SEXUALIDAD - Filosofia

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Sigmund Freud

Fue un médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y


una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.​

Sigmund Freud, el fundador del psicoanálisis, hizo importantes contribuciones a la


comprensión de la sexualidad humana. Sus ideas sobre la sexualidad están profundamente
arraigadas en su teoría psicoanalítica, que desarrolló a finales del siglo XIX y principios del
siglo XX. Aquí hay algunas de las principales ideas de Freud sobre la sexualidad:

¿Qué son las etapas psicosexuales de Freud?


Comprende una serie de fases que Freud delimitó como procesos naturales del
desarrollo del ser humano, es decir, se refiere a los periodos o etapas de madurez
de la personalidad que va presentando un individuo desde que nace hasta que llega
a la edad adulta según la concentración de la energía de la líbido.

Según esta teoría del desarrollo humano, las etapas psicosexuales de Freud se
clasifican en:

○ Oral (0 - 1,5 años).


○ Anal (1,5 años - 3 años).
○ Fálica (3 años - 6 años).
○ Latente (6 - 12 años).
○ Genitales ( + 12 años).

Conozcamos con mayor detalle qué contempla cada una de las etapas
psicosexuales de Freud, en el siguiente apartado.

Etapas psicosexuales de Freud


De acuerdo a la teoría psicosexual el desarrollo cognitivo de las personas sucede en
las siguientes etapas:

Etapa oral
La fase oral es la etapa inicial del proceso de desarrollo del individuo, por lo que
inicia desde su nacimiento y abarca el primer año y medio de vida. En este periodo
que dura aproximadamente 18 meses, el bebé depende por completo de alguien
que le otorgue los cuidados en sus necesidades biológicas como las relacionadas
con la comida y con el aseo personal.
Del mismo que necesita la ayuda de otras personas para satisfacer aquellas
necesidades que se relacionan con las emociones y sentimientos placenteros.

En esta etapa de dependencia oral se consolidan actitudes como la


dependencia-independencia, confianza y apoyo.

La sobreprotección o cuidados excesivos estimula el comportamiento incompetente.

Etapa anal
Inicia alrededor del año y medio hasta alcanzar los 3 años. Suele ser el periodo en
el que el niño debe aprender a controlar esfínteres e ir al baño por sí solo.

De esta etapa se deriva todas las formas de autocontrol y autorregulación futuras.

Cuando se afronta esta etapa de forma positiva los niños suelen desarrollarse como
personas creativas y que superan obstáculos. En el caso contrario, desencadenan
comportamientos neuróticos como terquedad y sistematización.

Etapa fálica
Se da desde los 3 hasta los 6 años, el interés del niño se basa en los genitales.
Tiene curiosidad sobre ellos y pueden considerar explorarlos por curiosidad. Según
Freud es en la etapa fálica en la que el niño comienza a sentir deseo por un
progenitor, intentando huir de la imagen de su propio progenitor. Algo que se retrata
como el complejo de Edipo o de Electra.

Etapa latente
Va desde los 6 o los 7 años hasta el inicio de la adolescencia. En la latencia el
aumento de la libido se orienta hacia el goce o disfrute de la actividad social. Se
considera como un periodo de preparación de la personalidad para la edad adulta.

Etapa genital
Comprende la última de las etapas psicosexuales de Freud. Se enfoca en el
desarrollo de las actitudes que el individuo adopta frente a su pareja y su conducta
sexual. Se caracterizan por cambios bioquímicos y fisiológicos que van en aumento,
hasta llegar a su estadía más alta y comienzan a descender sus nivele

Freud, desde sus primeras teorizaciones, ubicó en un lugar central al inconsciente para
entender la sexualidad de hombres y mujeres; señaló que para formar parte de una
sociedad renunciamos bajo ciertas circunstancias a nuestros deseos sexuales más
primitivos; constituyendo el deseo sexual uno de los polos del conflicto psíquico más
comunes observados en hombres y mujeres. El bloqueo de tales deseos sexuales se
traducen más tarde en síntomas, una serie de procesos anímicos investidos de afecto y de
aspiraciones concretas que no se transmiten de manera consciente por consecuencia de la
represión; los síntomas ocurren entonces cuando el deseo y el impulso sexual compiten con
una desautorización sexual simultánea.

De esta manera, Freud planteó en su teoría del desarrollo psicosexual, la existencia de


cinco fases por las que atraviesa cada sujeto: fase oral, fase anal, fase fálica, fase de
latencia y fase genital.

