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Mecánica cuántica

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Funciones de onda del electrón en un


átomo de hidrógeno en diferentes niveles de energía. La
mecánica cuántica no puede predecir la ubicación exacta de
una partícula en el espacio, solo la probabilidad de
encontrarla en diferentes lugares. Las áreas más brillantes
representan una mayor probabilidad de encontrar el electrón.

Esquema de una función de onda


monoelectrónica u orbital en tres dimensiones.
Esquema de un orbital en dos
dimensiones

La mecánica cuántica es la rama de la física que estudia


la naturaleza a escalas espaciales pequeñas, los sistemas
atómicos, subatómicos, sus interacciones con la radiación
electromagnética y otras fuerzas, en términos de
cantidades observables. Se basa en la observación de que
todas las formas de energía se liberan en unidades discretas
o paquetes llamados cuantos. Las partículas con esta
propiedad pueden pertenecer a dos tipos
distintos: fermiones o bosones. Algunos de estos últimos
están ligados a una interacción fundamental (por ejemplo, el
fotón pertenece a la electromagnética). Sorprendentemente,
la teoría cuántica solo permite normalmente
cálculos probabilísticos o estadísticos de las características
observadas de las partículas elementales, entendidos en
términos de funciones de onda. La ecuación de
Schrödinger desempeña, en la mecánica cuántica, el papel
que las leyes de Newton y la conservación de la
energía desempeñan en la mecánica clásica. Es decir, la
predicción del comportamiento futuro de un sistema
dinámico y es una ecuación de onda en términos de
una función de onda la que predice analíticamente la
probabilidad precisa de los eventos o resultados.

En teorías anteriores de la física clásica, la energía era


tratada únicamente como un fenómeno continuo, en tanto
que la materia se supone que ocupa una región muy concreta
del espacio y que se mueve de manera continua. Según la
teoría cuántica, la energía se emite y se absorbe en
cantidades discretas y minúsculas. Un paquete individual de
energía, llamado cuanto, en algunas situaciones se comporta
como una partícula de materia. Por otro lado, se encontró que
las partículas exponen algunas propiedades ondulatorias
cuando están en movimiento y ya no son vistas como
localizadas en una región determinada, sino más bien
extendidas en cierta medida. La luz u otra radiación emitida o
absorbida por un átomo solo tiene
ciertas frecuencias (o longitudes de onda), como puede verse
en la línea del espectro asociado al elemento
químico representado por tal átomo. La teoría cuántica
demuestra que tales frecuencias corresponden a niveles
definidos de los cuantos de luz, o fotones, y es el resultado
del hecho de que los electrones del átomo solo pueden tener
ciertos valores de energía permitidos. Cuando
un electrón pasa de un nivel permitido a otro, una cantidad de
energía es emitida o absorbida, cuya frecuencia es
directamente proporcional a la diferencia de energía entre los
dos niveles.

La mecánica cuántica surge tímidamente en los inicios del


siglo XX dentro de las tradiciones más profundas de la física
para dar una solución a problemas para los que las teorías
conocidas hasta el momento habían agotado su capacidad de
explicar, como la llamada catástrofe ultravioleta en
la radiación de cuerpo negro predicha por la física
estadística clásica y la inestabilidad de los átomos en
el modelo atómico de Rutherford. La primera propuesta de un
principio propiamente cuántico se debe a Max Planck en 1900,
para resolver el problema de la radiación de cuerpo negro,
que fue duramente cuestionado, hasta que Albert Einstein lo
convierte en el principio que exitosamente pueda explicar
el efecto fotoeléctrico. Las primeras formulaciones
matemáticas completas de la mecánica cuántica no se
alcanzan hasta mediados de la década de 1920, sin que hasta
el día de hoy se tenga una interpretación coherente de la
teoría, en particular del problema de la medición.

