El Racionalismo y Empirismo. Descartes
El Racionalismo y Empirismo. Descartes
El Racionalismo y Empirismo. Descartes
● Explique cuáles son los dos argumentos cartesianos sobre los que se funda la
crítica al saber racional.
Aristóteles – era verdad por el solo hecho de que tales autoridades lo afirmasen; que
ciertos libros, o ciertos autores o instituciones no podían equivocarse, de manera que
bastaría citarlos para enunciar la verdad, eximiéndose de cualquier explicación o crítica
ulterior. Al calificar de verbalista al método escolástico, quiere decirse que frecuentemente
se enredaba en meras discusiones de palabras, en vez de ir a las cosas mismas, o que
con solo vocablos o distinciones verbales pretendía resolver problemas que, o eran falsos
problemas carentes de importancia, o en realidad sólo pueden solucionarse mediante la
observación o cualquier otro procedimiento objetivo. Por último, la ciencia y la filosofía
escolásticas se valieron en gran medida del silogismo. Es éste un razonamiento deductivo
constituido por tres proposiciones o juicios (es decir, afirmaciones o negaciones) tales
que, dados los dos primeros -llamados premisas-, el tercero – llamado conclusión –
resulta necesariamente de aquellos dos.
● ¿Cuáles son las reglas que formula Descartes en el Discurso del Método y qué
función cumplen?
El método cartesiano consiste entonces, inicialmente, en emplear la duda para ver si hay
algo capaz de resistirla y que sea, entonces, absolutamente cierto. La duda es, pues,
metódica, es decir, que se la emplea como instrumento o camino para llegar a la verdad.
Es, en segundo lugar, universal, porque habrá de aplicarse a todo sin excepción, porque
nada deberá excluirse de ella, hasta no llegar al caso justamente de que resulte imposible
la duda. Y en tercer lugar la duda es, por lo mismo, hiperbólica, si así puede decirse,
porque será llevada hasta su último extremo, hasta su última exageración, forzada al
máximo posible: deben darse por erróneas aun aquellas cosas en que pueda suponerse
la más mínima posibilidad de duda, porque de tal modo procederemos, según nuestro
plan, de la manera más radical, apartando vigorosamente el espíritu de todo lo que pueda
engañarlo, para no aceptar más que lo absolutamente indubitable. Los pasos del método
son:
1) Principio de duda o evidencia sistemática: no aceptar como verdadero algo hasta que
se compruebe con evidencia - clara y distintamente - aquello que es realmente verdadero.
2)Principio del análisis o descomposición: dividir y descomponer cada dificultad o
problema en tantas partes como sea posible y necesarias para su comprensión y solución
y resolverlas por separado.
3)Principio de la síntesis o la composición: conducir cuidadosamente los pensamientos y
razonamientos, a partir de las formas más fáciles y simples de conocer para pasar
gradualmente a los más difíciles, y así ir armando pensamientos para poder probar su
funcionamiento.
Una afirmación es verdadera cuando lo que ella afirma coincide con el objeto a que se
refiere; si digo "la puerta está abierta", y efectivamente hay una puerta y está abierta, lo
afirmado será verdadero. El "criterio" de verdad es la nota, rasgo o carácter mediante el
cual se reconoce que una afirmación es verdadera, o que nos permite distinguir un
conocimiento verdadero de uno falso. Una proposición, entonces, sabremos que es
verdadera cuando sea clara y distinta o, en una palabra, evidente.
Según Descartes, la idea de Dios que yo tengo ha de haber sido producida por algo o
alguien, necesita una causa, porque de la nada, nada sale. Esa causa, además, no puedo
serla yo, porque yo soy imperfecto (la prueba está en que dudo), y lo imperfecto no puede
ser causa de lo perfecto, ya que en tal caso habría falta de proporción entre la causa y el
efecto, y el efecto no puede ser nunca mayor que la causa. Es preciso entonces que esa
idea me la haya puesto alguien más perfecto que yo, a saber. Dios. Por tanto, Dios existe.
Además, Dios, que es una substancia pensante infinita y es perfecto, no puede ser
engañador, no puede ser mentiroso, sino eminentemente veraz. Si nos ha hecho, pues,
con nuestra razón y las ideas innatas, esto quiere decir que esta razón y estas ideas son
instrumentos válidos para el conocimiento. De manera que la veracidad de Dios es la
garantía y fundamento de la verdad del conocimiento evidente, claro y distinto. Y si nos
equivocamos ello no ocurre por culpa de Dios, sino por nuestra propia culpa, porque nos
apresuramos a juzgar antes de haber llegado al conocimiento claro y distinto o nos
dejamos llevar por los prejuicios.
● ¿Qué son, para Descartes, las ideas y qué tipo de ideas existen? ¿Cómo se puede
llegar a ellas?
