Examen de Peritos en Juicio
Examen de Peritos en Juicio
Examen de Peritos en Juicio
Showtime
1606
Matson JV. Effective Expert Witnessing. 3ª edición. Estados Unidos: CRC Press; 1999.
826 Leonardo González-Wilhelm
Una instancia procesal crucial antes del juicio oral, y de enorme reper-
cusión sobre lo que ocurrirá en él, es el control de la admisibilidad de los
medios de prueba que las partes pretenden incorporar al debate. Este es el
momento en el cual se establece qué evidencia podrá ser presentada en el
juicio, para qué uso y en qué condiciones1607.
La seguridad del sistema de justicia se sustenta, en parte, en disponer
de pruebas forenses precisas y objetivas. Sabido es que las limitaciones
del conocimiento científico, sumadas a peritos parciales, potencialmente
sesgados o sujetos a algún conflicto de interés, son terreno fértil para pro-
Véase: a) Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction. 2ª edición. EE. UU.: Academic
1607
Press; 2011; b) Houck MM, Siegel JA. Fundamentals of forensic science. 3ª edición. U.K.:
Academic Press; 2015.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 827
•• aquellos en los cuales el mismo tribunal que conocerá del juicio oral
determina la admisibilidad de la prueba1610;
•• aquellos que le entregan esa función a un juez distinto en la etapa in-
termedia antes que el caso sea enviado al tribunal de juicio oral1611,1612;
•• aquellos en que el tribunal que conocerá del juicio oral puede hacer
una revisión y admitir pruebas que hubiesen sido excluidas en la etapa
intermedia1613.
1608
Véase: a) Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian Perspective.
En: Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1. Springer-Verlag; 2013; b) Pollanen MS.
Forensic pathology and the miscarriage of justice. Forensic Sci Med Pathol. 2012;8(3):285-9.
1609
De acuerdo con datos provenientes del “Innocence Project” de EE. UU. (revisados
en octubre de 2017), el uso inadecuado de prueba pericial constituye un factor presente en el
46% de los casos de decisiones erradas del sistema. En: Duce M. Uso de la prueba pericial en
los procesos penales en Chile: riesgos y desafíos. Disponible en http://bit.ly/2nOlB3y (última
visita el 31-08-2018).
1610
En Chile ese es el modelo que se sigue en los procesos laborales (artículo 453 numeral 4)
y las causas tramitadas ante juzgados de familia (artículo 47, ley Nº 19.968).
1611
Así opera el proceso penal en países como Argentina (artículos 246 y 247 del Código
Procesal Penal de la Nación); Chile (artículo 276 del Código Procesal Penal); Costa Rica (artícu-
lo 320 del Código Procesal Penal); México (artículo 334 Código Nacional de Procedimientos
Penales); Panamá (artículo 347 del Código de Procedimiento Penal) y Perú (artículo 352 del
Código Procesal Penal).
1612
“… esta segunda modalidad parece ser la más adecuada… ya que evita los potencia-
les problemas de contaminación de los jueces del tribunal oral por haber accedido a prueba
que fue declarada inadmisible…”. En: Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires:
Ediciones Didot; 2013.
1613
Ej.: El Salvador (artículo 366 del Código Procesal Penal).
828 Leonardo González-Wilhelm
Este criterio, si bien aplica a cualquier medio probatorio, tiene una es-
pecial connotación para los peritajes. Se trata de un parámetro que posee
amplio reconocimiento normativo en códigos de nuestra región1617. Su
tenga por objeto acreditar hechos públicos y notorios; y 4) que no haya sido obtenido con in-
fracción a garantías constitucionales. Véase: a) Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos
Aires: Ediciones Didot; 2013; b) Monografía “Prueba en el Código de Procedimiento Civil
chileno”. Universidad Austral de Chile (2010). Disponible en: http://bit.ly/2puYGqZ (última
visita el 07-08-2017).
Decap M. Acerca de la prueba pericial en concreto: documento para orientar construc-
1615
ción de carpeta del perito que va a ser examinado y contra examinado. Revista del Instituto de
la Judicatura Federal. 2014; 38: 201-43.
1616
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013.
Por ejemplo: Argentina (artículo 128 letra d) del Código Procesal Penal de la Nación);
1617
Chile (artículo 276 del Código Procesal Penal); Colombia (artículos 359, 375 y 376 del Código
de Procedimiento Penal); Costa Rica (artículo 320 del Código Procesal Penal); El Salvador
(artículo 177 del Código Procesal Penal); Guatemala (artículo 350 del Código Procesal Penal);
Honduras (artículos 199 y 317 del Código Procesal Penal); México (artículo 346 Código Nacio-
nal de Procedimientos Penales); Nicaragua (artículo 277 del Código Procesal Penal); Panamá
(artículos 347 y 378 del Código de Procedimiento Penal); Perú (artículo 352.5 del Código
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 829
• Pertinencia lógica
Que exista vinculación directa o indirecta del contenido del peritaje con
los hechos y circunstancias a debatir en juicio.
• Pertinencia legal
Referida a un análisis de costo/beneficio en el que el juez debe pesar los
aspectos favorables que la introducción de dicha prueba puede producir
en juicio en contra de los potenciales perjuicios que pudiera generar su
incorporación al mismo1618.
Procesal Penal); República Dominicana (artículo 171 del Código Procesal Penal); Uruguay
(artículo 268.2 del Código del Proceso Penal).
1618
Sobre este punto se pronuncia la jurisprudencia canadiense en el caso Melaragni (R. v.
Melaragni, 73 C.C.C.3d 348 [Ont. Ct. Gen. Div. 1992]), y también la regla federal de evidencia
403 de EE. UU., manifestando que el peritaje debe ser capaz de asistir al jurado (o jueces)
aportando mayor claridad al asunto y no confundirlos o ser fuente de dilación del proceso.
1619
Véase Capítulo 1: “Génesis del perito”.
1620
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013.
830 Leonardo González-Wilhelm
Gold A. Expert evidence in criminal law: The scientific approach. 1ª edición. Toronto:
1621
Irwin Law; 2003. Citado por Duce M. en: La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Edi-
ciones Didot; 2013.
Véase, por ejemplo: Argentina (artículo 162 del Código Procesal Penal de la Nación);
1622
Bolivia (artículo 205 del Código de Procedimiento Penal); Colombia (artículo 408 del Código
de Procedimiento Penal); Chile (artículos 314 y 316 del Código Procesal Penal); Costa Rica
(artículo 214 del Código Procesal Penal); El Salvador (artículos 227 y 387 del Código Procesal
Penal); Guatemala (artículos 226 y 228.4 del Código Procesal Penal); Honduras (artículo 240
del Código Procesal Penal); México (artículo 369 Código Nacional de Procedimientos Penales);
Nicaragua (artículo 204 del Código Procesal Penal); Panamá (artículo 406 inciso segundo del
Código de Procedimiento Penal); Perú (artículo 173 del Código Procesal Penal); República
Dominicana (artículo 205 del Código Procesal Penal).
