BIOETICA

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Universidad Juárez Autónoma De Tabasco

División Académica De Ciencias De La Salud


Licenciatura En Enfermería

Asignatura:
Bioética y Legislación.

Docente:
Prof. Rubén Córdova Uscanga.

Alumno:
Jonathan David Arcos Vázquez.

Fecha:
21-02-2022
ÉTICA, MORAL, DEONTOLOGÍA Y BIOÉTICA
Moral. La moral es el conjunto de reglas que se generan de manera individual o
grupal y que se aplican a los actos de vida cotidiana de los ciudadanos. Estas
normas guían a cada individuo, orientando sus acciones y sus juicios sobre lo que
es moral o inmoral, correcto o incorrecto, bueno o malo. La moral se refiere a las
creencias y prácticas de primer orden que implican un conjunto de juicios
establecidos que originan y siguen los individuos, las familias o sociedades para
orientar sus acciones y comportamiento en la vida diaria.
Estos códigos morales pueden servir de referencia a instituciones, grupos y
sociedades enteras, impregnando procesos esenciales de socialización y de pautas
de actuación.
Ética. Se define como manera de ser, carácter. El hombre construye su ethos o
forma de ser a partir de la repetición progresiva de actos que dan lugar a la
formación de hábitos y son precisamente estos los que expresan la conducta
humana.
En un sentido práctico, los propósitos de la ética y de la moral son muy similares.
Ambas son responsables de la construcción de la base que guiará la manera de
ser, la conducta de la mujer y el hombre, determinando su carácter, su altruismo y
sus virtudes y de enseñar la mejor manera de actuar y comportarse en sociedad.
Ambos términos están destinados a distinguir a las buenas y malas conductas. Sin
embargo, la ética es más reflexiva al cuestionarse el por qué se consideran válidas
algunas conductas y otras no, es decir, busca y analiza el fundamento de cada
comportamiento1.
Bioética. Es el oncólogo holandés Rensselaer Van Potter a quien se le atribuye el
primer uso de la palabra bioética. En su trabajo Bioethics: Bridge to the future
publicado en 1971 visualizó una estrecha relación entre el mundo de la ciencias de
la vida y sus hechos y los valores éticos2.
Apoyado en su visión, formula la propuesta de una nueva disciplina que sirviera de
puente entre dos culturas: la científica-biológica, en torno a la vida y al medio
ambiente y la humanista centrada en la ética. Comprendía como ciencias de la vida
no solamente a las ciencias que tienen que ver con la vida humana, sino también a
todas aquellas que engloban su entorno ecológico y ambiental, el mundo animal y
vegetal. La bioética consiste en un diálogo interdisciplinario entre ética y vida, entre
filósofos humanistas y profesionales en salud que promueva un movimiento socio-
cultural entre los ciudadanos.
Deontología. Otro concepto relacionado es el de Deontología, del griego δ??ον
“debido” + λóγοζ “tratado”; término introducido por Jeremy Bentham en su
Deontology or the Science of Morality/Deontologia o la ciencia de la moralidad en
1889.
Hace referencia a la rama de la ética cuyo objeto de estudio son los fundamentos
del deber ser y las normas morales que lo dirigen. Se refiere a un conjunto ordenado
de deberes y obligaciones morales que tienen los profesionales de una determinada
materia. La deontología es conocida también bajo el nombre de teoría del deber,
del deber ser y al lado de la axiología, es una de las dos ramas principales de la
ética normativa. A semejanza de lo que sucede con los conceptos de bioética y ética
médica, es común encontrar que no se distingan claramente los límites entre la ética
y la deontología.
AREAS CONSTITUTIVAS DE LA BIOETICA
La bioética se divide en dos grandes ramas:
-La bioética teórica se remite a la ética o filosofía moral y trata acerca de los
principio, normas, valores y virtudes que estructuran el acto humano y que tienen
como fundamento el valor de la vida y de la dignidad de la persona humana.
-La bioética practica se remite a la moral y constituye la moralidad de la persona
humana, al realizar un análisis de la acción humana a través de la reflexión en el
actuar y en el decidir, y resulta por tanto en la bioética vivida, o sea en ese conjunto
de juicios de valor o de moralidad que permiten escoger los medios y los fines para
