Taller 1 (Atención Selectiva)

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TALLER DE ATENCIÓN SELECTIVA

PRIMERA ACTIVIDAD:
INSTRUCCIONES:
1. Poner su celular con audífonos o un elemento en el que pueda escuchar una de sus
canciones favoritas.
2. Leer detenidamente el siguiente cuento intentando únicamente concentrar la
atención en el mismo (Sólo se puede leer una vez).
3. Cuándo haya terminado de leerlo, sin apagar la música, intente concentrar su
atención y escriba el cuento nuevamente, intentando reproducir tal cual lo que leyó,
es decir, intentando escribir el cuento tal cual como está, con todos los detalles
posibles.
4. Cuando haya terminado compare ambos cuentos, revisando los posibles errores o
las omisiones que cometió y las razones por las que esto pasó.

EL ELEFANTE ENCADENADO (JORGE BUCAY)


“Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los
circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me
llamaba la atención el elefante.

Durante la función, la enorme bestia hacía despliegue de su peso, tamaño y fuerza


descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al
escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una
de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era
sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra.

Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese animal capaz
de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza podría, con facilidad, arrancar la
estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo mantiene entonces? ¿Por qué no
huye?

Cuanto tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes.
Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del
elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapa porque estaba
amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia... si está amaestrado, ¿por qué lo
encadenan? No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente.

Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca… y sólo lo recordaba
cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta.
Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante
sabio para encontrar la respuesta: el elefante del circo no escapa porque ha estado a
unido a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño. Cerré los ojos y me
imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel
momento el elefantito empujó, tiró, sudó, tratando de soltarse. Y a pesar de todo su
esfuerzo, no pudo.

La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado, y que
al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía… Hasta que un
día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su
destino. Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no se escapa
porque cree -pobre- que no puede. Él tiene registro y recuerdo de su impotencia, de
aquella impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha
vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás… jamás… intentó poner a prueba
su fuerza otra vez…”

Ahora que ya sabe de sus fallas, nuevamente practique e intente los pasos con el siguiente
cuento:
EL PAISAJISTA
“Érase una vez un pintor de gran talento que fue enviado por el emperador de China a una
provincia lejana y recién conquistada, con la misión de traer a su vuelta imágenes pintadas.
Tras un largo viaje en el que visitó en profundidad todos los territorios de la provincia, el
pintor regresó, pero sin embargo no portaba ninguna imagen. Ello generó sorpresa en el
emperador, quien terminó enfadándose con el pintor.
En ese momento, el artista solicitó que le dejaran un lienzo de pared. En él, el pintor dibujó
con gran detalle todo lo que había visto y recorrido en su viaje, tras lo cual el emperador
acudió a verlo. Entonces el pintor le explicó cada uno de los rincones del gran paisaje que
había dibujado y explorado en sus viajes. Al acabar, el pintor se aproximó a un sendero que
había dibujado y que parecía perderse en el espacio. Poco a poco, el pintor se adentró en el
sendero, metiéndose en el dibujo y haciéndose cada vez más pequeño hasta desaparecer tras
una curva. Y cuando este desapareció, lo hizo todo el paisaje, dejando el muro
completamente desnudo.”

¿Le fue mejor? ¿peor? ¿mejoraron las fallas?

SEGUNDA ACTIVIDAD:
INSTRUCCIONES:
1. Ahora va a poner en sus audífonos el poema de Eduardo Galeano “Utopía”
encontrado en youtube en el link https://www.youtube.com/watch?v=lNxafgc9Z48
2. Mientras lo escuchas vas a leer el siguiente cuento, intentando no prestar atención a
tu lectura, sino a lo que estás escuchando.
EL FANTASMA PROVECHOSO (DANIEL DEFOE)
“Había una vez un caballero que poseía una casa muy muy vieja, construida
aprovechando los restos de un antiguo monasterio. El caballero decidió que quería
derruirla, pero sin embargo consideraba dicha tarea implicaría demasiado esfuerzo y
dinero, y empezó a pensar en alguna manera de lograr hacerlo sin que le supusiera a
él ningún costo.