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 831
1623
Por ejemplo: Colombia (artículo 422 del Código de Procedimiento Penal); Chile (ar-
tículos 314, 315 y 316 del Código Procesal Penal); Honduras (artículo 199 del Código Procesal
Penal); Uruguay (artículo 178.2 del Código del Proceso Penal).
832 Leonardo González-Wilhelm
Gold A. Expert evidence in criminal law: The scientific approach. 1ª edición. Toronto:
1624
Irwin Law; 2003. Citado por Duce M. en: La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Edi-
ciones Didot; 2013.
La identificación correcta del caso es Frye v. United States, 293 F. 1013 (D.C. Cir.
1625
1923). En un juicio por homicidio contra James Frye, su defensa usó como prueba pericial una
máquina que pudiese ser concebida como precursora del detector de mentiras. La fiscalía objetó
la admisión de esa prueba y el juez concedió la exclusión. En la apelación la Corte confirmó la
decisión de primera instancia, estableciendo como principio que –para que una nueva técnica
o ciencia pudiese ser admitida a juicio– debía haber alcanzado una aceptación general dentro
del campo particular del conocimiento al cual pertenezca. Véase: a) Chisum WJ, Turvey BE.
Crime reconstruction. 2ª edición. EE. UU.: Academic Press; 2011; b) Houck MM, Siegel JA.
Fundamentals of forensic science. 3ª edición. U.K.: Academic Press; 2015; c) Matson JV.
Effective Expert Witnessing. 3ª edición. Estados Unidos: CRC Press; 1999.
Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian Perspective. En: Beran
1626
509 U.s. 579 (1993). Se refería a una acción de daños (tort) en San Diego, California. Una
embarazada había tomado Bendectin, fármaco de la compañía Merell-Dow que solía ser in-
dicado para paliar la hiperémesis gravídica (náuseas durante el embarazo). Tras dar a luz dos
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 833
b) Bórquez P. Forma y fondo del peritaje médico legal. Rev Med Chil. 2009;137(6):856-7;
c) Aso J. Bioética de la actividad pericial médica. Cuad Med Forense. 2009;15(56):105-17;
d) Zakharov S. The assessment of expert testimony relevance and admissibility in medical
malpractice cases in the Czech Republic. Can American judicial practice help us? Rom J Leg
Med. 2011;19(1):59-68.
La jurisprudencia canadiense tomó para sí los desarrollos de Daubert a través del caso
1629
Mohan de 1994, aun cuando no se lo citó de manera explícita (R.v. Mohan (1994) 2 S.C.R. 9).
834 Leonardo González-Wilhelm
•• la primera tuvo lugar en 1997, cuando por medio del caso de General
Electric Co. versus Joiner (General Electric Co v. Joiner, 522 U.S. 136
[1997]) se hizo aplicable los estándares desarrollados en Daubert a las
revisiones de apelación;
•• pocos años después (en 1999) el caso Kumho (Kumho Tire Co. v. Car-
michel, 526 U.S. 137 [1999]) expandió la aplicabilidad de los “Criterios
Daubert” a pruebas surgidas en el ámbito de la técnica, una ingeniería
y “otro conocimiento especializado” (abarcando así cualquier tipo de
informe pericial).
Una reforma introducida el 14 de octubre de 2014 a la regla 33.4 (h) consagró que el
1630
informe del perito debe incluir información necesaria para permitir al tribunal decidir si “la
opinión del experto es suficientemente confiable para admitirla como prueba.”. En: Duce M.
Prueba pericial y su impacto en los errores del sistema de justicia penal: antecedentes compa-
rados y locales para iniciar el debate. Ius et Praxis. 2018; 24(2). En prensa.
1631
Véase artículo 422 del Código de Procedimiento Penal de Colombia.
Monografía “Prueba en el Código de Procedimiento Civil chileno”. Universidad Austral
1632
1633
Duce M. Una aproximación empírica al uso y prácticas de la prueba pericial en el proceso
penal chileno a la luz de su impacto en los errores del sistema. Polít. crim. 2018; 13(25): 42-103.
1634
Duce M. Uso de la prueba pericial en los procesos penales en Chile: riesgos y desafíos.
Disponible en http://bit.ly/2nOlB3y (última visita el 31-08-2018).
836 Leonardo González-Wilhelm
Cabe hacer presente acá que el NAS Report1635 y varias otras publica-
ciones han alertado sobre los riesgos que en la actualidad pueden acarrear
informes periciales en áreas como:
1635
NAS Report (2009). Disponible en: http://bit.ly/2ngRG3X (última visita el 31-08-2018).
Véase: a) Enserink M. Evidence on trial. Science. 2016;351(6278):1128-9; b) Neufeld
1636
PJ. The (near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some suggestions for reform. Am
J Public Health. 2005;95 Suppl 1:S107-13; c) Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction.
2ª edición. EE. UU.: Academic Press; 2011; d) Houck MM, Siegel JA. Fundamentals of fo-
rensic science. 3ª edición. U.K.: Academic Press; 2015; e) Zahumensky C. ¿Por qué un pelo
no es una buena prueba forense para resolver crímenes? Disponible en: http://bit.ly/2A8U5zI
(última visita el 31-08-2018); f) Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian
Perspective. En: Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1. 1ª edición. Springer-Verlag;
2013; g) Servick K. Sizing up the evidence. Science. 2016;351(6278):1130-2.
Véase: a) Enserink M. Evidence on trial. Science. 2016;351(6278):1128-9; b) Berger
1637
KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian Perspective. En: Beran RG. Legal and
Forensic Medicine, Vol. 1. 1ª edición. Springer-Verlag; 2013; c) Servick K. Sizing up the evi-
dence. Science. 2016;351(6278):1130-2.
1638
Véase: a) Cole SA. Toward Evidence-Based Evidence: Supporting Forensic Knowledge
Claims in the Post-Daubert Era. Tulsa Law Review. 2007;43(2):263-84; b) Neufeld PJ. The
(near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some suggestions for reform. Am J Public
Health. 2005;95 Suppl 1:S107-13; c) Houck MM, Siegel JA. Fundamentals of forensic science.
3ª edición. U.K.: Academic Press; 2015; d) Taylor MK, Kaye DH, Busey T, et al. Latent Print
Examination and Human Factors: Improving the Practice through a Systems Approach. Dis-
ponible en: http://bit.ly/2dZXm9o (última visita el 31-08-2018); e) Berger KJ. Evidence-Based
Forensic Medicine: A Canadian Perspective. En: Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1.
1ª edición. Springer-Verlag; 2013; f) Edmond G. Expert evidence in reports and courts. Aust J
Forensic Sci. 2013(1-15); g) Servick K. Sizing up the evidence. Science. 2016;351(6278):1130-2.
Véase: a) Enserink M. Evidence on trial. Science. 2016;351(6278):1128-9; b) Neufeld
1639
PJ. The (near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some suggestions for reform. Am
J Public Health. 2005;95 Suppl 1:S107-13; c) Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine:
A Canadian Perspective. En: Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1. 1ª edición.
Springer-Verlag; 2013; d) Servick K. Sizing up the evidence. Science. 2016;351(6278):1130-2.