cada una de nuestras acciones y decisiones.
Bioética, entonces, es la unión de la ética y la deontología en la profesión medica,
o sea en el terreno asistencial o de la salud, y se encuentra plasmada en códigos,
declaraciones y juramentos, en los cuales se manifiesta la idea de tratar la
enfermedad y al enfermo como elementos básicos para el éxito del ejercicio dela
precesión medica.
El vivir y el morir se encuentran estrechamente relacionados y condicionados con el
valor positivo de la vida humana; por ello, es necesario tratar las exigencias éticas
del morir humano.
La bioética puede concebirse como aquella parte de la filosofía moral que considera
lo licito de los actos relacionados con la vida del hombre y particularmente de
aquellos actos asociados a la practica y el desarrollo de las ciencias medicas y
biológicas. La bioética o ética de la vida pretende ser un puente entre las ciencias
biológicas y la conducta.
AREAS DE IMPACTO EN EL ESTUDIO DE LA BIOETICA
En el estudio y aplicación de la bioética se considera todas las acciones
relacionadas con el respeto y la preservación de la vida, para propósitos de
profundización se consideran tres grandes áreas especificas:
• Origen de la vida:
Se refiere a la responsabilidad procreativa, demografía, control de fertilidad, entre
otros y alteraciones o ajustes a dicho inicio como pudiera ser la clonación, ingeniería
genética, ect.
• El desarrollo y asistencia de la vida:
Esta se enfoca fundamentalmente en el aspecto social de relaciones y de ayuda (la
relación medico – paciente) todo en pro de la conservación de la vida y el desarrollo
de lo relacionado con un mejor ambiente y un mejor planeta y universo por tales
propósitos.
LA BIOÉTICA COMO UNA ACTIVIDAD MULTIDISCIPLINARIA
Esa serie de áreas y de temas que estudia la bioética es necesario verlos y
desarrollarlos desde una perspectiva multifactorial, pues son múltiples las
dimensiones en las que la conducta humana entra en acción: personal, familiar,
comunitario, ecológico, económico, social, político, legal, tecnológico, etc.
La bioética no quiere dejar por sentado que las respuestas tradicionales sean las
adecuadas, pretende retornar a la reflexión y a la discusión, a fin de encontrar
soluciones que se adapten a la situación actual, y con enfatizar que sus conceptos
son o pueden ser cambiantes y capaces de modificar con apertura de espíritu.
Quiere tomar en cuenta a la persona en su globalidad, pero también a la sociedad;
se interesa por la decisión personal del enfermo, por el dialogo interpersonal
médico–paciente y por las estructuras sociales y jurídicas por instaurar.
En el ámbito de las ciencias de la vida, la bioética se identifica con la ética de la
ciencia, o sea el conjunto de leyes que deben regular el uso de la razón, que se
manifiesta como uso científico.
La bioética es el estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las
ciencias de la vida y de la salud, analizada a la luz de los valores y principios
morales" (Reich, 1978).
Podemos dividir la bioética en una parte general o fundamental y una parte especial
o aplicada. La bioética general se ocupa de los fundamentos éticos, de los valores
y principios que deben dirigir el juicio ético y de las fuentes documentales de la
bioética (códigos médicos, derecho nacional e internacional, normas deontológicas
y otras fuentes que enriquecen e iluminan la discusión, como las biográficas,
literarias o religiosas). La bioética especial se ocupa de dilemas específicos, tanto
del terreno médico y biomédico como referentes al ámbito político y social: modelos
de asistencia sanitaria y distribución de recursos, la relación entre el profesional de
la salud y el enfermo, prácticas de medicina prenatal, el aborto, la ingeniería
genética, eugenesia, eutanasia, trasplantes, experimentos con seres humanos, etc.
Ámbitos de la bioética
• Problemas éticos derivados de las profesiones sanitarias: transfusiones de sangre,
eutanasia, trasplantes de órganos, reproducción asistida o mediante fertilización in
vitro, aborto,ETC.
LAS BASES FILOSÓFICAS DE LA ÉTICA
Numerosas corrientes de pensamiento filosófico se aplican al plano de la ética, entre
ellas: el eclecticismo que toma elementos de todas las corrientes filosóficas y a partir
de ellas crea una nueva visión; el historicismo que considera al ser como algo
