Relatos Peligrosos - Carolina Pessah - PDL 2
Relatos Peligrosos - Carolina Pessah - PDL 2
Relatos Peligrosos - Carolina Pessah - PDL 2
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Antología de textos narrativos.
Carolina Pessah
Prácticas de Lenguaje II
Noviembre 2024
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Índice
LEYENDAS..............................................................................................................................2
La leyenda del Copihue (Leyenda mapuche).....................................................................2
LEYENDA TEHUELCHE, LA CREACIÓN DE LAS FLORES............................................ 2
(adaptación de Susana C. Otero).......................................................................................2
MITOS...................................................................................................................................... 3
El Wichirapurú.................................................................................................................... 3
La flor del camalote............................................................................................................ 4
CUENTOS................................................................................................................................4
Ridículos................................................................................................................................. 4
El garbanzo peligroso, Laura Devetach............................................................................. 4
Cinthia Scoch y la mandarina ridícula. Ricardo Mariño......................................................5
Realidad / Imaginación.......................................................................................................... 7
Monigote en la arena, Laura Devetach.............................................................................. 7
Clarita se volvió invisible,Graciela Montes ........................................................................ 9
Maravilla................................................................................................................................15
Hansel y Gretel, adaptación Ricardo Mariño....................................................................16
Nicolodo viaja al país de la cocina, Graciela Montes....................................................... 18
Miedo..................................................................................................................................... 22
La niña que iluminó la noche, Ray Bradbury....................................................................22
Carta de Drácula a su tía, Ema Wolf................................................................................24
Aventuras..............................................................................................................................25
La canoa de cuero, Silvia Schujer....................................................................................25
¡Adelante, adelante, valeroso navegante! Adela Basch...................................................27
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LEYENDAS
Hace ya muchos años, en una aldea mapuche ubicada en los bosques del sur de Chile,
vivía una hermosa niña llamada Rayén. Ella amaba a Nahuel, el guerrero más
valiente y audaz de la tribu; ellos habían sido prometidos en matrimonio por sus
padres cuando eran niños. Un día de primavera, Nahuel partió con los hombres del
pueblo a luchar en una batalla, a orillas del río Toltén. Rayén quedó muy triste y
decidió treparse a una araucaria, que era el árbol más alto, para observar a los
guerreros en el combate y salir a su encuentro al verlos regresar. Sin embargo, Rayén
no vio nada. Pasaban las horas y en el silencio del bosque solo se escuchaban los
hondos y largos suspiros de la joven mapuche. Cuando se hizo de noche bajó de la
araucaria y, muy preocupada, se fue a descansar a su ruca. A la mañana siguiente, el
grupo estaba de vuelta, pero Nahuel no venía con ellos. Desesperada, Rayén corrió al
bosque a llorar su pena. Sus lágrimas se convirtieron en copihues, hermosas flores
rojas que colgaban de los árboles altos y pequeños, robustos y débiles. Desde ese día,
florecen los hermosos copihues que recuerdan la tristeza de Rayen y el valor del
guerrero Nahuel.
Dicen que dicen... los abuelos sabios, que hubo un tiempo que el generoso
hacedor de todas las cosas, no le había puesto flores a las plantas que cubrían la
tierra. Sólo abundaba el verde en todas ellas.
También dicen que en la Patagonia vivía una niña muy bella. Cuentan que los
jóvenes que la conocían, solían caminar largas distancias sólo para poder
contemplarla aunque más no fuese de lejos y si ella los reconocía, ellos recibían como
premio la amplia sonrisa de la bella Kospi.
Como todas las mujeres Tehuelches, Kospi tejía mantas y también las pintaba.
Hacía muchas lunas que Karut venía persiguiéndola, claro que ella no le prestaba
atención, cosa que enojaba mucho a Karut.
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Sin embargo, esta vez el trueno estaba decidido a lograr su cometido, y sin que ella
tuviese tiempo de reaccionar y defenderse Karut la aprisiono entre sus poderosas
garras, la raptó y la llevó consigo, trepó las altas cumbres y la encerró en una caverna
lejos de todo y de todos.
Por más que la bella Kospi lloró, pataleó y suplicó, Karut, el trueno no se conmovió,
ella estaba presa en la más absoluta soledad, era grande su pena y el frío sepulcral de
la montaña congelaba el alma y el cuerpo de la joven.
Allá en la lúgubre cima el aire gélido, primero le entumeció los pies, luego fue
trepándole por las piernas y le subió por el cuerpo hasta congelarla y confundirse
con el hielo de las cumbres.
Quizás, fue por eso. que Karut la perdió en la inmensidad y por más que vociferó
con su tremendo vozarrón haciendo temblar la tierra, sólo pudo despertar a Lluvia
que comenzó a caer y llovió sin cesar vaya uno a saber cuanto...
Kospi, que ahora era sólo una masa de hielo, fue arrastrada y al deslizarse por la
ladera de la montaña, el temeroso sol derritió el hielo y el agua buscó el valle hasta
inundarlo.
Y llegó la primavera.
