La Música en El Contexto Religioso
La Música en El Contexto Religioso
La Música en El Contexto Religioso
Fray Christian M. OFM: La música católica ha estado presente a lo largo de toda mi vida. Ella ha
sido más que notas y ritmos para mí. Desde que tengo memoria, ha acompañado cada etapa de mi
vida hasta el día de hoy, y se ha convertido en un elemento insoslayable en mi proceso de fe y en
mi proceso vocacional.
Y lo digo porque desde que era pequeño, fui admirador de la música litúrgica contemporánea. Y
ese amor creció de una manera impresionante gracias a mi parroquia Madre y Reina del Carmelo
ubicada en el Barrio Nueva Marsella al suroccidente de Bogotá. Quien era el párroco, el Padre
Jesús Hernán Orjuela Pardo (Padre Chucho) hacía que la música tuviera un papel preponderante en
la celebración eucarística. Y eso era una realidad con el Ministerio Musical “Kirius” que fue mi
grupo favorito durante toda la infancia. En realidad, es gracias a ellos a quienes debo este legado
musical.
Sin embargo, yo era muy tímido, entonces me dije: “voy a buscar un lugar, una parroquia donde
nadie me conozca para cantar una misa”. Entonces llegué a la parroquia Los Doce Apóstoles en el
Barrio Galán. Recuerdo con mucho cariño al padre José Dolores Asprilla quien me recibió y, eso sí,
me hizo una exigente audición. Luego de ello, el padre me pidió que cantara la misa de las 7:00am
todos los domingos. Además, él mismo me asignó un tutor para terminar de afianzar la práctica de
la guitarra, y finalmente llegué a ser uno de los músicos adscritos a la parroquia.
Desde ese momento, empezó una relación muy formal con la música católica: pertenecí a varios
ministerios musicales, entre ellos Laudes en Madre y Reina del Carmelo, Homenaje a Jesús en
Madre de la Divina Providencia, Hesed en San Pío X, entre otros.
Ahora mismo con algunos hermanos de nuestra provincia franciscana de la Santa Fe, tenemos
algunos proyectos relacionados con la música y la vida religiosa. El más cercano es la composición
de algunas canciones para el próximo centenario de la orden de los 800 años del pesebre en
Greccio, para lo que estamos preparando un sencillo de canciones que hacen referencia a este
tema. Ya hicimos aquí en CristoVisión un adelanto de una de ellas. La otra es autoría de nuestro
hermano, Fray Jorge Torregrosa.
Todo esto para manifestar que la música no es algo ajeno a mí. Yo soy música. Pero no cualquier
tipo de música, sino música para Dios. El resto también es hermoso: soy fan de la música
colombiana y de la música clásica. Me encanta el rock pop, la salsa, el vallenato, el merengue… me
lo bailo todo. Pero cuando camino por la calle, voy cantando para Dios. Cuando hago los trabajos
de la universidad, escucho música para Dios. Cuando toco la guitarra o el piano, lo hago
preparando música para Dios. Todo lo que hago, y todo lo que siento es música. Y me gusta mucho:
cantar me hace feliz.
La música es todo un arte inherente al ser humano. Hacer música es un don, pero hacer música
para Dios, yo creo que es una vocación.
De igual manera, la música sagrada es un instrumento valioso para afirmar y reafirmar la unidad de
la Iglesia como comunidad de Hijos de Dios y hermanos en Jesucristo que es, al mismo tiempo, el
hermano mayor y el hermano menor. ¿Cómo es eso?, para explicarlo necesitaremos otro
programa…
Pero bien. Dentro de la liturgia sagrada, existen varias normas que es preciso conservar como
Iglesia. Respecto a la música sagrada, el Catecismo de la Iglesia Católica nos presenta tres criterios:
La belleza expresiva de la oración, la participación unánime de la asamblea y la solemnidad de la
celebración (CEC, 1156 - 1158).