El formalismo de la mecánica cuántica se desarrolló durante


la década de 1920. En 1924, Louis de Broglie propuso que, al
igual que las ondas de luz presentan propiedades de
partículas, como ocurre en el efecto fotoeléctrico, las
partículas, también presentan propiedades ondulatorias. Dos
formulaciones diferentes de la mecánica cuántica se
presentaron después de la sugerencia de Broglie. En 1926,
la mecánica ondulatoria de Erwin Schrödinger implica la
utilización de una entidad matemática, la función de onda,
que está relacionada con la probabilidad de encontrar una
partícula en un punto dado en el espacio. En 1925,
la mecánica matricial de Werner Heisenberg no hace mención
alguna de las funciones de onda o conceptos similares, pero
ha demostrado ser matemáticamente equivalente a la teoría
de Schrödinger. Un descubrimiento importante de la teoría
cuántica es el principio de incertidumbre, enunciado por
Heisenberg en 1927, que pone un límite teórico absoluto en la
precisión de ciertas mediciones. Como resultado de ello, la
asunción clásica de los científicos de que el estado físico de
un sistema podría medirse exactamente y utilizarse para
predecir los estados futuros tuvo que ser abandonada. Esto
supuso una revolución filosófica y dio pie a numerosas
discusiones entre los más grandes físicos de la época.

La mecánica cuántica propiamente dicha no incorpora a


la relatividad en su formulación matemática. La parte de la
mecánica cuántica que incorpora elementos relativistas de
manera formal para abordar diversos problemas se conoce
como mecánica cuántica relativista o ya, en forma más
correcta y acabada, teoría cuántica de campos (que incluye a
su vez a la electrodinámica cuántica, cromodinámica
cuántica y teoría electrodébil dentro del modelo estándar)1 y
más generalmente, la teoría cuántica de campos en espacio-
tiempo curvo. La única interacción elemental que no se ha
podido cuantizar hasta el momento ha sido la interacción
gravitatoria. Este problema constituye entonces uno de los
mayores desafíos de la física del siglo XXI. La mecánica
cuántica se combinó con la teoría de la relatividad en la
formulación de Paul Dirac de 1928, lo que, además, predijo la
existencia de antipartículas. Otros desarrollos de la teoría
incluyen la estadística cuántica, presentada en una forma por
Einstein y Bose (la estadística de Bose-Einstein) y en otra
forma por Dirac y Enrico Fermi (la estadística de Fermi-Dirac);
la electrodinámica cuántica, interesada en la interacción
entre partículas cargadas y los campos electromagnéticos, su
generalización, la teoría cuántica de campos y la electrónica
cuántica.

La mecánica cuántica proporciona el fundamento de la


fenomenología del átomo, de su núcleo y de las partículas
elementales (lo cual requiere necesariamente el enfoque
relativista). También su impacto en teoría de la
información, criptografía y química ha sido decisivo entre esta
misma.
Contexto histórico

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La mecánica cuántica es, cronológicamente hablando, la


última de las grandes ramas de la física. Se formuló a
principios del siglo XX, casi al mismo tiempo que la teoría de
la relatividad, aunque el grueso de la mecánica cuántica se
desarrolló a partir de 1920 (siendo la teoría de la relatividad
especial de 1905 y la teoría general de la relatividad de
1915).

Además al advenimiento de la mecánica cuántica existían


diversos problemas no resueltos en la electrodinámica
clásica. El primero de estos problemas era la emisión de
radiación de cualquier objeto en equilibrio, llamada radiación
térmica, que es la que proviene de la vibración microscópica
de las partículas que lo componen. Usando las ecuaciones de
la electrodinámica clásica, la energía que emitía esta
radiación térmica tendía al infinito, si se suman todas las
frecuencias que emitía el objeto, con ilógico resultado para
los físicos. También la estabilidad de los átomos no podía ser
explicada por el electromagnetismo clásico, y la noción de
que el electrón fuera o bien una partícula clásica puntual o
bien una cáscara esférica de dimensiones finitas resultaban
igualmente problemáticas para esto.

Radiación electromagnética

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El problema de la radiación electromagnética de un cuerpo


negro fue uno de los primeros problemas resueltos en el seno
de la mecánica cuántica. Es en el seno de la mecánica
estadística donde surgen por primera vez las ideas cuánticas
en 1900. Al físico alemán Max Planck se le ocurrió un artificio
matemático: si en el proceso aritmético se sustituía la
integral de esas frecuencias por una suma no continua
(discreta), se dejaba de obtener infinito como resultado, con
lo que se eliminaba el problema; además, el resultado
obtenido concordaba con lo que después era medido.