temporal que no es captado por la razón, es decir, independiente al contexto y al
juicio; el cientificismo que pondera que la única verdad aceptable es la que tienen
bases científicas; para el nihilismo la existencia del ser humano no tiene ningún
significado objetivo, propósito o verdad comprensible.3
a) Platón y la ética. Para Platón (427-347 AC), la reflexión filosófica gira en torno a
la vida que vale la pena vivir. Para él, sólo vale la pena vivir una vida virtuosa, y
relaciona a la virtud con el bien como una forma de alcanzar la excelencia humana.
El fin último de todas las acciones humanas es el bien, y todo bien se concibe como
un valor moral último y objetivo.
b) Visión aristotélica. Para Aristóteles (384-322 AC), la virtud también es el eje de
la vida plena, pero a diferencia de Platón, no la deriva de un principio trascendente,
sino de la misma naturaleza del hombre. Para él, la finalidad de la actividad humana
es la felicidad.
c) Jesús. Señala al amor incondicional (ágape) como el vínculo perfecto para la
unidad humana. La bondad es reflejo del ser interior: "el hombre bueno, del buen
tesoro de su corazón saca cosas buenas; y el hombre malo, del mal tesoro saca
cosas malas".
d) Tomas de Aquino. Tomas de Aquino (1225-1274) plantea que el orden general
de las cosas se expresa en la ley natural, "Lo que es contrario al orden de la razón,
es contrario a la naturaleza de los seres humanos como tales y lo que es razonable
está de acuerdo con la naturaleza humana como tal. El bien del ser humano está
de acuerdo con la razón y el mal humano está fuera del orden de lo razonable".
e) El pragmatismo. Para esta corriente filosófica (William James 1842-1910),
bueno es lo que da resultados positivos y sirve a los intereses de individuos, grupos
o sociedades. Para algunos, es una opción adecuada en los comités de bioética ya
que, ante la complejidad de los dilemas bioéticos, esta visión protege la libertad de
pensar, de creer, de criticar, porque no teme a la multiplicidad de opiniones, pues
se concentra sólo en las consecuencias prácticas de las decisiones, sin importar los
debates ideológicos sobre el fondo de la decisión.
f) Las éticas formales. Mientras que las diversas corrientes se preocupan del
contenido: ¿qué es lo moral?, Kant (1724-1804) plantea el interés por las formas.
Hay ciertas características formales de los actos humanos que los hacen correctos
o incorrectos. Debemos actuar siguiendo aquella norma universalmente aceptada:
"actúa de tal manera que lo que te propones hacer pueda ser considerado ley
universal para la especie humana".
g) El utilitarismo. Buenas son aquellas cosas útiles que producen bienestar o
felicidad. El utilitarismo puede beneficiar a una persona, a su familia y/o a su
comunidad. El utilitarismo no es egoísmo, más bien es generosidad, ya que en
cualquier circunstancia procura el beneficio para el mayor número de personas
(Jeremías Bentham 1 748-1 832; John Stuart Mill 1806-1873).
h) El marxismo. El aspecto determinante en el desarrollo histórico de la humanidad
es el económico. Se considera como valor aquello que permite construir la sociedad
sin clases o lo que respeta la estabilidad de la sociedad sin diferencias
socioeconómicas (Marx K. 1818-1883).
PRINCIPALES CORRIENTES FILOSÓFICAS DE LA BIOÉTICA
Todo el campo teórico expuesto se expresa de múltiples formas en el campo de la
bioética actual. Cada uno tiene un fundamento sólido, con ideología, discurso y
paradigmas bien estructurados, que los hacen diferentes entre sí. Esto explica por
qué en las discusiones de los comités de bioética hospitalarios, podemos
contemplar diversas miradas en torno a un mismo hecho concreto, cuando las
personas que analizan ese hecho asumen diferentes posturas filosóficas.
a) La bioética utilitarista. Su principio básico es "el mayor bien para el mayor
número de personas". Sobre los valores del individuo están los valores de la
sociedad. Bajo este enfoque, las decisiones éticas tienen que ver con "la utilidad"
que reportan para la persona, la institución o para la sociedad. Para su aplicación,
se requiere previamente de un cuidadoso cálculo del costo-beneficio de las
decisiones y los resultados que se obtendrían de su probable aplicación (Hum;
Bentham; Mili).