Sobre la belleza de la liturgia: es necesario respetar los momentos de la celebración y los textos
litúrgicos para seleccionar los cantos en la misa. Los cantos del Señor ten piedad, el Gloria, el
Aleluya, el Santo y el Cordero son cantos que no deben variar. Alguien podría decir: “es que este
santo es muy bonito, y dice lo que dice el texto de la liturgia, pero dice también otras cositas”… No,
no se debe cantar. Se puede cantar en otro momento (en el grupo de oración, por ejemplo) pero
no es un canto adecuado para la Santa Misa. Eso es muy importante.
Ahora bien, sobre la participación unánime de la asamblea: hay cantos muy lindos, preciosos,
divinos y concuerdan con los textos de la misa, pero resulta que la gente no se los sabe. Entonces
hay que evitar cantarlos en ese instante y sacar un espacio antes de la misa o en otro momento
para enseñárselos a la comunidad. Esto representa una tarea muy importante para los músicos
católicos porque es necesario evitar quedarnos anquilosados en los cantos de siempre, sin el
ánimo de desmeritar la tradición de la música litúrgica. Es importantísimo ir combinando los
repertorios, imprimir nuevos subsidios cantorales, difundir nueva música litúrgica y religiosa en las
plataformas digitales… gracias a Dios actualmente contamos con muchas alternativas digitales para
hacer catequesis en la música, así que, párrocos y ministerios musicales… ¡no se desanimen!
Y finalmente, la solemnidad de la celebración. Hay que entender que Dios está hablando en la
liturgia, y él se vale de los signos y símbolos litúrgicos; entre ellos, la música sagrada. Entonces los
cantores y músicos católicos, tienen que conocer muy bien el tiempo litúrgico: el Adviento, la
Navidad, Cuaresma, Pascua, Pentecostés, Tiempo Ordinario. Conocer las ferias, las memorias, las
fiestas y las solemnidades. Deben ser conscientes de la ocasión en la que se celebra la misa: no es
lo mismo cantar la celebración de unas exequias que cantar en un matrimonio, por ejemplo, o no
es igual cantar un Misa del Domingo con un templo lleno de fieles, que un día entre semana en la
misa de las 6:30 de la mañana.
Teniendo conciencia de todas estas circunstancias, el músico litúrgico selecciona los cantos, la
tonalidad, el estilo, de forma que realmente contribuya a la solemnización de la misa, sea
coherente con los textos litúrgicos, sea el instrumento para elevar el corazón de los fieles hacia el
Señor.
Bueno, pero para más información acerca del papel de la música en las celebraciones religiosas de
la Iglesia, ustedes queridos CristoVidentes y fieles lectores pueden consultar el documento del
Concilio Vaticano II, Sacrosanctum Concilium, N. 113 – 121 y el Catecismo de la Iglesia Católica N.
1156 - 1158. Allí está todo lo que se refiere a la música litúrgica y sus características para las
celebraciones litúrgicas.
Fray Jhon Alex B. OFM: ¿Cómo influye la música en la experiencia espiritual de los fieles?
La música religiosa es instrumento que ayuda a los fieles a estar íntimamente conectados con
Dios. Gracias a que está estrechamente relacionada con la palabra de Dios, y, de hecho, ella debe
ser la fuente de inspiración, su contenido y su orientación, la música católica tiene ese potencial de
trasmitir mensajes que expresan mucho más de lo que alcanza la sola palabra humana.
La música religiosa tiene la tarea de ser instrumento de la voz de Dios. Hace algunos años compuse
una canción muy hermosa que habla precisamente de eso. El latido de nuestro corazón es música.
Y esa música del corazón trasmite amor, trasmite vida, trasmite verdad, trasmite un camino. Y
Jesucristo, siendo Dios, es el camino, la verdad y la vida, y dirá San Juan, el amor. Por eso, “cuando
el corazón late está hablando Dios”.
