01 Juárez Asesino Revisado 2 Por JBAC
01 Juárez Asesino Revisado 2 Por JBAC
01 Juárez Asesino Revisado 2 Por JBAC
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INTRODUCCIÓN.
Benito Juárez, evidentemente no fue el héroe patriota que mencionan los libros,
sino un individuo que colaboró todo el tiempo con los Estados Unidos y sus
intereses, que nunca pisó un campo de batalla y cuya facción ganó la guerra gracias
a la intervención de Estados Unidos.
Algunas fuentes históricas han develado que uno de sus primeros actos políticos
a favor de la defensa de México, ocurrió cuando las tropas yanquis entraron a
nuestro país para arrebatarnos la mitad de nuestro territorio, en que siendo
gobernador, declaró a Oaxaca “neutral” ante el conflicto.
Lo más curioso es que a cambio de todas estas cosas, Estados Unidos solo pagaría
cuatro millones de dólares, de los cuales su gobierno se quedaría con dos de ellos
para pagar reclamaciones de sus ciudadanos contra el gobierno mexicano.
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La concesión, otorgada en los 1860’s establecía una colonia estadounidense en
Baja California dando el derecho al gobierno de ese país a intervenir, y a sus colonos
a organizar elecciones siendo independientes de la administración mexicana.
Juárez fue en gran medida un enemigo de los indígenas, que aborrecía sus culturas
y tradiciones, y que trató fanáticamente de imponer el proyecto homogeneizante y
economicista de Estados Unidos en México.
Muy lejos quedan estos héroes de papel de los verdaderos patriotas que realmente
murieron defendiendo un proyecto alternativo de nación independiente del yugo del
poder yanqui, que reconocía las tradiciones religiosas y culturales de México: el de
Maximiliano, Miramón y Mejía.
Benito Juárez:
Cuando La Perfección Hace Daño
El 21 de marzo es día de
descanso obligatorio desde hace
medio siglo, en desagravio a Juárez.
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al horizonte. En otras palabras, siempre me ha quedado la duda si Benito Juárez fue
realmente un ser humano.
Tampoco he logrado explicarme por qué Juárez nunca aparece con siquiera una
mirada de satisfacción en algún recorrido triunfal o en una foto del recuerdo, cuando
es de los pocos héroes de nuestra historia cuyas gestas tienen un final feliz. La gran
mayoría luchó por la Patria, pero por equis o zeta razones nunca vieron culminado
su esfuerzo.
Juárez tuvo ese privilegio y aún asi no he visto una fotografía suya, ya no digamos
soltando una carcajada, ni siquiera una sonrisita enigmática al estilo de la Gioconda.
Al menos un gesto de alegría, de complicidad.
Hay fotografías que señalan que la imagen de Juárez que todos conocemos, es muy
diferente de cómo lucía en realidad el ex presidente, que no se parece en nada a los
billetes de 20 en los que aparece muy peinadito y con cara de niño bueno. Para ser francos
era más bien robusto y mal encarado. En la foto de la portada podrás darte una idea de
cómo lucía realmente.
Emilio Cárdenas me dice que “tute”, un juego de mesa de aquellos tiempos; otros
me dicen que dominó. No sé, pero de seguro le habían ahorcado la mula de seises
o una desgracia parecida, pues está con el rostro descompuesto y, algo increíble,
despeinado. Un mechón desordenado le cae en la frente. Esta es la única imagen de
un Juárez desconocido, del héroe siempre perfecto en su atuendo y en su orden
personal.
¿Pero cuál sería la preocupación para reflexionar sobre el empeño de Juárez de
pelearse con la risa? Juárez es la conciencia del país, impecable e implacable, objeto
de veneración y respeto, pero muy lejano a la imaginación del común de la gente
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para ir tras sus huellas. Es una especie de Yahvé zapoteco, que nos persigue
con su dedo flamígero al mismo tiempo que nos grita apotegmas1. Dan ganas
de conmemorarlo, pero que nunca se salga de la agenda cívica.
Tal vez el responsable de esta imagen del Juárez inaccesible e inalcanzable fue el
fotógrafo oficial. Todos conocemos esa imagen, un Juárez con el pelo engominado,
de quien no sabe de menjurjes y se pone dos poquitos. En la foto se observa que la
piel es apenas la necesaria para cubrir el hueso; nada sobra, nada cuelga. La frente
despejada, el entrecejo sin arrugas; cara forjada para no darle mucho trabajo a los
escultores de monumentos.
Las mandíbulas apretadas del hombre
acostumbrado al ejercicio permanente
del control personal; los labios cerrados
de quien está más acostumbrado a hablar
consigo mismo que con el exterior. Los
párpados levemente hinchados, dejan a
los ojos en calidad de rendijas y le dan al
rostro un aire oriental e inaccesible. Sus
apologistas dicen que tiene la mirada
segura, yo la observo doliente. No tiene
la mirada transparente y nostálgica del
que sueña. No es la seguridad positiva
del autosuficiente, sino del que está
decidido a todo, consciente del
sacrificio.
Obviamente en toda la cara de Juárez
no se observa ningún espacio donde
podamos descubrir que el sentimiento o
la alegría se hayan asomado. La risa es
flexibilidad, distensión, pérdida de
control; muy opuesta a la rigidez petrificada del rostro del caudillo de la Reforma.
En la famosa foto aparece con el traje negro y la camisa blanca almidonada, no es
un indio endomingado, pues no hay ningún guiño de presunción. Es la vestimenta
obligada para quien cumple tan altas funciones; se acepta pero no se presume. No
tiene el aire del catrín, más bien del que sabe de sus orígenes y acepta el disfraz de
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Es una sentencia breve y graciosa en la que subyace un contenido moral aleccionador.
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la investidura. La corbata de moño le da a la imagen un aspecto de aún mayor
seriedad, pero también algo de provinciano, para quien la elegancia es sólo una
variable de la disciplina y la penitencia.
La bandera mexicana cruza en el pecho y la leontina, esa pequeña cadena corta de
la que cuelga el reloj en el chaleco, es el único adorno. En Juárez todo es rígido,
formal, propio, institucional, inflexible,
puntual. No en balde hasta su esposa Margarita
Maza le llamaba: “Señor Juárez”. Obviamente
carecía de sentido del humor. Se dice que en
una ocasión Juárez le ofreció a Melchor
Ocampo un puro, al parecer después de estar
en Nuevo Orléans le quedó la costumbre de
fumarse uno de vez en cuando, pues vivió de
enroscarlos en esa ciudad. Ocampo vio el puro
y en tono de broma le dijo: “No, señor, gracias,
por aquello de que indio que fuma puro, ladrón
seguro”. Juárez, más serio que Maximiliano
ante el pelotón de fusilamiento, le replicó: “En
cuanto a lo de indio, no lo puedo negar, pero
en lo segundo, no estoy conforme”.
El fracaso del chistorete del creador de la
epístola nos hizo quedarnos sin saber si alguien le conoció los dientes a Juárez y no
solamente su dentista pues, según se dice, Ocampo se deshizo en disculpas y Juárez
ya no le dijo nada.
Pero regresemos al tema, queremos saber por qué Juárez no reía, es más nos
gustaría que lo hubiera hecho, porque es uno de los atributos más humanos, lo que
eliminaría un poco la distancia entre él y nosotros. Estoy seguro que nos sentiríamos
más capaces de imitarlo. Ya le echamos la culpa al fotógrafo, que ya murió y no nos
puede replicar. Ahora podemos responsabilizar de esa distancia entre Juárez y el
pueblo a los historiadores.
Los historiadores nos transmitieron una imagen perfecta e inobjetable de Juárez.
Toda proporción guardada, ni Cristo ha sido descrito con tal grado de perfección,
pues hasta a Él se le reconocen dudas y tentaciones, lo que curiosamente no ocurre
con “el de Guelatao” (Asi le llaman tambien a Benito Juárez, puesto que era de ahí).
Los mexicanos contamos con un héroe no apto para una película en technicolor,
sino para rollos blanco y negro, porque así lo marcaron nuestros historiadores
oficiales. Obviamente lo blanco encarnado por Juárez, que significa: lo heroico, la
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impasibilidad, la abnegación y el patriotismo. Lo negro, que son: los enemigos, los
transas, los críticos, los inmorales, los vende patrias.
Los historiadores oficiales, influidos por la cultura “tupperwere” crearon la imagen
de un héroe hermético, sin fisuras, protegido contra el virus de la debilidad y los
claroscuros de la condición humana. Esto no funciona ni es creíble, el bicentenario
de su nacimiento representa una oportunidad para revisar la historia.
* * *
A partir de allí, trabajó como peón del campo y como pastor de ovejas hasta la
edad de 12 años, cuando huyó a la ciudad de Oaxaca tras haber perdido un par de
ovejas. En sus “Apuntes para mis hijos” escribió que tomó esa decisión inducido
por el deseo de aprender el español y estudiar.
Su hermana Josefa lo recibió, quien trabajaba como cocinera para una rica familia
de un extranjero comerciante de apellido Maza. Al llegar a la ciudad, en 1818, Juárez
llevaba varios días de camino desde su natal pueblo. Llegó hambriento. Él hablaba
sólo su lengua materna, el zapoteco, por lo que no sabía leer ni escribir.
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Cuando la antigua Nueva España proclamó en 1810 su
independencia, Benito Juárez apenas tenía 5 años. Vivía en un lugar
remoto, casi inaccesible, en San Pablo Guelatao, Oaxaca. Y era un
indio zapoteca. Pertenecía al grupo de los mexicanos más pobres
entre los pobres. Sólo hablaba la lengua de sus padres y parecía que
no tenía ninguna posibilidad de aprender el español o de romper el
cerco de miseria que había consumido a varias generaciones de sus
predecesores.
Con el visto bueno del Sr. Antonio Maza, Benito se inició como trabajador
doméstico teniendo asignado un salario de dos reales. La hija adoptiva del Sr. Maza,
Margarita Maza, muchos años después se convertiría en la esposa de Benito.
En el Seminario de Santa Cruz inició sus estudios el año de 1824, donde cursó
latín, filosofía y teología. El seminario no era su vocación y en especial le aburría la
teología, clase donde se dormía. Por esto, con la oposición de su protector
Salanueva, abandonó el seminario y se inclinó por el derecho.
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Juventud de Benito Juárez:
Fue diputado local en el año de 1833, junto con otros puestos modestos del
ayuntamiento.
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Ése mismo año apoyó a Valentín Gómez Farías,
quien buscaba debilitar y someter al clero. Sin embargo,
un año después se impuso de nuevo el centralismo en
el país, por lo que huyó a Puebla donde administró
unos baños públicos.[3]
Sirvió como burócrata tanto a los centralistas como a los santannistas. Inclusive
hizo que se colocara en su sala de sesiones un retrato de Santa Anna y cuando murió
la esposa de éste, pidió a los empleado públicos que guardaran luto. En 1844 lo
premiaron con el nombramiento de fiscal del Tribunal Supremo de Justicia
oaxaqueño.[3]
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Desde su nacimiento hasta que cumple 43 años Juárez se forma en su estado natal.
fue:
-Abogado,
-profesor y más tarde director del Instituto de Ciencias y Artes,
-magistrado de la Suprema Corte,
-diputado y gobernador interino y constitucional de su estado.
Antonio Lopez de Santa Anna fue un político y militar mexicano. Fue Presidente
de México 11 veces.
Por esto, al llegar por undécima vez a la silla presidencial, Antonio López de Santa
Anna cobró venganza por haberle impedido ingresar al estado. Tal como Juárez se
lo había advertido a su esposa, un día mientras daba cátedra llegaron por el unos
militares para tomarlo prisionero2. Le dijo al oficial que le permitiera cinco minutos
2
Armando Ayala, La Epopeya de México Volumen II: De Juárez al PRI, México, 2005
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para acabar su cátedra y éste accedió. Pasó a su casa donde se despidió de Margarita.
Juárez prometió enviarle una carta en cuanto pudiera, le encomendó protegerse con
su familia. Mientras se despedían en la habitación, un militar los interrumpió
argumentando que no tenían más tiempo.
Juárez consiguió trabajo en una fábrica de puros como obrero con un sueldo
miserable. Sin embargo, encontró el amparo de Emile La Sere, un rico comerciante
de origen haitiano y del diputado/empresario John Slidell, accionista y gerente de la
Lousiana-Tehuantepec Co, empresa que buscaba crear una vía del tren hacia el istmo
de Tehuantepec para importar y exportar bienes. Al prestarle la ayuda económica
con la que Juárez y a los otros exiliados liberales vivían en buenas condiciones, los
comerciantes extranjeros esperaban que se les retribuyera cuando llegaran al poder.
Carrera a la Presidencia
3
EL COLEGIO DE MÉXICO Op.cit. p.590
13
Juárez apoyó al Plan de Ayutla,
proclamado en 1854, y asesoró al
cacique acapulqueño que apoyaba a
Estados Unidos, Juan Álvarez para
que llegara a ser presidente
provisional, por encargo de los
liberales, pero fue repudiado por el
pueblo cuando llegó a la ciudad de
México por parecer un mero títere.
En esta época expidió la Ley Juárez, oficialmente conocida como Ley sobre
administración de Justicia y orgánica de los tribunales de la Nación, del Distrito y
Territorios. Esta ley coartaba los derechos de militares y eclesiásticos, como
suprimir los tribunales "especiales" que tenían ambos organismos. Mas no fue una
solución completa como la que firmaron posteriormente Ignacio Comonfort y
Sebastián Lerdo de Tejada en la que se separaba la Iglesia del Estado.
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Sin embargo, el propio Comonfort, quien había organizado su propio golpe de
estado contra su gobierno, acudió un mes después a pedirle a Juárez su ayuda, ya
que tanto liberales como conservadores no habían llegado a ningún acuerdo y el
gobierno se debilitaba cada vez más.
Así que Juárez fue a Guanajuato a ver al General Manuel Doblado, quien era
gobernador del estado, para organizar otro golpe de estado. Sin embargo, Doblado
junto con otros gobernadores, decidieron mejor desconocer a Comonfort como
presidente y nombrar mejor como sustituto al propio Juárez, mientras que Zuloaga
en la ciudad de México también se rebelaba en contra de Comonfort y de los
liberales. Esto ocasionó la Guerra de los Tres Años.[3]
Con la constitución de 1857, Juárez puso en acto las leyes de Reforma que
cambiaron el destino de nuestro país. Basta recordar aquí las sustantivas:
Constitución de 1857,
*Garantías Individuales
* Libertad de Expresión
*Libertad de asamblea
*
Libertad de portar armas.
*Eliminó la prisión por deudas civiles
* Prohibió los títulos de nobleza, honores hereditarios y monopolios.
