840-Texto Del Artículo-3517-1-10-20231221
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Celina Albornoz
páginas / año 16 – n° 40 Enero- Abril/ ISSN 1851-992X/ 2024
http://revistapaginas.unr.edu.ar/index.php/RevPaginas
DOI: 10.35305/rp.v16i40.840
Celina Albornoz
Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales,
Universidad Nacional de San Martín,
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina)
[email protected]
https://orcid.org/0000-0002-6654-7186
Resumen
El nacionalismo de derecha es un movimiento con una larga historia en Argentina. En su
interior, el Movimiento Nacionalista Tacuara se constituyó como una de las principales
agrupaciones de esta corriente en los años ’60.
En este artículo, abordaré los principales rasgos de la cultura política de Tacuara, entre
los cuales destacan la postura anti-izquierdas, el antisemitismo, la adscripción al
catolicismo integrista, la admiración por los fascismos europeos, el uso de la violencia
política, el rechazo de la democracia liberal y el parlamentarismo y, como contrapartida,
la propugnación de un sistema corporativista. Este último rasgo será central. Analizaré
cómo los nacionalistas concibieron a la democracia liberal y al sistema parlamentario y
de qué modo plantearon la necesidad de su reemplazo con un régimen corporativo
sustentado en el trinomio familia, sindicatos y municipios.
Abstract
Right-wing nationalism is a movement with a long history in Argentina. The Movimiento
Nacionalista Tacuara was one of the main groups of this current in the 1960s.
In this article, I will address the main features of Tacuara's political culture, among which
stand out the anti-left stance, anti-Semitism, adherence to integralist Catholicism,
admiration for European fascisms, the use of political violence, the rejection of liberal
democracy and parliamentarism and, instead, the advocacy of a corporatist system. This
last feature will be central. I will analyze how the nationalists conceived liberal
democracy and the parliamentary system and how they proposed the need to replace
them with a corporatist regime based on the trinomial family, unions and towns.
1
Este artículo ha sido debatido en el proyecto de investigación “Culturas políticas en escalas. La
experiencia democrática entre lo nacional, subnacional y regional”, que se lleva adelante en la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral. Las ideas expuestas son
producto de mi investigación doctoral, realizada en las universidades de Padova, Ca’ Foscari Venezia
y Verona, en cotutela con la Universidad Nacional de San Martín.
Introducción
El Movimiento Nacionalista Tacuara (MNT) nació a fines de los años ’50, en la
ciudad de Buenos Aires, con el fin de defender los valores del nacionalismo de
derecha. En un contexto de creciente inestabilidad política en Argentina, que vio
pasar a presidentes elegidos democráticamente y a otros impuestos por las
Fuerzas Armadas, el MNT se consolidó en el ala de la extrema derecha. Sin lugar a
duda, se convirtió en una de las principales organizaciones nacionalistas del país
en los años ’60.
Sus raíces se encuentran en la Alianza Libertadora Nacionalista (ALN) y en su rama
de estudiantes de secundaria, la Unión Nacionalista de Estudiantes Secundarios
(UNES). En la misma línea que sus predecesores, Tacuara adquirió notoriedad por
las acciones de tinte antisemita y anticomunista llevadas adelante, a través del uso
sistemático de la violencia política. Por otro lado, el movimiento se asentó sobre las
bases del integrismo católico y el revisionismo histórico, que fueron clave en la
conformación de su repertorio ideológico y discursivo.
Desde principios de los ’60, el MNT fue ganando adeptos no solo en la capital del
país y sus alrededores, sino también en distintos puntos a lo largo y a lo ancho de
Argentina. Si bien los núcleos porteños y del Gran Buenos Aires tuvieron su ocaso
hacia mediados de esa década, cuando se vislumbraba el advenimiento de la
autodenominada “Revolución Argentina”, varios comandos situados en otros
puntos del país continuaron con su militancia hasta principios de los ’70.
Como movimiento de extrema derecha, Tacuara, cuyos líderes más reconocidos
fueron Alberto Ezcurra Uriburu y José Baxter, se situó en la larga tradición política
del nacionalismo de derecha argentino, que surgió en la década de 1920 y se
desarrolló y cobró fuerza en las siguientes (Lvovich, 2006; Galván, 2008). Aquí,
luego de abordar a grandes rasgos el concepto de “cultura política” y de aplicarlo al
caso de Tacuara, me referiré las principales características que permiten ubicar al
movimiento como parte de la cultura política del nacionalismo de derecha.
