Mecánica Cuántica

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Mecánica cuántica

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Funciones de onda del electrón en un átomo de hidrógeno en diferentes niveles de energía.


La mecánica cuántica no puede predecir la ubicación exacta de una partícula en el espacio,
solo la probabilidad de encontrarla en diferentes lugares. Las áreas más brillantes
representan una mayor probabilidad de encontrar el electrón.

Esquema de una función de onda monoelectrónica u orbital en tres dimensiones.

Esquema de un orbital en dos dimensiones


La mecánica cuántica es la rama de la física que estudia la naturaleza a escalas espaciales
pequeñas, los sistemas atómicos, subatómicos, sus interacciones con la radiación
electromagnética y otras fuerzas, en términos de cantidades observables. Se basa en la
observación de que todas las formas de energía se liberan en unidades discretas o paquetes
llamados cuantos. Las partículas con esta propiedad pueden pertenecer a dos tipos distintos:
fermiones o bosones. Algunos de estos últimos están ligados a una interacción fundamental
(por ejemplo, el fotón pertenece a la electromagnética). Sorprendentemente, la teoría
cuántica solo permite normalmente cálculos probabilísticos o estadísticos de las
características observadas de las partículas elementales, entendidos en términos de
funciones de onda. La ecuación de Schrödinger desempeña, en la mecánica cuántica, el
papel que las leyes de Newton y la conservación de la energía desempeñan en la mecánica
clásica. Es decir, la predicción del comportamiento futuro de un sistema dinámico y es una
ecuación de onda en términos de una función de onda la que predice analíticamente la
probabilidad precisa de los eventos o resultados.
En teorías anteriores de la física clásica, la energía era tratada únicamente como un
fenómeno continuo, en tanto que la materia se supone que ocupa una región muy concreta
del espacio y que se mueve de manera continua. Según la teoría cuántica, la energía se
emite y se absorbe en cantidades discretas y minúsculas. Un paquete individual de energía,
llamado cuanto, en algunas situaciones se comporta como una partícula de materia. Por otro
lado, se encontró que las partículas exponen algunas propiedades ondulatorias cuando están
en movimiento y ya no son vistas como localizadas en una región determinada, sino más
bien extendidas en cierta medida. La luz u otra radiación emitida o absorbida por un átomo
solo tiene ciertas frecuencias (o longitudes de onda), como puede verse en la línea del
espectro asociado al elemento químico representado por tal átomo. La teoría cuántica
demuestra que tales frecuencias corresponden a niveles definidos de los cuantos de luz, o
fotones, y es el resultado del hecho de que los electrones del átomo solo pueden tener
ciertos valores de energía permitidos. Cuando un electrón pasa de un nivel permitido a otro,
una cantidad de energía es emitida o absorbida, cuya frecuencia es directamente
proporcional a la diferencia de energía entre los dos niveles.

La mecánica cuántica surge tímidamente en los inicios del siglo xx dentro de las tradiciones
más profundas de la física para dar una solución a problemas para los que las teorías
conocidas hasta el momento habían agotado su capacidad de explicar, como la llamada
catástrofe ultravioleta en la radiación de cuerpo negro predicha por la física estadística
clásica y la inestabilidad de los átomos en el modelo atómico de Rutherford. La primera
propuesta de un principio propiamente cuántico se debe a Max Planck en 1900, para
resolver el problema de la radiación de cuerpo negro, que fue duramente cuestionado, hasta
que Albert Einstein lo convierte en el principio que exitosamente pueda explicar el efecto
fotoeléctrico. Las primeras formulaciones matemáticas completas de la mecánica cuántica
no se alcanzan hasta mediados de la década de 1920, sin que hasta el día de hoy se tenga
una interpretación coherente de la teoría, en particular del problema de la medición.