Pero también……
Juárez movió su gobierno entre los distintos estados, siendo perseguido por el
ejército federal y con muy pocos recursos. Su gobierno formó inicialmente una
milicia de unos cuantos cientos de hombres, entre los que se encontraban muchos
de sus amigos exiliados de Nueva Orleáns, como Melchor Ocampo.
Ante el avance de las tropas federales llega Juárez y su gobierno al Pacífico, donde
se ve forzado a embarcarse junto con su gabinete y quienes le acompañaban rumbo
a Panamá y de ahí cruza al Océano Atlántico para viajar hacia La Habana y luego a
Nueva Orleáns. En todos estos puntos los masones y el pueblo ignorante le
aplaudían y recibía muestras de admiración por defender su causa. En Nueva
Orleáns la prensa masónica lo aborda incesantemente.
16
Allí ven a Domingo de Goicuría, un traficante de armas cubano con el que
entablan negociaciones que a la fecha no están claras, pero era un mafioso de alto
poder.
"Tratado de tránsito y comercio entre los Estados Unidos y México, suscrito por
Robert Mac Lane, Ministro de los Estados Unidos en México, y Melchor Ocampo,
17
Ministro de Relaciones Exteriores de México, en Veracruz, el 14 de diciembre de
1859".
Art. 2° Convienen ambas Repúblicas en proteger todas las rutas existentes hoy ó
que existieren e lo sucesivo al través de dicho Istmo, y en garantizar la neutralidad
del mismo.
Art. 5° México estaba obligado a tener fuerzas armadas en todos estos caminos
para la seguridad, y además daba permiso a Estados Unidos para que sus militares
operaran en dichos caminos también.
Art. 11° Este Tratado será ratificado por el Presidente de los Estados Unidos, con
el consentimiento y consejo del Senado de los Estados Unidos, y por el Presidente
de Méjico en virtud de sus facultades extraordinarias y ejecutivas, y las respectivas
ratificaciones serán canjeadas en la ciudad de Washington, dentro del preciso
término de seis meses a contar desde la fecha de su firma, o antes si fuese posible,
o en el asiento del Gobierno Constitucional, si el Presidente y el Senado de los
Estados Unidos hicieren algunas alteraciones o enmiendas que fuese aceptadas por
el Presidente de la República de Méjico.
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El Tratado o pseudo-Tratado Mac-Lane Ocampo
no es defendible y todos cuantos lo han refutado, lo
han refutado bien, porque representó la constitución
de una servidumbre interminable...
Para tener una buena política con sus hermanos latinos, expulsó a varios ministros
latinoamenricanos del país, entre ellos los de Guatemala y Ecuador, por supuestas
alianzas con los conservadores. También expulsó al ministro español y a los nuncios
apostólicos.
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Déficit presupuestario: situación en la cual los gastos realizados por el Estado
superan a los ingresos no financieros, en un determinado período (normalmente un
año).
Al no tener dinero, dio de nueva cuenta a Estados Unidos una oferta, esta vez
ofreciendo muy traidoramente, como era característico de él, los derechos mineros
de Baja California, Chihuahua, Sonora y Sinaloa a cambio de cinco millones de
pesos. De no cumplirse el pago de la deuda, éstos estados pasarían a ser parte de
Estados Unidos. De nuevo, el gobierno de Washington decidió ignorar la traidora
propuesta de Juárez.
Juárez fue siempre fiel a los principios masónicos y anticatólicos. Pero su lealtad
esencial no era partidista, como lo mostró su actitud en los días de la intervención
francesa y el imperio de Maximiliano. Cuando los ejércitos de Napoleón III
invadieron a México, Benito Juárez asumió a plenitud el cargo de jefe de la defensa
nacional, convocó a todas las fuerzas disponibles para combatir a Francia que
atacaba México, y sólo el apoyo de las logias yanquis salvaron su injusto y
depredador gobierno.
Al no poder pagar sus deudas con Europa, Juárez provocó que México perdiera
el puerto de Veracruz, porque el 15 de diciembre 1861 llegó una invasión española
de 6,000 hombres que no encontró resistencia. El 9 de enero de 1862, se les unieron
3,000 franceses y 800 ingleses.
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Los invasores ingleses y españoles salieron del país, ya que los franceses
sabotearon las pláticas para obtener el pago pacífico de las deudas.
22
“Las armas del Supremo Gobierno se han cubierto de gloria: el
enemigo ha hecho esfuerzos supremos por apoderarse del Cerro de
Guadalupe, que atacó por el oriente de izquierda y derecha durante tres
horas: fue rechazado tres veces en completa dispersión y en estos
momentos está formado en batalla, fuerte de más de 4,000 hombres,
frente al cerro de Guadalupe, fuera de tiro. No lo bato, como desearía,
porque el Gobierno sabe (que) no tengo para ello fuerza bastante.
Calculo la pérdida del enemigo, que llegó hasta los fosos de Guadalupe
en su ataque, en 600 o 700 entre muertos y heridos; 400 habremos
tenido nosotros. Sírvase vd. dar cuenta de este parte al C.
Presidente.— I. Zaragoza”
Los franceses entraron a la capital mexicana sin disparar un solo tiro, ya que Juárez
y su gabinete estaban gobernando sabiamente desde San Luis Potosí (camino a
Chihuahua). De ahí siguió rumbo a Monterrey y a Saltillo.
A todo esto, Juárez no estaba con su esposa ni con sus hijos, ya que los había
enviado s a Nueva York, Estados Unidos, donde ayudado por el Secretario de la
Embajada de México, Matías Romero.
Lerdo acudió a hablar con el Presidente Juárez de tal reclamación. Éste le contó
al presidente sobre la reclamación de Gónzalez Ortega además de decirle que
González Ortega era corrupto pues tenía pruebas de que había desviado fondos
para el ejército republicano para si mismo. La conclusión fue que González Ortega
se confundió pues el periodo constitucional de Juárez terminaba hasta un año
después. La confusión fue debido al hecho de que Juárez había ocupado la
presidencia de forma interina, pero ese tiempo no contaba dentro del periodo
constitucional (Benito Juárez pronunció un decreto en el que señalaba que por vivir
el país tiempos de guerra no era posible realizar las elecciones, por lo que su mandato
sería prorrogado hasta que la situación nacional se normalizara.)
En la tarde González Ortega tocó a la oficina de Lerdo y al pasar este le aclaró el
asunto. González Ortega no tuvo más que decir y se fue al poco tiempo con su
hermano a Norteamérica en un autoexilio.
Mientras tanto, en Nueva York, en plena guerra civil de Estados Unidos, las cosas
con la familia Juárez Maza no iban bien. Como pasa en todas las guerras, los víveres
en general escaseaban. Lo poco que había era sumamente caro, y no se conseguía
suficiente leña para calentar la casa bajo las gélidas temperaturas, sobre todo para la
pobre Margarita y sus 12 hijos. José María, el segundo de los tres varones, no pudo
con los fríos de dicha ciudad, cayó enfermo de pulmonía, y murió. Un año después,
en la misma ciudad y por la misma causa, murió Antonio, el tercero de los varones.
El matrimonio Juárez-Maza, enfrentó la muerte prematura de cinco de sus doce
hijos.
En 1850, cuando Juárez era gobernador, murió en Oaxaca María Guadalupe a un
año de haber nacido. Tres años más tarde, durante la expulsión a Juárez dictado por
Santa Anna, murió Amada a los dos años de edad en la ciudad de México, y en 1862
murió su hija Jerónima Francisca nacida dos años antes en Veracruz durante la
Guerra de Reforma.
A la muerte de José María en carta dirigida a Matías Romero, Benito Juárez
dijo: “esta muerte es la que más dolor me ha causado, … no me extiendo
más, porque bajo la impresión del profundísimo pesar que destroza mi
corazón por la muerte del hijo a quien más amaba, apenas he podido trazar
las líneas que anteceden…”.
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El 21 de marzo de 1865 sus colaboradores y el gobernador de Chihuahua le
organizan una fiesta de cumpleaños, Juárez al enterarse señala que no quiere que se
gaste ni un centavo del erario en ninguna fiesta, a lo que le replican que no lo harán,
que los gastos serán personales. Ante tal realidad Juárez acude al evento organizado
a las 18.00, donde asistieron unas 800 personas, todas ignorantes del verdadero voto
masónico del más perverso gobernante que México haya sufrido.
Por su parte, en Estados Unidos las tropas al mando de Abraham Lincoln toman
la capital del Sur y derrotan al general Robert E. Lee. Matías Romero presenta las
felicitaciones del gobierno de la República Mexicana en los primeros lugares al
presidente Lincoln. Al poco tiempo Abraham Lincoln es asesinado. El parque
sobrante de la guerra en Norteamérica sería de mucha utilidad para la República y
contra el imperio francés.
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Tras ser bombardeada la ciudad de Chihuahua, cae en manos de los franceses. Juárez
y su gabinete escaparon rumbo al norte.
Lerdo de Tejada le dice a Benito que deben de escapar a Estados Unidos, a lo que
Juárez contesta que eso equivale a darse por vencidos y aniquilar la República. Juárez
Luís Terrazas: el latifundista más rico que ha existido en este estado y quien decía “no
ser de Chihuahua, sino que Chihuahua era suyo”. Terrazas erigió su imperio económico
ofreciendo la modernización y el desarrollo social de Chihuahua, pero logrando un
incuestionable empobrecimiento de las mayorías. Terrazas y su imperio repartido entre pocas
familias fueron un factor determinante para que se iniciara la Revolución Mexicana y para
que existiera un bandolero tan feroz Pancho Villa.
Organizó la defensa de la patria y colabora notablemente para que los invasores acaben de
salir del territorio mexicano y Juárez deje de buscar refugio en estos desiertos y se vaya con
su gobierno al centro, fusile en el Cerro de las Campanas a Maximiliano, y lo deje hacer sus
negocios en paz. Después acabo con los apaches y comanches.
Los militares Manuel Ojinaga, Manuel Díaz (hermano de Porfirio Díaz) y otros
militares masones y traidores están con Juárez en la defensa de su gobierno errante.
En la huida hacia el norte, el gobierno de la república piensa detenerse en el lugar
llamado El ojo de la laguna, pero Terrazas, gobernador de Chihuahua, advierte que
algunos indígenas de la región colaboran con los conservadores, por lo que la
comitiva deberá cuidarse. Llegan al desierto de Samalayuca. Por fin, llegaron a
frontera terminándose el año 1865. Con los franceses detrás de ellos, parte de la
caravana de Benito Juárez le ruega continuar a Estados Unidos, pero se cuenta que
“este tomando un puño de tierra en la rivera del Río Bravo exclama que prefiere
refugiarse en algún cerro agreste y morir con la bandera en el pecho que abandonar
el suelo patrio.” Nunca lo dijo, en realidad. Es parte de los mitos creados por la
masonería para darle un culto divino a Juárez.
Las fuerzas republicanas masónicas, al mando del General Luis Terrazas Fuentes
contraatacan a los franceses y retoman la Capital de Chihuahua el 25 de marzo de
1866, luego recuperan Parral y avanzan sobre el estado de Durango.
En esas mismas fechas el imperio de Maximiliano tiene cada vez más problemas.
Los conservadores comenzaron a rebelarse ante el imperio por que
Maximiliano no dio marcha atrás a las Leyes liberales de Reforma. Francia
había ordenado ya que para inicios de 1867 se retiraran por completo de México.
Carlota viaja a Europa en Julio de 1866 con el plan de buscar apoyo del Papa Pio
IX, Napoleón III y del hermano de Maximiliano.
Mientras que Carlota buscaba apoyo en Europa para el imperio, Maximiliano dejó
la capital y los múltiples problemas que allí tenía y se fue a pasar un tiempo a la Cd.
de Cuernavaca al Palacio de San Cloff. Carlota había recibido la negativa de
Napoleón III para entrevistarse, pero ella insistió y se trasladó a Paris. Ahí se
hospedó en el Gran Hotel de Paris donde consiguió una entrevista con los ministros
de Napoleón III y la emperatriz Eugenia, reunión que no prosperó pues éstos
últimos tenían instrucciones de no ceder en nada. Después Carlota consiguió una
cita con Napoleón III a las 10.00, del 18 de agosto de 1866 en su hotel. Los
acompañaban representantes del imperio mexicano como Juan Nepomuceno
Almonte y Pedro Hidalgo y representantes del gobierno francés como el ministro
de Estado entre otras personalidades, sin embargo la entrevista se dio sólo entre
Carlota y Napoleón donde conversaron Carlota buscando algún apoyo y Napoleón
30
negando cualquiera. Carlota sugirió incluso la disolución del congreso de Paris a
Napoleón. Éste último Finalmente, le comunicó que “iba a retirar al ejército pues lo
presionaban el parlamento francés y el gobierno estadounidense. El 21 de agosto,
el emperador le confirmó que podía hacer nada ni por Maximiliano ni por
México. Desesperada, sabiendo que su marido iba a ser ejecutado, la emperatriz
envió cartas a su hermano Leopoldo II de Bélgica, pero la respuesta fue que no
podría ayudarla. Se dirigió entonces al Vaticano creyendo que Su Santidad podría
salvar la vida de Maximiliano, sin saber que su esposo ya había sido injusta y
cruelmente ejecutado.” 4
El 22 de agosto de 1866 Carlota sale del Gran Hotel de Paris con planes de ir a
ver al Papa Pio IX, pero le recomiendan hacer antes una escala en el Palacio de
Miramar en Italia, su antiguo hogar. El 27 de septiembre de 1866 Carlota visita al
Papa Pio IX. Ella da muestras ante el Papa de problemas mentales: “Pío IX observó
asombrado a la emperatriz balbucear palabras sin sentido y en forma dramática.
Carlota confesó su miedo y le aseguró que Napoleón y Eugenia la habían
envenenado. Acto seguido, introdujo cuatro dedos en su boca para vomitar el
veneno. Cuando el papa quiso llamar al séquito de Carlota, ella lo detuvo y en voz
baja le dijo que quienes la acompañaban no eran más que espías del emperador
Napoleón que la mantenían controlada y la matarían en cuando pudieran. De
regreso en su hotel de Roma, se negó a comer y tomar agua porque, aseguraba, todo
estaba envenenado.
A la mañana siguiente, muy temprano, regresó al Vaticano y ante las puertas del
Palacio Apostólico armó un gran revuelo de gritos y golpes exigiendo ser
recibida por el papa Pío IX en sus aposentos privados. Ingresando violentamente
a la recámara papal, Carlota se abalanzó sobre los restos del desayuno del papa,
todavía dispuestos en una bandeja, y los devora.”5
Abandonada por su familia, por los gobernantes, Carlota fue enviada al castillo de
Miramar, donde su estado de salud mental se fue deteriorando rápidamente. La reina
4
Alejandra Vallejo-Nájera en su libro ‘Locos de la historia’
5
Alejandra Vallejo-Nájera, Op. Cit.
31
María Enriqueta de Bélgica, se compadeció y la llevó a Bruselas para cuidarla
personalmente.