Posteriormente, me centraré en su juicio acerca de la democracia liberal, sistema
fuertemente arraigado en Argentina en el siglo XX. ¿Cómo la concibieron los
militantes nacionalistas? Como se verá, uno de los pilares de la cultura política del
MNT fue el rechazo de la democracia liberal y el parlamentarismo, y la
propugnación, en cambio, de un sistema corporativista. Este rasgo ha sido
considerado tangencialmente en los estudios existentes acerca de la organización.
Aquí, en cambio, estará en el centro de la indagación: analizaré las estrategias
discursivas empleadas por los militantes de Tacuara para denostar a la democracia
liberal y el sistema de partidos y, a través de una “revolución nacional”, instaurar un
páginas / año 16 – n° 40/ ISSN 1851-992X /2024
El Movimiento Nacionalista Tacuara frente a la democracia liberal
2
Para más detalles acerca del boletín De pie, véase Carman, 2015.
gravitan dentro del campo de las derechas. Aquella que se conformó en torno a
Tacuara es una de ellas: como se verá, por un lado, reunió los rasgos considerados
por Lvovich para enmarcarla dentro del espectro del nacionalismo de derecha. Por
otro, contuvo todos los elementos que Berstein y Sirinelli consideran
indispensables para definirla como “cultura política”. Todos ellos formaron parte,
en distinta medida y con un marcado dinamismo en diferentes momentos, de la
cultura política de Tacuara.
Primeramente, volviendo a la definición de Berstein citada más arriba, es oportuno
señalar que los miembros de Tacuara compartían una visión del mundo y del
pasado. Los unía una lectura que los ubicaba en las antípodas de las posiciones de
izquierda, en el marco de la Guerra Fría. En términos discursivos, no obstante, se
declaraban contrarios tanto a las posturas de izquierda como de derecha
(siguiendo al español José Antonio Primo de Rivera) y consideraban que habían
dado a luz a una visión superadora de ambas corrientes. Se colocaban, pues, como
partidarios de una “Tercera Posición”3 en términos ideológicos, no alineada con
Estados Unidos ni con la Unión Soviética,4 los dos grandes bloques en disputa.
Por otro lado, en línea con el revisionismo histórico, recuperaron como parte de su
panteón a próceres argentinos como José de San Martín y Juan Manuel de Rosas,
mientras que denostaron la figura de Domingo Faustino Sarmiento. También, sin
embargo, personajes europeos ocuparon allí lugares privilegiados. El más
destacado entre ellos fue José Antonio Primo de Rivera, líder de la Falange
Española, cuya figura mítica ocupaba un lugar destacado un lugar destacado para
Tacuara.
Asimismo, las referencias históricas nacionales e internacionales no faltaron: una
de las más destacadas era la exaltación de la batalla de Vuelta de Obligado (1845),
celebrada todos los 20 de noviembre. Otra, era la entronización como mártir de
Darwin Passaponti, militante de la ALN asesinado durante las manifestaciones del
17 de octubre de 1945. Su tumba en el cementerio de Chacarita, ubicado en la
ciudad de Buenos Aires, se convirtió en un lugar místico para el MNT, donde
realizaban ceremonias y sellaban los juramentos para ingresar como militantes a la
organización.
Por otro lado, cabe resaltar la existencia de un texto fundacional que contenía las
bases del movimiento y de su accionar, el Programa Básico Revolucionario (PBR).
Este documento fue confeccionado en 1958, en ocasión del primer congreso
nacional del movimiento, celebrado en la localidad de Marcos Paz, provincia de
Buenos Aires. Allí, delinearon su programa político e ideológico y definieron la
organización interna de la agrupación. Posteriormente, el PBR fue publicado en
3
La Tercera Posición era también defendida por la ALN, alineada con el peronismo. Su
propugnación por parte de Tacuara estaba en abierta coincidencia con estas posturas.
4
Respecto de la Tercera Posición, a modo de ejemplo, en uno de sus boletines proclaman:
“TACUARA alerta a la opinión pública argentina sobre la falsedad del dilema que se pretende erigir
en dogma: o imperialismo yanki o imperialismo soviético. NI YANKIS, NI MARXISTAS:
NACIONALISTAS!” (Ofensiva, N°11, noviembre 1962. Las mayúsculas son originales de la fuente).
5
Véase Galván, 2008.
mucho mayor: en primer lugar, el ataque a Edgardo Manuel Trilnick, estudiante del
Colegio Nacional Sarmiento que fue herido de bala durante un enfrentamiento en
junio de 1960; en segundo lugar, el atentado contra Graciela Sirota, estudiante
universitaria que fue secuestrada y torturada6 en 1962; en tercer lugar, el asesinato
de Raúl Alterman, joven judío que había militado en el Partido Comunista,7 dos
años más tarde.
