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Material 8: El Gran Pastor de las Ovejas

El amor de Dios no es una simple idea, ni una doctrina. Es una voz viva y
poderosa que nos llama a salir de la oscuridad y entrar en la vida
verdadera. Esa voz es la vida misma de Dios, Cristo Jesús, el Buen Pastor,
que con ternura y compasión guía a Sus ovejas hacia pastos de vida eterna.
¿Puedes escuchar Su voz en tu corazón, llamándote a confiar en Él y a dejar
atrás las sombras de tu condición actual?

Juan 10:7-18 dice: "Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os


digo: Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que antes de mí vinieron,
ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. Yo soy la puerta;
el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El
ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el
buen pastor su vida da por las ovejas. Mas el asalariado, y que no es el
pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas
y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado
huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. Yo soy el buen
pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me
conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. También
tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y
oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. Por eso me ama el Padre,
porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que
yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para
volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre."

La salvación que puede obrar en nosotros por el evangelio de Dios, no es un


concepto abstracto, sino una experiencia viva. Él es la puerta por la cual
entramos para ser salvos, y es el pastor que nos guía hacia la vida. No
necesitamos elaborados argumentos ni complejas doctrinas para iniciar
nuestro camino en el Reino de Dios. Lo que necesitamos es escuchar y
obedecer la voz del Buen Pastor que nos llama a salir de un estado actual y
a entrar en un camino, una carrera, un andar hacia un destino que no
conocemos.
Esa voz no es algo que percibimos con nuestros oídos físicos, sino un
llamado interior que nos impulsa a seguir a Jesús con fe y confianza. Es Su
voz la que revela nuestra verdadera condición, nos muestra el camino a
seguir y nos proporciona el alimento espiritual que necesitamos para
crecer. No busca ser un razonamiento, sino un vivir como verdaderos hijos
de Dios.

Una Luz, un Guía

¿Cómo podemos discernir la guía del Señor en nuestro interior? Si hemos


depositado nuestra fe en Cristo, una guía eficaz nos ha sido dada. A medida
que aprendemos a obedecer al Buen Pastor, esa guía se vuelve cada vez más
clara. Pero debemos estar dispuestos a escuchar y a seguir, no nuestros
propios deseos, sino la dirección que proviene de Él.

Jesús nos asegura en Juan 16:13-15:

"Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la


verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará
todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir.
Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber.
Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo
mío, y os lo hará saber."

La guía del Espíritu Santo no está destinada a cumplir nuestros deseos


terrenales, sino a conducirnos a una vida nueva en Cristo. El evangelio no es
solo una serie de conceptos, sino una realidad viva que transforma nuestro
ser desde dentro. A través de la obra del Espíritu, experimentamos la
verdad no como una simple información, sino como una vida que se
manifiesta en nosotros.

Juan nos recuerda en 1 Juan 2:20-21 y 2:25-27:

"Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las


cosas. No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque
la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. Y
esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna. Os he escrito
esto sobre los que os engañan. Pero la unción que vosotros
recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de
que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas
las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha
enseñado, permaneced en él."

Un embrión en el vientre de la madre debe tener un vínculo de nutrición


con lo que le proporcionará verdadero crecimiento. Cuando un niño nace,
debe distinguir de dónde proviene su alimento. Todos los que son llamados
por Dios a la vida, tienen la verdadera posibilidad de crecer en esa vida, si
pueden distinguir de quién proviene el alimento y cómo llega a ellos.
Muchas cosas externas y aún personas, pueden ser útiles en las manos de
Dios para servir a Su Palabra viva, pero ninguna de ellas son la Palabra.
Principalmente, debemos distinguir nuestro genuino anhelo de conocerlo y
de responder a eso vivo que clama por crecer en nosotros, para libertad y
justicia.

Distinguiendo el Verdadero Progreso

A menudo, la vida cristiana nos plantea preguntas y desafíos que pueden


obstaculizar nuestro progreso en la verdad del evangelio. Es natural
preguntarse si necesitamos la guía de otros en nuestro caminar espiritual.
La Biblia es clara al afirmar que Dios ha provisto a la Iglesia de pastores,
maestros y líderes que nos ayudan a crecer en la fe. Sin embargo, la guía
más importante es la que proviene del Espíritu Santo, quien nos dirige
hacia la verdad y nos forma a la imagen de Cristo.

Pedro, en su carta, subraya esta verdad cuando dice en 1 Pedro 2:25:

"Porque vosotros erais como ovejas descarriadas, pero ahora


habéis vuelto al Pastor y Obispo de vuestras almas."

A medida que seguimos al Pastor, debemos aprender a ser sensibles a Su


guía y discernir la obra que realiza en nuestro interior.
Acrecentando la Sensibilidad a la Guía del Señor

Para desarrollar una mayor sensibilidad a la guía del Señor, es crucial


rendirnos a Su voluntad y permitir que Su luz brille en nuestros corazones.
Aquí algunos consejos para crecer en esta sensibilidad:

1. Rendir nuestras expectativas: La vida espiritual es como una


semilla plantada en nosotros, con sus propios planes y propósitos. No
impongas tus deseos, sino deja que la vida de Dios crezca
naturalmente.
2. Esperar en el Señor: Dedica tiempo a escuchar la voz de Dios en
silencio, buscando Su dirección en cada aspecto de tu vida.
3. No apresurarse: Al orar o leer la Biblia, toma tiempo para meditar y
esperar que el Señor hable a tu corazón, en lugar de apresurarte a
pronunciar palabras según tus propios razonamientos o por
aprendizaje externo.
4. Persiste en distinguir y crecer en la verdadera fe viva: La palabra
del evangelio a menudo viene para exponer y separar lo que es
contrario a la vida de Dios en nosotros. No huyas de esta obra, sino
permite que el Señor complete Su obra en ti.
5. Procura comprobar el evangelio en las cosas vivas: Todo lo que
pasa en tu mente o lo que haces en el exterior, sólo es útil cuando
puedes comprobar que la vida de Dios está creciendo en tu corazón.
Esa vida inevitablemente se mostrará a través tuyo a otros, pero
nunca te conformes con apariencias o prácticas externas. Si estás
atento, el Espíritu de Dios te hará saber si algo está vacío o si alguna
práctica se ha vuelto vana e infructuosa.

Hebreos 12:2 nos exhorta a mantener nuestros ojos fijos en Jesús:

"...puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual


por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios."

Jesús mismo nos llama a permanecer en Él, como Él permanece en


nosotros, porque solo en esta comunión podemos llevar fruto. Juan 15:4:
"Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede
llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco
vosotros, si no permanecéis en mí."

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