Lo Que Leían Las Mujeres de La Nueva España

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Lo que leían las mujeres de la nueva España

Datos sobre la autora: Fue maestra y doctora de Historia y Filosofía en la UNAM. Como
autora, Josefina Muriel produjo cerca de una veintena de obras, cuarenta monografías breves,
alrededor de ochenta capítulos en libros y numerosos artículos en revistas mexicanas y
españolas especializadas en historia de la época virreinal. (ya lo pusé muy pobremente en la
presentación 😩)

Conocer las lecturas de las mujeres es una forma de acercarse a su perspectiva del mundo y
conocer más de sus vidas y valores. En este escrito se muestra el contenido de algunas
bibliotecas que pertenecen a instituciones femeninas y mujeres distinguidas de México. Se da
a la tarea de mostrar los temas, el número de obras de los temas referidos, los autores, lugares
de impresión de los libros que conforman las bibliotecas.

En la página dos del pdf se encuentra la lista, creo que podemos o copiarla o nosotras mismas
decirlo (depende de qué tan larga quede la presentación). Se clasificaron el número de
ejemplares de cada tema para conocer el interés diferente que había en los colegios,
conventos y las familias. Para el rezo del Oficio Divino sólo se encontraron en los conventos.
(Esta última parte podemos mencionarla nosotras)

En el colegio de las Vizcaínas se encontró una colección de textos de canto llano de los siglos
XVI al XVIII. En general se encuentra un gran contenido del canto donde destaca Ignacio M
Jerusalén. En total había 108 obras, entre todos los lugares, que daban a las mujeres
educación dogmática de alto nivel.

Había un interés tanto familiar como institucional de hacer que las mujeres pudieran llegar a
la reflexión personal, formar convicciones, movieran sus voluntades a la práctica acción
personal de las virtudes humanas y cristianas fundamentales mediante la lectura.
Lo que reflexionaban tras la lectura debía ser transportado a sus vidas.

En los conventos se podía apreciar número repetidos de las obras de esta temática
mencionada, demostrando que había gran cantidad de lectoras y además lo hacían de manera
simultánea. De esta temática la que tuvo mayor difusión fue la de Ignacio de Loya titulada
Ejercicios Espirituales. También se encontraban libros dirigidos a las mujeres jóvenes que
deseaban ser monjas.

Respecto al tema místico se encuentra la obra de Juan de Palafox y Mendoza titulada


Peregrinación de Philotea al Santo Templo y Monte de la Cruz. Dentro de lo místico se tenía
también a Santa Teresa, lo místico estaba entre lo mejor que habían producido España y
México.

María de Jesús de Agreda se ganó su lugar en todas las bibliotecas novohispanas con su obra
Mística ciudad de Dios, así como la Madre María de la Antigua con su libro Desengaño de
religiosos con el cual también ocupó un lugar en todas las bibliotecas. De esta temática en
total se tenían 112 ejemplares en todas las bibliotecas tomadas en cuenta.

En cuanto a la preparación vocacional había libros destinados a preparar a las jóvenes para un
tipo de vida determinado. Unas estaban destinadas a explicar el estado religioso, otras estaban
dirigidas a quienes estaban buscando el matrimonio, había un libro de Maximiliano
Wiktrowski que buscaba lograr la socialización armónica dentro de las instituciones
comunitarias. También se encontraban libros con la vida de la virgen María, los santos y los
venerables.

En la misma temática estaban las biografías de las mujeres novohispanas, ellas fueron
aceptadas por la iglesia, el virrey y la inquisición al ser consideradas mujeres venerables y
dignas de ser imitadas. De este “género” se encontraron 107 ejemplares en todas.

Pero otro frecuente en las bibliotecas era la literatura profana, algunos ejemplos de esta son
las novelas de caballería como Amadís de Gaula, novelas como la Celestina, el Lazarillo de
Tormes y el famoso Don Quijote de la Mancha. En la poesía tenían a grandes poetas latinos y
griegos como Homero, Virgilio, Horacio, Garcilazo y Lope de Vega.

No se puede afirmar que todas las mujeres de la época leen, pero había una gran pasión por
ello que muchas veces era retratada en obras tanto de Juan Ruíz de Alarcón como de Lope.
Esto fue reafirmado por las constantes quejas de los confesores de la obsesión de las mujeres
por leer novelas, comedias y versos. De esta literatura profana había cincuenta y una en las
familias, siete en los colegios pero los conventos no contaban con ninguna.

Tambien se mostraba un gusto por la amplia cultura con libros sobre gramatica latina,
castellano y frances. Se encontraron libros sobre medicina, en todas las bibliotecas habia
libros sobre plantas medicinales, referente a la historia habia crónicas religiosas e historias
sagradas.

En los conventos se leia de dos formas, en comunidad antes de la misa, a la hora de la comida
y por la tarde en la sala de labor, y en privado en el tiempo libre. Por esto Sor Juana pudo
leer, estudiar y escribir en la biblioteca de su celda. En familia era costumbre leer
comunitariamente despues de la cena, en el salon de reunión y en privado.

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