Entonces sí, la música nos ayuda a eso: por un lado, a estar conectados; por otro a escuchar la voz
de Dios.
Fray Jhon Alex B. OFM: ¿Qué tipos de música se utilizan en diferentes contextos religiosos?
Fray Christian M. OFM: Bueno. La música ha estado presente a lo largo de toda la historia de la
Iglesia Católica, incluso antes.
La primera expresión musical que podríamos referir se encuentra en la tradición judía con el canto
de los salmos. El mismo Jesús seguramente entonó muchos salmos. Y no sólo eso… yo no me
puedo imaginar al Señor Jesús sin cantar, o a la Santísima Virgen María, siendo ella la autora del
Magníficat.
Avanzando en el tiempo hacia nuestra contemporaneidad, la música religiosa da un giro junto con
la reforma del Concilio Vaticano II, en el que toma relevancia la música en lengua vernácula, es
decir, en la lengua de cada pueblo. Ahora es cuando se permite el uso de otros instrumentos
además del órgano tubular, sin excluirlo. Entonces tenemos la música coral, la orquesta y se
formaron los grupos que hemos hecho bien en llamar los ministerios musicales.
Últimamente, la música católica ha tenido un auge con varios cantautores que la han renovado con
nuevos ritmos, y, sobre todo, con un tinte muy místico y espiritual interesante. Respecto a ello, hay
algo que se debe tener muy cuenta: es importante saber diferenciar muy bien, casi que con la mal
llamada “malicia indígena” (otro programa para ese tema), la música de los hermanos cristianos
separados de la nuestra. De la misma manera, hay que estudiar muy bien las letras de las
canciones, no sea que terminemos diciendo (o cantando, en este contexto), herejías o doctrinas
contrarias a la de la Iglesia Católica. Por eso, insisto, párrocos y catequistas, cantores y ministerios
musicales: es importante formarse muy bien y formar al pueblo de Dios disperso en las
comunidades parroquiales y religiosas, en los grupos juveniles y en la infancia misionera, de forma
tal que se conserve de la mejor manera lo que San Pablo encomienda a Timoteo: “El depósito de la
fe” (Cf. 1Tim 6, 20; 2Tim 1, 14-17).
Todas aquellas tradiciones musicales e históricas han estado, y son todavía muy actuales en el
mundo católico. En muchos países se conserva el canto polifónico, por ejemplo. También está
fuertemente arraigado el canto gregoriano, tan valioso para los católicos: hay muchos estilos y
formas musicales que varían según los contextos y los gustos. Mejor dicho, hay música católica hay
todos los gustos.
Vale la pena resaltar la música católica contemporánea. Hay grupos que han hecho salsas,
merengues, rock, reggae, reggaetón, hasta rap católico. Son diversas maneras. Particularmente, me
encanta el trabajo que hace “Hakuna”: un movimiento español que inspirado en las palabras del
papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro 2014, se ha reunido en una
espiritualidad muy propia y muy eucarística, y han escrito canciones católicas que no parecen
religiosas porque su estilo es muy comunes, muy sencillo, muy juvenil, además tienen unas letras
preciosas. Los invito a que los escuchen, queridos Cristovidentes y queridos lectores… busquen en
sus plataformas Grupo Hakuna Music, y me cuentan en las redes cómo les fue: @crismaofm o con
el #seguirlemasdecerca.
Fray Mario A. OFM: ¿Qué características distintivas tiene la música en el contexto religioso
franciscano?
Fray Christian M. OFM: Así como la música ha estado presente a lo largo de toda la vida de la
Iglesia, también lo ha estado en la historia de los Frailes Menores: es más, me atrevería a decir que
la música está en la esencia de los franciscanos, es parte del ADN que corre por sus venas, es casi
que su propia vida. ¿Por qué? Porque San Francisco de Asís fue un hombre hecho oración y
también fue un hombre hecho música.