Kospi, hecha gotita trepó por el tallo de una planta, llegó hasta copa y subió por una
rama y al tocar el extremo, al fin pudo vislumbrar nuevamente su amado pueblo, y
ohhh sorpresa!, estalló en una colorida flor.
Tal vez debido a esto en Tehuelche se les llama kospi a los pétalos de las flores.
MITOS
“Mitos que viajan por agua”. Contados por comunidades de Argentina y
Colombia. Biblioteca Popular Santa Genoveva Ediciones.
El Wichirapurú
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Ingrid Taborda
Dicen que en el Delta del Paraná crecen los camalotes,que son plantas
acuáticas que dan flores violetas.
En las noches de luna llena las mujeres fallecidas de las aldeas bajan del cielo
y se refugian en la flor del camalote para poder navegar por el río Uruguay y así
poder visitar a sus familia.
Cada vez que una mujer muere un camalote nace.
Dicen que si en una noche de luna llena observas con atención un camalote
verás una flor violeta con una cara de mujer sonriente que ha venido a ver a su
familia.
CUENTOS
Ridículos
El garbanzo peligroso
Laura Devetach
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Como tía Sidonia estaba cansada de esperar, tapándose los oídos, tomó una jaula y
una escoba y valientemente fue a cazar al garbanzo peligroso.
Y lo cazó. Y lo encerró en la jaula.
- Un garbanzo peligroso debe ser enterrado - dijo el gato.
Cavó apuradisimo un pocito y allí fue a parar el pozo con la patas y las palomas con el
pico.
Pero entonces el garbanzo peligroso empezó a cantar como cantan los garbanzos
cuando están bajo tierra.
Y cantando se puso a brotar y a crecer.
Llenó el patio de hojitas, de ramas que parecían serpentinas, de flores y de vainas
llenas de garbanzos peligrosos, redondos, redondos, que ahora sirven a los chicos
para contar en la escuela y para jugar a las bolitas.
Cinthia Scoch era una chica de diez años a la que le gustaban cosas como comer
mandarinas mientras paseaba. Un día salió a caminar por un sendero desconocido y
en cierto momento vio que a un costado del camino había una planta de mandarinas.
Arrancó una y la fue pelando mientras seguía su paseo, sin advertir que se trataba de
una mandarina ridícula.
Las mandarinas ridículas tienen la inscripción “MR” grabada en cada una de las
semillas, pero en general las personas no advierten ese tipo de detalles. Algunas sí lo
hacen, pero es común que crean que la sigla “MR” es por “Marca Registrada”, como
aparece en muchos artículos.
Al saborear el primer gajo Cinthia Scoch pensó que era la mandarina más dulce que
había probado en su vida, pero al segundo cayó en la cuenta de que algo raro estaba
ocurriendo: ¡se había quedado pelada! ¿Qué había sido de sus hermosos cabellos
verdes y amarillos, duros como alambre?
Aún no había encontrado una respuesta a esa pregunta cuando escuchó hablar a la
mandarina:
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—Por comerte mi gajo te quedaste sin cabello. Por lo tanto, tendrás una idea
descabellada: comerte otro.
Dicho y hecho: Cinthia Scoch sintió irresistibles deseos de probar otro gajo de
mandarina. Ni bien lo hizo le crecieron ramas en la cabeza, altísimas ramas que
enseguida se llenaron de hojas verdes y pájaros que cantaban.
Cinthia trató de mirar hacia arriba pero solo alcanzó a ver las puntas de algunas
ramas. La mandarina, que continuaba en su mano derecha, le dijo:
Dicho y hecho. Cinthia tuvo ganas de comerse otro gajo y se lo comió nomás, y ni
bien lo hizo su cabeza quedó convertida en un reloj despertador desarmado.
Trabajó un rato y ya faltaba poco para terminar, solamente ajustar el último tornillo,
cuando escuchó que la mandarina le decía:
—Por comerte mi cuarto gajo te convertiste en cebra —le dijo la mandarina, más
ofendida cada vez—. Como ahora sos rayada, se te va a ocurrir comer otro…
El campesino se detuvo a mirar a la cebra porque nunca había visto una. Pensó que
algún gracioso le había pintado rayas a un caballo. Solo que, mientras hacía estas
deducciones, distraídamente, alzó lo que quedaba de la mandarina y comió un gajo.
No sabía en la que estaba metiéndose.
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Entonces la mandarina le dijo al campesino:
—Por comerte mi quinto gajo te convertiste en ganso. En tu nuevo estado harás una
gansada: comerte otro.
Cinthia Scoch se sentó sobre una piedra a mirar, porque le resultaba muy divertido
eso que estaba viendo.
Por suerte, como todos los lectores saben, las mandarinas –aun las ridículas– no
tienen más de diez o doce gajos. De modo que, cuando el campesino terminó de
comérsela, volvió a ser el mismo campesino que era antes de que se le ocurriera la
ridícula idea de alzar esa mandarina.
Cinthia Scoch continuó su paseo mientras pensaba en lo terrible que resultaría comer
uvas ridículas, un enorme racimo de uvas ridículas. ¿Y una gran sandía ridícula?
¡Dios!