Véase: a) Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction. 2ª edición. EE. UU.: Academic
1640
Press; 2011; b) Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian Perspective. En:
838 Leonardo González-Wilhelm
•• estudios de ADN1641;
•• autopsias médico-legales1642;
•• análisis de escritura para establecer la autoría de un documento1643;
•• comparación forense de registros de voz1644;
•• identificaciones fotoantropométricas a partir de registros de video1645;
•• el denominado síndrome del niño sacudido.
Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1. 1ª edición. Springer-Verlag; 2013; c) Edmond
G, Martire K, Kemp R, et al. How to cross-examine forensic scientists: A guide for lawyers.
Australian Bar Review. 2014;39:174-97; d) Servick K. Sizing up the evidence. Science.
2016;351(6278):1130-2.
Véase: a) Enserink M. Evidence on trial. Science. 2016;351(6278):1128-9; b) Neufeld
1641
PJ. The (near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some suggestions for reform. Am
J Public Health. 2005;95 Suppl 1:S107-13;.c) Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction.
2ª edición. EE. UU.: Academic Press; 2011.
Véase: a) Neufeld PJ. The (near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some
1642
Academic Press; 2015; b) Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian Perspec-
tive. En: Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1. 1ª edición. Springer-Verlag; 2013.
Véase: a) EE.UU: Prohíben testimonio de expertos de audio en caso de asesinato de
1644
Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1. 1ª edición. Springer-Verlag; 2013; b) Edmond
G, Martire K, Kemp R, et al. How to cross-examine forensic scientists: A guide for lawyers.
Australian Bar Review. 2014;39:174-97.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 839
1646
Véase: a) Garret B. Convicting the Innocent: Where Criminal Prosecutions Go Wrong.
Estado Unidos: Harvard University Press; 2011; b) NAS Report (2009). Disponible en: http://
bit.ly/2ngRG3X (última visita el 31-08-2018); c) Edmond G. Impartiality, efficiency or reliabil-
ity? A critical response to expert evidence law and procedure in Australia. Aust J Forensic Sci.
2010;42(2):83-99; d) Edmond G. Actual innocents? Legal limitations and their implications
for forensic science and medicine. Aust J Forensic Sci. 2011;43(2-3):177-212; e) Neufeld PJ.
The (near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some suggestions for reform. Am J
Public Health. 2005;95 Suppl 1:S107-13.
1647
En un reciente estudio los abogados calificaron con nota promedio 3,6 (en escala de
1 a 7) la fiabilidad y validez de la metodología utilizada en los peritajes ventilados en materia
penal, en tanto que, a la correspondencia entre las premisas de los informes periciales y sus
conclusiones, le asignaron un promedio de 3,9. En: Dirección de Estudios Corte Suprema.
Peritajes en Chile. Informe con principales resultados del estudio diagnóstico de los sistemas
de peritajes en Chile. Santiago de Chile, 09-08-2017. Disponible en: https://bit.ly/2MmWYWT
(última visita el 31-08-2018).
1648
Véase: Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Of. para Chile y el Conosur) /
Instituto de Investigación en Ciencias Sociales – Universidad Diego Portales. Niños, niñas y
840 Leonardo González-Wilhelm
¿Cuáles pudieran ser las causas de que los debates sobre la admisibilidad
de la prueba pericial no estén recibiendo la atención que ameritan?
A mi modo de ver, el principal factor se relacionaría con una actitud
derrotista frente a los resultados que suelen obtenerse. “Al final del día,
si la probabilidad de éxito es baja, una tendencia natural es no hacer un
esfuerzo que no traerá resultados positivos”1649. De este modo el com-
portamiento poco proactivo de fiscales y defensores para generar estos
debates pudiese estar supeditado al hecho que muchas veces –como lo he
comprobado con mis alumnos– los jueces de garantía evaden pronuncia-
mientos más exigentes sobre la materia, argumentando que la valoración
de la prueba es un tema que compete al tribunal de juicio oral, no a ellos.
Y no es raro tampoco que en aquellos casos donde el juzgador actúa acorde
a lo esperado y excluye prueba pericial porque no cumple los requisitos
específicos (necesidad, idoneidad, confiabilidad), los fallos sean revertidos
adolescentes víctimas de delitos sexuales, en el marco de la reforma procesal penal. Informe final.
Santiago, agosto 2006. Disponible en: https://bit.ly/2H8MsQg (última visita el 31-08-2018).
Duce M. Una aproximación empírica al uso y prácticas de la prueba pericial en el proceso
1649
penal chileno a la luz de su impacto en los errores del sistema. Polít. crim. 2018; 13(25): 42-103.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 841
1650
Véase: a) Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian Perspective. En:
Beran RG. Legal and Forensic Medicine, Vol. 1. 1ª edición. Springer-Verlag; 2013; b) Edmond
G. Expert evidence in reports and courts. Aust J Forensic Sci. 2013(1-15).
1651
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013.
1652
Véase: a) Aso J. Bioética de la actividad pericial médica. Cuad Med Forense.
2009;15(56):105-17; b) Kesselheim AS, Studdert DM. Role of professional organizations in
regulating physician expert witness testimony. JAMA. 2007;298(24):2907-9.
1653
Véase: a) Pollanen MS. Forensic pathology and the miscarriage of justice. Forensic
Sci Med Pathol. 2012;8(3):285-9; b) Kesselheim AS, Studdert DM. Role of professional or-
ganizations in regulating physician expert witness testimony. JAMA. 2007;298(24):2907-9.
842 Leonardo González-Wilhelm
R v Tang (2006) 65 NSWLR 681, [137]. Citado en: Edmond G. Impartiality, efficiency
1654
or reliability? A critical response to expert evidence law and procedure in Australia. Aust J
Forensic Sci. 2010;42(2):83-99.
Freckelton I, Goodman-Delahunty J, Horan J, Mckimmie B. Expert Evidence and
1655
Criminal Jury Trials. 1ª edición. Reino Unido: Oxford University Press; 2016.
1656
Véase Capítulo 1: “El consultor técnico”.
Como se señaló en el Capítulo 3 –sin necesidad de tener conocimientos del área sobre la
1657
cual ha sido emitido el informe– la sola lectura de este permite muchas veces hacerse una idea
de la idoneidad del perito y la confiabilidad de su peritaje. Si el experto incorpora expresiones
que denotan parcialidad o se pronuncia sobre cuestiones jurídicas, evidencia que desconoce
su rol y, por tanto, es difícil pensar que sea un perito idóneo. Así también, si el contenido de
su informe es subóptimo y no expresa detalladamente las observaciones efectuadas ni los ar-
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 843
gumentos y fundamentos de cada interpretación que realiza, será (a lo menos) dudoso que se
trate de un peritaje confiable.
1658
Edmond G. Actual innocents? Legal limitations and their implications for forensic
science and medicine. Aust J Forensic Sci. 2011;43(2-3):177-212.
1659
Véase: Cole SA. Toward Evidence-Based Evidence: Supporting Forensic Knowledge
Claims in the Post-Daubert Era. Tulsa Law Review. 2007;43(2):263-84.
