Teatro Griego.....
Teatro Griego.....
Teatro Griego.....
Las obras de Sófocles (496-406), que obtuvo dieciocho veces el triunfo en los juegos poéticos, aún se
representan en la actualidad y su grandeza y fuerza expresiva no han perdido su vigor con el paso de los
siglos. He aquí el nombre de las siete tragedias que se han podido conservar de la obra del ateniense:
Ayax, Electra, Antígona, Edipo rey, Edipo en Colona, Las Traquinianas y Filoctetes.
Eurípides (480-406) desarrolló algún tema inspirado en sus antecesores, como el de Electra, basado en el
tema de la muerte del esposo a manos de su mujer. En Medea relata la venganza de la esposa ofendida,
mientras en Alcestes describe el amor conyugal llevado hasta el último grado del heroísmo. Las dos
Ifigenias, que son continuación de un mismo relato, describen las vicisitudes de la hija de Agamenon.
Muchas de estas obras arrancan de la guerra de Troya, mientras otras están inspiradas en relatos de la
Mitología.
La comedia nació más tarde y fue una elaboración más o menos elegante de sátiras y burlas salidas de la
entraña popular, y que muchas veces expresaban una acerba crítica contra los gobernantes o las
costumbres. El populacho griego solía entregarse a diversiones groseras en las que corría el vino en
abundancia y donde se daba rienda suelta a toda desvergüenza. A este populacho se le llamaba
«comos» y de ahí nació la palabra comedia.
El más famoso y audaz de los comediógrafos griegos fue el ateniense Aristófanes (444-380 a.C.), del que
se dice que escribió más de cuarenta obras, de las que sólo se conservan doce. En ellas se hacia burla de
todo, sin respetar al propio Zeus. Así, en Los caballeros se mofa del Ejército; en Las avispas, de los jueces,
y en Las Ranas ataca al propio Eurípides. Estas obras, agudas e ingeniosas, demuestran hasta qué punto
en la democracia griega del siglo y se respetaba el derecho a decir y expresar la propia opinión.
Las tragedias se escribían sobre héroes del pasado. Trataban de grandes temas: la obediencia o el
desafío a la voluntad de los dioses, las pasiones y los conflictos humanos o el abuso del poder. Los
autores de tragedias más conocidos fueron Esquilo, Sófocles y Eurípides.
En la comedia, los personajes solían ser gente corriente. El diálogo incluía a menudo comentarios sobre
política o personalidades del día, junto con payasadas, astracanadas y chistes groseros. El autor de
comedias más conocido de la antigua Grecia es Aristófanes. Entre sus obras se incluyen Las aves y Las
ranas.
En el concurso de comedia, cada autor presentaba una obra. Pero en la sección de tragedia, cada escritor
debía presentar tres tragedias y un drama satírico. Este último era una obra que se burlaba del tema
trágico. En el coro se disfrazaban de sátiros: locos seguidores de Dioniso que eran mitad humanos, mitad
animales.
Esquilo (525-455 a. de C): natural de Eleusis, en la región de Atenas. Es autor de tragedias, genero que
renovó profundamente, pues introdujo la técnica de la trilogía, conjunto de tres obras que desarrollaban
un mismo tema. Su obra más importante es la trilogía llamada la Oreslíada sobre el trágico destino de
Aga menón, —jefe griego durante la guerra de Troya— y su familia y que está integrada por: Agamenón,
Coéforas y Euménides.
Sófocles (496-406 a. de C): también ateniense, cambió el género trágico al renunciar a la trilogía. En sus
obras trabajó el mito de Edipo. Entre ellas destacan: Edipo Rey y Antigona.
Eurípides (484-406 a. de C): también ateniense, introdujo algunas innovaciones en la tragedia como el
uso de un prólogo explicativo de la acción y el interés por retratar la psicología de los personajes. Entre
sus obras contamos con Medea e Hipólito.