El formalismo de la mecánica cuántica se desarrolló durante la década de 1920. En 1924,


Louis de Broglie propuso que, al igual que las ondas de luz presentan propiedades de
partículas, como ocurre en el efecto fotoeléctrico, las partículas, también presentan
propiedades ondulatorias. Dos formulaciones diferentes de la mecánica cuántica se
presentaron después de la sugerencia de Broglie. En 1926, la mecánica ondulatoria de
Erwin Schrödinger implica la utilización de una entidad matemática, la función de onda,
que está relacionada con la probabilidad de encontrar una partícula en un punto dado en el
espacio. En 1925, la mecánica matricial de Werner Heisenberg no hace mención alguna de
las funciones de onda o conceptos similares, pero ha demostrado ser matemáticamente
equivalente a la teoría de Schrödinger. Un descubrimiento importante de la teoría cuántica
es el principio de incertidumbre, enunciado por Heisenberg en 1927, que pone un límite
teórico absoluto en la precisión de ciertas mediciones. Como resultado de ello, la asunción
clásica de los científicos de que el estado físico de un sistema podría medirse exactamente y
utilizarse para predecir los estados futuros tuvo que ser abandonada. Esto supuso una
revolución filosófica y dio pie a numerosas discusiones entre los más grandes físicos de la
época.

La mecánica cuántica propiamente dicha no incorpora a la relatividad en su formulación


matemática. La parte de la mecánica cuántica que incorpora elementos relativistas de
manera formal para abordar diversos problemas se conoce como mecánica cuántica
relativista o ya, en forma más correcta y acabada, teoría cuántica de campos (que incluye a
su vez a la electrodinámica cuántica, cromodinámica cuántica y teoría electrodébil dentro
del modelo estándar)1 y más generalmente, la teoría cuántica de campos en espacio-tiempo
curvo. La única interacción elemental que no se ha podido cuantizar hasta el momento ha
sido la interacción gravitatoria. Este problema constituye entonces uno de los mayores
desafíos de la física del siglo xxi. La mecánica cuántica se combinó con la teoría de la
relatividad en la formulación de Paul Dirac de 1928, lo que, además, predijo la existencia
de antipartículas. Otros desarrollos de la teoría incluyen la estadística cuántica, presentada
en una forma por Einstein y Bose (la estadística de Bose-Einstein) y en otra forma por
Dirac y Enrico Fermi (la estadística de Fermi-Dirac); la electrodinámica cuántica,
interesada en la interacción entre partículas cargadas y los campos electromagnéticos, su
generalización, la teoría cuántica de campos y la electrónica cuántica.

La mecánica cuántica proporciona el fundamento de la fenomenología del átomo, de su


núcleo y de las partículas elementales (lo cual requiere necesariamente el enfoque
relativista). También su impacto en teoría de la información, criptografía y química ha sido
decisivo entre esta misma.

Contexto histórico
La mecánica cuántica es, cronológicamente hablando, la última de las grandes ramas de la
física. Se formuló a principios del siglo xx, casi al mismo tiempo que la teoría de la
relatividad, aunque el grueso de la mecánica cuántica se desarrolló a partir de 1920 (siendo
la teoría de la relatividad especial de 1905 y la teoría general de la relatividad de 1915).

Además al advenimiento de la mecánica cuántica existían diversos problemas no resueltos


en la electrodinámica clásica. El primero de estos problemas era la emisión de radiación de
cualquier objeto en equilibrio, llamada radiación térmica, que es la que proviene de la
vibración microscópica de las partículas que lo componen. Usando las ecuaciones de la
electrodinámica clásica, la energía que emitía esta radiación térmica tendía al infinito, si se
suman todas las frecuencias que emitía el objeto, con ilógico resultado para los físicos.
También la estabilidad de los átomos no podía ser explicada por el electromagnetismo
clásico, y la noción de que el electrón fuera o bien una partícula clásica puntual o bien una
cáscara esférica de dimensiones finitas resultaban igualmente problemáticas para esto.

Radiación electromagnética
El problema de la radiación electromagnética de un cuerpo negro fue uno de los primeros
problemas resueltos en el seno de la mecánica cuántica. Es en el seno de la mecánica
estadística donde surgen por primera vez las ideas cuánticas en 1900. Al físico alemán Max
Planck se le ocurrió un artificio matemático: si en el proceso aritmético se sustituía la
integral de esas frecuencias por una suma no continua (discreta), se dejaba de obtener
infinito como resultado, con lo que se eliminaba el problema; además, el resultado obtenido
concordaba con lo que después era medido.