1660
Véase: a) Butler J. Recent activities in the United States involving the National Com-
mission on Forensic Science and the Organization of Scientific Area Committees for Forensic
Science. Aust J Forensic Sci. 2016:1-15; b) Duce M. Prueba pericial y su impacto en los errores
del sistema de justicia penal: antecedentes comparados y locales para iniciar el debate. Ius
et Praxis. 2018; 24(2). En prensa; c) PCAST report on Forensic Science in Criminal Courts:
Ensuring Scientific Validity of Feature-Comparison Methods. Septiembre de 2016. Disponible
en: http://bit.ly/2xKHNwS (última visita el 31-08-2018).
844 Leonardo González-Wilhelm
Antes de ir a declarar
Una vez que un peritaje ha sido admitido como medio de prueba para
el juicio, una de las tareas del litigante será definir estratégicamente si re-
sulta procedente gestionar una convención probatoria u otro acuerdo con
la contraparte1662. Si bien es raro que ello ocurra después de la APJO, lo
cierto es que nuestra regulación penal1663 permite en casos excepcionales
que las partes convengan probar algún punto sin entrar a debatirlo. Por
tanto, cabe contemplarlo como una posibilidad en ciertos casos. De con-
cretarse, lo correcto y cortés es que el abogado informe al perito que su
comparecencia ya no será necesaria.
Si no hay convenciones respecto del peritaje y se ha definido la intención
de que el experto declare en el juicio, tanto los peritos como el litigante
que lo presentará deben prepararse adecuada y oportunamente para esa
instancia. Esto exige un trabajo personal de cada uno. Será imprescindi-
ble también que sostengan una reunión a fin de aclarar eventuales dudas
Claims in the Post-Daubert Era. Tulsa Law Review. 2007;43(2):263-84; b) Edmond G. Im-
partiality, efficiency or reliability? A critical response to expert evidence law and procedure in
Australia. Aust J Forensic Sci. 2010;42(2):83-99. Con todo, el canadiense Ken J. Berger sos-
tiene una opinión opuesta. Véase: Berger KJ. Evidence-Based Forensic Medicine: A Canadian
Perspective. Legal and Forensic Medicine. Berlin Heidelberg: Springer-Verlag; 2013.
1662
Junto con aspectos estratégicos, el litigante que decida explorar esta posibilidad (referida
a acordar que determinados hechos se dan por aceptados y, por ende, no serán materia para
discutir en el juicio) debe tener en consideración que no se afecte garantías constitucionales.
En el área penal, el Artículo 331 letra b) del Código Procesal Penal permite que (con el
1663
acuerdo de las partes y la aquiescencia del tribunal) un peritaje pueda ser incorporado al debate
mediante la sola lectura del documento.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 845
1664
Véase: a) Houck MM, Siegel JA. Fundamentals of forensic science. 3ª edición. U.K.:
Academic Press; 2015; b) Wyatt J, Squires T, Norfolk G, et al. Oxford handbook of forensic
medicine. 1ª edición. Nueva York: Oxford U. Press; 2011; c) Matson JV. Effective Expert
Witnessing. 3ª edición. Estados Unidos: CRC Press; 1999.
1665
Freckelton I. Expert evidence and healthcare professionals. En: Gall J, Payne-James J.
Current practice in forensic medicine. 1ª edición. Singapur: Wiley-Blackwell; 2011.
1666
Garrido O. La Prueba de Peritos en el Nuevo Proceso Penal (2009). Disponible en:
http://bit.ly/2HqrYQD (última visita el 31-08-2018).
846 Leonardo González-Wilhelm
Cabe recordar acá que en nuestro sistema procesal penal la prueba pericial
“consiste en la declaración que en juicio presenta el experto, sin que ella
pueda ser reemplazada o sustituida por declaraciones previas registradas
en actas o por su informe pericial escrito, salvo los casos excepcionales
regulados por la ley”1667.
Ahora bien; los abogados suelen decir que “nadie está obligado a lo
imposible” y aplicando ese axioma, nuestro Código Procesal Penal con-
templa actualmente que:
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013. En La-
1667
tinoamérica esta misma lógica es seguida por países como Argentina (artículos 256 y 265 del
Código Procesal Penal de la Nación); Colombia (artículo 415 inciso segundo del Código de
Procedimiento Penal); Honduras (artículo 310 del Código Procesal Penal); México (artículo 371
inciso tercero Código Nacional de Procedimientos Penales); Panamá (artículo 413 del Código
de Procedimiento Penal); Perú (artículo 378.5 del Código Procesal Penal) y Uruguay (artícu-
lo 178.3 del Código del Proceso Penal). En otras naciones se ha mantenido con mucha fuerza
el paradigma inquisitivo con regulaciones normativas que –ampliamente y no solo en casos
excepcionales– permiten la lectura del informe pericial y prescindir de la comparecencia del
perito. Tal es el caso de Bolivia (artículo 333 del Código de Procedimiento Penal); Costa Rica
(artículo 334 letra b) del Código Procesal Penal); El Salvador (artículo 372 del Código Procesal
Penal); Guatemala (artículo 364.1 del Código Procesal Penal); Nicaragua (artículo 287.1 del
Código Procesal Penal) y República Dominicana (artículo 312.3 del Código Procesal Penal).
1668
Artículos 191, 280 y 331 letra a) del Código Procesal Penal.
1669
Artículo 329, inciso final del Código Procesal Penal.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 847
Como se aprecia, la clave acá es una actitud proactiva del litigante, que
le permita anticipar ciertos escenarios y gestionar la solución más apropia-
da. En ese contexto la comunicación con el perito es insustituible. No debe
olvidarse (aunque suele ocurrir) que cuando el experto es notificado de su
citación, solo se le informa el día de inicio del juicio oral. Pero los juicios
normalmente duran varios días (incluso semanas o meses) y el perito prácti-
camente nunca declarará en la primera jornada. Por ende, la fecha notificada
es una información meramente referencial y, de darse el caso, no le permitirá
probar al litigante que el perito “sabía que tenía que comparecer”1672.
El debido respeto entre profesionales sugiere que el abogado debe
procurar ser empático con el perito (quien puede tener motivos personales
importantes, que compliquen su comparecencia en un día específico) y el
experto –recíprocamente– debe también comprender que su concurrencia
puede resultar de enorme importancia para que el litigante logre desplegar
cabalmente su teoría del caso ante el tribunal. Habiéndose obtenido esa
mutua comprensión, lo habitual es que se logre llegar a acuerdos y el perito
declare en la fecha y del modo que resulte más conveniente para ambos1673.
1670
Artículo 329, inciso penúltimo del Código Procesal Penal.
1671
Artículo 331 letra e) del Código Procesal Penal.
1672
Para fines prácticos, sería completamente absurdo pretender que el perito concurra
todos los días del juicio al tribunal y espere (encerrado) el momento en que el litigante decida
hacerlo pasar a declarar… o liberarlo de esa obligación.
1673
Si la situación lo amerita, el litigante puede efectuar una solicitud de prueba anticipada
o por videoconferencia. O bien, puede estructurar la rendición de su prueba de manera tal de
acomodarla a la disponibilidad del perito. Por último, puede intentar solicitar que se suspenda
848 Leonardo González-Wilhelm
3. Aclarar dudas
la audiencia de juicio oral “por razones de absoluta necesidad” (artículo 283 inciso primero).