Entre los pensamientos hay algunos que tienen singular importancia, y que Descartes
llama "ideas". De manera que pensamientos como el de "hombre", "triángulo", "cosa", etc.,
Descartes (para diferenciarlos de otros, como por ejemplo un dolor, una pasión, etc.) los
llama ideas, y afirma que éstas son como imágenes de las cosas. Las ideas se subdividen
en innatas, adventicias y facticias. Las adventicias son aquellas que parecen venirnos del
exterior, mediante los sentidos, como las ideas de rojo, amargo, etc. Las facticias son las
que nosotros mismos elaboramos mediante la imaginación, como la idea de centauro o la
de quimera. Por último, las ideas innatas son aquellas que el alma trae consigo, como
constituyendo su patrimonio original, con total independencia de la experiencia. De éstas,
unas representan cosas o propiedades de cosas (como las ideas de Dios, alma, círculo,
mayor, menor, etc.); y otras las llama Descartes axiomas o verdades eternas, y son
proposiciones como "el todo es mayor que la parte", "nada puede ser y no ser al mismo
tiempo" (principio de contradicción), "de la nada no resulta nada" (principio de causalidad),
etc.
● ¿Cuáles son los tipos de sustancia que identifica Descartes? ¿Qué rol cumple esa
identificación en su argumentación?
Según Descartes, entonces, yo soy una substancia o cosa pensante, vale decir, una cosa
cuya propiedad fundamental, esencial, definitoria, consiste en pensar. Pero es preciso
observar que Descartes emplea los términos "pensar" y "pensamiento" en un sentido
mucho más amplio que aquel en que los empleamos usualmente; "pensar" es para él
prácticamente sinónimo de toda actividad psíquica consciente. Este yo o cosa pensante, o
alma, es independiente del cuerpo, y más fácil de conocer que éste, pues, en efecto, no
sé aún si tengo cuerpo o no, pero en cambio la existencia de mi alma o yo (el cogito) es
absolutamente indubitable. Por la otra parte, se plantea el problema de saber si, además
de la substancia pensante infinita (Dios) y finitas, existe algo más. Siendo que yo
encuentro en mí la facultad de cambiar de lugar, de colocarme en diversas posiciones,
etc. El movimiento supone algo que se mueve y sólo es concebible si hay una substancia
espacial a la cual se halle unido. Por ende, los movimientos "deben pertenecer a una
substancia corpórea o extensa, y no a una substancia inteligente, puesto que en su
concepto claro y distinto hay contenida cierta suerte de extensión". De este modo
encontramos una nueva substancia junto a la pensante: lares extensa, que así se la llama
porque su carácter esencial es la extensión, el ocupar lugar. La extensión – que es el
único aspecto del mundo exterior que se me ofrece con claridad y distinción – equivale a
la corporeidad, a la materia, de modo que para Descartes coinciden materia y extensión
(en otros términos. no hay para él espacio vacío).
Para Hume, todos los materiales del pensar se derivan de nuestras sensaciones externas
o internas. Sólo la mezcla y composición de éstas pertenece al espíritu y a la voluntad,
todas nuestras ideas, o percepciones más débiles, son copia de nuestras impresiones o
percepciones más vivaces. Dice que cuando analizamos nuestros pensamientos o ideas,
por más compuestos o sublimes que sean, veremos siempre que se reducen a ideas tan
simples
cómo eran las copias de sensaciones precedentes, y aún la idea de dios no es más que la
reunión y multiplicación al infinito de ideas de cualidades características de nuestro propio
espíritu.
● ¿Cuáles son las críticas que realiza Hume a las ideas de sustancia y alma?
La filosofía de Hume, por lo que hemos, termina por disolver todo conocimiento y toda
realidad en meras impresiones: no hay ni cosas, ni alma, ni conexiones necesarias, o, al
menos, no tenemos ninguna seguridad de que las haya. Sin embargo, esto no significa ir
a parar al escepticismo absoluto. A pesar de todas las dificultades que se han revelado en
los análisis de la causalidad y de la substancia, a cada momento de la vida diaria
razonamos suponiendo cosas y nexos casuales, la praxis refuta al escepticismo. La
creencia en un mundo de cosas conectadas causalmente es una creencia inconmovible
que nos ha infundido la naturaleza, la cual "por una necesidad absoluta e incontrolable
nos ha determinado a juzgar tanto como a respirar y sentir". El yo, la casualidad, las
cosas, las sentimos, porque la creencia que nos lleva a afirmarlos "es más propiamente
un acto de la parte sensitiva de nuestra naturaleza, que no de la cogitativa”. El
escepticismo, entonces, se contrapesa con el naturalismo. Es incuestionable que la duda
tiene su utilidad: despierta el sentido crítico, y elimina el dogmatismo y el fanatismo. Y
Hume se declara partidario de un escepticismo moderado o académico, que confía en el
instinto natural y valora las ciencias en la medida en que concentren sus investigaciones
en aquellos temas susceptibles de ser verdaderamente conocidos y que estén al servicio
de la vida humana. Los únicos campos de conocimiento legítimo son las matemáticas y
las ciencias de la naturaleza. Fuera de estos límites, no puede hacer el entendimiento
humano otra cosa, sino perderse en falacias y engaños.