Al poco tiempo se le informó a Maximiliano que se contaba con 29, 663 soldados,
más de 2 000 hombres de oficialía y 10 cañones para iniciar. La iglesia entregó un
adelanto de 2 millones de pesos.
32
Una afición de Maximiliano era cazar mariposas. En Orizaba lo siguió haciendo,
en una ocasión junto con un ilustre botánico europeo que deseaba fundar un museo
de historia natural en México. Idea que le surgió por la basta riqueza natural que
había encontrado en el país.
Luego de tres semanas y algunas batallas menores entre los ejércitos, el Gral.
Tomás Mejía que defendía la Ciudad de Matamoros se rindió. Con esta victoria los
liberales controlaban todo el norte del país. Por ello hubo una gran fiesta del
ignorante populacho frente al Palacio de Durango, que funcionaba como Palacio
Nacional. Todo el norte era masónico y republicano (recuerda que los republicanos
eran liberales, y los del Imperio eran conservadores).
Ante el avance del control del país por los republicanos Juárez traslada su
gobierno rumbo a Zacatecas.
Juárez escribe una carta a Margarita comunicándole que pronto podrá regresar a
México y reencontrarse con ella y sus hijos.
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La madre de Maximiliano, la Archiduquesa Amalia,
le escribe una carta desde el Palacio de Schombroum
diciéndole: "Hijo mío... no abdiques,... tu posición en
Europa sería ridícula si lo hicieras, ...lo más correcto
hijo mío y lo más justo es que no regreses a Viena...".
A raíz de esta carta Maximiliano hizo traer de
inmediato a Miramón pues decidió regresar a la
Ciudad de México.
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A finales de marzo Benito Juárez recibió un mensaje de Matías Romero desde
Nueva York informando que Santa Anna preparaba su regreso a México. En esos
días recibió también noticias de la embajada de México en Estados Unidos de que
el gobierno de aquel país manifestaba su apoyo a Benito Juárez y no a Santa Anna.
Sebastián Lerdo le comentó a Benito que Santa Anna seguramente pretendía
provocar un golpe de Estado al llegar a México. Comentó que redoblaría la vigilancia
para que si Santa Anna llegase a Veracruz fuese aprehendido inmediatamente.
Benito Juárez le contestó: "No se afane mucho usted porque si Santa Anna no
cuenta con apoyo de Estados Unidos no vale nada... Santa Anna ya no vale nada".
Con respecto a lo militar, los generales liberales Ramón Corona al frente del
Ejercito de Occidente y el Gral. Mariano Escobedo se reunieron en Querétaro. con
un total de 60,000 soldados.
Maximiliano creía que las fuerzas enemigas eran 28,000 hombres, con solo 2,000
de ellos en caballería. El Gral. Mariano Escobedo realizó un recorrido por una
eminencia desde donde pudo contemplar el campo de batalla próximo, Exclamó:
"Mañana comenzará el principio del fin para el imperio".
Los proveedores de víveres del ejército republicano suben los precios. Sebastián
Lerdo y Benito Juárez veían que el ejército republicano tuviera todo para salir avante
en su empresa. En eso llegó al Palacio Nacional provisional de San Luís Potosí el
gobernador liberal de Guanajuato León Guzmán. El Bajío era entonces la única
región que proveía con víveres al ejército republicano. El gobernador de Guanajuato
se entrevistó en reunión privada con Sebastián Lerdo y Benito Juárez. El presidente
lo saludó, lo abrazó y le dijo "sabemos de las quejas sobre el mal uso del dinero...,
dígame que pasa en Guanajuato". El gobernador Guzmán les dijo: "Los rancheros
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de Guanajuato, algunas áreas de Querétaro y el Norte de Michoacán se pusieron de
acuerdo para subir los precios exageradamente. No tenemos dinero para pagar." (En
referencia a los víveres para el ejército republicano).
Juárez dijo: "No puedo creer que los hacendados de la región piensen más en su
beneficio personal que en los inmensos sacrificios que la patria hace por darles orden
y paz; mándenme una lista de todos los rancheros y agricultores, por ahora no
podemos ponerlos en nuestra contra, pero luego los castigaremos. Este egoísmo no
tiene límites".
Una vez que el gobernador se fue Sebastián Lerdo le preguntó a Juárez que,
hipócritamente lucía muy triste: "¿En qué piensa Don Benito?", respondió: "En el
egoísmo humano, Don Sebastián, a mi me ha costado dos hijos esta guerra, Toñito
y Pepito, pero hay quienes solamente piensan en bienes materiales. ¡Vea estos
precios! ¡Hasta 4 veces más caro esta el cuarterón de maíz! y créame no se si por ser
indio o por qué, pero no los entiendo, no entiendo a quienes se quieren enriquecer
de la miseria, de las masas, del dolor y del sufrimiento de los otros, pero estaremos
atentos Don Sebastián, ahora dejaremos que se hagan ricos, después ya les
cobraremos impuestos terribles para devolver esa riqueza a las manos de la nación.
Dejémoslos que se ilusionen, tarde o temprano se hará justicia. Ardo en deseos de
que esta guerra se acabe, ¿Por qué siempre es el pobre el que sufre más? ¿Por qué
siempre es el pobre el que lo tiene que dar todo mientras que otros se avorazan y se
envilecen buscando sólo la riqueza material?, pero ay de aquellos que lo han hecho
porque si yo sigo siendo el presidente ¡lo pagarán! lo juro ante usted." Otro discurso
lleno de mentiras, en el cual oculta sus inmensos robos a la Iglesia y al pueblo de
México.
El ejercito republicano se tuvo que abastecer de altísimos costos por lo que los
impuestos en la región de Guanajuato se tuvieron que subir al doble y luego al triple.
38
Juárez fue consultado directamente por el Gral. Mejía, ministro de la guerra a lo
que respondió: "Rendición incondicional". El Gral. emisario de Maximiliano regresó
por la respuesta y ante ésta se retiraba, pero el Gral. Escobedo le propuso que si le
entregaba a Maximiliano le perdonaría la vida a lo que éste planteando que así
salvaría la vida de muchos hombres aceptó traicionar a su emperador.
Alrededor de las 4.00, el traidor condujo a los liberales hasta el convento de las
cruces apartando a los hombres que cuidaban éste. Cuando Maximiliano se dio
cuenta y los demás oficiales los liberales ya habían entrado al Convento y estaban
apresando a los oficiales que aún dormían. Maximiliano pudo escapar hacia el Cerro
de las Campanas, pero a las pocas horas fue rodeado y tuvo que entregar su espada
al Gral. Corona diciendo: "Esta espada es del Pueblo de México". Maximiliano pidió
que si debía de correr sangre fuera únicamente de él y volvió a pedir amnistía para
sus tropas y oficialía. A Maximiliano se le dijo que no era considerado como
Emperador de México, sino como Archiduque de Austria y que a partir de ese
momento quedaba en calidad de prisionero de la República". Se le notificó que se
consultaría con el Presidente su petición.
En Nueva York, La familia Juárez dejan por fin la casa que habían ocupado allí
por tanto tiempo y así Margarita, junto con sus hijos, su yerno, dos féretros con sus
dos hijos finados y personal de la Embajada de México en EUA parten en tren
oficial del gobierno norteamericano rumbo a Washington. Allí son recibidos con
gran júbilo y Margarita fue noticia de primera plana en los periódicos de entonces.
Estuvieron allí tres semanas. Mr. Siward dijo al Embajador mexicano Matías que
tenía informes de que Antonio López de Santa Anna planeaba secuestrar a Margarita
por lo que se tomaron medidas respecto del itinerario que sería distinto en lo
anunciado que lo realizado. Santa Anna tenia espías desde hace tiempo vigilando a
la familia Juárez, incluso en el Departamento de Estado.
39
La condena de fusilar a Maximiliano creó presiones dentro y fuera de
México, algunas hechas por reconocidas celebridades europeas, como
Víctor Hugo y Garibaldi. Juárez, por sus juramentos masónicos ym su
odio a la Iglesia Católica, fue inflexible. Sostuvo que Maximiliano
había sido condenado a la pena de muerte por los crímenes cometidos
contra una nación independiente; su condena era el castigo merecido a
las potencias imperialistas y a las monarquías absolutas,
acostumbradas a avasallar a los países débiles. Nosotros, decía Juárez
en el documento que justificaba su determinación, “heredamos la
nacionalidad indígena de los aztecas, y en correspondencia con ese
legado no reconocemos soberanos, ni jueces ni árbitros extranjeros”.
Por consejo de Lerdo de Tejada a Juárez, se nombra un tribunal militar para juzgar
a Maximiliano y dos de sus generales Manuel Miramón y Tomás Mejía. Maximiliano
y dos generales de su círculo más cercano, entre los cuales estaba Miramón, son
juzgados en el Teatro de la Ciudad de Querétaro. El juicio dura tres días. A los tres
se les condena a morir al otro día fusilados por los delitos de, entre otros, de apoyo
a los invasores franceses además de traición a la patria para los mexicanos y de
usurpación del poder para el austriaco. La condena dio la vuelta al mundo,
destacando en Europa donde los periódicos decían que "el indio sació su sed
de sangre", algunos dibujaban a Juárez vestido de indio norteamericano
devorando con grandes colmillos a Maximiliano. Muy justa la comparación.
41
“La república restaurada. Juárez
prepara su regreso a la Ciudad de
México. El gral. imperial Leonardo
Márquez estaba en la Ciudad de México
aún con un grupo de hombres
oponiendo resistencia. Porfirio Díaz
tenia la encomienda de hacerle frente.
Santa Anna había llegado a Veracruz en
un barco alquilado el cuál era su cuartel
general y en el cuál también dormía. Su
propósito era llamar a la rebelión en
contra de Juárez y continuar con el
gobierno imperial con el a la cabeza. En
el puerto de Veracruz y la Ciudad de
Xalapa contaba con muchos adeptos, ya
que el era del Estado de Veracruz. Estas
dos ciudades lo recibieron con
ceremonias oficiales. En una polémica
intervención norteamericana, el
consulado de EUA en Veracruz notifica
de los planes de Santa Anna al presidente Jonhson el cuál decide que un cañonero
norteamericano que estaba cerca del Puerto de Veracruz, bombardease el barco de
Santa Anna para obligarlo a partir fuera de costas mexicanas y con esto evitar toda
posibilidad de llevar a acabo su plan y con esto consolidar el gobierno de Juárez.
Santa Anna que es ese momento estaba en reunión en el barco, no tuvo más remedio
que partir hacia Cuba”.
“Juárez sale rumbo a Palacio Nacional por "El paseo de la Emperatriz" que desde
ese momento cambia de nombre a "Paseo de la Reforma". En la alameda central se
sueltan una gran cantidad de palomas blancas. Luego de pasar por el Paseo de la
Reforma, Juárez y su comitiva se dirigen hacia el Palacio de Minería por la que hoy
es la avenida Juárez. Juárez había decretado que se dejara en libertad a todos los
presos que apoyaron la causa imperial. Iniciaba la reconciliación nacional.
“El 15 de julio 1867 Juárez entra a la Ciudad de México. Izó la bandera en la Plaza
de la Constitución. El 20 de julio el gabinete se reunió en Palacio Nacional a las 9.00.
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Allí se trataron algunos temas importantes, como el de la existencia de disputas con
la Gran Bretaña y sobre la deuda pública de México. La Gran Bretaña deseaba
reconciliarse con México, (luego de que participó en la incursión militar en México
junto con Francia y España). El gobierno de la Reina Victoria ofreció dos años de
moratoria a cambio de renegociar la deuda y reestablecer relaciones diplomáticas.
Benito Juárez ordenó que se aceptaran tales ofrecimientos. El presidente comentó
que era importante la paz con todas las naciones, así que adelante. Pidió al ministro
del exterior informar que se les daría parte de la franquicia para la construcción del
ferrocarril de Veracruz a la Ciudad de México.
“Juárez dijo que se debía convocar a elecciones para que su gobierno fuese
legítimo. Que el se presentaría a las elecciones. Porfirio Díaz reclamaba también
elecciones. Juárez instruyó a Sebastián Lerdo de Tejada que se encargara de
convocar las elecciones. José María Iglesias dijo: "En esta mesa todos somos
Juaristas, Señor Presidente". Benito Juárez puntualizó: "¡Eso no!, en esta mesa todos
somos republicanos, no juaristas. Si el designio del pueblo es que otro los gobierne
todos seremos dóciles a la voluntad ciudadana".
“Una vez que Margarita y familia llegaron a Orizaba fueron recibidos con
campanazos y con cohetones por mucha gente. Ahora viajaban en carrozas. En un
carro de mulas iba el equipaje y en un carro grande iban los ataúdes de toñito y
pepito. En la Ciudad de Puebla también hubo aplauzos, multitudes y campanazos.
El 23 de julio de 1867 luego de pernoctar y antes de que saliera el sol, Margarita y
familia partieron rumbo a la Ciudad de México. Benito Juárez les dio alcance en el
Pueblo de Ayotla, librando de esa forma en gran medida la algabaría popular y
facilitándose recibirlos personalmente. En ese pueblo igual que en todo el recorrido
la comitiva fue recibida con campanas y multitudes. Benito Juárez llegó en su clásico
carruaje negro, vestia levita nueva, una gran chistera y un bastón de 2000 pesos que
le había sido obsequiado en Zacatecas como símbolo de la República. Llevaba unas
flores en la mano para Margarita. Margarita lucia mucho más delgada y era escoltada
junto con su familia por el ejercito republicano. Una vez cerca, Margarita caminó
directamente hacia Benito Juárez, él corrió hacia ella en los últimos momentos.
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Benito Juárez escribió días después: "Aquel momento valía por todas las
recompensas que un hombre puede recibir" . Hubo también abrazos y caricias del
presidente para sus hijos y para su yerno Santacilia. Una vez en la Ciudad de México
los recibió una gran cantidad de gente así como muchos miembros del gabinete y
del gobierno, la familia se alojó en el Hotel Iturbide conforme a lo planeado y
después de unas horas Benito Juárez y Margarita al fin pudieron estar solos luego de
tantos años.
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“Inversión privada y extranjera. En ese tiempo Antonio Escandón era el hombre
más rico de México por lo que Juárez lo llamó para pedirle apoyo en el desarrollo
del país. Escandón ofreció crear un club de industriales y llevar allí los intereses de
industriales norteamerianos y de otros países. Escandón vendió una hacienda y
terrenos aledaños de lo que hoy es en su honor la Colonia Escandón, para apoyar la
construcción del ferrocaril.