Lo único que se necesita para cualquiera de estas gestiones, es la voluntad de llevarlas a cabo.
“Tratándose de los testigos, peritos u otras personas cuya presencia se requiriere, po-
1674
drán ser arrestados hasta la realización de la actuación por un máximo de veinticuatro horas
e imponérseles, además, una multa de hasta quince UTM”.
Véase: a) Houck MM, Siegel JA. Fundamentals of forensic science. 3ª edición. U.K.:
1675
Academic Press; 2015; b) Chisum WJ, Turvey BE, Freeman J. Reconstruction court presen-
tation and testimony. En: Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction. 2ª edición. EE. UU.:
Academic Press; 2011.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 849
1678
Matson JV. Effective Expert Witnessing. 3ª edición. Estados Unidos: CRC Press; 1999.
No está de más decir que durante la realización del juicio la comunicación entre el
1679
perito y el abogado de la parte solo podrá referirse a cuestiones coloquiales u otros aspectos
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 851
(ej. coordinación), pero no podrán “ser informados de lo que ocurriere en la audiencia” (Ar-
tículo 329 del Código Procesal Penal).
1680
Chisum WJ, Turvey BE, Freeman J. Reconstruction court presentation and testimony.
En: Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction. 2ª edición. EE. UU.: Academic Press; 2011.
852 Leonardo González-Wilhelm
Véase, por ejemplo: a) Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Edicio-
1681
nes Didot; 2013; b) Baytelman A, Duce M. Litigación penal. Juicio oral y prueba. 1ª edición.
Santiago. Universidad Diego Portales; 2011; c) Lorenzo L. Manual de litigación. 1ª edición.
Buenos Aires: Ediciones Didot; 2012; d) Decap M. Acerca de la prueba pericial en concreto:
documento para orientar construcción de carpeta del perito que va a ser examinado y contra
examinado. Revista del Instituto de la Judicatura Federal. 2014; 38: 201-43; e) Blanco R, Decap
M, Moreno L, et al. Litigación estratégica en el nuevo proceso penal. 1ª edición. Santiago:
LexisNexis; 2005.
Estudios empíricos realizados en Australia en 1999 y 2001 mostraron que los jueces se
1682
impresionan más con la experiencia práctica y familiaridad que tenga el perito con los hechos de
la causa, que con sus credenciales, publicaciones o desempeño pericial previo. En: Freckelton
I. Expert evidence and healthcare professionals. En: Gall J, Payne-James J. Current practice in
forensic medicine. 1ª edición. Singapur: Wiley-Blackwell; 2011.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 853
1683
Véase artículo 329 del Código Procesal Penal.
1684
Los juicios orales, al menos en estas latitudes, tienen una dinámica que difiere bastante
del estereotipo hollywoodense que nos transmite el cine y la televisión.
1685
Freckelton I. Expert evidence and healthcare professionals. En: Gall J, Payne-James J.
Current practice in forensic medicine. 1ª edición. Singapur: Wiley-Blackwell; 2011.
1686
La vestimenta del perito durante su declaración debe estar acorde a lo que se espera
de un profesional en el tribunal. No debe ser informal ni tampoco su ropa habitual de trabajo.
854 Leonardo González-Wilhelm
Recordar que se trata de una declaración, no una conversación o diálogo con los litigan-
1687
tes. Su audiencia son los jueces (o jurado); es con ellos con quienes el perito debe establecer un
adecuado rapport. Mantener un contacto visual permanente le permitirá asegurarse que están
prestando atención y percibir si comprenden lo que está expresando. Además, en el marco del
contraexamen, esta conducta evitará que el perito pueda verse influenciado por el lenguaje no
verbal de un abogado que buscará manipularlo.
La velocidad correcta será aquella que permita que los jueces logren tomar notas y apun-
1688
tes de sus dichos, lo cual el perito podrá apreciar observándolos atentamente mientras declara.
Declarar ante un tribunal genera estrés fisiológico. Al inicio y durante la deposición
1689
se producirá descarga de catecolaminas (ej. adrenalina), lo que provocará efectos tales como
taquicardia, aceleración de la respiración, sudoración, sequedad de boca, etc. Es normal e incluso
conveniente que ello sea así, ya que se trata de una respuesta que ayuda a mantenerse alerta. Lo
clave acá es no perder el control ni exteriorizar emociones indebidas (ej. nerviosismo, angustia,
enojo), cuestión que se consigue con una adecuada preparación (que permita evitar sorpresas)
y una correcta comprensión de la labor (que implica no involucrarse emocionalmente con el
resultado de la causa judicial).
La incapacidad de un perito de reconocer que una misma situación puede ser abordada
1690
desde distintos enfoques refleja falta de objetividad, haciéndolo aparecer sesgado, parcial y, por
ende, poco confiable. Con todo, el experto tampoco puede pasarse al otro extremo y adoptar una
actitud condescendiente. La guía básica es la prudencia y mantener disposición para admitir la
crítica, aceptando solo lo que a la razón y a la verdad convenga.
El perito tiene que esperar que el litigante complete la pregunta (ya que pudiese ser
1691
objetada por el abogado de la contraparte) y recordar que no hay necesidad alguna de llenar
con palabras los silencios que se produzcan.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 855
Exposición inicial
1692
Si bien no es lo correcto, algunos jueces siguen utilizando en esta instancia la expresión
que contempla el artículo 203 del antiguo Código de Procedimiento Penal y ordenan al perito a
que jure o prometa “decir la verdad sobre lo que fuere preguntado, sin añadir ni ocultar nada
de lo que conduzca al esclarecimiento de los hechos”.
1693
Artículo 329, inciso tercero del Código Procesal Penal. Idéntica norma se contempla
en los juicios orales ventilados ante tribunales de familia de nuestro país (artículo 64, ley
Nº 19.968). El mismo modelo es seguido por otras naciones latinoamericanas, por ejemplo:
Costa Rica (artículo 352 del Código Procesal Penal); Panamá (artículo 414 del Código de Proce-
dimiento Penal); Perú (artículo 378.5 del Código Procesal Penal) y Uruguay (artículo 178.3 del
Código del Proceso Penal).
1694
Tal es el caso de Argentina (artículo 264 del Código Procesal Penal de la Nación);
Bolivia (artículo 351 del Código de Procedimiento Penal); Colombia (artículo 417 del Código
de Procedimiento Penal); El Salvador (artículo 387 del Código Procesal Penal); Guatemala
(artículo 376 del Código Procesal Penal); Honduras (artículo 326 del Código Procesal Penal);
México (artículo 372 inciso tercero Código Nacional de Procedimientos Penales); Nicaragua
(artículo 308 del Código Procesal Penal) y República Dominicana (artículo 326 del Código
Procesal Penal).