Un ejemplo sencillo de la aplicación de la ética utilitarista está en la administración


de la vacuna contra la influenza AHÍ NI en México que, en su primera etapa en el
mes de diciembre del 2009, se realizó para el personal médico, paramédico, así
como para las fuerzas armadas. Las vacunas que llegaron en las siguientes
semanas se aplicaron a grupos vulnerables, y las que llegaron en enero del 2010
se aplicaron al resto de la población. Del hecho anterior se concluye que la visión
bioética que sostiene la decisión administrativa es utilitarista, ya que se desea
preservar la estabilidad social en medio de una pandemia.
Otro ángulo relacionado con el utilitarismo es su asociación con el funcionalismo
que señala, por ejemplo, que para ser persona se requiere la capacidad de la
conciencia. Es persona sólo aquel ser humano capaz de realizar actos de razón.
Luego entonces ni el embrión, ni el anencéfalo, ni el individuo en coma son
personas. Esta concepción del hombre, seguida de un razonamiento meramente
utilitarista, hace que se derive hacia posiciones en las que está permitida la
eutanasia y el aborto, entre otros.
b) La bioética universalista. Las decisiones deben considerar la opinión de la
mayoría de las personas involucradas en el dilema ético. Para hacer "objetivo" el
juicio ético, se deben tomar en cuenta "las opiniones subjetivas" del mayor número
de personas que participan en el problema ético.
Ante la imposibilidad de llegar a una ética universal, la única posibilidad es el
consenso y el contrato social. El consenso es la única fuente de autoridad, pues
cualquier otra argumentación es débil.
Los comités de bioética hospitalaria están inspirados en esta visión. Las etapas por
las que pasa el debate bioético de un caso incluyen la participación del mayor
número de personas, en especial los protagonistas del dilema bioético (médicos,
enfermeras, etc.), así como los familiares del niño y representantes de la sociedad.
Aunque en el seno de la discusión se sostengan diferentes posturas bioéticas, la
recomendación final adquiere una forma de consenso.
c) La bioética personalista. El eje de todo el debate es la persona y su cualidad
de ser digna. Sobre los intereses de otras personas o de instituciones y sociedades
está el bien último del individuo.
El personalismo concibe a la persona como la unidad que forman el ser inmaterial
(alma y espíritu) y el ser material (cuerpo), y acepta su existencia desde el momento
de la concepción. A partir de esta perspectiva, el personalismo infiere algunos
principios que podrían servir como orientación en la atención médica cotidiana: el
respeto a la vida, al cuerpo, a la identidad, dignidad, autonomía, libertad, justicia y
a la solidaridad humana.
Al amparo de esta visión, cualquier niño, sin importar su posición social, asume
todos los derechos de los niños y puede exigir, sin importar su situación concreta,
la mejor atención médica, en las mejores condiciones de bienestar para su persona.
Su familia, las instituciones y el estado, tienen la obligación de salvaguardar estos
derechos que son inherentes a su cualidad humana.
d) El principalísimo bioético. Surge en 1 970 con el informe Belmont. En la actualidad
se habla de cuatro principios que se consideran como el núcleo teórico de esta
visión:
• El principio de beneficencia. La beneficencia consiste en ofrecer siempre un bien
al usuario de los servicios de salud. El paciente siempre espera que, al llegar a un
establecimiento de salud, se le atienda de la mejor manera, por el mejor personal,
que se cuente con los mejores equipos y los medicamentos adecuados para su
necesidad de salud y que al entrar en el establecimiento de salud, siempre se le
ofrezca algo bueno.
La beneficencia no discrimina, procura alcanzar a todos los pacientes, sin importar
su edad, sexo, ni el tipo de enfermedad que se padezca. Bajo este principio, un