Aristófanes (445-386 a, de C): ateniense, sus comedias tratan sobre la guerra del Peloponeso (431-404 a.
de C.) y la crítica a los políticos que provocaron aquel conflicto. Su lenguaje es obsceno y se explota
continuamente el humor sexual. Entre sus obras tenemos: Lisistrata, Las Ranas y La Paz.
Menandro (342-292 a. de C): ateniense, en sus comedias abandonó la temática política sustituyéndola
por el tema amoroso. Fue muy imitado luego por los comediógrafos latinos. Entre sus obras tenemos: El
Escudo y El Misántropo.
¿Qué es el Teatro griego antiguo?
El Teatro griego fue pionero en representaciones teatrales, las que se desarrollaban al aire libre, con
danzas y música, en festivales religiosos en honor al dios Dioniso.
El arte dramático nació en la cuna de la civilización griega. En un principio (alrededor del siglo V antes de
nuestra era) se trataba más de una serie de representaciones de carácter religioso que de la puesta en
escena de relatos o poemas. El teatro comenzó como rituales de campesinos y pastores para honrar a
Dionisio, dios de la agricultura y del vino. Se trataba de cantos corales que imitaban a los animales y a los
ruidos del bosque, donde moraba este dios, ajeno al Panteón oficial.
Las obras se representaban al aire libre en una tarima, cerrada por un muro al fondo, y galerías
escalonada al frente, en semicírculo. El Estado griego proveía alimento para los miles de asistentes, pues
las representaciones duraban todo el día, y pagaba la admisión de los ciudadanos que no contaban con
recursos.
A partir de estas fiestas rituales surge la tragedia y la comedia del teatro clásico, cultura teatral de la
antigua Grecia entre los siglos V y III antes de Cristo.
Los relatos del teatro griego se dividen en dos grandes grupos: las comedias y las tragedias. Las distingue
un tono (ligero en la comedia, grave en la tragedia) y su temática. Las comedias narran el choque de las
clases sociales en clave burlesca. La tragedia el choque de los dioses con la humanidad.
teatro griego
En el Teatro griego solamente actuaban hombres, los que solían llevar una máscara, peluca y túnica, en
colores vivos para los personajes principales, en color negro para los personajes tristes y en colores
neutros para la gente del pueblo. Algunos actores calzaban coturnos (zuecos), para simbolizar la
superioridad de los personajes en la obra.
Las máscaras del Teatro griego eran individuales para cada uno de los protagonistas y un mismo actor
podía utilizar varias en una obra, adoptando varios personajes. En su lugar, los actores podían utilizar
barro en sus rostros, o pinturas en base a azafrán. El uso de las máscaras era un ritual, aunque también
era útil para reducir el número de actores y para aumentar el volumen de sus voces.
El Coro era una de las partes más importantes en el Teatro griego y consistía en un grupo de hombres
que cumplían varios roles que influían sobre el desarrollo del drama. Estaba compuesto por hasta 50
hombres, pero Sófocles estableció su número en 15.
Con el tiempo, el coro en el teatro griego fue perdiendo importancia, limitándose a acompañar la obra y
marcar la separación entre los distintos episodios.
El público estaba conformado por personas de todos los estratos sociales, y su concurrencia era masiva.
Existían ubicaciones preferenciales, destinadas a los magistrados, sacerdotes y ciudadanos ilustres, y
localidades comunes para el público en general.
La Tragedia griega
La Tragedia griega es el género teatral de la Antigua Grecia que se caracteriza por dos formas expresivas,
una dionisíaca, relacionada con la música y la embriaguez, y la otra caracterizada por la contención y la
mesura.
Revela los problemas del mundo griego y su acción se sitúa en el cruce de dos mundos, un mundo
heroico, del género del héroe homérico y el mundo del guerrero ciudadano o la polis, la comunidad
mayor en la Grecia antigua.
Esquilo (525 al 456 A.C). Es considerado el creador de la Tragedia griega. Sus obras son inspiradas en
temas mitológicos y sus personajes son dioses, semidioses o seres sobrehumanos que se expresan en un
lenguaje grandilocuente y metafórico, viven pasiones tormentosas y son arrastrados por la fatalidad.