Fue Max Planck quien entonces enunció la hipótesis de que la radiación electromagnética
es absorbida y emitida por la materia en forma de «cuantos» de luz o fotones de energía
cuantizados introduciendo una constante estadística, que se denominó constante de Planck.
Su historia es inherente al siglo xx, ya que la primera formulación cuántica de un fenómeno
fue dada a conocer por el mismo Planck el 14 de diciembre de 1900 en una sesión de la
Sociedad Física de la Academia de Ciencias de Berlín.2

La idea de Planck habría permanecido muchos años solo como hipótesis sin verificar por
completo si Albert Einstein no la hubiera retomado, proponiendo que la luz, en ciertas
circunstancias, se comporta como partículas de energía (los cuantos de luz o fotones) en su
explicación del efecto fotoeléctrico. Fue Albert Einstein quien completó en 1905 las
correspondientes leyes del movimiento su teoría especial de la relatividad, demostrando que
el electromagnetismo era una teoría esencialmente no mecánica. Culminaba así lo que se ha
dado en llamar física clásica, es decir, la física no-cuántica.

Usó este punto de vista llamado por él «heurístico», para desarrollar su teoría del efecto
fotoeléctrico, publicando esta hipótesis en 1905, lo que le valió el Premio Nobel de Física
de 1921. Esta hipótesis fue aplicada también para proponer una teoría sobre el calor
específico, es decir, la que resuelve cuál es la cantidad de calor necesaria para aumentar en
una unidad la temperatura de la unidad de masa de un cuerpo.

El siguiente paso importante se dio hacia 1925, cuando Louis De Broglie propuso que cada
partícula material tiene una longitud de onda asociada, inversamente proporcional a su
masa, y a su velocidad. Así quedaba establecida la dualidad onda/materia. Poco tiempo
después Erwin Schrödinger formuló una ecuación de movimiento para las «ondas de
materia», cuya existencia había propuesto De Broglie y varios experimentos sugerían que
eran reales.

La mecánica cuántica introduce una serie de hechos contraintuitivos que no aparecían en


los paradigmas físicos anteriores; con ella se descubre que el mundo atómico no se
comporta como esperaríamos. Los conceptos de incertidumbre o cuantización son
introducidos por primera vez aquí. Además la mecánica cuántica es la teoría científica que
ha proporcionado las predicciones experimentales más exactas hasta el momento, a pesar
de estar sujeta a las probabilidades.

Inestabilidad de los átomos clásicos


El segundo problema importante que la mecánica cuántica resolvió a través del modelo de
Bohr, fue el de la estabilidad de los átomos. De acuerdo con la teoría clásica un electrón
orbitando alrededor de un núcleo cargado positivamente debería emitir energía
electromagnética perdiendo así velocidad hasta caer sobre el núcleo. La evidencia empírica
era que esto no sucedía, y sería la mecánica cuántica la que resolvería este hecho primero
mediante postulados ad hoc formulados por Bohr y más tarde mediante modelos como el
modelo atómico de Schrödinger basados en supuestos más generales. A continuación se
explica el fracaso del modelo clásico.

En mecánica clásica, un átomo de hidrógeno es un tipo de problema de los dos cuerpos en


que el protón sería el primer cuerpo que tiene más del 99% de la masa del sistema y el
electrón es el segundo cuerpo que es mucho más ligero. Para resolver el problema de los
dos cuerpos es conveniente hacer la descripción del sistema, colocando el origen del
sistema de referencia en el centro de masa de la partícula de mayor masa, esta descripción
es correcta considerando como masa de la otra partícula la masa reducida que viene dada
por


=






+



0
,
999


{\displaystyle \mu \,=\,{\frac {m_{e}m_{p}}{m_{e}+m_{p}}}\approx 0,999m_{e}}

Siendo


{\displaystyle \scriptstyle m_{p}} la masa del protón y


{\displaystyle \scriptstyle m_{e}} la masa del electrón. En ese caso el problema del átomo
de hidrógeno parece admitir una solución simple en la que el electrón se moviera en órbitas
elípticas alrededor del núcleo atómico. Sin embargo, existe un problema con la solución
clásica, de acuerdo con las predicciones del electromagnetismo una partícula eléctrica que
sigue un movimiento acelerado, como sucedería al describir una elipse debería emitir
radiación electromagnética, y por tanto perder energía cinética, la cantidad de energía
radiada sería de hecho:






=

2

2

4
6


0

3


96

14


2

4

0
7

8

3

5
,
1

10

8
watt
{\displaystyle {\frac {dE_{r}}{dt}}={\frac {e^{2}a^{2}\gamma ^{4}}{6\pi \epsilon
_{0}c^{3}}}\approx {\frac {\pi }{96}}{\frac {e^{14}m_{e}^{2}\gamma ^{4}}{\epsilon
_{0}^{7}h^{8}c^{3}}}\geq 5,1\cdot 10^{-8}{\mbox{watt}}}

Ese proceso acabaría con el colapso del átomo sobre el núcleo en un tiempo muy corto
dadas las grandes aceleraciones existentes. A partir de los datos de la ecuación anterior el
tiempo de colapso sería de 10-8 s, es decir, de acuerdo con la física clásica los átomos de
hidrógeno no serían estables y no podrían existir más de una cienmillonésima de segundo.

Esa incompatibilidad entre las predicciones del modelo clásico y la realidad observada
llevó a buscar un modelo que explicara fenomenológicamente el átomo. El modelo atómico
de Bohr era un modelo fenomenológico y provisorio que explicaba satisfactoriamente
aunque de manera heurística algunos datos, como el orden de magnitud del radio atómico y
los espectros de absorción del átomo, pero no explicaba cómo era posible que el electrón no
emitiera radiación perdiendo energía. La búsqueda de un modelo más adecuado llevó a la
formulación del modelo atómico de Schrödinger en el cual puede probarse que el valor
esperado de la aceleración es nulo, y sobre esa base puede decirse que la energía
electromagnética emitida debería ser también nula. Sin embargo, al contrario del modelo de
Bohr, la representación cuántica de Schrödinger es difícil de entender en términos
intuitivos.
Desarrollo histórico
Artículo principal: Historia de la mecánica cuántica
La teoría cuántica fue desarrollada en su forma básica a lo largo de la primera mitad del
siglo xx. El hecho de que la energía se intercambie de forma discreta se puso de relieve por
hechos experimentales como los siguientes, inexplicables con las herramientas teóricas
anteriores de la mecánica clásica o la electrodinámica:

Fig. 1: La función de onda del electrón de un átomo de hidrógeno posee niveles de energía
definidos y discretos denotados por un número cuántico n=1, 2, 3,... y valores definidos de
momento angular caracterizados por la notación: s, p, d,... Las áreas brillantes en la figura
corresponden a densidades elevadas de probabilidad de encontrar el electrón en dicha
posición.
Espectro de la radiación del cuerpo negro, resuelto por Max Planck con la cuantización de
la energía. La energía total del cuerpo negro resultó que tomaba valores discretos más que
continuos. Este fenómeno se llamó cuantización, y los intervalos posibles más pequeños
entre los valores discretos son llamados quanta (singular: quantum, de la palabra latina para
«cantidad», de ahí el nombre de mecánica cuántica). La magnitud de un cuanto es un valor
fijo llamado constante de Planck, y que vale: 6,626 ×10-34 J·s.
Bajo ciertas condiciones experimentales, los objetos microscópicos como los átomos o los
electrones exhiben un comportamiento ondulatorio, como en la interferencia. Bajo otras
condiciones, las mismas especies de objetos exhiben un comportamiento corpuscular, de
partícula, («partícula» quiere decir un objeto que puede ser localizado en una región
concreta del espacio), como en la dispersión de partículas. Este fenómeno se conoce como
dualidad onda-partícula.
Las propiedades físicas de objetos con historias asociadas pueden ser correlacionadas, en
una amplitud prohibida para cualquier teoría clásica, solo pueden ser descritos con
precisión si se hace referencia a ambos a la vez. Este fenómeno es llamado entrelazamiento
cuántico y la desigualdad de Bell describe su diferencia con la correlación ordinaria. Las
medidas de las violaciones de la desigualdad de Bell fueron algunas de las mayores
comprobaciones de la mecánica cuántica.
Explicación del efecto fotoeléctrico, dada por Albert Einstein, en que volvió a aparecer esa
"misteriosa" necesidad de cuantizar la energía.
Efecto Compton.
El desarrollo formal de la teoría fue obra de los esfuerzos conjuntos de varios físicos y
matemáticos de la época como Schrödinger, Heisenberg, Einstein, Dirac, Bohr y Von
Neumann entre otros (la lista es larga). Algunos de los aspectos fundamentales de la teoría
están siendo aún estudiados activamente. La mecánica cuántica ha sido también adoptada
como la teoría subyacente a muchos campos de la física y la química, incluyendo la física
de la materia condensada, la química cuántica y la física de partículas.