Realidad / Imaginación
Monigote en la arena
Laura Devetach
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Clarita se volvió invisible
Graciela Montes
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14
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16
Maravilla
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Hansel y Gretel
Adaptación Ricardo Mariño
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Nicolodo viaja al país de la cocina
Graciela Montes
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Miedo
Había una vez un muchachito a quien Los veía corriendo felices allá afuera
no le gustaba la Noche. de la oscuridad a la luz.
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completamente solo por la casa. Pero su rostro era tan blanco como la
luna.
¡Ah, cómo ardían las luces! Y sus ojos brillaban
¡Las luces de la entrada como la luz de las blancas estrellas.
las luces del vestíbulo
las luces de la despensa —Estás muy solo —dijo ella.
las pálidas luces
las rosadas luces —Me gustaría correr con los chicos
las luces del salón afuera —dijo el muchachito—. Pero no
las luces de la cocina! me gusta la Noche.
¡Hasta las luces del desván!
—Yo te presentaré a la Noche —dijo
¡Toda la casa parecía haberse Negra—.
incendiado! Y ustedes serán amigos.
Pero el muchachito todavía estaba Ella apagó la luz de la entrada.
solo. —Ves —le dijo—. No estoy apagando la
Entretanto los otros chicos, luz.
allá lejos ¡No, de ningún modo!
jugaban sobre los prados en la noche Simplemente estoy encendiendo la
de verano. Noche.
Riendo. Se la puede encender o apagar
Muy lejos. igual que una lámpara
con la misma llave de luz.
¡De repente escuchó
un golpe en la ventana! —Nunca se me había ocurrido eso
Algo oscuro estaba ahí. —dijo el muchachito.
Un golpe en la puerta de entrada.
¡Algo oscuro estaba ahí! —Y cuando se enciende la Noche —dijo
Un golpe en la puerta trasera. Negra—,
¡Algo oscuro estaba ahí! por supuesto que también se
encienden los grillos…
De pronto alguien dijo: —¡Hola!
Una niña estaba ahí en medio de ¡Y las ranas!
las luces blancas, de las brillantes ¡Y las estrellas!
luces, ¡Las luminosas estrellas
de las amarillas luces, de las luces de las estrellas titilantes
maravillas. las verdaderas estrellas
las estrellas azules!
—Me llamo Negra —dijo. ¡El cielo es una casa
Ella tenía el pelo negro con sus luces de entrada
los ojos negros y luces en el salón
y llevaba un vestido negro luces rosadas y pálidas luces
y zapatos negros. luces rojas
verdes luces
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luces azules
amarillas luces Y ellos encendieron los grillos.
resplandores Y ellos encendieron las ranas.
todas las luces! Y ellos encendieron la blanca luna
semejante a un helado.
¿Quién puede escuchar a los grillos con —¡Oh, cómo me gusta esto! —dijo el
las luces encendidas? muchachito—.
Nadie. ¿Puedo encender siempre la Noche?
¿Quién puede escuchar a las ranas con —¡Por supuesto! —dijo Negra, la
las luces encendidas? niñita.
Nadie. Y desapareció.
¿Quién puede ver las estrellas con las
luces encendidas? Ahora el muchachito es muy feliz.
Nadie. Le gusta la Noche.
¿Quién puede ver la luna con las luces ¡Tiene una Noche encendida en lugar
encendidas? de una luz encendida!
Nadie. Le gusta encenderla.
Ha tirado sus linternas
¡Fijate cuánto has perdido! sus lámparas
sus velas
¿Pensaste alguna vez sus velones.
alumbrar los grillos, En cualquier noche de verano que
alumbrar las ranas, quieras,
alumbrar las estrellas podrás verlo.
y la gran luna blanca?
Encendiendo la blanca luna,
—No —dijo el muchachito. encendiendo las rojas estrellas,
—Entonces, trata de hacerlo —dijo encendiendo las azules estrellas,
Negra. las verdes estrellas, las luminosas
Y ellos lo hicieron. estrellas,
Subieron y bajaron las escaleras, las blancas estrellas,
encendiendo la Noche. encendiendo las ranas, los grillos y la
Encendiendo la oscuridad, Noche.
dejando que la Noche viviera en cada
habitación. Y corriendo en la oscuridad
Como una rana. sobre los prados
O un grillo. con los chicos felices…
O una estrella. Riendo.
O una luna.
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Querida tía Brucolaca:
¡Cuánta razón tenían vos y el tío Malmuerto cuando me decían que nunca me
asomara de día fuera del castillo!
Te cuento:
El jueves puse el despertador a las doce de la noche, como siempre, y sonó a las doce
del mediodía.
¡Qué desgracia!
Un rayo de sol me dio en plena cara y cuando quise acordarme, me había llenado de
pecas.
Es común que eso le pase a los mortales. Pero, como te imaginarás, es terrible para la
gente como uno.
Por favor, titíta: mandame ciento veinte pomos de Pecasín y una crema para la napia
que se me peló un poco.
Drácula.
Aventuras
La canoa de cuero
Silvia Schujer
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¡Adelante, adelante, valeroso navegante!
Adela Basch
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