Sófocles (496 al 406 A.C). Incorporó diversas innovaciones a este género: en el coro, la coreografía, la
estructura y la técnica actoral. Las obras de Sófocles relatan los sufrimientos de los hombres expuestos a
las situaciones extremas que les depara el destino. La voluntad y la toma de decisiones fueron los temas
principales de sus obras.
Eurípides (480 al 406 A.C). Se dedicó por completo a plasmar en la Tragedia griega los problemas y
pasiones de sus contemporáneos, con un enfoque más humano que sus antecesores. En las obras de
Eurípides se destacan los héroes de carne y hueso, y sus obras invitan a la reflexión.
Aunque no se conserva ni el 10% de las cientos de obras escritas por Aristófanes, Esquilo, Sófocles y
Eurípides, entre otros, los temas, estructuras y conflictos que reflejaban en sus obras siguen permeando
la manera en que escribimos, y hacemos teatro, cine y televisión.
La Comedia griega
La Comedia griega nace en Atenas al igual que la Tragedia, pero se diferencia por su carácter cómico,
burlesco u obsceno. La base de la Comedia consistía en exponer las críticas del autor sobre temas
sociales, literarios o políticos, por medio de chistes, burlas y situaciones ridículas.
Las Fiestas Dionisicas eran festivales en honor al dios Dioniso, en donde se incluían las obras de Teatro
griego. En Ática se celebraban las Dionisias Rurales en el mes de diciembre (Poseidón) y en Atenas se
realizaban las Dionisias Urbanas, en el mes de marzo (Elafebolion). Las Leneas se celebraban en invierno,
en los meses de enero y febrero (Leneón). Leneas significa «el del lenos» (tinaja de vino) y también “las
lenai» (las ménades).
teatro griego
Prólogo o prólogos. Una escena que abre la obra antes del coro.
Entrada del coro o parodos. Escena en la que entra el coro y se presenta ante el público.
Agón. El debate entre dos adversarios en el cual presentan argumentos sobre el tema principal de la
obra.
Parábasis. La escena en la que todos los personajes abandonan el escenario y actúa el coro.
1. LA TRAGEDIA
Origen de la tragedia
El drama, en su doble forma de tragedia y comedia, surgió en Atenas en el siglo VI a.C y, en poco más de
un siglo, se definió con todos los rasgos que lo caracterizarían como género. Los dramas se componían
en verso, por lo que los autores también eran considerados poetas. Las primeras representaciones
teatrales, al aire libre, tuvieron lugar junto a la Acrópolis de Atenas. Desde el siglo IV a. C., se extendieron
primero por el Ática y, después, por el resto del mundo heleno.
La tragedia no cantaba las hazañas de los héroes, como en la épica, sino sus sufrimientos. El término
«trágico» aporta hoy connotaciones de acontecimientos fatídicos, desmesurados y con desenlace
luctuoso; sin embargo, lo constitutivo de la tragedia ática era solo el sufrimiento intenso del héroe con el
que se identificaban los espectadores. En el libro IV de la Poética, Aristóteles definía la tragedia como «la
representación seria, concreta, de cierta grandeza, representada, y no narrada, por actores, con lenguaje
elegante, empleando un estilo diferente para cada una de las partes, y que, por medio de la compasión y
el horror, provoca el desencadenamiento liberador de los afectos». La causa de ese sufrimiento no suele
ser una «falta moral» consciente, sino un error o desconocimiento que hace que el héroe se enfrente a
su destino de forma que, ante el inmerecido padecimiento del personaje, el espectador se compadezca
y libere los afectos a que aludía Aristóteles: la catarsis. De hecho, muchas de
las tragedias conservadas no presentan un desenlace fatal y terrible, sino que concluyen con la
reconciliación entre el héroe y su destino.