La región de origen de la mecánica cuántica puede localizarse en la Europa central, en


Alemania y Austria, y en el contexto histórico del primer tercio del siglo xx.

Suposiciones más importantes


Artículo principal: Interpretaciones de la mecánica cuántica
Las suposiciones más importantes de esta teoría son las siguientes:

Al ser imposible fijar a la vez la posición y el momento de una partícula, se renuncia al


concepto de trayectoria, vital en mecánica clásica. En vez de eso, el movimiento de una
partícula puede ser explicado por una función matemática que asigna, a cada punto del
espacio y a cada instante, la probabilidad de que la partícula descrita se halle en tal posición
en ese instante (al menos, en la interpretación de la Mecánica cuántica más usual, la
probabilista o interpretación de Copenhague). A partir de esa función, o función de ondas,
se extraen teóricamente todas las magnitudes del movimiento necesarias.
Existen dos tipos de evolución temporal, si no ocurre ninguna medida el estado del sistema
o función de onda evolucionan de acuerdo con la ecuación de Schrödinger, sin embargo, si
se realiza una medida sobre el sistema, este sufre un «salto cuántico» hacia un estado
compatible con los valores de la medida obtenida (formalmente el nuevo estado será una
proyección ortogonal del estado original).
Existen diferencias notorias entre los estados ligados y los que no lo están.
La energía no se intercambia de forma continua en un estado ligado, sino en forma discreta
lo cual implica la existencia de paquetes mínimos de energía llamados cuantos, mientras en
los estados no ligados la energía se comporta como un continuo.
Descripción de la teoría
Interpretación de Copenhague
Artículo principal: Interpretación de Copenhague
Para describir la teoría de forma general es necesario un tratamiento matemático riguroso,
pero aceptando una de las tres interpretaciones de la mecánica cuántica (a partir de ahora la
Interpretación de Copenhague), el marco se relaja. La mecánica cuántica describe el estado
instantáneo de un sistema (estado cuántico) con una función de onda que codifica la
distribución de probabilidad de todas las propiedades medibles, u observables. Algunos
observables posibles sobre un sistema dado son la energía, posición, momento y momento
angular. La mecánica cuántica no asigna valores definidos a los observables, sino que hace
predicciones sobre sus distribuciones de probabilidad. Las propiedades ondulatorias de la
materia son explicadas por la interferencia de las funciones de onda.

Estas funciones de onda pueden variar con el transcurso del tiempo. Esta evolución es
determinista si sobre el sistema no se realiza ninguna medida aunque esta evolución es
estocástica y se produce mediante colapso de la función de onda cuando se realiza una
medida sobre el sistema (Postulado IV de la MC). Por ejemplo, una partícula moviéndose
sin interferencia en el espacio vacío puede ser descrita mediante una función de onda que es
un paquete de ondas centrado alrededor de alguna posición media. Según pasa el tiempo, el
centro del paquete puede trasladarse, cambiar, de modo que la partícula parece estar
localizada más precisamente en otro lugar. La evolución temporal determinista de las
funciones de onda es descrita por la ecuación de Schrödinger.

