Sueño 1 Casa Blanca

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[Empieza a escuchar el aire de fondo]

Locutor 1
(Tono calmado describiendo el lugar de afuera)
Desperté en un vecindario, unas calles de las que vez en solo imágenes de internet como
espacios liminales. Eran… Casas blancas, cada una de ellas compartían las mismas
características, el mismo tamaño de casas, el mismo pavimentado, cada una de ellas
teniendo un farol. Excepto uno…

(Centra su descripción hacia uno que destaca en ser más grande)


Una casa que estaba al limite del lado izquierdo, era más grande que la de los demás, solo
que, en este caso, ignoraba la descripción de otras casas mencionadas anteriormente.
Además de su tamaño, su pavimentado era gris, como igual que no tenía el farol y que me
llegó el impulso de querer abrir, pues algo me decía que debo entrar.
Por lo que empecé a caminar hacia la puerta, por coincidencia, estaba abierta, por lo que
pude entrar. A día de hoy, sigo sin saber porque tuve que entrar, pues a lo mejor, algo en
mi cabeza me tenía como aviso de que tenía que abrir esa puerta y enterarme de lo que
me pasó.

(Empieza a describir el interior de la casa)


Al entrar a la casa, a mi derecha estaba un espejo de tal tamaño que reflejaba el otro lado
de la pared, que había en ella una sala donde todos los muebles eran… Blancas, los
sillones con cuero de color blanco, la mesa con pintura blanca, de tal barnizado que
reflejaba gran parte de la luz que llegaba de su lado izquierdo de una ventana grande. A
pesar de lo que vi, no le tomé importancia, pues no era lo que tenía que ver. Avanzando, a
mi izquierda vi una escalera de metal, pues tenía pinta de ser una escalera fina que se
subía en forma de “U” para llegar al segundo piso.
Claro que no iba a subir, a lo mejor era la privacidad de quien habitaba en esa casa. Pero
fue entonces que después de observar la escalera, desvié mi mirada hacia la dirección que
estaba yendo.
(Describe al extremo de la casa una pared adornada con un closet a la izquierda de esa
pared y a su derecha una puerta negra)
Un hermoso closet puesto en la pared, con un excelente barnizado que destacaba en sus
puertas, pero antes de avanzar, fijé mi mirada hacia el piso, vi, pedazos de vidrios rotos, un
cuchillo donde la punta estaba obstruida, todo con manchas de sangres y tierra.

- ¡QUE HORROR!
Escuche la voz de una mujer viniendo de las escaleras, pero que en ningún momento se
presentó. En mi impulso, tenía algo que hacer, y es que cuando asomé mi mirada hacia la
puerta negra que había en la otra esquina, supe que tuve que caminar hacia ella.
Curiosamente tenía la llave para esa puerta, por lo que acto seguido, lo abrí.
Era un cuarto pequeño, oscuro, sin estar pintado de blanco, era todo sin enjarrar, por lo
que no se sentía igual que las otras habitaciones, en este se sentía frio, oscuro con una
sensación de intranquilidad acompañada, por lo que había en ella, eran artículos de
limpieza. Escobas, trapeadores, cloro, detergente, bolsas, todo lo que se necesita para
limpiar todo.
Pero en mi impulso, tomé la escoba y su recogedor, seguido de agarrar una bolsa negra,
pues algo me obligaba a limpiar ese desastre.
Lo único que escuchaba, eran los pedazos de vidrios rotos arrastrándose hacía el
recogedor para que después se escucharan tirándose hacia la bolsa negra, y que después
agarrara el cuchillo para meterlo en la bolsa.
No tenía el tiempo para procesarlo, pues sabía que algo malo estaba pasando.
Cuando eché todo en el cuarto pequeño, quería irme, por lo que regresé con respiración
agitada. Pero entonces me encuentro en un pequeño grupo de 5 personas, donde una de
ellas estaba sentada en el medio de la pequeña sala que describí hace un momento.

(Se asoma y describe el grupo de persona)


Eran 2 mujeres y 2 hombres parados alrededor de la mujer que estaba sentado, cabe decir,
que, las personas que estaban rodeándola no tenía rostros reconocibles, siluetas donde
solo eran felices, y haciendo una platica casual como si nada estuviera pasando, al igual
que en todo momento no notaban mi presencia, era invisible.
Pero entonces, centro mi mirada hacia la chica de en medio, tenía un rostro cansado,
donde se veían marcas, moretones y manchas de sangre, pero no expresaba dolor, solo
tenía una mirada vacía, viendo hacia el espejo donde en su reflejo no mostraba dichas
marcas en su rostro.
Fue en ese entonces, que, al abrir la puerta, desperté.

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