Fue Max Planck quien entonces enunció la hipótesis de que la


radiación electromagnética es absorbida y emitida por
la materia en forma de «cuantos» de luz o fotones de energía
cuantizados introduciendo una constante estadística, que se
denominó constante de Planck. Su historia es inherente al
siglo XX, ya que la primera formulación cuántica de un
fenómeno fue dada a conocer por el mismo Planck el 14 de
diciembre de 1900 en una sesión de la Sociedad Física de
la Academia de Ciencias de Berlín.2

La idea de Planck habría permanecido muchos años solo como


hipótesis sin verificar por completo si Albert Einstein no la
hubiera retomado, proponiendo que la luz, en ciertas
circunstancias, se comporta como partículas de energía (los
cuantos de luz o fotones) en su explicación del efecto
fotoeléctrico. Fue Albert Einstein quien completó en 1905 las
correspondientes leyes del movimiento su teoría especial de
la relatividad, demostrando que el electromagnetismo era una
teoría esencialmente no mecánica. Culminaba así lo que se ha
dado en llamar física clásica, es decir, la física no-cuántica.

Usó este punto de vista llamado por él «heurístico», para


desarrollar su teoría del efecto fotoeléctrico, publicando
esta hipótesis en 1905, lo que le valió el Premio Nobel de
Física de 1921. Esta hipótesis fue aplicada también para
proponer una teoría sobre el calor específico, es decir, la que
resuelve cuál es la cantidad de calor necesaria para aumentar
en una unidad la temperatura de la unidad de masa de un
cuerpo.

El siguiente paso importante se dio hacia 1925, cuando Louis


De Broglie propuso que cada partícula material tiene
una longitud de onda asociada, inversamente proporcional a
su masa, y a su velocidad. Así quedaba establecida la
dualidad onda/materia. Poco tiempo después Erwin
Schrödinger formuló una ecuación de movimiento para las
«ondas de materia», cuya existencia había propuesto De
Broglie y varios experimentos sugerían que eran reales.

La mecánica cuántica introduce una serie de hechos


contraintuitivos que no aparecían en los paradigmas físicos
anteriores; con ella se descubre que el mundo atómico no se
comporta como esperaríamos. Los conceptos
de incertidumbre o cuantización son introducidos por primera
vez aquí. Además la mecánica cuántica es la teoría científica
que ha proporcionado las predicciones experimentales más
exactas hasta el momento, a pesar de estar sujeta a las
probabilidades.

Inestabilidad de los átomos clásicos


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El segundo problema importante que la mecánica cuántica


resolvió a través del modelo de Bohr, fue el de la estabilidad
de los átomos. De acuerdo con la teoría clásica un electrón
orbitando alrededor de un núcleo cargado positivamente
debería emitir energía electromagnética perdiendo así
velocidad hasta caer sobre el núcleo. La evidencia empírica
era que esto no sucedía, y sería la mecánica cuántica la que
resolvería este hecho primero mediante postulados ad hoc
formulados por Bohr y más tarde mediante modelos como
el modelo atómico de Schrödinger basados en supuestos más
generales. A continuación se explica el fracaso del modelo
clásico.

En mecánica clásica, un átomo de hidrógeno es un tipo


de problema de los dos cuerpos en que el protón sería el
primer cuerpo que tiene más del 99% de la masa del sistema
y el electrón es el segundo cuerpo que es mucho más ligero.
Para resolver el problema de los dos cuerpos es conveniente
hacer la descripción del sistema, colocando el origen del
sistema de referencia en el centro de masa de la partícula de
mayor masa, esta descripción es correcta considerando como
masa de la otra partícula la masa reducida que viene dada por

Siendo la masa del protón y la masa del electrón. En ese


caso el problema del átomo de hidrógeno parece admitir una
solución simple en la que el electrón se moviera en órbitas
elípticas alrededor del núcleo atómico. Sin embargo, existe un
problema con la solución clásica, de acuerdo con las
predicciones del electromagnetismo una partícula eléctrica
que sigue un movimiento acelerado, como sucedería al
describir una elipse debería emitir radiación
electromagnética, y por tanto perder energía cinética, la
cantidad de energía radiada sería de hecho:

Ese proceso acabaría con el colapso del átomo sobre el núcleo


en un tiempo muy corto dadas las grandes aceleraciones
existentes. A partir de los datos de la ecuación anterior el
tiempo de colapso sería de 10-8 s, es decir, de acuerdo con la
física clásica los átomos de hidrógeno no serían estables y no
podrían existir más de una cienmillonésima de segundo.