Las biografías de San Francisco lo afirman. Francisco en su juventud era un tipo alegre, espontaneo,
y me imagino que cantaba a coro con sus amigos, así como cantar ahora, no sé, “Dulce pecado” de
Jessie Uribe… “y el corazón es que no puede parar de amar…”.
Ya después de su conversión, San Francisco, así como yo, en su mente iba cantando a Dios por la
calle. Nos cuentan los escritos hagiográficos que alguna vez nuestro padre iba emocionado
imaginando melodías de alabanza que incluso tomó dos ramas de un árbol y en un éxtasis místico,
se figuraba interpretando un violín. Otra vez, tras ser golpeado por unos ladrones, Francisco se
levantó y con más ganas se puso a cantar a todo pulmón alabanzas a Dios (Cf. 1Cel 16).
Les cantaba a los pájaros, le cantaba al lobo, a los árboles, a las flores, y a todos les proclamaba las
alabanzas de Cristo y también, cómo no, las virtudes de la Santísima Virgen María, su pobrecilla
madre. Francisco les cantaba a sus hermanos. Le cantó a Santa Clara y a sus hermanas: por todo
cantaba Francisco.
Incluso, Francisco le cantó a su hermana, la muerte corporal. En los últimos momentos de su vida,
San Francisco compuso el tan famoso “Cántico de las Criaturas” que es la obra, a mi juicio, más
conocida y más hermosa que pudo escribir nuestro seráfico padre. En él, San Francisco invita a
todas las creaturas a alabar al Señor, por todo: por la luz, el agua, el fuego, la vida, la amistad. Será
justo en el momento de su muerte, cuando San Francisco compone la última estrofa del Cántico de
las Creaturas, dedicada precisamente a la hermana muerte.
Entonces sí, Francisco fue un hombre hecho música, un hombre hecho canción para Dios: canción
litúrgica, canción de alabanza, canción de vida, de relación, de amistad.
Y ese legado de tan benemérito padre ha quedado en la Orden de los Hermanos Menores: Si
hablamos de música franciscana, tendremos que hablar de espiritualidad franciscana.
Es decir, las características de la música Franciscana son aquellas que brotan de su espiritualidad y
que se representan sintéticamente en los valores franciscanos: la alegría, la sencillez, la
fraternidad, la espontaneidad, la solidaridad, la hospitalidad; todos ellos como expresión de
ALABANZA Y ADORACIÓN al eterno, omnipotente y Sumo Bien. Nuestra espiritualidad franciscana
tiene esas dos características fundamentales: alabanza y adoración.
Dice un hermano nuestro que “La música y el canto alimentan profundamente la vida espiritual de
un fraile […] una celebración sin canto, para nosotros los frailes, es algo impensable” (Cantoral, 2).
La música para los fraile no es sólo instrumento de alabanza y adoración, también es un medio
evangelizador. Es inevitable pensar aquí en la santidad de nuestro hermano San Francisco Solano
que evangelizaba mediante los acordes de su violín (Cf. Vanegas, 1999, 4).
Fray Mario A. OFM: ¿Cuáles son las canciones o himnos más conocidos dentro de la tradición
musical franciscana?
Fray Christian M. OFM: En realidad, el tema es muy subjetivo y tendríamos que demarcarlo
porque depende de las tradiciones, los países, la influencia de los frailes.
Podría decir que, aquí en Colombia y en varios países latinoamericanos, la canción más conocida es
la Oración por la paz, atribuida a Nuestro Padre San Francisco, de la que se han compuesto varias
versiones. Aquí suena mucho una versión escrita en Puerto Rico y creo que es muy reconocida en
la Iglesia Latinoamericana.