La tragedia griega formaba parte de los festivales de Dioniso que se celebraban en el mes de elafebolion
(el comienzo de la primavera, marzo-abril). Su contenido siempre mantenía el carácter religioso: su
interés no radicaba tanto en la acción cuanto en el significado de los acontecimientos como ejemplo de
la relación del ser humano con los poderes que controlaban el universo. Los autores que participaban en
estos festivales debían presentar cuatro obras (tres tragedias y un drama satírico), y competían por ganar
el premio y prestigio social. Desde mediados del siglo V, comenzaron también a representarse otras
obras dramáticas durante las Leneas, festivales de invierno igualmente dedicados a Dioniso que se
festejaban en gamelion (enero).
Las representaciones primitivas consistían únicamente en la interpretación cantada del coro, cuyos
componentes, los coreutas, entablaban un diálogo con el director del coro, el corifeo.
Con posterioridad, se fueron incluyendo actores sobre los que progresivamente iría recayendo el
desarrollo de la acción dramática. El coro, que siempre constituyó un elemento básico de la tragedia
griega, contribuía a intensificar con sus cantos la emoción de lo representado por los actores. El
vestuario consistía en una gran máscara, el quitón (prenda de lana ceñida con un cinturón), el himation
(manto) y el coturno (zapato de madera con suela muy gruesa). La máscara, de origen ritual, permitía a
un mismo actor (hypocrités) representar distintos personajes masculinos y femeninos, puesto que las
mujeres no podían participar en las representaciones; en ocasiones, incluso, se podía pintar.
Toda tragedia constaba de las siguientes partes:
− Prólogo: precedía a la entrada del coro y presentaba las circunstancias preliminares a los hechos de la
obra.
Todas las consideraciones sobre la tragedia griega han de sustentarse en testimonios indirectos, en
fragmentos y versos sueltos que impiden el conocimiento cabal de muchos autores, así como en las
obras conservadas, muy pocas, en relación con su producción teatral completa, de tres autores: Esquilo,
Sófocles y Eurípides.
Esquilo
Nació en Eleusis (Ática), en el año 525 a.C, y desarrolló casi toda su carrera en Atenas. Participó
activamente en la lucha contra los persas en Maratón y Salamina, y triunfó más de una docena de veces
en los certámenes teatrales. En su madurez se trasladó a la corte de Hierón de Siracusa, en Sicilia, donde
murió en el 456 a. C.
Solo se han conservado siete de las más de noventa obras que compuso. Técnicamente, Esquilo
introdujo el segundo actor en escena, aunque en sus obras el coro sigue manteniendo un papel muy
importante. Es característica de su obra la agrupación de tragedias en trilogías con unidad temática:
aunque cada tragedia sea una obra independiente, el asunto común dota al conjunto de unidad en el
desarrollo de la historia y en el mensaje. Algunas no se pueden relacionar, sin embargo, con esta
estructura, como Los persas, que trata del asunto histórico del enfrentamiento entre griegos y persas; en
unos casos conocemos la trilogía perdida: Las suplicantes formaban parte de Las Danaides (las hijas de
Dánao que asesinaron a sus respectivos maridos, lo que les granjeó un suplicio eterno); y en otros casos
se conocen los títulos de otras obras de la trilogía, como Los siete contra Tebas, continuación de Layo y
de Edipo, del ciclo mítico tebano de Edipo, o Prometeo encadenado (con las perdidas Prometeo
liberado y Prometeo portador del fuego).
La Orestíada es la única trilogía que se conserva completa y con la que triunfó en el año 458 a.C. Está
compuesta por Agamenón, Las Coéforas y Las Euménides. Su tema principal es la convicción de que la
justicia divina preside el orden del mundo y castiga a quien se deja llevar por la ofuscación que produce
la soberbia (hybris). La muerte de Agamenón a manos de su esposa Clitemnestra y su amante Egisto
(como venganza por el sacrificio de Ifigenia, que su propio padre no impidió, ávido de destruir Troya)
desencadena la venganza por parte del hijo de ambos, Orestes, exigida por Apolo. A su vez, la muerte de
la madre desata la venganza de las Erinias, pero Apolo asume la defensa de Orestes ante un tribunal
humano y civil que Atenea instituye en el Areópago ateniense para juzgar delitos de sangre. Esta
humanización de la justicia divina y de la clemencia de Zeus a través de sus hijos es la reflexión de
Esquilo ante las tradicionales venganzas extrajudiciales.