856 Leonardo González-Wilhelm
experto intentará plasmar allí de forma temática, didáctica e íntegra los as-
pectos relevantes de su informe. Proceder así tendrá varios efectos positivos:
Junto con resultar determinante del rapport que el perito llegue a es-
tablecer con los jueces (o jurado), la exposición inicial permite la trans-
ferencia al juicio oral de información que queda sujeta a valoración por
parte del tribunal. De este modo, no se corre el riesgo de que cuestiones
claves puedan llegar a ser omitidas porque alguno de los litigantes olvide
preguntarlas en su interrogatorio. Por otro lado, como ya se han incorporado
determinados antecedentes, la labor del abogado durante el examen directo
se facilitará porque la posibilidad de que sus preguntas resulten sugestivas
será mucho menor1697.
En mi experiencia, es común que se sientan intrigados por ver qué escribe el perito y
1695
1699
Artículo 330 del Código Procesal Penal.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 859
1700
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013.
1701
Al comenzar con la acreditación buscará obtener el llamado “Efecto primacía”, forma
de sesgo en el cual aquellas ideas o argumentos que se aportan inicialmente reciben mayor
credibilidad que las que surgen después. Por otra parte, al finalizar con un punto potente para
su teoría del caso, estará tratando de conseguir el “Efecto recency”, tipo de sesgo en el cual
aquellas ideas o argumentos que se aportan al final se recuerdan con mayor claridad que
860 Leonardo González-Wilhelm
Un buen litigante sabe que esta etapa no está constituida por un con-
junto de preguntas formales, mecánicas y estandarizadas, sino por aquellas
que en concreto tengan la capacidad de situar al perito como una persona
creíble y experta. Para tales efectos se requiere una cuidadosa preparación,
de modo tal que el abogado logre obtener un conocimiento acabado de los
antecedentes del perito, debidamente contextualizados a las necesidades y
particularidades del caso.
Como se señaló en el Capítulo 1, tratándose de un perito proveniente
del área científica su idoneidad estará dada por la posesión de un conjunto
de cualidades que idealmente incluyen: contar con título profesional, tener
especialización en la materia sometida a su análisis, ejercer docencia en el
área, efectuar investigación o contribuciones al conocimiento en la disci-
plina y poder ser reconocido por sus pares como versado en la materia. La
experiencia –atributo tantas veces consultado– es una cualidad sobrevalo-
rada y potencialmente engañosa tratándose de un científico. Recordemos
acá lo manifestado antes en este libro: un perito puede tener muy poca
experiencia, pero sí saber de lo que habla; otro muy experimentado, puede
no saber. De este modo, sin desmerecer la necesidad y eventual utilidad
de consultar sobre la práctica y experiencia, habrá que tener claro que (de
los primeros. En: Chisum WJ, Turvey BE, Freeman J. Reconstruction court presentation and
testimony. En: Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction. 2ª edición. EE. UU.: Academic
Press; 2011.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 861
1703
1702
Véase: González-Wilhelm L., “Opinión basada en experiencia vs. Evidencia científica:
lo que algunos abogados se rehúsan a reconocer”. Disponible en: http://bit.ly/2AfJANV (última
visita el 31-08-2018).
1703
Véase: Registro Nacional de Prestadores Individuales de Salud. Disponible en: http://
bit.ly/2AY4Zfv (última visita el 31-08-2018).
862 Leonardo González-Wilhelm
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 863
864 Leonardo González-Wilhelm
1705
1705
Como viene al caso, cabe hacer presente que –contrario a lo que indican muchos textos
clásicos– en la actualidad se sabe también que un resultado negativo del test de Adler no permite
excluir que la mancha sea sangre y (por tanto) no debiese impedir la realización de otros análisis
que aporten mayor certeza. Véase: Castello A, Verdú F. Critical Revision of Presumptive Tests
for Bloodstains. Forensic Science Communications. 1999;1(2).
868 Leonardo González-Wilhelm
Por último, los peritos deben estar muy atentos a no salirse jamás de
los márgenes de su experticia. Ayuda en ello que el litigante no busque
forzar los dichos del experto más allá del ámbito de su competencia. Sin
embargo, no pocas veces ocurre que durante el examen directo el abogado
“se engolosina” con las respuestas y termina haciendo preguntas de más.
Ahí pueden darse dos escenarios, ambos potencialmente perjudiciales para
sus pretensiones:
Adelantar debilidades
1706
«Si algo puede salir mal, entonces saldrá mal».
1707
“Si un testigo ya ha contestado una pregunta de manera directa y clara, no resulta
aceptable que se permita formularla nuevamente, y por tanto es susceptible de ser objetada.
Además, las preguntas repetitivas entorpecen el desenvolvimiento y fluidez del juicio”. En:
870 Leonardo González-Wilhelm
Los flancos débiles pueden ser muchos y muy diversos. Adelantarlos no los
hace desaparecer, solamente evita que la contraparte pueda manipularlos a su
favor. Por tanto, los jueces deben prestar especial atención a las explicaciones
que otorgue el perito cuando aluda a debilidades propias o de su informe.
Blanco R, Decap M, Moreno L, et al. Litigación estratégica en el nuevo proceso penal. 1ª edi-
ción. Santiago: LexisNexis; 2005.
Esta mala práctica puede ser demostrada en el juicio siguiendo lo dispuesto en el
1708
artículo 332 del Código Procesal Penal y/o por la declaración de otro perito presentado por la
contraparte. Si el tribunal no lo contempla en su valoración de la prueba, puede ser motivo de
anulación del juicio.
Expresión coloquial utilizada en Chile que, acorde al diccionario de la Real Academia
1709
1710
Véase: a) Neufeld PJ. The (near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some
suggestions for reform. Am J Public Health. 2005;95 Suppl 1:S107-13; b) Cordner S. Forensic
pathology and miscarriages of justice. Forensic Sci Med Pathol. 2012;8(3):316-9.
1711
Ej.: “En su informe pericial escrito Ud. no indicó que el test aplicado había sido el
WAIS-IV, ¿cierto?; Tampoco describió los pasos metodológicos seguidos, ¿no es verdad?”.
872 Leonardo González-Wilhelm
1712
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013.
1713
Matson JV. Effective Expert Witnessing. 3ª edición. Estados Unidos: CRC Press; 1999.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 875
El contraexamen
1714
Véase sentencia en causa RUC Nº 0800165644-K, RIT Nº 131-2008 del Tribunal de
Juicio Oral en Lo Penal de Angol.
1715
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013.
876 Leonardo González-Wilhelm
ya que ello les permitirá mejorar la calidad de los informes que emiten y
afrontar con mucho mayor tranquilidad esta instancia.
Datos nacionales recientes muestran que la opinión coincidente de
fiscales, querellantes, defensores y jueces es que el control de la calidad
de la información que se realiza en los contraexámenes es bajo o incluso
prácticamente nulo. La mayoría cree que ello se debe a la falta de formación
y destrezas específicas de los litigantes para lidiar con los expertos. Tam-
bién se plantea que los abogados llegan poco preparados a las audiencias
de juicio oral1716.
Siempre desde la perspectiva y experiencia de quien ejerce labores peri-
ciales, trataré ahora el tema intentando posicionarme en tres roles distintos
que interactúan constantemente en esta fase del juicio:
penal chileno a la luz de su impacto en los errores del sistema. Polít. crim. 2018; 13(25): 42-103.