Algunas funciones de onda describen estados físicos con distribuciones de probabilidad que
son constantes en el tiempo, estos estados se llaman estacionarios, son estados propios del
operador hamiltoniano y tienen energía bien definida. Muchos sistemas que eran tratados
dinámicamente en mecánica clásica son descritos mediante tales funciones de onda
estáticas. Por ejemplo, un electrón en un átomo sin excitar se dibuja clásicamente como una
partícula que rodea el núcleo, mientras que en mecánica cuántica es descrito por una nube
de probabilidad estática que rodea al núcleo.

Cuando se realiza una medición en un observable del sistema, la función de ondas se


convierte en una del conjunto de las funciones llamadas funciones propias o estados
propios del observable en cuestión. Este proceso es conocido como colapso de la función
de onda. Las probabilidades relativas de ese colapso sobre alguno de los estados propios
posibles son descritas por la función de onda instantánea justo antes de la reducción.
Considerando el ejemplo anterior sobre la partícula en el vacío, si se mide la posición de la
misma, se obtendrá un valor impredecible x. En general, es imposible predecir con
precisión qué valor de x se obtendrá, aunque es probable que se obtenga uno cercano al
centro del paquete de ondas, donde la amplitud de la función de onda es grande. Después de
que se ha hecho la medida, la función de onda de la partícula colapsa y se reduce a una que
esté muy concentrada en torno a la posición observada x.

La ecuación de Schrödinger es determinista en el sentido de que, dada una función de onda


a un tiempo inicial dado, la ecuación suministra una predicción concreta de qué función
tendremos en cualquier tiempo posterior. Durante una medida, el eigen-estado al cual
colapsa la función es probabilista y en este aspecto la mecánica cuántica es no determinista.
Así que la naturaleza probabilista de la mecánica cuántica nace del acto de la medida. Esto
conduce al problema de definir objetivamente en qué momento se produce la medida y la
evolución pasa de lineal y determinista, a no-lineal y estocástica/aleatoria, cuestión que se
conoce como problema de la medida y que, además de la interpretación de Copenhague, ha
dado lugar a un número elevado de propuestas de resolución, conocidas como
interpretaciones de la mecánica cuántica.

Formulación matemática
Artículos principales: Postulados de la mecánica cuántica y Notación braket.
En la formulación matemática rigurosa, desarrollada por Dirac y von Neumann, los estados
posibles de un sistema cuántico están representados por vectores unitarios (llamados
estados) que pertenecen a un Espacio de Hilbert complejo separable (llamado el espacio de
estados). Qué tipo de espacio de Hilbert es necesario en cada caso depende del sistema; por
ejemplo, el espacio de estados para los estados de posición y momento es el espacio de
funciones de cuadrado integrable

2
(

3
)
\scriptstyle L^{2}(\mathbb{R} ^{3}), mientras que la descripción de un sistema sin
traslación pero con un espín

ℏ\scriptstyle n\hbar es el espacio

2

+
1
\scriptstyle {\mathbb {C}}^{{2n+1}}. La evolución temporal de un estado cuántico queda
descrita por la ecuación de Schrödinger, en la que el hamiltoniano, el operador
correspondiente a la energía total del sistema, tiene un papel central.
Cada magnitud observable queda representada por un operador lineal hermítico definido
sobre un dominio denso del espacio de estados. Cada estado propio de un observable
corresponde a un eigenvector del operador, y el valor propio o eigenvalor asociado
corresponde al valor del observable en aquel estado propio. El espectro de un operador
puede ser continuo o discreto. La medida de un observable representado por un operador
con espectro discreto solo puede tomar un conjunto numerable de posibles valores,
mientras que los operadores con espectro continuo presentan medidas posibles en intervalos
reales completos. Durante una medida, la probabilidad de que un sistema colapse a uno de
los eigenestados viene dada por el cuadrado del valor absoluto del producto interno entre el
estado propio o auto-estado (que podemos conocer teóricamente antes de medir) y el vector
estado del sistema antes de la medida. Podemos así encontrar la distribución de
probabilidad de un observable en un estado dado computando la descomposición espectral
del operador correspondiente. El principio de incertidumbre de Heisenberg se representa
por la aseveración de que los operadores correspondientes a ciertos observables no
conmutan.