“En febrero de 1868, con diversos informes de inteligencia sobre lo que acontecia
en el Templo de San Andrés. Juárez decidió demoler ese templo y veinte más de la
capital, entre ellos el de Santo Domingo y el de la Merced. Sus ministros le
advirtieron que esa medida sería alebrestar a la población en su contra pero él no
cambió su decisión que le había tomado varias semanas y dijo que asumia la
responsabilidad histórica de su decisión. Los periódicos de la época hicieron eco de
tal decisión y acción con su consecuente caída en la popularidad de Juárez.
45
“Porfirio Díaz se había
revelado contra Juárez y con la
bandera de la no reelección
insentivaba el alzamiento en
diversos puntos del país.
También los conservadores y
el clero estaban en contra de
Juáres y veían positivos los
alzamientos. En los poblados
veracruzanos de Tierra
quemada, Huatusco y Perote
hubo varios levantamientos
contra el gobierno de Juárez.
Durante los años de 1868 y
1869 acontecieron éstos y Porfirio Díaz
otros levantamientos contra el
gobierno de Juárez.
“El Gral. Patoni y el Gral. Jesús González Ortega luego de estar en la carcel
obtuvieron su libertad.
“Los Juárez pierden a Margarita. Al principio de este periodo Juárez solia trabajar
hasta pasada la media noche, sin embargo por el año 1870 cambió su hora de salida
a las 18.00 para pasar el resto del día con su esposa y su familia. Margarita desde un
tiempo atrás había empezado a tener manifestaciones de una enfermedad que los
médicos pensaban era probablemente grave.
“Margarita y Juárez se paseaban por el Paseo de Bucareli junto con sus hijas e
hijo. En ese tiempo Bucareli remataba en la actual Arcos de Belén, era un centro de
reunión social donde paseaban gente de todas las clases sociales. Los ciudadanos
podían acceder al presidente directamente.
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“Los Juárez tenían una casa en los límites de la Ciudad, junto al Templo de San
Cosme, número 4 de la Calle Puente Levadizo (¿ahora?) .
“Juárez tenia cinco hijas: Manuela (apodada Nela por la familia) casada con Pedro
Santacilia, Felicitas; Maria de Jesús casada con Pedro Contreras, de origen español;
Margarita; Soledad y Josefa. Además el más pequeño de sus hijos era Benito de unos
13 años. Susana, la primera hija de Juárez cuya madre era la primera pareja de Benito,
había sido adoptada por Margarita y era parte integral de la familia Juárez Maza,
nunca se casó.
“El 2 de enero de 1871 Margarita recibió los Santos Oleos del cura del templo de
San Cosme. Toda la familia se reunió ese día incluyendo a Susana. Juárez ese día
estuvo allí desde las 10.30. A las 15.00, Margarita le pidió a Juárez velar por Susana
e hijas solteras. Juárez lloró. Juárez le dijo que se pondría bien. Margarita le pidió a
Juárez cumplir con el deseo de sus hijas de casarse por la iglesia. A las 16.00,
Margarita murió con una sonrisa. Juárez gritó de dolor.
“Pero Sebastián Lerdo dijo que no se podía hacer aquello por que era una mujer
muy querida y los periódicos publicaron la noticia. el país entró en luto. Moños
negros en muchas edificaciones, suspención de obras teatrales y otras
manifestaciones. Cientos de personas se dieron cita para acompañar el cuerpo
rumbo al sepelio en el cementerio de San Fernando, cientos de coches y cientos de
personas a pie.
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“Elecciones de 1871. Sebástian Lerdo le sugiere a Juárez que no se presentara en
las elecciones de 1871, le sugiere ver por su salud. El mismo Juárez le había
comentado que quizás ya no se postularía.
“Sebastián Lerdo, al poco tiempo que había regresado Juárez a su despacho luego
del sepelio de Margarita le pide su renuncia a Juárez, se la acepta. Desde hace tiempo
Sebástian deseaba ocupar la presidencia y deseaba lanzarse a la presidencia, el mismo
se lo dice a Benito.
“Juárez tuvo muchas críticas por desear prolongarse tanto tiempo en el poder.
Muchos de sus antiguos amigos o colaboradores se habían vuelto sus críticos.
“En julio de 1871 habría elecciones, los candidatos eran Sebastián Lerdo, Porfirio
Díaz y Benito Juárez. El 7 octubre de 1871 la comisión escrutadora dio el fallo
definitivo: Sebastían 2874 votos electorales, Porfirio 3555 y Juárez 5837. Juárez era
el ganador.
El “Plan de la Noria. Porfirio Díaz se había separado del ejército y con el cobijo
de su sobrino Félix Díaz, gobernador de Oaxaca, se traslado a la hacienda de la
Noria en ese mismo Estado, donde se fabricaban cañones. Al poco tiempo Porfirio
Díaz pronunció el Plan de la Noria donde desconocía a Juárez y llamaba a levantarse
en su contra. La "no reelección" era una de las principales imputaciones contra
Juárez, Porfirio lo acusaba de dictador.
“El 1 de octubre de 1871 se manifestaron muchos militares como los del cuartel
de gendarmería, pretendieron tomar en la Ciudadela una posición militar. En su
desfile por las calles hacia la Ciudadela gritaban: "¡Viva Porfirio Díaz! ¡Muera la
reelección!".
“Juárez enfrentó la rebelión enviando al Gral. Sostenes Rocha a hacer frente a los
rebeldes en la Ciudadela. Otros militares se apostarían en los puntos altos cercanos
a Palacio Nacional. A las 18:00 inició la batalla. Los militares del gobierno
doblegaron a los rebeldes. Algunos generales y tropa huyeron hacia el Ajusco.
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“Existieron otros altercados militares durante 1871 que fueron controlados, pero
que reflejaban la inestabilidad política de Juárez y el apoyo armado a Porfirio Díaz.
“Juárez se siente inútil sin Margarita. Una tarde visitó junto con varias de sus hijas
la tumba de Margarita. Les platicó una anecdota de la tarde que en llegó Mr. Siward
con el grupo de empresarios norteamericanos. No se le acomodaba el cabello y le
pidió a Margarita limón
que era lo único que se lo
controlaba. Margarita se
lo puso y lo peinó. Luego
le hizo el nudo de la
corbata pues Juárez
estaba nervioso y no le
salía. Margarita le dijo
"¡Que inútil eres!".
Juárez les dijo a sus hijas
que ella tenía razón, ¡Sin
Margarita se sentia un
inútil! En ese mismo
lugar Juárez tuvo un
mareo que lo hizo
sentarse debido a un dolor en el pecho.
“Últimas horas. Juárez tuvo otro episodio de dolor en el pecho que le hizo
doblegarse mientras Balandrano le leía las noticias importantes. Balandrano era un
periodista amigo de Benito, secretario particular de él y director del diario oficial.
“El 17 de julio de 1872 por la tarde Juárez decide no dar su acostumbrado paseo
de su carruaje y le pide a su yerno Santacilia que lo acompañe para luego ir al teatro
con su esposa Nela y así contarle la función. Juárez dormia en su alcoba de Palacio
Nacional acompañado de su hijo menor Benito. Esa noche leyó un libro en francés,
en la página 232 que describía la entrada del Emperador Trajano a Roma y el inicio
de su gobierno de 20 años, Juárez dejó un pequeño papel con el texto: "Cuando la
sociedad está amenazada por la guerra; la dictadura o la centralización del poder
pueden ser un remedio para aquellos que atentan contra las instituciones, la libertad
o la paz". Esa noche sólo tomó un atole, tuvo náuseas que no lo dejaron dormir,
por lo que despertó a su hijo Benito.
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“El 18 de julio a las 9.00 tuvo que llamar a su médico Ignacio Alvarado el cuál
llegó cerca de las 10.00. A las 11.00 tuvo calambres muy dolorosos que lo llevaron
forzosamente a la cama. Tenía el pulso bajo y sus latidos débiles. El tratamiento
aplicado (típico de la época) fue arrojarle agua hirviendo en el pecho, cosa que se le
hizo luego de colocarle la olla hirviendo en el pecho. Con tal remedio, Juárez
reaccionó.
“Juárez siguió mal. Su familia estaba reunida, hijas, hijo, yernos y amigos. También
diversos amigos y políticos fueron llegando a la sala.
“Juárez se tendió de lado izquierdo poniendo una mano bajo su cabeza. Muy
fatigado, con evidente falta de oxígeno sonrió e inmediatamente murió. Eran las
23.35 del 18 de julio de 1872 cuando los tres médicos reunidos declararon muerto
al presidente. Sus hijas gritaban de dolor: "¡papá! ¡papá no te vayas!". La causa fue
angina de pecho. En la actualidad, una placa en el lugar de su muerte da cuenta de
ello. Juárez duró en el cargo de presidente catorce años.
“Por lo tanto es importante decir que a pesar de haber fallecido hace más de 100
años, sus ideales, leyes, pensamientos, luchas y preocupaciones por lograr la
democracia en México quedarán siempre grabadas en la conciencia del pueblo de
México, de América y probablemente también en la del mundo.
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"Nada de contemporizaciones con los hombres viciados y con los que se han
acostumbrado a hacer su voluntad como moros sin señor."
"Siempre he procurado hacer cuanto ha estado en mi mano para defender y
sostener nuestras instituciones. He demostrado en mi vida pública que sirvo
lealmente a mi patria y que amo la libertad. Ha sido mi único fin proponeros lo que
creo mejor para vuestros más caros intereses, que son afianzar la paz en el porvenir
y consolidar nuestras instituciones."
"El principio de no intervención es una de las primeras obligaciones de los
gobiernos, es el respeto debido a la libertad de los pueblos y a los derechos de las
naciones".
"El gobierno tiene el sagrado deber de dirigirse a la Nación, y hacer escuchar en
ella la voz de sus más caros derechos e intereses".
"Mi deber es hacer cumplir la ley no sólo con medidas del resorte de la autoridad,
sino con el ejemplo para atentar a los que con un escrúpulo infundado se retraían
de usar el beneficio que les concedía la ley".
"Como hijo del pueblo nunca podría olvidar que mi único fin debe ser siempre
su mayor prosperidad".
"Libre, y para mi sagrado, es el derecho de pensar... La educación es fundamental
para la felicidad social; es el principio en el que descansan la libertad y el
engrandecimiento de los pueblos".
"Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos no pueden disponer de las
rentas sin responsabilidad.
"No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con
sujeción a las leyes. No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la
disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir, en la
honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala".
"Los hombres no son nada, los principios lo son todo".
Escritos masónicos y anticatólicos Publicados por Juárez:
Ley sobre libertad de culto..
Ley sobre Nacionalización de Bienes Eclesiásticos.
Anuncio del programa del gobierno liberal.
Ley de Matrimonio Civil.
Secularización de los Hospitales y Establecimientos de Beneficencia.
Cesa intervención del Clero en los cementerios y camposantos.
Extinción de las Comunidades de Religiosas en México.
Reglamento para el cumplimiento de la Ley de Nacionalización.
51
Juárez y la masonería.
Muchos de los maestros de
Juárez durante sus estudios
profesionales en el Colegio de
Ciencias y Artes de Oaxaca eran
masones. Juárez se inicia en la
masonería en el Rito Yorkino en
Oaxaca. Luego se pasa al Rito
Nacional Mexicano llegando al
máximo grado, el nueve, que equivale al grado 33 del rito escocés antiguo y
aceptado. El Rito Yorkino era de ideas más liberales y republicanas respecto al Rito
Escosés que también existía en México, el cuál era de ideas políticas centralistas. El
Rito Nacional Mexicano surgió con el objetivo de independizarse del extranjero, y
se respiraba un gran “nacionalismo” en él.
52
Los masones “mexicanos” actuales
rinden gran honor a Juárez masón.
Además, fue uno de los redactores de las Leyes de Reforma con las que la
Iglesia era sujeto vilmente al Estado. En su honor, su estado natal ahora se
llama Michoacán de Ocampo. TRATADO McLANE-OCAMPO, 14 de dic.
de 1859.
53
LA MASONERÍA AL DESCUBIERTO.
54
“Obviamente, hubiera sido mejor que el símbolo que presidió en la época de
Zedillo la firma de la iniciativa supuestamente en favor de los indígenas, hubiese
sido otro, en vez de Juárez, multi asesino.
“El problema en el símbolo que presidió la firma de la iniciativa de ley zedillista,
¿fue resultado de la premeditación o de la falta de conocimiento histórico del
problema indígena?
“En realidad, en política y con gran frecuencia, el hombre de acción no tiene ni
el tiempo ni la vocación para empaparse del conocimiento que requieren sus
acciones ¬–incluidas las simbólicas–, para tener éxito, pero justamente para ello
están los asesores y el gran conocimiento que el mundo académico –el propio y el
extranjero– ha acumulado sobre prácticamente todos los problemas sociales
relevantes de nuestro país y del mundo.”
¿Por qué seguimos los mexicanos obligados a rendirle culto a un masón del
máximo nivel, multi asesino inexorable? La respuesta está en la ausencia de la Ética,
derivado del odio milenario que la Masonería profesa no sólo contra la Iglesia
católica, sino contra Dios, el verdadero Dios,.. Porque aunque ellos, los masones, se
digan creyentes y respetuosos de todos los “cultos”, es realidad no necesitan creer
en Dios, porque cada uno de ellos se declara “dios”, y además el verdadero “Gran
Arquitecto del Universo” no es Dios, sino Lucifer.
En México, gracias a Juárez, fue borrada la ética de la instrucción pública, so
pretexto de laicismo. Que no se quejen los políticos de hoy, ni los intelectuales, ni
los periodistas, ni la gente en general, de esta brutal realidad, que consiste en el
regreso de Huichilobos –el sanguinario Huitzilopochtli– al altar de la Patria
Mexicana.
Porque intencionalmente se borró de la mente, del alma y del corazón de millones
de niños, por varias generaciones, cuando menos desde Juárez, la certeza de que la
Ética es esa parte de la Filosofía que estudia la bondad o la maldad, el acierto o el
error de nuestros actos, en función de nuestro Último Fin: el conocimiento y la
posesión absolutos de la Verdad, del Bien y del Ser Absolutos, dentro del marco de
la Inmortalidad Humana.
Siendo como ha sido perpetuado el culto diabólico y masónico a Benito Juárez,
resultaría muy natural que el título del presente artículo llame la atención, y peor aún
cuando recién se ha celebrado un aniversario más de su nacimiento. “Las Grandes
Traiciones de Juárez” es el título de un interesante libro de la autoría de Celerino
Salmerón cuya primera edición apareció en 1960. Para 1986 ya llevaba diez ediciones
y más de treinta mil ejemplares vendidos. En seguida y de una manera breve por
falta de espacio se transcriben lo que el autor considera diez falsedades sobre el mito
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de Juárez. También consideraré muy profundamente el título de otro libro, este de
mi padre: “Juárez Marxista”.