1717
Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 877
1718
Véase: a) Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones Didot; 2013;
b) Edmond G, Martire K, Kemp R, et al. How to cross-examine forensic scientists: A guide
for lawyers. Australian Bar Review. 2014;39:174-97; c) Saxton JW, Pendyck JP. Giving expert
opinion in court. Medicine & Law. 2001(October).
878 Leonardo González-Wilhelm
•• sus dichos previos (ya sea en esa audiencia, en un juicio previo por la
misma causa o en otro juicio);
•• lo expresado en el informe pericial escrito;
•• el ámbito de competencia del experto;
marco de un contraexamen el abogado debiese evitar frases tales como: ¡Explique!; ¿Por qué?;
¿Cuál es su opinión…?; ¿Acaso cree Ud. que…? Etc.
1720
El inciso segundo del artículo 336 del Código Procesal Penal señala al respecto: “Si con
ocasión de la rendición de una prueba surgiere una controversia relacionada exclusivamente
con su veracidad, autenticidad o integridad, el tribunal podrá autorizar la presentación de
nuevas pruebas destinadas a esclarecer esos puntos, aunque ellas no hubieren sido ofrecidas
oportunamente y siempre que no hubiere sido posible prever su necesidad”. Se trata –en defini-
tiva– de incorporar durante el desarrollo del juicio una evidencia que no habría sido pertinente
en la APJO, pero que se torna relevante para contrastar la veracidad, autenticidad o integridad
de lo declarado en estrados.
880 Leonardo González-Wilhelm
1. Desacreditar al perito
Véase: a) Neufeld PJ. The (near) irrelevance of Daubert to criminal justice and some
1721
suggestions for reform. Am J Public Health. 2005;95 Suppl 1:S107-13; b) Cordner S. Forensic
pathology and miscarriages of justice. Forensic Sci Med Pathol. 2012;8(3):316-9.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 881
1722
Casillas JB, Rivera G. Aspectos prácticos de la prueba pericial (2005). Disponible en:
http://bit.ly/2z0w648 (última visita el 31-08-2018).
882 Leonardo González-Wilhelm
El artículo 318 del Código Procesal Penal señala al respecto: “… Las partes o el tribunal
1723
no le restan credibilidad a sus dichos, porque evacuó para ellos un informe y fue por eso que
lo remuneraron”. Véase causa RUC Nº 05006517747-3, RIT Nº 340-2006 del Tercer Tribunal
de Juicio Oral en Lo Penal de Santiago.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 883
1725
Cabe hacer presente que el artículo 21 de la Ley Nº 19.268 (de protección de datos
personales) establece: “Los organismos públicos que sometan a tratamiento datos personales
relativos a condenas por delitos, infracciones administrativas o faltas disciplinarias, no podrán
comunicarlos una vez prescrita la acción penal o administrativa, o cumplida o prescrita la
sanción o la pena. Exceptúase los casos en que esa información les sea solicitada por los tri-
bunales de Justicia u otros organismos públicos dentro del ámbito de su competencia, quienes
deberán guardar respecto de ella la debida reserva o secreto”. Habrá también que cumplir lo
dispuesto en los artículos 5, 7 y 18 de la citada ley.
884 Leonardo González-Wilhelm
acción se restringe a las preguntas (sin indicar que se dispone del antece-
dente), sería algo permitido1726. Pero entiendo que no podría emplearse esa
carta en un ejercicio de prueba sobre prueba, ya que en esa instancia habría
que dar cuenta al tribunal del origen y licitud de la información con la cual
se desea contrastar la respuesta del perito (debatiéndose eventualmente
también, la pertinencia de su incorporación).
Otra forma de cuestionar al perito es criticar su idoneidad. Puede dar-
se que el experto haya presentado credenciales intachables en lo formal,
pero escarbando un poco el litigante se da cuenta que esa acreditación en
realidad responde a un mero fraude de etiqueta1727. Como en todo ejercicio
de contraexamen, el abogado debe ir construyendo pacientemente el punto
y no “atacar” de entrada, a fin de favorecer que el perito llegue a sentir
un positivo rapport con el interrogador y baje la guardia. Pensemos, por
ejemplo, en la siguiente situación: un médico especialista en Ginecología
y Obstetricia de adultos es presentado como perito en un juicio donde se
discute la supuesta violación por vía anal de un varón de 6 años. El ejercicio
de desacreditación del experto pudiera darse así:
bien puede ser un profesional calificado en el ámbito clínico, pero no tenía al tiempo de realizar
su pericia los estudios de medicina forense mínimos ni tampoco la experiencia exigible para
abordar la pericia que debió realizar” (Causa RUC Nº 1000763258-K – RIT Nº 282-2012 del
4º Tribunal de Juicio Oral en Lo Penal de Santiago).
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 885
886 Leonardo González-Wilhelm
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 887
2. Desacreditar la pericia
1728
Por validez corresponde entender el grado en que los resultados de una medición o
inferencia corresponden al verdadero estado del fenómeno que se está evaluando. Otro término
para ello es exactitud.
1729
Tomado y adaptado de Duce M. La prueba pericial. 1ª edición. Buenos Aires: Ediciones
Didot; 2013 (p. 137).
890 Leonardo González-Wilhelm
Cabe tener presente también que los jueces no estarán nunca en con-
diciones de definir si un método X es o no válido para una determinada
comunidad científica o técnica. La discusión entonces debe girar en torno
a ello, pero no centrarse en el punto. Lo que se busca en definitiva no es
convencer del fondo, sino generar la duda razonable demostrando que para
una misma cuestión puede haber visiones distintas… Y que la que se está
presentando está más y mejor justificada que otra(s).
Por otro lado, a veces el problema no está en el método, sino que surge
por un mal uso de este por parte del perito. Acá caben situaciones tales
como una incorrecta ejecución de los pasos requeridos para la obtención
de resultados válidos o el establecimiento de conclusiones para las cuales
el método no fue diseñado. Esto último puede verse –por dar un ejemplo
tratado en el Capítulo 4– en el caso de las alcoholemias. El establecimiento
cuantitativo de la concentración de etanol en una muestra de sangre solo
puede efectuarse válidamente mediante Cromatografía en fase Gaseosa con
HeadSpace. Pero en algunas partes de Chile sigue empleándose el llamado
micrométodo de Widmark, tipo de análisis que no es específico para etanol1730.
Considerando todo lo anterior, un paso más simple que siempre reco-
miendo es que el litigante revise las normas técnicas que puedan existir para
la actuación pericial en cuestión y construya un listado de las omisiones
que logren ser identificadas1731. De este modo, sin entrar al fondo del de-
bate científico o técnico, contará con una herramienta para demostrar ante
los jueces que el perito no cumplió siquiera lo mínimo esperable para su
labor. Por ejemplo, tomando de base nuestras guías de procedimientos de
1730
Véase más en Capítulo 4: “Los informes periciales de laboratorio”.
Si la tarea resultara demasiado compleja, se podrá pedir la asistencia de un consultor
1731
1732
Guías de procedimientos de Tanatología del Servicio Médico Legal (Resolución exenta
Nº 3.363, año 2013). Disponible en: http://bit.ly/2khiyjj (última visita el 31-08-2018).
