el miedo,
al acosarme un fantasma despojado del amor y del asombro.
Mis muertos en vilo me levantan
y no dejan que mi pecho se apague.
Unos besan el placton;
otros el gusano de tierra.
Recargado en un álamo
miro la corriente que transporta mi pensamiento
(esta escritura está más allá de la profunda noche
donde una mujer duerme un sueño blanco
en blanca sábana).
190
Como aquel que pereció por el chispazo
mientras pescaba en la laguna,
igual suerte se acerca
al vislumbrar un relámpago azabache.
En su trayectoria nocturna
mi corazón extiende su gracia por la costa.
Amor,
sálvame de la oscuridad que me embelesa.
Escucho el llamado hacia lugares
que sólo conocen los ahogados.
Oh profundidad,
me quieres parir de nuevo en la muerte.
Te venceré para demostrarte que mi estirpe
remonta la bahía
en la frágil embarcación del sueño.
Amor, abrázame.
Quiero una luz para seguir caminando
la dirección que me dicta la espuma.
El Tetuán
193
para encontrar el rostro amado en esta lluvia
Un águila se posa
sobre los brotes del poema
me deja desnudo
mas no humillado
¿Es esta mi alma feroz y dulce
que pacta con la otra cara de la vida?
¿Hundir la ausencia en otra ausencia
es negar a los muertos?
¿Qué pan de gloria comer
para escapar del tiempo?
Golpes de pecho
misas fúnebres y el agua bendita sobre un cadáver
que no conoció el gran teatro de la vida y de la muerte
Soledad
cuchillo y cobijo del hombre
En mi garganta se agolpan los gritos
por el esfuerzo de encontrar el verbo
o volver presencia la nostalgia
Un borbotón de la luz nada en mi pecho
cimbrado ante la dilatada espera
por ver la palpitante llama
danzar en los festejos del lenguaje
Un sauce me crece
Acaso los llamados del ser
Certeza de habitar esta nostalgia
Los muslos húmedos
De la mujer costeña
El río a veces presuroso del abismo
¿Por qué se apagan las voces
Cuando la vida fluye?
Piedra del presente y piedra del pasado
Piedra por el mar embellecida
Y cuidadora de mis fantasmas
Fugitivos
No el grito
no el balbuceo
para escapar de la zozobra
Sólo hay que vivir
las olas irrumpían como locos unicornios
y saber amar las terribles tempestades
las mareas traen consigo la victoria o el naufragio
El Tambor
Padre,
sabemos que la misma panga nos espera.
Será inútil tratar de escapar de la tormenta y será de noche, y las
gracias del mar recibirán orgullosas no al padre ni al hijo, sino a
dos hermanos. Ah padre mío, a la mujer aquella le planté luz en su
sexo, su sexo que tocó mi lengua.
pacto solar
garza ensimismada en el espejo del agua
corazón quemado por el presagio del rayo
198
noche marina
noche traicionera
noche abierta a los amantes
noche donde las sílabas pronunciadas
son para mi madre
crece la yerba sobre su tumba
y en la piedra del mar
un chispazo graba mi destino
se extiende mi bahía en los cantares
mangle de luz
cuya vaina recoge el venado
sigo escupiendo la boca de Dios
entro transparente
a la sabia profecía del océano
justo cuando me besa la espuma
festiva por las fulguraciones de los peces
no hay balbuceos en este cabalgar el potro del lenguaje
en las espigas de la caña un rostro
un rostro danzante
como la llama en los cuerpos
conchito
halcón soberbio
que mata a los pájaros del sueño
insomne pregunta sin respuesta
en las alteraciones cíclicas de la marea
las boyas flotan
indicando la presumible redención de los ahogados
oh piélago donde mi mujer y yo
recuperamos el amor en este tiempo de humo
cabrilleo del pensamiento
en busca de antiguas cartas de navegaciones
flores y violines para el ánima en pena si aparece
me refugio en el beso de mi amada
cuarto creciente y cuarto menguante
199
caudal de rotas promesas
no así el arpa
que toca mi corazón regocijado
en las congregaciones de las toninas
¿empieza el alba
o mi curso siempre fue de bullente luminosidad?
alguien quiere compartir conmigo
este racimo de fuego
alguien que asesina los frutos con su ausencia
yo me demoro y tentaleo la nada
¿cruzaré el feroz anuncio de la muerte?
200
PUEBLO NUEVO
201
“Juegos y tradiciones” de Ray Rubio
202
Biografías
Julio César Félix
(Navolato, Sinaloa, 1975) Sin duda, el escritor navolatense más
reconocido en la literatura mexicana. Creció en La Paz, pero cada
año pasaba su cumpleaños en Navolato. Vive en Coahuila desde el
2004. Estudió Letras Hispánicas en la UNAM, en cuyo Centro
Universitario de Teatro impartió las materias de Lengua Española e
Historia de las Ideas. Autor de varios libros de poesía. Ganador de
los juegos florales de La Paz (2004). Ha sido incluido en la
Antología General de la Poesía Mexicana, coordinada por Juan
Domingo Argüelles (Océano, España, 2014 – Sanborns, México,
2014. Ganador de la convocatoria Arte Resiliente 2020, con su
proyecto Todavía hay un mar por cruzar para que yo invente mis
pulmones (plaquette de poesía).
203
lugar en poesía en el certamen literario Ramón Rubín en Mazatlán
en 1988. Vive en la Ciudad de México.