Primera Falsedad. Se afirma, y por eso se le admira, que Juárez por sus méritos
propios, de indígena cerrado que era, se convirtió en gran hombre de letras, causa
por la que recorrió con velocidad meteórica la escala burocrática, desde simple
regidor del ayuntamiento hasta Presidente de la República. Además de ser esto una
mentira, es una injusticia, ya que se desconoce intencionalmente que fue la Iglesia
Católica quien sacó a Juárez de la indigencia; que de indígena bárbaro y analfabeto
que era, la Iglesia lo elevó a persona civilizada. Por la gran caridad de la Iglesia,
Juárez aprendió a hablar español, traducir el latín, conocer la belleza de la preceptiva
literaria, ejercitar los vigorosos razonamientos de la filosofía y penetrar en la
grandeza de la teología. La Iglesia civilizó a Juárez, enseñándole a calzar zapatos y
vestir chaqueta y pantalones en vez de andrajos. La Iglesia enseñó a Juárez a comer
sobre la mesa y con cuchara, ya que de lo contrario él hubiera seguido haciéndolo
con los dedos y en cuclillas.
Segunda falsedad. Se cuenta que Juárez era de una inteligencia superior, pero la
realidad era que Juárez era mediocre intelectual y culturalmente, confiesa el
historiador Cerecero, citado por Don Justo Sierra. Como político jamás fue orador,
siquiera mediano. No hablaba, no reía y hasta escribía con cierta dificultad. Cualquier
semejanza con Enrique Peña Nieto es mera coincidencia.
Octava falsedad. –Se atribuye a Juárez una gran serenidad, producto de un gran
valor. El Nigromante pinta así el temerario valor de Juárez:
“Alegraos, naciones extranjeras: cuando abandonasteis los campos de batalla,
levantamos frente a vuestros reyes y caudillos al más despreciable de nuestros
personajes, como un insulto. Lo fuimos a buscar al confín de la nación, donde se
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había ocultado, en cuclillas, palpitante bajo los pliegues de una bandera extraña,
mientras los buenos mexicanos medían sus armas en con el invasor…”
¡Qué palpitante revelación!
Breve resumen del libro de mi padre: Don Salvador Abascal Infante, JUAREZ
MARXISTA (1848-1872)
En la ingente labor que mi padre realizó para presentarnos la Historia de México
desde el punto de vista contrarrevolucionario, comento hoy el grueso volumen que
abarca los cruciales años de 1848 a 1872, en los que las fuerzas de la maligna
revolución anticatólica se quitan la máscara, y anuncian lo que será el mandato
sectario de Juárez tras el fusilamiento en Querétaro del Emperador Maximiliano y
los Generales Miramón y Mejía.
El título del libro de Abascal, que complementa los ya comentados en verbo,
«Madero, dictador infortunado» y «La Revolución de la Reforma de 1833 a 1848»
consiste en una muy documentada historia de México, en la que el Presidente
errante, con toda su importancia, es una figura más de un retablo trágico para la
entrañable nación mexicana.
De entre los personajes que configuran los prolegómenos de la revolución,
Abascal, dedica atención especial a Melchor Ocampo, el firmante del famoso tratado
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McLane-Ocampo, tan brutalmente lesivo para la dignidad y la integridad de México.
Y lo retrata como lo que fue: amoral, libertino, manirroto y, sobre todo, anticatólico
y dispuesto a vender a su patria por sus satánicos intereses ideológicos.
El libro comienza con el deplorable estado de México tras la ocupación
norteamericana. Tan desmedulado había quedado el país, que se pensó en el General
Santa Ana como una solución política. Y volvió al gobierno quien tanta culpa tuvo
en la gran derrota. Pero, como evidenciaban sus antecedentes, no podía ser ese
hombre el Salvador de México. Y pronto tendrá que volver a partir hacia el destierro.
La revolución anticatólica y masónica se instala en el poder: Gómez Farías,
Ocampo, Juárez, Comonfort, Lerdo. Y comenzó el despojo de la Iglesia Católica.
Fue un episodio más de la que significó la tiranía liberal en el siglo XIX. La
constitución de 1857 ya no pudo dejar dudas a nadie. La guerra civil era inevitable.
Y el salvajismo fue, una vez más, el acompañante de los revolucionarios juaristas.
El Tratado McLane-Ocampo y las Leyes de Reforma son dos hechos vergonzosos
de la Historia de México, que pesan sobre Juárez de modo tal que toda la hagiografía
del poder no puede lavarle de su tremenda responsabilidad. Porque eso lo constituye
como el principal traidor de nuestra triste historia.
La pugna entre los dos Méxicos pareció, brevemente, inclinarse de lado tradicional
y católico. El General Don Miguel Miramón, una de las figuras más atrayentes de la
Verdadera Historia Mexicana, tuvo en jaque a Juárez, pese a contar éste con el apoyo
norteamericano, que una vez más se inclinaba a lo peor. Pensando Juárez sin duda,
aparte las vinculaciones masónicas, en las ventajas que ello le reportaría, se pasó toda
la vida presidencial. Pero era imposible mantener victorias a una situación tan
desproporcionada, y Miramón tiene que abandonar la capital. El repetido saqueo de
la catedral por los juaristas –miles de toneladas de plata acumuladas por el pueblo
llano– es buena muestra de cuáles eran sus inclinaciones: y al igual que con la sede
metropolitana ocurrió con las restantes iglesias de México capital. Como antes había
pasado con otros de los estados. Juárez, pues, es peor que el peor de nuestros Narcos
actuales, porque ni siquiera del Chapo se sabe que haya saqueado iglesias. Más bien
las ha construidos. Como dijo Kate del astillo: “Confío más en el Chapo que en
nuestras autoridades”. Yo aplaudo esa frase de Kate y la hago mía.
Las justas ejecuciones de Melchor –“Malechor”– Ocampo y Santos Degollado, y
el asesinato de Comonfort cierran el periodo, dejando al indio Juárez dueño
absoluto de la situación revolucionaria. Hasta la fecha, desde el punto de vista
ideológico. Se puede decir que Huichilobos, el adorado por el Narcogobierno, fue
introducido y entronizado por Juárez en el altar de la Patria mexicana. ¡Execrada sea
su memoria y todas sus acciones, por que ellas explican nuestras tragedias de hoy,
en el 2016!
60
Más tarde, apoyado en su victoria sobre el imperialismo europeo y sobre los
conservadores, Juárez traza las grandes líneas de la política exterior ( las leyes que
tiene México con otros países).
En su relato de las guerras y muertes indecibles, las páginas luciferinas las ocupan
los actos “heroicos de los miembros del Partido Liberal.”
61
Imitando las vidas ejemplares de Plutarco, el historiador romano que hizo del
relato histórico un discurso cívico, Sierra compone breves retratos de los hombres
y mujeres que derramaron su sangre por la causa diabólica de la Reforma y la falsa
“defensa de la patria”.
Entre esos retratos destacan los de Benito Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio
Ramírez, Ignacio Manuel Altamirano, Guillermo Prieto, Manuel González Ortega,
Miguel y Sebastián Lerdo de Tejada, Francisco Zarco, Santos Degollado, Porfirio
Díaz... Entre todos esos masones, responsable histórico del desastre que es hoy
México, sobresale la satánica figura de Benito Juárez, el escudo de la República
Masónica, a quien Justo Sierra celebra con las virtudes del legislador, el atributo
supremo elogiado por Plutarco.
En este libro Juárez, las leyes de Reforma y la victoria sobre el imperio de
Maximiliano son las cumbres del falso “patriotismo” masónico y liberal.
El homenaje final que Sierra le consagró a Juárez fue en forma de libro: “Juárez,
su obra y su tiempo”. En este libro importante en la falsa historia mexicana, trata de
refiutar, sin éxito, a Francisco Bulnes, quien escreibe la terrible verdad en su libro
“El verdadero Juárez y la verdad sobre la intervención y el imperio”, 1904: y Juárez
y las revoluciones de Ayutla y de Reforma, 1905) Sierra dio rienda suelta a su
delirante adoración satánica a Juárez, y en poco más de quinientas páginas plasmó
el mayor tributo al carácter y la obra destructiva de la Nación Mexicana, culminada
por la Revolución de 1910.
Y como suele suceder con todos aquellos que quieren decir la verdad, una gran
cantidad de personas brincaron a contradecir al escritor, entre ellas las de Justo
Sierra y Andrés Molina Enríquez. A partir de este momento, Juárez quedó en la
cúspide de nuestro panteón histórico.
¡Juárez, Juárez, Juárez!
Todos esto, sin embargo, era causa de un rasgo del carácter de Juárez que, según
Bulnes, provenía de su origen: la debilidad. Lo curioso es que esa interpretación
eugenésica6 de la pasividad juarista se enlazaba, a veces, con un argumento político
que no carecía de sentido.
6
Es una filosofía social que defiende la mejora de los rasgos hereditarios humanos mediante diversas
formas de intervención manipulada y métodos selectivos de humanos.
63
Benito Juárez y los Indígenas
Las comunidades indígenas siempre pidieron dominio sobre sus propias tierras,
sin afectar al país. Las acciones de rebeldía indígena no significaban separarse del
país. De hecho, hace tiempo que hay autonomías, comunidades indígenas que viven
64
según sus propias normas políticas, sin crearle problemas al resto de los mexicanos.
En suma, el interés general no tiene pporque ser contrario al interés de los indígenas
que por medio millar de años han resistido los crueles esfuerzos del poder nacional
por acabarlas. La sangre derramada en este campo ha sido mucha e inútil, sobre
todo la que Juárez derramó.
Por otra parte, el historiador demuestra que el ejercicio del poder en esos pueblos
idígenas llevó históricamente al abuso de los caciques, a la explotación de un grupo
sobre otro y a la discriminación contra las
mujeres y el abuso de los menores. La
comunidad indígena rara vez es un espacio
de armonía y unidad.
JUÁREZ MASÓN
Desde sus orígenes europeos la masonería había despertado sospechas entre las
autoridades políticas y eclesiásticas, que decretaron leyes de prohibición y
excomuniones para los miembros de la orden. En México, tras los conflictos entre
escoceses y yorkinos, las sociedades secretas fueron prohibidas en 1828, y aunque
siguieron trabajando, fueron objeto de persecución de algunos gobiernos, como la
dictadura de Santa Anna (1853-1855), que las consideraba centros de conspiración.
No fue sino hasta 1857, cuando la Constitución estableció la libertad de asociación,
que pudieron funcionar con relativa libertad.
Desde 1865 las críticas a la masonería comenzaron a ser más fuertes en la prensa
confesional. El Pájaro Verde señalaba, por ejemplo, que no era conveniente tolerar
las comunidades masónicas en México, pues éstas habían ocasionado la guerra civil
e iban en detrimento de la religión católica, a la cual consideraba como uno de los
principales elementos civilizadores del país; criticaba también la presencia en los
puestos públicos de numerosos masones, lo que según los editores explicaba el celo
de las autoridades en la persecución al clero. El conflicto se acrecentó a partir de
1870, después de una nueva excomunión papal a la masonería; las cosas llegaron a
un extremo tal que en 1871 las prédicas de un fraile de Morelia propiciaron que una
“turba de fanáticos” destruyera el templo masónico de aquella ciudad, en un
enfrentamiento que dejó numerosos muertos y heridos. Ante esta situación, la
prensa liberal y promasónica se pronunció enfáticamente por el respeto a los
derechos individuales contenidos en la Constitución y a la ley de libertad de cultos
que finalmente había sido dictada en 1860. Más tarde, la afirmación de Juan A.
Mateos en El Monitor Republicano de que Juárez había mandado derribar el templo
de San Andrés porque en él se celebraban memoriales fúnebres a Maximiliano, y
que esta decisión se había tomado en una fiesta masónica, terminó de exaltar los
ánimos.
68
Además, algunos militares masones, como Sóstenes Juárez y Ramón Corona,
habían tomado parte en la incipiente instalación y difusión de sociedades
protestantes, la primera de las cuales se derivó de la endeble Iglesia cismática que
Juárez había tratado de establecer y en la que Sóstenes Juárez tuvo un papel
preponderante. Así, para 1870 la prensa confesional y algunos folletos denunciaban
la relación entre el protestantismo y la masonería, previniendo los males que ésta
podía causar al promover la disolución del vínculo social que implicaba la creencia
católica, sobre todo porque varias de las sociedades protestantes habían logrado
implantarse entre las comunidades indígenas.(7) A pesar del reconocido catolicismo
de Juárez y de algunos de los principales liberales de la época, como Francisco
Zarco, al parecer el gobierno juarista veía con beneplácito la instalación del
protestantismo, lo cual, unido a todas las medidas reformistas, contribuyó a que la
mancuerna formada entre la masonería, Juárez y sus allegados fuera vista como el
más temible enemigo de la Iglesia católica y como tal fuera atacada en los sermones
y en la prensa confesional.
Para Francisco Zarco, las leyes de reforma habían destruido, con la ayuda de la
masonería, los albergues del fanatismo, y más adelante se alcanzaría la
“desamortización” de la ciencia, de la industria, de la inteligencia, de las profesiones
69
y de la justicia, logrando que la conciencia pública lo decidiera todo por sí, sin
necesidad de intermediarios. La masonería trató así de constituirse en una fuerza
transformadora de la sociedad, que sin duda contribuyó a la formación de un espacio
público secularizado, así como a la difusión de los principios liberales y reformistas
que había adoptado como programa.
Sin embargo, la lucha por las ideas no era todo, pues había otros procesos e
intereses presentes en ese conflicto. De acuerdo con Francisco Bulnes, en 1859
entre los miembros de la masonería se encontraba la mayoría de los adjudicatarios
de los bienes del clero, a quienes interesaba sobremanera que la ley de
nacionalización se expidiera cuanto antes. Así, el conflicto entre ambas instituciones
era, indudablemente, una cuestión de principios, pero también un asunto de
intereses económicos que además involucraba al gobierno y su urgente necesidad
de promover la movilidad de los bienes de manos muertas.
Elías Palti ha hecho notar que la situación política del período era mucho más
compleja de como se ha tendido a verla; los partidos no votaban sistemáticamente
72
en bloque y tampoco lo hacía la masonería. La política se articulaba más bien en
pequeños círculos que se organizaban en torno a la prensa, a la figura de algún
caudillo, a determinados intereses regionales o grupales, y estas alianzas eran muchas
veces efímeras y endebles. Los periódicos, por ejemplo, cambiaban sus lealtades de
uno a otro candidato durante una contienda electoral; El Siglo Diez y nueve, que
había sido juarista y promasónico, se opuso enérgicamente a la última reelección de
Juárez, mientras El Monitor Republicano, que fue considerado por muchos como
el órgano oficial de la masonería, estuvo en contra de su elección en 1868 y terminó
apoyándolo en la de 1871. Valga comentar que El Siglo cambió notablemente su
postura tras la muerte de Zarco, cuando al parecer ya no quedaron masones en la
redacción.