Esa incompatibilidad entre las predicciones del modelo clásico


y la realidad observada llevó a buscar un modelo que
explicara fenomenológicamente el átomo. El modelo atómico
de Bohr era un modelo fenomenológico y provisorio que
explicaba satisfactoriamente aunque de manera heurística
algunos datos, como el orden de magnitud del radio atómico y
los espectros de absorción del átomo, pero no explicaba cómo
era posible que el electrón no emitiera radiación perdiendo
energía. La búsqueda de un modelo más adecuado llevó a la
formulación del modelo atómico de Schrödinger en el cual
puede probarse que el valor esperado de la aceleración es
nulo, y sobre esa base puede decirse que la energía
electromagnética emitida debería ser también nula. Sin
embargo, al contrario del modelo de Bohr, la representación
cuántica de Schrödinger es difícil de entender en términos
intuitivos.

Desarrollo histórico

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Artículo principal: Historia de la mecánica cuántica

La teoría cuántica fue desarrollada en su forma básica a lo


largo de la primera mitad del siglo XX. El hecho de que la
energía se intercambie de forma discreta se puso de relieve
por hechos experimentales como los siguientes, inexplicables
con las herramientas teóricas anteriores de la mecánica
clásica o la electrodinámica:

Fig. 1: La función de
onda del electrón de un átomo de hidrógeno posee niveles de
energía definidos y discretos denotados por un número
cuántico n=1, 2, 3,... y valores definidos de momento
angular caracterizados por la notación: s, p, d,... Las áreas
brillantes en la figura corresponden a densidades elevadas
de probabilidad de encontrar el electrón en dicha posición.

 Espectro de la radiación del cuerpo negro, resuelto


por Max Planck con la cuantización de la energía. La
energía total del cuerpo negro resultó que tomaba
valores discretos más que continuos. Este fenómeno se
llamó cuantización, y los intervalos posibles más
pequeños entre los valores discretos son
llamados quanta (singular: quantum, de la palabra latina
para «cantidad», de ahí el nombre de mecánica
cuántica). La magnitud de un cuanto es un valor fijo
llamado constante de Planck, y que vale: 6,626 ×10 -34 J·s.

 Bajo ciertas condiciones experimentales, los objetos


microscópicos como los átomos o los electrones exhiben
un comportamiento ondulatorio, como en
la interferencia. Bajo otras condiciones, las mismas
especies de objetos exhiben un comportamiento
corpuscular, de partícula, («partícula» quiere decir un
objeto que puede ser localizado en una región concreta
del espacio), como en la dispersión de partículas. Este
fenómeno se conoce como dualidad onda-partícula.

 Las propiedades físicas de objetos con historias


asociadas pueden ser correlacionadas, en una amplitud
prohibida para cualquier teoría clásica, solo pueden ser
descritos con precisión si se hace referencia a ambos a
la vez. Este fenómeno es llamado entrelazamiento
cuántico y la desigualdad de Bell describe su diferencia
con la correlación ordinaria. Las medidas de las
violaciones de la desigualdad de Bell fueron algunas de
las mayores comprobaciones de la mecánica cuántica.

 Explicación del efecto fotoeléctrico, dada por Albert


Einstein, en que volvió a aparecer esa "misteriosa"
necesidad de cuantizar la energía.

 Efecto Compton.

El desarrollo formal de la teoría fue obra de los esfuerzos


conjuntos de varios físicos y matemáticos de la época
como Schrödinger, Heisenberg, Einstein, Dirac, Bohr y Von
Neumann entre otros (la lista es larga). Algunos de los
aspectos fundamentales de la teoría están siendo aún
estudiados activamente. La mecánica cuántica ha sido
también adoptada como la teoría subyacente a muchos
campos de la física y la química, incluyendo la física de la
materia condensada, la química cuántica y la física de
partículas.