El antisemitismo de Tacuara está ligado, por otra parte, al sostenimiento a ultranza
del catolicismo integrista. La defensa de los valores del tradicionalismo de la Iglesia
católica constituyó una de sus principales cruzadas: “Dios, patria y hogar” fue uno
de sus eslóganes más representativos. Además, sus militantes mantenían estrechos
lazos con sacerdotes de renombre de esta corriente, que en muchos casos se
convirtieron para ellos en referentes tanto intelectuales como espirituales.
Por otra parte, la retórica anticapitalista, que se manifestaba como una
preocupación por las condiciones materiales de las clases populares (o el “corazón
plebeyo” del nacionalismo, en palabras de Lvovich), se fundió con los discursos
antiimperialistas, siempre presentes en la prensa del movimiento. La cruzada
contra Inglaterra y Estados Unidos fue un elemento nodal de la cultura política de
Tacuara, que se conjugó armónicamente con los demás. Los ataques a las
embajadas, consulados y símbolos de estos países fueron frecuentes en el
repertorio de acción de Tacuara y se unieron a una insistente retórica de reclamo
por la soberanía nacional.8
Por último, Cabe señalar que el modelo corporativista que Tacuara proponía para
Argentina provenía del falangismo español y del fascismo italiano; a la vez que
hacían gala de su ferviente antiliberalismo, los militantes de Tacuara sostenían que
la democracia y el sistema de partidos eran anacrónicos y que debían ser
reemplazados con urgencia por un régimen corporativista, inspirado en los
mencionados movimientos europeos. De ese modo, la noción de “Estado
nacionalsindicalista”, elaborada por José Antonio Primo de Rivera, cobró gran
protagonismo y se constituyó en el horizonte de la militancia de los nacionalistas
argentinos. Este se convirtió en el anhelado punto de llegada de la “revolución
nacional” por la cual bregaban.
6
En su momento, Sirota denunció que había reconocido a sus atacantes como militantes del MNT.
No obstante, los culpables no han sido identificados (Gutman, 2012).
7
El asesinato de Alterman se habría dado como represalia por los hechos acaecidos días antes en el
Sindicato de Cerveceros de Rosario. Durante una asamblea que fue interrumpida por militantes de
Tacuara, se produjo un tiroteo que concluyó con tres muertos, dos de los cuales eran militantes del
MNT. Si bien hasta hoy no hay explicaciones certeras acerca de la elección de Alterman como
víctima, no quedan dudas acerca del componente antisemita del ataque, en razón de la nota que
enviaron los asesinos a los padres de la víctima: “nadie mata porque sí nomás; a su hijo lo han
matado porque era un perro judío comunista… Si no están conformes, que se retiren todos los
perros y los explotadores judíos a su Judea natal” (Senkman, 1986, p. 48).
8
A este respecto, fue clave la coyuntura del secuestro del criminal nazi Adolf Eichmann en
Argentina por un comando israelí, bajo las órdenes del Mossad. Los reclamos del mundo del
nacionalismo, entre los cuales destacaron aquellos de Tacuara, resonaron con fuerza en todo el país.
Las protestas ante la violación de la soberanía nacional por parte de Israel fueron reiteradas y
revistieron un alto grado de violencia.
A continuación, me concentraré en este último rasgo, que destaca como uno de los
pilares más sólidos de la cultura política tacuarista y que se mantuvo firme durante
los años de auge del movimiento, para perder fuerza en sus últimos años, desde
finales de los ‘60.
Para que Argentina pueda cumplir su misión histórica, debemos romper con
las viejas estructuras económicas, sociales y políticas del liberalismo burgués.
Esto solo podrá realizarse mediante un total proceso revolucionario, que
devuelva a nuestra Nación su fe en sí misma y en su futuro.9
Así rezaba el PBR del MNT, redactado en los primeros años de existencia de la
agrupación y publicado por primera vez en 1961. El liberalismo y las estructuras
políticas vigentes, es decir, el sistema de partidos y la democracia, eran vistos como
instituciones vetustas por sus militantes; sostenían que su misión era echar por
tierra con ellas ya que, desde su perspectiva, habían sumido a Argentina en la
decadencia. Había llegado una nueva época, que requería la instauración de un
“orden nuevo”.
En los diferentes boletines del movimiento, eran frecuentes los discursos
dedicados a denigrar a la democracia y al liberalismo. Usualmente, estas críticas se
entretejían con la propuesta de un sistema alternativo basado en corporaciones,
con la predicación de posturas anticapitalistas y con la generación y difusión de
discursos anticomunistas, todos reconocidos como componentes de la cultura
política tacuarista. Por ejemplo, el ataque a la democracia unido a la defenestración
del capitalismo se puede observar en el siguiente fragmento:
9
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°10, septiembre 1961.