Principio de Incertidumbre
Una de las consecuencias del formalismo cuántico es el principio de incertidumbre. En su
forma más familiar, establece que ninguna medición de una partícula cuántica puede
implicar simultáneamente predicciones precisas para la medición de su posición y la
medición de su momento.34 Tanto posición como momento son observables, esto significa
que son representados por operadores hermíticos. El operador posición

^{\displaystyle {\hat {X}}} y el operador momento

^{\displaystyle {\hat {P}}} no conmutan, pero satisfacen la relación de conmutación
canónica:

[

^
,

^
]
=


.
{\displaystyle [{\hat {X}},{\hat {P}}]=i\hbar .}
Dado un estado cuántico, la regla de Born nos permite encontrar valores para

Xy

P, así como sus cuadrados. Definiendo la incertidumbre para un observable usando
desviación estándar, obteniendo



=


2





2
,
{\displaystyle \sigma _{X}={\sqrt {\langle {X}^{2}\rangle -\langle {X}\rangle ^{2}}},}
y de la misma manera para el momento:


=


2





2
.
{\displaystyle \sigma _{P}={\sqrt {\langle {P}^{2}\rangle -\langle {P}\rangle ^{2}}}.}
El principio de incertidumbre establece que







2
.
{\displaystyle \sigma _{X}\sigma _{P}\geq {\frac {\hbar }{2}}.}
En principio, cualquiera de las desviaciones estándar puede hacerse arbitrariamente
pequeña, pero no ambas simultáneamente .5 Esta desigualdad se generaliza a pares
arbitrarios de operadores autoadjuntos

Ay

B. El conmutador de estos dos operadores es

[

,

]
=





,
{\displaystyle [A,B]=AB-BA,}
y proporciona el límite inferior en el producto de las desviaciones estándar:






1
2
|

[

,

]

|
.
{\displaystyle \sigma _{A}\sigma _{B}\geq {\frac {1}{2}}\left|\langle [A,B]\rangle \
right|.}
Otra consecuencia de la relación de conmutación canónica es que los operadores posición y
momento son la transformada de Fourier del otro, de modo que una descripción de un
objeto según su momento es la transformada de Fourier de su descripción según su
posición. El hecho de que la dependencia en cantidad de movimiento sea la transformada
de Fourier de la dependencia en posición significa que el operador de cantidad de
movimiento es equivalente (hasta un factor de

/
ℏ{\displaystyle i/\hbar }) al derivar respecto a su posición, ya que en análisis de Fourier la
derivación corresponde a la multiplicación en el espacio dual. Esta es la razón por la que en
las ecuaciones cuánticas en el espacio de posición, el momento


{\displaystyle p_{i}} es reemplazado por






{\displaystyle -i\hbar {\frac {\partial }{\partial x}}}, y en particular en la Ecuación de
Schrödinger no relativista en el espacio de posiciones el momento al cuadrado es
reemplazado por el laplaciano al cuadrado


2
{\displaystyle -\hbar ^{2}}.3

Aplicaciones
En muchos aspectos, la tecnología moderna opera a una escala en la que los efectos
cuánticos son significativos. Las aplicaciones importantes de la teoría cuántica incluyen la
química cuántica, la óptica cuántica, la computación cuántica, los imanes superconductores,
los diodos emisores de luz, el amplificador óptico y el láser, el transistor y semiconductores
como el microprocesador, imágenes médicas y de investigación como la resonancia
magnética y el microscopio electrónico.6 Las explicaciones de muchos fenómenos
biológicos y físicos tienen su origen en la naturaleza del enlace químico, sobre todo la
macromolécula del ADN.