892 Leonardo González-Wilhelm
presuma) los deslindes de cada área, ya que no es raro que pueda haber
materias interdisciplinarias de competencia común, pero con enfoques
distintos. Veamos un ejemplo1733:
1733
Tomado y traducido de Houck MM, Siegel JA. Fundamentals of forensic science.
3ª edición. U.K.: Academic Press; 2015 (pág. 644).
894 Leonardo González-Wilhelm
Es bastante común que los textos que se refieren a la materia planteen qué
debe hacer (y no hacer) un experto para “sobrevivir” a un contraexamen.
En lo personal, al igual que otros autores1736, pienso que no hay que ser tan
dramático. Un trabajo serio, profesional, dedicado, honesto y responsable
de un perito suele imponerse ante cualquier artilugio con el cual se pretenda
enlodarlo. No hay que olvidar tampoco que esta es probablemente una de
las actividades más complejas en la litigación1735. Dado ello, la recomen-
dación inicial para quien asume la labor de perito es:
1736
Freckelton I. Expert evidence and healthcare professionals. En: Gall J, Payne-James J.
Current practice in forensic medicine. 1ª edición. Singapur: Wiley-Blackwell; 2011.
896 Leonardo González-Wilhelm
Véase: a) Chisum WJ, Turvey BE, Freeman J. Reconstruction court presentation and
1737
testimony. En: Chisum WJ, Turvey BE. Crime reconstruction. 2ª edición. EE. UU.: Academic
Press; 2011; b) Freckelton I. Expert evidence and healthcare professionals. En: Gall J, Payne-
James J. Current practice in forensic medicine. 1ª edición. Singapur: Wiley-Blackwell; 2011;
c) Payne-James J, Jones R, Karch SB. Simpson’s Forensic Medicine. 13ª edición. Hodder &
Stoughton Ltd; 2011; d) Flores-Sandí G. El médico en procesos judiciales. Acta Médica Co-
starricense. 2008;50(1):47-9.
Véase: a) Jouvencel MR. Manual del Perito médico. 1ª edición. Madrid: Ediciones Díaz
1738
de Santos S.A.; 2002; b) Wyatt J, Squires T, Norfolk G, et al. Oxford handbook of forensic
medicine. 1ª edición. Nueva York: Oxford U. Press; 2011.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 897
•• “No le podría dar una respuesta certera sin antes revisar la bibliografía
del tema”.
•• “Para poder dar una respuesta válida a su pregunta requiero hacer un
análisis más profundo…”.
•• “Lamentablemente no puedo responderlo en esos términos. Le explico
por qué…”.
1739
Véase: a) Jouvencel MR. Manual del Perito médico. 1ª edición. Madrid: Ediciones
Díaz de Santos S.A.; 2002; b) Simonin C. Medicina legal judicial. 2ª edición. Barcelona: Ed.
JIMS; 1966.
898 Leonardo González-Wilhelm
distraído en clases de historia y no escuchó sobre qué materia sería la interrogación oral que
se iba a efectuar al día siguiente. Le preguntó a un compañero y este le dijo que trataría sobre
“Los Fenicios”. Y Juanito –aplicado– se estudió todo sobre el tema: la cultura, autoridades,
economía, etc. A la mañana siguiente se ofreció incluso para ser el primer alumno interrogado.
Pasó al frente de sus compañeros y la profesora le dijo: “Juanito, ¡hábleme de los romanos!”. El
niño no se inmutó y respondió tranquilamente: “Bueno profesora, los romanos eran un pueblo
muy importante en la antigüedad al igual que los Fenicios. Los Fenicios…”.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 899
1741
“Esta nomenclatura… pone en evidencia el intento de cautelar que la información que
ingresa al juicio por parte de un testigo o perito provenga de su conocimiento, y en ningún caso
ser el resultado de un error o confusión momentánea. Por ello se prohíben preguntas que puedan
900 Leonardo González-Wilhelm
En mi experiencia creo que más que peritos “hostiles”, lo que hay son
abogados que no saben preguntar. Y uno percibe que cuando el litigante
recurre a la expresión “acá las preguntas las hago yo”, en la mente de los
jueces resuena: “¡Pero hágalas bien!”. De hecho, la situación suele alcan-
zar un clímax (por lo general favorable al perito), cuando el abogado –en
su desesperación– le pide al tribunal que le ordene al experto responder
lo que le está preguntando. Desde estrados, más de una vez, he escuchado
los debates fuera de micrófono de los jueces donde dicen “pero que le
pregunte lo que corresponde…”.
Cuando la pregunta es enredada, cabe inferir que el litigante tiene la
idea, pero no sabe qué preguntar o cómo hacerlo. Está confundido. Y un
perito concentrado y perspicaz, aunque entienda el sentido de la consulta,
puede sacar provecho de la situación y poner aun más nervioso al abogado:
debilitar esa capacidad de expresar lo que se sabe de un hecho, persona o cosa”. En: Blanco
R, Decap M, Moreno L, et al. Litigación estratégica en el nuevo proceso penal. 1ª edición.
Santiago: LexisNexis; 2005.
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Véase “El ejercicio de refrescar memoria”, más adelante.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 901
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Lamentablemente algunos jueces ordenan que el perito continúe declarando mientras
ellos siguen hablando. De hecho, me ha tocado instancias en las cuales –ante mi silencio– me
indican que prosiga porque “pueden hacer dos cosas al mismo tiempo”. ¿Hablar y escuchar?
Mmm… neurolingüísticamente parece improbable. El tribunal debe prestar correcta atención
a lo que declaran testigos y peritos. No hacerlo es un actuar manifiestamente negligente y, por
cierto, irrespetuoso.
902 Leonardo González-Wilhelm
Al respecto, el artículo 330 del Código Procesal Penal señala: “En sus interrogatorios,
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las partes que hubieren presentado a un testigo o perito no podrán formular sus preguntas de
tal manera que ellas sugirieren la respuesta. Durante el contrainterrogatorio, las partes podrán
confrontar al perito o testigo con sus propios dichos u otras versiones de los hechos presentadas
en el juicio. En ningún caso se admitirán preguntas engañosas, aquéllas destinadas a coaccionar
ilegítimamente al testigo o perito, ni las que fueren formuladas en términos poco claros para ellos”.
Hace aprox. 15 años, cuando trabajaba aún en el SML, sucedió en un juicio oral el
1745
escenario descrito. El abogado defensor me tenía inteligentemente acorralado con sus pregun-
tas. Por más que yo miraba al fiscal, este hacía caso omiso a mis gestos. Finalizada la jornada,
le pregunté por qué no había objetado nada. Y la respuesta fue insólita: “Lo que pasa es que
teníamos un pacto de no agresión con el colega”. O sea, habían acordado no objetar mutua-
mente ninguna pregunta.
El artículo 329 del Código Procesal Penal establece (entre otros): “A solicitud de alguna
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de las partes, el tribunal podrá autorizar un nuevo interrogatorio de los testigos o peritos que
ya hubieren declarado en la audiencia”.
Prueba pericial, litigación con peritos y medicina legal 903