Sófocles
El ateniense Sófocles (496-406 a.C.) es el autor dramático por excelencia y, tal vez, el más conocido de
los trágicos griegos. Participó de forma muy activa en la administración de los asuntos de su polis e
incluso ejerció de estratego; su implicación en las fiestas de adopción del culto a Asclepio le granjeó
honores de héroe. Sin duda, el esplendor humanista de su querida ciudad se deja entrever en el tono de
sus obras: frente a la concepción religiosa de un cosmos ordenado por Zeus en Esquilo, Sófocles no
indaga en el sentido último de la voluntad divina, sino que acepta incluso el destino terrible. Las
numerosas anécdotas sobre su vida y su muerte, al margen de su verosimilitud o de la imposibilidad de
probarlas, deja claro el enorme afecto y aprecio que concitó entre sus conciudadanos.
Sófocles introdujo un tercer actor en la tragedia y redujo la importancia del coro como personaje
dramático y, en consecuencia, la extensión de sus intervenciones. Sin embargo, aumentó el número de
coreutas a quince. También abandonó la estructura trilógica de Esquilo, lo que obligó a un mayor rigor en
la construcción de las tragedias, para lo cual convierte en tema central la figura de un personaje aislado.
Así, se erigió en el autor trágico que mejor supo transmitir el dolor del ser humano frente a la soledad de
su destino, como reflejan sus obras más importantes: Edipo rey, el hombre que se ciega por encontrar su
destino, lleva a escena el trágico reconocimiento por parte del héroe de su verdadera vida: asesino de su
padre y esposo de su madre, tal como vaticinó el oráculo; y su hija, Antígona, da nombre a otra obra en
la que la muchacha es condenada a muerte por dar sepultura a su hermano, al violar así la orden de su
tío, el rey Creonte, quien había prohibido que fuera enterrado. Antígona representa la lucha por la
libertad y el enfrentamiento entre la justicia y los sentimientos. Electra muestra a otra heroína femenina
de gran fortaleza; trata el mismo asunto que Las Euménides de Esquilo, pero se centra en el impulso de
la venganza por parte de la hija: es Electra quien instiga a su hermano a acabar con su madre. La muerte
de Clitemnestra y Egisto (que no se representa en escena) queda en el ámbito de la venganza privada,
sin las implicaciones religiosas que le imprimió Esquilo.
Las concepciones de Sófocles presentan unos enfoques bien asentados desde su juventud. Así, en una de
sus primeras obras, Áyax, ya encontramos la piedad humana ante la crueldad del destino ajeno: Áyax se
siente perjudicado tras la muerte de Aquiles al no resultar agraciado con sus armas, por lo que planea
vengarse de Agamenón y Ulises; pero Atenea, protectora de este último, lo enloquece de modo que
ataca a un rebaño de bueyes en vez de a los héroes. Al descubrir su deshonor, Áyax se suicida.
Eurípides
Eurípides (485-406 a.C.) es el tercer gran autor de tragedias de Atenas, con una marcada personalidad, lo
que confiere a sus obras unas características muy diferenciadas. A partir de la época helenística, sus
obras fueron las más divulgadas de los autores trágicos; sin embargo, sus contemporáneos no lo
apreciaron mucho: solo triunfó en cuatro certámenes (además de una victoria póstuma), y las
informaciones que se han transmitido de su vida parecen burlarse del autor, de forma que proceden en
su mayoría de las invectivas que contra él lanzaron los autores de comedias, especialmente Aristófanes.