73
Tras el rompimiento, el
Rito Nacional reprochó al
Escocés sus relaciones con
Maximiliano, pues el primero
se vanagloriaba de haber
defendido la independencia
mexicana, pidiendo a sus
miembros que velaran por
ella y apoyando a Juárez,
mientras que en 1866 el
Supremo Consejo del Rito
Escocés había ofrecido el
protectorado de la orden a
Maximiliano y dos de sus colaboradores más cercanos se habían afiliado a dicho
Consejo. De acuerdo con algunas narraciones, Maximiliano era también masón y
esto, junto con su política liberal en materia religiosa, dio pié a que algunos
personajes proclives al Imperio pero cercanos a la Iglesia terminaran por separarse
de él. La pertenencia de Juárez y Maximiliano a la orden masónica ha dado lugar a
especulaciones, pues se supone que por ello Juárez debía haber evitado que
Maximiliano fuera fusilado, dada la obligación de los masones de protegerse entre
sí; incluso algunos grandes dignatarios de la masonería internacional, como
Garibaldi —siempre dentro de su postura de aliado y simpatizante—, pidieron a
Juárez que salvara la vida del emperador.
Según Jesús Vázquez Leos, en San Luis Potosí se llevó a cabo un juicio masónico
en el que, tras comprobar que los documentos con que Maximiliano pretendía
acreditar su pertenencia a la orden carecían de valor por haber sido emitidos por
logias espurias fundadas por Napoleón Bonaparte, se decidió que el juicio se
realizaría libremente por el ramo militar, sin que intervinieran en él consideraciones
masónicas. Aunque no se han localizado documentos que confirmen lo anterior, no
es difícil que haya sido así, pues este tipo de prácticas son usuales en la masonería.
Más difícil parece, dada la situación, que Juárez hubiera indultado a Maximiliano,
aun a pesar de la intervención masónica.
EL MITO JUARISTA
La masonería parece haber cerrado filas en torno a la figura de Juárez después de
su muerte. A la tenida fúnebre que le hizo el Rito Nacional acudieron miembros de
todos los ritos e incluso representantes de la masonería internacional. En los
discursos leídos por los masones en las diversas ceremonias se pueden ver ya varios
elementos de los que durante el porfiriato se consolidarían como el mito juarista y
sin duda también del gran relato masónico sobre este período. Juárez aparece en
ellos como el hombre de la época, el fundador de la Reforma, el redentor de la
nación que dio su vida por las instituciones republicanas y por la independencia,
siempre con la masonería como su inspiración y sostén. Desde luego, no por ello
desaparecen los otros destacados personajes del período; según Francisco Gordillo
las voces de otros grandes masones, como Gómez Farías, Rejón, Zubieta, Ocampo,
Degollado y de muchos más florecieron en el corazón de Juárez, el único que pudo
llevar a cabo la idea de la Reforma como medio de elevar al pueblo, de dar estabilidad
al gobierno y de hacer sucumbir al retroceso.
Fue así como desde el momento de su muerte —e incluso antes, por ejemplo con
la biografía que escribió de Juárez Anastasio Zerecero, también masón del Rito
75
Nacional— la masonería comenzó a forjar el mito juarista, en clara tradición
republicana de culto a los héroes. La masonería legitima a Juárez y se autolegitima a
través de él y de muchos otros héroes que formaron parte de sus filas, pues al
exaltarlos se exalta a sí misma como promotora de los grandes cambios, y aprovecha
las obras de sus miembros para combatir su mala imagen. Obviamente, esto dio
lugar a la elaboración del antimito, del que existen dos vertientes: una para la que
Juárez siempre fue un personaje ambiguo y oscuro que, lejos de ayudar, estorbó al
desarrollo de la Reforma, y otra, casi siempre confesional, para la que Juárez y la
masonería fueron los principales enemigos de la patria, subordinados a intereses
extranjeros que pretendían destruir a la Iglesia y apoderarse del país.
“Tratado de McLane-Ocampo”
Art. 2° Convienen ambas Repúblicas en proteger todas las rutas existentes hoy ó
que existieren e lo sucesivo al través de dicho Istmo, y en garantizar la neutralidad
del mismo. Art. 3° Al usarse por primera vez, Bona fide, cualquiera ruta al través de
dicho Istmo, para transitar por ella, establecerá la República Mexicana dos puertos
de depósito, uno al Este, y otro al Oeste del Istmo.
Art.4° Conviene la República Mejicana en establecer por cada uno de los puentes
de depósito -uno al Este y otro al Oeste del Istmo- reglamentos que permitan que
los efectos y mercancías pertenecientes a los ciudadanos y súbditos de los Estados
Unidos ó de cualquier país extranjero, se depositen en almacenes que al efecto se
construirán, libres de derechos de tonelaje y de toda otra clase, excepto los gastos
77
necesarios de corretaje y almacenamiento, cuyos efectos y mercancías podrán ser
retiradossubsecuentemente para transitar al través de dicho Istmo y para ser
embarcados en cualquiera de dichos puertos de depósito para cualquier puerto
extranjero, libres de todo derecho de tonelaje y otras clases; se les podrá sacar
también de dichos almacenes para la venta y el consumo dentro del territorio de la
República Mexicana, mediante el pago de los derechos hoy impuestos, ó que dicho
gobierno mexicano tuviese a bien cobrar.
Art. 11° Este Tratado será ratificado por el Presidente de los Estados Unidos, con
el consentimiento y consejo del Senado de los Estados Unidos, y por el Presidente
de México en virtud de sus facultades extraordinarias y ejecutivas, y las respectivas
ratificaciones serán canjeadas en la ciudad de Washington, dentro del preciso
término de seis meses a contar desde la fecha de su firma, o antes si fuese posible,
o en el asiento del Gobierno Constitucional, si el Presidente y el Senado de los
Estados Unidoshicieren algunas alteraciones o enmiendas que fuese aceptadas por
el Presidente de la República de México.
Art. 2° Este convenio será ratificado por el Presidente de los Estados Unidos y
por elPresidente de México, en virtud de sus facultades extraordinarias y ejecutivas,
y las respectivas ratificaciones serán canjeadas e la ciudad de Washington, dentro del
preciso término de seis meses, a contar desde la fecha de su firma, o antes, si fuere
posible, o en el asiento del Gobierno Constitucional, si el Presidente y el Senado de
los Estados Unidos, hicieren algunas alteraciones o enmiendas que fueren aceptadas
por el Presidente de la República Mexicana. En fe de lo cual, nosotros, los
Plenipotenciarios, lo hemos firmado y sellado en Veracruz el día catorce de
diciembre del año del Señor mil ochocientos cincuenta y nueve, trigésimo noveno
de la Independencia de la República Mexicana y octogésimo cuarto de la de los
Estados Unidos. Firmados: M. Ocampo.-Robert M. Mc Lane. Rúbricas.
82
Apéndice Dos.
Tras llegar los ciclos "Los Blogs de Spectator" y "Spectator Fase II" a su
conclusión, estas son las entradas acumulativas siguiendo el formato de
construcción de una bitácora convencional, por orden cronológico descendente de
fechas, con las que se irá dando seguimiento a dichos trabajos según lo dicten los
acontecimientos y sucesos nacionales e internaci,onales.
En ocasión del aniversario del natalicio del indio zapoteca que llegó a convertirse
en Presidente de México, celebrado el 21 de marzo, resulta una ocasión apropiada
para pasar revista a una imagen sumamente negativa que suele presentarse del
Benemérito de las Américas en ciertos textos y en ciertas corrientes ideológicas
plenamente identificadas con el conservadurismo de aquél entonces. Con el alto
concepto en que se le tiene en muchos textos históricos, seguramente para quienes
son introducidos por vez primera al sub-mundo de la extrema derecha resulta una
verdadera sorpresa que Benito Juárez termina siendo uno de los personajes
históricos más vilificados, más criticados, más demonizados y más satanizados en la
literatura de corte extremista como se hace en el libro América Peligra del alucinado
pseudo-historiador de la ultraderecha mexicana Salvador Borrego Escalante. Esto
nos obliga a preguntarnos con toda la seriedad del mundo: ¿quién era el verdadero
Benito Juárez? ¿Era el héroe que en medio de las peores circunstancias y condiciones
rescató a México de las fuerzas que querían a toda costa imponer una monarquía en
México a sangre y fuego haciendo retroceder el reloj de la Historia hasta los tiempos
de la Colonia? ¿O era realmente un personaje tan malo como lo pintan sus
detractores, principalmente los pseudo-historiadores que son el “faro de
iluminación” de la ultraderecha mexicana?
84
De haber triunfado los conservadores reaccionarios que derramaron mucha
sangre mexicana en su afán enfermizo por instaurar en México una monarquía con
un extranjero importado de Europa que les ayudase a superar sus malinchistas
complejos de inferioridad con la repartición de títulos nobiliarios hereditarios a
todos aquellos que apoyasen la aventura descabellada, los pueblos indígenas de
México estarían hoy mil veces peores que como ya están bajo el yugo del PAN-
Gobierno y sus depredadoras políticas económicas neo-liberales que han
ensanchado de modo grotesco la separación entre las clases sociales con una
repartición de la riqueza que se antoja desproporcionada (¿cómo es posible que un
país en el cual vive el hombre más rico del mundo pueda haber tanta miseria?) Para
poder llevar a cabo sus fechorías, los ultraconservadores de las derechas extremas
de hoy le vendieron al pueblo la idea de que al país le convenía tener una clase social
super-privilegiada a la cual se le mime con tasas bajas de impuestos y se le concedan
todo tipo de ventajas y privilegios que no se le conceden a los de la prole porque,
supuestamente, entre más dinero tengan los nuevos aristócratas con todas sus
concesiones y todos sus privilegios otorgados por el Estado (ejemplos destacados:
TELEVISA y TV Azteca, o lo que es lo mismo, Emilio Azcárraga Jean y Ricardo
Salinas Pliego) más podrán invertir generando empleos creando prosperidad y
bienestar social, desparramando felicidad a manos llenas como solo ocurre en los
cuentos de hadas. Esas eran las promesas luminosas, era la fantasía, esa era la trampa.
La realidad es que, en vez de suceder tal cosa, lo único que sucedió es que los
poderes fácticos que se han beneficiado a manos llenas con la instauración del
Partido Acción Nacional en la silla presidencial terminaron instaurando también una
aberración económica conocida como crony capitalism en la que los únicos que se
benefician son los mismos supracapitalistas que si antes acaparaban el 65 por ciento
de la riqueza nacional pasaron a acaparar el 75 por ciento de la riqueza nacional
pasando al 80 por ciento y así sucesivamente. Y no estando conformes con ello, han
presionado para obtener la privatización de la energía eléctrica, del petróleo, de los
servicos de correos, en fin, de todo lo que se pueda privatizar, terminando por
convertir al gobierno en una especie de empresa privada en manos de accionistas
cuya única finalidad siempre ha sido lucrar, lucrar y lucrar, porque nunca han sabido
hacer otra cosa más que eso.
Aquí surgen varias dudas. Siendo el alma algo etéreo e incorpóreo, de naturaleza
netamente espiritual (al menos así es como se le concibe), incapaz de ser percibida
directamente por los sentidos físicos y en cuya existencia se debe creer como un
acto de fé, ¿cómo pudo el prelado “ver” el alma de Benito Juárez y saber que se
trataba de él? La anécdota a la cual Joseph Schlarman le dá mucha importancia no
dá más detalles, como tampoco dá descripción alguna de lo que debe haber sido la
primera ocasión en la cual se le muestra a ser humano alguno una visión de lo que
es el Infierno, a no ser que se trate de la misma descripción que daban los griegos
del Tártaro (que por cierto predata los mismos orígenes del Cristianismo).
Por otra parte, según se puede apreciar en un libro del también frecuentemente
multicitado sacerdote católico que terminó autoexiliándose en Marfa, Texas, Regis
Planchet:
87
…que viene siendo su obra de 316 páginas titulada La Cuestión Religiosa en
México (la cual incluye también en muchos párrafos citas anecdóticas imposibles de
ser corroboradas, además de citar numerosas obras y autores anti-Juaristas sin
mencionarlos como tales):
Con los recursos tecnológicos actuales del nuevo milenio, si se quiere, se puede
vindicar o echar por tierra la aserción de que Juárez fue víctima de un asesinato
masónico. Basta con unas muestras pequeñísimas tomadas del cadáver de Benito
Juárez para detectar la presencia de cualquier veneno que lo pudiera haber llevado a
su sepulcro. Pero tal ejercicio sería completamente inútil, porque aún
comprobándose por medio de las más avanzadas técnicas forenses con las que se
cuenta hoy en día que Benito Juárez murió de causas naturales y no como resultado
de alguna fantasía urdida en las mentes de quienes querían verlo asesinado, los
alucinados ultraconservadores de la derecha de hoy seguramente dirían algo como
lo siguiente: “es que los masones son tan astutos, tan ladinos, tan sofisticados, que
88
pidiéndole ayuda a los illuminati lograron evaporar del cuerpo de Benito Juárez de
alguna manera tecnológicamente sofisticada para la época hasta el último átomo que
pudiera haber quedado en su cuerpo del veneno que le fue suministrado, lo cual
explica satisfactoriamente los resultados negativos obtenidos de la autopsia”. Se
trata de gente que ya está aferrada a cierta visión de la realidad que se han fabricado
para sí mismos, y nada los sacará de su cerrazón.
Regis Planchet dió por hecho que la figura de Benito Juárez quedaría demeritada
e inclusive vilificada merced a “unos recientes trabajos históricos” (pagina 304) de
los cuales jamás dió detalle alguno, a no ser que se estuviera refiriendo a él mismo y
a su propio libro anti-juarista:
Sin embargo, y al final de cuentas, un siglo después de que Regis Planchet hiciera
tales “profecías”, quienes se han encargado de inmolar el recuerdo y el legado
histórico de Benito Juárez han sido precisamente los descendientes de la derecha
conservadora y reaccionaria que quiso imponer una monarquía en México con un
aristócrata importado de Europa, empezando por Vicente Fox que personalmente
con sus propias manos desmontó la imagen de Benito Juárez que había servido de
fondo al escritorio de la Presidencia de la República, y continuando con Felipe
Calderón que en forma sigilosa y encubierta movió a los panistas más conservadores
y reaccionarios en el Congreso de la Unión para empezar con el desmantelamiento
total del Estado laico en México.
89
Podemos decir que esto último es absolutamente cierto en México, pero no por
lo que ocurra en las filas de las fraternidades masónicas, sino precisamente por lo
que ocurre en las filas de las derechas extremas que fueron creadas e indoctrinadas
en México recurriendo a literatura vieja como la que produjo Regis Planchet (citado
como “docta” fuente de información por el derechista extremista de corte fascista
ultra-radical Salvador Borrego en su libro América Peligra). Porque si hemos de
hablar de juramentos terribles que atan y encadenan a una persona por el resto de
su vida a sociedades secretas, ¿qué mejor ejemplo en todo el continente americano
que la terrible Organización Nacional del Yunque y sus creadores aglutinados en
torno a la aún más violenta y peligrosa sociedad criminal secreta de ultraderecha Los
Tecos que lanzó desde Guadalajara la gran conjura nacional para ir infiltrando al
gobierno mexicano poco a poco hasta tomar el control de las riendas del poder?