204
Juan Felipe Almada Ley
(Navolato, Sinaloa, 1949) Co-autor junto a Hermilo Soto Miller del
libro La historia del rock & roll en Navolato. Músico de corazón y
sentimiento y pionero del rock navolatense. Desde muy joven
manifestó su vocación musical motivado por su padre, el señor
Juan Gustavo Almada Casteló, y el auge de los gloriosos años
dorados del rock and roll. En su bagaje musical ha formado parte
de varias agrupaciones musicales tales como Los Hunos, el dueto
integrado por Juan Felipe Almada y José de Jesús Bojórquez
“Pipi”, Los Dragster’s de Torreón, Coahuila, la Banda de Paz y
Amor, La Leyenda y actualmente The Classics, cuyo repertorio
musical está basado en música oldie o retro. Toda una vida en
busca de su pasión: el rock. Gran impulsor de las nuevas
generaciones de rockeros navolatenses, ayudándolos de alguna
forma a consolidar su sueño y compartiendo con ellos su
experiencia y trayectoria dentro del rock navolatense.
205
Sentimiento poético para ti, Instantes de vida, 108 poemas,
Cicatrices en el alma y Empodera a tu alma.
Susana Marentes
(Culiacán, Sinaloa, 1962) Hija de Elías Marentes Garibaldi y de
Eduviges Sánchez Romero, desde joven le gustó mucho la poesía y
leer a Sor Inés de la Cruz y a Amado Nervo. Desde entonces
empezó a escribir poemas.
Daniela Chu 朱
(Navolato, Sinaloa, 1989) Ingeniera de profesión, intensa de
corazón. Toda una vida de aprendizaje, reflexión, análisis, un gusto
enorme por la vida y encontrarle el sentido a ésta. Desde niña
mostró pasión por los autos y el volante, beneficio que le ha
otorgado poder coleccionar paisajes en largas y diversas carreteras
dentro y fuera del país. A través de la escritura encontró una forma
sensible y ordenada de expresar sus inquietos pensamientos.
Actualmente radica en Brasil.
207
Isabel Medina
(Ciudad Obregón, Sonora, 1983). Creció desde los dos años en El
Bledal, población de Navolato. Tiene una licenciatura en químico
farmacéutico biólogo, diplomado en genética humana y nivelación
pedagógica en el CAM. Actualmente trabaja en el laboratorio del
Hospital Integral de Navolato y es maestra de secundaria
atendiendo a niños de padres jornaleros de otros estados. Le gusta
escribir para romper con su rutina diaria y como escape para liberar
su estrés y tensión del trabajo diario.
Alejandra Arce
(Navolato, Sinaloa, 1990) Alejandra Arce puede encontrarse
haciendo gran cantidad de cosas, como cuidar de sus tres hijos,
haciendo los deberes de casa, leyendo algún libro, o escribiendo
nuevas historias; Licenciada en sistemas de profesión, repostera
por convicción y escritora por amor al arte, le encanta la música
rock y ama el chocolate. Algunos de sus libros son Fallen: la saga
de una historia de vampiros diferente, Bree: las aventuras de un
hada en apuros y la serie Amores infernales, compuesta por 11
historias hasta el momento.
208
Santiago Avilés
(Navolato, Sinaloa, 1955-2021) Periodista y poeta. Miembro del
taller de poesía “Efraín Huerta”, de la Preparatoria de la
Universidad Autónoma de Sinaloa, Navolato. Formador del grupo
“La Cabaña Editores” (1984) que editó la hoja literaria “Equus”, y
del grupo “Áspid” (1987), con “Áspid”. Estudió Letras Hispánicas
en la UAS. Publicó en diarios y revistas.
Benigno Aispuro
(Culiacán, Sinaloa, 1960) Poeta y periodista, navolatense de
corazón. Publica sus poemas desde 1979 en suplementos culturales
y revistas locales. Desde 1985 ejerce el periodismo. Fue editor de
Cultura en El Debate de Culiacán y colaborador de Noroeste con
columnas culturales.
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Lic. Jesús Arturo Alcaraz Soto
(Navolato, Sinaloa, 1940) Autor de varios libros, entre ellos Un
cuento de la campiña sinaloense y El Navolato de ayer. Editor de
la antología Nostalgia. Miembro activo del Club de Leones de
Navolato. Antiguo director del Instituto Navolatense de la Cultura
y las Artes.
Ivette Valenzuela
(Ciudad Guzmán, Jalisco, 1980) Radica en Navolato desde los dos
años. Tiene más de dos décadas trabajando en la administración
pública, abriendo camino para las mujeres. Es colaboradora con
columnas y artículos de análisis sociopolítico en diversos medios.
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Rina Cuéllar
(Navolato, Sinaloa, 1935-2014) Mujer multifacética: pianista,
pintora, historiadora, promotora de la cultura pre-hispanica
sinaloense. Hija de los estimados doctor Fortino Cuéllar y
maestra Rina Zazueta, heredó de ellos el amor por el prójimo y
por las artes. En vida recibió un sinnúmero de reconocimientos
por sus aportaciones a la cultura sinaloense. Sin duda, una de
las grandes artistas que ha dado Sinaloa.
Gilberto Cabanillas
(Navolato, Sinaloa, 1966) El gran poeta de Navolato, quien desde
su trinchera en la calle Zapata, muy cerquita de la Escuela de los
Mangos, mantiene ese espíritu bohemio del escritor clásico.
Estudió Letras Hispánicas en la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Parte de su obra poética ha sido recogida en Antología de poesía
sinaloense contemporánea 1960-1993 y en Sinaloa, lengua de
tierra. Autor de los poemarios Piedra marina y Plegaria para el
vuelo. Ha colaborado en las revistas Plural, Cantera Verde, Literal,
TextoS y Tierra Adentro; también en el Semanario Cultural de
Novedades, Sábado de Unomásuno y El Suplemento de
Generación. Ha sido becario del FOECA Sinaloa en cuatro
ocasiones. A pesar de todos sus logros, no deja de ser el Gilbert,
como lo conoce la raza de la colonia Ejidal.
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