Por otro lado, están las composiciones Franciscanas de Cesáreo Gabarain como Padre bueno,
Alabado seas mi Señor y Dos buscadores del absoluto, esta última dedicada tanto a San Francisco
como a Santa Clara de Asís. También para referirme a algunos cantos a la Santísima Virgen María,
tenemos el Himno del Totta Pulchra est María que es muy antiguo y muy propio de la
espiritualidad franciscana en lo que se refiere a la devoción filial de los frailes franciscanos que se
amparan bajo cuidado y la protección de María Santísima, en la advocación de la Inmaculada
concepción. Lo mismo hay que decir de la Plegaria a Nuestra Señora de los Ángeles escrita también
por Cesáreo Gabarain.
Ahora bien, nuestra Provincia de la Santa Fe aquí en Colombia tiene también una tradición
musical impresionante. Necesitaríamos otro programa para hablar solo de ese tema. Sin embargo,
es preciso mencionar que la Provincia a dado a la Iglesia Colombiana cantos preciosos que ya se
han vuelto populares. Por ejemplo, es el caso de Melodía de vivir… ¿La conocen? Bueno, pues ese
es el nombre original de esa canción que dice “Amor es vida, vida es alegría, quien nunca amó
vivió sin ilusión…”
Además, como Provincia, tenemos la Misa Folclórica Colombiana interpretada por los que eran
“Frailes de la Porciúncula” y dirigidos por su compositor, Fr. Rubén Darío Vanegas Montoya, OFM.
Salida a la luz en el año 1962, fue la primera misa que se compuso en nuestro país después de que
se pusiera en marcha la reforma del Concilio Vaticano II, cosa que causó un revuelo en todo el país,
tanto que el columnista Enrique Santos Montejo, Calibán, escribiría de ella que “"Mi padre San
Francisco revolcándose en su sepulcro, dentro de su hábito, al son de una cumbia que estos frailes
modernos le hicieron" (Díaz, 2012). Esa composición tan controvertida para su época la pueden
encontrar en YouTube como “Misa Folclórica Colombiana, Frailes de la Porciúncula”. ¡Cuéntenme
por redes a ver qué tan controvertida y novedosa les parece!
Pero lo más representativo de la música de los Franciscanos en nuestro país son los villancicos. Son
una joya preciosa y una parte del legado espiritual y artístico que han dejado varios frailes
franciscanos a lo largo de su vida, gracias a la experiencia teológica y la vivencia cotidiana de la
fraternidad y la minoridad. Lastimosamente, la mayoría de los villancicos franciscanos no son muy
conocidos. Tal vez el más conocido (y mi favorito) es ese que dice: Dónde será pastores donde la
aurora bella guarda de lindas flores, de lindas flores un lecho al sol”… es un villancico precioso y
fue compuesto por Fray Tomás de Jesús Becerra, OFM.
De tarea le queda a los Cristovidentes buscar los villancicos franciscanos en sus plataformas
preferidas y nos cuenten cuál de ellos les gusta más. Me pueden contar en las redes, @crismaofm
o con el #seguirlemasdecerca.
De verdad que ha sido una experiencia maravillosa compartir con ustedes este corto, cortísimo
espacio. Gracias CristoVidentes. Gracias CristoVisión. Gracias, hermanos Jhon Alex y Mario.
Recuerden que la música para la Iglesia es un tesoro inagotable que nos permite conectarnos con
Cristo. Y que la música franciscana nos recuerda el legado de San Francisco quien fue un hombre
hecho oración y el hombre hecho música. Así que cada vez que puedas alaba a Dios, canta para
Dios, aplaude para Dios y danza para Dios. ¡Con música vivamos el don de la fraternidad y la
minoridad, conectados con Cristo al son de San Francisco!
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Referencias:
Catecismo de la iglesia católica (2018). Segunda parte: La celebración del misterio cristiano.
Bogotá: San Pablo. N. 1156 – 1158
Díaz, J (06 de abril de 2012). La primera misa folclórica en Colombia cumple 50 años. El Tiempo.
https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11512441
Guerra, J., et al. (2017). San Francisco de Asís: Escritos y biografías, documentos de la época.
Madrid: BAC