Todos aquellos que han sido encumbrados en estas sectas tenebrosas de la extrema
derecha y que quisieron en mala hora recobrar su libertad después de haberla
abdicado en sus juramentos casi siempre terminan muertos. Usando su autoridad
como sacerdote católico, Regis Planchet despotricó duramente en contra de las
fraternidades masónicas de cualquier tipo al igual que otros han continuado
haciéndolo siguiendo el ejemplo dado por Regis Planchet. En cambio: pese a la
extraordinaria peligrosidad y la naturaleza eminentemente conspiratoria que ha
llevado a a los líderes y militantes de organizaciones secretas en México como el
Yunque y los Tecos a ordenar la ejecución de crímenes y actos sumamente violentos
“en el nombre de Dios”, en ningún momento ha habido prelado católico alguno en
México que haya emitido una proclama de excomunión en contra de los líderes y
alucinados militantes de tan macabras sociedades.
90
prensa sensacionalista cuya credibilidad los hace presa fácil de cualquier tontería por
extravagante que sea.
El título La Cuestión Religiosa en México del libro del Pbro. Regis Planchet puede
ser engañoso para quienes no hayan echado jamás una vista al interior del libro. El
libro no menciona para nada ninguna de las atrocidades cometidas por los
Inquisidores en los tiempos de la Colonia en México ni emite condena alguna al
Tribunal del Santo Oficio por sus cacerías de herejes, protestantes, judaizantes,
brujas y demás parafernalia. El libro es simple y sencillamente un libelo
condenatorio en contra de Benito Juárez sin reconocer en ninguna de sus páginas
las razones por las cuales la Iglesia Católica adquirió fama de intolerante antes de
que se llevara a cabo la Independencia de México. Tampoco fue el único libro que
escribió Regis Planchet (al cual en ocasiones se le nombra como un personaje de
origen catalán, aunque en realidad era de origen francés, lo cual explica en parte su
exacerbada animadversión hacia un indio zapoteca que desde la Presidencia de
México luchó en contra de la intervención francesa en México). También escribió
los libros La propaganda protestante en México (publicado en 1922) y La
intervención protestante en México y Sud América (publicado en 1928):
…queriendo fijar en sus lectores la firme convicción de que los ministros del culto
protestante son y siempre fueron la “avanzada” de un enorme “complot masónico”
para destruír por completo a la Iglesia Católica, una fantasía charra con la cual
cualquier pastor de cualquier culto protestante en nuestros tiempos seguramente
caería al suelo desternillándose de la risa si no quedaba con los ojos cruzados del
asombro de que alguien pudiera elaborar tales fantasías o que haya gente dispuesta
a creer en tales ficciones (a diferencia de la Iglesia Católica, en la cual hay una
autoridad suprema que está en Roma y de la cual emanan órdenes y directivas de
alcance mundial de manera unificada hechas efectivas en cada país a través de los
Cardenales y los Obispos, los cultos protestantes no tienen ninguna de estas
92
jerarquías, y por lo tanto les sería imposible en toda la extensión de la palabra el
poder ponerse de acuerdo para organizar y emprender un “plan grandioso” para
acabar con la Iglesia Católica en México como pretendía hacerlo creer Regis
Planchet). Cualquier ultraderechista que acepte las tesis de Regis Planchet,
invariablemente quedará convencido de que la “gran conspiración judía masónica
comunista” debe ser ampliada para incluír a los ministros del culto protestante y así
terminar creyendo en la existencia de una “gran conspiración judía masónica
comunista protestante”, sumándole a la “gran conspiración” otros segmentos de la
sociedad para así hacerla aún más grandiosa, más estremecedora, capaz de mover a
las masas a la histeria colectiva.
93
Y si México tuvo al furibundo anti-juarista Regis Planchet para pintar a Benito
Juárez como “un indio cobarde, sanguinario, asesino, ladrón, ratero, apóstata” y
demás calificativos pintorescos, encabezando una “gran conspiración masónica”
para convertir a los francmasones mexicanos e importados en los dueños de México,
Europa también tuvo su propia versión de Regis Planchet, un prelado católico
llamado Ernest Jouin, el cual gastó bastante tinta en denunciar lo que también él
llamaba “una gran conspiración masónica”.
Unidos los tres ingredientes, nació la apocalíptica teoría de “la gran conspiración
judía masónica comunista” para el dominio del planeta a la cual hay que agregarle
(según Regis Planchet y sus discípulos entre los cuales se encuentra el alucinado
Salvador Borrego) el elemento protestante para así postular la existencia de “la gran
conspiración judía masónica comunista protestante” (solo les faltó meter a
extraterrestres y ovnis en el panorama). Cabe destacar aquí que la mayor parte de las
traducciones al Español de Los Protocolos de los Sabios de Sión a los cuales suele
adjuntárseles el sub-título “Los peligros judeo-masónicos” están precedidos por un
comentario introductorio elaborado precisamente por Monseñor Ernest Jouin, el
cual dió sus parabienes en su calidad de ministro religioso a las teorías conspiratorias
propaladas por el vil fraude literario ruso, elevando a los Protocolos a la categoría
de algo “casi casi” confirmado como cierto por él mismo pese a que Ernest Jouin
sabía perfectamente que se trataba de un fraude literario (Ernest Jouin falleció en
1932, 11 años después de que la naturaleza fraudulenta de los Protocolos había
quedado al descubierto en 1921). Ernest Jouin jamás pidió perdón a nadie ni ofreció
disculpa pública alguna por haber avalado personalmente como cierto en su calidad
de sacerdote católico un fraude literario que a la postre terminó desatando la locura
antisemita que condujo al genocidio Nazi de millones de seres humanos en los
hornos crematorios ordenados por Hitler para tales efectos.
Fue tal el odio anti-juarista instilado entre los sinarquistas y los fascistas de corte
cristero en México por autores como Schlarman y Planchet (un odio que siempre
ha compartido el primer Presidente de México emanado de la derecha
ultraconservadora, Vicente Fox), que el 19 de diciembre de 1948 (unos cuantos años
después de la derrota de la Alemania Nazi) en un arrebato de “nacionalismo” una
turba vandálica de unos dos mil sinarquistas del Partido Fuerza Popular se trasladó
hasta el Hemiciclo a Benito Juárez en la Ciudad de México, y después de escupirle
en la cara le encapucharon la cabeza al Benemérito espetándole: “Tú no eres digno
de ver hombres libres” (evento documentado en su momento en forma detallada
por Vicente Fuentes Díaz). Lo cual terminó por colmar la paciencia del régimen
trayendo como consecuencia la cancelación del registro de Fuerza Popular como
partido político y la proscripción de la Unión Nacional Sinarquista y el sinarquismo
en México, lo cual a su vez aceleró el viraje de las derechas reaccionarias de México
hacia la táctica Yunquista de que es mejor apoderarse del gobierno infiltrándolo por
dentro que enfrentándolo valientemente por fuera dando la cara al enemigo, algo
para lo cual los planes detallados de indoctrinación, fanatización e infiltración ya
habían sido elaborados y estaban siendo puestos en práctica en las filas de la macabra
sociedad secreta Tecos en el Estado de Jalisco.
Si vamos a juzgar a Benito Juárez por lo que publicó en su contra el Pbro. Regis
Planchet, mal haríamos en tomarle todo lo que dice como cierto, estando
perfectamente definido el bando al cual pertenecía. Ciertamente, Benito Juárez, el
hombre de carne y hueso, tuvo sus defectos y sus virtudes. Ningún hombre es
completamente bueno ni completamente malo (aunque hay algunos que son mucho
más buenos que malos y viceversa). Nuestro propósito no debe ser sacralizar ni
96
demonizar al Benemérito, sino evaluar el peso histórico de su legado. Se trata del
hombre que impidió que el México actual estuviese siendo gobernado por una
monarquía con un sistema rígido de castas que hubiera impedido a nativos indígenas
como Benito Juárez el poder aspirar a gobernar a una nación como México. Se trata
del mismo hombre que hizo prevalecer al Estado laico, estableciendo el poder civil
como un poder independiente del poder clerical, definiendo claramente la línea
divisoria entre lo que es de César y lo que es de Dios, una línea divisoria que empezó
a ser borrada cuando Constantino proclamó al cristianismo como la religión oficial
de Estado de Roma. Y al hacer prevalecer al Estado laico con el reforzamiento de
la autoridad civil y la capacidad para expedir actas oficiales de nacimiento,
matrimonio y defunción para cualquier mexicano sin importar su credo religioso,
Juárez garantizó por vez primera para todos los mexicanos la libertad religiosa en
México, una libertad que ciertamente no se dió ni se conoció en los tiempos de la
Colonia cuando el Tribunal del Santo Oficio se encargaba de rostizar vivos a quienes
trataran de profesar otra fé.
Por vez primera, los musulmanes, los judíos, los protestantes, los evangélicos, los
mormones, los cuáqueros, los luteranos, los menonitas, y hasta los mismos nativos
indígenas de México que sobrevivieron con su lengua original (náhuatl, totonaca,
mayo, etc.) al genocidio cultural impuesto con el filo de la espada por aventureros
españoles genocidas tales como Hernán Cortés y Francisco Pizarro, estarían en
plena libertad de practicar sus creencias religiosas a su modo o inclusive en libertad
de cambiar de creencias de acuerdo a sus convicciones y a sus experiencias, o
inclusive hasta de poder convertirse en agnósticos y ateos, sin el temor de ser
acusados de herejía y de caer en las garras de los dementes inquisidores que en su
intolerancia y falta de respeto hacia las creencias o no-creencias de otros y en su
desmedido afán persecutorio recurrieron a los mismos instrumentos de tormento
que hoy podemos ver en algunos museos.
¡Y aún así, todavía hay quienes se siguen tragando el cuento de que Benito Juárez
prohibió en México el culto religioso, una fantasía con la que no concuerdan los
ministros de muchas sectas cristianas, a grado tal que son precisamente los ministros
de estas sectas quienes han salido en defensa del espíritu juarista del Artículo 24
Constitucional que las derechas en México siempre han querido socavar! Es
absolutamente falso que en México al iniciar el tercer milenio no haya plena libertad
de culto religioso (y esto no fue el resultado de alguna concesión generosa hecha
por las derechas y los conservadores ultra-reaccionarios de corte neo-fascista desde
los tiempos de Juárez hasta los tiempos de hoy), como igualmente falsa es la
97
afirmación de que en las escuelas privadas no se permita la enseñanza de la religión.
Lo que sí es absolutamente cierto es que en el México laico del siglo XXI no se
privilegia a una religión por encima de todas las demás, como también es cierto que
los ministros de cultos religiosos no pueden andarse insmiscuyendo en la política a
tal grado que les sea posible tener en el Congreso de la Unión como representantes
populares del poder civil a sacerdotes, Obispos, y hasta Cardenales, como también
es cierto que la enseñanza de la religión no es una asignatura obligatoria en las
escuelas públicas sobre la base de que son los padres de familia quienes se deben
encargar de tales cosas en el propio seno familiar.
Con la puesta en práctica del Estado laico a raíz de la promulgación de las Leyes
de Reforma, por vez primera el pensamiento científico quedaría completamente
liberado en México, sin estar supeditado a censuras o ataduras de ninguna especie.
Esto es algo por lo cual, y aún pese a los yerros que haya cometido el Benemérito,
los mexicanos de hoy que no comulgan con quienes quieren proscribir por completo
su legado deberían de estarle agradecidos. Y es algo que es muy importante tener
siempre en cuenta, porque la encarnizada lucha que Juárez tuvo que emprender en
contra de los intolerantes de su tiempo es una lucha que aún continúa en contra de
los intolerantes de hoy que por azares del destino lograron apoderarse de la
Presidencia de México desde el año 2000 adquiriendo por vez primera el mando
absoluto del Ejército mexicano, con el agravante de que ya no está Juárez aquí entre
nosotros para encabezar la resistencia que se debe dar para impedir que se pierda lo
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que tanto trabajo costó obtener, aunque del cualquier manera su ejemplo sigue vivo
para quien se quiera inspirar en él.
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El llamado príncipe de la palabra, Jesús Urueta, chihuahuense, cuyo verbo
encendido despertaba las grandes pasiones de la sociedad mexicana y empujaba con
frases centellantes a emprender grandes acciones, dijo respecto a Benito Juárez,
zapoteca nacido el 21 de marzo de l806: “El polvo que piensa, no vuelve al polvo,
Juárez, sublime encarnación del hombre, no se encuentra en su tumba convertido
en cenizas”, es un icono agregamos nosotros cuya vida se incrustó para siempre en
la historia nacional.
Lo anterior no sólo sirve como un recuerdo histórico sino una consigna que
deben emplear los gobiernos para la resolución de los graves problemas por los que
padecemos. Sólo las leyes equitativas pueden al aplicarse componer al descompuesto
tejido social. Nuestra frontera pide a gritos que se apliquen esos ordenamientos,
pero deben ser leyes meditadas y reflexionadas a fondo, por personas responsables
que al llegar al poder legislativo aporten esfuerzo y entrega para que el gobierno y el
pueblo de común acuerdo se sujeten a ellas y se quite para siempre los artificios
100
publicitarios de lanzar proclamas para llegar a los puestos representativos sin hacer
nada que beneficie a la gente y que sólo la cara publicidad puede hacer que se
sustituya la ausencia de compromiso comunitario de los aspirantes.
Asienta la investigadora que Juárez fue el único presidente que en el siglo XIX
conoció el latín, el ingles y el francés.
Para algunas personas, los días de festejo patrio sólo sirven para el descanso,
sin darle una pequeña pasada a la historia que es la maestra de la vida. Se requiere,
como en el caso de Juárez, se acuda a sus ideas toda vez que por falta de la aplicación
de la ley empieza a naufragar el barco social, y por la apatía en la aplicación de las
normas existe un caos basado sólo en la fuerza y no en las normas a quien Juárez
respetó. De verdad.
“La historia tiene para siempre tres fechas y tres nombres, iguales en justicia y
en gloria; tres fechas: 1649, 1793 y 1867 ¡Tres nombres: Cromwell, Robespierre,
Juárez
¡En el mundo moderno, tú eres uno de los tres grandes vengadores del género
humano Y aunque eres el último que ha aparecido, no eres el menor entre ellos
103
La Europa cuenta dos hombres; ¡tú los igualas La América dos: ¡tú los
sobrepujas Bolívar no tenía en su contra más que a España; Washington sólo a la
Inglaterra: pero tenía consigo a la Francia.