La región de origen de la mecánica cuántica puede localizarse


en la Europa central, en Alemania y Austria, y en el contexto
histórico del primer tercio del siglo XX.

Suposiciones más importantes

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Artículo principal: Interpretaciones de la mecánica cuántica

Las suposiciones más importantes de esta teoría son las


siguientes:

 Al ser imposible fijar a la vez la posición y el momento


de una partícula, se renuncia al concepto de trayectoria,
vital en mecánica clásica. En vez de eso, el movimiento
de una partícula puede ser explicado por una función
matemática que asigna, a cada punto del espacio y a
cada instante, la probabilidad de que la partícula
descrita se halle en tal posición en ese instante (al
menos, en la interpretación de la Mecánica cuántica más
usual, la probabilista o interpretación de Copenhague).
A partir de esa función, o función de ondas, se extraen
teóricamente todas las magnitudes del movimiento
necesarias.

 Existen dos tipos de evolución temporal, si no ocurre


ninguna medida el estado del sistema o función de
onda evolucionan de acuerdo con la ecuación de
Schrödinger, sin embargo, si se realiza una medida
sobre el sistema, este sufre un «salto cuántico» hacia un
estado compatible con los valores de la medida obtenida
(formalmente el nuevo estado será una proyección
ortogonal del estado original).

 Existen diferencias notorias entre los estados ligados y


los que no lo están.

 La energía no se intercambia de forma continua en un


estado ligado, sino en forma discreta lo cual implica la
existencia de paquetes mínimos de energía llamados
cuantos, mientras en los estados no ligados la energía
se comporta como un continuo.
Descripción de la teoría

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Interpretación de Copenhague

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Artículo principal: Interpretación de Copenhague

Para describir la teoría de forma general es necesario un


tratamiento matemático riguroso, pero aceptando una de las
tres interpretaciones de la mecánica cuántica (a partir de
ahora la Interpretación de Copenhague), el marco se relaja.
La mecánica cuántica describe el estado instantáneo de un
sistema (estado cuántico) con una función de onda que
codifica la distribución de probabilidad de todas las
propiedades medibles, u observables. Algunos observables
posibles sobre un sistema dado son
la energía, posición, momento y momento angular. La
mecánica cuántica no asigna valores definidos a los
observables, sino que hace predicciones sobre sus
distribuciones de probabilidad. Las propiedades ondulatorias
de la materia son explicadas por la interferencia de las
funciones de onda.

Estas funciones de onda pueden variar con el transcurso


del tiempo. Esta evolución es determinista si sobre el sistema
no se realiza ninguna medida aunque esta evolución
es estocástica y se produce mediante colapso de la función de
onda cuando se realiza una medida sobre el sistema
(Postulado IV de la MC). Por ejemplo, una partícula
moviéndose sin interferencia en el espacio vacío puede ser
descrita mediante una función de onda que es un paquete de
ondas centrado alrededor de alguna posición media. Según
pasa el tiempo, el centro del paquete puede trasladarse,
cambiar, de modo que la partícula parece estar localizada más
precisamente en otro lugar. La evolución temporal
determinista de las funciones de onda es descrita por
la ecuación de Schrödinger.

Algunas funciones de onda describen estados físicos con


distribuciones de probabilidad que son constantes en el
tiempo, estos estados se llaman estacionarios, son estados
propios del operador hamiltoniano y tienen energía bien
definida. Muchos sistemas que eran tratados dinámicamente
en mecánica clásica son descritos mediante tales funciones de
onda estáticas. Por ejemplo, un electrón en un átomo sin
excitar se dibuja clásicamente como una partícula que rodea
el núcleo, mientras que en mecánica cuántica es descrito por
una nube de probabilidad estática que rodea al núcleo.