Varios años más tarde, en 1968, las críticas a la democracia liberal y al capitalismo
se vuelven a conjugar. Se puede afirmar que la perduración de la impugnación de la
democracia liberal es un elemento de continuidad al interior de esta cultura
política.
En otra ocasión, los militantes del MNT formulan su preponderante
anticomunismo –en línea con su posición de rechazo al liberalismo– de la siguiente
manera:
10
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°8, s.f. Las negritas son originales de la fuente.
11
De pie, N°5, mayo 1968. Las mayúsculas son originales de la fuente.
12
Ofensiva, s/n, s.f.
El artículo que contiene este fragmento está acompañado de una imagen de gran
tamaño de la “Patria”, representada como una mujer vestida como guerrera y con
actitud corajuda, que lleva una bandera argentina con una cruz de Malta (símbolo
utilizado por el MNT). Una mano con el dedo índice estirado, un caballo parado
sobre sus patas traseras y la palabra “DELANTE!” completan la composición de la
imagen, de connotación evidentemente positiva, donde destaca la valentía. Como
subraya Campos (2019), la democracia también tenía cara de mujer, pero no poseía
ninguno de los rasgos apreciados por la militancia tacuarista.
13
Ofensiva, N°9, agosto 1962.
14
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°7, s.f.
15
Desde Tacuara, la “patria”, a diferencia de la “nación” como término asociado a lo político, es
concebida en términos sentimentales, ligada al arraigo colectivo y con contenido afectivo.
16
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°8, s.f.
17
Ofensiva, N°11, noviembre 1962.
18
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, s/n, noviembre 1963. Las mayúsculas son originales
de la fuente.
19
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°9, octubre 1959. Las mayúsculas son originales de
la fuente.
20
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°7, s.f.
21
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°10, septiembre 1961.
22
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, s/n, noviembre 1963. Las cursivas son originales de
la fuente.
23
“Exigimos –y tenemos una vida por delante para llevar a cabo nuestras exigencias– que la vida
argentina se organice en torno a sus tres pilares fundamentales: la familia, el municipio y el
sindicato. Que se extirpe de la existencia nacional ese cáncer que se llama política, que sólo sirve
para que los de afuera nos hagan pelear entre hermanos” (Tacuara. Vocero de la revolución
nacionalista, N°7, s.f).
24
“Sólo el Nacionalismo que tiene su ortodoxa expresión en TACUARA, y su expresión ya más que
intuitiva en los grandes movimientos nacionales y en las organizaciones obreras, sienten la urgencia
de la Revolución Nacional, sienten la urgencia de salir de esta encrucijada suicida a la que nos han
llevado las anacrónicas recetas de genuflexos liberales y la artera planificación marxista…”
(Ofensiva, N°11, noviembre 1962).
25
“Hoy que muchos traicionan, que muchos quedan a la mitad de camino, la juventud levanta las
banderas de la ortodoxia nacionalista, con absoluta integridad de principios y de conducta. Esa es
su misión. Y esa es la misión de Tacuara. Ganar a la juventud. Formar en el estudio y en la acción
los mejores soldados de nuestra revolución” (Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°8, s.f.
Las negritas son originales de la fuente).
26
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, s/n, noviembre 1963.
El uso de la violencia27 no solo estaba justificado, sino que era necesario para
alcanzar el objetivo último, la construcción de un “Nuevo Orden frente al viejo
caos”.28 Según afirmaban: “Pretendemos cambiar el desorden actual a que se ha
llevado a nuestra Patria –desorden moral, espiritual y material– por un NUEVO
ORDEN”.29 Dicho orden es, como mencioné, un Estado nacionalsindicalista en
términos falangistas, directamente contrapuesto a la democracia liberal:
27
En palabras de sus militantes, “la Patria libre solo se obtiene peleando” (Tacuara. Vocero de la
revolución nacionalista. N° 9). En otra ocasión, afirmaban que “no hay otro camino que el de la
Revolución; que muy triste papel harán los hombres que cambien la rectitud de la espada por la
cobardía y la farsa de las papeletas electorales” (De pie, N°5, mayo 1968).
28
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°8, s.f.
29
Ofensiva, N°11, noviembre 1962. Las mayúsculas son originales de la fuente.
30
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°10, septiembre 1961.
