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1. EL REALISMO Y EL NATURALISMO: LA NOVELA.

POESÍA Y TEATRO EN
LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.
La literatura realista nació en el contexto de la sociedad industrial del s. XIX, fruto de una época en
la que burguesía alcanzó la cima del poder político e impuso sus valores. Frente a las tendencias a
la evasión de los románticos, los nuevos escritores intentar reflejar con fidelidad las costumbres
contemporáneas y la psicología de individuos reales. Este movimiento surge en Francia, llega a
España con retraso y triunfa después de la revolución de 1868. Los realistas aspiran al máximo de
verosimilitud: por ello prestan enorme atención al detalle, emplean con profusión las descripciones,
se esfuerzan en reproducir con exactitud el habla de cada personaje, procuran que estos sean un
fiel reflejo de la realidad diaria contemporánea e intentan emplear las novelas como un medio para
comprender la sociedad y reflexionar sobre ella, como el científico usa el experimento.

La narrativa realista arranca de los cuadros de costumbres románticos. Los escritores de tendencia
más conservadora pretenden mostrar el pasado de forma idealizada y aprovechan sus escritos para
defender su ideología y sus valores morales.

Cecilia Bölh de Faber, que escribía con el pseudónimo de Fernán Caballero, autora de La gaviota,
coloca dentro de la trama cuadros de costumbres y escenas de la vida campesina, siempre desde
una perspectiva idealizada que pretende demostrar que el pecado conduce a la perdición.

Pedro Antonio de Alarcón comenzó como escritor costumbrista y romántico, y evolucionó hacia
tendencias realistas. El sombrero de tres picos, basada en un romance tradicional muy suavizado en
su versión, supone un acercamiento psicológico a los personajes.

De José María de Pereda destacan Sotileza y Peñas arriba, que se desarrollan en Cantabria y
reproducen personajes, usos y costumbres propios de esta tierra. Ambas se basan en la acumulación
de cuadros costumbristas, se apoyan en la descripción y renuncian a una trama elaborada.

Juan Valera desarrolla una corriente esteticista, que aplica técnicas realistas, pero evita todos
aquellos elementos que puedan resultar desagradables u obscenos. En Pepita Jiménez realiza un
magnífico estudio de la psicología femenina y se permite abundantes juegos narrativos de influencia
cervantina.

Entre los escritores progresistas encontramos los que llevan el Realismo a sus más altos logros.
Con ellos nace una nueva forma de novela histórica en la que la realidad y la ficción se mezclan,
pero de forma verosímil.

Benito Pérez Galdós en sus Episodios nacionales, escritos a lo largo de toda su carrera, reconstruye
la historia de España en el siglo XIX, desde Trafalgar hasta la Restauración borbónica. Aunque da
un enfoque personal a la trama, que surge de personajes inventados, se basa en una rigurosa
documentación histórica. En sus otras novelas encontramos tres etapas. En primer lugar, escribe
novelas de tesis (Doña Perfecta), que muestran su oposición a las posturas conservadoras. En sus
llamadas novelas contemporáneas las características realistas alcanzan su máxima perfección. En
Fortunata y Jacinta se dibuja un preciso fresco de la sociedad de la época y se presenta un
pormenorizado elenco de personajes de todas las clases sociales: se estudia su carácter y la
influencia en ellos de la genética y el ambiente. En su última etapa las novelas se orientan hacia lo
moral y lo espiritual, como observamos en Misericordia.

También progresista, Leopoldo Alas “Clarín” fue un influyente crítico literario, como queda reflejado
en Solos y Paliques. En sus cuentos se mezcla lo satírico, lo sentimental, lo serio y lo reflexivo. ¡EI
más conocido es iAdiós, Cordera! Como novelista consiguió, con La Regenta, la obra de mayor
trascendencia del Realismo español, muy influida por el Naturalismo.

La Regenta se ambienta en Vetusta (Oviedo), y la ciudad se convierte en uno de los personajes


fundamentales. Ana Ozores está casada con Víctor Quintanar bastante mayor que ella, con el que
guarda una relación fraternal, pero en absoluto apasionada. EI sacerdote Fermín de Pas y el donjuán
Álvaro Mesía tratan de conquistarla. Al final caerá en los brazos de Mesía y la hipocresía vetustense
triunfará sobre la necesidad de verdadero amor de la protagonista.

EI Naturalismo surge en Francia de la mano de Émile Zola, se desarrolla en España después de la


publicación de La desheredada de Galdós y lleva las características realistas hasta sus últimas
consecuencias. Afirma que el ser humano está determinado, no solo influido, tanto por su herencia
biológica como por su educación y su experiencia. Su negación de la libertad humana se basa en el
materialismo. Utiliza personajes marginados que se encuentran en situaciones extremas.

Emilia Pardo Bazán, que teoriza sobre el movimiento en La cuestión palpitante, a pesar de sus ideas
católicas, muestra en Los pazos de Ulloa a unos personajes arrastrados a la desgracia por la fuerza
irresistible de su genética y del ambiente brutal en el que viven.

Vicente Blasco lbáñez presenta en Cañas y barro el opresivo ambiente de la huerta valenciana, y las
circunstancias extremas que llevan a sus personajes a cometer los actos más salvajes imaginables,
entre ellos el infanticidio.

En la segunda mitad del XIX siguen escribiendo poetas románticos como José Zorrilla y Carolina
Coronado, pero se impone una variante de este movimiento denominada Posromanticismo, que se
caracteriza por el intimismo, la renuncia a la exageración, el empleo de la asonancia, la sencillez
métrica y la influencia de la poesía popular.

Las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer nos presentan la autobiografía amorosa del autor y fueron
agrupadas, tras la muerte del poeta, en cuatro temas: la poesía, el amor, el desengaño y la angustia.
En prosa, sus Leyendas suponen la mejor expresión de lo sobrenatural y lo misterioso.

Rosalía de Castro, autora de Follas novas y En las orillas del Sar, alterna en sus obras el gallego y
el castellano. Su poesía es muy dolorida y muestra su tormento por no encontrar su lugar en el
mundo.

Ramón de Campoamor, autor de Doloras, encabeza una poesía realista, que refleja el mundo
cotidiano de los burgueses, evita los adornos superfluos y emplea un tono conversacional.

En el teatro el público disfruta con los dramas de Manuel Tamayo y Baus, que aprende el oficio
cuando triunfan los románticos y luego evoluciona hacia un cierto Realismo. Le debemos dramas
históricos, como Locura de amor, inspirado en Juana la Loca.

José Echegaray, ilustre matemático, ministro de Hacienda, primer premio Nobel de Literatura
española, dominó las tablas con melodramas, como El gran galeoto, y dramas, como Mariana,
centrados en el análisis psicológico de los personajes.

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