En la Fase Oral (O a 2 años aproximadamente) el placer sexual está ligado a la excitación


que provoca, en primer término, el acto de la alimentación, y en segundo término, al placer
que genera el chupeteo de cualquier objeto.
La principal fuente de interacción del bebé se realiza a través de la boca, que es de vital
importancia para la alimentación, pero además el niño a través de ella obtiene placer
gracias a actividades satisfactorias como la degustación y la succión. Debido a que el bebé
es totalmente dependiente de sus padres (que son los responsables de su alimentación), el
pequeño también desarrolla un sentido de confianza y comodidad a través de esta
estimulación oral.
De esta manera durante esta fase, la zona oral se constituye en la principal fuente de
satisfacción sexual, y el acto de incorporación el principal objetivo.

Con respecto a la Fase Anal (de 2 a 4 años de edad aproximadamente), diremos, tal como
su nombre lo indica, que la zona erógena anal pasa a ser el centro principal de sensaciones
eróticas y placenteras a partir de las acciones de expulsión o retención del excremento, es
decir, es alrededor de esa zona que se organiza la energía sexual (o líbido).
Es necesario recordar que en estas edades las heces adquieren un valor simbólico para el
niño y la niña quienes ven en ellas una parte de su cuerpo, una creación original que es
regalada a los progenitores.
Es además esta, la etapa en que socialmente se le estimula al infante a controlar los
esfínteres dándole a entender que la defecación puede ser controlada voluntariamente, acto
que le enfrenta con sensaciones de satisfacción y ansiedad.

La fase siguiente denominada Fase Fálica (de 3 a 5 años de edad aproximadamente) se


caracteriza porque el placer se orienta hacia los genitales los cuales empieza a descubrir y
a explorar. De hecho inician aquí actividades masturbatorias tanto en el niño como en la
niña, así como conductas normales y transitorias de exhibicionismo, voyeurismo y
curiosidad aumentada en los genitales propios y de otros.
En esta etapa el niño y la niña experimentan lo que se ha conocido como Complejo de
Edipo, el cual consiste en la vivencia de deseos amorosos hacia el padre del otro sexo y de
deseos hostiles y agresivos hacia el padre del mismo sexo, el cual es percibido como un
rival que debiera desaparecer o morir.
Estos sentimientos, deseos y fantasías agresivas generan en el niño y la niña sentimientos
de culpa y temor por la posibilidad de ser castigado por sus padres. Estos temores, junto a
la prohibición cultural del incesto (que se manifiesta en los límites que imponen los padres a
sus hijos/as) hacen que el niño desplace, por un lado, sus intereses y deseos libidinales
hacia otros objetos y metas externas, y por otro, que se identifique con el padre del mismo
sexo, con la esperanza de que al ser como él o ella pueda lograr que otra persona del sexo
complementario se fije en él o ella.
A partir de esta dinámica, el niño y la niña adquiere la capacidad de incorporar en sus
relaciones sociales la conquista, la competencia, la perseverancia en los intentos por
alcanzar una meta, etc.

La Fase de latencia (entre 5 o 6 años hasta la pubertad) se caracteriza por no tener una
zona erógena concreta asociada y, en general, por representar una congelación de las
experimentaciones en materia de sexualidad por parte de los niños, en parte a causa de
todos los castigos y amonestaciones recibidas. Es por eso que Freud describe esta fase
como una en la que la sexualidad queda más camuflada que en las anteriores.
Además, se transforma la líbido dirigiendo a la energía sexual hacia otras actividades no
sexuales como el estudio, el deporte, etc. La canalización de energía posibilita al sujeto
"manejar la realidad y los instintos (sublimación)", llegando a desarrollar otras capacidades
y habilidades intelectuales y sociales.

La quinta y última fase descrita por Freud con el nombre de Fase Genital aparece con la
pubertad y se prolonga en adelante, marca el despertar sexual. Está relacionada con los
cambios físicos que acompañan a la adolescencia. Además, en esta fase del desarrollo
psicosexual el deseo relacionado con lo sexual se vuelve tan intenso que no se puede
reprimir con la misma eficacia que en etapas anteriores.
La zona erógena relacionada con este momento vital vuelve a ser la de los genitales, pero a
diferencia de lo que ocurre en la fase fálica, en esta ya se han desarrollado las
competencias necesarias para expresar la sexualidad a través de vínculos de unión de
carácter más abstracto y simbólico que tienen que ver con el consenso y el apego con otras
personas. Es en esta fase en la cual se elabora la identidad sexual.

Comprende la última de las etapas psicosexuales de Freud. Se enfoca en el desarrollo de


las actitudes que el individuo adopta frente a su pareja y su conducta sexual. Se
caracterizan por cambios bioquímicos y fisiológicos que van en aumento, hasta llegar a su
estadía más alta y comienzan a descender sus niveles.

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