31
Por ejemplo, en otro boletín, los miembros de Tacuara proclamaban: “La realidad histórica
argentina nos plantea un dilema de hierro: o estamos con la Revolución Sindicalista Nacional o nos
alineamos junto a la ineficacia parlamentaria, los partidos políticos, el Estado de Derecho y las mil y
una estafas del sistema liberal-capitalista…. La necesidad histórica de remover carcomidas e
ineficaces estructuras aparece como urgencia cotidiana que reclama un remedio enérgico para el
desbarajuste institucional que presenciamos” (Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°9,
octubre 1959).
32
Legajo 75. Carpeta 5, Mesa C, 1960. Archivo DIPPBA.
Se exponen, de esta manera, dos vías posibles: por una parte, un escenario
apocalíptico en el cual la revolución se concretaría por izquierda, a manos del
marxismo “internacional y judaizante” y, por otra, un escenario ideal, desde su
punto de vista, el de la revolución en términos nacionalsindicalistas, que se habría
concretado bajo la égida del catolicismo. La postura antidemocrática y antiliberal
33
Además de exaltar el lazo cultural con España, el término “Hispanoamérica” se oponía al espíritu
de codicia de hegemonía de la “otra” América, la del Norte. La amenaza a la soberanía de los países
del sur del continente fue determinante en esta elección conceptual (Altamirano, 2021).
34
De este modo lo expresan en su PBR: “La Revolución asume la responsabilidad histórica de liberar
a Hispanoamérica de la opresión imperialista. Una Hispanoamérica libre y unificada desde el Río
Bravo hasta la Antártida es la única garantía de paz y progreso para los pueblos explotados del
continente” (Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N° 10, septiembre 1961).
35
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°8, s.f.
36
En un boletín más tardío, del MNT santafesino, se plantea la misma idea: “Que la Revolución
inevitablemente será nuestra o será marxista, y que a medida que el tiempo pase se irán afirmando
las posibilidades del marxismo sobre la Revolución Nacional” (De pie, N°5, mayo 1968).
37
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, N°10, septiembre 1961.
38
Ídem.
39
Tacuara. Vocero de la revolución nacionalista, s/n, noviembre 1963. Las mayúsculas son originales
de la fuente.
A modo de conclusión
El recorrido realizado en estas páginas deja en evidencia la existencia de una
(sub)cultura política tacuarista. A su vez, esta estuvo enmarcada en una cultura
política más amplia, aquella del nacionalismo de derecha argentino. Dentro de
ellas, sus componentes estuvieron en constante diálogo y se retroalimentaron,
aunque no estuvieron exentos de contradicciones y conflictos.
En los primeros años de la historia del MNT se sentaron las bases del movimiento,
que quedaron plasmadas en su PBR. En ese documento, los militantes de Tacuara
explicitaron sus posiciones antidemocráticas y antiliberales. También, plantearon
la necesidad de derribar las estructuras existentes y de construir un sistema
corporativo, un Estado nacionalsindicalista.
Este posicionamiento era reiterado constantemente en la prensa de la
organización, y solía aparecer entrecruzado con otros elementos que constituían la
cultura política de Tacuara: el anticomunismo, la admiración por los fascismos
europeos de entreguerras, el anticapitalismo e, inclusive, el antisemitismo. Entre
las estrategias utilizadas para construir sus argumentaciones he destacado
recursos como la feminización de la democracia y el empleo de metáforas
biologicistas, es decir, la presentación de la democracia como un cáncer que habría
requerido una solución quirúrgica urgente, que solamente ellos habrían estado en
condiciones de proveer. De allí surge otro concepto fundamental en este análisis, el
de “revolución nacional”. Se trata de una revolución de “orden”, diametralmente
opuesta a la marxista, es decir que confronta al sentido del término imperante en
esos años.
El camino luego del proceso revolucionario implicaba construir un régimen
corporativo, un Estado cuyo eje fueran los sindicatos. Ese era, según los miembros
del MNT, la finalidad de su militancia en los años de auge del movimiento,
previamente a la irrupción de los militares, en 1966 y el inicio de la “Revolución
Argentina”. Desde finales de la década de 1960, la formulación del concepto de
“revolución” tal como la habían concebido hasta entonces fue objeto de
cuestionamiento y de reflexión, en consonancia con los nuevos tiempos y con la
aparición de nuevas opciones militantes. La formulación de una “revolución”
alternativa quedó trunca frente a la disolución del movimiento en los primeros
años ’70.
Bibliografía
Berstein, S. (1999). La cultura política. En J.F. Sirinelli & J.P. Rioux (comps.), Para
una historia cultural (pp. 389-405). México D.F.: Taurus.
Recibido: 05/05/2023
Evaluado: 12/05/2023
Versión Final: 02/06/2023