El hombre decidió entonces crear y empezar a difundir el rumor de que la casa


estaba encantada y habitada por un fantasma. Elaboró también con sábanas un traje
o disfraz blanco, junto a un artefacto explosivo que generara una llamarada y dejara
tras de sí olor a azufre. Tras contar el rumor a varias personas, entre ellas algunos
incrédulos, les convenció de que acudieran a su casa. Allí activó el ingenio,
provocando que los vecinos se asustaran y creyeren que el rumor era cierto. Poco a
poco más y más gente iría viendo a dicho ente espectral, y el rumor fue creciendo y
extendiéndose entre los lugareños.

Tras ello, el caballero extendió también el rumor de que el motivo de que el


fantasma estuviera allí podría ser el hecho de que hubiese en la casa un tesoro
escondido, así que en poco tiempo empezó a excavar para encontrarlo. A pesar de
que no lo hacía, los vecinos empezaron también a creer que sí podía haber algún
tesoro en el lugar. Y un día, algunos vecinos le preguntaron si podían ayudarle a
excavar, a cambio de que pudieran coger el tesoro.

El propietario de la casa respondió que no sería justo que le tirasen la casa abajo y
se llevaran el tesoro, pero magnánimamente les ofreció que si excavaban y retiraban
los escombros que su acción generase y en el proceso encontraban el tesoro, él
aceptaría que se llevaran la mitad. Los vecinos aceptaron y se pusieron a trabajar.

Al poco tiempo el fantasma desapareció, pero de cara a motivarles el caballero


dispuso veintisiete monedas de oro en un agujero de la chimenea que después tapió.
Cuando los vecinos lo encontraron, les ofreció quedárselo todo siempre y cuando el
resto que hallaran lo repartieran. Ello motivó aún más a los vecinos, que ante la
esperanza de encontrar más fueron excavando hasta los cimientos. De hecho, sí
encontraron algunos objetos de valor del antiguo monasterio, algo que los espoleó
aún más. Al final, la casa fue derruida por entero y los escombros retirados,
cumpliendo el caballero con su deseo y empleando para ello apenas un poco de
ingenio.”

3. Intenta escribir lo que recuerdas de lo que escuchaste atentamente.


4. Vuelve a reproducir el poema pero ahora sin lectura y analiza la capacidad
atencional que tuviste y a qué se deben tus omisiones o errores.
Ahora que ya sabe de sus fallas, nuevamente practique e intente los pasos con el
siguiente cuento y el poema de youtube “La noche” que encontrará en el siguiente link
https://www.youtube.com/watch?v=r2PKu7cya4U
EL ESPEJO CHINO
“Había una vez un campesino chino, el cual iba a ir a la ciudad a vender la cosecha de
arroz en la que él y su esposa habían estado trabajando. Su mujer le pidió que,
aprovechando el viaje, no se olvidase de traerle un peine.
El hombre llegó a la ciudad y una vez allí vendió la cosecha. Tras hacerlo, se encontró y
reunió con varios compañeros y se pusieron a beber y a celebrar lo conseguido.
Después de ello, y aún un poco desorientado, el campesino recordó que su esposa le
había pedido que le trajera algo. Sin embargo no recordaba el qué, con lo que acudió a
una tienda y compró el producto que más le llamó la atención. Se trataba de un espejo,
con el cual regresó a su hogar. Tras dárselo a su esposa, se marchó de nuevo a trabajar
en el campo.
La joven esposa se miró en el espejo, y repentinamente empezó a llorar. La madre de
esta le preguntó el por qué de tal reacción, a lo que su hija le pasó el espejo y le
respondió que la causa de sus lágrimas era que su marido había traído consigo otra
mujer, joven y hermosa. La madre de esta miró también el espejo, y tras hacerlo le
respondió a su hija que no tenía de qué preocuparse, dado que se trataba de una vieja.”
¿Le fue mejor? ¿peor? ¿mejoraron las fallas?

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