Relatividad y la mecánica cuántica


Artículos principales: Teoría cuántica de campos y Segunda cuantización.
El mundo moderno de la física se funda notablemente en dos teorías principales, la
relatividad general y la mecánica cuántica, aunque ambas teorías usan principios
aparentemente incompatibles. Los postulados que definen la teoría de la relatividad de
Einstein y la teoría del quántum están apoyados por rigurosa y repetida evidencia empírica.
Sin embargo, ambas se resisten a ser incorporadas dentro de un mismo modelo coherente.
Desde mediados del siglo xx, aparecieron teorías cuánticas relativistas del campo
electromagnético (electrodinámica cuántica) y las fuerzas nucleares (modelo electrodébil,
cromodinámica cuántica), pero no se tiene una teoría cuántica relativista del campo
gravitatorio que sea plenamente consistente y válida para campos gravitatorios intensos
(existen aproximaciones en espacios asintóticamente planos). Todas las teorías cuánticas
relativistas consistentes usan los métodos de la teoría cuántica de campos.

En su forma ordinaria, la teoría cuántica abandona algunos de los supuestos básicos de la


teoría de la relatividad, como por ejemplo el principio de localidad usado en la descripción
relativista de la causalidad. El mismo Einstein había considerado absurda la violación del
principio de localidad a la que parecía abocar la mecánica cuántica. La postura de Einstein
fue postular que la mecánica cuántica si bien era consistente era incompleta. Para justificar
su argumento y su rechazo a la falta de localidad y la falta de determinismo, Einstein y
varios de sus colaboradores postularon la llamada paradoja de Einstein-Podolsky-Rosen
(EPR), la cual demuestra que medir el estado de una partícula puede instantáneamente
cambiar el estado de su socio enlazado, aunque las dos partículas pueden estar a una
distancia arbitrariamente grande. Modernamente el paradójico resultado de la paradoja EPR
se sabe es una consecuencia perfectamente consistente del llamado entrelazamiento
cuántico. Es un hecho conocido que si bien la existencia del entrelazamiento cuántico
efectivamente viola el principio de localidad, en cambio no viola la causalidad definido en
términos de información, puesto que no hay transferencia posible de información. Si bien
en su tiempo, parecía que la paradoja EPR suponía una dificultad empírica para la mecánica
cuántica, y Einstein consideró que la mecánica cuántica en la interpretación de Copenhague
podría ser descartada por experimento, décadas más tarde los experimentos de Alain Aspect
(1981) revelaron que efectivamente la evidencia experimental parece apuntar en contra del
principio de localidad.7 Y por tanto, el resultado paradójico que Einstein rechazaba como
«sin sentido» parece ser lo que sucede precisamente en el mundo real.

Véase también
Ver el portal sobre Física Portal:Física. Contenido relacionado con Física.
Computación cuántica
Cuanto
Ecuación de Schrödinger
Efecto túnel
Energía del punto cero
Entrelazamiento cuántico
Espuma cuántica
Fotón
Gravedad cuántica
Historia de la mecánica cuántica
Interpretaciones de la mecánica cuántica
Lógica cuántica
Movimiento ondulatorio
Onda
Principio de exclusión
Principio de incertidumbre
Principio de complementariedad
Postulados de la mecánica cuántica
Química cuántica
Relación de indeterminación de Heisenberg
Segunda cuantización
Síntesis granular
Teoría cuántica de campos
Teoría de la relatividad
Mecánica cuántica supersimétrica
Información cuántica con variables continuas
Personalidades
Niels Bohr
Max Born
Louis de Broglie
George Gamow
Werner Heisenberg
Hendrik Antoon Lorentz
Wolfgang Pauli
Max Planck
Erwin Schrödinger
Referencias
Notas
Halzen, Francis; Martin, Alan Douglas (1984). Universidad de Wisconsin, ed. Quarks and
Lepons: An Introducory Course in Modern Particle Physics. Universidad de Durham.
Canadá: Wiley. pp. 396. ISBN 9780471887416.
Vitaliĭ Isaakovich Rydnik (1987). Qué es la mecánica cuántica. Ediciones Quinto Sol.
OCLC 37693524.
Cohen-Tannoudji, Claude; Diu, Bernard; Laloë, Franck (2005). Quantum Mechanics. John
Wiley & Sons. ISBN 0-471-16433-X.
Landau, L.D.; Lifschitz, E.M. (1977). Quantum Mechanics: Non-Relativistic Theory 3 (3rd
edición). Pergamon Press. ISBN 978-0-08-020940-1. OCLC 2284121.
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