Pero tenías contigo la fe y la fuerza del derecho, y has sido más grande aún que
Lincoln el mártir; porque si es hermoso morir por los esclavos, es más hermoso
matar a los tiranos.”
El estilo es el hombre, dice el dicho. Pyat escribe como lo hacían los jacobinos
y libertarios de todo el mundo decimonónico. Como lo hacían aquí Guillermo Prieto
e Ignacio Ramírez. Y no le faltaba razón: México, solo contra el mundo, tenía a su
favor la fuerza del Derecho. Aferrándose a ella, por fin triunfó. ¿Podremos los
mexicanos de esta generación hacer valer esta lección de nuestro pasado y lograr el
imperio de la Ley?
El odio atroz manifestado por las fuerzas ya no tan ocultas del fundamentalismo
mexicano de derecha así como las enormes cantidades de tinta que han gastado en
difamar y calumniar a Benito Juárez obligan a dar un repaso a algunos capítulos de
la Historia de México que permanecían olvidados para poder apreciar la imagen del
verdadero Juárez. Nada mejor para ello que tomar un libro añejo titulado “Lecturas
nacionales” del insigne maestro Teodomiro Manzano publicado en 1932, en donde
se incluye una carta de Benito Juárez a Maximiliano en donde al ver a Juárez hablar
104
por sí mismo (en lugar de verlo hablar a través de las falsedades y distorsiones que
le inventan los talibanes de la derecha mexicanos) podemos apreciar mejor al
verdadero Juárez. La carta fue escrita a toda prisa cuando los predecesores del PAN
y del Yunque se habían traído a México a un noble aristócrata europeo para fundar
una monarquía (los ultraconservadores jamás han creído en la democracia, ni ayer
ni hoy, y para ellos la democracia solo es buena si les permite llegar al poder haiga
sido como haiga sido, tras lo cual ellos se convierten en los principales enemigos de
la misma), una monarquía de opereta cuyos primeros estragos fueron el
derramamiento estéril de sangre mexicana en la intentona de imponer un sistema de
gobierno absolutista y monárquico en México:
“Me dirige usted particularmente su carta del 22 del pasado, fechada a bordo
de la fragata Novara; y mi calidad de hombre cortés y político me impone la
obligación de contestarla, aunque muy de prisa y sin redacción inmediata, porque ya
debe usted suponer que el delicado e importante cargo de Presidente de la República
absorve casi todo mi tiempo, sin dejarme descansar de noche. Se trata de poner en
peligro nuestra nacionalidad, y, yo, que por mis principios y juramentos soy el
llamado a sostener la integridad nacional, la Soberanía y la Independencia, tengo que
trabajar activamente, multiplicando mis esfuerzos, para corresponder al depósito
sagrado que la Nación, en el ejercicio de sus facultades, me ha confiado.; sin
embargo, me propongo, aunque ligeramente, contestar los puntos más importantes
de su citada carta.
Contestó usted a todo eso exigiendo una voluntad libremente manifestada por
la Nación, y como resultado de sufragio universal; esto era exigir una imposibilidad;
pero era una exigencia propia de un hombre honrado. ¿Cómo no he de admirarme
ahora viéndole venir al territorio mexicano, sin que se haya adelantado nada respecto
a las condiciones impuestas; cómo no he de admirarme viéndole aceptar ahora las
ofertas de los perjuros y aceptar su lenguaje, condecorar y poner a su servicio a
hombres como Márquez y Herrán, y rodearse de toda esa parte dañada de la
sociedad mexicana?
Me invita usted a que vaya a México, ciudad a donde usted se dirige, a fin de
que celebremos allí una conferencia, en la que tendrán participación otros jefes
mexicanos que están en armas, prometiéndome todas las fuerzas necesarias para que
nos escolten en el tránsito, y empeñando, como seguridad de su fé pública, su
palabra y honor.
Los derechistas del ayer como los reaccionarios Leonardo Márquez, Miguel
Miramón, Félix María Zuloaga, Antonio Taboada, Herrán y Tomás Mejía
(predecesores de los Yunquistas y Tecos de hoy) no son muy diferentes de los
ultraconservadores de la derecha actual como Felipe Calderón, Vicente Fox,
Josefina Vázquez Mota y demás fauna conspiradora de la derecha ultraconservadora
en México. Aquellos traidores del ayer son simplemente sus gloriosos antepasados,
igual en muchos sentidos que los continuadores actuales de su obras, con la
excepción de que en los tiempos de Juárez no tenían un Adolfo Hitler o un
Francisco Franco como ejemplos a seguir, ni contaban con un poderoso medio
masivo de comunicación cómplice de ellos como TELEVISA. ¡Ah, como cambian
los tiempos, y al mismo tiempo como no cambian en nada cosas que creíamos que
cambiarían con el paso del tiempo! Y en ambos casos, hay un desprecio absoluto
hacia aquellos que dicen estar “salvando”. Los ultraconservadores de ayer no
tuvieron el menor remordimiento de la sangre que se derramaría en suelo patrio al
abrirle ellos las puertas a los invasores franceses en apoyo de la aventura monárquica
que terminó en fracaso, al igual que los ultraconservadores de hoy no tuvieron el
menor remordimiento en impulsar a escondidas la masacre de Tlatelolco
pregonando falsamente una supuesta conjura marxista disfrazada de conflicto
estudiantil para derrocar al gobierno de México. Y aunque hoy defienden a ultranza
los derechos de los cigotos a completar el ciclo de fecundación, jamás han tenido
respeto alguno por la vida humana, ni ayer ni hoy, henchidos de la hipocresía
fanática que siempre los ha caracterizado.
107
Como puede verse en la carta de Juárez a Maximiliano, es vil mentira de la derecha
ultraconservadora la afirmación de que Juárez era “un ateo descreído empeñado en
la destrucción de la Iglesia Católica”. Inclusive aunque Juárez fundó la institución
del matrimonio civil (la cual benefició a todos aquellos miembros de otros credos
religiosos para los cuales sus uniones eran uniones pecaminosas de amasiato sin
derechos ni privilegios legales al estar realizadas fuera de la Iglesia Católica) Juárez
no se opuso a que sus hijas se casaran mediante una ceremonia religiosa católica
además de la ceremonia civil. Lo que no le perdonan ni le perdonarán nunca los
reaccionarios del ayer que son los Yunquistas de hoy a Juárez es el haber luchado
para fundar el Estado laico en México dando plena validez al precepto instituído
por el mismo Jesús de Nazareth.
Los mismos traidores del ayer a los cuales Benito Juárez tenía identificados
plenamente y los cuales les abrieron las puertas de México a los invasores franceses
antecedieron a quienes hoy son sus herederos ideológicos abriéndoles las puertas a
extranjeros injerencistas como el gachupín Antonio Solá concediéndoles
rápidamente por la vía fast track la ciudadanía mexicana para que vengan a
envenenar los procesos electorales de México con sus campañas de odio y guerras
mediáticas sucias para garantizar la permanencia en la silla presidencial de la casta
impura de conservadores afines a la ultraderecha que anhelan el poder absoluto
haiga sido como haiga sido sin importarles que su obstinación de querer controlarlo
todo pueda llevar a México a una guerra civil (como en los tiempos de Juárez) que
termine costándole la vida a miles o quizá cientos de miles de mexicanos al no dejar
ninguna otra opción para expulsarlos del poder o del país:
Veamos otro pasaje tomado del mismo libro elaborado por el Maestro Teodomiro
Manzano:
Con motivo de la feliz terminación del curso, los estudiantes del Instituto, más
entusiastas que los de estos tiempos que corren, obsequiaron al señor Dublán con
un baile, que se verificó en la casa particular de éste.
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En él un estudiante obscuro y desconocido invitó para bailar a una de las hijas
más jóvenes del Sr. Juárez. La niña, con la irreflexión propia de la edad, no aceptó,
pretextando una indisposición.
Casi en seguida, otro caballero de los que brillaban en la festiva Sociedad de esa
época, invitó a la misma niña, quien se disponía a gozar de los placeres del baile;
pero don Benito se acercó y dirigiéndose al caballero, suplicó dispensara a la niña
que, por estar indispuesta, no podía bailar en ese momento.
Menos que él fuí yo: hoy no sabemos lo que podrá ser mañana el hombre más
obscuro. Tu deber es satisfacerlo, porque no vales más que él.
“Amiguito, mi hija no pudo bailar con usted hace poco porque se sentía mal;
ahora que está repuesta, me encarga suplique a usted le haga el honor de
acompañarla.”
Agustín Rivera
Por sus mismos orígenes humildes, Benito Juárez no era clasista, no era soberbio,
no era fatuo ni pedante, no era un “junior”, en marcado contraste con los
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malinchistas de hoy que aún lo desprecian por sus raíces indígenas y que en aquél
entonces exhibiendo sus complejos de inferioridad se fueron hasta Europa para
traerse un “Emperador” de opereta rubio y de ojos azules para que gobernara a
México. Los ultraconservadores de la derecha intransigente eran malinchistas ayer,
y siguen siendo malinchistas hoy, al admirar y buscar como ejemplo a los “arios
Nazis” pese a que el acomplejado máximo exponente de todo lo que admira
racialmente la extrema derecha de México, Adolfo Hitler, ciertamente no era rubio
y en una “subasta nórdica” habría sido desechado como producto de segunda
categoría al no satisfacer él mismo sus propias exigencias de “superioridad racial”.
Con la desaparición del Estado laico, con la destrucción del legado juarista, el
siguiente paso lógico debe ser sin duda el reescribir toda la Historia de México tal y
como lo hacen revisionistas-negacionistas como Salvador Borrego Escalante y
Salvador Abascal, ensalzando y pintando como verdaderos héroes a tipos como el
General Leonardo Márquez, Miguel Miramón, Félix María Zuloaga, Antonio
Taboada, Tomás Mejía, Vicente Fox, Felipe Calderón, Josefina Vázquez Mota y
Victoriano Huerta, y vilificando al mismo tiempo a figuras como Benito Juárez,
Lázaro Cárdenas y hasta al Padre de la Patria Don Miguel Hidalgo y Costilla cuyo
levantamiento armado puso fin al Imperio Español, algo que los derechistas
extremistas de hoy en México nunca le han perdonado al Cura Hidalgo (tampoco
los de España). Que al fin y al cabo, para reinventar toda la historia rellenándola con
falsedades, verdades a medias y mentiras directas es para lo único que son realmente
buenos los ultraderechistas mexicanos de hoy y sus asesores importados de Europa.
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POST SCRIPTUM:
En el mismo mes de marzo del 2012, en ocasión del aniversario del natalicio del
Benemérito, un editorialista de nombre Víctor Orozco escribió lo siguiente en un
trabajo titulado “La iglesia para rezar, la escuela para enseñar”:
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El papa Benedicto XVI ha venido a México entre otros propósitos con el de
promover la libertad religiosa, dice. Sabe de seguridad que en este país existe tal
libertad desde el 4 de diciembre de 1860, cuando la proclamó el gobierno
republicano. Y sabe también que alcanzar el ejercicio de tal derecho costó a los
mexicanos ríos de sangre, brotados de la oposición ofrecida por la iglesia católica, la
cual condenó, excomulgó y combatió con todo lo que pudo a quienes defendieron
esa libertad. Y que financió, armó y alentó también con todo lo que estuvo en sus
manos a los ejércitos enemigos del derecho de este pueblo a tener o no tener
creencias religiosas. Tragedias similares ocurrieron a los franceses, españoles,
italianos, brasileños, argentinos, peruanos...etc. ¿De dónde pues, esta cantaleta de la
“libertad religiosa”, en boca de sus peores adversarios?
Uno tras otro, los voceros de la iglesia católica insisten en establecer en México
la enseñanza religiosa en las escuelas estatales. Algún obispo se preguntaba,
haciendo gala de socarronería, quien iba a pagar a esos docentes confesionales.
Obviamente no se requiere mucha imaginación para suponer que como en España,
los dineros saldrían de los impuestos de todos los mexicanos, católicos o no,
creyentes o no. En noviembre del año pasado, los obispos reunidos en su
conferencia episcopal, tuvieron una junta con el presidente de la República y le
presentaron la propuesta-exigencia. Si la constitución política establece que el
mexicano es un Estado laico, pues no la modifiquemos dicen los clérigos,
hagámonos de la vista gorda y digamos con su santidad Benedicto XVI que “...la
educación de una confesión religiosa en las escuelas públicas, lejos de significar que
el Estado asume o impone una creencia religiosa particular, indica el reconocimiento
de la religión como un valor necesario para la formación de la persona”. Pero
entonces, no inculquemos religión alguna, con sus dogmas y sus fantasías, sino
enséñese historia de las religiones, de la culturas religiosas, de todos estos procesos
como resultantes históricas, de manera tal, como decía un profesor de la Universidad
Autónoma Metropolitana, que el educando conozca las razones por las cuales él es
católico y su compañero de al lado es protestante o testigo de Jehová. Obviamente
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ésta no es la idea de aquellos que claman por la “libertad religiosa”, sino la de
imponer desde las aulas una concepción, unos usos, una visión del mundo acordes
con los de la iglesia católica y más aún, de quienes la dirigen y administran. ¡Ésta es
la libertad religiosa por la cual tanto disputan ahora clérigos y políticos.
Ahora bien, ¿es la mayoría de los mexicanos conforme con la terminación del
Estado laico? ¿Con la introducción de la educación confesional en las escuelas
oficiales? ¿Con la ilimitada participación de los sacerdotes en actividades políticas,
incluyendo su postulación para cargos públicos? ¿Con el financiamiento con dineros
fiscales para las actividades de las iglesias, preponderantemente de la católica? Todas
las encuestas dicen que no. El pueblo mexicano es mayoritariamente católico, cierto,
pero hay arriba de veinte millones de habitantes de otras confesiones o de ninguna.
Y, entre los declarados católicos, prevalecen, sin ninguna duda la sensatez, el amor
a la libertad, el espíritu de la tolerancia y la pluralidad. Quizá por ello, los legisladores
confabulados con los dignatarios eclesiásticos para asaltar una por una a las
instituciones republicanas, dan golpes de mano y no se atreven a desarrollar
consultas cada vez que reforman las leyes para imponer marchas hacia el pasado.
Un pasado, por cierto que los mexicanos no olvidamos, ni en lo que tiene de glorioso
por cuanto nos colocó entre las naciones más avanzadas del mundo cuando el
gobierno de Benito Juárez expidió la ley de la libertad religiosa, ni en lo que tiene de
oprobio, cuando las cúpulas clericales y políticas provocaron guerras fratricidas para
evitar las emancipaciones, económicas y culturales. La iglesia para rezar, la escuela
para enseñar, es una frase con la cual muy pocos mexicanos están en desacuerdo,
en ella se sintetizan estos sólidos aprendizajes históricos.
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