establecimiento de salud debe ser contemplado por los niños como la casa de la
salud, no como la casa de los sustos.
Lo importante será curar; si esto no es posible, se intentará mitigar el dolor; si esto
es imposible, por lo menos debemos consolar.
• El principio de autonomía. Autonomía es la facultad de gobernarse a uno mismo.
Es la capacidad de tomar decisiones sobre lo que puede suceder con nuestro propio
cuerpo.
Este principio tuvo una emergencia significativa a partir del juicio de Nuremberg,
cuando la comunidad médica se dio cuenta hasta dónde puede llegar un
investigador cuando, oculto tras el escudo de la ciencia, es cegado por su propio
afán científico. La autonomía surge aquí como la voz del que, sin poder hablar, no
ha perdido su derecho a ser escuchado.
Pero, ¿puede un niño, en forma autónoma, decidir sobre el tratamiento que recibirá?
Los autores consideramos que todo niño, sin importar su edad, tiene el derecho a
manifestar su opinión sobre lo que se intenta hacer sobre su cuerpo. Algunos lo
harán solo con muecas o con llanto, pero los que puedan hablar, tienen el derecho
a expresar su opinión y el derecho a ser escuchados de manera formal y
comprometida por el personal de salud.
En segundo lugar y de acuerdo con su desarrollo intelectual, al niño se le debe
permitir participar en las decisiones diagnóstico terapéuticas que le incumben. En
todos los casos, sus padres o familiares cercanos adquieren, de manera fiduciaria,
el derecho de representarlos en toda toma de decisiones, pero es necesario dar las
facilidades para que todos los niños reciban información adecuada a su edad y
puedan expresar su opinión, en especial los niños en edad escolar y de manera
formal —como si fuesen adultos— los mayores de 12 años.14
• El principio de no maleficencia. Este principio expresa la obligación de no
producir un daño de manera voluntaria. Primum non nuocere (lo primero es no
dañar). La declaración es clara; sin embargo, se enfrenta a decisiones polémicas,
en especial cuando hablamos de enfermos terminales, en quienes corre peligro la
vida o cuando sabemos que el uso de tratamientos y/o procedimientos producirán
per se algún daño.
• El principio de justicia. Contempla que todo individuo tiene derecho al trato
igualitario como los demás seres humanos, sin importar las condiciones de su vida,
de su salud, de sus creencias o de su posición económica.
En pediatría, la aplicación del principio de justicia nos obliga a tratar a las personas
como ¡guales, como dignas del mayor respeto, sin hacer distingos o diferencias
entre uno u otro. Esté amparado por un sistema de seguridad social en salud o no;
tenga o no padres, sea un niño de la calle o de una familia integrada; esté limpio o
sucio; tengan sus padres dinero o sean pobres, sea el niño delincuente o no, todos
tienen derecho a que se les dé el mismo trato médico, la misma oportunidad de
hospitalización y de recibir el mejor de los tratamientos, por los mejores médicos,
en el mejor hospital y en las mejores circunstancias posibles.
Bibliografías:
▪ Platts M. La Ética a través de su Historia. México: Instituto de Investigaciones
Filosóficas-UNAM; 1988. pp. 1-8.
▪ Jacorzynski W. Entre los Sueños y la Razón: Filosofía Antropológica de las
Relaciones entre Hombres y Ambiente. México: Centro de Investigaciones y
Estudios Superiores en Antropología Social-Porrúa; 2004. p. 118.
▪ González-Valenzuela J. Dilemasde Bioética. España: Fondo de Cultura
Económica; 2007. p. 28.
▪ Ciccone L Bioética. Historia. Principios. Cuestiones. España: Ed. Palabra;
2006. p. 63.
▪ Lukac ML Fundamentos Filosóficos de la Bioética Contemporánea. Buenos
Aires, Argentina: Instituto de Bioética de la Academia Nacional de Ciencias
Morales y Políticas; 2007.
▪ Fletcher J. Morals and Medicine. Princeton, NJ: Princeton University Presss;
1954.

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