Aunque no se conoce ninguna dedicación específica a su polis, esto no significa que Eurípides no, sintiera
las preocupaciones de un buen ciudadano ante las crisis que afrontaba su ciudad. Pero su pensamiento
racionalista y escéptico, sin duda influido por el de los sofistas, le hizo objeto de desprecio y de ataques
por parte del partido conservador. Desde luego no puede considerarse el portavoz literario de los
sofistas, pero el desapego del pueblo, e incluso una acusación de impiedad (muy grave en la Atenas del
siglo V a.C.), favorecieron que se marchara al final de su vida a la corte macedonia del rey Arquelao,
donde murió. Cuando la noticia de su muerte llegó a su ciudad, Sófocles apareció de luto en los festivales
teatrales e hizo actuar al coro y a los actores sin la tradicional corona, en señal de duelo por uno de los
grandes autores griegos; aunque esta anécdota vuelve a engrandecer la figura del propio Sófocles.
madre incluso, con lo cual la fuerza de la entrega y el sufrimiento psicológico ganan en intensidad.
Por otra parte, el argumento de Medea gira en torno a la venganza de una mujer que, enloquecida y
llena de rabia por la traición de su amante, Jasón, da muerte a sus propios hijos. En su interior, Medea se
debate entre su sed de venganza o el amor de madre por sus dos hijos. Finalmente, decide poner en
marcha su venganza: da a sus hijos unos regalos para que se los entreguen a la futura esposa de Jasón,
un vestido y una corona envenenados que causarán la muerte a la princesa al probárselos. Después, para
infligir aún más daño al odiado Jasón, mata a sus dos hijos. Jasón los busca desesperadamente, pero
Medea aparece con sus cadáveres en un carro alado tirado por serpientes.
En Hipólito, Afrodita se queja del desdén que muestra hacia ella el joven Hipólito, más preocupado por
Ártemis, diosa de la caza y la pureza. Por esta razón, decide aniquilarlo. En esta obra aparecen
nuevamente los elementos fundamentales de la tragedia griega, la soberbia (hybris) y la muerte como
única vía para salvar el honor.
2. LA COMEDIA
La comedia ática
La comedia es un género vinculado a la vida política de Atenas y a su democracia. La mayor parte de los
temas de las obras conservadas trata asuntos directamente relaciona dos con aspectos de la política del
momento, de modo que, cuando al final del siglo V a.C. el sistema democrático y la autonomía de las
polis entra en franco declive, las característica constitutivas de la comedia ática sufren una evidente
transformación hacia otras formas que serían conocidas como <<comedia nueva>>: la burla y sátira con
personajes reales da paso a una preocupación por asuntos <<sociales>> con personajes tipo y a un
mayor interés por la verosimilitud dramática.
Al igual que ocurre con la tragedia, las conclusiones sobre la comedia se apoyan en once obras íntegras
de un único autor, frente a una multitud perdida. Conocemos los nombres de algunos comediógrafos,
como Quiónides, Éupolis, Magnes o Cratino, pero el autor de quien se han conservado obras enteras es
Aristófanes.
El agón, enfrentamiento retórico entre dos personajes o bandos opuestos (a veces con golpes y carreras,
para aumentar la comicidad), acerca del cual el coro dará su dictamen.
La parábasis, canto coral en el que el autor se dirige directamente al público comentando su propia obra
o tratando temas de actualidad.
Aristófanes
Aristófanes (450-386 a. C.) participó con 23 años en su primer certamen cómico, prácticamente en plena
guerra del Peloponeso. Estas condiciones marcarían toda su obra literaria, pues si bien no había nacido
en la propia Atenas, su preocupación siempre se centró en las cuestiones más candentes de la política de
su ciudad. Por ejemplo, la crítica directa con que trató en Los babilonos la decisión de Cleón de someter
por la fuerza a la ciudad lesbia de Mitilene le granjeó un proceso judicial. A pesar de que siempre se le ha
tildado de conservador, no cabe duda de su espíritu netamente democrático, y en los momentos
candentes de la guerra contra Esparta siempre se inclinó por la paz, que incluso dio título a una de sus
obras. Sin embargo, su ingenio satírico se cebó a veces con saña injusta en figuras como Eurípides, cuyas
obras parodiaba con frecuencia, y en Sócrates, a quien no supo distinguir de los sofistas que tanto
disgustaban al propio filósofo: la tremenda crítica a que sometió no solo sus enseñanzas, sino su propia
persona, acusándolo de ateo, favoreció, según Platón, el proceso de impiedad que culminó con su
muerte.