Cuando se realiza una medición en un observable del sistema,


la función de ondas se convierte en una del conjunto de las
funciones llamadas funciones propias o estados propios del
observable en cuestión. Este proceso es conocido
como colapso de la función de onda. Las probabilidades
relativas de ese colapso sobre alguno de los estados propios
posibles son descritas por la función de onda instantánea
justo antes de la reducción. Considerando el ejemplo anterior
sobre la partícula en el vacío, si se mide la posición de la
misma, se obtendrá un valor impredecible x. En general, es
imposible predecir con precisión qué valor de x se obtendrá,
aunque es probable que se obtenga uno cercano al centro del
paquete de ondas, donde la amplitud de la función de onda es
grande. Después de que se ha hecho la medida, la función de
onda de la partícula colapsa y se reduce a una que esté muy
concentrada en torno a la posición observada x.

La ecuación de Schrödinger es determinista en el sentido de


que, dada una función de onda a un tiempo inicial dado, la
ecuación suministra una predicción concreta de qué función
tendremos en cualquier tiempo posterior. Durante una
medida, el eigen-estado al cual colapsa la función es
probabilista y en este aspecto la mecánica cuántica es no
determinista. Así que la naturaleza probabilista de la
mecánica cuántica nace del acto de la medida. Esto conduce
al problema de definir objetivamente en qué momento se
produce la medida y la evolución pasa de lineal y
determinista, a no-lineal y estocástica/aleatoria, cuestión que
se conoce como problema de la medida y que, además de la
interpretación de Copenhague, ha dado lugar a un número
elevado de propuestas de resolución, conocidas
como interpretaciones de la mecánica cuántica.

Formulación matemática

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Artículos principales: Postulados de la mecánica


cuántica y Notación braket.
En la formulación matemática rigurosa, desarrollada
por Dirac y von Neumann, los estados posibles de un sistema
cuántico están representados por vectores unitarios
(llamados estados) que pertenecen a un Espacio de
Hilbert complejo separable (llamado el espacio de estados).
Qué tipo de espacio de Hilbert es necesario en cada caso
depende del sistema; por ejemplo, el espacio de estados para
los estados de posición y momento es el espacio de funciones
de cuadrado integrable , mientras que la descripción de un
sistema sin traslación pero con un espín es el espacio .
La evolución temporal de un estado cuántico queda descrita
por la ecuación de Schrödinger, en la que el hamiltoniano, el
operador correspondiente a la energía total del sistema, tiene
un papel central.

Cada magnitud observable queda representada por


un operador lineal hermítico definido sobre un dominio
denso del espacio de estados. Cada estado propio de
un observable corresponde a un eigenvector del operador, y
el valor propio o eigenvalor asociado corresponde al valor del
observable en aquel estado propio. El espectro de un
operador puede ser continuo o discreto. La medida de un
observable representado por un operador con espectro
discreto solo puede tomar un conjunto numerable de posibles
valores, mientras que los operadores con espectro continuo
presentan medidas posibles en intervalos reales completos.
Durante una medida, la probabilidad de que un sistema
colapse a uno de los eigenestados viene dada por el cuadrado
del valor absoluto del producto interno entre el estado propio
o auto-estado (que podemos conocer teóricamente antes de
medir) y el vector estado del sistema antes de la medida.
Podemos así encontrar la distribución de probabilidad de un
observable en un estado dado computando la descomposición
espectral del operador correspondiente. El principio de
incertidumbre de Heisenberg se representa por la
aseveración de que los operadores correspondientes a ciertos
observables no conmutan.

Principio de Incertidumbre

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Una de las consecuencias del formalismo cuántico es


el principio de incertidumbre. En su forma más familiar,
establece que ninguna medición de una partícula cuántica
puede implicar simultáneamente predicciones precisas para la
medición de su posición y la medición de su momento.34 Tanto
posición como momento son observables, esto significa que
son representados por operadores hermíticos. El operador
posición y el operador momento no conmutan, pero
satisfacen la relación de conmutación canónica:

Dado un estado cuántico, la regla de Born nos permite


encontrar valores para y , así como sus cuadrados.
Definiendo la incertidumbre para un observable
usando desviación estándar, obteniendo

y de la misma manera para el momento:

El principio de incertidumbre establece que

En principio, cualquiera de las desviaciones estándar puede


hacerse arbitrariamente pequeña, pero no ambas
simultáneamente .5 Esta desigualdad se generaliza a pares
arbitrarios de operadores autoadjuntos y . El conmutador de
estos dos operadores es

y proporciona el límite inferior en el producto de las


desviaciones estándar:

Otra consecuencia de la relación de conmutación canónica es


que los operadores posición y momento son la transformada
de Fourier del otro, de modo que una descripción de un objeto
según su momento es la transformada de Fourier de su
descripción según su posición. El hecho de que la
dependencia en cantidad de movimiento sea la transformada
de Fourier de la dependencia en posición significa que el
operador de cantidad de movimiento es equivalente (hasta un
factor de ) al derivar respecto a su posición, ya que en
análisis de Fourier la derivación corresponde a la
multiplicación en el espacio dual. Esta es la razón por la que
en las ecuaciones cuánticas en el espacio de posición, el
momento es reemplazado por , y en particular en la Ecuación
de Schrödinger no relativista en el espacio de posiciones el
momento al cuadrado es reemplazado por el laplaciano al
cuadrado .3

Aplicaciones

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En muchos aspectos, la tecnología moderna opera a una


escala en la que los efectos cuánticos son significativos. Las
aplicaciones importantes de la teoría cuántica incluyen
la química cuántica, la óptica cuántica, la computación
cuántica, los imanes superconductores, los diodos emisores
de luz, el amplificador óptico y el láser, el transistor
y semiconductores como el microprocesador, imágenes
médicas y de investigación como la resonancia magnética y
el microscopio electrónico.6 Las explicaciones de muchos
fenómenos biológicos y físicos tienen su origen en la
naturaleza del enlace químico, sobre todo la macromolécula
del ADN.

Relatividad y la mecánica cuántica

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Artículos principales: Teoría cuántica de campos y Segunda


cuantización.

El mundo moderno de la física se funda notablemente en dos


teorías principales, la relatividad general y la mecánica
cuántica, aunque ambas teorías usan principios
aparentemente incompatibles. Los postulados que definen la
teoría de la relatividad de Einstein y la teoría del quántum
están apoyados por rigurosa y repetida evidencia empírica.
Sin embargo, ambas se resisten a ser incorporadas dentro de
un mismo modelo coherente. Desde mediados del siglo XX,
aparecieron teorías cuánticas relativistas del campo
electromagnético (electrodinámica cuántica) y las fuerzas
nucleares (modelo electrodébil, cromodinámica cuántica),
pero no se tiene una teoría cuántica relativista del campo
gravitatorio que sea plenamente consistente y válida para
campos gravitatorios intensos (existen aproximaciones
en espacios asintóticamente planos). Todas las teorías
cuánticas relativistas consistentes usan los métodos de
la teoría cuántica de campos.

En su forma ordinaria, la teoría cuántica abandona algunos de


los supuestos básicos de la teoría de la relatividad, como por
ejemplo el principio de localidad usado en la descripción
relativista de la causalidad. El mismo Einstein había
considerado absurda la violación del principio de localidad a
la que parecía abocar la mecánica cuántica. La postura de
Einstein fue postular que la mecánica cuántica si bien
era consistente era incompleta. Para justificar su argumento y
su rechazo a la falta de localidad y la falta de determinismo,
Einstein y varios de sus colaboradores postularon la
llamada paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen (EPR), la cual
demuestra que medir el estado de una partícula puede
instantáneamente cambiar el estado de su socio enlazado,
aunque las dos partículas pueden estar a una distancia
arbitrariamente grande. Modernamente el paradójico
resultado de la paradoja EPR se sabe es una consecuencia
perfectamente consistente del llamado entrelazamiento
cuántico. Es un hecho conocido que si bien la existencia del
entrelazamiento cuántico efectivamente viola el principio de
localidad, en cambio no viola la causalidad definido en
términos de información, puesto que no hay transferencia
posible de información. Si bien en su tiempo, parecía que la
paradoja EPR suponía una dificultad empírica para la
mecánica cuántica, y Einstein consideró que la mecánica
cuántica en la interpretación de Copenhague podría ser
descartada por experimento, décadas más tarde los
experimentos de Alain Aspect (1981) revelaron que
efectivamente la eviden

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