Las obras de Aristófanes responden, a menudo, a un esquema sencillo en el que, sin embargo, brilla la
imaginación del poeta: un héroe tiene un problema y decide resolverlo con un disparate humorístico;
así, en Las nubes, un anciano agobiado por las deudas intenta acudir a las enseñanzas de los sofistas
pare aprender la habilidad de que el mal parezca bien; la protagonista de Lisístrata convoca entre las
mujeres griegas una <<huelga>> de relaciones sexuales pare forzar a los maridos a firmar la paz; los
hastiados ciudadanos de Las aves huyen de su ciudad para fundar otra en el aire, entre la tierra y los
cielos. A menudo, el coro estaba compuesto por personajes insólitos que daban título a la obra y cuya
entrada causaba expectación entre los asistentes por ver cómo aparecían disfrazados los coreutas: aves,
ranas, avispas, nubes...
Aristófanes es, además, un hábil creador de figuras verbales, lo que dificulta su lectura en la lengua
original. Gusta de jugar con los nombres de sus personajes (Lisístrata es <<la que disuelve los
ejércitos>>), elaborar juegos de palabras y chistes obscenos y chocarreros, y, sobre todo, de parodiar no
solo la tragedia de su época (en particular las de Eurípides), sino textos casi fundacionales, como la
Odisea o la Teogonía. La burla de su ingenio incluso alcanzaba a los dioses, que en ocasiones aparecen
como estúpidos personajes muy poco edificantes.
Sus últimas obras presentan unas características que se apartan de la comedia antigua y prefiguran ya la
llamada comedia media: La asamblea de mujeres y Pluto incluyen menos referencias directas a
personajes de la actualidad y el coro casi ha perdido su función dramática.
La comedia nueva
Las formas y contenidos de la comedia ática sobrevivieron a Aristófanes. Sin embargo menos de un siglo
después de su muerte, las obras con que triunfaba Menandro presentaban unas características muy
diferentes que conforman la llamada comedia nueva. El período de transición hasta el nuevo estilo suele
denominarse comedia media, en la que destacaron Alexis y Antífanes, aunque el propio Aristófanes
avanzó algunos cambios en Pluto.
Menandro
De Menandro (342-292 a.C), máximo representante de la comedia nueva, apenas conservan referencias
biográficas fiables. Sí es seguro que nació en una familia acomoda y son abundantes las fuentes que
citan su triunfo en certámenes teatrales muy joven, cuando contaba alrededor de veinte años. Se le
considera autor de más de un centenar de obras, pero aparte de fragmentos y argumentos de diecisiete
obras, solo se conserva entera El misántropo. También se relacionó con el filósofo Epicuro y con el
comediógrafo Alexis. Menandro llegó a verse en una situación apurada tras ser depuesto el tirano
Demetrio de Falero, quien lo invitó a su refugio de Alejandría, pero nunca quiso abandonar Atenas.
De los restos de sus obras se puede inferir que Menandro es un gran creador de caracteres. En ocasiones
sus personajes resultan tipos humanos que dan nombre a la comedia: El desconfiado, El supersticioso, El
mentiroso, El misántropo... En la obra de Menandro, lo importante es el desarrollo psicológico de los
personajes; en este sentido a menudo el prólogo no solo presenta los antecedentes de los hechos, sino
que desvela toda la acción.
En El misántropo, la acción se desarrolla en cinco actos con una escasísima intervención del coro. El
argumento de esta obra gira en torno a un viejo gruñón llamado Cnemón, que tendrá un final feliz de
integración social y familiar. Cnemón, el anciano misántropo protagonista de la obra, ha sido salvado del
pozo en que había caído por su hijastro Gorgias, a quien ignoraba, ayudado por Sóstrato, un joven que
pretendía casarse con la hija de Cnemón.